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BLOQUE 1.

La península Ibérica desde los primeros humanos hasta la desaparición de


la monarquía visigoda (711)

1.1. Paleolítico y Neolítico. La pintura rupestre


A lo largo del Paleolítico se produjo el proceso de hominización. En el Paleolítico
superior hizo su aparición el Homo sapiens sapiens, que mejoró la variedad, el tamaño y
los materiales (piedra, marfil y hueso) de las herramientas. Habitó en cuevas y
desarrolló el arte rupestre, que consistió en grabados o pinturas realizados sobre piedra
en tonos rojos y negros. Sus manifestaciones principales se han conservado en la zona
cantábrica (cueva de Altamira). Estas pinturas, fechadas en torno al 25.000 a.C. se
caracterizan por la policromía, el naturalismo y la composición individual de animales,
no en grupo.
El periodo comprendido entre el final del Paleolítico y la aparición de la agricultura y la
ganadería ser denomina Mesolítico. Entre los años 8.000 y 5.500 a.C. los habitantes de
la Península fueron adaptándose a una nueva situación de la que surgirá la revolución
neolítica. Los seres humanos realizaron importantes innovaciones como el
descubrimiento de la agricultura, algunos animales fueron domesticados y criados en
cautividad, lo que originó la ganadería. Estos adelantos modificaron sus formas de vida,
una de las repercusiones más evidentes fue la aparición de sedentarismo.
El arte rupestre levantino se desarrolló entre el Mesolítico y los inicios del Neolítico. Se
caracteriza por el predominio de la monocromía (negros y ocres), la estilización de las
figuras humanas, la gran variedad de sus escenas.
Durante el tercer milenio a.C. se difundió por la Península un avance decisivo en la
historia de la humanidad: la metalurgia. La edad de los metales se separa en la Edad del
Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.

1.2. Los pueblos prerromanos: íberos, celtas y Tartessos. Las colonizaciones históricas:
fenicios y griegos
Los íberos eran los pueblos que vivían en la parte oriental de la Península. Vivían en
poblados fortificados y tenían una sociedad estratificada dominada por los régulos
(“reyes”), que tenían un gran poder económico y militar, y los guerreros ocupaban una
posición destacada. La economía de los pueblos íberos se basaba en la agricultura
mediterránea. La ganadería alcanzó un importante desarrollo, especialmente la cría de
caballos. Dominaban la cerámica y la metalurgia y destacaron en la fabricación de
armas (falcata ibérica). Usaban la moneda.
Los celtas llegaron a la península en dos oleadas, en los siglos IX y VII a.C. Su
estructura social era tribal y se basaba en clanes familiares dominados por los guerreros.
Su economía se basaba en la ganadería y vivían en asentamientos fortificados (castros).
El reino de los Tartessos, situado junto al valle del Guadalquivir, se mueve entre los
histórico y lo legendario. Prosperaron gracias al intercambio de metales y a su riqueza
agropecuaria.
Los fenicios fueron los primeros colonizadores en llegar a la Península. No querían
invadir, solo instalar factorías en la costa. Introdujeron la conservación del pescado en
salazón, el torno alfarero, el tintado con púrpura y la escritura alfabética.
Los griegos fundaron factorías en la Península entre los siglos VII y VI a.C., impulsados
por intereses semejantes a los de los fenicios, con los que compitieron. Comerciaron con
Tartessos a cambio de metales, sal y esparto. Los griegos distribuyeron su delicada
cerámica, sus tejidos de lino, vino y aceite.
1.3. Conquista y romanización de la Península Ibérica
1ª etapa (218-197 a.C.): Anibal atacó en el año 219 a.C. a la ciudad prerromana de
Sagunto, aliada de los romanos, lo que provocó la segunda guerra púnica entre Cartago
y Roma. En el año 218 a.C. las legiones romanas desembarcaron en Emporion y Publio
Cornelio logró derrotar a los cartagineses tras sucesivas batallas y conquistar Cartago
Nova y Gades. En el año 206 a.C. los romanos controlaban la Península.
2ª etapa (197-133 a.C.): La conquista del interior de la Península resultó costosa ya que
los celtíberos y los celtas llevaron a cabo una táctica de guerrillas que causó enormes
contratiempos a los romanos.
3ª etapa (29-19 a.C.): Las conquistas romanas quedaron paralizadas durante años por el
grave conflicto que afectó a la organización política de Roma y que concluyó con la
transformación de república en imperio. Octavio Augusto se dispuso a conquistar
definitivamente toda la Península. El objetivo eran los cántabros y astures, la resistencia
fue dura y la represión feroz pero finalmente Roma conquistó toda Hispania.
La romanización consistió en el proceso por el que las sociedades indígenas
prerromanas adoptaron la cultura romana (lengua, instituciones, derecho, religión…) y
sus formas de vida. Los elementos esenciales de la romanización fueron el ejército y los
colonos.
El latín fue un símbolo del poder romano y se fue imponiendo poco a poco sobre el
resto de lenguas peninsulares y la latinización alcanzó todas las capas sociales. Otro
testimonio del legado romano fue su sistema jurídico: el derecho romano.
El proceso de romanización dejó un conjunto de obras y un valioso legado artístico.

1.4. El reino visigodo: origen y organización política. Los concilios


En plena crisis del Imperio Romano, en el año 409, los pueblos germanos alanos,
suevos y vándalos invadieron Hispania. Para expulsarlos de la Península la ya debilitada
Roma solicitó ayuda a otro pueblo germano, aunque aliado, los visigodos, procedentes
del norte del Danubio y establecidos entonces en la Galia.
En el año 416 entraron en la Península, derrotaron a los alanos y vándalos, y regresaron
a la Galia. A mitad del siglo V volvieron para arrinconar a los suevos en el noroeste.
Después de su derrota ante los Francos fueron expulsados de la Galia, se establecieron
en la Península y pusieron a Toledo como capital de su reino. Más tarde consiguieron
conquistar a los suevos.
Tenían una monarquía electiva en la que el rey era elegido por los jefes militares y
religiosos, lo que generaba mucha tensión entre la nobleza por hacerse con el cargo.
Los visigodos eran una minoría por lo que aceptaron los matrimonios mixtos y
establecieron una monarquía fuerte y centralizada. Con ese propósito, los reyes
fundamentaron el Estado en el derecho romano y en el III Concilio de Toledo
abandonaron el arrianismo para convertirse al catolicismo y conseguir el apoyo de los
hispanorromanos y de la Iglesia. La unificación concluyó con el Fuero Juzgo.
Las instituciones visigodas más destacadas fueron: el Aula Regia, asamblea formada por
nobles para asesorar al monarca; y los concilios, que estuvieron constituidos por
eclesiásticos y nobles, y adquirieron potestad legislativa.
La Iglesia desempeñó un papel predominante: los concilios contribuyeron a la unión
entre la Iglesia y la monarquía.
BLOQUE 2. La Edad Media: Tres culturas y un mapa político en constante cambio
(711- 1474)

2.1. Al-Ándalus: la conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato y califato de


Córdoba
En el año 711 un ejército de bereberes y árabes desembarcó en la Península y derrotaron
al rey visigodo Rodrigo en la batalla de Guadalete. Dirigidos por Muza, un gobernador
del norte de África, los musulmanes tomaron Toledo. En torno al 720 dominaban la
mayor parte del territorio, excepto la cornisa cantábrica y los Pirineos. La rapidez de la
conquista se debió a la fragilidad de la monarquía visigoda. La Península se incorporó a
la comunidad política musulmana con el nombre de Al-Ándalus.
La presencia musulmana en la P.I. se dividió en tres etapas entre los inicios de la
conquista y la disgregación de Al-Ándalus.
Al-Ándalus se convirtió en un emirato dependiente, sometido a la autoridad política y
religiosa del califa que gobernaba el Imperio islámico desde Damasco. Los musulmanes
asentados en la Península fijaron su capital en Córdoba e intentaron ocupar los
territorios situados al otro lado de los Pirineos pero fracasaron en la batalla de Poitiers.
En el año 750 la familia de los Abasies se hizo con el control de califato después de
matar a los Omeyas. Pero un Omeya, Abd al-Rahmán, logró sobrevivir y llegó a Al-
Ándalus donde tomó la capital del emirato.
En el año 756 Abd al-Rahmán I se proclamó emir y se independizó militar y
políticamente del califato de Bagdad. En el interior surgieron dos problemas: los
enfrentamientos entre Córdoba y las ciudades fronterizas, y la tensión con los
mozárabes y muladíes. En el exterior, el emirato sometió a los reinos cristianos a
expediciones militares de castigo (aceifas).
Abd al-Rahmán III se proclamó califa en 929, por lo que asumió el liderazgo político,
militar y religioso y rompió con la autoridad del califa de Bagdad. También pacificó Al-
Ándalus, organizó un gran ejército y convirtió el califato de Córdoba en la principal
potencia islámica de la época. Su hijo Al-Hakam II continuó su labor y durante la
minoría de edad de Hissam, Al Mansur se hizo con el poder del califato. El califato
desapareció en 1031.

2.2. Al-Ándalus: reinos de taifas. Reino nazarí


Después de la desaparición del califato, Al-Ándalus quedó dividido en taifas que poco a
poco los cristianos iban conquistando.
Las taifas pagaban parias a los reinos cristianos y fueron desapareciendo debido a
enfrentamientos entre ellas y las conquistas cristianas. En 1085 Toledo fue tomado por
los cristianos y las taifas restantes solicitaron ayuda a los almorávides.
En 1086 los almorávides llegaron a la Península y derrotaron a los castellanos en
Sagradas pero la pérdida de territorios ante los avances cristianos hizo que fueran
incapaces de hacer frente a la situación.
Más tarde llegaron a la Península los almohades para ayudar a las taifas. Su
desintegración comenzó después de la derrota en las Navas de Tolosa (1212). Más tarde
aparecieron unas terceras taifas de la que solo sobrevivió Granada.
El último Estado musulmán de Al-Ándalus fue el reino de Granada que fue gobernado
por la dinastía nazarí. El reino nazarí de Granada fue conquistado por los Reyes
Católicos en 1492.
2.3. Al-Ándalus: economía, sociedad y cultura
La economía de Al-Ándalus se basaba en la agricultura, pero los musulmanes mejoraron
la producción con sistemas de regadío como las norias. También introdujeron nuevos
cultivos procedentes de Oriente e impulsaron la ganadería. Al-Ándalus destacó por su
variada actividad artesanal y esta fue impulsada por los zocos y por el mercado exterior
ya que los andalusíes tenían una importante marina mercante.
Las ciudades desempeñaron un papel fundamental en el mundo andalusí ya que ejercían
como núcleos administrativos y como centros de mercado local y de intercambio
internacional. Estas ciudades estaban amuralladas y acogían en su interior a los edificios
más importantes.
La sociedad en Al-Ándalus era muy compleja ya que en la comunidad musulmana había
árabes, bereberes (procedentes del norte de áfrica) y muladíes (cristianos convertidos al
islam), y también estaban los no musulmanes que eran los mozárabes (cristianos que
vivían en Al-Ándalus conservando su religión) y los judíos.

2.4. Los primeros núcleos de la resistencia cristiana. Principales etapas de la


reconquista. Modelos de repoblación
Los musulmanes no llegaron nunca a controlar la zona de la Cordillera Cantábrica.
Donde se refugió la población hispanovisigoda y algunos nobles, Pelayo derroto a los
musulmanes en el 722 en la batalla de Covadonga, y sus sucesores crearon el reino de
Asturias. En la segunda mitad del siglo IX los reyes asturianos ocuparon el despoblado
valle del Duero y trasladaron la capital a León en el 914. EL territorio se denominó
desde entonces reino de León. Para defender la parte oriental de la meseta se creó el
condado de Castilla que se proclamó independiente en el 927 con el conde Fernán
González.
Carlo Magno creó la marca Hispánica al sur de los Pirineos y gobernada por condes
dependientes del emperador. A principios del siglo IX navarros y aragoneses se
independizaron de los francos y se creó el condado de Aragón. En el 830 surgió el reino
de Pamplona y en el siglo X nacieron los condados catalanes independientes de los
francos.
La fragmentación política de Al-Ándalus fue aprovechada por los reinos cristianos para
atacar las tierras andalusíes. A lo largo de los siglos XI y XII los cristianos conquistaron
los valles del Tajo y del Ebro. La gran expansión se produjo en el siglo XIII sobre todo
tras la derrota de los almohades en la batalla de las Navas del Tolosa (1212). Jaime I de
Aragón conquistó Mallorca y el reino de Valencia. Fernando III de Castilla conquistó
Córdoba, Jaén y Sevilla. Y Portugal llegó al Algarbe.
La repoblación de los reinos conquistados era imprescindible para asegurar el futuro
cristiano. Hubo varios tipos de repoblación: real, señorial, eclesiástica, concejil y por
presura (ocupación privada de tierras vacías en las que posteriormente el rey daba un
título de propiedad). También hubo repoblación de órdenes militares y de repartimiento
en Murcia, Levante y el valle del Guadalquivir. Los reyes distribuían las tierras
conquistadas según la condición social y los méritos de los conquistadores.

2.5. Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y
sociedad estamental
En la Edad Media, los monarcas se creían elegidos por Dios para gobernar su reino, que
se consideraba patrimonio del monarca. Los reyes medievales podían declarar la guerra,
convocar al ejército, dictar leyes, impartir justicia y acuñar moneda. A su alrededor
organizaron una corte de consejeros que acabó convirtiéndose en el consejo real.
También existía la Curia (encargada de la administración de justicia), la Cancillera
(administración) y la Tesorería (finanzas).
En la Corona de Castilla el rey disponía de poderes más amplios, mientras que en la
Corona de Aragón el arraigo de las estructuras sociales y el poder nobiliario, impulsaron
el pactismo. El ejercicio del poder real se basaba en un equilibrio entre el poder del rey
y las instituciones, y el monarca estaba sometido al control de la nobleza a través de las
cortes.
La sociedad estamental se caracterizaba por su jerarquización y la acumulación o
carencia de privilegios. Los estamentos eran el nobiliario, el eclesiástico y los no
privilegiados (campesinos, comerciantes y artesanos).
Los señoríos podían ser de realengo, que pertenecían al monarca; eclesiásticos, que eran
de la Iglesia; y señoriales. Estos podían ser de dos tipos: solariegos, en los que los
señores cobraban rentas a sus habitantes por el uso de la tierra; y jurisdiccionales en los
que el señor cobraba impuestos y administraba justicia y otras prerrogativas.

2.6. Organización de la Corona, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al final


de la Edad Media
En Castilla, Enrique II, entronizó la dinastía Trastámara en 1369. El rey creó una
nobleza de servicios formada por sus fieles partidarios en la guerra civil a la que
enriqueció con las mercedes enriqueñas. Para reforzar el poder real se limitaron las
funciones de las cortes que desde 1936 solo votaban los subsidios para la corona.
También se impulsó el desarrolló de las instituciones reales como la Audiencia y el
Consejo Real.
En Aragón los Trastámara llegaron al poder mediante el compromiso de Caspe (1412).
Intentaron reforzar la autoridad monárquica y adoptaron disposiciones contrarias a las
leyes tradicionales aragonesas, lo que llevó a la oposición de las clases privilegiadas. En
el reino de Juan II se produjo una guerra civil que enfrentó a las clases dirigentes con el
rey.
Navarra se aproximó a Francia desde el siglo XIII y estuvo gobernada por dinastías
francesas aunque el reino conservó su independencia. En el reino de Carlos II (1349-
1387), Navarra inició su desvinculación de Francia. El rey impulsó las instituciones
propias y confió los principales cargos de la administración a funcionarios navarros. En
el siglo XV hubo un a guerra civil y en 1512 Fernando el Católico incorporó Navarra al
reino de Castilla.
BLOQUE 3. La formación de la Monarquía Hispánica y su expansión mundial (1474-
1700)

3.1. Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno


Tras la muerte de Enrique IV, su hermana Isabel se proclamó reina de España en
Segovia. Juana (la Beltraneja), declarada heredera al trono por su padre cuando Isabel
contrajo matrimonio con Fernando, incumpliendo así el Tratado de los Toros de
Guisando, también reclamó el trono. Como consecuencia estalló una guerra civil. Juana
recibió el apoyo de las ciudades del sur, de parte de la nobleza castellana, de Portugal
(después de contraer matrimonio con su rey Alfonso V) y de Francia. Mientras que
Isabel y Fernando contaban con el respaldo de las ciudades del norte, de la Corona de
Aragón y del resto de la poderosa nobleza castellana.
La guerra comenzó en 1475 y en 1476 el ejército isabelino derrotó al portugués en la
batalla de Toro. Los reyes de Castilla afianzaron su poder al ser reconocidos en las
cortes de Madrigal, y Fernando fue proclamado rey de Aragón tras la muerte de su padre
Juan II en 1479. En 1479 se firmó el Tratado de Alcaçovas donde se ponía fin a la
guerra. Isabel y Fernando fueron reconocidos reyes de Castilla y Juana renunció a sus
derechos dinásticos y se la obligó a pasar el resto de su vida en un convento.
La monarquía de los Reyes Católicos se constituyó sobre la unión personal de Isabel y
Fernando, por lo tanto, Aragón y Castilla conservaban sus respectivas instituciones,
leyes y moneda. Solo la diplomacia, la política exterior y el ejército se pusieron en
común. La unión no fue igualitaria, dado el desigual peso territorial, demográfico y
económico entre ambos territorios, que hicieron de Castilla el centro político de la
nueva unión.
Los Reyes Católicos pasaron de la monarquía feudal a la autoritaria apoyados por las
siguientes instituciones:
En la Corona de Castilla
- Consejo Real de Castilla (1480): máximo órgano político, administrativo y de justicia.
- Chancillerías: máxima autoridad judicial por debajo del Consejo de Castilla.
- Santa Hermandad: cuadrillas armadas que perseguían y juzgaban a los delincuentes.
- El poder municipal: se controlaba mediante corregidores.
- Las Cortes: estaban formadas por los representantes de la nobleza, el clero y los
procuradores de las ciudades. Los reyes debilitaron su poder excluyendo a sus posibles
adversarios y disminuyendo el número de reuniones.
En la Corona de Aragón se instituyó un Consejo de Aragón para asesorar al monarca en
cuestiones del gobierno y las Cortes continuaron teniendo el poder legislativo y fiscal.

3.2. El significado de 1942. La guerra de Granada y el descubrimiento de América


Los Reyes Católicos, una vez consolidados en el trono, pusieron en marcha la
unificación política de la Península.
La guerra de Granada tuvo lugar entre 1481 y 1492. En 1481 el reino de Granada tomó
Zahara y seguidamente la nobleza andaluza conquistó Alhama. Desde ese momento, los
Reyes Católicos intervinieron de forma enérgica y el conflicto se justificó por el
sentimiento de cruzada. Hasta 1487 las operaciones se centraron en el oeste del reino y
más tarde en el lado oriental. El 2 de Enero de 1492, el último rey nazarí, Boabdil,
entregó las llaves de la ciudad a Isabel y Fernando. Las capitulaciones firmadas con los
granadinos se consideraron generosas ya que se les permitió conservar su religión, su
lengua, sus propiedades, costumbres y leyes, pero la tolerancia no duró mucho tiempo.
Europa buscaba una ruta marítima para el comercio con Asia, sobre todo por las
especias. Castilla apostó por la propuesta de Cristóbal Colón que pretendía dirigirse
hacia el oeste atravesando el Atlántico. Portugal ya había rechazado la propuesta ya que
el Tratado de Alcaçovas le impedía navegar hacia al oeste. Sin embargo, en abril de
1942 los Reyes Católicos, después de muchas dudas, decidieron respaldar la expedición
y firmaron con Cristóbal Colón las Capitulaciones de Santa Fe.

3.3. El Imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política exterior y conflictos
europeos
Tras la muerte de Isabel la Católica, su hija Juana fue nombrada reina de Castilla se casó
con Felipe heredero de los territorios de Borgoña y de la Casa de Austria. En 1517,
Carlos I (hijo de Juana y Felipe) fue proclamado rey de la monarquía hispánica, y en
1519 fue proclamado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con el nombre
de Carlos V.
El inicio del reinado de Carlos fue difícil ya que cuando llegó no hablaba español y vino
acompañado de un grupo de cortesanos flamencos que obtuvieron cargos y rentas en la
Corona castellana.
La subida de impuestos derivó en revueltas protagonizadas por la pequeña nobleza, las
capas medias y los sectores populares urbanos. Los comuneros ofrecieron el poder a
Juana pero las tropas comuneras fueron sufrieron una derrota decisiva en 1521, que
terminó con la ejecución de sus líderes.
En paralelo estalló otra revuelta de las Germanías en territorios de Valencia y Mallorca,
fue una revuelta de elevado contenido social. Los agermanados solicitaban que los
gremios controlasen los municipios, la abolición de la jurisdicción señorial y de los
impuestos feudales. Las tropas imperiales y la nobleza local dominaron la situación y
castigaron a sus cabecillas.
El gran rival de Carlos fue el rey de Francia, Francisco I. Hubo seis guerras contra
Francia pero fue en la península itálica donde Carlos consiguió los logros militares más
importantes, como la victoria de Pavía en 1525, donde capturó a Francisco I.
En el siglo XVI el Imperio otomano avanzó en los Balcanes a manos de Solimán y
amenazó las posesiones de Carlos I en el Mediterráneo. Aliado con piratas como
Barbarroja, la flota turca atacó al emperador que fracasó a la hora de contrarrestar el
poder otomano.
El inicio de la Reforma promovida por Lutero se convirtió en un problema para Carlos
I. Al principio intentó una política conciliadora y se mostró partidario de llegar a un
compromiso entre protestantes y católicos, pero finalmente la tropas de Carlos I
derrotaron a los protestantes. Ya que esto no supuso la restauración del catolicismo
Carlos I tuvo que firmar la Paz de Augsburgo en la que los súbditos tenían que tener la
religión de su príncipe.

3.4. La monarquía Hispánica Felipe II. Gobierno y administración. Los problemas


internos. Guerras y sublevación en Europa
Felipe II tuvo que hacer frente a varios conflictos en la Península. El primero fue la
sublevación de las Alpujarras que fue provocada por una orden real para intentar
prohibir las costumbres moriscas. Tuvo que intervenir don Juan de Austria (hermano de
Felipe II). Otro grave problema interno fueron las alteraciones en Aragón a
consecuencia de las cuales el rey retiró los fueros a estos territorios. Por último el rey
mandó reprimir los focos de protestantes en Castilla.
El sueño de unidad peninsular de los Reyes Católicos se hizo realidad cuando Felipe II
ocupó el trono portugués en 1580.
En el inicio del reinado de Felipe II hubo un rebrote de los ataques turcos en las costas
mediterráneas. El papa Pío V creó la Liga Santa, una flota al mando de don Juan de
Austria que logró una espectacular victoria en Lepanto (1571) que estabilizó la situación
en el mediterráneo.
Los Países Bajos formaban parte del patrimonio de Felipe II, en 1566 estallaron una
serie de motines que degeneraron en una guerra de 80 años. Entre las causas estaban la
entrada del calvinismo, el alejamiento del rey de estos territorios, la pérdida de poder
de la alta nobleza y la subida de impuestos a la población. El conflicto en Flandes
terminó por involucrar a la anglicana Isabel I. Los corsarios ingleses obstaculizaban el
comercio entre España y América, a la vez que a reina apoyaba y financiaba a los
holandeses en guerra contra España. Felipe II intentó invadir Inglaterra pero el fracaso
de la Gran Armada en 1588 frustró sus planes.
Uno de los pilares del gobierno fue el sistema polisinodial, basado en consejos, órganos
de administración central que asesoraban al monarca. Estos son los consejos:
- Consejos supremos: Consejo de Estado, Consejo de Guerra y Consejo de Inquisición
- Consejos materiales: Consejo de Órdenes, Consejo de Cruzada y Consejo de Hacienda
- Consejos territoriales: de Castilla, de Aragón, de Flandes, de Navarra, de Portugal
Consejo de Indias y Consejo de Italia

3.5. Exploración y colonización de América. Consecuencias de los descubrimientos en


España, Europa y América
Desde 1499, los Reyes Católicos autorizaron expediciones privadas en las que ellos se
quedaban con el quinto real. Entre los descubridores están Juan de la Cosa y Vasco
Núñez de Balboa, este último descubrió el océano Pacífico.
La conquista y la rápida ocupación de los territorios se explican debido a la superioridad
de las armas, la falta de unión entre los pueblos precolombinos, la superstición y las
profecías, y la difusión de enfermedades.
En 1519 Hernán Cortés partió desde Cuba con 800 hombres y después de fundar
Veracruz se alió con pueblos enemigos de los aztecas. En 1520 Cortés derrotó a los
aztecas en la batalla de Otumba y su territorio se convirtió en el virreinato de Nueva
España. La siguiente conquista fue la del Imperio Inca, donde Francisco Pizarro
aprovechó los enfrentamientos entre los incas para ejecutar al emperador Atahualpa y
ocupar sus territorios. Lima se convirtió en la capital del virreinato del Perú.
Entre 1536 y 1580 se hicieron expediciones al Amazonas, al río de la Plata y a
Norteamérica. Por último, en 1565, Legazpi y Urdaneta comenzaron el asentamiento en
las islas Filipinas y se activó una economía de intermediación entre Asia, América y
Europa.
Tras la conquista empezó la colonización y explotación de los recursos. La reina Isabel
prohibió considerar esclavos a los indios pero los colonos dispusieron de los indígenas
mediante el sistema de repartimientos, esto degeneró en notables abusos que fueron
denunciados por algunos misioneros como Bartolomé de las Casas. También se formó
una red urbana desde California hasta Florida y desde el sur de Estados Unidos hasta la
Patagonia.
La mezcla de indígenas, colonizadores y población africana configuró un mundo
multirracial formado por criollos, mestizos y mulatos. La influencia cultural castellana
se impuso sobre las poblaciones indígenas y el castellano se consolidó como idioma
común.
El comercio fue el sector que más impacto sufrió tras el descubrimiento. Castilla
suministraba trigo, vid, aceite, ganado y armas. De América llegó oro y plata, pero
también maíz, patata, cacao, tabaco y cacahuete. El oro y la plata llegados de América
desencadenaron la reevaluación de los precios y mantuvieron el elevado endeudamiento
de la corona necesario para financiar el Imperio.

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