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Glosario1

Prueba. En un cálculo lógico axiomático se llama prueba al desarrollo que muestra cómo una
fórmula se deriva de otras.

Demostración. En un cálculo lógico axiomático una derivación de una fórmula A a partir de un


conjunto Γ es una cadena de fórmulas si y solo si (sii):
(1) Es una cadena finita, pero no vacía, de fórmulas del lenguaje formal.
(2) La última fórmula de la cadena es A,
(3) Cada fórmula de la cadena es
(i) un axioma del cálculo
(ii) una consecuencia inmediata, mediante la regla de inferencia del cálculo, de dos fórmulas
que la preceden en la cadena,
o (iii) un elemento del conjunto Γ.
El conjunto Γ puede tener infinitos elementos, un número finito de elementos, o ningún elemento en
absoluto.

La diferencia entre una derivación y una demostración en un cálculo específico es: que en una
demostración cada fórmula en la cadena ha de ser un teorema. Mientras que en una derivación
pueden aparecer fórmulas en la cadena que no sean teoremas; por ejemplo, fórmulas de Γ, si Γ es un
conjunto de fórmulas que no son teoremas. Toda demostración es también una derivación de la
última fórmula de la demostración (el teorema que dicha demostración demuestra) a partir del
conjunto vacío, y también a partir de cualquier conjunto arbitrario de fórmulas del lenguaje formal.

Deducibilidad. Una fórmula φ es deducible sin premisas en un cálculo deductivo K, simbolizado


├ Kφ , si y solo si hay una deducción de φ en K en la que no se han introducido premisas. Una
fórmula φ es deducible a partir del conjunto Γ de fórmulas en un cálculo deductivo K, simbolizado
Γ├ Kφ, si y solo si hay una deducción de φ en K en la que se ha introducido un número finito de
premisas de Γ.

Teorema. Sentencia o fórmula para la que existe una prueba. Una fórmula A es un teorema si
existe alguna demostración en un cálculo cuya última fórmula A aparece como última fórmula.

Axioma. Principio, postulado o sentencia que expresa una idea verdadera que se toma por básica o
indispensable para una materia de conocimiento, se justifica por sí misma sin probar su validez.

En la tradición antigua, ligada a Aristóteles, los axiomas son tomados como principios verdaderos
que no necesitan ser demostrados porque su verdad es evidente y la captamos por intuición; además,
los axiomas heredan su verdad a los teoremas que son probados a partir de ellos. En cambio, en la
tradición contemporánea, ligada a Hilbert, los axiomas se presentan sin suponer que sean ciertos ni
que se refieran a nada en particular y sin invocar conocimiento ni intuición previa alguna de ellos.
Los axiomas estarán ligados a una teoría y definen una determinada estructura abstracta, común a
todas las realizaciones de la teoría. De hecho, una teoría está caracterizada por sus teoremas y
cualquier subconjunto decidible de teoremas de la teoría que implique a todos los teoremas de la

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La mayor parte de las definiciones son selecciones tomadas de Mosterín, J y Torretti, R. (2010) Diccionario
de Lógica y Filosofía de la Ciencia, 2da. Edición, Madrid, Alianza.

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teoría sirve como sistema de axiomas para esa teoría, que es por tanto una teoría axiomatizable. Así
entonces, el hecho de que un teorema sea un axioma de la teoría o no lo sea no es una propiedad
intrínseca de dicho teorema, sino un mero artefacto de nuestra manera de axiomatizarla. Y siempre
hay muchas maneras alternativas y equivalentes de axiomatizar la misma teoría. Pero es
pragmáticamente preferible elegir como axiomas teoremas que sean simples y ricos de contenido,
puesto que así facilitan la comprensión, el aprendizaje y el uso de la teoría así axiomatizada.

Teoría. Conjunto de sentencias verdaderas respecto de una materia. En lógica: conjunto de


teoremas clausurado respecto a la relación de consecuencia o deducibilidad.

Teoría axiomática. Una teoría es axiomatizable si todos sus teoremas son inferibles de un
subconjunto decidible de teoremas. La teoría T es axiomatizable sii hay un Δ⊆ T tal que (1) Δ ⊆T,
(2) Δ es decidible respecto a ℒ (T) y (3) {α ∈ ℒ (T): Δ├ α} =T. Si, además, el conjunto Δ es finito,
decimos que la teoría es finitamente axiomatizable. Otra manera equivalente de caracterizar una
teoría axiomatizable es diciendo que es recursivamente enumerable.

Teoría consistente. Una teoría T es consistente sii T no es contradictoria. Una teoría consistente
puede definirse directamente de varias maneras equivalentes. T es consistente sii T no implica
contradicción alguna, es decir, no existe fórmula alguna α, tal que T ⊧ (α ∧ ¬ α). T es consistente sii
T carece de contradicciones, es decir, no existe fórmula alguna α, tal que (α ∧ ¬ α) ∈T.
Clásicamente, T es consistente sii su lenguaje ℒ (T) contiene al menos una sentencia α tal que α ∉T,
es decir, T ≠ ℒ (T).

Teoría completa. Una teoría es (sintácticamente) completa si da respuesta a todas las preguntas que
puedan formularse en su lenguaje. Una teoría T es completa si y sólo si para cada sentencia α que
pertenece ℒ (T), o bien α ∈T, o bien ¬ α ∈T. Una teoría completa y consistente se llama
máximamente consistente.
Este concepto sintáctico de teoría completa no debe confundirse con el concepto de completud
semántica de una lógica o de un cálculo deductivo.

Teoría decidible. Una teoría T es decidible si y sólo si hay un algoritmo que, aplicado a cualquier
sentencia α del lenguaje de T, nos permite decidir en un número finito de pasos si α ∈ T o si α ∉T.
La función característica de T (respecto a su lenguaje ℒ) es una función χT : ℒ → {0,1} tal que para
cada α ∈ ℒ, χT (α)=1 si α ∈ T, y χT (α)=0 si α ∉ T. T es decidible si y solo si su función característica
χT es computable, es decir, recursiva. Si una teoría es decidible, a fortiori es axiomatizable. Si una
teoría T es completa y axiomatizable, entonces T es decidible.

Teoría categórica. Es una teoría que determina unívocamente (hasta isomorfía) la estructura de sus
realizaciones, es decir, una teoría cuyas realizaciones son todas isomorfas entre sí. T es categórica
sii para cualesquiera dos estructuras A y B: Si A satisface T si B satisface T, entonces A ≅ B. T es
polimorfa sii T no es categórica. Ninguna teoría de primer orden nos sirve para caracterizar
unívocamente estructuras infinitas, como la de los números naturales o la de los números reales o el
espacio euclídeo. Una noción más débil es la de categoricidad en un cardinal k. Una teoría T es k-
categórica si todas sus realizaciones de cardinalidad k son isomorfas entre sí. T es k-categórica sii
para cualesquiera dos estructuras A y B: si ∣A ∣=k y ∣B∣=k y A satisface T si B satisface T, entonces
A ≅ B.

Inducción matemática. Forma de razonamiento indispensable para conocer las propiedades de los
números naturales. Una inferencia por inducción aritmética –o inferencia aritmética inductiva-
concluye que todos los números naturales poseen cierta propiedad P, a partir de dos premisas, a

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saber, (a) la base inductiva, que asevera que el primer número natural (uno o cero, según el sistema
adoptado) posee la propiedad P; y (b) el paso inductivo, que asevera el siguiente enunciado
condicional: si un número natural cualquiera n posee la propiedad P, entonces también el número
natural siguiente n+1 posee la propiedad P. Generalmente, en las demostraciones por inducción
aritmética, la base inductiva es obvia y todo el esfuerzo de la prueba se va en establecer el paso
inductivo.

Definición recursiva. Ciertos conjuntos, como el de los números naturales o el de los ordinales o el
de los términos o las fórmulas de un lenguaje formal, se definen recursivamente o por recursión.
Primero se indican sus elementos iniciales y luego se introducen unas operaciones de formación de
nuevos miembros que, aplicadas a elementos ya obtenidos, permiten obtener nuevos elementos.
Finalmente los conjuntos en cuestión se definen como la clausura del conjunto de los elementos
iniciales respecto a las operaciones de formación. Cualquier propiedad, relación o función de
elementos de ese conjunto (de números naturales u ordinales, de términos o fórmulas) puede
también definirse por recursión mediante una definición recursiva, que sigue los pasos antes
indicados. En el caso de una función de números naturales, por ejemplo, hablamos de definición
recursiva, porque definimos el valor de la función para un argumento n+1 recurriendo al valor de
esa función para n que suponemos ya previamente definido.

Numerabilidad. Un conjunto es numerable si y solo si es finito o contiene tantos elementos como


hay números naturales. Todos los conjuntos finitos son numerables. De los infinitos, solo son
numerables los más pequeños, es decir, los que tienen la mínima cardinalidad transfinita, ℵ0, que es
la cardinalidad de ℕ, ∣ℕ∣= ℵ0

Referidas a un conjunto A, las siguientes expresiones son equivalentes entre sí: (1) A es infinito
numerable, (2) A es biyectable con ℕ, es decir, hay una biyección o correspondencia biunívoca
entre A y ℕ. (3) ∣A∣=∣ℕ∣. (4) ∣A∣= ℵ0.

Un conjunto que no es numerable se llama innumerable. Hay que distinguir la noción de Numerable
con la de Enumerable; la primera se refiere a la cardinalidad del conjunto; la segunda, a la
computabilidad de la función que lo genera. Todo conjunto enumerable es numerable, pero no a la
inversa.

Cualquier conjunto de fórmulas sobre un alfabeto numerable es numerable, pero no siempre es


enumerable. Por ejemplo, el conjunto de las sentencias aritméticas verdaderas es numerable, pero
no enumerable; también el conjunto de las fórmulas de primer orden válidas en todo universo finito
es numerable, pero no enumerable. Cantor probó que si un conjunto de A es numerable, su
conjunto potencia ℘A es innumerable, pues ∣℘A∣>∣A∣. Tanto ℕ como el conjunto de los números
enteros y el de los racionales son numerables. Sin embargo, el conjunto de los números reales y el
de los complejos son innumerables.

Enumerabilidad. Un conjunto es enumerable si hay un algoritmo para enumerarlo, es decir, si ese


conjunto constituye el recorrido de una función computable sobre los números naturales. Un
conjunto A es recursivamente enumerable si y sólo si hay una función recursiva f: ℕ →A, cuyo
recorrido f [ℕ]=A.

Al recorrer el conjunto A, f lo enumera: f (0), f (1), f (2), f (3)… Ignorando las posibles
repeticiones. No hay que confundir la noción recursiva de enumerabilidad con la noción conjuntista
de numerabilidad. Un conjunto es numerable si es finito o biyectable con ℕ. Todo conjunto
enumerable es numerable, pero no a la inversa.

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Hipótesis del continuo. El conjunto ordenado ℝ de los reales se conoce también como el Continuo.
¿Cuántos números reales hay? Tantos como subconjuntos de números naturales. ∣ℝ∣ = ∣φω∣. Pero
¿cuántos subconjuntos de ω hay? ω es el mínimo ordinal infinito numerable; es, por tanto, un
ordinal inicial, es decir, un cardinal, el mínimo cardinal infinito, el primero de los álefs, ∣ω∣=ω =
ℵ0. Por el Teorema de Cantor, la cardinalidad del conjunto potenca de ω tiene que ser mayor
que la cardinalidad de ω, ∣ω∣< ∣φω∣. Ya sabemos que ∣ω∣ = ℵ0. La cardinalidad de φω, ∣φω∣, es
la misma que la cardinalidad. De ℝ, ∣ℝ∣, a saber, 2 ℵo . Pero ¿cuánto es 2 ℵo? Esta pregunta
plantea el problema del continuo. Cantor conjeturó que ∣φω∣= ∣ℝ∣=2ℵo = ℵ1. Esta conjetura se
conoce como la hipótesis del continuo (CH). La hipótesis del continuo equivale a negar que
pueda haber un conjunto de cardinalidad mayor que ∣ω∣ pero menor de ∣φω∣= , o mayor que
∣ℕ∣ pero menor que ∣ℝ∣, es decir, equivale a afirmar que entre ℵ0 y 2ℵo no hay ninguna otra
cardinalidad intermedia, es decir, que 2ℵo=ℵ1, el cardinal inmediatamente siguiente ℵ0.
Podemos generalizar podemos generalizar el problema. Sea A un conjunto infinito cualquiera
con ∣A∣= ℵα. ¿Qué valor tiene∣℘A∣=2ℵα? Hausdorff conjeturó que, para cualquier α, 2ℵα=ℵα+1.
Esta conjetura se conoce como la hipótesis generalizada del continuo (GCH). La hipótesis
generalizada del continuo equivale a negar que pueda haber un conjunto infinito A con
cardinalidad mayor que ∣A∣ pero menor que ∣℘A∣, es decir, equivale a afirmar que entre ℵα y
2ℵα no hay ninguna otra cardinalidad intermedia, es decir, que 2ℵα=ℵα+1, el cardinal
inmediatamente siguiente a ℵα

Cantor trató de probar la hipótesis del continuo, sin conseguirlo. Su fracaso –como ahora sabemos-
era inevitable, pues la hipótesis del continuo es independiente de los axiomas habituales de la teoría
de conjuntos, digamos, del sistema ZFC de Zermelo-Fraenkel con axioma de elección. En 1938
Gödel probó que, si la teoría de conjuntos así axiomatizada es consistente, sigue siendo consistente
con el añadido de CH (o incluso de GCH). En 1963 Paul Cohen probó (mediante su nuevo
procedimiento del Forcing) que, si la teoría de conjuntos es consistente, sigue siendo consistente
con el añadido de ¬CH (o de¬GCH). Por tanto, quedó demostrado que la hipótesis del continuo es
independiente de los axiomas habituales de la teoría de conjuntos. La cardinalidad del continuo, o
del conjunto potencia de ω, está completamente indeterminada por los axiomas habituales de la
teoría de conjuntos y puede ser tan grande como queramos. Se trata de una indeterminación
extraordinaria. En efecto, la afirmación de que 2ℵo=ℵα es compatible con ZFC para cualquier
ordinal α que no sea cofinal con ω, esto es, para cualquier α tal que cf(α) ≠ ω. En 1964 W. Easton
probó que la hipótesis de que, para cualquier cardinal regular ℵα , 2ℵα=ℵα+2’ es compatible con los
axiomas habituales de la teoría de conjuntos. De hecho, el valor de 2k para un cardinal regular k
puede ser cualquier cosa, mientras sea cf(2k) > cf (k) y 2μ ≤ 2k para μ <k.

Consistencia. Propiedad que puede tener un enunciado, discurso o teoría de no implicar


Contradicción alguna. Un enunciado consistente podría ser verdadero o falso, según los casos, y hay
que seguir investigando para averiguar su valor de verdad. Una teoría consistente implica solo
ciertas cosas y no otras, por lo que sus predicciones pueden ser puestas a prueba y contrastadas con
los hechos. La consistencia es la mínima virtud epistémica de un discurso o de una teoría. Aunque
no garantiza la verdad ni la aplicabilidad, tampoco las excluye a priori, como ocurre si la teoría es
inconsistente.

Satisfacible. Una fórmula α puede interpretarse de diversas maneras. Si al menos una de ellas la
satisface o verifica, α es satisfacible. Si ninguna la satisface, α es insatisfacible. Sea α una fórmula
de un lenguaje formal L y sea Γ un conjunto de fórmulas de L. Usemos la variable I del
metalenguaje para referirnos indistintamente a interpretaciones cualesquiera de ese lenguaje L. El
conjunto Γ es satisfacible si hay al menos una misma interpretación que satisface todas sus
fórmulas. En caso contrario, Γ es insatisfacible.
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α es satisfacible sii hay una interpretación I tal que I satisface α. α es insatisfacible sii, para cada
interpretación I, I no satisface α. Γ es satisfacible sii hay una interpretación I tal que, para cada
γ∈Γ, I satisface γ. Γ es insatisfacible sii para cada interpretación I hay una fórmula γ∈Γ tal que I
no satisface γ.

La satisfacibilidad puede definirse en función de la validez lógica. Una fórmula α es satisfacible sii
su negación, ¬α, no es lógicamente válida. α es insatisfacible sii ¬α es lógicamente válida.

En la lógica proposicional y en la lógica de primer orden (pero no en la de segundo orden), la


propiedad semántica de ser satisfacible es equivalente a la propiedad sintáctica de ser consistente, y
la de ser insatisfacible equivalente a la de ser contradictorio. Para cualquier fórmula α de la lógica
proposicional o de primero orden: α es satisfacible sii α es consistente, α es insatisfacible sii α es
contradictoria.

Tautología. La palabra ‘tautología’ significa etimológicamente ‘repetición de lo mismo’. Una


tautología es una verdad vacía, una proposición que es trivialmente verdadera en función de su mera
forma lógica elemental, una proposición compatible con cualquier situación posible, que no excluye
nada y por tanto no es informativa. Esta noción informal se precisa formalmente diciendo que una
tautología es una proposición representable mediante una fórmula tautológica, suponiendo que la
lógica formal ya ha definido lo que es una fórmula tautológica. La lógica formal clásica tiene varios
niveles y en todos ellos pueden definirse las tautologías. Básicamente la noción de tautología es una
noción de la lógica proposicional, pero puede extenderse a la lógica de primer orden (y, mutatis
mutandis, a las de orden superior) mediante el procedimiento abajo indicado.

En la lógica proposicional la noción de tautología coincide con la de fórmula lógicamente válida, es


decir, con la de fórmula verificada por todas las asignaciones posibles de valores veritativos a sus
letras proposicionales. Por ejemplo, la fórmula que corresponde al principio clásico de no
contradicción, ¬ (A ∧ ¬A), es una tautología. En este nivel proposicional de la lógica también la
consecuencia tautológica coincide con la consecuencia a secas, y la equivalencia tautológica
coincide con la equivalencia lógica.

Una fórmula insatisfacible (o contradictoria) de la lógica proposicional puede ser llamada antilogía.
Así como una tautología es verificada por todas las asignaciones de valores veritativos a sus letras
proposicionales, una antilogía no es verificada por ninguna asignación. Una fórmula cualquiera φ es
una tautología si y sólo si ¬φ es una antilogía, y, a la inversa, decir que φ es una antilogía equivale a
decir que ¬φ es una tautología.

Consecuencia lógica. Una fórmula β es una consecuencia de una fórmula α si y solo si cada
interpretación que satisface α satisface también β. Dicho de otra manera, que β sea una
consecuencia de α significa que no hay una manera de interpretar los signos de α y β de tal modo
que α resulte verdadera y β falsa. Una fórmula β es una consecuencia de un conjunto Γ de fórmulas
si y solo si cada interpretación que satisface o verifica a Γ (es decir, a cada una de las fórmulas de
Γ) satisface también o hace verdadera a β. La relación de consecuencia entre fórmulas, o entre
conjuntos de fórmulas y fórmulas sueltas, se simboliza mediante el signo ‘╞’ del metalenguaje
lógico. Sea I una variable del metalenguaje para referirnos indistintamente a interpretaciones cuales
quiera del lenguaje formal.

α╞ β si y solo si para cada I: si I satisface α, entonces I satisface β.

Γ╞ β si y solo si para cada I: si I satisface cada α ∈ Γ, entonces I satisface β.

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Si β es una consecuencia de α, entonces no hay ninguna interpretación posible del lenguaje formal
que satisface α, pero no β, es decir, el conjunto {α} ∪ { ¬ β} es insatisfacible. Si la fórmula β es una
consecuencia del conjunto Γ de fórmulas, entonces no hay ninguna interpretación posible del
lenguaje formal que satisfaga todas las fórmulas α∈Γ, pero no β, es decir, el conjunto Γ∪{ ¬ β} es
insatisfacible. Por tanto, la consecuencia puede definirse en función de las satisfacibiliad

α╞β si y solo si {α} ∪ { ¬ β} es insatisfacible.

Γ╞β si y solo si Γ∪ { ¬ β} es insatisfacible.

La relación de consecuencia entre fórmulas es la relación semántica fundamental que caracteriza


una lógica determinada. Cada nivel de lógica clásica (la lógica proposicional, la lógica de primer
orden, la lógica de segundo orden…), así como cada lógica no clásica, tiene su propio lenguaje
formal y su propia relación de consecuencia, que la caracteriza. La relación de consecuencia de la
lógica proposicional es decidible (mediante un procedimiento algorítmico de decisión como las
tablas de verdad) y generable o enumerable (mediante un cálculo deductivo completo). La relación
de consecuencia de la lógica de primer orden es enumerable (mediante un cálculo deductivo
completo), pero no es decidible. La relación de consecuencia de la lógica de segundo orden no es
decidible ni enumerable.

La relación inversa a la de consecuencia es la implicación lógica: α implica β si y solo si β es una


consecuencia de α. Por ello, la expresión metalingüística ‘Γ╞ β’ puede leerse tanto ‘β es una
consecuencia de Γ’ como ‘Γ implica β’.

Independencia. Un enunciado B es independiente de otro enunciado A sii B no es una


consecuencia de A. Una fórmula φ es independiente de otra fórmula ψ sii φ no es una consecuencia
de ψ, es decir, sii hay una interpretación I tal que I satisface ψ, pero I no satisface φ. En general,
una fórmula φ es independiente de un conjunto Γ de fórmulas sii hay una interpretación I tal que,
para cada fórmula ψεΓ, I satisface ψ, pero I no satisface φ. Como la independencia es la negación
de la consecuencia, puede representarse en el metalenguaje mediante el signo de consecuencia
barrado. Así, Γ⊭φ se lee ‘φ es independiente de Γ’. Por tanto, Γ⊭φ sii no es el caso que Γ⊧φ.

En la lógica de primer orden, probamos que una sentencia φ es consecuencia de un conjunto Γ de


sentencias ofreciendo una deducción de φ a partir de premisas de Γ. Para probar que φ es
independiente de Γ no nos sirve el cálculo deductivo, sino que debemos emplear una prueba
semántica, en concreto, una prueba de independencia. Ofrecer una prueba de independencia de φ
respecto de Γ significa indicar una interpretación I que satisface todas las sentencias de Γ, pero no
satisface φ. Para probar que la conmutatividad es independiente de los axiomas de la teoría de
grupos hay que indicar un Grupo (una realización de los axiomas de la teoría de grupos) que no es
conmutativo (que no satisface la conmutatividad de su operación binaria), es decir, un grupo no
abelino. Para probar que el axioma de las paralelas es independiente de los demás axiomas de la
geometría euclídea hay que indicar una realización de estos axiomas en la que no se verifica el
axioma de las paralelas. Por ejemplo, Klein propuso una realización del plano hiperbólico (que
satisface la negación de este axioma y la afirmación del resto) en el interior de un círculo euclídeo.
En este modelo las cuerdas del círculo desempeñan el papel de las líneas rectas. Evidentemente, si λ
es una cuerda (una “recta”), dado un punto P dentro del círculo pero fuera de λ, hay infinitas
cuerdas del círculo que pasan por P pero no cortan a λ. Por tanto, no se cumple el axioma de las
paralelas. Para probar que la hipótesis del continuo es independiente de los axiomas de la teoría de
conjuntos ZFC hay que ofrecer una realización o modelo de ZFC que no verifica la hipótesis del

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continuo, por ejemplo el modelo construido por Cohen (1963/1964) mediante Forcing para obtener
ese resultado.

Estructura. En matemáticas, lógica y filosofía de la ciencia se emplea en dos sentidos distintos,


como estructura abstracta y como estructura concreta, aunque usualmente se omite el adjetivo y se
deja que el contexto determine en cuál de los dos sentidos se está usando. La estructura abstracta es
la forma o configuración común a varios objetos o sistemas particulares que la comparten. Esos
sistemas particulares mismos son las estructuras concretas. Una teoría describe una estructura
abstracta, cuyas realizaciones son sistemas o estructuras concretas. Así, en álgebra, por ejemplo, se
habla tanto de la estructura (abstracta) de grupo (en general), descrita por la teoría de grupos y
común a todos los grupos, como de la estructura (concreta) en que consiste el grupo particular
<Z,+>, es decir, el sistema formado precisamente por el conjunto de los números enteros y la
operación de adición entre números enteros. En semántica lógica o teoría de modelos la palabra
‘estructura’ suele significar estructura concreta o sistema particular formado por un conjunto de
terminado y ciertas relaciones, funciones e individuos sobre ese conjunto; por eso se habla de las
interpretaciones de lenguajes formales de primer orden sobre estructuras (concretas) o de las
realizaciones o modelos de una teoría como estructuras (concretas). En este sentido concreto, las
palabras ‘estructura’ y ‘sistema’ son con frecuencia intercambiables.

Modelo. Se emplea en lógica y filosofía de la ciencia en dos acepciones muy diferentes y en cierto
modo opuestas.

a. En el sentido propio de la Teoría de Modelos, una interpretación I de una teoría T es un


modelo de T si y solo si todos los enunciados de T son verdaderos en I. En vez de modelo
en esta acepción se puede decir Realización; pero la palabra ‘modelo’ está más arraigada.

b. En la práctica científica ordinaria, se llama modelo a una representación simplificada de una


situación o proceso concreto que es objeto de estudio. Tales modelos consisten en otros
objetos concretos –dibujos, maquetas, mecanismos- que reproducen esquemáticamente la
idea de que un científico se hace del objeto estudiado, o en estructuras matemáticas que
reflejan esa idea con precisión en una forma idealizada.

Como los modelos matemáticos en el sentido b normalmente son realizaciones de teorías, esto es,
modelos en el sentido a, el término se emplea muy a menudo en ambos sentidos a la vez.

Validez lógica. Una fórmula es lógicamente válida si es satisfecha por todas sus interpretaciones.
La interpretemos como la interpretemos, siempre resulta verdadera. Por eso las sentencias
lógicamente válidas se llaman también verdades lógicas. Sea α una fórmula de un lenguaje formal L
y refirámonos con I indistintamente a las interpretaciones de L. α es lógicamente válida si y solo
si para cada interpretación I, I satisface α.

La validez lógica puede definirse en función de la consecuencia. Todas las interpretaciones


satisfacen (vacuamente) el conjunto vacío de fórmulas (ø). Por tanto, las consecuencias de ø serán
las fórmulas satisfechas por todas las interpretaciones, es decir, las fórmulas lógicamente válidas. α
es lógicamente válida si y solo si α es una consecuencia de ø. Por ello suele usarse el signo ⊧ de
consecuencia, sin nada a su izquierda, para indicar la validez lógica: ⊧α si y solo si ø ⊧ α.

La validez lógica puede definirse también en función de la satisfacibilidad. α es lógicamente válida


si y solo si ¬α es insatisfacible.

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Una fórmula válida de la lógica proposicional se llama también una tautología. La validez lógica
proposicional es decidible (por ejemplo, mediante las tablas de verdad). La validez lógica de primer
orden es indecidible. De todos modos, es posible generar o enumerar mediante un cálculo deductivo
semánticamente completo todas las fórmulas lógicamente válidas de primer orden. La validez
lógica de segundo orden no es una noción operativa: no solo es indecidible, sino que ni siquiera
pueden deducirse mediante un cálculo todas las fórmulas válidas de segundo orden.

Teorema de corrección. El cálculo cuya relación de deducibilidad ├ es semánticamente correcto si


y solo si para cada conjunto Γ de fórmulas y para cada fórmula α, si Γ├α entonces Γ╞α. En
especial, si ├α entonces ╞α, es decir, todas las fórmulas deducibles sin premisas en el cálculo son
lógicamente válidas.

Teorema de completud semántica. Hilbert y Ackerman (1928) se preguntaron si el cálculo


deductivo de primer orden es semánticamente completo o no, esto es, si permite deducir todas las
fórmulas de primer orden lógicamente válidas. Gödel (1930) dio respuesta a esta pregunta,
probando lo que se conoce como el teorema de completud (semántica) de Gödel: el cálculo
deductivo de la lógica de primer orden es semánticamente completo, es decir, basta para deducir sin
premisas todas las sentencias válidas de esas premisas. Gödel tomó como referencia el fragmento
de primer orden del cálculo de Whitehead y Russell, pero una prueba similar vale parae el cálculo
de Hilbert y Ackermann, y para cualquiera de los cálculos deductivos propuestos para la lógica de
primer orden. Henkin (1949) ofreció una prueba más simple del mismo resultado que ha tenido gran
aceptación (aunque ella presupone el axioma de elección).

El hecho de que todas las fórmulas válidas de primer orden sean deducibles implica que todas
pueden ser generadas sucesivamente (y por tanto enumeradas) mediante la aplicación
convenientemente programada de las reglas del cálculo dedutivo. El conjunto de las fórmulas
lógicamente válidas de primer orden es recursivamente enumerable. El teorema de completud
semántica vale a fortiori para la lógica proposicional, pero no vale para la lógica de segundo orden,
que es semánticamente incompleta. El conjunto de las fórmulas lógicamente válidas de segundo
segundo orden, que es semánticamente incompleta. El conjunto de las fórmulas lógicamente válidas
de segundo orden no es recursivamente enumerable.

El teorema de corrección dice que el cálculo deductivo de primer orden es correcto en el sentido de
que todas las fórmulas deducibles a partir de ciertas premisas son consecuencias de esas premisas.
Uniendo ambos teoremas, obtenemos: para cualquier conjunto Γ de fórmulas de primer orden
cualquier fórmula α: Γ deriva α sii Γ consecuencia α. De aquí se sigue el resultado equivalente: para
cualquier conjunto Γ de fórmulas de primer orden, Γ es satisfacible sii Γ es consistente. Por tanto, Γ
es insatisfacible sii Γ es contradictorio. Estos resultados nos permiten obtener información
semántica a partir de hechos sintácticos y a la inversa, así como probar teoremas como el de
compacidad y el de Löwenheim-Skolem.

Teorema de compacidad. Sea Γ un conjunto de fórmulas de primer orden. Si cada subconjunto


finito Δ subconjunto Γ es satisfacible, entonces Γ entero es también satisfacible. Este teorema puede
también formularse equivalentemente en función de la consecuencia: una fórmula α no puede ser
una consecuencia de un conjunto infinito de fórmulas Γ sin ser a la vez una consecuencia de algún
subconjunto finito Δ subconjunto Γ. Si Γ consecuencia β, entonces hay un subconjunto finito Δ
subconjunto Γ tal que Δ consecuencia Γ. El teorema se llama de compacidad porque, reformulado
en lenguaje topológico, afirma que cierta “topología elemental” de clases de realizaciones es
compacta. También se conoce como teorema de finitud.

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El teorema de compacidad es uno de los teoremas más fecundos de la semántica lógica o teoría de
modelos. Fue probado por Gödel (1930) y reforzado por Mal’ve (1936). Del teorema se sigue que
una teoría de primer orden con realizaciones infinitas no puede ser categórica, es decir, tiene que
tener modelos no isomorfos entre sí.

Teorema de Löwenheim-Skolem-Tarski. Establece que cualquier caracterización de primer orden


de una estructura innumerable tiene también realizaciones meramente numerables. La versión
descendente del teorema dice: si un conjunto de sentencias de primer orden es satisfacible por
alguna estructura infinita (aunque su universo A sea innumerable), entonces es también satisfacible
por una subestructura numerable suya (con universo B subconjunto A y cardinalidad de B = No).
De aquí se sigue que todo conjunto satisfacible de fórmulas de primer orden posee una realización
numerable (de universo finito o infinito numerable). Además, todo conjunto satisfacible de fórmulas
de primer orden posee una realización sobre el conjunto de los números naturales. Por tanto,
ninguna teoría de primer orden con modelos infinitos innumerables es categórica. Por ejemplo, la
teoría de primer orden del cuerpo ordenado de los números reales tiene, además de la realización o
modelo estándar de los números reales, que es innumerable, también otra realización meramente
numerable (y por ello no isomorfa a la primera). La aplicación del teorema a la teoría de conjuntos
de primer orden de lugar a la paradoja de Skolem. No solo no podemos acotar hacia abajo la
cardinalidad de una estructura innumerable, sino que tampoco podemos acotarla hacia arriba. La
versión ascendente del teorema dice: si un conjunto de sentencias de primer orden es satisfacible
sobre alguna estructura infinita (con universo A de cardinalidadk), por pequeña que sea, entonces es
también satisfacible sobre una superestructura suya arbitrariamente grande (es decir, con universo B
tal que Asubconjunto B y cardinalidad de B= lambda mayor o igual k para cualquier cardinal
infinito lambda).

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