ÉTICA APROBATIVA: Es una teoría idealista de la moral que afirma que el
bien es algo que debe ser primero aprobado por alguien superior al hombre común, puede ser Dios, el sentido de moral inherente al ser humano o la sociedad. Dependiendo de quien deba aprobar el bien la ética aprobativa puede ser teológica, psicológica cuando es el sentido moral inherente al ser humano y social – aprobativa cuando es la sociedad quien debe aprobarlo.
ÉTICA AUTÓNOMA Y HETERÓNOMA: La ética autónoma nos indica que la
moral estará determinada por el propio sujeto, por lo que un ser humano no recibirá coacción de elementos exteriores para realizar sus valoraciones morales de modo que resulta idealista por presuponer que el hombre tiene la capacidad innata para saber diferenciar el bien del mal sin necesidad de aprenderlo y sin necesidad de exponerse a su entorno social. La ética heterónoma al contrario, determina que el sujeto es replicante de una moral que ha recibido desde el exterior.
ÉTICA EVOLUTIVA: La ética evolutiva señala que la moral de un sujeto está
determinada por su medio y que debe adaptarse a él para poder convivir en su contexto social. Se llama evolutiva porque la moralidad se establece a partir del proceso biológico o teoría de la evolución; es decir, cuando una actitud facilita el proceso debe ser adoptada como algo permitido por la sociedad, cuando algo más dificulta este mismo proceso debe de marcarse como algo malo. A partir de esto se infiere que la sociedad es el producto de una evolución a una forma superior de organización de seres de una misma especie.
ÉTICA TEOLÓGICA: En esta forma de ética el paradigma es Dios y ha sido
influenciada por las principales religiones monoteístas del mundo, es decir, cristianismo, el islamismo y el budismo. De tal modo que en la ética teológica Dios deja de ser abstracción y es transformado en sujeto que encarna la perfección y los valores morales a los que debe aspirar el ser humano que en contraparte se encuentra inmerso en el pecado o el mal ya que de acuerdo a la religión o religiones, el ser humano es un ser lleno de maldad por naturaleza.
ÉTICA SOCIAL: En este tipo de ética la definición de moral, justicia y valores
está determinada por el cuerpo social en el que se desarrolle el individuo, teniendo como punto de referencia general al mundo entero (valores universales) y como punto de referencia particular a su cuerpo social inmediato (usos y costumbres) Utiliza para sus propósitos coacciones devenidas desde el estado y desde la sociedad misma a través de los aparatos ideológicos como la TV, la escuela, la iglesia y ahora también la publicidad y el arte. ÉTICA CÍVICA: Es un comportamiento que el ser humano trata de mantener dentro del cuerpo social en el que se desarrolla y tiene su fundamento en la carta universal de los derechos humanos. Su objetivo principal es poder mantener una convivencia pacífica y tranquila.
ÉTICA PROFESIONAL: Es la parte de la ética que estudia los valores de los
deberes y derechos profesionales en cada profesión y también se le conoce como deontología.
CODIGOS DE ETICA PROFESIONAL
Para entender mejor del tema debemos tener claro que son los códigos éticos. Los códigos éticos son conjuntos de reglas de conducta casi siempre destinados a mejorar la prestación de un servicio profesional. Se oponen normalmente a los reglamentos o leyes jurídicas que regulan ciertas profesiones. Es decir, hasta donde no hay mecanismo jurídico para garantizar una conducta, lo más conveniente es poner un código de ética.
Por ejemplo el abogado de un caso no tiene porqué testificar en contra de su
cliente aunque sepa, por ejemplo, si violó o no, si mató o no, si robó o no. Ahora que tampoco está obligado jurídicamente a lo contrario, es decir, también puede decirlo todo.
Los códigos de ética entran donde las leyes no puede. Requieren de un
conocimiento y cumplimiento discrecional de las partes a las que va destinado, y la peor sanción a su incumplimiento es la de la exclusión social. Por ejemplo, un abogado que anda acusando a sus clientes, testificando como testigo de oídas en su contra, la pena que seguro le espera es la de quedarse sin clientes porque la gente simplemente no asistirá a ellos. La ley, opta por proteger mejor el derecho a la defensa jurídica de los inculpados, que por darle peso absoluto a la testificación de oídas. Esto en mi opinión además, está muy bien.