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TRIBUNAL DE GESTION ASOCIADA-TERCERO

PODER JUDICIAL MENDOZA

foja: 553

CUIJ: 13-00481584-4( (012024-98078))

BARRERA, GLADYS MABEL Y OTS. C/ GOBIERNO DE LA PROVINCIA, .DE


MENDOZA. S/ DAÑOS Y PERJUICIOS

*10481685*

Mendoza, 18 de Marzo de 2019.

VISTOS:
Estos autos arriba intitulados venidos a resolver, de los que
RESULTA:
I. A fs. 4/6 se presenta la Sra. Gladys Mabel Barrera, por si y por su hijo menor
Alejandro David Barrera, y la Sra. María Lourdes Moreno, con patrocinio letrado e
interpone demanda por daños y perjuicios contra el GOBIERNO DE LA PCIA. DE
MENDOZA a fin que en la instancia procesal oportuna se los condene a pagar en
concepto de indemnización por los daños y perjuicios sufridos la suma de $
195.000 con costas.
Relatan las actoras que el día 4 de febrero del 2004 en horas de la tarde, se
dirigían junto con sus hijos a vender bizcochitos de anís.
Detallan que al retirarse de la casa de una clienta, en calle Olascoaga 4500 de Las
Heras, la Sra. Barrera sintió un impacto en el costado y gritos de la clienta que
decía que ingresaran a la casa porque se estaban tiroteando policías con
delincuentes.
Manifiestan que ambas fueron heridas con tiros de balas. Que no pudieron
observar quien disparaba, si la policía o los delincuentes y que fue la clienta, la
Sra. Toledo quien pudo ver que fueron los policías quienes disparaban sus armas
hacia donde estaban.
Como consecuencia de las heridas causadas por arma de fuego, reclama la Sra.
Moreno la suma de $ 100.000 comprensiva de daños a la integridad física y daño
moral; la Sra. Barrera reclama la suma de $ 55.000 por los mismos rubros y el Sr.
Alejandro David Barrera reclama la suma de $ 40.000 por daño moral.
Funda en derecho la responsabilidad que atribuye, ofrece prueba.
II. A fs. 23 comparece el Dr. Gabriel Orbelli, por el GOBIERNO DE LA
PROVINCIA DE MENDOZA y contesta demanda.
Realiza negativa general y particular.
Sostiene la inexistencia de responsabilidad estatal. Ataca la existencia de daño y
la existencia de factor de atribución por el que pueda responsabilizarse a su
mandante.
A continuación proporciona su propia versión de los hechos.
Dice que es cierto que existió una persecución y que se intercambiaron disparos
entre policías y malvivientes. Sin embargo, no surge de las actuaciones policiales
la presencia de las actoras en el trayecto de la persecución, mucho menos que
hubieran sido alcanzadas por proyectiles provenientes de ese tiroteo y no de otro y
mucho menos que las balas que hipotéticamente profirieron las lesiones que las
actoras reclaman hubieran provenido de armas pertenecientes la personal policial.
Concluye en que en definitiva ante la ausencia probatoria la demanda debe
rechazarse.
Posteriormente recuerda los presupuestos de la responsabilidad civil, remarcando
la ausencia de relación causal en el caso en concreto. Ataca los rubros
reclamados.
Ofrece prueba.
III. A fs. 31 toma intervención Fiscalía de Estado. Contesta demanda. Formula
negativa general y particular. Peticiona el rechazo de la demanda e impugna los
montos reclamados. Destaca la falta de legitimación del menor en el momento de
interponer acción Alejandro David Barrera, por considerar que carece de
legitimación pasiva por no manifestar daños físico ni moral, ya que este
comprende al damnificado directo y no se acreditó donde se encontraba el menor
ni la forma en que estaría afectado.
IV. Se dispone la apertura de la causa a prueba. A fs. 60 se dicta auto de admisión
y sustanciación mediante el cual se rechaza las impugnaciones formuladas por la
actora. Se admite la restante prueba ofrecida por las partes.
Además de la prueba oportunamente acompañada por las partes, documental e
informativa rendida, obran los siguientes elementos de convicción:
Pericia Psicológica ( fs. 294/307)
Testimonial de Toledo Tomasa Yolanda ( fs. 340) ; Daniela Alejandra Santivañez (
fs. 393); Gabriel Diego Sebastián Moreno ( fs.467)
Pericial de medico clínico ( fs. 479). Esta pericia es notificada a las partes. La
representante de Fiscalía de Estado observa el dictamen pericial.
Pericial criminalística ( fs. 461)
V. A solicitud de la actora, se ordena emplazar a la demandada y Fiscalía de
Estado a cumplir con los actos útiles tendentes a producir la prueba ofrecida y no
rendida por los mismos, bajo apercibimiento de lo dispuesto por el art. 179 del
CPC. Notificada las referidas de tal emplazamiento se declara caduca la prueba
de Fiscalía de Estado, no existiendo prueba pendiente de producción a la
Provincia de Mendoza.
VI. A fs. 525 se ponen los autos en la oficina para alegar, quedando agregados los
de la actora a fs. 536 y los de Fiscalía de Estado a fs. 545.
VII. A fs. 548 dictamina el Ministerio Fiscal en el sentido propicio a la oportunidad
del dictado de sentencia, por no mediar prejudicialidad alguna (art.1101 C.Civil)
Agregado dictamen Ministerio fiscal, quedan los autos en estado de dictar
sentencia.
CONSIDERANDO:
I- Derecho Transitorio. Legislación aplicable.
En la presente causa los actores demandan por daños y perjuicios al GOBIERNO
DE MENDOZA derivados por los daños causados por el accionar irregular del
funcionario policial, al provocarle lesiones con el disparo de arma de fuego
provocado por el uso del arma reglamentaria el día 4 de febrero del 2014.
De conformidad a lo dispuesto por el art. 7 C.C.C.N que prescribe “A partir de su
entrada en vigencia, las leyes se aplican a las consecuencias de las relaciones y
situaciones jurídicas existentes. Las leyes no tienen efecto retroactivo, sean o no
de orden público, excepto disposición en contrario. La retroactividad establecida
por la ley no puede afectar derechos amparados por garantías constitucionales.
Las nuevas leyes supletorias no son aplicables a los contratos en curso de
ejecución, con excepción de las normas más favorables al consumidor en las
relaciones de consumo”.
Moisset de Espanés enseña, sobre el art. 3 del Código Civil de Vélez, que la clave
del problema, “reside en la distinción entre los hechos constitutivos de la relación
jurídica y sus efectos o consecuencias” (Moisset de Espanés, Luis, La
irretroactividad de la ley y el nuevo art. 3 Código Civil (derecho transitorio),
Universidad Nacional de Córdoba, 1.976, p. 41).
En igual sentido explica Kemelmajer de Carlucci que: “Lo importante no es la
distinción entre situación y relación jurídica, porque ambas se rigen por las mismas
reglas, sino las fases en las que estas se encuentran al momento de la entrada en
vigencia de la nueva ley. Efectivamente, Roubier sostuvo que toda situación
jurídica pasa por dos fases: una fase dinámica, que corresponde al momento de
su constitución y de su extinción, y una fase estática, que se abre cuando esa
situación produce sus efectos. ¿Qué son las consecuencias? Las consecuencias
son las derivaciones o efectos que reconocen su causa eficiente en las relaciones
o situaciones jurídicas”. (Kemelmajer de Carlucci, Aída, comentario al art. 7, en
Marisa Herrera, Gustavo Caramelo, Sebastián Picasso (dir.), Código Civil y
Comercial de la Nación anotado, Infojus, Cdad. Autónoma de Bs.As., 2.015, T. I).
En la presente causa la pretensión consiste en el reclamo del daños como
consecuencia del incidente ocurrido en el año 2004, situación consolidada a la luz
de las normar contenidas en el Código Civil de Vélez por lo que considero de
aplicación lo dispuesto en el antiguo cuerpo legal con relación al tema en análisis.
En tal entendimiento, corresponde aplicar el Código Civil en todo lo relativo al
nacimiento de la obligación resarcitoria (legitimación y presupuestos de la
responsabilidad civil). A su vez, incumbe aplicar a las consecuencias jurídicas no
agotadas (ejemplo en el caso de los intereses y cuantificación del daño) el Cóigo
Civil y Comercial de la Nación vigente desde el 1 de agosto de 2.015.
Por su parte la Ley N° 8968 (publicada en Boletín Oficial el día 11/05/17) que rige
la responsabilidad patrimonial del Estado en la Provincia de Mendoza por los
daños causados por sus actividades específicas de Poder Público, no resulta
aplicable a la presente causa por cuanto la obligación resarcitoria es anterior a la
entrada en vigencia de la ley provincial.
Por lo que, en cuanto a la normativa aplicable, el caso debe resolverse conforme
las reglas de atribución de responsabilidad vigentes al momento en que la relación
jurídica quedó consolidada, careciendo de aplicación la Ley N° 8968 de la
Provincia de Mendoza.
II. Falta Legitimación Alejandro David Barrera.
Antes de tratar el fondo de la cuestión planteada, corresponde analizar la
legitimación de Alejandro David Barrera para reclamar daño moral en autos.
La sine actione agit se relaciona con la legitimación que tienen las partes para
actuar en juicio, para demandar o para ser demandado. Es decir que habrá falta
de legitimación para obrar cuando el actor o el demandado no son las personas
especialmente habilitadas por la ley para asumir tales calidades con referencia a la
concreta materia sobre la cual versa el proceso.- La legitimación activa implica la
aptitud para estar en juicio en calidad de parte actora, a fin de lograr una sentencia
sobre el fondo o mérito del conflicto suscitado, que puede ser favorable o
desfavorable; mientras que la legitimación pasiva se vincula con la identidad entre
la persona demandada y el sujeto pasivo de la relación sustancial controvertida.-
En tal sentido, se ha afirmado que se trata de una cuestión de identidad lógica
entre la persona a quien la ley concede el derecho o poder jurídico, y la persona
contra quien se concede, lo hace valer y se presenta ejercitándolo como titular
efectivo o contra quien se ejercita de tal manera (CSJN., Fallos 254: 426).
Con acierto se asegura que el órgano judicial se encuentra facultado para
pronunciarse en punto a la legitimación para demandar o ser demandado "ex
officio", pues no obstante que el demandado no hubiese opuesto excepción
alguna en tal sentido, constituye un deber del magistrado verificar si, de acuerdo
con las normas vigentes, quienes accionan se encuentran legitimados para
formular la pretensión y contra quienes se dirigen la mismas son los llamados a
resistirla (DEVIS ECHANDIA, Hernando, "Nociones Generales de Derecho
Procesal Civil", Ed. Aguilar, Madrid, 1966, p. 310.).
Entiendo que en la presente causa el actor Alejandro David Barrera no se
encuentra legitimado para el reclamo en autos de daño moral.
De la testimonial de fs. 340 surge que en el lugar y momento del hecho, según
declaración de la Sra. Toledo Tomasa Yolanda, estaban las dos chicas, su hija,
varios niños, sus nietos y vecinos. Asimismo manifiesta la testigo desconocer al
Sr. Barrera. No identificando a estos niños como hijos de las actoras.
En su pretensión, la actora, expresa que el daño moral reclamado por Barrera, que
en ese momento era un niño, surge de la afección que le causó que su madre
fuera herida en su presencia, sin embargo no se acreditó esta presencia en el
lugar del hecho.
En las constancias penales ( AEV 1389) manifiesta la Sra. Barrera, que al retirarse
del lugar, al empujar el cochecito donde estaba su hijo de seis meses, siente un
impacto en el costado. Alejandro Barrera nació (ver partida de nacimiento de fs. 3)
en el año 1999, por lo que a la fecha del hecho no podría haber tenido seis meses.
Asimismo a fs. 34 del AEV 1375, cuando se entrevistó a las actoras por personal
policial sobre lo sucedido en ningún momento se hace agrega que en el momento
del hecho se encontraba junto a su hijo Alejandro Barrera. En el mismo informe la
Sra. Tomasa refiere que auxilió a las actoras vendedoras sin hacer mención de
otra compañía.
Por todo lo expuesto corresponde declarar la falta de legitimación activa del
Sr. Barrera ya que no se acreditó su presencia en el momento del hecho, por lo
que no puede reclamar un daño moral ocasionado por la angustia de ver a su
madre herida. No siendo asimismo resarcible el daño moral indirecto por no tener
recepción en el Código de Vélez.
II.- Normativa aplicable.
La actora atribuye responsabilidad al Estado Provincial en función del daño
causado a las víctimas por el accionar irregular del funcionario policial, al
provocarle lesiones provocadas por el uso de arma reglamentaria.
Señala Cassagne, en su análisis sobre la evolución de la responsabilidad
patrimonial del Estado, que el reconocimiento de la responsabilidad estatal se
apoyo, básicamente, en cuatro pilares: a) la división de responsabilidad según
provenga de la actividad ilegítima o de la actividad legítima o lícita, y la
consecuente fijación de criterios distintos en cuanto al factor de atribución y la
extensión de los rubros indemnizables; b) el reconocimiento de una
responsabilidad directa, en principio, c) el abandono de la culpa y la admisión de la
falta de servicio como factor específico de atribución en la responsabilidad por
acto ilegítimo o ilícito; 4) la introducción de presupuestos inherente a
(i)imputabilidad material del hecho u omisión dañosos, (ii) la conexión causal, y (iii)
específicamente la ausencia de soportar el daño (en La Ley 2000-D-
1219). Asimismo, considero ilustrativo traer a colación los
lúcidos comentarios de Daniel Pizarro, para quien la responsabilidad del Estado
por su actividad lícita debe ser enmarcada bajo los siguientes principios: 1) La
juridicidad o antijuridicidad de la conducta del Estado debe ser ponderada en el
momento en que este causa un daño al administrado, en este caso, ejerciendo
regularmente sus derechos y potestades. El mero hecho de desplegar una
conducta ajustada a derecho, que aún no ha causado detrimento a terceros,
constituye una cuestión todavía al margen de la responsabilidad patrimonial del
Estado; 2) la actividad legítima del Estado puede devenir dañosa. Y es entonces
cuando pera la trasgresión del principio alterum non laedere que consagra el
Código Civil con raíz constitucional ( arts. 1109, 1112, 1113, y cc del CC y arts. 19,
33, y cc de la Constitución Nacional) y el momento con relación al cual habrá que
indagar sobre el juicio consecuente de posible antijuridicidad; 3) como regla, por
aplicación del principio general de no dañar a otro – de raíz constitucional-, todo
daño causado a otro se presume objetivamente antijurídico, salvo, que medie
causa de justificación ( arts. 1066, 1109, 1112, 1113, y cc del Código Civil) 4) la
administración pública causa un daño a un tercero, ejerciendo regularmente sus
derechos y potestades.
Su actividad es legítima y dicha legitimidad no se enerva por el hecho de que
termine repercutiendo de modo más gravoso sobre ciertos particulares. El daño
proviene de una conducta justificada – esto es ajustada en todo momento al
ordenamiento jurídico integralmente considerado-, conclusión que no varía por el
hecho de que se haya causado un daño.
No hay entonces antijuridicidad alguna en la conducta que lo genera, lo cual no
obsta a su reparación, siempre que no pese sobre el damnificado el deber o carga
de soportarlo.
En conclusión, estamos ante un daño derivado de una conducta de la
Administración pública, ajustada a derecho, legítima, que no deja de serlo por el
hecho de haber causado un daño, desde el mismo momento en que estaría
justificado.
La idea de sacrificio especial, con anclaje en la garantía de igualdad, no actúa
entonces para enervar la juridicidad de la conducta, que se mantiene inalterable,
sino para justificar, en el plano axiológico, como factor de atribución la reparación
del daño causado por la actividad legítima estatal. ( PIZZARRO, Ramón Daniel “
Responsabilidad del Estado y del funcionario público”; Ed. Astrea, Tomo I, pág.
456 y siguientes).
El presente caso constituye un supuesto de responsabilidad del Estado por un
obrar lícito, en cuyo marco se generó un daño a terceros inocentes (ajeno a los
hechos desencadenados).
Cabe recordar, ante todo, que la Corte Suprema de Justicia ha interpretado, que
cuando la actividad lícita de la autoridad administrativa, aunque inspirada en
propósitos de interés colectivo, se constituye en causa eficiente de un perjuicio
para los particulares -cuyo derecho se sacrifica por aquel interés general- esos
derechos deben ser atendidos en el campo de la responsabilidad del Estado, por
su obrar lícito (Fallos324:1253;326:847;328:2654).
En sentido concordante, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y
Comercial Federal, ha resuelto que si alguien es provisto de un arma, quien lo
provee de ella debe atenerse a los riesgos que la peligrosidad de la cosa genera,
ya que de los servidores públicos que reciben un arma de fuego para el
cumplimiento de su misión, cabe esperar la serenidad y el equilibrio necesarios
para no utilizarla contra sus iguales sin motivo alguno.
Es indudable que la Policía Federal es responsable de la elección de sus agentes
y de su adecuada preparación técnica y psíquica (confr. Sala 3, causas 1614 del
27.8.96; 3997/01 13.12.05;Sala1,causa12.283/03del10.9.09). III.
Responsabilidad del Gobierno de Mendoza. Solución a la presente litis.
Entiendo que cabe sintetizar las posiciones asumidas por ambas partes: Ambas
partes reconocen que el 4 de febrero del 2004 se produjo una persecución entre
miembros de la policía de Mendoza y un delincuente y que dentro de esa
persecución se intercambiaron disparos entre la policía y el prófugo.
Las actoras indican que el día 4 de febrero del 2004, mientras se encontraban
vendiendo mercadería en forma ambulante, en calle Olascoaga 4500 de Las
Heras, Mendoza, se dieron cuenta que habían sido alcanzadas por balas.
Expresan que no pueden observar quienes les dispararon si fue la policía o los
delincuentes. Agregan que la Sra.Toeldo, que era la persona a la que le vendían
mercadería, si puedo observar que fueron los policías quienes disparaban sus
armas hacia donde ellas estaban.
La demandada por su parte, niega que las actoras hayan estado presentes en el
trayecto de la persecución y que las balas que hipotéticamente profirieron las
lesiones que las actoras reclaman hubieran provenido de armas pertenecientes al
personal policial. Reseñado el marco legal en el cual deben subsumirse los
hechos que motivan la presente litis, corresponde ingresar en el análisis de los
hechos y la prueba aportada. Pienso
que habiéndose dictado sentencia en sede penal, la existencia del hecho principal
y las circunstancias que lo rodearon no podrían ser objeto de revisión y hacían
cosa juzgada en la instancia civil, en la que se reclamaban los daños y perjuicios
originados por dicho hecho (art. 1102 CC). En tal sentido, la sentencia dictada en
la causa penal n °4699 tuvo por acreditado, en lo que a esta causa atañe, que el
día 4 de febrero de 2004 existió una persecución donde hubo intercambio de
disparos entre los ocupantes del Peugeot 205 que cubrían su fuga y la policía, que
durante el intercambio de disparos que se realizaron en la persecución resultaron
heridas dos transeúntes Sra. María Lourdes Moreno Pinna y Gladys Mabel Barrera
Azcurra. ( fs 264 AEV penal). Señaló, además, que con relación a las
responsabilidades penales de los involucrados en los sucesos, se dispuso:1) que
el hecho descripto debe ser calificado como encubrimiento agravado, resistencia a
la autoridad y tenencia ilegitima de armas de guerra.
Señalo también que en la referida causa penal no se pudo determinar quién había
sido el autor de los disparos que generaron las lesiones padecidas por las actoras.
En el caso, estimo que corresponde hacer lugar a la demanda, conforme los
argumentos de hecho y derecho que seguidamente expondré. En efecto; de la
prueba colectada en la causa no surge de modo alguno que las balas que
causaron las heridas reclamadas por la actora provengan de las armas de los
malvivientes.
A fs. 340 la testigo Sra. Toledo manifiesta que “nos entretuvimos conversando,
cuando de pronto vimos que venía la policía disparando”.
A fs. 393 la testigo Sra. Santivañez, en el responde a la segunda sustitución: para
que diga el testigo si recuerda de dónde provino el disparo que mencionó.
Responde: yo no vi quien disparó, como dije primero fue el disparo y después se
aproximó el auto de policía, porque el otro auto ya había pasado...
Asimismo, mediante la prueba pericial obrante a fs.461, que utilizó como base el
informe agregado a fs. 178 del AEV 1889, en el punto 4 a la pregunta de que la
pericia determine si las heridas sufridas son compatibles con las armas utilizadas
por los malvivientes, se señala que “Al no contar con elementos tales como
vainas, proyectiles recolectados en el lugar del hecho o proyectiles extraídos de
las victimas u otras armas secuestradas de los sospechosos no podemos
determinar si las heridas causadas a los demandantes fueron disparadas por los
sospechosos que figuran en autos. No podemos expedirnos en este punto al no
contar con documentos o materiales para cotejar la correspondencia de las
lesiones con las armas utilizadas en el hecho.
Entiendo que de las testimoniales rendidas no surge acreditado con certeza
absoluta que sean los policías quienes dispararon armas cuyas balas que hirieron
a las actoras, así como tampoco surge la culpa del tercero o de la víctima, ni que
las heridas fueran causadas por los disparos provenientes de los delincuentes. Sin
embargo no es este el fundamento en la que baso la responsabilidad del Estado.
En el caso concreto no fue posible determinar de forma fehaciente si el daño fue
producido por los agentes policiales o por los delincuentes.
Considero que en esas circunstancias, la responsabilidad del Estado surge porque
el daño fue causado en ocasión de un procedimiento policial, que interesaba a
toda la comunidad, y que no fue expresión de un obrar desmedido sino necesario,
a punto tal que en sede penal los agentes involucrados no fueron condenados por
mal desempeño.
Las constancias de la causa demuestran que el accionar de los efectivos policiales
en la represión del delito intentado fue llevado a cabo de manera regular, sin
excesos, y en el cumplimiento del cometido específico de las fuerzas de seguridad
de atender a un servicio que beneficia a la comunidad en general. Al exigir la
sociedad un accionar policial activo y eficaz, imprescindible para mantener
parámetros aceptables de seguridad, los principios de solidaridad social imponen
que cuando en razón de ese accionar un miembro de la misma comunidad resulta
dañado en su integridad física, es también la comunidad toda la que está
interesada en que el daño sea resarcido, y la obligación debe pesar sobre el
mismo Estado, que es quien ejerce legítimamente la fuerza en beneficio de todos.
En consecuencia, atendiendo al mérito de la doctrina jurisprudencial citada, la
responsabilidad del Estado Nacional es ineludible, por más que en el desempeño
de las funciones de prevención y represión de los delitos hubiere obrado
legítimamente, pues en estos casos el daño causado a un tercero inocente debe
ser asumido por la comunidad toda a cuyo servicio está organizado el cuerpo
policial. Abrevando en las circunstancias antes acreditadas,
corroboro que efectivamente existe así el extremo de “sacrificio especial” que
exige la configuración de la responsabilidad del Estado para supuestos como el
aquí analizado, en tanto conforme la prueba rendida puede apreciarse un
menoscabo diferenciado del que sufrió el resto de la comunidad, afectándose
derechos adquiridos de los actores ( art. 16 y 17 CN).
Por lo que juzgo se encuentra acreditado el hecho dañoso y la demandada no ha
probado ninguna de las eximentes de la responsabilidad a saber: la culpa de la
víctima, el caso fortuito o fuerza mayor ni el hecho de un tercero por el cual no
deba responder.
En suma entiendo que el hecho aconteció en la forma relatada por las actoras,
que le atribuye responsabilidad a la Provincia de Mendoza por el accionar del
personal policial.
Por ello, la demandada resulta responsable del hecho dañoso como prestador del
servicio público de seguridad. IV.- LOS
DAÑOS. Acreditados entonces los
presupuestos del deber de reparar y la legitimación activa, corresponde ahora
merituar la existencia de los daños reclamados, la prueba de los mismos y la
procedencia, a fin de determinar el monto de condena en el presente caso. A fin
de determinar la procedencia o improcedencia de cada uno de los rubros,
analizaré cada uno de ellos por separado. Atento los términos de la demanda
incoada, entiendo, en primer término procede realizar una aclaración de los
conceptos involucrados en el reclamo resarcitorio formulado. La protección de los
derechos a la vida y a la salud ha quedado consolidada a partir de la reforma
constitucional introducida en el año 1994, al incorporarse como art. 42, CN.
(BERGER, Sabrina M. “El contenido de la indemnización: el art. 1738 del CCyC”.
Publicado en: RCCyC 2016 (noviembre), 17/11/2016, 24.Cita Online:
AR/DOC/3188/2016). Conforme lo establece el artículo
1738 del CCCN, en nuestro sistema de responsabilidad por daños, sólo puede
hablarse de dos órbitas de afectación: la patrimonial - que comprende el daño
emergente, lucro cesante y pérdidas económicas y el extrapatrimonial que se
corresponde con el daño moral. Coincido con la prestigiosa doctrina y
jurisprudencia que considera que no existen “tertium genius” o categorías
autónomas de daños.
Bajo estos parámetros consideraré el resarcimiento de los daños reclamados por
las actoras.
SRA. MARÍA LOURDES MORENO.
a) Incapacidad sobreviniente: Tal como lo han señalado diversos
pronunciamientos judiciales cuyo criterio comparto, corresponde indemnizar
cualquier disminución en la salud psicofísica del sujeto afectado, sea que la
minoración incida en su capacidad productiva, sea que se traduzca en un
menoscabo de la persona que le provoque cualquier imposibilidad o dificultad de
llevar a cabo las actividades de todo tipo que solía y podía realizar, previo al
accidente, con la debida plenitud y libertad (LS 181-153, LS 182-138, LS 182-249,
entre otros. En el Derecho argentino, rige el principio de la reparación plena de los
daños, en función de lo dispuesto por el art. 1740; conforme a este principio, la
finalidad de la indemnización es procurar establecer tan exactamente como sea
posible, el equilibrio destruido por el hecho ilícito para colocar así a la víctima, a
expensas del responsable, en la misma o parecida situación patrimonial a la que
se hubiese hallado si aquél no hubiese sucedido. El responsable debe resarcir
todo el daño ocasionado con su acto ilícito: debe ser reparado todo el daño, no
más allá del daño, pero todo el daño. (TRIGO REPRESAS, Félix A.- LÓPEZ
MESA, Marcelo J., "Tratado de la responsabilidad civil", Buenos Aires, La Ley,
2.004, Tomo IV, pág. 823 y sgtes.). La actora reclama incapacidad absoluta y
temporaria de 90 días y una incapacidad parcial y permanente del 15% y por ello
reclama una suma de $ 50.000.
Manifiesta que el daño a la integridad física incluye la propia incapacidad
física, la incapacidad laboral y el daño estético producido por las heridas de armas
de fuego.
En la pericia médica de fojas 479/480 el perito tras ponderar una serie de
pautas, concluyó que la actora presenta una incapacidad, parcial, permanente y
definitiva del 10%. La pericia fue observada por la demandada y respondidas
dichas impugnaciones a fs. 506/507.
No encuentro razones para apartarme de las conclusiones a la que arriba,
teniendo en consideración también la edad de la víctima al momento del hecho, y
las secuelas del accidente, la pericia es sólida y fundada, que analiza la
incapacidad integral.
Dados estos fundamentos es que la incapacidad ha quedado acreditada en
los términos expresados por el perito interviniente. .
En lo que se refiere a la cuantificación del rubro, el Nuevo Código civil y
Comercial de la Nación, al que debo recurrir como pauta interpretativa ha
adoptado un método más objetivo para la cuantificación consistente en la
utilización de fórmulas matemáticas (arts. 1745 y 1746 CCyC.)
La utilización de fórmulas matemáticas no importa aplicación retroactiva del
nuevo cuerpo legal sino un elemento válido de valoración judicial que no estaba
prohibido por el Código Civil de Vélez Sarsfield. (2cc Expte.: 51774 - NARREA
DORIS ELSA C/ HEREDIA ROQUE LUIS P/ D. Y P.Fecha: 19/04/2016 LS143-
258).
Dado que María Lourdes Moreno ha manifestado que trabaja como
vendedora ambulante, pero no acredita desempeñar dicha actividad laboral a la
fecha, sino que solo lo refiere y surge de las declaraciones testimoniales que
realizaba esa actividad en el momento del accidente, es que para aplicar las
fórmulas matemáticas debe recurrirse al salario mínimo vital y móvil.
Para cuantificar la incapacidad sobreviniente en sede civil corresponde
aplicar alguna fórmula matemática-financiera (art. 1.746 CCyC) y, si no se han
probado los ingresos concretos de la actividad laboral de la víctima, corresponde
recurrir al salario mínimo vital y móvil al momento del accidente” (2cc Expte.:
51684 - MOLINA, PATRICIA ANDREA C/ COLLADO, RODOLFO ANTONIO S/ D.
Y P. 01/09/2016 LS145-116).-
Así, aplicando dichas pautas, la fórmula Vuotto arroja un monto de $
219601,91 a la fecha de la presente resolución. Para llegar a ese resultado se
ponderaron las siguiente variables: edad de la víctima (26 años al momento del
hecho, ingresos mensuales salario mínimo vital y móvil a esta fecha ($ 11400) 10
% de incapacidad, edad productiva límite (65 años) y una tasa de descuento anual
del 6%.
Cabe aclarar que el Juez no está atado al resultado que arrojan las
fórmulas matemáticas siendo un parámetro importante para cuantificar el rubro en
trato pero no vinculante. Las fórmulas matemáticas no constituyen la única ni
autónoma fuente de cuantificaciones, ya que en todos los casos debe actuar el
prudente arbitrio (que no es arbitrariedad) judicial. (5cc Expte.: 51872 -
CATAPANO GILI, ANDRES SEBAS-TIAN C/ CARREFOUR ARGENTINA S.A.,
INC SA S/ DAÑOS Y PERJUICIO 23/08/2016.)
La SCJMza ha dicho que “la mayor o menor magnitud del resarcimiento por
los rubros solicitados formó parte de la Litis, mal puede afirmarmarse entonces
que el otorgamiento de una suma mayor a la solicitada en la demanda pueda
entonces afectar el principio de congruencia, máxime tratándose de una acción de
daños y perjuicios donde la cuestión de la cuantificación no es meramente
matemática y el monto original demandado es sólo estimativo, sujeto a las
pruebas rendidas y a la discrecionalidad del Tribunal ejercida dentro de los límites
de la razonabilidad” (SCJMZA autos N°50731 “HERTLEIN GUSTAVO A.” 30-8-
2016).
En este orden de ideas, teniendo en cuenta las constancias de la causa, la
edad de la actora a la fecha del accidente, en especial, contemplando que al
demandar la actora invocó un 15% de incapacidad, pero en definitiva el perito
designado en autos consideró un 10%, entiendo que el rubro prospera por la suma
de $ 219.601,91.
b) Daño Moral y estético
Reclama la actora daño moral, el sufrimiento, dolores y daño psicológico
provocado en forma conjunta. Peticiona por este rubro la suma de $ 50.000
sujetos a la prudencia judicial y la prueba a rendirse en la causa. El Código Civil y
Comercial de la Nación, de conformidad con la definición de daño jurídico que
emana del art. 1738, define al daño moral (denominado en este artículo
“consecuencias no patrimoniales”) como la lesión de un interés no patrimonial de
la víctima que produce consecuencias de la misma índole. La consecuencia
resarcible, en estos casos, consiste en una modificación disvaliosa del espíritu, en
el desenvolvimiento de su capacidad de entender, querer o sentir, que se traduce
en un modo de estar diferente de aquel en el que se hallaba antes del hecho,
como consecuencia de este y anímicamente perjudicial.. (PICASSO Sebastián y
SAÉNZ, Luis R., comentario al art. 1.741, en HERRERA, Marisa – CARAMELO,
Gustavo - PICASSO, Sebastián - Directores -, “Código Civil y Comercial de la
Nación Co-mentado”, Buenos Aires, Infojus, 2015, Tomo IV, pág. 461 y
sgtes.)
En lo que atañe a su acreditación, no requiere prueba de su existencia, y se
acredita por el solo hecho de la acción antijurídica y la titularidad del derecho de la
accionante ( CNac. Civ. , Sala F, 9/10/1995 “ Ortelli, Luis A. c. FF AA, s. Daños y
Perjuicios). Asimismo considero que el daño psicológico debe ser adecuadamente
distinguido del “daño moral”. Este último es el dolor o sufrimiento (pretium doloris).
Es decir, aflicción, la que pertenece a la esfera de la subjetividad. El “daño
psicológico”, en cambio, se configura mediante una perturbación profunda del
equilibrio emocional de la víctima, que guarda adecuado nexo causal con el hecho
dañoso, y que entraña una significativa descompensación que altera su
integración en el medio social” ( Cámara Civil y Comercial de San Rafael, L.S.C.
N° 44, fs. 282/294, 31/07/2008). Se ha considerado al denominado “ daño
psicológico” como una alteración emocional que produce una lesión psíquica como
patología detectable por la ciencia médica y psicológica , que causa en la víctima
de un accidente de tránsito una incapacidad respecto a su actividad vital” ( Cam.
Nac. Civ. , Sala A, febrero de 2006, recurso Nro.
436.366). A todo
evento, recuerdo que la Suprema Corte de Justicia provincial tiene sentado desde
antigua data que en supuestos como el de marras , a los efectos de no superponer
indemnizaciones por aspectos íntimamente relacionados, cabe distinguir las
siguientes posibilidades: a) si se acreditada adecuadamente la necesidad de un
tratamiento psicoterapeútico para aliviar o elaborar los daños psíquicos causados
por el hecho de que se trate, el gasto consecuente debe ser incluido en el rubro de
los gastos terapéuticos que pueden ser futuros o a realizarse; b) si la alteración
psíquica produce una pérdida patrimonial porque provoca incapacidad o aumenta
la incapacidad del damnificado debe ser resarcida juntamente con el daño material
provocado por ella y finalmente c) si la alteración psíquica produce sufrimiento
extrapatrimonial, debe ser resarcida juntamente con el daño moral, pero no como
un daño independiente (cfr. S.C.J.M. in re "Solís Vda. de Calvo y Ots. en J:
134.377, Solís Vda. de Calvo c./ Salvador Nazareno p./ D. y P. p./ Inc. Cas."; in re
"La Segunda Coop. de Seg. Grales. en J: Colombo, Inés c./ José Nogara y Ots. p./
D. y P. s./ Cas."; Revista del Foro de Cuyo, T° 34, p. 131). En
definitiva cuando se reclama por daño psicológico, éste no constituye un tercer
género en el ámbito resarcitorio, sino que resulta ser daño moral o daño material.
Ello sin considerar en esta valoración a los gastos de tratamiento terapéutico que
siempre tienen contenido patrimonial ( Conf. CNac. Civil Sala D, 12/06/2001, ED
Nro. 57371; Sala G , 19/93/99, ED Nro. 49253; ídem LL Nro. 100.993, 10/07/2000)
En el caso de marras, la actora ha ofrecido pericial psicológica, la que ha
sido rendida a fs. 299. De la pericia psicológica rendida en autos se puede extraer
que el accidente sufrido por la Sra. Moreno, le ocasionó alteraciones en el
carácter, signos de irritabilidad, ansiedad y labilidad afectivas, como así también
conductas de evitación. Por lo que se vieron disminuidas las actividades socio
recreativas, persistiendo en el paciente el temor a sufrir otro hecho similar.
Presentado una incapacidad psicológica parcial y permanente del 20%.
Agrega además que la perturbación del estado de ánimo que presenta el
actor podría ser transitoria, toda vez que realice tratamiento psicológico.
La presente pericia fue impugnada por fiscalía de Estado a fs. 315,
contestando la perito a fs. 502 y ratificando diagnostico y grado de incapacidad
determinado. Evaluando las conclusiones
periciales entiendo que la indemnización del daño psicológico debe ser incluida en
el rubro daño extrapatrimonial, tal como lo realiza la actora al
demandar. Al tiempo
de analizar este rubro, también tengo en cuenta que, lo importante es considerar
que todo daño resarcible debe ser reparado, independientemente de su identidad
o diversidad con otros, pero debiendo evitarse la superposición o doble
indemnización por conceptos similares.- Ello me lleva a considerar
entre las circunstancias particulares bajo las cuales se configura el daño
extrapatrimonial sufrido por la Sra. Moreno el menoscabo que tal como lo
anticipara considero se ha producido al verse afectada su “ vida de relación “ , que
resulta acreditado por la pericia referida. Por otra parte, considero
que el hecho de haber quedado en el medio de un tiroteo entre policías y
delincuentes, y en las condiciones ya referidas es un hecho que en sí mismo,
demuestra la existencia de daño extrapatrimonial. El criterio de
“satisfacciones sustitutivas” es expresamente receptado por el art. 1741 in fine del
Cód. Civil y Comercial de la Nación, A tales fines determinaré una suma conforme
los parámetros que del mismo antes expuestos, que entiendo cumple la aludida
función. Sentado ello, tengo en cuenta los
demás malestares, angustias y demás padecimientos espirituales que un evento
como el de autos pudo haber generado en la actora, de 25 años al momento del
hecho, con actividad laboral como vendedora ambulante y una vida social plena
antes del hecho de marras y que debió ser hospitalizado e intervenido
quirúrgicamente permaneciendo internada, a raíz del desafortunado
siniestro sufrido. Entiendo que resulta prudente y
razonable otorgar la suma de $110.000 cuantificada al momento del dictado de
esta sentencia, en virtud de los argumentos antes expresados.( artículo 90 inc. 7
CPC). Para la valuación de dicho rubro atiendo especialmente a los bienes
materiales, momentos de ocio y esparcimiento que se podrían adquirir o gozar
como satisfacciones sustitutivas y compensatorias del daño, dejando su elección a
criterio de la accionante, según sus preferencias y/o necesidades particulares
abarcando la totalidad de los aspectos que he desarrollado en este
acápite.
SRA. GLADYS MABEL BARRERA: a) Incapacidad Transitoria.
La actora reclama daño a la integridad física que incluye incapacidad temporaria y
daño estético producido por los disparos. Reclama el monto de $
15.000. A fs. 185 del aev
1389 obra informe del Supervisor Técnico del Cuerpo Médico Forense
manifestando en sus conclusiones que las heridas fueron superficiales, originando
una incapacidad laboral inferior a 30 días, con tiempo de curación probable de 20
a 25 días.
En la pericia médica de fojas 479/480 el perito tras ponderar una serie de
pautas, concluyó que la actora ha evolucionado con mínimas secuelas estéticas
que no generan incapacidad. La pericia fue observada por la demandada y
respondidas dichas impugnaciones a fs. 506/507.

El Art. 1086 del Código Civil no puede interpretarse aisladamente del resto de las
normas que establecen la reparación de los daños producidos por los hechos
ilícitos, especialmente los Arts. 1068, 1069 y 1078 del Código Civil. Es por ello que
en su comentario a aquella norma la Dra. Kemelmajer de Carlucci sostuvo
textualmente, refiriéndose a la incapacidad que “aunque no esté expresamente
mencionada en el Art. 1086, jurisprudencia y doctrina coinciden en que la
incapacidad derivada de un hecho ilícito debe ser reparada por aplicación del Art.
1068” y, más adelante agrega, “si es transitoria e impide las tareas laborales o
productivas, normalmente se indemnizará a través del lucro cesante, pero es
indemnizable la incapacidad temporal en sí misma aunque no existan lucros
frustrados” (Confr. Kemelmajer de Carlucci, Aída, su comentario al Art. 1086 del
Código Civil, en Belluscio-Zannoni, “Código Civil y leyes complementarias,
comentado, anotado y concordado”, tomo 5, Astrea, Buenos Aires,1984, Pág. 219)
(Tercera Cámara Civil Autos Nº 84138/34152 “Dhuin Clemente Rogelio c/ Cáceres
Gabriel p/ daños y perjuicios”) (24/02/2016, autos Nº 150.653/51.367 “Carvallo,
Francisco H. c/ Vergara Giménez, Ramón p/ D. y P.”). Esta Cámara, en anterior
integración, también dijo que una cosa es la índole y magnitud de la incapacidad
científicamente diagnosticada por el perito, y otra diferente, las concretas
repercusiones de dicha incapacidad, a lo que agregó que “En todo supuesto de
lesión a la integridad personal, la incapacidad, no es el daño sino la causa jurídica
de los daños a reconocer. La incapacidad, no se resarce en sí misma, sino en sus
proyecciones espirituales y económicas, pero éstas deben ser entendidas en su
cabal latitud, es decir no sólo en el ámbito productivo, sino proyectadas a las
restantes actividades o facetas esenciales (domésticas, deportivas, vida de
relación, etc.) (autos nº 112.142/43.738 caratulados "Algaba, Rodolfo Enrique y
ots. c/ Vanella, Leonardo José y ots. p/ D. y P.”).

"....el punto del horizonte que debe guiar la reparación y el cumplimiento de su


integralidad y que resulta ser la justa medida para ser congruente, está dado por
dotar al dañado, con una suma indemnizatoria que cubra satisfactoriamente la
integridad física del sujeto que se ha visto menoscabada a causa del hecho
dañoso y ello no implica ser incongruente, sino dimensionar en su justa medida el
principio de reparación integral consagrado por nuestra ley de fondo, colocando al
sujeto en idénticas condiciones a las que gozaba antes del referido hecho. Si
denunció una afectación en la salud a causa del hecho dañoso y ello se acreditó
en autos, no existen dudas que debe ser reparado, puesto que sin ello o hacerlo
parcialmente, no implica otorgar satisfacción al sujeto que acude en búsqueda de
la justa reparación, es decir no se hace justicia.” (autos Nº 250.878/52.233,
“MERCADO JORGE FABIÁN Y OT. C/ CANNATA MARTINENGO MARÍA
CRISTINA Y OT. p/ daños y perjuicios” 10-04-2017).-

En este orden de ideas estimo justo indemnizar el referido rubro por el valor
que supone veinticinco días de convalecencia. Teniendo en cuenta el monto del
Salario Mínimo Vital y Móvil la fecha de la presente sentencia, se admitirá este
rubro por la suma de $ 11.300 con mas intereses conforme considerando
respectivo.

b) Consecuencias no patrimoniales.

La Sra. Barrera reclama por daño moral la suma de $ 40.000. Reclama la actora
daño moral que incluye daño psicológico y sufrimiento ocasionado por los hechos
relatados. Las mismas
consideraciones efectuadas respeto de la Sra. Moreno corresponden a la Sra.
Barrera. Aplicando lo antes dicho, entiendo que dada las características del caso,
al no acreditar fehacientemente el perjuicio que los trastornos vividos le causó en
su actividad laboral, no se ha probado que exista un daño patrimonial como
consecuencia de este daño psicológico, por lo que entiendo que su incapacidad
psicológica debe ser indemnizada dentro del daño moral. De la
pericia psicológica rendida en autos se puede extraer que el accidente sufrido por
la Sra. Barrera, le ocasionó alteraciones en el carácter, signos de irritabilidad,
ansiedad y labilidad afectivas, como así también conductas de evitación. Por lo
que se vieron disminuidas las actividades socio recreativas, persistiendo en el
paciente el temor a sufrir otro hecho similar. Presentado una incapacidad
psicológica parcial y permanente del 10%. La presente pericia fue
impugnada por fiscalía de Estado a fs. 315, contestando la perito a fs. 502 y
ratificando diagnostico.

Así, bajo estas pautas, a la luz de las características del hecho generador, su
repercusión espiritual en la víctima que se vio sometida a vivenciar un hecho
traumático, como es que se produzca un tiroteo entre polcias y delcincuentes en
plena via publica, todo lo cual indefectiblemente afectó y afecta su tranquilidad
interior, estimo justo otorgarle a tenor del art. 90 inc. 7° del C.P.C., la suma de $
70.000, a la fecha del hecho y con más las intereses que más abajo indicaré.

Aclaro, atento que las accionantes reclaman un monto menor en las demanda,
que al decidir cómo lo hago no se viola el principio de congruencia ya que si bien
el art 165 inc. 3° del C.P.C. establece que el escrito de demanda debe contener “
La designación precisa de lo que se demanda, con indicación del valor de lo
reclamado a su apreciación, si se tratare de bienes”, la normativa debe ser
interpretada con cierto grado de flexibilidad cuando de pretensiones resarcitorias
se trata, pues ciertos rubros dependen de pericias técnicas que deben producirse,
y también del prudente arbitrio judicial (como por ejemplo del daño moral),
entendiendo por “ arbitrio “ lo que es razonable , fundado , que permite el contralor
del Superior.

Así lo tiene resuelto desde antaño la C.S.J.N al señalar: “Doctrina y


jurisprudencia se inclinan por admitir la elevación de la suma pedida inicialmente,
sin que ello importe infringir el principio de congruencia. Por el contrario, se
cumple adecua-damente con el mismo en atención a lo reclamado en la demanda,
cuando se deja li-brado el pedido a lo que en más o en menos resulte de la prueba
rendida ( Conf . MATILDE ZAVALA DE GONZALEZ en “Resarcimiento de daños “
ed. 1993, vol. 3 ps 265 y 269, Fallos t . 266 – 223; 272 – 037; 291 – 088;
noviembre 20-1966 en Rev. La Ley 125 – 091 ; idem L.L. 134 – 343 ; 1975 – B-
383 , entre varios mas) (ver Excma. 3° Cámara de apelaciones en lo Civil,
Comercial, Minas, de Paz y Tributario, autos Nº100.000/ 34739 caratulados
"Torres Moreira , Diego Emmanuel Y Ots C/ Luna Roldan , Sergio Omar Y Ots P/
DYP, 4/07/2013).

La posición que sostengo cumple con el principio de reparación integral del


daño contemplado en el Código Civil y Comercial de la Nación y por la
jurisprudencia desde antigua data.

Asimismo, la indemnización pretendida por el rubro en trato se trata de una


deuda de valor. En tal sentido, la Jurisprudencia tiene dicho que: “En la deuda de
valor, a diferencia de la deuda de dinero, el cumplimiento de la obligación por
parte del deudor no tiene una expresión dineraria hasta que las partes se ponen
de acuerdo en el monto o cuando se recurre por ante el órgano jurisdiccional y es
el pronunciamiento del juzgador el que "monetariza" aquella deuda, efectuando tal
tarea prudencialmente una vez que el daño ha sido debidamente acreditado.
Expte.: 51420 – “G.., F.M. C/ C.., A.J. Y OTS. S/ D. Y P. (ACCI-DENTE DE
TRÁNSITO)”19/05/2015, QUINTA CÁMARA EN LO CIVIL - PRI-MERA
CIRCUNSCRIPCIÓN.-

V.Intereses: En cuanto los rubros


incapacidad transitoria, sobreviniente y daño moral, en tanto se trata de una
obligación de valor cuantificada al momento del dictado de esta sentencia,
corresponde aplicar la tasa pura prevista por la ley 4087 desde la fecha del hecho
hasta el día 1 de enero de 2018, desde dicha fecha y hasta el dictado de esta
sentencia corresponde aplicar la tasa prevista por el art. 1 de la ley 9041. Esta
tasa de interés deberá aplicarse hasta el efectivo pago de las sumas adeudadas
por este concepto.

VI.Honorariosprofesionales. Respecto
a las regulaciones de honorarios de los peritos, se efectuará en función de la
importancia, mérito profesional que han tenido las labores periciales y su
incidencia en la sentencia, apartándome de “Yerga” toda vez que la aplicación
irrestricta del mismo, torna a la remuneración de los peritos en ínfima y
consecuentemente no compensatoria del trabajo realizado en autos, por lo que
siguiendo el temperamento de algunas de las cámaras de apelaciones (Segunda
Cámara Civil in re 159.671 "Carboni...” 3-5-07 y Tercera Cámara Civil in re “Expte
158758 (31278) “Moya...” del 10-03-09). A su vez como criterio
interpretativo cito al nuevo Código Procesal Civil, Comercial y Tributario de
Mendoza, que establece en su art. 184 inc. III que: “Cuando hubiera multiplicidad
de pericias, el conjunto de regulaciones no podrá superar el nueve por ciento (9%)
del monto del juicio, en ningún caso. Dicho importe será distribuido
prudencialmente entre los beneficiarios, conforme la labor desarrollada,
complejidad, completitividad y claridad informativa de cada pericia y su valor e
incidencia probatoria en la resolución del proceso”.

VII. Costas.

Atento a como quedó resuelta la cuestión, estimo que las costas deberán
ser soportadas por amabas partes en sus respectivos vencimientos. Ello,
conforme el criterio chiovendano de la derrota ( arts. 35 y 36 CPC). Asimismo
resulta aplicable lo resuelto por el Máximo Tribunal mendocino in re “ Chogris”.
Por tanto, en mérito a las consideraciones precedentes, normativa, doctrina y
jurisprudencia aplicables:

RESUELVO:

I.- Admitir la pretensión contenida en la demanda instada por la Sra. María


Lourdes Moreno contra el Gobierno de la Provincia de Mendoza por las razones
vertidas en los considerandos y en consecuencia, condenar a éste último a abonar
a la primera, en el término de diez días de ejecutoriada la presente, la suma de $
269.601, teniendo en cuenta los rubros admitidos, con más los intereses
establecidos en el considerando respectivo hasta su efectivo pago.

II.- Admitir la pretensión contenida en la demanda instada por la Sra. Gladys


Mabel Barrera contra el Gobierno de la Provincia de Mendoza por las razones
vertidas en los considerandos y en consecuencia, condenar a éste último a
abonar a la primera, en el término de diez días de ejecutoriada la presente, la
suma de $ 81.300, teniendo en cuenta los rubros admitidos, con más los intereses
establecidos en el considerando respectivo hasta su efectivo pago.
III. Costas a cargo de la demandada que resulta vencida (arts. 35 y 36 del
C.P.C.).-

IV. Regular los honorarios de los profesionales intervinientes, sin perjuicio


de los complementarios que pudieren corresponder, de la siguiente forma: Dres.
Dr. Alfredo Guevara Escayola y Diego Monteleone en la suma de $ 41.296 y $
36.844 respectivamente (Arts. 2,3 y 31 de la Ley N° 9131).

VII. v. Regular los honorarios de los peritos


intervinientes Técnica Criminalística Fabiana
Carina Kaprielian, en la suma de $ 4678,
Dra.Patricia Díaz Peralta en la suma de $ 4678 y
Lic. Julieta Venturini Actis en la suma de $ 4678,
de acuerdo a su actuación en autos y
considerandos enunciados.-

VI.- Dejar establecido que al


momento de practicarse
liquidación, en caso de
corresponder, deberá adicionarse
el impuesto al valor agregado
(I.V.A.) a los profesionales que
denuncien y acrediten en debida
forma la calidad de responsables
inscriptos.-

VIII. VII. Rechazar la pretension de Alejandro


Barrera, con costas.

VIII. Firme la presente, remítanse las actuaciones recibidas AEV a origen.

IX. Omitir la regulación de honorarios a los abogados que representaron o


patrocinaron a la D.G.E. y a Fiscalía de Estado de conformidad con lo normado
por la ley 5.394.

COPIESE. REGÍSTRESE. NOTIFÍQUESE.

NDG

DRA. NATALIA DE GAETANO


Conjuez

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