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La Psicología como campo disciplinario.

Félix Temporetti
(Inédito, versión 2017) 1

La palabra psicología da lugar a dos significaciones fundamentales, diferentes y


complementarias. Para marcar tales diferencias y similitudes proponemos utilizar el
tamaño de la grafía de su letra inicial. De este modo, Psicología con mayúsculas,
designa un campo disciplinario de producción científica singular y un campo de
prácticas profesionales y profanas.2 Como campo disciplinario y de prácticas, la
Psicología se nos presenta como un saber acumulado y en construcción que se sostiene
y realimenta en un hacer, en un peculiar modo de resolver problemas y de responder a
demandas en los diversos ámbitos en los cuales transcurre la realidad humana vital y
cotidiana. Por otro lado, el término psicología con minúscula, hace referencia a lo
psíquico, psicológico o mental, según las diferentes maneras de nombrarlo acorde a la
perspectiva teórica y tradición adoptada, en tanto hechos o fenómenos psíquicos,
psicológicos o mentales. En este último sentido, el término psicología se usa para
sustantivar o adjetivar; nombra o cualifica describiéndolos, los fenómenos o hechos
sobre los cuales se construye como espacio disciplinario. La discusión en entorno a la
realidad y singularidad de dichos fenómenos ha promoviendo un debate apasionado en
torno a la naturaleza de los mismos y, por ende, a la manera de estudiar al ser
humano. Es lo que algunos autores identifican como la cuestión ontológica en el campo
científico, asunto relevante que ha provocado y provoca acaloradas discusiones en
torno al estudio apropiado del hombre (Vigotski 1926; Bruner, 1990). Es evidente,
desde una aproximación histórica, que el destino de las diversas Teorías Psicológicas –
que en conjunto configuran la Psicología como campo disciplinario- ha estado y está
atado a la afirmación o negación, como supuesto básico de la realidad de lo psíquico,
su naturaleza y relación con la vida en general y con la constitución del homo sapiens,
ser vivo privilegiado en los estudios realizados por la Psicología.

1 Versión, 2017 utilizada como documento de trabajo en Seminario sobre Psicología y educación en Carreras de
Posgrado de la UNR, UNL y UADER.
2 Profano, que no es sagrado sino secular, perteneciente o relativo a la vida. Esta utilizado en el sentido que no es

conocimiento construido en el contexto de las instituciones y procederes académicos científicos establecidos. Lo que
algunos denominan “cultura oficial”. La construcción de estos conocimientos teóricos y prácticos “profanos”,
elaborados en la experiencia cotidiana, no demuestran, en la mayoría de los casos, el respeto debido a los procederes
establecidos en las academias habilitadas. Volveremos más adelante para ampliar sobre este concepto.

1
El concepto de campo, utilizado para estudiar tanto la disciplina como el hacer
profesional y profano está tomado en el sentido que lo propuso el sociólogo francés
Pierre Bourdieu (1976).

“El campo científico, como sistema de relaciones objetivas entre posiciones adquiridas
(en las luchas anteriores), es el lugar (es decir, el espacio de juego) de una lucha
competitiva que tiene por desafío específico el monopolio de la autoridad científica,
inseparablemente definida como capacidad técnica y como poder social, o, si se prefiere,
el monopolio de la competencia científica que es socialmente reconocida a un agente
determinado, entendida en el sentido de capacidad de hablar e intervenir legítimamente
(es decir, de manera autorizada y con autoridad) en materia de ciencia.”

Desde esta perspectiva el campo de la Psicología se percibe como un espacio


estructurado y jerarquizado de posiciones en el cual se producen continuas luchas que
van redefiniendo la estructura de dicho campo. En el funcionan capitales específicos y
un tipo de creencias propias. Adquiere cierta autonomía, con dinámicas sociales
propias. Es posible analizarlo en sí mismo y en interrelación con campos. Constituye en
esencia una historia de construcción. Tres elementos fundamentales para tener en
cuenta en el estudio de la Psicología son: la estructura interna del campo, las relaciones
externas y el proceso de construcción histórica. En una primera aproximación vamos a
describir la Psicología como un campo de producción de conocimientos científicos y
como un campo de prácticas profesionales, aunque también profanas.

La Psicología como campo disciplinario y profesional.

La Psicología como campo disciplinario hace referencia a un conjunto de


argumentos y enunciados, corrientemente denominados Teoría o Teorías, que se
utilizan y sirven para describir, explicar, interpretar y comprender el comportamiento o
el accionar de los seres vivos y actuar en consecuencia a esas conceptualizaciones y / o
formas de comprender. En este sentido la Psicología alude, casi siempre, a un campo
científico disciplinario. Decimos seres vivos para referirnos a los seres biológicos,
aquellos que tienen movimiento propio.3 Según esta afirmación es posible elaborar una
Psicología sobre cualquiera de los grupos o especies de seres que consideramos vivos.
Las Psicologías más conocidas son aquellas que se ocupan del movimiento o

3 Los seres vivos son objetos extraños. El desarrollo de las Ciencias de la Naturaleza a partir del Siglo XVII y su
expansión a partir del Siglo XX aumentarán esa sensación de extrañeza. ¿Cuán diferente es el HS (Homo Sapiens) del
resto de los Animales, los monos superiores, por ejemplo? No es posible pensar la naturaleza humana por fuera de una
Teoría de la Evolución y de la Biología, en general.

2
comportamiento de los seres humanos, aunque la Psicología sobre el comportamiento
de ciertos animales –perros, delfines, caballos, cobayos, chimpancés, etc.- ha tenido y
tiene en la actualidad un desarrollo considerable. De aquí en más nos ocuparemos de
las distintas teorías psicológicas que se han ocupado de los seres humanos. No
obstante, es importante retener presente esta afirmación: donde hay vida es posible
construir una Psicología.
La Psicología como un campo disciplinario, teórico y metodológico, dentro de la
cultura y tradición occidental, comenzó a discutir y conformar su condición de ciencia
hacia 1860 / 1880 primero en Alemania, siguiendo en otros ámbitos europeos y luego
en la naciente América del Norte. La Psicología como disciplina está conformada por un
conjunto de teorías y de saberes con sus respetivos procedimientos de construcción y
elaboración que conforman las metodologías utilizadas. Durante el Siglo XVIII y la
primera mitad del Siglo XIX surgen un conjunto de teorías psicológicas que, a diferencia
de las anteriormente señaladas, utilizaron para su construcción procedimientos de
naturaleza filosófica tales como el razonamiento y la argumentación lógica, recurriendo
con frecuencia a la observación, pero prescindiendo de la experimentación y
confrontación sistemática entre lo teórico y lo empírico. Por ello se suele afirmar que la
Psicología filosófica es especulativa y racional, mientras que la Psicología científica
emerge de la síntesis entre razón, observación y experimentación. Cuando se estudia,
por ejemplo, las relaciones entre la teoría psicológica y las prácticas educativas o
cuando se discute el lugar asignado a la educación en la construcción de las teorías
psicológicas es importante considerar este momento filosófico de la Psicología en
especial en la obra de Enrique Pestalozzi (1746-1827). Es importante señalar que más
allá de la Psicología filosófica –que en la actualidad ha sido relegada por el proceder
científico- existe una estrecha y fructífera convivencia entre Filosofía y Psicología, y de
manera relevante con los espacios disciplinarios de la Epistemología, la Filosofía de la
Psicología y la Filosofía de la Mente.
La Psicología como un campo de prácticas profesional tiene que ver con el hacer,
con las prácticas profesionales, en este sentido la Psicología es aquello que hacen los
psicólogos cuando intervienen en los distintos asuntos, ámbitos en los cuales transcurre
la vida humana. Desde hace más de 50 años, en nuestro país, es un hacer, una práctica
profesional. Pero en la actualidad disponemos de numerosos referencias conceptuales y
empíricas que permiten afirmar que no sólo quienes ostentan la acreditación de

3
psicólogos hacen psicología. Cuando se trabaja con la gente, con seres humanos
ponemos en juego un conocimiento profesional y un conocimiento profano. Están los
psicólogos con formación académica universitaria, con acreditación de saberes y con
títulos oficiales, pero también están los psicólogos naturales, los de saber profano. En
un sentido práctico todos los humanos somos psicólogos naturales, aunque algunos van
más a allá de lo profano para profesionalizarse. Los psicólogos y psicólogas en
Argentina comienzan su formación profesional en abril de 1955 cuando se pone en
marcha el Primer Plan de Estudios, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNL, en la
ciudad de Rosario, Santa Fe. 4 Se irá conformando el campo profesional atendiendo a
las demandas de individuos, grupos e instituciones. Este ejercicio profesional, para el
cual habían sido preparados fue hegemonizado por una demanda relacionada con el
sufrimiento, el dolor y diversas situaciones paradojales. El psicólogo como esclarecedor
de problemas y como solucionador de conflictos individuales, personales. Más tarde
hacia finales de los años 60’s comienzos de los 70’s del siglo próximo pasado se
comienza a pensar la idea del psicólogo que ayuda en la construcción de “mundos
posibles”, de situaciones que contribuyan al bien estar y la convivencia con estados de
disfrute y alegría. Se comenzó a hablar de prevención, un asunto muy complejo.
¿Cuándo aparece la Psicología en nuestro razonamiento? La Psicología, un
razonamiento o una propuesta que incluya una perspectiva psicológica aparece o se
pone de manifiesto, en la actualidad, cuando intentamos dar respuesta a un problema,
por lo general ligado a los fenómenos y comportamientos humanos. Hay que describir
que pasa o que pasó, hay que explicar, hay que interpretar, hay que buscar un sentido,
hay que comprender un acto, un hecho un fenómeno humano concreto. De cómo se lo
describa, de cómo se lo caracterice, de cómo se lo explique e interprete dependerá de
la posición teórica y metodológica que se adopte. Dime como lo describes, explicas o
interpretas y te diré que perspectiva sostiene tus razonamientos y tus intervenciones.

Lo psíquico, lo psicológico, lo mental

La realidad de lo psíquico o su negación. En su pretensión de describir, explicar


e interpretar el comportamiento humano, las Psicologías –tanto filosóficas como

4En marzo de 1955, en Rosario, en el ámbito de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación dependiente de la
UNL se creo la primera Carrera de Psicología, de donde, a partir de 1960, egresaron los primeros psicólogos
profesionales de la Argentina.

4
científicas- plantearon, desde el inicio, una problemática crucial que puede ser
considerada como la cuestión ontológica de la Psicología y que se preocupó, en primer
lugar, con el problema de postular la realidad de lo psíquico o su negación, de fijar
posición en cuanto a la naturaleza de la misma y aceptar las consecuencias
epistemológicas y metodológicas acorde a cada una de estas opciones. 5 La ontología
en la Psicología se plantea preguntas del siguiente tenor: ¿Las entidades mentales, los
fenómenos psicológicos o psíquicos tales como las ideas, los pensamientos, deseos, etc.
tienen existencia real o constituyen una ilusión en tanto que todo lo que describimos en
términos mentales, psicológicos o psíquicos puede reducirse a los procesos físicos?
Desde un primer momento, las aguas se dividieron en dos tipos de respuestas a tales
interrogantes. Quienes postulan la realidad psíquica o mental defienden la construcción
de una Psicología con psique (o mente). Quienes no admiten entre sus postulados la
realidad de lo psíquico avanzan por el camino de construir una Psicología sin psique (o
mente). Disyunción que supuso postular la realidad de lo psíquico como singular e
irreductible o negar dicha realidad considerándola, a lo sumo, como un epifenómeno, y
que, por ende, puede ser reducido a mecanismos neurofisiológicos, de conexiones entre
estímulos y repuestas o a mecanismos computacionales. Debemos señalar que todas las
teorías psicológicas reconocen que los individuos piensan, imaginan, representan pero
se diferencian entre las que postulan que lo psíquico o mental corresponde a una
realidad en sí, no reductible y los que consideran esos estados como epifenómenos.6
La perspectiva individual discreta y la compleja extendida. Al mismo tiempo
surgió otro interrogante fundamental –y fundacional de la disciplina- referido a la
manera de proceder para lograr el estudio apropiado del hombre ¿Cómo abordarlo sin
distorsionar o destruir su naturaleza, su realidad? Dio lugar a dos perspectivas
metodológicas ligadas a sendas concepciones sobre lo humano y la naturaleza de lo
psíquico. Una perspectiva individual discreta y una perspectiva compleja extendida,
entrelazada. En la primera lo psíquico es un asunto individual y el individuo una unidad
discreta “toda forrada de piel”. 7 La piel –con toda su sensibilidad- marca el límite entre
lo interno y lo externo. La Psicología se ocupa del mundo interno, lo que queda afuera

5 Es importante, para comprender las diversas orientaciones teóricas que caracteriza a la Psicología establecer la
distinción entre lo ontológico, como modo de ser de las cosas, lo epistemológico, como la esfera de los juicios que se
emiten sobre las cosas y lo metodológico como los modos y procedimientos que se adoptan para construir conocimiento
válido en estrecha relación con los supuestos ontológicos y epistemológicos.
6 Epifenómeno: Dentro del ámbito de la Ciencia, un epifenómeno es algo que ocurre en un proceso o sistema, pero que

no tiene ningún efecto causal en el funcionamiento del sistema o proceso. Por ejemplo, el ruido que produce un motor
o una máquina es epifenoménico para comprender o explicar el funcionamiento de dicho motor o de dicha máquina.
Resulta ser un efecto marginal a la explicación científica
7 Discreto, en el sentido matemático de cantidad discreta que consta de unidades o partes separadas unas de otras.

5
es asunto de otras disciplinas. Los componentes esenciales, que se alojan dentro de la
piel, son la estructura biológica y lo psíquico o lo mental, pensados también como
estructuras, procesos o mecanismos. Lo social, lo cultural, lo histórico y todos sus
derivados son elementos externos que inciden y presionan sobre lo individual
psicobiológico, biopsicológico o propiamente psíquico o mental. Todos estos
componentes se conciben como elementos discretos que pueden ser separados o
sumados para incrementar la comprensión de los fenómenos humanos. Desde la otra
perspectiva compleja y dialéctica, el individuo aparece como un elemento singular
entramado en intercambios de naturaleza intersubjetiva; entretejido en una red
interactiva de signos: de índices, imágenes y símbolos. No puede pensarse como
unidad discreta aislada, separada, por fuera de la red social y de la trama simbólica en
movimiento, en conflicto y en trasformación. En este enfoque el individuo, sin perder su
singularidad y movimiento propio, se extiende, necesariamente, más allá de la piel. Se
encuentra inmerso en un sistema sígnico transaccional, en un toma y daca
intersubjetivo que sostiene, completa, potencia y regula la percepción, el pensamiento,
el razonamiento, el deseo, etc. o bien para potenciar su autonomía y libertad o para
limitarlo, controlarlo, dominarlo o, ambas cosas a la vez.

El estudio apropiado del hombre y la cuestión metodológica

Otra cuestión sobre la cual considero importante reflexionar cuando nos


proponemos producir conocimiento en las Ciencias Sociales en general y en la
Psicología en particular, tiene que ver con la concepción sobre los fenómenos humanos
de la cual partimos. Es éste, según mi experiencia, un componente crucial, vertebrador
y estructurante en el planeamiento de una investigación. Condiciona la manera de
delimitar el objeto conceptual y empírico, las hipótesis de trabajo, la selección de los
métodos y el diseño del escenario de prueba. Estas concepciones sobre la naturaleza de
lo humano suelen estar más o menos explícitas en las teorías a las cuales se adhiere o
a las cuales solemos estar adheridos.
Hace ya unos años, el antropólogo Clifford Geertz al analizar “el impacto del
concepto de cultura en el concepto del hombre” (Geertz, C. 1973) diferenció dos
concepciones básicas que durante el Siglo XX utilizamos para acercarnos al estudio
científico de lo humano. A una la denominó estratigráfica, a la otra reticular. Ambas se

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construyeron sobre la idea que el hombre debe ser entendido como una entidad
compleja en el que se diferencian, según sea el caso, diversos componentes,
dimensiones y/o factores.
Según la concepción estratigráfica, el hombre es un compuesto de capas que se
sobreponen una sobre otras. Las que están por debajo sustenta a los que están arriba.
De este modo se instaló una representación estrechamente ligada a esta significación,
hoy considerada emblemática de una época en el estudio del hombre, que lo definió
como un ser “bio-psico-social-cultural”. Cuando, desde esta perspectiva, se analiza al
hombre se separan o quitan capa tras capa; al separar o quitar una, se revela otra de
diferente clase que está por debajo. Si en este análisis o disección se procede de afuera
(las últimas capas) hacia adentro (las capas iniciales), las primeras pertenecen a la
cultura y lo social; luego se accede a la capa de lo psíquico subyacente (pulsiones,
procesos, mecanismos, aparatos, estructuras). Si se prosigue el análisis y se hace
abstracción de lo psicológico se accede a lo biológico (anatomía, fisiología, neurología)
nivel éste que es considerado como el soporte o fundamento, basamento de todo el
edificio de la vida humana. Si se profundiza más aún llegamos a los componentes y
mecanismos más elementales de naturaleza fisicoquímica. Asimismo, este enfoque
garantiza entender al hombre como un conjunto de componentes específicos (biológico,
psicológico, social, cultural) y se permite esgrimir la independencia disciplinaria
encontrando en cada estrato objetos de estudios específicos y singulares. De este modo
a cada disciplina le corresponde un estrato y cada estrato tiene su disciplina
privilegiada. No obstante, las capas pueden interrelacionarse de diversas maneras, por
lo general haciendo multidisciplina o teniendo en cuenta la diversidad de factores (el
biológico, el psicológico, el social, etc.) que se tratan de identificar y separar en el
análisis para luego juntar y mezclar en la síntesis. Cada estrato puede ser considerado
como un factor, un elemento a tener en cuenta junto con otros, en la descripción,
explicación y comprensión de los fenómenos humanos concretos. Tal como señaló
Clifford Geertz, desde esta perspectiva, el hombre es visto como un animal
jerárquicamente estratificado, “…una especie de depósito evolutivo en cuya definición
cada nivel —orgánico, psicológico, social y cultural— tenía asignado un lugar
indiscutible. Para ver lo que realmente el hombre era, debíamos superponer
conclusiones de las diversas ciencias pertinentes —antropología, sociología, psicología,
biología— unas sobre otras como los varios dibujos de un paño moiré…” Creo

7
importante reiterar que si bien se subraya a través de la famosa expresión “ser bio-
psico-social” que el hombre es, en última instancia, una totalidad compuesta de
diversos elementos, cada elemento tiene su autonomía de análisis y cada profesión su
disciplina y la totalidad es, en el mejor de los casos, una suma de elementos diversos.
En el plano de la investigación esta estrategia tiene varias finalidades u objetivos.
Por ejemplo, se ocupa de estudiar al hombre de manera disciplinaria, fragmentada, a
cada capa le correspondía la disciplina correspondiente. A pesar de todos los esfuerzos
por buscar una integración de estos conocimientos disciplinarios, ha resultado una tarea
difícil establecer de un modo preciso y verificable las relaciones entre los estratos de
análisis. A lo sumo se trató de colocar hechos, procedentes de distintos niveles y
hallados separadamente, unos junto a los otros tratando de correlacionarlos y
provocando la convicción –por lo general sostenida desde la estadística- de que existe
entre ellos alguna clase de relación. De este modo se han establecido analogías,
paralelismos y afinidades más o menos convincentes. Uno de ellos ha sido buscar
uniformidades empíricas, principios universales en cada uno de los campos disciplinarios
básicos (biología, psicología, sociología, antropología) que una vez encontrados permite
relacionarlos entre si, intentando su correspondencia, para alcanzar una comprensión
más completa. En cuanto al análisis esta perspectiva lo concibió a partir de la
identificación de elementos. Un análisis elementalista que se ocupa de fraccionar el
objeto de estudio en sus elementos componentes. Procede de lo simple a lo complejo,
de la parte al todo, de lo particular a lo general.
En la concepción reticular, que en la actualidad se puede asociar con las ideas de
malla, trama o red, el ser humano aparece más bien como un enredo, una maraña que
resulta de trabarse entre sí los diversos elementos constituyentes, interconectados y
que contribuyen al mantenimiento y reproducción de la dinámica. Se lo entiende como
un complejo sistema, una red de movimientos en movimiento, algunos de ellos
imperceptibles a simple vista como los endocrinos, los históricos o los planetarios.
Sistema en el cual cada individuo está representado como un nudo, un punto singular
en la trama. Esta idea contrasta con la representación del individuo pensado como ser
aislado, como una entidad claramente delimitada por la piel, su forro, en abstracto,
descontextualizado o en otras circunstancias imaginado en contexto, entendiendo a
este no como trama en la que se encuentra enredado sino como aquello que lo que

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rodea y se puede delimitar con adecuada nítidez y, en la mayoría de los casos, medir
cuantificando su influencia y consecuencias.
En el estudio científico de un fenómeno humano el análisis sigue siendo un
proceder básico. Pero, el análisis integral, en cambio, si bien reconoce que el objeto de
estudio esta conformado por elementos diversos no pierde de vista su condición de
totalidad situada. Procede de lo complejo a lo simple y a la inversa, del todo a las parte
y de las partes al todo sin descuidar las relaciones dinámicas entre los diversos
componentes. Si nos situamos en el campo disciplinario de la Psicología la manera de
cómo se realice el análisis pondrá en evidencia distintas concepciones del hecho
psicológico. Este fue el giro metodológico provocado por Vigotski (1926, 1931, 1934) en
la investigación psicológica generando interrogantes del siguiente tenor: ¿Puede
estudiarse el pensamiento humano desconociendo el papel de los sistemas simbólicos
de cada cultura, de cada espacio social y cultural en que los individuos piensan? ¿Puede
estudiarse la reflexión desconociendo el papel de la discusión? ¿Pueden analizarse las
funciones psíquicas superiores por fuera de la consideración de la vida cotidiana?
Esta manera de entender a los hombres desde un enfoque más complejo no es
totalmente nueva, tiene tradición. Algunos filósofos de la modernidad tales como
Baruch de Spinoza (1632-1677), Giambattista Vico (1668-1744), Jacques Rousseau
(1712-1778) o Ludwing Feuerbach (1804-1872) sentaron principios e impulsaron su
establecimiento en el discurso científico. En el Siglo XX Martín Heidegger, Michael
Foucault, Paul Ricoeur o la monumental obra, más recientemente, de Edgard Morin son
referentes sustanciales para pensar el tema. En el campo científico de la Psicología esta
manera de estudiar al hombre alcanzó momentos de síntesis creativa en las obras de
Charles Peirce, John Dewey, Sigmund Freud, Lev Vigotski y Jerome Bruner, por citar a
quienes considero los más destacados. En el pensamiento antropológico y sociológico
contemporáneo Clifford Geertz y Pierre Bourdieu autores ineludibles. Todos ellos, con
mayor o menor énfasis, han alentado y buscado relaciones sistemáticas entre los
diversos componentes reconocidos como esenciales en la naturaleza humana: genoma,
psiquismo, cultura, sociedad, ecosistema, evolución, desarrollo, historia… Dichos
componentes se tratan como variables dentro de sistemas unitarios de análisis. En esta
perspectiva Clifford Geertz señalo que “…establecer un lenguaje común en las ciencias
sociales es avanzar en la integración de diferentes tipos de teorías y conceptos de
manera tal que uno pueda formular proposiciones significativas que abarquen

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conclusiones ahora confinadas en campos de estudio separados. Esta integración
permite construir una imagen más exacta del hombre.” Pero, la complejidad de la
naturaleza humana sigue planteando interrogantes. La secuencia y unidad entre physis
– bio – logos, que denota la transición y interpela la relación entre materia, vida y
palabra meditada es aun una cuestión científica a resolver, aunque es mucho lo
avanzado en su comprensión.
En una última instancia, y tal como se intentó hacer explicito en el aparatado
anterior, las ciencias humanas no son espacios de producción de conocimientos neutros
sino escenarios singulares de debate y confrontación ideológica y política acerca de qué
es el hombre, cómo y para qué estudiarlo y, como proceder ante los problemas y
demandas acorde a las competencias profesionales que nos son reconocidas y en las
cuales hemos sido conformados. Aquí también suele aplicarse un principio de amplio
uso: “todo tiene que ver con todo”.

La Psicología, y el conocimiento sobre la humana condición

Además de reconocer a la Psicología como una disciplina de la complejidad, tanto


por su objeto de estudio –el fenómeno humano y la humana condición- como por el
enfoque metodológico para construir conocimientos sobre el mismo resulta importante
reivindicar su condición científica. Subrayar el carácter científico de la Psicología resulta
importante frente aquellas posiciones en las cuales lo científico se asocia a lo utilitario y
a lo que resulta funcional para los diversos sistemas que componen la sociedad.
Cuando esto ocurre el discurso psicológico suele ser utilizado como justificación
(ideológica) de ciertas prácticas indignas y alienantes. También es importante
reivindicar su condición científica antes quienes consideran que el proceder científico de
la Psicología, sea cual fuere, es más bien un obstáculo para entender la naturaleza y la
condición humana. En estos casos la Psicología más que nutrirse de, se amalgama con
la Filosofía y otras teorías elaboradas con mucho análisis teórico y con escasa
experimentación siendo sostenidas, en lo fundamental, por un criterio de autoridad que
emana del autor principal o de un especialista reconocido en la cuestión que hace de
maestro (magister) frente a los recién iniciados, noveles aprendices o discípulos.
La Psicología como ciencia es, fundamentalmente, crítica. Pone al descubierto y
explicita cosas que no se ven a simple vista, desnaturaliza aquello que parece natural

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generando con su saber molestias para algunos. Por ejemplo muestra la correlación que
existe entre habituales modalidades de enseñar y trasmitir conocimientos de forma
fragmentada, fuera de contexto y de manera directiva, con determinadas formas de
estudiar que potencian la mera repetición y la incomprensión de lo que se lee
(Temporetti, F. 2012).8 Muestra la correlación entre determinadas formas del
sufrimiento humano –dolor subjetivo y malestar- así como las formas de felicidad y de
bien estar y las condiciones de vida cotidiana o determinadas modalidades de trabajar y
producir (Temporetti, F; Ausburger, C. y otros 2008). 9

En este sentido ha llegado a ser científica, es decir a producir un saber crítico, a


través y por medio de su propia historia, acumulando conocimientos, conceptos,
metodologías, instrumentos, métodos, procedimientos de verificación y, sobre todo, una
apasionante trayectoria de debate, discusión y confrontación que le proporciona esa
marca de diversidad por medio de lo cual construye los antídotos contra los dogmas y
las herramientas para remover falsas creencias. La crítica en la Psicología es viable si es
posible la crítica de la propia Psicología que encuentra en la Sociología y en la Historia
de la disciplina dos vías de análisis ineludibles y sobre lo cual el pionero análisis del Lev
Vigotski sobre “El significado histórico de la crisis de la Psicología” (1926) o la reciente
ensayo de Jerome Bruner sobre “El estudio apropiado del hombre” (1990) son caminos
ejemplares. Ahí reside, en buena medida, la fuerza de su poder, de seguir siendo una
disciplina, un saber científico en permanente construcción.
Pero además es necesario recordar que la Psicología, como disciplina y profesión,
es una construcción hecha por seres humanos concretos y situados en un lugar y en un
tiempo que les toca vivir, ahí, con otros. Los psicólogos y psicólogas ocupan un lugar en
un espacio social, poseen un capital económico y cultural y forman parte de un campo
de luchas no solo de clase sino también de la disciplina (Bourdieu, P. 1971, 1976). Todo
esto constituye un componente substancial en la trama de su existencia que condiciona
sus formas de pensar, sentir y hacer la profesión. Tener algún tipo de conciencia acerca
del lugar y protagonismo que cada uno tiene en la cultura y en la sociedad, de cómo
estas operan en sus prácticas, en el alcance de sus percepciones, de sus creencias y
formas de entender lo que decide estudiar y lo que desecha no solo está determinado
desde un psiquismo y una subjetividad singular sino también desde una consciencia, de

8 Se alude a un estudio realizado en un grupo de estudiantes universitarias a partir de las dificultades que presentaban, según
diversas evaluaciones institucionales realizadas, en relación a la lectura y comprensión de textos científicos y académicos.
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Tal como lo hemos podido comprobar en una investigación sobre Salud Mental en la Infancia realizada hace unos años. Constituyó
un estudio epidemiológico de la población 3-13 años en la Ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina.

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un imaginario social y desde una memoria colectiva. Preguntarse, de vez en cuando,
que hace una psicóloga o un psicólogo como yo en una sociedad y en una cultura
psicológica como esta no constituye, al parecer, una idea descabellada. Y esta
pregunta, para nada ingenua, no deja de ser inquietante al menos para quienes nos
ocupamos de la tarea de saber algo más sensato sobre nuestros congeneres y actuar
en consecuencia.
En síntesis, la investigación, al menos en el campo de las ciencias sociales y
humanas, hecha con seriedad y conciencia nos conduce a problemas y asuntos sobre
los cuales no podemos hacernos los distraídos. Son cuestiones de naturaleza
epistemológica y ontológica; problemas lógicos y metodológicos, pero también de
índole ética y política.
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