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PROCESAL, PARCIAL 2

BOLILLA 4, PUNTO 3

PROCESOS CON PLURALIDAD DE OBJETOS. Acumulación de pretensiones.

El proceso acumulativo, o por acumulación, es aquel que sirve para la satisfacción de dos o más pretensiones.

Encuentra razón de ser en dos tipos de fundamentos: uno atiende a la reducción de tiempo, esfuerzo y gastos; el otro
tiene en mira la necesidad de evitar la eventualidad de pronunciamientos contradictorios.

La acumulación de pretensiones puede ser originaria y sucesiva, según que las pretensiones se propongan
conjuntamente desde el comienzo del proceso, o que, durante el transcurso de éste, a la pretensión originaria se
agreguen o incorporen otra u otras.

Dentro de la sucesiva se debe distinguir la acumulación por inserción, de la acumulación por reunión. La primera se
opera cuando una nueva pretensión se incorpora dentro de un proceso ya pendiente para la satisfacción de otra. La
segunda tiene lugar cuando, existiendo diversas pretensiones que se han hecho valer en otros tantos procesos, éstos se
funden en uno solo (en un solo proceso).

Acumulación originaria de pretensiones.

Según se atienda a la pluralidad de pretensiones o a la pluralidad de sujetos activos o pasivos, cabe distinguir entre dos
clases de acumulación originaria de pretensiones: la objetiva y la subjetiva.

La acumulación objetiva de pretensiones es la reunión, en una misma demanda, de las distintas pretensiones que el
actor tenga frente al demandado, realizada con el fin de que sean sustanciadas y decididas en un proceso único.

Su admisibilidad no se halla supeditada a que medie entre las pretensiones acumuladas un vínculo de conexión por la
causa o por el objeto, por cuanto la institución responde primordialmente a razones de economía de tiempo, actividad y
gastos.

Según el art. 87 CPP:

ARTÍCULO 87°: Acumulación objetiva de acciones. Antes de la notificación de la demanda el actor podrá
acumular todas las acciones que tuviere contra una misma parte, siempre que:

1°) No sean contrarias entre sí, de modo que por la elección de una quede excluida la otra.

2°) Correspondan a la competencia del mismo Juez.

3°) Puedan substanciarse por los mismos trámites.

El primer requisito que exige dicha norma se justifica porque si las pretensiones fueran contrarias entre sí se destruirían
mutuamente.

La incompatibilidad entre las distintas pretensiones no obsta a su acumulación condicional, la que se verifica cuando se
propone una pretensión como principal y otra a título subsidiario, a fin de que el juez conozca de la última sólo en el
caso de desestimar la primera.

Junto a esta modalidad la doctrina admite también la denominada acumulación sucesiva, la que tiene lugar cuando una
pretensión es interpuesta con la condición de que, previamente, sea acogida otra pretensión que actúa como
presupuesto de ella.

El segundo requisito hace al descartar la acumulación de pretensiones cuyo respectivo conocimiento incumbe a jueces
distintos por razón de la materia.
El tercer requisito se funda en razones de orden procesal e implica que no procede, v.gr., acumular una pretensión
ejecutiva a una ordinaria, ni ésta a ninguna pretensión que se encuentre sometida a una clase especial de proceso.

La acumulación subjetiva de pretensiones tiene lugar toda vez que, entre mas de un actor o demandado, o entre mas de
un actor y mas de un demandado, se sustancian, en un mismo proceso, pretensiones conexas por la causa o por el
objeto.

Se halla justificada no solo por razones de economía procesal, sino por la necesidad de conjurar el riesgo de decisiones
contradictorias y escándalo jurídico.

La acumulación subjetiva procede siempre que las distintas pretensiones sean conexas en virtud de la causa, del objeto,
o de ambos elementos a la vez, o sea, cuando se invoque como fundamento de ellas la misma relación jurídica o
situación de hecho, o cuando medie coincidencia respecto de la clase de pronunciamiento que se pide (objeto
inmediato) y la cosa, hecho o relación jurídica sobre que dicho pronunciamiento debe versar (objeto mediato).

La acumulación subjetiva se rige por ciertos principios:

1. Constituye una excepción a las reglas que gobiernan la competencia ordinaria por razón de la materia civil y
comercial, pues la necesidad de evitar pronunciamientos contradictorios prevalece sobre las razones de división
de trabajo judicial que justifican la distribución de la competencia.
2. Tratándose de la competencia territorial, rige el principio de que cada demandado puede reclamar su propio
fuero debido al distinto domicilio.

Acumulación sucesiva por inserción de pretensiones.

La inserción de la nueva pretensión puede provenir del primitivo actor, del primitivo demandado, o de un tercero, según
se trate de la ampliación de demanda, de la reconvención, o de la intervención excluyente y de la tercería

La ampliación de demanda se configura cuando el actor, en lugar de acumular todas las pretensiones que tiene frente al
demandado en la demanda inicial, lo hace en un momento procesal posterior, cuyo límite está dado por la notificación
de la demanda

La reconvención es la pretensión procesal que puede deducir el demandado frente al actor. Sólo puede plantearse en el
mismo escrito de contestación a la demanda y no haciéndolo entonces, no podrá deducirla después.

En la intervención excluyente y tercería, la nueva pretensión proviene de terceros, o sea de personas ajenas a las partes
originarias, las cuales vienen a convertirse en sujetos pasivos de aquélla.

Acumulación sucesiva por reunión de pretensiones (acumulación de procesos).

Consiste en la reunión de dos o mas procesos que, en razón de tener pretensiones conexas, no pueden ser sustanciadas
separadamente sin riesgo de conducir a sentencias contradictorias. Contiene una pluralidad de pretensiones que, al
acumularse, acumularse, unen los procesos en que ellas se hicieron valer.

La acumulación de procesos corresponde cuando:

1. Es admisible la acumulación subjetiva de pretensiones, es decir, siempre que sean conexas por la causa, objeto,
o ambos al mismo tiempo.
2. Cuando, siendo el actor el titular de diversas pretensiones conexas frente al demandado, ellas se hayan hecho
valer en distintos procesos, sin haber tenido lugar la acumulación objetiva.
3. Cuando el demandado, sin haber reconvenido, deduce, en otro proceso, una pretensión conexa a la interpuesta
por el actor frente a él.

ARTÍCULO 188°: Procedencia. Procederá la acumulación de procesos cuando hubiese sido admisible la
acumulación subjetiva de acciones de conformidad con lo prescripto en el artículo 88°, y, en general, siempre que
la sentencia que haya de dictarse en uno de ellos pudiere producir efectos de cosa juzgada en otro u otros.
Se requerirá además:

1°) Que los procesos se encuentren en la misma instancia.

2°) Que el juez a quien corresponda entender en los procesos acumulados sea competente por razón de la
materia.

3°) Que puedan sustanciarse por los mismos trámites.

Sin embargo, podrán acumularse 2 ó más procesos de conocimiento, o 2 ó más procesos de ejecución sujetos a
distintos trámites, cuando su acumulación resultare indispensable en razón de concurrir la circunstancia prevista
en la última parte del primer párrafo. En tal caso, el juez determinará el procedimiento que corresponde imprimir
al juicio acumulado.

La acumulación de procesos puede disponerse de oficio o a pedido de parte formulado al contestar la demanda, o luego
por vía de incidente. Puede promoverse en cualquier instancia o etapa del proceso, hasta el momento de quedar en
estado de sentencia.

La acumulación debe hacerse sobre el expediente en que primero se hubiese notificado la demanda. Si los jueces
intervinientes en los procesos tuvieran distintas competencias por razón del monto, la acumulación debe hacerse sobre
el de mayor cuantía.

El incidente podrá plantearse ante el juez que


debe conocer en definitiva o ante el que debe
remitir el expediente. En el primer caso, el juez
conferirá vista a los otros litigantes, y si
considerare fundada la petición solicitará el otro
u otros expedientes, expresando los fundamentos
de su pedido. Recibidos, dictará sin más trámite
resolución, contra la cuál no habrá recurso y la
hará conocer a los juzgados donde tramitaban los
procesos.

En el segundo caso, dará vista a los otros


litigantes, y si considerare procedente la
acumulación remitirá el expediente al otro Juez, o
bien le pedirá la remisión del que tuviere en
trámite, si entendiese que la acumulación debe
efectuarse sobre el que se sustancia ante su
juzgado, expresando los motivos en que se funda.
En ambos supuestos la resolución será inapelable.
Si se declarase improcedente el pedido, la
resolución será apelable.

El curso de todos los procesos se suspenderá, si


tramitasen ante un mismo juez, desde que se
promoviere la cuestión. Si tramitasen ante jueces
distintos, desde que se comunicare el pedido de
acumulación al juez respectivo. Exceptúense las
medidas o diligencias de cuya omisión pudiere
resultar perjuicio.
Los procesos acumulados se sustanciarán y fallarán conjuntamente, pero si el trámite resultare dificultoso por la
naturaleza de las cuestiones planteadas, podrá el juez disponer sin recurso, que cada proceso se sustancie por separado,
dictando una sola sentencia.

Oposición a la pretensión.

La oposición (o defensa) es el acto en cuya virtud el sujeto pasivo de la pretensión reclama ante el órgano judicial, y
frente al sujeto activo, que se desestime la actuación de aquélla. Es, asimismo, una declaración de voluntad petitoria,
para cuya configuración resulta irrelevante el hecho de que las afirmaciones formuladas por el demandado cuenten con
efectivo respaldo en las normas jurídicas que invoca en apoyo de su posición procesal.

Si bien la pretensión y la oposición aparecen así como anverso y reverso de una misma figura, sólo la primera constituye
objeto del proceso. Los distintos tipos de oposición que el demandado puede formular sólo tienen incidencia en la
delimitación del área litigiosa y en la mayor amplitud que imprimen al thema decidendum, pero no alteran el objeto del
proceso, que está exclusivamente fijado por el contenido de la pretensión.

Naturaleza de la oposición.

Generalmente la doctrina pone de resalto el paralelismo existente entre la acción y una de las clases de la oposición: la
excepción. Se afirma que frente a la acción del actor, que tiende a una declaración positiva, pertenece al demandado, a
modo de réplica, una acción destinada a obtener una declaración negativa, de modo tal que la excepción sería la acción
del demandado.

Como consecuencia de este criterio la polémica suscitada en torno de la naturaleza de la acción, se ha hecho extensiva
al ámbito de la excepción. Sus conclusiones son susceptibles de los mismos reparos expuestos en esa oportunidad y
resultan también inoperantes para resolver los concretos problemas que suscita la experiencia del proceso. Basta
señalar que la oposición a la pretensión, en general, y no sólo la excepción, constituye un acto procesal del demandado
que reconoce, como presupuesto, el derecho de acción que también corresponde a este último en calidad de ciudadano
y frente al órgano judicial.

Clases de oposiciones.

Las oposiciones son susceptibles de clasificarse atendiendo a su contenido y a sus efectos.

 Desde el primer punto de vista, la oposición puede configurarse como una negación o como una excepción.

Existe negación cuando la actitud del demandado se reduce a desconocer la concurrencia de cualquiera de los requisitos
de la pretensión, absteniéndose de invocar, frente a las afirmaciones del actor, nuevas circunstancias de hecho.

La excepción, en cambio, es la oposición mediante la cual el demandado coloca, frente a las afirmaciones del actor,
circunstancias impeditivas o extintivas tendientes a desvirtuar el efecto jurídico perseguido por dichas afirmaciones. En
este caso, incumbe al demandado la carga de la prueba respecto de esos nuevos datos que se incorporan al proceso.

 Desde el punto de vista de los efectos que producen, las oposiciones pueden ser perentorias o dilatorias.

Son perentorias aquellas oposiciones que, en el supuesto de prosperar, extinguen definitivamente el derecho del actor,
de manera tal que la pretensión pierde toda posibilidad de volver a proponerse eficazmente. Pueden referirse a
cualquiera de los requisitos de la pretensión: extrínsecos e intrínsecos de admisibilidad (denuncia sobre la existencia de
cosa juzgada, o sobre la falta de legitimación o de objeto lícito, respectivamente) y a los de fundabilidad (negativa del
hecho constitutivo afirmado por el actor; denuncia de un hecho impeditivo como la incapacidad, el error, el dolo, etc., o
extintivo, como el pago, la novación, la prescripción, etc.).

El CPN admite, entre las excepciones de previo y especial pronunciamiento (infra, n° 173), algunas oposiciones que
revisten el carácter de perentorias, tales como las de falta manifiesta de legitimación para obrar, cosa juzgada,
transacción, conciliación y desistimiento del derecho (art. 347, incs. 3o, 6o y 7o).
Son dilatorias aquellas oposiciones que, en el caso de prosperar, excluyen temporariamente la posibilidad de un
pronunciamiento sobre el derecho del actor, de tal suerte que sólo hacen perder a la pretensión su eficacia actual, pero
no impiden que ésta vuelva a proponerse una vez obviados los defectos de que adolecía. Únicamente se refieren a los
requisitos extrínsecos de admisibilidad de la pretensión y están previstas tanto en los códigos procesales como en las
leyes de fondo.

La petición procesal extra contenciosa.

El objeto del proceso voluntario está constituido por una petición extra contenciosa, que es el acto en cuya virtud se
reclama ante un órgano judicial, y en interés del propio peticionario, la emisión de un pronunciamiento que constituya,
integre o acuerde eficacia a determinado estado o relación jurídica privada.

Al igual que la pretensión y que la oposición, constituye un acto, respecto del cual el derecho de acción, concebido como
poder jurídico de promover el ejercicio de la función judicial, es un supuesto previo. También resulta adecuado
caracterizarla como una declaración de voluntad petitoria, la cual, a diferencia de lo que ocurre con la pretensión, no
persigue una decisión entre dos partes y, por lo tanto, frente a una de ellas, sino solamente en relación con el sujeto o
sujetos que reclaman el ejercicio de la actividad judicial en el caso concreto.

En el proceso voluntario el concepto de parte debe ser sustituido por el de peticionario, y el de demanda por el de
"solicitud". Sin embargo, la diferencia entre petición y solicitud no es la misma que existe entre pretensión y demanda,
pues la primera sólo alude a una relación de contenido a continente.

Elementos. Requisitos. Vicisitudes y extensión de la petición extra contenciosa.

La petición de que se trata tiene elementos análogos a los de la pretensión, con la diferencia de que no tiene un sujeto
pasivo. No cuenta con partes, por más de que en el pueda participar el ministerio público como órgano de vigilancia. La
oposición de un interesado legítimo, o las discrepancias que pudieran suscitarse entre los peticionarios, transforman al
proceso en contencioso.

La petición procesal extra contenciosa se halla sujeta a los mismos requisitos de admisibilidad y fundabilidad que la
pretensión, con la única diferencia de que la vigilancia sobre su cumplimiento está exclusivamente confiada al juez y a
los representantes del ministerio público. En el ámbito de los requisitos extrínsecos de admisibilidad, una particularidad
de ciertos procesos voluntarios está constituida por el hecho de que pueden ser promovidos por personas carentes de
capacidad procesal (autorización para contraer matrimonio, comparecer en juicio y ejercer, en general, actos jurídicos).

En lo que concierne a sus vicisitudes, la petición extra contenciosa es transmisible de acuerdo con las reglas que rigen
para la pretensión, las que son aplicables en lo pertinente. En materia de trasformación o integración es, en principio,
modificable sin restricciones, pues no rige para ella la limitación fundada en la necesidad de asegurar la adecuada
defensa del demandado (sujeto que no existe en los procesos voluntarios).

Se extingue, normalmente, mediante la resolución judicial que la actúa, o que deniega su actuación, pero a diferencia de
lo que ocurre con la pretensión procesal, lo decidido con motivo de una petición extra contenciosa es modificable a
instancia de eventuales interesados legítimos.

No le son aplicables, en cambio, aquellos medios anormales de extinción de la pretensión que entrañen la existencia de
un acto bilateral o que requieran la conformidad de otro sujeto (transacción, conciliación y desistimiento), ni tampoco
las normas sobre la caducidad de la instancia.

Clases de peticiones extra contenciosas.

Pueden admitirse dos tipos de peticiones extra contenciosas: de conocimiento y cautelares.

Dentro de las primeras corresponde excluir la posibilidad de peticiones extra contenciosas de condena, ya que, por
esencia, es extraño a la idea de proceso voluntario cualquier planteamiento fundado en la lesión de un derecho
subjetivo del peticionario.
En cambio, dichas peticiones participan, en cierta medida, de la modalidad constitutiva que pueden revestir las
pretensiones declarativas, pues el proceso voluntario configura generalmente el medio irremplazable de obtener
determinados efectos jurídicos. Sin perjuicio de esa modalidad también existen peticiones determinativas o
especificativas (v.gr.: la que tiende a fijar el modo en que debe ejercerse la administración de la herencia).

Las peticiones cautelares tienen por objeto asegurar la efectividad de la resolución judicial que debe recaer respecto de
una petición principal (v.gr.: las destinadas a obtener la seguridad de los bienes y documentación del causante).

Acumulación de peticiones extra contenciosas.

No media impedimento, en principio, para que en un solo proceso se satisfagan dos o más peticiones extra
contenciosas.

BOLILLA 5.

Organización del poder judicial en nación y en la provincia de buenos aires.

Nuestra Constitución creó un doble orden judicial. De acuerdo con ese régimen existen en el país, por un lado, una
justicia nacional que ejerce sus atribuciones en todo el territorio de la República con respecto al conocimiento de los
asuntos mencionados por el art. 116 de la Constitución (competencia federal) y sin esa limitación en los lugares
sometidos a la potestad del Gobierno Nacional; y, por otro lado, una justicia ordinaria o común que ejerce sus funciones
a través de los órganos judiciales que cada provincia debe crear y organizar con prescindencia del gobierno central (CN,
arts. 5o, 121,123 y 126) y cuya competencia abarca el conocimiento de todos los asuntos regidos por el derecho común y
local, con las limitaciones establecidas por el art. 75, inc. 12 de la Constitución Nacional.

Nación.

El art. 108 de la Constitución Nacional determina que el Poder Judicial de la Nación será ejercido por una Corte Suprema
de Justicia y por los tribunales inferiores que el Congreso estableciere en el territorio de la Nación.

La Corte Suprema de Justicia se halla actualmente compuesta por nueve jueces, y actúan ante ella, como representantes
del ministerio público fiscal, el Procurador General de la Nación y los procuradores fiscales de la Corte. Corresponde a la
ley la fijación del número de jueces de la Corte y de sus fiscales.

La Corte Suprema tiene su asiento en la Capital Federal y designa a su presidente. El presidente de la Corte y los
vicepresidentes primero y segundo son elegidos por mayoría absoluta de votos de los jueces del tribunal y duran tres
años en el ejercicio de sus funciones.

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