LO PUBERAL
PAIDOS
Buenos Aires
Barcelona
México
Título original: Le pubertaire
© Presses Universitaires de France, 1991
ISBN 2-13-044165-3
ISBN 950-12-4169-6
INTRODUCCION....................................................................... ............ 9
2. ESCENAS EN LA PUBERTAD............................................ 63
A / Las escenas puberales...................................................... 63
B / Lo puberal de los p ad res................................................ 88
N o ta s.............................................................................................. 101
A / ENCONTRAR EL OBJETO
O LA EXPERIENCIA ORIGINARIA PUBERAL
/
1 Complementariedad entre pulsión y objeto
2 / La representación incestuosa
2 / L a convicción puberal
CONCLUSION
NOTAS
2 / Elaboración escénica
— por prim era vez, Jack soñó que tenía una relación
verdaderamente sexual con una chica;
— se sintió excitado sexualmente en el último baile en
presencia de una chica;
— se masturbó imaginándose con ella.
NOTAS
2 / D esfalicizar el pene
— una, sobresignificada;
— la otra, excluida de la significancia fálica, vagina
"encontrada o reencontrada”.
NOTAS
1 I L a presencia física
2 I L a ausencia de representación
1 I E l marco p a ren ta l
3 / L a locura puberal
NOTAS
/
1 La depresividad
2 I L a ta citu rn id a d
C / EL PROGENITOR GRANDIOSO
2 / Profundización de la relación
Nos proponemos profundizar la relación entre las par
tes narcisista y erótica del vínculo entre hijo y padre gran
dioso. De una estrategia controlada es la negociación de la
fem inidad frente al padre. Retenemos el ejemplo de un
libreto fantasmático original según fue verbalizado y que
puede observarse, además, en diversas conductas. El con
tenido de su enunciado implica dos tiempos indisoluble
mente enlazados: el adolescente se figura participando en
un acto homosexual con su padre o con un hombre desig
nado como tal. Para él se manifiesta la creencia de que por
esta secuencia le es conferida una masculinidad (un poder
masculino, una identidad heterosexual ante una o varias
mujeres). El hilo conductor es el acto de transferencia de la
heterosexualidad por la vía de un hombre. Ciertas origina
lidades de esta “pedagogía amorosa” contienen una poten
cialidad transicional y adem ás indican el compromiso
hacia la psicopatología. Sea cual fuere la actualización en
ciertos actuares de semiología homosexual, la enunciación
en la cura que incluye una problemática transferencial no
se sitúa:
— Ni totalmente del lado de la fractura de historia,
pues aquí la identidad masculina se afirma en su fin.
— Ni del lado de la neurosis, pues implica un fracaso
relativo de la introyección ferencziana de las representacio
nes de la categoría paterna; dicho de otra manera, de la
filiación identificatoria de la infancia.
Observación de Georges.
1. La experiencia psicótica, verdadera escena puberal,
implicó tres recaídas cuya sucesión es digna de interés.
Georges decidió interrum pir sus prácticas masturbatorias
pues surgió en él la convicción de que en ellas hacía el
amor con su madre. En la vida cotidiana y en el libreto fan-
tasmático de este adolescente de catorce años, la relación
con la madre es estrecha e incluye una parte de seducción
narcisista por parte de esta última. La representación psi
cótica es la de una aspiración oral del pene por la madre.
La representación desaparece al ser reanudadas las prácti
cas masturbatorias, y la angustia cede en ocasión de una
única sesión de explicación por nuestra parte
Dos meses después, Georges asiste o piensa asistir
durante la noche a las relaciones sexuales entre una chica
de la que estaba enamorado y el educador de su grupo, por
el que sentía una gran admiración. Se identifica entonces
con la chica, teniendo la impresión de ser penetrado por el
ano. La sensación anal persiste hasta la segunda consulta,
que lo cura. En la tercera sesión se anuncia una transfe
rencia homosexual intensa. Georges tiene la impresión de
librarse de Caribdis y caer en Escila. Vimos de nuevo a
Georges tras una fase de latencia de seis meses y durante
cuatro años: en psicoterapia analítica frente a frente.
2. De los catorce a los dieciocho años, Georges lleva la
vida de un estudiante secundario cuyas múltiples activida
des se ven interrum pidas por violentos episodios de angus
tia. A los dieciséis años tiene sus prim eras relaciones
sexuales con una joven de la que está enamorado; éstas son
posibles a condición de que estén secundadas por una
representación con valor fetíchico: practica en ellas la fela-
ción a un pene desconocido, “que puede pertenecer al psico-
terapeuta”. La felación es necesaria no a la erección sino a
la intromisión, para evitar una eyaculación precoz durante
el primer contacto con el orificio vaginal; Georges teme al
orgasmo femenino, que le provoca cierto asco. Prefiere las
caricias de la chica al acto sexual, que lo conmina a reali
zar la penetración; pueden ayudarlo algunas drogas, con lo
que evita tornar necesaria la representación fetíchica que
lo inquieta. Durante su cura, la idea de volverse homose
xual lo angustiaba muchísimo. H asta la palabra “homose
xual” lo asustaba, y nos tenía prohibido pronunciarla. De
la misma manera se obligaba a ir “de pesca” y a evitar a los
chicos afeminados. Padecía además graves trastornos del
sueño que intentaba vencer con medicaciones y alcohol;
una noche se despertó en plena crisis de angustia e irrum
pió en la habitación de sus padres pretendiendo dormir en
la cama de éstos.
Los episodios psicóticos que acabamos de relatar
sucumbieron a la amnesia y no pudieron ser retomados
durante la cura. Georges asociaba las sesiones a los
momentos pasados con su confidente madre, de quien solía
hablar en términos de idealidad. Figuraba al padre como
distante, a menudo en viaje de negocios y, cuando no salía
de la ciudad, dedicado a sus amigos y a la madre. La indife
rencia de su padre a su respecto sería contemporánea a su
pubertad (y por lo tanto al desencadenamiento de los episo
dios psicóticos). Le fue posible tomar conciencia del despe
cho amoroso que traducían sus decires respecto del padre.
El fantasm a de incorporación homosexual por felación
adquiere una función fetíchica y marca la imposible intro
yección de su homosexualidad infantil en la adolescencia.
Pudo ser analizada la repetición, que evitaba la rememora
ción en la parte homosexual fetíchica de la transferencia,
pero la angustia relativa al deseo sexual femenino con
servó su intensidad al contacto con el objeto de amor, impi
diéndole sostener una relación duradera con una chica. A
los dieciocho años inicia prácticas homosexuales muy mal
toleradas, en un contexto de ingesta de alcohol cada vez
más regular y de drogas Alertes. Las relaciones heterose
xuales no son satisfactorias. En líneas generales, percibe
su cuerpo como sede de una carencia adictiva: pene mascu
lino, caricias femeninas, drogas múltiples, objetos que com
pra, conocimientos fragmentarios. Su inhibición intelectual
sigue siendo importante. Conserva su fascinación por un
prim er amor jam ás realizado a causa del rechazo del
objeto: la herm ana de un íntimo amigo del colegio, que él
gustaba de contemplar.
3. La creencia en una masculinidad conferida por el
padre apuntala la heterosexualidad del adolescente de una
manera suficientemente buena. “Tener el pene del padre
basta para ser masculino.” El fantasma inconsciente es de
una relación de causa a efecto entre el pene paterno incor
porado y el utilizable de adolescente. En una adolescencia
corriente el eje estructural del “proceso heterosexual” está
formado por el ideal del yo, representación fundamental
por la cual se trabaja la idealización de los progenitores
edípicos, la sexualización adecuada, la creación del objeto
amoroso (proyección del ideal del yo): la creencia en una
masculinidad conferida llenaría el espacio intermedio entre
el prim er tiempo y el segundo del libreto fantasmático,
lugar ocupado normalmente por el ideal del yo en la adoles
cencia.
Cierta idealidad contenida en la grandiosidad es trans
mitida al hijo a fin de apuntalar su ideal del yo:
а) Es clara la certeza sobre el carácter todopoderoso del
padre, en el sentido que da la religiosidad a este término
de “todopoderoso”. Su símbolo fálico es el pene y el
esperma.
б) El proyecto es narcisista: el pene dado se vuelve atri
buto.
c) La designación del padre para esta función supone la
ventaja de evitar a la madre primera y sobre todo su cas
tración. El libreto es totalmente fetíchico. Designado en el
tiempo de la infancia como primordial, el padre es desig
nado de nuevo y, esta vez, por el hijo: a posteriori, por lo
menos confirmación y quizá divergencia que explica la fluc
tuación pasada en la relación. Un hombre semejante, al
que su paternidad nombra, satisface supuestamente a la
madre y es el único en poseerla. A contrario, 105 cuanto más
lejos ponga el padre a la esposa, más riesgo correría la
mujer de serlo para el hijo. Como mostraba Otto Sperling
(1956) a propósito de la perversidad del líder homosexual,
habría una transmisión paterna de la homosexualidad; el
temor y la fascinación de la imago m aterna arcaica en el
esposo se transm itirían al hijo. La mejor garantía de la
heterosexualidad del hijo es la del padre.106
d) La espera respecto del padre, que a justo título F.
Pasche llama “feminidad del varón”, es en este nivel sim
plem ente neurótica: para ser más precisos, histérica.
Supone en el adolescente la aceptación de cierta castración
previa. La rivalidad edípica sólo puede ser asumida, dentro
de los límites permitidos por el superyó, por la integración
de la pulsión pasiva...; ésta conduce al masoquismo eró-
geno, a una posición femenina caracterizada por el deseo
de dar un hijo al padre. Sólo la aceptación de este deseo
perm ite acceder a verdaderas posiciones edípicas... Esta
conclusión107 es igualmente el punto de vista de D. W. Win-
nicott, así resumido: “El elemento escindido femenino del
sí-mismo impide la homosexualidad actuada, pues ésta
afirm aría la masculinidad”.108
e) En el libreto fantasmático el pene aparece sustitu
yendo al hijo del padre; se omite así un escalón elaborativo
con el evidente riesgo de perversión que conlleva. El fan
tasm a no podría afirmarse como transición neurótica sino
en la medida en que se inserte entre el primero y el
segundo tiempo de lo que expresa:
1 / L a escena puberal
2 I E l recuerdo encubridor