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James Joyce

James Augustine Aloysius Joyce (Dublín, 2 de febrero de 1882 –


Zúrich, 13 de enero de 1941) fue un escritor irlandés, reconocido
James Joyce
mundialmente como uno de los más importantes e influyentes del
siglo XX. Joyce es aclamado por su obra maestra, Ulises (1922), y
por su controvertida novela posterior, Finnegans Wake (1939).
Igualmente ha sido muy valorada la serie de historias breves
titulada Dublineses (1914), así como su novela semiautobiográfica
Retrato del artista adolescente (1916). Joyce es representante
destacado de la corriente literaria de vanguardia denominada
modernismo anglosajón, junto a autores como T. S. Eliot, Virginia
Woolf, Ezra Pound o Wallace Stevens.

Aunque pasó la mayor parte de su vida adulta fuera de Irlanda, el


universo literario de este autor se encuentra fuertemente enraizado
en su nativa Dublín, la ciudad que provee a sus obras de los
escenarios, ambientes, personajes y demás materia narrativa.1 Más
en particular, su problemática relación primera con la iglesia
Información personal
católica de Irlanda se refleja muy bien a través de los conflictos
Nombre de
interiores que atormentan a su álter ego en la ficción, representado James Augustine Aloysius Joyce
nacimiento
por el personaje de Stephen Dedalus. Así, Joyce es conocido por su
atención minuciosa a un escenario muy delimitado y por su Nacimiento 2 de febrero de 1882
Dublín, Reino Unido de Gran
prolongado y autoimpuesto exilio, pero también por su enorme
Bretaña e Irlanda
influencia en todo el mundo. Por ello, pese a su regionalismo,
Fallecimiento 13 de enero de 1941
paradójicamente llegó a ser uno de los escritores más cosmopolitas
(58 años)
de su tiempo.2 Zúrich, Suiza

La Encyclopædia Britannica destaca en el autor el sutil y veraz Causa de la


Úlcera perforada
retrato de la naturaleza humana que logra imprimir en sus obras, muerte
junto con la maestría en el uso del lenguaje y el brillante desarrollo Lugar de
Cementerio de Fluntern, Suiza
de nuevas formas literarias, motivo por el cual su figura ejerció una sepultura
influencia decisiva en toda la novelística del siglo XX. Los Nacionalidad Irlandesa
personajes de Leopold Bloom y Molly Bloom, en particular, Lengua
3 Inglés
ostentan una riqueza y calidez humanas incomparables. materna
Religión Catolicismo
El editor de la antología The Cambridge Companion to James
Joyce [Guía de Cambridge para James Joyce] escribe en su Características físicas
introducción: «A Joyce lo leen muchas más personas de las que son Altura 71 pulgadas (1,8 m)
conscientes de ello. El impacto de la revolución literaria que Ojos Azules
emprendió fue tal que pocos novelistas posteriores de importancia, Cabello Marrón
en cualquiera de las lenguas del mundo, han escapado a su influjo,
Familia
incluso aunque tratasen de evitar los paradigmas y procedimientos
Padre John Stanislaus Joyce
joyceanos. Topamos indirectamente con Joyce, por lo tanto, en
Cónyuge Nora Barnacle (1931-1941)
muchas de nuestras lecturas de ficción seria de la última mitad de
4
siglo, y lo mismo puede decirse de la ficción no tan seria». Pareja Nora Barnacle (desde 1904)

Hijos Lucia Joyce


Anthony Burgess, al final de su largo ensayo Re Joyce (1965), Educación
reconoció: Educado en Clongowes Wood College
Belvedere College
Junto con Shakespeare, Milton, Pope y Hopkins,
University College Dublin(1898-
Joyce sigue siendo el modelo más elevado en que ha
1902)
de fijarse todo aquel que aspire a escribir con
propiedad. [...] Pero, una vez leído y absorbido un Información profesional
solo ápice de la esencia de este autor, ni la literatura ni Ocupación Novelista, poeta
la vida vuelven a ser las mismas de nuevo.5 Estudiantes Samuel Beckett
Movimiento Modernismo anglosajón
En un texto de 1939, Jorge Luis Borges afirmó sobre el autor: Instrumento Voz
Tipo de voz Tenor
Es indiscutible que Joyce es uno de los primeros Obras Dublineses
escritores de nuestro tiempo. Verbalmente, es quizá el notables Retrato del artista adolescente
primero. En el Ulises hay sentencias, hay párrafos,
Ulises
que no son inferiores a los más ilustres de
Shakespeare o de Sir Thomas Browne.6
Finnegans Wake
Poemas manzanas
Exiliados
T.S. Eliot, en su ensayo "Ulysses, Order and Myth" ["Ulises, orden
y mito"] (1923), declaró sobre esta misma obra: Stephen el héroe

Firma
Considero que este libro es la expresión más
importante que ha encontrado nuestra época; es un
libro con el que todos estamos en deuda, y del que
ninguno de nosotros puede escapar.7

Índice
Biografía
Dublín (1882–1904)
Primeros años
Educación
Stephen el héroe
Trieste y Zúrich (1904–1920)
Pola y Trieste
Zúrich
París y Zúrich (1920–1941)
París y el Ulises
La Obra en marcha
Última estancia en Zúrich
El catolicismo de Joyce
Obra
Dublineses
Retrato del artista adolescente
Ulises
Finnegans Wake
Poesía
Teatro
Ensayo
Correspondencia
Legado e influencia
En la literatura
En otros campos
Recuerdos de Joyce
Obras: cronología
Publicaciones póstumas
Adaptaciones cinematográficas
Véase también
Notas
Referencias
Enlaces externos

Biografía

Dublín (1882–1904)

Primeros años
En 1882, James Joyce nace en Brighton Square, en Rathgar, un barrio de clase media de Dublín, en el seno de una familia católica;
sus padres se llamaban John y May. James fue el mayor de los diez hermanos supervivientes, seis mujeres y cuatro varones. Uno de
los hermanos fallecidos habría sido mayor que él, puesto que nació y murió en 1881.8 La madre quedó encinta en total quince veces,
las mismas que la señora Dedalus, enUlises.9

La familia de su padre, originaria de Fermoy, fue concesionaria de una explotación de sal y piedra caliza en Carrigeeny, cerca de
Cork. Vendieron la explotación por quinientas libras, en 1842, aunque siguieron manteniendo una empresa como «fabricantes y
vendedores de sal y caliza». Esta empresa quebró en 1852.

Joyce, como su padre, sostenía que su ascendencia familiar provenía del antiguo clan irlandés de los Galway
. Para la crítica Francesca
Romana Paci, el escritor rebelde e inconformista valoraba sin embargo «la respetabilidad basada en la tradición de una antigua casa»;
sentía «apego por una cierta forma de aristocracia».10 Los Joyce presumían de ser descendientes del libertador irlandés Daniel
O'Connell.11

Tanto su padre como su abuelo contrajeron matrimonio con mujeres de familias adineradas. En 1887 el padre de James, John
Stanislaus Joyce, fue nombrado recaudador de impuestos de varios distritos por la Oficina de Recaudación del Ayuntamiento de
Dublín. Esto permitió a la familia trasladarse a Bray, un pequeño pueblo de cierta categoría residencial, a diecinueve kilómetros de
Dublín. En Bray vivían junto a una familia protestante, los Vance. Una hija de éstos, Eileen, fue el primer amor de James.12 El
escritor la evocó en el Retrato del artista adolescente, citándola por su propio nombre. Este personaje resurgirá en varias otras obras,
incluso en Finnegans Wake.13

Un día en que estaba jugando con su hermano Stanislaus junto a un río, James fue atacado por un perro,14 lo que le acarrearía una
fobia de por vida hacia estos animales; también le causaban pavor las tormentas, debido a su profunda fe religiosa, que hacía que las
considerase como un signo de la ira de Dios.15 Un amigo le preguntó en cierta ocasión por qué estaba asustado, y James replicó: «A
ti no te criaron en la Irlanda católica».16 De estas pertinaces fobias quedaron cumplidas muestras en obras como Retrato del artista
adolescente, Ulises y Finnegans Wake.17
Entre febrero y marzo de 1889, el Libro de Castigos del colegio de Conglowes recoge que el
futuro escritor, contando siete años, recibió dos palmetazos por no llevar a clase cierto libro, seis
más por tener las botas sucias y cuatro por proferir «palabras indecentes», algo a lo que Joyce fue
siempre muy aficionado.18

En 1891, con nueve años, James escribe el poema titulado "Et tu, Healy", que trata de la muerte
del político irlandés Charles Stewart Parnell. El padre quedó tan encantado que hizo imprimirlo, e
incluso envió una copia a la Biblioteca Vaticana.19 En noviembre de ese mismo año, John Joyce
ve su nombre registrado en la Stubbs Gazette, un boletín de impagos y quiebras, y es apartado de
su trabajo.20 Dos años más tarde es despedido, coincidiendo con una severa reorganización de la
Oficina de Recaudación, que comprendía una importante reducción de personal. John Joyce, con
Joyce a los seis años
antecedentes por gestión poco cuidadosa,21 sufrió especialmente la crisis, e incluso estuvo a (1888).
punto de ser despedido sin una indemnización, algo que consiguió evitar su esposa.22 Este fue el
inicio de la crisis económica de la familia, debida a la incapacidad del padre para gestionar sus
finanzas, y también a su alcoholismo.23 Esta tendencia, muy común en su familia, sería heredada por su hijo mayor, bastante
manirroto en general;24 sólo en sus últimos años adquirió James el hábito del ahorro, especialmente debido a la grave enfermedad
mental que aquejó a su hijaLucia, circunstancia que le acarreó grandes gastos.25 En una ocasión, su hermano Stanislaus le reprochó:
«Puede que haya personas que no estén tan preocupadas por el dinero como tú». A lo que él replicó: «Oh, diantre, puede que las
26
haya, pero me gustaría que uno de esos individuos me enseñara el truco en veinticinco lecciones».

Educación
El futuro escritor se educó en el selecto Clongowes Wood College, un internado de jesuitas, cerca de Sallins, en County Kildare.
Según su primer biógrafo, Herbert S. Gorman, al ingresar en este centro (1888), era «de constitución esbelta, muy nervioso, sensible
como una niña y tenía la bendición o la maldición (esto depende del punto de vista) de un temperamento introspectivo».27 James,
que «fue elegido para el honor de servir como monaguillo en misa»,28 no tardó en distinguirse como alumno muy aventajado, en
todo menos en matemáticas.29 Destacaba incluso en materia deportiva, según declararía su hermano Stanislaus,30 pero tuvo que
abandonar la institución cuatro años más tarde debido a los problemas financieros de su padre. Se matriculó entonces en el colegio de
la congregación de los Christian Brothers, ubicada en North Richmond Street, Dublín. Más tarde, en 1893, se le ofreció una plaza en
el Belvedere College de la misma ciudad, regentado igualmente por jesuitas. La oferta se hizo, al menos en parte, con la esperanza de
que el distinguido estudiante ingresara en la orden, sin embargo éste rechazó el catolicismo ya en edad temprana; según Ellmann, a
los dieciséis años.31

James siguió destacando en los estudios. Muy concienzudo en su preparación, obligaba a su madre a tomarle diariamente la lección
después de la comida.32 En esta época, recibió distintos premios escolares. No sabiendo qué hacer con tanto dinero (la dotación a
veces alcanzaba las veinte libras de la época), lo destinaba a la compra de regalos para sus hermanos; cosas prácticas, como zapatos y
33
vestidos, aunque también los invitaba al teatro, en las localidades más baratas.

Sus lecturas en la época del Belvedere son abundantes y profundas, en inglés y francés: Dickens, Walter Scott, Jonathan Swift,
Laurence Sterne, Oliver Goldsmith; también le impresionó vivamente el estilo del clérigo John Henry Newman. Entre los poetas, leía
con fruición a Byron, Rimbaud y Yeats. Y dedicó asimismo mucha atención a George Meredith, William Blake y Thomas
Hardy.34 35

En 1898, se matriculó en el recientemente inaugurado University College de Dublín para estudiar lenguas: inglés, francés e italiano.
Joyce era recordado por ser buen estudiante, aunque de trato difícil. Seguía aplicándose con ahínco a la lectura. Según uno de sus más
importantes glosadores, Harry Levin, en general dedicaba sus esfuerzos a los idiomas, la filosofía, la estética y la literatura
contemporánea europea.36 Algunos de sus biógrafos han destacado como su interés principal lagramática comparada.

También se sabe que tomaba parte activa en las actividades literarias y teatrales de la universidad. En 1900, como colaborador de la
revista The Fortnightly Review, publica su primer ensayo, con el título de "New Drama", sobre la obra del noruego Henrik Ibsen, uno
de sus escritores predilectos.37 38 El joven crítico recibió una carta de agradecimiento de parte del propio Ibsen. En este periodo,
escribió algunos artículos más, además de dos obras teatrales, hoy perdidas. Muchas de las amistades que hizo en la universidad
aparecerían retratadas posteriormente en sus obras. Según Harry
Levin, el escritor «no olvidaba ni perdonaba nada. Cualquier
parecido con personas y situaciones reales, vivas o muertas, era
cuidadosamente cultivado».39

Joyce fue miembro de la Literary and Historical Society, de Dublín.


Presentó su trabajo titulado "Drama and Life" a dicha sociedad en
1900. Con ocasión de la lectura pública de este ensayo, se le exigió
que suprimiera varios pasajes. Joyce amenazó al presidente de la
sociedad con no leerlo, y al final consiguió hacerlo sin una sola
omisión. Sus palabras fueron duramente criticadas por algunos
asistentes, y Joyce les replicó pacientemente durante más de cuarenta
minutos, por turno, sin consultar una nota, lo que consiguió suscitar Antigua ubicación del University College Dublin.
grandes aplausos entre el público.40 En esa época conoció a Lady
Gregory, y en octubre de 1902, a W. B. Yeats, encuentro que sería
trascendental para Joyce. Este poeta le escribió una carta en el mes de diciembre elogiando su poesía y aconsejándole que cambiase
de aires. Donde el joven escritor debía estar era enOxford.41

En 1903, tras su graduación, se instaló enParís con el propósito de estudiarMedicina, pero la ruina de su familia (que se vio obligada
a vender todos sus enseres e instalarse en una pensión) le hizo desistir de sus propósitos y buscar trabajo como periodista y profesor.
Su situación financiera era tan precaria entonces como la de su familia, hasta el punto de que pasó verdadera hambre, lo que hacía
llorar a su madre cada vez que llegaba carta de París.42 James regresó a Dublín meses después para asistir a su madre, enferma
terminal de cáncer.43 La madre de Joyce, May (Mary Jane),44 pasó sus últimas horas en coma, con toda la familia arrodillada y
sollozando a su alrededor. Al ver que ni Stanislaus ni James estaban arrodillados, el abuelo materno los conminó a hacerlo, pero los
dos rehusaron.45 Según José María Valverde, Joyce siempre se acusó de esta dureza final.46 47 48 La muerte de su madre lo sumió
en un desasosiego que lo llevó a la búsqueda de amistades por los bajos fondos dublineses; gustaba de vagabundear con una gorra de
yachtman y unos ajados zapatos de tenis.49 Fueron días difíciles en los que probó algún oficio y trató de subsistir en parte gracias a
los préstamos de los amigos, e incluso cantando, puesto que era un consumado tenor, llegando a lograr un premio en el festival
irlandés de Feis Ceoil en 1904.50

Stephen el héroe
En enero de 1904, trató de publicar una obra en la que había estado trabajando, A Portrait of the Artist [Retrato del artista], una
historia autobiográfica con elementos ensayísticos centrada en cuestiones de estética. Este escrito, indigno de su autor, en palabras de
José María Valverde,51 fue rechazado por la revista de librepensamiento Dana. Joyce entonces, con motivo de su vigésimo segundo
cumpleaños, decidió revisar el trabajo y convertirlo en una novela que titularía Stephen Hero (Stephen el héroe). Esta obra, que
alcanzaría las mil páginas de borrador y recoge los primeros años y los de universidad de
Stephen Dedalus, fue escrita a la par que los
relatos de Dublineses. El crítico W. Y. Tindall sostiene que el lector de las felicidades narrativas presentes en los cuentos se
sorprenderá ante las ordinarieces de la novela, calificada por el propio Joyce de «rubbish», basura.52 Stephen Hero no se publicaría
en vida del autor, pero fue el germen de una obra mayor como esRetrato del artista adolescente, empezada en 1907.53

1904 fue el mismo año en que conoció a Nora Barnacle, una joven de Galway que trabajaba como camarera de pisos en el hotel
Finn's, de Dublín. Se dice que tuvieron su primera cita el 16 de junio de 1904, y por tal motivo ésta, según sus biógrafos, fue la fecha
elegida para ambientar su obra capital,Ulises.54

Joyce permaneció en Dublín algún tiempo más, bebiendo en exceso. En el transcurso de una de sus borracheras, debido a un
malentendido, se metió en una pelea con un hombre, en el parque St Stephen's Green; tras la pelea, James fue recogido y aseado por
un conocido de su padre, Alfred H. Hunter, que lo condujo a su casa para que le curasen las heridas.55 En Dublín se rumoreaba que
Hunter era judío y que su mujer le era infiel. Esta persona pudo ser uno de los modelos utilizados por Joyce para uno de los
personajes centrales de su novelística, Leopold Bloom, el protagonista de Ulises.56 Del mismo modo, se inspiró en el estudiante de
medicina y escritor Oliver St. John Gogartypara el personaje de Buck Mulligan en dicha obra.57
Tras permanecer durante seis días en la vivienda de estudiante de Gogarty,
Martello Tower (Torre Martello), tuvo que abandonarla en plena noche tras una
escena con Gogarty y otro compañero, en cuyo transcurso aquel disparó su
pistola sobre unas cacerolas que colgaban sobre la cama de James.58 Éste
caminó toda la noche de vuelta a Dublín para poder descansar en su casa, y al
día siguiente envió a un amigo a la torre por sus pertenencias. Poco después
partió con Nora hacia el continente.

Trieste y Zúrich (1904–1920)


Martello Tower, donde vivió Joyce con
Gogarty.
Pola y Trieste
Joyce y Nora iniciaron su autoimpuestoexilio desplazándose primero aZúrich,
donde se suponía que le esperaba un puesto como profesor de inglés en la Berlitz Language School, facilitado por un agente en
Inglaterra. Resultó que el agente inglés había sido estafado, pero el director de la escuela lo reexpidió a Trieste, ciudad que fue parte
del Imperio austrohúngaro hasta el 16 de julio de 1920, pasando a ser italiana por el tratado de Saint Germain-en-Laye. Aunque
tampoco allí había ningún puesto libre para Joyce, con la ayuda de Almidano Artifoni, director de la escuela Berlitz de Trieste,
finalmente consiguió unas clases enPula (Pola, en italiano), ciudad entonces tambiénaustrohúngara, y hoy parte de Croacia.

Desde octubre de 1904 hasta marzo de 1905, permaneció en Pula dando clases sobre todo a oficiales de la armada austrohúngara
estacionados en la base militar de dicha ciudad. En marzo de 1905 se descubrió un complot de espionaje en la ciudad y todos los
extranjeros fueron expulsados. Con la ayuda de Artifoni, los Joyce regresaron a Trieste y James empezó a enseñar inglés allí.
Permanecería en la ciudad durante la mayor parte de los diez años siguientes.2 El idioma que se hablará en casa del escritor a partir
de ese momento será el italiano. En esta lengua reprendería años después a su díscolo hijo Giorgio y se comunicaría siempre con su
59
hija Lucia, mientras ésta se hundía en una demencia progresiva.

En ese mismo año, Nora dio a luz al primero de sus hijos, el citado Giorgio.60 James se puso entonces en contacto con su hermano,
Stanislaus, tratando de atraerlo a Trieste para que se reuniera con él como profesor en la escuela. Las razones que adujo fueron
reclamar su compañía y ofrecerle un futuro más prometedor que el que Stanislaus disfrutaba en Dublín, como simple empleado; lo
cierto era que James necesitaba aumentar los ingresos en su familia con la contribución de su hermano.61 Las relaciones entre los
hermanos fueron tirantes en el tiempo que vivieron juntos en Trieste, principalmente debido a la frivolidad de James con el dinero y
la bebida.62

La vida rutinaria en Trieste frustraba la pasión viajera del escritor, quien decidió trasladarse a Roma a finales de 1906. Marchó con la
seguridad de contar con un puesto administrativo en un banco de la ciudad. Sin embargo, sintió enseguida gran aversión por ésta y
terminó regresando a Trieste, a principios de 1907. Su hija Lucia nació en el verano de ese mismo año. También en 1907 apareció su
primer libro, el volumen de poemas de amor Música de cámara (Chamber Music) y se le presentaron los primeros síntomas de iritis,
una enfermedad de los ojos que con los años le dejaría casi ciego.

Continuó durante estos años escribiendo, principalmente relatos, e iniciándose en la línea experimental que sería característica de su
obra posterior. También manifestó en esta época, por un lado, cierto rechazo por la búsqueda nacionalista de los orígenes de la
identidad irlandesa, y por otro, su voluntad de preservar y fomentar la propia experiencia lingüística, que guiaría todo su trabajo
literario: esto le condujo a reivindicar su lengua materna, el inglés, en detrimento de una lengua gaélica que estimaba readoptada y
promovida artificialmente.63 64 65 66

Joyce regresó a Dublín en el verano de 1909, llevando con él a su hijo Giorgio. Su propósito era visitar a su padre y publicar su libro
de cuentos Dublineses. Sin embargo, a primeros de agosto, sufrió uno de los mayores disgustos de su vida, cuando a través de un
complot organizado por sus amigos Saint-John Gogarty y Vincent Cosgrave, le fue sugerido que su compañera, Nora, le había sido
infiel en el pasado. Incluso era posible que Giorgio no fuese hijo suyo.67 Sólo los tenaces desmentidos de otro amigo, John Francis
Byrne, de su hermano Stanislaus, y las cartas desesperadas de Nora lograron hacerle comprender que todo había sido un infame
montaje.68
Una vez superada esa preocupación, visitó a la familia de Nora, en Galway. Ésta fue su primera visita a la familia de su mujer y, para
su alivio, la acogida que se le dispensó fue muy satisfactoria. Incluso salió a pasear con Kathleen, la hermana de Nora, que le dio
«lecciones sobre el mar», según ella misma contaría.69 Estaba preparándose para volver a Trieste cuando decidió llevar consigo a
una de sus hermanas, Eva, para que ayudase a Nora en las labores domésticas. Regresó a dicha ciudad, pero sólo por un mes.olvió
V a
Dublín representando a unos propietarios para tratar de instalar en esta ciudad un cine, el "Volta". Su gestión fue exitosa, aunque el
escritor sólo se involucró en ella durante unos meses; sus socios no tardaron en vender el negocio, y Joyce finalmente no obtuvo
beneficio alguno.70 Tampoco cuajó su intento de importar tweed irlandés a Italia; finalmente el escritor volvió a Trieste, en enero de
1910, acompañado por otra de sus hermanas, Eileen. Mientras que Eva enseguida sintió nostalgia de su ciudad natal, y regresaría
años más tarde, Eileen pasó el resto de su vida en el continente europeo, donde se casaría con un cajero de banco
checo.

1912 fue un año de penurias para los Joyce. Para ayudar a la economía doméstica, el escritor pronunció varias conferencias a
primeros de año en la Università Popolare y siguió publicando artículos en los periódicos.71 En abril realizó unas pruebas para
convertirse en profesor en Italia, a sueldo del Estado. Obtuvo 421 puntos sobre 450, resultando apto, pero la burocracia italiana
finalmente lo impidió por su condición de extranjero.

Volvió fugazmente a Dublín con toda su familia, en el verano de 1912. Prosiguió la pugna sobre la publicación de Dublineses con el
editor George Roberts. Mientras estaba en Irlanda, su hermano Stanislaus, que seguía en Trieste, le informó de que iban a
desahuciarlos. Finalmente, Stanislaus buscó otro piso más pequeño, donde se trasladaron todos; allí viviría James con su mujer e
hijos todo el tiempo que permaneció en Trieste. Las discusiones sobre Dublineses con su editor se centraban principalmente en el
relato "An Encounter" ("Un encuentro"), en el que la trama insinúa que uno de los personajes es homosexual. Añadido a estos
problemas, todo su entorno dublinés le negó su apoyo, pues le acusaba, entre otras cosas, de traicionar a su país a través de sus
escritos.72 El libro finalmente no se publicó (no lo haría hasta dos años más tarde) y aquel fue el último viaje de Joyce a Dublín, pese
a las muchas invitaciones por parte de su padre y de su viejo amigo, el poeta William Butler Yeats. Ese fracaso fue motivo de que
escribiera una venenosa sátira contra Roberts: "Gas from a Burner" ("Gases de un quemador", vid. fragmento en la sección Ensayo),
73
en la que habla de un «escritor irlandés exiliado» («an Irish writer in foreign parts»).

En esa época trató al escritor Ettore Schmitz (más tarde conocido como Italo Svevo, de
origen judío), quien fue alumno suyo de inglés y con el cual mantendría una larga
amistad.74 Entre 1911 y 1914 se enamoraría platónicamente de una de sus alumnas,
Amalia Popper, hija de un negociante judío llamado Leopoldo. Esta joven le sugeriría
multitud de escritos y poemas, a veces preñados de humor e ironía.

En 1913, el poeta Ezra Pound, al tanto de la precariedad de su economía, le escribe por


recomendación de Yeats para ofrecerle colaborar en publicaciones como The Egoist y
Poetry.

Al año siguiente, 1914, a punto de desatarse la Primera Guerra Mundial, consiguió por
fin que un editor londinense al que conocía de tiempo atrás, Grant Richards, publicase
Dublineses. La mayor parte de las críticas surgidas fueron buenas, aunque censuraban
algunos cuentos por cínicos o sin sentido. Se vendieron pocos ejemplares, por lo que
Joyce se quejó al editor, pero éste le contestó que desde que había empezado la guerra
Italo Svevo, gran amigo de Joyce
las ventas habían caído en picado.75 En ese tiempo, el escritor siguió trabajando en el durante su estancia enItalia.
Retrato, terminó Exiliados y empezó Ulises, novela que tenía en la cabeza ya desde
1907.

Zúrich
En 1915, H. G. Wells se declaró profundo admirador de la obra de Joyce, que leía a partir de las entregas en The Egoist. Ese mismo
año, Joyce y familia, ciudadanos británicos, hubieron de dejar el Trieste austro-húngaro por la guerra. Stanislaus, por su parte, fue
encerrado en un campo de presos. Los Joyce se trasladaron a Zúrich, Suiza, país neutral, donde el escritor vivió años de gran
creatividad. En esta época, su fama crecía día a día, pero sus ingresos seguían siendo exiguos; sobrevivió a base de dar clases, además
de con la ayuda de Pound, Yeats, Wells y Harriet Shaw Weaver, editora de la revista The Egoist, quien se convirtió en su agente y le
aportó ingresos suficientes para ir tirando en los años siguientes.

En diciembre de 1916 se publicaron la primera edición norteamericana de Dublineses y la primera mundial de Retrato del artista
adolescente. Ambas se llevaron a cabo por los esfuerzos del editor neoyorquino B. W. Huebsch, complaciendo en ello a Joyce; éste,
en octubre, había sufrido una especie de colapso nervioso o depresión, sin embargo había asegurado a Huebsch que 1916 era su año
de la suerte.76 El Retrato, basado en la inconclusa Stephen el héroe, es en parte un monólogo interior de sentido profundamente
irónico, en el que Joyce demuestra su maestría en el retrato psicológico. La publicación en Estados Unidos le dio a conocer a un
público mucho más amplio. Al año siguiente, 1917, se le agudizaron al autor los problemas en la vista que ya se le habían declarado
en Trieste: padecía glaucoma y sinequia.77 En interpretación de algún estudioso, estos problemas pudieron deberse incluso a que,
debido a ciertas evidencias, y atendiendo a sus propias palabras —«I deserve all this on account of my many iniquities.» [«Todo esto
sífilis en su juventud.78
me lo tengo bien merecido por mis muchas iniquidades.»]—, el autor había contraído la

Con todo, su fama se había agigantado hasta el punto de que llegó a recibir donaciones regulares de dinero en metálico por parte de
una admiradora anónima; según Ellmann, «hasta que pudiera encontrar una situación estable». También en 1917, durante un viaje de
salud a Locarno, se enamoró de una médica alemana de veintiséis años, Gertrude Kaempffer, a la que hizo francas proposiciones
sexuales que ella, aunque lo admiraba intelectualmente, rechazó. En Ulises, llamó Gerty (diminutivo de Gertrude) a la joven con la
que Leopold Bloom se excita en el episodioNausicaa.

De regreso en Zúrich, recibe la noticia de que un nuevo benefactor anónimo le ingresará mensualmente la cantidad de mil francos.
Esto permitió al escritor dejar de dar algunas lecciones en su casa. Más tarde se enteró de que su última benefactora era la esposa de
un millonario.79 En 1918 se inició una época buena para Joyce; fundó en Zúrich la compañía teatral "The English Players" con un
actor inglés llamado Claud Sykes; representaron preferentemente dramas irlandeses.80 Por otra parte, menudearon las fiestas con sus
amigos de Zúrich, August Suter y Frank Budgen. Su mujer, Nora, sin embargo, se manifestaba indignada por el alcoholismo de su
marido y solía reprochárselo a aquéllos, porque impedían al escritor centrarse en su "libro" (el Ulises), de cuya naturaleza ella en el
fondo no tenía ni idea. Según Ellmann, «Joyce se sorprendía siempre al comprobar la indiferencia, e incluso aversión, de Nora por
sus libros».81 Joyce comentó una vez aBudgen:

En la gente que se me acerca, en la que me conoce y la que llega a tener amistad conmigo, suelo tener un
tipo u otro de influencia. En cambio, la personalidad de Nora es tan especial que no logro que la mía pueda
82
afectarla, está hecha completamente a prueba de la mía.

Los dos esposos en general se llevaban bien. Nora tendía a moderar las flaquezas de su marido, y en la educación de Lucia y Giorgio,
era más severa que él, pues incluso les aplicaba el castigo físico. El escritor en cambio aseguraba que a los niños «hay que educarlos
con amor, no con castigos».

Joyce demostró en varias ocasiones su neutralidad en relación con la guerra, y llegó a escribir un poema satírico
("Dooleysprudencia")83 contra las autoridades consulares británicas en Suiza, con las que tuvo varios encontronazos.
84

El drama Exiles se publicó en mayo de 1918, simultáneamente en Inglaterra y Estados Unidos. En ese tiempo Ulises estaba siendo
publicado por entregas en la revista Little Review; el poeta T. S. Eliot, que las seguía puntualmente, escribió admirado, en la revista
Athenaeum (1919):

La ordinariez y el egoísmo quedan justificados al ser explotados hasta alcanzar verdadera grandeza en la
última obra de Mr. James Joyce.85

Virginia Woolf y su marido Leonard estimaban mucho lo que iba apareciendo, pese a que su procacidad los escandalizaba.86
Katherine Mansfield, en casa de éstos, después de ridiculizarlo, afirmó muy seria que algunas de sus escenas pertenecían a la gran
literatura.87 Por ese tiempo, Nora le dijo llorando a Frank Budgen: «Jim quiere que vaya con otros hombres para poder escribir al
respecto».88 El matrimonio, sin embargo, debía bromear sobre el asunto, según se desprende de su correspondencia,89 en algunos
casos de muy subido tono sexual, y hastapornográfico. He aquí un pasaje ligero:

¡Me gustaría que me flagelaras, Nora, amor mío! Me encantaría haber hecho algo que te desagradara, algo
insignificante incluso, tal vez una de mis costumbres bastante indecentes que te hacen reír: y después oír
que me llamas a tu habitación y encontrarte sentada en un sillón con tus gruesos muslos separados y la cara
roja como un tomate de ira y un bastón en la mano.

Carta, se cree, de 13/12/190990

En 1918 Joyce se enamoró de una muchacha suiza que ya tenía un amante, y cuyo nombre era
Marthe Fleischmann; se escribieron con asiduidad, pero al parecer ella sólo le dejó acariciarla en
una ocasión. Esta mujer también aparece reflejada en varios personajes femeninos de Ulises. Al
reprocharle un amigo estas infidelidades, el escritor respondió: «Si me permitiera alguna
limitación en este asunto, para mí sería la muerte espiritual».91 Joyce no dejaba de excederse con
el alcohol, pero ahora lo hacía a escondidas de su mujer. Tuvo que dejar de beber absenta, que
hacía sus delicias, y le dio por el vino blanco que, en palabras suyas, para él era "electricidad".92
Por esa época, tenía que replicar una y otra vez a los amigos que iban leyendo Ulises capítulo a
capítulo (amigos como Miss Weaver, Ezra Pound...), por sus críticas a los cambios de estilo que
iba introduciendo de uno a otro, cambios que la posteridad ha declarado una de las virtudes más
llamativas del texto.

Stanislaus fue finalmente liberado del campo de presos en que había pasado toda la guerra. Los
Joyce regresaron a Trieste, y aquél se negó a compartir la vivienda con ellos; además estaba
molesto con su hermano por varias cosas, entre ellas porque James no le había dedicado
Dublineses según había prometido.

París y Zúrich (1920–1941)


Busto de Joyce en el
parque de St. Stephen's
París y el Ulises Green, Dublín.
A mediados de 1920, fue atraído a París por Ezra Pound, que lo tentó con la posibilidad de que se
tradujesen al francés el Retrato y Dublineses. Joyce iba para una semana, pero al final se quedó
veinte años.

1921 fue un año de intenso trabajo para rematar Ulises. Durante el mismo, mantuvo una estrecha relación con el escritor
norteamericano Robert McAlmon, quien le prestó dinero y le sirvió accidentalmente de mecanógrafo para el último capítulo de
Ulises: "Penélope". En ese año tuvo también mucho contacto con Valery Larbaud y con Wyndham Lewis, y conoció a Ernest
Hemingway, que llegó a París recomendado porSherwood Anderson.93

Joyce tuvo su único encuentro con Marcel Proust en mayo de 1922, ya publicado Ulises. Al salir de una cena en París, a la que
también estaban invitados Picasso y Stravinsky, ambos escritores tomaron el mismo taxi de regreso, junto a otras personas. Según el
biógrafo de Proust, George D. Painter, se habló «de trufas y duquesas», y Joyce, que iba algo bebido, se quejaba de su vista, mientras
Proust lo hacía del estómago. Alguien preguntó a Proust si conocía la obra de Joyce, y el francés aseguró no conocerla, a lo que
repuso Joyce que tampoco conocía la de Proust. Joyce quiso fumar y abrió una ventanilla del taxi, que fue cerrada de inmediato, en
atención a la mala salud de Proust. El vehículo dejó a cada cual en su casa, y eso fue todo. Joyce aludió a Proust y a su obra en
Finnegans Wake.94 Según el biógrafo de Joyce, Richard Ellmann, el episodio sucedió más o menos de esa forma; aclara que Joyce
no recordaba del mismo más que las continuas negativas (noes) de una y otra parte. Joyce, en un cuaderno de notas, escribiría sobre
Proust: «Proust, bodegón analítico. El lector termina la frase antes que él». El gran escritor francés murió el 18 de noviembre de
1922, y Joyce acudió al funeral.95
La publicación de Ulises (Ulysses, en inglés), considerada su obra maestra,96 representó su consagración literaria definitiva. La obra
fue publicada por la estadounidense afincada en París Sylvia Beach, propietaria de la famosa librería Shakespeare & Co. Se trata de
una novela experimental, cada uno de cuyos episodios o aventuras, en palabras del propio Joyce, pretendía no sólo condicionar, sino
también generar su propia técnica literaria.97 Junto al flujo de conciencia o monólogo interior (técnica que había usado ya en su
novela anterior) se encuentran capítulos escritos al modo periodístico, teatral, de ensayo científico, etc.

Ulises es una novela llena de simbología, en la que el autor experimenta además


continuamente con el lenguaje. Sus ataques a las instituciones, principalmente la
Iglesia católica y el Estado, son continuos, y muchos de sus pasajes fueron juzgados
intolerablemente obscenos por sus contemporáneos. Inversión irónica de la Odisea
de Homero, la novela explora con meticulosidad las veinticuatro horas del 16 de
junio de 1904, en la vida de tres dublineses de la clase media baja: el judío Leopold
Bloom, que vaga por las calles de Dublín para evitar volver a casa, en la que sabe
que su mujer, Molly (segundo personaje), le está siendo infiel; y el joven poeta,
Stephen Dedalus, que presenta un perfil ya más maduro que el del protagonista de su
obra anterior, Retrato del artista adolescente. El Ulises es a grandes rasgos un
retrato psicológico de nuestro tiempo, y desde su publicación, numerosos críticos
han tratado de rastrear en él las conexiones con la literatura inmediatamente anterior
(Zola, Mallarmé), y con la clásica (Homero, Shakespeare), en un intento de
interpretar sus múltiples facetas.

Joyce en Zúrich, hacia 1918.


La Obra en marcha
En años posteriores, Joyce viajó con frecuencia a Suiza para operarse los ojos y
también para tratar a su hija Lucia, quien padecía una enfermedad mental, la esquizofrenia, según aparece registrado en el testamento
del escritor a efectos de herencia. Lucia llegó a ser analizada en esa época por Carl Jung; éste, después de leer Ulises, pensó que el
padre también sufría de esquizofrenia.98 Jung afirmó que ambos, padre e hija, se deslizaban al fondo de un río, sólo que él sabía
bucear y ella se hundía irremediablemente.99 100 Umberto Eco matiza aquí: «Jung se daba cuenta de que la esquizofrenia adquiría el
valor de una referencia analógica y había que considerarla como una especie de operación "cubista" en la que Joyce, como todo el
arte moderno, disolvía la imagen de la realidad en un cuadro ilimitadamente complejo, cuyo tono lo daba la melancolía de la
objetividad abstracta. Pero en esta operación [...] el escritor no destruye la propia personalidad, como hace el esquizofrénico:
101
encuentra y funda la unidad de su personalidad destruyendo otra cosa. Y esta otra cosa es la imagen clásica del mundo».

Jung comentó en una oportunidad al padre los rasgos esquizofrénicos presentes en una de las cartas de Lucia; Joyce se apresuró a
rebatir una a una todas sus afirmaciones, con argumentos que muy bien podrían haber sido sacados de Finnegans Wake. En efecto,
para el escritor, las contradicciones y distorsiones de Lucia no eran más que reflejo del método que él mismo estaba empleando en su
102
libro. Joyce manifestó a menudo que Lucia había heredado su genialidad: sus males eran debidos a su especial clarividencia.

En cualquier caso, se desconocen los detalles particulares de la relación que mantenía Joyce con su hija esquizofrénica. Stephen
Joyce, heredero actual del escritor, quemó los miles de cartas intercambiadas entre padre e hija, cartas que habían sido recibidas por
él en 1982, a la muerte de Lucia.103 Stephen Joyce afirmó en una carta al editor del New York Times: «En cuanto a la destrucción de
la correspondencia, se trataba de cartas personales dirigidas por Lucia a su familia. Fueron escritas muchos años después de morir
Nonno y Nonna [es decir, Joyce y Nora Barnacle] y no hacían referencia a ellos. También fueron destruidas algunas tarjetas postales
104
y un telegrama de Samuel Beckett dirigido a Lucia. Esto se hizo a requerimiento por escrito del propio Beckett».

En París, a partir de 1926, Maria y Eugene Jolas ayudaron mucho a Joyce en sus largos años de escritura de Finnegans Wake. De no
haber sido por su apoyo inquebrantable (junto con el constante soporte financiero proporcionado por Harriet Shaw Weaver), es
posible que el escritor no hubiese terminado o publicado su último libro. En su ahora legendaria revista literaria transition, los Jolas
publicaron periódicamente varias secciones de la novela, bajo el título de Work in Progress (Obra en marcha), expresión ideada por
Ford Madox Ford.105
Una breve estancia en Inglaterra, en 1922, le había sugerido el tema de esta nueva obra,
que sería la última. El escritor tuvo muchos titubeos al principio de su redacción. «Es
como una montaña en la que estoy haciendo túneles en todas direcciones, sin saber qué
voy a encontrar», confesó a su amigo August Suter.106 En aquellos años, Henri
Michaux y otros artistas que lo conocieron, al comprobar la obsesión del escritor con su
nueva obra, que tenía que escribir casi a ciegas, pensaron de él que era el hombre más
fermé, más desconectado de la humanidad, que habían conocido.107 Muchas de las
primeras críticas recibidas en los primeros años eran negativas, como esta de su
hermano Stanislaus en una carta: «Si la literatura va a evolucionar en el sentido que
indican tus últimas obras, va a llegar a ser, como intuyó Shakespeare hace muchos años,
mucho ruido y pocas nueces». Y en otro lugar: «Has hecho el día más largo de toda la
literatura, y ahora vas a hacer la noche más profunda».108 En esa época Joyce
importunaba mucho a su padre a distancia con preguntas sobre todo lo relacionado con
cuestiones familiares y detalles de Dublín; ante una pregunta especialmente quisquillosa
109
de un enviado de su hijo, exclamó: «Qué, ¿Jim ya se ha vuelto loco?»
Samuel Beckett.
Las críticas hacia los avances de la nueva obra que aparecían en transition arreciaron
entre sus allegados, hasta el punto de que su mujer, Nora, le espetó un día: «¿Por qué no
escribes libros normales para que la gente corriente pueda entenderlos?» Joyce, desairado, llegó a pensar en ofrecer la Obra en
marcha al escritor irlandés James Stephens para que la terminara, aunque luego se echó atrás.110 La aparición, sin embargo, en 1929,
de la laudatoria colección de ensayos Our Exagmination Round His Factification for Incamination of Work in Progress, a cargo de
Beckett y otros escritores, supuso un gran espaldarazo.

También en 1929, conoció al tenor irlandés John Sullivan, cuya carrera apoyó durante mucho tiempo. Al año siguiente encontró en el
judío Paul Léon a un excelente amigo y colaborador.111 En 1931, atendiendo a los ruegos de su hija y de su padre, Joyce contrajo
matrimonio con su compañera de siempre,Nora Barnacle; llevaban conviviendo desde hacía casi tres décadas.

La muerte de su padre en diciembre de ese mismo año lo sumió en un estado de completo abatimiento, que el apoyo de su amigo
Beckett le ayudó a sobrellevar. Escribió a Harriet Shaw Weaver: «No ha sido su muerte lo que me ha aplastado, sino la
autoacusación», pues Joyce se culpaba de no haber vuelto nunca a su país a visitar a su padre.112 El nacimiento de su nieto Stephen,
en febrero de 1932, logró reanimarlo un tanto, y le dedicó su poema "Ecce Puer", en el cual se lee: «¡Oh, padre abandonado, /perdona
a tu hijo!».113

En ese tiempo, siguió con interés la difusión y traducción de sus obras a otros idiomas, aunque impidió la adaptación cinematográfica
de Ulises. W. B. Yeats le ofreció un puesto en la recién creada Academia de Letras Irlandesas, que él rechazo con cortesía: «[...] dado
lo que mi propio caso fue, es y, probablemente, será [...] veo claramente que no tengo derecho alguno a que mi nombre conste entre
los de sus miembros».114 Su vida social se redujo mucho en sus últimos años en París, que dedicó intensamente a la terminación de
su libro, aunque, por ejemplo, conoció al arquitecto Le Corbusier, con el que congenió enseguida conversando meramente «sobre
pájaros».115

Finnegans Wake no alcanzaría su forma definitiva hasta 1939, año de su publicación. La obra no fue bien acogida por la crítica,
aunque grandes estudiosos, de la talla de Harold Bloom, posteriormente la han defendido a capa y espada. En esta novela, la
tradicional aspiración literaria al estilo propio es llevada al extremo y, con ello, casi hasta el absurdo, pues, partiendo del
vanguardismo característico de Ulises, el lenguaje deriva experimentalmente, y sin ninguna restricción, desde el inglés llano hacia un
idioma apenas inteligible, muchas veces sólo referente al propio texto y autor. Para su composición, Joyce amalgamó elementos de
hasta sesenta lenguas diferentes, vocablos insólitos y formas sintácticas completamente nuevas. Puede dar una idea de su dificultad el
hecho de que, pese a su importancia, aun hoy
, la novela no se encuentra vertida en su totalidad al castellano.

Última estancia en Zúrich


La dureza de los comentarios sobreFinnegans Wake116 117 y el comienzo de la Segunda Guerra Mundialsupusieron un mazazo para
el escritor. Por otra parte, continuaban los problemas con la salud mental de su hija Lucia, y aun de su nuera, Helen, que ya había
dado signos de desequilibrio y hubo igualmente de ser ingresada, todo lo cual había reducido a los Joyce a un estado continuo de
zozobra y angustia. En París, Joyce no veía ya más que a Beckett. Finalmente, «Joyce estaba triste e intratable; bebía demasiado y no
hablaba con nadie, ni con Nora».118 Los Joyce regresaron a Zúrich a finales de 1940, huyendo de la ocupaciónnazi de Francia.

Ante la guerra, el escritor demostró un desinterés, según Paci, «incomprensible»; se preocupaba más de los libros que había dejado en
París que del avance de la ofensiva alemana. Si le hablaban de Hitler o Mussolini manifestaba una total indiferencia; cuando le
mencionaban la persecución de los judíos, comentaba que se trataba de un prejuicio de muchos siglos y que a él personalmente
aquellos le agradaban.119

El 11 de enero de 1941 se sometió a una operación de úlcera de duodeno perforada. Si


bien mejoró en los primeros momentos, al día siguiente recayó y, a pesar de varias
transfusiones, entró en coma. Se despertó a las dos de la madrugada del 13 de enero de
1941, y pidió a una enfermera que llamara a su esposa e hijo, antes de perder la
consciencia de nuevo. Murió quince minutos más tarde, antes de que llegase su familia.
En el informe de la autopsia figura como causa de la muerte laperitonitis.120

Joyce está enterrado en el cementerio Fluntern; desde su tumba se oyen los rugidos de
los leones del zoo de Zúrich. Aunque dos altos diplomáticos irlandeses se encontraban
en Suiza en ese momento, no asistieron a los funerales de Joyce; el gobierno irlandés
negó a Nora posteriormente la autorización para repatriar los restos mortales del escritor
.
Nora le sobrevivió diez años. Se halla enterrada a su lado, al igual que su hijo Giorgio,
muerto en 1976. Su biógrafo Ellmann informa de que, cuando los arreglos para el
entierro de Joyce se estaban realizando, un sacerdote católico trató de convencer a Nora
de celebrar una misa funeral. Siempre fiel al criterio de su esposo, ella respondió: «No Tumba de James Joyce, en
Zúrich.
podría hacerle a él tal cosa».121 El tenor suizo Max Meili cantó "Addio terra, addio
cielo", del Orfeo de Monteverdi, en el servicio funerario.

El catolicismo de Joyce
Uno de los aspectos más estudiados en la vida y la obra de este autor es sin duda la relación que mantuvo con la Iglesia católica.
Existe un acuerdo casi unánime, primero, sobre su temprano rechazo de la fe,122 123 124 125 126 y, segundo, sobre las profundas
influencias recibidas del catolicismo, siempre admitidas por él mismo, como la de la
filosofía de Tomás de Aquino.

Vladimir Nabokov suscribe la afirmación de Harry Levin de que Joyce «perdió su religión, pero conservó sus categorías», lo que el
primero aplica también a Stephen Dedalus: «En su época escolar estuvo sometido a la disciplina de una educación jesuítica y ahora
reacciona violentamente contra ella, aunque sigue poseyendo una naturaleza esencialmente metafísica». De forma que, en este punto
concreto, como la mayoría de los biógrafos de Joyce,Nabokov viene a equiparar a creador con personaje.127

Según el traductor de Ulises, José María Valverde, Joyce declaró siempre deber a sus educadores jesuitas el entrenamiento en reunir
un material, ordenarlo y presentarlo. Apostilla Valverde: «No sería arbitrario decir que la obra joyceana es la gran contribución —
involuntaria, y aun como un tiro salido por la culata— de la Compañía de Jesús a la literatura universal».128 A partir de la época de
Ulises, el escritor manifestará una postura fríamente neutral frente al hecho religioso, que únicamente le interesaba a efectos
lingüísticos. Distinguía, eso sí, el «absurdo coherente»católico del «absurdo incoherente»protestante.129 130 131 132

Pero se ha suscitado alguna duda y controversia al respecto. La biógrafa Francesca Paci recoge diversos pasajes significativos, como
éste de Stephen Hero: «La lengua, la nacionalidad y la religión son agentes de maldad, de esclavitud, de renuncia y de frustración. Y
la esclavitud desemboca en la parálisis».133 Menciona igualmente la rebelión del escritor «contra la autoridad de la iglesia
católica»,134 que lo condujo a «su definitiva ruptura» con la misma.135 Dice en otro lugar: «Después del abandono de la fe, Joyce
comenzó a escribir».136 Pero termina con un equívoco:137 «Joyce repudió a la iglesia católica, pero no la fe, que conservó y volvió
a otros objetivos: la vida y el arte».138
Recogida en el Retrato del artista adolescentey también en Ulises, la conocida máxima luciferina, Non serviam (no serviré, no he de
servir, se entiende, a Dios139 ), entendida tradicionalmente como clara manifestación del rechazo hacia la iglesia católica por parte
del personaje de Stephen Dedalus, álter ego de Joyce en dichas obras, ha suscitado también alguna rebuscada interpretación,140 lo
mismo que la respuesta del escritor a la pregunta que se le formuló al final de su vida: «¿Cuándo abandonó usted la Iglesia Católica?»
141
Su contestación fue: «La que debe decirlo es la Iglesia».

El crítico Hugh Kenner (autor de Dublin's Joyce y Joyce's Voices) y el poeta T. S. Eliot vieron entre líneas del trabajo de Joyce el
«residuo de un auténtico católico».142 Estos autores son contestados directamente por Harold Bloom en su Canon: «Cristianizar a
Joyce es un procedimiento crítico lamentable. Si existe un Espíritu Santo en Ulises es Shakespeare».143 La opinión de Bloom se
pone de manifiesto con claridad en la siguiente comparación que establece con Samuel Beckett: «Conviene siempre recordar que
Beckett más que compartía la aversión de Joyce por elcristianismo y por Irlanda. Los dos escogieron París y el ateísmo».144

Anthony Burgess, criado en una familia católica, aunque luego distanciado de la iglesia, no ve esto tan claro: «Non serviam significa
lo que significa [pero] el rechazo de Joyce del catolicismo dista mucho de ser absoluto. [...] quizá rechazó los sacramentos, el
matrimonio y la eucaristía, pero las disciplinas y, de una manera renegada y torturada, los fundamentos del catolicismo cristiano,
permanecieron en él durante toda su vida. [...] En Ulises se le ve obsesionado con la mística identificación entre Padre e Hijo, y el
único tema real de Finnegans es el de la Resurrección. [...] La actitud de Joyce hacia el catolicismo es la de amor
-odio que caracteriza
145
a la mayoría de los renegados. [...] quedaron jirones de burdo catolicismo en él».

Algunos autores, L. A. G. Strong entre ellos, llegan más lejos en este sentido al sostener que Joyce se reconcilió al final de su vida
con la religión, y que tanto Ulises como Finnegans Wake suponen en lo fundamental expresiones católicas.146 Y no falta quien,
147
como Kevin Sullivan, defiende que no necesitó reconciliarse ya que en realidad nunca abandonó la fe.

En A Bash in the Tunnel. James Joyce by the Irish [Una fiesta en el túnel. James Joyce por los irlandeses] opinaron sobre el tema
varios de sus compatriotas escritores, como Flann O'Brien: «Creo que, a través de velos de lascivia y blasfemia, Joyce emerge como
un verdadero católico irlandés temeroso de Dios; se rebeló, no tanto contra la propia Iglesia, sino contra sus casi cismáticas
excentricidades, su pretensión de que existe solo un Mandamiento, la vulgaridad de sus edificios, la superficialidad y estupidez de
muchos de sus ministros. Su rebelión, noble en sí misma, lo condujo al exilio. [...] Pero su intención era buena. Quieras que no, como
148
la de todos. [...] Mediante carcajadas, mitiga el sentido de condenación que ha recibido en herencia todo católico irlandés».

En este mismo libro, Samuel Beckett, como su amigo Thomas MacGreevy,149 aprecia en Finnegans toda una simbología del
Purgatorio cristiano, directamente enraizada en La divina comedia de Dante, pero con una particularidad: «El Purgatorio de Dante es
cónico y por lo tanto apunta a una culminación. El del señor Joyce es esférico y excluye toda culminación. [...] Y nada más que esto,
150
ni premio ni castigo, simplemente una serie de estímulos al gatito para que se alcance la cola».

Amigo íntimo de Joyce, su paisano Arthur Power recuerda cómo encolerizaba a «su innata espiritualidad el provincianismo
dogmático de la iglesia católica romana irlandesa, lastrando su alma inquisitiva mediante lo que para él no eran sino rituales
151
absurdos, prohibiciones medievales y miedos a castigos inhumanos que perdurarían por toda la eternidad».

Vemos que Beckett y Power albergan serias dudas de que Joyce fuese un «verdadero católico irlandés temeroso de Dios». Dicha
afirmación, de otra parte, no parece corroborada por una lectura atenta de la correspondencia y las obras principales del irlandés, a
menos que éste por algún motivo se empeñase en ocultar o encriptar celosamente en ellas fe y ortodoxia. Si no surge en las novelas la
crítica expresa y razonada del catolicismo, como en el Retrato, lo hace su esquema paródico, como en tantas páginas de Ulises. En
general, la actitud del autor frente al fenómeno religioso, como se ha visto,152 será ya siempre fría y profesional, no trasluciéndose,
en las dos grandes novelas finales, otra cosa que resentimiento y sarcasmo anticlericales153 y antirreligiosos, a menudo
desembocando en la blasfemia más descarnada.154 155 156

Umberto Eco, en el capítulo "El catolicismo de Joyce" de su estudio Las poéticas de Joyce, menciona la «misa negra» que se celebra
en el episodio "Circe" de Ulises, así como la blasfemia eucarística presente en "Nausicaa"; a Joyce, una vez rechazada la disciplina,
como a los episcopi vagantes medievales, «le queda el sentido de la blasfemia celebrada según un ritual litúrgico. [...] abandonada la
fe, la obsesión religiosa no abandona a Joyce. Presencias de la pasada ortodoxia emergen una y otra vez en toda su obra en forma de
personalísima mitología y de blasfemadores ensañamientos que, a su manera, revelan permanencias afectivas. [El término
"catolicismo" aplicado a Joyce] es válido para indicar la actitud de quien, habiendo rechazado una sustancia dogmática y habiéndose
desarraigado de una experiencia moral determinada, conserva como hábito mental las formas exteriores de un edificio racional y
gicas».157
mantiene una disposición instintiva, no pocas veces inconsciente, a la fascinación de las reglas, ritos, imágenes litúr

En esta línea, más escuetamente, la editora de varias de las obras joyceanas, Jeri Johnson, comenta, aunque del semiautobiográfico
protagonista del Retrato: «Sus propias palabras lo traicionan. [...] Lejos de escapar de su nacionalidad, de su lengua, de su religión,
Stephen los llevará siempre consigo».158

«Difícilmente puede dudarse —señala Herbert S. Gorman, su primer biógrafo— que la obscenidad, la indecible vulgaridad, el
deliberado alarde de inmundicia presente en algunas partes de Ulises son resultado directo y espantado de la tremenda opresión
mental y moral sufrida en la iglesia».159

Recuerda el editor irlandés de Dublineses, Terence Brown, que Joyce compartía con sus colegas del Celtic Revival, en su mayoría
agnósticos o protestantes, la convicción de que los males de Irlanda partían principalmente del hecho de la dominación del país por
parte de los ingleses. Pero, Joyce en particular, encontraba que el otro gran poder en su país, el de la Iglesia Católica, era aún más
pernicioso para sus compatriotas, ya que nadie discutía su autoridad.160 Refiere Brown una frase lapidaria de Joyce: «No entiendo
161
qué sentido puede tener atronar tanto contra la tiranía inglesa, cuando es la de Roma la que se ha adueñado del palacio del alma».

Harry Levin, por su parte, define a Joyce como «un irlandés parisino, un hereje católico [...], excomulgado y expatriado, el hombre
sin país y sin creencias».162 Y el profesor español Fernando Galván, responsable de una edición crítica de Dublineses, habla en la
163
introducción a la misma del «agnosticismo confesado del autor».

De una forma u otra, en una carta a su futura esposa,Nora Barnacle, de agosto de 1904, Joyce no pudo ser más explícito:

Mi entendimiento rechaza todo el orden social actual y el cristianismo: el hogar, las virtudes reconocidas,
las clases en la vida y las doctrinas religiosas. [...] Hace seis años dejé la iglesia católica, con el odio más
ferviente. Me resultaba imposible permanecer en ella a causa de los impulsos de mi naturaleza. Hice la
guerra en secreto contra ella, cuando era estudiante, y me negué a aceptar las posiciones que me ofrecía. Al
hacerlo, me convertí en un mendigo pero conservé el orgullo. Ahora le hago la guerra a las claras con lo
que escribo, digo y hago.164 165

Y si se recurre al testimonio de los familiares del escritor: «La ruptura de mi hermano con el catolicismo se debía a otros motivos.
Para él era imperativo salvaguardar su auténtica vida espiritual de la devastación de la existencia falsa que se le había impuesto.
Pensaba que los poetas, de acuerdo con sus dones y personalidad, eran los verdaderos depositarios de la vida espiritual de su raza, y
los sacerdotes no eran más que usurpadores. Detestaba la falsedad y creía en la libertad individual con una intensidad que no he
conocido en ningún otro hombre», escribió su hermano Stanislaus en su libro de memorias My Brother's Keeper [El guardián de mi
hermano] (1957).166

Ya se ha visto, por último, la reacción de Nora Barnacle ante la sugerencia de celebrar una misa funeral por su esposo: «No podría
hacerle a él tal cosa».167 168

Obra
A lo largo de su vida, entre 1907 y 1939, Joyce publicó una obra corta pero intensa, debido a lo cual suele ser considerada libro a
libro. Consta de una colección de cuentos: Dublineses, dos libros de poesía: Música de cámara y Poemas manzanas, una obra de
teatro: Exiliados, y las tres novelas que lo hicieron célebre:Retrato del artista adolescente, Ulises y Finnegans Wake. De este autor se
conservan además una novela inacabada: Stephen Hero, un conjunto de ensayos, en prosa y en verso, algunos poemas sueltos y dos
cuentos infantiles que dedicó a su nieto, así como abundante correspondencia. Joyce recibió importantes influencias de los siguientes
autores: Homero, Dante Alighieri, Tomás de Aquino, William Shakespeare, Edouard Dujardin, Henrik Ibsen, Giordano Bruno,
Giambattista Vico y John Henry Newman, entre otros.
Dublineses
Dublineses es el único libro de cuentos de Joyce,
empezado en 1904 en Dublín, y terminado en Trieste
en 1914. El libro comprendía en principio doce
cuentos, a los que más tarde se añadieron otros
tres.169 Los cuentos, escritos en un estilo fuertemente
realista, tratan de reflejar el anquilosamiento y el
inmovilismo a que había llegado la sociedad de Dublín
a principios del siglo XX. Son «historias de
parálisis»,170 171 172 173 reflejos de la experiencia
negativa recibida por el escritor en su juventud de la
ciudad que lo vio nacer, por lo que, como toda su obra,
exhiben un fuerte contenido autobiográfico.170
Algunos cuentos se refieren a la infancia, y otros a la
edad adulta, pero en todos ellos se aprecia el afán casi
Joyce en 1915. obsesivo de su autor por ser fiel a la verdad que había Dubliners, 1914
visto y oído, verdad que él jamás altera o deforma.174
Según su más importante biógrafo, Richard Ellmann,
el escritor «deseaba que sus contemporáneos, en particular los irlandeses, se echasen un buen vistazo en su bruñido espejo —como él
s vivos».175 176
decía—, pero no para aniquilarlos. Tenían que conocerse a sí mismos para ser más libres y estar má

Esta obsesión por ser fiel a los detalles más nimios será una de las causas que dificultará la publicación de Dublineses. El manuscrito
ya obraba en poder de un editor a principios de 1906, sin embargo, como se ha visto, no fue publicado hasta 1914, aunque no sin el
apoyo incondicional de amigos como Ezra Pound y W. B. Yeats. Las objeciones que se hacían al escritor eran principalmente de
índole moral y en último término las llevaban a cabo los propios linotipistas, los cuales se negaban a imprimir nada que pudiera
comprometerlos. El crítico Fernando Galván, en este sentido, recuerda que «aunque hoy nos parezca absurdo, las leyes de la época
hacían responsable al linotipista de todo lo que se imprimiera, por lo que estos operarios ejercían de hecho una censura sobre
177
expresiones y contenidos que estimaran ofensivos y susceptibles, por consiguiente, de ser perseguidos por la justicia».

Los relatos contienen en diversos lugares lo que Joyce llamó


"epifanías", revelaciones o iluminaciones repentinas de verdades
profundas que transforman súbitamente el alma o la conciencia de los
personajes. Estas epifanías, que aparecen ya en obras anteriores
como Stephen el héroe y Retrato del artista adolescente, provienen
del lenguaje religioso, donde aluden a la manifestación de lo divino.
Según Jeri Johnson, responsable de una edición inglesa del libro, se
trata de un «término hoy común en el lenguaje crítico, pero fue
Puente de James Joyce, en Dublín, ciudad que
originalmente Joyce quien lo tomó prestado [...] de la liturgia
inspiró toda la narrativa del autor.
católica, aplicándolo a los fines del arte».178

Al publicarse el libro, la recepción no fue entusiasta. Aunque algunos


críticos lo elogiaron, en general se censuró al autor el haber puesto tanto énfasis en aspectos triviales y desagradables de la vida
cotidiana. Se le comparó negativamente con el también irlandés George Moore y se achacó a los relatos carecer de argumento y un
estilo plano y monótono.179 Ezra Pound, sin embargo, en la revista The Egoist, comparaba el estilo de Joyce con el de la mejor prosa
180
francesa, alabando, además, su «condensación estilística».

El niño gritó: ¡Ay, papá!, y dio vueltas a la mesa, corriendo y gimoteando. Pero el hombre le cayó detrás y
lo agarró por la ropa. El niño miró a todas partes desesperado, pero, al ver que no había escape, cayó de
rodillas.
—¡Vamos a ver si vas a dejar apagar la candela otra vez! —dijo el hombre, golpeándolo salvajemente con
el bastón—. ¡Vaya, coge, maldito!
El niño soltó un alarido de dolor al sajarle el palo un muslo. Juntó las manos en el aire y su voz tembló de
terror.
—¡Ay, papá! —gritaba—. ¡No me pegues, papaíto! Que voy a rezar un padrenuestro por ti... Voy a rezar un
oy a rezar un padrenuestro.181
avemaría por ti, papacito, si no me pegas... V

Dublineses no ha recibido mucha atención en español, pese a sus diversas traducciones, la más conocida quizá, la de Guillermo
Cabrera Infante. Ya bastante tarde, Mario Vargas Llosa (1987) resaltó el naturalismo algo arcaico de la colección, aunque para él no
se trata en modo alguno de una obra menor. La obsesión con la fidelidad, sigue el escritor peruano, es de filiación flaubertiana.182
Destaca como su gran mérito la «objetividad» del texto, pero alejada deZola. Esta objetividad era resultado, por un lado, del absoluto
dominio de la técnica narrativa por parte del autor y, por otro, de una finísima percepción estética que lo alejaba de toda pulsión
moralizante o sensiblera. De este modo, según Vargas Llosa, Joyce lograba la proeza de dignificar estéticamente la mediocridad de la
clase media dublinesa.183

Para José María Valverde, hoy es difícil de imaginar que relatos tan transparentes y austeros pudieran escandalizar a nadie; las críticas
vendrían precisamente por la pureza elemental del estilo, objetivo, directo e impersonal, «que da así una energía sin límites a lo que
fotografía».184 Añade Valverde: «Ningún pesado novelista naturalista habría podido en un millar o dos de páginas darnos tan
nítidamente el Dublín de esa época, y el perenne drama minúsculo de las vidas corrientes en incidentes aburridos, pero
reveladores».185 Y en su Historia de la literatura universal, De Riquer y el citado Valverde valoran en especial la «pureza
expresiva» de estos relatos, apuntando asimismo que las dificultades para su publicación pudieron provenir incluso de un veto
186
lanzado por la realeza británica, debido a ciertas alusiones en el libro.

Anthony Burgess observa en Dublineses el primer gran fruto del exilio joyceano. «Hoy nos parece un purgante suave, pero porque se
trata del primero de toda una farmacopea catártica a la que hoy ya hemos desarrollado tolerancia. [...] Dublineses era totalmente
187
naturalista, y ningún tipo de verdad es inofensivo; como dijo Eliot, la especie humana no puede soportar demasiada realidad».

El crítico irlandés y editor de la obra, Terence Brown, estudia la sólida armazón estructural de la misma, que se manifiesta en los
frecuentes paralelismos y equivalencias entre las historias, hasta el punto de que los títulos del primer y último relatos ("Las
hermanas" y "Los muertos") podrían perfectamente intercambiarse, sin que eso afectase al sentido general de aquella. Mediante
dichos alardes técnicos, Joyce contribuyó a demostrar «la significación literaria del relato breve como forma artística de notable
economía y cargada de implicaciones».188

Entre los muchos comentarios sobre los contenidos intertextuales presentes en este libro, se encuentra el siguiente del amigo de
Joyce, Frank Budgen: «Stephen [Dedalus] aparece por primera vez como personaje en el Retrato del artista adolescente, pero no
cabe duda de que es el narrador anónimo de los tres primeros estudios deDublineses».189

Siguiendo con su carácter realista, Harry Levin rastrea a lo largo del libro influencias, entre otros, de Chéjov, Dickens y Sherwood
Anderson,190 y Jeri Johnson comenta ampliamente la del dramaturgo Henrik Ibsen;191 esta estudiosa subraya asimismo la «madura
inteligencia estética» del muchacho de veinticinco años capaz de componer el prodigioso relato que cierra la colección, "Los
muertos".192 Según W. Y. Tindall, esta historia sugiere, a través del personaje de Gabriel Conroy, un lúgubre retrato del Joyce que
pudo haber sido, de haber continuado en Dublín, casado con Nora (representada por Gretta), enseñando en la universidad y
escribiendo artículos para el Daily Express,193 mientras que para Burgess «"Los muertos" es quizá el informe más personal en la
larga crónica dublinesa que supuso el trabajo de su vida».194 Este cuento es definido por la Enciclopedia Británica como uno de los
mejores que se han escrito.195

Retrato del artista adolescente


El Retrato es una novela semiautobiográfica,196 197 198 perteneciente al género de la llamada Bildungsroman (novela de
aprendizaje), que fue publicada inicialmente en formato de serial por la revista The Egoist, entre 1914 y 1915, y como libro en el año
1916, aunque fue empezada como tal en 1907.199
Para José María Valverde, con esta obra alcanza el irlandés su estatura total como
escritor,200 en tanto que, para Herbert Gorman, aquí Joyce llega a ser definitivamente él
mismo.201 El Retrato es la historia de un muchacho llamado Stephen Dedalus, que
representa el álter ego de Joyce, por lo que en ella aparecen muchos episodios basados
en la vida real del escritor. El apellido del personaje hace clara referencia a Dédalo, el
arquitecto y artesano de lamitología griega constructor del famoso laberinto de Creta —
donde estaba preso el Minotauro—; "dédalo", en castellano, es también "laberinto".

El Retrato había conocido una versión anterior, datada en 1905, que no llegó a ver la
luz: Stephen el héroe. Según cuentan sus biógrafos, esta última novela fue escrita en
tiempos de profundo desaliento para Joyce, y su abandono pudo ser producido por una
pelea con su mujer, Nora, en Trieste, en el transcurso de la cual Joyce arrojó el
manuscrito al fuego de una estufa, aunque afortunadamente fue rescatado por una
hermana del escritor.202 La versión de Sylvia Beach, editora de Ulises, es que Joyce
arrojó el manuscrito al fuego después de que el editor que hacía el número veinte de
Portada de la revista The Egoist.
todos a los que lo había enviado se lo devolvió y que Nora, a riesgo de quemarse las
manos, lo sacó del fuego.199 En cualquier caso, el manuscrito daría lugar, años después,
al Retrato, cuya publicación fue posible por el apoyo decisivo, como en el caso deDublineses, de Ezra Pound.203

En términos generales, se reflejan en la novela las luchas de un joven sensible en contra de las convenciones de la sociedad burguesa
de su tiempo, en especial las católicas e irlandesas. La obra está contada desde el punto de vista del propio Stephen (nombre que
pudiera ser alusión a San Esteban, primer mártir cristiano), cuya subjetividad se va desarrollando a lo largo de cinco extensos
episodios o capítulos. En las primeras páginas, la narración se plasma en estilo indirecto libre, similar al monólogo interior. A través
de esta técnica, el personaje, transmutado en narrador (o a la inversa), aparentemente expone sus pensamientos tal cual le vienen,
muchas veces al azar. En el Retrato, posteriormente se recurre a la clásicatercera persona narrativa.

Muy característico delRetrato, y del hacer de Joyce, es la evolución estilística que exhibe, progresión que el autor hace coincidir con
las sucesivas etapas en la vida del protagonista. Así, pasa de reflejar los balbuceos de un bebé, en las primeras páginas, a los
depurados períodos que cierran la novela, en los cuales se explaya la peripecia interior de un universitario. Esta mezcla de estilos
alcanzará su máxima expresión enUlises (1922), obra maestra del autor, en la cual repite protagonismoStephen Dedalus.

Uno de estos procedimientos se funda en un enfoque inédito de la memoria: «Parte de la nueva complejidad surge del desarrollo por
parte de Joyce de un estilo peculiar que tiene por objeto la captura de la calidad cambiante de la memoria; parte de ella proviene de
una estructura narrativa que enfatiza la repetición en lugar del desarrollo continuo, cronológico. En el Retrato vemos los bruscos
virajes en la vida de Stephen con mayor claridad y regularidad que enStephen Hero».204

Obra repleta de símbolos paraAnthony Burgess, el fundamental es el que recrea a una criatura tratando de escapar de la esclavitud de
los elementos más groseros, la tierra y el agua, aprendiendo dolorosamente a volar.205 Además, la prosa y el asunto tratado llegan a
206 207
ser la misma e inseparable cosa, lo que constituyó la primera gran ruptura narrativa en el siglo XX.

Harry Levin encuentra en esta obra la transcripción literal de los primeros veinte años de la vida de Joyce, aunque, a diferencia de
otras autobiografías, el énfasis se pone en las aventuras emocionales e intelectuales de su protagonista. Por otra parte, la novela trata
de forma cáustica a todos los personajes menos a éste. La apocalíptica retahíla sobre el Infierno a cargo del jesuita, en el capítulo 3,
muestra claras resonancias de discursos pronunciados enMoby Dick y en Los hermanos Karamazov.208

Para Tindall, en efecto, los personajes secundarios cruzan la acción apenas como sombras, provocaciones o meros estímulos para
ayudar a desarrollarse la visión del protagonista, de manera que los detalles del entorno casi siempre sirven como excusas para sus
epifanías.209 El pecado que más atormenta a Stephen Dedalus es el de la soberbia, el mayor de todos los pecados, de forma que,
como artista en ciernes, amante del brillo personal, acaba dejándose deslumbrar por Lucifer ("el que trae la luz") y su non
serviam.210
Jeri Johnson, editora de la novela en inglés, centra gran parte de su atención en el protagonista de la misma y en su verdadero sentido
autobiográfico: «Encontramos en cada capítulo el mismo modelo de desarrollo de la acción. Cada uno se abre con el personaje de
Stephen en actitud humillada, y acaba con él en modo triunfante. [...] Las cosas ocurren en esta novela de acuerdo con su significado
para el retrato de Stephen que Joyce quiere ejecutar, revelando uno u otro detalle del personaje y de la cultura en que se desenvuelve.
[...] Stephen se parece a su autor tanto como se diferencia. [...] Joyce escribió una novela que Stephen nunca hubiese podido
escribir».211

Retrato del artista adolescente tuvo gran repercusión literaria. Por ejemplo, los novedosos recursos exhibidos en sus primeros
capítulos inspiraron a William Faulkner la técnica que utilizó en su admirable descripción de la mente del idiota protagonista de El
ruido y la furia.212

El Retrato cuenta con una excelente traducción al castellano de 1926, a cargo de Dámaso Alonso, quien firmó la misma 'Alfonso
Donado'.213

Cerró los ojos, adormilado. Le temblaban los párpados como si sintieran el gran movimiento cíclico de la
tierra y de sus satélites, como si sintieran la luz extraña de un mundo nuevo. Su alma se iba hundiendo en
aquel mundo desconocido, fantástico, vago como las profundidades marinas, surcado por formas y seres de
niebla. ¿Era un mundo, una luz vaga o una flor? Brillo y temblor, temblor y flujo, luz en aurora, flor que se
abre, manaba continuamente de sí mismo en una sucesión indefinida, hasta la plenitud neta del rojo, hasta
el desvanecimiento de un rosa pálido, hoja a hoja, y onda de luz a onda de luz, para inundar el cielo todo de
214
sus dulces tornasoles, a cada matiz más densos, a cada oleada más oscuros.

Ulises
El escritor y traductor de la obra al español, José María Valverde, cuenta que, una noche de junio de 1904, poco tiempo después de
conocer a Nora, paseaba el joven Joyce por la calle cuando se le ocurrió piropear a una muchacha con la que se encontró, sin darse
cuenta de que venía acompañada por un militar. Recibió un golpe y se desplomó, siendo atendido por un judío de la ciudad, famoso
por las infidelidades de su mujer. Años después, siendo empleado bancario en Roma, pensó en utilizar este episodio como cuento
para Dublineses, pero fue en realidad el germen de la novela.215

Según el crítico español Francisco García Tortosa, Ulises es una de las novelas más influyentes, discutidas y renombradas del siglo
XX; unos tienen referencias de ella porque siempre ha estado rodeada de escándalo, otros por su poderoso carácter vanguardista, por
su creatividad verbal, la mayor después de Shakespeare, por haber sido la descubridora de las interioridades del hombre moderno.
También ha recibido comentarios de muy distinto signo, por lo que la crítica, casi cien años después de su publicación, sigue sin
ponerse de acuerdo sobre su significado.216

José María Valverde hace referencia al enorme poderío verbal de Joyce y a la gran dificultad de la lectura de Ulises. Su autor, gran
poeta, disfrutaba de una poderosa memoria verbal e incorporó a la obra innumerables asociaciones lingüísticas, citas literarias, trozos
de óperas, canciones, vocablos extranjeros, chistes y juegos de palabras, términos teológicos y científicos...,217 a todo lo cual hay
que añadir que cada capítulo o fragmento de la novela está escrito en un estilo distinto: monólogo interior, imitación de inglés
arcaico, del lenguaje periodístico, teatral, hasta del esquema de preguntas y respuestas del catecismo. Para Nabokov, este constante
desplazamiento del punto de vista aporta a la obra «un conocimiento más variado, un vislumbre más fresco y vivo de este o aquel
aspecto».218

El estudioso joyceano Harry Levin, en James Joyce: a Critical Introduction [Introducción crítica a James Joyce], lleva a cabo un
profundo análisis sobre esta y otras obras del autor. Opina que la imitación de la vida a través del lenguaje nunca se había
desarrollado tan literalmente como enUlises, hasta el punto de que el vínculo de comunicación, la identificación con el libro, llegan a
ser tan estrechos que acaban generando en el lector cierta incomodidad.219 Umberto Eco coincide en este extremo: el magistral
manejo del monólogo interior tiene como resultado que «los personajes del Ulysses
nos parecen más vivos, más verdaderos, más complejos y más caracterizados que los
de cualquier buena novela tradicional en la que un autor omnisciente se detenga a
220
explicarnos y a motivarnos cada vicisitud interior de su héroe».

A este respecto, el crítico canadiense Hugh Kenner, en su estudio Joyce's Voices


[Las voces de Joyce], analiza con detenimiento las fórmulas narrativas del irlandés
(las "voces"), la más llamativa de las cuales, relacionada con la tan traída y llevada
"objetividad" del autor, se sintetiza en lo que Kenner denominó el «Principio del tío
Charles» («Uncle Charles Principle»), en referencia a un personaje del Retrato.
Versión joyceana del estilo indirecto libre, se trata, según Kenner, de un recurso
totalmente nuevo en la ficción, a través del cual la figura del narrador «por lo común
neutral en su vocabulario, se deja oscurecer por la utilización de una serie de
modismos que el personaje usaría si fuese él mismo quien contase la historia. En las
varias extensiones de este recurso tenemos indicios de la multiplicidad de estilos que Primera edición de Ulysses.
encontramos en Ulises».221 Por eso, dice Kenner, Joyce parece hacer funcionar un
narrador "objetivo" que no lo es en realidad. Esto al escritor le crea un problema, por
, y hasta de sus juicios personales.222
ejemplo, a la hora de separar la voz monologal de Bloom de la suya propia como narrador

Mr Bloom entered and sat in the vacant place. He pulled the door to after him and slammed it tight till it
shut tight. He passed an arm through the armstrap and looked seriously from the open carriage window at
the lowered blinds of the avenue. One dragged aside: an old woman peeping. Nose whiteflattened against
the pane. Thanking her stars she was passing over. Extraordinary the interest they take in a corpse. Glad to
see us go we give them such trouble coming. Job seems to suit them. Huggermugger in corners. Slop about
in slipper-slappers for fear he'd wake. Then getting it ready. Laying it out. Molly and Mrs Fleming making
the bed. Pull it more to your side. Our winding-sheet. Never know who will touch you dead. Wash and
shampoo. I believe they clip the nails and the hair. Keep a bit in an envelope. Grow all the same after.
Unclean job.223

El señor Bloom entró y se sentó en el sitio vacío. Tiró de la portezuela tras de sí y dando con ella un
portazo la cerró bien apretada. Pasó un brazo por la correa de apoyo y se puso a mirar con seriedad por la
ventanilla abierta del coche hacia las persianas bajadas de la avenida. Alguien se echó a un lado: una vieja
atisbando. Nariz blanca de aplastarse contra el cristal. Dando gracias a su destino porque la habían pasado
por alto. Extraordinario el interés que se toman por un cadáver. Contentas de vernos marchar les damos
tanta molestia llegando. La tarea parece irles bien. Cuchicheos por los rincones. Chancletean por ahí en
pantuflas de felpa por miedo a que despierte. Luego dejándolo listo. Adecentándolo. Molly y la señora
Fleming haciendo la cama. Tire más de su lado. Nuestra mortaja. Nunca sabes quién te va a tocar muerto.
Lavado y champú. Creo que cortan las uñas y el pelo. Guardan un poco en un sobre. De todas maneras
crece después. Trabajo nada limpio. [Versión Valverde.]224

Igualmente desde el punto de vista técnico, Stuart Gilbert, el primer gran estudioso de Ulises, desvela el procedimiento más simple
que utilizó Joyce en su composición y que consiste en la presentación de fragmentos o motivos que van repitiéndose a lo largo de
todo el libro. Estos fragmentos, una vez asimilados por el lector, sirviendo de engranajes, contribuyen a la comprensión cabal del
mismo.225

Uno de los capítulos más ricos estilísticamente de la obra ha sido muy estudiado: «"Los bueyes del Sol", al igual que Ulises, es un
campo de debate en el que las lecturas poéticas, novelísticas y textuales entremezclan sus reclamos, dando ambiciosas respuestas a
preguntas sobre la unidad formal y temática. (Lo humano, la lingüística y la vida estética aparecen subsumidos en una metáfora
orgánica del crecimiento y el parto)».226

Harry Levin, por su parte, destaca una cualidad narrativa especial, vinculada a la técnica del "monólogo interior": «La mente de
Bloom no es ni una tabula rasa ni una ilustración fotográfica, sino una película cinematográfica que ha sido ingeniosamente cortada
y montada para enfatizar los primeros planos y los fundidos de parpadeante emoción, ciertos ángulos de observaciónflashbacks
y con
reminiscencias. En su intimidad y continuidad, Ulises tiene más en común con el cine que con cualquier otra forma de ficción».227
Frecuentemente se han señalado también las virtudes puramente musicales de muchos de sus pasajes, más en particular el capítulo
"Las Sirenas", el cual, para el crítico musical Alex Ross, «es en sí mismo un remolino contrapuntístico de imágenes, un equivalente
literario del serialismo».228

Ulises es una novela gigantesca, de proporciones parecidas a las de las más importantes del siglo XIX, como Crimen y castigo o Ana
Karenina. No en vano, el escritor Samuel Beckett, que más tarde se convertiría en asistente de Joyce, muy apropiadamente la llamó
«oeuvre héroïque» (obra heroica).229 Contiene alrededor de 267.000 palabras, y un vocabulario de más de 30.000. Las dos ediciones
en castellano manejadas constan de 900 páginas. Las ediciones en inglés oscilan entre las 700 y 750.odas
T ellas están divididas en 18
capítulos para facilitar la lectura y comprensión de la obra, ya que el autor no estableció estas divisiones, sólo agrupó los episodios en
tres partes o secuencias: 1ª: 1-3. 2ª: 4-15 y 3ª: 16-18.230 Los capítulos o episodios son: 1. Telémaco. 2. Néstor. 3. Proteo. 4. Calipso.
5. Lotófagos. 6. Hades. 7. Eolo. 8. Los lestrigones. 9. Escila y Caribdis. 10. Las rocas errantes. 11. Las sirenas. 12. El cíclope. 13.
231
Nausicaa. 14. Los bueyes del sol. 15. Circe. 16. Eumeo. 17. Ítaca y 18. Penélope.

Según Herbert Gorman, Ulises es la revelación de la vida entera en un solo día, y el lector llega a conocer a su protagonista principal,
Leopold Bloom, mejor que a sí mismo.232

En el plano narrativo, la novela se centra en las trayectorias de sus tres personajes principales (entre otros varios cientos) a lo largo de
la ciudad de Dublín: el judío cuarentón Leopold Bloom,233 234 235 236 el joven universitario Stephen Dedalus (álter ego de
Joyce),237 238 239 con quien se abre la obra, y la mujer del primero,Molly Bloom,240 241 hija de irlandés y judeoespañola, con cuyo
largo y extraordinario monólogo interior se cierra.242

Harry Levin revela dos claves para la comprensión de Ulises: su simbolismo épico basado en la Odisea, y su atmósfera naturalista,
fiel reflejo de la ciudad de Dublín.243 Así, la novela está basada metafóricamente en el esquema episódico que sigue la Odisea de
Homero. De hecho, Joyce recomendaba a sus amigos que releyeran la epopeya griega antes de abordar Ulises.244 Levin afirma, sin
gencias que las analogías.245
embargo, que al lector de Joyce que regresa a Homero en realidad le llaman más la atención las diver

Harold Bloom hace igualmente a la obra tributaria del Hamlet shakespeariano, especialmente por lo que se refiere al personaje de
Stephen Dedalus.246 De Riquer y Valverde, por su parte, opinan que «Ulises es la más cruel broma que se ha gastado al
Romanticismo, el punto donde los ideales literarios del siglo XIX se horrorizan al verse en tan radical espejo».247 Y aunque la obra
esté plagada de indecencias, «no es exacto decir que sea un libro inmoral: es igual que un análisis médico, donde no se omite nada
por repugnante que sea».248 Sobre este aspecto, en su ensayo "Inside the Whale" ("Dentro de la ballena"), señaló George Orwell :
«Lo verdaderamente notable de Ulises [...] es lo corriente de su material. [...] Ahí vemos todo un mundo de materia que uno creía
249
incomunicable por naturaleza, y alguien se las ha arreglado para comunicarla».

Relaciona Harry Levin a su protagonista de raíz homérica con los peregrinos de paródica heroicidad que arrancan de El Quijote de
Cervantes. Afirma Levin además que esta obra entronca directamente con las narraciones anteriores, ya que plasma la introspección
del Retrato contra el telón de fondo realista deDublineses.250

Otros críticos consideran igualmente Ulises mera continuación del Retrato, dado que ambas obras son fuertemente
autobiográficas;251 el propio Joyce reconoció este extremo en una carta.252 Así, el material principal del libro son su ciudad,
Dublín, y la propia vida del autor. Por otra parte, aunque no se trata de una novela social, el Dublín de Joyce, debido a la maestría
descriptiva del autor, es comparable al Londres de Dickens o el París de Balzac.253 El propio Joyce dijo en cierta ocasión que si esta
ciudad quedara destruida, se podría reconstruir a partir de su libro.254 255 Aparecen retratadas con todo detalle las circunstancias
sociales, políticas, económicas y religiosas de la capital y de Irlanda,256 con especial mención al movimiento autonomista liderado
por Charles Stewart Parnell, que el escritor recordaba de su niñez, aunque nunca se identificó con este movimiento, refiriéndose a
veces al mismo sarcásticamente.257
Para Anthony Burgess, "cómica" es la palabra clave que define la obra, aunque esta
comicidad la vincula más bien con los clásicos de la mock-epic (los antihéroes de
Cervantes, Fielding, Dickens, Rabelais...) antes que con sus contemporáneos (P. G.
Wodehouse, Richard Gordon). Los héroes de la gran épica bufa, por un giro irónico,
siempre son más admirables, por más humanos, que los semidioses clásicos a los
que parodian. Don Quijote y Leopold Bloom no sirven como ejemplos cósmicos, en
la línea de Odiseo o Eneas, pues se limitan a tratar de mejorar la sociedad por medio
de su conducta decente.258 La comicidad en Ulises se logra a través de una gran
variedad de recursos, desde lo más chabacano a lo más sutil, y muchas veces
mediante la utilización humorística del propio lenguaje. Bur
gess destaca asimismo el
humanismo de la obra («one of the most humane novels ever written»), que se
manifiesta, v. gr., en la práctica ausencia de actosde crueldad y violencia.259

W. Y. Tindall, en su A Reader's Guide to James Joyce [Guía para el lector de James


Joyce], hace referencia a este mismo aspecto: «Sin lugar a dudas, el tema de Ulises,
que implican la búsqueda y el carácter de sus personajes, es moral. Como la Iglesia Fachada original del nº 7 de Eccles
que él rechazó, Joyce condenaba la soberbia, el mayor de los pecados, y Street, casa de Leopold y Molly
recomendaba la caridad, la mayor de las virtudes. Como cualquier humanista, era Bloom en Ulises. Se conserva en el
James Joyce Centre, Dublín.
partidario del humanitarismo. [...] Habiendo mostrado los defectos del sentimiento
amoroso en el Retrato, "Los muertos" y Exiles, devuelve al amor el triunfo en
Ulises. [...] Es penoso que una obra que celebra a la humanidad y sus virtudes se separe de los hombres debido a su dificultad».260
Para Eco, el mismo empeño ético que preside Dublineses lo encontramos en el Ulises, y agrega que «bajo el cinismo de Ulysses se
esconde una gran piedad»,261 y Frank Budgen escribió: «Hay mucho en el Ulises que puede calificarse de obsceno, en la acepción
262
normal de la palabra, pero muy poco de perverso».

José María Valverde resume su impresión afirmando que el protagonista de la novela no es Leopold Bloom, sino el propio lenguaje,
y, al igual que Burgess, destaca que Ulises es un monumento de humor, como el Quijote, es decir, que la obra impone un
distanciamiento, una toma de perspectiva más amplia, plena de ironía crítica y sin moralejas ante el hombre en general. El impacto
más hondo que produce su lectura quizá sea «hacer que nos demos cuenta de que nuestra vida mental es, básicamente, un fluir de
palabras que a veces nos ruborizaría que quedara al descubierto».263 Para el también traductor de la obra, Francisco García Tortosa,
la técnica narrativa más notable que exhibe Ulises, el monólogo interior o flujo de conciencia, que Joyce tomó, con variaciones, del
novelista francés Edouard Dujardin (de su obra Les Lauriers sont coupés), completa el círculo realista de la novela;264 la actitud que
265 266
debe adoptar el lector ante su lectura debe parecerse a la que adopta ante la propia vida.

La novela, que había ido saliendo por entregas periódicas, fue publicada en París, en 1922, exactamente el día 2 de febrero, fecha del
cuadragésimo cumpleaños de Joyce. Su editora fue una osada librera estadounidense afincada en París, Sylvia Beach. La publicación
hubo de superar grandes dificultades, al haber recibido todo tipo de acusaciones de inmoralidad por su «franqueza» (ya se ha visto lo
sucedido con Dublineses). Debido a estos problemas, el libro no salió a la luz en Inglaterra hasta muchos años más tarde, en
1936.267 268

La acogida que recibió Ulises desde el primer momento fue apoteósica,269 tanto por parte de la crítica como de la mayoría de los
grandes escritores. Entre sus muchos entusiastas, además del ya mencionado
Samuel Beckett, se cuentan: W. B. Yeats, Ezra Pound, T.
S. Eliot, Ernest Hemingway, Valery Larbaud, Arnold Bennett, William Faulkner, o Francis Scott Fitzgerald, quien ofreció al irlandés
270
saltar por una ventana para probarle su veneración; Joyce le rogó que no lo hiciera.

La influencia de ésta y otras obras de Joyce en castellano ha sido igualmente profunda (Cfr
. «Legado e influencia»).

Finnegans Wake
Finnegans Wake es el último trabajo que publicó en vida este autor. Apareció en 1939, dos años antes de su muerte, en la editorial
londinense Faber & Faber. Durante todo su proceso de creación, que se extendió a lo largo de casi veinte años, había sido conocido
como Work in Progress (Obra en marcha).

En los primeros años, Joyce avanzó mucho en el libro, pero a partir de 1930 el progreso fue más lento. Esto se debió a varios
factores. Entre los más importantes, están sin duda la enfermedad mental que aquejaba a su hija Lucia y sus propios problemas de
salud, especialmente con la vista. Joyce, sin embargo, recibió la ayuda de asistentes como Samuel Beckett. Éste, en 1928, inició una
breve relación sentimental con Lucia Joyce, pero le puso fin en 1930, para disgusto de los padres de Lucia, que declararon desde
entonces a Beckett persona non grata.271 Los dos escritores, sin embargo, acabarían reconciliándose un año más tarde.

Las reacciones ante lo que se iba conociendo deFinnegans Wake eran de diversa índole. Algunas de las personas que habían apoyado
el proyecto al principio, como Ezra Pound y el hermano del autor, Stanislaus Joyce, emitieron juicios negativos.272 En contra de
estos comentarios, varios de los seguidores del autor (el ya mencionado Beckett, Thomas MacGreevy, Eugene Jolas, William Carlos
Williams, entre otros) publicaron en su defensa el libro de ensayos de título imposible (y en parte sugerido por Joyce), Our
Exagmination Round His Factification for Incamination of Work in Progress (1929). La ayuda prestada a Joyce por sus ayudantes
consistió principalmente en el cotejo y la anotación de términos de distintas lenguas en tarjetas que luego usaría Joyce, o escribir el
texto al dictado del autor, debido a sus problemas de vista.273 274

El título alude a una popular balada callejera de mediados del siglo XIX, donde se narra la muerte y resurrección paródica de Tim
Finnegan, un irlandés aficionado a la bebida.

A grandes rasgos, la acción transcurre en las afueras de Dublín, en la taberna de


Finnegans Wake, escenario de toda la obra. El tabernero es Porter, también conocido
como Humphrey Chimpden Earwicker, que está casado con Anna Livia Plurabelle.
Tienen tres hijos: dos varones, Shem y Shaun, y una chica, Isobel. Aparecen además
algunos sirvientes y clientes. El tabernero, y esta es la excusa argumental, tiene un
complejísimo y larguísimo sueño, sueño que se mezcla, según un esquema cíclico, con
275
el de su mujer y los demás personajes de la novela.

La obra se abre con una frase que se completa en las páginas finales, describiendo una
estructura circular. La influencia en este sentido del italiano Giambattista Vico, con su
visión cíclica de la historia, y de Giordano Bruno, es muy notable. El método del
monólogo interior, las alusiones literarias y las asociaciones oníricas, así como los
juegos de palabras, fueron llevados al límite en Finnegans Wake. La obra abandona toda
convención de argumento, trama y diseño de los personajes, y está escrita en un lenguaje
oscuro e inextricable, basado sobre todo en complejos juegos de palabras expuestos en
distintos niveles significativos y tomados de varias lenguas. Sin embargo, los lectores
parecen ponerse de acuerdo acerca de los personajes principales y del sentido general de
la obra.

Well, you know or don't yo kennet or haven't I told you every telling has a
Fuente de Dublín representando
taling and that's the he and the she of it. Look, look, the dusk is growing! a Anna Livia Plurabelle,
My branches lofty are taking root. And my cold cher's gone ashley. personaje de Finnegans Wake.
Fieluhr? Filou! What age is at? It saon is late. 'Tis endless now senne eye
or erewone last saw Waterhouse's clogh. They took it asunder, I hurd thum
sigh. When will they reassemble it? O, my back, my back, my bach! I'd want to go to Aches-les-Pains.
Pingpong! There's the Belle for Sexaloitez! And Concepta de Send-us-pray! Pang! Wring out the clothes!
276 277
Wring in the dew! Godavari, vert the showers! And grant thaya grace! Aman.
Bueno, sabes o no sapes o no tero he dicho que todo dicho tiene un fin falorio que es el quid y el quae del
asunto. Mira, mira, está cayendo la tarde! Mis ramas en lo alto están echando raíces. Y mi siento frío
comienza a favilar. Fieluhr! Filou! Qué edad es? Pronto es tarde. Hase na eternidad desde que mi ojo nie
nadie viera por última vez el reclogh de Waterhouse. Lo desarbolaron, oí que lo mentaban. Cuándo lo
rearbolarán? Oh, mi espalda, mi espalda, vi balda! Me iría a Aches-les-Pains. Pingpong! Ahí está la Belle
para Sexaloitez! Y Concepta del Sandánosle-ora! Pang! Escurre la ropa! Escurre en la escarcha!
278
Deodolente, si a raso que no llueva! Y venga a nosotros tu gracia! Amán.

El crítico García Tortosa destaca la extremada dificultad de su lectura, lo que ha motivado que hasta el presente no se cuente con una
traducción completa en castellano, ya que una que salió hace años fue pronto retirada del mercado a causa de las críticas adversas
recibidas.279 Valverde llega más lejos: «Finnegans Wake es, seguramente, el libro de más difícil lectura que se haya escrito
nunca».280 281 Y para Umberto Eco «constituye el documento de inestabilidad formal y ambigüedad semántica más aterrador del
que jamás se haya tenido noticia».282

Jennifer Levine encuentra una disculpa verosímil a este hecho: «La indeterminación de Finnegans Wake surge de las extrañas
condiciones ontológicas que explora la obra, en particular, el sueño y la muerte, condiciones que hacen cuestión primordial la esencia
del yo, la propia identidad».283

Len Platt asegura por su parte que la obra anuncia «una nueva revolución de la palabra», pero en otro sentido que Ulises: «El Wake
revela una técnica de resonancias culturales poderosamente amplias que implica no exactamente un nuevo lenguaje, sino una nueva
clase de lenguaje a través del cual se intenta, no estabilizar el mundo, sino más bien descomponerlo en una procelosa diversidad de
posibles o potenciales significados».284 Estos significados, sin embargo, no son tan múltiples o heterogéneos, tal y como se ha
sugerido a veces, ya que, por ejemplo, no cabe en ningún caso la interpretación de que la novela trata de "una gran ballena
blanca".285

Harry Levin enumera solo algunos de los recursos estilísticos y gramaticales utilizados: Fónicos: rima, aliteración, asonancia,
onomatopeya; morfológicos: derivación regresiva, infijos, etimologías, retruécano; alfabéticos: acróstico, anagrama, palíndromo.286

En cierta ocasión se le preguntó a Joyce por qué estaba escribiendo el Finnegans como lo estaba haciendo, y él, esbozando una
sonrisa, replicó: «Para tener ocupados a los críticos durante trescientos años».287 Esta dificultad de Finnegans, sin embargo, motivó
muy pronto las quejas de grandes escritores, entre ellosH. G. Wells y Ernest Hemingway.

Jorge Luis Borges, en una reseña sobre el libro, escribió: «Finnegans Wake es una concatenación de retruécanos cometidos en un
inglés onírico y que es difícil no calificar de frustrados e incompetentes. [...]
Jules Laforgue y Lewis Carroll han practicado con mejor
fortuna ese juego».288 A Stanislaus Joyce, quien, tras criticarlo, había acabado valorando Ulises, Finnegans le desagradó: le pareció
que la obra era atribuible principalmente al poder lamentable de la adulación sobre su hermano en París, a partir del éxito de
Ulises.289

Para Margot Norris, contrariamente, el libro presenta un sugestivo desafío: «Unos lectores sentirán rechazo o humillación ante texto
tan difícil; a otros los estimulará su extrañeza y los retos que presenta. De cualquier modo, Finnegans Wake medirá su capacidad para
la aventura intelectual e imaginativa».290

W. Y. Tindall, a su vez, observa que «una obra en expansión, dotada de infinidad de piezas, una obra que incluía a todos y a todo,
demandaba un tratamiento más y más elaborado y una gran variedad de recursos. Joyce no era más difícil de lo que tenía que
ser».291 Por otra parte, «cualquiera que haya sido capaz de leer Ulises encontrará legible Finnegans, y cualquiera que haya
disfrutado con la primera, se partirá de risa con la segunda», si bien «uno pierde de vista el bosque entre tanto árbol. [...] Avanzar de
292
Ulises a Finnegans es como hacerlo de Cézanne a un pintor abstracto moderno [...] o de Bach a Bartok».

Harold Bloom recuerda, por su parte, que el pasaje más hermoso de Joyce es el monólogo de la agonizante Anna Livia Plurabelle293
en Finnegans Wake, que juzga la obra maestra del irlandés.294
Anthony Burgess es otro acerbo defensor de Finnegans Wake, novela, como toda obra literaria, sujeta a crítica, aunque con una
dificultad: «[...] podemos legislar para la literatura de la vigilia, pero es imposible establecer reglas para libros que tratan de sueños».
Todo el empeño del escritor británico es «refutar a aquellos críticos que, no sabiendo lo que se pretende con Finnegans Wake, la
atacan sobre la base de criterios pedestres, allí donde la obra parece más vulnerable». Dichos críticos, no hacen, sin embargo, más
que «denunciar a la noche porque no brilla el sol, reprenden a lo eterno porque sus relojes no pueden medirlo, extraen sus reglas
graduadas y protestan porque no hay espacio que medir». Y recuerda finalmente que «ninguna obra importante y difícil es
295
permanentemente ininteligible, ya que son los grandes escritores los que crean la sensibilidad y el lenguaje del futuro».

Hace gran hincapié Burgess igualmente en los elementos cómicos de la novela, tan divertida como Ulises, y recuerda las grandes
risotadas que escuchaba continuamenteNora Barnacle provenientes del work-in-progress-room (el cuarto donde su esforzado marido,
casi ciego, trabajaba en la novela).296

García Tortosa apunta asimismo la «considerable carga de humor» presente en el libro, como ocurre en Ulises, hasta el punto de que
Finnegans puede consistir, según este crítico, nada más que en «una monumental y complicada broma». Alude también García
Tortosa a los contenidospornográficos y blasfemos que salpican muchos pasajes, cosa que se advertiría enseguida «si se tradujesen al
inglés estándar, o a cualquier otra lengua normalizada». Frente a dichos contenidos, «Ulises parecería un libro piadoso y ñoño».297
También se ha querido ver en esta obra una cierta actitud paternalista por parte del autor hacia su país: la misma que demuestra hacia
sus hijos Earwicker,298 cuyo subconsciente representa la historia de la conciencia de toda la raza humana299 y cuyos sueños están
hechos de palabras.300

En 1930, el estudioso Stuart Gilbert relacionó las dos grandes novelas de Joyce desde un punto de vista plástico: «Esa combinación
de naturalismo, simbolismo y precisión tectónica, que vemos, por ejemplo, en el arte de Seurat, encuentra su literaria contrapartida en
Ulises y especialmente en Finnegans Wake: en verdad, la textura de esta última obra (así como el método de su composición) es
totalmente pointilliste».301

Finnegans Wake, con todo, representa «el mayor esfuerzo en la historia de la literatura universal por entender, pragmáticamente, la
naturaleza de la lengua».302 También, como se aprecia en Ulises, es innegable su fuerte significado autobiográfico; así, a semejanza
del resto de la narrativa de Joyce, la acción de esta obra transcurre enteramente en Dublín, pero con la particularidad de que en
Finnegans la ciudad aparece universalizada: «Encarna la historia de todas las civilizaciones y de todas las ciudades desde la
antigüedad hasta el presente».303

Según Richard Ellmann, este libro, como los demás del irlandés, se estudia en todo el mundo y tiene la virtud de influir
304
poderosamente incluso en autores que no lo han leído.

En 2010 se publicó una edición corregida y expurgada de la obra, a cargo de los especialistas Danis Rose y John O'Hanlon, quienes, a
lo largo de los últimos treinta años, han trabajado sobre 20.000 páginas manuscritas, detectando unos 9.000 errores. La nueva versión
cuenta con 120 páginas menos que la original.305

Poesía
Artículos principales: Música de cámara y Poemas manzanas

James Joyce es autor de dos únicos libros de poemas: Música de cámara (Chamber music, 1907) y Poemas manzanas (Pomes
penyeach, 1927), además de algunos poemas sueltos. Ambos libros son considerados obras menores: la importancia de Joyce en el
contexto de la literatura del siglo XX hubiese sido mucho menor de haberse basado sólo en su obra lírica. Es sorprendente que un
escritor tan original y avanzado en prosa se redujera a componer versos de corte tradicional, «intrascendentes y juguetones, cuando
no repletos de sentimentalismo» en los que no se aprecia ni un retazo de la genialidad que brilla en su narrativa.306 La rica tradición
literaria que empapa al autor, tan visible en su obra narrativa, no la utilizará nunca para ensancharlepanorama de la poesía.307

Según cuenta su hermano Stanislaus, Joyce comenzó a escribir poesía en sus últimos años de colegio. Estas composiciones
primerizas le valieron las alabanzas de Yeats.308 Chamber Music se gestó entre 1898 y 1904 y su publicación se logró a través de la
influencia de Yeats y con la ayuda de su hermano Stanislaus, Ezra Pound y el poeta Arthur Symons.309 Su temática general es el
amor juvenil, aunque según cuenta su hermano Stanislaus en El guardián de mi hermano, James afirmó que lo mismo que «poemas
310 Música de cámara obtuvo
de amor» hubiesen podido llamarse «poemas de prostitutas». «Jim carecía de pudor», añade Stanislaus.
recensiones favorables. En una de ellas, Ezra Pound destacó la musicalidad de los versos y su nítido entronque con la poesía
tradicional. El libro es asimismo expresivo de la "pureza lírica" que Joyce valoraba por encima de todo,311 opinión que suscribe
Burgess, quien añade que estos poemas suenan mejor recitados que simplemente leídos; parecen haber sido concebidos para el
canto.312 Según su traductor al español, José María Martín Triana, Música de cámara es «un suave cuarteto de cuerdas isabelino,
con algunos lamentos de trompa inglesa».313 Joyce no se enorgullecía demasiado de este libro, y hasta llegó a negar a Padraic
314
Colum, en 1909, que fuese poeta, aunque no le gustaba que otros coincidiesen con él en determinados juicios.

Por su parte, Pomes Penyeach apareció en la misma editorial que alumbró el Ulises, en 1927. Este libro pudo resultar la respuesta de
Joyce a las agrias críticas que estaban recibiendo los adelantos que iban publicando las revistas de su obra última, Finnegans
Wake.315 Poemas manzanas muestra una temática más amplia, desde el desconsuelo por la enfermedad a la sátira, y hasta la
frustración por las dificultades con la publicación de sus libros en el autor. Se trata de poemas melancólicos en los que se trasluce
claramente el dolor del ya largo exilio.316 Samuel Beckett dio muestras en el verano de 1927 de su entusiasmo por esta colección de
poemas.317

Las influencias en la poesía de Joyce son la poesía isabelina inglesa del siglo XVI, y autores como Shakespeare, Yeats, Verlaine,
etc.318

Según el traductor al español de su obra poética completa, José Antonio Álvarez Amorós, el más importante logro poético de Joyce
es de carácter formal: «La mayor parte de los críticos que hemos citado a lo largo de este estudio declaran explícitamente la
importancia de la sensación musical que transmiten los poemas».319 Así, son de destacar la regularidad del metro y la rima en los
dos libros; la musicalidad se logra a través de recursos fónicos como la aliteración, la recurrencia sonora, las expresiones vocativas;
320
procedimientos léxicos (uso de campos léxicos relacionados con la música), etc.

At that hour when all things have repose


O lonely watcher of the skies,
Do you hear the night wind and the sighs
Of harps playing unto Love to unclose
The pale gates of sunrise?321

A la hora en que todas las cosas reposan


oh, solitario vigilante del cielo,
¿oyes el viento nocturno y el suspiro
de las arpas que tocan el amor descorriendo
las pálidas cancelas del amanecer?

Poema III de Música de cámara322

Teatro
Pese al gran interés que se le despertó al principio de su carrera por el teatro, Joyce publicó únicamente un drama: Exiliados (Exiles,
en inglés), empezado poco después del estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914, y publicado en 1918. Se trata de un estudio
psicológico sobre un matrimonio de mediana edad. La obra parece referirse a un cuento publicado anteriormente: "Los muertos" (en
Dublineses), pero igualmente apunta aUlises, empezado más o menos en las mismas fechas.

La crítica desarrollada por Joyce contra Irlanda se centraba principalmente en su atraso cultural, por lo que el autor trataba de
acercarse a las corrientes renovadoras europeas que él cifraba en el dramaturgo noruego Henrik Ibsen, la influencia más notable en
Exiles.323
Al igual que en la mayor parte de su obra, en Exiliados destacan los contenidos
autobiográficos, referidos en este caso a los problemas conyugales, con celos incluso de
por medio, entre el escritor y su esposa,Nora. José María Valverde define la obra en este
324
sentido como «un opaco dramón neoibseniano ventilando pleitos personales».

Obra menos artística que biográfica, en opinión de Burgess, supone un autorretrato de


Joyce en 1912, que diríase basado en la obra menos exitosa de Ibsen: When We Dead
Awaken (Al despertar de nuestra muerte).325

Para W. Y. Tindall, Exiliados solo es sencillo en la superficie, puesto que se trata de una
de las obras más difíciles de Joyce. Pero siStephen Hero es la más pobre, Exiliados es la
peor. De cualquier modo, el personaje de Richard se parecía más a su autor que el de
Stephen, especialmente en el plano sentimental.326 Joyce trató de adaptar viejos temas
Henrik Ibsen, primera gran
y métodos a las nuevas formas dramáticas, pero en este caso su exploración no tuvo
influencia sobre Joyce.
éxito.327

Cuando Ezra Pound tuvo acceso a la obra, en 1915, afirmó que era «apasionante»
aunque «sin la intensidad del Retrato». Yeats, por su parte, la rechazó para su representación en el Abbey Theatre de Dublín,
alegando que estaba demasiado «alejada del drama folklórico y actualmente no montamos bien ni el drama folklórico».328 El
escritor austríaco Stefan Zweig alabó la obra y, en carta a su autor, expresó el deseo de conocerlo personalmente.329 Más tarde, se
cree que Zweig influyó para su representación enMúnich, en 1919, representación que resultó un fiasco.

Junto con Música de cámara, Exiliados se ha evidenciado como la obra menos exitosa de Joyce. El escritorPadraic Colum hace notar
en una introducción a la obra: «La crítica siempre ha insistido en que Exiliados carece del encanto delRetrato del artista así como de
la riqueza de Ulises. [...] Siempre se la ha descartado como un drama ibseniano, obra de un joven admirador del gran dramaturgo
escandinavo».330 De Riquer y Valverde sostienen que Exiles es una «mediocre pieza sobre el problema de la sinceridad y su
331
definitiva imposibilidad, con la recaída necesariamente en el aislamiento de los que por amor intentaron ser auténticos».

RICHARD (Todavía mirándola y hablando como una persona ausente.) Herí mi alma por ti. La herí con
una duda profundísima que nunca podrá cicatrizar. Jamás podré saber. ¡Nunca! No quiero saber ni creer
nada, no me importa. No es en la oscuridad de la fe como yo te quiero, sino en la viviente, incansable,
hiriente duda. Para retenerte no quise utilizar lazos, ni siquiera los del amor. Luchaba sólo para quedar
unido a ti en cuerpo y alma, en absoluta desnudez... Sin embargo, ahora me siento fatigado. Me cansan mis
heridas.332

Ensayo
Joyce escribió a lo largo de su vida ensayos, conferencias, críticas de libros, notas, artículos periodísticos, cartas a directores de
publicaciones y poemas satíricos, si bien es ésta su labor menos conocida. Ya en sus obras narrativas pueden encontrarse multitud de
comentarios sobre obras literarias y otros muchos aspectos de la sociedad, la historia y el arte. El Retrato del artista adolescente, en
concreto, contiene todo un sistema estético, y en Ulises el autor dedica un capítulo entero a la vida y obra de Shakespeare.333 En
cualquier caso, «si Joyce jamás se consideró crítico, fue por propia decisión, no por incapacidad».334 El primer texto de Joyce
recogido en la compilaciónEnsayos críticos data de sus catorce años, y el último de sus cincuenta y cinco.

Tanto el continente adulador y servil como el talante altanero y orgulloso ocultan un carácter indigno. La
Fortuna, esa pompa destellante, cuyo brillante esplendor ha atraído, y ha engañado por igual a los
orgullosos y a los pobres, es tan veleidosa como el viento. Sin embargo, siempre hay "algo" que nos revela
el carácter de un hombre. Es la mirada.335
A partir de 1899, encontró un filón en la literatura dramática, particularmente la obra de Ibsen, y escribió su artículo "Drama y vida".
Éste quizá constituya la más clara manifestación de un credo artístico efectuada por el autor. En dicho artículo, Joyce insiste en la
superioridad del drama contemporáneo sobre el clásico. Según Mason y Ellmann, «la superioridad del drama contemporáneo se basa
en que se halla más cerca de las eternas leyes del comportamiento humano, leyes que no varían en función del tiempo y el espacio,
postulado éste que informa elUlises y Finnegans Wake».336

En 1900, publica el ensayo "Ibsen's New Drama", donde insiste en sus tesis anteriores. En 1901, el panfleto "The Day of the
Rabblement", y en 1902 el ensayo "James Clarence Mangan". En el segundo, según Eco, «vibra el desdén hacia el compromiso con
la masa, una especie de ascética aspiración al retiro y al aislamiento absoluto del artista». En el último trabajo, estudia la intensa
imaginería de ese poeta irlandés decimonónico aficionado alopio.337

En años posteriores, se manifiestan sus inquietudes sociales: avisa a sus conciudadanos contra el provincianismo, el folklorismo y el
chovinismo irlandés. También propone una estética europea encaminada a superar los límites del arte cristiano. La literatura es la
gozosa afirmación del espíritu humano. Para ello el escritor debe huir de la hipocresía y asumir su cuerpo y sus pasiones. De esta
época es importante el artículo en verso "El santo oficio". Una vez abandonada Irlanda (1904), dictó una serie de conferencias sobre
la misma en Trieste, en las que describe la historia de su país como una constante sucesión de traiciones, aunque también alaba su
belleza natural y su valor ante la opresión inglesa.338 En 1912 publicó su famoso poema "Gases de un quemador", otra acerba crítica
contra Irlanda, con motivo del desprecio de un editor dublinés hacia su libro
Dublineses. A partir de ese momento, y pese a los ruegos
de su amigo Ezra Pound, deja prácticamente de escribir artículos. Sólo, durante la guerra, escribió otro poema crítico de importancia:
"Dooleysprudencia". Según Mason y Ellmann, compiladores de la obra ensayística de Joyce, la crítica de escritores como Thomas
Mann o Henry James interesa por lo que dice de otros escritores; la de Joyce, por lo que dice de él mismo, cuyos «textos críticos se
comprenderán mejor si se los considera como parte de esa dramatizada autobiografía que Joyce escribió a lo largo de su vida en un
ensamblaje perfecto».339

Burgess, sobre este aspecto, comenta que el Joyce poeta, dramaturgo y crítico de mayor valía y originalidad se encuentra en sus dos
grandes novelas. «Finnegans Wake completa el trabajo empezado enA Portrait, el trabajo de demostrar que la literatura no es solo un
comentario sobre la vida sino parte integral de la misma. El poeta mediocre, el dramaturgo impasible y el crítico ocasional adquieren
340
su grandeza en el contexto de la vida, que es el contexto de la novela».

Pues estoy obligado para con Irlanda:


tengo su honor en mi mano,
esta hermosa tierra que siempre envió
a sus escritores y artistas al exilio
y con irlandés sentido del humor
traicionó a sus propios líderes, uno tras otro.341

"Gases de un quemador" (1912)

Correspondencia
Joyce escribió a lo largo de toda su vida una abundante correspondencia. Según el recopilador de la misma y biógrafo de Joyce,
Richard Ellmann, «la distancia con respecto a los destinatarios le hacía sentirse cómodo y escribía cartas no demasiado largas y sin
divagaciones [...] el tono que predomina en ellas es irónico, conciso, apretado».342 En cuanto a los temas, al principio representan
casi siempre la exposición detallada de sus penurias, de su debilidad física y de su desaliento, aunque sus necesidades son
insignificantes en relación a sus méritos, de los cuales estaba bien seguro mucho antes de que sus publicaciones los confirmaran.343
En sus cartas aparecen simultáneamente súplicas y reprimendas, según se aprecia en las muchas que escribió a su hermano
Stanislaus, a quien dice en una ocasión: «No tardes tanto en hacer lo que te pido, pues estoy desperdiciando mucha tinta».

Debido a su egotismo, no soportaba a quienes no homenajeaban su talento; de aquí incurría con facilidad en el "dar de lado al
mundo". Muchas veces surge en sus cartas la amenaza de dejarlo todo, incluso a su familia, para perseguir sus propósitos,344 aunque
nunca lo cumplió. Sin embargo, también se observa en ellas que era persona sociable, buen hijo, buen hermano, complaciente con su
esposa, y buen padre. Las cartas atestiguan también su ansia de "santidad profana", la relación entre el arte y el yo espiritual; se
reconoce la primacía del poeta sobre el sacerdote mediante un sistema ético rival de la teología.345 Una vez llegó más lejos, al
afirmar: «No hay nada que pueda sustituir a la pasión individual como fuerza motriz de todas las cosas, ni siquiera el arte o la
filosofía».346 Frecuentemente se ha considerado al irlandés amoral, sin embar
go él se consideraba un moralista.347 En carta al editor
Grant Richards en defensa de Dublineses, afirma sobre esta obra: «Es un capítulo de la historia moral de mi país». En sus cartas de
juventud se aprecian también claramente sus ideas socialistas; aunque no mencionaba a Marx, sí nombraba a Oscar Wilde.348 Al
empezar la Primera Guerra Mundial, en respuesta a una carta de un amigo italiano, dio muestras de su hondo pesimismo político;
monarquías y repúblicas le asqueaban, y dudaba de «il sole dell'avvenire» («el sol del porvenir», es decir, el socialismo).349 El
escritor se declaró asimismo durante un tiempo simpatizante del movimiento separatista irlandés
Sinn Féin.

Joyce utilizó a menudo las cartas como medio de propaganda de su obra, aunque también las usó para otros fines, como la campaña
que emprendió a favor del tenor John Sullivan, o sus infortunados proyectos económicos: importar lana irlandesa a Italia, montar un
cine en Dublín, la compañía de actores en Zúrich.350 Psicológicamente, las cartas más importantes son las que dirigió a su mujer,
Nora Barnacle, a la que parece tratar de hacer, aparte de su amante, un aliado contra el orden imperante.351 En una carta le dice que
ve en ella «la belleza y el sino de la raza de que soy hijo».352 En otra le pide: «Acógeme en el oscuro santuario de tu matriz.
¡Protégeme, querida, del mal!»353 Como se ha visto, también es muy conocida la vertiente escatológica y fetichista presente en estas
cartas.354 355

Si las cartas a Nora evidencian su posición sentimental, las dirigidas a su hermano Stanislaus recogen la intelectual. En esta
correspondencia Stanislaus aparece como «un hombre sólido, servicial y discutidor, a quien su hermano provoca intentos de
emulación intelectual, así como envidia y cansancio».356 Termina Ellmann su prólogo a la edición de las cartas: «La mezcla de
cualidades como el orgullo y la quejumbre, los destellos de sinceridad en medio de peroratas de reticencia sinuosa o confesiones
fuera de lugar, confieren a sus parcos autorretratos de estas cartas un interés muy diferente del que encontramos en las adaptaciones
matizadas de Henry James o en la elocuencia sin restricciones deD. H. Lawrence».357

Tal vez me precipitara al pensar que pretendía usted poner en duda las palabras de Lucia. Mi opinión
vuelve a ser minoritaria y de nuevo soy el único en sustentarla, pues al parecer, todos los demás creen que
está loca. Se comporta como una boba con frecuencia, pero su mente es tan clara y despiadada como un
relámpago. Es un ser fantástico que habla una curiosa lengua propia y abreviada. Yo la entiendo total o casi
totalmente. Antes de ir a Londres, me habló de usted y de lo que usted había hecho por mí. Quería
establecer por mediación suya un vínculo decisivo entre el ser disoluto que escribe estas líneas y la
honorable persona de usted.

Carta a Harriet S. Weaver, 1/5/1935358

Legado e influencia

En la literatura
La crítica internacional coincide en valorar la figura de James Joyce como una de las más importantes e influyentes en la cultura
literaria del siglo XX, al lado de las de Franz Kafka, Marcel Proust, Jorge Luis Borges o William Faulkner.

El crítico estadounidenseHarold Bloom desarrolla un amplio y profundo análisis comparativo de Joyce con Shakespeare, destacando
el coraje del primero «al basar Ulises simultáneamente en la Odisea y Hamlet», pues, como señala Ellmann, los dos paradigmas de
Ulises y el príncipe de Dinamarca prácticamente no tienen nada en común. Según este crítico, Leopold Bloom es tanto Ulises como
el fantasma del padre de Hamlet, mientras que Stephen es Telémaco y el joven Hamlet, y Leopold Bloom y Stephen juntos forman a
Shakespeare y a Joyce.246 Bloom compara asimismo a Joyce con Flaubert, y habla de la condición judía del protagonista de Ulises:
«Joyce admiraba a Flaubert, pero la conciencia de Poldy [Leopold Bloom] no se parece a la de Emma Bovary. Es una psique
curiosamente anciana para un hombre apenas de mediana edad, y todos los demás personajes del libro parecen mucho más jóvenes
que el señor Bloom. Es de presumir que tiene que ver con el enigma de su judaísmo. [...] Dublín lo considera incómodamente judío,
aunque su aislamiento es autoimpuesto, [...] él está perpetuamente dentro de sí mismo, algo
sorprendente en un hombre tan afable».359 Bloom defiende a ultranza Finnegans Wake, que
compara a la obra maestra de Proust: «Puesto que Finnegans Wake, más que Ulises, es el
único rival auténtico de En busca del tiempo perdido que ha producido nuestro siglo,
también tiene su lugar en este libro». Bloom sospecha, sin embargo, que tanto Finnegans
como The Faerie Queene, de Edmund Spenser, «serán leídas, durante los siglos venideros,
360
por solo un pequeño grupo de entusiastas especialistas».

Herbert Gorman, en 1924, aparte de hacer hincapié en la «extrema sensibilidad de su


temperamento»,361 describió la mente de Joyce como totalmente alejada del estatismo: «Es
dinámica en sus concienzudas exploraciones, como la mente de la Irlanda moderna, lo que
se observa en ciertos atributos notables; esa apasionada, mística, inquieta, intrépida mente
que ha sobrellevado a duras penas dos cargas monstruosas: la del Imperio Británico y la de
la Iglesia Católica Romana».362

Ya en 1929, Samuel Beckett supo describir muy bien la gran proeza técnica que deslumbró
en las dos grandes obras de su mentor: «Aquí, la forma es el contenido, y el contenido es la
forma. Puede usted quejarse de que este material no está escrito en inglés. Pero es que no
está escrito después de todo. No está escrito para ser leído, o no solo para ser leído. Se ha
creado para ser mirado y escuchado. Su escritura no es acerca de algo, es algo en sí mismo.
[...] Cuando el sentido es dormir, las palabras se van a dormir (véase el final de "Anna
Livia"). Cuando el sentido es bailar, las palabras bailan. [...] El lenguaje está borracho. Las
palabras se tambalean, eufóricas. [...] Aunque de ningún modo fue él el primero en
reconocer la importancia de tratar a las palabras como algo más que meros símbolos
educados. Shakespeare usa gruesas, grasientas palabras para expresar corrupción. [...]
ninguna criatura, en el cielo o en la tierra, ha usado nunca el lenguaje de la Obra en
Estatua de Joyce en North
marcha».363
Earl Street, Dublín.
Para Edmund Wilson, «Joyce es el gran poeta de una nueva fase de la conciencia humana.
Como el mundo de Proust, de Whitehead o de Einstein, el de Joyce se halla en perpetuo
cambio mientras es percibido por diferentes observadores en diferentes momentos. Es un organismo formado de "eventos". [...] Cada
uno de ellos implica a los otros, y además es único. [...] "eventos" que transcurren en la mente de los personajes. Pero todo se reduce
a simples "eventos" como los de la física moderna y la filosofía, eventos integrando un continuum, pero que pueden considerarse
como infinitamente pequeños».364

Umberto Eco coincide en esta perspectiva "científica" sobre la obra del irlandés, en la cual se verifica «la transposición, en la
estructura del discurso, de fenómenos descritos por las metodologías científicas contemporáneas; la obra se convierte en una
grandiosa metáfora epistemológica».365 En Finnegans, más aún que en Ulises, «cada palabra se convierte en un acontecimiento
espacio-temporal».366 Eco, asimismo, a lo largo de todo su ensayo Las poéticas de Joyce, describe generosamente las relaciones de
la obra de Joyce, no solo con todas las vanguardias del siglo XX, ya sean literarias, pictóricas o musicales, sino también con la
estética medieval, muy presente en todos sus libros.

Harry Levin compara igualmente a Joyce con otros artistas revolucionarios de su época: «“Siendo usted capaz de pintar tan
bellamente, ¿cómo es que se aplica a esas excentricidades?”, preguntó alguien a Picasso, y éste contestó: “Esa precisamente es la
razón”. Joyce, a una pregunta similar de su amigo Frank Budgen, respondió que habría sido sencillo producir un par de libros fáciles
al año, pero que para él no habría valido la pena. [...] La originalidad sólo se obtiene a cambio de una voluntad implacable de romper
con los clichés. El artista creativo, Joyce o Picasso, Eliot o Stravinsky, debe ser fría y deliberadamente excepcional; no sólo está
367
obligado a superar a sus predecesores sino también a sí mismo».

T. S. Eliot, rebatiendo la idea del crítico Richard Aldington de que el Ulises suponía “una invitación al caos”, escribió: «Este método
ha sido ya esbozado por el señor Yeats. En lugar del método narrativo, podemos ahora usar el método mítico. Es, creo firmemente, un
paso adelante para transfigurar en arte el mundo moderno, en aras del orden y la forma que el señor Aldington tanto anhela. Y sólo
aquellos que han desarrollado su propia disciplina en secreto y sin ayuda, en un mundo que ofrece muy poco apoyo en este sentido,
368
pueden ser de alguna utilidad en el impulso de este avance».

Stuart Gilbert refuta el "pesimismo" que se le ha atribuido al dublinés: «Las páginas finales [de Ulises], un pasaje de viviente belleza
lírica, [...] son al mismo tiempo intensamente personales y simbólicas del amor divino de la Naturaleza por sus hijos, un canto
primaveral de la Tierra; es significativo para aquellos que ven en la filosofía de Joyce nada más que un negro pesimismo, un
evangelio de negación, queUlises termine con un himno triple de afirmación».369

El crítico de Cambridge Christopher Butler sugiere que Joyce «persigue uno de los objetivos centrales del modernismo temprano, que
es atraer a un público dispuesto a tratar de descifrar las relaciones entre el medio y el mensaje estilístico. Sus obras, de Stephen Hero
a Finnegans Wake, marcan en este sentido los pasos esenciales en la evolución de la literatura de la época simbolista a la post-
370
moderna. [Joyce es] el más humorístico y generoso de todos los escritores del siglo XX».

El escritor español Enrique Vila Matas, siempre que se acercó a Finnegans Wake temió ser presa de una conmoción, «además, con el
temor a no estar a la altura de la clase de lector que espera este libro: alguien en radical contacto con lo incomprensible y, por tanto,
con el arte verdadero, con esa "hora segunda insondable sin estrellas" de los textos más próximos a nuestra gran verdad, a la realidad
brutal y muda, sin significado, de las cosas. [...] siempre que he emprendido la lectura de este libro admirable, he acabado golpeado,
tarde o temprano, primero por una sensación de colapso que se mezclaba con el pasmo por tan lúcido trabajo con el lenguaje, y luego
por el colapso mismo, por ya ni hablar del consiguiente rubor al sentirme un negado para descifrar con precisión la espectacular
371
exploración que hizo Joyce de los límites de la literatura».

El escritor y crítico español Eduardo Lago ve en Joyce a «quien habría de llevar a la prosa en lengua inglesa al límite de sus
posibilidades, sometiéndola a la mayor renovación de toda su historia; el genio diabólico y burlón que, sorbiendo el tuétano de las
palabras, sabía cómo llegar al alma misma del idioma, para desde allí, entre risas y veras, reventar códigos y normas, haciéndole
cosquillas a la sintaxis, tejiendo telarañas donde caían prisioneros los morfemas; el mágico prodigioso del verbo que, destripando
resortes y mecanismos, reagrupaba los vocablos en insólitas combinaciones tras las que alumbraba la fuerza desnuda de la poesía;
quien, en fin, estaba destinado a cambiar, de una vez y para siempre, los rumbos por donde habría de transitar en el futuro la
novela».372

En la sección Ulises, ya se ha visto la fuerte resonancia que tuvo dicha novela entre los más importantes escritores en lengua
anglosajona de su época. La obra de Joyce ha sido escrutada hasta la extenuación por todo tipo de estudiosos y críticos que sitúan a
este autor como influencia decisiva sobre otros autores, como Hugh MacDiarmid,373 Samuel Beckett,374 Flann O'Brien,375 Máirtín
Ó Cadhain,376 Salman Rushdie,377 Robert Anton Wilson,378 Joseph Campbell,379 etc. Harry Levin señala igualmente a John Dos
Passos, Alfred Döblin, Jules Romains, Thomas Wolfe.380

La obra de Joyce representa uno de los casos más evidentes del impacto que un autor extranjero puede ejercer en la literatura en
castellano.381 En España se observa muy directamente en autores como Gonzalo Torrente Ballester,382 Juan Goytisolo,383 Luis
Martín Santos,384 José María Guelbenzu,385 o Julián Ríos,386 así como en los hispanoamericanos Jorge Luis Borges,387 Carlos
Fuentes, José Lezama Lima, Alejo Carpentier, Mario Vargas Llosa,388 Fernando del Paso389 y, muy notablemente, en su traductor
Guillermo Cabrera Infante,390 entre otros muchos.

Otros autores tributarios de Joyce: Umberto Eco, Raymond Queneau, Philip Roth, Derek Walcott, Tom Stoppard, Anthony Burgess,
Philip K. Dick.391

Algunos intérpretes de su obra, en particularVladimir Nabokov, muestran sentimientos encontrados sobre la misma, ensalzando unos
libros y condenando otros. Para Nabokov, Ulises es «brillante»;392 mientras que Finnegans Wake es «horrible» (vid. sus obras
Opiniones contundentes, The Annotated Lolita o Pálido fuego393 ), opinión que, como se ha visto, más o menos comparte Jorge Luis
Borges.394 D. H. Lawrence objetó contra el Ulises desde el punto de vista moral: la obra revelaba una «deliberada, periodística
mente sucia».395 Por su parte, el escritor español Juan Benet criticó duramente esta misma novela. Entre otras cosas la tachó de
simple «cuadro de costumbres, hipertrofiado por la palabrería».396 En 1971, ante el «océano joyceano» que invadía la cultura
occidental, Benet se maliciaba que el irlandés «algún día —probablemente no será de este siglo— empezará a ser arrinconado,
porque la gente se cansa de todo».397

El irlandés Patrick Kavanagh probablemente se excedió al juzgar a su ilustre compatriota: «Lo que intento decir es que Joyce
demuestra poca, o ninguna, de esa etérea materia prima conocida como inspiración. Es un cínico muy inteligente que ha dado con una
fórmula. [...] Finnegans Wake representa el delirio de un hombre que no tiene más que decir. Llegó a fundir hasta la matriz. [...] El
Retrato del artista es el testamento de Joyce. Leyendo algunos de los más atropellados pasajes de Ulises, no puedo sino pensar que
gullo».398
Joyce es un muchacho grosero que disfruta rompiéndolo todo. Odio y or

En años recientes, sin embargo, los teóricos de la literatura han tendido a valorar por encima de todo la ambición y la fuerza
innovadora del irlandés.

En otros campos
Su impronta es también evidente en campos alejados de la literatura. La frase «Three Quarks for Muster Mark», de Finnegans Wake,
es el origen del término físico quark, nombre de una de las partículas elementales más importantes, propuesta por el científico
Murray Gell-Mann.399 El filósofo estadounidenseDonald Davidson ha escrito sobre Finnegans Wake comparándola con las obras de
Lewis Carroll. El psicoanalista Jacques Lacan utilizó los escritos de Joyce para explicar su concepto de sinthome. Según Lacan, la
escritura de Joyce supone el último asidero que lo libró de la psicosis.400 El filósofo deconstructivista francés Jacques Derrida tiene
asimismo un trabajo sobre el uso del lenguaje en Ulises. Derrida afirma que esta novela hay que oírla a la vez que leerla, a fin de
comprenderla en profundidad.401

Se conmemora anualmente a Joyce el día 16 de junio —día en que transcurre Ulises, llamado Bloomsday—, en Dublín y cada vez en
más lugares del mundo.

La James Joyce Society fue fundada en febrero de 1947, en el centro cultural Gotham Book Mart, de Manhattan. Su primer miembro
fue T. S. Eliot. El biógrafo de Joyce, John Slocum, fue el primer presidente de la sociedad, y Frances Steloff, fundadora y propietaria
del centro Gotham, fue su primer tesorero.

En España, con el objeto de «impulsar la investigación en torno a la obra y figura de James Joyce en España», se fundó en Sevilla, en
1990, la Asociación Española "James Joyce", también conocida como "Iberjoyce", de la que es presidente vitalicio el profesor
Francisco García Tortosa. La asociación publica con periodicidad anual la revistaPapers on Joyce.402

Cada año se celebra en Dedham, Massachusetts, la «James Joyce Ramble», un paseo pedestre en el que cada milla está dedicada a
una obra de este autor.403 En su transcurso, actores profesionales leen y dan vida a distintos pasajes literarios de Joyce.

Gran parte del legado de Joyce se conserva en el "Harry Ransom Center", en la Universidad de Texas, que alberga miles de
manuscritos, correspondencia epistolar, proyectos, pruebas, notas, fragmentos de novela, poemas, letras de canciones, partituras
musicales, limericks (poemillas humorísticos de cinco versos) y traducciones de Joyce.

No todo son facilidades, sin embargo, para los estudiosos de la obra y la biografía de Joyce. Stephen Joyce, nieto y único beneficiario
de la herencia, ha afirmado que ha destruido parte de la correspondencia del escritor; amenazó asimismo con demandas si se
efectuaban determinadas lecturas públicas durante el Bloomsday,404 y bloqueó adaptaciones de obras que consideró
«inapropiadas».405 El 12 de junio de 2006, Carol Shloss, profesora de la Universidad de Stanford, demandó a su vez a la
406 407
testamentaría por negarle el permiso de colgar material sobre Joyce y su hija Lucia en la página web de la profesora.

Syd Barrett, miembro y primer líder de la banda de rock Pink Floyd, versioneó el poema "Golden Hair", de Joyce, en su primer disco
en solitario, The Madcap Laughs.

El compositor vanguardista italiano Luciano Berio ha homenajeado a Joyce a través de obras como Thema (Omaggio a Joyce), en el
que una cantante recita el principio del capítulo "Las Sirenas", de Ulises,408 409 y Chamber music, sobre varios poemas del libro
homónimo del dublinés.410
Otros compositores de música clásica que se han inspirado en este autor: Samuel
Barber, Luigi Dallapiccola, Pierre Boulez, John Cage; del pop, rock y folk: The
Pogues, Kate Bush, Jefferson Airplane, Joan Baez, Van Morrison, así como los
, etc.411 412 413
músicos de jazz Louis Stewart, Susanne Abbuehl, André Hodeir

En el campo del cómic, su vida ha sido narrada por Alfonso Zapico en Dublinés
(2011).414 Esta obra fue galardonada en 2012 con el Premio Nacional de Cómic
español.415

La biblioteca central del University College de Dublín lleva hoy el nombre de


Joyce.416 Dedicados a propagar su memoria, se fundaron asimismo en dicha ciudad
el "James Joyce Centre"417 y el "James Joyce Museum".418

De acuerdo con la legislación de la UE, los derechos de copyright sobre la obra de


Joyce expiran con fecha 31 de diciembre de 2011. Aunque se plantean dudas sobre
diversos documentos —por ejemplo, la muy nutrida correspondencia con su
secretario, Paul Léon—, se espera que a partir de 2012 se hagan públicos aspectos de Fachada del "James Joyce Centre",
en North Great Georges Street,
su vida y obra desconocidos hasta hoy, debido al férreo control ejercido por la
Dublín.
testamentaría, en manos de su sobrinoStephen Joyce. En cualquier caso, la edición y
representación de obras de este autor quedará automáticamente liberalizada en la
citada fecha.419

Recuerdos de Joyce
El libro The Joyce We Knew. Memoirs of Joyce420 [El Joyce que conocimos. Recuerdos de Joyce] recoge distintos testimonios sobre
el escritor por parte de antiguos amigos y paisanos.

Uno de ellos, el escritor Arthur Power, lo describía de la siguiente forma: «Su figura era agradable,ligera y graciosamente construida,
con su cabeza shakespeariana; llevaba gruesas gafas que agrandaban llamativamente uno de sus ojos. Una minúscula perilla ceñía sus
labios delgados, su boca de forma curiosa. Las manos eran delicadas, de finos dedos. Todo en él proclamaba al poeta, todo menos la
boca. Su actitud era más convencionalmente atenta que amistosa, porque el talante social de Joyce no era cómodo. Por lo común se
rodeaba de una especie de alambre de púas mental. Con todo, sus exquisitos modales hacían pensar en el Dublín de la gran
época».421

Uno de sus compañeros de universidad, el juez Eugene Sheehy, cuenta que, en 1928, la casa parisina de Joyce se veía repleta de
río Liffey.422
pinturas y recuerdos de Dublín; incluso el dibujo de una alfombra representaba el curso del

El escritor Padraic Colum subraya que ya en 1902, sólo con veinte años, Joyce se había convertido en toda una leyenda en su
ciudad.423 Colum evoca la desarmante «madurez» del joven Joyce y su forma cautivadora de recitar poesía (incluso en noruego,
424
idioma que aprendió por su devoción a Ibsen) que debía a sus conocimientos de canto.

En la biografía de su amigo Sean Lester, periodista y diplomático, se lee que cuando lo conoció, en 1940, Joyce, pese a su inmensa
fama, no había echado a perder su carácter. Era una persona «natural y agradable»; por su aspecto y acento, no podía ser menos
dublinés que al dejar su país, treinta años antes.425

Para el editor de este libro, el crítico irlandés Ulick O'Connor, «Ya le gustase o no, él fue parte de un renacimiento literario, el
desenlace de uno de esos arrebatados movimientos de la imaginación que surgieron en Florencia y culminaron en el siglo XX, en la
última isla de Europa».426

Su amigo Frank Budgen describió con detalle la impresión que le causó al conocerlo: «Su saludo manifestaba la elaborada cortesía
europea, pero su actitud parecía distante; su apretón de manos fue frío. De cerca no parecía tan alto, a pesar de que su estatura estaba
por encima de la media. El engaño era debido a su complexión delgada, a su chaqueta abotonada y los pantalones de corte estrecho.
[...] La forma de la cabeza era la del óvalo alargado de las cabezas de la raza normanda. [...] Detrás de sus potentes anteojos sus ojos
eran de un azul claro, intenso, pero indeterminados en su forma y de expresión impostada. Me di cuenta más tarde de que en un
momento de recelo o aprensión adquirían un resplandor celeste. [...] La frente alta se abultaba por debajo de la primera línea del
cabello. Su mandíbula era firme y cuadrada, sus labios, delgados y apretados, trazando una línea recta. Algo en la cabeza de Joyce me
sugería a un alquimista».427

Anthony Burgess, en su estudio Re Joyce (título muy joyceano: rejoice, en inglés, significa regocijarse), evoca el motivo de aparecer
el escritor con el nombre de Stephen (Esteban, como el protomártir cristiano) en sus novelas: «Él también fue un mártir, aunque de la
literatura; un testigo de la luz, autocondenado al exilio, a la pobreza, al sufrimiento, la humillación y (quizá lo peor de todo), ya en
vida, a la canonización elitista, que la doctrina de la Palabra propagó. [...] Con las piedras que le arrojó la vida erigió un laberinto, de
ahí que Stephen se apellidase Dedalus. Dicho laberinto, sin embargo, no es la guarida de un monstruo, sino refugio de la vida, en
cuyas galerías se dejan oír cánticos y risas».428

En su libro My Brother's Keeper (El guardián de mi hermano, 1957), Stanislaus Joyce manifestó sin reservas: «Considero poco
menos que un milagro que hubiese alguien en mi familia dedicado al cultivo de la poesía o preocupado por mantenerse en contacto
con las corrientes del pensamiento europeo, viviendo en una casa como la nuestra, hundida en la miseria de una generación de
429 430
borrachos. No sé qué fuego interior pudo transfigurarlo».

El escritor argentino Jorge Luis Borges dedicó varios poemas al autor deUlises.

Qué importa nuestra cobardía si hay en la tierra


un solo hombre valiente,
qué importa la tristeza si hubo en el tiempo
alguien que se dijo feliz,
qué importa mi perdida generación,
ese vago espejo,
si tus libros la justifican.

"Invocación a Joyce", enElogio de la sombra(1969)431

Obras: cronología
Música de cámara (Chamber Music, 1907)
Dublineses (Dubliners, 1914)
Retrato del artista adolescente(Portrait of the Artist as a Young Man, 1916)
Exiliados (obra de teatro)(Exiles, 1918)
Ulises (Ulysses, 1922)
Poemas manzanas o Poemas a penique (Pomes Penyeach, 1927)
Collected Poems (1936, poesía)
Finnegans Wake (1939)

Publicaciones póstumas
Stephen Hero (Stephen el héroe, escrito en 1904–06, publicado en 1944)
Letters of James Joyce Vol. 1 (cartas, Ed. Stuart Gilbert,1957)
The Critical Writings of James Joyce(escritos críticos, Eds. Ellsworth Mason y Richard Ellman,1959)
The Cat and the Devil (libro infantil, 1964)
Letters of James Joyce Vol. 2 (Ed. Richard Ellman, 1966)
Letters of James Joyce Vol. 3 (Ed. Richard Ellman, 1966)
Giacomo Joyce (poema escrito en 1907, publicado en 1968)
Selected Letters of James Joyce(Ed. Richard Ellman, 1975)
The Cats of Copenhagen(libro infantil, 2012)
Finn's Hotel (epicletos, 2013)432
Adaptaciones cinematográficas
Tanto la obra de Joyce como su propia vida, han sido objeto de diversas adaptaciones para el cineespués
d de su muerte.

Finnegans Wake (de Mary Ellen Bute, 1965)


Ulises (de Joseph Strick, 1967)
Retrato del artista adolescente(de Joseph Strick, 1977)
James Joyce's Women(de Michael Pearce, 1985)
The Dead (de John Huston, 1987)
Nora (de Pat Murphy, 2000)
Bloom (de Sean Walsh, 2003)

Véase también
Nora Barnacle
Stanislaus Joyce
Lucia Joyce
Leopold Bloom
Molly Bloom
Ulises (novela)
Modernismo anglosajón

Notas
5. Trad. libre: «Joyce continues to set the highest
1. Un día aconsejó a su amigo Arthur Power, tras standards of any author except Shakespeare, Milton,
expresarle éste sus deseos de escribir sátira a la Pope and Hopkins to those who aspire to writing well.
francesa: «Usted es irlandés y debe por tanto escribir [...] But when we have read him and absorbed even an
siguiendo la tradición irlandesa. No va bien tomar un iota of his substance, neither literature nor life can ever
estilo prestado. Debe escribir lo que está en su sangre be quite the same again». Burgess, 272
y no lo que haya en su cerebro. [...] Yo mismo escribo
siempre sobre Dublín, porque si logro llegar al corazón 6. Borges, tomo II, p. 924
de Dublín, puedo llegar al corazón de todas las 7. Texto Universidad de Virginia (http://people.virginia.ed
ciudades del mundo. En lo particular está contenido lo u/~jdk3t/eliotulysses.htm) Texto original: «I hold this
universal». Ellmann, 561-2, citando a Power en From book to be the most important expression which the
an Old Waterford House, pp. 65-6 present age has found; it is a book to which we are all
2. McCourt, John (mayo de 2001). The Years of Bloom: indebted, and from which none of us can escape».
James Joyce in Trieste, 1904–1920. The Lilliput Press. 8. Los diez hermanos fueron: James Augustine (n. 2 de
ISBN 1-901866-71-8. febrero de 1882), Margaret Alice (18 de enero de
3. Traducción libre: «James Joyce's subtle yet frank 1884), John Stanislaus (17 de diciembre de 1884),
portrayal of human nature, coupled with his mastery of Charles Patrick (24 de julio de 1886), George Alfred (4
language and brilliant development of new literary de julio de 1887), Eileen Isabel (22 de enero de 1889),
forms, made him one of the most commanding May Kathleen (18 de enero de 1890), Eva Mary (28 de
influences on novelists of the 20th century. Ulysses has octubre de 1891), Florence Elisabeth (8 de noviembre
come to be accepted as a major masterpiece, two of its de 1892) y Mabel Josephine (27 de noviembre de
characters, Leopold Bloom and his wife, Molly, being 1893). Ellman, 37.
portrayed with a fullness and warmth of humanity 9. Paci, 17
unsurpassed in fiction». Artículo en Britannica CD '97. 10. Paci, Ibíd.
Single-user version. Sección "James Joyce- 11. Trad. libre Levin, 22
Assessment".
12. Trad. libre Stanislaus Joyce, en My Brother's Keeper,
4. Traducción libre: «Far more people read Joyce than 28 y ss.
are aware of it. Such was the impact of his literary
revolution that few later novelists of importance in any 13. Paci, 21
of the world’s languages have escaped its aftershock, 14. Stanislaus Joyce matiza que fue un perro «irlandés»,
even when they attempt to avoid Joycean paradigms en My Brother's Keeper, p. 28
and procedures. We are indirectly reading Joyce, 15. Trad. libre Stanislaus Joyce, en My Brother's Keeper,
therefore, in many of our engagements with the past p. 41
half century’s serious fiction- and the same is true of
16. «You were not brought up in the Catholic Ireland».
some not-so-serious fiction, too». Derek Attridge:
Trad. libre cita en Burgess, 33
"Reading Joyce", en op. cit. p. 1
17. Ellmann, 42-43. Ellmann recuerda que en el Retrato
(cap. 5), Stephen Dedalus afirma temer «a los perros,
a los caballos, a las armas de fuego, al mar, a las 39. Trad. libre: «He forgot nothing and forgave nothing.
tormentas, las maquinarias, a los caminos en Any resemblance to actual persons and situations,
despoblado por la noche» (Retrato, p. 276); su miedo living or dead, was carefully cultivated». Levin, 25
a los perros y las tormentas queda mostrado asimismo 40. Eugene Sheehy, en The Joyce We Knew, p. 24
en Ulises, y su miedo a las tormentas constituye (con
la ayuda de Vico) uno de los temas mayores de 41. My Brother's Keeper, p. 100
Finnegans Wake. Pese a sus precauciones contra 42. Ellmann, 142
estos animales, Joyce volvió a ser mordido por un 43. Al principio se le diagnosticó cirrosis, pero más tarde,
perro, esta vez en Scheveningen (Holanda), en el año en abril de 1903, se comprobó que esto era incorrecto:
1927 (Ellmann, 43 y 659). En lo sucesivo, donde no se Ellmann, 150.
indique, la biografía sigue puntualmente la de Ellmann.
44. Muchos años más tarde, May Joyce sería descrita por
18. Ellmann, en Cuatro dublineses, p. 120 uno de los amigos de su hijo mayor como una dama
19. El poema no sobrevivió, aunque existen muchas delicada y gentil de semblante adusto, cuyo amor por
evidencias de su existencia, según testimonian autores la música (solía acompañar al piano a James cuando
como Stanislaus Joyce, Ellmann, Gorman, etc. Trad. éste entonaba sus canciones) denotaba un
libre Johnson en A Portrait..., p. ix temperamento sensible y artístico. Trad. libre The
20. El dato se recoge en la Stubbs Gazette (que todavía Joyce We Knew, p. 28
existe y se publica), y se cita también en el sitio 45. Ellmann, 157
dedicado a James Joyce (http://www.pgil-eirdata.org/ht 46. Valverde, en Joyce, p. 18
ml/pgil_datasets/authors/j/Joyce,James/life1.htm)y en
47. En la famosa carta a Nora de 29/08/1904, recogida por
la Biblioteca Irlandesa (https://web.archive.org/web/20
Valverde, Joyce reconoce: «A mi madre la mataron
070815123306/http://www3.monaco.mc/pglib/html/inde
lentamente los malos tratos de mi padre, años de
x.html) de la princesa Gracia de Mónaco.
dificultades, y la franqueza cínica de mi conducta.
21. Stanislaus Joyce aclara que el trabajo de su padre era Cuando le miré a la cara, tendida en el ataúd -una cara
ligero y fácil, pero éste pasaba el rato contando chistes gris, consumida por el cáncer-, comprendí que miraba
y escapando cada dos por tres al bar de al lado a la cara de una víctima y maldije al sistema que la
beber. Trad. libre de A Bash in the Tunnel , p. 103 (se había hecho ser víctima». Citado en intr. Ulises, p. 19
reproduce un capítulo entero deMy Brother's Keeper).
48. Stanislaus Joyce señala que "Jim" siempre había
22. Trad. libre Stanislaus Joyce, en A Bash in the Tunnel, tenido desacuerdos con su madre, pero no había sido
p. 108 despreciativo con ella, como su marido (o el escritor
23. Ellmann, 52. Laurence Sterne con su propia madre). Las
24. Por ejemplo, siempre fue dado a dispendiar propinas desavenencias siempre habían sido por motivos
exageradas. Cfr. Ellmann, 713 religiosos. Su madre empezó culpando a James por el
repudio de Stanislaus de «la confesión y comunión»,
25. Paci, 18 aunque éste advierte que en realidad fue él mismo, y
26. Ellmann, en Cuatro dublineses, p. 122 no James, el primero en abstenerse de esos
27. Citado en Paci, 22 sacramentos: Trad. libre My Brother's Keeper, pp. 53 y
28. Trad. libre Stanislaus Joyce, en A Bash in the Tunnel, 118
p. 102 49. Valverde, en Joyce, p. 22
29. Eran «su punto débil»:My Brother's Keeper, p. 88 50. History of the Feis Ceoil Association (https://web.archiv
30. Por ejemplo, era un nadador experto, según su amigo e.org/web/20071118184320/http://feisceoil.ie/history/) .
William G. Fallon: The Joyce We Knew, p. 46. Acceso 20/12/2007.
Además, en palabras de Stanislaus, no le gustaban el 51. «Trabajillo de inmensa presunción.»: Valverde, en
fútbol, la lucha libre ni el rugby, pero sí el cricket, las Joyce, p. 22
carreras de vallas y era un gran andarín capaz de 52. Trad. libre Tindall, 101
recorrer cuarenta kilómetros en un solo día. Trad. libre 53. No faltaron autores que defendieran Stephen Hero con
A Bash in the Tunnel, pp. 102-103 criterio, como el irlandés Francis Harvey, quien afirmó
31. Amplias referencias en Ellmann, 65-86. Vid. "El que el lenguaje del Retrato había envejecido mucho
catolicismo de Joyce" más adelante. peor que el de la obra de que surgió: Trad. libre A
32. Trad. libre Stanislaus Joyce, en A Bash in the Tunnel, Bash in the Tunnel, p. 203 y ss.
p. 105 y 114 54. Cfr. Ellmann, p. 179
33. Trad. libre Stanislaus Joyce, en A Bash in the Tunnel, 55. Ellmann, 184.
p. 115 56. Ellmann, 230.
34. Paci, 36 y ss. 57. Al verse descrito en la novela, Gogarty se puso hecho
35. Trad. libre Stanislaus Joyce, en A Bash in the Tunnel, una furia. Joyce, por su parte, al enterarse de que
p. 125 Gogarty trabajaba de cirujano en Dublín, exclamó:
36. Trad. libre Levin, 26 «Que el Señor asista a todo aquel que ose ponerse en
37. Según Stanislaus Joyce, el conocimiento de Ibsen manos de semejante individuo». Trad. libre Ulick
corrió parejo al abandono de su hermano de la fe O'Connor en A Bash in the Tunnel, p. 74-75
católica, su «conversion». Trad. libre My Brother's 58. Ellmann, 175.
Keeper, p. 95-98 59. Valverde, en Ulises, p. 22
38. En este artículo Joyce, con 18 años, declaraba carecer 60. Giorgio Joyce (1905-1976), según recuerda Ellmann
de modelos estéticos en Irlanda, por lo que era (p. 618), trabajó durante un tiempo en un banco, pero
necesario buscarlos en el extranjero. Trad. libre pronto, siguiendo los consejos de sus amigos, se hizo
Johnson, en A Portrait, p. x cantante lírico (bajo); frecuentemente se ha
comentado su alcoholismo. Contrajo matrimonio con 86. Esto, según Ellmann. Otras fuentes afirman que para
Helen Fleischman, una estadounidense adinerada, Woolf Ulises era «difuso, pretencioso, granítico y
diez años mayor que él. Tras enfermar ella de gratuitamente escandaloso». Cfr. Intr. Ulises, p.
esquizofrenia, acabaron divorciándose; tuvieron un hijo XXXIX.
al que llamaron Stephen, único nieto de James Joyce. 87. Citado en Ellmann, 492
61. Stanislaus dejó a James administrar su paga «para 88. Ellmann, 493
simplificar cuestiones»: Ellmann, p. 239 y ss.
89. Aunque al parecer Nora no le hizo caso en esto,
62. Los peores conflictos llegarían en julio de 1910: encabezó una de sus cartas: «Querido cornudo»:
Ellmann, 345. Ellmann, en Cuatro dublineses, p. 101
63. Para Harry Levin, Irlanda era una realidad demasiado 90. Cartas escogidas, I, p. 343
viva en Joyce para que la contemplase solo bajo las
brumas célticas. Trad. libre Levin, 21. De este modo, 91. Ellmann, 501
su trabajo debe ser interpretado menos en el entorno 92. Ellmann, 505.
del renacimiento irlandés que de la decadencia 93. Ellmann, 572-3
europea. Ibíd., 23
94. Painter, George D. (1972). Marcel Proust. Madrid: Ed.
64. Según Burgess, el nacionalismo es quizá el elemento Alianza. Dep. Legal M. 26.828-1971, p. 528.
menos importante de su carácter. «Irishry [...] it is
95. Ellmann, 566
perhaps the least important element in his make-up.»
Su trabajo, además, no tiene raíces célticas, y, si 96. Para De Riquer y Valverde, es la máxima obra
Joyce es celebrado en las tabernas, no lo es tanto por narrativa del siglo XX, sin parangón en la historia de la
la Irlanda oficial: Trad. libre Burgess, 33 literatura más que con elQuijote: Hª literatura universal
de ed. R.B.A., p. 526
65. Stuart Gilbert cree por su parte que Ulises pertenece a
la vanguardia de la literatura inglesa, «estilísticamente 97. Carta a Carlo Linati recogida en el apéndice "Esquema
tiene poco o nada en común con el movimiento de interpretación de 'Ulises", en Ulises, trad. Valverde,
literario conscientemente irlandés». Gilbert, 115 tomo II, p. 461
66. Herbert Gorman es de otro parecer. Refiriéndose al 98. Shloss, Carol Loeb. Lucia Joyce: To Dance in the
Retrato y a Ulises: «Ambos libros son trágicos en sus Wake. ISBN 0-374-19424-6, p. 278
implicaciones; ambos están imbuidos de la intensa 99. Pepper, Tara: "Portrait of the Daughter: Two works
soledad propia del imaginativo temperamento céltico». seek to reclaim the legacy of Lucia Joyce." Rev.
Trad. libre Gorman, 9 Newsweek International, 08/03/2003.
67. Galván, en Dublineses, p. 37 100. Shloss, 297
68. Ellmann, 309 y ss. 101. Eco, 69-70
69. Ellmann, 318 102. García Tortosa en Anna Livia Plurabelle, p. 27
70. «Stanislaus sospechaba, quizá sin equivocarse, que el 103. Stanley, Alessandra. "Poet Told All; Therapist Provides
descuido de su hermano por la empresa la había the Record (http://query.nytimes.com/gst/fullpage.html?
condenado al fracaso.» Ellmann, 344. sec=health&res=9D0CE2DE1730F936A25754C0A967
71. Ellmann, 352-353 958260)," The New York Times, 15/07/1991. Acceso
09/07/2007.
72. Ellmann, en especial, 363 y ss.
104. Joyce, Stephen. «The Private Lives of Writers» (http://q
73. Ellmann, 371.
uery.nytimes.com/gst/fullpage.html?res=950DE4DB10
74. Según García Tortosa, este escritor fue la persona que 3DF932A05751C1A96F948260&sec=&spon=&pagewa
más se acercó a la descripción del personaje Leopold nted=1). The New York Times.
Bloom: como él, era judío, estaba casado con una
105. Ellmann, 626
gentil y tenía una sola hija; llevaba bigote, su abuelo
procedía de Hungría, gustaba de los platos de 106. Citado en Ellmann, 604
casquería... Intr. Ulises, p. XXX 107. Ellmann, 639
75. Ellmann, 392 108. Ellmann, 643-644
76. Ellmann, 450 109. Ellmann, 644
77. Ellmann, 457 110. Ellmann, 657 y ss.
78. Hector Tobar (3 de junio de 2014). «James Joyce likely 111. Léon moriría en 1942 a manos de los nazis, debido a
had syphilis, new history of "Ulysses" surmises» (http:// su condición de judío. Ellmann, 822
www.latimes.com/books/jacketcopy/la-et-jc-james-joyc 112. Joyce escribió en esa carta: «Mi padre tenía un cariño
e-likely-had-syphilis-new-history-of-ulysses-finds-2014 extraordinario por mí. Era el hombre más necio que he
0603-story.html). Los Angeles Times (en inglés). conocido y sin embargo era también cruelmente
Consultado el 4 de junio de 2014. astuto. Pensó en mí y habló de mí hasta su último
79. Ellmann, 469 aliento. A mí siempre me gustó mucho -no en vano yo
80. Escritos críticos, p. 334 soy también un pecador-, tanto que hasta sus faltas
me gustaban. Cientos de páginas y montones de
81. Ellmann, 482
personajes de mis libros vienen de él. Su seco (o más
82. Citado en Ellmann, 482 bien húmedo) ingenio y la expresión de su cara podían
83. Escritos críticos, p. 327 hacerme retorcer de risa... De él me quedan sus
84. Ellmann, 469 y ss. retratos, un abrigo viejo, una buena voz de tenor , y una
disposición extravagantemente licenciosa (y de la que,
85. citado en Ellmann, 491 de todos modos, procede la mayor parte del talento
que pueda yo tener) [...]». Ellmann, 717-718
113. «O Father forsaken, / Forgive your son!» Trad. libre 137. Equívoco probablemente inspirado en esta frase de
Knowlson, 157-8 Ellmann: «Retendría la fe, pero sus objetivos serían
114. Ellmann, 738 diferentes». Ellmann, 84
115. Ellmann, 782 138. Paci, 55
116. Francesca Paci habla más bien de vaguedad en las 139. La frase completa de Stephen en el Retrato es como
primeras críticas: «No se atrevían a decir que se sigue: «No serviré por más tiempo a aquello en lo que
trataba de una obra desprovista de valor, pero no creo, llámese mi hogar, mi patria o mi religión. Y
evitaban pronunciarse. Algunos insinuaban trataré de expresarme de algún modo en vida y arte,
diplomáticamente que quizás el valor intrínseco del tan libremente como me sea posible, tan plenamente
libro sería más claro y más significativo en el futuro, como me sea posible, usando para mi defensa las
pero ninguno emitía un juicio decididamente positivo». solas armas que me permito usar: silencio, destierro y
Paci, 315 astucia». Op. cit., p. 280
117. En los primeros años, los intentos de la crítica para 140. Eamonn Hughs en el libro editado por Robert Welch
analizar esta obra resultaron tan exitosos «como los Irish writers and religion (http://books.google.com/book
del ciego de Esopo para describir un elefante». Trad. s?id=t8tKQcfn_QEC&dq) Rowman & Littlefield, 1992,
libre Levin, 110 pp.116-137
118. Paci, 315-317 141. Neil R. Davison en James Joyce, Ulysses, and the
Construction of Jewish Identity: Culture, Biography,
119. Paci, 317-318
and 'the Jew' in Modernist Europe (http://books.google.
120. Ellmann, 831 com/books?id=s_eXYzdEmxcC&dq) Cambridge
121. Ellmann, 832 University Press, 1998, p. 78
122. Ellmann, 65-86. 142. Jeffrey Segall en Joyce in America: cultural politics and
123. Carta de Joyce a Nora, de 29/08/1904, en Cartas the trials of Ulysses (http://books.google.com/books?id
escogidas, tomo I, pp. 85-86. Vid. el texto de esta carta =EoZ6ZhT9lBwC&dq) University of California Press,
más adelante. 1993, p. 142
124. «Jim had ceased to believe in Catholicism for many 143. Bloom, 427
years.» («Jim no creía en el catolicismo desde hacía 144. Se ofrece una traducción alternativa, ya que la de
muchos años.»): Trad. libre de Stanislaus Joyce, en su Anagrama contiene una errata. Original: «It is always
Dublin Diary (entrada de agosto de 1904), citado por worth remembering that Beckett more than shared
William G. Fallon en The Joyce We Knew, p. 49 Joyce's distaste for Christianity and for Ireland. Both
125. «Beckett compartía la aversión de Joyce por el men chose unbelief and Paris». Bloom, Harold. The
cristianismo en Irlanda. Los dos escogieron París y el Western Canon, Papermac. New York, 1995. ISBN 0-
ateísmo.»: Bloom, 509 333-63952-9, p. 500.
126. «...and was much affected by her death in 1903, 145. Trad. libre: «'Non serviam' meant what it said. [...] And
though he refused to follow the Roman Catholic faith yet Joyce's rejection of Catholicism was far from
that was very important to her. » («... y le afectó mucho absolute. [...] He might refuse to take the sacraments,
su muerte en 1903, si bien había rechazado la fe matrimony along with Eucharist, but the disciplines
católica que tan importante era para ella.»): Trad. libre and, in a tortured renegade form, the very
de una inscripción biográfica referida a Joyce y a su fundammentals of Catholic Christianity, stayed with him
madre, en el "James Joyce Centre", 35 North Great all his life. [...] In Ulysses he is obsessed with the
Georges Street, Dublín 1, Irlanda. Consultado in situ, mystical identity of Father and Son; inFinnegans Wake
el 15/03/2011. his only real theme is that of the Resurrection. [...]
Joyce's attitude to Catholicism is the familiar love-hate
127. Nabokov, 419-420 one of most renegades. [...] there are shreds of
128. Valverde, en Ulises, p. 16 peasant Catholicism left in him». Burgess, 31-33
129. Valverde, en Joyce, p. 25 146. Jeffrey Segall en Joyce in America: cultural politics and
130. Padraic Colum, en The Joyce We Knew, p. 65 the trials of Ulysses (http://books.google.com/books?id
131. «El interés que mi hermano conservó en la filosofía de =EoZ6ZhT9lBwC&dq) University of California Press
la iglesia católica provenía del hecho de considerar 1993, p. 140
que dicha filosofía lograba transmitir de manera más 147. Jeffrey Segall en Joyce in America: cultural politics and
coherente una tendencia a la estabilidad en lo the trials of Ulysses (http://books.google.com/books?id
intelectual y lo material.» Trad. libre My brother's =EoZ6ZhT9lBwC&dq) University of California Press
Keeper, p. 120 1993, p. 160
132. Estas palabras son puestas en boca de Stephen en el 148. Trad. libre: «It seems to me that Joyce emerges,
Retrato: «—Pero —dijo Cranly—, ¿no irás a hacerte through curtains of salacity and blasphemy, as a truly
protestante? —Te he dicho que he perdido la fe — fear-shaken Irish Catholic, rebelling not so much
contestó Stephen—. Pero no que haya perdido el against the Church but against its near-schim Irish
respeto a mí mismo. ¿Qué clase de liberación sería eccentricities, its pretence that there is only one
esa de abandonar un absurdo que es lógico y Commandment, tue vulgarity of its edifices, the
coherente para abrazar otro ilógico e incoherente?». shallowness and stupidity of many of its ministers. His
Op. cit. p. 277 revolt, noble in itself, carried him away. [...] But I think
133. Paci, 42 he meant well. We all do, anyway. [...] With laughs he
palliates the sense of doom that is the heritage of the
134. Ibíd. Irish Catholic». O'Brien, en A Bash in the Tunnel, pp.
135. Paci, 55 19-20
136. Ibíd., 38
149. «El aspecto purgatorial del Work in Progress se believed that poets in the measure of their gifts and
observa particularmente, sin duda, en el lenguaje de personality were the repositories of the genuine
transacción purgatorial en que está escrito.» Trad. libre spiritual life of their race and the priests were usurpers.
MacGreevy, en A Bash in the Tunnel, pp. 214 y ss. He detested falsity and believed in individual freedom
150. Trad. libre: «Dante's is conical and consequently more thoroughly than any man I have ever known».
implies culmination. Mr Joyce's is spherical and Stanislaus Joyce, en My Brother's Keeper, p. 120
excludes culmination. [...] And no more than this; 167. Citado en Ellmann, 832
neither prize nor penalty; simply a series of stimulants 168. Arthur Power dedica varias páginas, en su aportación
to enable the kitten to catch its tail». Beckett, en A a A Bash in the Tunnel, a ilustrar la conmovedora
Bash in the Tunnel, p. 34 lealtad de Nora hacia su esposo. En cierta ocasión en
151. Trad. libre: «For the dogmatic provincialism of the Irish que coincidió con ella, ya viuda, en París, viéndola
Roman Catholic Church enraged his own innate sola y enferma, le preguntó por qué no regresaba a su
spirituality, and weighed down his searching soul with, país, Irlanda. «¿Cómo? —gritó ella, histérica—. ¡Allí
to his mind, its absurd rituals, medieval restrictions, quemaron los libros de mi marido!» Para Power, Nora
and fears of inhuman punishments which are to last Barnacle, al contrario de lo que muchos supusieron,
forever». Power en A Bash in the Tunnel, p. 181 fue una persona avisada y perspicaz, firme en sus
152. Valverde, en Joyce, p. 25 y en la intr. de Ulises juicios, y dotada de un gran encanto irlandés, con unos
ojos misteriosamente seductores. Trad. libre Power en
153. Terence Brown, por ejemplo, describe "A mayor gracia op. cit., pp. 185 y ss.
de Dios" y "Las hermanas" como las dos piezas más
notoriamente anticlericales de Dublineses. Trad. libre 169. Galván, en Dublineses, p. 21
Brown, op. cit., p. xxx 170. Galván, 30
154. García Tortosa, en Anna Livia Plurabelle, p. 23 171. Johnson, en Dubliners, p. xi
155. Para Harry Levin, la parodia de misa con que arranca 172. Burgess, 38
Ulises constituye una blasfemia, «estridentemente 173. Trad. libre Brown, en Dubliners, p. xxxi y ss.
repetida» cuando Stephen hace su entrada en el 174. Johnson, en Dubliners, p. viii
burdel, en "Circe". Trad. libre Levin, 88
175. Ellmann, en Cuatro dublineses, p. 130
156. W. Y. Tindall apunta que este mismo episodio se
planteó como una «black mass», una misa negra. 176. Según W. Y. Tindall, en Dublineses, la ciudad
Trad. libre Tindall, 79 representa el corazón de la parálisis, y todos sus
habitantes, sus víctimas; pero el propósito de la obra,
157. Eco, 15-17 de índole moral, no es la parálisis en sí misma, sino su
158. Trad. libre: «His own words betray him. [...] Far from revelación a aquellas. Trad. libre Tindall, 4
scaping nationality, language, religion, Stephen will 177. Galván, 31
carry them everywhere with him». Johnson en A
Portrait..., p. xxxv 178. Trad. libre Johnson en la introducción de Dubliners, p.
xxvii
159. Trad. libre: «We can hardly doubt that the obscenity,
the unspeakable vulgarity, the deliberately flaunted filth 179. Galván, 39
of portions of Ulysses are the direct result of a startled 180. Galván, 41-42
recoil from the terrific mental and moral oppression of 181. Relato "Duplicados", en Dublineses, versión de G.
the church». Gorman, 127 Cabrera Infante, p. 84
160. Trad. libre Brown en Dubliners, p. xxix 182. Stuart Gilbert recuerda en este punto que Flaubert era
161. Trad. libre: «I do not see what good it does to fulminate uno de los tres o cuatro autores que Joyce aseguraba
against the English tiranny while the Roman tiranny haber leído entero, y que Dublineses, aun recordando
ocuppies the palace of the soul». Citado por Brown, en mucho a Chéjov y Maupassant, tiene más que ver con
op. cit., p. xxx Flaubert. Gilbert, 114
162. Trad. libre: «[...] a Parisian Irishman, and a heretical 183. Citado por Galván, 45
Catholic [...], expatriate and excommunicate, the man 184. Valverde, en Joyce, p. 35
without a country and without a belief». Levin, 178
185. Ibíd.
163. Op. cit., p. 58
186. op. cit., ed. Planeta, tomo IX, p. 269
164. Carta de Joyce a Nora, de 29/08/1904, en Cartas
187. Trad. libre Burgess, 36-37
escogidas, tomo I, pp. 85-86
188. Trad. libre Brown, en op. cit., pp. xxxviii y xxxix
165. «My mind rejects the whole present social order and
Christianity -home, the recognised virtues, classes of 189. Trad. libre: «Stephen first appears as a named person
life, and religious doctrines. […] Six years ago I left the in A Portrait of the Artist as a Young Man but there is
Catholic church, hating it most fervently. I found it no doubt that he is the unnamed narrator of the first
impossible for me to remain in it on account of the three studies in Dubliners». Budgen, 58
impulses of my nature. I made secret war upon it when 190. Trad. libre Levin, 40
I was a student and declined to accept the positions it 191. Johnson, en Dubliners, p. vii
offered me. By doing this I made myself a beggar but I
192. Ibíd., p. xxxix
retained my pride. Now I make open war upon it by
what I write and say and do.»: Selected Letters of 193. Trad. libre Tindall, 6-7
James Joyce, pp. 25-26 194. Trad. libre Burgess, 43
166. Trad. libre: «My brother’s breakaway from Catholicism 195. Britannica.com: James Joyce/Assessment (http://www.
was due to other motives. He felt it was imperative that britannica.com/EBchecked/topic/306875/James-Joyce)
he should save his real spiritual life from being overlaid Textualmente, «one of the world’s great short stories».
and crushed by a false one that he had outgrown. He
196. Para Stanislaus Joyce, en contra de la opinión general, various extensions of this device we have one clue to
esta obra no era autobiográfica, sino una «creación the manifold styles of Ulysses». Kenner, 17. Es decir,
artística». Trad. libre S. Joyce en My Brother's Keeper, que el personaje (o su punto de vista) usurpa
p. 39 subrepticiamente en ciertos lugares la función del
197. Tindall, como Levin y la mayoría de los críticos, afirma narrador, o bien que el narrador, para contar, utiliza
que Joyce tomó todos los materiales de su experiencia giros que solo usaría el personaje. Joyce escribe en el
personal, aunque siendo de natural «divertido y Retrato que el «tío Charles acudía (repaired, término
chispeante, hizo a su protagonista muy solemne»; por más bien vulgar o arcaico en inglés) a su retrete»,
este y por otros motivos la obra no puede ser cuando, en las mismas circunstancias, un narrador
considerada estrictamente una autobiografía. Trad. clásico habría recurrido a un término más culto, como
libre Tindall, 53 «se dirigía a», sesgo que confundió a Wyndham Lewis
(pretexto de Kenner) y que se perdió en la traducción
198. Jeri Johnson recuerda que el propio Joyce participó a de Damaso Alonso, quien dio «se encaminaba a» por
su hermano Stanislaus su intención de escribir una repaired (p. 66, op. cit.).
novela «almost autobiographical» (casi autobiográfica).
Añade Johnson que más claramente autobiográfica es 222. Trad. libre Kenner, 16-32
Stephen Hero. Trad. libre Johnson, en A Portrait..., xii- 223. Ulysses, p. 88-89
xiii 224. Ulises, versión de Valverde, tomo I, p. 183
199. Galván, en Dublineses, p. 36 225. Gilbert, 53-57
200. Valverde, en Joyce, p. 44 226. Trad. libre: «"Oxen of the Sun", like Ulysses, is a
201. Trad. libre Gorman, 65 contested terrain on which poetic, novelistic, and
202. Galván, en Dublineses, p. 35 textual readings stake their claims. It offers ambitius
answers to questions of formal and thematic unity.
203. Galván, en Dublineses, p. 38 (Human, linguistic, and aesthetic life are all subsumed
204. Trad. libre: «Part of the new complexity arises from under an organic metaphor of growth and birth.)»
Joyce's developing a differential style for capturing the Jennifer Levine: "Ulysses", en The Cambridge
shifting quality of memory; part of it arises from a Companion..., pp. 157-58
narrative structure that emphasizes repetition rather 227. Trad. libre Levin, 82
than continuous, chronological development. In A
Portrait we see the swerving in Stephen's life more 228. Ross, Alex: El ruido eterno. Escuchar al siglo XX a
clearly and more regularly than in Stephen Hero»: través de su música. Barcelona - Seix Barral, 2009.
John Paul Riquelme: "Stephen Hero and A Portrait of ISBN 978-84-322-0913-0, p. 564
the Artist as a Young Man", en The Cambridge 229. Konstantinovic, Radomir:Beckett, mi amigo. Ed. Littera
Companion..., p. 116 - Barcelona, 2001. ISBN 84-95845-01-6, p. 105
205. Trad. libre: «A Portrait... has many symbols, but the 230. Valverde, en Ulises, p. 10
fundamental one is of a creature trying to escape from 231. García Tortosa, en el índice deUlises, p. 910
the bondage of the grosser elements, earth and water, 232. Trad. libre: «[...] the revelation of all life in a single day.
and learning painfully how to fly». Burgess, 50 [...] We know this man better than we know ourselves».
206. Ibíd. Gorman, 116-118
207. Herbert Gorman opina que esta obra supone «nada 233. Personaje elaborado según el modelo del Judío
menos que la introducción de un nuevo sistema, un Errante; Bloom es en exceso "fisiológico" para
nuevo modus operandi, para desvelar la vida». Trad. Nabokov: p. 421.
libre Gorman, 65 234. Para Frank Budgen, amigo inglés de Joyce, éste
208. Trad. libre Levin, 50-59 describió a su personaje en todos sus perfiles, pero
209. Trad. libre Tindall, 63 además pretendía que fuera «un hombre pleno, un
210. Trad. libre Tindall, 69-78 hombre bueno». Trad. libre: «I see him from all sides,
and therefore he's all-round in the sense of your
211. Trad. libre: «[...] but unlike Stephen he emerged the sculptor's figure. But he is a complete man, as well-a
other side and wrote a novel Stephen could never have good man. At any rate, that is what I intend that he
written». Johnson, en A Portrait..., pp. xv-xix shall be». Budgen, 17-18
212. Ellmann, en Cuatro dublineses, p. 119 235. Para Stanislaus Joyce, Bloom tiene mucho de John
213. Galván, en Dublineses, p. 44-45 Joyce. Por ejemplo, como su padre, Bloom era
214. Retrato, versión de Dámaso Alonso, p. 193-194 corredor de anuncios para un periódico; John Joyce
trabajaba para el Freeman's Journal. My Brother's
215. Valverde, en Ulises, p. 21
Keeper, p. 80
216. García Tortosa, en Ulises, p. IX-XI
236. Levin afirma que Bloom es un exiliado en Dublín, lo
217. Valverde, en Ulises, p. 9 mismo que Stephen es un dublinés en el exilio. Trad.
218. Nabokov, 423-424 libre Op. cit., p. 79
219. Trad. libre: «The act of communication, the bond of 237. «Un tipo amargado y suspicaz al que el lector no
sympathy which identifies the reader with the book, acaba de visualizar claramente, proyección mental del
comes almost too close for comfort». Levin, 81 autor, más que un ser cálido y nuevo creado por la
220. Eco, 86 imaginación del artista. [...] En el caso de Stephen, lo
artístico es casi demasiado bueno para ser cierto».
221. Trad. libre: «This is apparently something new in
Nabokov, 420
fiction, the normally neutral narrative vocabulary
pervaded by a little cloud of idioms which a character 238. Burgess descree de la calificación de "soberbio" para
might use if he were managing the narrative. In Joyce's este personaje. «El simbolismo subyacente al
naturalismo no sirve a la glorificación de Stephen, sino
del arte. [...] En caso contrario, Stephen sería mero 263. Valverde, en Ulises, p. 45-46
objeto decorativo pretencioso. [...] Su egoísmo no 264. García Tortosa, en Ulises, p. LXVII
figura autoengrandecimiento: como un sacerdote de la
Iglesia, representa al dios [el arte] del que él es mero 265. Ibíd., p. LXXI-LXXII
agente». Trad. libre Burgess, 69 266. Joyce desde el principio reconoció haberse inspirado
239. «Stephen es el Hamlet del siglo XX», señaló Gorman, en el monólogo interior de Dujardin: «And although the
prefigurando a Harold Bloom: Trad. libre Gorman, 119 device is largely associated with Joyce's Ulysses he
never claimed any originality in the use of it. [...] "I took
240. Levin se refiere a la «placidez animal» de este it from Dujardin"». («Aunque este recurso ha estado
personaje y a su actitud maternal hacia su marido, siempre asociado al Ulises de Joyce, él nunca reclamó
hacia Stephen y hacia todos los hombres; la actitud de ser original al usarlo: "Lo tomé de Dujardin"».) Budgen,
una mujer que ha perdido a su único hijo varón. Trad. 94
libre Levin, 110
267. Valverde, en Ulises, p. 35
241. Según Gorman, este personaje es el único en todo el
libro que logra sus objetivos y sale triunfante, «los 268. Sobre las dificultades para su publicación apareció en
otros son intelectos derrotados», en referencia a 2014 el libro de Kevin Birmingham: The Most
Leopold y Stephen. Trad. libre Gorman, 208-209 Dangerous Book: The Battle for James Joyce's
"Ulysses": Taylor, D. J. (4 de julio de 2014). «The Most
242. Nabokov, 420 Dangerous Book: The Battle for James Joyce's
243. Citado en Poesía completa, p. 10. Para Levin, por otra Ulysses – review» (http://www.theguardian.com/books/
parte, Joyce redescubre el antiguo mito de Odiseo 2014/jul/04/most-dangerous-james-joyces-ulysees-kevi
como arquetipo para el hombre moderno: Trad. libre n-birmingham-review). The Guardian (en inglés).
Levin, 67 Consultado el 5 de julio de 2014.
244. Valverde, en Ulises, p. 11 269. Según De Riquer y Valverde provocó un auténtico
245. Trad. libre Levin, 70 «seísmo» en la literatura de lengua inglesa. Ed.
246. Bloom, 425 R.B.A., p. 526
247. De Riquer y Valverde en ed. R.B.A., p. 528 270. Trad. libre Ellmann, en "Ulysses: A Short Story", dentro
de Ulysses, pp. 714-715
248. Ibíd.
271. Trad. libre Knowlson, 103-105
249. Citado por Valverde en la intr. a Ulises, p. 43
272. Ellmann, 577-585, 603.
250. Trad. libre: «Thus Ulysses puts the introspective
Portrait of the Artist against the exterior background of 273. Gluck, Barbara Reich. Beckett and Joyce: Friendship
Dubliners». Añade Levin que eso revela un esfuerzo and Fiction. Bucknell University Press, 1979. ISBN 0-
desesperado por reintegrar al artista a su ciudad 8387-2060-9, p. 27.
nativa: «It might be described as a desperate effort to 274. Trad. libre Knowlson, 99
reintroduce the artist to his native city». Y sobre 275. García Tortosa, en Anna Livia Plurabelle, pp. 50 y ss.
Cervantes (y Dickens): «Most of the paladins of 276. Finnegans Wake, p. 213
realistic fiction, ever since Cervantes made in the
literary expression of middle-class culture, have been 277. Lectura de Joyce de este mismo pasaje, en 1929:
mock-heroes. Don Quixote's tilts with windmills may, in YouTube - Acceso 25/05/2012 (http://www.youtube.co
some Pickwickian sense, have been battles with m/watch?v=N60Mo613VSY&feature=related)
giants; in the same sense, the trade-route of an Irish 278. Anna Livia Plurabelle, versión de García Tortosa,
canvasser may be the pilgrimage of a contemporary Navarrete y Tejedor, p. 173
Ulysses». Levin, 66-67 279. Hemeroteca diario El Mundo. Acceso 20/10/2008 (htt
251. Cfr. García Tortosa, en intr. Ulises, p. XXIII p://www.elmundo.es/papel/hemeroteca/1994/01/29/esf
252. «En Roma, cuando tenía lista la mitad de A Portrait, era/6781.html)
me di cuenta de que la continuación de aquello debía 280. Valverde, en Joyce, 113
ser la Odisea, y empecé a escribir Ulises.» Ellmann, 281. Según De Riquer y Valverde, «Lo que en Ulysses
462 flotaba como citas en otros idiomas, apenas
253. Valverde, en Ulises, p. 13 mezcladas ocasionalmente con el inglés, ahora se
254. Ellmann, en Cuatro dublineses, p. 99 deshace en una suerte de papilla de base inglesa».
Ed. R.B.A., p. 529-530
255. Johnson, en Dubliners, p. xviii
282. Eco, 118
256. Nabokov hace notar que la obra está construida con
los datos facilitados por la memoria de un exiliado, 283. Trad. libre Levine: "Ulysses", en The Cambridge
pero también con la ayuda de una simple guía de Companion..., p. 162
Dublín: Thom's Dublin Directory, y del periódico 284. Trad. libre: «The Wake announces a new 'revolution of
Evening Telegraph del jueves, 16 de junio de 1904: the word' –a powerfully resonant cultural practice
Nabokov, 417 involving not exactly a new language, but a new kind of
257. Valverde, en Ulises, 14-15 language, one that works not to stabilize the world, but,
rather, to unfix it in a wild diversity of possible or
258. Trad. libre Burgess, 23-24 potential significance». Intr. Finnegans Wake, p. VII
259. Trad. libre Burgess, 179-180 285. Ibíd.
260. Trad. libre Tindall, 125-126 286. Trad. libre Levin, 157
261. Eco, 70 287. Ellmann, en Cuatro dublineses, p. 98
262. Trad. libre: «There is much in Ulysses that, in the 288. Borges, tomo II, p. 924
normal acceptation of the word, is obscene, but very
little that is perverse». Budgen, 70 289. Según Ellmann, en la intr. a My Brother's Keeper, p. 23
290. Trad. libre Margot Norris: "Finnegans Wake", en The 329. Ellmann, 493
Cambridge Companion..., p. 182 330. Joyce, James. Exiles. Introducción de Padraic Colum.
291. Trad. libre Tindall, p. 2 Preface Ed. Panther Books, 1979.ISBN 0-586-04806-5, p. 7-8
292. id., Tindall, 237-239 331. En ed. R.B.A., p. 526
293. Bloom, 436 332. Exiliados, p. 165-166
294. Bloom, 432 333. Mason y Ellmann en Escritos críticos, p. 7
295. Trad. libre «The trouble is that, though we may 334. Ibíd., p. 8
legislate for the literature of waking life, it is impossible 335. Escritos críticos, p. 16. Primer ensayo de Joyce,
to lay down rules for books of dreams. [...] to confute escrito a los catorce años.
Joyce's critics, meaning those who, failing totally to
336. Ibíd., p. 9
appreciate what Finnegans Wake is trying to do, attack
it where, by ordinary literary standars, it seems most 337. Eco, 30-31
vulnerable. [...] They denounce night because the sun 338. Mason y Ellmann, pp. 9-10
is not shining; they upbraid the eternal because their 339. Ibíd., p. 12
watches cannot time it; they produce their foot-rules
and protest that there is no space to measure. [...] No 340. Trad. libre: «Finnegans Wake completes the work
important and difficult work of art is permanently begun in a A Portrait -the work of demonstrating that
unintelligible, since great writers create both the literature is not just a commentary on life but an
sensibility of the future and the language of the future». integral part of it. The poor poet, the indifferent
Burgess, 264-265 dramatist and the casual critic take on greatness in the
context of life, wich is the context of the novel».
296. Trad. libre: «It is always funny where it is not touching Burgess, 80
and inspiring, and it provocative of loud laughter, just
as is Ulysses (Nora Joyce heard that laughter 341. Escritos críticos, p. 317
constantly coming out of her near-blind hard-working 342. Ellmann, en intr. a Cartas escogidas, p. 13
husband's work-in-progress-room)». Burgess, 188 343. Ibíd.
297. García Tortosa, en intr. Anna Livia Plurabelle, p. 23 344. Ibíd.
298. Trad. libre Levin, 137 345. Ibíd., p. 18
299. Ibíd., p. 143 346. Carta a Stanislaus de 07/02/1905: citado por Ellmann,
300. Ibíd., p. 148 en Cuatro dublineses, p. 107
301. Gilbert, 118 347. «Soy uno de los escritores de la presente generación
302. García Tortosa, en Anna Livia Plurabelle, p. 9-10 que tal vez estén creando por fin una conciencia en el
alma de esta raza desdichada.»: citado en Ellmann, en
303. Ibíd., p. 12 Cuatro dublineses, p. 115
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360. Bloom, 432
316. Ibíd., p. 9
361. Trad. libre Gorman, 9
317. Trad. libre Knowlson, 98
362. Trad. libre: «The mind of Joyce is far from static; it is
318. Álvarez Amorós, op. cit., p. 43-45 dynamic in its intensive explorations. It is like the mind
319. Ibíd., p. 50 of modern Ireland in certain perceptible attributes, that
320. Ibíd., pp. 51-52 passionate, mystical, inquiring, fearless mind wich has
with difficulty partially ridden itself of two monstrous
321. Música de cámara, p. 22
burdens —the British Empire and the Roman Catholic
322. Música de cámara, p. 23 Church». Gorman, 11
323. Álvarez Amorós, en Poesía completa, p. 17 363. Trad. libre Beckett en A Bash in the Tunnel, pp. 28-32;
324. Valverde, en Ulises, p. 25 se reproduce el capítulo correspondiente a Beckett en
325. Trad. libre Burgess, 75-77 Our Exagmination Round His Factification for
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326. Trad. libre Tindall, 104-105
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Esta obra contiene una traducción parcial derivada de James Joyce de Wikipedia en inglés, publicada por sus
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