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Revista de Literatura Hispanoamericana 31 (1995)

Las Memorias de Mamá Blanca


en el contexto de la moderna narrativa
venezolana

Douglas Bohórquez R.

En 1926, cuando Teresa de la Pa- turalismo, realismo social, manifes-


rra comienza a escribir su segunda taciones tardías o epigonales del ro-
novela, Las Memorias de Mamá manticismo, coexisten al lado de las
Blanca, está de nuevo en Europa. Han formas expresivas del modernismo y
transcurrido unos meses de su exilio frente a los desafiantes, audaces len-
voluntario . En Vevey, Suiza, cerca guajes y propuestas del vanguardismo
del lago Leman , imponiéndose una que se han venido deslizando y
especie de enclaustramiento religio- reelaborando desde la poesía a los
so, escribe estas Memorias ... en una ámbitos del cuento y de la novela.
lengua como encantada y mágica. El A partir del mismo año de 1909
libro se publicará por primera vez en en que apareciera el «Manifiesto del
español en 1929. Simultáneamente, Futurismo» en el periódico parisino
con prólogo de Francis de Le Figaro, se iniciará la recepción
Miomandre , aparece también en fran- crítica de las formas literarias
cés. En poco tiempo alcanza su se- vanguardistas en Venezuela, a través
gunda edición. de los primeros artículos de prensa y
La narrativa venezolana e hispa- polémicas en diarios y revistas que
noamericana en estos años , entre 1926 involucran a jóvenes escritores del
a 1929, es un entramado de disímiles momento, tales como Jesús Sem-
tendencias y lenguajes literarios, una prum, M. Picón Salas, Arturo Uslar
lucha de viejas y nuevas formas Pietri, Fdo. Paz Castillo. Por supues-
significantes que buscan sus lectores to, esta recepción de la vanguardia se
en el contexto de la emergencia de da en una esfera muy limitada, no
radicales propuestas estéticas moder- existían las condiciones propicias
nas en la escena narrativa europea. para la circulación de estas renova-
Criollismo , costumbrismo, na- doras, insurgentes proposiciones es-

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téticas, aislado y sometido como es- Teresa de la Parra.'
taba el país bajo la dictadura del ge- Las Memorias de Mamá Blanca
neral Juan Vicente Gómez. se editan en 1929, en París, capital de
Sin embargo, 1928 es un año de la modernidad, epicentro de las co-
crisis, de estallido: ocurre la famosa rrientes vanguardistas, donde ha vuel-
«Semana del Estudiante». Se leen en to a instalarse nuestra autora a su
público, se publican en revistas en- regreso de Suiza. El mundo ficcional
cendidos e irreverentes textos que e intertextual de la novela será sin
acusan ya significativos rasgos van- embargo el de los cuentos de hadas,
guardistas, como los de Pío Tayamo, los relatos mitológicos, las fábulas
Antonio Arráiz, Jacinto Fombona de Samaniego y de La Fontaine, ro-
Pachano. Se hablará tiempo después mances de Zorrilla, trozos de historia
en la crítica tradicional de la «Gene- sagrada, novelas de Dumas padre y
ración del 28». Son los días en los el tierno poema de Bernardin de Saint
que se gestan nuevas concepciones y Pierre, «Pablo y Virginia», tal como
nuevas formas escriturales, en cuya lo señala la misma narradora en las
difusión juegan un papel fundamen- páginas iniciales de Las Memorias...
tal revistas como «Elite» (1925) y al confesar que los personajes y su-
«Válvula» (1928), alrededor de las cesos de los relatos que le contara la
cuales se constituyen auténticos nú- Mamá Blanca «no eran nunca origi-
cleos renovadores. nales» (pág. 336).
«Elite» publicará trabajos de au- Más adelante se expresará, en un
tores que tendrán un verdadero papel evidente rechazo a las formas de la
de ruptura o innovador: Uslar Pietri, vanguardia, que:
Joaquín Gabaldón Márquez, Pío
Tamayo, Carlos Eduardo Frías, An- ...las cursilerías futuristas... se encierran
con llave, soberbia y cobardemente, den-
gel Miguel Queremel, Antonio
tro de las fortalezas inexpugnables de un
Arráiz, Miguel Otero Silva, Miguel estoicismo pedregoso, y allí, sin que na-
Himiob, Felipe Massiani. En torno a die vaya nunca a darles los buenos días
se mueren solas de orgullo y de inani-
«Válvula» continuará el proceso de
ción.
búsquedas renovadoras. «Válvula»
suscitará polémicas, reacciones anti- (MMB. p. 329).
vanguardistas, pero ya el ambiente * MMB: abreviatura de Las Memorias
literario está `contaminado' por la ex- de Mamá Blanca.
plosión de la vanguardia en Europa.
Nuestros escritores toman posición 1929 es también el año en que se
con respecto a ella. También lo hará publica Doña Bárbara, de Rómulo

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Gallegos, destinada a una resonancia (Doña Bárbara, Santos Luzardo) se
y triunfo internacionales. Al igual que mueven en una dimensión arquetipal,
en Las Memorias..., la modernidad los personajes de Las Memorias...,
de Doña Bárbara pasa por el univer- por el contrario, no podrían ser pen-
so de lo rural, por una cierta retorna sados como puras simbolizaciones,
de lo criollo, de los significantes li- fuera del intenso hálito vital que
gados a la tierra, pero en el orden de circunscribe al texto, fuera del uni-
unas relaciones semánticas e ideoló- verso de la infancia, de los recuerdos
gicas diferentes que nos permiten ubi- y evocaciones de la niñez. Hay en
car en otra perspectiva literaria la pro- Las Memorias... una visión casi
ducción de Teresa de la Parra. paradisíaca de ese universo rural, in-
Si bien en ambas novelas se tema- contaminado, que es Piedra Azul. La
tiza el insistente tópico latinoameri- supuesta autoridad que es el padre
cano de civilización y barbarie, el dicta preceptos orientados a mante-
tratamiento narrativo, estético e ideo- ner a los niños al aire libre, alejados
lógico difiere. La utopía literaria de de Caracas, pues ésta, como ciudad,
Teresa de la Parra es el universo agra- puede ser lugar de contagio de enfer-
rio, rural y colonial de Piedra Azul. medades. La vida allí, en Piedra Azul,
La utopía literaria del Gallegos de fluye natural, espontánea. Es el ám-
Doña Bárbara es el mundo del pro- bito oral y rítmico, animal e inocen-
greso, de la civilización, de la ciu- te, de Vicente Cochocho y su «rústi-
dad. A una cierta distancia ambos ca cortesía», de la «república de las
textos del modernismo canónico y de vacas» de Daniel.
la experimentalidad del vanguardis- Cuando las niñas deben trasladar-
mo, en el plano de la escritura las se a Caracas se opera una suerte de
diferencias se vuelven radicales, fun- catástrofe física y sentimental que se
damentales. inicia con la muerte de una de las
Mientras la escritura de Gallegos niñas (Aurora). La ciudad invierte los
tiene un carácter hímnico, solemne, valores y caracteres de Piedra Azul:la
adjetival en Doña Bárbara, la escri- libertad y abundancia se tornan en-
tura de Las Memorias..., de una tona- cierro y estrechez; la «feliz ignoran-
lidad cuasi oral, está marcada y fun- cia», vandalismo e incultura, los ár-
dada en un fino e inteligente humor, boles, la vegetación, ceden espacio
en la ironía y la parodia incluso de al cemento, a las tablas o ladrillos.
los temas que Gallegos trata de un La alegría se muta en melancolía.
modo un tanto magisterial. Progreso y modernidad están consi-
Si los personajes de Gallegos derados en Las Memorias... en una

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dimensión que los opone al mundo Parra.
rural, colonial, de Piedra Azul. La ruptura con una estructura de
Hay en este texto de Teresa de la novela de ambientación realista y/o
Parra, a diferencia de Doña Bárbara, naturalista y de temporalidad lineal
una visión negativa de la modernidad, para dar paso a la compleja y ambi-
en tanto ésta es correlativa al pro- gua estructura de una novela hecha
greso, a la técnica, al espacio urbano.2 de `manuscritos' cedidos por la abue-
A la institutriz Evelyn que impone la Mamá Blanca a la narradora, plan-
una especie de dictadura militar, es tea un moderno diseño novelesco a
decir, que es opresiva y represora, el partir de la incorporación de nuevas
lector la identifica con Violeta, técnicas narrativas que desplazan la
hermana de Blanca Nieves, en ese su morosa descripción paisajista o la di-
espíritu bárbaro y un tanto agresivo dáctica reseña realista de los aconte-
del progreso, del positivismo. Violeta cimientos. Una nueva novela apare-
es ofensiva, burlona, sarcástica. ce entonces fundada en la evocación,
en el tono seductor y poético del re-
Lo primero que echamos de ver al llegar cuerdo, en el juego dialógico, lúdico,
a Caracas fue la ausencia de tierra y de
agua, cosas de las cuales, a nuestro jui- de voces y discursos.
cio carecemos casi totalmente. Por todos Lo que desplaza Las Memorias...
lados cementos, tablas o ladrillos. Ape- en la narrativa venezolana es toda
nas un poco de tierra seca en el patio y
otro poco en el corral; apenas dos pilas
una tradición novelística centradá en
de agua; apenas dos o tres grifos en la las formas narrativas y descriptivas
cocina y baño, grifos inconscientes de su documentales, en el pintoresquismo
ridículo puesto que ellos nunca habían
visto el chorrerón del Trapiche.
paisajista, en la crítica social de ín-
dole moralista, en toda una retórica
esquemática y maniquea de un mun-
do dividido entre buenos y malos,
En cuanto a su realización como personajes civilizados (cultos) y per-
escritura , como producción textual, sonajes bárbaros. Desplazamiento que
Las Memorias... (en el contexto de la al introducir una nueva concepción
narrativa venezolana de su época) es estética y formal rompe esquemas,
de una gran audacia formal, de un abre nuevas vías de escritura nove-
gran impacto renovador. Fundamen- lesca. Así, un personaje como Vicen-
tales conquistas de la novela moder- te Cochocho, tan «feo» como la con-
na europea, toda una nueva manera dición de «piojo» a que alude su ape-
de novelar aparece planteada o suge- llido, de muy rústico hablar, será sin
rida en este texto de Teresa de la embargo «maestro en filosofía y cien-
cias naturales», «médico», «botica- de autores como Marcel Proust,
rio», «agente de pompas fúnebres» y Colette, Valéry Larbaud, Romain
en ocasiones «militar de gran genio» Rolland.
(MMB. p. 367). En Vicente Cocho-
En rigor, Teresa pudo leer novelas de
cho está la otra lectura estética de lo Proust mucho antes de escribir Las Me-
criollo, de lo silvestre que tiene una morias... De cierto las leyó en 1924, 1925
elegancia y una dignidad paradigmá- como todo París. ... Su casi renuncia,
progresiva, a la vida mundana hizo más
ticas: «la razón o supremo buen gus- fácil, en Teresa, la inmersión en los re-
to (en el hablar) estaba de parte de cuerdos, en que la guiaba Proust. Desen-
Vicente Cochocho y de parte nues- cantada, le pareció más evidente el valor
de la vida interior, de la sensibilidad,
tra» (MMB. p. 263). superior a toda riqueza o belleza... '
Recupera, entonces, Teresa de la
Parra para esta tradición moderna de Novela latinoamericana, su
la novela contemporánea que inicia, exhaltación de la vida rural venezo-
todo este sentido de la oralidad, de lana será, sin embargo, de índole y
los lenguajes antiguos que la nove- significación diferentes al criollismo
lística costumbrista o criollista del de novelas tradicionales venezolanas
continente había marcado como in- como Peonía de Romerogarcía o En
cultos y como «fea» o «vulgar» la este País de Urbaneja Achelpohl, en
estética de sus personajes bárbaros o la medida en que la visión y la con-
semi-bárbaros. cepción de «lo criollo» se inscribe en
Rediseña así Teresa de la Parra la el contexto de producción de una es-
novelística venezolana a partir de una critura orientada hacia nuevas bús-
nueva escucha de los, lenguajes de la quedas, hacia una diferente elabora-
infancia, del recuerdo, de la tierra, a ción formal. Una elaboración funda-
partir de esta mirada, de otra lectura da en la confrontación de voces y
del universo de lo «criollo», de lo lenguajes, en la asimilación crítica
regional. Lenguajes, formas que ocu- de técnicas y formas narrativas y Ya
paban un lugar marginal en la no en la proposición más o menos
novelística tradicional o que tenían didáctica y esquemática de un dis-
una calificación despectiva, son re- curso-tesis. Se trata ya no de una vi-
pensados o re-inventados en Las Me- sión exotista de nuestras costumbres,
morias... Nuevas resonancias y una sino de un criollismo de ascendencia
nueva concepción de la dimensión hispánica que hace de la «lengua
espacial y temporal aparece en la no- viva», de los múltiples matices de lo
vela venezolana a través de la rela- oral, del diálogo de discursos, de las
ción intertextual con la producción formas antiguas del español, técnicas

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e instrumentos de investigación en la gencia, las creencias religiosas, la es-
búsqueda de una escritura moderna, tética ideal del alma de Mamá Blan-
que trabaja o asume el universo ca se oponen a la estética pragmáti-
significante de lo criollo , de lo regio- ca, al saber de una modernidad que
nal en función de una lectura menos tiene sus fetiches en el deporte como
restrictiva, que trasciende hacia lo cultivo del cuerpo, en la velocidad,
universal. la novedad, las máquinas, etc.
Es necesario referir entonces este Hay en Las Memorias... un en-
dialogismo de Las Memorias..., esta canto por el pasado y un gusto de lo
tensión entre formas discursivas de intemporal como la música. El lega-
lo oral , de lo criollo y las formas do, las memorias (manuscritos) de
discursivas de lo culto-noble , aristo- Mamá blanca están purificados, en-
crático, a la crítica , inversión y/o noblecidos por el pasado que les co-
superación del esquema civilización/ munica su aire de misterio y poesía y
barbarie, a la superación de su apli- llenos de la vitalidad y música o rit-
cación didáctica. mo que les otorga lo oral.
En una perspectiva ideológica, la
crítica e inversión de esta oposición Como tanto me lo había recomendado
una vez ya ausente me apresuré a recla-
supone la pérdida de la fe y optimis-
mar cierto manuscrito misterioso que se
mo en el progreso , en las conquistas hallaba dentro de su armario y en el
técnico-educativas propias de la so- cual, durante su vida y sus ratos perdi-
dos, solía trabajar clandestinamente,
ciedad burguesa moderna tan paten-
como el niño que juega con objetos desti-
tes en el Gallegos de Doña Bárbara. nados a más graves empleos. Sabiendo
Se hace evidente , pues, en Las Me- de antemano que estaría yo siempre de
buen grado a la sombra de su espíritu,
morias... (como ya lo hemos obser-
me había dicho repetidas veces:
vado), el rechazo a esta modernidad - Ya sabes, esto es para ti. Dedicado a
del progreso tecno-científico. Su es- mis hijos y nietos, presiento que de
critura nos sugiere más bien una vi- heredarlos sonreirían con ternura dicien-
do: «Cosas de Mamá Blanca».
sión trágica y melancólica de la vida.
La misma Mamá Blanca como (MMB. p. 321).
personaje pone de relieve la dignidad
de lo antiguo , la nobleza y belleza Hay sin duda en este prestigio del
del pasado austero frente a una cierta pasado frente al presente, frente a lo
vulgaridad del moderno presente, li- actual, la marca de la estética román-
gado a la obsesión del éxito material, tica que muestra sus indicios en Las
del lujo, al descuido o desprecio de Memorias... no sólo a través de esta
lo espiritual . La sabiduría, la inteli- exploración del pasado, sino también

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a través de toda esta recreación de un hay todo un secreto universo de rela-
i maginario de la infancia, de ese pa- ciones afectivas regulado por un sis-
raíso perdido que es la vida apartada tema de normas y prohibiciones, pero
del ambiente rural. De allí el clima también por sus transgresiones y vio-
mágico de los cuentos de hadas y ese laciones.
cierto neoplatonismo místico, román- Considerado desde la ciudad, des-
tico que pretende recuperar el encan- de Caracas, Piedra Azul resulta un
to, la belleza de un amor puro y de orbe poético, un pasado encantado,
una Naturaleza incontaminada. irremediablemente perdido, cuyas
Mamá Blanca es, en buena medi- fronteras se extendían más allá de la
da, un personaje romántico : su reino razón , del conocimiento escolar, hasta
es lo espiritual, encarna la presencia los límites del sueño y de la imagina-
mítica del alma, sus «memorias» ción . Orden y orbe de lo maravilloso
gestualizan la figura de una suerte de por ser primitivo , origen de las co-
inconsciente colectivo que deja leer sas, anterior al lenguaje , Piedra Azul
toda una tradición cultural de proce- se asocia al símbolo cristiano del Pa-
dencia mítico-oral. Los relatos que raíso, en el que todo se funda y co-
Mamá Blanca cuenta a Blanca Nie- mienza a ser.
ves son precisamente `cuentos' Objeto luego de una transforma-
localizables en la rica tradición ro- ción moderna, espacio del que las
mántica de los cuentos y leyendas de niñas han sido ya desterradas , Piedra
hadas, las fábulas de Samaniego y de Azul permanece en la memoria de
La Fontaine , en relación intertextual ellas como un espacio simbólico, ho-
con las famosas novelas de Dumas radado por el lenguaje , por los signos
padre , textos canónicos del romanti- de lo moderno. Estos ocupan el lugar
cismo que apuntalan , contextualizan de un lenguaje racional, de una orga-
ese territorio mágico de la infancia. nización tal que se opone al ámbito
Se trata pues de la poetización del mágico, encantado, de los primeros
mito de la infancia en tanto es vista juegos , anterior a la nominación:
como paraíso perdido. ' A través de «Piedra Azul» pasará a ser el lugar
la inter-relación discursiva de la me- de un nombre , el hábitat de un fan-
táfora y la metonimia, Las Memo- tasma. 11
rias... intentan recuperar el tiempo y En el plano ético , Las Memorias...
la magia de esa realidad superior que expresan, pues , un rechazo a la
es el juego , la relación lúdica con los deshumanización que implica el pro-
objetos, con el mundo . Entre las ni- greso moderno, el positivismo a
ñas y las cosas o seres de Piedra Azul ultranza, al asumir una visión más

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bien nostálgica y melancólica del destinado a la imprenta. Queriendo con-
denar y aspirando a corregir, he realiza-
mundo. En el plano estético, su es- do una siega funesta.
critura revela, por el contrario, la
búsqueda de una lúcida modernidad (MMB. p. 322).
que se expresa a través de una con-
ciencia problemática, transgresiva y Conciencia crítica e irónica, la es-
reflexiva de la lengua y a través de la critura es la voz de una ausencia, la
actitud de ruptura con respecto a nues- escena de un pasado que rechaza las
tra tradición literaria. innovaciones vanguardistas, experi-
Las Memorias... comienzan por mentales, y busca su `originalidad' y
interrogar el proceso mismo de su especificidad en la práctica dela com-
enunciación textual, que se traduce a pilación, ordenamiento, destruc-
su vez en crítica en torno a la produc- ción, condensación y corrección de
ción de la ficción y de las voces que lenguajes anteriores.
la enuncian.' El texto deviene así es- Lectura y re-lectura de un supues-
critura, al constituirse en la escena to manuscrito original legado por
plural de un juego de voces que Mamá Blanca a la narradora, Las
teatraliza su propio proceso ficcional Memorias... definen su modernidad
y esboza elementos de reflexión acer- en esta reflexiva consciencia de la
ca del mismo. enunciación literaria. Creación que
Desde la «Advertencia» que abre pasa por el acto de corrección y/o
Las Memorias... se traza el diseño destrucción de un legado, Las Me-
lúdico y teatral de la escritura a tra- morias... se nos entregan en este tra-
vés de la relación entre la narradora y bajo o práctica de confrontación y
Mamá Blanca, en la que la narradora diálogo de textos, en este teatro de
se enuncia en la «tarea fácil y des- voces y lenguajes en el que la nueva
tructora de ordenar las primeras cien es siempre la máscara de una antigua
páginas de estas `Memorias'». palabra seductora.
Aun cuando Las Memorias... y en
Como se ha visto quien las escribió sólo
fue célebre ante el aspecto conmovido de general la producción de Teresa de la
mi alma. Esta es, sin duda, la única ori- Parra mantiene vinculaciones estéti-
ginalidad que ofrecen sobre las demás. cas y temáticas con el romanticismo
Mientras las disponía, he sentido la mi-
rada del público lector, fija continua-
y el modernismo, el marco de inda-
mente sobre mí, como el ojo del Señor gación de Las Memorias..., como he-
sobre Caín. No es de extrañar que, perdi- mos querido señalarlo, rebasa el ho-
da su primera frescura, hayan adquirido
ya una pretensión helada y simétrica, con-
rizonte del estilo romántico e incluso
dición fatal que rige casi todo escrito del modernismo, para aproximarse a

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una exploración de lo textual y de la lenguajes: novela y poesía, relato y
escritura que torna la producción de drama, autobiografía y ficción. Esce-
Teresa más transgresiva y actual con na abierta, en fin, al juego, al diálogo
respecto a la tradición y a la lengua y competencia de los contrarios: na-
literaria heredadas. turaleza/cultura, semiótico/simbólico,
En este sentido, Ifigenia y Las oralidad/escritura. La ironía y la pa-
Memorias... profundizan esta otra tra- rodia, el humor y la melancolía con-
dición de la modernidad de la novela tribuyen a minar el terreno de una
venezolana que se esboza en la na- tradición costumbrista y criollista que
rrativa modernista de Díaz Ro- invierte ahora sus términos de refe-
dríguez, acentuando la pasión crítica rencias al hacer de lo festivo, lo oral
en torno al lenguaje y al legado lite- o popular no un significado cerrado,
rario. Es esta modernidad que ya en o un concepto discriminatorio, sino
Las Memorias ... conoce y trabaja significantes dialógicos, formas de
dialógicamente la fragmentación juego y de relación narrativas, abier-
discursiva , el desdoblamiento y tas a la imaginación, a la participa-
descentramiento de la subjetividad, ción del lector.
el sentimiento de enajenación ante la Escribir es, finalmente, este acto
ciudad , el nacimiento y expansión de doloroso de recordar, de hundirnos
una nueva mitología y de inéditas, hasta el fondo de la pérdida, de la
inexploradas zonas y tonalidades ausencia. La escritura de Las Me-
discursivas. morias... es el resultado de esta lucha
Teresa se inserta así en la línea de entre lo antiguo y lo novedoso, la
exploración de una escritura moder- resistencia a la pérdida de un pasado
na para la novela que continuarán colonial, toda una memoria legada
escritores profundamente renovado- que tiene la dignidad y la belleza de
res como Enrique Bernardo Núñez o lo auténtico, del afecto. Es la resis-
Guillermo Meneses . La modernidad tencia a la imposición de un presen-
de Las Memorias... está, pues, referi- te, habitado sólo por la nostalgia, al
da a este proceso de asimilación crí- que le han quitado el «corralón», es
tica de lenguajes , de textos anterio- decir, el encanto. El viaje de regreso,
res o contemporáneos , de transfor- la elaboración de ese tejido de re-
mación de la novela en una geología cuerdos que es Las Memorias... es
o mosaico de nuevas referencias profundamente dolorosa:
significantes . De este modo, la forma
-¡Ay Mamaíta! -dijo alguien declaman-
de Las Memorias... es un contrapun- do con inmenso dolor-, para ver cómo
to de textos y de voces, de géneros y nos cortaron el cují y cómo nos quitaron

2l
todito el corralón y para que después permite a Teresa de la Parra una nue-
vinieran a decimos que al pobre Vicente
Cochocho se lo comieron los zamuros,
va lectura estética e ideológica de lo
más vale que nunca hubiéramos venido! regional, una reinterpretación de
nuestro criollismo que la lleva a su-
(MMB. p. 402). perar la visión exotista del criollismo
y del costumbrismo tradicional. Esta
Sin duda alguna, el intenso con- modernidad en la escritura de Las
tacto de Teresa de la Parra con la cul- Memorias... es crítica y lúdica. La
tura europea y con la producción lite- asimilación de técnicas, formas y
raria de ese continente cuando escri- modos expresivos de otras literaturas
be Las Memorias... a partir de 1926, y otros autores pasa en Teresa de la
al par que la distancia con respecto a Parra por todo un proceso de re-in-
Venezuela, estimula su sensibilidad terpretación y relectura que lleva a
y su inteligente percepción de las co- Las Memorias... más allá del moder-
sas, ajustándolas a las exigencias y nismo canónico, re-insertándola en
gustos de un mundo en transforma- el movimiento de una estética y una
ción. La Teresa de la Parra que escri- literatura regionales.
be Las Memorias... es una mujer mo- Así, esta novela se convierte en
derna, que tiene una percepción ori- un texto inaugural de toda una nueva
ginal, educada en la confrontación, narrativa latinoamericana que
en el diálogo de textos, de culturas, rediseña su estructura y su concep-
de la realidad hispanoamericana y ción de lo regional latinoamericano,
particularmente venezolana. que enfatiza el diálogo crítico con la
La modernidad de Las Memo- narrativa latinoamericana tradicional
rias... es, pues, de índole estética, se pero también con las formas van-
realiza fundamentalmente en el pla- guardistas de la. literatura europea.
no de la escritura , en la novedosa De esta manera, Las Memorias... lo-
posibilidad de enunciación que pro- gra sobreponerse al imperativo de una
pone, a través del juego intertextual modernidad colonialista latinoameri-
y del redescubrimiento y actualiza- cana para asumir un concepto autén-
ción críticas, a veces paródica, de an- tico de la modernidad, liberada del
tiguos modos expresivos, tales como mimetismo de la moda literaria.
el relato o narración oral, las «memo- Comienza a desatar Teresa de la
rias», la fábula, el cuento de hadas, la Parra en una Venezuela aún agraria
biografía, etc.' que apenas sueña o intuye el «pro-
Esta nueva puesta en escena de greso» que le daría el petróleo, for-
estas antiguas formas discursivas le mas de una modernidad narrativa di-

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ferencial con respecto a Europa, que y literaria trascendentes. Una tras-
alcanzará anos más tarde en la pro- cendencia conquistada en la lucha por
ducción de novelistas como Miguel nuestra especificidad y/o diferencia
Angel Asturias, Alejo Carpentier, literaria a través del diálogo crítico,
Lezama Lima o Juan Rulfo un grado ruptural.
de coherencia, de conciencia estética

NOTAS
1 Liscano ha indicado cómo a pesar de la aparente imagen de mujer moderna de los años
veinte que «Fuma con boquilla, viste pijamas, es elegante...» en el fondo de esa imagen de
Teresa de la Parra «persiste un apego de infancia al descubrimiento de la naturaleza, de los
fundos con casona y servidumbre casi familiar, de un sentido tradicional de la vida. Mamá
Blanca se opone a esa modernidad del cubismo, del dadaísmo, del surrealismo, de las
modas literarias». (Juan Liscano, «Liminar» en: Teresa de la Parra. Las Memorias de Mamá
Blanca. p. XX. Ed. UNESCO. Col. Archivos).

2 Garrels ha señalado que Teresa de la Parra, a diferencia de un conjunto de intelectuales


positivistas de su época como Pedro M. Arcaya, José Gil Fortoul, C. Zumeta, Laureano
Vallenilla L., aliados incondicionales al dictador Gómez, «se distingue en sus textos por
una marcada circunspección en lo tocante al régimen y por una clara y constante actitud
antipositivista.... «Aurora», el último capítulo de Las Memorias..., es una burla muy
estudiada del tópico civilización y barbarie....Las ironías pues, que en el capítulo «Aurora»
se gasten a expensas del afán progresista valen de modo igual para los liberales como
Gallegos y para los positivistas como Vallenilla Lanz» (Elizabeth Garrels. Las grietas de la
ternura. Nueva lectura de Teresa de la Parra. p. 82-83. Caracas. 1986. Monte Avila
Editores).

3 Paulette Patout . «Teresa de la Parra, París y Las Memorias de Mamá Blanca», en T. de la


Parra Las Memorias ... p. 170. Ed. Unesco. Col. Archivos.

4 Para González Boixo «Se puede hablar de un sentimiento aristocrático de la vida en las dos
novelas de Teresa... En Las Memorias... la pérdida de Piedra Azul lleva consigo el fin de un

23
modo de vida . Los ideales que sustentan a estos grupos sociales presentados por Teresa
podrían agruparse bajo el epígrafe genérico de «la nobleza del espíritu », algo que concuerda
con las tendencias neoplatónicas que aparecen ligadas al modernismo y son una manifesta-
ción de rechazo a la sociedad burguesa . ... El formar parte de la tradición hispánica es una
de las convicciones más firmes de Teresa y se puede señalar que es uno de los elementos
que pasan directamente a su obra de ficción» (J.C. González Boixo . «La distancia como
elemento evocador en Teresa de la Parra » en Revista Nacional de Cultura . N° 272. p. 47-
47).

5 Si el tema mítico de la infancia perdida vincula Las Memorias... con la literatura romántica,
la escritura de este tópico en Teresa de la Parra trasciende los lineamientos y la sensibili-
dad del romanticismo. Para Orlando Araujo, el sentido elegíaco de Teresa de la Parra la
emparenta con Díaz Rodríguez, cuyos textos, en una perspectiva intertextual, diacrónica,
serían importantes puntos de referencia en cuanto a una más avanzada conciencia estética
del hecho novelístico, si establecemos la relación con respecto a la novelística venezolana
de tendencia romántica. «... En Venezuela, Manuel Díaz Rodríguez, primero, y Teresa de la
Parra, después, son dos elegíacos cantores del paraíso perdido...» (Orlando Araujo. Narrati-
va venezolana contemporánea. p. 160. Caracas. 1988. Monte Avila Editores).

6 Víctor Fuenmayor estudia en una perspectiva semiológica esta relación crítica, plural, de
Teresa de la Parra con respecto al lenguaje y a la escena de la escritura: «Son los otros
quienes le procuran las historias, la escritora lo que hace es escribirlas bajo esas sombras
que alumbran su camino de la escritura. Tesis que tendría su parentesco con los videntes de
escritura, como Bécquer y Rilke... El «yo de la narración» no coincide con el «yo» del
escritor. El embrague de la lengua no es el mismo embrague de la narración. La literatura
postula ese «yo narrativo» como un índice: ese yo puede ser entonces (se ve claramente en
Las Memorias....) el yo de otro que no es la escritora (un no-yo)» (Víctor Fuenmayor. El
inmenso llamado. p. 21-22. Caracas. 1974. Universidad Central de Venezuela. Col. Letras
de Venezuela).

7 En este sentido, Rama llama la atención sobre el hecho de que el proyecto de moderniza-
ción literaria latinoamericana «fue inmediatamente cosmopolita» y se dio estrechamente
vinculado a la producción literaria francesa. En su acercamiento teórico al proceso de
modernización literaria latinoamericana el crítico uruguayo señala: «La modernización no
es una estética, ni una escuela, ni siquiera una pluralidad de talentos individuales como se
tendió a ver en la época, sino un movimiento intelectual , capaz de abarcar tendencias,
corrientes estéticas, doctrinas y aun generaciones sucesivas que modifican los presupuestos
de que arrancan». Rama refiere la importancia que para los escritores latinoamericanos de
la modernización tuvo el simbolismo, movimiento de la literatura europea que Teresa sin
duda siguió, y cuyos autores leyó con renovado interés. «Curiosamente el principal factor
de este redescubrimiento de una originalidad profundamente americana se debió a la
influencia del movimiento literario europeo sobre el cual más críticas acumularon los
hispanoamericanos aunque de más recursos artísticos los proveyó: el simbolismo y el
decadentismo» (Angel Rama. «La modernización literaria latinoamericana (1810-1910)»
en La crítica de la cultura en América Latina. p. 85-93. Caracas. Biblioteca Ayacucho N°
119).

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