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Quizás podrían haberse tomado esas elecciones separadamente, como variables, y

sostener que la hablante pudo haber utilizado distintas construcciones metalingüísticas como los
performativos y comenzar distintas oraciones como: "yo no sé si", "yo pienso", "yo creo", etc.
Podría haberse organizado el orden en que presenta los participantes de modo.que fuera de
"nosotros" a "se", y que la parte de adverbios se moviera de "cuando" a "de una vez", las
construcciones metalingüísticas podría haberlas dirigido de otro modo, y elegir las referencias a la
felicidad yendo de lo concreto a lo más abstracto.
Sin embargo, nada de eso ocurrió, y ése es precisamente el secreto de la coherencia de
este texto. No es un tipo de coherencia lógica, ni se trata de reglas gramaticales que darían
oraciones perfectamente gramaticales con otras combinaciones en el eje sintagmático. El tipo de
coherencia que notamos aquí es estrictamente discursivo. Revela una organización semántica
que muestra que las elecciones no se hacen individualmente, sino en pasos mucho más grandes
de lo que, en general, se ha supuesto, y que son los que influyen sobre cada elección particular.
Creo que la hablante va eligiendo lo que dice. Pero una vez que eligió un camino, un
trayecto, está prácticamente limitada a continuar ahí. Los cambios requieren un gran aparato
lingüístico y paralingüístico. Es decir que, una vez que tomó el paso de decir "la felicidad no sé si
es algo que se consigue de una vez", ha perfilado un camino que tiene que seguir.

VI. Lingüística pragmática

Presuposición: algunas definiciones

Quisiera empezar citando parte de un poema del poeta uruguayo Mario Benedetti. El
poema se llama "Hagamos un trato". Y dice "Compañera/ usted sabe/ que puede contar conmigo/
no hasta dos/ o hasta diez/ sino contar conmigo./ Pero hagamos un trato/ yo quisiera contar/ con
usted/ es tan lindo/ saber que usted existe/ uno se siente vivo/ y cuando digo esto/ quiero decir
contar/ aunque sea hasta dos/ aunque sea hasta cinco/ no ya para que acuda/ presurosa en mi/
auxilio/ sino saber/ a ciencia cierta/ que usted sabe que puede/ contar conmigo".
¿A qué viene este poema? ¿Cuál es su pertinencia en esta clase? La pregunta nos sitúa en
el área de qué es lo apropiado en determinadas circunstancias. Y esta área forma parte de la
pragmática.
El tema plantea grandes dificultades porque hasta ahora ha sido tratado como lo que es
apropiado o lo que viene al caso en términos de oraciones dentro del discurso. Hay todo un
movimiento dentro de la lingüística oracional que se preocupa por las condiciones de verdad de la
oración, es decir, se preocupa por si se corresponde con el estado de cosas a las que se refiere y
sobre las que predica.
De las condiciones de verdad a las condiciones de felicidad o sinceridad o a lo apropiado,
hay un paso. Una oración puede contener una verdad, pero puede suscitar, como seguramente
suscitó la cita del poema de Benedetti, una duda respecto de "a qué viene".
La lingüística pragmática tiene una deuda enorme con la filosofía, pero lo que nos interesa
a nosotros en este momento es la incorporación de la pragmática al análisis del discurso.
Una de las nociones técnicas fundamentales con las que nos vamos a manejar es la noción
de presuposición. Y un concepto mucho más vago y que a mi personalmente me resulta muy
interesante, es el concepto de "inferencia". Nos vamos a mover dentro de la relevancia nos va-
mos a manejar con la idea de presuposición y nos va a interesar el proceso de inferencia. De este
modo nos introducimos en lo que considero que es el tema central de este curso y que se
relaciona con lo que es producción y comprensión del discurso.
Deidre Wilson en Presupposition and Non-Truth Condilional Semantics, un trabajo de 1975,
dice que "presuposición es un término que está muy de moda" y a continuación agrega "hagamos
citas de lo que distintos autores han dicho que es la presuposición".
Lakoff G., el semántico generativista, dice "uso el término presuposición con el significado
de lo que debe ser verdad para que la oración sea verdadera o falsa". En esta definición hay una
distinción entre las condiciones de verdad y las condiciones de falsedad. Es decir, hay oraciones
que requieren que algo no dicho en la oración —dice— sea verdadero para que pueda decidirse
el valor de verdad o falsedad de la oración.
Langedoen y Savin dicen: "por presuposición queremos decir la expresión de las
condiciones que deben ser satisfechas para que la oración como un todo sea una afirmación, una
pregunta, una orden, etc." Estos autores están haciendo referencia, más bien, al tipo de condi-
ciones de las que hablaba Searle. Es decir, presuposición es para ellos todo lo que Searle lista
como "condiciones" de los actos de habla, por ejemplo, para la promesa, que enuncie un acto
futuro, que no sea obvio que el hablante no lo va a hacer, que el oyente quiera que lo haga, que el
hablante sepa que el oyente quiere que lo haga, etc.
Flllmore dice: "para mí los aspectos presuposicionales de una situación de comunicación de
habla son aquellas condiciones que deben ser satisfechas para que un acto elocutivo en particular
sea llevado a cabo eficientemente, mediante la emisión de oraciones específicas". Fillmore insiste
en que son aquellas condiciones que hacen que el acto elocutivo sea logrado pero que lo sea
mediante la emisión específica. Es decir que en su definición relaciona mucho más que
Langedoen y Savin las condiciones con la emisión. No solamente tienen que darse las
condiciones para que alguien haga una promesa que resulte una promesa, aunque diga cualquier
oración, sino también condiciones necesarias para decir una promesa junto con una emisión
lingüística que signifique una promesa.
Una definición de Lakoff: "mostré que para las oraciones no tiene sentido preguntarse si son
o no son gramaticales en un sentido absoluto, sino sólo preguntarse si son gramaticales con
respecto a ciertas presuposiciones".
Keenan: "En general quiero considerar que las presuposiciones de una oración son esas
condiciones que el mundo debe tener para que la oración tenga sentido literal". Como se ve,
Keenan deja afuera los actos directos.
La definición de Kuroda me parece Interesante porque representa la posición de un
formalista, de un generativista que todo lo quiere incorporar a la gramática generativa: "la idea de
presuposición es la generalización correcta de la noción de restricción por selección". Esta es una
información que trae una gramática formal que indica, por ejemplo, para cada verbo cuáles son
los lugares de la secuencia en los que puede aparecer. "Y que más tarde —dice Kuroda— tiene
que ser incorporada en la teoría de la gramática". No ve como presuposiciones nada del mundo
externo, nada de las condiciones necesarias para llevar a cabo ciertos actos elocutivos, sino
propiedades que tienen que ver con los ítems lexicales mismos, que restringen sintácticamente su
ocurrencia.
Me Cawley, el autor del libro Treinta millones de teorías de sintaxis sostiene que "la emisión
Todos los unicornios tienen cuenta en el Chase Manhatan Bank' no es feliz sólo porque viola la
presuposición de que no hay unicornios".
Y por último, Muraki dice: "en un sentido más amplio —a mi parecer, demasiado amplio—
una presuposición es lo que tiene que darse por supuesto para que una emisión tenga
significado".
Dentro de los estudios del análisis del discurso es frecuente encontrar este tema de si una
oración puede ser verdadera o falsa, de acuerdo a que se cumpla o no la presuposición; de si un
acto elocutivo puede ser logrado o no logrado, de acuerdo a que se den las condiciones
preparatorias. Siempre se está hablando de emisiones. Aunque es análisis del discurso, se está
preguntando si dentro del discurso esta emisión es verdadera, es apropiada, etc. Y la pregunta
que nunca se hace, y que yo traté de sugerir, es si el discurso es apropiado.
Aquí surge el asunto, por ejemplo, de cómo se inserta en la situación de esta clase el
poema que cité. Además de que se inserte o no, es importante señalar qué tolerancia tiene la
situación para la inserción de cierto discurso, y además, cómo se puede crear con el discurso la
situación. La situación condiciona, pero el que habla también crea situaciones. Al leer el poema,
por ejemplo, la situación fue modificada y la clase dejó de ser una clase claramente de lingüistica,
se transformó en una clase que empezó con un poema que al no ser objeto de un análisis, no fue
utilizado como se utilizaría un poema en este tipo de curso. Las condiciones para citar un poema
en una clase de lingüística que sea relevante para la clase, son que después se lo analice, etc.
Pero pese a que no se hizo nada de eso es posible decir que hay algún tipo de relación entre la
lectura del poema y la clase.

Las máximas de Grice


Las propuestas de Grice hay que tomarlas con mucho cuidado, porque si se las entiende
literalmente se puede pensar que Grice es un ingenuo, que cree que la gente sólo habla para
decir la verdad, para decir cosas relevantes, que no se dice más que lo necesario, y que se lo
dice de modo apropiado. Y si realmente Grice hubiera creído todo esto no valdría la pena perder
el tiempo. Grice acierta al observar que el juego se juega como si todos creyéramos eso. Y eso
sucede hasta tal punto que la más mínima transgresión de algunas de las máximas de Grice lleva
a implicaturas que hacen que el oyente entienda más de lo que el hablante dijo. Visto desde el
lado 'del hablante, lo que Grice dice es que éste siempre dice menos de lo que significa.
Hay dos grupos en lingüística pragmática: los formalistas que consideran que el estudio de
la pragmática no lleva a ningún lado mientras no se lo pueda formalizar, y los que sostienen que
la formalización de este tipo de material de un modo lógico es imposible y, además, no es
necesaria.
Hay un punto en que ambos grupos coinciden. Supongamos, por ejemplo, que tenemos en
lógica una serie de señales: no, tenemos y , tenemos o , tenemos implica —, tenemos
operadores que dicen por lo menos existe un x y uno que dice que para todo x-v-; tenemos
operadores cuando definimos a x de algún modo, un operador [iota) que se va a referir siempre
al x definido de ese modo y sobre el que se. puede predicar más; tenemos el operador
(lambda) que define al x de un modo más abstracto y va a ser ese equis definido como un grupo
grande y del que también podemos predicar otras cosas. Se trata de medios que la lógica ofrece
para formalizar el lenguaje natural.
Tanto los formalistas como los no formalistas están de acuerdo en que no hay una
correspondencia exacta entre la disyunción lógica y el "o" de las lenguas naturales y la conjunción
lógica y el "y" de las lenguas naturales, y que no es lo mismo decir "un pájaro cayó en el mar" que
decir "existe un pájaro y por lo menos un pájaro y ese pájaro cayó en el mar". Cuando discuten
definición y referencia algunos filósofos de la lógica, sí sostienen, desde el punto de vista que a
ellos les interesa, que es lo mismo "un pájaro cayó en el mar" que "existe un pájaro y al menos un
pájaro y ese pájaro cayó en el mar". Pero nosotros sabemos intuitivamente que para un análisis
lingüístico eso no nos dice nada.
Lo que Grice sostendría es que sí decimos "existe un pájaro y por lo menos un pájaro tal
que de ese pájaro puede decirse que cayó en el mar" estamos violando una de las máximas que
él prescribe, que es la de no dar más información que la necesaria pues eso crearía implicaturas.
Grice parte del principio de cooperación, que dice que la comunicación entre dos o más
personas sólo puede funcionar si ambos participantes, hablante y oyente, están dispuestos a
cooperar. Hay muchos motivos por los que hablante y oyente pueden estar realmente coope-
rando. Pero es tan fuerte la idea del principio de cooperación que si se observan los casos en que
los interlocutores no están cooperando se verá que la falta de cooperación obedece a que están
buscando cierto efecto, y ese efecto sólo se logra porque en la conversación rige el supuesto de
que es una cooperación. Uno de los componentes de este principio de cooperación es que la
conversación va a seguir hasta el momento en que naturalmente termine por un común acuerdo.
Uno puede dejar al otro con la palabra en la boca, pero sólo puede "dejarlo con la palabra en la
boca" porque el principio de cooperación que ambos comparten dice que debió haber esperado a
que estuvieran de acuerdo para finalizar la conversación. Si no, ¿con qué derecho alguien diría
"me dejó con la palabra en la boca"? Ese alguien está apelando a una especie de reglamento y
está especificando que el otro violó ese reglamento.
. En el primer periodo del entrenamiento que varios lingüistas realizamos con Labov, éste
había planteado el problema de cómo hacer hablar a la gente. Pero, curiosamente, lo más difícil
comenzó en el segundo período de entrenamiento cuando debimos investigar cómo hacerla
callar. Y fue más difícil porque se trataba de hacerla callar logrando un acuerdo y ese acuerdo no
siempre se da. salvo en casos muy especiales, como, por ejemplo, el de una sesión
psicoanalítica, en que uno de los participantes, el analista, dice: "bueno mejor dejamos acá" o
"seguimos mañana" o algo por el estilo. Si esta situación se la vive como muy definida, a
diferencia de otras, es precisamente porque existe el supuesto de que hay que alcanzar ese
acuerdo.
Desde un autor marxista como puede ser Habermas, a autores de la psicología conductista
o psicoanalítica o de la microsociología, todos están de acuerdo en que el lenguaje es una
especie de negociación, una especie de transacción. Cuando uno habla acepta, "engancha",
entra en una tarea de cooperación. Casi no es posible dejar de cooperar. Cuando se lo Intenta,
quizás loque pueden llegar a producirse son mensajes insultantes, o una comprensión por parte
de uno de los interlocutores de que el otro, por alguna razón, no está en condiciones de cooperar.
Joda transgresión al principio de cooperación crea un efecto.
Este principio general que es el principio cooperativo, según Grice abarca cuatro máximas.
Las categorías para las cuatro máximas Grice las toma de Kant. Las máximas son las de
cantidad, calidad, relación o relevancia y manera (modo).
La de cantidad está referida a la cantidad de información que se provee, y tiene dos
submáximas: a) que haya tanta información como sea requerida y.b) que no haya más
información que la requerida. Es una de las máximas que puede plantear más problemas, y está
muy entremezclada con la de relevancia.
Cuando alguien oye información de más, puede pensar que se está violando la submáxima
que dice que no hay que dar más información que la necesaria. Otra suposición por parte del
oyente puede ser que se está aplicando la máxima de relevancia y que si el hablante dice algo es
porque cree que es relevante. Esto puede llevar al oyente a inferir algo que el hablante no está
diciendo y que puede o no tener la intención de decir.
Si yo quiero decir que "Pedro está enfermo" y la oración que digo es "María lamenta que yo
piense que Pedro está enfermo" no estoy afirmando siquiera que Pedro está enfermo. "Pedro está
enfermo" pasa a ser una presuposición y ni siquiera la afirmo. ¿Por qué deja de ser una
afirmación de mi parte y se convierte en una presuposición? Porque por la máxima de cantidad se
espera de mí que si quiero informar que Pedro está enfermo debo empezar por decir simplemente
eso. De lo contrario, se da la situación en que se contesta: "hubieras empezado por decirlo". Si mi
interlocutor me dice "¿Ah, Pedro está enfermo?" y yo replico "¿Y no te lo estoy informando?", él
puede contestar "Bueno, hubieras empezado por ahí, ¡me decís que María lamenta que vos
pienses que está enfermo!" Si yo digo "María lamenta que vos pienses que está enfermo", la
impresión que el oyente recibe es que se espera de él que sepa que Pedro está enfermo. Si no lo
sabe, porque mi intención era comunicarle que Pedro está enfermo, me va a contestar "Pero yo
no sabía que Pedro estaba enfermo". Y ahí no cabe que yo le diga "Pero te lo estoy diciendo"
porque en realidad no se lo estoy diciendo. Si se lo quisiera decir, hubiera tenido que limitarme a
la cantidad de información necesaria y no darle más.
La máxima de calidad, que puede sonar todavía más ingenua, es aún más útil para los
análisis de presuposición. Parece una máxima de contenido moral (por supuesto que no lo
es): "trate de que su contribución sea verdadera". Las submáximas dicen: a) "No diga lo que
cree que es . falso"; b) "No diga aquello para lo que carece de evidencia adecuada". Pese a
su aparente ingenuidad, están por detrás del funcionamiento de toda conversación.
En español son muy frecuentes las construcciones: "no es que", "no es porque", "no
que", etc., a través de las cuales el hablante continuamente se ataja de la posible acusación
de que no tiene evidencia adecuada. En mi trabajo sobre el cambio de modos, 1 una
informante que se llama Josefa habla de la miseria que hay en las provincias. Ella es una
mujer muy pobre que nunca hizo otra cosa que planchar en una tintorería. En el momento en
que me dice que la gente se muere de hambre, que no tiene con qué vivir, que en el interior
están en pésimas condiciones y que por eso se viene a la Capital, agrega insistentemente:
"no es que yo lo haya visto", "yo no lo vi", "pero por lo que veo y leo es así" y hace referencia
a su evidencia.
En cualquier discurso, hay una serie de emisiones lingüísticas cuyo único sentido es
prevenir al oyente para que no vaya a llegar a la conclusión de que el hablante está hablando
sin tener suficiente evidencia. La mujer que cito en el trabajo mencionado introduce
puntualmente lo que uno ve en teoría, pese a no ser una científica que aborde en forma teóri-
ca el problema de la evidencia. Ella intuye que haber viajado y haber visto sería la evidencia
más contundente, y al no poder presentarla supone que yo puedo pensar que está violando
las máximas de calidad. Las frases hechas como "Acá está Fulano que no me deja mentir"
¿por qué se dicen? Porque es muy difícil demostrar que uno tiene evidencia sobre aquello de
lo cual habla.
Algunos lingüistas proponen contraejemplos a Grice y presentan preguntas tales como:
¿en "Juan comió la manzana" qué pasa? ¿Que comió toda la manzana? ¿Que comió parte de
la manzana? ¿Qué evidencia necesita tener de que la comió entera? No es lo mismo "Juan
comió toda la manzana" que "Se destruyó toda la casa".¿En "Juan comió la manzana" se está
dando información de menos al no especificar si la comió toda o en parte? Estas preguntas
llevaron a interesantísimos estudios de léxico, por ejemplo de Fillmore y otros donde se
muestra que 1 Véase Lavandera (1984), Cap. 7
para distintas acciones, para distintos verbos, se exige un distinto grado de competence
para poder considerar que se tiene evidencia de que una acción determinada se realizó en forma
total. Por ejemplo, es posible decir "Se incendió el cine Plaza" sin necesidad de que se haya
quemado hasta la última butaca. Pero no es posible decir "Se acabó la leche" y que quede un
litro. O se puede decir "Visité Roma" y no haber recorrido cada lugar. Pero no se puede decir "Leí
tu carta" y haberle dado apenas una mirada. Pero si se dice "Leí Le Monde", lo que habría que
aclarar llegado el caso sería "Leí todo Le Monde" y sería bastante extraño que alguien leyera todo
Le Monde, hasta el último avisito. "Leí Le Monde" puede decirse en el sentido de "Leí todo Le
Monde" y el todo ya es información no necesaria, con tal que haya leído lo principal de le Monde.
Mientras que "Leí la carta" es "Leí toda la carta" sin necesidad de que se diga "toda", pues está
sobreentendido.
Autores como Fillmore y otros sostienen que todo este conocimiento está contenido en el
léxico. "Leer" no es el único verbo problemático. Señalan la diferencia entre "leer" e "incendiar" y
otros verbos por el estilo. "Destruyeron la fe en, el porvenir", para citar otro ejemplo, no quiere
decir que mañana no vaya a salir el sol. En cambio, si "Destruyeron el frente de vidrio del edificio",
habrá que cambiar el vidrio.
La máxima más difícil es sea relevante. Esta máxima es muy compleja porque lleva a
estudiar qué tipo de relevancia hay, qué focos de relevancia. Y, además, conduce al tema de
cómo cambia la relevancia en el desarrollo del discurso y qué señales lingüísticas se usan para
señalar los cambios de relevancia. Y estos cambios constituyen uno de los ejes a lo largo de los
que se desarrolla el discurso. Esto está apoyado en la máxima de que el hablante está siendo
relevante. Y que el hablante está suponiendo que el oyente supone que el hablante es relevante.
La máxima de manera está relacionada no tanto con lo que se dice sino con cómo se lo
dice. Las submáximas de la máxima de manera dicen: a)"Evite la oscuridad de expresión",
b)"Evite la ambigüedad", c) "Sea breve" y d) "Sea organizado". De aquí van a surgir los temas
más importantes de la pragmática que son las implicaturas conversacionales.
Presuposición lógica y presuposición pragmática
Las presuposiciones lógicas fueron propuestas por un lógico matemático, Frege, y tienen
que ver con los valores de la verdad. En un análisis de valores de verdad se presume de todas las
oraciones que son verdaderas o son falsas. Esto para los marcos más ortodoxos de la lógica de
predicado. Existen lógicas en las que hay una tercera posibilidad, lo que se llama un gap (hueco)
en cuanto a la verdad. En algunos casos, cuando no puede establecerse la verdad o falsedad de
una oración es porque la presuposición es falsa. Y el ejemplo más famoso en la literatura de la
filosofía es "El rey de Francia es calvo". Hay quienes dicen que es verdadera, otros dicen que es
falsa y hay otros que dicen que no es verdadera ni falsa porque está basada en la presuposición
falsa de que hay un rey de Francia.
Abordaremos las presuposiciones pragmáticas por su conexión con el análisis del discurso.
Dentro del análisis de la oración, aparte de las condiciones de verdad, hay que estipular las
llamadas condiciones de felicidad que son el tipo de condiciones de las que habla Searle. Aquí se
plantea el problema de dónde está el límite entre la semántica y la pragmática.
Un grupo de lingüistas de la semántica formal sostiene que las condiciones de felicidad
deben integrar la descripción semántica de las oraciones. Otro grupo, en cambio, afirma que la
semántica se ocupa sólo de relaciones como contradicción, implicación, etc. y que, por lo tanto,
las condiciones de felicidad están fuera de esa área e integrarían la pragmática.
La polémica entre uno y otro grupo consiste en traer ejemplos que demuestran que hay que
incluirlas en la semántica y en traer contraejemplos que demuestran que hay que tratarlas en la
pragmática.
Frente a esto, la gente que trabaja en teoría del uso y en la pragmática, pero más en la
línea filosófica e interdisciplinaria, propone ejemplos pero no para decidir cuál es el modelo más
apropiado, sino para tratar de entender qué es el lenguaje, para tratar de construir una teoría
acerca de él.
Nosotros vamos a tratar el asunto de las presuposiciones pragmáticas limitándonos a
aclárar que una de las posiciones posibles considera que debería poder manejárselas dentro de
lo que sería un modelo de semántica.

Implicatura conversacional e implicatura convencional

En el artículo "Implicatura convencional" de Karttunen y Peters hay una nota que da las
definiciones más claras que encontré sobre qué son implicaturas conversacionales,
particularizadas, generalizadas y convencionalizadas. Son conceptos sobre los que hay que
trabajar mucho para comprenderlos claramente.
Karttunen y Peters dicen: "una implicatura en términos de Grice significa lo siguiente: si la
emisión de una oración, o si una emisión lingüística, llamémosla 0en un contexto dado —y esto
es fundamental en la noción de presuposición pragmática; pragmático prácticamente puede
reemplazarse ' en contexto'— permite, da lugar, a la inferencia de que p, siendo p una
proposición, aun cuando la proposición p esté mucho más allá y por encima de lo que el hablante
dijo, entonces decimos que el hablante ha implicado p en el sentido de que p es una implicatura".
Uno de los ejemplos clásicos de la semántica generativa es el siguiente: a la pregunta
"¿Dejó Juan de pegarle a su mujer?" no se puede contestar ni si ni no sin llevar a la Implicatura
de que Juan le pega o le pegaba a su mujer.
Este es un tipo de implicatura. Pero Grice distingue dos tipos distintos. Una es
"conversacional" y la otra "convencional". La primera es la que tiene que ver con ias máximas de
Grice. Las implicaturas conversacionales surgen de violaciones de algunas de estas máximas y
estas violaciones pueden ser deliberadas y pueden no serlo. Al decir que surgen de las máximas
Grice quiere decir que parten del supuesto de que la conversación es cooperativa. Si la
conversación es cooperativa se sigue que los participantes observan ciertas máximas que rigen la
conversación.
Las implicaturas conversacionales, siempre de acuerdo a Grice, se dividen en
particularizadas y generalizadas. Esta división, para decirlo muy simplemente, tiene que ver con la
conexión entre la emisión lingüística y el contexto.
Cuando están realmente conectadas con el contexto más cercano a esa emisión lingüística,
tenemos implicaturas conversacionales partimos suelta, mucho más lejana. Pero sin embargo, del
supuesto de esa actitud cooperativa, del supuesto de que se están obedeciendo las máximas se
siguen inferencias. Este tipo de inferencias son implicaturas generalizadas.
Las imlicaturas convencionales son mucho más independientes del contexto y tienen que
ver con la presencia en la emisión de cierto material lingüístico. El ejemplo que ha sido discutido
en primer lugar y que sigue siendo tal vez el más claro, es el de la forma inglesa even, que para
nosotros es "incluso". Si yo digo, "Incluso Juan fue a visitar a María" hay por lo menos dos
presuposiciones. Una es que hubo otra gente que fue a visitar a María y otra es que es difícil que
Juan sea el tipo de persona que va a visitar a María.
Para los lógicos, el valor verdad de esta oración permanece inalterado se saque o se ponga
el "incluso". Si Juan fue a visitar a María el estado de cosas contra el que tenemos que medir el
valor verdad o falsedad de está emisión es Juan fue a visitar a María y ésta es una emisión ver-
dadera. Si decimos "Incluso Juan fue a visitar a María" no hay nada contra lo cual medir las
condiciones de verdad del "incluso".
Hay un libro, editado por Colé, que se llama Radical pragmatics en el que se trata de
formalizar todas estas observaciones. Se quiere lograr un modelo de tipo lógico matemático que
conecte lógica, deductivamente la proposición "Incluso Juan fue a visitar a María" con las pro-
posiciones "Todos fueron a visitar a María" y "Es poco probable que Juan fuera a visitar a María".
Esto plantea toda una serie de problemas. Supongamos que Juan no fue a visitar a María. En ese
caso, yo me puedo acercar al hablante que me dijo "Incluso Juan fue a visitar a María" y decirle
"¿Por qué me mentiste?". La seguridad con que se lo puedo decir es muy distinta de la que podría
tener para decirle, por ejemplo. "¿Por qué me dijiste que todos fueron a visitar a María?" o "¿Por
qué me dijiste que era poco probable que Juan visitara a María?". Cuando alguien dice "Incluso
Juan fue a visitar a María", si distinguimos, como se hace en pragmática, entre la afirmación y la
presuposición, debemos afirmar que la proposición, desde el punto de vista del contenido
proposicional, es "Juan fue a visitar a María". Y que "incluso" es un desencadenado!", un
indicador de que hay presuposiciones. Está claro que las dos presuposiciones son que todos los
demás fueron y que no era esperable que él fuera. La evidencia adecuada ¿hasta dónde se
aplica? Es decir, ¿el hablante debe proveer evidencia adecuada para lo que no dice pero el
oyente necesariamente entiende? Es un problema muy interesante.
Más de una vez me ha sucedido que me dijeran cosas tales como: "Incluso Fulano estaba
en el cine" y yo contestara "Ah, ¿Fulano no va mucho al cine?", "Sí, va" me decían. "Pero dijiste
'incluso' ", replicaba yo. La respuesta final era más o menos siempre la misma: "No te agarres de
las palabras". En términos técnicos lo que se me decía es que la máxima de Grice exige que el
hablante provea evidencia adecuada sólo de lo que afirma, no de lo que hace suponer. Si Juan no
hubiera ido al cine, la cosa se resolvería fácilmente.
La discusión al respecto es prácticamente imposible no por la imprevisión con que Grice
formula la máxima, sino por la imprecisión con la que nosotros, los conversacionalistas, los seres
humanos que conversamos tenemos respecto de la máxima necesidad de proveer evidencia; no
está claro cuál es el alcance de esa evidencia.
Otro ejemplo. Si alguien dice en francés "J'ai mangé de la vlande" y la situación es que se
comió toda la carne que había en la casa, desde el punto de vista de una implicatura
convencional, directamente codificada en el lenguaje. Porque "J' ai mangé de la viande" puede
llevarme a decir "¡Ah, qué buena idea! Entonces yo también voy a ir a comer carne". Lo mismo
sucedería con la expresión en español "Comí carne" a la que podría contestarse "Ah, qué buena
idea, yo también voy a comer carne". Cuando en realidad, si vacío la heladera, se impone que di-
ga "Me comí (toda) la carne".
Lo que es muy importante en la posición de Grice es que presenta todas esas máximas
como algo que si bien está muy en evidencia e importa mucho para la comprensión del habla,
tiene un carácter un poco peculiar, en el sentido de que son máximas que con distintas formula-
ciones rigen prácticamente la conducta racional. En un sentido más restringido rigen todo acto de
cooperación, pero lo rigen de un modo racional. No es que de hecho, cuando la gente habla,
supone que el otro está dando la información necesaria o supone o trata de hacer creer que lo
que dice es relevante. Pero dados los propósitos que se tienen al conversar es razonable que sea
asi.
Las reglas se dan como máximas: si quiere conversar haga esto, haga lo otro. Si, además,
al hablar se desea llevar a cabo todas esas acciones especificadas por la teoría de actos de
habla, como dar información, influir sobre los demás, aconsejar, persuadir, preguntar, dar
órdenes, etc., es razonable que los hablantes acepten el principio de cooperación. De ese
principio de cooperación se sigue que es razonable que acepten ese tipo de máximas. Esta es
una posición racionalista de la conducta humana.

Diferentes actitudes ante el análisis lingüístico

Hay otro problema que sólo puede entenderse en base a las máximas: dos personas
pueden estar cooperando en una conversación con fines totalmente distintos. En este caso, no
sólo sucede que las palabras tienen significados distintos para uno y otro, sino que también tienen
distintas opiniones sobre sí mismos, sobre la vida, sobre la situación. Entonces, cuando yo digo,
por ejemplo, "Incluso Juan fue a visitar a María" puedo estar basándome en el hecho de que
pienso que Juan es alguien realmente egoísta, indiferente que no es capaz de ese tipo de ac-
ciones. Y mi interlocutor puede tener una idea completamente distinta de Juan, como alguien
muy .dedicado a los demás. Además, ambos podemos haber tenido distintas experiencias con
Juan. Cuando digo la frase "Incluso Juan fue a visitar a María" para mí está motivado el "incluso"
por mi visión de Juan. Pero el otro puede decirme "¿Por qué decís eso, por qué 'incluso' si Juan
es un tipo que siempre iría a visitara un amigo?" Y ahí entonces entraríamos en una discusión,
aunque haya total acuerdo con el significado de la palabra.
Porque la lengua lleva necesariamente a tales impiicaturas convencionales, podemos
discutir si una oración es apropiada o no. Un tema sobre el que la gente habla (al menos en
nuestras comunidades lingüísticas), es sobre lo apropiado de decir algo. Las reglas que
determinan lo apropiado de decir algo incluyen la opinión formaía sobre todo lo circundante. El
análisis lingüístico hay que frenarlo en el punto en el que se predice que A y B tienen una distinta
visión sobre la verdad o falsedad de las presuposiciones. B puede desafiar u objetar a A su
afirmación y nada más. De otra forma no hay modo de acotar la tarea lingüística. Lo que no quiere
decir que sí alguien se propone hacer un análisis ideológico del discurso no deba situarse
precisamente en el lugar que yo propongo abandonar.

La violación de las máximas

Según Grice el hablante puede violar las máximas especialmente en las imprimaturas
convencionales.
Cuando se produce esa violación uno puede acusar al hablante de engañar o confundir
intencionalmente. Pero el hablante puede también decir algo que no es verdad y puede hacerlo
poniendo en evidencia por medio de la entonación o de otro recurso que lo que dice no es verdad.
En ese caso estamos en algún tipo de implicatura, no se puede acusar de engaño. Pero si se viola
la máxima, por ejemplo, la máxima que pide que se diga la verdad sin dar ninguna indicación de
que esa máxima está siendo violada, el hablante puede ser acusado de estar engañando.
Al respecto cito un episodio gracioso ocurrido hace unos minutos en el bar: vino el mozo y le
dijimos: "traiga una Sprite y dos vasos"; otra persona que estaba en la mesa dijo "a mí tráigame
un café cortado, pero con una sola taza". El mozo se fue riéndose. La violación de la máxima de
no dar más información que la necesaria fue obvia, y el efecto fue cómico.
Goffman, que estudió mucho estos problemas, se diferenciaba del común de los
investigadores en que en vez de estar a la espera de estas situaciones las provocaba. Lo que
hacía, por ejemplo, era acercarse a alguien por la calle y pedirle que le indicara cómo llegar a un
lugar cercano pero de acceso bastante complicado. Entonces la persona decía "usted toma por
aquí, sigue por allí, sigue para el otro lado". El contestaba "muchas gracias", se daba vuelta y
salía para el lado contrario. Un ayudante tomaba nota de la situación. O por ejemplo, se acercaba
a pedirle información a un extraño. Ahora bien, lo que se espera es que cuando el extraño
termina de dar la información, el que preguntó salga caminando rápidamente o se quede más
atrás, pero que se aleje. Lo que Goffman hacía era seguir caminando al lado. Esta conducta lleva
a reacciones muy variadas. La gente daba señales de incomodidad, cruzaba con la luz roja, o
simplemente lo enfrentaba para decir: "Bueno, ahora ¿qué quiere?". Es muy probable que haya
una reacción. Goffman lo hacía porque el mejor modo de descubrir las reglas que regulan la
conducta es observar qué sucede al violarlas. Es decir, para descubrir que hay una regla que
exige que uno se aleje luego de pedir información, el único camino posible es violarla.
Hay casos en que se puede no respetar una máxima pero dejar bien claro que no se la
respeta, con lo cual se obliga al oyente a que interprete por qué no se la respeta. El caso típico
es cuando el hablante aclara "no puedo decir más"; se está dando menos información de la
necesaria, pero el oyente no se puede quejar porque se le está permitiendo inferir algo nuevo.
Otra situación que puede darse, y es muy común, es que al hablante se le plantee un
conflicto entre máximas. Es decir, que se le plantee un conflicto, por ejemplo, entre la máxima de
cantidad y la máxima de relevancia, o entre la máxima de cantidad y la máxima de calidad, o
entre la máxima de calidad y la máxima de manera. Hay momentos en que para limitarse a decir
sólo aquello para lo cual tiene evidencia adecuada, debe violar la máxima de dar toda la
información que es necesaria, porque a veces no se tiene evidencia para toda la información que
es necesaria. El ejemplo que Grice da, y que es bastante claro, es que A y B están planeando un
viaje por Europa. A quisiera visitar a C siempre que le quede en camino, que no sea un desvío
obligado. A le pregunta a B dónde vive C y B le contesta "Por el sur de Francia". "Por el sur de
Francia" no satisface la cantidad porque no le da la idea de si eso significa un gran desvío o no,
no es información suficiente. Pero si B no tiene mayor información sobre el lugar en el que vive C,
si contesta más, está contestando algo para lo cual le falta suficiente evidencia.
Esta situación es muy frecuente y es muy importante para estudiar en distintos tipos de
discursos cómo los hablantes van eligiendo cuáles máximas respetar y cuáles violar, sabiendo
que todas aquellas que descuiden van a llevar a determinadas impiicaturas.
De ahí todos los comentarios sobre lo que se está diciendo: "cómo tomar lo que yo digo". Y
de ahí también que cualquier posición que considere que la lengua es sólo para transmitir
información sea tan reducida.
Es muy interesante ver en español cómo juega el subjuntivo respecto del Indicativo, y
muchos otros recursos, tales como el uso del condicional o del conector "o" con fines distintos de
los que se le atribuyen tradicionalmente.
Un hablante o un creador pueden violar ostensiblemente las máximas. Detrás de esta
violación ostensible está todo lo que se estudia como la ironía, la metáfora, etc. No es el caso de
la mentira, que es el de la violación manifiesta.
En una implicatura convencional, el modo de razonar de Grice es el siguiente: "El oyente
está ante el hablante que acaba de decir una proposición con 'incluso' o con el 'sí' o con el 'o', etc.
El hablante dice lo que vamos a llamar p, una proposición. Y el oyente razona, más o menos de
este modo: dijo que p; segundo paso no hay motivo para suponer que no está observando (esto
es importante) las máximas, o por lo menos el principio de cooperación. No puede hacerlo si no
es que piensa q". Por ejemplo en el caso de "Incluso Juan fue al cine", el hablante no puede hacer
tal afirmación si no piensa que Juan es el tipo de persona que no va al cine. "Sabe (sigue diciendo
el oyente) y sabe que sé que sabe que la suposición de q es requerida". Sigue pensando el
oyente: "no ha hecho nada el hablante para impedir que yo piense q, es decir, para impedir que
yo piense que a Juan no le gusta ir al cine". Sigue pensando: "entonces tiene la intención de que
yo piense o al menos está dispuesto a dejarme que piense que q, por lo tanto ha implicado q."

El proceso de la comunicación

El cuadro que sigue representa, creo que en modo muy elocuente, el problema de la
comunicación. Está tomado de un libro de Lindsay y Norman del año 1977, que se llama Human
Processing.
Si lo entendemos cabalmente, de algún modo lo habremos dramatizado, es decir, habremos
sentido que los protagonistas podríamos haber sido nosotros.
En los dos primeros cuadros aparecen dos personajes, uno se llama Alicia y el otro se llama
Luis. Y en esa especie de globitos, donde se suele poner lo que se dice en las historietas, están
especificadas las estructuras iniciales de conocimiento de una y otro. Ambos personajes están en
el paso previo al comienzo de una conversación. Cada uno tiene una serie de relaciones
particulares con el mundo, con la gente;

cada uno tiene distintos sentimientos. También tienen algo en común: un marco, un
guión y ciertos conocimientos lingüísticos.
De acuerdo al dibujo, en esta etapa, Alicia y Luis sólo tienen en común respecto del
tema que se va a tratar las relaciones que forman el rectángulo exterior. Es decir, que
tanto Alicia como Luis conocen las relaciones que existen entre A y B y F, entre B y C,
entre C con D y E y también la relación entre E y F. Eso lo saben ambos.
Alicia empieza la conversación describiéndole a Luis la relación entre B y A y F.
Esta información está en las estructuras iniciales del conocimiento de -Luis, por lo cual él
piensa "¿y esto a qué viene?" y contesta "¡ya lo sé!". Alicia da un salto en la conversación
y le dice: "lo que me interesa es hablar de la relación que conecta W con U y B, y, por
otro la-
do lleva a X". Estas variables no están relacionadas con ninguno de los puntos de las
estructuras cognitivas de Luis por lo que éste se fastidia y le dice "no sé de qué hablas". Lo que le
sucede es que no puede relacionar nada de lo dicho por Alicia con lo que está en sus estructuras
iniciales. de conocimiento. Ella le replica "no, pero fijate, vos tenés F y, si vos pensás bien, de X
que tanto lleva a Y como a Z, uno después de Y puede pasar a F". Luis dice "eso me parece
razonable" porque tenía conocimientos sobre F y puede entender que se llegue a F de la forma en
que Alicia lo explica. Ella continúa: "bueno, pero a X, como te decía yo antes, se llega a través de
un U y un B que llevan a W que desemboca en X". Y él concluye con un "¡no me digas!".
Creo que en este cuadro está claramente representado el proceso de comunicación. Y los
autores agregan: "las comunicaciones cubren un espectro que va de lo que los oyentes ya saben,
y en ese caso aburre, o presentan ideas tan nuevas y originales que los oyentes carecen de me-
dios para incorporarlas en sus estructuras de conocimiento". (Para el que enseña, este espectro
es terriblemente frustrante porque en todo curso casi es una garantía que algunos oyentes se
aburrirán y otros estarán perdidos. Las únicas excepciones son cuando todos se aburren o todos
están perdidos.)

Condiciones de una teoría semántica

Entre los lógicos y lingüistas hay un acuerdo sobre cuáles son las condiciones generales
que debe tener una teoría semántica. Estas condiciones son cuatro:
a ) Una teoría semántica tiene que ser capaz de predecir el significado de cualquier
oración.
Puede haber distintos modelos, pero aquel que, dado algún tipo de representación, no
pueda predecir el significado de una oración, no puede ser aceptado como una teoría
semántica. Esa condición tiene algunos requisitos en cuanto a cómo debe predecir el
significado. Debe hacerlo sobre la base del significado de los ítem lexicales y de las
relaciones sintácticas que se obtienen entre esos ítem lexicales.
Por ejemplo, ya hemos dicho que la estructura profunda es un objeto sintáctico y que
el componente semántico lo interpreta. El componente semántico es una teoría semántica
porque le va asignando significados a cualquier oración. Y lo hace sobre la base del
significado de los ítem lexicales archivados en un léxico y del significado que toman esas
relaciones sintácticas expresadas por la estructura profunda.
Además, cuando una oración tiene más de un significado, la teoría semántica debe ser
capaz de indicarlo y de proveer tantos significados como haya. Lo que va a variar de una
teoría a otra es el modo en que lo haga.
b ) Toda teoría semántica formalizada debe tener un conjunto finito de reglas tal que
permita asignar significados, interpretar o predecir el significado del conjunto infinito de
oraciones.
Dado que el lenguaje es un conjunto infinito de oraciones resulta inabarcable la idea de
proveer una interpretación para cada una, es decir tener una lista infinita de interpretaciones
semánticas. Tampoco serla viable una teoria semántica que interprete o asigne significados a
un conjunto arbitrariamente elegido de ese conjunto infinito de oraciones.
c ) Una teoría semántica debe ser capaz de separar el conjunto de las oraciones que
semánticamente no son desviantes ni anómalas del conjunto de las oraciones que son
anómalas.
Esto es equivalente a lo que el componente sintáctico opera respecto de la
gramaticalidad, es decir, la noción de bien formado.
Dentro del conjunto infinito de oraciones debe distinguir dos conjuntos infinitos, el de
las oraciones semánticamente bien formadas y el de las oraciones semánticamente mal
formadas, por ejemplo oraciones contradictorias como "Juan está corriendo pero está
caminando".
d) Una teoría semántica debe poder predecir relaciones entre oraciones.
Las relaciones que debe predecir son sinonimia, implicación, etc. Las relaciones entre
oraciones pueden manejarse de dos modos distintos:
• de acuerdo con las presuposiciones y la pragmática.
• recurriendo a las condiciones de verdad, que ha sido el modo tradicional de la
semántica formal, de la semántica que se basa en la lógica de los valores de verdad.
Oraciones como "El pizarrón es verde" tienen ciertas condiciones de verdad ¿Qué quiere
decir que tiene ciertas condiciones? Que hay una elación entre el contenido proposicional y
el mundo, tales que, si se da una coincidencia entre lo estipulado, lo aseverado por esta
proposición y las condiciones que se dan en el mundo, esta oración toma valor verdad.
Entonces, una cosa son las condiciones de verdad, que son las condiciones que tiene
el referente, tales que la oración tiene que hacer juego con ellas para tomar valor verdad, y
otra cosa es el valor que toma la oración. Si se dijera "El pizarrón incoloro", esta oración
tomarla valor falsedad. Las condiciones de verdad para que el pizarrón sea incoloro no están
presentes en la realidad. Si se relaciona esta oración con estas condiciones de verdad, el va-
lor que toma la oración es el de falsedad.
Las tablas de verdad se manejan con esta lógica. Estas tratan fundamentalmente de cómo
se combinan los valores de falsedad y de verdad mediante los llamados conectores lógicos. Por
ejemplo, algo que es verdad combinado con algo que es verdad da como resultado algo que es
verdad. Si se dice algo, está aquí o no está aquí, la proposición entera es verdad. Luego las cosas
se complican.
Remitiéndonos al cuadrito con el que ilustramos el proceso de la comunicación, nos
encontraríamos en la etapa en la que uno de los hablantes dice: "me parece razonable". Es decir,
hay algo que se entiende, que ya se sabe. Entonces, es posible dar un paso más y entrar en otra
relación: si esto es verdad, puede implicar que haya otra oración que sea verdad.
Se puede decir que S-i —S2, cada vez que Si es verdad, S2 es verdad. Entonces entre S-i y
S2 hay una relación que en inglés se llama en- tailment y que con mucho cuidado yo llamarla
implicación.
Vamos a analizar dos oraciones que están en una relación de este tipo pára ver lo que
pasa, cuando se cambian los valores de una y de la otra.
El ejemplo que vamos a tomar es: Juan es más alto que Pedro (S-|) y Pedro es más bajo
que alguien (Sg). Con respecto al "y" es posible decir "Juan es más alto que Pedro" y "Pedro es
más bajo que alguien", y las dos afirmaciones siguen siendo verdad, con respecto ai "o".
Pero veamos qué pasa con respecto a este —», qué pasa si S-j es verdad, si Juan es más
alto que Pedro. Si se pueden establecer las condiciones de verdad de "Juan es más alto que
Pedro", esta afirmación to-, ma'valor de verdad. Aquí hay una relación de entailment, de
implicación, lo que quiere decir que si S-| toma valor de verdad, la otra oración, necesariamente,
toma valor de verdad. No puede haber una relación de implicación, no puede suceder que se
juegue con las tablas de verdad y que se pueda afirmar que Juan es más alto que Pedro pero
Pedro no es más bajo que alguien. Ahí habría una contradicción, se trataría de una ano- malla
semántica que la teoría tendría que detectar.
Lo que dice la teoría es que si S-| es verdad, S2 es verdad. Pero agrega aún más. Dice que
si S2 es falso, S-| es falso. Pero si se parte de que S-| es falso, ¿qué pasa con S2? ¿Es verdadero
o falso?

Russell y Strawson. Límites entre la semántica y la pragmática

Nos encontramos todavía en el terreno de la lógica. Lo visto no tiene nada que ver con las
intuiciones del hablante, por lo tanto no está relacionado con la pragmática.
Para hacer un poco de historia, diremos que estos planteos comenzaron con Russell en
1965 y obtuvieron una respuesta de Strawson en 1950. Este introdujo la idea de presuposición
lógica.
Russell daba el siguiente ejemplo: "El rey de Francia es calvo"
En esta cláusula según él había dos afirmaciones:
a) Hay un rey en Francia.
b) Es calvo.
Si a) es falsa, necesariamente b) es falsa.
Strawson dio una respuesta a este planteo en el terreno de la lógica, a la vez que al hablar
informalmente sobre cosas tales como lo que el hablante cree y lo que supone que el oyente cree
abrió el camino para lo que luego abordaremos con el nombre de presuposición pragmática.
Respecto del problema planteado por Russell, Strawson indicó que entre (a) y (b) hay otro
tipo de relación diferente de la señalada. Es decir que hay una diferencia entre un entailment y
una presuposición.
Tomemos el siguiente ejemplo:
"Juan es un buen marido" ($1) y propongamos que S-j está en relación de
presuposición con: "Juan es un hombre" (S2)'
Si S-| es verdad y presupone a S2, S2 también es verdad. Es decir, si "Juan es un buen
marido" es verdad, "Juan es un hombre" es verdad.
51 S2 es falso, es decir si Juan no es un hombre, S-] es falso. Y aquí la relación entre
entailment o implicación y presuposición se acabó. S2 es una condición necesaria para que S-j
sea verdad. Juan no puede ser un marido si no es un hombre.
52 es una condición necesaria pero n©suficiente para que S-| sea verdad. Es decir, si
Juan no es un hombre no puede ser un buen marido. Pero puede ser un hombre que sea soltero,
o que tenga cinco años y en tal caso no podría ser un buen marido.
Con S-i pasa lo contrario, S-) es una condición suficiente para que S2 sea verdad. Basta
con que sea buen marido para que sea hombre. Pero puede ser un pésimo marido, puede no ser
un marido siquiera e igual ser un hombre. Por eso, es una condición suficiente, pero no
necesaria.
En el primer caso se establece una relación en la que hay una condición necesaria pero no
suficiente. En el segundo, sucede a la inversa. Hay una relación en que la condición es suficiente,
pero no necesaria. La diferencia entre entailment y presuposición radica en las consecuencias
que va a tener el hecho de que S2 sea falsa y en las que va a tener el hecho de que S-| sea falsa.
Remitiéndonos al ejemplo anterior, diríamos que si es falso que Pedro es más bajo que
alguien, es falso que Juan es más alto que Pedro. En el entailment se da que si S2 es falsa, S-]
también es falsa.
Pero si es falso que Juan es un hombre, a lo que enuncia S-| no se le 'puede asignar ni
valor verdad ni valor falsedad. No es posible aplicar condiciones de verdad porque negamos la
verdad de la presuposición.
Entonces aquí surgen distintas propuestas. Una es recurrir a lo que se llama una lógica de
tres valores que, pese a ser útil en lógica, aplicada a las lenguas naturales crea muchísimos
problemas. En el campo de las lenguas es difícil decir que una cláusula toma un valor que no es
de verdad ni de falsedad, lo cual es una consecuencia de que S2 sea falsa. De todos modos es
claro que esto se aparta del entailment.
De esto se deriva una pregunta muy interesante. ¿Qué pasa entonces si S-| es falsa? ¿Qué
puede ser S2? Sólo puede ser verdadera, porque si no es verdadera, Si no puede ser falsa, no
puede tomar ningún valor. Es decir, es posible afirmar que Juan no es buen marido, lo que quiere
decir que Juan es un hombre. Si S-| es verdadera o si S-| es falsa, S2 tiene que ser verdad.
Porque si S2 es falsa, S-i no puede ser ni falsa, ni nada.
La presuposición pragmática se introduce en lingüística mediante la teoría de Actos de
Habla y consiste, para decirlo de un modo muy general, en una serie de condiciones que deben
darse para que un acto de habla resulte apropiado, feliz, sincero, etc. La presuposición pragmática
incluye a la presuposición lógica (a la que también se llama presuposición semántica). Una de las
cosas que hacen que lo que se dice sea apropiado es, precisamente, que no sea semánticamente
anómalo.
Pero desde el punto de vista de la presuposición pragmática también se considera lo que el
hablante cree y además lo que el hablante cree que el oyente cree. Como dice Karttunen, hay una
especie de base común con la que se manejan oyentes y hablantes, hay una serie de creencias
que son necesarias para que el hablante pueda producir una emisión y esa emisión constituya un
acto elocutivo logrado. Todas esas condiciones son presuposiciones pragmáticas, pero como
éstas hacen a la presuposición semántica, se plantea el problema (una discusión, a mi modo de
ver, un poco infructuosa) de por dónde pasan los límites entre la semántica y la pragmática.

El significado no natural

Aparte de haber contribuido con el principio de cooperación y con las máximas, Grice
ofreció una definición de lo que llamó significado no natural (n.n.) que constituye la segunda parte
de su teoría. El n.n. es el significado del hablante. Grice no está interesado en el significado de la
oración sino, precisamente, en el significado del hablante. Y esto trae serias consecuencias para
la semántica.
Un modo natural de significar es, por ejemplo, si yo siento que me estoy por desmayar,
dejar ver que estoy pálida para que se den cuenta y hagan algo. Un modo no natural es decir "Me
desmayo"!
La definición que Grice da de n.n. es básicamente la que ya se ha visto en otro punto: el
hablante piensa que p y de algún modo tiene que lograr que el oyente piense que p. A eso él
llama significar que p. Pero un poco más formalmente la definición que da es la siguiente: "En
cualquier ocasión específica un hablante H produce una emisión x con la intención de indicar p".
Produce x para indican, que es el contenido proposicional. Por ejemplo, para indicar la proposición
p "Hoy hace un lindo día", produce la emisión lingüística x.
Pero según Grice, este significado no natural que es el lenguaje humano se da en varios
pasos. El primero consiste en que el hablante debe pensar que x tiene algún rasgo, vamos a
llamarlo f, alguna característica, algo que lo hace reconocible por el oyente como x. Por ejemplo,
en "Hoy hace un lindo día" uno de los rasgos puede ser la presencia de ítem lexicales con ciertos
significados. Aunque tiene más de un rasgo, en general tiene un significado lingüístico, x tiene un
rasgo i. Entonces lleva a pensar al oyente que x tiene f.
En el paso dos se verifica que lo que quiere el hablante es que el oyente piense que el
hablante tiene la intención de que el oyente piense que x tiene el rasgo f. El oyente tiene que
pensar, tiene que darse cuenta de que el hablante tiene la intención de que el oyente piense que
x, esa emisión, tiene un rasgo f.
El tercer paso al que apunta este hablante cuando significa de un modo no natural es que,
retomando el ejemplo del desmayo, el oyente piense que f de algún modo está relacionado con c,
con el estado que produce el creer p, es decir, la proposición "Me desmayo".
Resumiendo, el hablante dice x con la intención de que el oyente reconozca que en x hay
un rasgo f, y que ese rasgo está correlacionado con el contenido proposicional de p, de un modo
e. Y este modo es importante, en la medida en que podría haber tomado en cuenta otros rasgos,
por ejemplo el de que "Me desmayo" es una aserción y quedarse simplemente en eso, no actuar.
Todos estos pasos, según Grice, son necesarios para que el oyente crea que p. Y de hecho
el hablante cree que p.
Y así es como las máximas de Grice fundamentan su definición de significado. Hay una
máxima que propone dar por supuesto que el otro está diciendo lo que cree. Si el oyente piensa
que, en efecto, el hablante cree que p, tiene que pensar que entonces el hablante lo que está
intentando es que el oyente se dé cuenta de que el hablante cree que p. Lo que el hablante
quiere es que el oyente le crea que p.
La definición formal de significado no natural está basada en la idea de una convención, en
la idea de que es posible realizar todo este juego.

Proyección

En lógica se estudia qué pasa en los distintos casos de relaciones entre oraciones. Es
decir, no sólo tienen valores las proposiciones conectadas sino que hay una serie de reglas, las
tablas de verdad, que le asignan un valor total a la combinación resultante. En lingüística nos
enfrentamos con un problema semejante y tenemos que dar cuenta del hecho de que hay
oraciones incluidas dentro de otras oraciones.
Por ejemplo, en "Todos los hijos de Juan son calvos" la presuposición es que "Juan tiene un
hijo". Cuando nos movemos a "No sabe que todos los hijos de Juan son calvos", la presuposición
sube en el árbol y nos encontramos ante oraciones dominadas por nudos de oraciones. Hay una
presuposición para la oración que está más abajo y cuando vamos subiendo, también a esa
presuposición se la va subiendo y sigue siendo una presuposición para el total. Es como decir
que si teníamos una oración verdadera y otra verdadera, el total es verdadero. En este caso
tenemos una presuposición y un tipo de verbo matriz que toma la presuposición del total.
Otro ejemplo es "Si Pancho ha dejado de pegarle a Celia, entonces a Pancho ya no le
molesta la infidelidad de Celia". Acá la cosa ya es más compleja. "A Pancho ya no le molesta la
Infidelidad de Celia" presupone que Celia es infiel. Pero sube esa presuposición y dice que ha
dejado de pegarle a Celia y esa oración tiene la presuposición de que Pancho antes le pegaba. Y
"Si Pancho ha dejado de pegarle a Celia, entonces a Pancho ya no le molesta la infidelidad de
Celia" tiene la suma de todas las presuposiciones, de que Celia era infiel, que a Pancho le
molestaba y que le pegaba. Pero la que va subiendo siempre es que Celia es infiel, que Celia no
dejó de ser infiel. La presuposición es que Celia no dejó de ser infiel y simplemente se afirma que
a Pancho dejó de molestarle. Uno podría preguntar "¿Por qué Pancho habrá dejado de pegarle a
Celia?" Y se podría contestar con dos presuposiciones posibles: "Porque ya no le molesta", con lo
cual quedarla en pie la presuposición de que es infiel, o "Porque Celia ya no es infiel". En
cualquiera de los dos casos estarla la presuposición de que Celia fue infiel.
Esto es lo que hay que manejar muy bien en los análisis lingüísticos. En un momento todo
pareció sumamente fácil, todo era cuestión de sumar'. Se iba pasando de oraciones sueltas y se
las iba comentando en una oración compleja.
Morgan hablaba de una hipótesis acumulativa y sostenía que las presuposiciones se van
acumulando. Pero Karttunen observó que no es cierto que las hipótesis se vayan acumulando
siempre del mismo modo y que, de acuerdo a cuál sea la oración matriz, es posible distinguir
entre tres tipos de oraciones matrices en cuanto a cómo se comportan respecto de las
presuposiciones de sus complementos. No todos los verbos se comportan del mismo modo y
entonces va a depender del verbo matriz qué tipo de presuposiciones suban por el árbol. Propone
una distinción entre lo que él llama plugs que son algo así como enchufes, verbos matrices que
no dejan pasar ninguna presuposición (verbos de decir o verbos performativos, por ejemplo,
"lamentar", "comprender", "sorprender", etc.); agujeros, verbos matrices que dejan pasar todas las
presuposiciones; y filtros que dejan pasar algunas veces y no dejan pasar otras (todas las
oraciones con "si... entonces").
En "Juan dijo que Pedro dejó de pegarle a su mujer", para que "Pedro dejó de pegarle a su
mujer" pueda ser verdad, tiene que ser verdad la presuposición de que en algún momento Pedro
le pegaba a su mujer. Pero para que "Juan dijo que Pedro dejó de pegarle a su mujer" sea ver-
dad, no precisa para nada pasar esa presuposición. Juan puede haber dicho que Pedro dejó de
pegarle a su mujer porque quería evitar una especie de calumnia o por cualquier otro motivo.
Verbos como "advertir" constituyen otro caso. "Un locutor de radio advirtió hoy que la
inundación continuará su curso hasta Buenos Aries". Para que la inundación continúe su curso
hasta la Capital hay una presuposición de que hay una inundación y que esa inundación está
avanzando. Para que sea verdad que la inundación pueda continuar su curso hasta la Capital
tiene que haber una inundación avanzando, si no, no se puede hacer esa afirmación. Pero para
que sea verdad que un locutor lo anunció aunque sea un disparate, no es necesaria esa presu-
posición. La presuposición de la oración complemento quedó por su cuenta y tendrá o sus
propias presuposiciones o ninguna. La presuposición, por ejemplo, en este caso sería que exista
un locutor, lo que no tiene nada que ver con que haya inundaciones.
Supongamos que alguien dice "A Juan le sorprendió (verbo agujero) que Pedro llegara tan
temprano". En "Pedro llegara tan temprano" hay una presuposición de que Pedro llegó antes de
la hora esperada. Esa presuposición tiene que sorprenderlo realmente, porque si no, lo que lo
sorprende es algo falso. Es decir, Juan no puede ser sorprendido por el hecho de que Pedro llegó
temprano, si Pedro no llegó temprano y si no había una hora en la que tendría que haber llegado
y llegó antes.
Si yo digo, "Si la calvicie es hereditaria, entonces todos los hijos de Juan son calvos"
(construcción filtro) presupongo primero que Juan tiene hijos.- La presuposición de que son
calvos afecta a toda la condicional. Porque si la calvicie es hereditaria, todos los hijos de Juan
son calvos. Para que yo pueda sacar la conclusión de que todos los hijos de Juan son calvos de
la condición dé que la.calvicie es hereditaria, tengo que presuponer que Juan es calvo. Pero esa
es una presuposición que no se obtiene sumando, trayendo la presuposición anterior. De "Todos
los hijos de Juan son calvos" la única presuposición posible es que Juan tiene hijos. La otra es
una presuposición propia de la oración condicional.
Vamos a tomar otra oración "SI todos los hijos de Juan son calvos, entonces la calvicie es
hereditaria". .La presuposición de "Si todos los hijos de Juan son calvos" es que Juan tiene hijos.
La presuposición general de la oración condicional es "Juan es calvo". Y que "Juan es calvo" no
se logra por una acumulación de la presuposición de una de las cláusulas más la presuposición
de la otra.
Tomemos "Si Juan tiene hijos, todos los hijos de Juan son petisos" frente a "Si todos los
hijos de Juan son petisos, entonces Juan tiene hijos". Si decimos "Sí todos los hijos de Juan son
petisos, entonces Juan tiene hijos" la razón o una de las razones por las que esta oración puede
sonar rara es porque la presuposición de la primera cláusula la estamos haciendo complemento
de la segunda. Con "Si Juan tiene hijos, entonces todos los hijos de Juan son calvos", sucede a la
inversa, estamos presentando como prótasis explícita la presuposición del consecuente.
Entonces la diferencia entre las dos y la razón por la cual las dos son un poco extrañas es que en
la primera expresamos en la prótasis del condicional, la presuposición de la condicional, y en la
segunda expresamos en la apódosis del condicional la presuposición de la prótasis. Sin embargo,
muy a menudo se ve que una de las funciones de la prótasis del condicional es expresar la
presuposición. Se dice por ejemplo, "Si tal y tal cosa, tal y tal otra" cuando en realidad lo
expresado por la prótasis ya era una presuposición.
Esto es lo que Labov llama intensidad. ¿Por qué se repite? Porque el hablante no está
totalmente seguro de que puede prever que el otro va a prever que él va a prever. O tal vez no es
que no está seguro del todo, sino que quiere dar una imagen de que es tan cuidadoso y que es
tan verdad lo que va a decir en el consecuente, que no deja nada a la presuposición. Entonces, la
presuposición la hace explícita por medio de una .especie de prótasis de lo que afirma, y el
consecuente expresa lo afirmado.

Vil. Discurso argumentativo

Elementos relevantes del discurso argumentativo

Quisiera tratar este tema presentando uno de mis trabajos8, que es simplemente una
primera aproximación a un cierto tipo de análisis de textos que podrían llamarse argumentativos y
en los que se repite una estrategia determinada.
La frase que elegí como epígrafe me parecía muy ilustradora de la estrategia que yo iba a
describir. Está tomada de un libro de E. Goffman, Forms of talk, y dice que aunque al hablar,
quizás por tratarse de un acto de rutina, parece que estamos parados sobre los dos pies, en
realidad, saltamos de uno a otro. Esta idea tal vez explica mejor que un largo tratado cómo uno
va cambiando de roles, de posición, de punto de vista a medida que habla.
Comienzo por presentar el marco teórico y metodológico que de algún modo también es el
marco teórico y metodológico de este curso. Lo que sostengo es que todos los actos
comunicativos verbales requieren la interacción de medios lingüísticos con otro tipo de repertorio
o de conocimiento. Es más, creo que tal interacción es lo que constituye el aspecto creativo del
lenguaje.
Para mi éste consiste, justamente, en la interacción de lo lingüístico con lo no lingüístico:
conocimientos, creencias. etc.
La complejidad de los actos verbales señalada por Chomsky y prácticamente por la mayoría
de los lingüistas, formalistas o no, en mi opinión no excluye la posibilidad de analizarlos y
tampoco la de centrar el análisis en la contribución que hacen las señales lingüísticas al proceso
general.
Hay una serie de áreas dentro de los sistemas lingüísticos que son especialmente
interesantes para este tipo de estudio. Las áreas que más contribuyen a la interacción con otros
conocimientos y creencias son, entre otras, el área pronominal, es decir el modo en que el

8 Véase Lavandera (1984), Cap. VI.

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