Parcial de literatura. Evelyn Hellbusch, Micaela Modesto, Belen Larrea.

2017 6to Social Humanístico

Primer Parcial de Literatura- 6to SH1

En este proyecto visual y basándonos en las formas baudelaireanas tenemos la intención de

exponer la atracción que sentía Baudelaire en hablar del mal, de lo satánico, en dirigirse al
hombre como un ser mísero y despreciable que utiliza su cuerpo como puerta de entrada a
todos tipo de vicios y calamidades.

Baudelaire supo reflejar desde un principio y mediante sus poemas un alma rebelde,
antagónica a los prejuicios morales y sociales de esa época a la cual perteneció. A través de sus
composiciones revela el desgano, la indiferencia y la repugnancia que sentía frente a todo lo
que le rodeaba. Se puede decir que utilizaba la poesía en contraataque a la culpa, el error, y
otras tantas taras éticas del mundo y del ser humano.

Logramos observar estas características en “Las Flores del Mal” ya que abordan temas
marginales y sórdidos, alejados de la moral; la exploración del mal y el hastío vital. La visión
descarnada del erotismo, el retrato de grupos marginales, delincuencia y prostitución,
alusiones al alcohol, a las drogas y el juego.

Nuestro propósito entonces es, mediante imágenes tomadas y extraídas destacar los siete
pecados capitales (soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza) comparando distintos
períodos de la historia y constatando de esta manera que lo que predomina en el hombre es la
esencia maligna, el hombre se inclina más en lo malo que en lo bueno, ya que es más fácil.
Encontramos encantos en cosas repugnantes, el hombre se va degradando, va descendiendo
cada vez más, y ese descenso es continuo porque vamos descendiendo día a día, pero lo
hacemos sin espanto, sin temor y sin miedo.

El hombre no puede escabullirse de su naturaleza humana que lo empuja hasta lo más bajo. Y
es que el pecado es propio de cada uno, sólo que se da en menor y mayor dimensión.

Basándonos en estas ideas principales decidimos concentrarnos en la forma más pura de

representación del mal, que Baudelaire idolatra tanto, los pecados capitales, tomaremos fotos
de la población de nuestra ciudad en las que se puedan ver reflejados los mismos, y las
compararemos con fotos de tiempos pasados. Debido a que el mal no es algo moderno, ni algo
antiguo, sino que siempre estuvo presente y es lo que queremos representar. Los pecados a lo
largo de la historia han sido representados y han aparecido en cientos de obras de literatura,
pintura, cine, los vemos en cada ámbito de nuestra vida. Teniendo encuentra como nos rodean
además de las fotos decidimos agregar representaciones en el arte.

A continuación daremos un breve concepto y origen de tanto los pecados capitales como el
spleen.

Los pecados capitales.

Los pecados capitales son aquellos de los cuales se desprenden otros pecados. Los siete
pecados capitales son una clasificación de los vicios que se enumeraron en las primeras
enseñanzas del catolicismo y del cristianismo con el objetivo de educar a los fieles acerca de la
moral cristiana.

La doctrina católica divide en dos grandes grupos a los pecados, el pecado venial (se
consideran menores y son perdonados a través de los sacramentos) y el pecado mortal (son
sumamente graves, ya que rompen la vida de gracia y amenazan con la condenación eterna a

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menos que la penitencia los perdone.).

En tanto, los pecados capitales son siete y siguen este orden: lujuria, pereza, gula, ira, envidia,
avaricia y vanidad.
La lujuria es el pecado ocasionado por la excesiva presencia de pensamientos de tipo sexual,
además supone pensamientos posesivos sobre otra persona. En su máximo grado, la misma,
puede desembocar en compulsiones sociológicas, sexuales o transgresiones.
Por su lado, la gula se identifica con la glotonería, es decir, el consumo en exceso tanto de
comida como de bebida, aunque también puede incluir otros tipos de comportamientos
autodestructivos. Abusos de determinadas sustancias, el alcoholismo o comer en exceso son
ejemplos de este tipo de pecado.
La avaricia, es un pecado que implica la total orientación del ser hacia la obtención de riquezas
materiales para atesorarlas y por supuesto no entra en los planes el compartirlas con los
demás o gastarlas.
La pereza supone la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la propia existencia.
La ira implica un sentimiento no ordenado, ni mucho menos controlado, de odio y enojo, entre
las principales transgresiones que puede ocasionar este pecado capital se cuentan el
homicidio, el asalto, la discriminación y hasta el genocidio.
La envidia supone el deseo de obtener aquello que otro posee lícitamente.
Y finalmente la vanidad resulta el deseo por tratar de ser siempre más importante y atractivo
que el resto, es decir, la sobrevaloración del propio Yo.

Spleen.
Concepto y origen

El spleen puede significar muchísimas cosas: tedio, angustia, cansancio, o temor. Sin embargo,
en rigor puede definirse como la sensación que acompaña la vivencia individual de lo exterior,
la mayoría de veces, por su cariz, inconclusa y poco inquietante. El transeúnte que decide dar
una vuelta por su ciudad, experimenta el spleen cuando llega el momento en el que aquello
con lo que se cruza ya no tiene para él un efecto distinto del aburrimiento; atrapado en medio
de un sin fin de cosas rutinarias y sin sentido, se abatirá interiormente hasta ser él mismo
parte de su hastío.

Quienes fijan 1745 para indicar la llegada a Francia del término spleen señalan un texto del
abad Jean-Bernard Leblanc, Lettres d’un François, en el que se halla la expresión “splene”. La
palabra vuelve a aparecer en 1748, pero en femenino, como “la spleen”, en un documento
escrito por la condesa de Denbigh. Dos años más tarde, Prévost es el primer lexicógrafo
francés en citar la palabra en su Manuel Lexique (París, 1750). Pronto el término parece querer
cambiar de ortografía: Voltaire habla de splin y Diderot de spline en una carta que, en octubre
de 1760, dirige a Sophie Volland.

Bibliografía.
https://www.definicionabc.com/religion/7-pecados-capitales.php

http://la-pasion-inutil.blogspot.com.uy/2010/09/charles-baudelaire-el-spleen-de-paris.html