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Los seres humanos nos asentamos en un territorio y explotamos sus recursos para

obtener un medio de vida, es decir los convertimos en alimentos, bienes y servicios.


Si bien es legítimo que aprovechemos los recursos del suelo, frecuentemente por
irresponsabilidad o necesidad se destruyen o contaminan los recursos que otros
necesitan, lo que deteriora el territorio y debe ser abandonado porque no puede
sostener la vida y actividades humanas. Frecuentemente también, se produce lo
opuesto, y es que por falta de normas guía e incentivos se posterga la explotación de
recursos que generarían actividades dinamizadoras de la economía de un territorio.
Esas normas que nos preserven del aprovechamiento individual, exclusivo y perjudicial
de los recursos y favorezcan la creación de riqueza que redunde en beneficio de la
sociedad, son las que aceleran el desarrollo humano y debemos promoverlas desde el
sistema político.
“Desarrollo Sostenible” es el nombre que se ha dado a esa actitud responsable con
que se enfoca ahora la explotación de los recursos; consiste en aprovechar los
recursos disponibles sin comprometer la supervivencia de las generaciones futuras. La
tarea del planeamiento es fijar los límites de la explotación de los recursos a fin de no
agotarlos y permitir a las futuras generaciones que sigan haciendo uso de ellos.
Hablamos no solo de los recursos como el suelo, los minerales, el agua, la flora, la
fauna; sino también de el aire, la luz, las capacidades intelectuales de los seres
humanos y todo cuanto forma parte de nuestra cultura.
Para ordenar la apropiación humana de los recursos naturales y su utilización, el
Estado Peruano ha dictado normas entre las que se encuentran el Código de Medio
Ambiente y el Reglamento de Acondicionamiento Territorial y Desarrollo Urbano
(Decreto Supremo Nº 027-2003-VIVIENDA). Este último “…constituye el marco
normativo nacional para los procedimientos que deben seguir las municipalidades
en el ejercicio de sus competencias en materia de planeamiento y gestión de
acondicionamiento territorial y desarrollo urbano; a fin de garantizar:
a. La ocupación racional y sostenible del territorio.
b. La armonía entre el ejercicio del derecho de propiedad y el interés social.
c. La coordinación de los diferentes niveles de gobierno nacional, regional y local
para facilitar la participación del sector privado.
d. La distribución equitativa de los beneficios y cargas que se deriven del uso del
suelo.
e. La seguridad y estabilidad jurídica para la inversión inmobiliaria.1”
Entonces “Corresponde a las municipalidades planificar el desarrollo integral de sus
circunscripciones, en concordancia con las políticas nacionales, sectoriales y
regionales, promoviendo las inversiones así como la participación democrática de la
ciudadanía,…2”
Para cumplir con esa función las municipalidades deben elaborar los instrumentos
denominados:
a. Plan de Acondicionamiento Territorial.
b. Plan de Desarrollo Urbano.
c. Plan Específico.
d. Plan Urbano Distrital.
Dependiendo del caso, Los Planes Específicos pueden ser formulados por la
Municipalidad Provincial o propuestos por personas naturales o jurídicas de derecho
privado o público. Los Planes Urbanos Distritales deben ser elaborados por las
Municipalidades Distritales y desarrollan las disposiciones de los Planes de
Desarrollo Urbano y de Acondicionamiento Territorial, que a su vez corresponde sean

1
D. S. Nº 027-2003-VIVIENDA: Plan de Acondicionamiento Territorial y Desarrollo Urbano, articulo 1º.
2
Loc. Cit. Artículo 2º.
elaborados por la Municipalidad Provincial. De modo que para efectuar una
planificación integral debería elaborarse el Plan de Acondicionamiento Territorial cuyo
ámbito de aplicación es toda la Provincia de Islay y luego los Planes de Desarrollo
Urbano de cada distrito, para que las Municipalidades Distritales puedan proceder con
la elaboración de los correspondientes Planes Urbanos Distritales.
Sin embargo y como es en este caso, la Municipalidad Provincial no tiene aún un Plan
de Acondicionamiento Territorial, y los predecesores de los planes de desarrollo
urbano -los Planes Directores- han quedado obsoletos por el transcurso del tiempo y
deben ser adecuados a las disposiciones del Reglamento.
Las condiciones descritas no son las más favorables para promover las inversiones en
Cocachacra, sino que mas bien favorecen el desorden y la explotación irracional de
nuestros recursos, con lo que personas o empresas irresponsables podrían deteriorar
el medio ambiente en perjuicio de la agricultura, y el aire y agua necesarios para
nuestros asentamientos humanos y actividades vitales.
Igualmente el crecimiento urbano de Cocachacra se está dando de modo
desordenado, lo que obliga a la municipalidad y empresas concesionarias de los
servicios públicos a improvisar soluciones, con la consecuente disminución de la
calidad y elevación de costos por ampliaciones no previstas, y dejando a algunos
asentamientos informales sin servicios. Además de que la ocupación informal –a modo
de invasiones- del territorio no brinda estabilidad jurídica a sus propietarios y
posesionarios, que por esa razón incumplen con el pago de impuestos y arbitrios y
postergan sus inversiones esperando condiciones favorables, condiciones que
debemos establecer en el más breve plazo para promover el desarrollo humano y
económico.
Ese desarrollo será reactivado con la ejecución de algunos proyectos que impulsarán
el empleo en la provincia y por ende en Cocachacra. Islay, puede recibir próximamente
la mayor inversión realizada en toda la historia de la región Arequipa en un lapso tan
corto. El Gasoducto Sur Andino, la mina Tía María, Cementos Otorongo, la Ampliación
del puerto de Matarani, las carreteras interoceánica y Costanera, el asentamiento en
Corío -ya sea agrícola o el Megapuerto- pueden superar los US $ 1.700 millones de
dólares, y hacen apremiante planificar las actividades humanas para que nuestro
desarrollo sea sostenible y armónico con el interés común de nuestros pueblos, por lo
menos en las próximas décadas.
Por ello es imprescindible prepararnos forjando capacidades en nuestra gente y
estableciendo condiciones para la ocupación del territorio de nuestra jurisdicción. Este
es el objetivo fundamental del Plan Urbano Distrital que nuestra gestión está
desarrollando con la participación de la población organizada, sus instituciones y la
empresa privada, a través de la Comisión Consultiva Multisectorial que ha construido
una visión de Cocachacra:
Una ciudad próspera y democrática, articulada a la economía regional y
nacional, con una población competitiva laboralmente e involucrada en la
gestión de su desarrollo sostenible en un entorno ambiental saludable.
Y que prontamente presentará para la evaluación y observación de la población el
documento normativo que contiene la base cartográfica, el análisis del entorno
regional, las previsiones de crecimiento poblacional y empleo, y el desarrollo urbano
local graficado en un expediente urbano, que sustentan la propuesta del Esquema de
Zonificación, la Compatibilidad de Actividades, el Esquema Vial, el Plan de Expansión
y la priorización de los proyectos urbanos.

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