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Construye una personalidad resiliente: 7 estrategias para superar la adversidad con

fortaleza, claridad y paz interior

Jorge Benito

En mayor o menor medida, todos somos resilientes: aunque ciertas situaciones resulten
extremas, poseemos mecanismos psicobiológicos que nos permiten soportar la presión y
recuperar el equilibrio cuerpo-mente.

Podemos enfrentar y superar la adversidad, hallando la calma en medio de la tormenta.

Las primeras investigaciones sobre la resiliencia aportaron frescura al estudio clínico del
trauma y los eventos negativos: en lugar de centrarse únicamente en las llamadas áreas de
vulnerabilidad, los investigadores (Garmezy, Werner, Manciaux, Saleebey, Coutu,
Grotberg…) comenzaron a prestar atención a las fortalezas interiores de los individuos.

En estos primeros estudios encontraron a niñas y niños que sobresalían a pesar de no ser
especialmente dotados y, sobre todo, a pesar de atravesar circunstancias increíblemente
difíciles. Tenían lo que los psicólogos llaman un “locus interno de control”: creían que ellos,
y no sus circunstancias, afectaron sus logros. Se veían como los orquestadores de su
propio destino y los constructores de un futuro luminoso, y percibían el arduo presente como
un paso necesario hacia el éxito y la libertad.

Además, estos pequeños poseían una fuerte conexión existencial: creían que todo lo que
sucede tiene un profundo sentido y propósito, y esto les permitía dotar de nuevo significado
a las situaciones más desfavorables, creando de este modo nuevas posibilidades.

“He tenido incontables problemas en mi vida. La mayoría de ellos nunca ocurrieron.” – Mark
Twain

¿Se puede aprender la resiliencia?


Si bien no existe ninguna prueba psicológica en particular que mida la resiliencia, durante
décadas multitud de investigadores han observado que ciertas personas son capaces de
enfrentarse a obstáculos, amenazas e impedimentos sin sucumbir emocionalmente y sin
mostrar comportamientos victimistas y derrotistas.

Una de las premisas más destacables dentro del estudio de la resiliencia postula que los
acontecimientos no son traumáticos hasta que los percibimos como traumáticos; es nuestra
percepción e interpretación de lo que nos pasa lo que determina la forma en la que
experimentamos lo que nos pasa. Cuando percibimos la adversidad como un desafío y
encontramos seguridad interior, nuestras capacidades interiores emergen. Cuando
percibimos la adversidad como una amenaza o un evento potencialmente traumático,
anulamos nuestros mecanismos psicobiológicos de crecimiento y creamos un problema
duradero que puede derivar en estados depresivos.
Las personas resilientes se niegan a percibir los acontecimientos como traumáticos: viven
las adversidades y los eventos negativos sin derrumbarse, por muy dolorosos que estos
resulten.

Si no te consideras una persona resiliente, no es que no poseas esta capacidad. Lo que


sucede es que la resiliencia se refuerza con el uso y se pierde con el desuso. Cuanto más
nos esforzamos por ser resilientes, más fomentamos la flexibilidad cognitiva que nos
permitirá abrirnos a nuevas formas de percibir e interpretar lo que nos pasa; cuanto más nos
sumimos en el derrotismo, más reforzamos la neurorigidez que deriva en experiencias de
sufrimiento.

Aunque nuestro enfoque inicial sea negativo, podemos aprender a percibir los estímulos de
forma diferente para replantearlos en términos positivos, lo que por supuesto requiere de
altas dosis de conciencia, claridad y discernimiento.

A continuación hemos recopilado 7 estrategias que expertos en diversos campos


recomiendan para desarrollar esa destreza que todos poseemos llamada resiliencia.

1. Cuéntate otra historia


Todos tenemos un narrador interno que tiende a exagerar. Cuando vivimos tiempos difíciles,
este narrador suele decirnos que será así por siempre. Nada más lejos de la realidad.

Cuando se trata de imaginar nuestro bienestar y proyectarlo hacia el futuro, tendemos a


exagerar el impacto y la duración de los eventos dolorosos. A esta conclusión han llegado
los doctores Tim Wilson y Dan Gilbert, que en sus estudios de “pronóstico afectivo”
(affective forecasting) han encontrado que las cosas malas nos hacen sentir mal, pero no
por tanto tiempo como pensamos ni con tanta intensidad: las personas solemos aferrarnos a
la desesperación con mucha facilidad, pero rara vez llegamos a experimentar esos
extremos que habíamos imaginado.

El Dr. Wilson explica que, del mismo modo que nuestro sistema inmunológico nos defiende
de agentes infecciosos, poseemos un “sistema inmunológico psicológico” que cura nuestras
heridas emocionales. Según su investigación, nuestra mente inconsciente utiliza este
mecanismo para ayudar a la mente consciente a relativizar nuestras vivencias dolorosas, de
modo que con el paso del tiempo el narrador interior comienza a contarnos una historia más
agradable.

Aunque la voz interior tienda al dramatismo, con el tiempo todo se va reenfocando gracias a
este sistema inmunológico psicológico, y la mejor forma de favorecerlo es mantener siempre
una actitud resiliente. Estas 4 sencillas estrategias del Dr. Schwartz también te serán de
gran ayuda para encontrar una nueva voz en tu historia personal.

2. Cuestión de actitud
Si no adoptamos una actitud correcta, el camino a la resiliencia se vuelve espinoso. Cuando
nos negamos a considerar la posibilidad de percibir los eventos negativos como
oportunidades de crecimiento, y en lugar de ello nos dedicamos a seguir victimizándonos, la
resiliencia sigue durmiendo en su guarida secreta.

La actitud es uno de los nutrientes principales que ayuda a que nuestro equilibrio
cuerpo-mente florezca. Para no extendernos aquí, te recomendamos que leas este post en
el que te mostramos 4 sencillos consejos para calibrar tu actitud.

3. ¿Quién creo que soy?


¿Somos lo que creemos que somos? ¿Está nuestra percepción de nosotros mismos
distorsionada, reflejando una imagen irreal pero familiar y confortable?

Ya que la negatividad suele ser resultado de una percepción desdibujada de la realidad,


podemos comenzar por volvernos más objetivos en nuestra autopercepción. Si evaluamos
nuestra realidad –personalidad, comportamiento, relaciones sociales…- de una forma más
imparcial y ecuánime, encontraremos que muchas de nuestras fortalezas siempre
estuvieron ahí pero nuestra ceguera nos impedía verlas.

Las prácticas introspectivas como la atención plena son una excelente forma de regresar a
nosotros mismos y conocernos. Cuando nos volvemos íntimos con nuestra vida interior (ya
sean aspectos que aceptamos o aspectos que rechazamos de nosotros mismos), nos
percibimos con mayor claridad, y capacidades que estaban en letargo como la resiliencia
son redescubiertas.

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diaria de mindfulness de forma totalmente guiada.

4. Crea un diario de gratitud


Nuestro cuerpo y nuestra mente responden rápidamente a los cambios positivos que la
gratitud pone en funcionamiento. La gratitud abona el terreno para que nuestra personalidad
se vuelva más y más resiliente: se trata de una sencilla pero excelente forma de transformar
nuestras vidas avalada por multitud de estudios científicos.

En este artículo conocerás sus beneficios demostrados y aprenderás a crear y mantener tu


propio diario de gratitud paso a paso. Además, podrás participar en un sencillo e inspirador
reto que te ayudará a motivarte para incorporar esta eficaz herramienta en tu día a día
(miles de personas de más de 30 países ya lo están haciendo).

5. Enfrenta tus miedos


Muchos profesionales utilizan la llamada “terapia de exposición” para ayudarnos a cambiar
las asociaciones que en el pasado establecimos con determinados estímulos.

Si hay algo que nos aterra, podemos dotarlo de nuevo significado dando pequeños pasos
seguros: nos exponemos lenta y repetidamente a eso que tanto nos asusta. Por ejemplo, si
nos aterra la opinión ajena y esto nos convierte en personas poco sociables y
comunicativas, nos exponemos en pequeñas dosis a ese miedo que nos bloquea. Podemos
acudir a reuniones e interactuar más de lo habitual. De este modo, vamos superando el
miedo a través del acto sostenido de enfrentar las emociones que tanto nos molestan.
La idea de esta estrategia no es eliminar nuestros miedos de un plumazo, sino entrar en
contacto con nuestro valor y nuestra resiliencia. No se trata de dejar de tener miedo, sino de
seguir adelante a pesar del miedo.

6. Practica la compasión (y la autocompasión)


Lobsang Tenzin Negi, doctor en Budismo y creador del Cognitively-Based Compassion
Training (CBCT), un programa de meditación que actualmente es utilizado en diversos
estudios clínicos, expone en esta entrevista que “en este mundo tan complejo, lleno de
estresantes psicosociales, lo que más necesitan las personas, y más las angustiadas y
deprimidas, son maneras más sanas de forjar relaciones con quienes las rodean”.

“Sobrevaloramos las amenazas. Yo vengo de una cultura que cree que cada ser humano
tiene un tremendo potencial, somos altamente resilientes, tenemos la capacidad de
mantener el optimismo, de no desfallecer, pero para ello lo primero que debemos integrar es
que todos los seres de este planeta tenemos una aspiración común: todos queremos ser
felices. Ser conscientes de esa interconexión nos hace acercarnos a las personas con un
mayor grado de afecto, cercanía y ternura, de manera que nos relacionamos con el mundo
de una manera más saludable.”

La autocompasión, como la propia palabra indica, implica ofrecernos compasión a nosotros


mismos: abordamos nuestro propio sufrimiento con una actitud de bondad y no juicio.
Cuando nos volvemos conscientes de que todos experimentamos emociones y situaciones
profundamente dolorosas, nos alentamos a salir del absoluto dramatismo en que vivíamos y
desarrollamos una personalidad resiliente.

7. Practica el perdón
Tal y como te mostramos en este artículo, cuando no perdonamos liberamos todos los
neuroquímicos del estrés y la ansiedad. Además, el cerebro entra en lo que se conoce
como “la zona de no-pensamiento”, un estado cognitivo en el que nuestras facultades
mentales se ven seriamente limitadas: no podemos pensar con claridad, y nuestra
capacidad de resiliencia corre el peligro de quedar anulada.

Perdonar es salir al encuentro del otro, lo que nos permite al mismo tiempo salir al
encuentro de nosotros mismos. Cuando nos volvemos conscientes de que nosotros también
hemos errado y hemos sido perdonados en el pasado, relativizamos los fallos que todos
cometemos, lo que nos permite reencontrarnos con nuestras fortalezas interiores. Dejar de
asociar las equivocaciones -propias o de los demás- con estados de rencor y hostilidad
permite que nuestro cuerpo-mente encuentre un punto de equilibrio óptimo en el que
emerge lo mejor de nosotros mismos.

Resumiendo
1. Todos poseemos esa capacidad natural de superar adversidades llamada resiliencia.

2. La resiliencia está íntimamente ligada a nuestra percepción: cuando percibimos la


adversidad como un desafío que podemos superar, nuestras capacidades interiores
emergen; cuando percibimos la adversidad como una amenaza, anulamos los mecanismos
psicobiológicos de la resiliencia.

3. La resiliencia puede ser entrenada y desarrollada: podemos aprender a percibir los


estímulos de forma diferente para replantearlos en términos positivos. Cuanto más nos
esforzamos por ser resilientes, más reforzamos esta capacidad; cuanto más caemos en
actitudes victimistas y derrotistas, más se atrofian nuestras fortalezas interiores.

4. Las 7 estrategias descritas anteriormente nos ayudan a desarrollar una personalidad


resiliente a través del reencuentro con las virtudes innatas que todos poseemos.

5. Ser resiliente es, en definitiva, una decisión consciente.

“En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano
invencible.” – Albert Camus

Autor

Jorge Benito

A caballo entre el mundo de la investigación y la aplicación práctica, Jorge Benito dirige el


área educativa de Mindful Science, donde explora la conexión mente-cuerpo, la activación
voluntaria de nuestros mecanismos naturales de transformación biopsicosocial y el
fortalecimiento de nuestras capacidades y virtudes humanas.

Autor del libro Educar para Sanar y creador de todos los programas online ofrecidos en
Mindful Science, Jorge también facilita seguimiento personalizado a los suscriptores de esta
comunidad online.

Actualmente colabora en el desarrollo de una nueva tecnología de retroalimentación


cardiorrespiratoria que codifica y analiza las señales del cerebro y el corazón, y que pronto
estará comercialmente disponible para todo el mundo.

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