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DEMOCRATIZACION
La mayoría de los expertos también concuerdan en que es importante que un sistema electoral
estimule el desarrollo de un sistema de partidos basado en valores e ideologías políticas amplias y
en programas políticos específicos y no en estrechas inquietudes de carácter étnico, racial o
religioso. Al mismo tiempo que disminuyen las amenazas de conflictos sociales, es más probable
que los partidos que cuentan con amplia base social que comprende a distintos grupos y sectores
sociales reflejen la opinión nacional que aquellos que se basan predominantemente en asuntos
sectarios o regionales.
Han ocurrido cambios en la organización social peruana desde la transición del año 2000. Se ha
restituido el quehacer democrático, se ha dado impulso a la modernización del Estado y, a pesar
de nuestra tendencia al fraccionamiento, se han generado importantes espacios de participación y
concertación ciudadana, inscritos en aún un incipiente proceso de descentralización. (Mesas de
Concertación, Acuerdo Nacional, Comisión de la Verdad, Proceso de descentralización, etc.) Sin
embargo, a pesar de estos avances en el país, aún se mantiene una organización social donde no
hay claridad de funciones y responsables en diversos temas a nivel nacional, regional y local, ni se
ha logrado acordar las vías de implementación que consideren los periodos de transición
necesarios en cada caso. En particular recién nos encontramos en el inicio de un largo camino para
la democratización de la vida política y el fortalecimiento del sistema de partidos.
Es claro que Toledo no logró cumplir con las promesas implícitas en la supuesta "transición
democrática" después de una década de oprobios a "dictadura fujimontesinista".
Los partidos deben desarrollarse horizontalmente y no, verticalmente. En el caso del APRA, por
ejemplo, su existencia política depende del carisma de Alan García Perez; después de él, va ha ser
muy difícil que esta organización vertical, vuelva a tener el liderazgo político que ahora tiene. De
manera similar, podemos hablar de otros partidos caudillistas que no aportan al fortalecimiento
de la democracia.
Por eso, es que esta política de estado, al plantear la dación de normas que favorezcan la
democracia interna de los partidos políticos, su difusión financiera y difusión de programas y
doctrinas políticas, es fundamental para el desarrollo del sistema de partidos democráticos en el
país.