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Año 19 N° 692 Semana del 30 de julio al 5 de agosto

PREDICACIÓN DE JESÚS (PARTE IV)


Mateo 13, 24-43

1.- OBJETIVO DEL TEMA


Descubrir la invitación de Jesús, y hasta quizá una exortación, de la manera que Dios quiere
revelarse a nosotros. La parábolas que continúan en este compartimiento no se apartan del
objetivo que tiene El Señor de invitarnos a servirle y ser parte de su plan para que el Reino de
los Cielos sea una realidad en nuestras vida y en nuestro mundo actual.

2.- IDEA CLAVE


Leer en silencio la lectura. Meditar unos minutos para encontrar la idea principal antes de
compartir. ¿Qué te dice a ti?, ¿Qué le dice a la comunidad?, ¿Qué le dice a la sociedad?
En esta IV parte de la predicación de Jesús lo encontramos, una vez más, eseñando con
parábolas, su método preferido ya que sólo los sencillos y de corazón puro lo podían entender.
A veces queremos que lo que Dios nos dice sea como nosotros queremos entender y no nos
damos cuenta que lo que Dios nos está diciendo es mucho más claro y sencillo que lo que
estamos esperando.

3.- ENSEÑANZA
En estas tres parábolas su mensaje es claro:
- La cizaña la siembra el enemigo en medio de aquellos que son trigo. El objetivo de
enemigo es que el trigo sea arrancado antes de tiempo junto con la cizaña, a éste no le
importa que sus seguidores se pierdan, pero a Jesús si. Por eso el verdadero trigo tiene
que persisitir hasta que sea hora de la cosecha donde será transformado en ese alimento
que servirá para muchos. El enemigo sabe eso y no por eso no quiere que el trigo
permanezca.
- La pequeña semilla que Jesús sembró hace ya más de 2000 años ahora se ha convertido
en ese árbol tan grande qur todos aquellos que quieran cobijarse bajo sus ramas siempre
son bienvenidos. En esta gran Iglesia, Santa y pecadora cabemos todos aquellos
necesitados del amor misericordioso de Dios, nadie es rechazado, nadie debe ser
rechazado porque todos necesitamos estar bajo su protección.
- Todos aquellos que saben algo de panadería o repostería saben que con un poco de esa
levadura puede fermentarse una gran cantidad de masa y hacer deliciosos panes o, como
nosotros llamamos, “masitas”. De la misma manera Jesús nos invita a ser esa levadura
que transforme lo que hay en el mundo. No debemos esperar a que otros lo hagan o que
se den ciertas circunstancias o determinados eventos para recién querer incorporarnos a
ese mundo que está desesperadamente necesitado de Aquel que sólo puede cambiar esa
necesidad.
Permitamos al Dios de la vida que actúe en nuestras vidas a la manera que Él quiere hacerlo.
Sólo su Espíritu sabe lo que necesitamos y la manera que quiere usarnos. No permitamos que el
enemigo nos utilice para arrancar el trigo que Él ha sembrado, no seamos como auellos que se
creen dueños de la Iglesia o de la verdad. Dejemos que Dios nos revele esos secretos que Él
Año 19 N° 692 Semana del 30 de julio al 5 de agosto

quiere revelarnos para que luego lo digamos a voz en cuello a todo aquel que necesita
escucharlo.
4. PREGUNTAS PARA COMPARTIR
1. ¿Cómo va tu lectura de los evangelios? A los pastores se les insinúa fraternalmente
ANIMAR en la lectura de los Evangelios
2. ¿Qué tipo de semilla crees tú que siembra el enemigo?
3. ¿A quién crees que representa la semilla de mostaza? ¿Por qué?
4. ¿Crees que en algún momento podemos ser como esa cizaña o mala hierba? ¿De qué
manera?
5. ¿Cuántos tipos de levadura crees que pueden existir?
6. ¿De qué manera podemos ser una buena levadura?

5. CONCLUSIONES
Vivimos en un mundo donde convive lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto. Las
parábolas que Jesús utiliza para comparar el Reinos de los Cielos nos invita a ser parte de lo
bueno y de lo correcto. En el buen sentido debemos ser esa buena levadura que fermente, es
decir, que transforme lo malo e incorrecto que hay en el mundo en algo bueno y correcto. La
única manera de lograr ese cambio es dejando que la Palabra de Dios transforme primero
nuestras vidas para que luego seamos esa levadura que fermente la masa.
Sin embargo muchas veces podemos caer en la tentación de querer ser nosotros esos jueces que
quieran quitar la hierba mala de o en medio de nuestras comunidades y no nos damos cuenta que
al hacer eso podemos estar arrancando lo bueno que en ellas hay. Por otro lado también muchas
veces podemos ser esa cizaña que contamina nuestras comunidades con nuestros juicios, críticas,
chismes y actitudes poca o nada cristianas.
Quien siembra una semilla excelente, pura, verdadera y clara, es Jesús. Él no vino a enseñar
falsedades, o medias verdades. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Lo que nosotros
sembremos debe ser igual a lo que Él sembró.

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