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METODOLOGÍA SOCIOLINGÚÍSTICA
BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA FRANCISCO MORENO FERNÁNDEZ
FUNDADA POR DÁMASO ALONSO

II. ESTUDIOS Y ENSAYOS, 372 ,.


METODOLOGIA
SOCIOLING ÜÍSTICA

BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA


EDITORIAL GREDOS
MADRID
© FRANCISCO MORENO FERNÁNDEZ, 1990.

EDITORIAL GREDOS, S. A.
Yo corregiría el hermoso verso de Virgilio: «La fortuna ayuda
Sánchez Pacheco, 81, Madrid.
a los jóvenes». Porque la audacia es virtud de la juventud y no
de los hombres provectos, aunque, planteadas así las cosas, ten-
dríamos que reconocer la paridad de atrevimiento y vida no gasta-
da. Francisco Moreno cuenta en su haber con pocos años, los nece-
sarios para no ser inexperto y los suficientes para poseer madurez
de raciocinio. Pero Francisco Moreno no sabe aún qué es el tae-
dium vitae y se entrega al quehacer cotidiano con la fe del neófito,
con la esperanza del hombre bueno y con la caridad de quien puede
derrochar sus caudales, porque la senectud ni siquiera es una som-
bra en el lubricán.
He tenido la suerte de que Francisco Moreno confiara en mí
y a mi lado ha ido haciéndose. Recuerdo muy bien aquel día en
que acabé mi primera clase de dialectología; un muchachito de 19
ó 20 años se me acercó: ¿Querría leerme este cuestionario? Y aquel
mozo que buscó maestro nunca supo cuánto significa la confianza
de un alumno. Más, si el conocimiento sólo es de oídas. De oídas
en una Universidad de sordos, de ciegos, de mudos. Pensé que,
también yo, un .día tuve pocos años y busqué maestros. Francisco
Depósito Legal: M. 42775-1990. Moreno era mucho más que un alumno, era uno de esos regalos
ISBN 84-249-1433-3. que Dios pone en nuestro camino para hacer que la humilde condi-
ción del profesor se convierta en la más hermosa de las ocupacio-
Impreso en España. Printed in Spain.
nes. Día a día nos encontrábamos en la clase de dialectología, en
Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1990. - 6350.
la de geografía lingüística, en la de sociolingüística. Francisco Mo-
8 Metodología sociolingüística Prólogo 9

reno tenía prisas por aprender -las tiene vivas todavía- y talento el tiempo. Uno de ellos está aquí y yo no sé ponerle el prólogo
para que el mucho caminar no produjera desazones. No le basta- que se me ha pedido. Pasarán las décadas y nuestra ciencia enveje-
ban las clases: se asomaba a la }nformática y le procesaban la tesis cerá, también la del joven que se llama Francisco Moreno. Lo que
en Tokio; se empeñaba en la sociolingüística y se iba a Estados no envejecerá es el airón de ese gesto del hombre que trabaja, ni
Unidos. Lo tenía siempre cerca. Era una de las últimas luces de la universidad rescatada, porque, cuando todo esté en el mundo
mi atardecer académico. El pobre trabajo del profesor no se agos- del silencio, seguirá viva la fe que ha hecho florecer de nuevo las
taría, quedaba el entusiasmo renovado que mantendría los brazos piedras gloriosas de Alcalá. Alumnos de los alumnos de Francisco
del maestro para que no se rindieran de tanto bregar. Y Francisco Moreno tal vez lo ignoren, pero serán hombres de ciencia porque
Moreno se vino conmigo a Estados Unidos. Yo pensaba en aquellos alguien se sacrificó por ellos. Y seguirá la Academ.ia porque su ser
estudiantes que migraban a París, a Brujas, a Bolonia para escu- es eterno, si se alimenta de la vocación por los estudios silenciosos.
char las palabras que pronunciara el mágico éfeta. Veía al joven Debía decir bien de este libro. Prefiero dejar el testimonio obje-
español luchando contra toda incomodidad y contra mil inconve- tivo, por apasionado que se enuncie, de un hombre joven que ha
nientes. Pero él tenía una simple consigna: estudiar, estudiar, estu- hecho olvidar las canas a quien da el dulce y desazonante título
diar. Sin pausa para que el tiempo se hiciera más duradero, sin de maestro.
desencanto para que el trabajo floreciera de continuo, sin sentir
las heladas inmisericordes para que el fuego interior (¿todo lo abra- MANuEL ALVAR
sa?) le permitiera llegar a Belén. Y Belén estaba allí, en los libros,
en las conversaciones con los colegas, en el entusiasmo que se acre-
cía. En el hedonismo de una civilización (por tantas cosas envidia-
ble), aquel mozo español iba arrancando vetas de saberes: leía, juz-
gaba, discernía. Pensaba en los yermos donde había trabajado y
creía en su fecundidad. (Yo contemplaba aquella pasión y pensaba
en palabras que escribí, ¿cuánto hace?, en Erlangen.) Francisco Mo-
reno traía cuartillas y cuartillas, Francisco Moreno era ya profesor
universitario, Francisco Moreno cada mañana tenía una bandada de
. jilgueros para que gorjearan en el aire limpio.
Vinieron viajes, saber de muchas tierras y de muchos hombres,
porque quien no viaja por pueblos lejanos se queda entre sombras
pueblerinas. Llegaban días de aposo y una vieja universidad rena-
cía. Eran unos grupos de jóvenes audaces los que hacían florecer
el milagro. Francisco Moreno arrimó el hombro y el oro de las
piedras se trocó en dócil materia. Volvía la meditación a lo que
la injuria de los años había convertido en despojos. Ahora los silla-
res vulnerados son la gallardía de unos libros que vuelven a desafiar
AGRADECIMIENTOS

Esta obra ha sido pergeñada y casi concluida durante mis estan-


cias en la Universidad de Nueva York en Albany (año académico
1985-1986) y en el Westfield College de la Universidad de Londres
(1987-1988). El trabajo se ha realizado gracias a una beca Fulbright
y a otra Fleming, dentro del Programa de Formación, Perfecciona-
miento y Movilidad del Personal Investigador del Ministerio de Edu-
cación y Ciencia de España. Vaya por delante mi agradecimiento
a las instituciones que lo hicieron posible y a los directores de los
Departamentos que me acogieron: los profeso res Frank Carrino
(Nueva York) y Alan Deyermond (Londres).
Debo también agradecer al Dr. D. Antonio Alvar Ezquerra, Di-
rector del Departamento de Filología de la Universidad de Alcalá
de Henares, su apoyo, fe y aliento, así como el compañerismo del
Dr. D. Pedro Benítez al cargar con parte de mis responsabilidades
durante mi ausencia.
Una vez más, D. Manuel Alvar, maestro, ha tenido la paciencia
de ayudarme con el equilibrio y la sabiduría de sus juicios. Gracias.
También agradezco los comentarios del profesor Ralph J. Penny
y los valiosísimos consejos y advertencias del Dr. D. Humberto Ló-
pez Morales y de la Dra. D.ª Pilar García Mouton.
No puedo olvidar en este capítulo a Mar, por saber comprender
y esperar. El libro se lo dedico a Irene, por mis infidelidades.
F.M.F.
Londres, 22 de febrero de 1988.
Madrid, 4 de enero de 1990.
INTRODUCCIÓN

Cada vez tienen mayor repercusión los avances que, de cuando


en cuando, se producen dentro de la sociolingüística. Cada vez son
más rigurosos y fiables los análisis. de esta disciplina. Va aumentan-
do ininterrumpidamente el atractivo del método y de las técnicas
sociolingüísticas para las nuevas generaciones. Por eso no resulta
extraño que los estudiantes de lingüística, cuando oyen hablar pór
primera vez de lengua, sociedad, interacción, trabajo de campo
-con la impaciencia propia del querer saber-, se apresuren a pre-
guntar: ¿Cómo se hace un estudio sociolingüístico? La respuesta
se halla encuadernada en cientos de volúmenes que han visto la
luz, en su mayor parte, desde los inicios de los años 60 y cuyos
valores no son fáciles de condensar en unas pocas páginas.
La intención de este libro es explicar cómo se hace un estudio
sociolingüístico, que vendrá a ser lo mismo que revisar cómo se
han hecho los principales estudios sociolingüísticos. Pero ello no
supondrá una presentación de todas las posibilidades actuales, ni
mucho menos futuras. Por tal razón se hace conveniente comentar
algo más in extenso las pretensiones de esta obra mediante la glosa
de su título: Metodología sociolingüística.
14 Metodología sociolingüística Introducción 15

dividual adquiere su pleno sentido sólo si se proyecta hacia la co-


¿QUÉ SOCIOLINGÜÍSTICA?
municación), hasta cualquier ente en el que el individuo como tal
quedara muy desdibujado (estratos sociales, por ejemplo).
Por fortuna o por desgracia, dentro del ámbito de la sociolin-
Pero la historia de la lingüística de los últimos afios ha demos-
güística no existe ni unidad teórica ni uniformidad metodológica.
trado que trabajar con un objeto de estudio tan amplio como «len-
Los lectores que conozcan mínimamente la bibliografía lingüística
gua y sociedad» no lleva demasiado lejos. Por eso se comenzó a
en general sabrán bien que la ciencia del lenguaje no suele presentar
hablar de una sociolingüística en sentido estricto, situada bajo el
estas cualidades en ninguna de sus ramas. La sociolingüística es
amparo de la lingüística y con un objeto de estudio más específico:
heredera directa de esta situación, que no debe considerarse demeri-
el estudio del lenguaje en su contexto social. Ante todo, estudio
toria para la propia disciplina ni para sus estudiosos. La compleji-
del lenguaje. De esta forma la separación entre sociolingüística y
dad del panorama es reflejo de la versatilidad que presenta el obje-
sociología del lenguaje se hizo más clara: la última antepone el es-
to de estudio: la lengua y la sociedad, el hablante y su entorno.
tudio de la sociedad 1 • Hablar, pues, de sociolingüística no es ha-
Si partimos de una sociolingüística en sentido lato como disciplina
blar de algo a caballo entre lingüística y sociología, sino simple-
encargada de ese objeto de estudio, no tardaremos en apreciar que
mente de lingüística.
sus intereses están solapados con los de otras ciencias, como la psi-
Hechos estos comentarios, nos centraremos en el punto que los
cología, la psicología social, la antropología, la sociología y la et-
motivó: «¿Qué sociolingüística trataremos en las páginas que si-
nología, en lo que puedan estar de preocupadas por el lenguaje.
guen a estas introductorias?» Nuestro objetivo será la «sociolin-
Desde este punto de vista, se podría hacer sociolingüística al anali-
güística en sentido estricto», en otras palabras, los estudios que,
zar la influencia del entorno social en la adquisición de una lengua,
con vocación decididamente lingüística, se preocupan por la reper~
aunque ello esté llamando ya a las puertas de la psicología; al anali-
cusión que hechos sociales de índole heterogénea puedan tener so-
zar las interacciones entre individuos que pretenden iniciar unas re-
bre las lenguas naturales. Ahora bien, al estrechar así el radio de
laciones comerciales, aunque así parezca que se está haciendo psi-
acción, aún no se ha conseguido evitar la multiplicidad de perspecti-
cología social; al describirlas costumbres que refuerzan u organi-
vas. Dentro de los trabajos denominados «de sociolingüística estric-
zan la comunicación entre los miembros de una tribu amazónica,
ta», nos ocuparemos. especialmente de aquellos que no tratan de
aunque se esté pisando el umbral de la etnografía; al. estudiar las
la relación entre sistemas lingüísticos distintos, trabajos cuyo objeto
vinculaciones existentes entre el aumento del número de hablantes
de estudio son fenómenos lingüísticos tal y como aparecen en
de una lengua, en una sociedad multilingüe, y las transformaciones
comunidades monolingües. Así pues, dejamos fuera una gran canti-
sociales que ello implica, aunque de esta forma se entre en los do-
dad de posibilidades de investigación, como la adquisición, el cam-
minios de la sociología.
bio y la conservación de lenguas, el cambio de código, la planifica-
El concepto de sociolingüística, con esta amplitud de horizon-
ción lingüística, la educación lingüística en contextos dialectales o
tes, podría encerrar cualquier aspecto del lenguaje puesto en con-
bilingües, el estudio general de sociedades multilingües, lenguas en
tacto con cualquier hecho social o de repercusiones sociales. Según
esto, podríamos estudiar desde los asuntos más estrechamente liga-
dos al «individuo» (no olvidemos que la producción lingüística in- 1 H. López Morales, Sociolingüística, Madrid, Gredos, 1989, págs. 19-39.
16 Metodología sociolingüística Introducci6n 17

contacto y un etcétera que se hace largo. Esperamos ganar en pro- la variación y qué agentes intervienen en ella. La utilización o la
fundidad lo que perdamos de amplitud. no utilización de la -d- en los participios de la primera conjugación
(cantado, /kantáo/), hoy día no puede ser considera~a simplemente
como una «variación libre»: hay contextos situacionales y constric-
¿QUÉ METODOLOGÍA? ciones psicosociales que hacen que se relaje o desaparezca. Una
regla variable reflejaría en qué contextos y por qué constricciones
Si se tiene en cuenta la disparidad teórica existente en sociolin- se debilitaría fonéticamente ese elemento.
güística, no es difícil comprender que las alternativas metodológicas Pero la «regla vari,able» y el complejo metodológico que com-
se multipliquen en progresión geométrica. Los estrechos cauces de porta no van a acaparar nuestro interés, porque otras visiones de
nuestra obra exigen también discernir y seleccionar sobre este pun- la sociolingüística también merecen ser consideradas con detenimien-
to. El camino ya ha sido entreabierto al hacer coincidir los límites to. Hay una de especial significación: la etnografía del hablar o
teóricos de la sociolingüística estricta, la que se preocupa del len- etnografía de la comunicación. Esta corriente, abierta igualmente
guaje en su contexto social (a partir de ahora sociolingüística), con en la década de los 60 por Dell Hymes y John Gumperz 3 , nació
los de nuestros intereses. Pero, incluso así, aparece ante nosotros con una inclinación clara hacia la antropología y la etnografía (den-
una gran riqueza de posibilidades. La metodología que aquí se ex- tro de la tradición estadounidense ya desbrozada desde Edward Sa-
pondrá responde al principio de que toda lengua tiene variedades pir y Benjamin L. Whorf), pero en el último decenio ha vuelto
internas y que todo hablante, al enfrentarse a su lengua, descubre su interés más hacia la lingüística: es en este punto donde reclama
posibilidades de variación en todos los niveles lingüísticos: las mis- nuestra atención. Aparte de esto, no dudaremos en incorporar cual-
mas cosas pueden ser dichas de muy diferentes maneras. Ésta es quier aportación sociolingüística que pueda dar .luz a lo tratado
la idea que sigue la corriente sociolingüística de la variación o «va- en cada momento, al margen de escuelas, temas o tendencias.
riacionismo», cuya metodología nos ocupará especialmente. Los epicentros geográficos alrededor de los cuales nos movere-
Se denomina 'variacionismo' a la escuela iniciada por William mos, en lo que a la utilización y desarrollo de la metodología socio-
Labov a principios de los ~os 60, que tiene como uno de sus he- lingüística se refiere, serán Norteamérica y el Reino Unido. El pri-
chos más notables la publicación, en 1969, del trabajo del propio mero porque allí (Estados Unidos y Canadá) han trabajado los prin-
Labov titulado «Contraction, Deletion and Inherent Variability of cipales mentores de la sociolingüística en los últimos veinticinco años;
the English Copula» 2 • En este estudio se presentó por vez primera, el segundo, porque allí ha encontrado gran eco la metodología nor-
con un detalle explicativo suficiente, el concepto de «regla varia- teamericana, dando lugar posteriormente a aportaciones novedosas
ble». La variabilidad del lenguaje había sido un hecho minimizado, e interesantes. De todas formas, será inevitable que también presen-
por voluntad propia o por incapacidad para dar pasos hacia delan- temos algunas investigaciones vinculadas al mundo hispánico.
te, en la lingüística general del siglo xx. El concepto de «variación
libre» había ocultado una de las cualidades más evidentes de las
lenguas. La «regla variable» pretendió explicar cómo se produée 3 Véanse J. J. Gumperz y D. Hymes, Directions in Sociolinguistics, New York,

Holt, Rinehart and Winston, 1972; M. Saville-Troike, The Ethnography o/ Commu-


2 Language, 45 (1969), págs. 715-762. nication. An Introduction, Oxford, Blackwell, 1982.

SOCIOLINOÜÍSTJCA. - 2
18 Metodología sociolingüística Introducci6n 19

La obra estará dividida en cuatro capítulos de desigual exten- no lingüísticas, como la sociología, la estadística o la informática,
sión. El primero de ellos («Las reglas del método sociolingüístico»), es imprescindible para realizarlo con éxito. A pesar de su automa-
el más breve, pretende ser simplemente una presentación de las re- tismo, los análisis no están libres de críticas, puntos laxos y proble-
glas del juego de la metodología sociolingüística. Se ha intentado mas, de los que procuraremos dar cuenta allí donde sea conveniente.
abstraer la esencia de las técnicas, dispares, que conforman la me- «Interpretación de los análisis e implicaciones teóricas» son los
todología de nuestra disciplina, para hacer más fácil el acceso a temas sobre los que versa el capítulo final. Es indiscutible que con
los demás capítulos y a su razón de ser. Aquellos lectores que ya estos aspectos la investigación sociolingüística alcanza su clímax,
hayan manejado publicaciones sobre sociolingüística tal vez encuen- su cota más sobresaliente y a la vez delicada, y da cuenta de su
tren en este primer capítulo una excesiva simplificación. Lo recono- auténtica dimensión. El buen fin de cualquier estudio depende de
cemos de antemano, pero estamos seguros de que se agradecerá, la correcta interpretación de los resultados, actividad en la que el
por parte de los que carezcan de tal experiencia, encontrar alis~da, sociolingüista puede realizar sus aportaciones más personales.
al principio, una senda que luego puede hacerse abrupta Y empma- Las. interpretaciones fácilmente pueden llevar a poner en rela-
da. Estas reglas del método coinciden casi punto por punto con ción la variación sociolingüística con las variaciones diacrónicas,
la disposición y el contenido de los capítulos siguientes. diafásicas y diatópicas. Las implicaciones teóricas que se observan
El segundo trata de una de las fases iniciales del método, de en todo ello afectan directamente no sólo a la lingüística general,
la que, sin duda alguna, dependerá el éxito de las subsiguientes: sino también a disciplinas como la pragmática, la dialectología o
«La recogida de materiales». Como es lógico, se tratará de la reco- la lingüística histórica. Esta última rama está conociendo en la ac-
gida de materiales con un valor sociolingüístico, pero en determina- tualidad un resurgir teórico que no se había producido en Europa
dos momentos será muy conveniente mostrar qué suponen las técni- en los últimos cuarenta aflos y un florecimiento que la América
cas sociolingüísticas respecto de las técnicas utilizadas por la geografía anglosajona nunca había experimentado.
lingüística. Y esto por dos razones: 1. º) el nacimiento de la socio- Presentar los contenidos de este libro no es tarea excesivamente
lingüística estuvo muy vinculado al desarrollo de actividades dialec- complicada. Lo penoso será mantener una separación temática real
tológicas o de geografía lingüística; 2. º) es necesario revisar los es- a lo largo del texto, porque sus partes están íntima y fuertemente
tudios publicados en los que se hace un análisis de los porqués interrelacionadas. Hablar de la recogida de materiales sin tener en
técnicos de la encuesta dialectal en contraste con los de las técnicas cuenta el tipo de análisis al que van a ser sometidos es prácticamen-
sociolingüísticas. Es importante plantear que hay una extraordina- te imposible; evaluar e interpretar los resultados de los análisis sin
ria coincidencia de problemas en la aplicación de las técnicas de tener en cuenta qué criterios los han regido y la forma de recolec-
las respectivas disciplinas, que en la mayor parte de los casos no ción de datos es clamar en el vacío: una cosa llevará a la otra en
son tan divergentes como algunos pretenden. continuas referencias internas. No vamos a trabajar, pues, con dis-
El capítulo tercero («Análisis de los materiales sociolingüísticos») jecta membra, sino con un todo de difícil segmentación.
evita las referencias a otras disciplinas, para centrarse únicamente Finalmente, nos gustaría hacer un brevísimo comentario a pro-
en aspectos sociolingüísticos. El análisis de los materiales es tal vez pósito de dos recientes obras que también se han interesado por
la etapa más mecánica en el desarrollo de una investigación socio- aspectos metodológicos de la sociolingüística. Nos referimos a Ob-
lingüística. Como se verá en su momento, el auxilio de disciplinas serving and Analyzing Natural Language, de Lesley Milroy, y a
20 Metodología sociolingüística

Sociolingüística: teoría y análisis, de Carmen Silva-Corvalán. Nues-


tro trabajo, como es lógico, tiene puntos de contacto con ambas,
pero pueden encontrarse suficientes elementos diferenciadores. Silva-
Corvalán dedica exclusivamente a cuestiones metodológicas el se-
gundo capítulo de su libro, cerca de un quinto del total. Aunque
en el resto se atiende por doquier a la metodología, se pone más
insistencia, por un lado, en aspectos teóricos y, por otro, en la CAPÍTULO 1
descripción de variables sociolingüísticas concretas, en su mayoría
relacionadas con los niveles fonológico y sintáctico. Por nuestra
parte, intentaremos dejar en segundo plano las consideraciones LAS REGLAS DEL MÉTODO SOCIOLINGÜÍSTICO •
teóricas.
El tono general que Milroy ha dado a su obra está más en con-
sonancia con la concepción de nuestras páginas, a pesar de que
en ellas se desarrollan muchos asuntos que Milroy sólo esboza o Émile Durkheim justificaba su obra Les regles de la méthode
cita de pasada, y viceversa. Ahora bien, en los comentarios críticos sociologique (París, 1895) denunciando la escasa preocupación que
que Milroy realiza, tiene un peso específico importante el hecho habían tenido los sociólogos por caracterizar y definir el método
de que la misma autora sea la promotora de una de las alternativas que aplicaban al estudio de los hechos sociales 1 • El libro aparecía
metodológicas más innovadoras y recientes: lenguaje y redes socia- impreso medio siglo después del nacimiento de la sociología 2 • La
les. Es difícil evitar pensar que algunas críticas están hechas sola- sociolingüística moderna acaba de cumplir su primer cuarto de si-
mente en función de la alternativa propuesta, si bien todas ellas glo 3, pero aún no se· ha podido establecer un corpus de reglas que
suelen estar bien fundadas. Nosotros hemos procurado no vincular- perfile uniformemente su metodología. El porqué es plural: en pri-
nos específicamente a ninguna tendencia para así adquirir una pers-
pectiva algo más amplia. • Este capítulo es la adaptación de una conferencia pronunciada en las «111 Jor-
nadas de Lingüística en Alcalá de Henares» (marzo de 1987) y publicada en F.
Moreno (ed.), págs. 103-114.
1 Edición en español: Las reglas del método sociológico, Barcelona, Orbis, 1985,

basada en la 3. ª ed. de Morata, S. A. (1982), que, a su vez, es traducción de la


18. ª francesa publicada por PUF. Citaré por la edición de Orbis.
2 La creación de la sociología moderna se atribuye a A. Comte y a su obra

Cours de philosophie positive, París, 1930-1942.


3 Se da como fecha de constitución la de 1964, año en que tuvieron lugar los

congresos de la Universidad de California (W. Bright, Sociolinguistics, The Hague,


Mouton, 1966) y de la Universidad de Indiana (S. Lieberson, Explorations in Socio-
linguistics, The Hague, Mouton, 1966). Para una introducción al nacimiento de la
sociolingüística, véase H. López Morales, Sociolingüística, Madrid, Gredos, 1989,
Cap. l.
22 Metodología sociolingüística Reglas del método sociolingüístico 23

mer lugar, aún está por definir el objeto de estudio de la sociolin- la psicología o la psicología social 9 • El pastel que hay que repartir
güística; en segundo lugar, los esfuerzos para caracterizar su méto- es demasiado pequeño para tantos y tan voraces comensales. Fruto
do han sido dispersos y reduccionistas; en tercer lugar, existe una de la divergencia teórica es la dispersión metodológica. Las formas
insistente tendencia a confundir el método con las técnicas y, por de trabajar en sociolingüística son muy diversas, por lo que rara
último, los· metodólogos se han convertido en metodólatras muchas vez pueden compararse los datos y los resultados de las investiga-
más veces de lo conveniente. ciones llevadas a cabo por autores diferentes 10 •
Efectivamente, la sociolingüística comparte su objeto de estudio Además, llama la atención el extraordinario valor que se atribu-
con otras disciplinas. Estamos ante un problema inserto en un gru- ye a las técnicas de análisis, que frecuentemente son consideradas
po de mayor entidad que encierra todas las dificultades nacidas de como el «método» por antonomasia de una investigación. Las téc-
la relación entre la lengua y la sociedad 4 • Cuando Saussure 5 defi- nicas son tan sólo un eslabón en la cadena de la metodología de
ne el concepto de langue, le atribuye el rasgo de «social» o «su- un estudio. La búsqueda de un método esencial a la teoría sociolin-
praindividual», pero, paradójicamente, la langue no se ha estudia- güística se ve dificultada finalmente por la «metodolatría». Meter
do en o entre la sociedad y sus miembros, sino que más bien ha los datos a empellones entre las frías rejas de un análisis factorial
sido analizada desde reducidos corpora de datos o desde la intros- o poner los aspectos metodológicos muy por encima de los teóricos
pección del propio investigador. Por otro lado, la sociolingüística o del propio objeto de estudio va en el sentido contrario de lo que
debe tener un objeto de naturaleza lingüística y de naturaleza so- debe ser el método, esa cartesiana «marcha racional del espíritu
cial, como es lógico, pero ¿en qué proporción? Cargar el peso so- para llegar al conocimiento de la verdad» 11 • Porque el culto al
bre uno de los dos componentes supondría llevar el fiel de la balan- método o incluso a la simple técnica de análisis convierte la investi-
za hacia la sociología o hacia la lingüística. De ahí que se imponga gación en un puro ritual inflexible e incapaz de adaptarse a las
la necesidad de establecer unos límites claros entre la lingüística necesidades concretas de cada uno de los elementos que conforman
(teórica), la sociolingüística, la sociología del lenguaje y la sociolo- el objeto. Un cálculo de regresión múltiple o un test de Pearson
gía 6 , por no hacer mención de las implicaciones de estas disciplinas no dan cuenta por si mismos de la bondad y la calidad de un trabajo.
con otras como la antropología, la etnografía 7 , la dialectología 8 , Hasta el momento, y debido en parte a la maraña de complica-
ciones que escuetamente se ha presentado, los intentos de fijar las
reglas más elementales del método sociolingüístico han sido escasos
4 Véase H. López Morales, «Hacia un concepto de la sociolingüística», en Lec- y de alcance restringido. Antes de 1985, el más notable de todos
turas de sociolingü(stica, Madrid, EDAF, 1977, págs. 101-124. También M. Alvar,
Lengua y sociedad, Barcelona, Planeta, 1976, especialmente págs. 11-21, y F. Gime-
no, «Sociolingüística: un modelo teórico», Bolet(n de la Academia Puertorriquefla 9 Sirva como ejemplo la obra de E. Goffman, de la que podemos destacar, Rela-
de la Lengua Espaflola, 7 (1979), págs. 125-168. ciones en público, Madrid, Alianza, 1979.
5 Curso de lingüfstica general, Buenos Aires, Losada, 1945, cap. III. 10 Esto ha ocurrido, por ejemplo, en la llamada etnografía de la comunicación.
6 Véase H. López Morales, «Hacia un concepto ... », art. cit., págs. 116-120. Cf. la obra de R. Bauman y J. Sherzer, Explorations in the Ethnography of Spea-
7 Véase E. Ardener y otros, Antropolog(a social y lenguaje, Buenos Aires, Pai- king, Cambridge, CUP, 1974.
dós, 1976. 11 Recordemos el título completo de la obra de Descartes: «Discurso del método

8 Véase H. López Morales, Sociolingü(stica, cit., cap. l. para bien dirigir la razón y buscar la verdad en las ciencias».
24 Metodologfa sociolingüística Reglas del método sociolingüfstico 25

ellos fue el trabajo de William Labov titulado «El estudio del len- Pero ello requirió dar un paso previo: la definición del concepto
guaje en su contexto social» 12 • Posee como característica principal de «hecho social», que en nuestro caso debe ser el concepto de
la heterogeneidad, porque se nos presentan problemas teóricos, im- «hecho sociolingüístico» 15 •
plicaciones entre la teoría y la metodología, y se da cuenta de algu- Suele definirse hecho o acto sociolingüístico como cualquier ac-
nos de los escollos más difíciles de salvar en cualquier investigación to de comunicación lingüística en cuya construcción, emisión o in-
sociolingüística: el estudio del lenguaje cotidiano, las observaciones terpretación intervienen factores sociales y contextuales. Sabido es
sistemáticas y asistemáticas, la correcta interpretación de los marca- que cualquier enunciación puede ser analizada desde la lingüística
dores sociolingüísticos o las reglas variables 13 • Por lo demás, las exclusivamente ,(análisis fonético y fonológico, morfosintáctico, lé-
consideraciones concretas han de buscarse en la inmensidad del océa- xico), sin que eso implique la consideración de los factores sociales
no bibliográfico de nuestros tiempos, en el que sobresalen, junto que la circundan o determinan, por muy social que sea el lenguaje.
al de Labov, los nombres de Lesley Milroy y Robert Shuy 14 • Sabido es que la comunicación puede ser interpretada desde un punto
La intención de este capítulo es esbozar las reglas más elementa- de vista sociológico, sin que esto implique la consideración de fac-
les y constantes en la metodología sociolingüística. Para ello utiliza- tores lingüísticos, por muy lingüística que sea la propia comunica-
remos un guía de excepción: Émile Durkheim. La simplicidad· de ción. El hecho sociolingüístico aúna necesariamente los dos tipos
sus «reglas del método sociológico» las hace idóneas para su adap- de factores. Ahora bien, la definición ofrecida acoge prácticamente
tación a la sociolingüística. cualquier hecho de lenguaje, es decir, salvo ciertas interjecciones,
Durkheim presenta cinco grupos de reglas: cualquier hecho lingüístico sería un hecho sociolingüístico. Si esto
es así, la sociolingüística no tendría un objeto de estudio propio.
1) Reglas relativas a la observación de los hechos sociales.
Se hace necesario restringir aún más la definición. Si siguiéramos
2) Reglas relativas a la distinción de lo normal y de lo patoló-
paralelamente a Durkheim 16 , el hecho sociolingüístico tendría dos
gico.
caracteres distintivos esenciales:
3) Reglas relativas a la constitución de los tipos sociales.
4) Reglas relativas a la explicación de los hechos sociales. l .1>) Su exterioridad en relación con las conciencias individuales.
5) Reglas relativas a la administración de la prueba. 2. º) La acción coercitiva que ejerce, o es susceptible de ejercer,
sobre estas mismas conciencias.

Cuando un individuo saluda, se despide o pregunta por la sa-


12Modelos sociolingü(sticos, Madrid, Cátedra, 1983, págs. 235-324. Práctica-
mente toda la obra está impregnada de una cierta intención metodológica.
lud, está obedeciendo unas normas o unas costumbres establecidas
13 El modelo de Labov no está exento de debilidades; algunas de ellas son razo- fuera de él 17 • El hablante puede expresar voluntariamente estos
nablemente «denunciadas» por J. A. Villena Ponsoda: «Variación o sistema. El
estudio de la lengua en su contexto social: William Labov», l. Analecta Malacitana,
VII (1984), págs. 267-295; 11. Analecta Malacitana, VIII (1985), págs. 3-45. 15 Véase W. Labov, What is a Linguistic Fact?, Lisse, Peter de Ridder Press, 1975.
14 L. Milroy, Observing and Analyzing Natural Language; Oxford, Blackwell, 16 Op. cit., págs: 62-74.
1987. R. Shuy, W. Wolfram y W. Riley, Field Techniques in an Urban Language 17 Véase F. Moreno, «Sociolingüística de los ·rituales de acceso en una comuni-

Study, Washington, D. C., CAL, 1968. dad rural», Lingü(stica Española Actual, VIII (1986), págs. 245-267.
26 Metodología sociolingüística Reglas del método sociolingüístico 27

actos, pero están sujetos a normas exteriores. Estas conductas lin-


güísticas se imponen al individuo, y el instrumento que se utiliza 1.1. REGLAS DE. RECOGIDA DE DATOS
para ello es la educación. El conjunto de reglas que determinan
la conducta sociolingüística recibe el nombre de «competencia co- El primer- grupo de reglas al que haremos referencia se corres-
municativa» 18 • ponde con lo que Durkheim denominó «Reglas relativas a la obser-
Esta concepción del «hecho» ha sido duramente refutada por vación de los hechos sociales» 23 • Las «reglas de observación de
Eugenio Coseriu 19 : no niega que la lengua sea un «hecho social», los hechos sociolingüísticos» pueden quedar formuladas de la ma-
sino que los hechos sociales sean exteriores a los individuos. No nera siguiente:
existen hechos extraindividuales, sino interindividuales. c;oseriu re- REGLA 1. ª: El investigador debe dejar a un lado cualquier
cupera el valor de la individualidad, de la creatividad lingüística noción previa.
del individuo 20 , frente a las propuestas de la sociología de Durk- REGLA 2. ª: El objeto de la investigación deben constituirlo
heim e incluso de la lingüística de Saussure. fenómenos definidos por unos caracteres exteriores, comunes
Los planteamientos de la sociolingüística norteamericana están y constantes.
más cerca de las posturas sociológicas (no las de Durkheim estricta- REGLA 3. ª: Los hechos sociolingüísticos no deben ser confun-
mente), porque sus propuestas parten de nociones de una dimen- didos con sus manifest¡lciones individuales.
sión mayor que la que tiene el «individuo» (comunidad, clase so- REGLA 4. ª: Los hechos han de ser observados utilizando la téc-
cial, grupo, etc.) 21 • Pero no es nuestro deseo ceftirnos a posiciones nica más adecuada a cada caso.
teóricas concretas, si bien es grande la dificultad de deshacer un
entramado epistemológico. La generalidad que puede apreciarse en cada una de estas reglas
Para nuestros intereses, al margen de posiciones más individua- es intencionada. Las posiciones teóricas son tan dispares y la canti-
listas o más sociológicas, definiremos el hecho sociolingüístico co- dad de posibles objetos de estudio concretos es tal que no podemos
mo un hecho lingüístico en su contexto social, como el fruto de atar las manos del investigador con demasiada fuerza. Ahora bien,
la relación entre una estructura social y una estructura lingüística 22 • esto no es óbice para disponer unos esquemas fundamentales que
garanticen la fiabilidad del estudio y la posterior comparación de
los datos observados.
18 Para el concepto de «competencia comunicativa», véase D. H. Hymes, «On
Esa misma generalidad aconseja comentar algo más extensamente
Communicative Competence», en J. B. Pride y J. Holmes, Sociolinguistics, Har-
la fría rigidez de cada norma.
mondsworth, Penguin Books, 1972, págs. 269-293.
19 Sincronía, diacronía e historia, 2. ª ed., Madrid, Gredos, 1973.

20 Op. cit., págs. 34 y ss. REGLA 1. ª: El investigador debe dejar a un lado cualquier no-
21 Véase A. Pisani, La variazione linguistica, Milano, Franco Angeli, 1987. ción previa.
22 Es hecho demostrado la autonomía de las estructuras lingüísticas y las estruc-
El concepto de «noción previa» acoge cualquier idea, creencia
turas sociales, aunque no se ha visto libre de duras críticas; P. Kay, «Variable Rules,
Community Grammar and Linguistic Change», en D. Sankoff, Linguistic Variation,
e incluso experiencia a las que se atribuye un valor superior al de
New York, Academic Press, 1978, págs. 71-84. 23 Op. cit., págs. 49 y sigs.
r Reglas del método sociolingüístico 29
28 Metodología sociolingüística

los hechos mismos. Las nociones previas o prenociones, según las modo alguno su inherencia al fenómeno. Los caracteres deben ser
denominó Bacon 24 , son fruto de la reflexión del hombre sobre cual- también comunes a todos los elementos que conforman un fenóme-
quier fenómeno y son anteriores al conocimiento científico de esos no: los hechos que reciben un mismo tratamiento analítico deben
fenómenos. El sociolingüista debe considerar los hechos sociolin- poseer al menos un rasgo en común. Por último, los caracteres de-
güísticos como simples hechos, como cosas ajenas a su persona y ben ser constantes en el aspecto que se esté estudiando, porque de
no como conclusiones de una primera reflexión. Lo peor que puede otra forma podría hacerse imposible la comparación de unos datos
ocurrirle a un investigador científico es dejar que su trabajo se vea con otros. Pongamos un ejemplo: el estudio del fonema /s/ en una
influido por afinidades, antagonismos y, por qué no, pasiones per- determinada zoJ).a del español del sur de España. La fase de obser-
sonales. Los hechos deben ser tratados como algo objetivo, como vación no requiere que se aborden factores tan esenciales como pue-
si fueran contemplados por vez primera. dan ser el estudio de la correlación a la que pertenece o de sus
posibles alófonos; hay que atender, en primer lugar, a caracteres
tangibles, esto es, exteriores, como los contextos en que aparece
2. ª: El objeto de la investigación deben constituirlo fenó-
REGLA (posición inicial de sílaba, posición final de sílaba, la vocal que
menos definidos por unos caracteres exteriores, comunes y constan- constituye el núcleo silábico, etc.):
tes.
Es ésta la primera norma formulada en términos positivos y REGLA 3. ª: Los hechos sociolingüísticos no deben ser confundi-
por ello ha de ser tan sencilla como esencial. Su finalidad última dos con sus manifestaciones individuales.
es garantizar la homogeneidad de los datos que han de ser observa-
dos y analizados. Una mínima reflexión nos hace ver que la norma, Se trata de una norma que es indispensable para que un hecho
como otras que aquí irán surgiendo, no es exclusiva de la sociolin- pueda ser visto- como tal. Sin embargo, no es fácil acatarla, en con-
güística, ni tiene por qué serlo. Estamos ante una ley fundamental tra de su apariencia, porque ello exige que el investigador dé un
de la investigación científica y como tal viene aplicándose (y violán- salto cualitativo hacia el que no siempre se tiene una buena disposi-
dose) desde hace decenios. La sociolingüística, en este punto, se ción de ánimo.
ha «aprovechado» de la experiencia acumulada tanto en las ·Cien- La dificultad nace de una vieja paradoja, la paradoja saussuria-
cias Naturales como en las Ciencias Sociales. Establece la norma na, que fue formulada por Labov con estas palabras:
que los caracteres que definen los fenómenos deben ser exteriores, el aspecto social del lenguaje es estudiado observando a cada indivi-
comunes y constantes. El adjetivo exteriores se refiere a caracteres duo, pero el aspecto individual sólo se capta observando el lenguaje
objetivos, que puedan ser observados a simple vista, sin necesidad en su contexto social 25 •
de profundizar en la esencia del hecho, tarea que deberá llevarse
a cabo una vez que los datos hayan sido analizados. Pero, quede La sociolingüística en sus primeros años dio la impresión de
claro que la exterioridad y objetividad de un rasgo no impiden en haber salvado esta paradoja, pero no ha logrado verse libre de con-
tradicciones. Una de ellas es la paradoja del observador:
24 Novum Organum, l, 26. 25 Véase «El estudio del lenguaje en su contexto social», art. cit., pág. 238.
30 Metodología sociolingüística Reglas del método sociolingüístico 31

el objetivo de la investigación lingüística de la comunidad ha de ser poseen una rígida estructuración (el investigador selecciona qué con-
hallar cómo habla la gente cuando no está siendo sistemáticamente ductas quiere estudiar y cómo lo va a hacer; normalmente prescinde
observada y sin embargo nosotros sólo podemos obtener tales datos de criterios cualitativos para dar mayor realce a los cuantttativos,
mediante la observación sistemática 26 • o bien pretende llegar a los primeros a través de los segundos).
Los procedimientos utilizados más frecuentemente para la recogida
Siguiendo la definición de «hecho social» de Durkheim, los hechos de datos sociolingüísticos son la observación directa, los cuestiona-
sociolingüísticos serían exteriores al individuo, pero sólo pueden ser rios y entrevistas y los métodos proyectivos o indirectos. Todos ellos
observados en individuos concretos. Posteriormente, es posible aten- se· pueden situar en distintos puntos del continuum al que nos he-
der al conjunto de los datos recogidos en un grupo social, pero mos referido.
sin olvidar que un hecho sociolingüístico no es una suma de con- El segundo conjunto de reglas metodológicas que distingue Émi-
ductas individuales. le Durkheim incluye aquéllas encaminadas a distinguir lo normal
de lo patológico 28 • Hemos intentado realizar el ejercicio de adap-
REGLA 4. ª: Los hechos han de ser observados utilizando la téc- tarlas al ámbito de la sociolingüística, pero al punto han surgido
nica más adecuada a cada caso. obstáculos insalvables. El primero ha sido el de la denominación:
hablar de hechos patológicos en lingüística a estas alturas del siglo
No tiene sentido, en sociolingüística, utilizar un mismo patrón, xx es, cuando menos, un anacronismo. En segundo lugar, Durk-
una misma técnica con cualquier tipo de datos lingüísticos. Por su- heim afirmaba que «la observación ... confunde dos órdenes de he-
puesto que puede un investigador aplicar tan sólo una técnica en chos, muy desiguales en ciertos aspectos: los que son todo lo que
todos sus trabajos, pero ha de ser consciente de que esa técnica deben ser y los que deberían ser de otra manera de como son» 29 •
sólo se adecua a unos casos muy concretos y de que sobrepasar En lingüística, y concretamente en sociolingüística, ¿cuáles son los
esos límites deteriorará el valor de sus resultados. Aún no ha llega- hechos que deben ser y cuáles se alejan de la ortodoxia? Al parecer,
do el momento de describir cuáles son las técnicas de observación en sociología sí hay hechos «patológicos» objetivos, por ejemplo,
utilizadas en sociolingüística, pero sí cabe anticipar, tal y como su- la incidencia de una enfermedad en una población. En lingüística,
girió Willems en 1969 27 , que las estrategias pueden ser clasificadas lo patológico sería lo que se aleja de la norma, pero ¿qué norma
por el grado en que el investigador estructura la observación. Estas servirá para distinguir lo bueno y lo malo, lo que debe de lo que
técnicas constituyen un continuum en cuyos polos se encuentran, no debe ser?, ¿la dictada por la Academia, la que se ajusta al crite-
por un lado, aquellas técnicas que suponen una nula o escasa es- rio de gramaticalidad en el generativismo, la norma en el sentido
tructuración (el investigador no trata de seleccionar los datos y da descrito por Coseriu? 30 • Estamos ante una pregunta sin respuesta,
más valor a la información cualitativa) y, por otro, aquellas que
28 Op. cit., págs. 77 y sigs.
29 Op. cit., pág. 77.
26 /bid.,
pág. 266. 30 Los problemas que plantea el concepto de «norma» han sido tratados en el

27 «Planning a Rationale for Naturalistic Research», en E. P. Willems y H. «XVI Simposio de la Sociedad Espaftola de Lingüística (Norma y uso)», Madrid,
L. Raush (eds.), Naturalistic Viewpoint in Psychological Research, New York, Holt, 10-19 de diciembre de 1986. Los resúmenes de las comunicaciones se publican en
1969. Revista Española de Lingüística, 17-1 (1987).
32 Metodología sociolingüística Reglas del método sociolingüístico 33

sobre la que más adelante reflexionaremos. Dentro de la sociolin- ponga proponer unas normas generales que garanticen su corres-
güística sí es posible. pensar en la corrección y en la incorrección, pondencia con la realidad. Téngase en cuenta que, aunque, de una
pero en la emisión de tales juicios hay que tener en cuenta una forma u otra, casi todo estudio sociolingüístico tiene como finali-
variable elemental: la actitud lingüística del hablante 31 • El proble- dad la constitución de tipos, no es una tarea totalmente generaliza-
ma está en que hay casi tantas actitudes como hablantes, por lo da. Llamamos aquí «tipo» o «clase» a cualquier serie de elementos
que establecer unas reglas generales serviría de muy poco. (lingüísticos o extralingüísticos) que pueden ser sometidos a un mis-
Las reglas durkheimianas relativas a la distinción de lo normal mo traiamiento por poseer uno o más rasgos en común. Pensamos,
y lo patológico incluyen un importante factor: el diacrónico o evo- por ejemplo, en tipos, sociológicos, como los constituidos por indi-
lutivo, lo que automáticamente nos hace pensar en el estudio del viduos de una edad, un sexo y un grado de instrucción determina-
cambio lingüístico 32 • Sin embargo, éste de ninguna manera puede dos; pensamos en tipos lingüísticos, como el conjunto de variantes
regirse por unas leyes rígidas, como la que dicta Durkheim, porque que se reconocen para el estudio de una variable precisa; pensamos
los cambios no se producen de forma semejante en las distintas en tipos sociolingüísticos, como el que forman los fonemas realiza-
sociedades, aunque en determinados casos sea posible poner en re- dos con unas variantes por una clase de hablantes y con otras va-
lación un cambio lingüístico con las condiciones generales de la vi- riantes por otra clase diferente de hablantes.
da colectiva 33 • La construcción de clases suele exigir la presencia de una fase
instrumental de gran importancia que consta, a su vez, de tres
pasos 34 :
1.2. REGLAS DE ANÁLISIS
1) La codificación de las respuestas obtenidas en las encuestas
La recogida de los datos da paso a una nueva etapa en el proce- o en las observaciones.
so investigador: el análisis de la información observada. Dentro de 2) La tabulación de los datos.
las múltiples facetas que encierra el análisis, destaca por su relevan- 3) Aplicación de técnicas estadísticas.
cia la constitución de los tipos sociolingüísticos, de ahí que se im-
La utilización de cómputos estadísticos en la investigación so-
ciolingüística está proporcionando resultados sorprendentes. Según
31 Sobre actitudes lingüísticas, véanse: R. Agheyisi y J. A. Fishman, «Language
Ralph Fasold 35 , tal vez sea en el campo de la comprobación de
Attitude Studies», Anthropological Linguistics, 12 (1970), págs. 137-157; R. Shuy
y R. Fasold (eds.), Language Attitudes: Current Trends and Prospects, Washington,
las hipótesis donde la estadística esté dando sus mayores frutos;
GUP, 1973; E. Bouchard Ryan y H. Giles, Attitudes towards Language Variation, en él destacan cuatro pruebas: x 2 , test de Student, el análisis de
London, Edward Amold, 1982; R. L. Cooper (ed.), lnternational Joumal of the varianza y la correlación 36 • La importancia de estos tests y de los
Sociológy of Language, 3 (1974) y 6 (1977); M. Alvar, «Actitud del hablante y
sociolingüística» (1977), ahora en Hombre, etnia, estado, Madrid, Gredos, 1986, 34 Véase c. Selltiz, L. S. Wrightsman y S. W. Cook, Métodos de investigación
págs. 13-36. en las relaciones sociales, 9.ª ed., Madrid, Rialp, 1980, cap. XIV.
32 Op. cit., págs. 90-91.
35 The Sociolinguistics of Society, Oxford, Blackwell, 1984, págs. 85-112.
33 Véase W. Labov, «La base social del cambio lingüístico», Modelos sociolin-
36 Véase Fasold, op. cit., págs. 94-110, y Ch. Muller, Estadística lingüística,
güísticos, cit., págs. 325-400.
Madrid, Gredos, 1973.
SOCJOLINGÜÍSTICA. - 3
r

34 Metodología sociolingüística Reglas del método sociolingüístico 35


otros cálculos estadísticos es tal que merecen la formulación de dos los hemos recogido con una grabadora y según una técnica no es-
reglas básicas: tructurada, la audición ·o la lectura de la transcripción deben pro-
REGLA l.ª: El análisis estadístico debe cumplir, entre otros, porcionar unas pistas que permitan plantear las primeras hipótesis
dos fines: a) describir y resumir los datos; y b) hacer es- de trabajo. Pero ¿cómo descubrir las pistas? Una de las formas
timaciones de significación y de fiabilidad. más objetivas y fiables es comparar los materiales del registro colo-
REGLA 2. ª: La estadística debe ser considerada como un mero quial con materiales procedentes de un registro formal y de hablan-
instrumento, nunca como un fin en sí misma. tes de características sociológicas diferentes. Otra forma de llegar
a formular hipótesis sobre datos no seleccionados· es apelar al senti-
Lógicamente, la constitución de un tipo socioli_nguístico depen-
do común o a las dificultades teóricas que pueden presentar los
de siempre de la elección de un criterio. Para Durkheim, la distin-
informantes y los enunciados. No hace falta extenderse sobre la
ción entre lo normal y lo patológico permite constituir los tipos
cantidad de información que no puede ser aprovechada con el siste-
sociales 37 • En el campo de la sociolingüística, no puede ofrecerse
ma no estructurado, aunque, por el contrario, es capaz de ofrecer-
un solo criterio tipificador o clasificador, pero sí pueden presentar-
nos datos que jamás podrían haber sido recogidos con un cuestio-
se unas reglas básicas para llevar a cabo una clasificación indepen-
dientemente del criterio elegido 38 : nario.
La constitución de tipos sociolingüísticos se ajusta en la mayo-
REGLA 3. ª: El conjunto de tipos o categorías sociolingüísticas ría de los casos a lo que se denomina «estratificación sociolingüísti-
se ajustará a unos mismos principios o criterios. ca». William Labov y sus seguidores descubren los estratos socio-
REGLA 4. ª: Los tipos o categorías de cada conjunto serán mu- lingüísticos de una comunidad de habla atendiendo a las llamadas
tuamente excluyentes. variables sociolingüísticas, es decir, variables de naturaleza lingüís-
REGLA 5. ª: El conjunto de tipos será exhaustivo, esto es, cada tica que están relacionadas con alguna v;µ-iable no lingüística del
elemento deberá encuadrarse en uno de ellos. contexto social (hablante, receptor, público, etc:). Los rasgos lin-
La constitución de tipos sobre hipótesis previas y sobre materia- güísticos que se estudian se denominan indicadores y las variables
les recogidos con una técnica estructurada no suele presentar nin- sociolingüísticas más desarrolladas suelen recibir el nombre de mar-
gún problema, puesto que los criterios, normalmente, se fijan de cadores 40 • Es bien conocido que la estructura lingüística y la es-
antemano. En cambio, es más complicado hacer clasificaciones so- tructura social de una comunidad de habla no tienen por qué coin-
bre materiales que no han sido seleccionados en su observación. cidir, pero hemos de añadir que la estratificación sociolingüística
Las técnicas no estructuradas resultan especialmente útiles para crear no tiene por qué derivar de la suma de las estructuras anteriores,
las hipótesis. Supongamos que queremos realizar un estudio sobre aunque esté relacionada con ambas. Pero aún no es el momento
el español en su registro familiar o coloquial 39 • Si los materiales de detenernos en aspectos metodológicos de escuelas concretas. Si

37 Op. cit., pág. 103. 40 Estos conceptos aparecen tratados en W. Labov, «El estudio del lenguaje en
38 Reglas basadas en Selltiz et al., op. cit., pág. 625. su contexto social», art. cit., pág. 229. Véase para metodología usada en la prime-
39 Véase, por ej., W. Beinhauer, El espaflol coloquial, 3. • ed., Madrid, Gredos, ra época, «Sorne Principies of Linguistic Methodology», Language in Society, 1
1978.
(1972), págs. 97-120.
36 Metodología sociolingüística Reglas del método sociolingüístico 37

nos hemos interesado por algunos principios básicos de la técnica riormente serán estudiados en profundidad. Las descripciones de
de estratificación de Labov es porque tal vez sea la más utilizada las características sociolingüísticas de grupos o comunidades de ha-
en la sociolingüística mundial, incluida la realizada sobre la lengua bla pueden ajustarse a ciertas hipótesis. Este tipo de estudios es
española 41 • el que más se ha hecho en España (por ej., las tesis de Borrego 44 ,
Etxebarría 45 , Gómez Molina 46). Muchas investigaciones intentan
determinar frecuencias a la vez que describen los caracteres de un
1.3. REGLAS DE INTERPRETACIÓN grupo, aunque son tareas que no tienen por qué ir parejas. La de-
terminación de frecuei;i.cias para obtener con posterioridad probabi-
La interpretación de los hechos sociolingüísticos, o la explica- lidades es uno de los fines de los estudios variacionistas o de la
ción de los hechos, como prefirió escribir Durkheim 42 , es la fase regla variable: su intención es incorporar un componente probabi-
culminante del proceso investigador. Normalmente, la interpreta- lístico a la «competencia lingüística» 47 • Por último, en cuanto a
ción nos va a venir dada por todos los pasos anteriores, pero espe- la comprobación de hipótesis de relación causal entre variables, es
cialmente por la finalidad del estudio y el análisis realizado. Pode- un objetivo que tiene una larga tradición tanto en sociología como
mos formular una regla en los términos siguientes: en lingüística y en sociolingüística. La relación causal exige una
variación conjunta de la causa y lo causado y la clara separación
REGLA 1. ª: La interpretación estará en correspondencia con la de los conceptos de función y causa.
finalidad del estudio y el análisis de los datos.
El análisis realizado sobre los datos también va a determinar
la naturaleza de la interpretación, porque uno y otro proceso están
Los fines más corrientes de los estudios sociolingüísticos suelen íntimamente ligados 48 • Ahora bien, la relación entre el análisis y
ser los cuatro que exponemos a continuación: la interpretación de los resultados puede presentar notables diferen-
a) Avanzar en el conocimiento de algo.
cias de una investigación a otra. Estudiar esas relaciones suele ser
b) Describir las características de un grupo.
más complicado en los trabajos exploratorios (tipo a) que en los
c) Determinar la frecuencia de algo o de ese algo en relación experimentales (tipos b, c y d) 49 • Pero, al margen del papel deter-
con otro u otros factores.
minante de la finalidad del estudio y del tipo de análisis en la inter-
d) Comprobar hipótesis de relación causal entre variables 43 • pretación, ésta tiene sus caracteres propios: a través de ella se suele
Los trabajos orientados a «avanzar en el conocimiento de algo» poner en relación los datos analizados con otros aspectos conocidos
suelen denominarse estudios exploratorios. No suelen ser investiga-
ciones exhaustivas, porque tan sólo pretenden llegar a formular al- 44 Sociolingüfstica rural, Salamanca, Univ. de Salamanca, 1981.
guna hipótesis o tomar un primer contacto con hechos que poste- 45 Sociolingüfstica urbana, Salamanca, Univ. de Salamanca, 1985.
46 Estudio sociolingüístico de la comunidad de habla de Sagunto, Valencia, Ins-
titució Valenciana d'Estudis i Investigació, 1986.
41 Véase, por ejemplo, H. López Morales, Estratificación social del español de 47 Véase N. Chomsky, Aspectos de la teoría de la sintaxis, Madrid, Aguilar,

San Juan de Puerto Rico, México, UNAM, 1983. 1970, págs. 5-11.
42 Op. cit., pág. 117 y sigs. 48 Véase Selltiz, op. cit., págs. 611-617.

43 Véase Selltiz et. al., op. cit., págs. 132-133. 49 !bid., págs. 132-164.
r
38 Metodología sociolingüística
Y es en ella en la que debemos abordar los factores internos, esen-
ciales, que habíamos dejado a un lado para la observación de los
datos. De tal forma, que toda interpretación debe ajustarse a las
siguientes reglas:
REGLA 2. ª: Mediante la interpretación hay que establecer la con-
tinuidad en el proceso investigador general, poniendo en re-
lación los resultados del estudio con los de otros. CAPÍTULO II
REGLA 3. ª: La interpretación debe establecer conceptos aclara-
torios.
LA RECOGIDA DE MATERIALES
La finalidad de la primera regla se ve complementada por el
conocimiento de la bibliografía relacionada con el mismo asunto 50 •
· La importancia de lo personal, de lo subjetivo, en la interpreta-
ción es tal que no pueden darse más normas. Con las que se han Toda investigación, también la sociolingüística, debe proyectar-
ofrecido se garantiza la homogeneidad y la coherencia internas del se sobre una serie previa de interrogantes, a la que paulatinamente
proceso investigador, a la vez que éste se pone en línea con otras habrá que dar explicaciones satisfactorias: ¿qué hacer?, ¿acerca de
investigaciones afines. Sólo así la comparación es posible, sólo así qué hacerlo?, ¿para qué hacerlo? y ¿cómo hacerlo? Todas estas
los pasos de una persona pueden ser de plena utilidad para otra, preguntas están íntimamente imbricadas; sin embargo, los comenta-
porque los avances se consiguen a mitad de camino entre la tradi- rios que deseamos presentar exigen que se consideren separadamen-
ción y la originalidad. te. Se provocará así una situación forzada, en cierto modo irreal,
aunque necesaria para el análisis detenido.
so De los grupos de reglas presentados por Durkheim, hemos prescindido de El primer paso que hay que dar es preguntarse ¿qué hacer? y
las «Reglas relativas a la distinción de lo normal y lo patológico» y de las «Reglas ¿para qué hacerlo? Ello supondrá en muchos casos plantear una
relativas a la administración de la prueba». La primera supresión ya ha sido justifi- o varias hipótesis de trabajo que deberán ser admitidas o rechaza-
cada. La segunda se,debe a que Durkheim propone como único método sociológico das, procurando que en una y otra circunstancia se pueda avanzar
el de las relaciones causales. Restringir tanto el punto de mira no tiene sentido en
la sociolingüística actual.
en el conocimiento de los hechos sociolingüísticos.
La metodología de cualquier estudio afecta directamente al «¿có-
mo hacerlo?» y, dentro de la sociolingüística, el primer paso para
dar cuenta de ello es establecer la técnica (o las técnicas) de recogi-
da de datos que se va (o van) a emplear. El surtido de técnicas
que se presentan ante el investigador es amplio y variado. La elec-
ción de la correcta dependerá de la finalidad de la investigación
y del tipo de análisis al que se someterán los datos, pero sobre
todo de la propia naturaleza de esos datos. Los materiales que se
40 Metodología sociolingü(stica Recogida de materiales 41
han de recopilar serán, por definición, lingüísticos y sociológicos,
si bien se necesitará precisar cuáles son los que más interesan. No
obstante, el primer objetivo está formulado: habrá que buscar entre 2.1. CONCEPTOS Y PROBLEMAS PREVIOS
las técnicas que habitualmente emplean la lingüística y la sociología
Y, por supuesto, entre las técnicas lnbridas que se han desarrollado 2.1.1. DIALECTOLOGÍA Y MATERIALES SOCIOLINGÜÍSTICOS
desde los inicios de la sociolingüística 1• La deuda que la metodolo-
gía sociolingüística ha contraído con estas disciplinas es cuantiosa En gran parte, el nacimiento y desarrollo de la sociolingüística
en sendos casos, pero de desigual envergadura en lo que a recogida se debe a las muchas incursiones exploratorias que se han realizado
de materiales se ,refiere. El método sociológico ha legado muchos desde la dialectología. Puede decirse que la metodología de la pri-
de sus artificios técnicos: procedimientos de estratificación social, mera es resultado parcial de una desgajadura de la segunda. Bien
nociones fundamentales de dinámica de grupos, criterios de repre- se sabe que los acontecimientos que llevan al surgir y declinar de
sentatividad social, etc., sin olvidar que no es poco lo que la socio- las disciplinas científicas o de sus métodos ni son fruto del azar
logía, y por ende también la sociolingüística, debe a la estadística ni se producen como respuesta a un solo estímulo: los primeros
en este mismo sentido. Ahora bien, la metodología sociolingüística pasos de la nueva sociolingüística -al inicio de los años sesenta,
no es más que un eslabón de la ya larga cadena en la que se siguen como ya se ha dicho- fueron consecuencia directa de un cúmulo
Y enlazan metodologías lingüísticas; en otras palabras, el método de factores que hemos enumerado en otro lugar 2 • Sin embargo,
sociolingüístico. está insertado en la tradición lingüística y por tanto no podemos minimizar la importancia de la geografía lingüística
responde a requerimientos y necesidades de la investigación lingüís- en este sentido. Existen argumentos que así lo hacen ver y por ello
tica. Es en esta tradición donde la sociolingüística se ha presentado les prestaremos atención.
como algo innovador. Para conseguirlo se ha servido, lícitamente, Antes es conveniente recalcar que las actividades de los dialectó-
de muchos conocimientos de la sociología, sin que ello haya su- logos en los siglos XIX y xx se han repartido en dos campos: el
puesto para esta última más avance que el de ver ampliado su radio del estudio de territorios que atienden a múltiples localidades (in-
de acción hacia unos ámbitos a los que no tenía acceso por desco- cluimos aquí los atlas lingüísticos) y el del estudio monográfico de
nocimiento de los principios que rigen la lingüística teórica. Hasta hablas locales. Ambos tienen puntos en común innegables, pero es-
el momento, sin ánimo de despreciar las excepciones notables, la tán bien diferenciados. Los estudios de territorios permiten, entre
sociolingüística ha sido cosa de la lingüística y de los lingüistas. otras muchas cosas, ;stablecer las fronteras de diversos hechos lin-
güísticos, denominadas «isoglosas»; las monografías describen muy
detallada y extensamente los caracteres de un habla local. La dia-
lectología en conjunto ha recibido reproches de los sociolingüistas
que deberían haber sido dirigidos, de ser necesario, hacia una de
sus partes: la de las monografías locales. En éstas cobra todo su
1
Con esto no se quiere decir que la sociolingüística sea un lnbrido de lingüística
Y sociología. Véase H. López Morales, «Introducción» de Dialectologfa y sociolin-
güfstica. Temas puertorriqueños, Madrid, Hispanova, 1979, págs. 17-18.
2 Cap. 1 de Sociolingüfstica en EE.UU. (1975-1985), Málaga, Ágora, 1988.
r

42 Metodologfa sociolingüística Recogida de materiales 43

sentido el método sociolingüístico; en los otros es tal la envergadu- el habla de una localidad, frente a la de otras, a describir el habla
ra metodológica, que el dar cuenta de unos aspectos (los diatópi- de una clase social. Curiosamente, los sociolingüistas anglosajones
cos) justifica el sacrificio parcial de otros (los diastráticos) siempre no han visto un interés sociológico en la decisión de trabajar con
y cuando se observe una estricta coherencia metodológica. No obs- campesinos, decisión tomada por una geografía lingüística que tam-
tante, las incursiones a las que al inicio de este epígrafe hemos alu~. bién buscaba el real dialect.
dido las encontramos en las dos ramas. Una de las más destacadas La especial configuración socio-demográfica de Estados Unidos
se produjo dentro de la escuela de Ginebra, creada por Jules Gillie- llevó a los dialectólogos a las fronteras de la· sociología, aunque
ron (recordemos, defensor a ultranza del informante único, quien, en fechas más recientes. El primer intento de realizar una labor
por tanto, no entra en consideraciones sociales) y fue hecha por de geografía lingüística fue encabezado por Hans Kurath. El pro-
Jakob Jud y Karl Jaberg en su Sprach- und Sachatlas Italiens und yecto fue elaborar un Atlas Lingüístico de Estados Unidos y Cana-
der Südschweiz 3 (Atlas Ita/o-Suizo, AIS) al encuestar a individuos dd. La tarea se repartió en atlas de menores extensiones, de los
de diferentes edades y posiciones sociales dentro de las comunida- que el único que ha llegado a buen puerto es el Atlas Lingüístico
des más populosas 4 • de Nueva Inglaterra 6 , dirigido por el propio Kurath 7 • La intención
Mucho antes de la aparición del AIS, el dialectólogo británico de este geolingüista fue incorporar a sus encuestas sistemáticamente
Alexander J. Bilis publicó una obra titulada The Existing Phono- consideraciones de tipo social: se entrevistaba a varios informantes
logy of English Dialects (1889) 5 , virtual quinta parte de On Early de distintas características sociÓlógicas. Para ello pasó largo tiempo
English Pronunciation, cuyos cuatro primeros volúmenes salieron aprendiendo y aprovechando las experiencias acumuladas en el AIS
a la luz entre 1869 y 1874. En rigor, no puede decirse que Bilis por sus directores, Jud y Jaberg, y por uno de sus principales ex-
pretendiera con su trabajo adentrarse en la «sociología lingüística», ploradores, P. Sheuermeier. Las diferencias existentes entre el tra-
como así había sido la voluntad expresa de Jud y Jaberg, pero lo bajo de los europeos y el del americano nacieron casi exclusivamen-
hizo, en su deseo de cultivar la más pura dialectología. Bilis estudió te de las distintas circunstancias que rodeaban a los territorios estu-
las variedades dialectales de 1.145 localidades. Muchas de ellas eran diados 8 • Las propuestas de Jud y Jaberg han tenido amplia reper-
importantes ciudades industrializadas cuyo estudio ofrecía muchas cusión en el mundo de la geografía lingüística y han sido muchos
lagunas metodológicas a finales del XIX. De ahí que Bilis, buscando los atlas que las han asumido, por ejemplo, los atlas regionales
el «dialecto auténtico» (real dialect), decidiera prestar atención ex-
clusivamente a la clase trabajadora, único reducto donde, al pare-
cer, podía encontrarse. De este modo, se había pasado de describir 6 H. Kurath et al., Linguistic Atlas o/ New England, Providence, Brown
U. P., 1939-1943. Véase W. A. Kretzshmar, Jr., «Computers and the American
Linguistic Atlas», en A. R. Thomas (ed.), Methods in Dialectology, Clevedon, Mul-
3Zofingen, Ringier, 1928-1940. tilingual Matters, 1988, págs. 200-224. Aquí se pasa revista al estado actual de la
4Véase M. Alvar, «Karl Jaberg y la geografía lingüística», Revista de Dialecto- geografía lingüística estadounidense, en lo que se refiere a la aplicación de la
logía y Tradiciones Populares, XXIX (1973), págs. 301-312. Del mismo K. Jaberg, informática.
Sprachgeographie. Beitrag zum Verstiindnis des Atlas Linguistique de la France, 7 H. Kurath et al., Handbook o/ the Linguistic Geography o/ New England,

Aarau, Sauerliinder, 1908. Providence, Brown U. P., 1939.


5 London, Trübner. 8 Véase K. M. Petyt, The Study o/ Dialect, London, Andre Deutsch, 1980, pág. 44.
f

44 Metodologfa sociolingüfstica Recogida de materiales 45


españoles dirigidos por Manuel Alvar 9 • Como conclusión, pode- dez de los datos se niega cuando las técnicas de encuesta, la elabo-
mos añadir que las «advertencias» de los dialectólogos sobre la in- ración del cuestionario o el tiempo empleado en la investigación
cidencia de factores sociales en el lenguaje se han realizado princi- no han sido los adecuados.
palmente desde una perspectiva cualitativa, no cuantitativa. Señala Petyt que estas críticas, surgidas en gran parte a media-
La dialectología ha recibido numerosas críticas y reproches por dos de siglo, obligaron a muchos dialectólogos a volver su atención
parte de la sociolingüística 10 • K. M. Petyt ha resumido estas críti- hacia la sociolingüística 12 • Cierto que las críticas de las técnicas
cas en dos puntos concretos: críticas a la fiabilidad y críticas a la de encuesta y de los cuestionarios pueden hacerse a numerosas obras
validez de los datos 11 • dialectales concretas, pero el buen o mal hacer de los investigadores
La fiabilidad se pone en duda porque los datos cosechados y no tiene por qué comprometer la validez general de una discipli-
las personas que los han proporcionado no son representativos. La na 13 , dejando a un lado el hecho de que cuestionarios de ese tipo
estadística moderna y las ciencias que la aplican no conceden fiabi- también han sido utilizados en sociolingüística 14 y que la misma
lidad a aquellos estudios que, trabajando con fenómenos sociales, sociolingüística se enfrenta a graves problemas a propósito de la
no se realizan sobre muestras de poblaciones suficientemente repre- representatividad de sus muestras.
sentativas. Consecuentemente, la crítica se hace más dura contra
aquellos trabajos dialectales que manejan un solo informante por
localidad, sobre todo si no se ha seleccionado aleatoriamente, pues- 2.1.2. TEORÍA Y MÉTODO
to que debe tener unas características establecidas a priori. La vali-
La incorporación de la sociolingüística al elenco de actividades
9Véase, por ejemplo, Atlas Lingüístico y Etnogrdfico de Andalucia, Granada, de la lingüística ha supuesto un gran avance para ésta en la técnica
CSIC, 1961-1973 (6 vols.). Con la col. de A. Llorente y G. Salvador. Los atlas de recogida de datos y, lo que es más importante, ha vuelto a abrir
de M. Alvar siguen la estela del NALF (A. Dauzat, «Le Nouvel Atlas Linguistique una etapa de reflexión sobre la metodología y, en general, sobre
de la France par régions. Notre enqu@te préliminaire. Les premieres l~ons de l'expé- la epistemología de la ciencia del lenguaje.
rience», Le Franraise Moderne, X (1942), págs. 1-10).
10 La mayor parte de las críticas proceden de la sociolingüística anglo-
Desde su nacimiento, la sociolingüística ha ido madurando mul-
norteamericana, que, para hacerlas, sólo toma como referencia ciertos trabajos, cuyas titud de aspectos metodológicos, pero no se ha visto un proceso
deficiencias son manifiestas. En L. Milroy (Observing ... , pág. 10) leemos: «twentieth-
century dialectology (exemplified by the Survey of English Dialects)». Los defectos
12 Cf. pág. 115.
de estas encuestas han sido señalados en parte por P. Trudgill (On Dialect, New
13 Véase G. Tuaillon, «Exigences théoriques et possibilités réclles de l'enqu@te
York, New York U. P., 1983, págs. 52-63). No puede decirse que la Survey of dialectologique», Revue de Linguistique Romane, XXII (1958), págs. 293-316.
14 En la investigación sobre Detroit, Shuy, Wolfram y Riley (Field Techniques
English Dialects sea la ejemplificación perfecta del método dialectal del siglo xx
(H. Orton y E. Dieth, Survey of English Dialects. Introduction, Leeds, E. J. Arnold in an Urban Language Study, Washington, Center for Applied Linguistics, 1968,
& Son, 1962). cap. 5) hicieron uso del cuestionario del Atlas Lingüístico de Estados Unidos y Ca-
u Las críticas de Petyt (págs. 110-116) están basadas en G. R. Pickford. Véase nadá. Utilizaron la misma técnica de encuesta que en geografía lingüística. Véase
nota 20. Véase también J. T. Wright, «Urban dialects: a Consideration of Method», B. Bloch, «Interviewing for the Linguistic Atlas», American Speech, 10 (1935), págs.
Zeitschrift für Mundartforschung, 33 (1966), págs. 232-247. J. M. Kirk et al. (eds.), 9 y sigs.; L. H. Burghardt (ed.), Dialectology: Problems and Perspectives, Knox-
Studies in Linguistic Geography, London, Croom Helm, 1985. ville, Tennessee, Univ. of Tennessee, 1971; W. J. Samario, Fie/d Linguistics. A
Guide to Linguistic Field Work, New York, Holt, 1967.
r
46 Metodología sociolingüfstica Recogida de materiales 47
paralelo en su ámbito teórico. Las únicas escuelas que han tenido El estrecho vínculo que une teoría y método, ampliamente dis-
detrás una teoría capaz de sostener un entramado epistemológico cutido desde la Filosofía 18 , obliga ahora a hacer otras considera-
han sido la lingüística variacionista y la sistémica, pero no por ello ciones. Para comprender en su justa medida el alcance de la meto-
han dejado de plantear problemas. El variacionismo parte de prin- dología sociolingüística y de las teorías· desde las que ha emanado,
cipios teóricos generativistas, sin embargo el primer concepto que hay que tener muy presente, ante todo, sus limitaciones. Todos los
cayó con la regla variable fue el de hablante-oyente ideal. Algunos objetivos de la sociolingüística tienen como denominador común
estudiosos, como Pisani, han presentado el variacionismo y el gene- el deseo de conocer y reflejar la realidad de los hechos lo más fiel-
rativismo como tendencias epistemológicamente contradictorias 15 • mente posible. Este deseo no hace sino dar cuenta de la distancia
La sistémica, por su parte, ha acusado una falta _de desarrollo en que existe entre los resultados de un estudio y la realidad estudiada.
lo que se refiere al trabajo con materiales del habla real 16 • Esta Podría decirse que la investigación perfecta sería aquella cuyas <;:on-
situación ha llevado a muchos a pensar que no existe una teoría clusiones estuvieran a una distancia cero de esa realidad. También
de la sociedad unánimamente aceptada. puede afirmarse que en lingüística -incluimos, por supuesto, la so-
Dittmar, Schlobinski y Wachs consideran que, mientras se lle~ ciolingüística- ningún estudio ha alcanzado semejante grado de
a esa teoría, habría que trabajar en las siguientes tareas: «perfección». Si consideramos falsa aquella información que no se
1) Reconstruir aproximaciones sociolingüísticas dentro de las ajusta a la realidad, podríamos sostener que prácticamente todas las
teorías lingüísticas y sociológicas. investigaciones sociolingüísticas realizadas hasta el momento han
2) Valorar el poder explicativo y descriptivo del mayor riúmero proporcionado conclusiones falsas: siempre se ha encontrado una
de conceptos posible. distancia superior a cero 19 • Pero lo mismo podría decirse de la
3) Elaborar y criticar los conocimientos empíricos para llegar dialectología, la lingüística histórica, la lingüística teórica y otras
a conclusiones capaces de desarrollar la teoría lingüística. muchas ramas de la disciplina madre. Evidentemente estamos ante
4) Esbozar los fundamentos del uso social del lenguaje y de una gravísima limitación, a la que tampoco son-ajenas otras cien-
los factores básicos que lo dirigen. Esto se conseguiría: cias exactas, naturales y sociales.
a) con una orientación interdisciplinaria, La sociolingüística se encuentra con un status epistemológico
en vías de constitución y con un objeto de estudio cambiante, com-
b) integrando las materias relacionadas con los sistemas
y la interacción, plejo, que no se deja medir fácilmente. En tal caso, ¿cómo deben
ser considerados los análisis sociolingüísticos que se hacen en la
c) integrando los macroniveles y los microniveles de des-
cripción y de explicación 17 • actualidad? Ya lo han apuntado otros autores 20 : como modelos

18 Véase P. Feyereband, Against Method, London, Verso, 1978. K. Popper, Ob-


15 A. Pisani, La variazione linguistica, Milano, Franco Angeli, 1987, págs. 154-161. jective Knowledge, Oxford, Clarendon Press, 1972.
16 M. A. K. Halliday, An introduction to Functional Grammar, London, E. 19 Con esto no queremos decir que las conclusiones sean falsas desde un punto
Arnold, 1985. de vista hipotético-deductivo.
17 En N. Dittmar y P. Schlobinski (eds.), The Sociolinguistics of Urban Verna- 20 L. Milroy, Observing and Analyz.ing Natural Language, Oxford, Blackwell,

culars, Berlin, Walter de Gruyter, 1988, pág. 36. 1987, págs. 1 y sigs.
48 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 49

idealizados de un fragmento de una lengua. Precisamos. Modelos: las generalizaciones. Como señaló Kibrik la investigación lin-
22 ,

se trata de artificios teóricos que pretenden esquematizar la organi- güística gira en torno a tres puntos: el investigador, la lengua (da-
zación interna de los hechos; idealizados: suponen un grado mayor tos) y el modelo creado. Las mutuas relaciones que se establecen
o menor de abstracción, de despegue de la realidad; fragmento de entre ellos conducen a la idealización a la que venimos haciendo
una lengua: sería muy difícil dar cuenta de todos los niveles lingüís- referencia. Entre el investigador y los datos surge la paradoja del
ticos y de los factores que en ellos se implican en un solo estudio observador y la paradoja acumulativa (cuanto más se sabe de una
y de forma exhaustiva. Esto nos lleva directamente a hablar de dos lengua más se puéde descubrir de ella 23 ); entre los datos y el mode-
de los grandes inconvenientes de la investigación: el tiempo y el lo, a través del investigador, la paradoja saussuriana; entre el mo-
dinero. No estamos ante nada nuevo 21 • Estudiar la lengua en la delo y el investigador nace un doble problema: mediante un método
sociedad en que se produce c;xige observar a los miembros que la de tipo deductivo el modelo está, por definición, idealizado; me-
componen y, por tanto, hacer largas investigaciones que acarrean diante un método inductivo lo está igualmente, puesto que no se
gastos constantes. De ahí que esa lengua suela ser estudiada de for- parte de todos los datos, sino sólo de una parte de ellos.
ma fragmentaria, es decir, recortando gastos y horas de un trabajo
que podría alargarse durante años. · Lengua
Las investigaciones sociolingüísticas nos ofrecen informaciones (datos)
idealizadas (se hacen abstracciones de los datos concretos) y parcia-
les (se estudian niveles lingüísticos e incluso parte de esos niveles
sin ponerlos en relación con el resto). Por el momento, y mientras
la lingüística siga los cauces actuales, la idealización es inevitable, Paradoja
porque nace del hecho de que no son los grupos sociales o las co- Paradoja del
saussuriana observador
munidades los que hablan, es decir, los que proporcionan datos
tangibles, sino los individuos (paradoja saussuriana) y además no
pueden recogerse datos de todos los individuos que forman una
comunidad (los costos de tiempo y dinero serían demasiado eleva-
dos), a menos que el grupo estudiado tuviera unas reducidísimas Deducción
dimensiones, con lo que probablemente tendrían más importancia
los factores comunicativos que los puramente sociolingüísticos. La Investigador
etnografía de la comunicación ha preferido esto último y en ella
CUADRO 1
el problema no es tan grande, aunque choca con el obstáculo de

21 M. Alvar, Estructuralismo, geografía lingüística y dialectología actual, 2. ª ed., 22 A. E. Kibrik, The Methodology of Field Investigations in Linguistics (Setting

Madrid, Gredos, 1973, pág. 141. Para cuestiones de metodología dialectal, S. Pop, up the Problem), The Hague, Mouton, 1977, págs. 2 y sigs.
La dia/ectologie, Louvain, 19S0-1951, 2 vols. 23 W. Labov, Modelos ... , pág. 2S7.

SOCIOLINGÜÍSTICA. - 4
50 Metodología sociolingülstica Recogida de materiales 51

Insistimos, la investigación sociolingüística no ofrece conclusiones de una comunidad, hasta la recogida de datos lingüísticos proce-
fieles a la realidad, sino idealizadas. Lo que hay que buscar es la dentes de todos los componentes de la entidad social analizada (ca-
forma de que las idealizaciones sean progresivamente más realis- so difícil, por costoso, a menos que se trate de una entidad minús-
tas 24 • En este sentido, y frente a la labor realizada por la lingüísti- cula). Aparte, hay que tener en cuenta si, de los individuos estudia-
ca teórica, por ejemplo, el primer paso está dado: nuestra disciplina dos, se atiende a todas sus manifestaciones lingüísticas -y aquí hay
trabaja con datos reales, observados y recogidos mediante lo que que valorar la imposibilidad de que el investigador acceda a ciertos
Kibrik denomina un «método experimental» 25 • Sin embargo, esos contextos y situaciones- o sólo a las que se dan en determinados
datos que se observan y recogen, que se analizan e interpretan, no niveles, contextos o circunstancias de naturaleza diversa.
son todos los datos que se producen dentro de un determinado ente La sociolingüística actual suele agruparse en torno a dos tenden-
social. Al no ser todos, hay que procurar que los datos que se ma- cias metodológicas: la que pone su atención en entidades sociales
nejen sean suficientemente representativos. Y aquí surge otro de de mediana o gran dimensión (dentro siempre de la microlingüísti-
los puntos conflictivos de la sociolingüística: la representatividad ca}, tendencia encabezada por Labov, y la que prefiere centrarse
(como se ve, el paralelismo con los problemas de la geolingüística, en el estudio de grupos más reducidos, al frente de la cual podemos
tan criticada, y de otras disciplinas es mayor de lo que a veces situar a Gumperz 26 • En el primer caso, los datos analizados osten-
se pregona). A grandes rasgos, y perdónesenos el maniqueísmo, hay tan una fuerte representatividad: son pocos en relación con los po-
dos formas de orientar la recogida de datos: si la entidad social sibles; en el segundo se ofrece un mayor detalle, al crecer la propor-
estudiada es grande, sólo se accede a una pequeña porción de los ción de individuos observados respecto del universo. Por otro lado,
datos que en ella se generan; si la entidad es reducida, la propor- la primera tendencia suele buscar análisis puramente cuantitativos,
ción aumenta. Conste que no nos referimos a la cantidad de datos mientras que la segunda los reduce considerablemente en dimen-
recogidos, espacio habrá para hacerlo, sino a la proporción de da- sión. Esto no ha sido inconveniente para que estudiosos como Mats
tos utilizados para el estudio, respecto del volumen total que pro- Thelander hayan propuesto un acercamiento de las posturas, en el
ducen los individuos que conforman la entidad. Lógicamente, a me- que se combina la cuantificación con la perspectiva cualitativa 27 •
dida que se reduce la proporción, aumenta la representatividad teó- Como se puede suponer, las técnicas de investigación varían consi-
rica de esos datos. En realidad no existen tan sólo dos alternativas, derablemente de una a otra y ambas presentan ventajas e inconve-
sino todas aquellas que aparecen en un continuum que va desde nientes que habrá que sopesar con cuidado.
la utilización de un solo individuo como «representante» del habla

24 Adviértase que no se pide que las idealizaciones dejen de serlo; no tendría

sentido.
25 Basándose en los presupuestos de Kibrik, L. Milroy (Observing ... , págs. 4-5)

distingue tres tipos de métodos: a) método introspectivo: el investigador accede di- 26 Véanse los trabajos recogidos en J. Gumperz y D. Hymes (eds.), Directions
rectamente al modelo de un fragmento de lengua por medio de su competencia; in Sociolinguistics, New York, Holt, 1972.
b) método analítico: el investigador accede directamente al modelo pero basándose 27 «A Qualitative Approach to the Quantitative Data of Speech variation», en
en un corpus de datos independientes; c) método experimental: el investigador domi- S. Romaine (ed.), Sociolinguistic Variation in Speech Communities, London,
na el corpus de datos al manipular informaciones recogidas de informantes. Edward Arnold, 1982, págs. 65-83.
52 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 53
b) Red social. El concepto de red ha entrado recientemente
2.1.3. LA ENTIDAD SOCIAL
en el ámbito sociolingüístico, aunque es bien conocido por los so-
Otra de las dificultades previas con las que se topa el investiga- ciólogos 30 • De ello se ha encargado la investigadora británica Les-
dor es la delimitación de la entidad social que será su objeto de ley Milroy 31 • Una red social básicamente es un entramado de rela-
estudio. En la mayor parte de los estudios se ha atendido a uno ciones directas entre individuos y actúa como un mecanismo para
de los siguientes objetos: a) individuo; b) red social; c) grupo so- intercambiar bienes y servicios, para imponer obligaciones y otor-
cial; d) clase social; e) comunidad de habla. Cada uno de ellos pre- gar los derechos correspondientes a sus miembros. Llamamos la
senta algún tipo de dificultad, bien teórica, bien metodológica o atención sobre el hecho de que estamos ante relaciones entre indivi-
tanto de una como de otra clase. Considerados en conjunto tam- duos, no entre grupos.
bién pueden dar motivo a la discusión. Un estudio profundo de c) Grupo social. Existe un grupo social cuando sus miembros
ellos sería más propio de un libro teórico que de unos apuntes me- poseen ciertas características en común (sociales, religiosas, étnicas,
todológicos, de ahí que nos contentemos con hacer algunos plan- culturales, ideológicas, etc.) 32 •
teamientos generales, que en algunos casos serán desarrollados en
otros epígrafes y que, en definitiva, sólo pretenden ser un sustento d) Clase social. Es tal vez el concepto más polémico dentro
inicial que permita hablar de método sin caer en terrenos excesiva- de la sociolingüística y dentro de la sociología 33 • En general, la
mente movedizos. clase social se entiende no sólo como un nivel dado de poder econó-
a) Individuo. En gran medida, el desarrollo de la sociolingüís- mico y social, sino como una esfera en la que los individuos se
sienten integrados. El concepto de .clase encierra, por tanto, la acti-
tica se debe a un intento de superar las limitaciones que suponía
la utilización de un solo individuo, en la geografía lingüística prin- tud que los individuos que la componen demuestran hacia ella. De
cipalmente, como fuente de datos para la investigación lingüística. todas formas, su validez es puesta en tela de juicio constantemente,
Sin embargo, de los principios teóricos del propio Labov ha emana- ya que, por lo general, se ha revelado como inútil para el estudio
do una tendencia a realizar lo que Suzanne Romaine llama «indivi- de comunidades de reducidas dimensiones o para analizar comuni-
dualismo metodológico» 28 , es decir, a considerar que el individuo dades cortadas con patrones distintos al occidental 34 •
se comporta lingüísticamente como un grupo, puesto que en él con-
30 J. A. Barnes, «Class and Committees in a Norwegian lsland, Parish», Human
curren una serie de variables lingüísticas y extralingüísticas que fá-
Relations, 7 (1) (1954). Citado en L. Milroy, Observing... ; J. Boissevain, Friends
cilmente lo pueden convertir en «representante» de un grupo social of Friends: Networks, Manipulators, and Coalitions, Oxford, Blackwell, 1974; J.
determinado. La entidad «individuo» ha tenido una especial signifi- Boissevain Y J. C. Mitchell (eds.), Network Analysis: Studies in Human Jnteraction,
cación dentro de la «etnografía de la comunicación» y dentro del The Hague, Mouton, 1973; M. Granovetter, «The Strength of Weak Ties», Ameri-
modelo. de las «escalas de implicación» 29 • can Journal of Socio/ogy, 78 (1973), págs. 1360-1380.
31 L. Milroy, Language and Social Networks, 2.ª ed., Oxford, Blackwell, 1987.

28 «A Critica! Overview of the Methodology of Urban British Sociolinguistics», 32 Véase J. J. Gumperz, «Sociolinguistics and Communication in Small Groups»,

English World Wide, 2 (1980), pág. 184. en J. B. Pride y S. Holmes (eds.), págs. 203-223.
29 Sobre etnografía de la comunicación, véase M. Saville-Troike, The Ethno- 33 D. Kingsley et al., La estructura de las clases, Caracas, 1970.
34 Véase S. Clark, «Linguistic Variation in the Non-Stratified Context», en A.
graphy of Communication, Oxford, Blackwell, 1983. Sobre escalas de implicación,
véase D. Bickerton, The Dynamics of a Creo/e System, Cambridge, CUP, 1975. R. Thomas, op. cit., págs. 684-699.
54 Metodología socio/ingüística Recogida de materiales 55
e) Comunidad de habla. Se trata de un concepto constante- de abstracción para el análisis lingüístico 38 • Una vez más entramos
mente revisado 35 • Se ha definido desde cuatro perspectivas: en los dominios de las idealizaciones.
i) Perspectiva lingüística: la gente que utiliza una variedad Pero hay un aspecto que no debe seguir quedando en el aire.
dada. Al establecer las «reglas de recogida de datos» se dijo, siguiendo
ii) Perspectiva interactiva: red de interacción que controla a Durkheim, que «los hechos sociolingüísticos deben ser considera-
los usos lingüísticos. dos aislados de sus manifestaciones individuales». Puede parecer
iii) Perspectiva de la sociología del conocimiento: grupo paradójico hablar del «individuo» en sociolingüística, como lo he-
que comparte el conocimiento de unas reglas de con- mos hecho, sin violar nuestra particular reglamentación. La para-
ducta y de interpretación del habla. doja se eliminaría elevando al individuo a un nivel de abstracción
iv) Perspectiva psicosociológica: formada por miembros que superior al de su propia naturaleza: los datos lingüísticos siempre
juzgan y evalúan de igual forma las variables que son extraídos de personas concretas, pero se les otorga una valora-
permiten diferenciar sociolingüísticamente a los ha- ción «idealizada». Sin embargo, la sociolingüística británica está
blantes 36 • reivindicando la presencia del «individuo» como tal en la sociolin-
güística 39 • Trataremos este punto más extensamente en el apartado
Labov sigue este último criterio. Estamos ante una definición que dedicaremos a los informantes. Por el momento es suficiente
a posteriori que permite, por ejemplo, incluir a todos los habitantes con que el problema téórico quede a la vista.
de Nueva· York dentro de una misma comunidad 37 •
No hace falta reflexionar mucho para advertir lo delicado de
estos conceptos. Fácilmente podrían permutarse las etiquetas a la 2.1.4. EL ESTUDIO EXPLORATORIO
hora de trabajar sobre entidades sociales concretas: un individuo
puede tener la misma consideración que un grupo; en muchos casos Antes de entrar en el estudio directo de la _recogida de datos
coinciden los conceptos de grupo y clase social; una comunidad sociolingüísticos, necesitamos referirnos a una exigencia del méto-
de habla podría llegar a ser más pequeña que un grupo; en las do, previa a cualquier investigación: los estudios explor~torios. Tal
redes se trabaja con individuos. La única forma de evitar la colisión y como vimos en el capítulo I, la finalidad de un estudio explorato-
total entre ellos está en concebirlos no como entidades sociales, si- rio es avanzar en el conocimiento de algo. Es imprescindible, pues,
no, en la línea de lo señalado por Romaine, como simples grados saber de antemano cuáles son los perfiles, aunque sea vagamente,
de ese algo; en otras palabras, hay que situarse en un nivel de abs-
35 Véanse J. J. Gumperz, «The Speech Community», en P. P. Giglioli (ed.), tracción concreto: un grupo social, una red, una comunidad, etc.
págs. 219-231; J. P. Rona, «The Social Dimension of Dialectology», /ntemational La verdad es que, en la práctica habitual, el nivel de abstracción
Journal of the Sociology of Language, 9 (1976), págs. 7-22; F. Gimeno, «A propósi- se ha fijado a posteriori, es decir, el investigador ha sabido qué
to de comunidad de habla: 'The Social Dimension of Dialectology', de J. P. Rona»,
en M. Vaquero (ed.), págs. 689-698.
36 Modelos ... , págs. 175 y sigs.; 353 y sigs. 38 «A Critical Overview ... », cit., pág. 195.
37 En este sentido ha realizado S. Romaine sus críticas a Labov. Véase «What 39 Véase L. Milroy, Langutige:and Social Networks, 2. • ed., 131-134; 152-153;
is a Speech Community?», en S. Romaine (ed.), págs. 13-24. 205-206.
56 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 57

le ha interesado (una ciudad x, un barrio de ella, una localidad rasgos lingüísticos de más bulto. En el primer caso se corre el riesgo
rural ... ), pero hasta después de analizar los datos no le ha atribuido de interpretar como sistemático lo que puede ser tan sólo acciden-
un grado teórico de abstracción. Cuando esto deje de hacerse siste- tal; en el segundo, no es difícil que algunas variables aparentemente
máticamente, la sociolingüística habrá dado un paso de gigante en nimias se escapen entre los dedos. Evidentemente, el registro de
su consolidación. Ahora bien, un estudio exploratorio puede ser los datos a través del magnetófono impide muchas veces que se
capaz de ayudar a fijar ese nivel antes de que se inicie la investiga- caiga en uno u otro extremo, pero siempre y cuando se tenga en
ción en sí. También servirá para ayudar a plantear las hipótesis cuenta que esos datos van a servir simplemente para plantear hipó-
y determinar qué tipo de datos son más interesantes y cuál es la tesis, no para dictar conclusiones. Extraer nociones falsas del estu-
técnica más adecuada para recogerlos. Sólo así podrán cumplirse dio exploratorio es tan dañino para la investigación como partir
sin excesivas complicaciones las «reglas de observación» 2. ª y 4. ª. de pre-nociones.
De todo ello se deduce la trascendencia de los estudios explorato-
rios para el éxito final de la investigación. Estos estudios no deben
ser nunca un medio de confirmar o rechazar hipótesis, sino de des- 2.2. NATURALEZA DE LOS DATOS
cubrirlas. Si partimos de un conjunto de hipótesis bien desarrolla-
das y designamos la exploración como medio de verificarlas, se está Si el sociolingüista ha conseguido esclarecer qué clase de entidad
partiendo de nociones previas o de saberes intuitivos que pueden social le interesa, perfilando sus límites y concretando el nivel de
dañar peligrosamente el estudio (Regla l.ª de recogida de datos). abstracción, se enfrentará a la encrucijada de precisar qué fenóme-
Las intuiciones deben ser plasmadas como hipótesis una vez con- nos lingüísticos han de constituir el objeto de su investigación. La
cluido el estudio exploratorio. decisión final dependerá de la respuesta que se dé a tres preguntas
En su realización, hay otro aspecto de singular importancia: la principales:
recolección e interpretación de los datos lingüísticos. Cuando se 1. º) ¿Qué nivel lingüístico interesa?
afronta una exploración, el investigador ha de ser consciente de 2. º) ¿De qué tipo de discurso han de obtenerse los datos?
que en ella trabajará con un volumen de datos menor que el que 3. º) ¿Cuántos datos deben manejarse?
posteriormente tendrá entre sus manos. Al ser menor, la posibili-
dad de que proporcione informaciones parciales aumenta. Esto puede
evitarse atendiendo a un número cualitativamente importante de va- 2.2.1. NIVEL LINGÜÍSTICO

riables lingüísticas y extralingüísticas. Por otro lado, hay que tasar


correctamente el valor de los datos en cuanto a la forma en que En teoría, las técnicas sociolingüísticas pueden aplicarse sobre
son recogidos. Si el propósito es trabajar sobre una entidad social cualquier nivel lingüístico (fonético-fonológico, morfonológico, sin-
desconocida lingüísticamente por el investigador, éste tiene dos op- táctico o léxico-semántico) y tanto sobre el eje de la sincronía, co-
ciones: recoger incluso hechos de gran detalle 40 o atender a los mo de la diacronía. Sin embargo, el núcleo más importante del
aparato teórico-metodológico se ha creado sobre el estudio de datos
40 Por ejemplo, si se está estudiando las realizaciones de Is/ en Andalucía, aten- fonológicos y morfológicos. La razón que lo explica es sencilla:
der incluso a las levemente palatalizadas. los investigadores que han contribuido con más fuerza a la evolu-
58 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 59

ción de la moderna sociolingüística han sido los de origen anglo- los principales problemas con los materiales de este nivel es la co-
norteamericano; por tanto, se ha hecho predominantemente socio- rrecta identificación de las variables puramente lingüísticas y de los
lingüística de la lengua inglesa. En esta lengua, uno de los filones factores contextuales que favorecen o impiden la aparición de esas
de estudio más ricos, en cuanto a la variación, es el de la fonética variables 46 • Estamos ante un aspecto concerniente más al análisis
y fonología de las vocales y de algunas consonantes que forman de los datos que a su recogida (la interrelación entre las partes del
parte de elementos fonéticamente débiles. En la mayor parte de método es inevitable), pero el problema aparece ya en el estudio
los trabajos de Labov se estudia bien los diptongos, bien el com- exploratorio, por lo que se ve afectada directamente la fase de la
portamiento de -r implosiva 41 , bien la realización de determinadas cosecha de materiales. Es importante fijar en la exploración los ca-
partículas gramaticales (la cópula, por ejemplo 42) •. La sociolingüís- racteres exteriores, comunes y constantes de los fonemas o morfe-
tica británica, presidida por Peter Trudgill y Lesley Milroy 43 , se mas que se van a recoger y de las variables que los rodean, enten-
ha volcado en el estudio de las vocales y de las secuencias vocálicas. diendo «fijar» como un planteamiento de hipótesis, no como una
Gran parte de la sociolingüística hispánica, aprovechando el cami- caracterización definitiva.
no despejado por el ámbito anglosajón, también ha prestado aten- El estudio sociolingüístico de la sintaxis es más complicado, por-
ción preferentemente a aspectos fonológicos o morfonológicos de que las técnicas aún no han sido suficientemente perfeccionadas y
la lengua española 44 • Actualmente, por tanto, es más fácil hacer porque la propia naturaleza de los materiales sintácticos pone con-
sociolingüística de la fonología, que sociolingüística de otro nivel tinuas trabas. Al estudiár fonemas o morfemas gramaticales, el so-
lingüístico. Pero, el hecho de ser más fácil, por poder aprovechar ciolingüista sabe, antes de comenzar, que está manipulando unida-
numerosas experiencias ajenas, no significa que los resultados satis- des finitas en constante recurrencia. Una cantidad de materiales
factorios estén garantizados. Para investigar en fonética, fonología relativamente pequefta proporciona testimonios de cada una de ellas
o morfonología hay que contar con estudios exploratorios rigurosos con poca dificultad. En sintaxis no ocurre así 47 • Conseguir pruebas
y fiables. La recogida de datos debe hacerse con magnetófono, de suficientes de combinaciones que son infinitas es tarea imposible:
manera que sea posible posteriormente analizarlos por medio de exigiría recoger un conjunto abrumador de datos durante aftos y
un sonógrafo o de un ordenador 45 • Para Lesley Milroy, uno de aún así no se tendría la certeza de haber dado cuenta de una parte

41Modelos ... , passim.


42«Contraction, Deletion, and Inherent Variability of the English Copula», Lan- puesto por Tomás Navarro Tomás (Revista de Filolog(a Española, 11 (191S), págs.
guage, 4S (1969), págs. 71S-762. 374-376).
43 L. Milroy, obras citadas. P. Trudgill, The Social Differentiation o/ English 46 Observing... , págs. 114-llS.
in Norwich, Cambridge, CUP, 1979. 47 Véase Ch. J. Bailey y R. W. Shuy (eds.), así como B. Lavandera, «Where
44 Véase H. López Morales, Estratificación social del español de San Juan de does the Sociolinguistics Variable Stop?», Language in Society, 7 {1978), págs. 171-182;
Puerto Rico, México, UNAM, 1983. Variación y significado, Buenos Aires, Hachette, 1984; H. López Morales, «La so-
45 En algunos casos, hay que crear alfabetos fonéticos especiales, como hicieron ciolingüística actual», en F. Moreno {ed.), pág. 83; L. Milroy, Observing... , págs. 143-
Shuy, Wolfram y Riley para Detroit (Field Techniques... , págs. 33-35). La dialecto- 170; y S. Romaine, «On the Problem of Syntactic Variation and Pragmatic Meaning
logía se enfrentó hace tiempo a este mismo problema. Véase el alfabeto desarrollado in Sociolinguistic Theory», Folia Linguistica, 18 {1984), págs. 409-437. También
para los Atlas regionales españoles («Nota preliminar», del ALEA) sobre el pro- W. Labov, «Where do Grammars Stop?», en R. W. Shuy {ed.), págs. 43-88.
60 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 61
importante de ellos 48 • Al margen de estas dificultades, existen otras gua coloquial. El tener que describir, en el análisis, los condiciona-
que afectan al complejo teórico-metodológico del variacionismo. La mientos pragmáticos de tales actos no impidió afrontar aspectos
escuela de Labov parte de la idea de que la variación consiste en puramente sociolingüísticos. El inconveniente que plantea el estudio
la utilización alternativa de formas equivalentes: decir lo mismo de de estos datos es similar al que hemos comentado a propósito de
distinta forma. Dos formas pueden variar cuando tienen una identi- la sintaxis: estamos ante materiales infinitos que ofrecen una varia-
dad lógica. Ésta es fácil de conseguir con las unidades fonéticas bilidad Hngüística notable.
Y fonológicas, pero no ocurre así con las sintácticas. La alternancia
sociolingüística de dos unidades sintácticas exige que ambas tengan
un mismo significado sintáctico, semántico y pragmático 49• 2.2.2. Los REGISTROS
Por el momento, apenas existen investigaciones, comparativa-
mente, sobre sociolingüística léxico-semántica, al menos en lo que Llamaremos «registros» a aquellas variantes que en la bibliogra-
respecta a comunidades monolingües. Pero la puerta está abierta fía sociolingüística anglonorteamericana se denominan styles. No
Y, según nuestro criterio, la invitación es más generosa que la de resulta este punto fácil de tratar ni desde la teoría ni desde la prác-
la sintaxis 50 • tica: teóricamente, estamos ante un campo sin explorar suficiente-
Existen aún otros hechos lingüísticos que pueden recibir una bue- mente; además, es difícil ahondar en él sin traer a colación de for-
na acogida dentro de la sociolingüística, aunque hasta ahora han ma constante otros aspectos metodológicos de la recogida de datos.
demostrado más interés por ellos la psicología social 51 y los etnó- El concepto de registro presenta actualmente problemas tan elemen-
grafos centrados en el análisis de la conversación 52 • Nos referimos tales, y a la vez graves, como los de su definición y posteriormente
a los actos de habla 53 • Hemos tenido oportunidad de profundizar su medición y estudio cuantitativos 55 • No es éste el lugar apropia-
en este campo 54 analizando actos de habla procedentes de la len- do para teorizar sobre el registro, pero es necesario dejar centrado
que cuando hablamos de tal concepto no podemos referirnos a com-
48
partimientos incomunicados que reciben etiquetas de contenido uní-
Véase A. Morales, «Estructuras sintácticas implicadas en el español de Puerto
Rico: infinitivos Y gerundios (análisis transformacional)», Bolet(n de la Academia
voco y esclarecedor. Ésta parece haber sido la tónica de la lingüísti-
Puertorriquefla de la Lengua Espaflola, 7 {1979), págs. 111-128. Tal vez el campo ca al diferenciar un registro formal y un registro coloquial. No hay
que más frutos ha dado en el estudio de este nivel sea el de las «gramáticas en duda de que es posible decir que un determinado hablante en un
contacto». contexto concreto está utilizando uno u otro registro, pero ¿cuál
49
Véase H. López Morales, Sociolingüfstica, Madrid, Gredos 1989 págs 91-105 es el límite real entre ellos? Desde nuestro punto de vista, una de
so ' ' • •
/bid., pág. 105.
51 Véase W. P. Robinson, Language and Social Behaviour, Harmondsworth, las propuestas más razonables sobre cómo caracterizar los registros
Penguin, 1974. es la que Ure y Ellis llevan a cabo en su trabajo «El registro en
52 Véase F. Moreno, Sociolingüfstica en EE.UU., cit., § 1.3 . la lingüística descriptiva y en la sociología lingüística» 56 • Allí se
• 53 Sobre el concepto de «acto de habla», véase J. L. Austin, How to Do Things
w1th Words, London, Oxford University :P,ress, 1962, y J. Searle, Speech Acts, Lon- 55 Véase C. Silva-Corvalán, Sociolingüística: teoría y andlisis, Madrid, Alham-
don, Oxford University Press, 1969. bra, 1988, § 3.3. Una presentación general de algunas teorías sobre el registro, en
54 «Análisis sociolingüistico de actos de habla coloquiales. 1», Espaflol Actual,
R. Hudson, Sociolingüfstica, Barcelona, Anagrama, 1981, págs. 58-61.
51 (1989), págs. 5-51. · 56 En O. Uribe Villegas {ed.), versión española, págs. 115-164.
62 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 63

presenta una serie de parámetros formados por unos rasgos cuya cia que puede existir entre hablantes, es difícil encontrar materiales
presencia o ausencia determinan los tipos de registro. El registro ad hoc, como es difícil afirmar que esos materiales son en realidad
sería por tanto: los buscados.
El estudio que William Labov hace de los «estilos» ha sido sufi-
una variación situacional constituida por una selección de preferen-
cientemente divulgado, pero necesitamos volver a él. En el capítulo
cias de entre el total de las opciones lingüísticas que ofrece esa len-
gua específica 57 • 4 de The Social Stratification of English in New York City 59 , La-
bov habla de la diferenciación de los estilos contextuales. Insiste
Pero las formulaciones de Ure y Bilis no están exentas de incon- en la dificultad de medir la variación estilística, debido al polimor-
venientes, porque no todos los rasgos pueden aparecer bien como fismo de su «apariencia» y a la cantidad de factores que en ella
positivos, bien como negativos. Ahí están, por ejemplo, las contro- convergen, pero no vacila al afirmar que los hechos deben ser estu-
versias levantadas a propósito de la determinación de qué es lo lite- diados cuantitativamente. Para Labov puede hablarse de un contí-
rario. Los registros se organizan, según nuestra opinión, en una nuum estilístico que para ser segmentado y cuantificado requiere
escala de grados infinitos 58 , fijada a través de parámetros que son la aplicación de un artificio metodológico. Su propuesta consiste
en su mayor parte continuos y que varían de dimensión dependien- en el estudio de cinco registros, definidos por el grado de atención
do de las características de cada hablante. Puestas así las cosas, que el hablante presta a su propio discurso 60 • Los segmentos esti-
nace el problema metodológico: ¿cómo medir el registro?, ¿cómo lísticos que propone y estudia son los siguientes:
llevar a cabo cuantificaciones sobre unidades que no son discretas?, A) Discurso casual.
¿cómo identificar la naturaleza de los registros que cada hablante B) Entrevista.
utiliza en cada momento? C) Lectura.
La sociolingüística trabaja, en la mayor parte de los ieasos, con D) Listas de palabras.
materiales recogidos de la lengua hablada. Por tanto, ~na de sus
mayores preocupaciones debe ser la de describir la naturaleza de A) Discurso casual. - Labov llama discurso casual al «habla
los datos, lo que incluye la determinación del registro al que perte- cotidiana empleada en situaciones informales, sin atención ninguna
necen. Pero, a la vez, es frecuente que las investigaciones intenten al lenguaje» 61 , y lo distingue del discurso espontáneo, «pauta utili-
analizar un registro concreto. Ello las obliga, primero, a delimitar zada en el habla cargada de excitación o de emoción» 62 • El discur-
perfectamente el registro que desea ser estudiado y, segundo, a ob- so espontáneo puede darse perfectamente en situaciones formales
tener datos que se ajusten fielmente a lo delimitado. Otros inconve- cuando desaparecen las constricciones de éstas.
nientes surgen: mal se puede cumplir el primer punto si la caracteri-
zación teórica del registro, como hemos apuntado, aún está eQ. el
aire; por otra parte, dados su carácter de continuidad y la divergen- 59 Washington, D. C., Center for Applied Linguistics, 1966. El capítulo está

recogido en Modelos ... , cap. 3: «La diferenciación de los estilos contextuales».


60 Modelos ... , pág. 115.
57 Art. cit., pág. 116. 61 Modelos ... , pág. 124.
58 Labov admite la existencia de ese continuum (Modelos... , pág. 1511). 62 [bid.
64 Metodología sociolingülstica Recogida de materiales 65

B) Entrevista. - Las respuestas obtenidas en una entrevista sue- Las conclusiones de Labov son admitidas sin demasiados repa-
len corresponderse con lo que Labov llama discurso cuidado, aun- ros. Sin embargo, la segmentación que hace del continuum estilísti-
que existen procedimientos para hacer que la entrevista en sí pierda co ha suscitado más de un rechazo. R. K. S. Macaulay y G. Tre-
parte de su formalidad y, por tanto, para que los hablantes presten velyan 67 no admiten que se incluyan en el mismo parámetro estilos
menos atención a su discurso 63 • que pertenecen a la lengua hablada y a la lengua escrita: hay un
salto demasiado grande entre la lectura y el habla para ser conside-
C) Lectura. - Aunque se busca un tono familiar en la lectu-
radas como segmentos adyacentes. A pesar de tratarse de una críti-
ra, el registro es más formal, porque se presta mayor atención al
ca razonable, en nuestra particular opinión, la sociolingüística bri-
discurso que en los que acabamos de citar 64 •
tánica ha preferido objetar a la técnica de Labov la imposibilidad
D) Listas de palabras. - Teóricamente deben recogerse mate- de su aplicación sobre comunidades en las que un nutrido grupo
riales emitidos con gran cuidado por el hablante. Dentro de este de hablantes son incapaces de leer, siquiera con una mediana soltu-
registro, el grado extremo se obtiene al hacer que se diferencie entre ra. Así se demostró para Belfast 68 y Edinburgo 69 , y así puede com-
pares mínimos 65 • probarse al estudiar numerosas comunidades rurales e incluso urba-
nas de Espafta 70 •
Por el momento, interesa llamar la atención sobre las varieda-
Las vías para realizar una segmentación estilística basada exclu-
des estilísticas que pueden interesar a la sociolingüística y sobre la
sivamente en la lengua hablada podrían ser, entre otras, las siguientes:
importancia de las propuestas metodológicas de Labov respecto de
una lingüística que admitía la existencia de los registros, pero que 1. ª) Realizar entrevistas en contextos que presenten un distinto
los ignoraba de hecho a la hora de la investigación. Las conclusio- grado de formalidad.
nes que el profesor de Filadelfia ha extraído de sus estudios sobre 2. ª) Atender solamente a lo que se produce dentro de una en-
el registro pueden resumirse en dos puntos: trevista 71 •
1. º) La entrevista es imprescindible para conseguir un corpus
de datos cuantitativamente significativo.
2. º) Los datos más convenientes al análisis sociolingüístico son
los procedentes del discurso casual 66 •
67 R. Macaulay, y G. Trevelyan, Language, Education, and Employment in Glas-
Ya que la entrevista no proporciona materiales casuales, ambos gow, A Report to the Social Sciences Research Council, 1973, pág. 25.
presupuestos entran en un conflicto. de intereses de difícil resolución. 68 L. Milroy, Language and Social Networks, 2. • ed., págs. 9 y sigs.
69 E. Reid, «Social and Stylistic Variation in the Speech of Sorne Edinburg School-

children», en P. Trudgill (ed.), págs. 158-173. S. Romaine, A Sociolinguistic lnvesti-


63[bid., pág. 116. gation of Edinburgh Speech, A Report to the Social Science Research Council, 1978.
64[bid., pág. 117. 70 En nuestras encuestas en Quintanar de la Orden fue necesario leer las pregun-
65 !bid., págs. 121 y sigs. tas a muchos informantes.
66 W. Labov, «Field Methods Used by the Project on Linguistic Change and 71 Propuesto por Macaulay y Trevelyan, op. cit., pág. 26, aunque criticado por

Variation», Sociolinguistic Working Paper 81, Austin, Texas, South Western Educa- J. Milroy, resefta de Language, Social Class and Education: A Glasgow Study, de
tional Develqpment Lab., 1981, pág. 2. R. K. S. Macaulay, Language in Society, 8 (1979), pág. 91.

SOCIOLINGÜISTICA. - 5
66 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 67
3. ª) Sobre las frecuencias de los datos recogidos en contextos Labov ha descrito el «vernacular» de forma diversa: como la
constantes, realizar la segmentación allí donde se observe una «fron- variedad adquirida ·en los añ.os de la preadolescencia y como la va-
tera natural»: segmentación a posteriori 72 • riedad adoptada por un hablante cuando le está prestando a su ha-
4. ª) Observar las constantes estadísticas de individuos concre- bla la menor atención posible.( ... ) Se usa frecuentemente para hacer
tos en muy diversos contextos 73 • referencia a la variedad de bajo status característica de un grupo
social (como los americanos negros) o de un área geográfica 76 • (Las
5. ª) Considerar la variación estilística como fruto de la varie-
comillas son nuestras.)
dad de posibles oyentes 74 •
6. ª) Analizar la actitud de los hablantes hacia lo que ellos con-
Son, pues, tres los sentidos que suele poseer esta denominación,
sideran como registros distintos.
y en la bibliografía sociolingüística no son habituales las precisiones
La eficacia y posibilidades metodológicas de esta última alterna- a este respecto. De ahí nacen numerosas incongruencias: desde un
tiva aún no han sido comprobadas, pero parece lógico tener en punto de vista teórico y metodológico, hay una gran distancia de
cuenta este parámetro sobre un objeto que ofrece tanta y tan parti- una interpretación a otra. Pero es que, además, a la hora de consi-
cular variabilidad. derar ciertos datos como vernáculos, en la tercera acepción, es fre-
Detengámonos ahora, aunque sea brevemente, sobre el concep- cuente que se los distinga de otros elementos que, sin justificaciones
to de discurso casual. Utilizando esta denominación, estamos que- teóricas sólidas, reciben el trato de «prestigiosos» 77 •
dándonos al margen de un cúmulo de problemas y contradicciones Volvamos de nuevo al discurso casual. Parece aceptarse la se-
que tienen su origen en el término inglés vernacular~ En la acepción gunda conelusión de Labov: la conveniencia de utilizar materiales
no técnica, vernáculo (esp.) y vernacular (ingl.) significan «lengua «casuales» en los estudios sociolingüísticos. Pero los impedimentos
(idioma, dialecto, palabra, etc.) nativa de un país». La traducción aparecen constantemente, no sólo al intentar caracterizar los mate-
que José Miguel Marinas ha hecho del Sociolinguistic Patterns de riales como casuales (de tal naturaleza no se obtie::nen pruebas real-
Labov evita 75 , al hablar de discurso casual, algunos contrasentidos mente objetivas), sino en el momento de recogerlos. Aquí la dificul-
teóricos. En la sociolingüística escrita en lengua inglesa se utiliza tad es doble: acertar con la técnica más adecuada para cada caso
vernacular con sentidos distintos no especificados. Lesley Milroy y no caer en la paradoja del observador.
ha llamado la atención sobre este hecho: Las técnicas utilizadas para recoger datos del registro casual tie-
nen, por lo general, una deficiencia común: se presta poco interés
al tipo de interlocutor al que van dirigidos los discursos. La socio-
72 Propuesto por N. Coupland, Dialect in Use: Sociolinguistic Variation in Car-
lingüística variacionista ha pasado de puntillas sobre la importancia
diff English, Cardiff, Univ. of Wales Press, 1987. Esto lo tuvo en cuenta Labov
(Modelos... , págs. 150-152), pero prefirió su artificio metodológico por ser más eficaz. del interlocutor. La sociolingüística llamada «etnografía de la co-
73 Propuesto por L. Milroy, Language and Social Networks, cit., pág. 115. Sólo municación» 78 (en la que nos atrevemos a incluir los trabajos de
es posible hacerlo desde las redes sociales o, en general, desde la etnografía de la
comunicación. 76L. Milroy, Observing... , págs. 57-58.
74 Propuesto por A. Bell, «Language Style as Audience Design», Language in 77Ibid., Language and Social Networks, cit., pág. 119.
Society, 13 (1984), págs. 145-204. 78 Tampoco ha ocurrido esto con los trabajos vinculados a la psicología social,
75 Véase cap. 3 de Modelos...
por ej., Robinson, op. cit.
68 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 69

Milroy y sus seguidores), en cambio, ha conseguido prestarle más seguridad de que los materiales que en él se recogen son idénticos
atención, ciñendo sus intereses a grupos de poca entidad numérica a los que cosecharíamos al trabajar sin el aparato. La única solución
y sobrevalorando los aspectos cualitativos. Ahora bien, es posible posible a esto sería utilizar ocultamente el magnetófono, pero en-
ceder un lugar al interlocutor sin que ello vaya en detrimento de tonces podríamos violar una de las principales reglas éticas de la
la cuantificación. En nuestro estudio de algunos aspectos del colo- investigación en Ciencias Sociales y de la convivencia: el derecho
quio en Quintanar de la Orden 79 atendimos a cuatro tipos de inter- a la intimidad y a la imagen del individuo. Alternativamente, po-
locutores definidos a priori según los parámetros de «Poder» y «So- dría hacerse una grabación secreta y luego pedir permiso al hablan-
lidaridad» propuestos por Brown y Gilman 80 • Los tipos poseían te para la utilización de «sus palabras» con fines científicos. Sin
las características que aparecen en el Cuadro 2. embargo, esto no gara~tiza un respeto total a su intimidad; en todo
caso, tendría que ser oída la grabación íntegramente para obtener
1 2 3 4 el consentimiento. Otra norma ética obliga a asegurar el anonimato
+Poder +Poder -Poder -Poder y limitar el acceso a esos materiales por parte de terceras personas 81 •
-Solid. +Solid. -Solid. +Solid.
2.2.3. CANTIDAD DE DATOS
CUADRO 2
Para la recogida de materiales en sociolingüística es importante
El poder y la solidaridad nos sirven para fijar la relación exis- que el investigador se pregunte no _sólo por el nivel y la calidad
tente entre un hablante y su interlocutor. Como se puede suponer, de los datos que le interesan, sino también por su cantidad. Nos
al conceder importancia a este aspecto, técnicamente es difícil evi- ponemos de nuevo sobre una de las barras de equilibrio más difi-
tar que se le reste a otros, ya que se hace necesaria la utilización cultosas: la representativldad, en este caso de los datos lingüísticos.
de una técnica de recogida de datos (la encuesta) que no es igual- Sorprendentemente, no ha sido ésta una cuestión a la que se haya
mente útil para reflejar todos los matices del discurso casual. prestado una excesiva importancia. Acerca de ella, no obstante, se
Finalmente, la cosecha de materiales de este tipo se enfrenta ha levantado también una pequefia polémica, que, como casi siem-
al gran obstáculo de la paradoja del observador. Como veremos, pre, tiene su origen en la postura adoptada por Labov 82 • Según
los planteamientos de la «etnografía de la comunicación» suelen él, 10 ó 20 datos lingüísticos de una variable dada son suficientes
ser más oportunos para no incurrir en ella, pero la victoria no está para representar una matriz completa de variación estilística. No
totalmente garantizada: si hay un magnetófono delante, sea en una
rama de la sociolingüística, sea en otra, nunca tendremos la total 81 Sobre aspectos de ética en sociolingüística, véanse: S. W. Cook, «Temas éti-

cos en la realización de investigación en relaciones sociales», en C. Selltiz et al.,


79 Véase «Hacia una sociolingüística automatizada del coloquio», en F. Fernán- págs. 277-344; W. Labov, «Field Methods ... », págs. 31-34; L. Milroy, Observing,
dez (ed.), págs. 3S3-362. págs. 87-93; W. J. Filstead (ed.), Qualitative Methodology, Chicago, Markham,
80 «The Pronouns of Power and Solidarity», en J. Fishman (ed.), págs. 252-27S. 1970. Part six: «Ethical Problems in Field Studies», págs. 235-282.
Véase A. Elizaincín, «Métodos en sociodialectología», Estudios filológicos, 14 (1979), 82 A raíz de la publicación, en 1966, de The Social Stratification o/ English
págs. 4S-58. in New York City, cit., págs. 181 y sigs.
70 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 71

vamos a caer en el error de discutir sobre cifras en un asunto tan sejable sería medir la significación estadística de los datos a través
errático como éste: 20 datos pueden ser suficientes para unos casos de pruebas objetivas: x2, prueba t, etc. 85 •
e insuficientes para otros. Lo verdaderamente importante es que
para Labov con pocos datos puede quedar representada una amplia Todo lo que aquí se ha dicho acerca de la naturaleza de los
gama de variedades estilísticas o de variables lingüísticas. Esto sólo datos son asuntos que cualquier investigador debe tener en mente
puede ser admitido si, como hace Labov, se parte del principio de y valorar. Sería conveniente reflexionar sobre cada problema teóri-
la «homogeneidad de la conducta lingüística»: el comportamiento co y metod&ógico antes de comenzar la recogida de datos, aunque
lingüístico es lo suficientemente homogéneo y constante como para lo habitual ha sido perfilar posturas conforme iba avanzando la
ser representado por un número reducido de datos. Este mismo investigación en sus distintas etapas, porque los datos están presen-
principio subyace en los planteamientos metodológicos de la geo- tes en todas ellas y se comportan de forma distinta. El estudio ex-
grafía lingüística. ploratorio debería hacer posible partir con unas ideas concretas so-
Las críticas y comentarios que ha recibido la idea de Labov, bre la cantidad exacta de datos que se requiere, sobre el registro
sin que eso haya hecho desmerecer la fiabilidad de sus estudios, que debe ser estudiado y las variables que deben contemplarse, así
han sido principalmente las que siguen: como del comportamiento que todo ello puede tener, no sólo en
la recogida, sino tambi~n en el análisis y la interpretación.
l.ª) Labov ha expuesto sus conclusiones metodológicas sobre
la «homogeneidad lingüística» después de haber realizado sus análi-
sis e interpretaciones; partiendo de ellos ha realizado sus generaliza- 2.3. EXPLORADORES
ciones. Lo aconsejable sería comprobar la «homogeneidad», no partir
de ella como principio absoluto y universal 83 • Los problemas que concurren alrededor de las características que
2. ª) No se puede establecer de antemano la cantidad de datos han de tener los exploradores son similares y en muchos casos idén-
necesaria para una investigación sociolingüística 84 • ticos a los descritos por los geolingüistas. Llama la atención cómo
3. ª) Si el principio no es universal, como demostró Albó, hay se discuten hoy ciertas cuestiones sin atender a las conclusiones sur-
que cosechar el mayor número posible de datos, dentro siempre gidas hace decenios sobre los mismos puntos de debate 86 •
de las posibilidades, intereses y objetivos del estudio, e indicar el En la recogida de materiales, podemos señalar tres aspectos co-
número y calidad de los materiales que se recojan en cada infor- mo los más discutidos acerca del explorador: su formación, su nú-
mante. mero y su vinculación al territorio analizado. Los tres, y alguno
4. ª) La auténtica representatividad de un dato no es asunto más que añadiremos, tienen cabida al hablar de sociolingüística y
que deba ser juzgado desde la subjetividad del investigador. Lo acon- los tres han sido ampliamente tratados por la geografía lingüística.

83S. Romaine, «A Critica! Overview ... », cit., págs. 91 y sigs.


84A. Albó, «Social Constraints on Cochabamba Quechua», tesis doctoral, Uni- 85 S. Romaine, «A Critica! Overview ... », cit., pág. 192.
versity of Cornell, 1970. 86 Véase M. Alvar, Estructuralismo ... , y S. Pop, La dialectologie... , cit.
72 Metodología socio/ingüística Recogida de materiales 73

2.3.1. FORMACIÓN DEL INVESTIGADOR


ño de la muestra. La geolingüística admitió esta posibilidad hace
años y la sociolingüística en ningún momento se lo ha planteado
En el estado actual de la sociolingüística, como ocurre en socio- como un problema ni teórico ni metodológico. Hoy es frecuente
logía, el investigador de campo no tiene por qué ser necesariamente que las investigaciones sociolingüísticas las realicen equipos de per-
lingüista o sociolingüista. Conste que hablamos exclusivamente del sonas que aseguren que la recogida de datos no necesitará un largo
período de tiempo para su consumaci'ón 90 .
explorador y no del encargado de proyectar, analizar e interpretar
Ahora bien, hay una tendencia de estudios sociolingüísticos en
el conjunto del estudio. No es necesario, pues, una formación aca-
démica de años para recoger los datos; bastará con que el coordina- que se prefiere el con~urso de un solo explorador .. Nos re_fe:~os
a la tendencia que podemos denominar «redes sociales», 1mc1ada
dor de la investigación presente a sus exploradores un conjunto de
instrucciones claramente descritas y con que éstas se sigan rigurosa- por Lesley Milroy, seguida por V. Edwards 91 , S. M. . Bortoni-
Ricardo 92 y A. Schinidt 93 , y localizada, al menos parcialmente,
mente en el campo. El explorador dialectal debe reunir una serie
dentro de la corriente de la «etnografía de la comunicación». En
de requisitos imprescindibles para que la encuesta sea satisfactoria.
el estudio de Milroy, las exigencias del método no afectaban sólo
Es especialmente importante que esté bien entrenado en la trans-
a la cantidad de exploradores sino a las características que debía
cripción fonética y que conozca el habla estudiada. La sociolingüís-
tica, en cambio, no suele hacer uso de la transcripción in situ 87 • reunir el encargado (sólo uno) de realizar. esta labor; se requería
una mujer (en Belfast son menos «agredidas»), sola (para no repre-
Todo lo anterior no ha sido óbice, por un lado, para que la
sentar una «amenaza») y que demostrara su buena fe 94 • Cada red
mayor parte de los trabajos de campo en sociolingüística hayan
sido realizados por las mismas personas que luego han analizado necesita un explorador, pero, si el objeto está constituido por va-
e interpretado los datos, es decir, los lingüistas 88 , y, por otro, para rias, podrá utilizarse uno para cada una de ellas, como es lógico.
que los exploradores hayan reunido la máxima cantidad de conoci- Aún no se ha experimentado la inserción de varios exploradores
en una misma red, con la metodología que propone Milroy. Sí lo
mientos sobre la propia investigación y el objeto investigado 89 •
han hecho, en cambio, John Gumperz 95 y w·11· i 1am L abov 96 , qme-

2.3.2. NÚMERO DE EXPLORADORES


90 Shuy, Wolfram y Riley trabajaron con un equipo de 11 explorado~~s.
91 v. Edwards, Language in a Black Community, Clevedon, Avon, Mult1lmgual
Si se ha hablado de que no es requisito indispensable que el Matters, 1986. .
explorador sea sociolingüista, se debe a que las investigaciones sue- 92 s. M. Bortoni-Ricardo, The Urbanization of Rural Dialect Speakers: a Soc10-
len necesitar el concurso de varios de ellos, dependiendo del tama- linguistic Study in Brazil, Cambridge, CUP, l 985.
9 3 A. Schmidt, Young People's Dyirbal, Cambridge, CUP, 1985.
94 L. Milroy, Language and Social Networks, cit., 2. ª ed., págs. 44-45.
87 Véase Shuy, Wolfram y Riley, Field Techniques ... , cit., págs. 29-38. 95 J. P. Blom y J. J. Gumperz, «Social Meaning in Linguistic Structures: Code-
88 Como es lógico, en otras ramas de la sociolingüfstica han trabajado también switching in Norway», en J. Gumperz y D. Hymes (eds.), págs. 407-434.
sociólogos, psicólogos, antropólogos, etc. 96 w. Labov, P. Cohen, C. Robins y J. Lewis, A Study of the Non-standard
89 Shuy, Wolfram y Riley entrenaron a los exploradores durante una semana,
English of Negro and Puerto Rican Speakers in New York City, informe final del
de forma intensiva (pág. 30). Cooperative Research Project 3288, 2 vols., Philadelphia, Regional Survey, 1968.
74 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 75

nes entienden el concepto de red de un modo mucho más laxo, función de cara a los informantes; con un explorador que se integre
en el que el propio explorador no ocupa un lugar definido dentro de en el grupo y que participe activamente en interacciones cara a cara
la red. (observación participativa). Maurice Sevigny 98 ha combinado las
características de ambas clases de exploración y ha ofrecido la si-
guiente tipología:
2.3.3. ORIGEN DEL INVESTIGADOR
- Participante.
¿Explorador perteneciente a la comunidad estudiada o de un - Participante como observador oculto.
origen ajeno a ella? Se trata exactamente de la misma pregunta - Observador como participante.
que se han hecho los dialectólogos, aunque hay que afiadir nuevos - Observador.
matices. Un explorador inserto en una comunidad o grupo puede En cualquier caso, su caracterización juega con los rasgos que
tener, presumiblemente, un más fácil acceso a los discursos casuales poseen las clases extremas. En general, la figura del observador
de los informantes, ya que su presencia podría suponer un obstácu- participante ha sido muy utilizada en las investigaciones encuadra-
lo menor para la desinhibición. Sin embargo, al explorador «de das dentro de la etnografía de la comunicación, mientras que el
dentro» le puede ser difícil acceder a ciertos registros formales. Por observador no participante ha tenido una mayor acogida en la so-
eso, algunos de los más importantes estudiosos han preferido utili- ciolingüística cuantitativ~. La adopción de uno u otro recurso pro-
zar exploradores combinados: unos pertenecen a la comunidad o porciona beneficios y limitaciones. Los más importantes han sido
al grupo, otros son ajenos a ella. Labov, en su estudio sobre Har- señalados por Milroy de forma bastante objetiva, a pesar de ser
lem, consiguió materiales de una gran part_e del espectro estilístico parte interesada en la polémica. La observación participativa tiene
gracias a la colaboración de dos exploradores negros (Clarence Ro- las siguientes ventajas 99 :
bins y John Lewis), cuyas labores se coordinaban con las de dos 1. ª) Proporciona datos de gran calidad que suelen constituir
blancos (Paul Cohen y el mismo Labov) 97 • La consecuencia que una buena muestra del lenguaje en su registro más familiar.
de ello se deriva es que convendrá utilizar uno u otro tipo de explo- 2. ª) Es capaz de dar cuenta de las normas comunicativas y
radores según el interés concreto de la investigación. sociales de una comunidad.
3. ª) Permite describir y explicar con mayor fiabilidad las posi-
2.3.4. PARTICIPACIÓN DEL EXPLORADOR ciones que ocupan los hablantes dentro de su grupo 100 •

A grandes rasgos, puede hablarse de dos formas de enfocar la Las desventajas, que coinciden con la oferta de la técnica no parti-
recogida de datos: con un explorador que desempeñe esa misma cipativa, pueden resumirse de la siguiente forma:

9 8 «Triangulated Inquiry-A Methodology for the Analysis of Classroom Interac-


97 En este sentido son muy interesantes las experiencias de U. Edwards (Lan- tion», en J. Green y C. Wallat (eds.), Ethnography and Language in Educational
guage in a Black Community, véase nota 142) y de E. Douglas-Cowie, «Linguistic Settings, Norwood, N. J., Ablex, 1981, págs. 65-85.
Codeswitching in a Northern Irish Village: Social Interaction and Social Ambition», 99 Observing... , págs. 78-79.
en P. Trudgill (ed.), págs. 37-51. 100 Ventaja ya sel\alada por Labov, «Field Methods ... », cit., págs. 27-29.
76 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 77

1. ª) Se accede a muy pocos contextos sociolingüísticos. él mismo pueda emitir un juicio sobre la calidad de los análisis
2. ª) Requieren un esfuerzo y una concentración constantes del y de la interpretación que ha hecho el autor. Por eso es importante
explorador. Un relajamiento inoportuno puede echar por la borda dar a conocer, junto a las características de los datos lingüísticos
muchos meses de trabajo. Además, al estudiarse interacciones lar- y de los informantes, los rasgos sociológicos de los exploradores,
gas y continuadas, el informante puede llegar a sentirse incómodo las circunstancias que los rodearon en la campaña y la naturaleza
con la presencia constante del magnetófono. de la relación que establecieron con los otros hablantes. Resuma-
3. ª) Se recoge una gran cantidad de material que no es útil mos en unos pocos puntos los datos de más interés que deberían
en absoluto, con lo que parte de la inversión económica no consi- ser revelados:
gue un rendimiento. a) Rasgos sociol6gicos
4. ª) Ya que la observación participativa sólo es factible si se - Formación (lingüista o no).
realiza en grupos o redes reducidos, es difícil conseguir una repre- - Sexo.
sentatividad mínima y una aceptable variedad de factores sociológi- - Edad.
cos: no siempre se _encuentra el mismo número de mujeres que de - Raza.
hombres, de adultos que de adolescentes, de personas instruidas b) Relaci6n con informantes (especialmente en la observación
que de personas no instruidas, etc.
participativa)
5. ª) Las actitudes que despierte el explorador no tienen por
- Forma de acceder al grupo.
qué ser las mismas en todos los individuos; por otra parte, a ese
- Función dentro o de cara al grupo.
explorador le es difícil medir tales actitudes de forma objetiva, con
- Actitudes del grupo hacia él o ella.
lo que las ventajas de su participación, como un miembro más del
- Relación de·poder-solidaridad con los miembros del grupo.
grupo, se ven en parte contrarrestadas.
- Tipos de interacciones en que ha participado.
Los aspectos positivos son considerables, los negativos no pue- - Tiempo de contacto con el grupo.
den ser ignorados. Siempre estará en el objetivo final de la investi- c) Rasgos lingüísticos más destacados.
gación la piedra de toque para decantarse por alguna de las posibi- d) Circunstancias especiales.
lidades existentes.
En cualquier caso, los exploradores siempre han de ser bien ca-
2.3.5. CARACTERIZACIÓN DEL INVESTIGADOR racterizados, práctica que no ha sido demasiado frecuente en socio-
lingüística, aunque sí en geografía lingüística.
Las sesudas cavilaciones sobre si el explorador debe ser lingüista
o no, si debe ser único o múltiple, si debe ser nativo o no, o sobre
si es mejor o peor que participe en las interacciones dejan de dar 2.4. INFORMANTES
su fruto si a la hora de redactar el trabajo no se le caracteriza
minuciosa y concienzudamente. Al lector de trabajos de investiga- Una de las fases más complicadas e interesantes de la recogida
ción se le deben proporcionar informaciones suficientes para que de datos sociolingüísticos, aunque, en realidad, previa a la cosecha
78 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 79
en sí, es la selección, cualitativa y cuantitativa, de los informan- ñas, etc.) 103 • El variacionismo se ha centrado en grupos de pobla~
tes 101 • La elección de los informantes tiene que ir siempre acorde ción de mayor entidad. ·Pueden constituir una población todos los
con el objetivo de la investigación: hay que valorar el grado de individuos residentes en una comunidad rural, en 'Un barrio urbano,
representatividad de que gozarán los datos, el tipo de análisis a aquellos que están escolarizados en Enseñanza Primaria, los que
que van a ser sometidos, los sectores sociales que se pretende estu- tengan una edad comprendida entre un máximo y un mínimo esta-
diar, las variables lingüísticas sobre las que se va a trabajar, los blecidos de antemano o, en fin, cualquier grupo que responda a
contextos comunicativos que se tendrán en cuenta y las clases de una determinada especificación 104 • Si hacemos una división interna
hipótesis que se han de comprobar, entre otros muchos factores de cada población, hablaremos de estratos o subpoblaciones para
que escapan a la rigidez de un listado y a la inconcreción que supo- cada uno de los sectores que la compongan.
ne el hablar en términos generales. Al sopesar todos estos hechos, Esto, que aparentemente es sencillo, puede presentar al sociolin-
el investigador debe ser consciente de que, si da más importancia güista algunos problemas de importancia. Supongamos que nos ha-
a unos, va a sacrificar la precisión e incluso la presencia de otros. llamos en disposición de hacer un estudio sociolingüístico sobre Al-
La selección de informantes en sociolingüística es un proceso calá de Henares (Madrid). En principio, nuestra «población» esta-
a lo largo del cual al investigador se le irán presentando diversas ría formada por todas las personas residentes en esta localidad es-
opciones. La decisión que habrá de tomarse en cada caso supondrá pafiola. Pero, al trabaja_r con datos lingüísticos, debemos tener en
una reflexión sobre aspectos teóricos (concepto de clase social, sta- cuenta ciertas circunstancias, porque ¿podría considerarse como ha-
tus, prestigio, etc.) y sobre aspectos metodológicos (grado de repre- blante típicamente complutense a una mujer de SS años llegada a
sentatividad, tipos de muestras, significación estadística, etc.). In- la localidad cuando contaba con 47, · procedente de una región tan
tentaremos aislar, en la medida de lo posible, los componentes más marcada lingüísticamente como la Andalucía occidental? La res-
graves de este proceso, aunque en la práctica suelan calibrarse de puesta ha de ser negativa. Si atendemos al hecho de que Alcalá
forma conjunta. ha pasado de 59.783 habitantes en 1970 a 142.862 en 1981 (139%
El punto de partida está en delimitar la población que se tendrá de crecimiento) y que estos «nuevos residentes» tienen su origen,
en cuenta para el estudio, es decir, en describir e identificar «el en muchos casos, en regiones bien diferenciadas lingüísticamente
conjunto de todos los casos que concuerdan con una serie determi- de la de Madrid, ¿qué población deberá tomarse en cuenta?, ¿ha-
nada de especificaciones» 102 • Aquí también encontramos diferen- brá que excluir de ella a los que no son nativos de Alcalá? Por
cias entre lo que ha sido habitual en la etnografía de la comunica- otro lado, el valor del concepto de «nativo» en sociolingüística es
ción y en el variacionismo. La etnografía ha trabajado normalmente relativo, como ha sefialado P. Trudgill 105 , ya que hay personas
con grupos muy reducidos de informantes (alumnos de un aula, que, habiendo nacido en un sitio, conservan, por causas diversas
amigos reunidos con cualquier propósito, comunidades muy peque- (v. g. ser hijo de emigrantes), unos rasgos lingüísticos de origen

101 Véase W. Wolck, «Community Profiles: an Alternative Approach to Linguis-


103 Véase F. Moreno, Socio/ingüística en EE.UU., cit., cap. l.
tic Informant Selection», International Journal o/ the Socio/ogy o/ Language, 9 104 Véase G. Sankoff, «A Quantitative Paradigm for the Study of Communica-
(1976), págs. 43-47. tive Competence», en R. Bauman y J. Sherzer, cit., págs. 18-49.
102 Véase l. Chein, «Introducción al muestreo», en C. Selltiz et al., pág. 682. 1º5 On Dia/ect, cit., pág. 10.
80 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 81

geográfico-social muy diferente. Pero, continuando en la suposi- británicos que llevaron a cabo el «Proyecto sobre Minorías Lingüís-
ción, puede darse el caso de que una proporción importante de ticas» (Linguistic Minorities Project) 108 •
nuestra «población» (86,8% en el caso de Alcalá en 1981) no sea Una herramienta para poder acceder a toda la «población» pres-
originaria de allí 106 • ¿Podemos hablar entonces de representativi- tablecida son los censos, en los que quedan recontados todos sus
dad en un análisis que prescinda nada menos que de las tres cuartas integrantes. Sin embargo, puede ser difícil obtener una relación ex-
partes de los habitantes reales de una localidad? Labov se enfrentó haustiva de los individuos que poseen una determinada característi-
a esta decisión en su estudio sobre Nueva York y, al excluir a los ca en común. Si se desea hacer un estudio sobre el comportamiento
no nacidos en esta capital, vio su muestra reducida en un 35070 (ad- de ciertas variables léxicas entre la población que consume con re-
viértase que la exclusión no se hizo desde la «población», sino gularidad cualquier tipo de droga, el sociolingüista difícilmente en-
desde la muestra, aunque creemos que es un caso perfectamente contrará una relación donde se detallen los datos personales de es-
extrapolable para nuestros fines inmediatos). Las críticas que esta tos informantes potenciales; procederá por cálculos aproximativos
postura ha levantado no deben echarse en saco roto 107 . u na solu- o estimaciones, pero probablemente nunca podrá cubrir toda la po-
ción podría ser la exclusión, siempre que los inmigrantes no consti- blación de forma adecuada.
tuyan, por ejemplo, una proporción superior al 10% de la pobla- Pongámonos ahora en el caso de tener delimitada una «pobla-
ción total; en caso contrario, se atendería a los no nativos que ción» que no ofrece dificultades para acceder a ninguno de sus es-
respondan a otro tipo de especificaciones, como la de llevar una tratos y de la que disponemos de un censo completo. Normalmente
serie de años residiendo en la localidad, haber criado allí a los hi- no es posible recoger materiales de todos los componentes de la
jos, no tener un origen muy distinto lingüísticamente del habla de población, tarea por otra parte innecesaria gracias al desarrollo de
la nueva residencia y todas aquellas que se consideren oportunas. la estadística. Lo habitual es trabajar sólo con una parte de esos
Pero los problemas no han hecho más que empezar. Natural- componentes, que son seleccionados de entre el total, del que cons-
mente, el investigador, cuando delimita una población, parte de la tituyen una muestra. Pero para ello es preciso saber cómo seleccio-
idea de que va a tener un acceso hipotético a prácticamente todos nar a los individuos que se transformarán en informantes, en otras
los individuos que la componen, pero puede darse el caso de que palabras, deben conocerse las técnicas del muestreo. Hay diversas
no sea posible entrar en contacto con ciertos estratos de esa pobla- formas de preparar una muestra. En general, la sociolingüística tra-
ción, por tratarse de grupos marginales o automarginados o por baja sobre técnicas ya experimentadas por la sociología, que pue-
cualquier otro motivo, como, sencillamente, que se nieguen a cola- den ser de dos tipos, muestreo de probabilidad y muestreo de no
borar. Prescindir de ellos desfiguraría la realidad y la investigación probabilidad, aunque cada una de ellas admite diversas posibilidades.
perdería gran parte de su fiabilidad. Estos inconvenientes surgie-
ron, por ejemplo, ante Labov en Nueva York o ante los expertos

106 Inmigración entre 1970 y 1981. Sobre población de Alcalá, véase M. A. Díaz

Muñoz, Et espacio social en ta ciudad de Alcalá de Henares, tesis doctoral inédita, 108 Los investigadores fueron G. Smith, C. A. Moser y G. Kalton. Véase C.

Madrid, Univ. Complutense, 1987. A. Moser y G. Kalton, Survey Methods in Social lnvestigation, London, Heine-
107 Véase S. Romaine, «A Critica! Overview ... », cit., pág. 167. mann, 1971.
SOCIOLINGÜÍSTICA. - 6
82 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 83

El muestreo al azar ha sido puesto en práctica por numerosos


2.4.1. MUESTREO DE PROBABILIDAD lingüistas, entre los que ·podemos destacar a W. Labov y a P. Trud-
gill, aunque también sería digno de cita el estudio que Charles L.
En este muestreo se parte del principio de que todos y cada Houck hizo sobre la ciudad de Leeds m. En este caso, la selección
uno de los componentes de la población tienen alguna probabilidad al azar se realizó sobre un mapa de la ciudad a escala 1:2500. El
de ser seleccionados para formar parte de la muestra; por tanto, mapa fue cuadriculado en 236 unidades de un cuarto de kilómetro
es posible establecer con exactitud su grado de representatividad. (sólo se estimaban zonas habitadas); sobre las cuadrículas se traza-
En Ciencias Sociales se distinguen tres clases de muestreo de proba- ron cinco anillos concéntricos desde el centro de la ciudad hasta
bilidad: muestreo simple al azar. muestreo estratificado al azar y las afueras; finalmente, se seleccionaron 118 cuadrículas, que repre-
muestreo en racimo o agrupado. A pesar del elevado coste que su- sentaban proporcionalmente a todos los anillos marcados sobre el
pone llevar a cabo cualquiera de los dos primeros, éstos han sido mapa.
muy utilizados por la sociolingüística. Como se ve, no es imprescindible utilizar el sistema de la lista
Isidor Chein define el muestreo simple al azar de esta manera: de números, siempre que el azar esté garantizado y que todos los
Es el esquema básico de muestreo de probabilidad; se halla in- individuos de la población tengan alguna probabilidad de ser elegi-
corporado en todos los esquemas más complejos de muestreo de pro- dos. Labov utilizó, por ejemplo, guías telefónicas sobre las que se
babilidad. Una muestra simple de azar se selecciona mediante un llevó a cabo una selección aleatoria. Sin embargo, como han hecho
proceso que no solamente da a cada elemento de la población una notar Milroy y Romaine 112 , el uso de las guías o de relaciones
oportunidad igual de ser incluido en la muestra, sino que también
como los censos electorales o las listas de contribuyentes municipa-
hace la selección de cualquier combinación posible del número de-
les pueden hacer que la muestra resulte inadecuada: en los listines
seado de casos igualmente semejantes 109 •
sólo aparecen las personas que tienen teléfono, lo que ya supone
Ahora bien, elaborar una muestra considerando todas las posi- una distorsión de la población; en los censos electorales no apare-
bles combinaciones de todos los componentes de la población se cen los menores de una edad determinada; en las listas de contribu-
convertiría en una tarea más penosa que lo que supone el resto yentes sólo encontramos a los que poseen cierto poder adquisitivo.
de la investigación sociolingüística. No puede concebirse meter en También puede hacer dudar de la aleatoriedad de la muestra la
un bombo de lotería, por ejemplo, bolas en que aparezcan todas forma de sustituir a aquellos elegidos que, por cualquier causa, no
las combinaciones posibles entre los individuos que residen en Lon- llegan a colaborar con la aportación de sus datos: si de un bloque
dres, si es que éste es el caso. La alternativa es seleccionar los desti- de viviendas se ha seleccionado a un vecino del último piso, podría
nados a formar parte de la muestra, utilizando una lista de núme- representar un sesgo, el que, al fallar éste, se eligiera a un vecino
ros al azar 110 • Sólo habrá que numerar los individuos de nuestra que vive en el primero, porque suele haber diferencias entre los
población y seleccionarlos siguiendo las indicaciones de la citada lista.
111 Houck, Ch., «Methodology of an Urban Speech Survey», Leeds Studies in
Chein, l., «Introducción al muestreo», cit., págs. 694-695.
109 English, N. S. II, 1968, págs. 115-128. Obsérvese la proximidad entre esta técnica
110 Por ejemplo, en A. Woods et al., Statistics in Language Studies, Cambridge, y la que utiliza la geografía lingüística para seleccionar los puntos de encuesta.
CUP, 1986, pág. 297. 112 L. Milroy, Observing... , pág. 19; «A Critical Overview ... », cit., pág. 167.
84 Metodología sociolingüística Récogida de materiales 85
precios de las viviendas de plantas distintas (el poder adquisitivo factores sociales. Las clases sociales suelen ordenarse de baja a alta
de los dueños no sería el mismo probablemente). en estadios escalonados, cuyo número varía. Para fijar los niveles
Chein caracteriza el muestreo estratificado al azar con estas de estratificación se recurre a uno o más factores sociales, tales
palabras: como la educación, los ingresos económicos y la ocupación. Labov
En el muestreo estratificado al azar (... ) la población se divide en Nueva York atendió a estos tres 114. Trudgill utilizó, para crear
primeramente en dos o más estratos (... ) Los estratos pueden estar su escala estratificada, los factores «profesión, ingresos, educación,
basados en un criterio único (por ej., sexo, dando paso a los dos vivienda, localidad y profesión del padre 115 ». Si se piensa que es-
estratos de varones y hembras), o en una combinación de dos o tos factores no tendrán idéntica incidencia sobre los hechos lingüís-
más criterios (por ej., edad y sexo, adoptando estratos tales como ticos, se multiplican por coeficientes proporcionales a la importan-
varones menores de 21 años, varones de 21 y más añ.os, hembras cia que se les atribuya. Ahora bien, a priori no puede especificarse
menores de 21 años, hembras de 21 y más añ.os). En el muestreo cuáles son 'los factores que funcionan en todas las sociedades para
estratificado, una muestra simple es lo que se toma de cada estrato, distinguir clases sociales, porque ni siquiera se puede afirmar que
y las submuestras se unen entonces para formar la muestra total 113 .
todas las sociedades estén estratificadas de esta manera. Aquí es
donde aparecen los obstáculos para el sociolingüista: ¿cómo descu-
El muestreo estratificado es conveniente cuando se sospecha que
brir esos factores suponiendo que funcionen con este fin? Si para
los estratos pueden presentar diferencias importantes y que dentro
preparar una muestra estratificada se opta por distinguir clases so-
de cada uno se observará un mínimo de homogeneidad. Ello supo-
ciales (cuando haya pruebas que lo aconsejen), el investigador ha
ne que el investigador ha de emitir previamente una serie de juicios,
de arriesgarse a establecer previamente los factores sobre los que
basados por lo general en los resultados del estudio exploratorio,
se construyen. Si no acierta, el resultado de su trabajo será sencilla-
pero sin tener todos los datos ante sus ojos. La inclusión de estra-
mente inútil. Pero en caso de descubrirlos, lo más seguro -es que
tos como sexo, edad o raza no suele presentar inconvenientes gra-
se encuentre con un continuum sobre el que tendrá que determinar
ves ni para los análisis ni para su interpretación. Los problemas
dónde acaba una clase y empieza otra.
pueden surgir, por un lado, de las subpoblaciones que no se han
Vayamos ahora al otro extremo, el que afecta a subpoblaciones
tenido en cuenta y, por otro, de aquellos factores que se valoran
que no se tienen en cuenta. Cuando esto ocurre, obtenemos una
indebidamente. Dentro de estos últimos, es el concepto de clase
imagen desfigurada de la realidad, no sólo porque nunca podrá
social el que más tropiezos puede ocasionar. La moderna sociología
conocerse en su plenitud, sino porque de este modo es fácil que
aún no ha logrado caracterizar el ente denominado «clase social»,
se ponga el énfasis.en aspectos que no lo merecen 116 • Una de las
ni siquiera puede dar pruebas irrebatibles de su existencia. La so-
ciolingüística no lo ha intentado, pero el concepto ha sido usado 114 Véase Modelos ... , pág. 353.
ininterrumpidamente desde las primeras obras de Labov hasta la m The Social Differentiation of English in Norwich, Cambridge, CUP, 1974,
actualidad. En principio, una «clase social» está formada por una págs. 30 y sigs.
116 Hay factores que no se valoran tanto como el sexo, la edad, la raza, la
serie de personas que se ajustan a determinados niveles de ciertos
profesión, la ocupación y el nivel de ingresos, que pueden ser muy importantes.
Romaine («A Critical Overview ... », cit., págs. 174-175) «reivindica la importancia
113 Cf. págs. 700-701. de la 'ocupación del padre', sobre todo para el estudio de adolescentes».
86 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 87
pocas formas que hasta ahora se han propuesto para evitarlo, den- buscar variables o factores concretos, porque éstos serían identifi-
tro de la sociolingüística que se decanta claramente por la cuantifi- cados a posteriori y automáticamente. Con este procedimiento, al
cación, ha nacido de un proyecto para el estudio de Tyneside (Tyne- contrario de lo que ocurre en otras investigaciones, la fase de análi-
side Linguistic Survey), en Newcastle upon-Tyne, Gran Bretaña. Este sis adquiere una gran sofisticación, mientras que se simplifica la
proyecto tuvo una etapa en los años 60, cuyo representante más de recogida de datos.
significativo fue B. Strang 117, en la que no se utilizó muestreo al Chein distingue un tercer tipo de muestreo de probabilidad, la
azar. Unos añ.os más tarde, John Pellowe y sus colaboradores co- muestra en racimo o agrupada 120 • Se utiliza principalmente cuando
menzaron a elaborar estudios en los que la selección de informantes se trata de estudios que abarcan poblaciones muy amplias y consis-
se hacía sobre el Registro Electoral y en los que,. por otra parte, te en partir de elementos que presenten algún tipo de agrupación.
las variables lingüísticas y sociológicas se identificaban matemática- Si se quiere estudiar la «clase obrera» de una determinada ciudad,
mente a partir de datos referidos a decenas de factores 118 • Queda- no es necesario trabajar en principio con una relación de cada uno
ba minimizada, pues, la subjetividad que pudiera suponer el que de los obreros; se puede conseguir una lista de las fábricas o empre-
las variables fueran seleccionadas sólo por el juicio, bueno o malo, sas y seleccionar algunas de ellas al azar (muestreo simple o estrati-
del investigador. Entre las tesis doctorales nacidas en el seno de ficado). El estudio se realizará entonces sólo sobre los obreros de
la TLS, merece ser destacada la de Valerie M. Jones 119 • Allí se las fábricas seleccionadas 121 previamente. La técnica del agrupa-
critica la forma, demasiado restrictiva, en que Labov y Trudgill miento puede permitir poner en marcha otros procedimientos com-
seleccionan las variables y el tratamiento atomístico que se da a plementarios, como el de «bola de nieve», para poder llegar a indi-
esas mismas variables una vez seleccionadas. Para evitar caer en viduos concretos de otras características sociológicas 122 •
estas limitaciones, Jones pasa revista y analiza automáticamente 48
variables sociológicas entre las que se incluyen actitudes, contextos,
2.4.2. MUESTREO DE NO PROBABILIDAD
etc. Aunque caiga algo fuera del interés de este epígrafe, añadire-
mos que las variables lingüísticas también fueron seleccionadas auto- Este tipo de muestreo está adquiriendo una aceptación cada vez
máticamente: se incluyeron datos de 51 variables cuya importancia mayor, porque es menos complicado, supone menos gastos y com-
y complejidad fueron discernidas por procedimientos matemáticos. parativamente no ofrece unos resultados tan distantes de los de pro-
Debe tenerse en cuenta que estos artificios metodológicos se pusie- babilidad. Tres son las variedades principales del muestreo de no
ron en marcha después de recogidos los datos. La cosecha en sí probabilidad: muestreo accidental, muestreo por cuotas y muestreo
consistió en acumular una inmensa cantidad de información lin- intencionado.
güística y sociológica de procedencia muy diversa, sin necesidad de
12º Cf. págs. 707-710.
121 Shuy, Wolfram y Riley partieron de un muestreo sobre niños en edad escolar
117 «The Tyneside Linguistic Survey», en L. E. Schmidt (ed.), págs. 788-795. y de las escuelas en que estudiaban (Field Techniques ... , págs. 4-19).
118 J. Pellowe et al., «A Dynaniic Modelling of Linguistic Variation: the Urban 122 Sobre este procedimiento, véase E. Noelle, Encuestas en la sociedad de ma-

(Tyneside) Linguistic Survey», Lingua, 30 (1972), págs. 1-30. sas, Madrid, Alianza, 1970, págs. 177-179; puesto en práctica dentro de la sociolin-
119 Trabajó con datos de 150 informantes. Sorne Problems in the Computation güística por F. M. Martínez Martin, Fonética y sociolingüfstica en la ciudad de
o/ Sociolinguistic Data, tesis doctoral inédita, Newcastle upon-Tyne, 1978. Burgos, Madrid, CSIC, 1983, págs. 60-62.
88 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 89

El primero no suele utilizarse en sociolingüística: se trata sim- mos destacar entre sus cultivadores a Romaine, Reid o Macaulay 126 •
plemente de atender a los informantes que se cruzan en el camino El único requisito que se exige es que el juicio personal del que
del investigador hasta que éste considera que su muestra es suficien- dabora la muestra sea «razonable». En verdad, aparte de Ja dife-
temente grande. No hay forma de saber exactamente cuál es la des- rencia en el número de informantes seleccionados, muy poco separa·
viación de este tipo de muestras, hasta que se comparan con otras a esta técnica, científicamente, de la que suele utilizarse en geolin-
más elaboradas. güística, · aunque los cultivadores de la primera se hayan ensaftado
El muestreo por cuotas es el correlato de la muestra estratifica- en la crítica contra la segunda.
da al azar en la no probabilidad. Consiste en dividir la población Los tipos de muestreo (de probabilidad y de no probabilidad)
en subpoblaciones y en procurar que se atienda a informantes de que acabamos de comentar rara vez aparecen en su «estado puro».
todas ellas. El problema, al margen de la misma no probabilidad, Es habitual que se combinen, yuxtapongan, y que se creen variantes
está en la bondad del criterio utilizado para establecer las subpobla- menores, con el fin de adecuarlos a los objetivos de cada investiga-
ciones, y en conseguir que todos los estratos estén representados ción. Como conclusión, antes de entrar en otros aspectos, podemos
por un número suficiente de informantes. El hecho de que las pro- añadir que, después de un cuarto de siglo de experim~ntación en
porciones de individuos sean diferentes no es tan importante, si sociolingüística, se ha demostrado que ninguno de los sistemas de
se conoce la proporción real del estrato en la población, y si éste muestreo utilizados por ella (incluimos los de probabilidad) es téc-
está representado por un número suficiente de casos, porque los nicamente perfecto, o lo que es lo mismo, ninguno puede asegu~ar
desequilibrios pueden corregirse fácilmente mediante operaciones ma- una representatividad idónea. Ello también depende en gran parte
t emáti.cas 123 . N o creemos que estos ¡·1m1tados
. apuntes sean el lugar del desarrollo de otras disciplinas, como la estadística y la misma
adecuado para especificar detalles matemáticos y estadísticos sobre sociología, lo que revela que la nuestra está, y probablemente siem-
este asunto, que, por otra parte, pueden consultarse en las ya abun- pre estará, en un estado de dependencia constante.
dantes publicaciones sobre lingüística matemática y estadística lin- Hemos de detenernos en un punto más: el número de informan-
güística 124 • Como ejemplo de muestreo por cuotas, puede verse el · tes necesario para llevar a cabo una investigación sociolingüística,
que hemos llevado a cabo para el estudio del prestigio (§ 4.4.4) 125 • en otras palabras, el tamafto de la muestra. William Labov ha con-
Finalmente, el muestreo intencionado se basa en el juicio del cluido, a raíz de sus estudios 127 , que la sociolingüística no requiere
investigador para seleccionar los individuos que deben aparecer en manejar un gran número de informantes, porque la conducta lin-
la muestra. Esta clase de muestras ha tenido un eco notable: pode- güística, como ya apuntamos, es bastante homogénea. Gillien San-
koff ha llegado a afirmar que, incluso para las comunidades más
complejas, sería suficiente manejar los datos de 150 informantes 128 •
123 Lo mismo ocurre en la muestra estratificada al azar (l. Chein, op. cit., págs.

703-705). En cada cuota no deberían aparecer menos de cuatro o cinco individuos. 126 S. Romaine, A Sociolinguistic lnvestigation, cit.; E. Reid, «Social and Stylis-
124 Véase A. Woods et al., op. cit.; Ch. Muller, Estadfstica lingüfstica, Madrid,
tic Variation ... », art. cit.; R. K. S. Macaulay, Language, Social Class and Educa-
Gredos, 1973; C. Butler, Statistics in Linguistics, Oxford, Blackwell, 1985. tion ... , cit.
m Véase también el muestreo realizado por M. Alvar en Las Palmas (Niveles 127 The Social Stratification ... , pág. 638. Bastaría el 0.025 de la población.

socio-culturales en el habla de Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas, Excmo. 128 «A Quantitative Paradigm ... », en G. Sankoff, The Social Lije of Language,
Cabildo Insular, 1972). Philadelphia, PUP, 1980, págs. 47-49.
90 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 91

Dar cifras siempre es un asunto arriesgado. Nuestra experiencia tanto limitaciones del otro, pero también es palmar que no todas las in-
en dialectología como en sociolingüística nos hace apoyar el princi- vestigaciones parten de unos presupuestos teóricos idénticos ni tie-
pio de la «homogeneidad lingüística», pero entre eso y proporcio- nen las mismas finalidades, los mismos objetos de estudio, los mis-
nar cifras de presumible validez universal media un buen trecho. mos recursos económicos, ni el mismo personal.
La homogeneidad existe, pero es muy difícil cuantificarla y mucho Antes de adentrarnos en la descripción de las técnicas en sí,
más ofrecer patrones polivalentes para su uso antes de la recogida conviene hacer dos anotaciones: 1. ª) el resultado de la recogida
de datos. Porque, como bien apunta Romaine 129 , Labov habló de de materiales será un cúmulo de datos que normalmente se conser-
homogeneidad después de haber trabajado con muchos informan- vará bien en cintas magnetofónicas, bien en cuestionarios, sin que
tes, no antes. ¿Merece la pena arriesgarse a presentar una imagen haya inconveniente para que se utilicen ambos medios; 2. ª) la sofis-
excesivamente simplificada de una comunidad, cuando, además, la ticación de las técnicas de recogida de datos y la complejidad de
reducción del número de informantes puede suponer una disminu- los procedimientos de análisis suelen ser inversamente proporcionales.
ción en la significación teórica de la representatividad de nuestros Como ya se adelantó en el primer capítulo, las técnicas o estra-
datos? Depende de los recursos con que se cuente para llevar a tegias para conseguir datos sociolingüísticos, siguiendo la división
cabo la investigación y de sus objetivos, pero también hay que valo- hecha por Willems, se clasifican a lo largo de un continuum que
rar que, en el número de hablantes estudiados, existe un umbral representa los grados de estructuración que el investigador aplica
de significación: antes de él se obtienen datos significativos, des- a cada una de ellas. Cuando se usa una técnica de estructuración
pués de él las conductas comienzan a ser redundantes. El estudio escasa o nula, los datos aparecerán sin seleccionar, con lo que se
idóneo contará con un número de informantes que ronde ese umbral. exige mayor complejidad a la fase analítica. Si la estrategia está
muy estructurada, los datos aparecerán ya adscritos a unas varia-
bles concretas, por lo que el análisis será notablemente menos com-
2.5. TÉCNICAS DE RECOGIDA DE DATOS plicado. Entre ambos extremos se abre una infinitud de grados en
los que podremos ir situando las estrategias que aquí describamos.
El principio que debe guiar la aplicación de cualquier técnica Aunque probablemente no sea éste el mejor modo de hacer una
de recogida de datos es el que apareció en la Regla 4. ª: «Los he- presentación sistemática de ellas, preferimos, en principio, dividir
chos han de ser observados utilizando la técnica más adecuada a las técnicas en dos grupos: a uno lo llamaremos «técnicas de obser-
cada caso». Creemos que ésta es la única forma de evitar el enfren- vación» y al otro «técnicas de encuesta». Cada uno de ellos ofrece
tamiento, famoso ya en la bibliografía sociológica 130 , entre los de- varias posibilidades con distinto grado de estructuración. Revisare-
fensores de la «cuantificación» y los partidarios de la «cualifica- mos solamente aquellas que han tenido una más amplia acogida
ción», en parte reproducido, dentro de la sociolingüística, entre la dentro de la sociolingüística.
escuela de Labov y los seguidores de Gumperz y Hymes. Es obvio
que las posibilidades de cualquiera de ellos ponen de relieve las
2.5.1. TÉCNICAS DE OBSERVACIÓN

129 «A Critica! Overview ... », cit., pág. 172. La finalidad de estas técnicas es recoger datos sobre la conducta
130 Véase W. Filstead (ed.), op. cit., especialmente págs. 103-154. sociolingüística de un grupo de informantes tal y como se produce
92 Metodologfa sociolingüfstica Recogida de materiales 93

en sus contextos naturales. Entre las «técnicas de observación» las 5) Frecuencia y duración de_ los encuentros entre los partici-
hay más y menos estructuradas. Las más estructuradas son aquellas pantes.
en las que el investigador dispone de un guión donde va recogiendo La «observación participativa» fue la técnica utilizada por La-
informaciones específicas conforme van apareciendo. Son muy úti- bov y sus colaboradores 132 para estudiar el inglés de los negros
les, por ejemplo, para anotar las reacciones (generalmente previs- de Nueva York en discursos casuales. Su interés se centró en los
tas) que surgen ante determinados estímulos o para recoger ordena- adolescentes, con los que se convivió y se realizaron sesiones de
damente conductas kinésicas. Sin embargo, la sociolingüística, por grupo. También hicieron uso de esta técnica Blom y Gumperz en
lo general, ha hecho uso de «técnicas de observación» relativamen- su estudio de la comunidad noruega de Hemnesberget, en la que
te poco estructuradas. De ellas destaca la observación participativa, se producen importantes problemas de dialectos en contacto 133 • Pe-
a la que aludimos en epígrafes anteriores. Este tipo de observación ro, al margen de estos trabajos y de la gran experiencia acumulada
nos proporciona numerosísimos datos que pueden explicar el por- por la «etnografía de la comunicación» en conjunto, la investiga-
qué de determinadas conductas sociales o lingüísticas, en otras pa- ción más digna de reseñarse es la que Lesley Milroy hizo en tres
labras, ayuda a comprender los hechos sociolingüísticos en su con- barrios de Belfast. El mérito de Milroy, desde nuestro punto de
texto inmediato. Es importantísimo que el investigador decida en vista, está en haber elevado el prestigio de la «observación partici-
qué va a consistir su participación dentro de una situación y, una pativa» en sociolingüística. Tarea difícil, dado que la corriente la-
vez inserto en el grupo que ha de ser estudiado, esté atento a reco- boviana siempre ha puesto por encima otros intereses. La intención
ger todo dato que pueda tener un valor explicativo. Como ha espe- de Milroy fue comprobar el peso específico que el concepto de «red
cificado Leonard Bickman 131 , los elementos comunes a una gran social» puede tener. Para ello, se introdujo como «amiga de una
parte de situaciones sociales, a los que se debe prestar una especial amiga o de un amigo» en tres redes de la ciudad de Belfast, locali-
atención, son los siguientes: zadas en los barrios de Ballymacarrett, Hammer y Clonard 134 • En~
1) Los participantes. Hay que describir quiénes son y qué tipo tabló relación paulatinamente con los miembros que las componían
de relación los une. hasta que consiguió «ser vista como» un elemento más de la red.
2) El ambiente. Hay que recoger datos de sus características Ello le supuso adquirir una serie de compromisos personales que
y de cómo influyen o pueden influir en los participantes. hicieron difícil la observación, pero, como contrapartida, consiguió
3) El objetivo. Se trata de observar el fin que reúne a los parti- acceder, minimizando el problema de la «paradoja del observador»,
cipantes en cada contexto. a numerosos discursos casuales y ofrecer una perfecta descripción
4) La conducta. El investigador debe recoger el comportamiento de la función desempeñada por el observador en todo momento.
lingüístico de los participantes. Para ello se servirá normalmente La comprensión de los hechos sociolingüísticos, tal y como son en
de un magnetófono, pero deberá anotar también aquellos hechos su contexto natural, quedó asegurada.
que no sean audibles.
132 P. Cohen, C. Robins y J. Lewis.
«Recogida de datos. l. Métodos de observación», en C. Selltiz et al., págs.
131
133 «Social Meaning in Linguistic Structures ... », art. cit.
372-378.
134 Descripción en L. Milroy, Language and Social Networks, 2. ª ed., págs. 70-79.
94 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 95

una distancia tan grande entre ambas, como tampoco la hay, en


2.5.2. TÉCNICAS DE ENCUESTA determinados casos, entre entrevista y observación.
De ·igual forma que las «técnicas de observación» presentaban
Las técnicas de encuesta normalmente permiten reunir gran can- ciertas ventajas sobre las «técnicas de encuesta», y viceversa, el uso
tidad de datos de un gran número de informantes con un esfuerzo bien de entrevistas, bien de cuestionarios, también ofrece beneficios
mucho menor que el que exige la «observación participativa». Por y limitaciones. A ellos haremos referencia cuando hablemos de ca-
medio de ellas, se recogen datos que son proporcionados volunta- da técnica específica.
riamente (aunque hay excepciones, como veremos) por los propios Centrémonos, en primer lugar, en las entrevistas 135 • Los grados
informantes a petición del investigador, es decir, ~e cuenta con la de estructuración que el investigador puede inferirles son infinitos.
colaboración del informante para satisfacer determinadas «curiosi- Ahora bien, esto no nos va a impedir hacer una separación clara
dades». No hay que esperar, pues, a que el hecho se produzca, entre los extremos de la escala, a los que denominaremos entrevis-
simplemente se piden noticias de él. El esquema básico de las técni- tas poco estructuradas y entrevistas muy estructuradas. Sobre am-
cas de encuesta es «pregunta-respuesta», aunque su aplicación prác- bos han trabajado los sociolingüistas, aunque también podrían dar-
tica puede presentar distintos grados de complejidad. se ejemplos de grados intermedios, si es que no están en ellos
Podemos distinguir dos clases de «técnicas de encuesta»: encuestas algunas de las técnicas que vamos a comentar.
directas y encuestas indirectas. En la encuesta directa, el informan- Las entrevistas no estructuradas pueden ser útiles para recoger
te proporciona consciente y voluntariamente el dato que interesa datos de cualquier nivel lingüístico, aunque la sintaxis, por sus pro-
al investigador, mientras que en la encuesta indirecta el dato intere- pias características, presenta unas dificultades que ya hicimos notar
sante es proporcionado de forma inconsciente al responder el infor- en su momento. En líneas generales, una entrevista nada o poco
mante, por su propia voluntad, a una pregunta formulada con tal estructurada consiste en una conversación entre investigador e in-
fin. Dentro de las técnicas directas, destacan dos estrategias, que, formante, que trate de cualquier tema excepto -del lenguaje y de
a su vez, ofrecerán posibilidades alternativas: la entrevista y el cues- los hechos lingüísticos que van a ser analizados. Los discursos de
tionario. Tanto una como otra requieren que el investigador pre- ambos interlocutores son grabados en magnetófono, si bien convie-
sente ciertos estímulos (normalmente preguntas) ante los que pueda ne que los del primero sean cuantitativamente muy inferiores. Ad-
responder el informante. La principal diferencia entre cuestionario mitiendo siempre la existencia de posibilidades intermedias, este ti-
y entrevista estriba en que el cuestionario necesita que haya una po de entrevistas posee dos variantes: la conversaci6n dirigida y
serie de preguntas establecidas previamente y que deben ser presen- la conversaci6n no dirigida. De ellas, la menos estructurada, obvia-
tadas en idéntica forma a todos los individuos. La ausencia de esta mente, es la segunda. En una conversaci6n dirigida el entrevistador
condición no es imprescindible en la entrevista. Por otro lado, el intenta asegurarse de que son tratados ciertos temas o de que salen
cuestionario no exige la interacción directa entre la persona del in- a la luz ciertos hechos que son de su interés, así como de que se
formante y la persona del investigador, porque es posible enviarlo va a conceder más tiempo de coloquio a unos temas que a otros.
por correo o distribuirlo de mil maneras, mientras que la entrevista
sí lo requiere. Sin embargo, hay técnicas que hacen que no sea to- m Sobre las entrevistas en las Ciencias Sociales, véanse C. Selltiz et al., págs.
talmente válida esta división, o mejor, que demuestran que no hay 399-452; y W. Filstead (ed.), págs. 132-154.
96 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 97
Las conversaciones dirigidas por lo general presentan discursos for- es sensible a unos temas que el investigador deberá conocer y sacar
males o semiformales, aunque, si tienen una longitud adecuada, en la conversación cuando convenga.
es posible incluso acceder a discursos casuales. Se ha llegado a afir- Las conversaciones no dirigidas permiten generalmente una apa-
mar que este estilo puede presentarse después de una hora de con- rición más temprana de los discursos casuales, puesto que no se
versación 136 • Establecer límites cronológicos para la «confianza» pone ningún tipo de limitación ni a los temas tratados ni a la dura-
humana parece excesivo: hay informantes capaces de pasar a un ción que se concede a los mismos. Teóricamente, el informante ha
registro informal. después de 15 minutos de charla, como- los hay de sentirse más cómodo, puesto que en él puede recaer gran parte
que no pueden salir de la formalidad en dos horas. Del problema de la iniciativa 139 • La función del sociolingüista será conseguir que
de la obtención del registro informal e11 una situación de entrevista el coloquio no decaiga, animando al informante, dándole la razón
ha dado fe la dialectología desde hace años, porque gran parte de en muchos puntos, aunque con cuidado 140 , preguntándole el por-
las encuestas geolingüísticas se cubre con conversaciones de este tipo. qué de lo explicado o sencillamente mostrando interés por ello.
William Labov, sin embargo, ha propuesto algunas estrategias Las conversaciones no dirigidas pueden presentar, no obstante,
que suelen hacer más corta la búsqueda del discurso casual. Una algunas variantes que también permiten el paso de un registro for-
de ellas es preguntar: · mal a otro informal. Labov prestó atención a tres tipos de contex-
¿Se ha encontrado usted en alguna ocasión en la que pensaba
tos 141:
hallarse en serio peligro de muerte, en la que ha llegado a pensar: 1) Discursos exteriores a la entrevista formal. Suelen ser inter-
esta vez ya está? 137 • acciones cortas que rompen el ritmo de una entrevista
formal y que van acompañadas de un cambio de regis-
La respuesta, de ser afirmativa, suele ir acompañada de discur- tro. Otras interacciones pueden surgir espontáneamente
sos en los que, debido a la vivencia emocional de lo narrado, apare- o bien pueden ser provocadas por el propio investiga-
cen numerosos hechos pertenecientes al registro menos formal. Pe- dor haciendo referencia a aspectos triviales del contexto
ro el tema del «peligro de muerte» no siempre funciona con esta inmediato 142 •
finalidad. Según Milroy 138 , el relato, por parte de una tercera per- 2) Discursos con terceras personas. También suelen ser inter-
sona, acerca de un muchacho de 19 años cuyo barco había naufra- acciones cortas, provocadas en este caso por la súbita
gado en el Báltico, a causa del ataque de un buque ruso, que había aparición de terceras personas conocidas por el infor-
sobrevivido a un tiroteo en Belfast, que había sido arrestado por mante. En estas circunstancias, es frecuente el cambio
razones políticas y herido de bala en las piernas, no alteró en forma de un registro formal por otro informal.
grave ni el discurso del narrador ni el de su informante, que escu-
chó el relato. Puede concluirse de todo ello que cada comunidad
139 Véase C. Selltiz et al., pág. 440.
140 Sería igualmente peligroso que el informante llegara a sentirse mal al ver
asentir constantemente al investigador.
136 Véase L. Milroy, Observing ... , pág. 39. 141 Modelos... , págs. 125-130.
137 W. Labov, Modelos ... , pág. 125. 142 Labov no hace una clara diferencia entre 1 y 2, porque admite en 1 la inte-
138 L. Milroy, Observing... , pág. 40. rrupción por parte de una tercera persona. Aquí procuramos separarlo.
SOCIOLINo0ÍSTICA. - 7
98 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 99
3) Discursos que no corresponden a las preguntas. Aparecen ellas es posible obtener datos que respondan a un distinto grado
también con frecuencia en las conversaciones dirigidas. de formalidad 143 • Las· tácticas que permiten conseguirlo son las
Son explicaciones circunstanciales, a veces de gran lon- que siguen:
gitud, que el informante da por creerlo necesario a pro- 1) Lectura 144 • Se pide al informante que lea dos textos redac-
pósito de una pregunta, aunque la relación con ella sea tados en forma coloquial. El primero de ellos agrupa elementos
remota, o simplemente por encontrarse más cómodo de las variables estudiadas en párrafos sucesivos. En el segundo,
haciéndolo. se sitúan muy próximos pares de palabras fonéticamente cercanas.
Por ejemplo,
Estos tipos de discursos o de conversaciones 1:!reves, no dirigi-
das, suelen aportar datos interesantísimos: el investigador debe es- «And what's the source of your information, Joseph?» She used
her sweet-and-sour tone of voice, like ketchup mixed with tomato
tar atento a ellos. Bien se ha de guardar el sociolingüista de descri-
sauce. «Are they running submarines to the Jersey shore?» 145 •
birlos conjuntamente con los discursos casuales conseguidos por otros
medios (por ej., la observación participativa) sin mencionar su ori- 2) Listas de palabras. Se solicita del informante que lea listas
gen, porque las diferencias nacidas de la diversidad de situaciones de palabras o que recite series que conozca de memoria (por ej.,
son importantísimas en nuestra disciplina. los meses del afio). La forma exterior o la organización que pueden
Las entrevistas estructuradas rara vez son útiles para el estudio tener las listas de palabras son muy variadas y normalmente están
de la sintaxis, pero son especialmente valiosas para la fonética y condicionadas por los fenómenos fonéticos que se estudian.
el léxico. De hecho, las encuestas dialectales son entrevistas estruc- 3) Pares mínimos. En este caso~ se pide al informante que pro-
turadas, aunque en ellas quepa la no estructuración, como también nuncie parejas de palabras muy próximas fonéticamente (pueden
ocurre para la sociolingüística. La entrevista estructurada es una ser las mismas del punto 1, pero sacadas de su contexto) y que
técnica muy cercana al cuestionario, porque en ambos casos deben
explique cuál es la diferencia que él aprecia.
presentarse a los informantes exactamente los mismos estímulos y
en el mismo orden; es decir, las preguntas deben ser hechas de igual Como ya vimos (§ 2.2.2.), se supone que el registro que se obtie-
forma a todos los individuos, para así asegurar que todos han res- ne con la lectura, siendo formal, lo es menos que el que se obtiene
pondido a unos mismos condicionantes lingüísticos. El registro que con las listas, y el de éstas, menos aún que el que se consigue con
suele obtenerse con esta clase de entrevistas, igual que con el cues- los pares mínimos.
tionario, es formal. Existen varias maneras de llevar a cabo entre- La encuesta rápida, la encuesta de puerta en puerta y la encues-
vistas estructuradas. Destacaremos cuatro, las más usadas por la ta telejónica 146 tienen varios rasgos en común: todas ellas suelen
sociolingüística actual: la lectura, la encuesta rápida, la encuesta
de puerta en puerta y la entrevista tele/ónica. 143 W. Labov, The Social Stratification ... , cap. 4; Modelos... , cap. 3.
La técnica de las lecturas proporciona materiales pertenecientes 144 La misma técni¡;a fue utilizada en Detroit por Shuy, Wolfram y Riley (Field
Techniques .. ., págs. 39-44).
a un estilo formal, cuyo valor se limita al ámbito de la fonología 145 Modelos... , pág. 119.
y de la fonética. Han sido utilizadas continuadamente desde 1966, 146 W. Labov, Field Methods ... , págs. 24-27; L. Milroy, Observing... , págs. 68

siguiendo los cánones que estableció Labov, según los cuales con y sigs.
100 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 101
ser estrategias fuertemente estructuradas; son escasamente útiles pa- l. Desastroso,· 2. Mal,· 3. Bastante mal; 4. Regular; S. Bastante
• rala sintaxis; bien organizadas, constituyen un sistema rápido, eco- bien; 6. Bien; 7. Extraordinario). Otro tipo de escala, bien conoci-
nómico y eficaz de recoger datos lingüísticos. La forma de llevarlas do, es el que Rensis Likert expuso en 1932, que consiste en presen-
a cabo es sencilla: simplemente hay que formular de un modo con- tar al informante una serie de afirmaciones acerca de las cuales
creto una breve serie de preguntas. Lo complicado realmente es debe mostrar su acuerdo o desacuerdo 148 •
redactar las preguntas, tanto por el contenido como por su forma: Lógicamente estas técnicas tienen limitaciones: lo medido no de-
es necesario que no contengan ambigüedades ni las provoquen. La be ser ambiguo en absoluto (problema difícil de solucionar a la
organización interna de estos tipos de entrevista, como en los cues- hora de tratar asuntos de lengua). También poseen, por supuesto,
tionarios, suele consistir en el enunciado de las preguntas y un espa- las limitaciones que nacen del hecho mismo de tratarse de cuestio-
cio para recoger las respuestas. Éstas habitualmente son de dos cla- narios.
ses: de alternativas fijas o de final abierto. En el primer caso, el Acerca del registro que se obtiene en los discursos de los infor-
informante debe cefiirse a las posibilidades que !;,e le ofrecen, entre mantes con las entrevistas estructuradas en general, es difícil hacer
las que se incluye el «no sabe / no contesta», aunque en determina- valoraciones precisas. En muchos casos estas estrategias no se ven
das preguntas se deja lugar para una respuesta abierta. En el segun- afectadas por la «paradoja del observador» 149 , pero no puede ge-
do, el informante responde libremente y el explorador debe recoger neralizarse. En nuestra opinión, es más fácil conseguir estilos no
con fidelidad lo que se le dice. Ha de tenerse en cuenta, a la hora formales en la encuesta rápida que en la telefónica o en la encuesta
del análisis, si se admiten una o varias respuestas, tanto si son fijas de puerta en puerta, pero no necesariamente. El investigador ha
como abiertas. de describir lo ocurrido en la aplicación de su encuesta y extraer
Existen unos modelos de cuestionarios de alternativas fijas que sus conclusiones.
pueden ser de una extraordinaria utilidad para el estudio de las Las características principales de los cuestionarios las hemos ido
actitudes lingüísticas y que suelen denominarse escalas. Cuando se exponiendo aquí y allá al hilo de los comentarios sobre las entrevis-
estudia la actitud, lo habitual es encontrar no solamente opiniones tas. Precisemos:
contrarias, sino otras que pueden ser ordenadas gradualmente entre
1) No es imprescindible la interacción directa entre investiga-
dos extremos. Las escalas suelen hacer muy cómodo el análisis de
dor e informante.
los datos, puesto que se construyen teniendo en cuenta argumentos
2) Exigen la formulación de preguntas previamente establecidas.
matemáticos 147 • Un cuestionario en escala o una entrevista en la
3) Pueden ser de final abierto o de alternativas fijas.
que se ofrecen posibles respuestas escalonadas buscan que el infor-
4) El registro obtenido es formal.
mante elija, al responder a una cuestión, entre los distintos grados
que se le presentan, a los que previamente el investigador ha atri-
buido un valor numérico que servirá para conseguir una interpreta-
ción cuantitativa de lo analizado (¿Qué le parece X? Respuestas:
148 Lo difícil realmente es redactar y preparar las afirmaciones.
149 William Labov (Modelos ... , págs. 100-104) preguntó en grandes almacenes
dónde podía encontrarse un determinado producto. Los informantes respondían con
un natural fourth jloor. Después el investigador fingía no haber entendido, para
147 Véase C. Selltiz et al., op. cit., págs. 558 y sigs. obtener una respuesta 'lnás cuidada.
102 Metodología sociolingüística Recogida de materiales 103

Los cuestionarios pueden ser muy útiles para recoger datos sin-
tácticos, léxicos y semánticos. La fonética y la morfonología que- Pregunta 9. - Vd. ha.hecho un favor a otra persona. Ella le dice: «Ora-
dan relegadas en ellos en un último plano, puesto que los materiales cias, muchísimas gracias». ¿Vd. qué contestaría, si esa persona es un ...
se obtienen por escrito, excepto en el caso de que las respuestas
se recojan en transcripción fonética. Pero, a pesar de sus limitacio-
nes, el cuestionario ha demostrado ser muy útil, por ejemplo para Policía des- Policía amigo Desconocido Amigo o
el estudio de actos de habla. Así lo hemos comprobado en nuestro conocido de o familiar joven familiar
análisis de mensajes coloquiales en Quiiltanar de la Orden 15º. Ne- unos 40 años de unos 40 joven
cesitamos utilizar dos cuestionarios: uno de finales abiertos, para años
el estudio exploratorio, y otro de alternativas fijas, el definitivo.
La ventaja de trabajar con alternativas fijas está en que es más 1 No hay de qué
fácil dar a los materiales un tratamiento cuantitativo. Como es de 2 Pudiéndolo ha-
suponer, a todos los informantes se hacía exactamente las mismas cer, lo que ne-
cesite
preguntas, en el mismo orden y con el mismo enunciado. El estudio
exploratorio nos permitió obtener una relación de los actos de ha- 3 De nada
bla más utilizados con distintas finalidades y funciones. Éstos pasa-
ron a constituir las alternativas fijas del cuestionario definitivo. Véase 4 Muchas veces
como ejemplo el Cuadro 3.
Haremos finalmente referencia a las técnicas indirectas de en- 5 No tiene im-
cuesta. Como ya se ha apuntado, el objetivo de estas técnicas es portancia
conseguir datos que sean proporcionados por el informante incons- 6 No tiene por
cientemente. También puede hablarse de técnicas indirectas más y qué darlas
menos estructuradas. Las menos estructuradas, que en Ciencias So- 7 Siempre que lo
ciales reciben la denominación de «métodos proyectivos» 151 , están necesites, dí-
encaminadas a estudiar aspectos profundos de la personalidad: per- me/o
cepción del mundo, reacciones emocionales ante determinados estí-
mulos, etc.; por eso han sido ampliamente cultivadas por psicólo- CUADRO 3
gos y psiquiatras. Los objetivos de la sociolingüística han hecho
que en esta disciplina sea más adecuado el uso de técnicas estructu-
radas, más conocidas como tests. Entre ellas destaca el test de «in- seguridad lingüística» utilizado también por William Labov 152 • Se
trata de obtener índices sobre las diferencias existentes entre lo que

150 «Análisis sociolingüístico de actos de habla coloquiales», art. cit.


151 C. Selltiz et al., op. cit., pág. 455. 152 Véase Modelos ... , págs. 178-179.
104 Metodología sociolingüfstica Recogida de materiales 105

el hablante cree correcto y lo que realmente dice. López Morales En líneas generales, las técnicas indirectas estructuradas permi-
hizo esta descripción en su estudio sobre San Juan de Puerto Rico 153 : ten el estudio de cualquier aspecto sociolingüístico en cualquiera
Los informantes oyeron textos con cada una de las realizaciones de los niveles del lenguaje, pero es aconsejable, si se persigue la
apuntadas, señalando de inmediato las que consideraban correctas; descripción de un grupo o una comunidad, hacerlas complementa-
una vez terminada esta operación, oyeron de nuevo los textos que, rias de otras estrategias de las que aquí se han descrito. Presenta-
aunque grabados por la misma voz, ofrecían una ordenación dife- mos un .esquema, a modo de resumen, en el que aparecen todas
rente: en este caso, el informante indicaba cuál era la forma usada ellas (Cuadro 4).
por él regularmente 154 •

Estas técnicas tienen su origen en la denominada matched guise A. Técnicas de observación


(«pares falsos») propuesta por W. Lambert en 1967 m. Su objetivo Observación participativa
es analizar las actitudes lingüísticas y reacciones subjetivas de los
B. Técnicas de encuesta
informantes respecto a determinadas variedades lingüísticas y sus
usuarios. El informante emite un juicio sobre grabaciones en las B.1. Técnicas directas
que se usan variedades distintas por parte de un mismo hablante, B. l. l. Entrevistas
aunque el sujeto no debe conocer este último hecho. Un claro ejem- a) No estructuradas
plo de su aplicación, aunque existen decenas 156 , es el que realizó Conversación dirigida
Labov a propósito de la hipercorrección en la clase media 157 • Conversación no dirigida
b) Estructuradas
Por último, destacaremos el «test de disponibilidad léxica», uti~
Encuesta rápida
!izado por López Morales con informantes de la capital p\lertorri-
Encuesta de puerta en puerta
quefia 158 • Su finalidad es cuantificar las diferencias existentes, en Entrevista tele!óníca
cuanto al léxico disponible, entre distintos estratos socioeconómicos
de San Juan. El test es de carácter asociativo y consiste en presen- B.1.2. Cuestionarios
de alternativas fijas (escalas)
tar al informante unos estímulos, unos temas o «centros de inte-
de final abierto
rés», a propósito de los cuales el sujeto va enunciando unidades
léxicas relacionadas semántica o referencialmente.
B.2. Técnicas indirectas (tests)
153 «índices de inseguridad lingüística en San Juan», en Dialectolog(a y sociolin-
Test de inseguridad lingüística
güfstica. Temas puertorriqueflos, Madrid, Hispanova de ediciones, 1979, pág. 167. Test de «pares falsos»
154 «índices ... », cit., pág. 167. Test de disponibilidad léxica
155 «The Social Psychology of Bilingualism», Journal o/ Social Issues, 23 (1967),

págs. 91-109.
156 Véase F. Moreno, Sociolingü(stica en EE.UU., cap. 3, nota 49. CUADRO 4
157 Modelos ... , pág. 192.
158 «Disponibilidad léxica y estratificación socioeconómica», en Dialectolog(a y Técnicas de recogida de datos en sociolingüística
Sociolingü(stica. Temas puertorriqueflos, págs. 173-181.
CAPÍTULO III

ANÁLISIS DE LOS MATERIALES SOCIOLINGÜÍSTICOS

3.1. EL ANÁLISIS COMO PROBLEMA METODOLÓGICO

3.1.1. PROBLEMAS GENERALES

A la hora de revisar los estudios ya publicados, se echa de me-


nos en ellos más información sobre el proceso de análisis. Dando
por supuesta la calidad de un estudio, no es algo cotjdiano encon-
trar datos suficientes para experimentar por uno mismo si la aplica-
ción de una técnica ha sido correcta o si ha sido conveniente de
acuerdo con sus propias limitaciones y con la naturaleza de los ma-
teriales. Estas comprobaciones resultan prácticamente imposibles si
los datos recopilados se presentan -en la publicación- en un esta-
do de elaboración muy avanzado. Lo ideal sería situar al lector
en unas condiciones similares a las que tuvo el autor en su momen-
to, ofreciendo los datos poco o nada elaborados, explicando las
tareas que se han realizado sobre ellos y describiendo minuciosa-
mente las técnicas con que se han. analizado.
En líneas generales, una vez recogidos los datos, el análisis con-
siste en identificar, agrupar, ordenar y comparar esos datos. Esta
«estrategia», por descontado, es la que se aplica en cualquier estu-
dio lingüístico de corte empírico. Por tanto, en principio, los análi-
108 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 109

sis sociolingüísticos no tienen por qué diferir técnicamente de los


de otras ramas, como la lingüística histórica o la dialectología, por 3.1.2. CUANTIFICACIÓN Y NO CUANTIFICACIÓN

hablar de las consideradas «tradicionales». Lo que ocurre es que,


dentro de los conceptos de «ordenar» y «comparar», la sociolin- Analizar es básicamente descomponer (etimológicamente «des-
güística incluye técnicas que no suelen ser empleadas (aunque sin atar»). Un análisis consiste, por tanto, en separar las partes de un
duda lo serán) en otras disciplinas. Actualmente existe una oferta todo hasta dar con cada uno de los elementos que lo componen.
de técnicas que cualquier especialidad puede utilizar (¿no se está En general, hay dos formas de realizar un análisis: identificando
desarrollando la dialectometría?) 1 y que la sociolingüística está sa- simplemente las partes de ese todo o identificando esos elementos
biendo adaptar a sus necesidades tanto teóricas como metodológi- Y averiguando en qué cantidad aparece cada uno de ellos. A la
cas. Evidentemente, no se debe olvidar que estamos refiriéndonos primera posibilidad se la denomina análisis cualitativo; a la segun-
a un paso concreto de la investigación: el análisis de los datos. da, análisis cuantitativo. Dentro de la lingüística podemos encon-
Una de las dificultades con las que se encuentra el investigador trar ejemplos de uno y otro tipo: los análisis gramaticales, tal y
de cara al análisis es elegir entre las muchas posibilidades que se como se vienen realizando hasta el momento, sea en la escuela que
le ofrecen. Cuando seleccione un sistema de análisis, el sociolin- sea, son típicamente cualitativos 2 , de igual forma que lo son los
güista habrá de procurar que en todo caso la técnica sea adecuada que se han realizado dentro de la corriente sociolingüística denomi-
a la naturaleza de los datos que han de ser analizados y que vaya nada «etnografía de la comunicación» 3 • En la sociolingüística de
acorde con la finalidad del estudio. Algo tan sencillo en apariencia Labov, dedicada principalmente al estudio del lenguaje en su con-
puede volverse tercamente difícil, por cuanto la naturaleza de los texto social, existe ya una clara tradición de análisis cuantitativo.
datos no es menos variada que los posibles objetivos de la investi- Esto se debe a que, especificando las cantidades que corresponden
gación. Habrá que valorar si se está ante datos fonéticos, sintácti- a cada elemento (por ej., las probabilidades que encierra una varia-
cos, coloquiales, formales, numerosos, escasos, etc., en qué circuns- ble), es más fácil obtener conclusiones acerca de cómo puede evolu-
tancias comunicativas se han recogido, de qué tipo de muestras, cionar ese todo. Identificando los elementos cualitativamente, se
y las características de los miembros que las componen, entre otros consigue una visión estática del conjunto. Pero, de esta forma, es-
factores, así como si se pretende hacer una descripción, comprobar tamos adentrándonos en un terreno que, si no pertenece exclusiva-
una hipótesis o llegar a algún tipo especial de averiguación, para mente al ámbito de la teoría, sí permite: un comentario más extenso
seleccionar las técnicas de análisis más convenientes en cada caso. a propósito de la interpretación.
F'arece claro que la sociolingüística estricta se ha inclinado por
1 Véase H. Goebl, Dia/ektometrische Studien, Tübingen, Niemeyer, 1984 (3 to- el estudio de datos cuantificados. Los problemas surgen cuando la
mos). H. Loffler, Probleme der Dialektologie. Eine Einführung, Darmstadt, Wis- cuantificación presenta insuficiencias para trabajar con ciertos da-
senschaftliche Buchgesellschiift, 1980. H. Niebaum, Dialektologie, Tübingen, Nie-
meyer, 1983. Referencias en P. García Mouton, «El estudio del léxico en los mapas
lingüísticos», en F. Moreno (ed.). Véase también W. Viereck, «The Computeriza- 2 Aunque cada vez se cultiva más la cuantificación. Véase J. De Kock, Gramáti-

tion and Quantification of Linguistic Data: Dialectometrical Methods», en A. R. ca espailola. Ensei1a117.11 e investigaci6n, t. 2a y b, 3. ª ed. experimental, Lovaina, 1986.
Thomas, Methods in Dialectology, Clevedon, Multilingual Matters, 1988, págs. 3 Véase M. Saville-Troike, The Ethnography of Communication, Oxford, Black-

524-SSO. well, 1982.


110 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 111

tos, bien por defecto propio, bien por dificultades intrínsecas a los las que participan pocos interlocutores. Cuando no se obtienen da-
datos. Señalan Selltiz et al. 4 , para las Ciencias Sociales, que ante tos en el número suficiente y en la proporción adecuada para poder
los datos no cuantificados se han adoptado dos posturas: trabajar con ellos desde el modelo cuantitativo, el investigador pue-
a) Actitud positivista. Se parte de la idea de que todos los da- de adoptar otras técnicas de recogida de datos que le permitan ha-
tos pueden medirse, por lo que una de las tareas del investigador cer recuentos sobre aspectos concretos. Al preparar estas otras téc-
debe ser la de refinarlos hasta poder someterlos a la cuantificación. nicas (entrevistas estructuradas o cuestionarios), el investigador debe
Se argumenta que aun los datos en un estado precuantitativo o pre- jugar con conocimientos adquiridos por él previamente sobre el fe-
clasificado pueden resultar útiles, por ejemplo, para ilustrar una nómeno que será analizado.
clase de observaciones o para sugerir un nuevo concepto. Otros investigadores, aun trabajando dentro de la cuantifica-
b) Actitud fenomenológica. Desde este punto de vista, los da- ción, prefieren, en determinados momentos, intentar ver sus datos
tos individuales son significativos por derecho propio, al margen cuantificados desde una perspectiva cualitativa. Es el caso de Mats
de que admitan ser organizados en escalas o agrupaciones de índole Thelander en su estudio sobre la variación entre /d::,mm/ y /demm/,
diversa. 'ellos' en la comunidad sueca de Burtrask 6 • Para Thelander, los
En sociolingüística, la actitud más frecuente ha sido la de dar datos sociolingüísticos no deben ser sobrecuantificados. Esto puede
preferencia a los datos cuantificados. De hecho, había (y hay) tanto evitarse manipulándolos sin pasar por alto los aspectos cualitativos
que hacer dentro de la cuantificación que no ha importado pospo- que en ellos se muestran. El investigador sueco distingue dos tipos
ner el enfrentamiento con otros casos. Labov ha trabajado casi ex- a
de variación propósito del cambio de código: la micro-variación
clusivamente dentro de la cuantificación. Pero, cuando se ha deci- y la macro-variación. La micro-variflción suele venir determinada
dido experimentar desde la no cuantificación, lo habitual ha sido por factores contextuales intra y extralingüísticos Oa caída o no
adoptar una actitud positivista. El ejemplo más claro lo tenemos de -r implosiva en inglés obedece, por un lado, a las características
en los estudios sociolingüísticos sobre sintaxis. Ya hemos comenta- del propio contexto lingüístico y, por otro, a los sexos y edades
do las dificultades que nacen de los corpora de datos sintácticos. de los hablantes). La macro-variación suele verse afectada exclusi-
Desde la perspectiva de la variación surge además el problema de vamente por factores extralingüísticos (por ej., la alternancia de len-
considerar las variantes sintácticas como totalmente equivalentes o guas o dialectos supone el cambio de situación lingüística). La micro-
no desde un punto de vista semántico y pragmático. Este último variación suele ser analizada cuantitativamente; la macro-variación
es un aspecto que ya ha sido tratado detenidamente por Lesley Mil- debe ser estudiada desde la cualificación. Aunque Thelander pre-
roy en su Observing and Analyzing Natural Language, así que, de senta sus conclusiones desde un campo que en principio dejamos
momento, no merece la pena insistir 5 • Volviendo a la actitud posi- fuera de nuestros intereses (lenguas en contacto), creemos que pue-
tivista, ésta también se adopta en estudios sobre conversaciones en de ser un ejemplo ilustrativo de un tipo de solución ante la alterna-
tiva cuantificación/cualificación: combinar ambas posibilidades.
4 C. Selltiz, et al., Métodos de investigación en las relaciones sociales, 3. ª ed.,
Madrid, Rialp, 1980, pág. 617. 6 <<A Qualitative Approach to the Quantitative Data of Speech Variation», en

5 Asunto tratado también por H. López Morales, Sociolingüística, Madrid, Gre- S. Romaine (ed.), Sociolinguistic Variation in Speech Communities, London, E.
dos, 1989, págs. 91 y sigs. Arnold, 1982, págs. 65-83.
112 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales socio/ingüísticos 113

Dedicaremos lo que queda de capítulo casi exclusivamente a los y cada variable, lingüística y extralingüística, refleja un determina-
análisis sociolingüísticos cuantitativos, aunque no por ello dejare- do número de variantes que deben ser cuantificadas. Acabamos de
mos de hacer comentarios de alcance más general. referirnos a dos conceptos cuya separación es de singular importan-
cia para el análisis: variable y variantes. Ambos se utilizan como
criterios para hacer clasifi~aciones. Variable es un rasgo que puede
3.2. CONSTRUCCIÓN DE CLASES manifestarse de formas distintas, a las que se denomina variantes.
Así, por ejemplo, el fonema /s/, cuando va en posición implosiva
final de palabra, en numerosos puntos del mundo hispánico, puede
3.2.1. LAS REGLAS Y SU APLICACIÓN
presentar distintas variantes en su realización: [s], [h], 0, etc. De
igual forma, la variable «edad», como elemento sociológico, es un
Tanto los análisis cuantitativos como los cualitativos tienen en-
rasgo que encierra tantas variantes como añ.os pueden contar las
tre sus objetivos el de establecer clases de elementos. Ahora bien,
personas en su vida. Los análisis cuantifican tanto las variables co-
la tarea se hace más complicada, o al menos exige técnicas más
mo las variantes. Las variables y variantes que se van a manejar
complejas, cuando se pretende clasificar cuantificando. en el análisis suelen ser seleccionadas y establecidas por el investiga-
En el capítulo 1, tuvimos la oportunidad de presentar tres reglas
dor antes, incluso, de efectuar la recogida de datos, aunque no siem-
(3. ª, 4. a, 5. ª del análisis) que afectaban a la construcción de tipos pre es así, constituyendo el núcleo de las hipótesis. Como puede su-
o clases. Como puede suponerse, estas reglas están dictadas para ponerse, cuando los criterios se ~eleccionan tempranamente es por-
que tengan validez en los análisis cuantitativos y cualitativos. En
que el investigador está en condiciones de hacerlo, es decir, porque
el momento de aplicarlas, nos vamos a encontrar principalmente se ha realizado algún estudio exploratorio serio sobre cuyos resulta-
con tres dificultades: en primer lugar, seleccionar criterios que han dos se han planteado hipótesis de trabajo.
de llevar al cumplimiento de la Regla 3. ª y d~cidir el momento
Comentamos en el capítulo II que cuanto más sofisticada es
en que se va a realizar la selección; en segundo lugar, valorar la
la recogida de datos, tanta más sencillez presenta el análisis. La
naturaleza de los datos (lingüísticos y extralingüísticos) que van a
función «identificadora» de elementos será más importante en el
ser analizados, es decir, que serán repartidos en clases; por último,
análisis de aquellos datos que hayan sido recogidos de una forma
si se trabaja desde la cuantificación, seleccionar las técnicas estadís-
poco elaborada. En este último caso, suele necesitarse una mayor
ticas de análisis que ayudarán a hacer la clasificación. cantidad de material.
3.2.1.1. Selección de criterios y momento de su aplicación
3.2.1.2. Otra vez sobre la naturaleza de los datos
La selección de los criterios que han de determinar las clasifica-
ciones está directamente relacionada con la forma en que los datos Si decimos que el análisis consiste básicamente en identificar las
han sido recogidos y la finalidad del estudio. Un estudio típicamen- partes que componen un todo, en apariencia se da por cierto que
te etnolingüístico analiza los datos recogidos discerniendo los ele- la realidad sociolingüística está organizada en clases o tipos. No
mentos que llevan al estableciiniento de clases. Cuando el análisis es así exactamente. El análisis es un artificio mediante el cual parce-
es cuantitativo, las clasificaciones suelen realizarse sobre variables lamos una realidad de naturaleza continua para llegar a conocerla
SOCIOLINOÜÍSTICA. - 8
114 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 115

mejor. Nos referimos naturalmente a la realidad lingüística y a la como unidades puramente etnográficas y psicológico-sociales. Nos
realidad social. No existen razones absolutas que obliguen a distin- detendremos especialmente en las variables vistas desde la cuantifi-
guir cuatro clases de edad en los informantes (- 20; 21 - 35; 36- 50; cación.
51 - ). Lo mismo podríamos decir de la naturaleza de los datos La importancia de la recogida de datos para el análisis es enorme,
lingüísticos y su clasificación. ¿Por qué distinguir cuatro segmentos porque en ella se pondrán en contacto estas clases sociológicas con
estilísticos y no más? ¿Por qué para clasificar los registros hemos variables lingüísticas. Si las ordenaciones preparadas de antemano
de fijarnos sólo en la atención que el hablante presta a su discurso no son correctas, el análisis será completamente infructuoso. Sin
o a las características de los oyentes, como propone Bell 7? ¿Por embargo, no es necesario hacer mal las cosas para topar con limita-
qué distinguir sólo dos variaciones en la realización fonética del ciones. Hudson comenta que la sociolingüística cuantitativa se ha
sufijo ing ([in], [iIJ])? ¿Acaso la realidad no ofrece infinitas posibi- visto obligada, en parte, a trabajar con grupos de hablantes, no
lidades intermedias? 8 • con individuos 10 • Un inconveniente de este sistema es que la varia-
La naturaleza de los datos (lingüísticos y no lingüísticos) es tan ción que pueda darse dentro de cada grupo queda oculta, a menos
compleja que el investigador, especialmente si desea hacer cuantifi- que contemos con datos suficientes como para calcular la «desvia-
cación, se ve obligado a vestirla de límites clasificadores. El proble- ción típica o estándar» (§ 3.3.2.). Pero el problema más grave está
ma no está tanto en parcelar la realidad o no, cuanto en parcelarla en que el análisis de grupos
de forma razonable o justificada de acuerdo con los objetivos de
no permite distinciones para la gente que pertenece a los grupos en
la investigación y el costo que supondría cumplirlos.
distintos grados; y cuando las puntuaciones individuales se han fun-
dido en promedios de grupo, no hay forma de indicar si ello debía
3.2.2. LAs VARIABLES SOCIALES o no haber sido tomado en cuenta 11 • •

Las variables sociológicas con las que más ha trabajado la lin- Esto nos lleva a otro asunto que fue levemente esbozado en
güística cuantitativa han sido: sexo, edad, raza, posición socioeco- el capítulo anterior: la organización interna de los entes sociales.
nómica y educación 9 • Cada estudio otorga mayor relevancia a aque- La sociolingüística de Labov divide las comunidades en estratos
llas variables que van a dar un mejor rendimiento de acuerdo con socioeconómicos y, por tanto, los análisis que se realizan son estra-
un fin último. La etnografía de la comunicación, por su parte, in- tificacionales. Esta concepción ha funcionado en ciudades como De-
cluye entre sus parámetros (además de los indicados) otros directa- troit 12 , Nueva York, Norwich, San Juan de Puerto Rico, Las Pal-
mente relacionados con la interacción cara a cara: elementos para- mas de Gran Canaria, etc., pero parece claro que no tiene una vali-
lingüísticos y kinésicos, tipos de oyentes, detalles contextuales, así dez universal. Por eso han surgido alternativas, como el concepto
de «mercado lingüístico» o el de «red social», sin contar con las

7 Véase § 2.2.2. 10Hudson, R. A., La sociolingüística, Barcelona, Anagrama, 1981, págs. 176-177.
8 Véase P. Trudgill, The Social Differentiation of English in Norwich, Cam- u Ibid., La sociolingüística, cit., pág. 179.
bridge, CUP, 1974, pág. 92. 12 R. Shuy, W. Wolfram y W. K. Riley, A Study of Social Dialects in Detroit,
9 K. R. Scherer y H. Giles, Social Markers in Speech, Cambridge, CUP, 1979. Washington, D. C., Office for Education, 1967.
116 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 117

posiciones defendidas por la etnografía de la comunicación 13 • Tan- su red, de acuerdo con los principios de densidad y multiplicidad.
to la «red» como el «mercado» tienden a interpretar la variación Según resume la propia Milroy 16 :
sociolingüística, no en función de estratos (supuestos o reales}, sino
La medida usada en [... ] Belfast para examinar la relación entre
de grupos de actividad comunicativa. En el concepto de «mercado
la variación lingüística y la estructura de la red fue una escala de
lingüístico» subyace el principio marxista según el cual la conducta
seis puntos que media los indices de los hablantes sobre cinco indica-
lingüística, y por tanto sus variaciones, viene determinada por la dores de multiplicidad y densidad (vecindad, parentesco, trabajo en
relación de los hablantes con los medios de producción. Un merca- el mismo lugar que otros vecinos, trabajo en el mismo lugar que
do, tal y como lo entienden David Sankoff y Susan Laberge, refle- otros vecinos del mismo sexo y amistad). Estos indicadores fueron
jaría conductas dependientes de las actividades socioeconómicas de interpretados como requisitos que, si se cumplían, sugerían la exis-
los individuos 14 • tencia de una red personal relativamente densa y múltiple. A cada
El concepto de «red social» nació por un deseo de trabajar con individuo se le asignaba un punto por cada requisito que cumplía,
unidades menos abstractas que el estrato social. La definición de de tal forma que el grado de fuerza de la red era la suma de los
«red social» ya quedó apuntada, pero hay otros muchos aspectos índices de los indicadores individuales.
que merecen comentario. Si consideramos que una red está forma-
da por las relaciones que un individuo establece con otros, estamos Una vez que las redes y los elementos de su estructura están
obviamente ante un principio de validez universal, como ha afirma- cuantificados, es fácil poner en relación, o mejor en correlaci6n
do Lesley Milroy. De lo que no estamos tan seguros es de que la (§ 3.3.3), estos factores sociales con las variables lingüísticas. Sin
metodología empleada por Milroy para estudiar esas redes tenga embargo, la cuantificación de la red tiene algunos problemas a los
un alcance tan amplio, especialmente en lo que se refiere a la reco- que no es ajena la creadora del método. Los problemas principales
gida de datos 15 • Desde el punto de vista del análisis de los factores son dos: a) la medida y cuantificación de la red; b) el estudio
sociológicos que determinan la existencia de las redes, es importan- de la red débil.
te destacar que éstas poseen distintos grados de densidad y de mul- a) Medida y cuantificaci6n de la red. Los individuos que for-
tiplicidad, según el número de individuos que las forman y la fuer- man una red están integrados en ella en grados diferentes, que son
za de los vínculos que unen a sus componentes. Cada uno de los medidos a través de indicadores. Milroy seftala que estos indicado-
miembros recibe un índice numérico que refleja la estructura de res pueden variar de una comunidad a otra, es decir, el procedi-
miento de medición propuesto debería reelaborarse para cada co-
munidad que se desee estudiar. En Belfast funcionaron perfecta-
13 Véase F. Moreno, Sociolingüística en EE.UU (1975-1985), Málaga, Ágora, mente como indicadores el parentesco, el trabajo y las amistades
1988, Cap. l. desarrolladas dentro de un entorno geográfico-urbano concretos;
14 «The Linguistic Market and the Statistical Explanation of Variability», en
sin embargo, estos indicadores pueden ser perfectamente inútiles
D. Sankoff (ed.), Linguistic Variation: Models and Methods, New York, Academic
Press, 1978, págs. 239-250.
para otras comunidades. A ello hay que aftadir que los indicadores
15 Por ejemplo, tenemos nuestras dudas sobre el hecho de que todo el mundo

concediera el mismo grado de confianza si el investigador se presentara como «ami- 16 L. Milroy, Observing and Analyzing Natural Language, Oxford, Blackwell,
go de una amiga de un amigo», al menos en Espafia. 1987, pág. 106.
118 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 119

siempre deben ser susceptibles de recibir un tratamiento cuantitati- tica 18 ; en nuestro estudio sobre el habla de Quintanar de la Orden
vo, detalle que, de no producirse, podría añadir nuevas dificultades. estudiamos un total de 11 variables 19 • Son menos frecuentes análi-
b) El estudio de la red débil. Una red débil está compuesta sis como el de Valerie M. Jones 20 , para el que se tuvieron en cuen-
por unos miembros con una movilidad geográfica y social grande ta 51 variables lingüísticas, si bien ello se debió a que sus técnicas
y que, por lo tanto, no consolidan lazos de unión suficientemente le permitieron trabajar con gran cantidad de datos poco elaborados
sólidos. La dificultad de su estudio nace de la diversidad de relacio- (el tratamiento informático fue imprescindible). Muchas más varia-
nes que esos miembros móviles pueden llegar a establecer. Esta di- bles manejaron J. Pellowe y sus colaboradores, dentro también del
versidad impide comparar en igualdad de condiciones a los miem- proyecto Tyneside Linguistic Survey. En total, fueron manipuladas
bros que forman la red y a diversas -redes débiles entre sí. 303 variables lingüísticas de carácter cualitativo y. cuantitativo 21 •
En el análisis sociolingüístico es importantísima la fase de iden-
El método de las redes de Milroy evita numerosos puntos oscu- tificación de las variantes de cada variable, aunque éstas fueran
ros, como los que presenta la estratificación, al centrarse en una recogidas en las hipótesis de partida, etapa cuyo éxito depende ex-
entidad social pegada a la realidad, pero, para aplicarlo, la investi- clusivamente de la preparación del investigador y de los medios ma-
gadora británica tuvo que reducir sus intereses a tres ámbitos de teriales con que cuente para hacerlo. Es en el nivel fonético donde
la clase trabajadora. No se ofrece, pues, un panorama general de la identificación se hace más complicada, aunque el auxilio de un
una comunidad, sino precisiones sobre algunos de los grupos que espectrograma (en el estudio de Labov, Yaeger y Steiner sobre Nue-
la componen. Ahora bien, desde la posición del análisis sociolin- va York (1972) 22), o de un análisis de sefiales digitalizadas (en el
güístico estrictamente, el método ofrece suficientes garantías para estudio del mismo Labov y sus colaboradores en Filadelfia 23), pue-
obtener unos resultados coherentes con la realidad. de disipar cualquier duda. Sin embargo, en esta última circunstan-
cia, el sociolingüista puede encontrarse con realizaciones cuya ads-
3.2.3. LAS VARIABLES LINGÜÍSTICAS
cripción a una variante u otra es sumamente dificultosa, teniendo
en cuenta que las variantes son consideradas como unidades discre-
Cuando se abre un libro en el que se estudia sociolingüística-
mente una comunidad, un grupo o un ente social de cualquier di- 18 L. Williams, «Two Features of Working-Class Phonology in Valladolid», Or-
mensión, el lector suele encontrarse analizadas alrededor de una bis, 3 (1983), págs. 72-84.
decena de variables lingüísticas elegidas desde un primer momento 19 F. Moreno, «Análisis sociolingüístico de actos de habla coloquiales», Espallol

de acuerdo con los resultados de los estudios exploratorios. Así, Actual, 51 (1989), págs. 5-51.
20 J. Pellowe, et al., «Sorne Problems in the Computation of Sociolinguistic
por ejemplo, Trudgill estudió en Norwich 16 variables, casi todas Data», tesis doctoral inédita, Newcastle upon-Tyne, 1978.
ellas (13) vocálicas 17 ; Milroy atendió a 8 variables (7 vocálicas y 21 «A Dynamic Modelling of Linguistic Variation: the Urban (Tyneside) Linguis-

1 consonántica); L. Williams, en su investigación sobre Valladolid, tic Survey», Lingua, 30 (1972), págs. 1-30.
22 W. Labov, et al., A Quantitative Study oj Sound Change in Progress, infor-
ha publicado datos de dos variables, una vocálica y otra consonán-
me final de la National Science Foundation, Philadelphia, Regional Survey, 1972.
23 Véase W. Labov, Locating Language in Time and Space, New York, Acade-

17 Véase P. Trudgill, The Social Differentiation ... , cit. mic Press, 1980.
120 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 121
tas. Es el propio investigador el que objetivamente establece los con que se impusieron fuertes restricciones pragmáticas (tercera li-
márgenes entre variantes, y en su mano está el que dentro de un mitación), para asegurar que a todos los informantes se les ofrecía
segmento acústico los márgenes estén más o menos cercanos unos exactamente las mismas situaciones comunicativas (comprensión).
de otros. Para la pregunta relativa al «ofrecimiento de la casa», de 50 infor-
Este difícil paso no suele presentarse cuando se trata de analizar mantes encuestados, se recogieron varias decenas de variantes que
datos sintácticos, léxicos o de una naturaleza similar, lo que no diferían entre sí, en muchos casos, por pequei'l.os matices sintácticos
quiere decir, ni mucho menos, que sea un camino despejado. Al o textuales. Lógicamente, si se hubieran analizado tal cual estos
analizar actos de habla coloquiales en una comunidad toledana, las datos, difícilmente se habrían obtenido conclusiones clasificadoras.
variables lingüísticas nos obligaron a tomar a lo largo del proceso De ahí que decidiéramos agrupar las variantes menos evidentes des-
metodológico algunas decisiones subjetivas. Las variables que tuvi- de la perspectiva de su funcionamiento como actos de habla: nues-
mos en cuenta fueron actividades comunicativas del coloquio, co- tro interés estaba más en este factor que en el puramente sintáctico.
mo «expresiones vocativas», «excusas», «disculpas», «ofrecimien- El resultado fue la elección de nueve actos de habla, sobre los que
tos», «invitaciones», «ruegos», «saludos», «despedidas», etc. En se realizó la encuesta definitiva con un cuestionario de alternativas
cada una de esas variables se admitieron alrededor de una decena fijas.
de variantes (actos de habla concretos). Pero ¿por qué esas varia- El análisis cuantitativo de las variables lingüísticas consiste nor-
bles y no otras?, ¿por qué ese número de variaciones y no otro malmente, por una parte, en descubrir las cantidades de datos que
superior? La finalidad general del estudio fue probar una metodo- se han recogido de cada variable y variante, si es que éstas fueron
logía esencialmente cuantitativa sobre unos datos que hasta ese mo- determinadas de antemano (en caso contrario habría que identificar
mento se habían analizado solamente desde un punto de vista cuali- previamente las variantes); por otra parte, en relacionar y comparar
tativo. En nuestra opinión, los resultados obtenidos fueron intere- matemáticamente las cuantificaciones hechas sobre cada variable y
santes en algunos p~ntos y dejaron en evidencia las limitaciones variante de naturaleza lingüística y sobre cada variable y variante
del método en otros. La primera limitación, aunque con compensa- de naturaleza extralingüística. La sociolingüística variacionista exi-
ciones evidentes, estuvo en la utilización del cuestionario como téc- ge dar cuenta de todas las apariciones de una variable y de todas
nica de recogida de datos: el cuestionario aleja al informante de las no apariciones de variantes en contextos significativos.
un registro informal. El segundo inconveniente estuvo en que sólo En todo ello la estadística desempeña un papel de suma impor-
pudo atenderse a aquellas variables que permitían una más fácil tancia multiplicando las posibilidades analíticas, especialmente si se
cuantificación: las estrategias coloquiales más complicadas en los realiza con procedimientos informáticos, por la velocidad, capaci-
niveles sintáctico, semántico y pragmático no pudieron ser someti- dad y fiabilidad que ofrecen, aparte de que permiten utilizar técni-
das a nuestro esquema metodológico; además, no convenía hacerlo. cas muy elaboradas, cuya aplicación manual sería impensable.
De esta forma, quedaron marginados numerosos e interesantes as-
pectos del coloquio. Para decidir las variantes que iban a ser anali-
zadas, se realizó una encuesta previa con un cuestionario de final
abierto. Las respuestas obtenidas (variantes), especialmente en la
sintaxis, no así semánticamente, fueron muy numerosas, contando
122 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 123

nosotros sí lo haremos. No obstante, la intención es que estas notas


despejen el camino hacia unas obras especializadas que en más de
3.3. EL ANÁLISIS ESTADÍSTICO
una ocasión se levantan como muros infranqueables para los lin-
güistas.
3.3.1. ÜENERALIDADES En el capítulo I, formulamos dos reglas relacionadas con el uso
de la estadística en el estudio de la lengua y la sociedad. La primera
Las posibilidades de aplicación de la estadística sobre materiales apuntaba que el análisis estadístico debe cumplir dos fines: a) des-
sociolingüísticos podrían calcularse multiplicando unos por otros cribir y resumir los datos; y b) hacer estimaciones de fiabilidad.
los objetivos generales de las investigaciones, los objetivos de los Los contenidos que aparecen en la regla serán desarrollados a lo
análisis, los posibles objetos de estudio y las naturalezas de los da- largo de los siguientes epígrafes. Sin embargo, nos darán pie ahora
tos recopilados. El resultado de esta operación sería una casuística para hablar de los tipos de estadística. La regla posee dos partes
de difícil abarcadura. Teniendo esto en cuenta, mostraremos espe- que responden a dos finalidades que perfectamente podrían reflejar
cial interés por las técnicas estadísticas más ampliamente utili- dos subgrupos dentro del conjunto de la disciplina estadística. Pero
zadas. No entraremos en explicar la forma en que las aplicaciones esta división no es la única que se ha propuesto hasta el momento.
de unas y otras técnicas pueden combinarse, ni se ofrecerá una des- Insistimos en que nos estamos ciñendo a lo que se ha hecho dentro
cripción exhaustiva y pormenorizada de los procedimientos que efec- de los ámbitos más cercanos a la sociolingüística. John Tukey en
tivamente se traten. El lector podrá satisfacer su curiosidad sobre 1977 25 distinguió entre estadística exploratoria y estadística confir-
todo esto en los manuales de estadística lingüística más al uso 24 • matoria: la primera acoge un conjunto de técnicas fáciles y seguras
Es verdad que las técnicas que aquí vamos a comentar también que permiten describir datos descubriendo las líneas maestras de
aparecen tratadas en esos manuales, pero, si aún así y a pesar de su estructura interna; la segunda permite confirmar hipótesis que
no ser estadísticos, hemos decidido incluirlo es porque en esos li- se han planteado a raíz de las descripciones hechas por la anterior.
bros no se ejemplifica preferentemente con datos sociolingüísticos: Como puede observarse, no existen notables discrepancias entre la
subdivisión que presentamos en primer lugar y la de Tukey, si ob-
viamos el hecho de que Tukey propone algunas formas particulares
24 En relación con la lingüística, es aconsejable A. Woods, P. Fletcher y A.
de hacer estadística exploratoria 26 •
Hughes, Statistics in Language Studies, Cambridge, CUP, 1986. Las explicaciones
suelen construirse sobre sencillos ejemplos no lingüísticos, aunque en todos los capí- Criterios diferentes se siguen al distinguir entre estadística des-
tulos se aducen análisis, más complejos, sobre aspectos de lengua o de actividades criptiva y estadística de inferencias: una descripción consiste sim-
relacionadas con la enseñanza de lenguas. Algo simple, en relación con los proble- plemente en cuantificar estadísticamente un conjunto de datos; con
mas que plantea la sociolingüística, es el libro de Ch. Muller, Estadística lingüística, la inferencia también se cuantifican unos datos, pero a través de
Madrid, Gredos, 1973. Para técnicas avanzadas de estadística, véase D. Hoaglin,
ella podemos aplicar de forma válida las conclusiones de esos análi-
M. Mosteller y J. Tukey (eds.), Exploring Data Tables, Trends and Shapes, New
York, Wiley, 1985. También es útil, aunque no tan actual, J. Tukey, Exploratory
Data Analysis, Reading, Mass., Addison Wesley, 1977. Sobre estadística en Ciencias
Sociales, véase A. Lovie, New Developments in Statistics for Psychology and the 25 J. Tukey, Exploratory Data Analysis, cit.
Social Sciences, London, British Psychological Society and Methuen, 1985. 26 Véase comentario en L. Milroy, Observing... , págs. 138-139.
124 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 125

sis a conjuntos de datos. de mayor entidad y de rriayor número que pendientes y otras independientes: las dependientes suelen constituir
no han sido realmente analizados en su totalidad. También se ha- el objeto de estudio primordial .de la investigación; las indepen-
cen inferencias sobre cómo debe ser el conjunto de elementos que dientes se valoran en cuanto que están relacionadas o influyen
van a representar a una población. La estadística de inferencias sobre las dependientes. En el caso de la sociolingüística laboviana,
ha tenido una gran importancia en el desarrollo de la sociolingüísti- las variables dependientes son las lingüísticas y las sociales las inde-
ca, por cuanto se ha podido afrontar el estudio del habla de cente- pendientes, puesto que su objetivo casi fundacional es el estudio
nares de hablantes partiendo de los datos recogidos en sólo unos del lenguaje en su contexto social. Ahora bien, el trato que los
pocos, sin que el principio de la representatividad quedara grave- investigadores den a unas y otras no tienen por qué ser siempre
mente en entredicho. Aunque no lo hiciéramos explícito, lo comen- el mismo.
tado más arriba a propósito de los muestreos y de la selección de Cuantificación. Las cuantificaciones se realizan sobre las carac-
informantes cae directamente dentro de la esfera de la estadística terísticas o variables. Desde esta perspectiva, existen dos tipos de
de inferencias. Sirvan aquellas páginas como introducción al mues- variables: variables cualitativas 29 y variables cuantitativas. Unas y
treo 27 , aunque ello no será óbice para que retomemos algunos as- otras, para la cuantificación, son analizadas sobre escalas. Las cua-
pectos inmediatamente. litativas son organizadas en escalas nominales u ordinales. En las
Para Ralph Fasold, en la mayoría de los usos de la estadística primeras, los elementos simplemente reciben una etiqueta o un nú-
en sociolingüística subyacen cuatro conceptos: población, caracte- mero, sin que ello implique un orden determinado; en las segundas,
rística, cuantificación y distribución 28 • Probablemente valga la pe-
na detenernos en ellos, en parte como resumen, en parte como mar-
co general de referencia, antes de dar inicio a puntos más concretos. Escala nominal Escala ordinal
Variable cualitativa: «profesión» Variable cualitativa: «edad»
Población. Todo estudio estadístico necesita de una población
para poder realizarse. Unas líneas más arriba nos referíamos a la 1. Agricultor l. -20
población de informantes; como puede suponerse, la estadística puede 2. Comerciante 2. 21- 35
aplicarse sobre cualquier conjunto de elementos. Estas poblaciones 3. Camarero 3. 36- 50
pueden estudiarse bien en su totalidad, generalmente cuando están 4. Empleado de la construcción 4. 50-
compuestas de pocos elementos, bien a través de muestras. En el
caso de la sociolingüística, como es patente, las poblaciones que CUADRO 5
se manejan están compuestas de elementos lingüísticos (variables
lingüísticas) y de elementos sociales (variables sociales). se establece un orden, pero los intervalos entre los grados no son
regulares (ver Cuadro 5). Podría servir como ejemplo de variable
Característica. Se llaman «características» a las variables pro- cualitativa, sujeta a una escala nominal, la de «profesión» (se enu-
piamente dichas. Generalmente algunas de estas variables son de- merarían las profesiones, sin que ello implicara que el agricultor
27 Puede completarse con los capítulos 4-7 de A. Woods et al. 29 No se confunda el concepto de cualificación (vs. cuantificación) en un plano
28 R. Fasold, The Socio/inguistics of Society, Oxford, Blackwell, 1984, págs. 86-91. metodológico general, con el de cualificación dentro de la cuantificación.
126 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 127
fuera anterior, en cualquier sentido, al comerciante). La escala ordi- es, cuando los datos ya han sido codificados y tabulados, se está
nal se encuentra a medio camino entre la cuantificación enumerativa en condiciones de iniciar el análisis estadístico en sí. Para éste he-
y la mensura!. Podríamos ejemplificarla con la variable edad: cada mos distinguido dos finalidades: describir y resumir los datos y
grado es superior al que le antecede ( - 20 < 21 - 35 < 36 - 50 < hacer estimaciones de significación y fiabilidad. Los conceptos esta-
51 - ). dísticos básicos mediante los cuales se describen y resumen los da-
Las variables cuantitativas admiten medición interna, para la tos son los siguientes: frecuencia, media, mediana, desviación típica
que se utilizan dos tipos de escalas: «escala de intervalos» (interval) (o desviación estándar) y varianza.
y «escala proporcional» (ratio scale). En ellas los elementos se or-
denan en diferentes niveles y a distancias iguales siguiendo la defi- 3.3.2.1. La frecuencia
nición de Shavelson 30 , aunque, en la primera, los límites de la es-
El concepto de frecuencia es bien conocido por todos: el núme-
cala los marca el investigador arbitrariamente y en la segunda, de
ro de veces que aparece un elemento dado en una unidad concreta.
acuerdo con unos criterios objetivos. Podríamos aplicar una escala
La sociolingüística trabaja constantemente con frecuencias: el nú-
de cuantificación mensura! a la abertura de las vocales finales tras
mero de veces que se ha producido la caída de -d- intervocálica
la caída de la implosiva final en andaluz oriental, por ejemplo, dis-
en la terminación -ado de los participios, en los textos recogidos
tinguiendo intervalos equidistantes. Desde un punto de vista socio-
del discurso informal de hablantes de una clase social concreta 32 ;
lingüístico, tiene poca trascendencia el hecho de que los límites de
el número de elementos léxicos de la industria textil (en espafiol)
las escalas sean fijados arbitrariamente o no.
que han sido tomados de la lengua inglesa sin una adaptación fono-
Distribución. La «distribución» consiste en establecer el número morfológica 33 , etc. ·
de elementos de una variable que aparece en cada grado de las esca- Las frecuencias suelen presentarse de dos formas: bien como
las. Es relativamente frecuente encontrar una mayor cantidad de frecuencias absolutas (el número real de veces que aparece un ele-
estos elementos en los intervalos centrales, pero dependerá siempre mento), bien como frecuencias relativas, llamadas también propor-
de qué variable se estudia, de qué elementos la componen y de có- ciones o porcentajes (la proporción de casos respecto de un total
mo se ha construido la escala. en que aparece un elemento). Aunque en sociolingüística se trabaja
con ambos tipos, en más de una ocasión se presentan solamente
las frecuencias relativas. Es conveniente dar cuenta simultáneamen-
3.3.2. LA DESCRIPCIÓN ESTADÍSTICA: CONCEPTOS BÁSICOS
te de ambas para poder comprobar la significación real de las pro-
porciones: no es lo mismo obtener una frecuencia de 45% desde
Cuando los datos han sido localizados y contados, e incluso
han sido ordenados 31 , aunque sea parcialmente, en escalas, esto
32 L. Williams, «Two Features of Working-Class Phonology in Valladolid», cit.,

págs. 72-75.
30 R. Shavelson, Statistical Reasoning of the Behavioral Sciences, Boston, Allyn 33 H. López Morales, «En torno al léxico textil de Puerto Rico», en Dialectolo-

and Bacon, 1981, pág. 17. gía y sociolingüística. Temas puertorriqueños. Madrid, Hispanova de ediciones, 1979,
31 Según el criterio de cada investigador. pág. 67.
128 Metodología socio/ingüística Análisis de los materiales socio/ingüísticos 129
una frecuencia absoluta de 4 datos, que desde una de 300 datos. La mediana es el punto intermedio de una escala de intervalos.
Esto resulta especialmertte importante cuando se trata de· comparar Su cálculo puede ser muy útil para la interpretación de los análisis,
porcentajes paralelos: puede no tener el mismo valor una frecuen- porque da un punto de referencia ó un «dato típico» para valorar
cia del lOOJo obtenida de una absoluta de 1 sobre un total de 10 más correctamente el comportamiento cuantitativo de un grupo de
casos, que una frecuencia del 10% desde una absoluta de 100 sobre elementos. Como puede suponerse, media y mediana no han de
un total de 1.000 casos. coincidir necesariamente. Pongamos un ejemplo elaborado sobre
Si en la recogida de datos no se ha podido evitar que las varia- algunos de los datos que aparecen en un trabajo de Humberto Ló-
bles estén representadas por un número similar de elementos, el pez Morales sobre el léxico de la industria textil 35 • En este estu-
análisis debe incluir, junto a las frecuencias relativas, las frecuen- dio 36 se presenta la lista de unidades léxicas en las que aparecen
cias absolutas, de las que se han extraido las primeras. La frecuen- en competición 76 términos del español y otros tantos del inglés
cia que aparece más veces repetida recibe el nombre de «moda». para designar 76 referentes distintos («caja de la bobina» / bobine
cage; «tendedor» / spreader; etc.). Las frecuencias absolutas de las
3.3.2.2. Media y mediana unidades mayoritarias en cada una de las «competiciones» van des-
de 1 hasta 32; las frecuencias de las minoritarias van desde 1 hasta
Los conceptos de media, mediana, desviación típica y varianza
12. La media aritmética de las primeras es de 8.5, frente a 2.5 de
pertenecen al ámbito de la «distribución de los datos». Son los ins-
las minoritarias; sin embargo, la mediana en las mayoritarias es
trumentos encargados de dar cuenta de la distribución de las fre-
de 16, mientras que en las segundas es de 6. Habría que contar
cuencias en las escalas establecidas.
con estos últimos puntos de referencia para saber que de las 76
La media también llamada media aritmética (x) es un promedio
parejas en competición, sólo 11 están por encima de la mediana,
que se halla sumando las frecuencias de una serie de elementos y
entre los términos mayoritarios, y sólo lo consiguen 9 entre los mi-
dividiendo el resultado por el número de elementos estudiados. Aun-
noritarios; dicho de otra manera, de las parejas analizadas, sólo
que la media puede ser un valor descriptivo importante con vistas
en 11 se observan importantes diferencias en cuanto a la frecuencia
a la interpretación del estudio sociolingüístico, requiere ir acompa-
de uno de los términos alternativos.
ñada de otras indicaciones estadísticas, como la desviación típica
o la varianza, para asegurar que no se obtiene una imagen defor-
3.3.2.3. Varianza y desviación típica
mada de la realidad.
La distribución que suelen presentar los datos a lo largo de una Aunque dos poblaciones o muestras presenten una media idénti-
escala frecuentemente forma una figura simétrica, representada por ca respecto de una variable determinada, puede haber entre ellas
medio de una curva que recibe el nombre de curva normal y que importantes diferencias: una de las poblaciones puede ser muy ho-
muestra claramente una acumulación de elementos en los estadios mogénea, es decir, los elementos que la componen pueden ser muy
intermedios 34 • similares entre sí, mientras que es posible que la otra sea muy
heterogénea. En el primer caso, la variabilidad interna sería peque-
34 Sobre la curva normal o de Gauss, véase A. Woods et al., Statistics ... , págs. 35 Véase n. 33.
87-88. El estudio de la distribución normal requiere el manejo de tablas. 36 Cf. págs. 74-76.

SOCIOLINGOfSTICA. - 9
130 Metodologfa sociolingüfstica Análisis de los materiales socio/ingüfsticos 131

ñ.a y en el segundo, grande, o, dicho de otra forma, en la heterogé- varianza (v) y la desviación típica (s). Ambas técnicas nos propor-
nea existiría una mayor dispersión que en la homogénea. Vayamos cionan información acerca de cómo se distribuyen los elementos
a una ejemplificación. Supongamos que tenemos dos muestras de alrededor de la media. De hecho, se trata de cuantificar cuánta
diez hablantes, una de hombres y otra de mujeres, sobre las que es la variación de los datos y cuánto se desvían los elementos anali-
hemos recogido el número de aspiraciones de -s en posición implo- zados respecto de la media.
siva (final de sílaba y de palabra) que aparecen al leer un texto. El cálculo de la varianza, en un ejemplo como el que estamos
Podemos encontrarnos con que la media de aspiraciones de -s es tratando, consta principalmente de tres etapas:
de 5 en cada una de ,las muestras. Esta coincidencia podría dar l.ª) Ver la diferencia (d) de cada frecuencia respecto de la me-
lugar a interpretaciones engañ.osas si no valoramos qué dispersión dia, para lo cual se realiza sencillamente una resta (X¡-X). Una
tiene el fenómeno entre hombres y mujeres. En la primera columna vez que se han restado todas las frecuencias de la muestra, para
de los Cuadros 6 y 7 aparecen las frecuencias absolutas de aspira- comprobar que los cálculos están bien hechos, se suman los resulta-
dos entre sí (I:d): siempre debe obtenerse O (ver la segunda columna
Hombres Mujeres de los Cuadros 6 y 7).
2. ª) Calcular el cuadrado de la diferencia obtenida en cada
X d d2 X d d2
resta (t:f) y sumar los resultados (I:d2J (columna tercera de cada
3 -2 4 -4 16 cuadro).
6 1 18 13 169 3. ª) Dividir I:d1- entre el número de x analizadas (n; en este
12 7 49 22 17 289
caso diez) menos uno. Así se obtendrá la varianza
4 -1 1 1 -4 16
8 3 9 2 -3 9 I:d2
7 2 4 1 -4 16 V=----
n-1
6 1 1 2 -3 9
2 -3 9 1 -4 16
En la muestra de los hombres, la varianza es 12.2; en la de las
1 -4 16 1 -4 16
16 1 -4 16 mujeres, 63.6. Al comparar las varianzas queda claro que la homo-
-4
geneidad de las muestras es muy diferente. La fase interpretativa
I:x=50 l:d=O I:d2= 110 I:x=50 I:d=O I:cf =572 del método se encargará de señ.alar los porqués, aunque previamen-
x=S x=5
te puedan aplicarse otras técnicas estadísticas que hagan más fácil
la interpretación final.
CUADRO 6 CUADRO 7 El cálculo de la desviación típica sólo requiere aplicar la fórmu-
la s = Vv; en nuestro ejemplo, la desviación de la muestra de hom-
ción en los individuos de cada muestra, así como la suma total bres es de 3.5, mientras que en las mujeres es de 8.0. Queda clara
de aspiraciones (I:x) y la media (x). la mayor homogeneidad de la primera respecto de la segunda 37 •
Los mecanismos que la estadística pone a nuestra disposición
para calcular la dispersión a la que antes nos referíamos son la 37 Véase A. Woods et al., Statistics... , págs. 40-43.
132 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 133
3.3.2.4. Probabilidad donde p es probabilidad, po es la probabilidad de que la regla se
El estudio de las probabilidades tiene como fin cuantificar el aplique en el contexto más favorable y a, b, . . .• n son cada uno
tipo de relación que existe entre las características de una muestra de los rasgos del contexto en que puede darse la regla.
y la población de la que se extrajo esta última. No está dentro La aplicación del «modelo lógico» sobre materiales reales se lle-
de nuestro alcance comentar, ni aun con brevedad, los aspectos va a cabo a través de un programa de ordenador denominado VAR-
más relevantes del cálculo de probabilidades: para ello necesitaría- BRUL. Tanto el modelo como el programa pertenecen al ámbito de
mos manejar operaciones matemáticas que son tangenciales a los la estadística del análisis multivariable, al que más adelante nos
intereses de estas páginas. Pero sí es necesario comentar aquellos referiremos.
puntos de la sociolingüística en los que más se ha dejado sentir
el influjo de las probabilidades. En ellos destaca con luz propia
3.3.2.5. Presentación de datos en gráficos
el «modelo de la regla variable», auténtico núcleo teórico-
metodológico de la sociolingüística de William Labov. Concluiremos estas páginas dedicadas a la descripción estadísti-
El variacionismo pretende incorporar un elemento probabilísti- ca comentando una faceta de singular importancia para lograr des-
co en la competencia lingüística que concibió Chomsky 38 , sustitu- cribir y reunir los datos de una forma eficaz: la elaboración de
yendo las tradicionales «reglas opcionales», en las que subyace el gráficos y tablas.
concepto de variación libre, por «reglas variables». Cada «regla va- La finalidad de las tablas suele ser ordenar una serie de elemen-
riable» incluye un coeficiente específico que cuantifica la probabili- tos (datos sociológicos, contextuales o lingüísticos) en clases o ca-
dad de que una regla se aplique de acuerdo con una serie de cons- tegorías mutuamente excluyentes. Los datos que habitualmente apa-
tricciones de naturaleza lingüística y social 39 • recen en las tablas son frecuencias relativas y absolutas (recordemos
Los coeficientes probabilísticos se calculan a partir de las fre- la conveniencia de dar cuenta de ambas). La complejidad de una
cuencias de materiales recogidos en trabajo de campo, ya que, de tabla será mayor cuantos más sean los grupos de datos (variables)
hecho, una «probabilidad» no es más que una frecuencia relativa admitidos dentro de ella; por ejemplo, puede considerarse una ta-
esperada. El modelo de «regla variable», o de cálculo de los coefi- bla medianamente compleja la que da cuenta de las frecuencias de
cientes de probabilidad de una regla, más reciente fue propuesto un hecho lingüístico en individuos divididos en las categorías de
por David Sankoff y Pascale Rousseau en 1978 40 • Su nombre es sexo, edad y profesión.
«modelo lógico» y responde a la siguiente representación matemática: Sobre los datos proporcionados por tablas como la que se re-
produce en el Cuadro 8, se pueden construir gráficos y diagramas
f_p_\ = / ~ ) x / ~ \ x W x ................ x { ~ \ que, a la vez de reproducir estos mismos datos, los presentan de
una forma eficiente. Son varios los tipos de gráficos que se utilizan
\1-p¡ \1-po¡ \1-paj ~-pb/ \1-pn¡
en sociolingüística. Entre ellos destacan los diagramas de barras,
38 N. Chomsky, Aspectos de la teoría de la sintaxis, Madrid, Aguilar, 1970. las curvas y los histogramas. Todos permiten comparar de un rápi-
39 Véase W. Labov, «Contraction, Deletion, and Inherent Variability of the En- do vistazo frecuencias pertenecientes a categorías distintas, pues son
glish Copula», Language, 45 (1969), págs. 715-762. También H. López Morales, al menos dos los parámetros que se ofrecen: uno se representa ver-
«Estudio de la competencia sociolingüística: los modelos probabilísticos», Revista ticalmente y el otro en horizontal.
Española de Lingüística, ll (1981), págs. 247-268.
40 «Advances in Variable Rule Methodology», en D. Sankoff (ed.), págs. 57-69.
Análisis de los materiales sociolingüísticos 135
1 2 3 4 5 6
varón mujer 10-25 26- estu- no-estu- Los diagramas de barras y las gráficas de curvas (muy utilizadas
diante diante
por Labov) frecuentemente tienen el mismo valor y la misma signi-
1 varón 42 ficación estadística. La elección de uno u otro sistema en esos casos
2 mujer o 39 viene determinada por la calidad plástica y su capacidad para hacer
3 10-25 23 20 43
4 26- 19 19 o 38 los datos más fácilmente aprehensibles de cara al lector. En nuestro
5 estudiante 20 20 38 2 40 estudio sobre el uso de tú y usted en una comunidad rural espaftola
6 no-estudiante 22 19 5 36 o 41 utilizamos una gráfica de curvas para representar la frecuencia de
1 arquitecta 8 10 10 8 8 10 usted en hombres y mujeres menores de 20 aftos según el tipo de
2 catedrática 26 28 30 24 27 27
3 científica 24 26 25 25 24 26 interlocutor hacia el que fuera dirigido el tratamiento 42 (Cuadro 9).
4 crítica 17 22 20 19 21 18
5 diplomática 32 31 33 30 31 32 Frecuencia aproximada
de uso de «usted»
6 física 23 24 25 22 24 23
7 ingeniera 16 14 18 12 17 13 1000/,
8 médica 16 18 14 20 12 22
9 ministra 19 26 21 24 20 25
_ _ _ Hombres
10 pilota 2 3 1 4 2 3 800/o
11 química 29 21 25 25 25 25 ------- Mujeres
12 asistenta 40 38 41 37 37 41 60%
13 comedianta 29 24 26 27 21 32
14 comercianta 18 17 14 21 11 24
40%
15 dependienta 40 37 40 37 37 40
16 estudianta 8 11 5 14 4 15
20%
17 presidenta 30 35 32 33 30 35
18 veterinaria 32 26 33 25 29 29 Ancianos Descono- Personas Personas Personas Interlocutores
19 perita 4 5 4 5 3 6 cidos «de de ma- con
20 concejala 28 22 24 26 21 29 respeto» yor edad carrera
21 decana 17 16 17 16 12 21
22 diputada 37 31 38 30 33 35 CUADRO 9
23 escribienta 16 12 13 15 12 16
24· sirvienta 41 37 43 35 39 39
25 naveganta 3 5 3 5 3 5 Sin embargo, también contamos con la alternativa de haber presen-
26 licenciada 42 36 42 36 39 39 tado un diagrama de barras como el que se muestra en el Cuadro 10.
Los histogramas, por su parte, suelen utilizarse cuando los dos pa-
CuADRO 8
rámetros son escalas graduales cuantitativas (Cuadro 11). Los gra-
Frecuencia de uso de sustantivos con morfema j-a} para
dos de las escalas (intervalos) deben estar dispuestos de tal manera
profesiones desempefladas por mujeres 41

41 F. Moreno y H. Ueda, «El género en los sustantivos del espaflol: sobre su


42 F. Moreno, «Sociolingüistica de los tratamientos. Estudio sobre una comuni-
naturaleza gramatical», Boletín de la Academia Puertorriquefla de la Lengua Espa- dad rural», Anuario de Letras, XXIV (1986), págs. 87-120.
flola, XIV (1986), pág. 108.
136 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingü(sticos 137
Frecuencia aproximada nómico (Bajo, Obrero y Medio) y sus grados escolares (1, 3, 5) 43 •
de uso de «usted»
En el Cuadro 12 aparecen barras para dar los datos sobre cada
100% ~Hombres
nivel y cada grado, y una curva que indica la media de disponibili-
80% c:::JMujeres dad en cada grado escolar.
60%
80.8 100
40% 75.5
r---------- _r----------
1 84.2
: 74.1 72 ·9 69.7
Ancia- Desco- Pers. Interlocutores _J 68.4
nos nocidos mayor con 64.4
edad carrera 54.5

-8
CUADRO 10

que su valor cuantitativo sea inferior al de los grados anteriores


y superior al de los grados posteriores. A su vez, es posible repre-
sentar por medio de curvas los contenidos de los histogramas, y
B o M B o M B o M
1 3 5
viceversa.
Parámetro A CUADRO 12
35 .
30.
3.3.3. PRUEBAS ESTADÍSTICAS
25 .
20'" El segundo fin del análisis estadístico es el de hacer estimaciones
15 - de significación y de fiabilidad. Cuando los datos han sido descri-
10. tos y se ha conseguido de ellos valores estadísticos importantes,
5. 1 como pueden ser las medias y las desviaciones típicas, se está en
10 20 30 40 50 60 Parámetro B condiciones, partiendo por lo general de las frecuencias, de ir más
allá en el análisis. Este ir más allá consiste en plantear un conjunto
CUADRO 11 de hipótesis que los datos deben aceptar o rechazar ofreciendo unas
probabilidades de error lo más bajas posibles 44 • Las hipótesis pue-
También pueden presentarse los datos combinando diversas téc-
nicas gráficas: por ejemplo, curvas y diagramas de barras, como 43 H. López Morales, «Disponibilidad léxica y estratificación socioeconómica»,
hizo Humberto López Morales para representar los índices de dis- en Dialectología y sociolingüística. Temas puerto"iquelfos, cit., pág. 179.
ponibilidad léxica de los alumnos de la escuela pública de la zona 44 La fiabilidad depende de esto. R. Fasold, The Sociolinguistic of Society, cit.,

metropolitana de San Juan de Puerto Rico según su nivel socioeco- pág. 93.
138 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 139

den referirse a la vinculación existente entre diversas variables Y


3.3.3.1. Análisis de varianza 46 y prueba t
pueden ser planteadas de forma positiva o de forma negativa. La
forma negativa, hacia la que están orientadas muchas de las pru~- El análisis de varianza (ANovA) se aplica cuando las variables
bas estadísticas (varianza, t, x2 , etc.), consiste en presentar una hi- dependientes están organizadas en escalas de intervalos. Su finali-
pótesis que debe ser rechazada al aplicar la estadística ~obre !ºs dad, como quedó apuntado más arriba, es comparar las medias
datos, de tal manera que quede comprobada su contraria: recibe y la forma en que los datos se distribuyen alrededor de esas medias.
el nombre de «hipótesis nula» (null hypothesis). Existen dos aspec- Pueden di.stinguirse básicamente dos tipos de ANOVA: el análisis
tos de singular importancia a la hora de plantear Y comprobar hi- simple y el análisis compuesto. El primero consiste en. comprobar
pótesis: la preparación y los tipos de datos sobre los que se va si muestras diferentes de una misma variable tienen comportamien-
a comprobar. Al redactar una hipótesis debe dejarse a un lado cual- tos distintos respecto de otra variable; el segundo permite hacer
quier tipo de ambigüedad que impida el éxito d~l análisis. No se~ía lo mismo, pero atendiendo a más de una variable.
adecuada una hipótesis que dijera: «La corrección en los usos lm- Para comprender el ANOVA debemos apuntar algunas nociones
güísticos de un hablante está directamente relacionada con su cali- generales sobre la prueba t. Ésta también es paramétrica y sus fines
dad de vida», porque no se especifica qué factores explican el nivel prácticamente coinciden con los de la variedad de ANOV.Á que he-
de «calidad de vida» ni qué se entiende por «corrección». Sí sería mos llamado análisis simple. Para aplicar la prueba t necesitamos
válida una hipótesis como ésta: «La aspiración de -s implosiva final contar con dos variables: por ejemplo, el sexo y la abertura de la
de palabra en Madrid disminuye conforme los ingresos económicos vocal final tras producirse la caída .de una consonante implosiva
de los hablantes aumentan». En cuanto a los tipos de datos, hay final (andaluz oriental). Como se puede observar, la primera es de
que tener en cuenta si éstos aparecen ordenados e_n es~alas de !nter- las que se cuantifican enumerativamente, mientras que la segunda
valos o en escalas nominales u ordinales, es decir, s1 las vanables admite una cuantificación mensural: el sexo sería la variable inde-
con las que se va a trabajar son cuantitativas o cualitativas. Cuan- pendiente y la abertura vocálica la variable dependiente. Aplicando
do se estudian escalas de intervalos se aplican técnicas estadísticas la prueba t averiguaríamos si la conducta de hombres y mujeres
paramétricas; en el caso de escalas nominales, técnicas no paramé- es significativamente distinta en lo que se refiere a la abertura de
tricas. las vocales finales. Decimos significativamente porque las diferen-
En el capítulo que Ralph Fasold dedica a la estadística en su cias entre las muestras, es decir, la similitud o disimilitud de las
The Sociolinguistics of Society, se presentan cuatro pruebas estadís- desviaciones típicas respecto de las medias, nos vienen dadas por
ticas como las más usadas entre los sociolingüistas: análisis de va- el cálculo de F (F ratio), dividiendo la varianza más grande entre
rianza (ANOVA), la prueba t, ji cuadrado (x2) y correlación 45 • la varianza más pequeña. La prueba t nos dice si la diferencia pre-
sentada por F es significativa o no, es decir, cuál es la probabilidad
de que esa diferencia se deba al azar. Para calcular el valor de
t sobre muestras independientes es necesario aplicar la fórmula:

46 Excelente presentación del análisis de varianza, en A. Woods et al., Statis-

4S /bid., págs. 94 y sigs. tics... , cap. 12.


140 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 141

l.º) Calcular los valores esperados.


t=
S2 S2
2. º) Calcular los grados de libertad.
-+- 3. º) Consultar la tabla de distribución de x 2 •
ll¡ n2

1. º) Cálculo de los valores esperados. La prueba se aplica so-


donde n es el tamaño de cada muestra (1 y 2), s la desviación típica bre tablas de frecuencias observadas donde los datos se ordenan
y x la media 47 • en líneas y columnas, como en el Cuadro 13.
La diferencia principal entre la pruel::ia t y el análisis simple está
en que t sólo puede trabajar con dos muestras (en nuestro ejemplo,
una de hombres y otra de mujeres), mientras que ANOVA simple Col. A Col. B Col. C Total
puede trabajar con más, siempre que sean estados distintos de una Línea 1 62 58 60 180
misma variable (por ej., edad: - 20, 21 - 35, 36 - 50, 51 - ). Línea 2 108 96 102 306
La gran ventaja del análisis compuesto de la varianza es que
Línea 3 46 31 49 126
permite manejar más de una variable (por ej., sexo y edad) 48 , den-
Línea 4 33 27 37 97
tro de las cuales se distinguen varios niveles, con los cuales se tra-
·---
baja realmente. Total 249 212 248 709

3.3.3.2. Ji cuadrado (x 2)
CUADRO 13
La prueba de x2 es de carácter no paramétrico y tiene como
objeto comprobar si la distribución de dos variables es indepen-
Los valores esperados de las frecuencias de cada columna se
diente o interdependiente. Su cálculo trabaja con unos valores ob-
obtienen por medio de una sencilla regla de tres aplicada sobre los
servados (o) y con unos valores esperados teóricamente (e). La fór-
totales:
mula general de la prueba de x2 es la siguiente:
Total absoluto (709) Total Línea 1 (180)
(o-e)2 Total Col. A (249) (e) Lín. l, Col. A
X2=I:
e
e= 249x 180 = 63 _2
Esta prueba puede aplicarse sobre cualquier número de varia- 709
bles y trabaja con frecuencias absolutas. Una correcta utilización
de ella implica realizar tres tareas, aparte de las operaciones deriva- Así pues, al valor observado 62 (Lín. l, Col. A) le corresponde
das de la fórmula: un valor teórico o esperado de 63.2.

2. º) Cálculo de los grados de libertad. Esta operación nos per-


47 Véase L. Milroy, Language and Social Networks, 2. ª ed., Oxford, Blackwell,
1987, págs. 122 y sigs.
mitirá llevar a cabo la consulta de la tabla de distribución. Para
48 Véase A. Woods et al., Statistics ... , págs. 200-212. saber con cuántos grados de libertad se está operando (v), hay que
142 Metodología sociolingüfstica Andlisis de los materiales sociolingüfsticos 143
multiplicar el número de columnas de datos menos uno, por el nú- se da al interlocutor es de usted; consideramos fórmulas lingüísticas
mero de líneas menos uno no corteses a las que aparecen cuando el tratamiento que se da
v = (C-l)(L-1) al interlocutor es de tú. Trabajamos con 48 fórmulas o actos de
habla coloquiales. Cada fórmula lingüística recibió una puntuación
En la tabla encontramos 4 líneas y 3 columnas; contamos, pues, (longitud) igual al número de fonemas que la componían. Teniendo
con 6 grados de libertad. en cuenta la cantidad de fórmulas que tenían la misma puntuación,
se elaboró la tabla 14:
3. º) Consulta de la tabla de distribución de x2 • Una vez que
se ha calculado la dist;ibución de x2 , y sabiendo el número de gra-
Fórmulas no corteses Fórmulas corteses
dos de libertad de la operación, ha de consultarse la tabla de la
prueba. En ella comprobaremos si nuestro x2 es significativo o no. N. 0 de fórmulas N. 0 de fonemas N. º de fórmulas N. 0 de fonemas
Para cada posible grado de libertad se da la probabilidad (p) de
que el valor de x 2 dado por la tabla fuera el mismo o no en caso 2 I I 5
de que la distribución fuera aleatoria. La interpretación de los re- 4 4 2 6
sultados de la prueba ha de pasar necesariamente por 'ia cons~lta 2 5 1 7
I 6 3 8
de esta tabla. Tanto un mal cálculo de los grados de libertad como
I 7 9
una verificación errónea sobre la tabla, pueden falsear e inutilizar 2 8 4 10
los resultados de la prueba. 3 9 .1 14
La aplicación de la prueba de x 2 no es incompatible con el uso 2 10 l 16
de otras técnicas estadísticas, es más, el investigador puede ver muy 2 12 l 19
beneficiada su interpretación si distintos extremos de sus hipótesis 18 1 21
son confirmados por medio de cálculos y pruebas diversas. Éste l 21 2 22
fue nuestro interés al analizar la fuerza de la relación que podía l 22 l 23
existir entre longitud de los actos de habla (número de fonemas) l 24 2 24
y cortesía en el habla de Quintanar de la Orden 49 • Sobre una hipó- 1 26 30
tesis de trabajo, pusimos en práctica varias pruebas estadísticas: 32
36
Hipótesis nula. No hay relación entre el número de fonemas
de una fórmula lingüística y la aparición en ella del tratamiento Vd. CUADRO 14
Comprobación. Seleccionamos 24 fórmulas corteses y 24 no cor-
teses con el siguiente criterio: consideramos fórmulas lingüísticas A partir de los datos presentados en la tabla, pudimos calcular
corteses aquellas que son más utilizadas cuando el tratamiento que las medias y la desviación típica. Los resultados fueron los siguien-
tes (Cuadro 15):
49 F. Moreno, «Estudio sobre el habla de Quintanar de la Orden mediante orde-

nadores», tesis doctoral, Madrid, Univ. Complutense, 1984, págs. 592-596.


144 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 145

De 1 a 9 fonemas De 10 o másfonemas

No· corteses Corteses


8 16
N= 24 N= 24 24
Corteses
X= 9.96 i= 15.83 (100%)
S= 7.015 S= 8.956
(33%) a b (66%)

CUADRO 15 15 e d 9
24
No corteses
Observamos, pues, que la media de las fórmulas corteses es ma- (100%)
yor que la media de las fórmulas no corteses. Las primeras mues- (62.5%) (37.5%)
tran también una mayor diversidad en el número de fonemas, como
23 25
queda indicado por el valor de la desviación típica. .
CUADRO 16
La tarea siguiente es comprobar si la diferencia entre las medias
está dentro de lo aleatorio, esto es, de lo esperable, si en cada
Aplicando la fórmula del x2 , obtenemos el siguiente resultado:
grupo hubiéramos incluido 24 fórmulas escogidas ~ azar, prescin-
(ad-bc)2. N
x2 - - - -
diendo de su calidad de corteses o no corteses. Estimamos que la - - - - - - - =4.09
diferencia no es aleatoria, sino que refleja una diferencia cuya pro- (a+c) (b+d) (a+b) (c+d)
babilidad de que se diera por azar es igual o inferior al 5070 (p ii!: 0.05). Para comprobar la falsedad de la «hipótesis nula» nos hubiera
Para verificar esta hipótesis, realizamos el cálculo de la t de bastado alcanzar para x 2 un valor de 3.84, que también se ha supe-
Student. Sobre su resultado averiguamos la probabilidad de que rado. Puede afirmarse, por lo tanto, que el número de fonemas
la diferencia sea aleatoria. El resultado obtenido es 2.475. Según que posee una fórmula lingüística está íntimamente relacionado con
las tablas estadísticas correspondientes, cuando el valor de t es de el hecho de que la fórmula sea cortés o no cortés, con una probabi-
2.014 (con un N = 48), las probabilidades de que la diferencia sea lidad de error inferior al 5%. Dicho de otra manera, si la longitud
puramente aleatoria son del 5 % . de las fórmulas no hubiera tenido nada que ver con que fueran
Nuestro cálculo nos proporciona un resultado superior a 2.014, corteses o no lo fueran, la distribución de frecuencias del cuadro
por lo que podemos afirmar que ambos tipos de fó~mulas p~o~e- anterior se habría dado aleatoriamente menos de 5 veces de cada
den, estadísticamente hablando, de poblaciones o universos d1stm- 100: demasiado poco como para sostener que ha sido una casuali-
tos, con una probabilidad real de error que oscila ente el 1 Yel 2.5%. dad. El resultado de x 2 es coherente con el obtenido mediante el
A pesar de la claridad del resultado, estimamos oportuno, como cálculo de la t de Student so.
nueva comprobación, realizar la prueba de x2 (Cuadro 16).
50 En el año 1978, Guy Fielding y Colín Fraser comprobaron una hipótesis simi-

lar a la nuestra: conforme crece la familiaridad, el hablante reduce la duración de


su discurso («Language and Interpersonal Relations», en Markova (ed.), The Social
Context o/ Language, New York, John Wiley, 1978, págs. 217-232).
SOCIOLINGÜÍSTICA. - 10
146 Metodolog(a sociolingü(stica Análisis de los materiales sociolingü(sticos 147

La prueba de x2 ha demostrado ser útil cuando los datos pueden media de x, por Y menos la media de Y. Sobre x e Y del cuadro
aparecer en tablas como las del Cuadro 16 (2 x 2). Sin embargo, citado obtendríamos una covarianza de 122.22. Al encontrarnos que
Lawrence M. Davis ha sefialado la necesidad de corregir los resulta- el resultado es positivo y que además se trata de una cifra bastante
dos de esta técnica con el fin de que sea mucho más fiable 51 • Siem- abultada, podemos afirmar que x e Y tienden a comportarse de
pre que sea posible la aplicación de tests paramétricos (por ejem- una manera idéntica: cuando x es más grande que su media, y tam-
plo, t), . ésta se preferirá a la de x2 • bién lo es; si x es menor que su media, la frecuencia de Y también
es más baja.
3.3.3.3. Correlaciones, covarianza y regresión
b) Coeficiente de co"elación. - El coeficiente de correlación,
En estadística es posible llegar a medir el grado de interdepen- también conocido como «coeficiente de correlación lineal de Pear-
dencia que poseen dos variables, esto es, averiguar hasta qué punto son» (r), se calcula sobre escalas de intervalos que no son medidas
dos variables están relacionadas en una determinada población. De- de la misma forma, es decir, que presentan medidas independien-
pendiendo del tipo de variables de que se disponga y, por supuesto, tes, sin que ello afecte al producto de la correlación. Este coeficien-
de los objetivos del análisis, la sociolingüística puede verse muy te ofrece valores entre 1 y -1, y su fórmula es ésta:
beneficiada con la utilización de cuatro cálculos: covarianza, coefi- COV (X, Y)
ciente de correlación, correlación de rangos y regresión lineal. r (x, Y ) = - - - - - -
sx SY
a) Covarianza (cov). - La covarianza es el grado de relación
lineal que establecen dos variables. Si tomamos como punto de re- donde cov es la covarianza y s la ·desviación típica. La dificultad
ferencia el Cuadro 8, donde se recogen las frecuencias de uso de que presenta el coeficiente de correlación en sociolingüística está
nombres con morfema (-aJ para profesiones desempefiadas por mu- en que no es myy frecuente comparar dos escalas de intervalos,
jeres, podremos calcular la relación que existe entre los datos que sino trabajar al menos con una escala ordinal.
aparecen en las columnas 1 y 2 (las llamaremos x e Y, respectiva- c) Correlación de rangos. - Mediante el cálculo de la correla-
mente), correspondientes a los usos de los hombres y mujeres. La ción de rangos, disefiado por Spearman, podemos hallar la relación
covarianza es una medida basada en la dependencia que existe entre de interdependencia existente entre dos series lineales, de las cuales
las escalas. La fórmula que nos da cuenta de ella es ésta: al menos una aparece presentada en una escala ordinal. Hay que
1 adyertir que, aunque ésta es la principal diferencia que separa la
cov (x, Y ) = - - - - l: (X-X) (Y-Y)
correlación de Spearman de la de Pearson, cuando se trabaja con
n-1
gran cantidad de datos, los resultados son muy similares 52 • Lesley
La covarianza de x e Y es igual a 1 dividido por el número
total de variaciones (26) menos 1, por sumatorio de x menos la 52 Es algo menos complicado de aplicar, no obstante, el coeficiente de Pearson.

Así lo hicimos en «Intercorrelaciones lingüísticas en una comunidad rural», Revista


Espalfola de Lingüfstica Aplicada, 2 (1986), págs. 87-107. Los resultados fueron
51 Por ejemplo, con la corrección de Yates o con la prueba de Mann-Whitney. satisfactorios, aunque, de haber contado con los medios necesarios, habríamos apli-
Véase L. M. Davis, «The Limits of Chi Square», en A. R. Thomas, cit., págs. 22S-240. cado el test de Spearman.
148 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 149

Rx Ry (Rx- Ry) seguiremos trabajando sobre los datos del Cuadro 8, ya utilizados
al hablar de la covarianza.
4.5 4 0.5 Como se ha dicho, el cálculo de Spearman se realiza sobre esca-
15 19 -4 las ordinales. Sería, pues, necesario atribuir un número de orden
14 16 -2 a cada una de las frecuencias que aparecen en x e Y (i. e. columnas
9.5 12.5 -3 1 y 2): la menor recibirá el número 1 y la mayor el número 26
20.5 20.5 o (si dos frecuencias son iguales, se les atribuye el promedio de los
13 14.6 1.6
o órdenes que les correspondería ocupar). La fórmula de Spearman es:
7 7
7 10 -3 6 ; l:(Rx-Ry)2
r,=1--------
12 17.5 -5.5 2 n (n -l)
1 1 o
17.5 11 6.5 donde Rx y Ry son los valores ordinales atribuidos a las frecuenciás
23.5 26 -2.5
que aparecían en x e Y. Estos valores son los que presentamos en
17.5 14.5 3
el Cuadro 17. El resultado del coeficiente de Spearman sobre nues-
11 9 2
-1
tros datos es 0.9375. Teniendo en cuenta que los resultados de una
23.5 24.5
5 -0.5 correlación aparecen entre -1 y l, podemos afirmar que la interde-
4.5
17 22 -3 pendencia entre los usos de los hombres y ·de las mujeres es muy
20.5 17,5 3 fuerte.
3 2.5 0.5 Cuando se han analizado por· parejas las correlaciones de diver-
16 12.5 3.5 sas variables, éstas suelen ser presentadas en matrices de correla-
9.5 8 1.5 ción. Se trata de tablas en cuyos ejes aparecen los mismos valores.
22 20.5 2.5
La diagonal las divide en dos partes simétricas, por lo que sólo
7 6 1
se reproducen los datos de la mitad inferior. Los valores que apare-
25 24.5 0.5
0.5
cen en esa diagonal son constantes, puesto que se dan en la inter-
2 2.5
23 3 sección de las coordenadas de una misma variable (Cuadro 18).
26

d) Regresión lineal. - Junto a la posibilidad de medir el gra-


CUADRO 17
do de relación entre dos variables, está también la de poder conocer
qué variaciones presenta una variable difícil de medir, a través de
Milroy utilizó la correlación de Spearman para analizar las diferen- una variable bien conocida y medida; en otras palabras, predecir
cias existentes entre «red social» y «variables lingüísticas» 53 • Pero lo que. puede ocurrir en una variable dependiente partiendo del com-
portamiento de otra u otras independientes. El análisis que cumple
n L. Milroy, Language and Social Networks, págs. 153 y sigs. este objetivo es el de regresión lineal: si se trabaja con una variable
150 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 151

1 2 3 4 5 6 Los valores de Y¡, Yj . . . calculados nos cuantifican la progresión


1 1.000 lineal de esa variable respecto de la variable x en sus distintos esta-
2 0.287 1.000 dios (x¡, Xj ••• ). •

3 0.966 0.437 1.000 La regresión múltiple se usa cuando existe más de una variable
4 0.895 0.569. 0.379 1.000 independiente (xi, X2 ... ) y se calcula mediante la fórmula
5 0.776 0.810 0.123 0.962 1.000
Y (X¡, X2) =a+ b1 X¡+ bz X2
6 0.678 0.402 0.896 0.314 0.835 1.000
Los valores de a y b se obtienen con el mismo procedimiento que
CUADRO 18
en la regresión lineal simple.
Matriz de correlación hipotética Como ocurre con otras pruebas estadísticas, los resultados de
la. regresión pueden tener distintos grados de significación, que se
m1den con la prueba t y que pueden ofrecer diferentes intervalos
independiente se apUca la regresión lineal simple, si se trabaja con
de confianza, que han de ser precisados ss.
más de una variable independiente utilizamos la regresión múltiple.
La representación gráfica de datos que covarían linealmente suele
El cálculo de la regresión descansa en la covarianza de dos va-
riables y en la desviación típica de las variantes dentro de cada realizarse por medio de diagramas de dispersión en los que se da
la posición relativa de cada individuo o grupo respecto de la de
variable. Con estos datos simplemente, puede apreciarse que las va-
los demás, según las variables analizadas (Cuadro 19).
riables tienen un comportamiento coordinado (por ej., que la longi-
tud de las oraciones (Y) aumenta conforme aumenta la edad de 4
un nifio (x) 54). Pero~ si queremos saber exactamente el grado de
Variable Y 3
covariación en una progresión lineal, deberemos acudir a un cálcu-
(dependiente) 2
lo de regresión. Para averiguar el promedio de cada variación de
la variable dependiente (Y¡, Yj ••• ), por ejemplo, el promedio de la
longitud de las oraciones en cada grupo de edad (X¡, Xj, ... ), deberá
10 20 30 40
aplicarse la fórmula general:
t;=a+ bx; Variable X
donde (independiente)
COV (X, Y) 19
b a=i-b x CUADRO

Diagrama de dispersión hipotético

La línea recta sería producto del cálculo de regresión lineal simple.


J. Miller y R. Chapman, «The Relation between Age and Mean Length of
54

Utterance in Morphemes», Journal of Speech and Hearing Research, 24 {1981), pá-


ginas 154-161. ss A. Woods et al,' Statistics... , §§ 13.4 y 13.5.
152 Metodología sociolingüística Análisis de los materiales sociolingüísticos 153

una de las muchas posibilidades de análisis multivariable. Pero,


3.3.4. ANÁLISIS MULTIVARIABLE para la aplicación de ella o de cualquier otra, es imprescindible
presentar los datos a los analistas y programadores del centro de
La estadística que hasta mediados de los años setenta fue más cálculo donde se vayan a realizar los análisis, para que, en colabo-
utilizada por los sociolingüistas consistía en descripciones basadas ración con el sociolingüista, puedan practicar los ajustes necesarios
principalmente en la obtención y comparación de frecuencias. Con- con vistas al tratamiento automático. Muchos de los problemas que
forme los estudiosos se fueron familiari~ando con los recovecos de en esta etapa surgen pueden evitarse si la consulta a los informáti-
la disciplina matemática, se incorporaron nuevas técnicas (varian- cos se hace en los preliminares de la investigación, cuando se decide
zas, correlaciones, etc.). En la última década han ido adquiriendo cuál es su objetivo, qué variables y variantes se van a manejar y
más aceptación artificios estadísticos que permiten trabajar con mu- qué técnica de recolección de datos se piensa utilizar.
chas variables simultáneamente. Este tipo de técnicas recibe la de- Pasemos ya a nuestro análisis multivariable. Se trata de un mo-
nominación genérica de análisis multivariable. que tiene como fina- delo diseñado por Hiroto Ueda y que nosotros mismos tuvimos
lidad la de descubrir o confirmar la existencia de agrupaciones, se- oportunidad de llevar a la práctica en nuestro estudio sobre actos
mejanzas o relaciones de diversa índole entre los datos de las varia- de habla coloquiales en Quintanar de la Orden 57 • Hiroto Ueda,
bles observadas 56 • en colaboración con Antonio Ruiz Tinoco 58 , lo experimentó para
Dentro del análisis multivariable existen numerosísimas posibili- comparar el uso de 10 formas vocativas del español y 17 del japo-
dades analíticas, todas ellas de una respetable complejidad matemá- nés, sobre 48 contextos situacionales determinados por las caracte-
tica. No estamos en condiciones de presentar estas posibilidades, rísticas del interlocutor 59 • El análisis multivariable pretende traba-
entre otras razones, porque de forma constante aparecen nuevas jar con las relaciones internas que establecen estos datos entre sí
propuestas técnicas que perfeccionan, muchas veces en cuestiones sin que deje de valorarse conjuntamente ninguno de ellos. En pri-
de detalle, las anteriores. La realización de análisis multivariables, mer lugar, se calculó automáticamente un coeficiente de asociación
debido a la complejidad matemática a que nos hemos referido, así o correlación 60 entre las variables lingüísticas y las variables socia-
como al volumen de datos que se maneja y a la cantidad de facto- les tanto del hablante (informante), como del interlocutor. Sobre
res que se valoran estadísticamente, requiere, por lo general, el auxilio
de los ordenadores electrónicos. En no pocos casos, la elección de
57 Véase F. Moreno, Análisis sociolingüístico de actos de habla coloquiales (en
una técnica multivariable u otra puede depender del potencial in-
prensa).
formático de que se disponga. Teniendo en cuenta estas considera- 58 H. Ueda, y A. Ruiz Tinoco, «Estudio comparativo de las formas vocativas
ciones, y dado que nuestro interés está puesto en hacer una elemen- del español y el japonés. Atributos del hablante, del interlocutor y sus relaciones»,
tal introducción a la estadística sociolingüística que dé cuenta de Area and Culture Studies, XXXII (1982), págs. 71-86.
algunas de sus múltiples utilidades y que sirva de acicate para su 59 En realidad, son 24 posibles tipos de interlocutor, pero se analizan los contex-

estudio en los manuales especializados, nos limitaremos a presentar tos en ambas lenguas; por eso son 48.
60 Véase Chikio Hayashi, «Multidimensional Quantification with the Applica-

tions to Analysis of Social Phenomena», Annals o/ the lnstitute o/ Statistica/


56 Véase A. E. Maxwell, Multivariate Ana/ysis in Behaviora/ Research, London, Mathematics, 5 (1954), págs. 121-143. Ueda calculó la medida de asociación de Good-
Chapman & Hall, 1977. man y Kruskal.
2 1 3 g s 4 9 10 6 7

N N N A N
..' o
D

. .
o o o
M A
p
E
o
M A A
.
N Análisis de los materiales sociolingülsticos 155
. . .
B B B
D
L
L .
B
D D
A
p N
E
• E ó
N
r
D
E ó ó
N N
B
L .•
o este cálculo se aplicó el programa QuANTIFICATION III que agrupó
aquellas formas que eran utilizadas en condiciones más similares
f F f D o D D L
.
.
A A
M
A
M
E

V
E

V
E

V
1
D
o
E (por ej., formas vocativas que son usadas por hombres para dirigir-
A D A A A se a mujeres adultas, doctoras, poco conocidas por el hablante).
B 1
R M ? u El programa proporciona unas tablas (patrones) donde las fórmulas
E D
vocativas y las características de los interlocutores se ordenan según
.. .. .. ..
V

VARÓN', NJlQo, NADA, MENOR, MUY CONOC.


las condiciones en que son elegidas y el uso que se hace de ellas.
.. .. .. ..
fiSTU.,
VARÓN, JOVEN,
VARÓN, JOVEN,
MENOR, MUY CONOC.
ESTU., lOUAL, MUY CONOC.
Los patrones reflejaron por separado los usos en japonés y en espa-

.. .. ... ...
2S MUJ.ER, NIRO, NADA, MENOR, MUY CONOC.
NADA, MENOll, DESCONOCI.
fl.ol. (Presentamos sólo el correspondiente al español, Cuadro 20.)
26 MUJEll, Nltl'O,
27 MUJER, JOVEN, ESTU., MENOR, MUY CONOC. También sobre los cálculos de asociación pudo elaborarse una
29 MUJER, JOVEN, ESTU,, ICIUAL, MUY CONOC.
31 MUJER., JOVEN, ESTU., MAYOR, MUY CONOC. gráfica tridimensional (Cuadro 21) donde quedaron ordenadas de
2 VARÓN, NIÑO, NADA, MENOR, DESCONOCI, forma conjunta las fórmulas japonesas y espafl.olas, según las con-
28 MUJER, JOVEN, ESTU., MENOR., DESCONOCI.
diciones de su uso: la edad relativa de los interlocutores y el grado
41 MUJER,
4 VARÓN. JOVEN,
ADULT., DOCT., IOUAL, MUY CONOC.
ESTU. 1 MENOR, DESCONOCl.
. .. .. . . de conocimiento entre ellos parecen ser los rasgos que determinan
1
)7
VARÓN, JOVEN, ESTU., MAYOR, MUY CONOC,
VARÓN, ADULT., DOCT,, IOUAL, MUY CONOC,
.. . . la aparición de estas fórmulas en circunstancias concretas.
. .. .. . . .
JI 6 VAllÓN, JOVEN, ESTU., IOUA1, DESCONOCJ.
8
IS
VAltÓN, JOVEN, ESTU., MAYOR, DESCONOCJ.
VAltÓN, ADULT., DOCT,, MENOR., MUY CONOC.
Al margen de la técnica que acabamos de comentar y de los pro-
30
39
JJ
35
MUJEll, JOVEN, ESTU., IOUAL, DESCONOCI,
MUJER, ADULT., DOCT., MENOR, MUY CONOC.
MUJER., ADULT., SER.V., MENOR, MUY CONOC.
MUJER, ADULT., SEi.V., IGUAL, MUY CONOC.
. .. cesos, también multivariables, de elaboración de la regla variable, en
los últimos años se han utilizado con frecuencia el análisis facto-
rial 61 y los modelos de logaritmos lineales. Estas técnicas permiten
. . . ... ... ... .. .
9 V.\llÓN 1 ADULT., -SER.V., MENOR, MUY CONOC.
11
32
VAllÓN, ADUlT. 1 SER.V., IOUAL,
MUJER, JOVEN,
llUY CONOC,
ESTU., MAYOR., DESCONOCI.
reducir las dimensiones de los factores analizados para hacerlos más
13 VARÓN, ADULT., SER.V., MAYOR, MUY CONOC. .fácilmente comparables y descubrir entre qué variables, de las mu-
34 MUJER, ADULT., SERV., MENOR, DESCONOCI.
21 VARÓN, ANClA,, SER.V., MAYOR, MUY CONOC.
.. .. . . .. . . chas que pueden combinarse, se da una mayor interacción.
. ....
JII 37 MUJEll, ADULT., SERV., MAYOR, MUY CONOC.
19 VARÓN, ADtn.T., DOCT., MAYOR, MUY CONOC. Dittmar, Schlobinski y Wachs ofrecen un análisis logarítmico
43
45
10
MUJER, ADULT., DOCT., MAYOR, MUY CONOC,
MUJER, ANClA., SEI\V., MAYOR, MUY CONOC.
VAR.ÓN, ADULT, 1 SERV ., MENOR, DESCONOCJ,
.... lineal de una variable fonológica del habla berlinesa: /g/. Las va-
riables manejadas fueron las siguientes:
12 VAJI.ÓN, ADULT., SERV., IOUAL, DESCONOCJ,

...
36
47
MUJER,
MUJER,
ADULT., SER.V., IOUAL,
ANCIA., DOCT., MAYOR, MUY
DESCONOC[.
cmmc. ... .. Variable A: realización de /g/ en posición inicial

. . .. . .
22 VAR.ÓN, ANClA., SER.V., MAYOR., DESCONOCI.
IV 38 MUJER, ADULT., SERV., MAYOR., DESCONOCI. A=l [g]
23 VARÓN, ANClA., DOCT., MAYOR, MUY CONOC.
14 VARÓN, ADULT., SERV., MAYOR, DESCONOCI, A=2 ü]
40 MUJER, ADULT,, DOCT., MENOJI., DESCONOCI. . .
24 VARÓN, ANCL\., DOCT., MAYOR, DESCONOCI. 61 Véase S. Bennett y D. Bowers, Multivariate Techniques for Social and Beha-

V
42 MUJER, ADULT., DOCT., IGUAL,
18 VAlt.ÓN, ADULT. 1 DOCT., IGUAL,
44 MUJER, ADULT. 1 D0CT., MAYOR, DESCONOCI.
16
DESCONOCI.
DESCONOCI.

VARÓN, ADfilT., DOCT., MENOR, DESCONOCI.


. . .. •. ·•
vioural Sciences, London, Macmillan, 1976. El análisis factorial fue utilizado por
J. R. Gómez Molina en su estudio sobre Sagunto (Estudio sociolingüfstico de la
46 MUJER, ANCJA., SER.V., MAYOR, DESCONOCI. comunidad de habla de Sagunto, Valencia, Institució Valenciana d'Estudis i Investi-
20 VARÓN, ADULT., DOCT., MAYOR, DESCONOCI.
48 MUJER, ANCLA.., OOCT., MAYOR, DESCONOCI.
gació, 1986).

CUADRO 20

Patronización (español)
156 Metodología sociolingülstica Análisis de los materiales sociolingülsticos 157

tEdad relativa Variable B: contexto precedente


B = 1 # (límite de palabra)
B =2 + (límite de morfema)
.IraQsyarundesuka?
Variable C: contexto siguiente
.,
.IkareruNdesuka?

. Docirae/ C= 1 /~/ C=6 /u:/


1
,/ C=2 /e/ C=7 /u/
1 . Don Francisco C=3 /e:/ C=8 /i/
---t---------- + .5 ------~------~ -- C=4 /a/ C=9 /Y/
•• ¿va Ud.? C=5 /a:/ C= 10 /r/.
/
¿va?
Samada-seNs~ : Los cálculos de los logaritmos de cada combinación de variables
1
. Sense: 1 . Sr. Pérez revelaron, entre otras, las siguientes cifras:
/. 1
. Yamada-saN 1 C=l, 2.686 AC=21, 0.651 ABC = 211, 0.264
1
/ 1 e= 10. -0.916 BC= 11, 0.461 ABC=2210, 0.319.
/.
-.5 '
+.5
. Ikundesuka?
1
1
1
¡· Paco
• Francisco
/.
/
• . Pérez
-
Grado de proximid .
El grado de interacción entre estas variables lingüísticas aparece
con toda claridad. De los cálculos puede deducirse que el elemento
del «contexto siguiente» que más influye en la aparición de la va-
riante U] es h/; el que menos, /r/. También se aprecia que la
j /Yukio-saN interacción más significativa es aquella en que [jJ aparece precedida
1 ' k de # y seguida de h/ 62 •
I ,/ . Do
o~e
En el desarrollo de la aplicación de estas técnicas a la sociolin-
d 1
Yama a . • ¿vas?
güística está teniendo una importancia grande la informática. El
Yukio. n!~~ui _ ._Paquito _-.5
• •
----------------r---- 1
mercado pone hoy a nuestra disposición muchos programas que
. Yuki-cyaNI 1 facilitan al máximo los cálculos estadísticos, desde los más elemen-
/.. . Yamada-kuN tales a los más sofisticados. Para ordenadores personales son espe- .

Ikuno? Yukio-kuN
/ . Yukio-cyaN
62 Véase D. Girard y P. Larmouth, «Log-Iinear Statistic Models: Explaining the

Dynamics of Dialect Diffusion», en A. R. Thomas, op. cit., págs. 251-277. Para


los detalles técnicos que no podemos ofrecer aquí, véanse S. Fienberg, The Analysis
of Cross-Classified Categorical Data, 2. ª ed., Boston, MIT Press, 1980; L. Good-
man, Anal)'Zing Qualitative/Categorical Data, Cambridge, Abt Books, 1978. El pro-
yecto de Tyneside Linguistic Survey propone uno de los análisis multivariables más
CuADRO 21 ambiciosos.
158 Metodología sociolingüística

cialmente útiles los programas SYMPHONY (hoja de cálculo Y gráfi-


cos), STATGRAPHICS (de fácil manejo) y SPss (más completo). Las
facilidades que ofrece la informática permiten prever que el cultivo
de las técnicas estadísticas irá en aumento: cada día será más fácil
aplicarlas y cada vez se podrá trabajar con mayor número Y varie-
dad de datos y con resultados más fiables 63 •
CAPÍTULO IV
63 Véase M. García Ferrando, J. Ibáñez y F. Alvira (comp.), El andlisis de la

realidad social. Métodos y técnicas de investigaci6n, 2. ª ed., Madrid, Alianza, 1989,


INTERPRETACIÓN DE LOS ANÁLISIS E
págs. 457-488.
IMPLICACIONES TEÓRICAS

4.1. DESPUÉS DEL ANÁLISIS

Un buen análisis estadístico, por complicado que sea, puede con-


vertirse en algo totalmente inútil si sus resultados no se interpretan
de forma adecuada. La interpretación de los análisis, última fase
importante del proceso metodológico, permitirá al investigador ha-
cer sus aportaciones más personales y dar sentido a lo analizado
dentro de un ámbito teórico de alcances más generales. Precisamen-
te por tratarse de la etapa en que lo personal adquiere un mayor
peso específico, se hace más difícil dar indicaciones sobre el modo
exacto en que debe afrontarse: las posibilidades interpretativas son
ilimitadas. No obstante, es posible formular algunas directrices que
aseguren el fruto de las tareas de recogida de datos y de análisis.
Entre ellas están las que propusimos en el primer capítulo. El cum-
plimiento de estas elementalísimas reglas asegura la coherencia de
la interpretación respecto de las etapas anteriores del método, y
de todo el estudio respecto de los trabajos realizados por otros in-
vestigadores. Este último aspecto tiene una singular importancia para
el desarrollo de una disciplina. No olvidemos que la etnografía de
la comunicación, una de las más cultivadas ramas de la sociolin-
160 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 161
güística en los afios sesenta y setenta, tiene como principal punto en una coyuntura en la que conviven aspectos de muy diversa natu-
débil, al margen de aspectos específicos de método, que pueden raleza (históricos, psicológicos, sociales, culturales, etc.). Pero las
ser discutibles, el que los análisis que le han dado cuerpo no pueden posibilidades de la investigación en esta rama del saber son limita-
ser comparados fácilmente. No ha ocurrido lo mismo con la socio- das. Avanzar en el conocimiento de algo generalmente supone limi-
lingüística variacionista, de ahí probablemente que, después de un tar el análisis a una serie corta de parámetros: las variables. En
cuarto de siglo de andadura, siga siendo la tendencia más pujante el caso de la sociolingüística, como hemos visto, las variables de-
de la microsociolingüística y de ahí que. esté en condiciones de se- pendientes con las que se trabaja son las lingüísticas y las variables
guir dando unos. frutos de indudable interés para el conjunto de independientes, las sociales. Sobre todas ellas el método impone
la ciencia del lenguaje. la ley de formular hipótesis, siendo conscientes de aquello que que-
Como desarrollo de la Regla 1. ª, podría afiadirse que es en la da fuera de las variables, se ignora o se desprecia por poco signifi-
interpretación donde se decide si las hipótesis nulas son rechazadas, cativo o poco rentable.
y por tanto aceptadas las hipótesis positivas, o cuál es la significa- El ámbito teórico ha de ser un punto de referencia constante
ción teórica (no estadística) que poseen los resultados de los análi- a la hora de utilizar, proponer o perfeccionar un método, de igual
sis. También en esta etapa debe valorarse la calidad de las técnicas forma que una teoría ha de estar respaldada por un método com-
utilizadas tanto para la recogida de datos como para el análisis y plementario. Por eso, no podemos dar fin a e~tas páginas sin reco-
el grado de eficacia que se ha obtenido al poner en correspondencia ger los aspectos teóricos fundamentales que se corresponden con
unas y otras. Consecuencia de ello puede ser el reconocer las limita- la metodología sociolingüística que hemos presentado. Como se in-
ciones que se hayan observado y apuntar las formas de solucionar- dicó ~n la introducción, el método que ha recibido una mayor aten-
las. Por otro lado, si se han utilizado en el análisis diversas técni- ción ha sido el de William Labov. Es lógico, por tanto, que las
cas, es en la fase interpretativa donde deben relacionarse sus implicaciones teóricas que a partir de aquí se comenten provengan
resultados. en gran parte del sociolingüista estadounidense, puesto que una de
La Regla 2. ª exige dar cuenta de los antecedentes que tengan sus mayores preocupaciones, aparte del establecimiento de un mé-
una orientación similar a la del estudio en cuestión, bien por refe- todo sólido, también ha sido la de hacer de cada avance un puntal
rencia teórica, bien por objeto de estudio, bien por metodología. de una concepción teórica que tiene sus miras puestas, más que
El investigador debe ser consciente de qué lugar ocupa su trabajo en la estricta sociolingüística, en la lingüística general. La concep-
en la trayectoria de la sociolingüística y debe aprovechar las expe- ción teórica a la que aludimos tiene la ambición de dar cuenta de
riencias acumuladas, con el fin de comparar resultados, perfeccio- la variación y del cambio lingüísticos. Una y otro forman parte
nar un modelo o con cualquier otro objetivo que esté encaminado de la base de un mismo fenómeno: la actuación lingüística. Pero
a cumplir la Regla 3. ª: establecer conceptos aclaratorios. en ésta también concurren aspectos de origen geográfico y de ori-
La fase interpretativa es tapibién el momento adecuado para gen pragmático que deben ser valorados.
determinar la relación causal entre variables, siempre y cuando el
análisis o al menos parte de él se haya planteado con esta finalidad.
Es sabido que en Ciencias ·Sociales los hechos no se producen por
causas únicas. A menudo, la aparición de un fenómeno se localiza
SOCIOLINGÜÍSTICA. - 11
162 Metodología socio/ingüística Interpretación de los análisis 163
El concepto de «comunidad de habla» de Labov es la otra cara
4.2. LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA de la moneda de la heterogeneidad. Si la comunidad viene delimita-
da por el hecho de que sus componentes interpretan y juzgan unos
Todo el complejo teórico-metodológico levantado por William hechos de una misma forma, hay que pensar en ella como algo
Labov descansa sobre la idea de que los avances en el conocimiento con cierto grado de homogeneidad. Aquí nace una de las paradojas
de los hechos lingüísticos han de producirse sobre fundamentos em- en la caracterización de la actuación lingüística: la producción de
píricos. Aunque, en principio, el modelo de Labov se acoge al mar- actos de habla es heterogénea, mientras que la interpretación de
co general de la lingüística generativo-transformacional, hay puntos esos mismos actos es homogénea.
de fricción que los chomskyanos no están dispuestos a limar. Entre En 1982 1, Labov hizo una presentación general de los aspectos
ellos sobresalen el de la concepción del hablante-oyente ideal y el más destacados del estudio de la variación y del cambio lingüístico
de las reglas opcionales. Construir una teoría lingüística sobre el sobre fundamentos empíricos y pasó revista a las investigaciones
hablante ideal y sobre las reglas opcionales viene a ser lo contrario que se habían desarrollado en este mismo sentido. El denominador
de estudiar el lenguaje desde fundamentos empíricos, porque supo- común de todas ellas 2 lo explicó Labov en estos tres puntos
ne cerrar los ojos a los conceptos de «heterogeneidad normal» y metodológicos:
de «comunidad lingüística». El primero asume que la heterogenei- a) Los hablantes cuya lengua se estudia son localizados en el
dad de variantes, registros, dialectos, etc., es el estado «normal» contexto social de una comunidad de habla, de tal forma que puede
de cualquier comunidad de habla. Esto contrasta vivamente con valorarse el grado en que representan a esa comunidad de habla.
la homogeneidad de la que parte Chomsky para elaborar la gramá- b) Los datos de habla proceden de grabaciones de interaccio-
tica generativa de una lengua. Pero hablar de heterogeneidad de nes en las que el hecho lingüístico estudiado no es el principal foco
variantes no es algo nuevo en lingüística. Larga tradición posee ya de atención, ni el lenguaje, el tema de conversación.
el concepto de variación libre, asumido posteriormente en el de re- c) Los datos recogidos siguen el principio de la contabilidad 3 :
gla opcional por los generativistas. La cuestión está en considerar en la porción de habla examinada, se recogen todas las apariciones
la heterogeneidad como un punto de partida o como un punto de de una variante dada y, donde ha sido posible la variable como
llegada, sin que eso equivalga a decir que no se reconoce la existen-
cia de elementos invariables u homogéneos (las reglas categóricas 1
_W. Labov, «Building on Empirical Foundations», en W. P. Lehmann y Y.
son un hecho). Para unos, estructuralistas y generativistas ortodo- Maklel (eds.}, Perspectives on Historical Linguistics, Amsterdam, Benjamins, 1982,
xos, la variación libre y la regla opcional (lejos estamos de conside- págs. 17-92.
rarlas totalmente equivalentes) son el material sobrante de la des- 2
Labov recoge, aparte de las suyas, las siguientes investigaciones (véase biblio-
cripción de lo homogéneo, que constituye su punto de partida; para grafía para la referencia completa; no se recogen las tesis doctorales inéditas}: Shuy,
Wolfi:an1 Y Riley (1966); W. Wolfram (1969); P. Trudgill (1974); R. Macaulay (1977);
otros, sociolingüistas, son el inicio de un proceso investigador, que
L. Milroy (1980); C. Feagin (1979); H. Cedergren y D. Sankoff (1974); H. Ceder-
las asume desde un primer momento y que tiene el objetivo de ex- gren (1973), en este caso se trata de una tesis; L. Brink y J. Lund (1975); M. Fonta-
plicar el cómo y el porqué de esa variación, llenando de contenido nella de Weinberg (1974).
los adjetivos «libre» y «opcional»: la heterogeneidad es algo «nor- 3
Contabilidad: acepción n. º 1 del Diccionario de la Lengua Española, 20. • ed.,
mal», no «residual». Real Academia Española, Madrid, Espasa Calpe, 1984.
164 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 165

un conjunto limitado de variantes, todas las no apariciones de la reglas variables, dicho de otro modo, no siempre se ha pasado «de
variante en los contextos relevantes. la frecuencia a la probabilidad». Numerosísimas investigaciones han
Las propuestas más actuales de explicación del cambio lingüísti- dado cuenta de la variación aplicando sobre las frecuencias las más
co son deudoras en gran parte de los logros a los que se ha llegado diversas técnicas de comprobación de hipótesis. Sobre variables fun-
en el estudio de la variabilidad inherente. Esto no quiere decir que damentadas en el concepto de red social, no de estratificación, Mil-
variación y cambio deban considerarse como fenómenos indepen- roy realizó análisis de varianza y correlaciones de Spearman que
dientes o vinculados por una relación causal. Según Labov, el cam- le permitieron comprobar cuantitativamente que, incluso cuando las
bio implica variación; el cambio es variación 4 • En la admisión de variables «edad», «sexo» y «clase social» permanecen como cons-
estos presupuestos coinciden, como es evidente, los que siguen la tantes, la fuerza de los vínculos entre los individuos que forman
línea de Labov sin desviarse un ápice, pero también muchos otros, una red social hace que su lenguaje se sitúe más cercano a normas
como Suzanne Romaine 5 y Lesley Milroy 6 , que se han manifesta- adquiridas en sus afios adolescentes (vernaculares) 7 • Los cálculos
do críticas con numerosos aspectos de la metodología de Labov de correlación tal y como fueron realizados por la profesora de
y que tienen sus propias ideas sobre la forma en que nacen Y evolu- la universidad de Newcastle permitieron llegar a un coto casi veda-
cionan los cambios lingüísticos. do para la sociolingüística laboviana: la comparación de datos lin-
El punto de arranque y núcleo central de la teoría de la varia- güísticos cuantificados con datos de individuos cuantificados sobre
ción de William Labov es el concepto de «regla variable», llamada las redes. En este caso, no sólo se trata de partir de principios teóri-
a sustituir a la «regla opcional». La recogida sistemática de datos, cos distintos (red/estrato social), sino de darles un desarrollo meto-
la tabulación de las frecuencias de esos datos, el análisis de las va- dológico diferente.
riables contextuales y lingüísticas y el cálculo de la probabilidad En el estudio de la comunidad de Quintanar _de la Orden 8 , se
de aplicación hacen de la «regla variable» una potentísima arma incorporó de forma sistemática la variable «interlocutor», cuyas va-
de descripción lingüística. Las variables independientes (constriccio- riantes fueron localizadas respecto de los emisores de los mensajes
nes contextuales) son las que determinan la presencia de una u otra y respecto de los actos lingüísticos coloquiales gracias a un análisis
variante de la variable dependiente (lingüística). multivariable y a los patrones proporcionados por el programa
Pero no todos los estudios que asumen como principio la varia- QUANTIFICATION III de Hiroto Ueda 9 • Este tipo de análisis abre
bilidad inherente del lenguaje tienen como fin la formulación de una de las muchas posibilidades existentes para explorar los terre-
nos intermedios entre la sociolingüística y la pragmática.

4 «Building ... », pág. 20. Véase S. Romaine, «The Status of variable Rules in

Sociolinguistic Theory», Journal of Linguistics, 17 (1981), págs. 93-119.


5 S. Romaine, Socio-historical Linguistic: its Status and Methodology, Cam- 7 Ibid., Language and Social Networks, cit., págs. 121-134 y 149-166.
bridge, CUP, 1982. 8 Véase «Hacia una sociolingüística automatizada del coloquio», en F. Fernán-
6 J. Milroy y L. Milroy, «Linguistic Change, Social Network, and Speaker Inno-
dez (ed.), págs. 353-362.
vation», Journal of Linguistics, 21 (1985), págs. 339-384. Gran parte de las ideas 9 H. Ueda y A. Ruiz Tinoco, «Estudio comparativo de las formas vocativas

expuestas en este artículo se incorporan a la 2. ª ed., de L. Milroy, Language and del españ.ol y el japonés. Atributos del hablante, del interlocutor y sus relaciones»,
Social Networks, Oxford, Blackwell, 1987, especialmente en el cap. 7. Area and Culture Studies, XXXII (1982), págs. 71-86.
166 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 167

4.3.1. Wrr.LIAM LABOV


4.3. EL CAMBIO LINGÜÍSTICO
Aunque el cambio lingüístico siempre ha sido un tema que ha
El cambio lingüístico es un complejísimo proceso que implica preocupado a Labov, su estudio como un proceso en marcha fue
factores de muy diferentes signos: sociales, geográficos, psicológi- directamente observado dentro del «Proyecto sobre cambio y varia-
cos, pragmáticos, etc. En 1968, Weinreich, Labov y Herzog señala- ción lingüísticos en Filadelfia» (1972-1978). Las conclusiones a las
ron los cinco principales problemas con los que ha de enfrentarse que se llegó quedaron resumidas de la siguiente forma 11 :
el estudio del cambio 'lo:
a) Los cambios lingüísticos tienen su origen en grupos sociales
a) Las constricciones. Determinar los factores que hacen posi- intermedios: generalmente en los segmentos superiores de la clase
bles unos cambios e imposibles otros y que marcan su dirección, trabajadora o en los inferiores de la clase media.
cuando pueden producirse. b) Dentro de estos grupos, los innovadores suelen ser personas
b) La transición. Explicar cómo se produce el cambio lingüísti- con el más alto status, que desempeñan una función importante
co. Afrontar este problema supone dar cuenta de cómo es y cómo en los asuntos de la comunidad.
se produce la variabilidad de la lengua en una comunidad concreta. c) El estudio de redes de comunicación demuestra que los in-
c) La adaptación. Determinar cómo un cambio en marcha se novadores tienen el más alto grado de densidad de interacción so-
adapta al sistema que lo rodea. cial y la más alta proporción de contactos fuera del vecindario.
d) La actitud. Descubrir qué actitudes despierta entre los ha- d) Para la mayoría de los cambios lingüísticos, las mujeres van
blantes el cambio lingüístico y de qué manera influye tal actitud por delante de los hombres, normalmente en el grado de una
en el desarrollo ulterior del cambio. generación.
e) La consumación. Explicar por qué un cambio lingüístico se e) Los grupos étnicos nuevos que entran a formar parte de
ha producido en unas coordenadas espacio-temporales concretas. una comunidad de habla participan de los cambios lingüísticos en
De todos estos problemas, el que presenta más dificultades para marcha solamente cuando comienzan a adquirir derechos y privile-
su resolución es, sin duda alguna, el de la consumación. gios, como puestos de trabajo, residencias y acceso a la estructura
Hemos comenzado diciendo que en el cambio están implicados social.
muchos factores. Por razones obvias, el punto de vista al que nos
referiremos será el sociolingüístico. Dentro de esta especialidad, las Estas conclusiones complementan la descripción del mecanismo
aportaciones e innovaciones más interesantes, según nuestra opi- de cambio lingüístico que Labov presentó primeramente con Wein-
nión, han sido hechas por W. Labov, L. Milroy y D. Bickerton. reich y Herzog (1968) 12 y después, en s?litario, en su Sociolinguis-

10 «Empirical Foundations for a Theory of Language Change», en W. P ·

Lehmann y Y. Malkiel (eds.), Directions for Historical Linguistics, Austin, Univ.


11 Véase W. Labov, «Building ... », págs. 77-78.
of Texas Press, 1968, págs. 95-195.
12 Véase nota 10.
168 Metodología sociolingüística Interpretaci6n de los análisis 169

tic Patterns 13 , sobre datos recogidos en Martha's Vineyard 14 y en sólo había ocupado un plano secundario. De sobra se conoce que
Nueva York. Allí se habla de que el inicio de un cambio suele darse en 1968, junto a P. Cohen, C. Robins y J. Lewis, Labov había
en un subgrupo cuando acusa algún tipo de presión. En un primer experimentado el estudio de estas interacciones a través de la obser-
momento, la difusión se realiza de forma inconsciente dentro del vación participativa 17 , pero, en nuestra opinión, hasta finales de
subgrupo y la variable lingüística se transforma en un indicador, los aiíos 70, principios de los 80 (Language and Social Networks
una característica de grupo no sometida a variación estilística. Cuan- de Milroy apareció en 1980) no les concedió un lugar notable den-
do esa variable pasa a otras generaciont;s y éstas la llevan más allá tro de sus formulaciones. De hecho, la conclusión c, que antes he-
de lo que lo habían hecho los innovadores, se habla de hipercorrec- mos expuesto, va en una línea similar a la que Milroy siguió para
ci6n desde abajo 15 • Si la difusión del cambio llega a ser tan amplia su aportación a la teoría del cambio, aunque las conclusiones defi-
que afecta a toda la comunidad, el hecho se transforma en un mar- nitivas son diferentes.
cador que pasa a ser incorporado a la variación estilística y que Por otro lado, observamos que, a pesar del paso de los aiíos,
produce reajustes estructurales que, a su vez, pueden d¡µ- origen el concepto de prestigio nunca ha sido sometido a perfeccionamien-
a nuevos cambios. Las consecuencias últimas de este proceso de to, ni ha sido tratado a fondo por parte de Labov, cuando en reali-
cambio varían dependiendo del status del subgrupo que lo inició. dad, tal y como se presenta el mecanismo del cambio, posee una
Según Labov, si el subgrupo es el de mayor status, el cambio llega notable trascendencia. La adjudicación automática del «modelo de
a ser un «modelo de prestigio»; si el subgrupo es de bajo status, prestigio» a los status más altos y el modo en que ese modelo de
los individuos del status superior pueden rechazarlo e intentar co- prestigio condiciona las actitudes de los demás status son fenóme-
rregirlo. Es en este momento cuando puede surgir la hipercorrec- nos que merecen ser revisados con ·sumo detenimiento.
ción desde ª"iba: los status más bajos, principalmente la clase me-
dia (alta o baja), en un intento de ajustarse al modelo prestigioso, 4.3.2. LESLEY MII.ROY
sobrepasan los usos del grupo más prestigiado. -En estos casos, el
cambio original puede convertirse en un rasgo estigmatizado: un
Para ser justos, junto al de Lesley debería figurar, al frente de
estereotipo.
este epígrafe, el nombre de James Milroy. El trabajo donde James
En las propuestas más recientes de Labov (1980) 16, se observa
y Lesley Milroy han tratado más a fondo el problema del cambio
un gran interés por la interacción comunicativa, que hasta entonces
ha sido «Linguistic Change, Social Network and Speaker Innova-
tion» 18 • El objetivo primordial de los Milroy es intentar aclarar
13 W. Labov, «El mecanismo del cambio lingüístico», en Modelos sociolingü(sti·
cuáles son las condiciones sociales en las que más frecuentemente
cos, Madrid, Cátedra, 1983, págs. 209-234.
14 /bid., «The Social Motivation of a Sound Change», Word, 19 (1963), págs.
17 W. Labov, A Study of the Non-standard English of Negro and Puerto Rican
273 y 309; recogido en Modelos... , págs. 29-74.
15 En Modelos ... (pág. 229, nota 16) se define la hipercorrección como «despla- Speakers in New York City, informe final del Cooperative Research Project 3288,
zamiento de toda una clase más allá de la meta fijada por el modelo de prestigio». Philadelphia, Regional Survey, 1968.
16 W. Labov, Locating Language in Time and Space, New York, Academic Press, 18 J. Milroy y L. Milroy, «Linguistic Change, Social Network and Speaker Inno-

1980. vation», art. cit.


170 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 171

se producen y difunden los cambios. Se ha podido comprobar que güístico, tal vez la más claramente enfrentada a la forma en que
la difusión de una innovación dada de un grupo a otro se produce Labov concibe la variación lingüística y los cambios. Junto a Bicker-
a través de individuos unidos por lazos débiles. En este aspecto, ton 21 hay que destacar, en este sentido, las figuras de D. De Camp 22
las comprobaciones de los Milroy no coinciden con las de Labov 19 • y Ch.-J. Bailey 23 • Entre los tres construyeron un «modelo dinámi-
Los Milroy rechazan la visión de Labov con dos argumentos: pri- co» alternativo al «modelo cuantitativo o de regla variable», pro-
mero, los vínculos débiles, al menos en las redes de individuos mó- puesto por Labov. El «modelo dinámico» parte de la idea, de larga
viles, son más numerosos que los fuertes; segundo, se puede llegar tradición, de que no pueden establecerse divisiones tajantes entre
a más individuos teniendo lazos débiles que teniendo vínculos fuertes. variedades lingüísticas. Sus primeros asertos se realizaron específi-
Los individuos móviles contraen muchos más lazos débiles que camente sobre variedades dialectales, a propósito de las lenguas crio-
los sedentarios y, por tanto, suelen ser elementos periféricos de cual- llas, aunque paulatinamente han ido extendiéndose al ámbito de
quier grupo, de ahí su capacidad de difundir innovaciones. Hay la sociolingüística. Una de las acusaciones que se lanzaron contra
que tener en cuenta que tales consideraciones están hechas sobre LaJ:>ov fue que, al establecerse grupos (sociales, econóinicos, de edad,
los avances de este campo producidos desde 1968. No se trata, pues, etc.), se disimula la existencia de un continuum de variedades, evi-
de un cuerpo teórico sólido, sino complementario de lo propuesto dente cuando se atiende a los individuos. La existencia de los dia-
por Weinreich, Herzog y Labov, aunque sus observaciones empíri- lectos y, por tanto, de los <<lectos» sociolingüísticos quedó negada
cas perfeccionen algunos puntos. al proponer que las variedades establecen unas con otras relaciones
En cuanto al concepto de prestigio, los Milroy critican el hecho de implicación que se miden en escalas y que cada una de esas
de que se considere motor de los cambios desde arriba (status altos) variedades es simplemente una gramática· individual. Esta visión de
hacia abajo, no sólo _porque su modelo está basado en criterios la variabilidad del lenguaje se complementa con la «teoría de la
distintos a los de Labov (redes débiles e individuos móviles), sino onda» propuesta por Bailey sobre el modelo decimonónico de
porque algunos cambios se dan en sentido contrario 20 • Sin embar- Schinidt 24 •
go, James y Lesley Milroy tampoco se han decidido a dar el paso
de tratar en profundidad el concepto de prestigio.
21 D. Bickerton, The Dynamics of a Creo/e System, London, CUP, 1975; «Quan-

titative versus Dynamic Paradigms: the Case of Montreal 'que'», en Ch.-J. N. Bai-
4.3.3. DEREK BICKERTON ley y R. W. Shuy (eds.), New Ways of Analyzing Variation, Washington, George-
town U. P., 1973, págs. 23-43.
22 D. De Camp, «Toward a Generative Analysis of a Post-Creole Continuum»,
No sería totalmente adecuado convertir al criollista Bickerton
en D. Hymes (ed.), Pidginization ami Creolization of Languages, Cambridge, CUP,
en protagonista único de otra de las concepciones del cambio lin-
1971, págs. 349-370; «What do Implicational Scales lmply?», en Ch.-J. N. Bailey
y· R. W. Shuy (eds.), op. cit., págs. 141-148; «Implicational Scales and Sociolinguis-
19 Locating .. ., pág. 261. tic Linearity», Linguistics, 71 (1971), págs. 30-43.
20 Véase J. Milroy, «Sorne Connections between Galloway and Ulster Speech», 23 Ch.-J. N. Bailey, Variation and Linguistic Theory, Arlington, Center for
Scottish Language I (1982). Número de invierno. También J. Harris, «Linguistic Applied Linguistics, 1973.
Change and Nonstandard Dialect. Phonological studies in the History of English 24 J. Schmidt, Die Verwandtschaftsverhiiltnisse der indogermanischen Sprachen,

in Ireland», tesis doctoral inédita, Univ. of Edinburg, 1983. Weimar, Bohlan, 1872.
172 Metodología sociolingülstica Interpretación de los análisis 173

Es importante destacar que, si para los de la «regla variable» 2. º) Los estudios que se han realizado son muy parciales, por-
la variación (parte esencial en el proceso del cambio) no siempre que atienden a pocas variables lingüísticas.
implica cambio en marcha, para los del «modelo dinámico» es una 3. º) Al trabajar con «individuos», no se hace una separación
etapa del cambio lingüístico: si se analiza el uso de cualquier varia- clara para el estudio de los distintos niveles lingüísticos.
ble por los hablantes se obtiene una gráfica en forma de S que 4. º) No se ha atendido a la variación estilística en cada uno
representaría en sí misma el proceso de cambio (Cuadro 22). de los individuos.
5.º) No se puede hacer equivalente la situación dialectal que
100 pueda surgir del contacto de lenguas distintas, con la que tiene su
90 origen en la relación entre dialectos de una misma lengua.
80 6. º) Su metodología aún no está suficientemente desarrollada.
% de uso
70 En cualquier caso, mírese desde la perspectiva que se mire, po-
60 demos concluir que el estudio del cambio lingüístico, en otras pala-
50 bras, la lingüística histórica, tiene en la sociolingüística un comple-
40 jo teórico y metodológico que le será en adelante de gran utilidad 27 •
30
20
4.4. LENGUA Y PRESTIGIO 28
10

Antes nos hemos referido al escasísimo tratamiento que ha reci-


hablantes
bido el concepto de prestigio. En este epígrafe, pretendemos refle-
CUADRO 22 xionar sobre las relaciones que se establecen entre él y la lengua.
A ello nos ha movido principalmente el comprobar cómo ese con-
cepto citado por todos no ha sido estudiado en profundidad por
Entre los muchos in~onvenientes que podrían ponerse al «modelo
dinámico» 25 , seña:ar,;·mos los siguientes:
1. º) Sólo ha deinostrado su posible viabilidad sobre lenguas 27 Véanse, además, W. Bright, «Social Dialect and Linguistic History», en D.

pidgin o criollas 26 • Hymes (ed.), Language in Culture and Society, New York, Harper and Row, 1964,
págs. 469-472; J. Harris, Phonological Variation and Change, Cambridge, CUP,
25 Véase R. Fasold, «The Bailey Wave Model: A Dynamic Quantitative Para- 1985; R. D. King, Historical Linguistics and Generative Grammar, Englewood Cliffs,
digm», en R. Fasold y R. W. Shuy (eds.), Analyzing Variation in Language, Wa- Prentice-Hall, 1969; R. Antilla, An Introduction to Historical and Comparative Lin-
shington, Georgetown U. P., 1975, págs. 27-58. También T. Bynon, Historical Lin- guistics, New York, Macmillan, 1972; C. Pomphrey, Language Varieties and
guistics, Cambridge, CUP, 1977, págs. 256-261. Change, Cambridge, CUP, 1985.
28 Este capítulo es la adaptación de una conferencia que pronunciamos en Mála-
26 Petyt trabajó sobre Yorkshire, «Secondary Contraction in West Yorkshlre Ne-

gatives», en P. Trudgill (ed.), Sociolinguistic Patterns in British English, London, ga (1987), dentro del ciclo «Sociolingüística». Las conferencias formaron parte del
E. Arnold, 1978, págs. 91-100. Curso Superior de Filología Española (C.S.I.C.).
174 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 175

casi nadie o sólo lo ha sido parcialmente, aunque, a su vez, ha clusivamente monolingµes y en hablantes de una variedad no estig-
servido de explicación para infinidad de procesos lingüísticos. Henry matizada? Lo cierto es que alrededor del prestigio giran cuatro
Kahane en un estudio sobre «A Typology of the Prestige Lan- disciplinas (la sociología, la lingüística, la sociolingüística y la psi-
guage», otorga «prestigio» a una serie de lenguas sin definir previa- cología social) y diversos conceptos (poder, status, ocupación, clase
mente lo que es 29 • Eso le permite con toda libertad hablar de pro- social, estigma, norma, corrección, uso lingüístico, aceptabilidad
venzal antiguo, italiano renacentista o francés del XVIII y no dedicar gramatical). Con ello hay que responder a preguntas como éstas:
una sola palabra al espafiol del Siglo de Oro, por ejemplo. Gaetano ¿qué es el prestigio?, ¿el prestigio se concede o se ostenta?, ¿quién
Berutto, cuando habla .de prestigio, lo hace equivalente a algo tan concede el prestigio?, ¿qué consecuencias tiene la concesión de pres-
inconcreto como «peso socio-cultural» 30 • Cuando Ninyoles escribe tigio?, ¿el prestigio lo posee quien a su vez tiene. dinero?, ¿quien
del conflicto entre catalán y castellano, hace alusión al prestigio tiene poder?, ¿quien ocupa altos cargos?, ¿quien pertenece a una
y le dedica varias páginas, pero sólo atiende a una cara del concep- determinada clase social?, ¿quien reúne todos estos atributos? En
to, la que está relacionada con el «poder», como si ambos aspectos cuestiones lingüísticas, ¿dónde radica el prestigio? Son tantas las
sociológicos, por otra parte, fueran siempre intercambiables 31 • Por preguntas, que nos vemos incapaces de dar respuesta ni siquiera
último, gran parte de lo que hoy se sabe del prestigio en sociología a una pequefia parte; pero vale la pena, al menos, pararse a pensar:
del lenguaje se debe a los estudios sobre actitudes de hablantes in- la importancia de la relación ·entre lengua y prestigio lo merece.
mersos en situaciones de bilingüismo o que utilizan una variedad Como se ha apuntado, esta relación implica factores sociales (y psico-
dialectal 32 ; pero ¿cómo funciona el prestigio en comunidades ex- sociales) 33 , factores lingüísticos y factores sociolingüísticos. Vea-
mos, pues, lo que puede aportarse desde cada uno de estos ámbitos.
29 Ibid., Language, 62 (1986), págs. 495-508. El trabajo habla de la diacronía
de diversas lenguas consideradas como prestigiosas y su influencia sobre otras de 4.4.1. EL PRESTIGIO DESDE LA SOCIOLOGÍA
menor importancia.
30 G. Berutto, La sociolingü(stica, México, Nueva Imagen, 1979, págs. 97 y 118.
No cabe duda ninguna de que lo que hoy se conoce del prestigio
La edición italiana es de 1974. se lo debemos principalmente a los sociólogos. Ahora bien, a las
31 R. Ninyoles, Idioma y poder social, Madrid, Tecnos, 1972. Especialmente,

págs. 103 y sigs.


cosas sólo hay que darles el valor que tienen. El estudio del presti-
32 Véase para el mundo hispánico, por ejemplo, M. Alvar, «Actitud del hablante gio en sí casi nunca ha sido considerado por la sociología como
y sociolingüística», en Teoría linguistica de las regiones, Barcelona, Planeta, 1975, un objeto de investigación prioritario. Si los sociólogos lo han estu-
págs. 93-114; «Español, castellano, lenguas indígenas. Actitudes lingüísticas en Gua- diado, e incluso han propuesto fórmulas para su medición, ha sido
temala sudoccidental», Logos semantikos. Studia Linguistica in honorem Eugenio porque les resultaba imprescindible para analizar y especular sobre
Coseriu, V,. Madrid, Gredos, 1982, págs. 393-406; «Reacciones de unos hablantes
cubanos ante diversas variedades del español», Lingüística Espaflola Actual, VI (1984),
un objeto de mayores dimensiones: la estratificación social 34 •
229-265; H. López Morales, «Velarización de /RR/ en el español de Puerto Rico:
índices de actitud y creencias», Dialectolog(a y sociolingüística. Temas puertorrique- 33 Sobre psicología social, véanse H. Giles y R. N. St. Clair, Language and
flos, Madrid, Hispanova de Ediciones, 1979, págs. 107-130; A. Quilis, «Actitud de Social Psychology, Oxford, Blackwell, 1979; C. Fraser y K. R. Scherer, Advances
los ecuatoguineanos ante la lengua española», Lingüística Espaflola Actual, l (1983), in the Social Psychology of Language, Cambridge, CUP, 1982.
págs. 269-275. 34 Sirvan como referencia los manuales de M. Spencer, Foundations of Modern
176 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 177

Entre los sociólogos parece clara la idea de que los grandes pa- mista 37 • Pero eso no quiere decir que evite elaborar una teoría con-
dres de la teoría de la estratificación social han sido Karl Marx junta de la estratificación; hasta tal punto es así que, a pesar de
y Max Weber. Permítasenos dejar las formulaciones de Marx en la separación de conceptos, Weber no los describe y analiza de for-
la mera cita: aunque muchos lo vean posible, no creemos que el ma aislada, sino dentro de un todo, en estrecha implicación.
nivel de producción o el grado de concentración del control de los Más cerca de nuestros días, los sociólogos Hans Gerth y Charles
medios de producción entre los miembros de una comunidad, fac- Wright Milis han aprovechado las formulaciones de Weber para
tores que para Marx constituyen los principios de la estratificación, poner el acento en las características peculiares de cada factor y
puedan ser, de momento, suficientemente eficaces para explicar la no en la visión de conjunto de ellos 38 • Para Gerth y Milis la forma-
relación entre lengua y prestigio 35 • Mayor provecho, en cambio, ción y persistencia de los estratos sociales tienen cuatro claves, lla-
pueden suponer los principios manejados por Max Weber 36 • madas «dimensiones de la estratificación». Estas cuatro dimensio-
El economista alemán concibió la estratificación como un fenó- nes son la ocupación, la clase, el status y el poder. Pasemos revista
meno multidimensional en el que actúan tres factores: la clase, el rápidamente a los contenidos de estas claves:
status y el poder. La interacción de estos principios determina los La ocupación es el conjunto de actividades realizadas de forma
conflictos de clases, conflictos que tienen su expresión en la pérdida más o menos regular, como fuente principal de ingresos económi-
de la legitimidad de las clases superiores y en la organización políti- cos. El concepto de clase tiene también que ver con la cantidad
ca de las clases subordinadas. Es en la pérdida de la legitimidad y la fuente de ingresos, pero en tanto en cuanto estos ingresos per-
de las clases superiores donde el prestigio salta a escena, porque miten obtener otros objetos. El status está relacionado con la ob-
se erige, en correlación con el poder y la riqueza material, en uno tención de respeto. Finalmente, el poder consiste en la capacidad
de los principales agentes de la movilidad social y del establecimien- de realización de la voluntad de uno, aun a costa de la voluntad
to de jerarquías. de los demás 39 •
Prescindamos de más detalles sobre la estratificación. Lo impor- Existe una relación evidente entre algunas de estas dimensiones:
tante es que Weber ha distinguido y marcado diferencias entre por ejemplo, ocupación y clase son factores complementarios en
conceptos como poder, riqueza, status, prestigio. No pocos lo han la esfera de la economía. Sin embargo, la relación es perfectamente
acusado de ser más que un teórico un simple tipólogo, un taxono- posible entre cada una y el resto de las dimensiones. De ellas, la
que tiene una vinculación más directa con el concepto de prestigio
Sociology, 3.ª ed., Englewood Cliffs, N. J., Prentice-Hall, 1982, págs. 209-241,
es la del status. Esta obtención de respeto, para Gerth y Mills, no
o de B. Philips, Socio/ogy. From Concepts to Practice, New York, McGraw-Hill, es más que una obtención, o al menos pretensión, de prestigio. La
1979, págs. 149-173. forma de conseguirlo está determinada por la presencia, en un gra-
35 Véase K. Marx, El capital. Cr(tica de la econom(a polftica, Tomo I, La }Jaba-
do aceptable, de las demás dimensiones, que desgranadas nos lleva-
na, Ed. Nac. de Cuba, 1962. Trad. de Wenceslao Roces. Véase también R. P. Ap-
plebaum, «Marx's Theory of de Falling Rate of Profit: Towards a Dialectical Analysis
of Structural Social Change», American Sociologica/ Review, 43 (1978), págs. 75-84. 37 J. H. Turner y L. Beeghley, op. cit., págs. 250 y sigs.
36 Véase Econom(a y sociedad, México, FCE, 1974. Un análisis y critica de la 38 Véase Carácter y estructura social, Buenos Aires, Paidós, 1968. Especialmen-
estratificación weberiana se hace en J. H. Tumer y L. Beeghley, The Emergence te, cap. XI.
of Sociological Theory, Homewood, 111, Dorsey Press, 1981. 39 [bid., pág. 289.

SOCIOLINGÜÍSTICA. - 12
178 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 179

rán a factores como el origen social, la educación, los ingresos o cosas no se enfrenta a las teorizaciones que le preceden en el tiem-
incluso el mismo aspecto físico del individuo. Ahora bien, la pre- po, antes bien, parte de ellas e intenta perfeccionarlas (especialmen-
sencia simultánea de todos ellos no es condición sine qua non para te la de Max Weber). Según Turner, la estratificación comprende
la obtención de un status determinado. tres procesos genéricos que pueden ser aislados para su estudio:
Muy polémica fue en su momento la teoría de la estratificación la distribución de los recursos de valor, la formación de grupos
que defendieron Kingsley Davis y Wilbert Moore, más conocida de población y la categoría de esos grupos 42 • El proceso que más
como hipótesis Davis-Moore 40 • Sus planteamientos teóricos están nos interesa en estos momentos es el .de la «distribución de los re-
dentro de la línea de investigación llamada «funcionalismo». En cursos de valor» 43 , porque entre ellos, junto a la «riqueza mate-
esencia, sus ideas eran las siguientes: un estrato o una posición so- rial» y al «poder», está el «prestigio». La opinión .de Turner sobre
cial vienen determinados por su importancia funcional en correla- el prestigio es muy clara: en los sistemas sociales adquieren presti-
ción con el número de personas que son capaces de ocuparlo. De gio aquellas posiciones en las que se aprecia la existencia de poder,
ahí nace la desigualdad en la distribución de prestigio: sólo los que habilidad, importancia funcional y riqueza material, todo ello pues-
desempeñan satisfactoriamente una función, para la que deben es- to en relación con el número de miembros que componen esa
tar perfectamente capacitados y preparados, estarán en disposición sociedad.
de adquirir un prestigio que irá aumentando conforme más impor- La ecuación que representa esta teoría es la siguiente (Cuadro 23):
tante sea la función social. Estamos ante un punto de vista distinto
del de Gerth y Mills: sus ideas parecen llevar a un «tanto tienes,
tanto vales», mientras que las de Davis-Moore se aproximan más CPR = f(N) . g(Po) . h(Ha) . i(IF) . j(RM)
a un «tanto funcionas,_ tanto vales». Pero creemos que los plantea-
mientos no son contrarios, sino complementarios, porque conseguir
ÜJADRO 23
y mantener una ocupación, por mucho que ésta se defina por la
remuneración que comporta, supone cumplir una función social y
cumplirla bien. A mejor preparación individual, más importante donde CPR = «concentración de prestigio»;
función social y, por tanto, mejor ocupación, aunque esta cadena N = «numero de miembros»;
no se establece de forma indefectible, por lo que se hace necesario Po= «poder»;
separar para su análisis unas nociones de otras. Ha= «habilidad»;
Tan sólo nos detendremos en una teoría de la estratificación IF = «importancia funcional»;
más: la presentada por Jonathan Turner 41 • Su forma de ver las RM =«riqueza material»;
40 «Sorne principies of Stratification», American Sociological Review, 10 (194S), teniendo en cuenta que el poder es el elemento cuantitativa y cuali-
págs. 242-249. tativamente de más peso, seguido de la habilidad, de la importancia
41 J. Tumer, Societal Stratijication. A Theoretical Analysis, New York, Colum-
funcional y, por último, de la riqueza material.
bia U. P., 1984. Especialmente, en cap. 4 y sigs. Tumer comparte muchos puntos
con K. Hope («A Liberal Theory of Prestige», American Journal of Sociology, 42 !bid., págs. S7-69.
87 (1982), págs. 1911-1931). 43 Véase cap. 7.
180 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 181

Hay que añ.adir que el prestigio puede aparecer aun cuando no dios considerados como la vanguardia de la sociolingüística, a pro-
se den los cuatro factores reunidos en un estrato o en un individuo. pósito de la vulgarización del latín, uno de los procesos .sociolin-
No obstante, se hace imprescindible la concurrencia de al menos güísticos más apasionantes para su estudio de los que se han dado
dos de los factores: difícilmente puede obtener prestigio alguien que en las lenguas occidentales, pero que difícilmente podremos cono-
solamente tenga poder, es decir, capacidad de imponer su voluntad, cer en profundidad por la falta de datos. Hablar de la vulgarización
por ejemplo 44 • del latín es hacer referencia a tres agentes principales: el cristianis-
De este manojo de ideas sobre el prestigio en las teorías de la mo, las invasiones bárbaras y la ruptura de las tres aristocracias
estratificación social, podemos sacar algunas conclusiones que pro- (la de la sangre, la del poder y la del dinero) 46 • Este último agente
bablemente sean útiles para hablar de sociolingüística. De ellas, tal surgió con la dinastía Julio-Claudia. Hasta los últimos tiempos de
vez merezca la pena destacar que el prestigio es un concepto que la República, debió de ser relativamente fácil saber dónde se con-
debe ponerse en relación con otros principios como el de poder, centraba el prestigio social y el prestigio lingüístico, pero cuando
el de función o el de clase, pero tratados de forma independiente, el dinero dejó de ir sólo a los poderosos, cuando ·1os nobles dejaron
aunque luego se compruebe que están relacionados, porque esa re- de ser los más ricos, cuando la cultura dejó de ser patrimonio ex-
lación no es necesaria ni constante. Tal discriminación no caracteri- clusivo de nobles y pudientes, el prestigio dejó de ser un monopo-
za precisamente a las in.vestigaciones sociolingüísticas. Ya nos he- lio. Sólo la consideración parcial de cada uno de estos factores so-
mos referido, por ejemplo, a la estrecha vinculación que establece ciológicos puede dar alguna luz sobre la sociolingüística del latín,
Ninyoles entre prestigio y poder, sin aportar ningún elemento real- especialmente a partir de Nerón 47 • Muchas sociedades actuales tam-
mente diferenciador entre ambos 45 • Sin embargo, llama la atención bién muestran un reparto irregular de estas aristocracias; no tiene
cómo se han hecho precisiones, que no hemos observado en estu- sentido, pues, seguir considerándolas como una sola cuando se tra-
ta de hacer investigación. Sería de ingen:uos pensar que, en la socie-
dad occidental actual, sólo los ricos o los que ostentan el poder
44 Turner propone como ecuación más precisa la siguiente:
tienen prestigio en cuantía suficiente como para orientar la direc-

e,.-{ F, [ -tog ( -up]}


7 )] XF, [ ( • : )
ción de los principales cambios lingüísticos.

4.4.2. EL PRESTIGIO DESDE LA LINGÜÍSTICA

+·[(~)-u+•·[(+)-ap]} A las dificultades que presenta la caracterización del prestigio


desde la sociología hay que añadir los problemas que nacen desde

donde F es «factor». 46 Así nos lo hicieron saber las enseñanzas, directas o indirectas, de Sebastián
45 Lope Blanch («El concepto de prestigio y la norma lingüística del español», Mariner.
Anuario de Letras, X (1972), págs. 29-46) afirma, c;on acierto, que los factores 47 Entre los escasísimos estudios en los que se hace referencia a aspectos socio-

extraidiomáticos que determinan el prestigio de cualquier norma lingüística pueden lingüísticos del latín destaca el de Antonio Alvar, «Para una sociolingüística del
englobarse en las siguientes categorías: políticos, demográficos, económicos, históri- latín», Philologica Hispaniensia in honorem Manuel Alvar. l. Dialectolog(a, Ma-
cos y culturales. Al leer el artículo se echan de menos muchas precisiones teóricas. drid, Gredos, 1983, págs. 57-68.
182 Metodología sociolingüística Interpretación de los andlisis 183
la misma lingüística. De igual forma que hay individuos, grupos sas que otras, eso sí, en términos relativos, porque entre determina-
o clases prestigiosas, existen usos lingüísticos prestigiosos, al mar- dos grupos sociales puede ser prestigiosa la norma particular que
gen de los hablantes de los que procedan. Pero, desde este punto se separe sistemáticamente de la norma general.
de vista, ¿qué es lo que hace prestigioso un uso lingüístico? No En cuanto a la aceptabilidad y a la adecuación, diremos que
cabe duda de que si de algo se ha hablado, y se seguirá hablando, se trata de una leña que aviva más, si cabe, un fuego que de por
en lingüística ha sido de la corrección, de la norma, de la aceptabi- sí tiene grandes dimensiones. Para algunos lingüistas, la aceptabili-
lidad gramatical y de la adecuación de los enunciados a los contex- dad gramatical sigue siendo un juego que consiste en poner uno,
tos 48 • Todas estas nociones están interrelacionadas, pero, excep- dos o más signos de interrogación delante de las oraciones. El único
ción hecha de «corrección» y «norma», también han sido tratadas criterio que determina la decisión de usar o no estos signos suele
de forma total o parcialmente independiente. Sobre «norma» y «co- ser el resultado de la introspección del propio lingüista. Pero no
rrección», después de lo escrito por Eugenio Coseriu 49 y por Ma- es asunto que merezca ser tratado ligeramente, por eso se han le-
nuel Alvar 50 , no queda demasiado que aíiadir. Tan sólo recordar vantado voces reclamando estudios sociolingüísticos que hagan legí-
la distinción entre norma general, «conjunto de hábitos lingüísticos timos los signos de interrogación: así lo hizo Eagleson en el afio
.
considerados como correctos por una amp1·1a comum'dad » 51 , y nor- 1977 54 • Éste es un aspecto importante a la hora de analizar el pres-
mas particulares, «cada una de las que existen minoritariamente tigio de los usos lingüísticos. Como lo es la adecuación de los enun-
y que son realizaciones del sistema reducidas a grupos limitados» 52 • ciados a las situaciones comunicativas, hasta tal punto que una fra-
Pero, de esta forma, «corrección» se queda sin precisar, de ahí se dicha en el lugar oportuno y ante los interlocutores precisos pue-
que Alvar acuda a principios estéticos, éticos y culturales, mientras de ser «bien vista», aunque en ella haya incorrecciones proscritas
otros siguen concibiendo la corrección como el respeto escrupuloso por las academias: los interlocutores pueden determinar los usos
a la normativa académica correspondiente 53 • Partiendo de la dis- lingüísticos de un hablante. De hecho, para Havranek la norma
tinción entre norma general y normas particulares, podríamos afir- no es más que la obligación que el hablante tiene de ajustarse a
mar, por un lado, que son usos prestigiosos aquellos que se ajustan un modelo aceptado por el grupo social en que se desenvuelve ss.
a la norma y, por otro, que hay normas particulares más prestigio- De no hacerlo así, corre el peligro de que sus usos sean sanciona-
dos, o dicho de otra forma, de que no gocen de prestigio lingüístico.
48 Sobre diversos aspectos relacionados con la norma, véase de L. F. Lara, El

concepto de norma en lingüfstica, México, El Colegio de México, 1976. Atención


especial merece el capítulo titulado «La norma lingüística como modelo de correc- 54 R. D. Eagleson, «Sociolinguistic Reflections on Acceptability», en Sidney Green-
ción», págs. SS-103. baum (ed.), Acceptability in Language, The Hague, Mouton, 1977, págs. 63-71.
49 E. Coseriu, «Sistema, norma y habla», en Teoría del lenguaje y lingüfstica
Pero téngase en cuenta que este problema ya fue tratado implícitamente por Labov
general, 3. • ed., Madrid, Gredos, 1973, págs. 11-113. cuando formuló su «regla variable» («Contraction, Deletion, and Inherent Variabi-
50 M. Alvar, «La norma lingüística», en La lengua como libertad, Madrid, Edi- lity of the English Copula», Language, 4S (1969), págs. 71S-762).
ciones Cultura Hispánica, 1982, págs. 37-SS. 55 B. Havranek, «Zum Problem der Norm in der heutigen Sprachwissenschaft
51 /bid., «La norma lingüística», art. cit., pág. S4. und Sprachkultur», Actes du 4eme. Congres Jnternational de Linguistes, Koben-
52 !bid., pág. SS. haun, 1936, págs. 151-1S6. Sus ideas son manejadas por L. F. Lara, op. cit., pági-
53 !bid., pág. 54. nas 92 y sigs.
184 Metodología sociolingüística Interpretaci6n de los análisis 185

Visto todo esto, nos volvemos a preguntar ¿qué criterio debe- Ferguson concibió el prestigio en 1959 como una de las nueve
mos utilizar para definir el prestigio lingüístico? Tal vez la suma rúbricas que dan cuenta del renombrado concepto de diglosia. El
de todos ellos, tal vez algún otro que se nos ha quedado fuera. prestigio lo posee la lengua o variedad alta, la superior, la más
elegante y más lógica, y se le niega a la variedad baja, cuya existen-
cia en muchos casos· ni siquiera es admitida. Ferguson no hizo más
4.4.3. EL PRESTIGIO DESDE LA SOCIOLINGÜÍSTICA precisiones, pero al menos puso en primer plano un principio que
sirvió de modelo para elaboraciones posteriores.
Revisaremos ahora un conjunto de trabajos más próximos a nues- Algo similar significa la aportación de Labov. Aunque en su
tros intereses actuales: aquellos que, procedentes de la sociolingüís- obra el prestigio es traído y llevado constantemente, Labov nunca
tica, han prestado atención a la noción de prestigio. Así se ha he- ha organizado en un papel sus ideas sobre el prestigio sociolingüís-
cho en los estudios de actitudes lingüísticas, a los que se hará refe- tico. Sin embargo, hay afirmaciones, hechas de forma esporádica,
rencia más adelante. que pueden ser interesantes si se aprovechan adecuadamente 60 • La
Al margen de las interesantes aportaciones de la psicología so- pena es que esa falta de organización obliga en muchos casos a
cial 56 , los mentores del prestigio en sociolingüística son, en nuestra leer entre líneas. Por ejemplo, su trabajo sobre «La hipercorrección
opinión, Charles Ferguscm 57 , William Labov 58 y Peter Trudgill 59 , en la clase media baja como factor del cambio lingüístico» 61 hace
aunque hay que advertir que ninguno de ellos lo ha tratado de for- ver, aunque no se diga de forma explícita, que el prestigio es algo
ma sistemática y profunda. que se posee, pero también es algo que se concede. En su estudio
sobre «La base social del cambio lingüístico» 62 , Labov ofreció la
fórmula para la definición del prestigio: «la noción de prestigio
56 Véanse los artículos recogidos en J. R. Torregrosa y E. Crespo (eds.), Estudios puede ser definida en los términos y en las situaciones en que la
bdsicos de psicologfa social, Barcelona, Hora, 1982, especialmente los de D. Katz
gente la utiliza; esto es, sacándola del área de la especulación y
(«El enfoque funcional en el estudio de las actitudes», págs. 261-280), M. Sherif,
(«Las influencias del grupo en la formación de normas y actitudes», págs. 333-350), convirtiéndola en centro de investigación empírica» 63 • El problema
H. Kelman («La influencia social y los nexos entre el individuo y el sistema social; está en que la investigación empírica, tal y como la propone Labov,
más sobre los procesos de sumisión, identificación e intemalización», págs. 383-420) nos lleva a conocer los usos prestigiosos, pero no el prestigio socio-
y J. R. P. French, Jr. y B. Raven («Las bases del poder social», págs. 607-622). lingüístico en sí, lo que, por nuestra parte, no supone restar un
Véase también M. Wolf, Sociolog(as de la vida cotidiana, Madrid, Cátedra, 1982,
ápice a la conveniencia de llevar a cabo tales investigaciones. Por
y R. Lambert, «Autoridad e influencia social», en Psicología social, P. Fraise y J.
Piaget (eds.), Buenos Aires, Paidós, 1972. (Tratado de psicología experimental, otro lado, de todos es conocida la oposición que establece el mismo
núm. 9.) Labov entre status y estigma. En ella «status» se concibe como
57 Ch. Ferguson, «Diglossia», Word, IS (1959), págs. 325-340. la posición a la que la comunidad lingüística atribuye prestigio; es-
58 W. Lavob, Modelos ... , op. cit. Véase, Language in the lnner City, Phila-

delphia, Pennsylvania U. P., 1972.


59 P. Trudgill, «Sex, Covert Prestige, and Linguistic Change in the Urban British 60 Atiéndase especialmente a las págs. 81, 184, 270 y 273.
English of Norwich», Language in Society, 1 (1972), págs. 179-195. Está recogido 61 Op. cit., págs. 167-188.
en On Dialect. Social and Geographical Perspectives, New York, New York U. P., 62 Op. cit., págs. 325-400.
1982, págs. 169-185. Citaremos por esta edición. 63 Op. cit., pág. 380.
186 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 187

tigma, la posición a la que se atribuye desprestigio 64 • Las investiga- también en que se puede demostrar el funcionamiento de valores
ciones de Labov parten del presupuesto de que los individuos y de prestigio en usos lingüísticos que no son considerados tradicio-
los usos lingüísticos que poseen prestigio son los de las clases altas. nalmente como correctos o como normativos.
Concretamente, el prestigio es adjudicado de forma automática a En resumen, podemos afirmar que la investigación sociolingüís-
los hombres blancos de status más altos, lo que ha dado origen tica, ·excepción hecha de los estudios sobre actitudes, también reali-
a una dura crítica por parte de la lingüística feminista 65 , tanto des- zados por Labov 68 , no ha tratado el concepto de prestigio de for-
de un punto de vista ideológico, como puramente sociolingüístico. ma sistemática, o lo que es lo mismo, no ha sabido aprovechar
Labov asocia poder, dinero y clase social con status y prestigio. los conocimientos ofrecidos desde la sociología, de igual forma que
La asociación puede ser correcta, pero si se realizara un estudio no ha analizado los matices que ofrece el prestigio. desde una pers-
empírico sobre un solo grupo de las clases bajas, por ejemplo, en- pectiva puramente lingüística.
contraríamos, con toda seguridad, que dentro de él y sin referencia
al exterior también funcionan las categorías de status y de prestigio. 4.4.4. PRECISIONES AL CONCEPTO DE PRESTIGIO EN SOCIOLINGttts-
El lingüista británico Peter Trudgill tiene el mérito, entre otros TICA
muchos, de haber desarrollado la noción de «prestigio encubierto»,
aunque el término ya había aparecido en la obra de Labov 66 • El A) El descubrimiento y la medida del prestigio
«prestigio encubierto» puede definirse como el conjunto de valores
ocultos que se asocian a usos lingüísticos que no se ajustan a la El prestigio puede ser considerado bien como una conducta, bien
norma, o que pertenecen a una variedad no estándar, como prefiere como una actitud, es decir, el prestigio es algo que se tiene, pero
decirse en la sociolingüística anglosajona 67 • La noción de «presti- también que se concede. Podemos definir el prestigio como un pro-
gio encubierto» preseñta una dificultad: la de detectarlo y medirlo, ceso de concesión de estima y respeto hacia individuos o grupos
precisamente por tratarse de valores que los hablantes no suelen que reúnen ciertas características y que lleva a la imitación de las
reconocer abiertamente. Peter Trudgill fue capaz de cuantificar este conductas y creencias de esos individuos o grupos.
tipo de prestigio; lo hizo en su estudio sobre No~ch a propósito A la hora de medir el prestigio, es importante tomar una posi-
de las diferencias de ciertas variables lingüísticas, entre el habla de ción clara acerca de la perspectiva que se va a adoptar: la de la
hombres y mujeres. La importancia de todo esto, desde nuestro conducta o la de la actitud. La mayor parte de los sociólogos han
punto de vista, radica no sólo en el hallazgo metodológico, sino analizado el prestigio como actitud, mientras que los antropólogos
lo han estudiado como conducta. Los sociolingüistas, por su parte,
tambien han preferido profundizar en la perspectiva de la actitud,
64 Véase H. López Morales, Sociolingüística, Unidades 4 y S de Lengua Espaflo- en otras palabras, han preferido detenerse en averiguar lo que es
la II (Para Filosofía y C. de la Educación), Madrid, UNED, 1977, tema XXIV. considerado como prestigioso y no en descubrir, sobre los indivi-
65 Véase D. Cameron, Feminism and Linguistic Theory, Hampshire, Macmillan,
duos y grupos prestigiosos, cuáles son las características que los
198S, págs. 4S-46.
641 Véase también de E. B. Ryan, «Why do Low-Prestige Language Varieties

Persist?», en H. Giles y R. St. Clair (eds.), págs. 14S-1S7.


67 P. Trudgill, art. cit., págs. 172, 177, 184 y l8S.
68 Labov, W., Modelos.... caps. 5 y 6.
188 Metodología socioli11güística Interpretación de los análisis 189

convierten en tales. El punto de vista que puede ofrecer análisis nes de bilingüismo, ya que la información se recoge de una forma
más ajustados a la realidad es el de la actitud, porque profundizar indirecta. Sin embargo, creemos que debe concederse más impor-
en el prestigio como conducta presupone que el prestigio ya ha sido tancia de la que hoy tienen a las técnicas directas, que permiten
concedido por otros individuos. Ciertamente, el estudio del presti- al hablante dar.su opinión abiertamente sobre lo que considera pres-
gio como conducta puede proporcionarnos datos interesantísimos, tigioso. Desde esta· perspectiva y para una situación de monolin-
pero rara vez va a permitir descubrir nuevas normas de prestigio: güismo, redactamos un brevísimo cuestionario en el que se hacía
este descubrimiento sólo sería posible si $e analizara como actitud. a los informantes las siguientes preguntas:
La sociolingüística, insistimos, se ha ceftido a las actitudes. Pero
en casos concretos, como el de la sociolingüística laboviana, se ha l.ª) En la sociedad espaftola en que vivimos, ¿quién cree Vd.
atendido más a los usos sociolingüísticos prestigiosos que a las nor- que se expresa mejor, es decir, qué personas o tipo de personas
mas de prestigio en su conjunto. Este último objetivo no se ha lo- hablan mejor según su criterio?
grado porque los análisis se han hecho sobre aspectos lingüísticos 2. ª) ¿En qué nota Vd. que habla mejor el tipo de personas
muy parciales, normalmente pertenecientes a la fonología y la foné- que ha señalado en la pregunta anterior?
tica. Como se puede suponer, el estudio de una docena de usos 3. ª) ¿Le gustaría hablar como ese tipo de personas?
lingüísticos no puede dar mucho de sí para obtener conclusiones 4. ª) ¿Qué es para Vd. el prestigio?
generalizadoras, pero pÓr algo hay que empezar. 5. ª) ¿Qué tipo de personas tiene para Vd. más prestigio?
Las técnicas que hasta ahora se han mostrado más útiles para
el descubrimiento de usos lingüísticos prestigiosos han sido la del
reconocimiento de atributos sociales sobre textos grabados (ahí es- Al redactar el cuestionario, partimos de la idea de que los resulta-
tán los trabajos de Alvar, Quilis o López Morales) 69 y el Test de d~s de la encuesta nos proporcionarían unas nociones generales so-
Autoevaluación, puesto en práctica para el estudio de la «inseguri- bre las normas de prestigio que actúan en cada grupo social. Deci-
dad» 70 • Para el estudio del prestigio hay que suponer que lo que dimos trabajar sobre tres muestras diferentes. Una muestra repre-
el hablante cree correcto es, a su vez, lo que también considera sentativa de un grupo social concreto, el formado por estudiantes
más prestigioso, pero debemos matizar que lo que es considerado universitarios de filología, de ambos sexos y con edades comprendi-
como correcto no tiene por qué ajustarse a lo que, desde un criterio das entre los 20 y los 27 aftos. Una muestra estratificada por cuotas
normativo, se juzga como correcto. De ahí la dificultad que implica de una comunidad rural (Quintanar de la Orden, Toledo), en la
el concepto de corrección, como ya comentamos en su momento. que se manejaron las variables sexo y edad (- 20; 21 - 35; 36 - 50;
Estas formas de medir y detectar el prestigio están dando unos 51 - ) y para la que se manejaron 40 informantes (5 por cuota).
resultados admirables y de gran fiabilidad, sobre todo en situacio- Finalmente, otra muestra por cuotas que, dentro de una comunidad
urbana, no representara a ningún grupo en especial, para la que
69 Véase nota 4. se utilizaron informantes escogidos aleatoriamente en la Puerta del
70 Véase, por ejemplo, h. López Morales, «índices de inseguridad lingüística Sol de Madrid (lugar de tránsito por donde concurren personas per-
en San Juan», en Dialectología y sociolingüística. Temas puertorriqueños, cit., páginas tenecientes a muy distintos niveles socioculturales), si bien se aten-
165-181. Labov, Modelos ... , cap. 5.
190 Metodología sociolingüística Interpretación de los andlisis 191
dió a las variables sexo y edad. Los informantes se eligieron equili- (12.5%), pero ni la muestra de la calle, ni la rural atienden a este
bradamente de acuerdo con estas variables (21 hombres y 21 muje- factor 72 •
res, cada sexo tiene 8 representantes de una edad inferior a 25 aiios, La segunda pregunta, «¿En qué nota Vd. que habla mejor el
9 entre 25 y 50 y 4 mayores de 50 aiios) 71 • Para. el estudio del tipo de personas que ha señalado en la pregunta anterior?», ofrece
grupo universitario se encuestó a 30 informantes (15 hombres y 15
72 Los resultados fueron los siguientes:
mujeres).
UNIVERSITARIOS:
Nuestro estudio es simplemente exploratorio. Pretendemos des- Hombres Mujeres i
cubrir cuáles son las variables que conforman las normas de presti-
gio en cada grupo para realizar sobre ellas un análisis precuantitati- Factor «cultura» 66.6% 63.6%
Factor «edad»
65% •
vo. Se utilizó un cuestionario de final abierto, cuyo contenido ya 22.2% 22.7% 22.SOJo ••
hemos detallado. Las conclusiones que se obtienen de las encuestas Factor «hábitat» 11.1 OJo 13.60Jo •••
12.5%
pueden tener cierto interés. Pasamos a comentarlas brevemente.
Las respuestas más frecuentes a la pregunta «¿Qué personas o .......
* Los más cultos.
Los más jóvenes .
tipo de personas hablan mejor, según su criterio?» nos remiten a Zonas urbanas .
aquellos individuos que poseen una mayor cultura, que están inser-
tos en el mundo de la intelectualidad o que poseen estudios medios C. URBANA:
Hombres Mujeres i
o superiores. Las diferencias entre la muestra universitaria y la mues-
tra general, en este punto concreto, no son muy grandes: el 65% Factor «cultura» 57.1 OJo 62.5% 59.8%
*
de las respuestas de lo_s estudiantes apuntaban a las personas cultas, Factor «edad» 4.7% 20.8% 13.3% ••
mientras que en este sentido iba el 60.7% de las respuestas obteni- Políticos 14.2% 8.3% 11.1 OJo
das en la muestra general. El factor «cultura» también es el que Otros 19% 8.3% 13.3%
más aparece en la comunidad rural, pero su frecuencia relativa tan NS/NC 4.7% 2.2%

sólo es del 450Jo. La muestra rural y la urbana coinciden en seiialar • Los más cultos.
a los políticos como modelo de buen hablar con unas proporciones •• Opiniones diversas, según la edad del propio encuestado.
cercanas al 10% (9% en la rural -en los hombres 15%- y 11.1%
C. RURAL:
en la urbana), mientras que este factor no aparece en la muestra
universitaria. Por último, los universitarios admiten la validez de Hombres Mujeres i
la variable «hábitat» como indicador de prestigio, concretamente Factor «cultura» 45% 41.6% 43.1%
se refieren al hecho de desenvolverse en una comunidad urbana Factor «edad»
Políticos
20% 20.8% 20.4% •
15% 4.1 OJo 9%
Periodistas 8.30Jo 4.50Jo
71 Las encuestas en la Puerta del Sol fueron realizadas por las sociólogas Juliana Otros 20% 20.BOJo 20.4%
Moreno Femández. y Montserrat Navarrete Lorenzo, a quienes agradecemos su cola: NS/NC 4.1 OJo 2.2%
boración y profesionalidad. • Según edad del encuestado.
192 Metodología sociolingüística Interpretación de los andlisis 193

un abanico de respuestas más amplio 73 • Se hacía alusión, en las tres muestras, al vocabulario, a la fonética, a la corrección norma-
tiva y a la facilidad de palabra, entre otros factores; pero hubo
73 Los resultados obtenidos en la segunda pregunta fueron los siguientes:
discrepancias significativas: el 25.4% de las respuestas de la gente
UNIVERSITARIOS:
Hombres Mujeres i de la calle considera el léxico, el vocabulario, como el índice más
significativo de buen hablar, mientras que, para los estudiantes de
Corrección 9,50fo 31.50,,o 200fo
filología, la respuesta más frecuente se refería a la corrección de
Vocabulario 190fo 15. 70Jo 17.50fo
los usos lingüísticos (20%), aunque le seguía en importancia cuanti-
«Expresión» 9.SOfo 210,,o 150'/o
12.50,,o
tativa el léxico. En la muestra rural, el léxico tiene una frecuencia
Facilidad 9.50Jo 15. 70Jo
12.50fo
tan sólo del 6.5%. Llama la atención la aparición en los tres tipos
Fonética 190Jo 5.20Jo
9.50fo 10.50,,o IOOfo de informantes de una respuesta vaga y ambigua desde un punto
Sintaxis
Otros 23.80Jo 12.5% de vista lingüístico: «se nota que se habla mejor en la forma de
expresarse». Dentro de la lógica está que en la muestra urbana sea
C. URBANA:
Hombres Mujeres i la segunda respuesta más frecuente (17 .6o/o) y que sea la más fre-
cuente en la rural (29.1 OJo ); menos lógico es que ocupe la tercera
Vocabulario 20.80,,o 29.6% 25.40'/o posición entre los estudiantes de filología con un 150Jo y detrás del
12.50fo 22.20Jo 17.60,,o
«Expresión» vocabulario y de la corrección. Hay que apuntar, no obstante, que
12.SOfo 5.8%
Fluidez entre los universitarios se atiende por ejemplo a la sintaxis, factor
4.10,,o 7.40fo S.80fo
Claridad que no es citado entre la gente de la calle, aunque sí en la comuni-
8.30,,o 3.70,,o S.8%
Fonética
3.70fo 3.90Jo dad rural (2.1 o/o), y que es esta última la única que da cierta impor-
Corrección 4.1 Ofo
19.60,,o tancia (10.80Jo) a elementos de contenido.
Otros 25 °'º
12.SOfo
14.80fo
18.SD!o IS.6% A la pregunta «¿Le gustaría hablar como ese tipo de personas?»
NS/NC
se respondió afirmativamente con toda contundencia, especialmen-
C. RURAL:
Hombres Mujeres i te por parte de los estudiantes (86.60Jo). También es importante el
sí de la muestra urbana (69.70Jo) y de la rural (72.50Jo), pero mien-
«Expresión» 29.lOfo 4S.40fo 36.90Je
tras en éstas aparece un 9.30Jo y un 12.5o/o, respectivamente, de
Contenido 12.5% 9Dlo 10.80,,o
6.SOfo
respuestas negativas, en la universitaria el no es inexistente 74 • Tan-
Vocabulario 4.20fo 90fo
Claridad 4.2% 4.SOfo 4.30fo 74 Los datos completos son éstos:
Corrección 4.50Jo 2.1 Ofo
UNIVERSITARIOS:
Facilidad 4.SOfo 2.lOfo Hombres Mujeres i
Fonética 4.20fo 2.10,,o
Sí 800fo 93.30fo 86.6'1o
Sintaxis 4.2Dlo 2.lOfo
No
Otros 20.80,,o 9Dlo 1S.20Jo
Indiferente 6.60fo 3.30ft
NS/NC 20.SD!o 13.60fo 17.30Je
Depende 6,60,,o 3.30fo
Compárense nuestros resultados con los que ofrece López Morales (Sociolingüfstica, NS/NC 13.30fo 6.60Jo
Madrid, Gredos, 1989, págs. 205-222). S0CIOLIN00ÍSTICA. - 13
194 Metodología sociolingüística Interpretaci6n de los análisis 195
to en la calle como en la muestra rural, los noes proceden especial- cipalmente por medio de atributos personales, pero también es rele-
mente de los hombres. vante la frecuencia de las respuestas que apuntaban que el prestigio
La cuarta pregunta, «¿Qué es para Vd. el prestigio?», nos apor- es algo que debe ser reconocido por alguien ajeno al individuo al que
ta algunos datos muy reveladores 75 • El prestigio fue definido prin- se le concede. El 40.90Jo de las respuestas de la muestra de la calle
señala que el prestigio se debe a un reconocimiento ajeno. Entre
.C. URBANA:
los estudiantes, la frecuencia relativa de esta respuesta es del 20%,
Hombres Mujeres x
la mitad, y en la comunidad rural la proporción es bajísima (2.5%).
Sí 52.3% 86.3% 69.711/o La cualidad que los universitarios consideran más importante para
No 14.2% 4.SO!o 9.3% adquirir prestigio es la de la cultura (20%); la gente de la calle
Ya lo hace 14.2% 4.5% 9.3%
Depende 9.5% 4,60,o C. URBANA:

Indiferente 4.7% 2.3% Hombres Mujeres i


NS/NC 4.7% 4.SO!o 4.6%
Reconocimiento 45.4% 36.3% 40.90!0
C. RURAL:
ajeno

Hombres Mujeres x Buenas 4.5% 91/o 6.8% *


cualidades
Sí 65% 80% 72.5% Otros 40.90!0 45.4% 43.1%
No 20% 5% 12.5% NS/NC 9% 9% 9%
Ya lo hace 10% 5%
Depende 5% 15% 10% * Todos atributos personales o de conducta.

75 Los datos generales son los siguientes: C. RURAL:

UNIVERSITARIOS: Hombres Mujeres i


Hombres Mujeres i
«Algo grande» 20% 20% 20%
Cultura 22.20!0 17.6% 20070 Buenas cuali- 15% SO!o 10070
Reconocimiento 22.2% 17.6070 20% dades
ajeno
Cultura 5% 15% 10%
Dinero 16.6% 5.8% 11.4% Saber estar 5% 5%
5%
Categorla 11.7070 5.7% Éxito 5% 5% SO!o
social
Una tontería 10% s01,
Saber estar S.SO!o 5.8070 5.7% Rec. ajeno 5% 2.50,o
Éxito 11. 7070 5.7% Cat. social 5% 2.5%
Otros
NS/NC
11.1°'º 11.7%
17.6070
11.4070
20%
Otros 25% 5070 15%
22.2% NS/NC 10% 40% 25%
Metodologfa sociolingüfstica Interpretación de los análisis 197
196
apenas se acuerda de la cultura con este fin específico: da mayor La primera diferencia significativa que se aprecia entre las muestras
importancia al hecho de tener cierta categoría social o éxito profe- es la dispersión de respuestas de la general y de la rural, frente
sional. Aquí se comprueba que un grupo como el de los estudiantes a la concentración de la universitaria, en la que las personas del
de filología posee unas normas de prestigio que difieren de las de mundo de la cultura son las consideradas como más prestigiosas
otros hablantes, y téngase en cuenta que no estamos en una situa- con diferencia (las respuestas alcanzaron el 62.5070). También la cul-
ción de bilingüismo ni de diglosia. En la muestra rural, encontra- tura es factor notable en las muestras rural (21.4%) y urbana
mos una gran dispersión en las respuestas, aunque puede destacarse (21.4%), pero parejo a ella anda el reconocimiento de cualidades
la vaguedad de las más frecuentes («Algo grande, algo importan- morales («gente buena»): 14.2% en Quintanar, 19% en Madrid.
te», 200/o) y la relativa importancia (100/o) que se concede a las Salvo en los aspectos señalados, y en el hecho de que la cultura
cualidades morales, especialmente entre las mujeres. parece tener un mayor peso específico entre los jóvenes de las mues-
Por fin, la última pregunta no hace más que complementar a tras rural y urbana, las variables sexo y edad no muestran un com-
.
la cuarta: «¿Qué tipo de personas tiene para Vd . más prestigio.
.. ? » 76 . portamiento muy dispar. La proporción media que se ha obtenido
en el apartado «Otros» es del 16.5% y en el no sabe/no contesta
76 Presentamos los resultados completos: del 9.9%. Sobre los datos que acabamos de comentar y los que
aparecen en las tablas, podemos obtener las siguientes conclusiones
UNIVERSITARIOS:
generales:
Hombres Mujeres i
a) Grupo universitario. Los jóvenes universitarios, en su con-
Cultos 62.5% 62.5% 62.SOJo cepción del prestigio, se muestran especialmente sensibles a la va-
Sobresalientes 12.S'lo 6.20Jo riable «cultura», con todos los matices que encierra. En ellos tam-
Conducta adec. 12.5% 6.2%
bién se observa un mayor grado de conciencia sobre los usos lin-
Ricos 6.2% 3.1 °'º güísticos y una especil:U preocupación por la corrección.
Otros 250Jo 6.20Jo I5.60Jo
NS/NC 6.2% 6.2% 6.20Jo
C. RURAL:

Hombres Mujeres i
C. URBANA:

Hombres Mujeres i Cultos 180Jo 25% 21.4%


Buenos 4.5% 250Jo 14.2%
Cultos 14.2% 28.5% 21.40Jo
Todos 4.5% lOOJo 7.20Jo
Buenos 33.30Jo 4.7% 190Jo
Ricos 9.1 OJo 4.6%
Conducta adec. 28.5% 14.20Jo
Políticos 9.1 OJo 4.60Jo
Otros 42.8% 23.80Jo 33.30Jo •
Conducta adec. lOOJo SOJo
NS/NC 9.50Jo 14.2% 11.9%
Otros 40.9% lOOJo 26.10Jo
NS/NC 13.60Jo 20% 16.8%
* Respuestas muy variadas que no se repiten.
198 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 199

b) Muestra urbana. Los informantes urbanos poseen nociones bros de un mismo grupo 78 , el segundo es fruto de la interacción
conscientes poco claras de lo que es el prestigio. En ellos la cultura entre miembros de distintos grupos. Creemos que ambos tipos de
ocupa un lugar secundario y adquiere mayor importancia la catego- prestigio pueden ser capaces de determinar la dirección de un cam-
ría social y el éxito profesional. El prestigio para los individuos bio lingüístico. La psicología social y la sociolingüística que se está
de esta muestra depende en gran parte del reconocimiento ajeno. preocupando del estudio de la conversación en grupos reducidos 79
Para los hombres no siempre son adecuados los usos lingüísticos tienen mucho que decir a propósito del prestigio individual.
considerados como prestigiosos y correctos. 2. Prestigio como actitud / Prestigio como conducta
c) Muestra rural. •En la comunidad rural se observa un grado Son las dos caras de una misma moneda, pero sólo una de ellas,
menor de reflexión sobre el concepto de prestigio y una menor cons- la de la actitud, nos puede llevar al conocimiento de formas de
ciencia de él tal y como se entiende convencionalmente. Entre los prestigio desconocidas. Una vez descubiertas, se hace imprescindi-
informantes rurales parece no tener tanta importancia la «calidad ble detenerse en la otra cara y desarrollar investigaciones comple-
formal» de los usos lingüísticos como la efectividad en la comuni- mentarias. Por ahora, los mejores resultados, desde un punto de
cación y la ordenación de los contenidos. Las cualidades morales vista sociolingüístico, los ha proporcionado el estudio de la actitud,
y éticas son consideradas como prestigiosas, especialmente por par- principalmente con técnicas indirectas, aunque deben también te-
te de las mujeres. nerse en cuenta las directas.
A la vista de los resultados de nuestro estudio exploratorio, cree- 3. Prestigio vertical / Prestigio horizontal
mos necesario afirmar que las normas de prestigio han de buscarse El estudio del prestigio y de los fenómenos sociolingüísticos en
en el interés de cada grupo social y que sólo después de esto podrán los que se ve implicado no puede seguir haciéndose tomando como
buscarse los intereses· comunes a varios grupos hasta llegar a una paradigmas exclusivos la riqueza, la clase o el poder, y mucho me-
formulación general de las normas que rigen el prestigio en una nos si estas dimensiones sociales las barajamos indiscriminadamen-
sociedad determinada. te. El prestigio es un proceso que funciona, con un grado mayor
o menor de consciencia, entre clases sociales diferentes, entre los
B) Tipos de prestigio individuos que tienen poder y los que no lo tienen, entre las gentes
que pertenecen a ciertos status y las que no participan de ellos,
El análisis del prestigio exige, finalmente, establecer cuatro di-
cotomías que se desprenden de todo lo dicho anteriormente: 78 Véase D. Treiman, Occupational Prestige in Comparative Perspective, New

l. Prestigio de la ocupación / Prestigio del individuo York, Academic Press, 1977. Se analiza el prestigio de la ocupación en los sistemas
Existe un prestigio como atributo de la reputación de las perso- industriales y desde el punto de vista de la actitud. También es interesante, ya que
sigue las teorías de Turner, el trabajo de B. Barber, «Inequality and Occupational
nas y un prestigio como atributo formal de determinados puestos
Prestige: Theory, Research, and Social Policy», Sociological lnquiry, 48 (1978), pá-
sociales 77 • El primero es fruto de la interacción social entre miem- ginas 75-88.
79 Sirvan como muestra las obras de Ch. Goodwin (Conversational Organiza-

tion. Interaction between Speakers and Hearers, New York, Academic Press, 1981),
77 Véase F. Parkin, Orden político y desigualdades de clase, Madrid, Debate, y de J. Schenkein (ed.) (Studies in the Organization of Conversationa/ Interaction,
1978. Especialmente, págs. 49-57. Parkin, en gran parte, sigue las ideas de Weber. New York, Academic Press, 1978).
200 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 201

pero también funciona entre individuos que pertenecen a una mis-


ma clase, que participan del mismo grado de poder o de competen-
cia y que pertenecen a un mismo status, ya sea éste elevado o no GRUPO A
lo sea. Por eso, es necesario distinguir entre un prestigio vertical
o externo y un prestigio horizontal o interno. El prestigio externo
funciona entre clase y clase, entre grupo social y grupo social: es GRUPO B CLASE A
lo que justifica la imitación de las cond\lctas de las clases altas por
parte de las clases medias, tal y como ha estudiado William Labov.
El prestigio interno funciona en el interior de cada clase y en el t
GRUPO C ·
t
interior de cada grupo y puede afirmarse que para la difusión o
propagación entre los hablantes de un cambio lingüístico posee una
mayor trascendencia, desde el punto de vista práctico, que el presti-
gio externo. En cualquier caso, ambos deberían ser objeto de estu-
dio de las investigaciones sociolingüísticas (Cuadro 24).
4. Prestigio socioló,gico / Prestigio lingüístico
Las dificultades que presenta la interpretación, definición y aná-
lisis del prestigio, nacen de las interferencias que se producen entre
PRESTIGIO

EXTERNO

el prestigio sociológico y el prestigio lingüístico. Sólo aislándolos
podremos saber posteriormente qué peso ejercen por separado y GRUPO A
conjuntamente en los fenómenos sociolingüísticos. Estamos conven-
cidos de que, desarrollando estas nociones aceréa del prestigio, el
conocimiento del mecanismo de la variación y del cambio lingüísti-
t
GRUPO B
t
co po~ría salvar muchas de las limitaciones que posee en este CLASE B
momento.
t
GRUPO C
t
4.5. VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA Y VARIACIÓN GEOLINGÜÍSTICA

Los epígrafes anteriores dan fe de las numerosas implicaciones


PRESTIGIO INTERNO
que se producen entre sociolingüística y lingüística histórica, impli-
caciones que afectan no sólo a cuestiones metodológicas, sino tam-
bién teóricas. Por otro lado, son evidentes los lazos de unión que CuADRO 24
existen entre las epistemologías sociolingüística y geolingüística. El
202 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 203

estudio de la variación geolingüística ha sido competencia desde ha- demos que estará en inferioridad frente a la necesidad de recoger
ce más de un siglo de la dialectología, a la que paulatinamente se datos comparables de grandes extensiones de terreno. La puesta en
han ido incorporando los avances más notables de la lingüística práctica del método sociolingüístico en el estudio de comunidades
general: en los años 50 quedó clara la posibilidad de llevar a cabo aisladl!.S o de variaciones geosociolingüísticas en territorios no muy
una dialectología estructuralista (Weinreich), de igual forma que extensos es, hoy por hoy, inexcusable. Por eso seria conveniente
en los 70 se vieron abiertas las puertas de una dialectología genera- explorar dentro del modelo de Rona y por eso están surgiendo,
tivista (López Morales). dentro de la dialectología, corrientes como la «dialectología social»
En principio, nadie' niega la existencia de un juego de influen- y la «dialectología comunicativa» 84 •
cias mutuas entre los hechos sociolingüísticos y los geolingüísticos, Definitivamente, la dialectología tradicional ha perdido parte de
pero no parece muy claro qué vía metodológica hay que seguir para sus poderes teóricos y metodológicos sobre el estudio de las ha-
el estudio de la imbricación de unos y otros. Dado que es posible blas locales. Rona llegó a proponer una sociodialectología. Peter
hacer descripciones dialectales desde el modelo generativista y que Trudgill ha llegado a hablar de una «nueva dialectología» (frente
la sociolingüística, al menos la de Labov, también parte de él, po- a la «dialectología tradicional») que tendría dos vertientes: una geo-
dría estar ahí el primer acercamiento; sin embargo, el terreno está lingüística y otra sociolingüistica 85 • Es verdad que los límites entre
aún virgen. Se piensa que Peter Trudgill 80 está siendo el encargado una y otra son imprecisos, pero entre eso y hablar de una nueva
de guiar la aproximación entre ambas disciplinas, pero no acaba- disciplina cuyas unidades mínimas serían el geolecto y el sociolecto
mos de ver con nitidez que se esté haciendo algo distinto a combi- hay una gran distancia teórica, porque ambas unidades habrían ae
nar «detalles» dialectales con «detalles» sociolingüísticos. Más tener un fundamento común que no se ha proporcionado. Si definir
parece una yuxtaposición de resultados obtenidos con métodos dis- el concepto de dialecto ha sido difícil, sin que se haya conseguido
tintos que la creación de una metodología específica. Bien útiles la unanimidad en la propuesta 86 , y aún está por definir desde la
podrían ser los planteamientos realizados por Pedro Rona 81 , pero sociolingüística lo que es un sociolecto 87 , lograr la conjunción de
tampoco han sido llevados suficientemente a la práctica 82 •
Con el fin de acercar ambas disciplinas, somos partidarios, por 84 Véase en E. Halbband (ed.), Dialektologie... (Berlin, Walter de Gruyter, 1982,

ejemplo, de incluir la sociolingüística en los atlas 83 , pero compren- vol. 1.1), el cap. XIII, dedicado a trabajos sobre dialectología comunicativa. Tam-
bién, H. Niebaum, Dialektologie, Tübingen, 1983.
85 Véase J. K. Chambers y P. Trudgill, passim, especialmente págs. 15-36; W. N.

80 Véase W. Labov, «Building ... », págs. 42-46. De P. Trudgill, Dialects in Con- Francis, Dialectology, London, Longman, 1983. Sobre relación entre dialectología
tact, Oxford, Blackwell, 1986; J. K. Chamber y P. Trudgill, Dialectology, Cam- y sociolingüística, véanse J. P. Rona, «Una visión estructural de la sociolingüística»,
bridge, CUP, 1980. Santiago, 7 (1972), págs. 22-36; J. M. Lope Blanch, «La sociolingüística y la dialec-
81 J. P. Rona, «The Social Dimension of Dialectology», International Joumal tología hispánica», en F. Aid, M. Resnick y B. Saciuk (eds.), 1975 Colloquium
of the Sociology of Language, 9 (1976), págs. 7-22. on Hispanic Linguistics, Washington, Georgetown U. P., 1976, págs. 67-90; Y. Mal-
82 Exceptuamos las propias investigaciones del profesor de la Universidad de kiel, «From Romance Philology Through Dialect Geography to Sociolinguistics»,
Ottawa. Jnternational Journal of the Sociology of Language, 9 (1976), págs. 59-84.
83 P. García Mouton y F. Moreno, «Proyecto de un Atlas Lingüístico (y etno- 86 Véase M. Alvar, «Hacia los conceptos de lengua, dialecto y hablas», Nueva

grdfico) de Castilla-La Mancha», Actas del I Congreso de Historia de la Lengua Revista de Filología Hispdnica, XV (1961), págs. 51-60.
Espallola, Madrid, Arco-Libros; 1988, págs. 1461-1480. 87 Se han dado definiciones poco útiles. Por ejemplo, McDavid, «Differences
204 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 205

dos «materias inconcretas» es una tarea a la que no vemos un fin Desde esta perspectiva podría incorporarse la descripción siste-
fácil e inmediato, en parte porque creemos que se están confun- mática de actos paralingüísticos y kinésicos que tan importante fun-
diendo elementos de categoría diferente: por un lado está el objeto ción cumplen en el proceso comunicativo 91 •
de estudio y por otro el modo de analizarlo. Es obvio que cualquier
acto lingüístico tiene, entre otras, una dimensión geográfica y una
dimensión social y que ambas son inseparables. Pero la lingüística 4.7. LINGÜÍSTICA DEL HABLA
trabaja, recordemos, con «modelos ide~izados de una porción de
lengua». De igual forma que existen modelos sociolingüísticos, exis- Los actos lingüísticos son multidimensionales, pero la dificultad
ten modelos de descripción geolingüística y pueden existir aislada- de analizarlos como tales exige acogerse a disciplinas distintas que
mente porque son simples artificios de investigación. ¿Acaso puede se preocupan por cada una de esas dimensiones. Podríamos hablar
separarse la dimensión sociológica de la dimensión psicológica de de «disciplinas de compromiso», como esa «nueva dialectología»
un individuo? Sin embargo, existen disciplinas (sociología y psico- a la que se refiere Trudgill, pero uno de los problemas, aparte de
logía) que las estudian de forma independiente. los que ya hemos planteado, está en que, si el solapamiento entre
geolingüística y sociolingüística es evidente, no menos obvios son
los existentes entre sociolingüística y pragmática, geolingüística y
4.6. El:" PROCESO COMUNICATIVO lingüística histórica, sociolingüística y lingüística histórica, pragmá-
tica y geolingüística. Al ser así, ¿debería crearse una «dialectolo-
Acabamos de mencionar que los actos lingüísticos tienen, entre gía» que incluyera todo tipo de variación (diacrónica, diatópica,
otras, una dimensión geográfica y una dimensión social. Al decir diastrática, diafásica)? Nuestro punto de vista es otro. Creemos que
«otras» pensamos en la dimensión histórica, ya comentada, y en todas estas variaciones, todas las dimensiones del acto lingüístico,
la dimensión pragmática, y todas ellas son inseparables. No cabe están acogidas bajo un mismo seno, que no es otro que el de la
duda de que la pragmática de la lengua hablada está haciendo sus lingüística del habla, de la actuación, diferenciada de la lingüística
propuestas peculiares 88 , incorporando valiosos avances de la filo- de la lengua, de la competencia 92 , aunque ambas están estrecha-
sofía del lenguaje (pensamos especialmente en Austin 89) y de la mente unidas. El método de descripción de los hechos recogidos
psicolingüística. Las implicaciones entre sociolingüística y pragmá- en esa lingüística no estaría predeterminado. Ahora bien, la des-
tica son evidentes, aunque el acercamiento entre ambas entidades, cripción puramente lingüística de unos hechos de habla podría in-
como modelos de descripción o artificios de investigación, sólo se corporar diversos sistemas teórico-metodológicos, dependiendo de
han producido de soslayo. En esta línea han ido los estudios de que el investigador quisiera poner el acento en alguna dimensión
Hiroto Ueda sobre los tratamientos en españ.ol y japonés 90 • especial del acto (geográfica, social, comunicativa 93 o histórica).
Aunque cualquier variación lingüística se produce en un c~ntexto
in an Urban Society», en W. Bright, Sociolinguistics, The Bague, Mouton, 1966,
págs. 74-80.
88 Véase S. Levinson, Pragmatics, Cambridge, CUP, 1983. 91 Véase L. Milroy, Language and Social Networks, cit., págs. 84-94.
89 Austin, l L., How to do Things with Words, London, Oxford U. P., 1962. 92 No hacemos sinónimos «lengua» y «competencia».
90 Cf. nota 9.
93 Incluimos lo psicológico y psicolingüístico.
206 Metodología socfolingüística Interpretación de los análisis 207

social concreto, sale de boca de una persona en una situación con- S y H se está cultivando la sociolingüística histórica 94 y la sociolin-
creta, en un momento histórico determinado y de acuerdo con cier- güística preocupada por los cambios en marcha 95 • De la relación
tos condicionantes geográficos, en la investigación es posible des- entre G y H se ha dado fe constantemente desde el siglo XIX 96 •
membrar la realidad con el fin de llegar a un mejor conocimiento La historia de la lengua literaria ha ocupado algunos tramos de
de ella. Por eso pueden estudiarse los hechos de habla exclusiva- la flecha que une H y P. La «dialectología comunicativa» preten-
de 97 ocupar la línea G-P 98 • La relación entre G y S llevó a Rona
a hablar de socio-dialectología, pero si una y otra están en. esquinas
(G) Geografía Sociolingüística (S)
distintas es porque les hemos atribuido unos rasgos diferenciadores:
Lingüística
la sociolingüística se encarga de la lengua en su contexto social (nor-
malmente hablas locales 99 ), y la geografía lingüística, del estudio
de las variedades habladas en un territorio, generalmente por medio
de los atlas lingüísticos.
Lingüística En nuestra propuesta se reconoce la variación conjunta de fac-
del habla tores de distinta naturaleza, pero se admite la posibilidad de estu-
diar cada uno de esos factores minimizando los demás. Por eso
carece de sentido la propuesta de una «nueva dialectología», que
daría cuenta de las variaciones geosociolingüísticas. No se pueden
(H) Lingüística Pragmática (P) despreciar las variaciones que nacen de factores distintos a la geo-
Histórica grafía y la sociología. Podría hablarse de «dialectología» en vez
de «lingüística del habla». Pero todo el problema sería terminológi-
CUADRO 25 co, porque en ella habría que incluir igualmente cualquier tipo de
variación.
Creemos que un modelo que pretenda restringirse a lo diatópico
mente en su contexto social, enfrentándolos a los que tienen oríge- y a lo diastrático es demasiado pobre. El modelo debe acoger otras
nes geográficos diferentes, orígenes diacrónicos distintos o encua- fuentes de variación y no debe impedir cultivar aislada o conjunta-
drándolos en la psicología de los individuos que los han emitido
y en sus situaciones inmediatas. De ahí que esa lingüística del habla 94 S. Romaine, Socio-historical Linguistic ... , cit.
tenga, según nuestro criterio, cuatro vértices unidos entre sí: lin- 95 Encabezada por W. Labov, «Building ... », art. cit.
96 Véase P. Garcia Mouton, «El estudio del léxico en los mapas lingüísticos»,
güística geográfica, lingüística histórica, pragmática y sociolingüís-
tica (Cuadro 25). en F. Moreno (ed,), págs. 27-75.
97 Decimos «pretende» porque en la mayor parte de los casos sólo se hace
Pero, así como puede estudiarse el objeto desde cada uno de pragmática.
los vértices, puede analizarse desde infinitas posiciones intermedias, 98 Véase M. Deuchar, «Sociolinguistics», en J. Lyons (ed.), New Horizons in

que representamos en forma de flechas reversibles. Algunos puntos Linguistics 2, Harmondsworth, Penguin Books, 1987, págs. 296-310.
99 Comunidades, estratos, grupos, etc.
intermedios de estas flechas ya han sido ensayados: en la que une
208 Metodología socio/ingüística

mente, en grado diverso, la geolingüística, la sociolingüfstica, la lin-


güística histórica y la pragmática 100 •
La sociolingüística se está apoderando legítimamente de una parte
de lo que antes era competencia de la dialectología (el estudio mo-
nográfico de hablas locales), pero ha creado un nuevo status meto-
dológico, distinto del status de la geolingüística, vástagos ambos
de la lingüística del habla, como lo son los métodos de la lingüística CONCLUSIÓN
histórica y de la pragmática, aunque todos ellos estén íntimamente
relacionados por ocuparse de dimensiones que concurren en un mis-
mo objeto de estudio.
Estas páginas han pretendido presentar las líneas maestras de
la metodología sociolingüística, sei'ialando etapa por etapa (recogi-
100 Véase E. Coseriu, «Los conceptos de 'dialecto', 'nivel' y 'estilo de lengua'
y el sentido propio de la dialectología», Lingüística &paño/a Actual, III (1981),
da de datos, análisis, interpretación) las reglas que la guían y los
págs. 1-30. obstáculos que ha de salvar. Ha quedado patente la dificultad de
separar unos procesos de otros en el devenir metodológico.
Los comentarios que se han realizado no son válidos para afron-
tar cualquier tipo de investigación sociolingüística. Nuestro interés
se ha centrado especialmente en una sociolingüística epistemológi-
camente vinculada a la lingüística, cuyo interés por el estudio del
lenguaje en su contexto social, aunque admita el concurso de aspec-
tos etnográficos, psicosociales o pragmáticos, la caracteriza sufi-
cientemente y la distingue de otras disciplinas (especialmente de la
sociología del lenguaje), con las que coincide de un modo parcial.
Se ha trabajado, por tanto, con el concepto más estricto de
sociolingüística.
Hemos puesto especial atención a la hora de tratar la relación
existente entre sociolingüística y otras disciplinas también interesa-
das por el habla, por el complejo de la actuaci6n y de la variaci6n
lingüísticas. Consideramos interesante concebir la lingüística del ha-
bla como una red de relaciones interdisciplinares cuyos núcleos es-
tén constituidos por la sociolingüística, la geolingüfstica, la pragmá-
tica y la lingüística histórica. Todas ellas están vinculadas: en cierta
medida comparten el objeto de estudio y, por lo tanto, se enfrentan
a problemas teóricos y metodológicos similares. De estas relaciones,
SOCIOLING01ST1CA. - 14
210 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 211

nos ha parecido especialmente interesante la que la sociolingüística 5. ª) El conjunto de tipos será exhaustivo, esto es, cada
establece con la geolingüística, porque, si bien es verdad que traba- elemento deberá encuadrarse en uno de los tipos.
jan sobre dimensiones de unos mismos hechos, no menos cierta
C) REGLAS DE INTERPRETACIÓN
es la posibilidad de que cada una de ellas conserve su propio status
1. ª) La interpretación estará en correspondencia con la
teórico-metodológico. Si la confluencia de estas disciplinas fuera
finalidad del estudio y el análisis de los datos.
inevitable, como quiere hacerse ver, también sería inevitable la con- 2. ª) Mediante la interpretación hay que establecer la con-
fluencia de ambas, ya unidas, con otras formas de hacer lin-
tinuidad en el proceso investigador general, poniendo
güística que, como la pragmática o la lingüística histórica, se ocu- en relación los resultados del estudio con los de
pan de otras dimensiones parciales de los hechos lingüísticos.
otros.
El primer capítulo lo hemos dedicado a fijar un conjunto de
3. ª) La interpretación debe establecer conceptos aclaratorios.
reglas elementales que puedan ser útiles para afrontar cualquier in-
vestigación sociolingüística, dentro de los limites marcados más arri-
ba. El corpus de reglas es el siguiente: El sentido pleno de estas reglas nace, por un lado, de la delimi-
tación de los conceptos de «método» y «técnica» y, por otro, de
A) REGLAS DE RECOGIDA DE DATOS
complementar adecuadamente «método» y «teoría». La puesta en
l.ª) El investigador debe dejar a un lado cualquier noción marcha de una investigación exige al sociolingüista tratar con dete-
previa. nimiento el ámbito teórico en el que se va a mover, el método que
2. ª) El objeto de la investigación deben constituirlo fenó- va a dotar a la teoría de capacidad explicativa y la técnica que
menos definidos por unos caracteres comunes, ex- conviene en coherencia con los límites metodológicos y la naturale-
teriores y constantes. za de los datos. El proceso pre-empírico requiere, por tanto, consi-
3. ª) Los hechos sociolingüísticos no deben ser confundidos derar el encadenamiento teoría-+ método-+ técnica, en esta misma
con sus manifestaciones individuales. dirección. Cuando el estudio empírico haya sido concluido, la inter-
4. ª) Los hechos han de ser observados utilizando la técnica pretación de los resultados necesitará dar cuenta de la eficacia de
más adecuada a cada caso. la correspondencia entre un eslabón y otro en la dirección contraria.
B) REGLAS DE ANÁLISIS Nuestras «reglas del método sociolingüístico» están pensadas es-
pecialmente para la etapa empírica de la investigación y se han pre-
l.ª) El análisis estadístico debe cumplir, entre otros, dos
parado sobre las Reglas del método sociológico propuestas por Émile
fines: a) describir y resumir los datos; y b) hacer
Durkheim en 1895. Esa etapa empírica, núcleo de la metodología,
estimaciones de significación y de fiabilidad.
responde a cómo hacer la investigación, pero requiere que antes
2. ª) La estadística debe ser considerada como un mero
se conteste a un qué hacer y para qué hacerlo, lo que incluye el
instrumento, nunca como un fin en sí mismo.
planteamiento de hipótesis de trabajo.
3. ª) El conjunto de tipos o categorías sociolingüísticas
El capítulo segundo ha tratado de la recogida de materiales lin-
se ajustará a unos mismos principios o criterios.
güísticos. Desde este punto de vista, la metodología sociolingüística
4. ª) Los tipos o categorías de cada conjunto serán mu-
supone un avance más para la lingüística que tradicionalmente vie-
tuamente excluyentes.
212 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 213

ne trabajando sobre co_rpora de datos, sin que ello invalide por por cuanto, dentro de esta última, también tendrían que ser inclui-
completo prácticas de origen más lejano. Los más notables antece- das la lingüística histórica y la pragmática, además de la sociolin-
dentes del eonjunto de métodos sociolingüísticos están en la dialec- güística.
tología y en la lingüística de corte antropológico. De hecho, en gran Es importante resaltar que la sociolingüística trabaja con mode-
medida, la sociolingüística actual pretende superar las deficiencias los idealizados de porciones de lengua. Aquí encontramos algunas
que los estudios dialectales han presentado para el estudio de la de sus limitaciones, pero también la razón de su efectividad analíti-
variación lingüística. El modo de conseg11irlo tiene una palabra cla- ca. El nivel en que esta efectividad se ha hecho más patente es
ve: cuantificación. Sin embargo, partiendo de la idea de que el estu- el de la fonética y la fonología, si bien no por ello hay que echar
dio cuantitativo del lenguaje en su contexto social está dando unos en saco roto los avances en los niveles sintáctico y léxico.
resultados excelentes, no parece claro que las propuestas metodoló- A la hora de recoger los datos, el registro que más ha preocupa-
gicas de la sociolingüística, especialmente en lo que se refiere a la do a los sociolingüistas es el casual, en parte por el atractivo que
recogida de datos, hayan ido siempre en el sentido opuesto al del ofrece para conocer cómo funciona la comunicación cotidiana, en
método dialectal. El porqué es sencillo de explicar. Tanto la dialec- parte por el reto científico de acceder a tal tipo de discursos.· Puede
tología como la sociolingüística han de enfrentarse a unos proble- decirse que en este aspecto se ha llegado a logros importantes. Tam-
mas comunes cuyas soluciones han de ser, por fuerza, similares: bién ha sido beneficiosa, para la lingüística en general· y en concreto
preparación de los instrumentos para la recogida de datos (cuestio- para la sociolingüística, la incorporación de técnicas de muestreo
narios, entrevistas, etc.), formación de los exploradores, acceso a orientadas a la selección de informantes, aunque en este sentido
los hablantes. Qué duda cabe de que una y otra disciplina adoptan siempre se irá detrás de la pauta marcada por matemáticos, estadis-
posturas dispares en numerosos puntos, pero el desarrollo de la tas e informáticos. Por otro lado, la sociología y la psicología han
sociolingüística deja entrever que muchos de los criterios geolin- prestado una especial ayuda para poner en marcha nuevas técnicas
güísticos no son tan descabellados como se ha dicho. El principio de recogida de datos. Actualmente c01itamos con una gama de po-
de la «homogeneidad en la conducta lingüística», propuesto por sibilidades suficientemente amplia para satisfacer numerosos pro-
Labov, está justificando algunas prácticas de los dialectólogos (v. pósitos, teniendo en cuenta que las técnicas pueden combinarse unas
g. trabajar con pocos informantes). Además, es obvio que la cuan- con otras para multiplicar su potencialidad y llegar a resultados
tificación en sí misma, a pesar de su importancia, no agota las posi- de un mayor alcance.
bilidades metodológicas y que las aproximaciones cualitativas no Las técnicas de recogida de datos poseen distintos grados de
deben despreciarse en absoluto. Lejos estamos de pensar que las estructuración. Nuestra clasificación, que no es ni mucho menos
metodologías sociolingüística y dialectal son en el fondo una misma exhaustiva, distingue entre técnicas de observación y técnicas de en-
cosa: los límites teóricos en los que una y otra se mueven están cuesta. Las primeras sirven para recoger datos tal y como se produ-
bien trazados, por eso separamos, en la lingüística del habla, la cen en sus contextos naturales; con las segundas, los datos que se
geolingüística de la sociolingüística. Habrá quien prefiera llamar recogen surgen a petición del investigador, contando lógicamente
«dialectología» a la lingüística del habla. Es un simple problema con el consentimiento y la colaboración de los informantes. Dentro
de nombre, que tendría como consecuencia la desvinculación par- de las técnicas de encuesta, hemos tratado separadamente las direc-
cial de los conceptos _de «geografía lingüística» y «dialectología», tas de las indirectas. Las técnicas directas de encuesta recogen datos
214 Metodología sociolingüística Interpretación de los análisis 215

que son proporcionados consciente y voluntariamente por el infor- de variaciones cuya cuantificación exige disponerlas en escalas de
mante; las técnicas indirectas solicitan de él una información con diversos tipos dependiendo de si se trata de hechos cualitativos (se-
valores subliminales que son los que realmente interesan al investi- xo, profesión, raza, ... ) o cuantitativos (grado de abertura vocálica,
gador y que el informante facilita de forma inconsciente. Las técni- grado de relajación de -d-, ... ).
cas directas más utilizadas son la entrevista y el cuestionario, cada La aplicación de la estadística a materiales sociolingüísticos se
una de las cuales ofrece una gran variedad de alternativas con dis- ha ido transformando a lo largo de los años, aunque no con mucha
tinto grado de estructuración. Las técnicas indirectas son conocidas rapidez. En los años sesenta y primeros de la década de los setenta
habitualmente como te$tS (inseguridad lingüística, pares falsos, etc.). se utilizaron técnicas que aquí hemos Úamado descriptivas. A partir
La regla que habla de utilizar la técnica más adecuada a cada caso, de ese momento, hasta la actualidad, ha sido cada vez más frecuen-
siempre debe tenerse en cuenta, sopesando las ventajas e inconve- te la utilización de técnicas multivariables, que p~rmiten trabajar
nientes que presenta cada técnica y el efecto de combinarlas entre sí. con materiales muy diversos y en grandes cantidades. Para ello ha
El cápítulo tercero de estas páginas se ha centrado en el análisis sido decisiva la incorporación de las máquinas electrónicas como
de los materiales sociolingüísticos. No es frecuente que a la hora una herramienta más de trabajo.
de presentar los resultados de las investigaciones sociolingüísticas Entre los cálculos estadísticos, han tenido una especial utilidad
se dé detallada cuenta de cada uno de los pasos seguidos en la para analizar materiales sociolingüísticos la varianza, la desviación
etapa del análisis. En nuestra opinión, es importante situar al lector típica, las pruebas de t y x2 , el estudio de las correlaciones, de
en unas condiciones similares a las del investigador, para poder com- la covarianza, de las regresiones lineales y las técnicas multivaria-
probar la conveniencia de las técnicas empleadas o incluso plantear bles. La probabilística, por su lado, ha hecho posible la formula-
otras soluciones analíticas. Normalmente la cantidad de datos reco- ción de reglas variables, dentro de la sociolingüística laboviana, por
gidos en sociolingüística es tal que no parece razonable limitar su medio de las cuales se ha podido llegar a una nueva concepción
interpretación a un solo punto de vista. de la competencia lingüística. La estrecha vinculación que existe
Los análisis que nos han preocupado de forma casi exclusiva entre método y teoría encuentra en este campo uno de sus más
en este capítulo han sido los cuantitativos. En ellos cobra especial logrados exponentes.
trascendencia la aplicación de técnicas estadísticas. Siguiendo el plan- Nuestro último capítulo ha puesto su atención en la interpreta-
teamiento de Ralph Fasold, hemos considerado como subyacentes ción de los resultados de los análisis y en las implicaciones teóricas
al uso de la estadística en sociolingüística, aunque válidos para otros que surgen en la propia interpretación y respecto de todo el proceso
campos, los conceptos de población, característica, cuantificación metodológico.
y distribución. Interpretar no sólo es dar sentido a los resultados obtenidos de
La sociolingüística, a grandes rasgos, trabaja con dos tipos de los análisis, determinando, por ejemplo, la relación causal entre va-
variables: lingüísticas y sociales. Siguiendo el criterio de que la so- riables, sino examinar si las distintas partes de la metodología se
ciolingüística debe preocuparse ante todo por el lenguaje, las varia- han ensamblado de forma apropiada, hacer ver lo que el estudio
bles lingüísticas se manejan como variables dependientes, mientras supone respecto de investigaciones anteriores, para lo cual se habrá
que las sociales se consideran como variables independientes. Cada necesitado facilitar la comparabilidad, y determinar lo que el expe-
una de ellas presenta en su seno una serie, más o menos extensa,
216 Metodología sociolingüística

rimento aporta a la teoría, revisando alguna de sus facetas, profun-


dizando en ellas o haciendo nuevas aportaciones.
La consideración de la variación sociolingüística como algo in-
herente a la lengua, sin que se rechace la existencia de elementos
que no varían, implica directamente fenómenos como el cambio
lingüístico, la actuación lingüística en los procesos comunicativos
y los contrastes en el eje diatópico. Parti~ularmente, la sociolingüís- BIBLIOGRAFÍA
tica de William Labov ha mostrado una especial preocupación por
los cambios lingüísticos en marcha, asunto de indudable interés pa-
ra la lingüística en general y para la lingüística histórica en particu- Abad, F. (ed.), Lecturas de sociolingüística, Madrid, EDAF, 1977.
lar. En el desarrollo de un cambio tiene especial protagonismo el Agheyisi, R., y Fishman, J. A., «Language Attitude Studies», Anthropolo-
reconocimiento de pautas prestigiosas, pero curiosamente el con- gical Linguistics, 12 (1970), págs. 137-157.
cepto de prestigio es uno de los menos perfilados. En nuestra opi- Aid, F., Resnick, M., y Saciuk, B. (eds.), 1975 Colloquium on Hispanic
nión, es necesario estudiar el prestigio de una forma más analítica Linguistics, Washington, Georgetown U. P., 1976.
de lo que se ha hecho hasta el momento, distinguiendo el prestigio Albó, A., «Social Constraints on Cochabamba Quechua», tesis doctoral,
University of Cornell, 1970.
como atributo de la repútación de las personas (individual) del pres-
Alvar, A., «Para una sociolingüística del latín», Philologica Hispaniensia
tigio como atributo de determinadas posiciones sociales (de ocupa-
in honorem Manuel Alvar. l. Dialectología, Madrid, Gredos, 1983, pá-
ción); el prestigio como actitud, del prestigio como conducta; el ginas 57-68.
prestigio interno, del externo; y, por último, el funcionamiento del Alvar, M., Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía, Granada, CSIC,
prestigio en la esfera sociológica y su incidencia en la lingüística. 1961-1973 (6 vols.). Con la colaboración de A. Llorente y G. Salvador.
Metodológicamente sería interesante combinar las técnicas indirec- - , «Hacia los conceptos de lengua, dialecto y habla», Nueva Revista de
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En estas páginas sólo se han mostrado algunos de sus aspectos más
-, «Karl Jaberg y la geografía lingüística», Revista de Dialectología y
interesantes, pero confiamos en que hayan sido los suficientes para Tradiciones Populares, XXIX (1973), págs. 301-312. Recogido en La
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ÍNDICES
ÍNDICE DE AUTORES

Agheyisi, R., 32 n. 31. Bickman, L., 92.


Aid, F., 203 n. 85. Bloch, B., 45 n. 14.
Albó, A., 70 n. 84. Blom, J. P., 73 n. 95, 93.
Alvar, A., 181 n. 47. Boissevain, J., 53 n. 30.
Alvar, M., 22 n. 4, 32 n. 31, 42 n. Borrego, J., 37.
4, 44, 48 n. 21, 71 n. 86, 88 n. Bortoni-Ricardo, S. M., 73.
125, 174 n. 32, 181 n. 47, 182, Bouchard Ryan, E., 32 n. 31, 186
188, 203 n. 86. n. 66.
Alvira, F., 158 n. 63. Bowers, D., 155 n. 61.
Anttila, R., 173 n. 27. Bright, W., 21 n. 3, 173 n. 27, 203
Applebaum, R. P., 176 n. 35. n. 87.
Ardener, E., 22 n. 7. Brink, L., 163 n. 2.
Austin, J. L., 60 n. 53, 204. Brown, R., 68.
Burghardt, L. H., 45 n. 14.
Butler, C., 88 n. 124.
Bailey, Ch. J., 59 n. 47, 171. Bynon, T., 172 n. 25.
Barber, B., 199 n. 78.
Barnes, J. A., 53 n. 30.
Bauman, R., 23 n. 10, 79 n. 104. Cameron, D., 186 n. 65.
Beeghley, L., 176 n. 36, 177 n. 37. Cedergren, H., 163 n. 2.
Beinhauer, W., 34 n. 39. Chambers, J. K., 202 n. 80, 203 n.
Bell, A., 66 n. 74, 114. 85.
Bennett, S., 155 n. 61. Chapman, R., 150 n. 54.
Berutto, G., 174. Chein, l., 78 n. 102, 82, 84, 87.
Bickerton, D., 52 n. 29, 166, 170- Chomsky, N., 37 n. 47, 132, 162.
173. Clark, S., 53 n. 34.
238 Metodología sociolingüística Índice de autores 239

Cohen, P., 73 n. 96, 74, 169. Ferguson, Ch., 184, 185. Halbband, B., 203 n. 84. n. 33, 35, 36, 49 n. 23, 50 n. 25,
Comte, A., 21 n. 2. Femández, F., 68 n. 79, 165 n. 8. Halliday, M. A. K., 46 n. 16. 51, 52, 54, 58, 59 p.. 47, 60, 62
Cook, S. W., 33 n. 34, 69 n. 81. Feyereband, P., 47 n. 18. Harris, J., 170 n. 20, 173 n. 27. n. 58, 63-67, 69 n. 81, 70, 73, 74,
Cooper, R. L., 32 n. 31. Fielding, G., 145 n. 50. Havranek, B., 183 n. 55. 75 n. 100, 80, 83, 84, 86, 89, 90,
Coseriu, B., 26, 31, 174 n. 32, 182, Fienberg, S., 157 n. 62. Hayashi, Ch., 153 n. 60. 93, 96, 97 n. 142, 98, 99 n. 143,
208 n. 100. Filstead, W. J., 69 n. 81, 90 n. 130, Herzog, M., 166, 167, 170. 99 n. 146, 101 n. 149, 103, 104,
Coupland, N., 66 n. 72. 95 n. 135. Hoaglin, D., 122 n. 24. 109, 115, 119, 132, 161, 162-164,
Crespo, ·B., 184 n. 56. Fishman, J. A., 32 n. 31, 68 n. 80. Holmes, J., 26 n. 18, 53 n. 32. 166, 167-169, 170, 171, 183 n. 54,
Fletcher, P., 122 n. 24. Hope, K., 178 n. 41. 184-187, 200, 202, 207 n. 95, 212,
Fraisse, P., 184 n. 56. Houck, Ch. L., 83. 216.
Dauzat, A., 44 n. 9. Francis, W. N., 203 n. 85. Hudson, R., 61 n. 55, 115. Lambert, R., 184 n. 56.
Davis, K., 178.
Fraser, C., 145 n. 50, 175 n. 33. Hughes, A., 122 n. 24. Lambert, W., 104.
Davis, L. M., 146.
French, J. R. P., Jr., 184 n. 56. Hymes, D., 17, 26 n. 18, 51 n. 26, Lara, J. F., 182 n. 48, 183 n. 55.
De Camp, D., 171.
73 n. 95, 90, 171 n. 22. Larmouth, P., 157 n. 62.
De Kock, J., 109 n. 2.
Lavandera, B., 59 n. 47.
Descartes, R., 23 n. 11. García Ferrando, M., 158 n, 63.
Lehmann, W. P., 163 n. l, 166 n.
Deuchar, M., 207 n. 98 ..· García Mouton, P., 108 n. 1, 202 Ibáñez, J., 158 n. 63.
10.
Díaz Mufi.oz, M. A., 80 n. 106. n. 83, 207 n. 96.
Levinson, S., 204 n. 88.
Dieth, B., 44 n. 10. Gerth, H., 177, 178.
Jaberg, K., 42, 43. . Lewis, J., 73 n. 96, 74, 169.
Dittmar, N., 46, 155. Giglioli, P. P., 54 n. 35.
Jones, V. M., 86, 119. Lieberson, S., 21 n. 3.
Douglas-Cowie, B., 74 n. 97. Giles, H., 32 n. 31, 114 n. 9, 175
Jud, J., 42, 43. Likert, R., 101.
Durkheim, É., 21, 24, 25, 26, 27, n. 33, 186 n. 66.
Livie, A., 122 n. 24.
30, 31, 32, 34, 36, 38, 55, 211. Gillieron, J., 42.
Llorente, A., 44 n. 9.
Gilman, A., 68. Kahane, H., 174.
Loffler, H., 108 n. l.
Gimeno, F., 22 n. 4, 54 n. 35. Kalton, G., 81 n. 108.
Bagleson, R. D., 183 n. 54. Lope Blanch, J. M., 180 n. 45, 203
Girard, D., 157 n. 62. Katz, D., 184 n. 56.
Bdwards, U., 74 n. 97. n. 85.
Goebl, H., 108 n. l. Kay, P., 26 n. 22.
Bdwards, V., 73. López Morales, H., 15 n. l, 21 n.
Goffman, B., 23 n. 9. Kelman, H., 184 n. 56.
Blizaincín, A., 68 n. 80. 3, 22 nn. 4-8, 36 n. 41, 40 n. 1,
Gómez Molina, J. R., 37, 155 n. 61. Kibrik, A. B., 49.
Bilis, A. J., 42. 58 n. 44, 59 n. 47, 60 n. 49, 104,
Goodman, L., 157 n. 62. King, R. D., 173 n. 27.
Bilis, J., 61, 62. 110 n. 5, 127 n. 33, 132 n. 39,
Goodwin, Ch., 199 n. 79. Kingsley, D., 53 n. 33.
Btxebarría, M., 37. 136-137, 174 n. 32, 186 n. 64, 188,
Granovetter, M., 53 n. 30. Kirk, J. M., 44 n. 11.
192 n. 73, 202.
Green, J., 75 n. 98. Kretzshmar, W. A., 43 n. 6.
Lund, J., 163 n. 2.
Fasold, R., 32 n. 31, 124, 137 n. 44, Greenbaum, S., 183 n. 54. Kurath, H., 43. Lyons, J., 207 n. 98.
138, 163 n. 2, 172 n. 25, 214. Gumperz, J. J., 17, 51, 53 n. 32,
Feagin, C., 163 n. 2. 54 n. 35, 73, 90, 93.
Laberge, S., 116.
Labov, W., 16, 24, 25 n. 15, 29, 32 Macaulay, R. K. S., 65, 89, 163 n. 2.
240 Metodología sociolingüística Índice de autores 241

Malkiel, Y., 163 n. 1, 166 n. 10, 203 Nerón, 181. Rona, J. P., 54 n. 35, 202, 203, 207. Spencer, M., 175 n. 34.
n. 85. Niebaum, H., 108 n. 1, 203 n. 84. Rousseau, P., 132. St. Clair, R. N., 175 n. 33, 186 n.
Marinas, J. M., 66. Ninyoles, R., 174, 180. Ruiz Tinoco, A., 153, 165 n. 9. 66.
Mariner, S., 181 n. 46. Noelle, E., 122. Steiner, R., 119.
Markova, l., 145 n. 50. Strang, B., 86.
Martínez Martín, F. M., 87 n. 122. Saciuk, B., 203 n. 85.
Orton, H., 44 n. 10. Salvador, G., 44 n. 9.
Marx, K., 176.
Maxwell, A. E., 152 n. 56. Samarin, W. J., 45 n. 14. Thelander, M., 51, 111.
McDavid, R. l., 203 n'. 87. Parkin, F., 198 n. 77. Sankoff, D., 26 n. 22, 116, 132, 163 Thomas, A. R., 43 n. 6, 53 n. 34,
Miller, J., 150 n. 54. Pellowe, J., 86, 119. n. 2. 108 n. l, 146 n. 51, 157 n. 62.
Milis, Ch. W., 177, 178. Petyt, K. M., 43 n. 8, 172 n. 26. Sankoff, G., 79 n. 104, 89. Torregrosa, J. R., 184 n. 56.
Milroy, J., 169-170. Philips, B., 176 n. 34. Sapir, E., 17. Treiman, D., 199 n. 78.
Milroy, L., 19, 20, 24, 44 n. 10, 47 Piaget, J., 184 n. 56. Saussure, F. de, 22,. 26. Trevelyan, G., 65.
n. 20, 50 n. 25, 53, 55 n. 39, 58, Pickford, G. R., 44 n. 11. Saville-Troike, M., 52 n. 29, 109 n. Trudgill, P., 11 n. 8, 44 n. 10, 58,
59 n. 47, 65 n. 68, n. 71, 66, 67 Pisani, A., 26 n. 21, 46 n. 15. 3. 65 n. 69, 74 n. 97, 83, 86, 118,
n. 76, 68, 69 n. 81, 73, 75, 83 n. Pomphrey, C., 173 n. 27. _ Schenkein, J., 199 n. 79. 163 n. 2, 172 n. 26, 184, 186-187,
112, 93, 96 n. 136, n. 137, 99 n. Pop, S., 48 n. 21. Scherer, K. R., 114 n. 9, 175 n. 33. 202, 203, 205.
146, 110, 116, 117, 118, 123 n. Popper, K., 47 n. 18. Schlobinski, P., 46, 155. Tuaillon, G., 45 n. 13.
26, 140 n. 47, 147-148, 163 n. 2, Pride, J. B., 26 n. 18, 53 n. 32. Schmidt, A., 73. Tukey, J., 122 n. 24, 123.
164, 165, 166, 169-170, 205 n. 91. Schmidt, J., 171. Turner, J. H., 176 n. 36, 177 n. 37,
Mitchell, J. C., 53 n._30. Schmidt, L. E., 86 n. 117. 178-179, 180 n. 44, 199 n. 78.
Quilis, A., 174 n. 32, 188. Searle, J., 60 n. 53.
Moore, W., 178.
Morales, A., 60 n. 48. Selltiz, C., 33 n. 34, 34, 36, 37, 69
Moreno, F., 21, 25 n. 17, 59 n. 47, Raush, L., 30 n. 27. n. 81, 92 n. 131, 95 n. 135, 97 Ueda, H., 134 n. 41, 153-156, 165,
60 n. 52, 79 n. 103, 104 n. 156, Raven, B., 184 n. 56. n. 139, 100 n. 147, 102 n. 151, 204.
108 n. 1, 116 n. 13, 119 n. 19, Reid, E., 65 n. 69, 89. 110. Ure, J., 61, 62.
134 n. 41, 135 n. 42, 142 n. 49, Resnick, M., 203 n. 85. Sevigny, M., 75. Uribe Villegas, O., 61 n. 56.
153 n. 57, 202 n. 83, 207 n. 96. Riley, W., 24 n. 14, 45 n. 13, 58 Shavelson, R., 126.
Moreno, J., 190 n. 71. n. 45, 72 n. 87, 73 n. 90, 87 n. Sherif, M., 184 n. 56.
Moser, C. A., 81 n. 108. 121, 93, 99, 115 n. 12, 163 n. 2. Sherzer, J., 23 n. 10, 79 n. 104. Vaquero, M., 54 n. 35.
Mosteller, M., 122 n. 24. Robins, C., 73 n. 96, 74, 169. Sheuermeier, P., 43. Viereck, W., 108 n. l.
Muller, Ch., 33 n. 36, 88 n. 124, Robinson, W. P., 60 n. 51, 67 n. 78. Shuy, R., 24, 32 n. 31, 45 n. 13, Villena Ponsoda, J. A., 24 n. 13.
122 n. 24. Roces, W., 176 n. 35. 58 n. 45, 59 n. 47, 72 n. 87, 73
Romaine, S., 51 n. 27, 52, 54, 59 n. 90, 87 n. 121, 93, 99, 115 n.
n. 47, 65 n. 69, 70 n. 83, 71 n. 12, 163 n. 2, 171 n. 21, 172 n. 25. Wachs, l., 46, 155.
Navarrete, M., 190 n. 71. 85, 80 n. 107, 83, 85 n. 116, 89, Silva-Corvalán, C., 20, 61 n. 55. Wallat, C., 75 n. 98.
Navarro Tomás, T., 59 n. 45. 90, 111 n. 6, 164, 207 n. 94. Smith, G., 81 n. 108. Weber, M., 176-179, 198 n: 77.
SOCIOLINOOISTICA. - 16
242 Metodología sociolingüística

Weinreich, U., 166, 167, 170, 202. n. 121, 93, 99, 115 n. 12, 163 n. 2.
Whorf, B. L., 17. Woods, A., 82 n. 110, 88 n. 124,
Willems, E. P., 30, 91. 122 n. 34, 124 n. 27, 128 n. 34,
Williams, L., 118, 119 n. 18, 127 n. 131 n. 37, 139 n. 46, 140 n. 48,
32. 151 n. 55.
Wolck, w., 78 n. 101. Wright, J. T., 44 n. 11.
Wolf, M., 184 n. 56. Wrightsman, L. S., 33 n. 34.
Wolfram, W., 24 n. 14, 45 n. 13, ÍNDICE DE MATERIAS
58 n. 45, 72 n. 87, 73 n. 90, 87 Yaeger, M., 119.

actitud lingüística, 32, 53, 86, 100, 102-158, 160, 164, 209, 210,
104, 166, 174, 184, 199. 214-215.
actitud social, 53, 76, 77,187,188. analisis de varianza (ANOVA), 33,
acto de habla, 60 n. 53, 102, 120, 138, 139-140, 165.
121, 142, 165. análisis de vocales, 58, 118-119, 126,
actuación lingüística, 209. 139, 155-156, 215.
adecuación de los enunciados, 182- antropología, 14, 17, 22.
183. asociación de Goodman y K.ruskal,
adolescentes, 67, 93, 165. 153 n. 60.
adquisición de lenguas, 14, 15. atlas lingüístico, 41, 43, 44 n. 9, 58,
alfabeto fonético, 58 n. 45. 202, 207.
análisis de consonantes, 29, 56, 56
n. 40, 58, 111, 113, 114, 118-119, bilingüismo, 15, 174, 189, 196.
126, 127, 130, 138, 139. «bola de nieve», 87.
análisis de la conversación, 60, 110,
199. cálculo de F, 139.
análisis cualitativo, 30, 44, 51, 68, cambio de código, 15, 111.
90, 109-112. cambio de lengua, 15.
análisis cuantitativo, 31, 44, 51, 68, cambio lingüístico, 19, 32, 57, 161,
86, 90, 109-112, 212. 163, 164, 166-173, 200, 216.
análisis factorial, 23, 155. cantidad de datos, 69-71.
análisis multivariable, 133, 152-158, característica, 124-125, 214.
165, 215. censo electoral, 83, 86.
análisis de señales digitalizadas, 119. censo de población, 81.
análisis sociolingüístico, 18, 19, 23, ciencias exactas, 47.
32-36, 37, 39, 71, 77, 78, 87, ciencias naturales, -28, 47.
244 Metodología sociolingüística Índice de materias 245
ciencias sociales, 28, 47, 69, 82, 102, cuestionario, 31, 35, 45, 91, 94, encuesta dialectal, 18, 44, 45, 72, 98. estructuración de los datos, 30, 31.
122 n. 24, 110, 160. 100-105, 120, 212, 214. encuesta de puerta en puerta, 98, estructuralismo, 162.
clase social, 26, 78, 84-85, 165, 175, cuestionario de alternativas fijas, 99-100, 105. estudio exploratorio, 36, 55-57, 71,
176, 177, 180, 186, 199. 100, 101, 102, 105, 121. encuesta rápida, 98, 99-100, 105. 84, 118, 190.
clase alta, 85, 169, 170, 176, 186. cuestionario de final abierto, 100, enseñanza de lenguas, 122 n. 24. ética de la investigación, 69.
. clase baja (obrera), 42, 85, 87, 101, 102, 105, 120, 190. entidad social, 52-55. etnografía, 14, 17, 22, 115, 209.
118, 167, 176. curva normal (de Gauss), 128. entrevista, 31, 64-67, 94-98, 105, etnografía de la comunicación, 17,
clase media, 167, 168. 212-214. 23 n. 10, 48, 52, 66, 67, 68, 73,
codificación, 33. densidad de la red, 116-118. entrevista estructurada, 95, 98, 105. 75, 78, 93, 109, 112, 116.
competencia comunicativa, 26. despedidas, 25, 120. entrevista no estructurada, 95, 105. etnología, 14.
competencia lingüística, 50, 205, 215. desviación típica (estándar), 115, entrevista telefónica, 98, 99-100, 105. excusas, 120.
comunidad de habla, 26, 48, 52, 127, 129-131, 137, 215. escala de implicación, 52, 171-173. explorador, 30, 31, 71-77, 212.
54-55, 118, 162, 163. diagrama de barras, 133-137. escala de intervalos, 126, 147. explorador dialectal, 72, 74.
comunidad rural, 189-198. diagrama de dispersión, 151. escala de Likert, 100, 105.
comunidad urbana, 189-198. dialecto, 15, 19, 162, 171, 173, 174. escala nominal, 125, 138. fiabilidad, 44, 80, 123, 137.
conducta social, 187. dialecto auténtico (real dialect), 42, escala ordinal, 125-126, 138, 147, filosofía, 47.
conflicto lingüístico, 174. 43. 148. filosofía del lenguaje, 204.
contexto lingüístico, 66, 111. dialectología, 19, 22, 41-45, 47, 58, escala proporcional (ratio sea/e), 126. fórmulas vocativas, 153-156.
contexto situacional, 17, 61, 76, 78, 90, 96, 108, 202, 207-208, 212. espectrograma, 119. frecuencia, 127-128, 137.
92, 114, 153. dialectología comunicativa, 203, 207. estadística, 19, 33, 40, 81, 88, 89, · frecuencia absoluta, 127-128, 133,
contexto social, 15, 26, 29, 35, 109, dialectología estructuralista, 202. 121, 122-158, 159, 210, 214-215. 140.
163, 207, 209, 212. dialectología generativista, 202. estadística confirmatoria, 123. frecuencia relativa (proporción, por-
continuum estilístico, 66. dialectología social, 203, 207. estadística descriptiva, 123-, 215. centaje), 127-128, 132, 133.
conversación dirigida, 95-97, 105. dialectometría, 108. estadística exploratoria, 123. función social, 178-180.
conversación no dirigida, 97-98, 105. dialectos en contacto, 93. estadística de inferencias, 123-124.
corrección, 32, 175, 182, 187, 188, diglosia, 185, 196. estadística lingüística, 88, 122. geografía lingüística, 18, 41-45, 52,
193, 197. dinámica de grupos, 40. estereotipo, 168. 70, 71, 73, 77, 83 n. 111, 89,
corrección de Yates, 146 n. 51. disculpas, 120. estigma, 175, 185-186. 200-208, 209, 212.
correlación, 33, 117, 138, 146-151, discurso casual, 63-68, 74, 93, 96, estratificación social, 40, 118, 165, geolecto, 203-204.
152, 215. 97, 98. 175, 176, 177, 180. grabación secreta, 69.
correlación lineal (Pearson), 23, 147. discurso espontáneo, 63. estratificación sociolingüística, 35, gráfica de curvas, 133-137.
correlación de rangos (Speannan), distribución, 124, 126, 214. 36. gramática generativa, 31, 46, 162,
147-148, 165. estrato social, 15, 116, 165. 202.
cortesía, 142-144. edad, 33, 42, 77, 84, 85, 111, 113, estructura lingüística, 26, 35. gramática individual, 171.
covarianza, 146-147, 215. 114, 125, 133, 135, 140, 155, 165, estructura de la red, 116-117. gramáticas en contacto, 60 n. 48.
cuantificación, 125-126, 214. 189, 197. estructura social, 26, 35. gramaticalidad, 31, 175, 182, 183.
cuantificación de la red, 117-118. educación, 15, 26.
246 Metodología sociolingüística Indice de materias 247

grupo social, 30, 48, 52-55, 115, 118, lectura, 64, 98, 99. modelo idealizado, 48, 49. noción previa, 27, 56.
167, 171, 179, 189, 226. lengua criolla, 171, 172. modelo lógico (variacionismo), 133. norma general, 182.
guía telefónica, 83. lengua escrita, 65. movilidad geográfica, 118. norma lingüística, 31, 175, 180, 182.
lengua hablada, 62, 65, 204. movilidad social, 118, 176. norma particular, 182.
habla focal, 41. lengua pidgin, 172. muestra, 44, 73, 78, .81, 108, 124,
hablante nativo, 79-80. lenguas en contacto, 15, 16, 111, 131, 189, 213. observación participativa, 75, 92-93,
hablante-oyente ideal, 46, 162. 173. muestreo accidental, 87-88. 95, 98, 105, 169.
hecho lingüístico, 26. lingüí6tica feminista, 186. muestreo por cuotas, 87-88. ocupación, 175, 177.
hecho social, 15, 25, 26, 30. lingüística general, 16, 19, 31, 40, muestreo estratificado al azar, 82, ofrecimientos, 120, 121.
hecho sociolingüístico, 25, 28, 36, 161, 202, 216. 84-87, 88. ordenador, 58, 152, 215.
39, 55, 92. lingüística del habla, 205, 212. muestreo estratificado por cuotas, oyente, 35, 66, 114.
hipercorreción, 168. lingüística histórica, 19, 47, 108, 173, 189.
hipótesis, 33, 34, 35, 36, 39, 56, 59, 200, 205-208, 209, 210, 213, 216. muestreo intencionado, 87-89. paradoja acumulativa, 49.
78, 113, 119, 137-138, 165, 211. lingüística de la lengua, 22, 205. muestreo de no probabilidad, 81, paradoja del observador, 29, 49, 67,
hipótesis Davis-Moore, 178. lingüística matemática, 88. 87-90. 68, 93, 101.
hipótesis nula, 138, 142, 145, 160. listas de contribuyentes, 83. muestreo de probabilidad, 81-87. paradoja saussuriana, 29, 48.
histogramas, 133, 135-137 •. listas de números al azar, 82. muestreo en racimo o agrupado, 82, paralingüística, 114, 205.
homogeneidad de la conducta lin- listas de palabras, 64, 99. 87. pares mínimos, 64, 99.
güística, 70, 212. logaritmo lineal, 155-156. muestreo simple al azar, 82-84. «peligro de ·muerte», 96.
multiplicidad de la red, 116-118. planificación lingüística, 15.
indicador, 35, 117, 168. macro-variación, 111. población, 79-90, 124, 214.
individualismo metodológico, 52. magnetófono, 57, 58, 68-69, 76, 91, nivel fonético-fonológico, 20, 25, poder, 68, 77, 174-200.
individuo, 14, 15, 25, 26, 29, 30, 48, 92, 95, 163.· 57-61, 98, 108, 120, 188, 193, 213. posición social (véase «nivel socio-
50, 52, 54, 55, 165, 171-173. mantenimiento de lengua, 15. nivel de instrucción, 33, 85, 114, 137, económico», «clase social»).
informante, 44, 50 n. 25, 77-90. marcador, 35, 168. 178. pragmática, 19, 60-61, 120, 121, 165,
informática, 19, 43 n. 6, 119, 121, matriz de correlación, 149-150. nivel léxico-semántico, 25, 60, 81, 204-208, 209, 210, 213.
157-158, 213. media aritmética, 128-129, 137, 139. 98, 102, 120-121, 127, 129, 193, preguntas por la salud, 25.
interacción, 168, 204-205. mediana, 128-129. 213. prestigio, 67, 78, 168, 169, 173-200,
interlocutor, 67-68, 111, 153, 165. medida de la red, 117-118. nivel morfológico, 25, 57, 134. 216.
interpretación sociolingüística, 19, mercado lingüístico, 115-116. nivel de producción, 176. prestigio encubierto, 186.
24, 36-38, 56, 71, 77, 109, método analítico, 50 n. 25. nivel sintáctico, 20, 59-60, 98, 100, probabilidad, 37, 109, 132-133, 137,
159-208, 209, 211, 215-216. método deductivo, 49. 102, 108, 110, 120, 213. 142, 144, 164, 215.
introspección, 22, 50 n. 25, 183. método experimental, 50. nivel sociocultural, 85. profesión, 85, 125-126, · 133, 215.
invitaciones, 120. método inductivo, ·49. nivel socioeconómico, 42, 114, 136- profesión del padre, 85.
isoglosa, 41. micro-variación, 111. 137. prueba de Mann-Whitney, 146 n'. 51.
moda, 128. niveles lingüísticos, 16, 48, 57-71, prueba t (Student), 33, 71, 138,
kinésica, 92, 114, 205. modelo dinámico, 171-173. 118-121. 139-140, 144, 151, 215.
248 Metodología soc~olingüística Índice de materias 249

pruebas estadísticas, 137-151. selección de informantes, 78, 124 técnicas indirectas (método proyec- variable dependiente, 125, 139, 161,
psicolingüística, 204. (véase «Muestra»). tivo), 31, 94, 102-105. 164, 214.
psicología, 14, 23, 213. sesión de grupo, 93. técnicas de observación, 30, 31, 33, variable independiente, 125, 139,
psicología social, 14, 23, 60, 115, sexo, 33, 77, 84, 85, 111, 114, 130, 91-93, 105, 213-214. 161, 164, 214.
175, 184, 199, 209. 133, 135, 139, 165, 167, 186, 189, teoría lingüística, 45-52. variable lingüística, 33, 56, 59, 78,
público, 35. 191-197, 215. teoría de la onda, 171. 86, 117, 118-122, 124, 153, 209,
puntos de encuesta, 83 n. 111. significación estadística, 71, 78, 137, test de autoevaluación, 188. 212.

QUANTIFICATION
.
111, 153-155, 165.
193 .
significado, 60, 139, 193.
test de disponibilidad léxica, 104-
105.
variable sociológica, 33, 56, 59, 86,
114-118, 124, 153.
sistémica, 46. test de inseguridad lingüística, 102- variación libre, -17, 132, 162.
situación comunicativa, 183. 105, 214. variación sociolingüística, 19, 20, 32,
raza, 77, 84, 85, 114, 215. sociedad monolingüe, 15. test de pares falsos (matched guise), 33, 34, 35, 116, 161, 162-165, 200.
recogida de datos, 18, 19, 23-32, sociedad multilingüe, 14, 15. 104-105, 214. variacionismo, 16, 46, 60, 67, 78-79,
39-105, 115, 116, 160, 164, 209, sociolecto, 203-204. transcripción fonética, 72, 102. 121, 132, 160.
210, 211, 213. sociolingüística histórica, 207. tratamiento, 135, 142-144. variante, 113, 120, 121, 162, 164.
red social, 20, 52, 53, 55, 115, sociología, 14, 15, 19, 21, 22, 26, varianza, 16, 127, 129-131, 138, 152,
116-118, 165, 170. 31, 40, 53, 72, 81, 89, 187, 213. VARBRUL, 133. 215.
registro coloquial (informal), 34, 60, sociología del lenguaje, 15, 22, 174, variabilidad inherente, 16, 17, 164. vernáculo, 66.
61, 75, 96, 97, 101, 108, 120-121, 209. variable, 109, 113, 121, 163-164. vulgarización del latín, 181.
162, 165, 213. solidaridad, 68, 77. variable cualitativa, 125-126, 138.
registro formal, 61, 64; 74, 96, 97, sonógrafo, 58. variable cuantitativa, 125-126, 138. x2, 33, 71, 138, 140-146, 215.
98, 101, 108. SPSS, 158.
registros, 19, 61-69, 168, 173. STATORAPffiCS, 158.
regla categórica, 162. status, 78, 167, 168, 175, 176, 177,
regla opcional, 132, 162, 164. 185-186, 199-200.
regla variable, 16, 17, 24, 46, 132, subpoblación, 79-90.
164, 171, 172. SYMPHONY, 158.
regresión lineal, 149-151, 215.
regresión múltiple, 23.
relación causal, 37, 160. tabulación de los datos, 33, 164.
representatividad, 40, 44, 50, 51, 69, técnicas directas, 94, 105.
70, 76, 78, 82, 89, 124, 189. técnicas de encuesta, 94-105,
riqueza material, 85, 176, 177, 178, 213-214.
179, 186, 199. técnicas estadísticas no paramétricas,
ruegos, 120. 138, 140.
técnicas estadísticas paramétricas,
saludos, 25, 120. 138, 146.
ÍNDICE GENERAL

Págs.

PRÓLOGO 7

AGRADECIMIENTOS . .. •. .•. . .. . .••. ..•. . ••.•.•. . . . .. . .. 11


INTRODUCCIÓN •...... ·.•...•••....•••..•..••.......•.. 13
¿Qué socio lingüística? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
¿Qué metodología? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
1. LAS REGLAS DEL MÉTODO SOCIOLINGÜÍSTICO . .. . . . .. 21
1.1. Reglas de recogida de datos .. -. . . . . . . . . . 27
1.2. Reglas de análisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
l. 3. Reglas de interpretación . . . . . . . . . . . . . . . . 36
II. LA RECOGIDA DE MATERIALES ... . . . . .. .. . . . .. . . .. 39
2.1. Conceptos y problemas previos . . . . . . . . . . 41
2.1.1. Dialectología y materiales sociolingüís-
ticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
2.1.2. Teoría y método . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
2.1.3. La entidad social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
2.1.4. El estudio exploratorio . . . . . . . . . . . . . . 55
2.2. Naturaleza de los datos . . . . . . . . . . . . . . . . 57
2.2.1. Nivel lingüístico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
252 Metodología sociolingüística Índice general 253
Págs. Págs.

2.2.2. Los registros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 3.3.2.1. La frecuencia, 127. - 3.3.2.2. Media


y mediana, 128. - 3.3.2.3. Varianza y desviación
2.2.3. Cantidad de datos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
típica, 129. - 3.3.2.4. Probabilidad, 132. - 3.3.2.5.
2.3. Exploradores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Presentación de datos en gráficos, 133.
2.3.1. Formación del investigador . . . . . . . . . 72 3.3.3. Pruebas estadísticas . . . . . . . . . . . . . . . . 137
2.3.2. Número de exploradores . . . . . . . . . . . 72 3.3.3.1. Análisis de varianza y prueba t, 139. -
2.3.3. Origen del investigador . . . . . . . . . . . . . 74 3.3.~.2. Ji cuadrado (x2), 140. - 3.3.3.3. Correla-
2.3.4. Participación del explorador . . . . . . . . . 74 ciones, covarianza y regresión, 146.
2.3.5. Caracterización del investigador . . . . . 76 3.3.4. Análisis multivariable . . . . . . . . . . . . . . 152
2.4. Informantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 IV. INTERPRETACIÓN DE LOS ANÁLISIS E IMPLICACIONES
2.4.1. Muestreo de probabilidad . . . . . . . . . . 82 TEÓRICAS . . . . • . . . . . • • • . • • • . . . . . . . . . • • • . • . . . . . 159
2.4.2. Muestreo de no probabilidad . . . . . . . 87 4.1. Después del análisis . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . 159
2.5. Técnicas de recogida de datos . . . . . . . . . . 90 4.2. La variaci6n sociolingüística . . . . . . . . . . . . 162
2.5.1. Técnicas de observación . . . . . . . . . . . . 91
4.3. El cambio lingüístico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
2.5.2. Técnicas de encuesta . . . . . . . . . . . . . . . 94
4.3.1. William La~ov . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
111. ANÁLISIS DE LOS MATERIALES SOCIOLINOÜÍSTICOS • • . . 107 4.3.2. Lesley Milroy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
3.1. El análisis como problema metodol6gico . 107 4.3.3. Derek Bickerton . . . .. .. .. .. . . . . . . . . 170
3.1.1. Problemas generales . . . . . . . . . . . . . . . 107 4.4. Lengua y prestigio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
3.1.2. Cuantificación y no cuantificación . . 109 4.4.1. El prestigio desde la sociología . . . . . 175
3.2. Construcci6n de clases . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112 4.4.2. El prestigio desde la lingüística . . . . . 181
3.2.1. Las reglas y su aplicación . . . . . . . . . 112 4.4.3. El prestigio desde la sociolingüística. 184
3 .2.1.1. Selección de criterios y momento de 4.4.4. Precisiones al concepto de prestigio en
su aplicación, 112. - 3.2.1.2. Otra vez sobre la sociolingüística . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
naturaleza de los datos, 113.
A) El descubrimiento y la medida del pres-
3.2.2. Las variables sociales . . . . . . . . . . . . . . 114 tigio, 187. - B) Tipos de prestigio, 198.
3.2.3. Las variables lingüísticas . . . . . . . . . . . 118 4.5. Variaci6n sociolingüística y variaci6n geolin-
3.3. El análisis estadístico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122 güística . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 200
3.3.1. Generalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122 4.6. El proceso comunicativo . . . . . . . . . . . . . . . . 204
3.3.2. La descripción estadística: conceptos 4. 7. Lingüística del habla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
básicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
254 Metodología sociolingüística
Págs.

CONCLUSIÓN .•....•••.•.•••••.•..•..•..•.••....•.•••• 209


BIBLIOGRAFÍA ••....••.•.••••...••...•...•••......•.•. 217
ÍNDICE DE AUTORES •.......•......••....•••....•••••. 237
ÍNDICE DE MATERIAS •••.•.••.••••••.•...•.•......•••. 243

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