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Los materiales biodegradables son aquellos que en su mayor parte tienen un

origen natural, suelen ser ‘orgánicos’ o fabricados a base de productos orgánicos,


y por lo tanto se degradan/ o reciclan sin necesidad de procesos humanos. El
calor del sol, la lluvia, los hongos, el viento, la humedad y las bacterias pueden
con ellos y los descomponen de forma natural.

El proceso de descomposición de un residuo biodegradable cumple una función


importante en la naturaleza, es parte del ciclo de la vida. Cuando la materia
orgánica se descompone devuelve energía y materiales a la naturaleza para
generar más energía y materiales orgánicos. De esta forma, estos residuos
pueden servir por ejemplo como abono para que crezcan nuevos árboles, o como
alimento para insectos u otros animales.

Un material biodegradable no tiene ingredientes sintéticos. Los ingredientes son


orgánicos y, por lo tanto, «lo que la naturaleza crea, también lo destruye».
Cuando hablamos de materiales no biodegradables nos referimos a los que no
tienen origen orgánico y por tanto no se van a descomponer. Si estos materiales
acaban en la basura las naturaleza no podrá des-componerlos por sí sola, por lo
tanto se acumularán y dañarán el medio ambiente.

Por lo general este tipo de materiales no biodegradables, no son orgánicos, sino


que son producto del hombre como los plásticos y demás tejidos y materiales
sintéticos. No ser biodegradables no significa que no desaparecerán nunca de
nuestro planeta, pero en cambio significa que el hombre debe ser el encargado de
destruirlos o reciclarlos, dado que si se lo va a dejar en manos de la erosión del
planeta, esto puede tardad varios cientos de años

Al ser materiales que no se descomponen de forma natural se acumulan en el


medio ambiente y son absorbidos por las plantas, el suelo y los animales. Los
contaminantes no biodegradables pueden entrar en los organismos vivos a través
de la comida, la bebida, la inhalación o a través de absorción directa, esto puede
llevar a la acumulación de productos químicos en el interior de los organismos
vivos.
 1 año: el papel, básicamente es celulosa. Si queda tirado sobre tierra y si le
toca un invierno lluvioso, no tarda en degradarse. Lo ideal es reciclarlo para
evitar que se sigan talando árboles para su fabricación.

 1 a 2 años: bajo los rayos del sol, una “colilla con filtro” puede demorar
hasta dos años en desaparecer. El filtro es de acetato de celulosa y las
bacterias del suelo, acostumbradas a combatir materia orgánica, no pueden
atacarla de entrada. Si cae en el agua, la desintegración es más rápida,
pero más contaminante.

 5 años: un trozo de “chicle” masticado se convierte en ese tiempo, por


acción del oxigeno en un material duro que luego empieza a
desquebrajarse hasta desaparecer. El chicle es una mezcla de gomas de
resinas naturales, sintéticas, azúcar, aromatizantes y colorante artificiales.

 30 años: Tiempo que tarda la naturaleza en transformar un “lata de


gaseosa o de cerveza” al estado de óxido de hierro. Por lo general las latas
tienen 210 micrones de espesor de acero recubierto de barniz y de estaño.
A la intemperie hacen falta mucha lluvia y humedad para que el óxido la
cubra.

 100 años: los “corchos de plástico” están hechos de polipropileno , el


mismo material de las cañitas y envases de yogurt. Se puede reciclar más
fácil que las botellas de agua mineral (que son de PCV, cloruro de polivinilo)
y las que son de PET (tereftalato de polietileno).

 150 años: Las bolsas de plásticos, por causa de su mínimo espesor,


pueden transformarse más rápido que una botella de es e material. Las
bolsitas en realidad, están hechas de polietileno de baja densidad. La
naturaleza suele entablar una batalla dura contra ese elemento. Y por lo
general pierde.
 1000 años: “Pilas” sus componentes son altamente contaminantes y no se
degradan. La mayoría tienen mercurio, otras también tienen cinc, cromo,
arsénico, plomo o cadmio. Pueden empezar a separarse luego de 50 años
al aire libre. Pero se las ingenian para permanecer como agentes nocivos.

 4000 años: la “botella de vidrio” en cualquiera de sus formatos, es un


objeto muy resistente. Aunque es frágil porque con una simple caída puede
quebrarse, para los componentes naturales del suelo es una tarea titánica
transformarla. Formada por arena y carbonatos de sodio y calcio, es
reciclable en un 100%.
Además de las bacterias en el proceso natural de la descomposición intervienen
factores como los hongos, la luz solar, la humedad y la temperatura.

El proceso de descomposición de cualquier material biodegradable es


fundamental para el medio ambiente. Cuando la materia orgánica se descompone
devuelve energía y materiales usados por la naturaleza para generar más energía
y materiales orgánicos. Este es el proceso por el cual nuestro planeta sigue vivo.

Los vasos de plásticos, tan comunes en cualquier picnic o fiesta al aire libre
tardarán 1000 años en destruirse en el medio natural. El plástico queda reducido a
moléculas sintéticas que aunque pequeñas siguen estando presentes en el suelo.

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