Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
ISBN: 978-987-45055-0-7
Agradecimientos
El lenguaje es una herramienta que hace que los humanos se relacionen con el
mundo y consigo mismos. En la cotidianidad se toma el lenguaje en su uso rígido,
estandarizado. Este uso lo inserta en un universo de intercambio y
comunicación.
Con gran alegría acepté la invitación de mi amigo Juan para prologar este libro.
Un prólogo tiene la función de alcanzar el punto crucial de contagio, mi querido
lector. Su función es hacer que mis impresiones entren en la lógica del contagio,
del virus que hace que la lectura sea arrastrada por la pasión del pensamiento y
por el amor al arte expresados en este libro.
En Crítica, clínica y creación las perlas reaparecen de una forma más clara e
intensa, abriendo un campo de fascinación que excede a su extensión. Son perlas
que nos hacen soñar, pensar en el porvenir. Estos ensayos, nos llevan a
reflexionar, nos hacen perder el aire. No tienen indicaciones que servirían de
norte a la lectura. Cada ensayo señala cuestiones filosóficas que invitan a pensar
la experiencia artística, el lenguaje, la creación, la lectura y la crítica.
Con todo, estas cuestiones no nos hacen reflexionar a partir de la explicación de
ideas sino por el movimiento del afectar y el ser afectado que anima el propio
pensamiento.
La escritura poética nace del caos, del silencio, de la muerte, del vacío donde el
lenguaje prolifera. Las capturas sirven para callar el silencio que siempre
retorna. Paradoja de la captura –la captura calla el silencio que no se puede
callar.
Crítica, Clínica, Creación, como todo orgánico, trata sobre la creación como tal.
En realidad, las perlas operan como mónadas que se interconectan, se interpelan
para construir una visión orgánica de la creación como composición de
singularidades heterogéneas.
Los ensayos están atravesados por dos grupos de ideas e interpelaciones sobre
las vicisitudes de la creación: uno referido a los conceptos y otro a los personajes
literarios. Ambos son detonadores para que el pensar se mueva y produzca
vinculaciones poético filosóficas. Cada ensayo reverbera en otros; como pulpos
que extienden sus tentáculos para alcanzar y superar barreras que la rigidez del
lenguaje convertía en infranqueables.
En los ensayos que parten de conceptos puede verse una crítica contundente a la
relación entre interpretación y captura, habitual en aquellos que Sartre llamó
acertadamente los Guardianes del cementerio4. Se trata de una crítica que ataca
a la crítica que se interpone entre el lector y la obra; pero son ataques sutiles y
densos a la vez, porque desde su inicio los ensayos intentan esbozar reflexiones
sobre la literatura y la pintura como creaciones, contraponiendo esas reflexiones
con las capturas interpretativas realizadas por la crítica académica.
Para esbozar los contornos concisos de la creación artística, Juan parte de ideas
poderosas: el caos, la locura, el silencio, la fisura… que hacen del arte una tarea
de resistencia y demolición de los designios de la utilidad.
Tal vez el arte vaya todavía más lejos; tal vez sea lo único capaz de mostrar que la
verdad es una falacia.
A lo largo del libro, Juan señala que la poesía, como incorporación del caos,
mediante aquello que Blanchot5 llamó la exigencia de la obra, es una forma de
protesta contra las convenciones. La poesía se alza contra la arrogancia de la
verdad, pues la verdad bloquea el movimiento del pensar.
Entretejidos con los ensayos que tienen por objeto los conceptos, hay otros
ensayos que tratan sobre personajes literarios. Esta división hecha por el lector
que aquí escribe sus impresiones tiene un sentido analítico didáctico, y por ende
falso, ya que a través de la pluma de Juan los conceptos son personajes y los
personajes conceptos. Hay un juego filosófico entre conceptos y personajes, pero
el tratamiento poético hace que se contaminen y confundan. A fin de cuentas,
este libro es una captación artística y crítica del proceso creador, a partir de una
inspiración filosófica.
Juan elige algunos personajes para mover un poco más la tierra movediza del
lenguaje literario. Cuando la escritura toma personajes literarios para propagar
sus efectos, se erige en una crítica verdaderamente productiva que tiene
consecuencias decisivas para una concepción de la lectura como experiencia
transformadora.
El libro está permeado por la crítica fulgurante a cierta crítica literaria y artística
muy común, que destila la intensidad de la experiencia artística a través de la
sensatez proveniente del exceso de explicación y de comprensión. La
comprensión es la enemiga mortal del arte, pues da un sentido rígido a aquello
que es cambio de sentido.
Hacer lo que Juan hace con los personajes es de una rareza poco común en el
seno de la academia. La academia está acostumbrada a los guardaespaldas que
cuidan los saberes sobre el sentido. Usualmente, la crítica toma la palabra para
presentar dogmas, interpretaciones verdaderas y explicaciones pormenorizadas.
Este libro nos invita a reflexionar sobre el arte a través de una intensidad poética
que sólo el pensamiento artístico puede proporcionar. La pluma leve de Juan, o
los dedos leves de aquello que se ve llevado a escribir, como un pickpocket, nos
lanza a derivar por las cuestiones densas que la escritura suscita.
¡Feliz recepción!
El proceso arrastra cada ser más allá de sí, hacia donde nunca llegaría por
sus propios medios.2
Acompañarlo sin resistirse, hacer del proceso algo simple, sin finalidad
alguna, como llegar y partir, como nacer y morir.3
Hay una relación tan íntima entre la locura y el proceso que no se sabe si el
proceso es la locura o si es el encargado de sanarla.4
Estar loco no es necesariamente estar enfermo; hay algo que pasa por
salud que no es la verdadera salud y hay algo que pasa por locura que no es
la verdadera locura.
Lo que arde se enciende y apaga con tal rapidez que la conciencia no puede
pensarlo y la vista apenas puede vislumbrarlo.
Rosa, llama, ardor, son palabras poéticas: dicen más de lo que nombran,
sugieren algo que no se deja nombrar. Guardan algo del caos dentro de sí.
Todos los seres extraen el aliento vital del caos. Si pierden esa conexión se
asfixian y mueren, aunque parezcan seguir vivos.3
Los artistas luchan con el caos pero son sus aliados y se rebelan contra las
convenciones que pretenden ocultarlo.6
El caos existe antes del arte y el arte existe antes de la división en distintas
artes.
La poesía antes de la poesía está animada por el anhelo del caos, traspasa
las imágenes, es sutilmente caótica.
Requiere una alma que se exponga como una flor abierta. Demanda un
acto simple: no temer el sinsentido.7
Está poblada de visiones que brotan del caos y lo iluminan, como la luz
ilumina la oscuridad, sin ocultarla.
Tuvo que anular las defensas que bloquean el proceso e incorporar una
sensibilidad y una fe nuevas. La fe elimina el temor al fracaso, los fracasos
testimonian que el proceso es real. 9
Puesto sobre un espacio liso, fluye libremente, dibuja sus propios contornos
y un instante después los desdibuja.
La vida que anima lo abstracto impide que la línea se cierre sobre sí misma,
que la repetición se convierta en círculo vicioso y anule la diferencia.8
1 “El arte comienza con la línea abstracta” Deleuze, Gilles y Guattari, Félix (1980).
Modele esthétique: l'art nomade. Le lisse et le strié. En Capitalisme et
schizophrénie tome 2: Mille plateaux. Paris: Minuit: 614-625: 620.
2 Deleuze y Guattari, 1980 : 624.
3 Deleuze y Guattari, 1980 : 619.
4 Deleuze, Gilles (1981). Le diagramme. En Francis Bacon: logique de la sensation. Paris:
A los ojos del transeúnte el rojo deja de ser rojo y se convierte en un signo
de peligro.
Hay insectos que tienen un cuerpo diminuto entre dos ojos enormes; beben
el carmesí hasta convertirse en carmesí, pasan del carmesí al violeta y del
violeta al verde intenso.
Seres inocentes: el color los atrapa, los hace ver visiones; cuando
desaparece y la flor muere, dejan de ver y mueren.
Sus palabras hacen que se eleve el sol, rueden las nubes, caiga la noche, se
revele un rostro.