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¿Es la verdad relativa?

Publicado el junio 20, 2012 por Verdad y Fe.com

Una modalidad común en nuestra sociedad y cultura es que se ve la moralidad


como “relativa.”

En otras palabras, lo que es moralmente cierto para mí, no necesariamente es


moralmente cierto para tí – y vice versa.

El relativismo moral es muy attractivo y práctico porque, como humanos,


deseamos tener cierta autonomía moral. ¿Quién quiere que otro le diga lo que
debe hacer o no hacer? ¡Nadie! Sin embargo, para lo que sirve esta modalidad
intelectual en nuestra cultura es para darle peso al dicho que dice: “Lo correcto
no siempre es lo que está de moda y lo que está de moda no siempre es lo
correcto.”

Si analizamos el tema de relativismo moral de manera filosófica,


inmediatamente encontramos problemas. La frase titular del relativismo moral
es sencilla:

“Toda verdad es relativa.”

No se necesita un gran pensador para ver que la aseveración es contradictoria.


Es decir, si toda la verdad es relativa, entonces la verdad detrás de la
aseveración es relativa también. La única alternativa para que no se contradiga,
es que la aseveración sea una verdad absoluta – pero el concepto de la
relatividad moral no permite tal cosa.

Entonces, ¿por qué esta creencia absurda y contradictoria es tan prevalente en


nuestra sociedad?

La respuesta es sencilla.

El relativismo moral provee una manera muy atractiva para deshacerse de


onerosas restricciones morales. Es un error humano común dejar que nuestras
percepciones sean moldeadas por nuestros deseos…

Como – por ejemplo – el deseo de ser libre de restricciones morales.

—-

Me imagino que habrán oppositores en este punto, diciendo: “No es correcto


que alguien imponga su moralidad en los demás. ¿Cómo puedes decir que tu
moralidad es correcta y la mía no?”

Interessantemente, esto también es contradictorio.

El sociólogo Peter Berger (en su libro A Rumor of Angels) dice:


“Si analizamos el acondicionamiento social de creer que ‘ninguna creencia se
puede tomar como universalmente cierta para todos,’ encontramos que eso
mismo es una reclamación exhaustiva de que todos son el producto de
condiciones sociales – por lo cual no puede ser cierto en su propio mérito.”
(Hay un análisis más profundo en el libro de Tim Keller The Reason For God.)
En palabras más sencillas: decir que “está mal que una persona impoga su
moralidad sobre otra” significa que la persona que lo está diciendo está
imponiendo ESA moralidad sobre la persona a quién se lo dice.
Específicamente, estaría imponiendo la moralidad contradictoria de la relativida
moral sobre el otro.
Sin embargo, esta no es el único camino para descubrir la existencia de
absolutos morales. Probablemente, el mejor lugar para encontrarlos es dentro
de nuestras propias mentes.
¿Qué?

Dejaré que C.S. Lewis lo explique:

“Todos hemos escuchado a dos personas argumentando. Dicen cosas como: ‘¿Te
gustaría que alguien te hiciera lo mismo a tí?’ o ‘¡Déjalo en paz! No te está
haciendo ningún mal.” o “¡Me lo prometiste!”
Lo que me interesa de estos dichos es que la persona que los dice no sólo está
diciendo que la conducta del otro es desagradable, sino que está apelando a
algún tipo de estándar de conducta, sobre la cual espera que el otro conozca. La
otra persona generalmente no contesta: ‘Al diablo con tu estándar,” sino que
casi siempre intenta justificarse, abogando que sus acciones no van en contra de
ese estándar. Es casi como si ambos tuviesen en sus mentes algún tipo de Ley o
Regla de Justicia o moralidad, sobre la cual ambos están de acuerdo.” (Del libro
“Mere Christianity”)
En otras palabras, si no hubiese una ley universal moral, yo pudiese ir a tu casa,
romperte los dedos de la mano con un martillo y luego afirmar que mis acciones
están dentro de mi moralidad personal cuando expreses tu enojo ante lo que
hice.
No existe y nunca existirá una cultura a la cual esta acción (o cualquier conducta
inmoral) se considere aceptable. De hecho, siendo experto sobre la antigüedad,
C.S. Lewis estaba perfectamente cualificado para observar que

“Si alguien se toma la molestia de comparar las enseñanzas morales de,


digamos, los egipcions, babilónicos, hindúes, chinos, griegos y romanos, lo que
le asombraría es lo similares que son entre sí y a las nuestras.”
Lewis correctamente reconoció esto como un poderoso argumento a favor de la
existencia de Dios. Después de todo, para que pueda haber una ley moral
universal, tiene que haber Alguien que la haya establecido. El filósofo
existencialista francés Jean-Paul Sartre también se dio cuenta de esto:

“Todo es permitido si Dios no existe.”


De hecho, la existencia de las leyes físicas, las leyes de termodinámica, et cétera,
también apuntan a un Dador de Ley. ¿Por qué la materia y la energía obedecen
unas leyes fundamentales fijas? (NOTA: esta no es una pregúnta científica, sino
ontológica.)

—-

Hay quienes piensan que la moralidad llegó a la existencia a través de la


evolución. Sin embargo, los argumentos que apoyan esta premisa son
sumamente débiles. Por ejemplo, ¿cómo fue que evolucionó la tendencia de
hacer donaciones caritativas anónimas y/o discretas? ¿Cómo eso le dió a un
individuo ventaja en la supervivencia?

¿Qué tal la tendencia (en la mayoría, por no decir todas) de cuidar a aquellos
que son envejecientes y no pueden cuidarse por sí mismos? Según la teoría
Darwiniana, hacer esto sería contraproducente en la supervivencia de nuestra
especie humana. Es desventajoso comprometer comida y otros recursos
limitados a aquellos que están más allá de sus años reproductorios, ya que le
quita recursos a aquellos que todavía pueden reproducirse y pasar su genética.

O, ¿qué de la tendencia a cuidar de aquellos que tienen discapacidades


genéticas, haciendo que sean dependientes de otros? Si la moralidad evolucionó,
lógicamente nos llevaría a dejar que estas personas mueran porque no traen
ningún beneficio a la genética de la sociedad.

Éstas son preguntas que la persona comprometida a una visión materialista y


ateísta del mundo no puede contestar de manera satisfactoria.

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