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Es del tamaño de un guisante, se encarga de regula la mayor parte de los procesos biológicos del
organismo, de controlar las actividades de otras glándulas y de regular determinadas funciones del
cuerpo, como el desarrollo o la actividad sexual.
Todas las hormonas que fabrica la hipófisis son proteínas, es decir, están formadas por la unión en
una o varias cadenas de diversos aminoácidos. Una de las hormonas que fabrica la hipófisis es la
hormona estimulante del tiroides (TSH). Esta hormona se encarga de estimular a la glándula
tiroidea para que fabrique hormonas tiroideas. Estas hormonas controlan el funcionamiento de los
órganos reproductores, tanto en la mujer como en el varón. En el ovario estimulan el crecimiento y
desarrollo de los folículos, así como la producción de hormonas sexuales femeninas (estradiol), y
son imprescindibles para que se produzcan los ciclos menstruales. En el varón, las gonadotropinas
controlan la producción de espermatozoides y de la hormona sexual masculina (testosterona).
La hipófisis se encarga también de la producción de la hormona del crecimiento (GH) que es una
sustancia necesaria para el crecimiento de los niños y para el mantenimiento de la composición
corporal en los adultos. Finalmente, la prolactina es una hormona hipofisaria necesaria para la
producción de la leche en la glándula mamaria durante la lactancia.
Cuando presentas insuficiencia hipofisaria, tienes un suministro escaso de una o más de estas
hormonas hipofisarias. Esta deficiencia puede afectar un sinnúmero de funciones habituales de tu
cuerpo, como el crecimiento, la presión arterial y la reproducción.
Como cualquier otro órgano de nuestro cuerpo, la hipófisis puede enfermar. Uno de sus principales
trastornos es el cese total o parcial de la función hormonal hipofisaria, es decir, la disminución de
la cantidad de hormonas que debe producir en condiciones normales. Esto se denomina
hipopituitarismo y, cuando alcanza a la totalidad de las hormonas de la hipófisis, recibe el nombre
de panhipopituitarismo.
El hipopituitarismo se puede producir por todas las causas que destruyan la glándula. Por ejemplo,
lesiones vasculares que den lugar a infarto hipofisario (muerte de las células hipofisarias),
infecciones, inflamaciones de origen no infeccioso, enfermedades de depósito o tumores de las
áreas vecinas o de la propia hipófisis. En otras ocasiones el hipopituitarismo se produce por un
traumatismo craneal o por una actuación médica, tal como la cirugía o la radioterapia, para el
tratamiento de algunas enfermedades.