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TALLER DE REFUERZO 19 como la de un buen parroquiano, cuando de que ni por un solo poro

fuese a brotar una gota de sangre. Cuidando de que en los pequeños


remolinos no se desviara la hoja. Cuidando de que la piel, quedara
Competencia Lectora limpia, templada, pulida, y de que al pasar el dorso de mi mano por
ella, sintiera la superficie sin un pelo. Sí yo era un revolucionario
clandestino, pero era también un barbero de conciencia, orgulloso
ESPUMA Y NADA MÁS
de la pulcritud en su oficio. Y esa barba de cuatro días se prestaba
No saludó al entrar. Yo estaba repasando sobre una badana la mejor para una buena faena.
de mis navajas. Y cuando reconocí me puse a temblar. Pero él no se
Tomé la navaja, levanté en ángulo oblicuo las dos cachas, dejé libre
dio cuenta. Para disimular continué repasando la hoja. La luz. En ese
la hoja y empecé la tarea, de una de las patillas hacia abajo. La hoja
instante se quitaba el cinturón ribeteado de balas de donde pendía
respondía a la perfección. El pelo se presentaba indócil y duro, no
la funda de la pistola. Lo colgó de uno de los clavos del ropero y
muy crecido, pero compacto. La piel iba apareciendo poco a poco.
encima colocó el kepis.
Sonaba la hoja con su ruido característico, y sobre ella crecían los
Volvió completamente el cuerpo para hablarme y, deshaciendo el grumos de jabón mezclados con trocitos de pelo. Hice una pausa
nudo de la corbata, me dijo: “Hace un calor de todos los demonios. para limpiarla, tomé la badana, de nuevo yo me puse a sentar el
Aféiteme”. Y se sentó en la silla. Le calculé cuatro cuatro días de acero, porque soy un barbero que hace bien sus cosas. El hombre
barba. Los cuatro días de la última excursión en busca de los que había mantenido los ojos cerrados, los abrió, sacó una de las
nuestros. El rostro apareció quemado, curtido por el sol. Me puse a manos por encima de la sábana, se palpó la zona del rostro que
preparar minuciosamente el jabón. Corté una rebanadas de la pasta, empezaba a quedar libre de jabón, y me dijo: “Venga usted a las seis,
dejándolas caer en el recipiente, mezclé un poco de agua tibia y con esta tarde, a la escuela”. “¿Lo mismo del otro día?”, le pregunté
la brocha empecé a revolver. Pronto subió la espuma “Los horrorizado. “Puede que resulte mejor”, respondió. “¿Qué piensa
muchachos de la tropa deben tener tanta barba como yo”. Seguí usted hacer?” “No sé te todavía. Pero nos divertiremos”. Otra vez se
batiendo la espuma. “pero nos fue bien, ¿sabe? Pescamos a los echó hacia atrás y cerró los ojos. Yo me acerqué con la navaja en
principales. Unos viene muertos y otros todavía viven. Pero pronto alto. “¿Piensa castigarlos a todos?”, aventuré tímidamente. “A
estarán todos muertos.” “¿Cuántos cogieron?” pregunté. “Catorce. todos”. El jabón se secaba sobre la cara. Debería apresurarme. Por el
Tuvimos que internarnos bastante para dar con ellos. Pero ya la espejo, miré hacia la calle. Lo mismo de siempre: la tienda de víveres
están pagando. Y no se salvará un uno, ni uno”. Se echó para atrás y en ella dos o tres compradores. Luego miré el reloj: las dos veinte
en la silla al verme la brocha en la mano, rebosante de espuma, de la tarde. La navaja seguía descendiendo. Ahora de la otra patilla
faltaba ponerle la sábana. Ciertamente yo estaba aturdido. Extraje hacia abajo. Una barba azul, cerrada. Debía dejársela crecer como
del cajón una sábana y la anudé al cuello de mi cliente. Él no cesaba algunos poetas o como algunos sacerdotes. Le quedaría bien.
de hablar. Suponía que yo era uno de los partidarios del orden. “El Muchos no lo reconocerían. Y mejor para él, pensé, mientras trataba
pueblo habrá escarmentado con lo del otro día”, dijo. “Sí”, repuse de pulir suavemente todo el sector del cuello. Porque allí sí que
mientras concluía de hacer el nudo sobre la oscura nuca, olorosa a debía manejar con habilidad la hoja, pues el pelo, aunque es agraz,
sudor. "¿Estuvo bueno, verdad” “Muy bueno”, contesté mientras se enredaba en pequeños remolinos. Una barba crespa. Los poros
regresaba a la brocha. El hombre cerró los ojos con un gesto de podrían abrirse, diminutos, y soltar su perla de sangra. Un buen
fatiga y esperó así la fresca caricia del jabón, Jamás lo había tenido barbero como yo, finca su orgullo en que eso ocurra a ningún
tan cerca de mí. El día en que ordenó que le pueblo desfilara por el cliente. Y éste un cliente de calidad. ¿A cuántos de los nuestros
patio de la escuela para ver a los cuatro rebeldes allí colgados, me había ordenado matar? ¿A cuántos de los nuestros había ordenado
crucé con él instante. Pero el espectáculo de los cuerpos mutilados que los mutilaran?...
me impedía fijarme en el rostro del hombre que lo dirigía todo y que
Mejor no pensarlo. Torres no sabía que yo era un enemigo. Np lo
ahora iba a tomar en mis manos. No era un rostro desagradable,
sabía él ni lo sabían los demás. Se trataba de un secreto entre muy
ciertamente. Y la barba, envejeciéndolo un poco, no le caía mal. Se
pocos, precisamente para que yo pudiese informar a los
llamaba Torres. El capitán Torres. Una hombre con imaginación,
revolucionarios de lo que Torres estaba haciendo en el pueblo y de
porque ¿a quién se le había ocurrido antes colgar a los rebeldes
lo que proyectaba hacer cada vez que emprendí una excursión para
desnudos y luego ensayar sobre determinados sitios del cuerpo una
cazar revolucionarios. Iba a ser, pues, muy difícil explicar que yo lo
mutilación a bala? Empecé a extender la primera capa de jabón. Él
tuve entre mis manos y lo dejé ir tranquilamente, vivo y afeitado.
seguía con los ojos cerrados. “De buena gana me reía a dormir un
poco”, dijo, “pero esta tarde hay mucho que hacer”. Retire la brocha La barba le había desaparecido casi completamente. Parecía más
y pregunté con aire falsamente desinteresado: “¿Fusilamiento?” joven, con menos años de los que llevaba a cuestas cuando entró. Yo
“Algo por el estilo, pero más lento”, respondió. “¿Todos?” “No. Unos supongo que eso acurre siempre con los hombres que entran y salen
cuantos apenas”. Reanudé de nuevo la tarea de enjabonarle la de las peluquerías.Bajo el golpe de mi navaja Torres rejuvenecía, sí;
barba. Otra vez me temblaban las manos. El hombre no podía darse porque yo soy un buen barbero, el mejor de esta pueblo, lo digo sin
cuenta de ello y ésa era mi ventaja. Pero yo hubiera querido que él vanidad. Un poco más de jabón, aquí, baja la barbilla, sobre la
no viniera. Probablemente muchos de los nuestros los habían visto manzana, sobre esta gran vena. ¡Qué calor! Torres debe de estar
entrar. Y el enemigo en la casa impone condiciones. Yo tendría que sudando como yo. Pero él no tiene miedo. Es un hombre sereno que
afeitar esa barba como cualquier otra, con cuidado con esmero,
ni siquiera piensa en lo que ha de hacer esta tarde con loa A. La sentencia del capitán Torres, la llegada del
prisioneros. En cambio yo, con esta navaja entre las manos, puliendo capitán Torres a la barbería, el diálogo entre el
y puliendo esta piel, evitando que brote sangre de estos poros, opresor y el revolucionario, la ejecución de la
cuidando todo golpe, no puedo pensar serenamente. Maldita la hora afeitada, ambivalencia del barbero, la toma de
en que vino, porque yo un revolucionario pero no soy un asesino. Y posición del barbero, el término de la afeitada.
tan fácil como resultaría matarlo. Y lo mereces. ¿Lo merece? No, B. La llegada del capitán Torres a la barbería, la
¡qué diablos! Nadie merece que los demás hagan el sacrificio de ejecución de la afeitada, el diálogo entre el
convertirse en asesinos. ¿Qué se gana con ello? Pues nada. Vienen opresor y el revolucionario, ambivalencia del
otros y otros y los primeros matan a los segundos y estos a los barbero, la toma de posición del barbero, el
terceros y siguen hasta que todo es un mar de sangre. Yo podría término de la afeitada, la sentencia del capitán
cortar este cuello, así, ¡Zas! No le daría tiempo de quejarse y como Torre.
tiene los ojos cerrados no vería ni el brillo de la navaja ni le brillo de C. La sentencia del capitán Torres, le llegada del
mis ojos. Pero estoy temblando como verdadero asesino. De ese capitán Torres a la barbería, el diálogo entre el
cuello brotaría un chorro de sangre sobre la sábana, sobre la silla, opresor y el revolucionario, la ejecución del
sobre mis manos, sobre el suelo. Tendría la puerta. Y la sangre asesinato, el término de la afeitada.
seguiría corriendo por el piso, tibia, imborrable, incontenible, hasta D. La llegada del capitán Torres a la barbería, la
la calle, como un pequeño arroyo escarlata. Estoy seguro de que un sentencia del capitán Torres, el diálogo entre el
golpe fuerte, un ahonda incisión, le evitaría todo dolor. No sufriría. opresor y el revolucionario, la ejecución del
¿Y qué hacer con el cuerpo? ¿Dónde ocultarlo? Yo tendría que huir, asesinato, la toma de posición del barbero, el
dejar estas cosas, refugiarme lejos, bien lejos. Pero me perseguirían término de la afeitada.
hasta dar conmigo. “el asesino del capitán Torres. Lo degolló
mientras le afeitaba la barba. Una cobardía”. Y por otro lado; “El
vengador de los muertos. Un hombre para recordar (aquí mi
2. La problemática del texto, se centra en:
nombre). Era el barbero del pueblo. Nadie sabía de él defendía
nuestra causa….” Y qué? ¿Asesino o héroe? Del filo de esta navaja
A. La imposibilidad de un revolucionario de matar a un
depende mi destino. Puede inclinar un poco más la mano, apoyar un
contrincante.
poco más la hoja, y hundirla. La piel cederá como la seda, como el
B. L preparación de un barbero porque un militar fue a
caucho, como la badana. No hay nada más tierno que la piel del
su barbería.
hombre, y la sangre siempre está ahí, lista a brotar. Una navaja
C. La dualidad entre el deber ser y el ser.
como ésta no traición. Es la mejor de mis navajas. Pero yo no quiero
D. L lucha por la supervivencia en un mundo tirano.
ser un asesino, no señor. Usted vino para que yo la afeitara. Y yo
cumplo honradamente con mi trabajo.. No quiero mancharme de
3. Respectivamente el barbero y el militar representan:
sangre. De espuma y nada más. Usted es un verdugo y yo soy más
A. Yo colectivo de revolucionarios-la autoridad
que un barbero. Y cada cual en su puesto. Eso es. Cada cual en su
legitimada.
puesto.
B. La fuerza armadas-pueblos
La barba había quedado limpia, pulida y templada. El hombre se C. La tiranía- la inconformidad
incorporó para mirarse en el espejo. Se pasó las manos por la piel y D. La dictadura- los revolucionarios
la sintió fresca y nuevecita.
4. Por la expresión: “espuma y nada más” se infiere que el
“Gracias”, dijo. Se dirigió al ropero en busca del cinturón, de la tema del texto está dado en:
pistola y del Kepis. Yo debía estar muy pálido y sentía la camisa A. La imposibilidad de un barbero de matar a la
empapada. Torres concluyó de ajustar la hebilla, rectificó la posición autoridad legítima del poder.
de la pistola en la funda y, luego de alisarse maquinalmente los B. Los actos fallidos de un parroquiano por asesinar a un
cabellos, se puso el Kepis. Del bolsillo del pantalón extrajo unas militar opresor.
monedas para pagarme el importe del servicio. Y empezó a caminar C. La ansiedad de un militar por saber si el barbero era
hacia la puerta. En el umbral se detuvo un segundo y volviéndose un revolucionario clandestino.
me dijo: “Me había dicho que usted de mataría. Viene para D. La incapacidad de un barbero de ser consecuente con
comprobarlo. Pero no es fácil. Yo sé por qué se lo digo”. Y siguió sus ideales revolucionarios.
calle abajo. (Colombia, 1908-1966)
5. Una expresión analógica al sentido de “espuma y nada
Con base en el texto anterior responde las siguientes preguntas más” es:
A. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente,
1. Respectivamente, las acciones más importantes del texto
B. Buchipluma
son:
C. Tiene el sartén por el mango
D. Bocajarro.
6. La expresión “espuma y nada más”, puede aplicarse C. Era un revolucionario clandestino, pero era también
también para: un barbero de conciencia, orgulloso de la pulcritud en
A. Los revolucionarios que intentan da un golpe de su oficio.
estado y no lo logran. D. Si mataba al capitán Torres podría ser catalogado
B. Políticos que después de ser elegidos no cumplen sus como héroe o cobarde.
promesas.
C. Las personas que desean cambiar la situación del país 13. En la narración del texto predomina por que el autor
pero le estado no se lo permite. busca:
D. El pueblo revolucionario que se alza contra el sistema A. El diálogo-resaltar la confrontación entre el capitán
opresor pero no logra derrocarlo. Torres y el Barbero.
B. El drama-demostrar la crueldad del orden judicial.
7. El propósito del autor del texto anterior es: C. La descripción-destacar el oficio que desempeñaba el
A. Hacer un crítica a los actos de los revolucionarios, ya barbero.
que sólo se quedan en pensamientos e ideales y no D. El monólogo-enfatizar la duplicidad del personaje
en hechos. principal.
B. Demostrar que le poder supremo de la autoridad
legitimida prevalece por encima del poder 14. La palabra “barbero” es un sustantivo común que emplea
revolucionario. el autor para:
C. Explicar que en momentos de guerra los parroquianos A. No denunciar las ideas revolucionarias de un barbero
temen defender sus ideales. en partículas.
D. Mostrar que las personas en tiempos de guerra B. No meterse en líos, porque si pone sustantivos
prefieren quedarse con los valores morales que propios puede estar tachada a ciertas personas de
defenderse de la tiranía. revolucionarios.
C. Considerar que cualquier barbero o persona puede
8. La frase:” Los muchachos de la tropa deben tener tanta presentar la ambivalencia entre el deber ser y el ser.
barba como yo” hacen referencia a: D. Destacar que le barbero del pueblo no tenía nombre
A. Los revolucionarios
B. Los comandantes 15. La expresión: “ya la están pagando”, significa en le texto
C. El pelotón de infantería que:
D. Los amigos militares A. Los rebeldes están recibiendo castigos por oponerse
al orden de la autoridad.
9. Al barbero no se le puede considerar. B. Los insurrectos saldan las deudas económicas que
A. Analítico. tienen con los parroquianos.
B. Sensato. C. Los revolucionarios están pagando los costos de la
C. Cobarde. guerra por ser capturados.
D. Dual. D. Los militares amonestan subversivos por oponerse a
la milicia.
10. La expresión: “Pescamos a los principales” en el texto hace
referencia a: 16. L expresión: “Unos viene muertos y otros todavía viven.
A. La captura de los capitanes del partido revolucionario. Pero pronto estarán todos muertos”. Están en comillas
B. El apresamiento de algunos miembros del grupo para:
insurgente. A. Resalta la crueldad del capitán Torres.
C. Al pelotón de infantería B. Diferencia la voz del narrador de la voz del personaje.
D. A los comandantes C. Enfatizar el diálogo entre el barbero y el capitán
Torres.
11. El capitán Torres se caracteriza por, excepto: D. Delimitar cuando empieza la voz del narrador.
A. Ejercer un poder opresor.
B. Someter a sus contrincantes al escarnio público. 17. De la expresión:… “maldita la hora en que vino, porque yo
C. Ser intolerante. soy un revolucionario pero no un asesino”. Y tan fácil
D. Ser beneplácito con los revolucionarios. resultaría matarlo. ¿Y lo merece? ¡ no qué diablos! Nadie
merece que los demás hagan el sacrificio de convertirse en
12. La dicotomía del barbero estriba en que, excepto: asesinos ¿qué se gana con ello? Nada. Viene otros y otros
A. Era un revolucionario pero no un asesino. y siguen y siguen hasta que todos es un mar de sangre” se
B. Deseaba matar al capitán Torres pero sus infiere que le barbero:
sentimientos patrióticos se lo impedía. A. Reflexiona sobre las implicaciones que traería el
hecho de convertirse en un asesino y las
consecuencias de dejar su ladi su oficio.
B. Teme acrecentar las filas de muertos por los
sentimientos patrióticos de unos cuatro, y con eso no
se logra la libertad del pueblo.
C. Considera que el asesinato no justifica la defensa de
las ideas revolucionarias porque con ello sólo se
logra perpetuar la violencia.
D. Piensa que nadie es tan importante para cargar con
el peso de su muerte y sus culpas porque eso no
consigue solucionar el derramamiento de sangre.

18. La frase “perla de sangre” se refiere a:


A. Un brillo tan rojo como la sangre.
B. A la esferita que traía el capitán Torre.
C. Lo valioso de ver correr esa sangre por los poros.
D. La gota brillante de sangre.

19. La ambivalencia del barbero se resuelve cuando:


A. Opta por quedarse con sus valores morales y éticos.
B. El capitán Torres se marcha.
C. Termina de afeitar al verdugo.
D. Decide no asistir por temor a las consecuencias.

20. Por el sentido total del texto se puede concluir que le


barbero es:
A. Cobarde.
B. Prudente.
C. Arriesgado.
D. Falto de decisión.

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