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Bernardino Bravo: Capítulo 3.

El Estado Indiano

I. Incorporación de las Indias a la Corona de Castilla

Las tierras descubiertas por Colón fueron incorporadas a la Corona de Castilla y no al reino de
Castilla, es decir, no fueron parte de ese reino sino que pertenecían al monarca, y al igual que con
Castilla, tenían en común a la figura del Rey. Las Indias no fueron consideradas como simples
territorios sin personalidad política, se les miró como reinos similares a los europeos.

Herencia medieval: Reinos adquiridos por esfuerzo propio de monarcas les pertenecían a ellos, y
se convertían en propiedad de la Corona, un “bien de realengo”, cuando pasaba como herencia al
siguiente monarca (si es que el Rey no lo separaba antes para dárselo a uno de sus hijos).

El modo de adquisición fue uno conocido (reconocido por el derecho medieval), el señorío o
soberanía se adquiría por donación pontificia (anteriormente el Papa le había concedido los
derechos de adquisición a Portugal). En las bulas pontificias de 1493 el Papa le otorga las tierras a
los reyes de Castilla y León y a sus sucesores, sin mencionar a Aragón, la razón más lógica es que
los reyes solicitaran esto por la posición geopolítica de Castilla, que poseía capacidad de
competencia por la expansión ultramarina contra Portugal. Con la muerte del último rey católico
(1516), las Indias pasan a ser un bien de realengo, incorporándose a la corona de Castilla.

II. Consecuencias institucionales e historiográficas de la incorporación.

1. Diferenciación: Hasta el siglo XVIII se produce paulatinamente una separación entre los
reinos de Indias y el reino de Castilla, principalmente por la constitución de gobiernos
particulares. También la diferenciación entre el carácter heterogéneo de la población
Indias (mestizaje), vs el carácter homogéneo de los reinos europeos. Jurídicamente se
puede apreciar a través de dos fenómenos: El establecimiento del Consejo de Indias en
1524 y las limitaciones de la vigencia de las leyes de Castilla en Indias, a partir de 1614. El
gobierno de las Indias estaba a cargo de algunos consejeros del Consejo de Castilla, hasta
que se erigió un consejo propio, el Consejo de Indias, el cual reemplaza la labor
gubernamental tal como se hizo en los otros reinos. En 1614, se resolvió que ninguna ley
de Castilla podía regir sin la revisión del Consejo de Indias, hasta ese momento se entendía
que las leyes de Castilla aplicaban en Indias. Esta diferenciación se va acentuando cada vez
más hasta el siglo XVIII.

2. Consecuencia historiográfica; la comprensión de las Indias como reinos pertenecientes a la


monarquía, al igual que los de la península, y no como colonias. Bernardino Bravo
considera un error histórico a la designación de colonia para los territorios americanos,
pues afirma que tuvieron personalidad jurídica propia; gobierno, legislación, justicia,
fronteras y naturaleza propias. En los documentos de la época se habla de “Estado de las
Indias”, hecho que tuvieron claros los americanos hasta el XVIII, pero que la historiografía
liberal se encargó de desvirtuar, identificando a América como colonias para tratar de
justificar la independencia.

3. Como consecuencia permite comprender el proceso de independencia, al reconocer a las


Indias como reinos pertenecientes a la monarquía, en vez de mirarlo como un fenómeno
de descolonización similar a los del siglo XIX y XX. Es una ruptura o desintegración, donde
se desprenden sus elementos para constituirse como Estados independientes entre sí,
siendo los estados hispanoamericanos sucesores de los estados hispanoindianos.

III. EL REINO COMO COMUNIDAD POLÍTICA

América incorporada a la monarquía, se configura políticamente al modo europeo, articulados


como comunidades políticas, con el nombre de reinos o Estados, cada uno siendo un cuerpo
político completo en sí mismo, no como parte de un todo mayor, pues está provisto de los
elementos básicos para la vida material y espiritual de los habitantes; población y territorio
propios. Fronteras, instituciones y gobiernos relativos a ese ámbito espacial y humano. Aun
estando subordinados a una monarquía, no son excluyentes. En teoría no altera la diferenciación
recíproca entre ellos, mantienen territorio, población, fronteras, instituciones y gobierno
diferentes: “los propios castellanos no se igualan en Indias a los americanos, que como naturales
de ellas, han de ser preferidos para cargos y oficios públicos” (p. 52).

El monarca común es fundamento de la unidad de la monarquía, y a la vez de la diversidad de


reinos, sus diversos títulos lo reflejan: Rey de Castilla, de Aragón, de Galicia, de Nápoles, de las
Indias, etc., también lo refleja su diversidad de consejos para el gobierno de los distintos reinos. La
monarquía no constituye una comunidad política, es un conglomerado político superpuesto a los
múltiples reinos unidos entre sí por un monarca común.

En las Indias se conforman diversos reinos y Estados, de manera rápida (un siglo) a comparación
de la génesis de reinos en Europa, pues se opera a través de un modelo conocido.

Monarquía y Municipio

El punto de partida para la configuración de la comunidad política es la toma de posesión y


fundación de ciudades, a través de un acto solemne, por el cual se hace efectiva la incorporación
de determinadas tierras y sus poblaciones a la monarquía, en la medida en que quedan sometidos
al rey, el espacio se configura como un territorio y sus habitantes como vasallos suyos.

Este paso completa el efectivo asentamiento europeo dentro del territorio y en medio de las
poblaciones indígenas. La ciudad indiana es ante todo una comunidad humana o república (¿?),
abarca a los habitantes y los términos o distritos jurisdiccionales del núcleo urbano. “Dentro de
ellos sirve de marco al contacto y convivencia entre la minoría europea y la mayoría indígena. Sus
vecinos no tienen mentalidad colonial. Antes bien están animados por el afán de dilatar la
monarquía y difundir la fe católica, es decir de ganar vasallos para su rey y almas para su Dios”. En
una primera época nada se interpone entre la corona y el conjunto de ciudades, lo que se refleja
en el hecho de que para los indianos del siglo XVI, su patria sea su ciudad natal.

La iglesia se inserta dentro de este dualismo corona-ciudad, se acopla a la monarquía mediante el


Patronato, y se acopla a la ciudad mediante las parroquias.

Comunidad política territorial

La situación cambia, desde la ciudad se configura una comunidad política de alcances más grandes.
En las ciudades el contacto y convivencia entre europeos e indígenas permite emerger una cultura
común. “Cultura Indiana” que irradia los contornos e impregna el medio circundante. Desde fines
del XVI y comienzos del XVII, nace la patria en sentido territorial, superando el primitivo dualismo
monarquía-municipio, hacia una triología ciudad-patria-monarquía. El reino deja de ser una
demarcación de orden político institucional. Desde una ciudad simple se pasa a una comunidad
política territorial, que constituye para sus habitantes una patria común. El pueblo no se entiende
simplemente como un vecindario, sino como la totalidad de los habitantes de un país. En Chile se
emplea la expresión regnícola, autodenominación para los naturales del reino o españoles
americanos, por oposición a los españoles europeos.

Esta comunidad política o pueblo, es una república (¿?) o cuerpo con organización y vida propios,
no compuesta por individuos sino por otros cuerpos menores. El primario es la familia, y entre ella
y la comunidad se interponen instituciones intermedias de distinto género: religiosas, profanas,
laborales, locales, etc. (órdenes religiosas, conventos, cofradías, gremios, corporaciones, etc.).
Cada cuerpo o institución tiene su razón de ser, una esfera de acción propia reconocida por la
costumbre y confirmadas por libertades, franquicias y privilegios, no deben su existencia a un
gobernante, ni son agentes o delegados suyos. Como tales constituyen un contrapeso frente al
gobernante.

IV. PODERES PUBLICOS SUPREMOS

“El derecho indiano” distingue múltiples poderes y niveles de gobierno. En primer término se
reconocen poderes supremos, y poderes inferiores o subordinados. Supremos son aquellos que no
reconocen superior en su propio orden, y se reconocen dos: En materia temporal, el príncipe o
gobernante, y en materia espiritual, el Papa.

Los poderes inferiores tienen su propia razón de ser y esfera de acción propia, son subordinados
de los poderes supremos pero no delegados: cabildos en el plano local, corporaciones y gremios
en el plano laboral, obispos y eclesiásticos en el plano diocesano. A los poderes supremos les
corresponde velar dentro de su esfera, por el bien común, así, les corresponde ejercer cierta
tuición sobre los poderes menores; moderarlos ya sea excitándolos o conteniéndolos en el
ejercicio de su propia función. No absorberlos, suplantarlos o anularlos.

Por otro lado, Bravo explica la distinción entre el poder espiritual y temporal. Este se remonta a la
época romana, con origen en el cristianismo, donde se excluye del poder de los gobernantes en la
órbita de las creencias, dejando al poder temporal sin competencia en materia religiosa; la
comunidad eclesiástica se funda en la creencia, y la comunidad temporal se funda en fines que se
alcanzan en este mundo, no en un mundo ultraterreno.

Las dos espadas es una doctrina de la edad media tomada de una frase evangélica, que señalaba
que para gobernar el mundo bastaba con dos espadas, la temporal y espiritual, esta doctrina se
proyecta a América. Pero la dualidad de poderes plantea un problema, la cuestión jurídica de la
relación entre ambos, en las Indias la relación se plantea bajo el régimen del Patronato, que
también es una institución de origen romano.

V. EL REAL PATRONATO

Etimológicamente viene de patrón -> protector, y se reconocía como los derechos que
corresponden al fundador de un templo cristiano en la época de la decadencia romana.
En Indias es distinto, tiene sus antecedentes en las relaciones que surgen entre el Pontificado y los
reyes de Castilla con motivos del descubrimiento, desde 1493 aparece un vínculo especial con el
encargo a la Corona de contribuir en una función netamente eclesiástica, evangelizar. En 1501
para favorecer el cumplimiento del encargo, la Santa Sede cedió a la monarquía los diezmos de la
Iglesia de América. En 1508 Fernando el Católico obtiene el Patronato sobre la Iglesia de Indias
con carácter universal, como nunca antes había existido. En consecuencia, los obispados fundados
y por fundar quedarán bajo el patronato de los reyes de Castilla.

El derecho de presentación es el más preciado de los derechos que el patronato reconoce al


patrono: El rey puede presentar un candidato idóneo por su parte para las dignidades eclesiásticas
(obispos, miembros de los cabildos eclesiásticos, párrocos), interviniendo en su designación. Hasta
la independencia no se proveerá ningún cargo sin la presentación previa del rey. De esta manera la
carrera de todos los eclesiásticos quedaron en gran medida en manos de la Corona.

VI. APLICACIÓN PRACTICA DEL PATRONATO

La corona atendió con magnificencia y especial solicitud la fundación y dotación de los obispados
americanos. Los reyes no queriendo lucrar con el diezmo, lo devolvieron a la Santa Sede, la Santa
Sede los re-devolvió, y finalmente la Corona determinó quedarse con 2/9 del impuesto, de esta
manera se generó un entrecruzamiento de una institución canónica con una secular.

La Corona contribuyó a facilitar la labor misional y permitió la expansión en América de diversas


órdenes religiosas, la conversión de los indígenas, la atención de los conversos, etc.
“De hecho, los resultados fueron espectaculares, hasta el punto de que este esfuerzo misional
sostenido por la corona, es hasta ahora el más vasto y fructuoso en dos mil años de cristianismo”

Conflictos entre monarquía e Iglesia

Nacen de excesos de la monarquía en el ejercicio del derecho de Patronato.


A. Gobierno de los presentados: La Corona al presentar al candidato para la dignidad eclesiástica,
enviaba una carta de “ruego y encargo” al cabildo para que le entregara al gobierno la diócesis. El
cabildo podía negarse, pero acataba para evitar conflictos, y porque los propios cabildantes tenían
su carrera condicionada a que el rey los presentara para otras dignidades.
B. Pase Regio: Institución nacida de la Corona, no proveniente de una concesión pontificia en
materia eclesiástica. Ante la recurrente falsificación de documentos, se dispuso que no se
ejecutara ninguna disposición eclesiástica que no contara con el sello del Consejo Real, el que se
ocuparía de verificar su autenticidad. Esto dio lugar a que la Corona exigiera para todo documento
que se pretendiera ejecutar en América el pase regio, desapareciendo para la Santa Sede la vía
directa de comunicación con los obispos americanos.
C. Recurso de Fuerza: Recurso contra las decisiones de los tribunales eclesiásticos, por parte de un
tribunal real, cuando realmente se carecía de competencia para ello.
La Santa Sede no permaneció pasiva frente a estos abusos, ordeno que los Jueves Santos se leyera
una “Bula” donde el Papa condenaba los excesos que atropellaban los derechos de la Iglesia. Pero
las autoridades civiles sostenían que estos derechos derivados eran regalías de la Corona, esta fue
una tendencia doctrinal que interpretaba el Patronato o alguno de sus derechos como regalías y
no como concesiones. Esta mentalidad regalista empapo la enseñanza en las universidades
americanas y aun a los eclesiásticos, quienes a menudo se adherían a ella.

Capítulo 4: EL GOBIERNO DE LAS INDIAS

I. NOCIÓN

Gobierno de las Indias: Era a) Espiritual: cuestiones eclesiásticas que eran resorte de la monarquía.
B) Temporal: cuatro ramos capitales, gobierno, justicia, guerra y hacienda. En ambas se puede
distinguir escalones supremos y territoriales: Supremos son Rey y Consejo de Indias, pues tienen
competencia universal en cuanto al territorio y a la materia, abarcan toda gobernación espiritual y
temporal. Territoriales se caracterizan porque sus instituciones tienen una competencia
diferenciada, en cuanto al territorio y a la materia.

II. INSTITUCIONES SUPREMAS: EL REY.

Análisis de la persona del Rey a través de la definición entregada por Las Siete Partidas:
“Vicarios de Dios son los reyes, puestos sobre las gentes, cada uno en su reino, para mantenerlas
en justicia y en verdad, cuanto a lo temporal, bien así como el emperador en su imperio”.
De esta definición se pueden distinguir cinco elementos distintos:

a) Vicarios de Dios son los reyes: Se relaciona con la bajada divina del poder del Rey. Vicario
de Dios es una expresión familiar, relacionada con el Papa (Vicario de Dios en la Tierra). Se
afirma que por ser ambos de origen divino, poder pontificio y temporal son paralelos, no
derivan del otro. El Rey solo ha de responder ante quien le otorgó el poder, Dios, por lo
tanto, no tiene superior en el orden temporal.
b) Puestos sobre las gentes, cada uno en su reino: Alusión al ámbito territorial, poder real es
ejercido por múltiples titulares, cada uno en su territorio. Limitación del poder del rey que
lo diferencia frente a sus iguales, los otros gobernantes temporales.
c) Para mantenerlas en justicia y en verdad: El objetivo, el fin del gobierno. Derivado de la
concepción cristiana, objeto del poder es el beneficio de la comunidad. Poder establecido
por Dios en función de la comunidad, no para provecho de su titular.
En Indias, se comprenden en tres deberes: Proteger la iglesia y propender a la
evangelización. Mantener vasallo en paz y justicia. Ampararlos en paz y guerra.
Concepto de “buen gobierno”: resume el primer deber del rey, y a la vez el primer
derecho del vasallo. Aquel rey que no cumpla su deber, se convierte en tirano, lo cual
autoriza la rebelión. “Rex eris si recte facias” ---> “Rey serás si obras rectamente, si no, no
lo serás”
d) Cuanto a lo temporal: Esfera propia del gobierno, limitación del poder absoluto en cuanto
la competencia espiritual del rey es excepcional pues no es su campo de acción.
e) Bien así como el emperador en su imperio: Señala que el Rey no tiene superior en su
género, poder supremo. Nadie puede exigirle excepto Dios. Esto lo diferencia de los
poderes inferiores, como superior le corresponde moderarlos en orden al bien común, no
eliminarlos ni absorberlos.

III. INSTITUCIONES SUPREMAS: EL CONSEJO DE INDIAS.

Según concepción del rey, no puede gobernar sin el apoyo de los entendidos, así junto a él en el
escalón supremo se encuentra el Real y Supremo Consejo de Indias. Tiene una competencia de
carácter universal y aconseja al rey en todas las materias, normalmente el rey se conforma con el
dictamen del Consejo. Nombramientos reales los propone el consejo, despacha la legislación a
partir de 1524, además todas las decisiones reales y políticas para Indias son estudiadas por ellos.

Tenía a su cargo el tráfico entre España e Indias de mercadería y personas (para evitar perjudicar
la labor evangelizadora), subordinando a ella la Casa de Contratación (que se fundó en 1503). En el
siglo XVI, se encargó de organizar el funcionamiento del sistema de flotas y galeones, buscando
asegurar la navegación y tráfico.

IV. INSTITUCIONES SUBORDINADAS.

Las instituciones de gobierno se distinguen por el territorio y por la materia o competencia


(justicia, guerra, gobierno y hacienda), articulándose una cuádruple división territorial.

a) Gobernación: Para efectos políticos. Llegan a ser casi 40 gobernaciones en el siglo XVI,
encargadas del gobierno ordinario. Bajo el mando del gobernador hay una subdivisión
territorial en partidos, y frente a cada uno de ellos está el corregidor, quien detenta el
mando político, subordinado al gobernador.
b) Real Audiencia: Organización de la justicia, para estos efectos, la división se da en distritos
de Audiencia, más extensos y escasos que las gobernaciones: 11 en el siglo XVI, y 13 en el
XVII, al frente de cada distrito esta la Real Audiencia, una institución colegiada con la
competencia judicial del rey, representantes de la real persona (Altezas). Bajo la audiencia
están los tribunales ordinarios, que corresponde a los alcaldes en la ciudad, y a la justicia
mayor en el resto del partido.
c) Capitanía General: Para efectos militares, las Indias se dividían en Capitanías Generales,
habían un elevado número de ellas. Bajo el capitán general, en cada partido había un
capitán de guerra, quien tenía su mando militar.
d) Caja Real: Para la hacienda, había una caja real en cada distrito de hacienda, a cargo de
cuatro Oficiales Reales. En el siglo XVI había sobre 50 cajas reales en Indias. Bajo su
mando se establecen las Cajas foráneas, las cuales se establecen en lugares de interés
para la real hacienda, por ejemplo un establecimiento minero.

Estas cuatro divisiones componen el esquema básico de las instituciones, sin perjuicio de ellas se
erige el e) Virreinato: uno en México (1534) y otro en Perú (1542), correspondiente a grandes
focos culturales prehispánicos. El virreinato es una división política más amplia y superior que la
gobernación, es el alter ego del rey, su competencia era altísima: es gobernador en la provincia
donde reside, es presidente de la audiencia que tiene su sede en la capital del virreinato, es
capitán general y tiene cierta supervisión de la Real Hacienda. En lo espiritual, es el vicepatrono de
la Iglesia en su virreinato. La extensión de su poder se compensaba con la limitación de su
duración en el cargo: seis años primero, tres años después.

f) Acumulación de oficios: Simultáneamente con la diferenciación de competencias, se


puede confiar a la misma persona distintos oficios: un solo sujeto ejerce a un tiempo los
oficios de gobierno, justicia y guerra. El gobernador por ejemplo, tiene mando político del
territorio. Si en su capital hay una Audiencia, es presidente de ella, y si coincide a la vez
que en su gobernación hay una capitanía general, es capitán general. En la misma persona
se acumulan distintos oficios.
En un partido, también es posible distinguir está característica: un corregidor puede ser a
la vez justicia mayor y capitán de guerra. De esta manera, se pretendía asegurar la
coordinación de los distintos ramos de la gobernación temporal.

V. GOBERNANTES Y GOBERNADOS

Condición jurídica de los vasallos. Principio de vasallaje inmediato de todos los habitantes de las
Indias al rey, por encima de la multirracial pluralidad indígena: europeos e indígenas, criollos y
negros, mulatos y mestizos, eran todos iguales políticamente, siendo el rey inmediato protector de
cada vasallo frente al poder. No hubo en Indias señoríos de vasallos que se interpusieran con
poderes propios de gobierno entre el rey y parte de la población, salvo reducidas excepciones: Los
reyes luchaban por acabar con los restos de feudalismo.
Los indígenas fueron declarados libres, equiparándolos con los vasallos europeos de la monarquía,
distinta concepción de ingleses, holandeses y demás, quienes trataron a aborígenes como
hombres de inferior condición, a los cuales ni se les aplicó la categoría de persona. Para evitar que
por la inferioridad cultural indígena frente a los europeos, la equiparación fuera letra muera, se les
asimiló como personas desvalidas, dotándolos de un régimen protector especial.

La calidad de vasallo es bastante precisa, no es una forma de dependencia unilateral del


gobernado respecto del gobernante, vasallo es correlativo de señor: no hay vasallo sin señor y
viceversa, están ligados por un vínculo bilateral de fidelidad, personal y recíproco. A los deberes de
uno corresponden los deberes del otro, y su falta es una deslealtad, que en el caso del vasallo se le
califica como traición, y en el caso del rey como tiranía. La traición es entendida como una cosa vil
y lo peor que pueda caer por parte de un hombre. La tiranía es entendida como el mal uso del
poder por el gobernante (entendidas según Las Siete Partidas).

Deberes del rey. Básicamente son de dos órdenes, Iglesia y vasallos, en conjunto conforman el
buen gobierno. A la iglesia el rey debe protección, y a las Indias se le suma propender la
evangelización de sus vasallos infieles. A sus vasallos debe el rey mantenerlos en justicia, paz y
ampararlos en paz y guerra. El buen gobierno es pues la suma y compendio de los deberes del rey,
una noción sumamente concreta, no tiene nada de subjetiva. Sobre esa base es fácil indicar si hay
o no buen gobierno, quienes primero lo advierten son los vasallos, porque ellos sufren en carne
propia las consecuencias del mal gobierno. Lo propio del vasallo es no estar sometido
incondicionalmente al gobernante, puede contar con medios para reclamar de los abusos. Si esto
no basta, puede resistir al gobernante, y si no hay más remedio, deponerlo. Resistencia y rebelión
son expresiones del derecho de la época.

El derecho indiano, es realista en materia política. Reconoce que la ley no necesariamente es


perfecta, y que el rey o sus agentes pueden cometer errores y abusos como hombres que son, por
esto le entrega medios legítimos a los vasallos para reclamar contra los atropellos, medios de
hacer prevalecer el derecho frente al abuso, medios de restablecer el orden jurídico violado por
los gobernantes. Estos medios son difíciles de comprender para hombres formados en el
constitucionalismo del siglo XIX, que no concibe otra cosa que la sumisión incondicional del
ciudadano al gobernante1.

Deberes de los vasallos. Auxillium y Concilium, cada vasallo debe prestar al rey en la medida de las
posibilidades, el concurso material de su persona y hacienda, y el concurso moral de su talento,
con el objetivo de que el rey pueda cumplir sus deberes, y a la vez el buen gobierno.
El Auxilium puede ser personal (servicios en guerra, conquista y sustentación de nuevas tierras, o
servicios públicos), o pecuniario (impuestos, contribuciones, prestaciones). Bajo estas dos formas
se distingue entre los vasallos a los hidalgos y nobles (quienes sirven con sus personas y a su
propia cosa), del hombre común (quienes solo sirven con prestaciones pecuniarias, llamados
también pecheros). El consejo lo prestan los vasallos en general por información, cartas, memorial
o peticiones sobre cosas de gobierno o interés común, se experimentaba la necesidad de
1
Desde este punto comienza a hacer varias comparaciones entre hoy y antes.
mantener al rey informado de sucesos y características de países diferentes a los europeos. A la luz
de los deberes del vasallo, se advierte que su papel en la vida política no es pasivo, el buen
gobierno es asunto de todos.

Actividad política de los vasallos: Aparte del aporte directo al buen gobierno, se aporta en cuanto
reclaman contra los abusos, cuando luchan por prevalecer el derecho. Los medios existen y están
instituidos, algunos incluso por el rey mismo. Los principales son la suplicación contra los actos del
monarca y la apelación contra los actos de sus agentes. La apelación se caracteriza por dirigirse al
superior de quien causa el agravio, por lo cual no cabe respecto del rey, pues no tiene superior.

Lo que hace operante estos medios de reclamo es la estructura de la comunidad política.


Compuesta de instituciones menores, los vasallos no se hallan aislados frente al poder, encuentran
el respaldo para rechazar los abusos de que puedan ser objeto. Entre los vasallos por un lado, y el
rey y sus agentes por el otro, se interpone una trama de agrupaciones intermedias, que servían a
la vez de contrapeso frente al gobernante y de protección de sus miembros frente a los posibles
abusos: familia y parentela. Gremios, corporaciones y conventos, incluso cabildo de la ciudad y
eclesiástico.

VI. PROTECCION DE LAS PERSONAS Y BUEN GOBIERNO.

La protección por medio de recursos a través de agrupaciones intermedias es sumamente amplia y


a la vez eficaz. En 1513 se ofrece a los indios el respecto a sus creencias, mujeres, hijos, libertades
y propiedades para su vasallaje. La protección abarca todo tipo de personas, y recae sobre bienes,
abarcando el honor, la vida, la hacienda, sus libertades, un debido proceso, etc. La condición de las
personas no se determina a priori en un gabinete, reduciéndolo a un manojo de derechos eteros
iguales para todos. Para determinar su condición y la protección, se atiende en concreto al lugar
que ocupa en la comunidad, y el papel que desempeña. A esta diversidad de situaciones concretas
corresponde las formas de protección. Una persona puede tener diferentes condiciones jurídicas y
como tal, ser acreedor a distintos medios de protección, distinguiendo así al casado del soltero, al
maestro del oficial y del aprendiz, al hacendado del capataz y del campesino, al encomendero de
los caciques y de los indios tributarios, a los eclesiásticos de los laicos, a los oficiales de los civiles,
etc.

En cuanto a las formas de protección, son variadas, aparte de los tribunales ordinarios existen
tribunales especiales: eclesiásticos, militares y comerciales.

Protección frente a los gobernantes: -


a)Suspensión de la ley injusta: Por obrepción, es decir, una ley dictada con desconocimiento de los
hechos. Por Subrepción, es decir, error o falseamiento de los hechos que la ley regula. Por
Escandalo conocido y daño irreparable, en atención a sus efectos previsibles, escandalo de
proporciones, general, grave, difundido. Por obedecimiento y cumplimiento, toda ley debía ser
obedecida, pero de allí deriva la frase “se obedece pero no se cumple”, genuina expresión del
recurso de suplicación contra la ley injusta, recalcando que se trata de una mera suspensión, no
una derogación, pues esto solo era competencia del rey, por esto junto con suspenderse, se le
suplicaba al rey que la enmendara o dejara sin efecto.

b) Reparación de abusos gubernativos: Peor mal que la ley injusta, atropellamiento al hombre
común. Era poco frecuente. Por Apelación, donde la Real Audiencia amparaba a los vasallos contra
los abusos de gobierno, por esto era importante para un reino tener una Audiencia. Por Visita de
la tierra, según la concepción actual se espera que la gente acuda a los tribunales para obtener la
protección de ellos, sin embargo en la época indiana no se esperaba que los afectados ocurrieran a
la justicia, la justicia acudía a distintos puntos para corregir abusos, oir quejas y reparar daños.
Esto se hacía periódicamente. Por visita y juicio de residencia de los oficiales, la visita procede
mientras se está en el ejercicio de su cargo, y la residencia al término de él. Los cargos debían ser
probados apenas uno se sentía víctima de un abuso, procurando reunir testimonios necesarios
para acreditarlo llegado el momento del juicio. El solo conocimiento de que al final del desempeño
del oficio le esperaba un juicio, hacía al titular más cauteloso, lo más honroso era que ni siquiera
se formularan cargos en su contra.

c) Ser atendido en sus peticiones: Gobernantes debía atender peticiones, formuladas con mucha
frecuencia, especialmente por los cabildos en representación de la comunidad. Una nutrida
correspondencia testimonia el alcance real de estas peticiones.

d) Preferencia para oficios públicos: Fundamentado en el deber del monarca de premiar méritos y
servicios prestados por vasallos. Con ello se favorece el arraigo de la población. Según esta
concepción correspondía a los americanos ocupar los cargos y oficios en América, pero esto no
rige para los oficios más elevados de justicia y de gobierno (virreyes, oidores, gobernadores),
porque la política de la monarquía fue evitar compadrazgos, favoritismos y arbitrariedades.

e) Resistencia y rebelión legítimas: “¡Viva el rey, muera el mal gobierno!”, expresión que refleja
una convicción jurídica, que proclama que la rebelión no es contra el rey sino contra un oficial
suyo, que abusa de los poderes confiados. Naturalmente se trata de un remedio extremo, es raro.
En Chile se dio sólo una vez pre independecia, posteriormente se dio en el siglo XIX y XX, con
Ohiggins y Allende.

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