Columna del Mala Fe

La paliza de Houston
Rodrigo Mita Molina

Ya sabemos cómo es Baldivieso. Para él, como dicen los colombianos, más vale rojo
que descolorido. No ha tenido que pasar mucho tiempo al mando de la Selección para
que dijese lo que pensaba. Como muestra de lo que ha estado hablando (y de lo que
habremos de oír todavía), basta la polémica sobre la paliza en Houston. Habló como
habla nomás y vimos en la tele a los jugadores de la Selección formando en una
alineación sui géneris, la de los ofendidos. Una escuadra de agraviados salió ante los
medios para decir más o menos lo mismo: no padecemos de frigidez futbolística. Al
parecer el técnico les echó en cara su falta de amor propio, de sangre en la cara, de
lágrimas, de llanto cayendo sobre un pecho colorado de bronca e inundando los
vestuarios. “Cuando se pierde así, se llora. ¡Qué pecho frío que son!”, les habrá dicho
seguramente. Siguiendo al “Turco” Berdeja corroboramos el hecho y no generalizamos:
cierto, estaban en el partido los que no se toman muy a pecho la Verde, por ahí unos dos
o tres tenían el pecho (y los huevos) tibios, y uno solo tenía realmente el corazón donde
debe estar. Ya pues muchachos, es en serio. ¿Qué es eso de salir corriendo a
intercambiar camisetas después del desastre? ¿Es que han perdido el sentido del
ridículo? ¿Semejante tunda y ni un solo amonestado en todo el partido? ¿Por qué no se
ponen la mano al pecho? ¿Qué es eso de no querer subir al avión sin recibir el cheque
antes? ¿Por qué dejan el “cargo” a disposición? ¿Por qué tan despechados? ¿Estar en la
Selección no es suficiente? ¿No se les hincha el pecho como a Baldivieso? ¿Vale más
una camiseta de Messi? ¿Con ella sacarán pecho a la primera? ¿Con la camiseta de otro
pecho frío? No hay duda, como dice Chumacero, de que ustedes le ponen el pecho a la
situación, pero como no apechugan con las consecuencias su corazón está frío. ¿Cuál el
motivo de tanto desamor? ¿Será que necesitan un motivador argentino?