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Este capítulo nos da una visión muy precisa de la escuela en el edén, nos hace
mención de la historia de la tierra que comenzó el Edén, esta era el aula, el libro de
texto y Jesús era el maestro y los padres de la familia humana los alumnos. Al ser
creados Adán y Eva Dios les dio todo tipo de capacidad ya que fueron creados a la
imagen de Dios, además estaban dotados de dones mentales y espirituales
superiores, fueron creados en una condición un poco menor que los ángeles. Al
principio Adán y Eva estaban libres de pecado, dijo al hombre que podía comer de
todo fruto, pero no del árbol del conocimiento de la ciencia del bien y del mal. Dios
encomendó para que el hombre cuidase y labrase la tierra y la cuidare. La presencia
y el nombre de Dios estaban escrito en toda la creación ya que la tierra clama a
Dios como el verdadero creador. Al principio todo era perfecto, no había pecado,
odio o envidia, cada detalle de la creación era perfecto, en aquellos tiempos la
naturaleza, los misterios, el sonido, la luz del día y de la noche, toda la creación era
el tema de estudio de la primera escuela en la tierra y el maravilloso maestro era
nuestro Creador, el abría sus mentes, pensamiento, iluminaba sus facultades
mentales y se regocijaban en Jesús. En conclusión, la creación de Dios es perfecta
y maravillosa, el Edén era una representación de lo que Dios deseaba que fuera
toda la tierra, su propósito es que nosotros adquiramos conocimiento y que lo
podamos esparcir a todo el mundo todo lo que Dios hizo por nosotros.
CAPÍTULO 3
Este capítulo nos da una visión acerca del conocimiento del bien y del mal, al
principio de todo, en el Edén, aunque Adán y Eva fueron creados santos e inocentes
Dios les dio el libre albedrío para que tengan la decisión de escoger para ver si ellos
lo sirven por voluntad propia y con amor y lealtad. En medio del Edén se encontraba
el árbol de la del bien y del mal del que Dios mandó que no comieran, solo podrían
comer de los demás árboles, pero de este no ya que si ellos llegaban a comer del
fruto de este árbol morirán, Dios no quería que el hombre y la mujer cometieran
pecado probando del fruto del cual dijo que no comieran el Edén antes de que la
mujer probara del fruto, se encontró con una serpiente que obviamente era Satanás
que había entrado dentro de aquel reptil, y hablaba y le dijo a la mujer que comiera
del fruto, pero la mujer por un momento dudó y le dijo que Dios le había mandado
el no comer de este fruto, pero la serpiente era astuta y le convenció de que comiera
del fruto y tendrás el conocimiento y sería igual a Dios, entonces la mujer vio que el
fruto era deseable y codiciable de alcanzar la sabiduría, entonces tomó el fruto y
comió de él y de la misma manera comió Adán el fruto y por la desobediencia se le
abrieron los ojos, al pecar todas sus facultades mentales, espirituales se tornaron
confusas y sintieron vergüenza de estar desnudos, entonces Dios buscó en el Edén
a Adán y a Eva y cuando los encontró les dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu
mujer y comiste del árbol de que te mandé diciendo que no comieras de él, maldita
será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida,
espinos y cardos te producirá y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu
rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres y al polvo volverás. La Biblia nos relata el nacimiento del pecado,
de la misma manera la redención. Aunque, por los signos evidentes de decadencia,
la tierra da testimonio de la maldición que pesa sobre ella, es todavía hermosa y
rica en señales del poder vivificador. En conclusión, dondequiera que nos
encontremos, cual sea nuestra condición y situación por la que pasemos, Dios nos
perdona y ama a pesar de todos nuestros pecados y errores, solo debemos
consagrarnos a él, para así poder gozar de la paz verdadera que nos trae el estar
en su presencia y a su lado.
CAPÍTULO 4
LA RELACIÓN DE LA EDUCACIÓN CON LA REDENCIÓN
Este capítulo nos da una visión clara de la relación de la educación con la redención,
por la causa del pecado nosotros estamos separados de Dios, pero el sacrificio que
sufrió Dios por nosotros permite que se reanude la comunión con Dios, aunque no
podamos ver su rostro ni contemplarlo, está en nuestros corazones y al alabarlos
tenemos una comunión especial con el mediante la oración y la lectura de su
palabra. La vida y la muerte de Cristo es el precio de nuestra redención, todo lo hizo
con un propósito especial de darnos salvación. La mejor elección que debemos
hacer es alejarnos del pecado y seguir a Cristo, ya que el pecado no solo nos aparta
de Dios, sino que destruye en el alma humana el deseo y la aptitud para conocerlo.
La misión de Cristo consiste en deshacer toda esta obra del mal, solo él tiene el
poder para fortalecer y restaurar las facultades del alma que han sido paralizadas
por el pecado, que han oscurecido la mente, y que han pervertido la voluntad. Abre
ante nosotros las riquezas del universo y nos imparte poder para discernir estos
tesoros y apropiarnos de ellos. En la vida de todo ser humano se manifiesta el
resultado de haber comido del árbol del conocimiento del bien y del mal. Hay en su
naturaleza una inclinación hacia el mal, una fuerza que solo, sin ayuda, él no podría
resistir. Para hacer frente a esa fuerza, para alcanzar el ideal que en lo más íntimo
de su alma reconoce como única cosa digna, puede encontrar ayuda en un solo
poder, esos poderes de Jesús.
El presente capítulo nos hace mención de un verdadero maestro, el cual es el que
tiene las características de satisfacer con un trabajo de calidad inferior, la de
conformarse con dirigir a sus alumnos hacia un ideal más bajo que el más elevado
que les sea posible alcanzar. Un verdadero maestro no puede contentarse con
transmitirles únicamente conocimientos técnicos, con hacer de ellos meramente
contadores expertos, artesanos hábiles o comerciantes de éxito. Los objetivos que
tienen los verdaderos maestros son de inculcarles a sus alumnos los principios de
verdad, obediencia, honor, integridad y pureza, principios que los conviertan en una
fuerza positiva para la estabilidad y la elevación de la sociedad.
En conclusión, el libro se hace mención de muchas virtudes y dones que tiene
Dios, Él es nuestra luz, nuestro maestro, aunque nuestra naturaleza se incline al
pecado como personas, debemos mantenernos firmes en nuestras creencias y
seguir la voluntad de Dios para así poder ser luz en la oscuridad para las demás
personas que no conocen el amor de Cristo.
CAPÍTULO 10
DIOS EN LA NATURALEZA