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TRABAJO DE GRADO
PRESENTADO POR LA
TUTORA
PROFESORA ANA ISABEL PARADA SOTO
MÉRIDA - VENEZUELA
ABRIL 2005
DEDICADO A…
Porque…
A mi familia,
por alentarme día a día a seguir adelante y cumplir este y todos mis sueños.
5
CONTENIDO
ABREVIATURAS……..……………………………………………………………............. 11
RESUMEN……………………………………………………………………………......... 13
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………..………............ 15
La Ciudad en Transición……………..………………………………………….… 87
6
CONCLUSIONES FINALES Y RECOMENDACIONES……………………...………...…..... 175
BIBLIOGRAFÍA……………………...…………………..…………………………….…. 183
APÉNDICES……………………………………………………………………………… 203
ANEXOS.…………………………………………………………………………….……285
7
ABREVIATURAS
a. C. Antes de Cristo.
aprox. Aproximadamente.
Arq. Arquitecto.
Av. Avenida.
C. C. Centro Comercial.
Comp. Compilador.
d. C. Después de Cristo.
Dr. Doctor.
Ed. o Eds. Edición o Ediciones.
Edo. Estado.
Edif. Edificio.
Fig. Figura.
Flia. Familia.
Gral. General.
MOP. Ministerio de Obras Públicas.
Nº. Número.
NO. Nor-Oeste
p., pp. o s.p. Página, páginas o sin página.
s. Siglo.
s.f. Sin fecha.
SO. Sur - Oeste.
UNESCO. Iniciales de las palabras inglesas: United Nations Educational,
Scientific and Cultural Organization.
Urb. Urbanización.
8
RESUMEN
9
INTRODUCCIÓN
Italo Calvino (1923 – 1985), autor de lo que él definió como un último poema
de amor a la urbe en Las Ciudades Invisibles (1972), advierte que las ciudades son un
conjunto de muchas cosas. Así como lo explican todos los libros de historia de la
economía, son lugares de trueque; pero estos trueques no lo son solo de
mercancías, son también trueques de memorias, palabras, signos de un lenguaje,
deseos, recuerdos que constituyen las razones secretas que han llevado a los hombres a
vivir en las ciudades. Calvino, consciente del momento de crisis de la vida urbana, de
la destrucción del entorno y la reacción en cadena de los prejuicios de los grandes
sistemas tecnológicos, describe en su libro una idea atemporal de la ciudad
construida a base de imágenes de las ciudades felices que cobran forma y se
desvanecen continuamente escondidas en las ciudades infelices, que son cada vez
más difíciles de vivirlas como ciudades y que nos lleva ante aquella ciudad utópica
que aunque no la descubramos no podemos dejar de buscarla (Italo Calvino, p. 16).
No hay quizás ninguna otra forma humana que haya sido y sea punto de
infinita reflexión. Cada teoría se centra en alguna metáfora de lo que es y cómo
funciona la ciudad. El significado de la ciudad moderna y contemporánea como
espacio artificial, histórico, constituye el resultado de otros significados
precedentes en donde, en sí misma, encuentra sus razones y medios de existencia e
incluso, de representación simbólica.
La perspectiva norteamericana, con la consolidación del campo disciplinario
de la historia urbana a partir de los años 1980, se ha caracterizado por redescubrir
lo positivo y colorido de la vida en la ciudad. Autores como Aldo Rossi, Colin Rowe
y Robert Ventura desarrollaron planteamientos teóricos e historiográficos en los que
10
la práctica profesional, la revisión y contextualización histórica de la ciudad fue
alimentada por un creciente interés por la conservación patrimonial evidenciado
en un acercamiento al estratificado tejido urbano con más respeto, no solo al
monumento aislado, sino a los sectores de la ciudad en los que se insertan.
En la ciudad de Mérida, así como en el resto de las ciudades venezolanas y
latinoamericanas, existe una comprensión superficial del concepto de modernidad
y patrimonio. En ellas, la preservación del pasado resulta contraria al deseo de
tener ciudades modernas y cosmopolitas, por lo que difícilmente se tiene la
capacidad de abarcar en sus tramas, la presencia del collage urbano donde el valor
de un recuerdo debería proyectarse desde el presente para el futuro de la ciudad.
Sin embargo, la idea no es tener una ciudad donde irónicamente se destruye
para renovar, sino buscar una actitud, un mecanismo que responda a la necesidad
implícita de intervenir sobre la valoración de la condición objetiva y actual de la
ciudad y hallar la manera de conciliar, de manera efectiva y creativa, la tradición y
la contemporaneidad; un mecanismo didáctico que permita a los merideños
vivenciar en su cotidianidad la ciudad de tal manera de que, si asisten al centro
sean conscientes de que ése ha sido el centro desde hace más de 400 años y se
desplacen desde allí a través de sus calles y avenidas hacia la periferia, agudizando
sus sentidos sobre los cambios y transformaciones de la ciudad en la imagen de su
contemporaneidad.
El presente Trabajo de Grado tiene como finalidad proponer a la ciudad de
Mérida como prototipo de CIUDAD MUSEO (la ciudad como colección museable),
en la acepción de su carácter como CIUDAD COLLAGE (fragmentos de edificaciones
de temporalidades distintas inmersas en la trama), para la valoración y
conservación patrimonial de nuestra cultura urbana local, mediante el estudio de
los datos arquitectónicos y espaciales; sin devaluar la heterogeneidad de su
naturaleza, basados en la historia y crítica de la arquitectura y la ciudad.
En el CAPÍTULO I, hacemos primeramente una breve revisión sobre el origen,
la historia y varias de las definiciones sobre ciudad, considerándola como un
11
proceso complejo, determinado por un conjunto de objetos protagonistas que se
entrelazan en una totalidad. De esta forma, a partir de la idea de ciudad que
estudiamos, revisamos el proceso de transferencia de los modelos urbanísticos y de
la cultura urbana en el marco de las relaciones postcoloniales hacia la ciudad de
Mérida hoy, los cuales, ilustran la historia urbana regional identificadas en tres
importantes etapas: la Ciudad Colonial y Republicana, la época de la colonización
española en la que surge en Mérida, como en la mayoría de las ciudades
hispanoamericanas, el casco central de la ciudad que permanece arraigado hasta
principios del siglo XX; la Ciudad en Transición, que representa los cambios
significativos de su fisonomía urbana experimentados entre los años 30’ hasta la
década del 50’, apareciendo importantes edificaciones del Poder Público,
Eclesiástico y el desarrollo de la Universidad; y la Ciudad Actual, la urbe que se
desarrolló vertiginosamente desde la década de los 60’ a lo largo de las diferentes
tramas viales y de interrelación entre los diferentes sectores urbanos, en particular
hacia el suroeste de la ciudad.
Esta descripción de la realidad urbana confrontada a través de la historia de
Mérida, permite darnos cuenta de la complejidad del proceso urbano. La ciudad
actual es la ciudad que existe entre nosotros como un collage de muestras
arquitectónicas y urbanas en donde la trama y sus edificios se adhieren a su
historia entre la tradición de lo colonial y la variedad de lo moderno. Esta
naturaleza de ciudad collage la haremos museable al proponerla como prototipo de
CIUDAD MUSEO a lo largo del CAPÍTULO II, donde interpretaremos la definición
oficial sobre Museo y algunas de sus variantes, así como las definiciones de
Patrimonio y Monumento que permiten teóricamente definir a la ciudad como
Colección de un Museo y establecer algunas analogías operativas entre ciudad y
Museo.
Al proponer a la ciudad de Mérida como Colección de CIUDAD MUSEO,
mediante la determinación de su patrimonio urbano cuya heterogeneidad no es
rebatida sino que por el contrario, se reafirma como un centro de cultura urbana
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visiva donde el transeúnte participa en la dialéctica a que es invitado in situ,
realizamos una revisión crítica sobre el ámbito físico de la ciudad y su naturaleza
de CIUDAD COLLAGE a lo largo del CAPÍTULO III, que incluye a su vez, la
elaboración del Guión Museológico y la Proyección Museográfica; la construcción
de recorridos integrados sobre la selección y clasificación de los espacios y obras
arquitectónicas del tejido urbano definido; y su estudio, análisis y presentación
mediante la realización de una ficha descriptiva e histórica del lugar.
Asimismo, además del trabajo escrito, en la presente investigación se anexa
un CD-ROM interactivo en el cual se proyecta a la ciudad de Mérida como un
modelo de CIUDAD MUSEO a través de la exposición didáctica de la ciudad y su
incidencia en la percepción de los merideños; conectando el proceso del pasado
con el cambio y los valores del presente, en vez de separar aquel de éstos,
contemplando a la CIUDAD COLLAGE en la que vivimos para divisar su historia a
partir de sus edificios y espacios, con el propósito de promover la valoración y
recuperación patrimonial urbana local.
De esta manera, podemos vislumbrar mediante la propuesta teórica del
trabajo MÉRIDA: CIUDAD MUSEO, CIUDAD COLLAGE, la posibilidad en la ciudad
actual, de dar a conocer de forma didáctica los aspectos más importantes de las
diferentes etapas de desarrollo de la trama urbana merideña. Quienes hacen vida
en ésta, nuestra ciudad, en la mayoría de los casos, desconocen su hábitat y su
historia, extendiéndose esta situación con gravedad al olvido y la ignorancia por
parte de los entes oficiales (Gobernación del Estado, Alcaldía del Municipio
Libertador, CORMETUR, MINFRA, entre otros). Sin embargo, queda en manos de
ellos la puesta en práctica del proyecto con el propósito de concientizar y
reflexionar sobre el patrimonio urbano en cada recorrido por sus calles, avenidas,
espacios públicos y privados.
13
CAPITULO I. LA IDEA DE CIUDAD
La ciudad es apasionada, semejante a un organismo vivo del que se pueden analizar sus funciones y escudriñarse su
corazón.
Ningún otro objeto geográfico llega a suscitar más opiniones más subjetivas.
Desde sus técnicos a sus poetas, desde sus habitantes a sus pintores,
defensores o detractores, la ciudad aparece conformada más de ideas
que de piedra y de hormigón.
MICHAEL – JEAN BERTRAND
14
1. 1 Origen, Historia y Definiciones de Ciudad.
La ciudad es una realidad construida a través del tiempo, y en cada tramo de
la historia del hombre cambia y evoluciona según su visión de vida. El concepto de
ciudad deriva de la búsqueda del hombre de mejor calidad de vida urbana.
Lewis Mumford para dar inicio a su libro La ciudad en la historia se interroga y
responde: ¿Qué es la ciudad? ¿Cómo se originó? ¿Qué procesos promueve, qué funciones
desempeña, qué propósitos cumple? No hay definición única que se aplique a todas sus
manifestaciones y una sola descripción no puede abarcar todas sus transformaciones...
(1979, p. 9). Según el autor, para identificar el origen de la ciudad, debemos seguir
las huellas dejadas por el hombre, por muy remotas que estén en el tiempo, el
espacio y la cultura. En ese caso, cada huella refiere a un punto de convergencia
sobre el cual gira la concepción que tiene el hombre en ese momento sobre la
ciudad, que sin desprenderse de la anterior, contiene otras cualidades que se
adaptan a su tiempo y que serán una opción a futuro. De esta manera, es el hombre
la clave del recorrido histórico sobre la ciudad.
La ciudad aparece durante el tránsito de una cultura nómada a una cultura
sedentaria, asentada. Las ciudades primigenias son anteriores a los primeros
documentos escritos y de las cuales, solo tenemos datos indirectos; antes de la
ciudad existieron los caseríos, los santuarios y las aldeas; antes de las aldeas, los
campamentos, las cavernas y los montículos; y antes de todo esto, ya existía la
tendencia a la vida social en el hombre. Hacia el V milenio a.C., se dio lugar a lo
que se conoce como revolución urbana. Implicó el desarrollo de las ciudades y la
transición a una sociedad en la que un gran número de individuos vivían de forma
sedentaria en pequeñas zonas.
No obstante, el arqueólogo Gordon Childe (1892 - 1957), citado por Michael
Roaf (p. 56), señala que ésta, no es más que una de las características de la
revolución urbana. También implicó una sociedad que se dividía en clases,
15
dirigida por una elite política, militar y religiosa que se enriquecía gracias a la
imposición de tributos y que erigía edificios monumentales. Otra característica del
desarrollo urbano fue la aparición de artesanos que vivían de su oficio y que a su
vez contribuyeron al desarrollo de amplios circuitos comerciales. El nacimiento de
las ciencias exactas y teóricas, la invención de la escritura y la aparición del arte
figurativo, eran así mismo parte integrante de dicha revolución urbana. En efecto,
en los últimos siglos del IV milenio, todas las ciudades nacientes presentaban estas
características en diversos grados, lo que desde entonces, determinará el devenir
de la misma. Por tanto, señala el autor, la base de la revolución urbana no fue
tanto la formación de ciudades, sino un cambio en la naturaleza de la sociedad que
fomentó mayores aglomeraciones políticas, sociales y económicas de la población.
Durante el mesolítico, el hombre es protagonista de un proceso de
asentamiento y domesticación. Con la revolución agrícola sucedida entre el 7.000 y
2.000 a.C., comienzan a figurar las aldeas (Lewis Mumford, pp. 21 - 25) como
asociaciones permanentes de familias y vecinos, con casas edificadas y modeladas
con diferentes materiales propios de su hábitat (casas de adobe en el Oriente
Próximo, de grandes troncos de madera en Europa central y occidental y las
murallas de piedra en lugares como Jericó); como un nuevo tipo de asiento
humano en donde de forma primitiva, muchos símbolos y estructuras urbanas
estaban presentes (el granero, el banco, el arsenal, la biblioteca, el almacén, el canal,
el estanque, el acueducto y demás formas). Por tanto, enfatiza Lewis Munford, la
modelación de la tierra fue una parte integrante de la modelación de la ciudad; y con ella a
su vez, de la civilización: la sociedad estratificada, la desigualdad en la propiedad,
los especialistas, la escritura, la ciencia, la guerra, el arte, la artesanía decorativa, el
comercio con otras sociedades, los ritos ceremoniales y la cultura en general.
Es en Asia Menor, en la actual Turquía o península de Anatolia, donde se
han encontrado algunos de los primeros asentamientos neolíticos de Oriente
Próximo (José María Fullola y José María Gurt, 1978, p. 42), que surgieron después
del descubrimiento y de la difusión de la agricultura y de la cría de diferentes
16
animales domésticos. Este desarrollo culminó con la destacable transformación
urbana que tuvo lugar en el sur de Mesopotamia en el IV milenio a.C., evolución
que sentó las bases de las sociedades modernas.
17
características, se dice que en la consolidación de la idea de ciudad en Çatal Höyük,
fue la religión la fuerza motora de su sociedad.
Entre los aspectos claves a señalar sobre la ciudad de Uruk en base a las
ideas expuestas a lo largo de su escrito por Michael Roaf (pp. 58 - 69) tenemos que,
hacia el 3.300 a.C. Uruk cubría un área de 100 hectáreas en total, aumentando a
unas 850 hectáreas en el periodo dinástico I, considerándose entonces como la
ciudad más importante de Mesopotamia. Las excavaciones arqueológicas
18
realizadas a principio del siglo XX, sacaron a la luz pública los restos de dos
grandes complejos religiosos: Aullaba donde se encontraba el templo de Anu (el
dios del cielo) y Eanna donde se adoraba a Isthar. Sus estructuras alcanzaban gran
tamaño y estaban decoradas con conos de colores hechos de arcilla que recreaban
motivos geométricos, hallándose también en varios niveles del recinto los
primeros vestigios de escritura cuneiforme. La muralla que le encerraba fue
construida por Gilgamesh, el legendario rey de Uruk durante el periodo
Protodinástico, con 9 Km. de longitud y encerraba una superficie de 400
hectáreas. Según la epopeya, un tercio de la ciudad estaba constituida por
templos y otro tercio por jardines.
De esta manera, en Uruk se utilizó el arte por primera vez para ilustrar la
función del soberano y para reforzar su posición. La magnitud, variedad y
complejidad de la arquitectura de los recintos de Uruk del período tardío,
demuestran que los edificios además de constituir el centro político del gobierno
y desempeñar un papel importante en la vida económica de la ciudad,
respondían a un plan esmerado; su finalidad no era solo servir de recinto
religioso sino causar impresión en el pueblo por la opulencia y el dominio de sus
constructores. Arte y arquitectura se combinaron para crear la imagen de la
ciudad traducida a poder y riqueza, a fin de realzar la estabilidad del grupo
gobernante y la perdurabilidad física de la misma urbe.
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La extraordinaria riqueza de la ciudad de Ur fue revelada tras las diferentes
excavaciones realizadas en las adyacencias del Cementerio Real, donde se hallaron
el zigurat y el templo de Nanna, uno de los mejor conservados de Irak, compuesto
por tres plataformas superpuestas que llegó a tener hasta siete niveles construidos
en ladrillos de adobe secados al sol, elevándose unos 21 m. sobre el desierto. Estos
recintos sagrados, señala Michael Roaf (p. 99), funcionaron como lugar de culto al
dios lunar de la religión sumeria, Nanna, más tarde llamado Sin por los babilonios.
Al inicio del I milenio a.C., Ur pasó a formar parte del reino de Isin,
después del reino de Larsa y finalmente se incorporó a Babilonia.
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procedimientos legales donde se recogen disposiciones sobre préstamos,
depósitos, deudas, propiedad doméstica y derechos familiares, penas por
prácticas médicas incorrectas, así como por daños causados por negligencia en
actividades diversas. E incluso se fijan los precios de diferentes tipos de servicios
en no pocas ramas del comercio.
21
principal camino procesional; era la ruta seguida por los líderes religiosos y
políticos durante las ceremonias del festival del Año Nuevo. Otras nueve puertas
importantes atravesaban las grandes murallas de fortificación interna de la
ciudad, a partir de las cuales surgían los caminos hacia los principales
asentamientos de Babilonia. (Nicolás Postgate, p. 97)
22
los sumerios a la que se le confería un prestigio no inferior al de las ciudades de Ur
o de Uruk), sin duda el más antiguo proyecto urbanístico que la historia hasta
ahora conozca; en el que se ve el diseño de los canales y las fortificaciones cuyas
indicaciones están en caracteres cuneiformes (Ministerio de Relaciones Exteriores de
Irak, 1977, p. 18).
Junto con el Tigris y el Éufrates, el curso bajo del río Nilo ha sido la cuna
de una de las primeras civilizaciones del mundo. Su desbordamiento creó las
fértiles llanuras de las que dependían los habitantes del antiguo Egipto. Además,
se convirtió en la principal vía comercial y de comunicaciones, así como en el
centro de la vida espiritual de la época.
23
Según la consideración de Sir Lawrence Gowing (1994, pp. 26 - 27), la
historia de Egipto fue la más larga de cuantas civilizaciones antiguas florecieron
en torno al Mediterráneo, específicamente en el Valle del Nilo (su natural sentido
de unidad se extendió casi sin interrupción desde aproximadamente el año
3000 a.C. hasta el siglo IV d.C. donde su forma de vida apenas sufrió cambios).
Miriam Salas (p. 41) por su parte, también afirma que la espiritualidad
determinó en gran medida la historia de la ciudad egipcia. La huella del hombre
egipcio se imprimió en su cosmogonía en la que la ciudad siempre estuvo
presente, desarrollando marcadas diferencias entre lo perpetuo y lo breve, entre la
ciudad y la necrópolis, siendo esta última el objetivo a seguir durante toda su vida
en la tierra. Por esta razón, advierte la autora, para vivir eternamente, los
egipcios necesitaban momificarse y construir sus tumbas como estancias
perennes.
24
Como resultado, son dichas estancias las huellas que aún encontramos del
hombre egipcio: las ciudades de la muerte más que las ciudades de la vida. La
primera, ubicada en la orilla occidental del Nilo con sus tumbas, momias,
sarcófagos, espíritus, obras de artes, tesoros, altares y avenidas; y la otra, en la
orilla oriental, con sus gentes, templos, palacios, casas, calles y jardines.
25
Durante las XVIII y XX dinastías (1570 -1070 a.C.) los faraones
26
igual forma que en Mesopotamia, para las poblaciones del Egeo, las condiciones
geográficas y los objetivos humanos determinaron gran número de
modificaciones en la forma de la ciudad. Algunos estudios entre los especialistas
de la ciudad, incluyendo el escrito por Lewis Munford (pp. 151 - 163), han llevado
a buscar más semejanzas entre las culturas mesopotámicas y egeas. En palabras
de este autor: la insistencia de Heródoto en la deuda de Grecia con Egipto no parece tan
absurda como solía parecerles a los pensadores de finales del siglo XIX, quienes
consideraban erróneamente la cultura griega como fenómeno excepcional y sin fuentes.
27
recuerdan nítidamente a Babilonia. Aunque la ciudad nunca recuperó su antigua
gloria, dañada por la guerra, explosiones volcánicas y las distintas invasiones hasta
su destrucción por los romanos en el 67 a.C., Cnosos, así como toda la isla cretense,
es otra huella en la Historia urbana del hombre.
El desarrollo urbano griego introdujo muchas innovaciones institucionales
promisorias con respecto a la pauta inicial de la ciudad, tal como ésta se había
desarrollado tanto en Mesopotamia como en Egipto. Y esto se debe principalmente
a que existe una ausencia del poder ilimitado de la religión en la Edad de Bronce y
la tecnología de la Edad de Hierro. Las ciudades griegas estaban más cerca de la
medida humana y se hallaban exentas de las pretensiones de monarcas casi
divinos y sus correspondencias militares y burocráticas. De resto, insiste Lewis
Munford, los ingredientes para la institución de la realeza y la construcción de la ciudad
eran, en gran parte, los mismos que se han encontrado en Mesopotamia.
28
griega de la divinidad. La religión griega, al contrario que en Oriente, no estaba
dirigida por una casta sacerdotal: todo hombre libre podía ser sacerdote de los
grandes santuarios, toda persona inspirada por las musas podía cantar a los dioses
y a sus hazañas; nunca tuvieron un poder que les permitiera regir la vida
espiritual. El Dios – Padre Zeus (Júpiter) que regía y gobernaba los destinos del
mundo, más todas las figuras de la familia Olímpica, desde un principio estuvieron
impregnadas de individualidad y aparecen como seres libres; así mismo, a
imitación de sus dioses los griegos se formaron libres y con individualidad propia
e igualmente organizaron sus ciudades – estado.
Numa Fustel de Coulanges (1984, pp. 66 - 67), afirmaba que la característica
más importante de la historia de Grecia es la fragmentación llevada al exceso y el
espíritu de aislamiento de todas y cada una de las ciudades. Además de la influencia
ejercida por las condiciones de la naturaleza física, las creencias del hombre
tuvieron mayor potencia pues había una serie de límites sagrados, de diferencias
de cultos, una barrera que toda ciudad levantaba entre el extranjero y sus Dioses.
Por este motivo, los antiguos griegos no concibieron otra forma de organizarse que
no fuese la ciudad, donde se apreciaba su autonomía, que incluía su culto, su
derecho, su gobierno, toda su independencia religiosa y política; nunca tuvieron la
idea de que varias ciudades pudieran unirse y vivir en iguales condiciones bajo un
mismo gobierno.
La ciudad griega, señala Lewis Munford (p.180), no la definían sus grandes
templos y monumentos, puesto que Babilonia y Nínive, sin lugar a dudas ya tenían
presencia al respecto. La verdadera fuerza de la ciudad griega era de otro orden: no
permitía que la personalidad humana fuera disminuida por sus propios productos
colectivos, en tanto que utilizaba cabalmente todos los agentes urbanos de cooperación y
comunión. Nunca ciudad alguna por grande que fuera, albergó y estimuló a
semejante multitud de personalidades creadoras como las que se concentraron en
Atenas durante el siglo V. Las guerras resultaban más fáciles porque significaban
29
someter, expulsar y tomar nuevas tierras, y no anexionarse a otra ciudad; así lo
hizo la mayor de las ciudades estado griegas, Atenas, con Salamina.
Atenas, regida por un sistema democrático, alcanzó su máximo
esplendor entre los siglos VIII y VI a.C., absorbiendo a sus débiles vecinos en una
liga o confederación dirigida bajo su control y obteniendo un brillante liderazgo
durante las guerras médicas. El periodo de hegemonía ateniense durante el siglo
V a.C. es conocido como la Edad de Oro de Atenas, bajo el mando de Pericles, quien
se propuso hacer de Atenas la ciudad más bella del mundo.
Atenas, como lo considera Lewis Munford (p. 169), junto a los centros de
Olimpia (sede de los Juegos Olímpicos), Delfos (sede del altar principal y el
30
oráculo sagrado de Apolo) y Cos (centro de curación precursor de Hipócrates),
representan lo que diferenció decisivamente la cultura urbana griega de la de sus
predecesores como contribución a la capacidad de realización del hombre. La
transición de la polis helénica y la acrópolis como ciudad fortificada a la metrópolis
helenística, y de ésta a la populosa megalópolis alejandrina representan en
conjunción con la labor del arquitecto Hipódamo de Mileto y los planteamientos
que acerca de la ciudad hicieron Platón y Aristóteles, el inicio de una nueva
ciencia: el urbanismo.
31
África, afirma Lewis Munford (pp. 251 - 254). Un ejemplo de ello es el tipo axial de
población, con sus dos calles principales (el cardo y el decumannus) que se cortan
en ángulo recto cerca del centro, del cual se encuentran los más remotos ejemplos
registrados en las fortalezas construidas en las riberas del Nilo. Otras formas y
expresiones urbanas presentes en las ciudad romana ya eran visibles en ciudades
más remotas de Siria y Asia Menor, como las avenidas comerciales que se funden
con el mercado, los arcos de cuatro direcciones en los puntos de intersección de las
principales calles (como en Antioquia), las cuales, en los últimos días del Imperio,
rivalizaban con la misma Roma en población y complejidad social.
El gusto romano por los grandes planes urbanísticos se pone de manifiesto
en la ciudad de Roma donde cada emperador enriquecía o construía un nuevo foro
con su basílica, templo y demás elementos; sus ciudades coloniales, planificadas
como campamentos militares llamados castra (castrum), estaban dispuestas
formando una rejilla de calles rodeadas por murallas defensivas rectangulares o
cuadradas. En palabras de Lewis Munford (p. 252), El Imperio Romano, producto de un
solo centro energético urbano en expansión, fue por su parte, una vasta empresa de
construcción de ciudades.
Desde el principio Roma contó con las condiciones adecuadas para el
surgimiento de una ciudad que paulatinamente crecería bajo concepciones
urbanas pensadas y planificadas. Según la tradición, señala Anthony Morris (p.
56), Roma se fundó en el 753 a.C. sobre una de las Siete Colinas (Capitolina,
Quirinal, Viminal, Esquilina, Celia, Aventina y Palatina) que rodean el antiguo
emplazamiento. Sin embargo, los hallazgos arqueológicos indican que el
asentamiento humano del territorio data, al menos, del año 1000 a.C., donde
varios pueblos que convivían en el área por razones religiosas, militares y
económicas se unieron en una misma realidad urbana. Esta posición geográfica le
proporcionó a Roma grandes ventajas en el Mediterráneo como acceso al resto de
la península y continente, además de su sostenida estrategia de organización y
32
dominación territorial impuesta por sus dignatarios políticos, que convirtieron a
la ciudad en la capital del mundo y el centro del Imperio.
Según la cronología apuntada por Anthony Morris, desde el siglo VII hasta
el siglo VI a.C. los reyes etruscos dominaron Roma, pero hacia el 510 a.C. se
estableció la República, bajo cuyo poderío se combatieron otras invasiones a
principio del siglo IV a. C. como la gala, absorbiendo las regiones periféricas y
expandiéndose durante y después de las Guerras Púnicas (264-146 a.C.). Por
último, durante el siglo I a.C. al final de la República, Julio César se convirtió en
dictador y preparó los cimientos del futuro sistema imperial romano para
Augusto, primer emperador de Roma (27 a.C.-14 d.C.), quien restauró la unidad
y puso en orden el gobierno romano tras casi un siglo de guerras civiles,
reinando durante un periodo de paz y prosperidad cultural, durante el cual el
desarrollo del urbanismo desempeñó un papel protagónico con la fundación de
nuevas ciudades o colonias y en la renovación de Roma como ideal augusteano,
para el cual la obra escrita por Marco Vitrubio titulada De Architectura le fue
dedicada.
Así mismo, dicho autor señala varias de las características del ideal de
ciudad del Imperio Romano en virtud de sus objetivos políticos y que
condicionaron la forma urbana:
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edificios lúdicos y las tiendas (diseminados por toda la ciudad), las tumbas
romanas (levantadas generalmente junto a las calzadas de la ciudad),
anfiteatros y baños (…) todos ellos expresiones de un gran ingenio tecnológico,
expresados en la combinación del arco y la bóveda (el opus caementicium
romano), el sillar de piedra de cantería local, utilizado junto con vigas de
madera, tejas y baldosas cerámicas y finas placas de mármol como
revestimiento, la invención de la argamasa, (material equiparable al hormigón
actual)... (Anthony Morris, pp. 64 - 72).
Hacia el año 200 d. C., la doctrina cristiana surge de los numerosos cultos
antiguos y de las religiones precedentes y las ciudades absorben las huellas
urbanas dejadas por el hombre de la antigüedad tardía y del acervo de los tipos
de la región mediterránea. Luego, el avance de los germanos conduce a la
pérdida de las provincias occidentales, a la conquista de Italia, y a la aniquilación
del Imperio Romano de Occidente durante los siglos IV y V. De esta manera, la
combinación de motivaciones religiosas, circunstancias económicas y
organización política, determinaron el nuevo orden de vida urbano y espiritual
de la ciudad. En Oriente, es la ciudad de Constantinopla, construida sobre siete
colinas por Constantino I entre el 326 y el 330 d. C. en el emplazamiento del
antiguo Bizancio griego, rodeada por murallas erigidas en el 413, la que se
convirtió en centro político, comercial, espiritual y eclesiástico, sobreviviendo a la
caída del Imperio Romano Occidental a finales del siglo IV y las continuas
invasiones germanas y persas, hasta 1453. (Ursula Hatje, pp. 123, 141 - 142)
34
en consecuencias. Las ciudades más importantes del mundo occidental han sido
radicalmente transformadas, otras se fundaron entonces y otras se desarrollaron
posteriormente a partir de las referencias de los constructores románicos.
Hacia finales del siglo XIV, la ciudades europeas pueden ser clasificadas
según Anthony Morris (p. 98) entre aquellas que crecieron sobre los
emplazamientos romanos originales, los burgos (construidos como bases
militares fortificadas que luego adquirieron importancia comercial), la ciudades
de crecimiento orgánico (a partir de las aldeas) y las ciudades nuevas (las bastide
en base a nueva planta). Todas ellas permitieron el desarrollo de un nuevo
equilibrio económico y demográfico y plantearon problemas de reordenamiento
35
más que de innovación por sus características comunes en la mayor parte de los
países europeos: edificios aglomerados que cubren toda la retícula de las
ciudades planeadas o los trazados informales de las no planeadas; las murallas,
con sus torres y puertas como símbolo del origen de las finanzas municipales en
la forma de contribución y unión de la comuna; las calles de circulación, casi
laberínticas; el mercado y otros establecimientos comerciales; las iglesias y el
resto de la gran masa de edificios de la ciudad.
36
La ciudad romana
37
A la ciudad medieval se pretende introducir la nueva ciudad planificada
según un diseño racional, por tanto Lewis Munford (p. 482) advierte, que como tal,
no hay ciudad renacentista, sino una especie de clarificación, de cambio global de forma
fragmentaria de la ciudad medieval histórica.
38
Brunelleschi (1377-1446), Alberti (1404 – 1472) y Da Vinci (1452 – 1519). Alberti hace
ver a través de su obra De Re Aedificatoria, su consideración de la ciudad como una
gran casa que hará frente a las exigencias de cambio y crecimiento del momento
mediante su planeamiento. Da Vinci por su parte, tiene una vasta producción
teórica sobre esquemas urbanísticos y arquitectónicos adelantándose varios siglos
a su época al tratar aspectos sobre el diseño de vías y tráfico en la ciudad así como
de condiciones de salubridad y planeamiento. (Sigfried Giedion, 1978, pp. 34,73 - 76)
Hacia finales del siglo XVI, quizás una de las más importantes huellas
dejadas por el poder espiritual y temporal de la Iglesia es la transformación de
Roma iniciada por el papa Sixto V quien concentró sus energías en un nuevo
proyecto de ciudad, dejando intacta la Roma medieval pero transformando sus
calles en un complejo sistema de tráfico urbano acompañadas de nuevos edificios,
plazas, fuentes, acueductos, obeliscos y escalinatas. Tal como era, Sixto V tenía a
Roma en la sangre; él mismo había seguido fatigosamente a pie las calles que los peregrinos
debían recorrer, haciendo de Santa María la Mayor el centro de atención principal.
(Sigfried Giedion, p. 99)
Sixto V era claro conocedor de la
complejidad de la urbanística moderna,
por tal razón su plano regulador está
unido en muchos aspectos a
realizaciones posteriores del siglo XVII,
que han dado forma al esquema sixtino.
El crecimiento de la población, un alto
índice de inmigración de los suburbios
hacia la ciudad, atraídos por su
desarrollo comercial y económico,
caracterizaron las necesidades de
reorganización de ciudades en Inglaterra Fig. 7. Londres antes del incendio con sus
calles medievales y el Plan de Wren de
y Francia. 1666. (FUENTE: RISEBERO, Bill. (1991).
Historia dibujada de la arquitectura. p. 140).
39
El Plan para Londres (1666), (Fig. 7), fue uno de los más importantes
proyectos reguladores urbanos, bajo la tutela del arquitecto inglés Sir Christopher
Wren, tras el incendio que destruyó la ciudad medieval (Bill Risebero, 1991, p. 139).
40
embargo, la mayor urbe del mundo al final del siglo XVIII, Edo (hoy Tokio), en
Japón, que contaba con más de un millón de habitantes, prescindía de la
planificación geométrica, en favor de una forma orgánica en espiral. (Bill Risebero,
pp. 167 - 171).
Al llegar el siglo XIX, las condiciones iniciales que dieron origen a la ciudad
estaban en desequilibrio. La forma de la ciudad vivía la pérdida de su cualidad por
el crecimiento sin disposición ni planeamiento, producto de la tendencia a
concentrarse en las actividades económicas. Al sobrevenir la ciudad industrial,
donde el desarrollo de la tecnología alcanzó protagonismo debido a su inmensa
productividad, acaece también una revolución en los medios de transporte y de
comunicación y en las ideas económicas y sociales (Fernando Chueca Goitia, p. 165)
que repercutieron en el ser en ciudad del hombre.
De esta manera, la historia de la ciudad industrial se encuentra entre su
caótica realidad y un itinerario de ideas y propuestas por parte de sus
reformadores y artistas que, por un lado, los llevó a concebir un conjunto de
posibilidades urbanas en base a las necesidades existentes, y por otro, a producir
edificios que no logran controlar el contexto y solo llegan a formar parte del
desorden de la ciudad y donde la formulación de los planes a proyectar se pierden
en abstraccionismos en base a una ciudad fuera del proceso temporal y en un espacio a-
histórico y a-geográfico (Paolo Sica, 1970, p. 116); de esta manera, se constituye el
pensamiento utópico urbano ochocentista.
Los ideales de grandiosidad pública y de calles radiales y circunferenciales
se extendieron hasta el siglo XIX, tal y como se puede ver en el plan seguido para
la reconstrucción de París (1850-1874) por el administrador francés Barón Georges
Eugène Haussmann (1809-1891), político y urbanista francés, que remodeló de forma
drástica el trazado de París durante el reinado de Napoleón III (1852-1870). Se
propuso abrir boulevares más amplios, trasladar las estaciones de tren fuera del
núcleo urbano central, y plantar nuevos parques (como el Bois de Boulogne). Para
conseguir sus objetivos derribó extensas áreas del París medieval. Los elementos
41
preferentes en el urbanismo de Haussmann
fueron los bulevares largos y anchos
articulados mediante plazas circulares y,
gracias a su intervención, París ofrece unas
perspectivas inigualables: Si en alguna parte
consiguió Haussmann dejar un recuerdo
imperecedero de sí mismo y de aquel Imperio al
Fig. 8. Plan de Haussmann para París.
que sirvió con tanta fe, fue en la Avenida y el (FUENTE: RISEBERO, Bill. (1991). Historia
dibujada de la arquitectura. p. 188).
propio edifico de la Ópera... y en realidad, si esta
avenida no existiera, la circulación del tráfico sería hoy imposible en París (Sigfried
Giedion, p. 693). Sus propuestas ejercieron una enorme influencia en el
planeamiento urbanístico del resto de Europa, Latinoamérica y las colonias
francesas de ultramar. (Fig. 8).
Sin embargo, advierte Leonardo Benévolo (pp. 246 – 248), la aplicación de las
reglas tradicionales al diseño urbanístico (ejes de simetría, puntos de fuga,
sistematizaciones en estrella y cuadrícula) y las normas científicas de los
ingenieros que realizan los acueductos y redes ferroviarias metropolitanas, para
los efectos de la ciudad de finales del siglo XIX, revelan una total pasividad
donde solo sirven como instrumentos de discriminación social: las mismas
industrias y las viviendas del proletariado, son sacados a una periferia imprecisa, lo que
desembocó en un grave problema de superpoblación y en una multitud de problemas
derivados.
42
una vez y para siempre, una forma arquitectónica precisa y dotada de márgenes
suficientes para absorber los previsibles crecimientos futuros.
La concepción de ciudad a la luz del siglo XX, es descrita por Sigfried Giedion
(pp. 720 - 725), a partir de la obra de personalidades como: Otto Wagner (1841 –
1918) pionero del movimiento moderno quien partió de la convicción de que debía
ser la población (de muchas y variadas condiciones con diferentes exigencias
residenciales) la que debía determinar el plan de la ciudad moderna; Ebenezer
Howard, quien planteó por su lado una solución mixta llamada ciudad jardín, una
nueva tipología urbana intercalada con grandes zonas verdes y organizadas en
torno a residencias de tradición rural, la cual fracasó sin ejercer mayor influencia
sobre la nueva organización urbana de una gran capital moderna.
También aparecen los primeros teóricos del socialismo con propuestas que
parten de la influencia de las utopías de Charles Forier (1772 – 1837). El proyecto
de la ciudad industrial de Tony Garnier (1869 – 1948) es una de ellos donde plantea
formas de convivencia dictadas por la razón pura. Publicado en 1917 como un
gigantesco proyecto urbanístico y social donde ideó respuestas a las necesidades
de vivienda, de trabajo, de producción de energía, de transporte, de estudios y de
ocio, utilizando materiales modernos (hormigón armado, metal, vidrio),
conservando ciertas referencias a la antigüedad clásica y un profundo sentido de la
monumentalidad y reconociendo la luz, la vegetación, la ventilación y la higiene
como los fundamentos del urbanismo moderno. De esta manera, la ciudad industrial
ha influido directamente entre aquellos que colaboran en el momento actual para perfilar la
urbanística del futuro. Tal influencia es comprensible puesto que el proyecto de Garnier
contiene en sí el germen de los métodos actuales. (Sigfried Giedion, p.731)
El desarrollo de la arquitectura moderna en Europa y América revela la
concepción de la ciudad contemporánea. Los edificios de altura como medio para la
concentración de viviendas pero dotadas de zonas verdes, se volvió además de una
necesidad, un principio fundamental para la urbe. Sir Lewis Gowing (pp. 894 - 904),
señala entre los arquitectos que incidieron en la forma de la ciudad, luego de la
43
experiencia dada por la Escuela de Chicago y sus rascacielos, durante la década del
20, a personajes como Walter Gropius (1883 – 1969) y Marcelo Breuer (1902 – 1981)
en base a los principios ideológicos de la escuela de la Bauhaus, (la economía
expresiva y la adecuación a los medios productivos para todas las formas de
diseño), quienes idearon una serie de
bloques de viviendas laminares en
Alemania que reformaban la
estructura de la ciudad ya existente.
Para la misma época, Charles
Edouard Jeanneret (Le Corbusier, 1887
– 1965), empleó las manzanas en
zigzag en su proyecto para una
ciudad moderna de tres millones de
habitantes expuestos en la Ville Fig. 9. Dibujo de Le Corbusier: La Ville Radieuse, el
terreno de la ciudad es un gran parque, donde los
Radieuse (el libro que contiene sus edificios emergen entre los árboles.
(FUENTE: BENÉVOLO, Leonardo. (1992).
estudios sobre urbanística, Fig. 9) y Introducción a la Arquitectura. p. 257).
luego en París en 1925.
Le Corbusier idea para su contemporaneidad, la ciudad del futuro, la ciudad
vertical. Para él, y así lo hace ver en sus escritos (Urbanismo, 1925; La carta de Atenas,
1933; A propósito del urbanismo, 1946; Manera de pensar el urbanismo, 1946; La unidad
de habitación de Marsella, 1950), la arquitectura y el urbanismo son indisociables.
Según Francoise Choay (1976, p. 282), los temas en torno a los cuales se organiza la
ciudad corbusiana, la clasificación de las funciones urbanas, multiplicación de los
espacios verdes, creación de prototipos funcionales, racionalización del hábitat
colectivo así como su extremada esquematización en un estilo simple y
sorprendente, ha sido el ABC de las generaciones posteriores de arquitectos y
urbanistas. En efecto, Le Corbusier pronosticó, a través de su crítica, la realidad de
las ciudades contemporáneas: ¡Las condiciones naturales han sido abolidas! ¡La ciudad
radiocéntrica, industrial y moderna, es un cáncer que goza de buena salud! El
44
acuartelamiento y la inhumanidad caracterizan nuestras mediocres cajas de alquiler mal
insonorizadas (Manera de pensar el urbanismo, 1946). Los CIAM (Congresos
Internacionales de Arquitectura Moderna) y la Carta de Atenas reivindicaron esta
herencia a lo largo de la historia del urbanismo y la arquitectura de la ciudad.
De esta manera, durante el siglo XX la ciudad se vuelve el centro de atención
de arquitectos, urbanistas, teóricos, críticos e historiadores; todos y cada uno de los
actores de la ciudad impregnan la concepción de vida en su tiempo para introducir
y/o proponer un orden en el cúmulo de fechas y hechos de las cuales está hecha la
ciudad. ¿Cuál será la próxima fase de la gran ciudad? Es una interrogante a la cual,
como lo señala Sigfried Giedion (pp. 762 - 765), no se ha hallado respuesta aún: Según
uno, la metrópoli no tiene ya salvación y debe ser destruida; según otros, en lugar de ser
destruida, la ciudad debe ser transformada adaptándola a la actitud y al espíritu de nuestro
tiempo. La mayoría se apega a esta última tendencia. La misma, agrega Giedion,
hace notar que la ciudad es algo más que un fenómeno pasajero contemporáneo. Es el
resultado de muchas y diferentes culturas en multitud de períodos diversos y el problema de
su vida o muerte no puede ser resuelto simplemente sobre la base de la experiencia o de las
condiciones actuales….
El ejemplo más representativo de esa suma de culturas de la que habla
Sigfried Giedion, lo constituye las ciudades del continente americano. Sus orígenes
se remontan al auge de las culturas clásicas en Mesoamérica; pero la génesis de la
ciudad latinoamericana moderna la encontramos en la inserción de las formas urbanas
occidentales con la conquista, fundación y desarrollo del régimen colonial español
y lusitano en tierras americanas. El cruce de razas diferentes por grupos muy
diversos: españoles, portugueses, franceses, africanos, entre otros; y por extensión,
la mezcla de culturas producida por el descubrimiento de América a fines del siglo
XV, amplió el mundo y su versión de urbanismo.
Jorge Enrique Hardoy (1975, pp. 45 - 48), apunta como fecha aproximada de
origen con respecto a las urbes del periodo precolombino, unos dos mil años a.C.,
momento en el cual ya existían en Mesoamérica, una serie de regiones densamente
45
pobladas con una antigua tradición agrícola y grandes limitaciones tecnológicas;
mientras que las ciudades en Sudamérica fueron construidas varios siglos después.
No obstante, continúa el autor, la aparición de verdaderas ciudades estuvo íntimamente
relacionada con el auge de las culturas clásicas, colocando como ejemplos los complejos
urbanos levantados en Teotihuacan, Monte Alban, Tikal, el Tajín, Chan Chan, Cuzco,
Tenochtitlan; ciudades en las que sus moradores superaron grandes limitaciones,
construyeron imponentes obras arquitectónicas (palacios y templos) y
desarrollaron obras urbanísticas para el bien común (caminos, áreas irrigadas en
los valles de la costa, sistemas de depósitos públicos, sistemas de diques,
acueducto, entre otras). Por otra parte,
El resto de las ciudades se constituyeron como la síntesis de los conceptos
urbanos que las dos culturas de mayor peso en la América prehispánica, la
azteca y la incaica, las cuales produjeron: el sentido cruciforme de las ciudades
aztecas en la meseta central de México y la gran plaza de Cuzco que se repitió
en otras ciudades incaicas. (Jorge Enrique Hardoy, p. 46).
46
canónico. Los españoles por su parte, con la idea de Reconquista, de restauración
del poder cristiano sobre la tierra y la gente de la Península Ibérica. Portugal, que
procuraba impedir la ocupación castellana de África del Norte, aducía la situación
geográfica de esos parajes en la proximidad de las costas lusitanas. A estas razones
además, como el fundamento más convincente de la toma de posesión del Nuevo
Mundo por parte de los europeos, se sumó la misión entre los infieles.
En este sentido, Gabriel Guarda (1983, p. 95), haciendo hincapié en torno al
origen del rito fundacional de la ciudad indiana, señala:
La liturgia fundacional reside en un carácter sagrado, patente de manera
especial en dos elementos esenciales: la implantación de la fe cristiana en un
mundo pagano, notoriamente expresado en las tomas de posesión y la
designación del espacio sagrado por excelencia, la nueva ciudad cristiana y
dentro de ella, el poder de la iglesia, la casa de Dios.
47
distancias acordadas, de arquitectura regular y uniforme con edificaciones públicas
y privadas sometidas a un plan preestablecido lo cual, como lo afirma Antonio
Bonet Correa (1991, p. 33), no solo significó que los españoles fundaran innumerables
ciudades en América, sino que supieron darles una funcionalidad tal que todavía hoy se
mantienen por su certero sentido del planeamiento.
A partir de las Ordenanzas de Descubrimiento, Nueva Población y Pacificación
de las Indias de 1573 de Felipe II (Instituto de Cultura Hispánica, 1973), se
establecieron las condiciones necesarias e ideales para establecer una concepción
nueva de ciudad, donde se presta especial interés a la acción pobladora y de
organización política, a la formación de nuevos núcleos de gobierno y población.
En las mismas, se establecían las premisas sobre el sitio para fundar, la traza de
plazas y calles, la distribución de solares e industrias, higiene, defensas; todo lo
fundamental queda previsto en las nuevas poblaciones, con criterio moderno y
urbanístico. La ciudad de Panamá, fundada en 1519, probablemente fue la
primera en la que ya se utilizó el sistema ortogonal casi perfecto, del mismo
modo que en México se empleó por primera vez la parcela cuadrada en todas las
manzanas. (Richard Konetzke, p. 40)
Esta primera etapa continental es estudiada por Francisco de Solano (1968, pp.
92 - 94) en el marco temporal entre 1520 y 1572, durante el cual se produce el contacto
del europeo con las altas culturas prehispánicas, realizadoras de una urbanización que se
traduce en capitalidad política y comercial, centros administrativos, militares y
ceremoniales, como por ejemplo las de Texcoco, Oaxaca y la costa del Perú; las
cuales contaban en ciertos casos con trazados de calles y densidades comparables a
48
las de ciudades europeas. Así mismo, los colonos también se consiguen con
poblamientos dispersos, desordenados, con trazados que no encajan con la categoría
urbana, encuadradas en una civilización sin ciudades. En ambos casos, reitera Francisco
de Solano, la colaboración del elemento aborigen en la ciudad hispana fue norma
permanente; el objetivo, además de fundar y estructurar la ciudad, era concentrar la
población dispersa y formarla municipalmente.
En todo el proceso de fundación de los españoles en América y
especialmente durante las primeras décadas, las primeras fundaciones en nuevos
territorios fueron factorías fortificadas, utilizadas como centros de intercambio y
penetración para dar lugar a poblamientos más definitivos en los que
gradualmente fue imponiéndose el modelo de ciudad en forma de damero o
cuadrícula. Esta forma urbana de asentamientos - en palabras de Richard Konetzke (p.
38) - es la característica principal de la colonización española - urbanísticamente
hablando. Los asentamientos urbanos fortificados prestaban protección contra las
incursiones de los numerosos indígenas y aseguraban las comunicaciones
comerciales, relacionándose con los hábitos hispánicos de vida, donde la población
se aglomeraba en las ciudades y la tierra situada entre medios quedaba desierta.
Excepciones fueron los puertos y los centros mineros debido a su
crecimiento espontáneo y a las características de los sitios elegidos para su
establecimiento. Tal es el caso de Brasil donde, a diferencia de lo que ocurrió en la
América española, la conquista y colonización adquirieron diferentes
características, debido a que fueron diferentes las condiciones bajo las cuales se
realizó. Sin embargo, afirma Carmen Aranovich (1983, p. 383), aun cuando los
asentamientos portugueses se distribuyeron más en las zonas rurales de manera
dispersa y las ciudades se desarrollaron más lentamente, podemos identificar un
punto de partida en común para ambas: tanto portugueses como españoles realizaron la
Conquista a partir de asentamientos que se pueden llamar urbanos.
En 1534 el rey Juan III introdujo el sistema de donaciones de tierras como
arreglo al derecho feudal, impulsando la fundación de asentamientos, como la
49
expedición de Martín Alfonso de Sousa quien comienza la ocupación efectiva y
permanente de lo que hoy es Brasil. Según Carmen Aranovich (p. 385), hasta 1650
serían fundadas 31 villas y 6 ciudades en un intervalo de 120 años, caracterizadas
por una economía casi exclusivamente agraria, respaldada por la mano de obra
esclava importada desde África, debido a que los portugueses no encontraron una
población indígena densa y organizada, como la azteca e inca, a la que pudieran
utilizar en las tareas agrícolas y ganaderas de la que pudiesen extraer tributos o
propiciar actividades para el desarrollo urbano. En consecuencia, de acuerdo con
Carmen Aranovich (p. 386), podemos sistematizar las etapas de asentamiento urbano
y colonización brasilera como:
50
A juicio de Francisco de Solano (1983, p. 242), la exportación de la formación
ciudadana por parte del español a Indias produjo la creación de los numerosos
centros urbanos con el propósito de fijar su conquista, asegurar su posición y también
para que fuese el núcleo medular de su continuidad, su presencia y expansión en tierras
americanas.
Jorge Enrique Hardoy (p. 49) por su parte lo expresa así: En América, el
conquistador se ve obligado a construir ciudades como parte del proceso de colonización y
para conservar el poder. La ciudad fue la forma de vida que adoptaron los colonos por
conveniencia administrativa, comercial, y por seguridad.
Y, una vez alcanzado el dominio total del territorio conquistado se debía
organizar un aparato administrativo apto para la absorción de los recursos de las tierras
conquistadas y una red comercial que asegure tanto el mantenimiento de la guarnición
como el aumento de la riqueza de la metrópoli… (Sjoberg Guideon, 1968, p. 3)
Este aparato administrativo en primera instancia, según Richard Konetzke (p.
40), fue canalizado por la Corona española en América mediante las capitulaciones,
por las cuales se facultaba a tomar posesión de aquellas tierras aún desconocidas
para Europa y que pasaban, por derecho de conquista, a manos de aquélla. El
descubridor y conquistador se comprometía a correr con la mayoría de los gastos y
a cumplir ciertas disposiciones que le eran especificadas con bastante precisión,
entre ellas, la de poblar, es decir, fundar ciudades; a cambio, recibiría una serie de
mercedes y favores, exenciones de tributos y disfrute de las tierras conquistadas.
Las mercedes de tierras, permitían por adjudicación real el asentamiento de los
vecinos en los predios, donde a cada poblador se le asignaba un solar en el cual
debía construir su casa y la tierra asignada era propiedad libre y hereditaria.
Luego, comienzan a hacerse diferenciaciones por parte del español en la
organización urbana en el Nuevo Mundo, canalizado - en palabras de Francisco de
Solano (1968, p. 89) - sobre la doble, y conjunta, vertiente del pueblo de indios y de la
ciudad. El primero, se constituyó como el complemento rural que entorna el núcleo
medular (la ciudad) con la participación de la población indígena y que al estar
51
regida por sus propias autoridades, coloca a aquellos en cierto nivel de autonomía,
pero a su vez, canalizándose intencionalidades políticas, religiosas, ideológicas, fiscales,
sociales y económicas.
Sin embargo, la interrelación entre españoles e indios es constante y
entendible por varias razones, según Francisco de Solano (1983, p. 242):
1. Por una tradición de convivencia con otros pueblos de diferente raza,
civilización y religión.
2. Por una mentalidad religiosa obligada a ampliar hasta el límite más
abierto posible el campo de acción del apostolado cristiano.
3. Por una mentalidad socioeconómica heredera de un clima que se
produjo durante la Reconquista, en donde la guerra llevaba aparejada el
reparto entre los vencedores de los bienes, tierras y población activa de los
vencidos;
En este sentido, hay que considerar que por tales razones, señala Francisco
de Solano (p. 245), los pueblos de indios fueron, en efecto, pensados por el europeo como el
procedimiento más idóneo para incorporar de modo efectivo a la población indígena, de ese
modo las institucionalidades religiosas, educativas, didácticas y del Estado podrían ser
canalizadas de una forma eficaz; sin embargo, nunca existió una ciudad
exclusivamente de blancos, más bien, centros mixtos de población donde viven con
calidad de vecinos, el blanco y el indio.
Los pueblos de españoles por su parte, surgieron con la intención de
otorgarle categoría desde un principio e irradiar desde ellos los esfuerzos de
conquista y poblamiento, y en consecuencia, la erección de asientos, rancherías y
fortificaciones, a los que se les da el nombre de ciudad aunque no sean más que
unas cuantas chozas de bahareque y palma. La Ciudad, según Francisco de Solano,
se erigía como capital de virreinato, audiencia, gobernación, arzobispado u
obispado o sede de servicios departamentales; las Villas de españoles,
dependientes siempre de la ciudad, fundadas en apoyo a las misiones o como
fortificaciones en zonas fronterizas; y las Estancias, que se encontraban alejadas de
la ciudad y ocupadas en su mayoría solo por comunidades indígenas y algunos
misioneros.
52
Al respecto, Magnus Mörner (1970, p. 18), señala:
Para cristianizar a los naturales, primero es necesario que sean hombres que
vivan políticamente… El vivir “sin policía” era vivir como un animal, sin
Dios ni Ley. El vivir “en policía” llegó a ser sinónimo con el vivir en
“república”. Este concepto cuya acepción abarca tanto “ciudad” y
“comunidad” como “estado”, es un fiel trasunto del carácter urbano de las
civilizaciones mediterráneas.
Trasladada al Nuevo Mundo, “república” como ideal, se refería a la fundación
de ciudades españolas lo mismo que a la concentración de los indios en centros
de tipo europeo. Consecuentemente, para los españoles del siglo XVI, el vivir
“en policía” conforme al bien común era, en primer lugar, vivir en
“república”, es decir, llevar una vida urbana bien arreglada y ordenada.
Las ciudades desde sus comienzos debían tener una estructura jurídico-
administrativa para su gobierno. Según Jorge Enrique Hardoy y Carmen Aranovich
(1983, pp. 368 - 370), el gobierno estaba organizado a escala local en base a los
cabildos; a escala provincial o departamental, figuraban los gobernadores,
corregidores, alcaldes mayores; y a escala regional o casi continental, dependía de los
virreyes que representaban directamente al rey. Así mismo, se configuraron los
diferentes Virreinatos y Audiencias, registrándose hacia el año 1600:
53
altas de la sociedad colonial, ya que la mayoría de la población era analfabeta. (Jorge
Enrique Hardoy y Carmen Aranovich, p. 372)
Urbanísticamente, al analizar las Ordenanzas de 1573, podemos inferir que
las ciudades debían seguir el modelo de la cuadrícula o damero que se adaptaba,
perfectamente, a las necesidades de reparto entre los fundadores y primeros
pobladores y dejaba abierta la posibilidad de crecimiento para atender a las
necesidades futuras. Esta forma de la planta urbana hizo de la plaza el elemento
urbano fundamental de la ciudad latinoamericana, que cumplía una doble función
al servir de punto generador del esquema viario y actuar como sede de las
instituciones civiles y eclesiásticas, acogiendo los edificios más significativos de
ambos poderes: palacio de gobierno, cabildo, catedral y palacio arzobispal, según
sea la función administrativa de la ciudad. La plaza actuaba también como
escenario de la vida pública, ya que en ella se desarrollaban, o a ella confluían, los
acontecimientos más importantes, como la toma de posesión de las autoridades, las
celebraciones religiosas, los mercados, las fiestas o las concentraciones de la
población con motivo de las quejas o del apoyo a las más variadas situaciones.
José Luis Romero en su libro Latinoamérica: las ciudades y las ideas (1978, pp. 99 –
101) así lo afirma comentando al respecto:
… En la traza, la plaza mayor era un espacio abierto y vacío como todos los
demás... y muy pronto comenzó a funcionar allí el Mercado; la plaza fue plaza
y consolidó esta condición cuando se levantaron en sus bordes los edificios para
sede de los poderes públicos, el templo, quizás, la cárcel. Con todo eso la plaza
empezó a ser el centro de comunicación social de la ciudad, tan modesta como
fuera su edificación, tan elementales como fueran los servicios públicos,
reducidos quizá a una fuente de agua. Pero de allí se iba al cabildo o a la casa
del gobernador o a la audiencia, allí se centralizaban las actividades económicas
y allí se hacían las pocas fiestas públicas que se celebraban en la ciudad… Por
eso la plaza Mayor fue lo primero que empezó a merecer el cuidado de las
autoridades, hasta donde lo permitía la peculiar actividad del mercado. Allí,
cerca de la plaza, se afincaron los vecinos más pudientes y levantaron sus
casas....
Una forma de vida que permaneció casi inmutable hasta el siglo XIX con la
caída del Imperio Español. Durante todo el periodo colonial no parece haber
54
existido interés alguno en embellecer las ciudades, con algunas excepciones en
ciudades que adquirieron relativa importancia continental y regional. No había
complejos arquitectónicos ni urbanos significativos, lo que le asignaba a las
ciudades una apariencia modesta, reflejando la inamovilidad de las fronteras
interiores y las pocas alteraciones experimentadas en las líneas de transporte
terrestre y marítimo durante siglos.
En su estudio, José Enrique Hardoy (1988, pp. 97 - 99) sobre el desarrollo
urbano latinoamericano del siglo XIX, refiere varios aspectos:
1. A principios, al iniciarse las guerras de independencia, América Latina era
un continente predominantemente rural, sin grandes ciudades, basadas en
una economía de subsistencia.
2. Luego de 1850, los regímenes republicanos heredaron de su pasado
español ciudades coloniales que continuaban creciendo en base a sus
orígenes urbanos reticulares. Sin embargo, ya se comenzaban a incorporar
un mayor número de edificios en cuyas fachadas se mostraban la influencia
europea en boga.
3. El desarrollo científico y tecnológico y algunas practicas urbanísticas
favorecidas en Europa entre 1870 y 1880, dominaron e influyeron enseguida
en la práctica urbanística latinoamericana, buscando modernizar sus
estructuras administrativas y hallar soluciones a sus necesidades más
apremiantes en cuanto a sanidad, abastecimiento, pavimentos, circulación y
trazados de las calles, aperturas de plazas y parques, nuevos edificios para
la administración y centros hospitalarios.
4. Entre 1880 y 1890, la demanda de obras públicas y privadas aumentó,
incorporándose arquitectos e ingenieros a las funciones públicas y prácticas
privadas y admitiendo influencias europeas que permitieron la irradiación
de nuevas concepciones urbanísticas a las ciudades latinoamericanas.
Figuras como Idelfonso Cerdá (1816 – 1876), las ideas de Ebenezer Howard
y Camilo Sitte, proyectos urbanísticos como los de Georges Eugène
55
Haussmann y las propuestas de Le Corbusier, influyeron notablemente en
la caracterización de la forma urbana en América.
En efecto, no fue sino hasta las dos últimas décadas del siglo XIX cuando las
ciudades latinoamericanas en general comenzaron a experimentar nuevos cambios
en su fisonomía urbana así como en su estructura social. La ciudad creció y
diversificó su población, sus actividades, modificó el paisaje urbano y se alteraron
las costumbres y las maneras de pensar de los hacedores de la sociedad. José Luis
Romero (p. 247) describe este momento como el comienzo de una gran aventura:
A juicio de Ramón Gutiérrez (1984, pp. 515 - 518), el siglo XIX juega un papel
esencial en el proceso de urbanización de América Latina en consonancia con los
acontecimientos de disgregación política e institucional. Aunado al desequilibrio
económico provocado por la ruptura del sistema colonial, según lo estudiado por
el autor, la morfología urbana de las ciudades decimonónicas latinoamericanas
tienen en común una serie de variables concertadas según las peculiaridades de
cada país. Entre ellas podemos mencionar:
Las obras de infraestructura y equipamiento urbano como el
ferrocarril, la red tranviaria, el sistema de comunicaciones y la energía
eléctrica, asegurando que, algunos de estos sistemas se superpusieron a la
trama existente, pero otros abrieron cisuras determinantes que generaron
limites, privilegiando o deprimiendo los valores de las tierras urbanas.
La ampliación de las calles en atención a la incorporación del carruaje,
el boulevard o la avenida ancha, aun cuando en general las extensiones
urbanas realizadas se mantienen dentro de las trazas en damero.
56
Obras de ornato urbano (fuentes, estatuas, bancos) donde la
arquitectura a veces se subordinaba a los monumentos o hitos
significativos, revalorizando los antiguos símbolos o creando otros nuevos
con otras funciones edilicias como el café, los clubs y salas de juego.
57
1.2 La ciudad en que vivimos, Mérida.
58
Fig. 10. Vista panorámica del damero de
la ciudad de Mérida. (FUENTE:
GASPARINI, Graciano. (1991).Formación
urbana de Venezuela S. XVI, p. 239).
59
Por otra parte, la variedad de los grupos indígenas de la región, a la llegada
de los españoles, estaban organizados en unidades político-administrativas, bajo
una autoridad centralizada, unos más importantes que otros. Así lo reseña Julio
César Salas en su Etnografía de Venezuela (1956, pp. 4 - 5):
Los indígenas que poblaban las mesetas, lomas, valles y macizo central de la
Cordillera de los Andes de Venezuela, desde tiempos prehistóricos, vivían bajo
el régimen patriarca de tribus divididas algunas en parcialidades o caseríos.
Algunas de esas tribus por su número y dependencia central de un pueblo
pueden considerarse como verdaderas naciones: en este caso estarían los
Mucuúnes de Lagunillas, cuyo pueblo de Januén, según escribió el capitán
descubridor Juan Rodríguez Suárez a la Audiencia de Santa Fe de Bogotá,
tenía tantas casas como Roma. La nación de los Lagunillas se subdividía en las
subtribus llamadas Cacés, Mucuinamos, Tibicuayes, Maculares,
Mucusumpús, etc. cada una con su pueblezuelo o caserío dependientes del
poder central y entre todos podían poner en pié de guerra mil hombres, pues tal
número de indios en armas trataron de oponerse a la invasión de su tierra por
los europeos.
60
atracción durante el proceso de colonización en lo que respecta a la región andina.
Los españoles emprendiendo su plan de conquista desde territorio colombiano
(Pamplona), cuyas expediciones condujeron a la fundación de las ciudades en la
Cordillera de Los Andes. Como sus primitivos ascendientes, señala Carlos Chalbaud
Zerpa (p. 357), encasillados en sus montañas, maliciosos y desconfiados por naturaleza y
siempre en actitud de alerta, fueron encontrados por los conquistadores españoles, los indios
de la Cordillera.
Según Tulio Febres Cordero (pp. 9 – 10), el Gobernador de Pamplona Ortún
Velásquez en el año de 1558, ordenó a Juan Rodríguez Suárez la organización de
una expedición que explorara las características de la región y, lo más importante,
averiguar si habían minas. Fue así como Juan Rodríguez Suárez orientó su destino
hacia nuestra región merideña.
Otro aspecto es el itinerario de recorrido efectuado por el equipo
expedicionario, a finales del mes de junio de 1558. Al frente de su grupo, Juan
Rodríguez Suárez salió de Pamplona rumbo a las tierras de la Sierra Nevada.
Después de unos tres meses de recorrido que lo llevaron por los Llanos de Cúcuta,
el Valle de Santiago (futuro asiento de San Cristóbal), el valle de Bailadores,
Lagunillas, para quedarse en El Realejo (San Juan de Lagunillas hoy). Allí fundó el
9 de octubre de 1558 a la ciudad de Mérida. (Graciano Gasparini, p. 237).
De acuerdo al relato histórico elaborado por Fray Pedro de Aguado y Fray
Pedro Simón (1627), fue en ese sitio donde los españoles encontraron la primera
gran concentración de población de la Sierra Nevada. De acuerdo a la descripción
de Pedro de Aguado, como señala Jacqueline Clarac de Briceño (1980, p. 58), los indios de
la provincia de Mérida habrían tenido dos ciudades principales a la llegada de los españoles:
una llamada Macaria (que los españoles denominaron luego Valle de la Paz y después
Acequias); la otra llamada Zamu por los indígenas y rebautizada Lagunillas por los
españoles…; dichas ciudades causan aparentemente la admiración de los españoles
por su disposición en barrios, su numerosa población, sus árboles frutales, sus
jardines y los ricos adornos de sus individuos.
61
Por tanto, desde el momento en que Juan Rodríguez Suárez penetró las
tierras andinas en 1558, se produjo - en palabras de Ana Isabel Parada (1998, p. 11) -
la inusual confrontación entre dos modalidades de poblamientos: la española, respaldada en
la superioridad militar de los conquistadores y en patrones urbanísticos; y la indígena,
fundamentada en formas extendidas de control de amplios territorios que por su aparente
dispersión despertaron en los colonizadores la creencia de haber encontrado comunidades
carentes de esquemas de asentamiento.
62
No hay nada en efecto que nos indique que dicha meseta fuese el punto de
asentamiento clave para la cultura indígena, ni desde el punto de vista
económico ni desde el religioso. Al contrario, todo parece indicar la gran
importancia que tenían otros lugares como Jamú (Lagunillas) y Macaria
(Acequias), o como Mucuchíes donde estaba concentrada una población
indígena relacionada estrechamente con sus lugares más sagrados, principales
habitáculos de sus dioses. En estos mismos sitios se instalarán también
posteriormente los españoles, pero desplazando el centro del poder a Mérida
(meseta), lugar que tenía el mismo significado sagrado para los indígenas y que
pertenece a la cuenca media del Chama, donde se practicaba una cultura
aparentemente dispersa y mucho más intensiva que en otras zonas.
63
En 1622, se independizó del Corregimiento de Tunja y fue elevada a
Gobernación y Capitanía General, con su capital en la ciudad de Mérida, y
llamada Provincia de Mérida y La Grita.
En 1678, Mérida pierde su rango de capital de provincia y es
Maracaibo quien toma ese título, siendo desde entonces llamada Provincia
de Mérida y ciudad de Maracaibo, gobernada por un Teniente Justicia
Mayor hasta la revolución de 1810.
Hasta 1777 perteneció al Virreinato de Bogotá y pasó a formar parte
de la Capitanía General de Venezuela.
64
tierras. Su peculiaridad americana radicaba en la plaza, alrededor de la cual se
concentraban las funciones administrativas, al igual que religiosas y comerciales y
cuyo tamaño correspondía a una manzana cualquiera que medía aproximadamente
100 varas de lado. La iglesia parroquial, el Cabildo o casa del gobernador y la cárcel
daban a la plaza, mientras que los conventos de las órdenes religiosas ocupaban
manzanas cercanas al centro, junto con sus respectivos templos. El reparto original
de los lotes urbanos, como lo testimonia el más antiguo plano de Caracas del gobernador
Juan de Pimentel, se basaba en la división de la manzana en 4 partes, esquema que,
posteriormente, fue fraccionado con ulteriores subdivisiones. Esta forma clásica de la ciudad
colonial, la tenían en sus núcleos originales Caracas, Valencia, Mérida, San Cristóbal y
Barquisimeto, así como la mayoría de las ciudades latinoamericanas. (Graciano
Gasparini, 1968, pp. 26 - 29).
En Mérida, según Carlos Amaya (1989, p. 15), partiendo de la legislación
urbana emitida en las Leyes de Indias, se organizó el espacio escogiendo la parte
media de la terraza formada por los ríos Chama y Albarregas donde
favorablemente se podía desarrollar el trazado del plano en damero y su posterior
crecimiento.
Era un trazado sencillo el cual, con escuadra y cordel – según Luis Jugo
(1993, p. 1) – se trazaban las calles que definían manzanas de aproximadamente 80
x 80 metros en medidas de hoy, partiendo de la manzana más ancha al centro que
se configuraba como la plaza.
Si bien es cierto, al igual que el resto de las ciudades latinoamericanas y
venezolanas del mismo origen, la actividad colonial de Mérida desde 1600 se
concentraba fundamentalmente en torno a la plaza mayor, la cual constituía el
núcleo principal de la vida cívica, en cuyos contornos se levantaron la Iglesia
Matriz, el Palacio Consistorial y el Ayuntamiento Colonial, y la misma plaza se
comportaba como el centro económico por excelencia con la celebración del
mercado estrictamente local y las más importantes fiestas religiosas y civiles. (Fig.
11).
65
Fig. 11. Plano de la ciudad hacia 1859.
(Fuente: FEBRES CORDERO, Beatriz. (1991). Imagen de la Av. 3 de Mérida, p.63).
66
ligados a dichas actividades; razón por la cual sus viviendas tendían a estar
localizadas cerca de esos centros religiosos.
Entre las formas de supervisar lo relativo al desarrollo y evolución de las
poblaciones y los diferentes eventos económicos, políticos, sociales, médicos
sanitarios, entre otros, suscitados en el Nuevo Mundo, la Corona impuso la figura
de la Visita. Según Milagros Contreras, (1971, p. 10), se entendía por visita aquélla que
realizaba un juez u otra autoridad, personalmente o por intermedio de otro que comisionaba
en su nombre, con el fin de averiguar el proceder de los funcionarios o de ciertos
particulares o el estado de una institución determinada o el de un territorio en concreto.
En Mérida, durante el siglo XVII se realizaron numerosas visitas o
inspecciones generales, destacando la del Oidor - Visitador de la Real Audiencia de
Santa Fe Alonso Vásquez de Cisneros en 1621, recopiladas por Francisco de Solano
(1996, pp. 42 - 54), en la que elaboró las famosas Ordenanzas de Mérida, en la cual
encontramos, además de la reglamentación del sistema de trabajo indígena,
denominado según el propio Vásquez de Cisneros, como Mita, un especial interés
por el estado físico del entorno de la ciudad.
A consideración de Christián Páez (1992, p. 50), la mita urbana se aplicó en
Mérida, fundamentalmente, para solucionar el problema perentorio de la carencia de mano
de obra, a fin de satisfacer la fábrica de las edificaciones religiosas y civiles, ordenando
para ello la concentración de una parte de la fuerza laboral indígena en la
construcción de la ciudad.
67
que se han dejado de labrar y edificar los conventos de las religiones y muchas casas de
los vecinos y las labores de los tejares de teja y ladrillo y otros materiales, por falta de
servicio suficiente de los indios mitajos de alquiler general y de esta ciudad de Mérida y
que por ayer tantas casas de paja en la plaza y en otras calles principales podrían
fácilmente suceder incendios a que esta tan su jeta,. . . (Francisco de Solano pp. 42 -
54).
De esta manera, la descripción de Vásquez de Cisneros asentó el ruinoso
estado de Mérida para ese momento, poniendo de manifiesto la ausencia de una
arquitectura consolidada en los alrededores del punto neurálgico de la ciudad, la
plaza; y la proyección de otras obras edilicias claves para el desarrollo de la vida
urbana dentro de la trama, como lo son los templos y conventos futuros. Por ello,
como lo afirma Ana Hilda Duque (p.18), fueron los Oidores y Visitadores quienes
junto a las autoridades de virreyes y gobernadores fueron dibujando el nuevo rostro
de las ciudades.
Para el siglo XVIII existe una importante descripción de la ciudad de
Mérida. Se trata de la relación escrita en el año 1782 por orden del Comandante
Francisco de Alburquerque (publicada por Roberto Picón Parra, 1988, pp. 379-386)
donde se refieren a algunos aspectos urbanos de la población:
68
Santa Clara y el suprimido San Francisco... Así mismo tiene un mediano
hospital y cuatro capillas, ayuda de parroquia en las entradas de esta ciudad,
cuales son, la de Mucujún, la de Milla, la del Llano y las del Espejo, todas de
teja. . . (pp. 379 - 380).
69
del patrimonio arquitectónico religioso de la ciudad de Mérida, que visitó entre los
años 1801 y 1804:
La planta fue levantada hasta más de dos varas de altura, construcción única que fue
respetada por el terremoto de 1812 y cuya solidez fue comprobada posteriormente con
motivo de la construcción de la actual Catedral - la de finales del siglo XIX - , para
cuya obra se contaba con los Inmensos materiales de la antigua; más desde luego se vió
que la solidez de aquellos cimientos no permitía aprovechar ni un ladrillo. Para el año
12 se habían invertido en aquella obra gigantesca 75 mil pesos fuertes... Luego que hizo
refaccionar el hospital de caridad y arreglar sus rentas, emprendió la construcción del
de lazarinos hacia la falda de la ciudad que mira al río Mucujún; fomentó el
establecimiento de un hospicio en que se asilasen las jóvenes que por su orfandad o
miseria estaban expuestas a los peligros de una precoz corrupción; hizo hermosear el
templo de Santo Domingo, donde provisionalmente colocó la Catedral… promovió la
reconstrucción del antiguo templo de San Francisco... (Ricardo La Bastida, pp. 14-
15).
Por otra parte, además de darle contorno a la faz de la ciudad, la influencia de
la localización de los centros religiosos se hizo sentir en otros aspectos. La iglesia
Matriz y la iglesia de Santa Cruz del Llano, por ejemplo, sirvieron de base para el
surgimiento posterior de las parroquias urbanas de El Sagrario y el Llano,
respectivamente. En torno a ellas se localizaron algunas actividades
administrativas propias de las parroquias, tal como también ocurrió en las
parroquias de Belén y Milla, donde las actividades parroquiales giraron en torno a
70
sus iglesias. Esta misión fue también prevista por el Obispo Hernández Milanés al
crear nuevas parroquias en Mérida, que según datos aportados por Ana Hilda
Duque (1990, pp. 60 - 65), para 1803 solo contaba con la parroquia catedral. Para tal
fin, el citado obispo mandó a levantar un padrón general de la ciudad, el cual
constituye así el mejor testimonio demográfico, geográfico y cartográfico de la ciudad de
Mérida, donde se reseña el total de la población apenas sobrepasando a las siete mil
vidas.
Sin embargo, todas estas obras erigidas en Mérida antes de 1812 fueron
seriamente afectadas por el terremoto de ese año. La gran Iglesia Catedral que
auspiciaba el Obispo Hernández Milanés se encontraba en sus cimientos cuando
sobrevino el desastre que acabó con el proyecto junto con la vida del prelado que al
momento se había refugiado en la casona que servía de Palacio Episcopal y que
también se vino abajo; así mismo todas las edificaciones coloniales fueron
destruidas en 1812 o al menos fuertemente perjudicadas. (Luis Jugo, p. 10).
71
los sucesivos terremotos ocurridos en la ciudad durante el siglo XIX; fueron éstas
las razones que afectaron notablemente el desarrollo metropolitano y repercutieron
en el perfil de la ciudad.
La visión de los cronistas y viajeros del siglo XIX ofrecen una descripción
pictórica del entorno natural de la ciudad y de la cordillera, siendo el alemán Antón
Goering (1962, p. 116) quien dejó una estampa de la ciudad, de la plaza y del
mercado, cuando la visitó entre 1864 y 1874:
Como en todas las ciudades de Venezuela, las calles están trazadas a cordel; las
casas así mismo ofrecen un aspecto monótono y a causa de los frecuentes
terremotos rara vez poseen más de una planta. Hay en la ciudad nueve iglesias,
entre las que sobresale la Catedral, situada en la plaza más importante... A
pesar de la abundancia de recursos naturales, Mérida está muy atrasada y
parece ser una de las ciudades más tranquilas del interior. Habitualmente muy
pocas personas se ven circulando por la ciudad y a las ocho de la noche todo
parece estar sumido en el sueño. El ganado pace libremente por las calles y
plazas públicas cubiertas abundantemente de yerba. Salvo los días feriados,
solamente los lunes reina algo de animación, motivada por el gran mercado que
tiene lugar en la plaza de la Catedral. Es el más interesante de Venezuela ya
que trafica con productos de los climas más diversos... Por entre el animado
regateo y los tratos de compra y venta de ciudadanos y aldeanos, las plegarias
de los “padres” en la Catedral se filtran a través de los portones de su fachada
abiertos de par en par. La mayor parte de los campesinos, particularmente
mujeres, aprovechan la oportunidad para asistir a la iglesia.
A finales del siglo XIX y principios del XX ocurrieron algunos cambios que
aunque, sin modificar el patrón espacial, contribuyeron a modernizar la ciudad de
Mérida, según la apreciación de historiadores y cronistas como Tulio Febres Cordero
entre los cuales cabe mencionar el embellecimiento de la Plaza Mayor convertida
en Plaza Bolívar y la edificación de la Casa del Mercado en pleno casco central, así
como la introducción de nuevas tecnologías de comunicación (telégrafo, teléfono) y
la apertura de vías de tránsito terrestre. Según Carlos Amaya (p. 18):
...Durante el siglo XIX ocurrió una ampliación de los ejes comerciales a lo
largo de las calles longitudinales más importantes: las actuales avenidas 2
Lora, 3 Independencia y 4 Bolívar. La Plaza Mayor, donde para entonces
funcionaba el mercado local, se consolidó como el centro de gravedad de la
actividad comercial. De allí irradiaban o en torno a ella se organizaban las
72
actividades comerciales más importantes, además de las actividades del
gobierno, religiosas y educativas... Se localizaron tanto los establecimientos de
mercancías generales donde se vendía toda una gama de productos
alimenticios, ropa, calzado, útiles domésticos, etc., así como también sastrerías,
carpinterías, talabarterías y aún más, ciertos establecimientos orientados a los
servicios personales...
Este proceso desarrollado a finales del siglo XIX con miras al XX, en donde
los países latinoamericanos decidieron renovar la imagen de la ciudad colonial
para hacer emerger un nuevo tipo de ciudad moderna basadas en las
transformaciones físicas y la transferencia de las ideas urbanísticas que arribaron
desde Europa, se dio también en la proyección de la capital caraqueña a la ciudad
de Mérida, en medio de un ambiente cultural promovido por las burguesías
económicas, las elites sociales y los líderes políticos que representaban los nuevos
intereses del momento.
73
creados durante el Guzmanato. Fue, como lo considera Arturo Almandoz (2000, p
121), en la nueva Plaza Bolívar, en el Boulevard y el Teatro Guzmán Blanco donde
los caraqueños presumieron por primera vez en los espacios urbanos comparables
a los de Europa decimonónica. Según este mismo urbanista, Caracas, a veces
descrita por los viajeros como la diminuta parís tropical, fue el centro de acopio de
las ideas urbanísticas europeas y de irradiación para el resto de las provincias
venezolanas bajo la perspectiva de desarrollo ideado para Venezuela con los
beneficios de la civilización moderna del ilustre proyecto de Antonio Guzmán
Blanco (1829 – 1899).
A partir del período del gobierno del presidente Guzmán Blanco, cuando la
ciudad venezolana experimentó, por vez primera, después de casi trescientos
años de vida urbana bajo la égida española, el contacto con idea urbanísticas,
que comportaban nuevas formas de socialización derivadas de una cultura
europea de fuerte ascendiente francés. Fue entonces, bajo esta nueva influencia,
cuando las calles adquirieron otra fisonomía, la arquitectura asumió un rostro
más elegante y, las plazas por su parte, se convirtieron en el espacio de
conmemoración pública de los nuevos héroes nacionales y en el lugar del paseo
señorial... (Christián Páez, p. 27).
74
a la vida caraqueña el gusto europeo, sobre el que pudiéramos llamar
hispanoamericano o criollo, que era el reinante en Mérida hasta no hace
muchos años. Pero a pesar de tal cambiamiento, aún se deja sentir cierta
sencillez y naturalidad en los caracteres, que modera el lujo y relaja un tanto el
caprichoso imperio de la moda...
… como no todo podía traerse en mula desde las costas, la inventiva autóctona
sustituía generalmente las deficiencias técnicas y los reclamos de la
producción...Así, en la típica casa blanca con su huerto doméstico, con su
horno para el gran amasijo, su gallinero y los árboles frutales y hasta su
colmena de abejas perviven ancestrales manufacturas de alfombras, cobijas,
confites, bocadillos, violines, muñecos y santos de toda índoles....
Una visión sobre la Mérida de finales de siglo compartida por Tulio Febres
Cordero relatada en su obra literaria Las Memorias de un Muchacho (1924, p.97): una
ciudad de calles rectas, techumbres moriscas y erguidos campanarios, una ciudad muda y
fragante, con jardines en cada patio y extensos huertos de variados frutos, una ciudad de
alma pensadora y triste: esa era la apacible Mérida, la romántica ciudad de los caballeros....
Es la visión de una ciudad que, rodeada de condiciones socioeconómicas
muy especiales que van a exigir una determinada relación de intercambio, describe
la tradicional vida social de las ciudades andinas en general que, como lo afirma
Alicia Ardao (1984, pp. 206 – 207), era presa de una gran monotonía, rota casi
exclusivamente por la celebración de las ferias anuales y el mercado diario o
semanal, y una que otra actividad realizada regularmente, como las riñas de gallo
y las corridas de toros, o esporádicamente, como las visitas de artistas que
montaban espectáculos musicales o representaciones teatrales; actividades que
configuraban la idiosincrasia y atraían la atención de propios y extraños hacia la
ciudad emeritense.
75
De esta manera, en Mérida como en otras ciudades del país, el sacar el
Mercado Principal de la plaza a finales del siglo XIX se convirtió en un importante
hito en el desarrollo y progreso de la ciudad hacia la renovación moderna citadina
en un claro proceso de imitación e ideal con respecto a lo que ocurría en ese
momento en la capital caraqueña. Según Eduardo Arcila Farias (1961, p.240), en
Caracas por decreto de 22 de julio de 1875, Guzmán Blanco ordenó la construcción
de un moderno mercado en el centro de la ciudad, utilizando el antiguo templo de
San Jacinto y desvinculándose completamente de su celebración en la Plaza Mayor,
inaugurándose al inicio de 1880. El Mercado de Valencia por su parte se
encontraba en funcionamiento desde la mitad del siglo XIX, el cual, según del
Consejero de Lisboa, era el único edificio aparte de la Iglesia Matriz, que llamaba la
atención en aquella ciudad. La feria del mercado en Valera que se realizó en la
actual Plaza Bolívar hasta que en 1938 fue construido un mercado en el centro de la
ciudad.
76
insistentemente adjetivaciones al llamar modernas o formas de progreso a prontas
apariciones y utilización de nuevos medios tecnológicos y de comunicación en la
cambiante provincia emeritense que constituyeron la consolidación de cambios en
la cultura urbana local representados en hitos y signos de modernidad universal y
vistas en las mismas eventualidades que caracterizaron a Caracas como la ciudad
capital venezolana.
77
y pueblos importantes del Occidente. Con una longitud de 1272 Km., la Trasandina
fue durante muchos años la única vía construida para el paso de automotores sin
dejar de ser una proeza trasladarse desde cualquier parte de la región andina hasta
Caracas.
Este desarrollo de las vías terrestres fue considerado por Tulio Febres Cordero
junto a otros dos acontecimientos urbanos: la electricidad y la inauguración del
primer acueducto en Mérida, como las más importantes señales de modernización
de la ciudad, pues representaron la apertura hacia otras ciudades, especialmente
con respecto al acceso a la Capital y dieron una visión renovadora de la nuestra.
Tulio Febres Cordero los describe así:
ALUMBRADO ELECTRICO: En 1895 el Señor Caracciolo Parra Picón
contrató con el Gobierno de los Andes el establecimiento del Alumbrado
Eléctrico en la ciudad de Mérida, aprobando la Municipalidad en el mismo año
dicho contrato. Los trabajos empezaron desde entonces, pero no hubo luz hasta
1898. Sorprendió entonces que Mérida, con tantas dificultades para el
transporte, se adelantara en este progreso a otras ciudades de Venezuela más
capaces para lograrlo. En 1932 el señor Antonio Picón Gabaldón estableció
también otra planta eléctrica y ambas prestan servicio en la actualidad. Varios
pueblos y empresas del Estado gozan ya, no sólo del beneficio de la luz sino
también de la fuerza motriz eléctrica... (p. 72).
CARRETERAS. Enclavada Mérida en medio de los montes más elevados de
Venezuela, su sueño dorado era una carretera que le brindase pronta y cómoda
salida a otros pueblos. De 1875 a 1876 se emprendieron trabajos para la
carretera al Lago; medio siglo después, se construyó la carretera de Mérida a
Lagunillas inaugurada en 1921 y la Gran carretera Trasandina decretada por
el Gral. Juan Vicente Gómez terminada en 1926 con el ramal que conduce
hacia el Vigía. El primer auto que partió directamente de Mérida a Caracas
invirtió apenas treinta horas en la marcha; a lomo de mula se invertían antes
quince y más días!.. (p. 74).
PILAS. Desde el tiempo colonial, existió una pila en el centro de la actual plaza
bolívar hecha en piedra que fue sustituida por una mampostería sin mérito
alguno en 1875 y funcionó hasta 1895. En 1907 se inauguró el Acueducto y se
hicieron colocar pilas sencillas por toda la ciudad. En el campo de las Glorias
Patrias hay una pila moderna, que representa una india, la cual data al
gobierno del Gral. Alberto Hernández… (pp. 81 - 82).
78
otros, se negaban a volar en las alas del progreso proclamado. Un claro ejemplo de
esta discordancia la podemos hallar en la Mérida de 1918 (Fig. 12) descrita por
Mario Briceño Iragorry en Los Rivera (1991, p. 22) donde nos habla de una ciudad que
aun cuando contaba con grandes recursos de civilización en relación con otras
ciudades del interior del país, la añoranza por la apacibilidad que caracterizaba a
la tradición del pasado, se hace ver entre líneas:
Comodidad y esplendor, buena lectura, lujo en la mansión de los señores, todo
coincidía para hacer de Mérida una verdadera ciudad. Por 1918 ya aquel
encanto singular de la Mérida nocturna ha desaparecido por completo. La
niebla ha disminuido y pocas son las veces en que desciende sobre la ciudad
modernizada, cuya alfombra de hierba cedió al progreso del macadán y cuya
música subterránea ha sido sustituida por el angustioso vocerío de los raudos
automóviles. Queda, apenas en recuerdo, el espíritu de la ciudad antigua. Los
rojos techos y las altivas torres caen al imperativo progreso. El perímetro
urbano varía y mejora en el orden arquitectónico. Las costumbres se distancian
de los viejos y apacibles hábitos y hasta la vértebra donde halló sostén la
tradición brillante y altiva de la ciudad, parece tomada de la polilla que ha
invadido el esqueleto nacional.
79
ciudad tradicional y la ciudad actual, debido a que durante este período la ciudad se
extendió más allá de sus límites tradicionales, el plano cuadriculado perdió continuidad y el
crecimiento compacto por un crecimiento disperso que dio inicio a un incipiente proceso de
suburbanización (p. 20). Por una parte, este proceso se caracterizó por el rápido
crecimiento demográfico que originó a su vez un crecimiento espacial que
desbordó los límites tradicionales de la ciudad ampliándose los municipios
urbanos periféricos que fueron tocados por la disposición del trayecto de la
carretera Trasandina: al noreste a lo largo del tramo que comunica a Mérida con
Tabay mediante lo que hoy se conoce como la Hoyada de Milla; al noroeste hacia
las tierras de Llano Grande, La Punta y Ejido.
Esta etapa de transición dentro
del proceso histórico de la ciudad de
Mérida demuestra una desvinculación
entre los modelos que corresponden a la
ciudad de antes, desde el período que se
inicia con su fundación (1558), con
respecto a la explosión del desarrollo de
Fig. 13. Antiguo Hospital Los Andes,
la ciudad que desde 1935 aparece
Av. 3 entre calles 32 y 33, Mérida. (2004).
(FUENTE: ARCHIVO PERSONAL).
representada en la marcha urbana sobre
los terrenos de la periferia, tradicionalmente utilizados para la explotación agrícola
por los propietarios de haciendas. Aunque algunas de las obras y edificios públicos
más emblemáticos se construyeron dentro de la trama central de la ciudad, tales
como el Hospital Los Andes (1930 – 1935), (Fig. 13), el Mercado Principal (1938 –
1942), y el Edificio de la Universidad de Los Andes (1938) ubicado en la esquina
oeste de la Plaza Bolívar, otros marcaron pauta limítrofe al suroeste de la ciudad
como el Stadium Mérida (1935) y el Parque Glorias Patrias junto a la pila de la
India (1932), siendo ésta última un recordatorio del Acueducto de Mérida,
convirtiéndose en un símbolo de toda una época de la ciudad hasta que fue
retirado para dar paso a la construcción de la Avenida Urdaneta. (Luis Jugo, p. 43).
80
Según Beatriz Hidalgo (p. 59) en 1940 la estructura urbana seguía limitada al
Norte y al Sur, por la plaza de Milla y la plaza Glorias Patrias, respectivamente
identificando un eje principal de un poco más de dos kilómetros de largo, funcionando de
acuerdo al esquema de damero. Sin embargo, para 1945 con la ejecución y puesta en
funcionamiento del Aeropuerto, la ciudad se expande otros dos kilómetros a lo
largo del eje. Esta expansión sirvió para introducir en la trama urbana nuevos
esquemas de organización espacial, que aparecen en los alrededores del campo aéreo,
como son: los barrios Pie del Llano y Campo de Oro, el Barrio Obrero y las
urbanizaciones Los Eucaliptos y El Encanto. También, señala la autora, se puede
identificar la expansión transversal sobre un eje perpendicular al primero, hacia el sector La
Otra Banda, cruzando el Río Albarregas, donde aparecen los barrios Pueblo Nuevo y
El Llanito.
Esta expansión llevó consigo la necesidad de construir y desarrollar, al
interior de la ciudad, una serie de obras y servicios públicos por parte del Estado,
con variaciones en los esquemas arquitectónicos en ambas dimensiones dentro del
espacio interno de la ciudad, e incluso la periferia. Por ejemplo, afirma Carlos
Amaya (pp. 22 - 23), hacia la salida de la ciudad por Llano Grande se levantaron
algunas obras con requerimientos espaciales difíciles de lograr en el casco central,
incluso antes de construir las avenidas de circulación rápida: la Cárcel Modelo, la
Maternidad, el edificio del Ministerio de Agricultura y Cría, el Reformatorio, entre otras.
Una serie de obras que le imprimieron a Mérida el verdadero carácter de ciudad capital en
lo funcional y lo espacial. Además se inauguraron las principales instituciones
educativas de la ciudad como el Colegio San José, el Grupo Escolar Vicente Dávila,
la Escuela Técnica Industrial, y el Liceo Libertador. (Luis Jugo, p. 44).
Durante la década del 50’, el proceso de suburbanización se convierte en
uno de los factores más influyentes en los cambios de la ciudad, el modelo de
desarrollo de Mérida puede ser analizado, según Beatriz Hidalgo (p. 60), a partir de
las fuertes inversiones que el Estado ha realizado en Infraestructura Vial,
transformando y desapareciendo la tradición de una ciudad ante la jugosa renta de
81
los edificios o de la necesidad de una nueva avenida. Durante esta década se
inauguraron con doble carril las avenidas Miranda, Gonzalo Picón, Tulio Febres
Cordero y Urdaneta; lo cual permitió el crecimiento de la ciudad hacia el suroeste
y facilitó su integración a los nuevos desarrollos urbanos locales como el Parque
Tibisay y las Urbanizaciones El Encanto y Los Eucaliptos. (Carlos Amaya, p. 22).
A pesar de la fuerte dictadura militar que imperaba durante la década del
50’, podríamos decir que el crecimiento de la ciudad fue paulatino pero
significativo, influyendo positivamente en diversos aspectos de la ciudad. Algunos
acontecimientos que así lo reflejan son descritos por Jesús Rondón Nucete (1977, pp.
118 - 119): en el aspecto socioeconómico, se establecieron dentro del casco central
de la ciudad, las primeras industrias modernas de Mérida (Destilación Motatán,
Embotelladora Cold Point, Reencauchadora Trasandina, Metalúrgica Mérida), así como
hubo una importante expansión de la industria de la construcción como
consecuencia del crecimiento de la ciudad, pavimentándose las calles del centro de
la ciudad y mejorándose algunos servicios públicos (alumbrado eléctrico, cloacas,
acueductos, etc.); por otra parte, aunado al mejoramiento de los servicios públicos,
la excelencia del clima y el paisaje, y las posibilidades de traslado que permitía la
carretera Trasandina, trajo como consecuencia a la ciudad de Mérida la particularidad de
convertirse en una atracción turística, dando lugar a obras para el fomento del turismo
durante la administración del Gobierno de Vicente Tálamo entre 1953 y 1958 (los parques
de Los Chorros de Milla, de Tibisay y Murachí) mientras que el Gobierno Nacional inició la
construcción del Teleférico Mérida – Pico Espejo y la inversión hotelera se hizo
presente con las sedes del Prado Río y El Moruco en Santo Domingo.
Así mismo, en el casco central se inició una importante renovación urbana
adquiriendo una nueva fisonomía en los alrededores de la Plaza Bolívar, gracias a
los edificios construidos bajo la dirección y maestría de los arquitectos Luis Bosetti
y Manuel Mujica Millán, respectivamente.
En 1933 el Arzobispo Acacio Chacón Guerra, llamado el Arzobispo
Constructor, le encargó a Luis Bosetti la planificación y construcción del Palacio
82
Arzobispal, quien proyectó un edificio con un suntuoso carácter arquitectónico
renacentista, enriquecido con un eclecticismo personal de gran factura, expreso en
la riqueza de texturas de su fachada que, según la apreciación de Beatriz Febres
Cordero (2003, p. 90), serán importantes elementos de referencia que servirán
posteriormente en la proyección de otros lugares significativos de la ciudad. Luis Bosetti,
además del Palacio Arzobispal, tras su llegada a Mérida en 1930, construyó
importantes obras que marcaron para la época hito en la ciudad: el desaparecido
Estadio Mérida, el antiguo Reformatorio de Menores (actualmente la sede de la
Policía de Mérida); inicia la obra del edificio sede del Colegio Salesiano (hoy de la
Inmaculada), la antigua y elegante edificación del Country Club, el antiguo
Hospital Los Andes y otros proyectos para particulares. (Beatriz Febres Cordero, p.
89).
De esta manera, cabe destacar también cómo el crecimiento de la
Universidad de Los Andes influyó notablemente en la ciudad durante este
periodo. La dinámica que introdujo la expansión de las actividades universitarias,
se tradujo en un fuerte incremento de la población, determinado por la formación
de cuadros técnicos y profesionales, mayor número de estudiantes y profesores.
Esto provocó la necesidad de satisfacer la demanda de cada vez nuevos y mejores
servicios. (Carlos Amaya, p. 26).
Como ya hemos referido, desde la inauguración de la primera parte del
nuevo edificio central levantado sobre las bases de lo que antiguamente albergó la
universidad y el seminario en 1928 y la continuación de los trabajos de la
construcción de la segunda parte, de bello diseño arquitectónico con arcadas
abiertas sobre un patio central, obra de L. A. Chataing que se inauguró durante el
rectorado del Dr. Manuel Antonio Pulido Méndez (1937 – 1941), para nuevamente
ampliarse en 1945 con el proyecto de Manuel Mujica Millán (Fig. 14) siguiendo el
estilo del edificio del 30’ e inaugurándose en esta década del 50’ junto a otros
modernos edificios para las facultades de Medicina y de Ingeniería, Canchas
Universitarias, Residencias Estudiantiles; cambiaron la fisonomía de la ciudad y de
83
esta casa de estudios que, en palabras de Jesús Rondón Nucete (p. 121), había dejado
de ser la pequeña universidad de provincia para pasar a ser la segunda del país.
84
renovación y modernización tanto de la Universidad como de la capital
emeritense...
Este momento, afirma Beatriz Hidalgo (p. 22), es marcado por una ruptura
histórica en cuanto al significado que tuvo Mérida hasta los años 30’ en que era
asiento de actividades cafetaleras y azucareras orientadas directamente al mercado
y desligada del resto de las actividades del país, para dar cabida a una ciudad que
responde al desarrollo de la sociedad venezolana de ese momento.
85
Con el inicio de la década del 60’, Mérida deja ese carácter transicional y
organización espacial, para dar lugar a una tercera etapa de crecimiento y
densificación hasta los años 80’, como lo señala Beatriz Febres Cordero (1993, p. 60);
desde ese momento hasta hoy, se consolidan las tendencias generadas
anteriormente y la consiguiente expansión del Área Metropolitana de Mérida que
determinan la imagen de la ciudad actualmente.
86
Las urbanizaciones privadas, cuya tipología de vivienda característica
es la unifamiliar aislada (quinta), surgen en la terraza al Sur del
Aeropuerto (San Antonio), y en La Otra Banda (Santa Ana, San José y
Belensate).
La ejecución de dos programas por parte del Estado a través de V.I.S.
(Vivienda de Interés Social): la Urb. Los Sauzales y la Urb. Humboldt
(Fig. 16), desarrollos mixtos de vivienda multifamiliar en hilera
construidos en 1969 y 1970
respectivamente.
87
Milla (1963 – 1965), la Facultad de Economía y Humanidades a lo largo de la Av.
Universidad (1964) y en 1966 se inicia la construcción de la facultad de Farmacia en
Campo de Oro. (Carlos Amaya, pp. 31 - 32).
Tras el inusitado crecimiento poblacional, este impulso urbanizador que
saca a Mérida del modesto eje que la conformaba, hizo que la ciudad se expandiera
físicamente, dando cabida a nuevas vías de circulación automotriz con la
inauguración de la Avenida Andrés Bello, vía moderna intercomunal que a través
de la prolongación de la Avenida Urdaneta desde Pie del Llano, enlaza a Mérida
en su primera etapa hasta La Parroquia y actualmente en funcionamiento hasta
Ejido. A consideración de Beatriz Hidalgo (p. 65), ésta es una de las dos obras
fundamentales de infraestructura vial que constituyeron el primer gran salto de la
ciudad hacia la conformación de su área metropolitana; la segunda obra es la
inauguración del primer viaducto sobre el Albarregas hacia La Otra Banda y la
Avenida que lo cruza por la calle 26, a finales de los 60’, aperturándose al casco
central donde se cortaron las manzanas para dar paso a la arteria vial de 4 canales.
Este primer viaducto fue factor decisivo para que se impulsara la infraestructura
vial de La Otra Banda, donde además se construyeron por etapas dos vías de
tráfico rápido: Las Américas y Los Próceres así como el segundo viaducto a fines
de la década del 70’ y a mediados de los 80’ la inauguración del tercer viaducto.
De esta manera, desde 1970 se inicia una etapa muy importante en el
proceso de desarrollo urbano. En solo seis años, la expansión de la trama urbana
de Mérida se duplica al doble de la magnitud físico-espacial que había alcanzado
durante toda su historia. Beatriz Hidalgo (p. 67) apunta que en el censo realizado el año
1971, Mérida contaba con 74.214 habitantes. Se podían contabilizar 41 barrios, no más de
diez urbanizaciones y el casco central. Pero la tendencia urbanizadora persiste
descontroladamente urbanizándose amplias extensiones de terrenos en La Parroquia, La
Pedregosa, La Otra Banda, Los Chorros de Milla, La Hechicera y el Valle Grande.
De igual forma, el crecimiento de la ciudad se hace sentir en el sector del Bajo
Chama, separado de la trama urbana de Mérida, por el escarpe de 200 metros de
88
desnivel en relación con la terraza donde se asienta, dando lugar a la Urbanización
Carabobo, Chamita y San Jacinto.
No solo se trata de una expansión sobre viviendas, afirma Beatriz Febres
Cordero (1993, pp. 88 - 94), sino también comercial, iniciándose en ésta década la
construcción de un buen número de centros comerciales tanto en el casco central
como en las afueras de la ciudad, especialmente a lo largo de las avenidas de
rápida circulación: Las Tapias y Alto Chama por la Av. Andrés Bello, El Viaducto
por la Av. Cardenal Quintero; transformando la estructura espacial–comercial
tradicional de la ciudad. De esta manera, a partir de la década siguiente comienza
una nueva etapa en la ciudad, una etapa de consolidación que aún está en proceso.
Para 1989, Beatriz Febres Cordero, explica que la población del área
metropolitana de Mérida era de 229.103 hab., y físicamente se acentúa la tendencia
de la ciudad hacia el policentrismo (aunque el centro histórico mantenga un papel
primordial) y su función de prestación de servicios educacionales y de turismo.
En cuanto a Planificación, Protección y Conservación para con la ciudad, el
Estado tomó iniciativas importantes que pretendían ayudar a conformar una mejor
calidad de vida urbana para el merideño; entre ellas podemos mencionar:
1. La promulgación en 1975 de las Ordenanzas sobre Arquitectura y
Construcciones Civiles del Distrito Libertador;
2. La Resolución para la Declaración de Edificaciones de Valor
Arquitectónico y Urbanístico de 1980;
3. El Decreto 155 publicado por Gaceta Municipal en 1995 sobre el
rescate y Conservación de los Valores Tradicionales de la Ciudad de
Mérida;
4. Los Planes de Ordenación Urbanística del Área Metropolitana de
Mérida – Ejido de 1981, con la incorporación de Tabay en 1992 y
1999;
5. La creación de la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio
Cultural y Natural del Estado Mérida en 1998 - (Ver Anexo A.) - y la
89
Ordenanza de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural del
Municipio Libertador promulgada en el 2003 junto al Decreto Nº DE
– 5S5 que declara a una serie de edificaciones y espacios urbanos
como Patrimonio Cultural del Municipio y otros como Sitios de
Interés Cultural que por su valor histórico y testimonial deben ser
preservados - (Ver Anexo B. y C.) -.
90
modernización, combinando en su identidad urbana referencias arquitectónicas
históricas, modernas y contemporáneas.
El término collage según Estella Ocampo (1987, p. 62) define a la técnica
artística que consiste en plasmar sobre un mismo soporte elementos de distintas
naturaleza, forma y textura. Sin embargo por extensión, en cuanto a urbe, este
término refiere a la dialéctica de diversos objetos urbanos en la unidad constituida
por la ciudad. Como lo afirma Marina Waisman (1990, pp. 117 – 118), las
configuraciones en base al collage aparecen repetidamente en el panorama
contemporáneo, no solo para la arquitectura sino para la ciudad, formada por
fragmentos yuxtapuestos; de hecho, un breve recorrido por las ciudades
latinoamericanas nos diría que ya lo hemos logrado.
Mérida hoy es una ciudad que subyace entre nosotros como un collage de
muestras arquitectónicas y urbanas construidas sobre una trama que adhiere sus
raíces a la tradición y a la historia, en la que sus habitantes desenvuelven su
cotidianidad en función a placeres recordados y deseados, en una dialéctica entre
pasado y futuro; en donde su imagen urbana está definida por un proceso histórico
y la dinámica funcional-urbana de la ciudad siempre ha girado alrededor del casco
central (aunque el proceso de evolución y desarrollo de actividades en el área ha
generado la descentralización de algunas funciones), transitando simultáneamente
entre la ciudad colonial (heredada con pleno sentido de identidad cultural) y lo
que es la ciudad actual (con una imagen totalmente heterogénea).
Por esta razón, el observador percibe hoy en sus variados recorridos por el
área, imágenes de una extendida colisión de formas y volúmenes espaciales,
variadas proporciones, contrastes en las relaciones de sólidos-vacíos de sus planos
de elevación, entre otros aspectos, a pesar, de que la trama básica de su tejido
original no ha sido alterada significativamente. Según Juan de Dios Salas (1996, p.
161),
La intervención arquitectónica contemporánea ha significado la alteración
sustancial de la estructura e identidad perceptual del área central de la ciudad
de Mérida. La estabilidad de su imagen anterior, prácticamente invariable
91
desde sus orígenes, ha sufrido un intenso proceso de cambio. Una imagen de
elevada cohesión formal, se ha transfigurado por medio de un proceso
edificatorio incremental (…), en un conjunto de partes.
Del balance que ahora hace la ciudad labriega y estudiosa al cumplir 400
años… pudiéramos descubrir hacia el futuro cuál es el destino y la voluntad
de Mérida: qué prospecto de Historia quiere fijarse para el tiempo y las
generaciones que está emplazando… Y seguir estudiando – porque cada época
trae nuevas técnicas y nueva organización de los conocimientos y experiencias
humanas – parece la mejor meta que puede fijarse nuestra ciudad de los días
venideros...
92
CAPITULO II. LA CIUDAD COMO COLECCIÓN DE UN MUSEO
93
2.1 DEFINICIÓN DE CIUDAD MUSEO.
94
La noción de CIUDAD MUSEO, ilustrada inicialmente en el proyecto de
Napoleón I de convertir a París en una especie de museo, parte de transformar la
ciudad en una suerte de exposición habitable, en una colección de recuerdos
permanentes para la edificación de la memoria tanto del residente como del
visitante, mediante la instrucción de un tipo de panorama histórico. Colin Rowe en
su tratado sobre Ciudad Collage (1981, pp. 118 – 145) define a la ciudad moderna
como un icono político, constituida por una gama de referentes al proceso histórico
y al cambio social, en donde la urbe no puede ser otra cosa sino un instrumento
inherentemente didáctico. Este autor, en su aproximación al contexto de una
ciudad modelo, que fluctuaría entre el valor de lo tradicional (de la que el hombre
contemporáneo se encuentra críticamente disgregado) y el de lo moderno (la
utopía en la que uno no ha dejado de creer completamente), considera que la idea
de una ciudad museo, sin revelar inquietudes de urgente fe como un principio
omnivalente pese a muchas objeciones válidas, puede que no sea hoy, con respecto
a la ciudad contemporánea, una concepción tan desdeñable.
La ciudad como un concierto positivo de cultura y finalidad educativa, la
ciudad como fuente benevolente de información casual pero cuidadosamente
seleccionada... La ciudad de discretos objetos/episodios presentados con
precisión...Es la ciudad donde su misión instructiva es primordial y se dirige
más bien a la cultura que a la tecnología; donde pueden habitarla a la vez
Brunelleschi y el Crystal Palace; donde como un crujir de huesos muertos, la
ciudad es una antología de puntos históricos y pintorescos. La ciudad museo es
teóricamente, una ciudad abierta y hasta cierto punto, crítica receptiva a los
estímulos más dispares, no hostiles a la utopía ni a la tradición, implicando el
cultivo, más bien que la exclusión, de lo múltiple, según los cánones de su
tiempo. (Colin Rowe, p. 124)
Esta acepción sobre ciudad está lejos de la definición de las ciudades tipo
museo -andamio y las demostraciones- exposiciones en la ciudad como
embalsamamientos museográficos que algunos personajes de la historiografía de la
arquitectura y la ciudad propusieron durante la década del 50 acerca del destino
que había que reservar a los testimonios históricos de la ciudad. Arquitectos como
Le Corbusier y Wright y especialistas como Alexander Dorner (museógrafo
tradicionalista del Landes Museum) contemplaban para entonces que la única
95
alternativa de la destrucción radical de los testimonios de la memoria urbana,
era su embalsamamiento museográfico, porque fuera de un nuevo contexto vital que
los recargue de valores, que los haga presentes, ya no se autojustifican más; están ya vacíos
de contenido o, todavía peor, son cosas inútiles; aunque estructuras históricas… en su
representativo inmovilismo – se han de convertir - en silenciosos museos (Manfredo
Tafuri 1997, pp. 74 – 76). Por el contrario, Colin Rowe propone a la CIUDAD MUSEO
como una posible solución para los problemas más apremiantes de la ciudad
contemporánea, en la cual se daría lugar a una ciudad ideal donde la dialéctica entre
pasado y futuro se encontraría evidentemente dirigida a la gente para su propio
deleite y enriquecimiento de su cultura urbana en base al patrimonio que les rodea.
Por eso, como lo afirma Marina Waisman (1990, p. 121), el congelamiento de
situaciones edilicias o urbanas no puede ser la meta de la preservación y se plantea
la necesidad de hallar en cada caso la solución que permita el delicado equilibrio
entre preservación de la identidad y cambios. Nuestra propuesta para la ciudad de
Mérida es idearla como una CIUDAD MUSEO, donde se conciba el patrimonio
arquitectónico y urbano como un valor cultural no consumible sino productivo:
productivo tanto de nuevas ideas acerca de la importancia del patrimonio cultural
y arquitectónico como de mejores ámbitos de vida. La permanencia de elementos
considerados patrimoniales es una permanencia en la vida, nunca una
permanencia aislada y convertida en mero objeto de contemplación o consumo.
La realidad patrimonial ha precedido en el tiempo y en la praxis a la propia
justificación y existencia de un museo, sin embargo, la institución museística ha
desempeñado siempre un papel determinante en la protección, conservación y
enseñanza del patrimonio cultural de la humanidad. Proyectar hoy en día una
CIUDAD MUSEO con las características antes descritas es posible ante la existencia
de una tipología distinta de museos que preconizan desde los años 70 (en un
movimiento internacional) una mayor apertura, dinamicidad y participación
sociocultural, en escenarios abiertos que circunscriben a la comunidad (e incluso a
la ciudad), a diferencia del museo tradicional de principios del siglo XX.
96
Como lo señala Juan Carlos Rico (1994, p. 281):
Entendemos normalmente que el museo es un contenedor, que se diseña para
albergar, conservar y exponer objetos con algún tipo de valor específico, que los
hace interesantes. El proceso corriente es que éstos se desplacen para ubicarse
en el espacio concebido para ello. No obstante, hay determinados casos, y va
aumentando su número paulatinamente, en que el elemento a exponer posee
unas determinadas características, como son su propia naturaleza, su
delicadeza o la importancia del entorno, para comprenderlo, lo que fuerza al
edificio a desplazarse y diseñarse a su alrededor.
97
pescadores o un poblado industrial, activando todas las funciones que poseía como la
artesanía, tipología de viviendas, granjas, fábricas, etc. (Fig. 19).
98
Francisca Hernández Hernández (p. 79) reseña dentro de la diversidad de museos
originados como producto de la nueva museología y la ampliación del museo fuera
de sus muros, a la conservación in situ cuyo origen se encuentra en los museos al aire
libre. El primero de ellos fue el Museo Skansen de Estocolmo, creado por Artur
Hazelius en 1891 con la finalidad de preservar las viviendas rurales más
representativas. Estos edificios fueron acondicionados con un mobiliario adecuado
a su época histórica. A partir de este momento, se produce un gran desarrollo de
museos al aire libre. Estos museos in situ a los que remite Francisca Hernández
Hernández, son los llamados Museos de Sitio.
Museos urbanos (los situados dentro del área de una ciudad con alta
densidad de población),
Museos de Poblaciones Pequeñas (como su nombre lo indica, están ubicados
en poblaciones de pequeñas dimensiones con baja densidad de población).
Museos de Sitio concebidos para salvaguardar bienes naturales o
culturales, muebles o inmuebles in situ, es decir conservados en el lugar
donde han sido creados o descubiertos.
99
se desarrollarán Museos de Sitios que abordarán los problemas
sociológicos por la vía de la técnica (artesanía, industria);
Histórico, ubicado en un lugar donde en un momento dado se suscitó un
acto importante que influiría en el destino de una comunidad
determinada. El sitio puede ser un antiguo campo de batalla, una ciudad,
una ciudadela, un edificio público o privado. En este último caso, el museo
de sitio tiende a confundirse con lo que el ICOM llama Museo de
Monumento Histórico; muchas veces puede ser solamente un simple
museo conmemorativo, si por su ubicación queda como un museo de sitio,
se reserva sin embargo esta última denominación particularmente a la
Institución que edificada sobre un área bastante amplia, es testimonio de
un acontecimiento histórico, en el cual se reúnen, conservan y exponen
objetos y documentos que revelan dicho acontecimiento.
Museo Arqueológico: Ubicado en el sitio de las excavaciones.
Con respecto a este último museo, Juan Carlos Rico (p. 281) comenta:
Según el autor, varias son las ventajas que genera un Museo de Sitio
Arqueológico, estimadas en una mayor eficacia y rapidez tanto en el trabajo
museístico como en la propia seguridad del elemento descubierto, además de que
al visitante se le brinda la oportunidad de analizar la muestra directamente sobre
100
el terreno, en sus distintas fases: descubrimiento, extracción del objeto,
limpieza, clasificación, restauración, conservación, y exposición.
Asimismo, una alternativa para la organización de estos museos, señala Juan
Carlos Rico (p. 283), es unir en un mismo conjunto yacimiento y museo… Es el museo “in
situ” auténtico. Un ejemplo de ello es el famoso Museo Romano de Mérida
(España), cuyas acertadas características posibilita el crecimiento ilimitado y una
eficaz dialéctica formal al compartir el espacio la cimentación del nuevo edificio con
el propio yacimiento.
Otros ejemplos dentro de la gran variedad de museos que abarcan todos los
dominios del saber y de la experiencia humana, lo constituyen la aparición de
nuevas instituciones como los centros de interpretación, científicos o de patrimonio, los
cuales según Francisca Hernández Hernández (p. 82), se les considera paramuseos que,
por su fundamentación científica en la que prima el discurso, pueden llegar a transformar el
museo en un banco de datos, y por tanto, en un centro de tratamiento informático.
101
conocimiento en la sociedad. Sus actividades principales son la creación de la
colección del futuro Museo Nacional de Arquitectura; un importante registro de
nuestro patrimonio inmueble para su estudio y valoración; la difusión de la
Arquitectura desde sus diversas perspectivas; las producciones que registren los
más importantes acontecimientos nacionales e internacionales y el servicio de
apoyo a las instituciones docentes para un mejor conocimiento de la disciplina.
Lo interesante de esta experiencia que se convierte en un reto permanente,
según la apreciación de Gilda Escorza (1990, p. 54), es reflexionar sobre el hecho
arquitectónico por medio de los tradicionales instrumentos de la museología. En el caso de
la arquitectura, las actividades de recolección, conservación, investigación, documentación
y comunicación que definen a un museo están dirigidas, con las variantes implícitas, a todo
objeto patrimonial. Sin embargo, la comunicación debe estar estructurada a partir del
evento museístico, que conceptualiza museológicamente el objeto patrimonial
perteneciente a un medio permanente, tangible y específico en su contexto real: la
ciudad.
Estos ejemplos son una muestra de cómo, en efecto, una nueva sensibilidad
parece estar ocupando proporciones cada vez mayores de la cultura y las
experiencias cotidianas de los últimos años en el campo museístico, incluyendo
Venezuela.
La idea principal de la Nueva Museología es, afirma Francisca Hernández
Hernández, desarrollar un museo vivo, participativo, que se define por el contacto directo
entre el público y los objetos mantenidos en su contexto; es la concepción extensiva del
Patrimonio que hace salir al Museo de sus propios muros (p. 75). De esta manera,
considerando como referentes todos los tipos de museos estudiados anteriormente,
la CIUDAD MUSEO propuesta se explicaría como un museo urbano desarrollado in
situ, cuya colección está determinada por la ciudad misma, la cual es vista,
estudiada y conservada en su realidad inmediata, generando mecanismos
didácticos a sus moradores.
102
Esta CIUDAD MUSEO tiene como objetivo contribuir a la formación de todos
los habitantes de la ciudad y en el conocimiento de la arquitectura del lugar,
constituida por un proceso histórico; estimulando en la población la toma de
conciencia acerca de la importancia del patrimonio urbano local y su preservación,
teniendo en consideración todos los datos geográficos, económicos, sociológicos y
psicológicos, que han creado las condiciones del acontecimiento en este lugar y no
en otro.
La diferencia con respecto a los demás museos se centra en que este
proyecto no requiere de un edificio acondicionado o construido e insertado en la
trama para tal fin. Su institucionalización dependería de un equipo
interdisciplinario que surja del seno de las autoridades políticas competentes que
incluyen la Gobernación del Estado, la Alcaldía del Municipio Libertador, la
Corporación Merideña de Turismo (CORMERTUR), el Ministerio de
Infraestructura (MINFRA), el Instituto Merideño de Cultura (IMC) y el Instituto de
Patrimonio Cultural (IPC); en combinación con otros entes que forjan la ciudad de
Mérida como la Universidad de Los Andes y la Iglesia, así como de la participación
de la colectividad merideña en general, incluyendo las asociaciones de vecinos,
parroquiales, estudiantiles y de cualquier otra índole. Todos copartícipes en el fin
único de una CIUDAD MUSEO: concebir una ciudad mejor.
Este equipo actuaría en función de un programa museológico en elaboración
constante - del que daremos mayores detalles en el próximo capítulo - el cual,
permitiría musealizar la ciudad en cumplimiento de sus objetivos, sin
embalsamarla ni congelarla museográficamente.
CIUDAD MUSEO es la proyección de un museo vivo cuya razón de ser la
constituyen su entorno geográfico, arquitectónico, social e histórico; donde su
exposición configura el marco de la vida cotidiana de su público.
103
2.2 LA CIUDAD COMO COLECCIÓN DE UN MUSEO.
104
contenido cultural constituyan elementos fundamentales de nuestra identidad
nacional.
5. Las poblaciones y sitios que por sus valores típicos, tradicionales, naturales,
históricos, ambientales, artísticos, arquitectónicos o arqueológicos, sean
declarados dignos de protección y conservación. Los centros históricos de
pueblos y ciudades que lo ameriten y que tengan significación para la memoria
urbana… (p.7).
105
De esta manera, podemos interpretar que las definiciones de Patrimonio y
Monumento al proyectar una CIUDAD MUSEO, no solo responden a los edificios o
espacios urbanos cuyo valor ha sido consagrado por el consenso de una sociedad
y, afirmado a través del tiempo, mediante Gacetas Municipales como es el caso del
casco central de Mérida o, los listados emitidos por el Instituto de Patrimonio
Cultural (IPC) - (Ver Anexos) - sino también a aquellos de menor valor histórico o
artístico que forman parte de ese enorme patrimonio arquitectónico y urbano que
constituye el tejido mismo de nuestra historia social y urbana.
Con las posibilidades actuales aportadas por la nueva museología y
considerando la importancia del patrimonio cultural como fundamento para la
creación de una CIUDAD MUSEO, obtenemos un museo que, a diferencia de los que
resguardan el patrimonio representado en obras de arte, permite considerar
también a la ciudad como obra de arte y como colección de un museo en donde el
complejo de hechos urbanos siempre van ligados a un lugar preciso, a un
acontecimiento y a una forma de la ciudad.
Si afirmamos que un museo es una institución al servicio de la sociedad
destinado a afianzar la relación del hombre con su patrimonio cultural a través de
su colección, y admitiendo la posibilidad de la ciudad como obra de arte y como
colección de un museo, plantear esa relación entre el lugar y el hombre es, según
Aldo Rossi (1971, p. 64), un modo complejo de estudiar la ciudad; allí, el valor
patrimonial de los objetos de colección, se puede encontrar igual en su totalidad
con legitimidad de expresión en un edificio de vivienda o en cualquier obra menor
que un monumento, pues en este caso se consideran quizás también aquellas cosas que
solo se pueden aprehender viviendo concretamente determinado hecho urbano.
Así como el patrimonio natural, la religión y las distintas artes, la ciudad
como obra humana es un inmenso depósito de alientos y fatigas que atestiguan
valores permanentes y memoria. En ella, afirma Aldo Rossi (p. 51), la arquitectura es
parte integrante del hombre, es su construcción con toda la carga de los sentimientos de las
generaciones, de los acontecimientos públicos, de las tragedias privadas, de los hechos
106
nuevos y antiguos; por tanto, para tomar la ciudad como colección de un museo en
su valor patrimonial tendríamos que hablar de la idea que tenemos hecha de este o
aquel edificio, lugar o espacio, en cuanto a la memoria, en cuanto a producto de la
colectividad y de la relación que tenemos con la comunidad a través de él.
Entre los principios del coleccionismo más discutido, al menos en la vida
cotidiana del museo, según José Antonio Navarrete (1998, p. 32), se encuentra el de
incorporar a las colecciones objetos sobresalientes. En general, la teoría museológica
concluye que al museo le corresponde coleccionar lo sobresaliente, lo excepcional,
aquello que no solo es representativo, sino destacado, sin que necesariamente deba
confundirse con lo raro. Pero este es un principio flexible. Cada museo decide,
sobre la base de un conjunto de factores, el marco de excepcionalidad dentro del
que le interesa, o le es posible, coleccionar. Así mismo, destaca José Antonio
Navarrete (p. 33), el criterio de excepcionalidad del coleccionismo del museo - no
importa del museo que se trate - siempre debe inscribirse en las realidades de los
contextos de cada institución.
De esta manera, en el caso de un museo donde la urbe constituye su
colección, se debe prever el contexto social y cultural en que se desenvuelve su
actividad (la ciudad), la estructura interna de la institución representada en los
especialistas que determinan su propio desarrollo (la Fundación) y sus actores
(administradores y usuarios). Sin embargo, además de estas consideraciones, ¿cuál
sería el criterio para obtener la colección ideal en una CIUDAD MUSEO?
Para responder a esta interrogante nos aventuramos a extrapolar en el
espacio y en el tiempo, la teoría y la práctica del Museo Imaginario Universal de
André Malraux (1901 – 1976) y sumarlas a las premisas modernas sobre Patrimonio
y Monumento Histórico, para aproximarnos a la idea de una colección ideal para el
museo de ciudad que queremos.
André Malraux fue novelista, arqueólogo, teórico del arte, activista político y
funcionario público francés, cuyos escritos figuran entre las principales
aportaciones a la cultura del siglo XX. En 1951 publicó Las voces del silencio que
107
incluye un ensayo titulado El museo imaginario, donde propone la síntesis de
toda la historia del arte de todos los países, de todos los tiempos, como un
documento abierto que brinda la ocasión de establecer correspondencias sutiles
entre lo primitivo y lo contemporáneo, de establecer recorridos donde el impulso
innovador convive con la tradición fundadora. Para André Malraux, el Museo
imaginario aporta a todas las obras de arte que elige, si no la eternidad que le pedían los
escultores de Sumer o Babilonia o la inmortalidad que le pedían Fidias y Miguel Angel, al
menos una enigmática liberación del tiempo.
Cuando al terminar la guerra europea se destruyó y dispersó una parte
significativa del patrimonio artístico de la humanidad, según la apreciación de
Antonio Battro (1999), aparece como una voz esperanzada el libro de André Malraux
donde presenta, en 600 páginas con casi 500 ilustraciones, en su mayor parte
fotografías en blanco y negro, un Museo Imaginario compuesto por la gran colección
mundial de imágenes reproducidas materialmente gracias a la tecnología moderna,
analizando el nuevo papel que cumple la reproducción fotográfica para acercar las
obras de arte del mundo entero y así presentarlas bajo un nuevo formato, en una
plataforma universal accesible, donde desaparece del discurso del arte, la
tradicional frontera entre el arte noble y el arte primitivo. André Malraux abre su
Museo Imaginario a la pintura japonesa medieval, al arte sumerio, a la escultura
precolombina o búdica; es un museo que compite con la realidad creando su
propio universo. El Museo Imaginario, que él imagina, es el mundo de lo posible.
Para Rubert de Ventos (1980, pp. 118 – 122), el Museo imaginario de Malraux
sería este fin supremo o lugar ideal para la práctica de nuestra tolerancia donde
puede así permitirse apreciar todas las obras, estilos y creaciones y donde además
se nos ofrece la más objetiva exposición de las imágenes de todas las épocas,
entendiéndose por imagen no solo la apariencia física de las obras, sino el modo de
vivir, ver y representar el mundo que en ellas se manifiesta. Se trataría así - afirma
Rubert De Ventos - de un museo imparcial de cosmovisiones, de estados generales del
espíritu de diversos tiempos y lugares, que devienen del campo de proyección de
108
nuestras categorías de recepción y/o interpretación como en todas las
formaciones del sentido histórico.
Cuando André Malraux expresa que el arte es un anti-destino (p.637), lo ha dicho
todo - afirma Antonio Battro -; con esta frase le asigna al arte una función humanizadora
que no tiene fronteras de espacio ni de tiempo. Este ideal de museo y de colección
proyectado por André Malraux en su Museo imaginario, podemos tomarlo como
referencia para la CIUDAD MUSEO aquí propuesta, por el fin último que quería
conseguir Malraux en su Museo Imaginario: es muchísimo más que un depósito, que un
conservatorio de reproducciones. Para él, es el lugar de la reconciliación del hombre con sus
contemporáneos, el lugar de encuentro del artista de hoy con el de ayer y de mañana.
En tanto, la colección ideal para nuestro fin estaría constituida, por el collage
de formas arquitectónicas y los lugares de significación para la ciudad –según
nuestra propuesta, Mérida- y su memoria urbana, a través de la interpretación del
concepto de patrimonio cultural trataría de manera imparcial los objetos
contenidos en dicha colección: no solo los edificios de tipo edilicio sino también
aquellos edificios agolpados en calles y plazas que se forman en el espacio y el
fondo urbano y que permiten destacar esa torre, esa fachada, ese contorno, esa
perspectiva del gran edificio, del gran espacio abierto.
Los principios para la determinación de esta colección ideada para Mérida como
una CIUDAD MUSEO, están dados en los diferentes decretos emitidos por la
Municipalidad y la Asamblea Legislativa a través de Gacetas Oficiales -
mencionadas en el capítulo anterior (p. 80) - que determinan el inventario oficial
del patrimonio de la ciudad de Mérida, así como la normativa impuesta por la
UNESCO para la Declaratoria de Bien de Interés Cultural, Monumento Nacional y
Sitio de patrimonio Histórico Cultural o Arqueológico que incluye la
caracterización y valoración del bien a partir de la investigación histórica sobre el
origen, evolución y transformación urbana del lugar; las funciones adquiridas en el
curso de la historia; los aspectos morfológicos; la lista de los bienes declarados y
con valor como Monumentos Nacionales, Estadales y Municipales existentes y de
109
aquellos elementos con valor aunque no se encuentren declarados, destacando
su importancia y función; así como demás datos geoambientales, paisajísticos,
poblacionales y preceptuales en los que se basan los diferentes Organismos
Administrativos para la Protección y Defensa del Patrimonio Cultural y Natural
del Estado Mérida, incluyendo una CIUDAD MUSEO como la que proponemos, para
fijar los valores patrimoniales que determinan su selección; y en nuestro caso, su
colección. Ciertamente, como respaldo al proyecto MÉRIDA CIUDAD MUSEO,
elaboramos una serie de fichas contempladas a manera de Catálogo de Obras como
apéndice a la investigación histórica sobre la ciudad de Mérida, que en una
primera instancia, además de caracterizar y sustentar el perfil de la colección, es
referencia forzosa para el desarrollo de los programas museológico y museográfico
a realizar. (Ver Apéndice II.).
Así mismo, dichos valores se encuentran expresados en las formas de la
vida social de los merideños con respecto al tejido urbano y los tipos
arquitectónicos. Allí también existen claves para la colección ideal. Insertos dentro
de la ciudad de Mérida, existen edificios monumentales que funcionan como sedes
del Poder del Estado y de la Iglesia y concentran formalmente en ellos ese mismo
valor simbólico; inherentemente, se generan ciertas imágenes urbanas que dan
cuenta de lo que representan los valores cognitivos del quehacer arquitectónico de la
ciudad; ese collage al que hemos hecho referencia, construido por los hacedores de
la urbanidad merideña. También hay ciertos espacios públicos, como las plazas y
los paseos peatonales, que contemplan opciones de descanso para el ciudadano
común que circula en la ciudad; y aun, la atmósfera de ocupación de los sitios o de
la utilización de la vegetación, son reconocidos como componentes de un
patrimonio valioso y representan un hito en la memoria social. Todos ellos a su vez
llevan consigo valores históricos y culturales que por su propia naturaleza, constituye
la razón de ser de la colección de la CIUDAD MUSEO propuesta.
110
Sin embargo, Alberto Saldarriaga (1992, pp. 7 – 11) afirma que en el caso de la
valoración del patrimonio urbano y arquitectónico monumental y no monumental,
no depende directamente de sus valores intrínsecos solamente, depende del
entendimiento global de la historia y de la cultura de la sociedad que lo ha
producido. En este sentido, MÉRIDA CIUDAD MUSEO se propone como un
componente de lucha contra la actual pérdida de participación real en la vida
comunitaria y presenta a nuestra ciudad como colección de un museo, para producir
situaciones de exploración y confrontación sobre las experiencias de la vida urbana
en cada uno de nosotros, en sus visitantes, en quienes vivimos en ella, y así crear
una imagen coherente de comunidad, que en palabras de Richard Sennét (1975, p.
57): es una colección de deseos, antipatías y metas con el fin de crear una visión de
identidad.
ÁREA ADMINISTRATIVA:
Dirección.
Administración.
Secretaría.
Centro de Computación.
ÁREA OPERATIVA:
Educación y divulgación.
Museografía.
Registro e Inventario.
Programación.
111
ÁREA TÉCNICA
De Conservación.
Fotografía.
Depósitos.
ÁREA DE PROYECCIÓN
Biblioteca.
Salas de conferencias, proyecciones y espectáculos.
Talleres de extensión.
ÁREA DE SERVICIO
Cafetería
Tiendas
Baños
Vigilancia
Zonas de descanso
ÁREA ADMINISTRATIVA, constituida por los entes oficiales del Estado y sus
respectivas sedes:
Gobernación del Estado.
Procuraduría del Estado.
Contraloría del Estado.
Alcaldía Municipio Libertador y Hacienda Municipal.
Palacio de Justicia (Edif. Hermes);
112
humildad y honestidad en beneficio de todos, de velar por los derechos de los
ciudadanos y hacer cumplir los deberes. Por sí solas, sus respectivas sedes forman
parte del acervo patrimonial arquitectónico de Mérida. Junto a la Universidad, son
las principales fuentes de empleo e ingresos de las familias merideñas y cada una
de ellas tiene una historia diferente que contar con respecto a sus personalidades
más representativas, sobre todo, las de tradición y alcurnia en la ciudad: los Celis
Parra, los Celis Dávila, los Nucete, los Febres Cordero, los Picón, los Briceño
Ferrigni; por solo nombrar algunas.
113
señalización e información vial, de los embotellamientos y las colas que
parecen interminables para los choferes, de los accidentes de tránsito por el abuso
y la mala educación vial de los conductores y peatones, o se convierten en
protagonistas de las páginas del Diario Frontera con titulares como La guillotina de
la muerte por las estadísticas de mortalidad en la vía o de la caricatura del domingo
como La Calle de la Luna por la cantidad de huecos que socavan el asfalto.
Por su parte, los viaductos constituyeron en su momento inaugural, los
nuevos brazos de la ciudad que se extendían hacia el otro lado del río Albarregas;
sin embargo, las historias inscritas en ellos son de luto y tragedia por los muchos
suicidas sin distinción social que eligen sus alturas para su acto.
Otra cosa es la presencia del Aeropuerto, hoy dentro de la ciudad, que
divide a Mérida en dos zonas diferentes, circunscritas alrededor de las Avenidas
Urdaneta y 16 de Septiembre respectivamente. La primera, hilada a lo largo de una
red de pequeños parques junto a instituciones públicas y privadas y habitada en su
mayoría, por zonas residenciales de altos ingresos, mientras que al otro lado de la
pista de aterrizaje aeroportuaria, es una parte de la ciudad compuesta por los
barrios y zonas residenciales de la clase obrera emeritense, populares en
inseguridad y sobrepoblación, además de las puertas de acceso hacia el Hospital
Universitario Los Andes), el Stadium Soto Rosa en cuyo estacionamiento funciona
el habitual mercado de mayoristas y el margen de establecimientos comerciales del
ramo automovilístico (venta de repuestos, caucheras, talleres de mecánica y
pintura), lugares que de una u otra forma aparecen en el itinerario de vida del
merideño.
114
archivos históricos y los museos. En la ciudad de Mérida, son de relevancia a
nivel de educación primaria y de bachillerato:
Grupo Escolar Vicente Dávila,
Grupo Escolar Rafael Godoy,
Liceo Tulio Febres Cordero,
Liceo Libertador;
115
población de todos los niveles. Son ejemplos significativos en esta parte de la
historia de la ciudad, los Grupos Escolares Vicente Dávila y Rafael Godoy
construidos durante la época dictatorial de Pérez Jiménez como modelos
arquitectónicos del plan puesto en marcha por el Gobierno a nivel de
infraestructura educativa; así mismo lo fue el Liceo Libertador, que se convirtió en
su momento, en el productor de la guerrilla urbana merideña según la tradición
oral y escrita.
Indudablemente ha sido la Universidad de Los Andes, desde su fundación
con el Antiguo Colegio Seminario en el siglo XVIII, la que ha influido
prominentemente sobre el desarrollo de la ciudad y su protagonismo a nivel
nacional. Como casa de estudios universitarios, ha generado profesionales,
investigadores y dirigentes políticos para Mérida y para el resto del país. A su vez,
la conformación de su planta física fue también determinante en el crecimiento de
la ciudad, en casos específicos como los núcleos de La Hechicera y Los Chorros
bajo la dirigencia del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez durante la década del 60,
abriendo la brecha de la Avenida Universidad hacia el norte de la ciudad, aunado
a la construcción de urbanizaciones residenciales para los profesores y empleados
universitarios. Así mismo, las Facultades de Derecho e Ingeniería son ámbitos
comprometidos en la historia de la ciudad como puntos neurálgicos de
manifestaciones por parte del estudiantado.
La memoria de estos y del resto de los episodios de nuestra historia local se
encuentra en su mayoría registrada en los museos, bibliotecas, archivos y centros
culturales de la ciudad, en la expresión de diversos tipos y formas
bibliohemerográficas, fotográficas y artísticas, fuentes inagotables para el
conocimiento sobre Mérida, las cuales se encuentran a la espera del interés del
merideño común, tras la ignorancia de su existencia en la mayoría de los casos, a
pesar de distinguirse con la declaratoria según la ley como Patrimonio Cultural del
Estado Mérida.
116
ÁREAS DE ALMACENAJE Y DE EXHIBICIÓN, constituida por toda la ciudad de
Mérida en toda su extensión y presentación.
Sin embargo, cabe considerar que a pesar de ser una ciudad universitaria
por excelencia, de espacios urbanos y arquitectónicos significativos, de innatos
valores profesionales y culturales, la ciudad de Mérida constituye una área de
exhibición generadora de críticas y opiniones contradictorias, producto de la buena
o mala gerencia por parte de las autoridades competentes como de la apatía del
merideño en cuanto al cuidado de los componentes urbanos y culturales de la
ciudad. La cotidianeidad marca pauta en esta área, y cada uno de los habitantes de
Mérida, almacenan en ella toda su experiencia, determinando la exhibición de la
misma ante ojos de propios y extraños. Cada casa, cada escuela, cada tipología
edilicia o urbana, cada solución técnica, en común a un colectivo, vehiculiza y
almacena una cultura, una memoria, un conocimiento, un saber, una narración de
la historia de la ciudad.
117
de Miranda, Plaza El Soldado Desconocido (Obelisco El Espejo), Plaza
Las Heroínas.
Teleférico de Mérida.
Hoteles: Hotel Chama, Hotel Prado Río, Hotel Belensate, Apart- Hotel Edif.
Cañizales.
Edificio de Telecomunicaciones.
Edificio Sede Comando de Policía.
118
tanto, MÉRIDA CIUDAD MUSEO sería implantada acorde a los requerimientos
actuales de planificación y gerencia cultural, donde todos los merideños podamos
ser partícipes.
119
Museólogos, Conservadores, Bibliotecarios y Relacionistas Públicos. Sin
embargo, para una total y satisfactoria operatividad de la labor de la Fundación, se
debe reconocer la naturaleza diversa de los profesionales que en su debido
momento, según el proyecto a desarrollar, se incorporarían en solicitud de su
asesoramiento y colaboración. En este sentido, Juan Carlos Rico (2001, p. 105)
describe un ejemplo de este proceso de enlace de campos y especialidades para
una exposición museística dada:
120
DISEÑADOR, que debe realizar el proyecto formal de la exposición, con
definición del equipo de trabajo;
121
Sin duda, es el Director o los miembros del Consejo Directivo de la
Fundación, las figuras con mayores responsabilidades en el funcionamiento y
desarrollo de MÉRIDA CIUDAD MUSEO. Entre sus atribuciones podemos mencionar:
122
al cumplimiento de las formalidades de Ley, sería parte importante para el
empuje y la consolidación de la Fundación. Sin embargo, el objetivo de MÉRIDA
CIUDAD MUSEO es la participación de la comunidad en general, siendo clave la
política diseñada por el Director o los miembros del Consejo Directivo de la
Fundación en este sentido, para atraer a diversos patrocinantes e inversionistas
privados que hacen vida en la ciudad y compartan el mismo interés por el rescate y
la protección del patrimonio cultural y arquitectónico de Mérida.
Asimismo, son funciones del resto del equipo base que conforma la Fundación
MÉRIDA CIUDAD MUSEO:
1. Coleccionar,
2. Investigar, Estudiar, Interpretar,
3. Registrar,
4. Exhibir y poner en evidencia sus objetos de colección,
5. Deleitar, Educar, y Comunicar;
123
aún sin ser independiente de los precedentes, se conservan como
puntos de valor en la ciudad.
Giulio Carlo Argan (1983, p. 219) advierte que la cultura moderna tiene o
debería tener la capacidad de abarcar en su propia estructura histórica el
valor de un recuerdo, presencia del pasado propio, como una previsión y/o
proyecto del futuro de la ciudad. Al recurrir al concepto de CIUDAD MUSEO
124
Todos son partes de Mérida, objetos urbanos que tienen su identidad, están
presentes en la ciudad, son reconocidos por los merideños y por sus vecinos,
quienes los habitan o los usan; son listados en las fichas catastrales y quedan
ocasionalmente registrados en la fotografía de algún paseante curioso que
por algún motivo inexplicable pasó frente a ellos y decidió dedicarles un
espacio en su colección de imágenes, en su archivo de curiosidades o en su
registro científico. Muchas veces, no poseen historia oficial ni
académicamente reconocida, pero no por ello pueden omitirse de la
colección de MÉRIDA CIUDAD MUSEO. Alguien los construyó, los pensó, y
los realizó materialmente. En ellos funcionan colegios y escuelas, sectas
religiosas, almacenes, organizaciones, comunidades religiosas o
vagabundos. Son útiles y a veces son antiestéticos. Son objetos de la
colección, del collage de obras que forman parte de la experiencia de la ciudad,
que como Alberto Saldarriaga (p. 8) afirma:
Ellos son la nota social de los diarios, el "quien es quien” de la
arquitectura de la ciudad, de la región, del país, del mundo entero, la gran
mayoría anónimos, que se dedican silenciosamente a hacer ciudad… para
los ciudadanos sus edificios no son anónimos, tienen imagen y nombre
¿Por qué entonces la arquitectura de la ciudad se quiere leer sólo a través
de sus protagonistas importantes? Esto es solo un síntoma de ignorancia
social que disminuye tanto al individuo como al edificio, como a la
ciudad, como a la historia misma del lugar.
125
mismos y del mundo. La excepcionalidad de su realidad física o estética del
patrimonio sólo se devela plenamente cuando se produce su más correcta
interpretación y valoración dentro de su contexto o entorno integrado.
MÉRIDA CIUDAD MUSEO, como cualquier museo, mediante su equipo de
investigadores, en base a las metodologías afines, el programa museológico
en sí, y las aplicaciones museográficas particulares, contienen por su propia
naturaleza, la misión de una política de investigación y acrecentamiento del
patrimonio como notas determinantes, en las que el desarrollo de un
proceso integral basado en sólidos principios teóricos y en su sistema de
proyección práctica están destinados a la defensa, enriquecimiento y
propagación social del mismo.
126
1. EL ENTORNO GEOGRÁFICO: idéntico para todos, constituye el
medio mesurable y cuantificable mediante algunas relaciones de escalas y
de unidades de medidas escogidas en función de los fenómenos estudiados
(objetivos).
2. EL ENTORNO OPERACIONAL: es el marco de vida y es diferente para
cada individuo. Comprende los elementos del medio que influyen en el
comportamiento y que permiten actuar.
3. EL ENTORNO PERCIBIDO: Descansa en criterios subjetivos, simbólicos,
de la ciudad, que traducen una escala de valores establecidos por los grupos de
residentes.
4. EL ENTORNO DEL COMPORTAMIENTO: constituye la parte del marco
de vida en el que los factores provocan una respuesta consciente por parte del
habitante para utilizar o transformar el entorno geográfico (Pág. 23).
127
Marina Waisman (1992, pp. 3 - 6) enuncia esta situación con la expresión
percepción distraída donde, así como en numerosos y variados museos el
público pasa por los salones, discurre por las galerías sin distinguir, sin
experimentar las diferencias que existen entre la obra mediana y la
producción genial a cuya vista su sensibilidad ha resbalado indiferente;
existe una habitual manera de ver la arquitectura por parte del ciudadano
corriente, esto es, como un mero fondo de los acontecimientos urbanos.
Probablemente no sea ésta una característica exclusiva de nuestra época,
pero de todos modos se ha acentuado sin duda la ceguera con respecto al
detalle, percibiendo solamente aquello que es fuertemente llamativo en el
ritmo con que se circula por la ciudad.
El recorrido por MÉRIDA CIUDAD MUSEO pone en evidencia para sus
moradores, que la mayoría de sus puntos de referencia seleccionados según
sus visuales y necesidades personales, llevan consigo una historia que
opacan tras la utilización del lugar, para que se apropien de la misma en sus
recorridos y la hagan relatable para su comunidad. El tejido urbano se
expone para el deleite de todos variando de un individuo a otro, según la
agudeza de la observación, la cultura y también los motivos de
desplazamiento y el medio de transporte. Michael Jean Bertrand (p. 20), en
este sentido explica todo el espacio urbano caracterizado por elementos de
distinta naturaleza que constituyen su personalidad. Estos elementos son
percibidos e identificados en el casco urbano por su repetición y por sus
lazos geográficos y funcionales cuyo conocimiento, generalmente sólo es
parcial: Cada cual percibe lo que le interesa, lo que está acostumbrado a ver,
captándolo según su cultura adquirida y sus reflejos socioculturales heredados. Una
nueva selección puede modificar e incluso llegar a cuestionar la herencia y las
adquisiciones al extender o estrechar el campo del conocimiento del medio.
128
5. Desde el punto de vista de la Museología, la exposición es un medio de
comunicación complejo, vehículo de un mensaje que se construye
fundamentalmente con objetos calificados de significativos, según un código
científico o mediante un proceso de investigación e interpretación, que
consigue vincular funcionalmente al objeto con el sistema cultural al que
pertenece; en concreto con costumbres, ritos y creencias, procesos técnicos
de esa cultura, y que comprende el discurso expositivo. Sin embargo, el
éxito o no de la eficacia de la exposición para transmitir información,
advierte Ángela García Blanco (1992, pp. 95 – 96), es la habilidad que se tenga
para favorecer los procesos de comprensión por parte del visitante, lo cual
conduce a considerar los presupuestos psicológicos: En el marco de la
Psicología Cognitiva, partimos de que la noción fundamental sobre la comprensión
y adquisición de nueva información es que el aprendizaje de nuevos conocimientos
es un proceso constructivo, es decir, es fruto de la interacción entre lo que el sujeto
ya conoce y la información nueva.
Cualquier exposición proyectada por el equipo de MÉRIDA CIUDAD MUSEO
busca proyectar un aprendizaje en el visitante o transeúnte como una
experiencia en la que participa todo el cuerpo y la mente, pues el discurso o
mensaje expositivo se desarrolla en el espacio, lo cual implica
obligadamente realizar un recorrido. Así mismo, para que el proceso
comunicativo que se pretende transmitir se cumpla, es necesario que el
visitante comparta el código que permite descifrar el significado de los
objetos en la exploración de la ciudad para su propio deleite y cotidianidad.
En una ciudad, según los trabajos de Kevin Lynch (1981, p. 95), hay varios
elementos básicos que representan a los códigos significantes que
interactúan en el proceso comunicativo con sus habitantes:
129
LOS BARRIOS, SECTORES O DISTRITOS, en los que el habitante
adquiere un cierto conocimiento y a los que se siente integrado o no.
130
General Masini o la Torre Los Andes, edificaciones que en su momento,
rompieron con la tradición formal de las construcciones de la ciudad; o los
espacios públicos, que sin tener un particular diseño o un carácter
monumental, como lo afirma Marina Waisman, es el uso social, la referencia
que el lugar posea para una comunidad, el papel que haya desempeñado en
el tiempo, lo que le asigna valor, tal como lo representa el Parque Mirador
de las Águilas, un monumento en honor a la tradición montañista de la
Sierra Nevada de Mérida, convertido en parada inevitable e insustituible
para todos los graduandos de la ULA.
131
CAPITULO III. MÉRIDA: CIUDAD MUSEO, CIUDAD COLLAGE.
132
3.1 LA EXPOSICIÓN.
133
Según el Consejo Nacional de la Cultura y la Dirección de Museos (1993 – 1994, p.
89):
Una exposición puede ser definida como la disposición de obras, objetos y otros
materiales artísticos en relación a la temática de los fines del museo. Esta
disposición, por lo general, está acompañada por recursos explicativos que se
han investigado previamente de maneras sistemáticas y didácticas,
estéticamente establecidas y accesibles a todo tipo de público. Los recursos
explicativos apoyan la propuesta educativa que origina la muestra e imparten
experiencias emocionales y comunicacionales.
134
3.2 PROCESO MUSEOGRÁFICO:
a. GUIÓN TEMÁTICO:
Según el Consejo Nacional de la Cultura y la Dirección de Museos (1993 – 1994, p.
92), el guión temático lo constituye el proceso de investigación que determina el
nombre, la justificación y el marco teórico de la exposición, los parámetros
geográficos, cronológicos y temáticos, es decir, toda la investigación documental y
biográfica. De tal manera, en base a la idea del proyecto expositivo para MÉRIDA
CIUDAD MUSEO, determinamos:
135
Generar recorridos didácticos por la ciudad que permitan asimilar
las formas urbanas contrastantes de lo que sería una CIUDAD
COLLAGE, en base a los datos arrojados por la historia y el significado
social del lugar.
Promover una actitud pluralista ante la arquitectura de la ciudad, en
consonancia con los objetivos de MÉRIDA CIUDAD MUSEO, sobre la
trascendencia de lo monumental y no monumental en la protección y
defensa del patrimonio cultural, arquitectónico y artístico de los
merideños.
136
b. GUIÓN MUSEOLÓGICO:
De acuerdo al Consejo Nacional de la Cultura y la Dirección de Museos (1993 –
1994, pp. 94 - 95), el guión museológico es el desarrollo más amplio del concepto o
guión temático y se convierte en la base para preparar el guión museográfico. En el
guión se desarrolla la información, la localización de los objetos y los tópicos
señalados para la exhibición y catalogación de la colección. Las partes en que se
organiza este guión son:
TEMA: Se da a conocer el tema y los sub-temas sobre los cuales está
fundamentada la exposición. Se planifica la distribución de la sala.
137
etapas de crecimiento de la trama urbana y constituyen el ámbito en donde se
desarrollan las experiencias de la comunidad emeritense. Esta imagen heterogénea
de la estructura físico-espacial de la ciudad contemporánea hace de la ciudad de
Mérida, una CIUDAD COLLAGE.
Hoy día podemos afirmar que una comunidad no es simplemente un grupo
social o una colección desvinculada de individuos que viven en el mismo lugar. Es
un grupo en el que las personas se relacionan, comparten algo en común; aun
cuando la imagen periódica de la sociedad es el grande y fecundo caos de las
ciudades. Se trata de esa colección, de esas experiencias desordenadas de la
comunidad donde su fascinación y terror - en palabras de Ricahrd Sennet (1975, p. 66)
- proviene de la diversidad dentro de los límites de la ciudad. Para este autor, el desorden
en la ciudad es un modo tolerable de usar la riqueza y abundancia de los tiempos
modernos. Afirma que, cualquiera que crece en un entorno urbano anárquico, que
vive en la plaza, con restaurantes y tiendas mezcladas con las casas de sus vecinos:
(…) comprenderá que las tensiones en la comunidad tan transitorias e inestables, no
originan el caos (p. 197). Por el contrario, a su juicio, la justificación y la promesa del
desorden es arrancar de la ciudad el control
replanificado y así los ciudadanos adquieran más
control de ellos mismos y más conocimiento mutuo.
Ese desorden del cual habla Richard Sennet, nos
refiere a la ciudad collage que describimos
anteriormente, la urbe contemporánea en cuyo paisaje
hayamos diversos fragmentos urbanos yuxtapuestos en
una dialéctica entre pasado y futuro, y en donde sus
habitantes desenvuelven su cotidianidad; es una
CIUDAD COLLAGE que aboga por ser re–conocida en sus
Fig. 20. Tradición y contemporaneidad.
recorridos como imágenes urbanas memorables. (FUENTE: LUENGO FEDERICO,
Gerardo. (1995). La ciudad posible. De
Arquitectura, 3, (3) p. 41).
Aun cuando la imagen de la ciudad de Mérida se
138
representa como un proceso contemporáneo de intervenciones arquitectónicas que
de alguna forma ha fracturado la legibilidad, la unidad y la cohesión espacial del
conjunto, haciendo del casco histórico un lugar en contingencia y de morfología
variante bajo la influencia funcionalista, la atención y resguardo de nuestro
patrimonio cultural y urbano depende de que se asimilen las transformaciones
anárquicas y contrastantes contenidas en la ciudad (Fig. 20).
Pensar en la ciudad de Mérida como CIUDAD COLLAGE, es concebirla
plurideterminada, donde los diferentes elementos que la componen, tienen fuerzas
diferenciadas: mezclan su dirección en el espacio, varían su situación en el tiempo,
eliminan la igualdad de la fuerza que implica una ciudad jerárquica. Es, según la
impresión de Juan Carlos Pérgoli (2001, p. 18), la ciudad de los territorios fragmentados:
centros comerciales, áreas recreativas, servicios y conjuntos de vivienda; como una
serie de anudamientos en la red; como un juego de diferentes organizaciones
espacio-temporales. Pero en la ciudad fragmentada de hoy - la ciudad moderna -
hallamos imágenes de la ciudad anterior, de aquella ciudad que perdura en la
memoria, la ciudad de calles continuas y plazas públicas.
Mérida es una ciudad especial. En nuestra cotidianidad, recorremos la
ciudad a lo largo y ancho pero sin vivenciarla, pues asistimos al centro, obviando
que ése ha sido el centro desde hace más de 400 años. Constituye lo que podríamos
definir como el casco histórico de la ciudad que surge durante la etapa Colonial y
que permanece arraigado hasta principios del siglo XX.
En Mérida, la Ciudad Colonial, como en la mayoría de las ciudades
hispanoamericanas, la Plaza fue el punto a partir del cual se conformó la estructura
espacial de la urbe y se convirtió en el corazón de la ciudad como centro de
convergencia de todas sus actividades, además de establecer las premisas sobre el
sitio para fundar, la traza de otras plazas y calles, la distribución de solares e
industrias, higiene, defensas; todo lo fundamental con criterio urbanístico. Una
situación que hoy día, aún se conserva en la ciudad.
139
Hacia 1930, Mérida se constituyó como una ciudad progresista, en cuanto a
construcciones y embellecimiento de la misma y apariciones y utilización de
nuevos medios tecnológicos y de comunicación, dando lugar a cambios en su
cultura urbana local. A partir de este momento, la ciudad se extendió más allá de
sus límites tradicionales perdiendo continuidad y cedió ante un crecimiento
disperso de suburbanización.
Hacia la década de los 50, la ciudad de Mérida se adaptó a las exigencias
del momento, alentada por la inversión del Estado en obras de carácter público y
otros factores de índole económico, político y social, modificando su fisonomía y
desdibujando su imagen con carácter colonial a una más moderna que se diseminó
con el pasar de los años hasta hoy.
Por consiguiente, la ciudad actual es la urbe que se desarrolló rápidamente
en las últimas décadas a lo largo de las diferentes tramas viales y entre los
diferentes sectores urbanos, especialmente hacia el suroeste de la ciudad,
evidenciada por el crecimiento poblacional, el desarrollo económico y comercial, el
cambio ocupacional y de cultura urbana en tipos espaciales modernos europeos,
especialmente en lo residencial, como un signo de apertura hacia lo innovador.
Al presente, en la ciudad que tenemos, Mérida se convirtió en una
superposición de objetos arquitectónicos, en antagonismo con respecto a la ciudad
tradicional, la que la representaba hasta los primeros 30 años del siglo XX desde su
fundación. Sin embargo, ante la subsistencia de ambas formas urbanas, la
estrategia es de acomodación y coexistencia de ese collage, es aceptar en igualdad el
debate sostenido y asumir una posición inclusiva conjugada entre el orden y el
desorden, lo simple y lo complejo, lo permanente y lo espontáneo, lo tradicional y
lo innovador, lo retrospectivo y lo proyectivo; la ciudad de la memoria y del
futuro. Es la estrategia que el emeritense en su cotidianidad desarrolla, sin saberlo,
al convivir en un ambiente de colisión de formas y espacios de la organización
urbana, conciliando con su ciudad.
140
Mérida, como CIUDAD MUSEO, promueve una actitud pluralista a manera
de depósito de objetos arquitectónicos dispares y esparcidos en diversos sectores
urbanos y que a su vez, coexisten en un diálogo fundamentado en esa relación de
las personas con la ciudad, que sin preguntarse qué es antiguo y qué es de hoy, se
identifican con la compleja presencia del collage en la que habitan. Como lo señala
Marina Waisman (1992, p. 5) es la apreciación de la ciudad con un pasado observado antes
como el recuento de unos grandes momentos y que hoy se expande en los minuciosos
detalles del tejido de la vida común.
Sin embargo, en los cambios producidos en la trama urbana de la ciudad de
Mérida, se encuentra también el papel que desempeñan los monumentos de valor
histórico o social, la consistencia de los tejidos habitacionales, el papel que han
desempeñado las vías de comunicación, destruyendo o consolidando áreas
urbanas; en fin, todo el paisaje urbano que en una multiplicidad de formas y
momentos constituyen el patrimonio cultural y urbano y se corresponde, sin duda,
a la construcción de la ciudad y la imagen de Mérida en la contemporaneidad
como CIUDAD COLLAGE.
Dentro de tan compleja situación, tenemos que considerar que el valor
patrimonial no reside solo en el pasado, sino que estamos continuamente
construyendo el patrimonio del futuro; por tanto, no parece legítimo establecer
normas para el tratamiento del patrimonio a partir de la distinción o categorización
entre distintas épocas históricas en cuanto a su mayor o menor valorización. La
trama urbana de la ciudad de Mérida representa uno de los elementos básicos del
patrimonio, fundamental para la preservación de la identidad del merideño. Todo
lo transcurrido en la vida de un grupo humano – afirma Marina Waisman, (1990, p. 132)
- constituye por igual su historia; habrá momentos más felices y otros más difíciles u
oscuros, pero es el conjunto de las experiencias lo que forma un país, sin excluir ninguna.
Por tanto, la CIUDAD COLLAGE delineada en la arquitectura y el urbanismo de la
ciudad de Mérida representa pasajes de su propia historia; ese collage concentra en
sí mismo todas esas etapas de crecimiento y transformación de la ciudad, y como
141
tal, participa de la condición de una herencia histórica ineludible para los
merideños.
Conformemente, a partir de la historia de la ciudad, la observación del
trazado, los espacios públicos y las edificaciones, se puede definir el ámbito central
de Mérida como un conjunto urbano configurado por la coexistencia de tres
esquemas de ordenación (Miriam Salas, 1999, pp.108 - 110):
1. El trazado de damero de origen colonial que se extiende entre las calles 13
(Plaza de Milla) y 36 (Plaza Glorias Patrias) presenta una gran continuidad y
regularidad interrumpida por el ensanche de la calle 26; allí surgieron
históricamente las parroquias: El Sagrario, en un área comprendida entre la
calle 19 y la calle 26 entre los bordes de la meseta; El Llano, en un área
comprendida entre las calles 26 y 34 y entre las avenidas 2 y 4; Belén, en un
área comprendida entre la avenida 6 con calle 19 y el borde de la meseta; y
Milla, área que se extiende aproximadamente entre la Cruz Verde de Milla y
calle 19 entre las avenidas 1 y 5.
2. Un segundo esquema ordenador surge en las primeras décadas de nuestro
siglo y se observa a lo largo de la Avenida Urdaneta entre calle 36 y el
Viaducto Sucre (Pie del Llano), el cual constituye la primera expansión
moderna de la ciudad con un esquema de transición entre el trazado
compacto de origen colonial y el trazado disperso y abierto que a partir de
los años 60’ caracterizará el crecimiento de la ciudad y que, desde su inicial
configuración, ha sido asiento de un significativo uso residencial y de
equipamiento urbano.
3. El tercer esquema se observa a lo largo de la Avenida Tulio Febres Cordero;
inicialmente se formó como un conjunto de edificaciones modernas de tipo
educacional y deportivo ubicados en grandes parcelas y cierto uso
residencial, sin embargo en los últimos años ha presentado una fuerte
densificación y lotificación.
142
Estos esquemas de ordenación han sido estudiados en su dimensión física y
social en MÉRIDA CIUDAD MUSEO, observándose e interpretándose las
transformaciones de la ciudad en sus elementos físicos componentes: el Trazado o
Forma Urbana, en cuanto a su estructura y forma (Manzanas), los Espacios (calles,
plazas, parques) y los Volúmenes o Masas Urbanas (construcciones en general,
edificaciones tanto públicas como privadas); los cuales, caracterizan el tejido
urbano de la ciudad de Mérida.
MÉRIDA CIUDAD MUSEO, mediante una exposición habitable y continua a lo
largo del trazado de damero colonial que se extiende entre las calles 13 (Plaza de
Milla) y 36 (Plaza Glorias Patrias), según la apreciación de los flujos y movimientos
que genera la urbe y la importancia en la morfología de este primer esquema de
ordenación urbana, delimita los ámbitos de exhibición en base a las líneas (las
avenidas) que configuran y estructuran la ciudad que, como canales de dirección y
recorrido del transeúnte común, hacen gala y permiten la percepción en el interior
de las parroquias El Sagrario, El Llano, Belén, y Milla, la cohesión o autonomía
formal de la imagen urbana de la ciudad de Mérida, deteniéndonos en algunos
ejemplos sobre el COLLAGE que le conforma.
Esta CIUDAD COLLAGE se enseña en un recorrido histórico – patrimonial que
le permite al merideño relacionarse con la arquitectura, la política y la cultura de
su sociedad. Esta carga cultural urbana hace que la ciudad de Mérida tenga un
carácter polisémico que establece nexos entre los procesos del pasado y del
presente, potenciando la historia que se vivió y que se vive en un ambiente de
inclusión de diferentes respuestas, contrastantes en muchos casos con la
organización urbana.
El arquitecto Juan de Dios Salas en su trabajo titulado Arquitectura
contemporánea y ciudad (1996, p.163) expresó:
Una colcha de retazos de imágenes preceptuales es la metáfora que mejor
expresa la experiencia del observador en sus recorridos y permanencias por los
espacios de la ciudad de Mérida. Tal cual una pieza textil artesanal, en
permanente elaboración, la identidad y la estructura de la imagen del área
central de Mérida, sigue su proceso de cambio sin detenerse. Conformada por
143
retazos preceptuales de diferentes tamaños, calidades, colores y texturas, se le
percibe tosca y, a la vez, débilmente hilvanada. De este modo, ha transcurrido
su existencia contemporánea y parece también proyectarse su futuro
inmediato. Es la expresión más genuina de un COLLAGE de ideologías,
imágenes, deseos, y sobre todo, formas de objetos arquitectónicos, que dan fe de
la búsqueda incesante de la identidad de sus gentes. Los arquitectos de la
ciudad se encuentran ante el imperativo de seguir hilando la colcha,
consolidando su fibra, y por sobre todo sensibilizando a los ciudadanos, cada
vez más, sobre la trascendencia de que conserve su policromía de una sociedad
democrática.
Por tanto, MÉRIDA CIUDAD MUSEO, como un aporte a este llamado hecho
más que a los especialistas, al ciudadano, se proyecta como depósito de pluralidad,
que permite lo tradicional y lo contemporáneo, lo unitario y lo contrastante, el
collage de objetos dispares reunidos por diversos motivos físicos, ópticos, idealistas,
para hacer de la ciudad un lugar de diálogo fundamentado en la inclusividad, en
esa relación propia de cada ciudad con su contexto. Aun cuando parezca que la
percepción de las formas urbanas son imágenes accesibles solamente a
especialistas, hay que inducirnos como moradores de ciudad, a desarrollar nuestra
mirada arqueológica - en palabras de Christian Páez (1995, p. 52-53) - para observar lo
interesante de un trozo de plano o de fachada. Es común buscar trazas de la
arquitectura de la antigüedad colonial, lo que parece una novedad, es hacerlo con
la arquitectura más reciente. En este proceso se hace necesario conocer las
fotografías de la época y tratar de excavar lo original de entre los cuerpos
construidos y agregados sin consideración: kioscos, vallas, objetos de toda índole
que condicionan la urbe contemporánea.
Es evidente que la construcción del patrimonio del futuro no puede
entenderse como la provisión de obras de arte o monumentos a la ciudad. Si bien
es siempre posible y deseable dotar a la ciudad de obras arquitectónicas de valor
artístico destacado, las obras modestas seguirán produciéndose, si es que se
pretende mantener viva la ciudad. Por tanto, afirma M. Waisman, el acento no ha de
estar en la arquitectura individualmente considerada, sino en el paisaje urbano en su
144
conjunto, en el modelo urbano que quedará conformado por las formas de crecimiento que se
determinen. (p. 134).
Sin embargo, sin la participación protagónica de la comunidad en su
conjunto en los más diversos aspectos de lo que significa resolver sus carencias
apelando a este patrimonio construido, es imposible que en el plano inmediato
podamos contar en Mérida con una CIUDAD MUSEO como la que proyectamos, ni
con los recursos y medios operativos para un rescate más allá de los monumentos
puntuales destinados a usos culturales o turísticos.
Así entendemos que la primera red que se establece en la ciudad, es una red de
afectos; que la ciudad no tiene sentido si no está cruzada por todas las
transversalidades de la emoción. La ciudad que al perderse en un punto de fuga
aparece atravesada por el afecto. La ciudad que en cualquiera de sus nodos nos
dispara una línea transversal dentro de esa red de emociones, porque la ciudad
va a existir mientras haya emociones que la mantengan unida, en el diseño
continuo, en el diseño discontinuo, o en el diseño de los fragmentos
individuales. (Juan Carlos Pergolis, p. 19).
c. GUIÓN MUSEOGRÁFICO:
Así mismo, el guión museográfico es definido por la normativa técnica de la
Dirección General Sectorial de Museos de Venezuela (pp. 97 - 99), como el instrumento
que permite organizar, de una forma sencilla, ordenada, precisa y directa, las obras
a exponer, especificando el recorrido que se propone realizar el público así como
los aspectos técnicos. Para la exposición MÉRIDA CIUDAD COLLAGE (Véase Tabla 2 y
Fig. 21), algunos ejemplos de los recorridos secuénciales a realizar por el visitante,
podrían ser:
Línea Avenida 2.
Este recorrido por la Avenida 2 (Lora), (Fig. 22), lo iniciamos a la altura de la
calle 13 donde se encuentra implantada en las postrimerías de la colonia la
parroquia de Milla, junto a su Iglesia y Plaza. Un lugar de tradición, aunque la
portada de la Iglesia San Juan Bautista de Milla pertenezca tras varias
remodelaciones al inicio del siglo XX, constituye el punto de partida de esta línea
145
en contradicción o concordancia arquitectónica con otras edificaciones que se
encuentran a lo largo de su dimensión y que incluye las demás parroquias.
146
Línea Avenida 3.
147
En este punto del recorrido por el casco central de Mérida, hallamos ese
deseo casi instintivo de conservar un vínculo con el pasado en el mismo corazón de
la ciudad, mantener una porción de la plaza original, incluso cuando todos los
edificios circundantes se han construido completamente nuevos y forman parte de
un plan global del referido lugar pero con su propia singularidad mediante el
estilo particular que concibió el autor correspondiente;
además, como parte de un objetivo común de
rehabilitación del lugar y de la edificación, mientras que
la plaza - nuestra Plaza Bolívar - proporciona tanto el
escenario de la historia pasada como el de la vida
presente. Como lo señala Wolfang Lotz (citado con
Christian Páez Rivadeneira, 1992, p. 13), si el sentido de la
historia es uno de los atributos del hombre es aquí, en estas
plazas, más que en ningún otro lugar, donde se le concede la
posibilidad de ser consciente de la medida en que el pasado Fig. 23. Plaza Bolívar de Mérida.
(2004). (Fuente: Archivo Personal).
condiciona su existencia presente y futura.
148
Ascendiendo en nuestra ruta, encontramos ejemplos certeros de cómo a
través del tiempo, permanecen formas arquitectónicas propias de una época
anterior, vivas aún por el cambio de uso de sus espacios (de residencial a
comercial) como son, entre Calles 21 y 22, C.C. Galerías de Antaño, reconocida
como la casona contigua al antiguo Convento de las Clarisas, así como también la
llamada Casa Blanca (Nº 20 – 72), esquina calle 21; ambas estancias de significativo
valor arquitectónico y urbanístico que contribuyen a fortalecer formalmente esta
parte de la ciudad. En su recorrido, la simplicidad volumétrica, el horizontalismo y
el ritmo formal de dichas casonas apresan extensamente el campo visual del
observador estableciendo cierta relación entre ellas, hasta advertir la presencia de
otras edificaciones de la contemporaneidad arquitectónica de la ciudad, ejemplos
de la tipología comercial, menos antiguos pero no de menor valor, como el Edificio
Abr y Elo (Hotel Tinjacá), de larga y tradicional trayectoria al servicio de los
merideños (reconocido de forma oficial a través de Gaceta Municipal del año 2004),
o la extensa fachada del Edificio El Gran Mundo que de forma inmediata se
contradice con la sosegada visión de la tradición colonial detenida en la portada de
la Antigua Casa de los Gobernadores que data al año de 1873, en la esquina de la
calle 20 (cien años de diferencia con respecto al edificio de El Gran Mundo).
Al interior de la parroquia de Milla, recorrida por la avenida 3, hallamos un
ejemplo prototipo de la concepción de vivienda familiar de la modernidad según la
concepción de Mujica Millán en la casa del Dr. Fernando Gabaldón (Nº 18 - 49)
construida en 1952 entre calles 18 y 19, mientras que la Iglesia del Perpetuo Socorro
(La Tercera) ubicada en la esquina de la calle 18 nos remite al lugar de llegada de la
Orden de los Agustinos durante la colonia. De hecho, ese parece ser el origen de la
Plaza Miranda, ubicada al frente, como plazoleta del antiguo convento y decretada
como lugar de culto cívico en la última década del siglo XIX, como muchas otras
plazas, incluyendo la Plaza Sucre en Milla a la que llegamos por esta misma línea.
149
Línea Avenida 4.
150
A la altura de la calle 19, al borde de la parroquia El Sagrario, podemos
obtener diferentes visuales a favor de nuestro recorrido. En sentido contra la
pendiente, el ámbito es percibido en una atmósfera de desconcierto formal,
resaltando el collage arquitectónico presente en la avenida. Las esquinas son
dominadas en un primer plano por los volúmenes de las casas históricas de la Flia.
Parra y la Casa del Dr. Eloy Paredes, cuyas características formales y
arquitectónicas contrastan con el desarrollo espacial posterior del edificio Masini,
signado por la variedad de sus componentes, ajeno formalmente a sus contextos
inmediatos, acentuado aún más por su giro respecto a la trama urbana, imposibles
de relacionar entre sí.
Desde la esquina de la calle 20, el edificio de la sede de la Biblioteca
Bolivariana, aun cuando la aparición de éste, en un principio significó el claro
rompimiento del tejido urbano tradicional, por la no correspondencia tipológica de
la edificación; su escasez de similitud y la ausencia de referencias formales con
respecto al resto, proporciona visuales ricas en cohesión y homogeneidad y
devuelve valor a dos edificaciones coloniales presentes en la memoria del
merideño: la Casa Paredes y la Capilla El Carmen, construcciones consideradas
dentro del inventario del patrimonio arquitectónico de la ciudad; desde la plaza
cubierta de la biblioteca, se obtiene una imagen privilegiada destacando los techos
de teja criolla y el predominio de los volúmenes de dichas casas.
A un lado de la capilla, la Plaza Colón, lugar del único monumento
escultórico existente en el ámbito urbano de la ciudad, erigido hacia 1895 (después
del busto bolivariano de la Columna de 1842); coincide con el espacio de otras
edificaciones contemporáneas a la altura de la calle 21, como los edificios Valero y
Dorsay, Don Atilio, y frente a ellos, el Edificio de Telecomunicaciones, símbolo de
la inserción de las nuevas posibilidades tecnológicas para la comunicación de los
merideños.
Al seguir el recorrido, desde la intersección de la calle 22, enmarcado por la
Casa de la Flia. Picón de finales del siglo XIX (que a pesar de su deterioro
151
permanece en las imágenes y la memoria del observador) y el edificio sede del
Consejo Legislativo del Estado Mérida, que para el momento de su construcción en
1960 fue sede de uno de los Bancos más importantes de la época; bajamos hacia el
corazón de la ciudad, donde la presencia de la Catedral, el Palacio Arzobispal, la
misma Plaza Bolívar, la Gobernación y el Palacio de Justicia, más allá de su
condición arquitectónica, son contenedores de la vida y la historia de la ciudad.
En la esquina de la calle 24 está ubicado otro ejemplo de la tipología de
vivienda multifamiliar insertado en la ciudad dentro del damero durante la década
del 50’: el reconocido Edif. Monzón (declarado Patrimonio Histórico Cultural por
Gaceta Municipal en el año 2004) que rompió con la escala tradicional para el
momento de su construcción y su ejemplo fue seguido por otras formas edilicias
contemporáneas como los edificios Oficentro y Merenap. Ambas estructuras
destacan por su verticalidad con un cierto grado de similitud en sus elementos
arquitectónicos y materiales de construcción, produciendo una percepción de
simetría en un corto segmento de la avenida e insinuando cierta cohesión formal,
suficiente como para convertir a estas edificaciones contemporáneas segregadas,
elementos de referencia del paisaje urbano general de la ciudad.
Al llegar a la parroquia El Llano por esta avenida, pasando el Viaducto
Campo Elías, la esquina de la calle 27 es lugar de la residencia familiar Casa Nº 26 -
76, construida en 1951 con características propias de la Modernidad en Mérida, en
relación con otras edificaciones de la época, iconos en el desarrollo de la ciudad
como lo son la presencia del edificio sede del Liceo Libertador y el Hotel Chama .
Línea Avenida 5.
152
esta línea representa la vía de acceso a formas
edificatorias que abarcan manzanas enteras,
sugiriendo la importancia del ente del que
fue o es sede, a diferencia del patrón
edificatorio comercial que protagonizan las
demás avenidas.
En la referida esquina de la calle 24, por Fig. 25. Antiguo Colegio San José. (2004).
(Fuente: Archivo Personal).
un lado se encuentra el Edif. Inca construido
en la década del 70’ cuya construcción se
enfrenta con el perfil del edificio del Antiguo Colegio San José, inaugurado en
1944, que abarca toda la manzana (Fig. 25). Sin embargo, desde el largo plano de la
fachada posterior (NO) del edificio Inca, hay un ángulo de visuales de mejores
perspectivas para los detalles arquitectónicos del edificio con declaratoria
patrimonial. Un volumen similar lo encontramos con la presencia del Colegio La
Inmaculada entre calles 20 y 21, marcado por una horizontalidad cuya escala fue
infringida por edificios contemporáneos como la Torre de Los Andes a la altura de
la calle 18 al inicio de la parroquia de Milla. La línea en su recorrido finaliza con la
presencia del Cuartel Rivas Dávila entre Calles 14 y 13, declarado Monumento
protegido por declaratoria nacional desde 1994, simbolo de nuestra arquitectura
militar, frente al Parque Cinco Repúblicas (Columna de Bolívar).
Esta colección de edificaciones, que se erigieron en momentos de la historia
de la ciudad diferente, pertenece a la cultura urbana local y al patrimonio de los
merideños y nos proporcionan una estampa de la CIUDAD COLLAGE en la que
habitamos.
153
Lateral Iglesia de los Redentoristas.
Plaza Miranda.
Casa con valor histórico, Sede Procuraduría del Estado.
Antigua Casa del Teatro Nº 17 – 79, Av. 4.
Torre Los Andes.
154
A lo largo de esta calle, observamos contrastes evidentes en un mismo
ámbito. Un punto especial es el volumen que representa y se distingue sobre el
resto de las edificaciones y del área en general el edificio del Centro Cultural Tulio
Febres Cordero (Fig. 27), donde la visual predominante para el observador es de
una gran masa de concreto ajena totalmente en cuanto a tipología, forma,
proporción y materiales con respecto a las construcciones vecinas, actuando
agresivamente a pesar de su aparente simplicidad formal (con mayor intensidad en
su recorrido por la calle 21 entre las Casas
patrimoniales del C. C. Galerías de Antaño y C.
C. Oxígeno); desde donde, contradictoriamente,
se puede contemplar por el este, la hermosa
Sierra Nevada y por el oeste, el río Albarregas
y el Barrio Pueblo Nuevo. Así mismo, la calle
nos lleva hasta el lugar designado como Calle
Fig. 27. Centro Cultural
de la Igualdad desde la colonia al Cementerio Tulio Febres Cordero. (2004).
(Fuente: Archivo Personal).
así como su Iglesia en el sector de El Espejo,
lugares de interés patrimonial de la ciudad.
155
construcciones de valor arquitectónico y patrimonial que le acompañan como la
Casa Dávila de la esquina, el Teatro Cesar Rengifo, el antiguo Hotel La Sierra, y la
vista frontal del Monumento a Bolívar y Humboldt sobre la Av. 2.
156
3.2 EXHIBICIÓN DIDÁCTICA DE LA CIUDAD. FINALIDAD PATRIMONIAL Y DE
CONSERVACIÓN.
157
MUSEO, pone en contacto al usuario con objetos que reflejan su historia, con
producciones arquitectónicas, con elementos del medio urbano que forman parte
de su cotidianidad y que a pesar de su alcance inmediato, desconocen su valor.
MÉRIDA CIUDAD MUSEO, independientemente de la obra o espacio seleccionado,
incide en la formación de los ciudadanos creando actitudes de respecto y
valoración.
Así mismo, la ciudad en sí, se convierte también en un medio de educación.
Toda ciudad, en cuanto tal, es siempre ciudad educadora, afirma Carmen Aranguren
(2001, pp. 127 - 128). La urbe constantemente está creando imaginarios y
legitimando comportamientos sociales para que sus habitantes la recreen; esto
lleva a aceptar la existencia urbana como entidad política-cultural, como una escuela
de vida difícil que amerita asumir la complejidad, la diversidad y la inevitable conflictividad
de la ciudad contemporánea. Una pedagogía de ciudad - podríamos añadir -
mostrada en MÉRIDA CIUDAD MUSEO y legitimada didácticamente en su condición
de conocimiento, enseñado y aprendido en y desde el contexto histórico – social de
la ciudad de Mérida.
En cuanto a ese conjunto de medios de aprendizaje formal e informal, que
enunciábamos anteriormente, la ciudad es un agente educador que lo representa
como contexto, como territorio urbano que influye sobre el pensamiento, la
conciencia, los valores y los sentimientos de sus pobladores. Este concepto de
ciudad educativa fue tema de debate en noviembre de 1990 cuando se realizó en
Barcelona (España) el Primer Congreso de Ciudades Educadoras, produciéndose el
documento titulado “Carta de las Ciudades Educadoras”, declaración a la que hace
referencia Luis Jugo (2004, p. 251) que tiene entre otros, los siguientes postulados:
La ciudad será educadora cuando reconozca, ejercite y desarrolle, además
de sus funciones tradicionales (económica, social, política, y de prestación de
servicios) una función educadora: cuando asuma la intencionalidad y
responsabilidad cuyo objetivo sea la formación, promoción y desarrollo de todos
sus ciudadanos; justificando su nueva función con motivaciones de orden
social, económico y político… y sobre todo, con motivaciones de orden cultural
y formativo, es el gran reto del año 2000.
Las ciudades educadoras colaborarán, bilateral y multilateralmente para
hacer realidad el intercambio de experiencias.
158
Las municipalidades deberán plantear una política educativa amplia y de
alcance global con el fin de incluir en ella todas las modalidades de educación
formal y no formal y las diversas manifestaciones culturales, fuentes de
información y vías de descubrimiento de la realidad que se produzcan en la
ciudad.
La ciudad entendida así es, por tanto, como lo señala Maritza Rangel Mora
(2002, p. 33), soporte de la producción cultural… entendiendo cultura como el grado de
formación del individuo, en cuanto al saber, a sus facultades sobre los modos de vida que le
permiten generar identidad y proyecto de vida. El espacio urbano es por excelencia, a
criterio de la autora, el asiento de una dinámica social que existe donde haya sensación de
territorialidad, de hábitat de una comunidad, donde se comparte, se crea, se genera
competencia, dinamismo, discusión, donde tienen lugar los éxitos y fracasos. En el caso de
MÉRIDA CIUDAD MUSEO, responde a la exigencia actual de renovar los hábitos y
costumbres de los merideños en su recorrido habitual por la ciudad, cumple con
su misión como ciudad educativa, a través de su exposición didáctica donde se
develan niveles de relaciones entre ellos (morador y ciudad) que reproducen, a
escala más estrecha, experiencias socio-culturales complejas.
A través de la exposición MÉRIDA CIUDAD COLLAGE, estudiamos la
arquitectura de la ciudad como fenómeno urbano, descubriendo las características
de la ciudad actual que, como producto de las relaciones sociales, contiene
abundantes enseñanzas sobre el pasado y el presente de Mérida. De esta manera
MÉRIDA CIUDAD MUSEO aborda el estudio de la ciudad en cuanto a su aspecto
formal de ciudad, su plano, su morfología; con ello, el merideño entra en contacto
directo y global con lo que constituye la forma material – física – de la ciudad,
fomentando y agudizando su percepción. Es, como lo sugiere Carles Carreras i
Verdaguer (1983, p. 79), enseñar al ciudadano a ver la ciudad, a volver a ver su ciudad,
su escenario cotidiano, desarrollando con ello también el sentido de orientación, ya
que se obliga a fijar unas referencias espaciales y a relacionarlas entre sí.
Carles Carreras i Verdaguer insiste en que, la enseñanza del fenómeno urbano
se basa en el análisis de una realidad presente, dinámica y cambiante, de rasgos a
159
menudo contradictorios, acerca de lo que constituye hoy el marco de la vida
cotidiana de la mayoría de la población:
Se trata, pues, de saber analizar el entorno cultural del hombre actual, saber
leer sus significados y aprender de sus enseñanzas, de aprender una lección que
no es erudición, sino que está plena de consecuencias sobre la vida práctica del
estudiante y de su entorno social, con todas las dificultades de todo tipo que ello
pueda conllevar, para el fortalecimiento de la identidad cultural a través del
patrimonio arquitectónico y urbano… Carles Carreras i Verdaguer (p. 13).
Esta tarea ineludible del ciudadano común lo encamina hacia una toma de
conciencia de la problemática local, a partir de la cual podrá formularse un
adecuado proyecto cultural. De allí que la participación protagónica de la
comunidad en su conjunto en los más diversos aspectos de la ciudad es esencial
para lograr a cabalidad el objetivo propuesto por MÉRIDA CIUDAD MUSEO que a su
vez, apenas representa una opción, una vía, un proyecto que alienta determinadas
actitudes y estimula el reconocimiento y la conservación del patrimonio construido
y cultural.
La aplicación de proyectos como MÉRIDA CIUDAD MUSEO, el decreto de
ordenanzas adecuadas, unidas a políticas de construcción de la ciudad desde el
Municipio permitirán una preservación y refuncionalización del conjunto urbano;
sin embargo, al pensar en nuestra ciudad de Mérida como ciudad educativa,
consideremos las palabras de Federico Mayor director de la UNESCO en 1993,
citado también por Luis Jugo (p. 250):
160
GUION MUSEOLÓGICO
TEMA CONTENIDO TEMÁTICO MATERIAL EXPOSITIVO APOYOS
161
GUION MUSEOGRÁFICO
CONTENIDO MATERIAL DE MATERIAL DE APOYO OTROS MONTAJE DESCRIPCIÓN
DE ESPACIOS
EXHIBICIÓN MUSEOGRÁFICO
TEMA CONTENIDO OBJETOS DOCUMENTOS TEXTOS GRAFICOS
TEMATICO
Los recorridos Línea Av. 2
Mérida, del merideño
común en el
Colección Línea Av. 3
Ciudad seleccionada Paneles Transporte Paneles
interior del Línea Av. 4
Collage. de los Placa informativos seleccionado modula-
casco central de Línea Av. 5
la ciudad, y la Edificios y Descriptiva señalización (bus, res para
cohesión o espacios textos
autonomía
por cada una y carro) Recorrido
públicos de las obras planos. siguiendo la
formal de la
imagen urbana más arquitectónicas dirección de la
de Mérida importantes o espacios pendiente por
como parte de del casco urbanos. las Avenidas
nuestro central de principales
patrimonio la ciudad del casco
cultural y
de Mérida. central de la
urbano.
ciudad y
algunas de sus
calles
transversales
(ver los planos
de la
exposición).
162
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ENCICLOPEDIA
Enciclopedia Microsoft® Encarta® 99. ©).
PONENCIAS Y MEMORIAS DE
SIMPOSIOS Y CONGRESOS
174
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES Y TABLAS
ILUSTRACIONES
Fig. 1. Çatal Höyük. (FUENTE: ROAF, Michael. (s.f.). Mesopotamia y el antiguo Oriente
Medio; p. 42)…………………………………………………………...……………….. p. 25
Fig. 3. Plano de Nippur dibujado sobre una tablilla de arcilla. (FUENTE: MINISTERIO
DE RELACIONES EXTERIORES DE IRAK. (1977). Mesopotamia de Ayer, Irak de hoy, pp. 20 -
21). ….……………………………………………………………………...…………….... 31
Fig. 6. Desarrollo de la ciudad, 400 - 1200. (FUENTE: RISEBERO, Bill. (1991). Historia
Dibujada de la Arquitectura. p. 33). ……………………………...……………...…………...... 45
Fig. 7. Londres antes del incendio con sus calles medievales y el Plan de Wren de
1666. (FUENTE: RISEBERO, Bill. (1991). Historia Dibujada de la Arquitectura. p. 140). …….......... 47
Fig. 8. Plan de Haussmann para París. (FUENTE: RISEBERO, Bill. (1991). Historia Dibujada
de la Arquitectura. p. 188). ……………………………...……………...…………………...... 50
Fig. 10. Vista panorámica del damero de la ciudad de Mérida. (FUENTE: GASPARINI,
Graciano. (1991).Formación Urbana de Venezuela S. XVI, p. 239). ...……………...……………... 66
Fig. 11. Plano de la ciudad hacia 1859. (Fuente: FEBRES CORDERO, Beatriz. (1991). Imagen
de la Av. 3 de Mérida, p.63). ..……………..............................................…………………...... 73
175
Fig. 12. Vista Av. 3, Mérida 1920. (FUENTE: PILONIETA, Gabriel. (1997): Revelaciones de la Luz
Andina sobre Papel. Revista Bigott, 42, p. 36). ..……………........................ ………………...... 87
Fig. 13. Antiguo Hospital Los Andes, Av. 3 entre calles 32 y 33, Mérida. (2004).
(FUENTE: ARCHIVO PERSONAL). ..……………........................ …………………...………...... 88
Fig. 14. Proyecto del edificio del Rectorado de Mujica Millán 1955 - 1956. (FUENTE:
RONDÓN NUCETE, Jesús. (1977). Acontecer de Mérida, p. 120)................... …………….…...... 92
Fig. 16. Urb. Humboldt, Av. Las Américas. (2004). (FUENTE: Archivo Personal). .…...... 95
Fig. 17. Vista del Casco Histórico de la Ciudad hacia la Plaza Bolívar. (FUENTE:
GAZPARINI, Graciano. (1991). Formación Urbana de Venezuela S. XVI, p. 238. ). ………….…...... 98
Fig. 23. Plaza Bolívar de Mérida. (2004). (Fuente: Archivo Personal). ……………….…161
Fig. 25. Antiguo Colegio San José. (2004). (Fuente: Archivo Personal)………….…..….166
Fig. 27. Centro Cultural Tulio Febres Cordero. (2004). (Fuente: Archivo Personal)…..168
176
Fig. 28. Juego de Dactilia, la belleza divina que ilumina el museo virtual. (FUENTE:
http://www.byd.com.ar/mv99sep.htm). …………………………………………....…..….167
TABLAS
177
A P É N D I C E S
178
Juan Carlos Rico (2001, p. 102), por su parte afirma como actualmente se están
gestando nuevas posibilidades técnicas mediante la informática y los medios
visuales que transforman radicalmente el trabajo expositivo, donde las aplicaciones
informáticas y la imagen virtual tienen la capacidad de crear vistas y movimiento en un
espacio no ejecutado o en una obra estática y presentar los diversos proyectos expositivos,
de forma ficticia, sin depender de su construcción real. En este sentido por tanto, aun
cuando se llegase a constituir e institucionalizar MÉRIDA CIUDAD MUSEO bajo la
figura jurídica de Fundación con una colección tangible que debe ser atendida en físico,
como lo hemos propuesto, hacemos museable la actual ciudad de Mérida,
proyectándola como una exposición virtual donde su naturaleza de CIUDAD
COLLAGE vista a través de la heterogeneidad de sus obras arquitectónicas y
espacios urbanos, se reafirma, y donde el transeúnte es invitado a participar en la
dialéctica establecida con su patrimonio cultural cada vez que realice un nuevo
recorrido por la ciudad y llegando a ese público a través de la comercialización de
dicho mensaje (CD-ROM).
A partir de las pautas del proceso museográfico propuesto por la Normativa
Técnica de la Dirección General Sectorial de Museos de Venezuela, organizamos y
diseñamos la exposición virtual MÉRIDA CIUDAD COLLAGE en el CD-ROM anexo,
diseñado exclusivamente para MÉRIDA CIUDAD MUSEO, con el objetivo de ofrecer
a través de los recursos informáticos y multimedia válidos en nuestro tiempo, una
visita diferente a Mérida, una exposición didáctica de la ciudad, en cuyo recorrido,
puede llegar a reforzar su concepción sobre la vida en ciudad, sobre nuestro
patrimonio cultural y urbano.
Antonio Battro, en su interés por el Museo imaginario de André Malraux -
citado en el segundo capítulo - , considera también la importancia del valor
educativo que los museos virtuales contienen al concentrar infinidad de obras según
nuestro interés, en el cual, de la misma manera que un visitante del Museo Imaginario
puede reconstruir la obra a partir de la reproducción sin contemplar el original, actuando
incluso como Museos Portátiles en el que se pueden apreciar los estilos de un gran
179
conjunto de obras originales, habitualmente dispersas o inaccesibles. Otros museos
virtuales son aquellos que en el mundo digital se les denomina web only museums,
museos que no tiene una contraparte real y tienen la peculiaridad de invitar al
visitante a un lugar que existe sólo en la red. En estos museos solo virtuales, el
visitante ingresa al lugar simulado, ve las carteleras, decide a qué exhibición concurrir,
sube escaleras y contempla las obras colgadas en las paredes virtuales.
Así como André Malraux no pensó jamás en su Museo Imaginario como un
sustituto del real, sino como una expansión particular de este último, con funciones
específicas para la apreciación artística y la investigación histórica, los Museos
virtuales han abierto una nueva puerta, que no existía antes, para entrar al museo
real pero en una visita diferente, virtual. Esta dimensión propiamente virtual es
absolutamente novedosa. Según Antonio Battro, André Malraux la profetizó con una
visión increíble, propia del genio: Como la lectura de una obra dramática al margen de
su representación, como la audición de un disco al margen del concierto, al margen del
museo se ofrece el más vasto dominio de conocimientos artísticos que el hombre haya
conocido (p. 44).
Podemos afirmar que los museos, así como la ciudad del futuro, serán como
hoy los concibamos. No debemos olvidar, por tanto, que el museo ha de estar en
función del público, para educar y comunicar, sin relegar la misión de conservar
los testimonios culturales que ha de transmitir a las generaciones futuras. De aquí
las posibilidades educativas que se hallarían en MÉRIDA: CIUDAD MUSEO, CIUDAD
COLLAGE (CD-ROM), para la construcción de una visión sobre la ciudad mediante
una visita por el museo virtual. En la pantalla del monitor de la computadora se
puede avanzar por un mirador de Mérida como CIUDAD MUSEO, donde se
despliegan las obras expuestas y, como en la visita virtual descrita por Antonio
Battro, acercarnos a una en particular, ampliar un detalle, y si fuera preciso guardar esa
imagen y hacer una copia para nuestro uso personal, además de obtener información sobre
la obra y el autor.
180
Como ya lo hemos afirmado, es indiscutible la significación cultural
arquitectónica del centro de la ciudad de Mérida que trasciende por su interés al
ámbito regional, nacional e internacional. Así mismo, varias de las obras que
fueron protagonistas urbanas en un momento dado en la historia de la ciudad, ya
no existen o han sido remodeladas o sencillamente en la cotidianeidad del
transeúnte, son ignoradas. Al proyectar la CIUDAD MUSEO que proponemos, el
museo virtual nos ofrece las ventajas descritas por Antonio Battro sobre la
reproducción digital cuando el original es inaccesible al público, mediante el cual ayuda
al visitante como simples usuarios del museo o como moradores de la ciudad, a
apropiarse de la historia de la ciudad, que en sí misma es historia y desde esta
historia proyectarse al futuro.
Los museos, reales, imaginarios y virtuales, nos ayudan a establecer una
nueva relación con el pasado. En cumplimiento de esa función, una CIUDAD
MUSEO es un campo para reflexionar sobre la conservación de un patrimonio
vuelto a ser vivo y no enfermo en mausoleos inaccesibles para la mayoría, es una
ciudad llamada a ser centro de la vida cultural del mañana. En palabras de André
Malraux (p. 44), este dominio, que se intelectualiza mientras progresa el inventario y su
difusión, mientras los procedimientos de reproducción se aproximan a la fidelidad, es, por
primera vez, la herencia de toda la historia.
Fig. 27. La mitología llamó Museo al hogar sagrado de las musas de las artes y de las ciencias, de Erato, Euterpe, Calíope,
Clío, Talía, Melpómene, Terpsícore, Polimnia y Urania, hijas de Zeus y de Mnemosina. El Museo virtual tiene también su
propia musa. La recién nacida se llama Dactilia, es una "musa digital", tiene infinitos dedos... Los mortales no podemos
contar sus dígitos y las artes de todas las épocas la celebran incesantemente en cuadros, esculturas, joyas e iconos. Todos esos
dedos, oran, acarician, abrazan y juegan un juego sin fin. Es el juego de Dactilia, la belleza divina que ilumina el Museo
virtual. (FUENTE: http://www.byd.com.ar/mv99sep.htm)
181
VER MULTIMEDIA
182
APÉNDICE II. CATÁLOGO DE OBRAS
*
Fecha aproximada de construcción del edificio sede.
** Fecha de creación.
*
Fecha aproximada de construcción del edificio sede.
183
IGLESIA SAN MIGUEL DEL LLANO (1933*). ………………………………..……..…...... 239
PALACIO ARZOBISPAL DE MÉRIDA (1951*). ………………….…………………..…...... 240
CATEDRAL DE MÉRIDA (1958*). ………………………………………...………..…...... 240
** Fecha de creación.
184
EDIF. OFICENTRO (1980 *).……………………….………...…………………………......
259
EDIF. MERENAP (1980*).……………………….………...………………………..…...... 260
MERCADO PRINCIPAL. (1987*).……………………….………...…………………......... 260
EDIF. DORSAY (1991*).……………………….………...……………………..………..... 261
PARQUES..………………………………………………...……………..…..................... 273
PARQUE CINCO REPÚBLICAS (COLUMNA DE BOLÍVAR) (1842**).……..…..................... 273
PARQUE GLORIAS PATRIAS (1890**).…………………………………...…..................... 274
TELEFÉRICO DE MÉRIDA (1950**).……..…....................................................................... 274
PARQUE ZOOLÓGICO LOS CHORROS DE MILLA (1953**)................................................. 275
PARQUE EL MIRADOR DE LAS ÁGUILAS (1972**). ………............................................... 275
PARQUE ALBARREGAS (1982**).………............................................................................ 276
PARQUE BEETHOVEN………............................................................................................. 276
PARQUE LA ISLA. ……….................................................................................................. 277
PARQUE HUMBERTO RUIZ FONSECA. ………................................................................... 277
PARQUE DE LA GUARDIA NACIONAL. ……….................................................................. 277
PARQUE NACIONAL SIERRA NEVADA. ………................................................................. 278
PARQUE NACIONAL SIERRA DE LA CULATA. ………....................................................... 278
*
Fecha aproximada de construcción del edificio sede.
** Fecha de creación.
185
PLAZAS Y MONUMENTOS. ………................................................................................... 278
PLAZA RANGEL (DEL LLANO). (1888**)............................................................................ 278
PLAZA BOLÍVAR (1895* *)................................................................................................... 279
PLAZA ANTONIO JOSÉ DE SUCRE (MILLA). (1895**)........................................................ 280
PLAZOLETA COLÓN. (1895**)............................................................................................ 281
PLAZOLETA FRANCISCO DE MIRANDA (1896**)............................................................... 282
MONUMENTO “BOLÍVAR Y HUMBOLDT” (1930**)........................................................... 282
PLAZA EL SOLDADO DESCONOCIDO (OBELISCO EL ESPEJO). (1930**)............................ 282
PLAZA JOSÉ FÉLIX RIVAS (BELÉN). ................................................................................... 283
PLAZA DE LAS HEROÍNAS. ............................................................................................... 283
*
Fecha aproximada de construcción del edificio sede.
** Fecha de creación.
186
EDIFICACIONES E INSTITUCIONES ASISTENCIALES.
Data de los tiempos de la colonia, hacia 1630 cuya ubicación, cuatro cuadras más
arriba de la Plaza, dio nombre a la calle. (Luis Jugo, 1993, p. 4). De su presencia dan
testimonio numerosas descripciones sobre la ciudad hechas durante los siglos
XVIII y XIX, entre las que podemos reseñar el corto relato dejado por Francisco
Depons, autor de Viaje a la Parte Oriental de la Tierra Firme en la América Meridional
(1960, pp. 302 - 303) quien visitó la ciudad entre los años 1801 y 1804. Durante la
guerra de la Independencia, señala don Tulio Febres Cordero (1960, p. 53), sirvió de
Hospital Militar. A lo largo de su existencia ha sufrido varias remodelaciones, siendo de
significativo valor la de 1925. De este diseño hoy sólo se conserva la portada, acota
Chistian Páez, (1993, p. 106); y de ésta sólo el primer registro.
Fue declarado Edificación de Interés Patrimonial de la ciudad (Decreto 5S5).
Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito Libertador, Nº 110, Julio,
2004.
_______________________
FUENTES:
DEPONS, Francisco. (1960). Viaje a la Parte Oriental de la Tierra Firme en la América Continental.
Caracas: Banco Central de Venezuela.
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
JUGO, Luis. (1993). Inicios y Evolución de Mérida como Ciudad. Trabajo de ascenso no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1993). Arte y Arquitectura en Mérida entre los siglo XIX y XX.
Actual, 27, pp. 95 - 118.
Obra sanitaria construida y ejecutada entre 1930 y 1935 (Luis Jugo, 1993, pp. 43, 53).
Fue diseñado por el Ing. Luis Bosetti en un estilo neoclásico (Beatriz Febres Cordero,
2003, p. 89), junto a la intervención Marcos León Mariño (Christian Páez, 1993, p.
111); propio del ambiente arquitectónico de la época. Ocupa toda la manzana
comprendida entre las avenidas 2 (Obispo Lora) y 3 (Independencia), entre calles
32 y 33.
Fue declarado Edificación de Interés Patrimonial de la ciudad (Decreto 5S5).
Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito Libertador, Nº 110, Julio,
2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2003). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Mérida,
Venezuela: Universidad de Los Andes, Consejo de Estudios de Postgrado.
187
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda; p.53.
JUGO, Luis. (1993). Inicios y Evolución de Mérida como Ciudad. Trabajo de ascenso no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1993). Arte y Arquitectura en Mérida entre los siglo XIX y XX.
Actual, 27, pp. 95 - 118.
188
EDIFICACIONES E INSTITUCIONES GUBERNAMENTALES.
189
Aunque no hay coincidencia entre los historiadores, una tradición de fuentes orales
señala que en tal lugar estuvo alguna vez la Casa de los Gobernadores de la Provincia de
Mérida. Y ello en base a que nuestra ciudad fue cabecera de Gobernación desde el año
1625 hasta el año 1682. Antes, en 1607, luego de haber sido fundada en 1558, Mérida fue
sede de un corregimiento y pasó a ser sede de la Gobernación en 1625 autonomía que
conservó hasta 1682, cuando, por Real Orden, la sede de los gobernadores fue pasada a
Maracaibo.
Se estima que muchas edificaciones fueron levantadas en ese solar. Pero cobra vigencia la
tesis de que alguna vez allí hubo una casona por donde pasaron los Gobernadores de la
Provincia de Mérida.
La edificación actualmente restaurada, data del año 1873. La misma fue construida por
Lisímaco Gabaldón Uzcátegui en un área solariega heredada de su padre, don Mariano
Gabaldón Llavaneras. El betijoqueño Gabaldón Llavaneras compró los solares contiguos a
la casona, que pertenecían, por el fondo, a don Caracciolo Parra y Olmedo y por el costado
de arriba, a don Juan Antonio Rodríguez. Tales solares conforman actualmente la
superficie total de la casa. La historia de esta casona reseña entre sus dueños la sucesión
Gabaldón Paredes (1873 – 1813), y luego, Paoli Valeri (1913 – 1990). En octubre de
1990 la casona fue adquirida por el Gobierno de Mérida para su remodelación con fines
históricos y culturales. El proyecto de restauración fue confiado a un grupo de profesores
de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Los Andes, que aceptó la solicitud
hecha por el Gobierno de Mérida. Este financió en su totalidad los trabajos.
Construida a finales del siglo XIX, como una muestra de la arquitectura de la
época, a consideración de Christian Páez (1993, p. 108), inserta en su superficie
elementos arquitectónicos y decorativos propios del estilo neoclásico: ventanas
balcones en su planta alta y una contenida y elegante decoración en su acceso
principal, organizan rítmicamente la superficie de la casa. Patios con columnas,
paredes de tapia y techos de teja. Inmensos portales y ventanales, que aún
permiten el encuentro fresco y cotidiano, quedaron intactos en nombre de una
historia que se mantiene viva.
Convertida, en la actualidad, en un excelente espacio arquitectónico, la Casa de los
Gobernadores de la Provincia de Mérida se muestra al visitante como una
alternativa cultural y turística donde el pasado y el presente se conjugan para
ofrecer: Patios de conciertos, Salas de exposiciones, Zaguanes, Balcones y Museo.
Es ahora, también, asiento del Patronato Cultural y de la Academia de Mérida.
Declarada edificación de valor arquitectónico y urbanístico (Resolución 1º).Gaceta
Municipal del Consejo Municipal del Distrito Libertador, Nº 5, Junio, 1980.
_______________________
FUENTES:
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1993). Arte y Arquitectura en Mérida entre los siglo XIX y XX.
Actual, 27, pp. 95 - 118.
INSTITUTO MERIDEÑO DE CULTURA. (s.f.). Casa de los Gobernadores de la Provincia de
Mérida. [Catálogo]. Mérida, Venezuela; s. p.
190
EDIFICIO SEDE COMANDO DE POLICÍA DE MÉRIDA.
En origen estaba destinado a la sede del Reformatorio para Varones del que Tulio
Febres Cordero da noticias (1960, pp. 56, 58). Este edificio fue proyectado en la
ciudad por el arquitecto Luigi Bosetti Bosetti luego de su llegada a Mérida en 1930.
Según la apreciación de Beatriz Febres Cordero (2001, p. 92), es una edificación de
alusiones identificables con el Art Deco, por su aspecto sencillo, de volúmenes depurados de
toda decoración, propio de la expresión arquitectónica de la época.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5). Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
CASA DÁVILA.
La antigua casa de los Dávila, o también conocida como Casa Rosada, actual sede
de la Fundación Casa de la Cultura “Juan Félix Sánchez”, ha formado parte
importante de la historia urbana del último siglo, pasando por diferentes
funciones, desde residencia particular y comercio, hasta su actual uso como
espacio para la cultura. Varios son los datos aportados por la Fundación Juan Félix
Sánchez auspiciada por el Congreso del República de Venezuela y otras instituciones
del Estado, acerca de la historia de la casa:
En su origen fue una casona de aleros de una planta, de construcción sencilla y de
organización espacial similar a la actual, residencia del Canónigo Uzcátegui, quien
convirtió la casa en una fabrica de cañones, ollas, y otros utensilios para abastecer al
ejército del Libertador. Esta residencia le fue expropiada y el canónigo fue enviado al
exilio por los republicanos.
Posteriormente la casa y estos terrenos pasan a formar parte de las propiedades de los
señores Nicomedes Dávila y Dolores Uzcátegui de Dávila, quienes en 1914 hicieron la
repartición en vida de su herencia. Correspondiéndole la tercera parte de la casa a cada
uno de los hermanos José, Luis Enrique y Cesar Armando Dávila Uzcátegui.
En Marzo de 1923, Cesar Armando vende su parte a los otros dos hermanos, culminando
así la primera etapa de esta repartición y se asegura que la antigua casa fue demolida y en
su lugar fue levantada una nueva construcción de uso comercial en planta baja y uso
habitacional en planta alta para dos viviendas perfectamente simétricas destinadas a los
dos hermanos y la planta baja se mantiene de uso comercial, permaneciendo en
comunidad hasta 1950.
Según Chistian Páez (1993, pp. 110 - 111), bajo un lenguaje tardo neoclasicista, esta
casa fue reedificada entre los años veinte y treinta.
191
Sobre la construcción de la Casa, la Fundación a través de sus investigaciones, ha
aportado varios datos:
De planta rectangular de unos 700 m2 con dos patios interiores, consta de dos niveles y es
fundamentalmente una estructura de muros de tapia, de aproximadamente 65 cm. de
espesor, como elementos de soporte vertical, incluyendo algunas columnas de
mampostería y otras de madera. Estos muros están revestidos, en su mayoría, con frisos
de mortero de arena - cemento. El entrepiso esta conformado por un entablado apoyado
sobre viguetas de madera de dimensiones 15x15 cm., las cuales penetran el los muros.
Muchos de los materiales utilizados en su construcción, además de sus ornamentos,
fueron traídos de Europa por el Puerto de La Ceiba (este es el caso de los elementos que
decoran algunos salones y los dos comedores). Un interesante ingreso flanqueado por
pares de columnas corintias da acceso a un patio central ubicado en el piso superior, con
ventanas balcones en sus fachadas. La fachada, equilibrada con tendencia a las líneas
horizontales es simétrica, armónica y de gran claridad finamente ornamentada con efectos
salientes adosados al muro. El portal resalta como el elemento más importante desde el
punto de vista arquitectónico. Las cuatro columnas de fustes acanalados y capiteles de
orden corintio soportan el entablamento que sirve de piso a los balcones centrales de la
parte superior. Sus puertas mucho más pequeñas que las del resto de la fachada están
enmarcadas por cuatro columnas de mampostería de orden jónico coronadas con dos arcos
de medio punto adosadas al friso. El resto de las puertas de la parte superior están
enmarcadas dentro de arcos de medio punto y medios rosetones macizos con un
ornamento vegetal que dan directo a los balcones. Las puertas de la parte inferior están
enmarcadas en arcos de forma de asas de cestos y elementos decorativos en madera. La
otra fachada visible es la lateral izquierda, en ella se destaca el acceso a lo que fue la
cochera, enmarcada en dos columnas de sección cuadrada acanalada, rematando en una
cima que sirve de apoyo al arco también en forma de asa de cesto decorada con círculos
entrelazados en relieve. La cornisa principal de la fachada termina en una balaustrada y
algunos elementos decorativos en forma de jarrones que se destacan en la parte superior.
En 1956 pasa a ser propiedad exclusiva de Luis Enrique Dávila. Posteriormente en
el año 1962 la adquiere la Compañía DAFONS, propiedad de la familia Dávila
Fonseca.
Declarada edificación de valor arquitectónico y urbanístico (Resolución 1º) por
Gaceta Municipal del Consejo Municipal del Distrito Libertador, Nº 5, Junio, 1980.
En 1989 se vende el inmueble a la Entidad Federal del Estado Mérida y a partir de
ese momento es dada en contrato de comodato por veinte años a la Fundación
Casa de la Cultura Juan Félix Sánchez de Mérida.
Sin embargo, actualmente la techumbre ha sido removida en su totalidad, no se
tiene información de la fecha exacta en que fueron reconstruidos. Se observa en el
ala norte un techo de factura moderna en riple y madera rolliza de construcción
tradicional, parcialmente en buen estado. En el ala sur, en cambio, existe un techo
de zinc y listones de madera sin orden estructural ni estético en muy mal estado.
Se conserva el cielorraso de la época en los salones principales, mostrando signos
de oxidación en algunas áreas. El resto del cielorraso es de factura moderna sin
ningún valor arquitectónico.
_______________________
FUENTES:
192
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1993). Arte y Arquitectura en Mérida entre los siglo XIX y XX.
ACTUAL, 27, PP. 95 - 118.
FUNDACIÓN JUAN FÉLIX SÁNCHEZ y CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA.
(s.f.). Fundación Casa de la Cultura Juan Félix Sánchez de Mérida. [Catálogo]. Mérida, Venezuela;
s.p.
193
valor histórico y una Sección Intermedia que funciona como archivo central de la
administración pública del Estado Mérida.(p.30)
La Sección Histórica está compuesta por el Área de Descripción y Trascripción
Paleográfica, conformada por el Fondo Escribanías con la documentación más antigua
que custodia el AGEM, la misma que se originó durante la administración del
Ayuntamiento de Mérida siglos XVI – XIX; el Fondo Colonial, que abarca en su mayoría
el registro de los contratos realizados entre los vecinos, compra – venta, testamentos,
poderes, fianzas y carta de libertad de esclavos; (pp. 30 - 31).
El Fondo Registro Subalterno Tovar, con documentos de información diversa con data
entre 1779 y 1900; y el Fondo Fotográfico, testimonios gráficos de las obras y actos del
Ejecutivo, Asamblea Legislativa y Consejo Municipal, con un aproximado de 4.000
imágenes en su mayoría de la década del 50’. (p. 32)
El Área de Clasificación y Descripción Documental se encarga de los procesos
archivísticos para la documentación producida y recibida por los diferentes organismos
públicos que hicieron vida en Mérida entre 1830 y 1950: Gobernación, Asamblea
Legislativa, Consejo Municipal, (pp. 32 - 33)
Jefaturas Políticas, Consejo de Administración, Publicaciones Periódicas, Revistas y
Boletines, Gacetas y Material Bibliohemerográfico sobre Mérida; todos ellos organizados
en Fondos y Colecciones respectivamente. (pp. 34 - 35).
Actualmente el AGEM funciona como arrendatario de la Casa de la sucesión
Valecillos, la Qta. Elvira identificada con el Nº 33 – 61, construida en 1951 en base
al prototipo de vivienda unifamiliar de la época, colindando con otras del mismo
tono arquitectónico como la casa de Luisa Gabaldón de Guerra donde, según la
apreciación de Beatriz Febres Cordero (2003, p. 123,) se combinan las diversas
variaciones del neohispano y lo característico del funcionalismo, causando una ruptura en
la silueta urbana en cuanto a la continuidad del plano al proyectarse con introducción de
retiro en todas las direcciones con respecto a la vivienda aislada.
Concebida para uso residencial, según los datos aportados por la descripción física
elaborada por Rosalía Volcanes de Salvatierra (1999, s.p.), fue construida mediante la
técnica moderna de concreto armado, vigas y columnas, revistiendo sus paredes de
bloque de arcilla con mortero de cemento y cal tanto en su interior como exterior.
Alrededor de sus fachadas, un medio muro de piedra en obra limpia, le concede
una ilación armónica a la vista de la casa que se acentúa por el balcón voladizo de
la planta alta. El ingreso está precedido por un hall de entrada que lleva al visitante
a dos salones principales de recepción, el área de habitación (ocho habitaciones)
cercado por corredores y al fondo, la cocina, el área de servicio y el patio interno.
Una escalera revestida en mármol conduce al piso superior donde se encuentran
otras habitaciones y salones, todos actualmente destinados como depósitos del
AGEM.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
194
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2003). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Mérida,
Venezuela: Universidad de Los Andes, Consejo de Estudios de Postgrado.
VOLCANES DE SALVATIERRA, Rosalía. (1999). Casa Valecillos (Archivo General del Estado
Mérida). [Avalúo de Bien Inmueble]. Mérida, Venezuela.
CASTILLO, Robert, GUÉDEZ, Zoraima, VILLAFAÑE, María y ALTUVE, Frank. (2003). El Archivo
General del Estado Mérida. Memoria Arbitrada del Primer Simposio “Los Archivos y la
Investigación Histórica”. Mérida, Venezuela.
195
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
ESTEVA-GRILLET, Roldán. (1995). Antecedentes de la Modernidad Plástica en Mérida. De
Arquitectura, 3 (3), pp. 13 – 20.
196
volumétrica en su ámbito y, según la apreciación de Juan de Dios Salas (1996, p. 76),
significó en su momento, un logrado esfuerzo por hacer compatible la escala de una
edificación contemporánea, con la de las edificaciones existentes en las adyacencias (casa de
la esquina de la Torre y Catedral de Mérida).
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela.
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
PALACIO DE JUSTICIA.
197
elemento formal de mayor retención en la imagen del observador, además del balcón
angular con barandas y pilares de madera que reclaman el acento de la imagen de la
edificación. Toda la masa de la torre de este edificio es dominante sobre el resto de las
edificaciones del ámbito y atrae al observador de la ciudad.
_______________________
FUENTES:
PADRÓN, Carolina. (1994): Memoria del Edificio Hermes. [Expediente]. Mérida: Archivo de la
Alcaldía del Municipio Libertador.
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
198
emanada del Gobierno Regional) se instala en su nueva planta física ubicada en el
centro Cultural Tulio Febres Cordero en 1994.
Los objetivos del Museo de Arte Moderno Juan Astorga Anta como una
Fundación adscrita al Instituto Merideño de Cultura, pueden resumirse en:
Promover y difundir el arte venezolano moderno y contemporáneo en todas sus
manifestaciones; constituir y preservar adecuadamente la colección de obras de arte que
conforman el patrimonio del Museo; promover y desarrollar programas de corte didáctico y
educativo dirigido a niños, jóvenes, especialistas y público en general; organizar
exposiciones temporales o permanentes, temáticas o monográficas, a partir del estudio de la
colección o la renovación con nuevas adquisiciones, aplicando criterios de excelencia y
calidad; e interpretar mediante investigaciones y estudios sistemáticos y metódico la
Colección que se encuentra bajo su cuidado.
Mediante los servicios de atención al publico en sus cinco salas expositivas:
“Oswaldo Vigas”, “Elbano Méndez Osuna”, “César Rengifo”, “Manuel de la
Fuente” y “José Nucete Sardi”, la organización de visitas guiadas, la cimentación
de una Biblioteca y Hemeroteca especializada en Arte, la organización de eventos
vinculados al quehacer artístico nacional, el auspicio institucional para la
realización de trabajos de investigación y pasantías por estudiantes y artistas en
general, el Museo de Arte Moderno Juan Astorga Anta se consolida como una de
las instituciones museísticas más importantes de la región y del país.
_______________________
FUENTES:
CALZADILLA, Juan. (1995). La Colección del Museo de Arte Moderno de Mérida Juan Astorga
Anta. [Catálogo]. Mérida, Venezuela.
INSTITUTO MERIDEÑO DE LA CULTURA. (s.f.). Museo de Arte Moderno de Mérida Juan Astorga
Anta. [Catálogo]. Mérida, Venezuela.
199
La segunda planta del edificio “El Fortín”, construido en 1992 según lo indica su
ficha catastral registrada en la Alcaldía del Municipio Libertador, es la sede
actualmente de la Biblioteca Febres Cordero, el cual se encuentra ubicado en la
Avenida 3 (Independencia) entre calles 22 (Canónigo Uzcátegui) y 23 (Vargas), con
900 m2 a su disposición.
Según el estudio realizado por Juan de Dios Salas (1996, p. 143),
Es una edificación construida en una parcela intermedia que posee dos frentes urbanos:
uno sobre la cara SE de la Av. 3, y el otro, sobre la cara NO de la Av. 2. Se trata de un
volumen de dos niveles que se desarrollan en aprox. 30 m. de frente. La planta baja
presenta un plano de fachada retraído con una galería con solución de continuidad. Su
diseño se compone mediante una gran variedad de elementos formales: intercolumnios de
diferente luz, diferentes tipos de arcos, un prisma de base triangular que interrumpe el
pórtico principal.
La sala fue abierta en enero de 1995 con una colección fortalecida por donaciones
de otras instituciones además de la colección Febres Cordero: impresos,
monografías, manuscritos y fotografías de venezolanos y venezolanistas que datan
entre el siglo XIX hasta 1930; Biblioteca de Escritores Merideños; Retratos del
pintor Iván Belski; Documentos manuscritos impresos entre los siglos XVI, XVII y
XVIII; y la Colección Sucesión Salvador de la Plaza, que suman en total el
patrimonio documental organizado en los siguiente fondos:
Libros y Folletos; actividad intelectual de la Venezuela del S. XIX y XX, con aprox.
1.000 títulos;
Sección Hemerográfica con aprox. 3.292 títulos nacionales y 94.759 números;
Sección de Manuscritos, constituido por 1.563 documentos originales o copias de
manuscritos de la época de la Colonia hasta el siglo XX (la mayoría originaria de la
Colección Febres Cordero), documentos sobre la dinámica merideña de las
instituciones públicas y privadas entre 1930 y 1960 (aprox. 445 ejemplares),
correspondencias de contenidos oficiales, de negocios y familiares;
Sección Publicaciones Oficiales: gacetas, diarios de debates y boletines producidas
entre 1860 hasta el siglo XX, así como monográfica sobre ordenanzas, discursos,
leyes, decretos, memorias, estadísticas y otros;
Sección Hojas Sueltas, expresión de la publicidad e información volante producida
entre 1848 y 1967 con aprox. 7.000 ejemplares.
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela.
BIBLIOTECA NACIONAL. (1995). Biblioteca Febres Cordero [Catálogo]. Caracas.
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
200
BIBLIOTECA BOLIVARIANA.
201
con otras regiones del país, con Latinoamérica y Europa, asumiendo la integración
como un valor de primer orden. Publica la Revista LEGADOS como órgano oficial
de la Fundación y con los testimonios de esa cultura viva que se quieren preservar
y promover, junto con las diversas publicaciones, catálogos, afiches, trípticos y
folletos sobre las actividades de la casa. Tiene a disposición de la comunidad en
general, los servicios de la biblioteca del Centro de Arte y Documentación Don José
Agustín Catála.
La Casa de la Cultura es un espacio y un conducto para la puesta en escena de la
cultura del pasado, del presente, del futuro y de siempre. Ha sido organizadora y
sede de festivales de violín de Los Andes, el encuentro entre la música clásica y la
popular que reúne en Tovar Estado Mérida a lo más representativo de la música
popular venezolana, así como también ha formado más de 5000 jóvenes y niños en
los talleres de Apreciación Musical (Guitarra y Cuatro, popular y clásico), Arte
Culinario y Repostería, fabricación de Instrumentos Musicales en los talleres
permanentes y Literatura infantil, Música Coral, Cerámica, Pintura. Sus salas de
exposiciones son sede de un promedio de 35 exposiciones por año y escenario para
innumerables charlas, conferencias, reuniones y conversatorios. Alberga las
colecciones de arte popular: “Tiempo de Héroes” y “Vía Crucis” del maestro José
Antonio Bonilla, “Botella al Mar” del artista popular Domingo Antonio Gutiérrez y
“Arte Popular Merideño” de los creadores populares que han expuesto sus obras
en la institución.
Los espacios de la Casa Dávila son compartidos además por el funcionamiento de
las Comisiones de Ambiente de los organismos colegiados del Municipio y el
Estado, de la Comisión del Proyecto Cultural Mérida que reúne a las instituciones
culturales de la entidad, la Fundación para la Organización de Eventos Juveniles
(FUNDAEVENTOS) y la Fundación Musical CUATROPUNTUS.
_______________________
FUENTE:
FUNDACIÓN JUAN FÉLIX SÁNCHEZ y CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA.
(s.f.). Fundación Casa de la Cultura Juan Félix Sánchez de Mérida. [Catálogo]. Mérida, Venezuela.
Ubicado en la Av. 2 (Obispo Lora), entre calles 21 y 22, en los terrenos donde, en la
época de la Colonia, estuvo el Convento de las Hermanas Clarisas y
posteriormente sirvió de sede al Mercado Principal.
Según los datos ofrecidos por un catálogo auspiciado por el Instituto Merideño de
Cultura, el Centro Cultural Tulio Febres Cordero es basado en el proyecto del Arq.
Iván Castellanos, en un área de construcción de 16.000 m2, la etapa norte se
inauguró el 21 de octubre de 1994 y la etapa sur, el 25 de noviembre de 1995. Posee
una altura de 27 m. sobre el nivel del suelo y su espacio interior está distribuido en
diferentes ambientes: Teatro “Gonzalo Picón Febres”, el mas grande del occidente
del país con capacidad para 1218 personas; Auditorio “Antonio Spinetti Dini, con
202
capacidad para 410 personas; las salas de conferencias “Adolfo Briceño Picón” y
“Germán Briceño Ferrigni” para 100 y 50 personas; las Galerías “Juan Bizcarte” y
“Jesús de Berecibar”; Plaza Techada Pedro Rincón Gutiérrez; oficinas, terrazas y
zona rental.
Además de estos espacios, el Centro Cultural ofrece un excelente servicio de
Protocolo a través de su cuerpo de Guías en cada uno de los eventos del que es
sitial. Así mismo contribuye a la formación de niños y jóvenes propiciando la
realización de talleres de formación cultural (danza, teatro, ballet, dibujo y
pintura).
El Centro Cultural, que lleva el nombre del insigne merideño, Don Tulio Febres
Cordero (1860 - 1938) reconocido hombre de letras y nombrado Rector Honorario
de la Universidad, es sede y un ente adscrito al Instituto Merideño de la Cultura
(IMC), que es el organismo rector en materia cultural de la ciudad. Así mismo,
desde 1994 comparte sus espacios con el Museo de Arte Moderno Juan Astorga
Anta.
_______________________
FUENTES:
INSTITUTO MERIDEÑO DE LA CULTURA. (s.f.). Centro Cultural Tulio Febres Cordero. Reseña
Histórica. [Catálogo]. Mérida, Venezuela; s.p...
Sede del Batallón Justo Briceño, ubicado en la calle 13 entre avenidas 4 y 5, fue
declarado edificación de valor arquitectónico y urbanístico (Resolución 1º). Gaceta
Municipal del Consejo Municipal del Distrito Libertador, Nº 5, Junio, 1980.
203
Fue declarada Edificación de Interés Patrimonial de la ciudad (Decreto 5S5).
Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito Libertador, Nº 110, Julio,
2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
JUGO, Luis. (1993). Inicios y Evolución de Mérida como Ciudad. Trabajo de ascenso no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
Tulio Febres Cordero (1960, p. 60), Christian Páez (1992, p. 125) y Merysol León Barrios
(2000, p. 21), coinciden en que el origen de la iglesia data al año de 1803 con la
fundación de una capellanía por disposición testamentaria de los esposos Juan
Antonio Ovalles y María Ignacia Lobo. En principio, se constituyó como un
pequeño templo el cual, según la tradición, fue dedicada a Nuestra Señora del
Espejo tras hallar en una huerta de los predios un cristal que contenía la imagen de una
virgen que representaba a la Inmaculada Concepción.
Asimismo, apuntan como fecha de una primera ampliación y reconstrucción el año
de 1814, luego de verse afectado por el terremoto de 1812; trabajos de
reconstrucción que ampliarían sus dimensiones espaciales y que se extendieron
hasta 1841.
Según Merysol León Barrios (p. 21 - 22), en 1919 por iniciativa del prebístero F. Edmundo
Vivas, se amplió con la construcción de dos naves menores e igual números de altares. Así
mismo, señala la autora, el aspecto neogótico de su fachada le fue atribuida en el
año 1923, bajo la dirección del arquitecto Rafael Puente, cuando estaba en boga las
reminiscencias de los estilos históricos. En cuanto a sus características
arquitectónicas refiere:
Su fachada está conformada por tres vanos de ingreso enmarcados por arcos ojivales, un
rosetón al centro y medallones hacia los laterales, estando a su vez flanqueados por
medias pilastras adosadas. La torre del campanario se eleva hacia el centro del templo con
cuatro vanos de luz: dos centrales con arcos lobulados y relieves a manera de tracerías y
dos laterales que dejan al descubierto las campanas. Su interior lo conforma una planta
basilical, longitudinalmente no muy profunda, con una techumbre de bóvedas de medio
cañón que descansan sobre arcos y pilares de capitel moldurado. El altar mayor está
cubierto por bóvedas de arista que amplían el espacio. La iluminación provienes de las
amplias vidrieras colocadas a lo largo de las naves laterales.
No sufre remodelación alguna hasta 1993 cuando es repuesto el techo y se realizan
otras mejoras en su infraestructura.
Fue declarada Edificación de Interés Patrimonial de la ciudad (Decreto 5S5). Gaceta
Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
204
_______________________
FUENTES:
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
LEÓN BARRIOS, Merysol. (Comp.). (2000). Iglesias del casco Central de Mérida. Mérida,
Venezuela: Departamento de Publicaciones, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad
de Los Andes.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1992): La Plaza Mayor de Mérida. Historia de un Tema Urbano.
Caracas: Academia Nacional de la Historia.
205
metopas, además de ser custodiados por un par de ángeles; a nivel del vano coral, en sus
extremos, se hallan las esculturas de santo Domingo y San Agustín, obras del artista
merideño Rafael Pino, y en la parte superior a ellos, el frontón es interrumpido por una
cornisa saliente que da paso a la espaldaña rematada por una imagen de la Virgen del
Carmen. Al interior, su única nave conduce la mirada hacia el arco toral y la pequeña
cúpula del prebisterio el cual, en las enjutas del arco y el tambor de la bóveda así como los
muros laterales, se encuentran las pinturas de Mariño ilustrando con temas del Antiguo
y Nuevo Testamento, en cálidas tonalidades de azul, iluminando el altar. Sus muros
apenas son interrumpidos por nichos y ventanas vidriadas con colores que tamizan la
poca luz natural.
Es precisamente su gran sencillez lo que hace de este recinto sagrado, un
lugar de afinidad para todos, el cual fue declarado Patrimonio Histórico
Cultural del Municipio Libertador del Estado Mérida (Decreto 5S5).
Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito Libertador, Nº 110,
Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
LEÓN BARRIOS, Merysol. (Comp.). (2000). Iglesias del casco Central de Mérida. Mérida,
Venezuela: Departamento de Publicaciones, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad
de Los Andes.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1992): La Plaza Mayor de Mérida. Historia de un Tema Urbano.
Caracas: Academia Nacional de la Historia.
La sede del AAM está ubicada en el ala izquierda del Palacio Arzobispal frente a la
plaza Bolívar de Mérida.
Sobre su perfil institucional así como de sus instalaciones, el catálogo elaborado
por Elizabeth Avendaño y Ana Hilda Duque (2002) nos refiere:
El Archivo Arquidiocesano de Mérida -AAM-, es un servicio Arquidiocesano del
Arzobispado de Mérida -Venezuela creado por Decreto del Obispo Antonio Ramón Silva
García el 11 de junio de 1905. Se nutre constantemente, según las disposiciones
eclesiásticas respectivas de las diferentes dependencias de la Arquidiócesis de Mérida y de
donaciones. Está adscrito a la Pontifica Comisión de Bienes Culturales de la Iglesia, al
Departamento de Bienes Culturales de la Conferencia Episcopal Venezolana y pertenece a
la Asociación Venezolana de Archiveros Eclesiásticos (ASOVAE). (p. 3).
Ocupa aproximadamente 381,78 mts. de su espacio dentro del cual funcionan: la
recepción, la dirección, dos salas para usuarios (una para investigadores proveída con
equipos de computación y otra en el pasillo compartida para labores de organización
documental y usuarios de la biblioteca), un salón de documentos, una sala de informática
y administración, la biblioteca anexa más las áreas de servicio y depósito; la
Fotocopiadora “El Archivo” y una sala de aproximadamente 65 mts. compartida con el
Museo Arquidiocesano; con capacidad para 60 personas para actividades académicas y de
extensión. (p. 10).
206
El Archivo Histórico está organizado en secciones y series, el documento más antiguo
hasta ahora localizado data de 1611. El fondo tiene aproximadamente 264 mts lineales de
documentación. Es eminentemente eclesiástico. (p. 22).
Las Secciones del Archivo Arquidiocesano de Mérida son: Episcopales, Parroquias,
Catedral, Conventos y Seminario. Las Series están constituidas por: Actas Capitulares,
Administración, Asuntos de indios, Asuntos Matrimoniales, Bienes Raíces, Bula de
Cruzada, Cabildo Catedral, Capellanías, Cartas Ilmo. Silva, Cartas Ilmo. Silva
(D’Empaire — Maracaibo), Cartas Ilmo. Silva (Gobierno Nacional), Cartas Ilmo. Silva
(Particulares), Cartas Ilmo. Silva (Representaciones), Catedral, Catequesis, Cementerios,
Confirmaciones, Copias de Libros Parroquiales, Correspondencia Secretarial, Curatos,
Diezmos, Dispensas e Impedimentos Matrimoniales, Dispensas Matrimoniales,
Fotografías, Afiches y Diplomas, Gobierno Civil, Gobierno Eclesiástico Capítulo
Episcopal y Santa Sede, Gobierno Eclesiástico Cartas, Gobierno Eclesiástico
Certificaciones, Gobierno Eclesiástico Nunciaturas, Gobierno Eclesiástico Pastorales y
Circulares, Gobierno Eclesiástico relativo a estatutos, diócesis y otros; Hospitales,
Impresos, Informes Biográficos, Informes Históricos, Inventarios, Judiciales,
Legitimaciones, Libertad y Soltería, Libros Parroquiales, Libros Varios, Licencias de
Hábitos Eclesiásticos y Órdenes, Licencias Ministeriales, Museo, Música, Opción a
Cargo Eclesiásticos, Planos y Mapas, Reclamos a Eclesiásticos, Religiosos, Seminario,
Sínodos, Sociedades y Obras Pías, Templos y Capillas, Testamento, Traslado de Restos,
Visitas Pastorales y Varios.(pp. 23 - 26).
_______________________
FUENTE:
AVENDAÑO, Elizabeth y DUQUE, Ana Hilda. (2002). El Archivo Arquidiocesano de Mérida - AAM
[Catálogo]. Mérida: Arquidiócesis de Mérida.
207
a las tres naves, cubiertas por el techo de pares, nudillos y tirantes y soporte de
pilares cruciformes en madera.
La iglesia fue declarada Monumento protegido con declaración nacional en 1994.
_______________________
FUENTES:
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
JUGO, Luis. (1993). Inicios y Evolución de Mérida como Ciudad. Trabajo de ascenso no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
LEÓN BARRIOS, Merysol. (Comp.). (2000). Iglesias del casco Central de Mérida. Mérida,
Venezuela: Departamento de Publicaciones, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad
de Los Andes.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1993). Arte y Arquitectura en Mérida entre los siglo XIX y XX.
ACTUAL, 27, PP. 95 - 118.
208
“Virgen del Carmen”, atribuida al pintor neogranadino Gregorio Vázquez de Arce y
Ceballos, también del siglo XVII, dan testimonio de la importancia artística e
historiográfica de la colección. En la última década del siglo XX, se incorporó a la
colección una variada muestra de Arte Popular procedente de la zona andina del país.
_______________________
FUENTE:
DUQUE, Ana Hilda. (2002). Museo Arquidiocesano de Mérida “Mons. Antonio Ramón Silva
García”. [Catálogo]. Mérida, Venezuela: Arquidiócesis de Mérida; s. p.
209
IGLESIA CORAZÓN DE JESÚS.
210
LEÓN BARRIOS, Merysol. (Comp.). (2000). Iglesias del casco Central de Mérida. Mérida,
Venezuela: Departamento de Publicaciones, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad
de Los Andes.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1993). Arte y Arquitectura en Mérida entre los siglo XIX y XX.
Actual, 27, pp. 95 - 118.
211
PALACIO ARZOBISPAL DE MÉRIDA.
CATEDRAL DE MÉRIDA.
La actual edificación corresponde al proyecto ejecutado por el Arquitecto Manuel
Mujica Millán entre 1946 y 1958, está ubicada en la esquina de la Calle 22
(Canónigo Uzcátegui) con Avenida 4 (Bolívar), en el mismo lugar definido al
momento de la fundación de la ciudad.
Delimitada el área de la Plaza Mayor se destinó a su alrededor la ubicación de los
edificios civiles y religiosos más importantes, entre éstos últimos, afirma Christian
Páez (1992, p. 50), la Iglesia Mayor levantada en la manzana este de la plaza desde
1583, fecha en que se inicia su construcción para ser culminada en 1603. Este primer
templo se erigió sobre muros de tapias, techumbre de madera y distribuido en tres naves.
No fue sino hasta el siglo XVIII que con la llegada del primer obispo Fray Juan
Ramos de Lora, señala Merysol León Barrios (2000, p. 19), fue elevada a Iglesia
Catedral y dedicada a la Inmaculada Concepción iniciando el plan de la
construcción de un vasto edificio, que le sirviera, a su vez, de palacio episcopal y
de colegio seminario.
212
Ricardo La Bastida (1983, pp. 14 - 15), reseñó que en 1805 por mandato del obispo
Santiago Hernández se pretendió construir una edificación según los planos de la
Catedral de Toledo, pero el proyecto quedó frustrado con el terremoto de 1812.
Se decide entonces erigir un templo de dimensiones más modesta y no es sino
hasta 1842, según Tulio Febres Cordero (1960, p.60), cuando se empieza su
construcción, estando al frente del obispado Juan Hilario Bosset.
Intervenida en forma paulatina, la iglesia eleva la torre sur en 1904 (Merysol León
Barrios) y sobrevive bajo este diseño hasta la llegada de Manuel Mujica Millán
llamado por el Monseñor Acacio Chacón Guerra para reformar el edificio de la
Catedral de Mérida.
En 1945 se inician los trabajos de remodelación en base al proyecto de Mujica
Millán, con la demolición parcial del viejo edificio e inaugurado el edificio
remodelado de la Catedral en 1958. Varias son las características de su modelación
arquitectónica:
Sobre una planta basilical de cinco naves cuyo recorrido interior gravita en torno a la
cúpula, ubicada en la intersección del crucero y la nave central, y que se repite como
pequeñas cúpulas que abovedan los espacios laterales. En su portada, las dilatantes
convexidades que se proyectan a sus lados contrastan con la concavidad del cuerpo
central de la fachada, producto de la interpretación del lenguaje arquitectónico neobarroco
que hace el arquitecto catalán para nuestra catedral, que discurre también en su interior
con la abundante decoración entre columnas adosadas, molduras, nichos, vanos de luz,
balcones y otros elementos que envuelven el recinto. (Merysol León Barrios, p. 20).
Asimismo, comenta al respecto Beatriz Febres Cordero (2001, pp. 176 - 177):
La volumetría, de indiscutible complejidad, evidencia la destreza del autor en el manejo
de volúmenes y masas con la intención de lograr una forma escultórica en función de la
composición arquitectónica, implicando además un claro y profundo conocimiento de las
potencialidades urbanas.
Las referencias barrocas se constatan en la sinuosidad y el movimiento de los elementos
del entablamento y la cornisa; proporcionándole una mayor verticalidad al frontis en
contraste con el frontis más plano de la edificación anterior. No obstante, la cornisa de la
actual fachada conserva el movimiento ondulante del frontón anterior. La hornacina sirve
de resguardo para una imagen de la Virgen de la Concepción y, por otro lado, en el
rosetón destaca una moldura zigzagueante. Las torres de ambos lados acentúan el
equilibrio formal y sirven como receptáculos de las campanas; en sus remates, ostentan
columnas con fustes dóricos y una cornisa volada que evidencian igualmente la presencia
de referencias clásicas. La superficie de la fachada principal está compuesta por una
sucesión de planos que se retraen progresivamente, y los paramentos laterales del pórtico
tienen cavidades con las esculturas de San Pedro y San Pablo. En la fachada de la Calle
22 (Canónigo Uzcátegui) se puede apreciar un proceso de transición rítmica entre las
formas convexas y cóncavas de las capillas y el portal externo del actual despacho
parroquial —conservado tal como fue concebido en la edificación anterior—, lo cual
resulta ser una indicación de la actitud de respeto del citado autor con relación a las
referencias locales.
La Catedral es un templo de planta basilical que está compuesta por tres naves cuyos
accesos con tres vanos con las respectivas puertas de madera, recubiertas en latón, hierro
y bronce. En el crucero, el espacio central está cubierto por una cúpula de planta
octogonal de 10 metros de radio y a una altura de 17 metros, prolongándose dicho espacio
213
en dos brazos laterales cubiertos por bóvedas de medio cañón para formar así una cruz
latina. Un arco toral sobre pilares y con una inscripción preside al presbiterio, en donde
se localiza el altar mayor que está por encima del nivel de la planta del edificio.
La singularidad del Templo está implícita no solamente en su magnificencia sino en su
escala y proporción, resaltando el logro de una apariencia sólida mediante la combinación
adecuada de elementos y texturas. Además, los acabados de calidad fueron el resultado del
trabajo en equipo de maestros de obra especializados en distintas ramas de la
construcción, artesanos y artistas quienes trabajaron bajo la coordinación y supervisión
del reputado arquitecto.
El edificio de la Catedral fue declarado Monumento protegido con declaración
nacional en 1994 y edificación de Interés Patrimonial por Gaceta Municipal en el
año 2003 (Decreto Nº DE – 285).
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
LA BASTIDA, Ricardo. (1983). Biografías de Los Obispos de Mérida. Mérida, Venezuela: Consejo
Municipal del Libertador.
LEÓN BARRIOS, Merysol. (Comp.). (2000). Iglesias del casco Central de Mérida. Mérida,
Venezuela: Departamento de Publicaciones, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad
de Los Andes.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1992): La Plaza Mayor de Mérida. Historia de un Tema Urbano.
Caracas: Academia Nacional de la Historia.
RED VIAL.
Como uno de los ejes longitudinales más importantes dentro de la trama urbana,
su crecimiento difiere de las del resto de la ciudad.
Según el estudio realizado por Christian Páez (1992, p. 58) y con el que coincide Luis
Jugo (1993, p. 5 - 6), hacia 1856, en el plano de la ciudad elaborado por orden de la
diputación Provincial, se observa una notoria irregularidad a la altura de la iglesia
del Llano. En su sentido rectilíneo (por lo menos desde su fundación hasta 1812), la
vía se cerraba escenográficamente frente al templo construido sobre el eje de la
calle, ofreciendo su fachada hacia el Nor-Este de la ciudad, cerrando de esta
manera el crecimiento de la ciudad en ese punto. Después del terremoto de 1812 el
templo de Santa Cruz del Llano, quedó totalmente destruido, y la nueva fábrica
iniciada en 1823 se realizó dentro de la manzana y no sobre la calle, pero
permanecieron sus restos hasta finales del siglo XIX. En aquel momento la
municipalidad de la ciudad de Mérida empezó a alinear, enderezar y empedrar las
vías, dentro de un programa de modernización.
214
_______________________
FUENTES:
JUGO, Luis. (1993). Inicios y Evolución de Mérida como Ciudad. Trabajo de ascenso no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1992): La Plaza Mayor de Mérida. Historia de un Tema Urbano.
Caracas: Academia Nacional de la Historia.
AV. URDANETA.
En 1943, coinciden Carlos Amaya (1989, p. 22), Beatriz Hidalgo (1977, p. 59) y
Meridalba Muñoz (2000, p. 56), se decreta por iniciativa del Poder Ejecutivo
Nacional la construcción del Aeropuerto de Mérida en terrenos próximos a la plaza
Glorias Patrias, acelerando el crecimiento sur de la ciudad. Beatriz Febres Cordero
(2003, p. 95) señala: inauguradas sus instalaciones en 1946, introduciendo una nueva
tipología edificatoria representativa de los planes de desarrollo del gobierno central (en
cuyos proyectos participaron destacados arquitectos como Luis Malausena) como la
inserción de un moderno medio de transporte que fue prontamente irradiado por todo el
país.
Además de poner en contacto con mayor rapidez a Mérida con el resto del
territorio nacional, se constituyó como el aeropuerto más cercano a ciudad alguna
en Venezuela (1 Km.) para la época. Hoy día está en la ciudad misma ya que
pronto se vio rodeado por nuevas urbanizaciones de diferentes rangos sociales.
215
_______________________
FUENTES:
AMAYA, Carlos. (1989). Geografía Urbana de una Ciudad: El caso de Mérida. Mérida, Venezuela:
Consejo de Publicaciones, Universidad de Los Andes.
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2003). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Mérida,
Venezuela: Universidad de Los Andes, Consejo de Estudios de Postgrado.
JUGO, Luis. (1993). Inicios y Evolución de Mérida como Ciudad. Trabajo de ascenso no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
HIDALGO, Beatriz. (1977). Mérida: Desarrollo de sus Relaciones Espaciales. Trabajo de ascenso no
publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
AV. UNIVERSIDAD.
216
MONSALVE, Mercedes. (1983). Impacto de la ULA en el Proceso de Desarrollo de la Ciudad de Mérida.
Trabajo de grado de postgrado no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Ciencias Económicas
y Sociales, Universidad de Los Andes
PÁEZ, Christian. (1995). Centro histórico y Periferia Moderna. De Arquitectura, 3 (3), pp. 49 - 54.
Fotos de Anzil-Mettler.
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO (PLANDES). (1986). Plan
Integral de Desarrollo Físico de la ULA 1986 - 1995. Mérida.
217
Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Edo. Mérida (Decreto
5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Municipio Libertador, Nº
110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela.
218
casa queda al cuidado de Caracciolo Parra y Hugo Parra Pérez hasta que en 1960 la
asume Alfonso Dávila. (ULA, 1972).
En 1970 pasa a ser parte de la Compañía Inmobiliaria Parra la cual cede sus
espacios a la Universidad de Los Andes para el funcionamiento de la Escuela de
Bellas Artes Plásticas y Artes Aplicadas, Escuela de Ballet y Arte dramático del
departamento de Extensión Cultural de la institución.
En su fachada se encuentra una placa de bronce colocada en recordatorio del
ilustre Cáp. Hernando Cerrada, batallador de la Campaña Admirable en la ciudad
de Mérida.
A nivel espacial, las plantas de la casa están distribuidas alrededor de un patio
central por el que se circula a través de un corredor periférico. Su valor artístico
destaca, a pesar de su deterioro, los elementos coloniales de la arquitectura
tradicional como las estelas barrocas en sus fachadas, pórticos en la puerta del
zaguán y en dinteles. Así mismo ha sufrido intervenciones que le han equipado
con cielos rasos, tabiquerías y la inserción de una pila de agua. Actualmente es
objeto de otra remodelación.
Declarada edificación de valor arquitectónico y urbanístico (Resolución 1º) por
Gaceta Municipal del Consejo Municipal del Distrito Libertador, Nº 5, Junio, 1980 y
Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Edo. Mérida (Decreto
5S5). Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Municipio Libertador, Nº 110,
Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela; s.p...
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES. (1972). Memoria y Cuenta. Mérida; s.p...
Reconocida como Casa Blanca, fue construida en 1945 Según su ficha catastral
registrada en la Alcaldía del Municipio Libertador, en un área de 1.022,78 m2
perteneciente a la familia de Arturo Murzi D’ Alta, reconocido comerciante de la
ciudad, desde 1971. En 1992, con la colaboración de la Municipalidad y la sucesión
Hermanos Murzi Quintero, sufrió una importante remodelación para preservar los
rasgos interiores y exteriores tradicionales.
Según la apreciación de Juan de Dios Salas (1996, pp. 98 - 99), esta casona mantiene
su imagen de cuerpo único conservando la escala urbana preexistente, rematando en una
cornisa. Se alinea al límite de propiedad original, presentando zócalos de altura.
Esta casa fue declarada edificación de valor arquitectónico y urbanístico
(Resolución 1º) por Gaceta Municipal del Consejo Municipal del Distrito
Libertador, Nº 5, Junio, 1980 y Edificación de Interés Patrimonial de la ciudad
(Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
219
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela; s. p.
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
Ubicada en la Av. 3 entre calles 20 y 21. Según una placa que ostenta en su fachada,
fue el lugar donde existió la casa del Gral. León de Febres Cordero donde nació y
murió. Actualmente, es la Sede del Hotel Tinjacá inaugurado hacia 1950. Fue
declarado Edificación de Interés Patrimonial de la ciudad (Decreto 5S5) por Gaceta
Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
220
EDIF. MONZÓN.
Residencia familiar construida en 1951 se presenta como una vivienda urbana con
características propias de la Modernidad en Mérida, diagonal al Liceo Libertador.
Con respecto a sus características arquitectónicas, Beatriz Febres Cordero (2001, pp.
198 - 199), refiere:
La edificación responde a la relación urbana con la esquina, presentando retiros
hacia los dos ejes que la delimitan más la presencia en planta baja de un elemento
semicircular característico de la arquitectura moderna bastante jerarquizado que
corresponde a la introducción de referencias funcionalistas, produciendo un
híbrido entre las referencias neocoloniales y funcionalistas.
El cuerpo semicircular en planta baja es un porche y determina el acceso a la
vivienda, junto a unas gradas semicirculares y unas columnillas que continúan
verticalmente a lo largo de todo este cuerpo. La planta superior es un balcón que
continua a todo lo largo del plano de fachada con la Avenida 4 (Bolívar). Esta
vivienda hoy en día es bifamiliar.
La casa en referencia es una masa o volumen que se desarrolla en dos
paralelepípedos: uno de mayor altura que representa el cuerpo principal de la
vivienda y otro de menor altura que son los estacionamientos. Ambos volúmenes
son de techo plano. Las superficies de fachadas son planas, encontrándose algunos
elementos característicos como las barandas tubulares que recorren todo el
desarrollo en esquina. Esta superficie a la vez remata en una cornisa con un plano
volado que la antecede.
La casa fue declarada Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del
Estado Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del
Municipio Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTE:
221
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
Casa de uso residencial construida en 1954, obra del Arquitecto Manuel Mujica
Millán (Meridalba Muños, 2000, p. 36), ubicada en la Avenida 3 (Independencia),
entre Calles 18 (Fernández Peña) y 19 (Cerrada). Con respecto a sus características
arquitectónicas, Beatriz Febres Cordero (2001, pp. 196 - 197), refiere:
La edificación levantada sobre un lote rectangular de frente estrecho y fondo muy
alargado, se muestra dentro de una actitud que se podría definir como neocolonial
construida a partir de los elementos invariantes característicos de las propuestas del
arquitecto: la conformación de dos volúmenes, uno de ellos tipo torre; un equilibrio sutil
entre lo horizontal y lo vertical pero con predominio de la horizontalidad; el tratamiento
del zaguán con la inclusión de la circulación vehicular y la peatonal; proyección del
interior hacia el exterior mediante el tratamiento de los vanos; tratamiento de acabados en
concreto martillado semejando piedra en la fachada; así mismo, destaca la moldura que
limita los pares del techo en una necesidad de determinar un borde o silueta del plano, lo
que determina la particularidad famosa de identificación de las obras del citado
arquitecto, además de determinar una riqueza de textura.
Al interior de la casa, se muestra con mayor complejidad en el desarrollo funcional y
espacial, partiendo de una reinterpretación del tema de la casa colonial, en donde el patio
es un elemento articulador. La vivienda se desarrolla en varios niveles, salvados por
escaleras que son elementos articuladores funcionales y espaciales. Se parte del nivel de
acceso, luego el nivel o planta social separada por el patio de la zona intima y después un
nivel de sótano en donde se ubican los espacios de servicios.
Esta casa fue declarada Edificación de Interés Patrimonial de la ciudad (Decreto
5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito Libertador, Nº 110,
Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
MUÑOZ, Meridalba. (2000). Manuel Mujica Millán. Aproximación a su idea de Ciudad. Mérida,
Venezuela: Universidad de Los Andes, Consejo de Publicaciones.
EDIFICIO DE TELECOMUNICACIONES.
Ubicado en un lote que ocupa toda la calle 21 (Lazo) entre Avenidas 4 (Bolívar) y 5
(Zerpa), fue construido entre 1952 y 1954, respondiendo a las nuevas posibilidades
tecnológicas de la comunicación en la ciudad, determinando así su tipología
222
arquitectónica. Con respecto a sus características arquitectónicas, Beatriz Febres
Cordero (2001, p. 181), refiere:
El edificio tiene una escala acorde con la morfología del centro histórico manteniendo la
continuidad del plano urbano, en el que destaca un pronunciado chaflán en su esquina.
Su volumen es de gran solidez y sencillez, con un ritmo de ventanas muy amplio,
predominando lo sólido o lleno sobre lo vacío, haciendo de los dos cuerpos herméticos que
le conforman, impenetrables a la vista humana, respondiendo así a las corrientes de aquel
entonces y al contexto en un estilo neocolonial clásico muy depurado.
Por su parte, Juan de Dios Salas (1996, p. 81), agrega:
El cuerpo inferior contiene, parcialmente, el semisótano de estacionamiento (perceptible
por la Av. 5) y la planta baja de atención comercial. El superior está conformado por dos
niveles de inusual altura. El volumen es tratado simétricamente en ambos frentes,
aumentando así su pasividad e impenetrabilidad.
La edificación ha sufrido varias modificaciones en el transcurso del tiempo, como
resultado de los cambios en las tecnologías.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
Obra de los Arquitectos Tomás Eloy Sanabria y Julio Volante inaugurado en 1956,
la edificación del Hotel Prado Río responde a un programa de promoción y
desarrollo de la actividad turística en el país durante el Gobierno de Marcos Pérez
Jiménez. Al respecto, Beatriz Febres Cordero (2001, pp. 194 - 195), refiere:
El edificio se ubica en la periferia norte de la ciudad, en donde comienza la Avenida
Universidad, preexistiendo en el lote de la edificación una serie de cabañas residenciales.
En particular, Sanabria estaba identificado con las corrientes contemporáneas más
avanzadas de aquella época, manteniendo una relación directa con las ideas racionalistas
de Walter Gropius, que lo vinculaba con una expresión del llamado Estilo Internacional.
Sin embargo, en el proyecto del Hotel Prado Río, además de establecer relaciones con la
tipología hotelera de la época, se establecen referencias formales con la evolución del
llamado neocolonial o neohispano muy especialmente por la relación visual con ciertas
tipologías locales como la representada por la casa de hacienda del sector llamado La Isla.
Dicha casa de hacienda era un emblema de la época colonial y funcionalmente con una
vinculación entre la tipología hotelera y el club campestre.
Como el terreno tiene una ubicación privilegiada por las visuales y su cercanía al río
Milla, lo que además le atribuye unas características notables, el edificio del Hotel se
desarrolla tomando como referencias los elementos propios de la arquitectura andina en
donde los aleros, los grandes tejados, los balcones, la madera y la piedra se combinan para
conformar una arquitectura relacionada con la topografía irregular del lugar. Por medio
de una tipología híbrida se logra un proyecto cuya percepción tiene un doble carácter: el
223
del hotel y el de la casa de hacienda, que evidencian la actitud racionalista del proyectista.
A tal efecto, se combinan las referencias con los requerimientos de funcionalidad propios
del programa, creando un conjunto de núcleos funcionales diferenciados para las
actividades administrativas, servicios y alojamientos, en un todo fluido, dinámico y
abierto, que se articula mediante una circulación que sirve e integra en su recorrido a los
diferentes núcleos.
En el núcleo de acceso se concentran las actividades administrativas en la planta baja y
las habitaciones en la planta alta. Sin embargo, no se perciben los planos de fachadas
como tales porque se diluyen en la conjunción de los elementos estructurales que se
comportan como elementos esculturales en una acertada conjunción de texturas por la
combinación de diversos materiales: piedra, madera, vidrio y vegetación.
El conjunto enfatiza la horizontalidad, respetando las características del terreno, lo que le
confiere un carácter de dispersión e integración con el contexto natural. Resaltan las
grandes cubiertas a dos aguas, sujetas por pórticos estructurales en forma de A y
recubiertas de madera; así también, que enriquece a la totalidad de la edificación.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
224
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
225
En el volumen percibido de forma unitaria, se puede distinguir varios cuerpos: el cuerpo
central marcado por la esquina, un cuerpo retirado que conforma el plano urbano de la
planta baja donde destaca un paso cubierto a lo largo de todo el desarrollo del edificio, y
dos cuerpos laterales que abarcan las dos plantas de habitaciones con un tratamiento
diferente en forma de casetones con balcones que permiten zonas de sombra, y un remate
o cornisa sencilla que continua el tratamiento en ladrillo. La esquina está trabajada
mediante una combinación de materiales opacos y trasparentes, con un equilibrio muy
interesante desde el punto de vista de la composición, elevándose el cuerpo semicircular
que sirve para articular los diferentes cuerpos en toda la composición. A pesar de la
escala, el énfasis es la horizontalidad marcada por las franjas opacas en los cuerpos de
habitaciones. El edificio tiene un alto nivel de textura por la conformación de los vanos en
la superficie de los cuerpos de habitaciones y por la combinación de los acabados. De la
complejidad en el tratamiento formal de los planos de fachada se pasa a una mayor
sencillez en el tratamiento funcional del programa.
Desde un punto de vista funcional y espacial, las plantas se organizan a partir de un
espacio central de distribución que está determinado en planta baja por el acceso a un hall
de recepción limitado por la escalera; en las siguientes dos plantas, la escalera permite
distribuir las circulaciones que están separadas de los espacios. Las habitaciones se ubican
perimetralmente y existen unos núcleos centrales de habitaciones servidos por patios que
permiten la iluminación y ventilación. En la última planta, resaltan los vacíos de los
patios.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTE:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
CENTROS COMERCIALES:
Entre los años de 1960 y 1980 aparecen en la ciudad los primeros Centros
Comerciales (Beatriz Febres Cordero, 1993, pp. 88 - 94) como muestra de una
tendencia hacia el policentrismo en cuanto a concentración de actividades y
servicios: C. C. Alto Chama, C. C. Las Tapias, C. C., San Antonio, C. C. San
Cristóbal, C. C. Mayeya, C. C. Mamayeya, C. C. Glorias Patrias y C. C. Viaducto.
_______________________
FUENTE:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (1993). Imagen de la Avenida 3 de Mérida. Trabajo de grado de
maestría no publicado. Caracas: Universidad Central de Venezuela.
226
EDIF. VALERO.
EDIF. CAÑIZALES.
Situado sobre la calle 23, en el tramo construido entre las avenidas 2 y 3, fue
construido en el año 1971 según su ficha catastral registrada en la Alcaldía del
Municipio Libertador. Ubicado en medio de edificios patrimoniales como el
Rectorado de la ULA y la antigua sede del Hotel La Sierra, produce efectos
visuales contrastantes en la imagen de este sector de la ciudad.
Según la apreciación de Juan de Dios Salas (1996, pp. 114 - 115),
Este edificio se presenta como un volumen continuo y esbelto, dividido, perceptualmente,
en dos cuerpos: uno inferior que comprende el semisótano, la planta de acceso y un primer
nivel, y otro superior, producido por un repetitivo esquema de cinco niveles tipo. Por su
retiro frontal y la permanencia del alineamiento original de las casas contiguas, el
Cañizales origina un recinto urbano que de forma contrastante, se integra funcional y
espacialmente, al bulevar peatonal de su frente, sorprendiendo al transeúnte.
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela; s. p.
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
227
EDIF. C. C. EL GRAN MUNDO.
Está ubicado en una parcela intermedia en la Av. 3 entre calles 21 y 20. Según su
ficha catastral registrada en la Alcaldía del Municipio Libertador, fue construido en
1972 con un área de 5.800m2, en la propiedad adquirida en 1965 por el reconocido
comerciante de la ciudad, señor Serafín Pérez Rodríguez. En 1994 este edificio fue
adquirido por la compañía mercantil Inversiones Pedregosa, y en el año 2000, por
los hermanos Juan José y Juan Javier Pérez.
Sobre sus características arquitectónicas, Juan de Dios Salas (1996, p. 99), reseña:
Diseñado para exponerse en un solo frente, aunque por su altura, masa y la circunstancia
de no haberse desarrollado el resto del área con los mismos parámetros, es percibido desde
muchos ángulos. Está estructurado volumétricamente en tres cuerpos edificatorios: el
primer cuerpo es una planta baja de doble altura con mezanine interior; el segundo, está
compuesto por tres niveles; y el tercer cuerpo constituye la torre propiamente,
contenedora de cuatro niveles adicionales de oficinas.
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela; s. p.
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
228
TORRE LOS ANDES.
229
EDIF. GENERAL DÁVILA.
EDIF. EL PALOMAR.
Construido entre 1973 y 1977, según su ficha catastral registrada en la Alcaldía del
Municipio Libertador, se implanta sobre una parcela estrecha y profunda, situada en
la cara SE de la Av. 4, propiedad de la señora Hilda Ruiz de Célis desde 1966.
Desde el año 2001 es propiedad del señor Carlos A. Porras.
Este edificio, se eleva sobre una planta de forma rectangular, en cuatro niveles, el
primero para estacionamiento de vehículos y el resto para uso residencial, dando
lugar a 9 apartamentos.
230
Aun cuando su frente urbano tiene una dimensión y un tratamiento formal que lo hace
imperceptible al observador habitual, según la apreciación de Juan de Dios Salas (1996,
p. 120); además, esta edificación discrepa de sus más cercanos vecinos que
constituyen parte de la memoria colonial arquitectónica de Mérida, como lo son la
Casa Flia. Parra y la Casa del Dr. Eloy Paredes.
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela; s. p.
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
EDIF. INCA.
EDIF. OFICENTRO.
Ocupa una parcela intermedia ubicada en la cara SE de la Av. 4, entre las calles 24
y 25. Construido entre 1978 y 1980 según su ficha catastral registrada en la Alcaldía
del Municipio Libertador, bajo la dirección y el financiamiento de la Empresa TIMA
de Marcelo Bonetti. Desde 1984 es administrado por el señor Ramón German
231
Monzón. Con respecto a su percepción espacial y arquitectónica, Juan de Dios Salas
(1996, p. 87) señala
Es una edificación que supera notoriamente en tamaño a los edificios contiguos. Se
estructura en dos volúmenes unidos por un núcleo central. En el inferior contiene la
parte emergente del semisótano (estacionamiento) y la planta baja, mientras que el
superior comprende 7 niveles. Debido a su escasa perceptibilidad, los rasgos formales de
la facha del edificio son sólo apreciables por el observador, bajo un esfuerzo considerable
de movimiento de todo su cuerpo y visión.
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela; s. p.
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
EDIF. MERENAP.
Edificado entre 1976 y 1980 según su ficha catastral registrada en la Alcaldía del
Municipio Libertador, desde el año 2000 es propiedad del Banco del Sur, antes
Mérida Entidad de Ahorro y Préstamo, se ubica en una parcela en forma de “L”
sobre el plano de la fachada NO de la Av. 4 y el SO de la calle 25, con un área total
de construcción de 2.919 m2.
Con respecto a sus percepciones espaciales y características arquitectónicas, Juan de
Dios Salas (1996, pp. 87 - 88) señala: Como el edificio Oficentro, su altura es
significativamente mayor que la de los edificios contiguos. Se estructura por un semisótano
de la planta de estacionamiento, la planta baja (situada a 1 m. por encima del nivel de la
acera); el nivel de mezanine y 7 niveles superiores. Contiene además 1 auditórium, 1 sala de
exposiciones más 30 oficinas distribuidas en sus diferentes plantas.
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela; s. p.
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
MERCADO PRINCIPAL.
232
los distintos entes que hacen vida en la ciudad y la sorpresiva quema del viejo
mercado ubicado en el centro de la ciudad, una cuadra arriba de la Plaza Bolívar.
Sin embargo, 20’ años después de aquellos controversiales momentos, tras cierto
período de readaptación al sitial, una pujante economía y una gran campaña de
promoción para el turismo, el Mercado Principal ubicado en la periferia de la
ciudad, destaca como modelo en Venezuela, dada su eficiente organización y
limpieza, y sigue siendo un importante centro de interacción social, cultural y
económica de la cotidianidad emeritense.
Basado según su ficha catastral registrada en la Alcaldía del Municipio Libertador, en
el proyecto de la Arq. Wanda M. de Contreras, consta de tres niveles, en los que se
puede disfrutar tanto de la variedad en materia comercial como de ventas de
hortalizas y verduras, artesanías, bisuterías y originalidades merideñas. En la
tercera planta, la comida es protagonista a través del restaurante típico con 6
cocinas. También podemos hallar la Galería de Artesanías y la Calle de Piedra, con
variedad de antigüedades.
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO DE LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR. (s.f.). Ficha Catastral. [Expediente].
Mérida, Venezuela.
CORPORACIÓN DE TURISMO. (s.f.). Mérida Suya. [Catálogo]. Mérida, Venezuela.
EDIF. DORSAY.
Según Juan de Dios Salas (1996, pp. 67, 69), fue construido en 1991. Es un volumen
de tres cuerpos: planta baja, mezanine y primer piso, estableciéndose diferencias
entre ellos mediante sus tratamientos formales.
_______________________
FUENTES:
SALAS, Juan de Dios. (1996). Arquitectura Contemporánea y Ciudad. Área Central de Mérida.
Trabajo de Ascenso. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
EDIFICACIONES EDUCATIVAS.
EDUCACIÓN BÁSICA.
233
los cuarenta en el pasado siglo. (Luis Jugo, 1993, p. 44). En su trabajo, Beatriz Febres
Cordero (2001, p. 184), con respecto a esta institución, reseña:
Por su configuración en planta, resulta posible deducir que fue uno de los primeros
programas decretados, aunque haya sido posteriormente construido en Mérida e
inaugurado en 1950.
El Grupo está ubicado en el borde norte de la meseta de Mérida, desarrollándose sobre el
terreno para un mejor aprovechamiento del mismo y forzando el esquema tipológico en
planta para adecuarlo al espacio del particular lote. Desde el punto de vista urbano, al
edificio se le atribuyó el rol de masa urbana contenedora del espacio plaza y de borde en
cuanto a limite norte y final de la Avenida 3 (Independencia). En este sentido, la lectura
de la edificación es simple por la adecuada volumetría de prisma de escala muy similar a
la de la Iglesia cercana, con la cual guarda una relación pertinente. La edificación del
Grupo está compuesta por varios bloques, a saber: el principal para las actividades
administrativas, tres bloques con salones y un bloque del auditorio y el comedor, alejado
de los otros.
El acceso en el bloque principal está jerarquizado por un pórtico plano y simétrico; sin
embargo, esta jerarquía se rompe a la derecha por un puente- galería que conecta con un
volumen de aulas rematado en cuña.
La superficie de fachada es plana con una disposición regular de vanos en el módulo
vertical de tres ventanas, y franjas opacas más anchas que las de los módulos de tres
ventanas; ambas filas de ventanas están separadas por una moldura que se repite en el
remate de la misma superficie. En los extremos, el borde horizontal decrece levemente en
donde se disponen unos paños de celosías con una conformación simplificada. El edificio
es de gran sencillez. No existe una relación entre la planta y la sección, son singulares los
paños de celosías y tampoco existe una relación entre el exterior y el interior. Las
circulaciones están separadas y sirven a los espacios funcionales, permitiendo de esta
forma articular todos los volúmenes. Los acabados son de revoque blanco y todos iguales.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
JUGO, Luis. (1993). Inicios y Evolución de Mérida como Ciudad. Trabajo de ascenso no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
234
El edificio está integrado por varios bloques en donde destacan: el bloque principal o de
acceso, el bloque del auditorio y los tres bloques de aulas dispuestos paralelamente con
respecto al bloque de acceso; además, los mismos están articulados y unidos por la
disposición de las circulaciones que sirven a los espacios funcionales que sigue un
esquema en U.
El bloque principal, cuyo plano de fachada está organizado por bandas de ventanas y
bandas de enlucido, remata a la derecha con un paño de celosía o bloques de vidrio. Este
bloque permite mediante unos planos más bajos el acceso al interior del edifico; el acceso
izquierdo es bastante neutro, mientras que el derecho sigue una dirección curva como
indicación de que es a la vez el acceso del auditorio.
En lo entendido como el plano de fachada a la calle, la edificación muestra los tres cuerpos
diferenciados, esto es: el cuerpo de aulas, el cuerpo principal y el cuerpo del auditorio
(ligeramente más alto), con tratamientos diferenciados en las superficies de fachadas que
evidencian el racionalismo implícito en el desarrollo de la tipología.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
PÁEZ, Christian. (1995). Centro histórico y Periferia Moderna. De Arquitectura, 3 (3), pp. 49 - 54.
Fotos de Anzil-Mettler.
EDUCACIÓN DIVERSIFICADA
235
LICEO LIBERTADOR.
236
El edificio fue declarado Monumento protegido con declaración nacional en 1994.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
JUGO, Luis. (1993). Inicios y Evolución de Mérida como Ciudad. Trabajo de ascenso no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
INSTALACIONES UNIVERSITARIAS.
237
Dr. Luis Spinetti Dini (Director de Cultura Universitaria) cambió esta denominación
por el de Teatro Universitario.
El 10 de Noviembre de 1981 toma el nombre de Auditórium César Rengifo como
homenaje de la Universidad de Los Andes al dramaturgo, poeta y pintor caraqueño
muerto en su ciudad natal un año antes.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTE:
ARAQUE, Oneiver. (2003). Auditorio César Rengifo: Una aproximación a su evolución histórica.
Boletín del Archivo Histórico de la Universidad de Los Andes, V, (9), pp. 23 - 44.
238
FACULTAD DE INGENIERÍA.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
PÁEZ, Christian. (1995). Centro histórico y Periferia Moderna. De Arquitectura, 3 (3), pp. 49 - 54.
Fotos de Anzil-Mettler.
FACULTAD DE MEDICINA.
239
Facultad de Ingeniería. Algunas de las características arquitectónicas más
destacables, según Beatriz Febres Cordero (2001, p. 189), son:
Retirado de la Avenida, aunque en posición paralela, el edificio de Medicina destaca como un
prisma de reducidas dimensiones.
En la composición asimétrica del plano de fachada, sobresale el acceso mediante la demarcación y un
aumento del nivel de las escaleras. La superficie está compuesta por tres paños de celosías que se
encuentran demarcados tanto horizontal como verticalmente por unos elementos a manera de
pórticos; así mismo, en el resto de la superficie destacan bandas opacas y vanos de ventanas,
dispuestos en forma rítmica.
El edificio se percibe como un volumen unitario y muy simplificado. La planta tiene forma en U,
dispuesta lateralmente, con una base en posición perpendicular con respecto al eje de la Avenida
Don Tulio. En algunos cuerpos de la edificación, la disposición de los vanos en la superficie de
fachada es rítmica, con alternancia de grandes bandas opacas y unas bandas de ventanas de altura
reducida. Además, existe una relación simple entre la planta y la sección del edificio y se percibe un
énfasis en la horizontalidad.
La Facultad de Medicina fue declarada Patrimonio Histórico Cultural del
Municipio Libertador del Estado Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal
Extraordinaria Alcaldía del Distrito Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
MONSALVE, Mercedes. (1983). Impacto de la ULA en el Proceso de Desarrollo de la Ciudad de Mérida.
Trabajo de grado de postgrado no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Ciencias Económicas
y Sociales, Universidad de Los Andes
240
Vicerrectorado Académico, Vicerrectorado Administrativo y Secretaría; así también, en el
mismo recinto, estaban proyectadas las edificaciones del Paraninfo, La Torre, la Facultad
de Derecho, la Facultad de Odontología y el Teatro Universitario, estableciendo
morfológicamente una relación significativa con los elementos presentes en la manzana
en cuanto a escala, textura y grano urbano y con la misma ciudad, percibiéndose todo el
conjunto de forma compacta en contraposición a la organización espacial que es de gran
riqueza y complejidad.
En conformidad con la actitud personal del autor a favor del estilo colonial clásico, el
edificio presenta una organización compleja en razón de cada uno de los cuerpos,
limitando por el norte con la Avenida 2 (Obispo Lora), por el sur con la Avenida 3
(Independencia), por el este con la calle 23 (Vargas) y por el oeste con la Calle 24
(Rangel).
En la Avenida 3, la superficie de la fachada es plana y está compuesta por tres cuerpos
trabajados con un criterio de unidad y diferenciación, destacando el cuerpo central por
una organización jerárquica con objeto de indicar el acceso principal a la edificación,
elevándose mediante una escalinata con un aumento de la escala: sin embargo, tal escala
está perfectamente adecuada con el espacio urbano de la calle adyacente. Los demás
accesos, el proyectado para la antigua Facultad de Derecho y el ingreso al cuerpo de la
Facultad de Odontología, están proyectados e integrados con el mismo ritmo y textura del
conjunto, sin ningún indicio sobre un posible cambio de uso.
Así mismo, en cada cuerpo se distingue un eje de simetría que organiza la composición
particular, estableciéndose una unidad por medio de los elementos decorativos de los
vanos de ventanas los cuales están trabajados con elementos de referencias renacentistas y
barrocas (frontis quebrados), sugiriendo de igual manera un ritmo constante; además, la
cornisa demarca la silueta y refiere los mencionados ejes de simetría de los cuerpos.
Al interior, la organización del edificio se desarrolla funcionalmente mediante una
sucesión de patios cubiertos y abiertos (el patio de la antigua Facultad de Derecho, el
patio principal y el patio de la Facultad de Odontología), creando dos ejes ortogonales de
diferentes configuraciones que se articulan para conformar un elemento repetitivo en todo
el proyecto. El eje principal, que parte del acceso, pasa por un vestíbulo-patio-galería
hasta el Paraninfo (ubicado en el centro de la composición) que está franqueado por
galerías, sugiriendo una personal interpretación del patio como elemento clave del
claustro y como referencia al antiguo seminario, además de la complejidad de las
interconexiones entre los diferentes cuerpos con relación a la insinuación de recorridos
vinculados a los programas funcionales.
El edificio del Rectorado corrobora la importancia del uso universitario de los
espacios urbanos en la historia arquitectónica de la ciudad. Por tal motivo, fue
declarado edificación de valor arquitectónico y urbanístico por Gaceta Municipal
en 1980; luego Monumento protegido con declaración nacional en 1994, y
Edificación de Interés Patrimonial de la ciudad (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal
Extraordinaria Alcaldía del Distrito Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2001). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Trabajo de
ascenso no publicado. Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los
Andes.
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
RONDÓN NUCETE, Jesús. (1977). Acontecer de Mérida 1936 – 1958. Caracas: Arte.
241
COMPLEJO UNIVERSITARIO LA HECHICERA.
242
COMPLEJO UNIVERSITARIO LOS CHORROS.
Según los datos aportados por un catálogo elaborado por el Museo Arqueológico y
auspiciado por el Vicerrectorado Académico de la Universidad de Los Andes, esta
institución fue fundada en 1972 por el antropólogo Jorge Armand. Lleva el nombre
del Profesor Gonzalo Rincón Gutiérrez quien fundó en el año de 1962, la cátedra de
“Historia Precolombina” en la Facultad de Humanidades y Educación de la
Universidad de Los Andes. Nació como un museo adscrito al Departamento de
Antropología y Sociología de la Escuela de Historia de la Facultad de
Humanidades y Educación, con sede en el mismo departamento. En el año 1975,
debido a su crecimiento, se alquiló una casa para su sede en pleno centro de la
ciudad, dando lugar a dos áreas de investigación: Arqueología, coordinada por el
Prof. Armand y Etnología por la Prof. Jacqueline Clarac de Briceño. En 1985 se
logra la mudanza del museo al espacio dejado en el Edificio del Rectorado por la
Facultad de Derecho y el 9 de diciembre de 1986 emerge el Museo Arqueológico
“Gonzalo Rincón Gutiérrez” como una dependencia universitaria dedicada a la
investigación y extensión científica y cultural, adscrita al Rectorado y en 1987 al
Vicerrectorado Académico.
243
El Museo Arqueológico tiene como objetivo la investigación, rescate, preservación,
conservación y restauración del Patrimonio arqueológico, histórico y etnológico
andino. Mediante sus exposiciones, conferencias, seminarios, talleres, mesas
redondas, proyecciones y publicaciones, colabora con la formación de la identidad
cultural del venezolano y merideño.
El museo cuenta con un laboratorio de restauración y conservación, una biblioteca,
un laboratorio arqueológico, además de los departamentos de registro e inventario
del patrimonio, museología y museografía y la administración.
_______________________
FUENTE:
VICERRECTORADO ACADÉMICO - UNIVERSIDAD DE LOS ANDES. (s.f.). Museo Arqueológico
Gonzalo Rincón Gutiérrez. [Catálogo]. Mérida, Venezuela; s. p.
_______________________
FUENTE:
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES. Memoria y Cuenta. Años: 1967, 1979, 1980. Mérida, Venezuela;
s.p...
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO (PLANDES). (1986). Plan
Integral de Desarrollo Físico de la ULA 1986 - 1995. Mérida, Venezuela.
244
producida y recibida por la Universidad de Los Andes en el transcurso de su vida
institucional, desde su fundación hasta la fecha límite establecida para el resguardo
de dichos documentos; es decir, aquellos cuya data sea de 40 años o más. Su
actividad está orientada además a las tareas de investigación documental y la
reconstrucción de la historia de la ULA.
Está constituido por los Fondos Documentales: Conventos y Órdenes Religiosas
(dominica, agustina, jesuita y franciscana) que hicieron vida en la ciudad entre los
siglos XVI, XVII y XVIII hasta 1810; Seminario san Buenaventura de Mérida, desde
el año de su fundación (1785) hasta mediados del siglo XIX; Fondo ULA, con toda
la documentación desde su creación como Real Universidad de San Buenaventura
de Mérida por decreto de la Junta Superior Gubernativo de la Provincia de Mérida
de fecha 21 de Septiembre de 1810, la redacción de sus estatutos en 1832 por el
Gobierno Nacional cuando asume su dirección y su nombramiento como
Universidad de Los Andes en 1883 por el Gral. Guzmán Blanco; y el Fondo de
Impresos, Colecciones de Prensa, Hojas Sueltas y otras publicaciones publicadas
entre los años 1850 y 1988.
Actualmente, el Archivo Histórico de la Universidad de Los Andes funciona
dentro de las instalaciones del Edificio del Rectorado de la ilustre casa de estudios
de Mérida.
_______________________
FUENTES:
ARCHIVO HISTÓRICO DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES. (1999). Decreto de Creación del
Archivo Histórico de la Universidad de Los Andes (AHULA). Boletín del Archivo Histórico de la
Universidad de Los Andes, I, (1), pp. 5 – 15.
PARQUES.
Según los datos aportados por Tulio Febres Cordero (1960, p. 54) y Christian Páez
(1993, p. 104), el monumento de la Columna Bolívar, luego de su fabrica por el
maestro albañil Sr. Domingo Manrique, fue inaugurado en 1842, en la parroquia de
Milla hacia la entrada oriental de la ciudad, convirtiéndose en una importante
referencia espacial en la ciudad, a pesar de la sencillez de la obra por ser el único
monumento público durante buena parte del siglo XIX. En 1852 se realizó una
alameda tendiente a consolidar el lugar como punto de inicio de la Calle Bolívar y
en 1882 la columna fue coronada por un busto en arcilla, contribución del Consejo
Municipal y obra de los artistas merideños Gabriel Parra Picón, Vicente Rubio y
Juan de Dios Picón Grillet. La plaza fue restaurada y reinaugurada el 1 de enero de
1900 sustituyendo el antiguo busto por uno de bronce que perdura hasta nuestros
245
días. Actualmente es conocido como el Parque Cinco Repúblicas, tras un homenaje
realizado en los años 80’.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1993). Arte y Arquitectura en Mérida entre los siglo XIX y XX.
Actual, 27, pp. 95 - 118.
Ubicada dentro del casco urbano de Mérida, entre calles 38 y 39 y avenida 2 (Lora)
hasta el límite con las Residencias Militares, como un portal hacia la extensión de la
ciudad de desarrollo más reciente. Rodeada por un ambiente arquitectónico
heterogéneo, la plaza se encuentra dividida en dos fragmentos paralelos
separados por la vía de circulación intensa como lo es la Av. 3.
La plaza fue dedicada a Páez y Campo Elías. El decreto para la colocación del
busto en bronce de Páez según Tulio Febres Cordero (1960, p. 54), fue elaborado en
1890, el busto fue donado a la ciudad por el gobierno central, y destinado a ser
colocado sobre una columna al centro de la Plaza; sin embargo, por lo costoso de la
empresa de traerlo desde Maracaibo donde se encontraba, no fue transportado a
Mérida hasta 1911. El busto de Campo Elías de 1930, el diseño de los pedestales así
como los altos relieves de batalla, fueron elaborados por Marcos León Mariño,
siendo culminada la plaza en 1940. (Roldán Esteva - Grillet, 1995, p. 15).
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTES:
ESTEVA-GRILLET, Roldán. (1995). Antecedentes de la Modernidad Plástica en Mérida. De
Arquitectura, 3 (3), pp. 13 – 20.
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
TELEFÉRICO DE MÉRIDA.
246
El Teleférico de Mérida es un sistema de transporte de alta tecnología y bajo
impacto ambiental que incursiona en el Parque Nacional Sierra Nevada, facilitando
a sus usuarios el acceso a las montañas más altas de Venezuela.
Está constituido por cinco estaciones y cuatro tramos, comienza su trayectoria de
12,5 Km. en la ciudad de Mérida y asciende a 4.765 metros sobre el nivel del mar,
convirtiéndolo en el más alto y largo del mundo.
Fue declarado Edificación de Interés Patrimonial de la ciudad (Decreto 5S5) por
Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito Libertador, Nº 110, Julio,
2004.
_______________________
FUENTES:
FEBRES - CORDERO, Beatriz. (2003). La Arquitectura Moderna en Mérida. 1950 - 1959. Mérida,
Venezuela: Universidad de Los Andes, Consejo de Estudios de Postgrado.
CORPORACIÓN DE TURISMO. (s.f.). Sistema Teleférico de Mérida. [Catálogo]. Mérida,
Venezuela.
247
monumento escultórico obra del escultor Gaetano Parise M. que rinde homenaje a
los hombres tenaces que han alcanzado la cumbre máxima de la Patria: Domingo Peña,
el guía de la Sierra Nevada y el profesor y andinista Enrique Bourgoin, como un
aporte visual positivo a la imagen global de la ciudad.
_______________________
FUENTES:
CORPORACIÓN DE TURISMO. (s.f.). Mérida Suya. [Catálogo]. Mérida, Venezuela.
YAKIMOV, Nicolás. (1985). Parques y Plazas de Mérida. Trabajo de Investigación no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
PARQUE ALBARREGAS.
PARQUE BEETHOVEN.
248
PARQUE LA ISLA.
249
PARQUE NACIONAL SIERRA NEVADA.
PLAZAS Y MONUMENTOS.
Según los datos aportados por Christian Páez (1992, pp. 130 - 133), la plaza fue
creada luego de la parroquia en 1805 y se encontraba ubicada frente a la iglesia de
la Santa Cruz, sobre la calle independencia. En 1856 se encuentra ya en la posición
que ocupa actualmente. Desde 1888, la plaza fue dedicada a Rangel. En 1907 se
diseño el conocido esquema de plaza, ya elaborado en la plaza Bolívar, y que
250
permanecerá hasta nuestros días. En 1955 es reinaugurada tras la remodelación de
sus pavimentos, ahora en granito, un nuevo pedestal de mármol para el busto del
prócer Rangel e instalaciones eléctricas subterráneas. Hace pocos años sufrió
nuevos trabajos de embellecimiento, sin embargo no afectó significativamente su
semblanza, permaneciendo como un testimonio histórico de las reformas urbanas del ideal
de ciudad en Mérida.
Según la apreciación de Nicolás Yakimov (1985), es una plaza compacta, un lugar de
encuentro urbano interesante y lleno de vitalidad. Junto a la presencia de la Iglesia, la plaza
brinda identidad al lugar y ofrece a los transeúntes visuales interesantes hacia la montaña.
Es una amable plaza – jardín para ser vista y ocasionalmente cruzada peatonalmente o
como parada de descanso.
Fue declarada Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTE:
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1992): La Plaza Mayor de Mérida. Historia de un Tema Urbano.
Caracas: Academia Nacional de la Historia.
YAKIMOV, Nicolás. (1985). Parques y Plazas de Mérida. Trabajo de Investigación no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
PLAZA BOLÍVAR
251
La inauguración de la plaza con la estatua ecuestre de bronce de Bolívar se realizó
el 17 de diciembre de 1930.
La Plaza Bolívar fue reconstruida durante el gobierno de Pérez Jiménez, en el año
1954, interviniendo los pavimentos, colocándose granito en las avenidas y en la
zona central de la plaza alrededor del pedestal.
Esta plaza permaneció sin cambios hasta 1981 cuando fue nuevamente modificada,
sustituyendo los pavimentos de granito por cemento martillado; además se crearon
calles peatonales y otras jardineras al frente de la Gobernación y por el costado
Oeste.
En cuanto a su inserción urbana, se mantiene todavía en el papel del corazón de la
ciudad, a pesar de la tendencia del crecimiento urbano. Como punto de vida cívica
con un considerable flujo peatonal, quedó reforzado por la creación de las calles
peatonales en sus bordes. Es un lugar de paseo, numerosas jardineras le rodean y
bancos en la parte interior de la plaza, sirven al merideño como lugar de
conversación y similares.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTE:
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1992): La Plaza Mayor de Mérida. Historia de un Tema Urbano.
Caracas: Academia Nacional de la Historia.
_______________________ (1993). Arte y Arquitectura en Mérida entre los siglo XIX y XX.
Actual, 27, pp. 95 - 118.
252
Tras pequeñas refracciones, no fue sino hasta el año 1925 cuando se plantan los
árboles para convertir la plaza en el espacio que hoy conocemos.
Es una plaza ubicada en la parte más alta de la zona central de la ciudad,
marcando el límite de la misma, siendo un punto de paso para el tránsito
automotor que fluye buscando la salida de la ciudad hacia la zona del páramo, vía
la redoma de la Vuelta de Lola. Es un hito en la imagen perceptual de Mérida para
quienes llegan o se van de la ciudad. Al fondo, la nota predominante la constituyen
las casas tradicionales de una planta de modelo colonial, con los techos de tejas, los
portones y las ventanas enrejadas, además la presencia de la iglesia frente a la
esquina superior de la plaza, le asigna en la actualidad un papel predominante en
la vida de la ciudad. La actual estatua del Mariscal Sucre es de 1949 y descansa
sobre un pedestal de granito negro de gran calidad.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
_______________________
FUENTE:
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1992): La Plaza Mayor de Mérida. Historia de un Tema Urbano.
Caracas: Academia Nacional de la Historia.
PLAZOLETA COLÓN.
Esta plaza está ubicada en el atrio de la Capilla del Carmen, al interior de una
manzana. Según Tulio Febres Cordero (1960, p. 54), en ocasión del Cuatricentario del
descubrimiento de América, la colonia italiana residente en la ciudad ofreció la
erección del busto de Cristóforo Colombo; sin embargo el mismo no se realizó
hasta 1895 dentro del espacio de la pequeña plaza. Está elaborado en un tamaño
proporcional de fino mármol en cuyo pedestal hay un bajorrelieve sobre el paraíso
tropical.
Según Christian Páez (1992, pp. 127 - 130), para entonces, se convirtió, después del
busto bolivariano de la Columna de 1842, en el único monumento escultórico
existente en el ámbito urbano. En el año 1924 fue reformada y probablemente fue
la ocasión cuando se le coloca las rejas de hierro para separar la plaza de la calle y
acera. En los años 80’ la Plaza Colón sufre otra obra de embellecimiento,
añadiéndole jardineras a su espacio interior y sustituyen el ladrillo de su
pavimento por cemento.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
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FUENTE:
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FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1992): La Plaza Mayor de Mérida. Historia de un Tema Urbano.
Caracas: Academia Nacional de la Historia.
_______________________ (1993). Arte y Arquitectura en Mérida entre los siglo XIX y XX.
Actual, 27, pp. 95 - 118.
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(1992, pp. 125 - 126), como espacio libre ofrecía un amplio respiro al ingreso del templo, la
capilla y el cementerio. Hoy día la plaza posee un diseño de caminerías y
equipamiento, como el resto de las plazas de la ciudad. En su centro posee un
obelisco como Monumento al Soldado Desconocido de la Independencia,
levantado en 1930 por obra de Marcos León Mariño (Roldán Esteva - Grillet, 1995, p.
15).
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
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FUENTE:
ESTEVA-GRILLET, Roldán. (1995). Antecedentes de la modernidad plástica en Mérida. De
Arquitectura, 3 (3), pp. 13 – 20.
FEBRES CORDERO, Tulio. (1960): Obras Completas. IV. Mérida, Venezuela: Antares Ltda.
PÁEZ RIVADENEIRA, Christian. (1992): La Plaza Mayor de Mérida. Historia de un tema urbano.
Caracas: Academia Nacional de la Historia.
Inserta al borde del área poblada del casco central, es una obra con calidad de
diseño en el uso de las diferentes formas geométricas en el pavimento, la forma de
combinar los materiales, colores y texturas, que da la bienvenida al turista visitante
de la ciudad, frente a la estación terminal del Teleférico. El grupo escultórico está
dedicado a las heroínas Anastasia, María Simona Corredor de Picón, Isabel Briceño
y María Uzcátegui; quienes apoyaron la causa independentista del Libertador; se
255
encuentra rodeado por jardineras y bancos para descansos, caminerías y puentes
que acompañan el recorrido hacia la fuente central y la cascada.
Fue declarado Patrimonio Histórico Cultural del Municipio Libertador del Estado
Mérida (Decreto 5S5) por Gaceta Municipal Extraordinaria Alcaldía del Distrito
Libertador, Nº 110, Julio, 2004.
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FUENTES:
CORPORACIÓN DE TURISMO. (s.f.). Mérida Suya. [Catálogo]. Mérida, Venezuela.
YAKIMOV, Nicolás. (1985). Parques y Plazas de Mérida. Trabajo de Investigación no publicado.
Mérida, Venezuela: Facultad de Arquitectura y Arte, Universidad de Los Andes.
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