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Anexo de Clase 7

El deseo

Jeremías López

Hacer el amor es bueno porque mitiga el deseo de hacer el amor es bueno porque mitiga el deseo
de hacer el amor es bueno porque mitiga el deseo de hacer el amor es bueno.

El Poeta y su obra

Richard Francis Burton

El poeta hindú Tulsi Das, compuso la gesta de Hanuman y de su ejército de monos. Años después,
un rey lo encarceló en una torre de piedra. En la celda se puso a meditar y de la meditación surgió
Hanuman con su ejército de monos y conquistaron la ciudad e irrumpieron en la torre y lo
libertaron.

Historia verídica

Julio Cortazar

“A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas.
El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre
con asombro que por milagro no se le han roto. Ahora este señor se siente profundamente
agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se
encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble
protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin
mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato
comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro
ha ocurrido ahora”.
Triángulo amoroso

Carlos Héctor

La ballena macho estaba desolada porque su mujer se había enamorado de un submarino.

Se te ha olvidado

Coral Igualador

Se te ha olvidado: la máquina de afeitar, las pastillas del mareo, el pijama de rayas y, otra vez
más, olvidaste decirme que me quieres.

Aplastamiento de las gotas

Julio Cortazar

“Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra
el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno
detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda
temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea,
ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y
se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga
majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol. Pero las
hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece
ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada
del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós”.

Final para un cuento fantástico

I.A. Ireland

-¡Que extraño! -dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada!
La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.
-¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos
han encerrado a los dos!
-A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha.
Pasó a través de la puerta y desapareció.
Fidelidad

Fabián Vique

Soy fiel. Soy fiel a mi deseo, a mis impulsos, a mi instinto, a mi apasionamiento, a mi tendencia a
enamorarme de cada mujer que conozco. No soy fiel.

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