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Es utilizado frecuentemente por magos, aunque muchas veces sin saberlo, ya que su
versatilidad hace que se pueda utilizar para controlar la posición de una carta, forzarla,
adivinarla, etc. En su versión original sería así...
1) Reparte dos montones con el mismo número de cartas (no importa cuantas).
2) El resto del mazo lo dejas aparte de dorso. Mira y recuerda la carta que ha quedado
arriba de este mazo restante.
4) Ahora reparte sobre la mesa una a una, invirtiéndolas, tantas cartas como quieras
(siempre que sean más que los montones iniciales). Pongamos "n".
5) Recoge este paquete de "n" cartas y vuelve a dejarlo sobre el mazo restante, y a
continuación el segundo paquetito inicial sobre todo el mazo.
6) La carta que miraste queda situada exactamente en la posición "n" (contando desde
arriba) independientemente del número de cartas que componen los paquetes iguales
iniciales.
A primera vista no parece un principio "muy aplicable" ya que se retiran y ponen cartas sin
un porqué claro, pero son múltiples las utilidades de este principio, que aplicado de manera
imaginativa, es capaz de engañar al más astuto de los espectadores. No lo desdeñes.
En la segunda parte de este artículo, AQUÍ, expongo un par de versiones muy prácticas de
este principio tan interesante