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HECTOR VERA RUIZ
RELATOS BREVES DE UN HECHO CIERTO
(OVO)
( )
EDICIONES EN BUSCA DEL VIEJO BUHO
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RELATOS BREVES DE UN HECHO CIERTO
HECTOR VERA RUIZ
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DEDICATORIA
“Para mis hijos, como prueba que bien puedes empezar hacer
un libro en el último paradero de la vida; y a mi querida esposa
Martha, por acompañarme desde el primer paradero.”
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PROLOGO
Los invito a leer las siguientes páginas con los lentes de sus versiones
pasadas. Encaren el mundo presentado en estos relatos con el
ímpetu de un infante que afronta a la realidad con curiosidad
desmedida y disfruten de este compilado de historias que reflejan la
elegancia de un tiempo, quizás, más civilizado.
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RELATO BREVE DE UN HECHO CIERTO
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“GORREAR PICHON”
I
De vez en cuando nos apeábamos con una mano de plátano que los
disfrutábamos con los demás amigos que nos esperaban en una
banca que era nuestra favorita situada en el centro de la plazuela.
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“gorrear pichón” y él me dijo ya, pasó el camión y empezamos a
correr lo alcanzamos y nos prendimos de la parte de atrás bien
agarrados íbamos conversando cuando parece que el chofer del
camión nos vio así que poco a poco aceleró y faltaba poco para
podernos bajar cuando nos dimos cuenta ya habíamos salido de la
ciudad rumbo a Piura a toda velocidad, así que lo único que nos
quedaba era tirarnos; le dije al loco Tinoco que nos pusiéramos en
cada lado del camión el por el lado derecho y yo por el lado izquierdo,
como al costado de la carretera había médanos de arena no había
peligro si nos aventábamos
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a correr con todas mis fuerzas creo que batí el record de los mil
metros planos después de correr un
Que sucedió… ¿fue el miedo? … o tal vez una ilusión que nos jugó
nuestra mente…
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“EL DUENDE”
II
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La señora al comienzo le rezaba, le echaba agua bendita y nada el
duende no dejaba de molestar todas las noches a la niña que según
parecía que ella esperaba las 12 de la noche en que aparecía su galán
el duende; mientras que en el
barrio ya todos sabían del
suceso. Un buen día una
señora llego de visita venía de
otro pueblo le conto que ella
también había pasado por lo
mismo con su hija de seis años
y que la única forma de que el
duende dejara de molestar y
se fuera para siempre era que
le aventara excremento
humano, como lo hizo ella ya
que el duende era bien
asquiento.
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“SALVANDO UNA VIDA”
III
Siempre dije que las vacaciones de fin de año eran las mejores ya que
teníamos tres meses para poder disfrutarlas en diversas formas, en
la calle San Martin se estableció un señor que alquilaba bicicletas lo
conocían como el “borrao” le decían así porque tenía la cara
malograda por el acné, el alquiler era cómodo de un sol cincuenta a
dos soles la hora, había una bicicleta marca Monark que era la más
barata la hora; tenía unas llantas tan gruesas que parecían de carro
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La bicicleta estaba colgada en la pared y en cuanto yo aparecía
nuestro amigo el “borrao” sin decirle nada bajaba la bicicleta me la
entregaba, le pagaba los tres soles y el apuntaba la hora. Salía
embalado tratando de poder disfrutar al máximo la hora que había
alquilado; siempre trate de llegar a tiempo para devolverla, así era
como gozábamos nuestras vacaciones , también todos los días nos
íbamos a bañar al rio que era lo que más nos gustaba ya que
sacábamos camarones y así crudo lo comíamos; cierto día que fui al
rio con mi gran amigo Ramos (el charro) lo bautizaron con esa chapa
ya que fue el primero de nuestro grupo en trabajar y cada vez que
nos íbamos a una picantería a la hora de pagar la cuenta todos decían
“el charro paga”.
Volviendo de nuevo a aquel día que fui al rio con mi amigo Ramos,
después de nadar y estar por un par de horas refrescándonos del
intenso calor, decidimos retirarnos como a eso de las 12 del
mediodía, el sol estaba en el mero centro y la tierra de la loma estaba
muy caliente después de subir
con mucho esfuerzo y ya
estábamos llegando arriba,
cuando escuchamos gritos de la
gente que corría a la orilla del rio
gritando:… ¡se ahoga…se ahoga!
Volteamos nuestra mirada al rio
y efectivamente como nosotros
estábamos en la parte alta vimos que un chico iba en el centro del rio
que dicho sea de paso estaba crecido y el agua venia turbia, el pobre
muchacho hacia el máximo esfuerzo para mantenerse a flote daba
manotazos al agua y eso no le iba a durar mucho para mantenerse a
flote, Ramitos que estaba conmigo me miro con unos ojos de ayuda
diciéndome: …anda Hector sácalo al pobre muchacho…¡pero Ramitos
ya estamos arriba fíjate la distancia que hay…hasta que yo llegue
donde el chico ya se habrá hundido mira cómo está la corriente del
rio…! Estaba en crecida y el agua venia más turbia que de
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costumbre… me convenció de tal manera que yo le dije:…mientras
bajo al rio tú me vas recogiendo la ropa y así fue en menos de un
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estirarle los brazos hacia atrás…yo les dije a los tres que habían
llegado primero a ayudarme que así no era; cuando Salí del agua me
di cuenta que estaba desnudo… la corriente me había quitado el
calzoncillo y desnudo como estaba lo voltee al chico boca arriba y
comencé a presionar sus brazos desde el estómago hacia arriba,
comenzó después de unos segundo a dar señales de vida arrojando
bastante agua, la palidez de su rostro todavía la tenia se sentó ya
más tranquilo y le pregunte:…te sientes bien… movió su cabeza
afirmativamente.
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EL GRANITICO SEÑOR PORRAS (EL HOMBRE GORILA)
IV
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No había terminado de contar el hombre gorila el suceso cuando se
apareció el dueño del camión con un policía, el policía le dijo:…¡ a ver
Porras que paso!... recién supe que apellidaba Porras al parecer el
policía ya lo conocía como siempre la gente estaba a favor de Porras
y este antes que hablara el policía le dijo :.-vamos a la asistencia
pública para que te curen la herida – y en la comisaria vas a dar tu
declaración, la asistencia pública quedaba a dos cuadras en la misma
calle en donde se habían producido los hechos Porras con su peculiar
caminar arrastrando los pies siguió al policía y no pude seguirlo
porque tenía que hacer y la verdad no supe como termino el lio.
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se quebraban este hecho era el que le preocupaba al alcalde el temor
de que caiga el coco en la cabeza de cualquier persona adulta o tal
vez a un niño.
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un gladiador con un pantalón tipo “chavito” y como siempre sin
zapatos que para él no existían.
Bajó de la palmera y un
municipal que estaba vigilando el trabajo le alcanzo una gaseosa que
a pesar de estar helada en tres sorbos se la termino, luego de un
breve descanso camino hacia la palmera más alta que se encontraba
solitaria sin que hubiera alguna planta alta a su alrededor el hombre
gorila se preparó poniéndose la cuerda alrededor de los tobillos y
comenzó a trepar; el espectáculo era fabuloso ver como el hombre
gorila trepaba la palmera con mucha destreza, la palmera se mecía
de lado a lado por el fuerte viento que empezó a correr.
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terminado su trabajo solo estaba sacando las ultimas ramas secas
cuando se escuchó un grito y el hombre gorila se agarró de una rama
y esta se rompió perdiendo el equilibrio y comenzó su caída al vacío
venia cayendo en forma vertical, pero a este hombre al parecer no le
había llegado la
hora o tenía la
bendición de algún
santo ya que en su
caída la palmera se
movió por el viento
por el lado que el
caía y por instinto y
reacción felina el
hombre gorila se
volvió abrazar del
tronco; que por la
velocidad que traía
se fue raspando los brazos y el pecho frenando su caída con la sogas
que todavía tenía amarrada en los tobillos la gente que en número
regular presenciaba los hechos comenzó a aplaudir cuando el
hombre gorila llego a la base de la palmera sin saber cómo se
encontraba, de sus heridas el hombre gorila no se movió y el primero
en acercarse fue el alguacil lo ayudo a levantarse y le puso una manta
en su espalda que le cubría sus brazos y su pecho, lo llevo hasta la
pista que quedaba muy cerca y se le escucho decir:…¡Porras vamos al
hospital deteniendo un taxi, la gente se quedó comentando el hecho
y contando la hazaña del hombre gorila.
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para nadar con tranquilidad estábamos en plena diversión como
siempre apostando quien resistía más bajo el agua cuando de pronto
apareció un bote grande en el que iban cuatro personas una en la
popa con un remo grande dos en la proa también con un remo grande
cada uno para tratar de frenar la canoa, en el centro del bote el
hombre gorila que tenía una soga amarrada a la cintura el bote venía
siguiendo una limeta o calabazo grande en el que muchas veces la
gente de la chacra utiliza para lavar la ropa en el rio dentro del
calabazo habían puesto ropa un pantalón y una camisa una imagen
de un santo y una vela encendida, el calabazo seguía el curso de la
corriente y de vez en cuando giraba rápido pero no se detenía avanzo
un buen trecho el bote siempre siguiendo el curso del calabazo
nosotros por supuesto seguimos al bote, la razón de seguir al
calabazo era porque estaban buscando a una persona que se había
ahogado y no había salido a flote lo asombroso sucedió después en
un remanso del rio en donde se detiene la corriente el calabazo
comenzó a girar sin moverse del sitio los tres balseros anclaron el
bote y recogieron el calabazo, el hombre gorila tomo varias
bocanadas de aire y se arrojó al agua transcurrieron unos minutos y
de pronto salió el hombre gorila y les dijo a los del bote: -¡está
atascado!.
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MIGUELITO “CAGA BOLAS”
V
Eran los meses de verano nos reuníamos los muchachos del barrio
para practicar diversos juegos, como el juego del trompo, jugar a “los
ñocos” con canicas o el juego de las canicas en la cuarta era el juego
que estaba de moda, este juego se desarrollaba de la siguiente
manera: para poder intervenir en el juego las canicas tenían que ser
de vidrio y de finos colores; el juego consistía
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con él porque tenía las mejores canicas eran de un cristal
transparente y en el centro unos colores brillantes; nunca quiso decir
donde las conseguía, unos decían que un familiar se las enviaba de
Lima otros decían que las compraba en Piura, la verdad que nunca
supimos de donde Miguelito conseguía sus canicas.
Miguelito lo primero que hizo fue meterse tres o cuatro bolas las que
tenía en la mano izquierda a la boca en lugar del bolsillo con la
finalidad de estirar los dedos para hacer la cuarta; que consistía en
utilizar el dedo pulgar y cualquier dedo de la mano por lo general se
utilizaba el dedo mayor.
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Miguelito después del estiramiento de los dedos comenzó a medir su
bola con la del rival siempre en este juego se tenía que ver si los dos
dedos no dejaban ni un poquito de luz para esto la regla era que podía
hacerlo tres veces las dos primera Miguelito no alcanzo por más que
se estiraban los dedos, en la tercera y última intento tampoco alcanzo
a tocar la bola del contrincante; su rival se puso de pie y le dio una
fuerte palmada en la espalda diciéndole:…¡Miguelito ya perdiste!...
cual fue el asombro de Miguelito que de la palmada un poco fuerte
que le dieron se tragó las bolas que tenía en la boca ya se pueden
imaginar la bronca que se armó reclamándole Miguelito al de las
palmada que le devolviera las bolas que se había tragado el
muchacho le contesto …¡pero Miguelito para que te metes las bolas
en la boca y no en el bolsillo!...-mañana vas al baño y las recuperas,
después de muchos ajetreos y como el resto de muchachos no
apoyaron a Miguelito este se fue muy molesto prometiendo no
volver a jugar más.
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agazapado se puso hacer sus necesidades y después que termino con
un palito que había llevado se puso a escarbar para recuperar una por
una sus preciosas canicas pero para mala suerte de un muchacho del
barrio lo había visto y lo comento a todos, desde ese día se le vino la
vía crucis para Miguelito porque fue a partir de ese día que lo
bautizaron Miguelito “caga bolas” en cuanto lo veían los mocosos del
barrio que ya sabían la chapa le gritaban “Miguelito caga bolas”
lamentablemente no podía hacer nada, hasta las chicas cuando lo
veían se reían de él. Miguelito no pudo soportar más lo que le estaba
pasando y desapareció del barrio.
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“LA CAIDA DEL PUENTE”
VI
El 11 de
marzo de
1939 una
creciente del
rio arrastro
dos tramos
del puente
por lo que
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amigos de mi padre, la glorieta era muy bonita muy bien adornada,
en su techo con buganbilias y otras plantas mas. Lo acogedor de la
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sobrepasaba el techo del puente y la base de miles de toneladas de
fierro y cemento resistia heroicamente la fuerza de la naturaleza por
esos dias se habia ahogado un joven de buena familia de apellido
Miranda los comentarios de muchas personas decian que el rio lo
habia varado a la altura del pueblo del arenal, mientras los policias
no se daban abasto para poder controlar a la poblacion, el rio que ya
inundaba el piso del lo hacia estremecer dado que la corriente habia
aumentado en fuerza se comenzo a mecer de un lado a favor de la
corriente la locura de la gente fue total, gritos llantos y mucha
deseperacion en ese trance de angustia y dolor, aparecio desde el
otro lado del puente, que no se sabe como burlo la vigilancia policial
pero se arriesgo a pasar el puente se veia que a la velocidad que venia
que no era mucha dada la antigüedad de la camioneta sus llantas
salpicaban mucha agua el puente seguia meciendose de un lado a
otro cada vez mas seguido; le faltaria unos cuantos metros para
terminar de pasar la camioneta el puente y tal vez por el agua que
salpicaban las llantas se le apago el motor la angustia, la
desesperacion de la gente que gritaba , el puente que se mecia con
el chirriar de los fierros como si la fuerza del rio los arrancara de sus
cimientos, el chofer que era un hombre de estatura alta, trataba
desesperadamente arrancar la camioneta y no podia; el puente se
mecia y el carro tambien ante esta situacion no falto un pequeño
grupo de personas que se lanzaron en su ayuda rompiendo el cordon
policial todos empezaron a empujar la camioneta cuando llego a
cruzar el puente se escucho un ruido terrible el puente empezo a
crujir y por la fuerza de la corriente no soporto mas y se vino abajo el
agua se llevo miles de toneladas de fierro rodando como si fuera un
papel, salvada la camioneta cuyo propietario era un señor de
apellido Bidango muy conocido.
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los restos del occiso, posiblemente la policia lo iba a detener por su
negligencia y poner en peligro a las personas que lo ayudaron a jalar
la camioneta no habia terminado la policia de interrogarlo cuando la
gente comenzo a gritar que un hombre del otro lado del rio se habia
arrojado para cruzarlo, al escuchar los gritos me fui por el malecon a
toda carrera para mirar a ese audaz hombre que se habia atrevido a
cruzar el majestuoso rio Chira, lo vi como nadaba contra la corriente
por encima de tumbos y remolinos que manera de este hombre de
romper la corriente a punta de brazadas alcanzo la otra orilla cerca a
la planta de agua, su ropa que consistia en un overol gris lo llevaba
amarrado en la cabeza, salio del agua, se puso el overol y su gorra los
que estabamos ahí lo aplaudimos nos miro y sonrio trepo la escalera
del malecon y cuando la policia llego ya habia desaparecido.
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“MI PRIMER VIAJE A LA CAPITAL (LIMA)”
VII
Yo siempre dije que los mejores meses del año eran los verano,
porque las vacaciones eran largas y uno siempre la pasaba bien con
los muchachos del barrio, siempre contando anécdotas diversas pero
ninguno de nosotros conocíamos más allá de nuestro suelo en
referencia a decir Chiclayo Lima y otras ciudades grandes. Conmigo
estudiaba la primaria en el colegio fiscal 1031 José Cardó mi amigo
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cada año me mandaba en mis vacaciones a un balnearios de Paita,
Talara, El Alto así que cuando termine tercero de media y tenía 15
años y picado por ese bichito de la curiosidad y después de muchas
vueltas para encontrar el momento oportuno para poder pedirle a mi
padre que en estas vacaciones la quería pasar en Lima. Tome valor ya
que mi viejo era de carácter fuerte y un buen día me avente al ruedo,
se lo dije así muy suave como quien solicita permiso para irse a la
esquina, mi viejo después de escuchar mi solicitud pego un grito al
cielo y de arranque me dijo que no, que Lima es muy grande y que yo
era un muchacho que apenas tenía 15 años y que me podía pasar
cualquier desgracia, para esto yo a mis amigos del barrio ya les había
dicho que mis vacaciones las pasaba en Lima que sería el primero en
conocer la capital…no podía fallar sino mis amigos me harían
tremendo roche así que volví a la carga a tratar de convencer a mi
viejo para tratar de conseguir el permiso para poder viajar… al fin de
tanto insistir hasta le metí un poco de lágrimas para ablandarlo mi
padre accedió a darme el permiso para que yo viajara. Me comenzó
a contar que yo me hospedaría en la casa de su prima hermana
Felicita, como es la vida mi viejo nunca me conto que en Lima tenía 3
Primas hermanas dos casadas y una soltera, la tía Felicita casada con
un español que cariñosamente le decía “chita”, la tía Ernestina
soltera que vivía con su hermana “chita” y la tía Gloria que vivía con
sus hijos que realmente ya son adultos, dentro de los hijos de la tía
Gloria el mayor era muy apegado a la ti Chita y se llamaba Enrique le
decían “cachito” ya con el conocimiento de quien era la familia
comencé con los preparativos de mi viaje los muchachos del barrio
no creían que pasaría mis vacaciones en Lima; terminados los
preparativos llego el día que tenía que partir mi viejo me dio todas
las bendiciones y recomendaciones sobre mi comportamiento en la
casa de mis tías, además me dijo :.- llévale esta carta a Chita y le voy
a pasar un telegrama que viajas para que cachito te recoja en cuanto
llegues, de paso también le llevas a tu tía un pavito bien gordo, ahí si
no me agrado mucho tener que llevar un pavo vivo pero
lamentablemente decir no era no viajar así que acepte a
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regañadientes, aliste mi maleta y mi pavo y nos dirigimos a la agencia
de viajes “Cruz de Chalpon” que su oficina quedaba al costado del
concejo en la plaza de armas, mi viaje salía a las siete de la noche
llegamos a acompañados de mis hermanos, mis amigos del barrio era
toda una procesión de gente que llegaba a despedirme entre las
bendiciones y regresa pronto partió el ómnibus yo estaba feliz que al
fin me iba a encontrar con mi amigo Santiago, después de tantas
paradas para comer ese mismo día y al día siguiente tomar desayuno
y almorzar mientras teníamos esas paradas veía cómo iba el pavo y
le daba su agua porque comida tenia, luego de dos días de viaje al fin
llegamos a Lima entramos a las siete y media de la noche, la agencia
estaba en el jirón Lampa desembarque con mi maleta y mi jaba con
el pavo un día más y yo terminaba siendo “pata” del pavo. Yo estaba
nervioso y a la expectativa ya que muchas personas venían a escoger
a los pasajeros pero a mí nadie preguntaba por mi nombre, las horas
avanzaban y seguía en la agencia sin poder moverme, muchos taxis
llegaban ofreciendo sus servicios pero eran unos zambos altos y
corpulentos para mis adentros con ninguno en caso de que me
asalten podía trompearme porque iba salir perdiendo, eran las nueve
y media de la noche y el señor de la agencia me dijo que ya iba a
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cerrar la oficina, Dios mío y ahora qué hago hasta me arrepentí de
haber venido tanto era mi nerviosismo que ni siquiera le pregunte al
señor de la agencia donde quedaba la dirección que tenía que
solamente decía Piedra 380 ni la avenida ni el jirón en ese momento
se acercó un taxista que al parecer Dios lo había enviado porque era
un hombre de edad de estatura baja y delgado me pregunto si quería
taxi le dije que sí, tome sus servicios subí mi maleta la jaba con el pavo
que no dejaba de gritar instalado en el taxi el señor me pregunto a
donde lo llevo yo muy suelto de huesos le dije a Piedra 380, la oficina
de la agencia quedaba en el jirón Lampa bajo el taxi a la plaza San
Martin y después entro por el jirón de la unión en el trayecto el taxista
decía Piedra Piedra yo le dije maestro no conoce la dirección y como
alumbrándome dijo ya se así que terminamos el jirón de La Unión y
dobla a la izquierda yo iba mirando todo el trayecto cuando vi en la
pared una placa Callao maldición este me estaba llevando al Callao
cuando ya iba a hablar el taxista me dijo llegamos efectivamente en
la pared había un numero grande 380 pero por ningún sitio decía
Piedra me baje con mi maleta y el pavo que no dejaba de gritar, les
cuento el trayecto porque después lo supe una vez instalado; pague
al taxista y me di con la sorpresa que la casa de la tía era un
condominio y la entrada era
un portón otra vez dije para
que miércoles he venido me
puse a tocar el portón con
mucha insistencia y naca la
pirinaca ninguna luz
interiormente se prendía para
tener una mejor visión baje de
la vereda a la pista cuando de
pronto el suelo comenzó a
temblar no salía de mi
asombro y pensé que era un
terremoto como mi padre me
conto cuando estuvo en Lima sucedió un terremoto me dije recontra
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piña mi viaje en eso miro a la derecha y vi una luz muy potente que
avanzaba hacia mi precedida de una sirena fuerte y el suelo se movía
más así que de un salto subí a la vereda y me pegue a la pared y paso
el tranvía de 5 esquinas, miércoles dije en mi ignorancia los trenes
andan por la ciudad, después del tremendo susto y el pavo que no
dejaba de gritar volví a insistir en tocar el portón sin resultados
positivos en eso en la calle apareció un señor joven de mediana
estatura y me dijo así de arranque ¿vienes de viaje? A lo que yo le dije
si y no te abren la puerta si le dije ya me contestaron ya vienen y me
dijo no tienes un cigarro mi respuesta fue un no, me miro a los ojos
dudo unos segundos se volteó y siguió su camino con esto ya no me
quedaba otra alternativa que buscar un hotel así que cogí mi maleta
y mi pavo que no dejaba de gritar y comencé a caminar primero a la
derecha en línea recta llegue hasta la avenida Tacna y no encontré
hotel volví por el mismo trayecto para no perderme preocupado por
la hora eran las 10 y media y al llegar de nuevo al portón levanto la
vista y a cuatro puertas en los alto estaba un letrero de un hotelito
de nombre Aurora el alma me vino al cuerpo me acerque toque la
puerta el hotelero me atendió pedí un cuarto solo pidió mi nombre a
pesar que tenía mi partida de nacimiento y una autorización notarial
que mi padre autorizaba mi viaje en cuanto me dieron el cuarto de
inmediato entre y lo primero que hice fue darle agua al pavo porque
seguro estaba muerto de sed, esa noche dormí con un ojo abierto y
el otro cerrado ya que el pavo siempre gritaba y me despertaba ya
los demás inquilinos gritaban¡ callen a ese pavo! Menos mal que el
joven hotelero toco mi puerta y me dijo señor trate de que el pavo
no grite, pensé que me iba a desalojar, yo ni de vainas iba dejar el
cuarto preferiría torcerle el pescuezo al pavo antes de dejar el hotel,
entre dormido y despierto amaneció, lo primero que hice fue darme
un duchazo y me puse mi mejor ropa, Salí y le dije al hotelero que me
iba donde un familiar acá cerca en el condominio 380, dejo mi maleta
y el pavo y Salí con la carta en la mano para mi tía chita, el portón ya
estaba abierto entre al condominio ya eran las ocho de la mañana de
un día domingo yo sin comer desde el día anterior y sin desayunar,
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tenía más hambre que el
pavo, al entrar me
encontré con un señor
que parecía el guardián
me pregunto a quien
buscaba de inmediato le
dije a la Sra. Felicita de
Garay me pregunto es
Ud. cobrador no, le dije
la Sra. Es mi tía y vengo
de provincia a ya toque
el numero 5 subí una
rampa y toque el timbre
salió una señora ya
entrada en años y me
dijo .-si joven que
desea.- yo la verdad no
sabía si era una de mis
tías le di mi nombre y el
de mi papa al oír esto pego un grito y llamo a su hermana chita
manifestando casi a gritos que había venido un hijo de Pancho que
así lo llamaban a mi papa, lo primero que me dijo la tía fue ..-
muchacho como te vienes de tan lejos y tu padre no nos avisas...- en
ese momento sonó el timbre la tía abrió la puerta un mensajero le
dijo... ¡Telegrama señora ¡!! Recién llegaba el telegrama de mi padre
donde le escribía que yo viajaba, a lo que la tía Chita dijo ¡qué
barbaridad! la suerte que ya estas acá hijo y que no te ha pasado
nada, de inmediato me pregunto dónde estás yo le dije acá a tres
puertas de la casa en el hotel aurora anda hijo trae tus maletas y el
pavo que dice que tu padre me envía. Más rápido que
inmediatamente fui al hotel cancele el alojamiento cogí mi maleta y
el bendito pavo y en un santiamén estuve en la casa de mi tía como
era el primer día de llegada me quede todo el día en la casa, el esposo
de la tía Cita era un español que a la hora del almuerzo le gustaba
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tomar vino el oporto del abuelo era la marca del vino yo caí como
anillo al dedo el tío me invitaba una copa de vino aunque la tía no
estaba de acuerdo porque yo tenía solamente 15 años, el español le
decía que en su tierra los destetaban con vino y no pasaba nada en la
noche el pavo que tanto me había fregado estaba en la mesa
horneado con las patas hacia arriba, esa noche invitaron a un tío que
era de la P.I.P. y tocaba piano muy bien a partir de esa fecha lo volví
a ver dos veces más como nunca el pavo estuvo delicioso y me chupe
hasta el último huesito no se en que momento la tía hizo matar y
hornear el pavo lo interesante es que hubo un banquete esa noche
más con la velada que nos ofreció el tío Ricardo que así se llamaba, al
ofrecer varias canciones en el piano que tenía la tía Chita los días
siguientes fui saliendo poco a poco a conocer los alrededores como
la Plaza de Armas el Palacio de Gobierno, el Jirón de la Unión, la Plaza
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según lo que él me había
escrito era que estaba en la
tienda en el Rima casi que día
a día salía buscarlo hasta que
lo encontré, se quedó
sorprendido al verme
después de muchas
preguntas por toda la gente
del norte luego de una
conversación muy
prolongada me pregunto
dónde me hospedaba se la di
y desde luego me invito a almorzar le dije que para mañana podría
ser porque no le había dicho nada a mi tía y no quería preocuparla,
Santiago lo encontré desconocido estaba con terno y corbata de un
casimir ingles muy elegante, cerro la tienda y nos fuimos para la casa
de mi tía, tomamos un micro a la vez que enseñaba que líneas tomar
para ir a la tienda, a mi tía le cayó muy bien mi amigo Santiago aparte
de que era un palabreado tenía mucha “labia”, quedamos para el día
siguiente ir almorzar cuando llegue a casa le dije a mi tía que el
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domingo mi amigo Santiago me había invitado a pasar el día en el
balneario de Agua Dulce mi tía me recomendó que tuviera mucho
cuidado con el mar, llego ese día salimos como a las 10 de la mañana
caminando por el Jirón de la Unión hasta la Plaza San Martin en
donde era el paradero de los tranvías subimos al tranvía que iba al
Callao nos bajamos en Agua Dulce; para bajar a la playa era de dos
formas por el cerro que había un caminito o por un funicular había
que pagar para subir a la cabina que tenía capacidad para cuatro el
valor del pasaje era de 20 centavos, llegamos en un santiamén
alquilamos una carpa con dos perezosas y ya con la ropa de baño
fuimos a un kiosco dejamos la ropa y nos dieron una ficha metálica
con el número del casillero y un imperdible para sujetar la ficha en la
ropa de baño para que no se extravié era una alegría inmensa me
metía al mar hasta cierta distancia yo siempre he respetado la
bravura del mar y desde luego escuchando las recomendaciones de
mi tía que cada vez que yo salía me advertía de todos los peligros, ese
domingo y los que vinieron fueron espectaculares con mi amigo
Santiago a las 5 de la tarde de ese domingo emprendimos el regreso
volvimos a utilizar el funicular de subida después de habernos bañado
en la cascada de agua dulce que de las rocas caía sin saber de dónde
venía esa agua dulce y así fui pasando mis vacaciones que para mí
fueron inolvidables, un día después de visitarlo a Santiago en su
tienda a fines de Enero porque yo llegue a Lima a mediados de Enero,
Santiago me dijo el domingo me han invitado a un cumpleaños de un
amigo que vive en la victoria, nos pusimos de acuerdo para ir, la
mañana del domingo Santiago fue a la casa para hablar con mi tía y
le dijo que era cumpleaños de un primo y que lo iban a festejar en la
casa, mi tía como ya le tenía confianza a Santiago me dio permiso
hasta el día siguiente como era en su casa no había problema. A eso
de las siete de la noche llego Santiago a buscarme en una bicicleta
que la dejo al costado del portón de la entrada del condominio,
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grande fue mi sorpresa al
salir de la casa con la
bendición de la mi tía y sus
recomendaciones como
siempre, Santiago me dijo
súbete en la varilla y
comenzamos el trayecto
hacia la victoria o sea a la
“rica Vicky” como la
llamaban, la fiesta estaba
en todo su punto así que Santiago cogió la bicicleta y cerca de la casa
había un poste de luz arrincono la bicicleta al poste le puso una
cadena entre la bicicleta y el poste y cerro la cadena con un candado;
terminado el operativo y dejando bien asegurada la bicicleta
entramos a la fiesta, yo pasaba como adulto por mi estatura, la
pasamos de lo más bien buen trago, buena comida y buena música a
las cuatro de la mañana Santiago me dijo para irnos, nos despedimos
del dueño del santo y salimos a la calle y ahí estaba la bicicleta intacta
nos fuimos a dormir a la tienda del Rímac en donde tiramos fardos de
casimir ingles al suelo y nos acostamos, a las ocho de la mañana ya
estábamos despiertos, Santiago me dijo vamos a tomar un caldo de
gallina a la pasada cogimos unos carritos viejos cuyo recorrido era la
ruta de la Victoria, Viterbo, la verdad que el caldo de gallina era un
levanta muerto, después de un buen rato me despedí de mi amigo y
me fui a casa desde luego que ha mi tía le conté otra historia; uno de
los tantos días que mi primo cachito que radicaba en Venezuela y que
estaba de vacaciones visitaba a mi tía en las conversaciones que
teníamos y lo bien que la pasaba con mi amigo, me dijo si para el
próximo sábado estaba libre me invitaba al club revolver, para mis
adentros me dije esta invitación no me la pierdo, así que llego el día
y desde luego temprano ya estaba listo, llegamos al club me encanto
porque podías entretenerte en un sinfín de juegos después de jugar
frontón con mi primo me fui a la piscina olímpica y me subí al último
trampolín, me tire un clavado que los asistentes en la piscina me
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aplaudieron recordé los días cuando me lanzaba desde el puente en
mi rio Chira después de esa hazaña mi primo cachito me presento a
Cesar Brush defensa del deportivo municipal, entre paseos ,agasajos
y otras diversiones más llego el mes de Febrero ya habían
transcurrido más de 15 días de mi llegada a Lima así que lo primero
que le dije a mi tía si me pudiera quedarme el mes de Febrero para
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disfraces y pasamos piola, fue algo espectacular para mi ver tanta
gente con unos disfraces de conde, reinas, aviadores, princesas,
médicos, enfermeras, y muchos personajes más y todos con un
chisguete de éter en la mano, se arrojaban serpentinas y dentro de
ellas una frase romántica, lo más espectacular era que habían 3
orquestas que no paraban de tocar, lamentablemente no teníamos
pareja pero igual nos estábamos divirtiendo de lo lindo ya que en mi
pueblo por este tiempo cuando hay fiesta en el club de la Unión el
que tenía plata contrataba una orquesta de Piura a veces de Chiclayo,
yo estaba pensando que suerte la mía de haber venido a Lima;
cuando regrese seguro que mis amigos no me van a creer, todo en la
vida se acaba y el tiempo pasa con mucha pena llego la hora de
regreso, les agradecí por toda su hospitalidad que tuvieron para
conmigo abrace fuerte a mi tía y mi tío quien al abrazarlo me dijo:..
me vas hacer falta para tomar vino casi con lágrimas en los ojos me
despedí de mis tías prometiéndoles volver algún día, desde luego mi
entrañable y buen amigo Santiago me estaba esperando para
acompañarme a la agencia tome mi maleta y caminamos por el Jirón
de la Unión a la Plaza San Martin en el trayecto estaba triste por mi
retorno pero a la vez alegre por volver a mi tierra a mi rio Chira a
reunirme con mis amigos, llegamos a la Plaza San Martin y le digo a
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mi amigo no me llevo una foto contigo, me dijo no te preocupes llamó
a un fotógrafo ambulante de los que están en la plaza y nos tomó una
foto la cual salió perfecta en la Plaza San Martin que hasta la fecha la
conservo como uno de mis mejores tesoros, caminamos a la agencia
de viaje, la misma Cruz de Chalpon en la que vine y con la tranquilidad
de viajar sin ningún pavo que me fregara en todo el camino. Partió a
la 5 de la tarde la despedida con mi amigo Santiago fue volvernos a
ver lo que nunca sucedió, en esta vez el telegrama si llego a tiempo
ya que a mi llegada estaba mi familia y mi mancha ansiosa para que
yo les contara como me fue en Lima, después de contarles a mis
padres como me había ido en Lima lo cual quedaron contentos sin
mencionar la llegada que para mí fue terrible, fueron tres día que no
fui a la plazuela porque a mis hermanos les contaba todo lo que me
había divertido , al cuarto día fui con las fotos a conversar con mis
amigos, este relato de mi viaje duro una semana ya que les contaba
por capítulos, tuve correspondencia con mi amigo por poco tiempo
lo mismo que con mis tías, al parecer el destino nos traza un camino,
estando yo trabajando en Nazca tierra que la considero con mucho
cariño, y en donde forme mi hogar y que a pesar del tiempo
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transcurrido que ya son 60 años sigo teniendo a mi lado a esa
hermosa chinita con quien me case y que me dio tres hermosos hijos,
en el banco que yo trabajaba en
Nazca en el año de 1973 en
Febrero fui trasladado a la oficina
principal situada en el Jirón de la
Unión, me traslade con mi
familia mis tres hijos una
mujercita y dos hombrecitos, me
dieron 15 días de licencia para
poder instalarme y matricular a
mis hijos que estaban cursando
estudios secundarios a mi hija en
el colegio Juana Alarco de
Danmert y a mis hijos en el
Alfonzo Ugarte ya instalado en
Lima y recordando lo conocido
me hice presente en la oficina de
personal cuyo jefe era mi amigo,
lo primero que hice fue buscar a
mis tías esta vez ya no Vivian en
el jirón Piedra 380 mi tía se había
comprado una casa en la Perla
Callao, en el jirón Amazonas
paralela a la avenida La Marina la visité un día sábado con mi señora
y mis hijos, le causó una alegría tremenda verme casado y con tres
hijos, la casa donde vivían era inmensa y estaban las dos viejitas
solitas acompañadas de una muchacha, estuve con ellas tanto en su
casa como en la mía hasta que fueron falleciendo una por una, para
mí fue una tristeza grande ya que mis tías le tuvieron un gran cariño
a mi señora, pero todavía me quedaba algo, buscar a mi amigo del
alma Santiago, comencé indagando por las tiendas me encontré con
que ya no existía ninguna, publiqué un anuncio en el periódico y no
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tuve respuesta desde el
año 1973 que llegué a
radicar en Lima hasta la
fecha que escribo este
relato (70 años y recuerdo
este mi primer viaje a Lima
como si fuera ayer) no
volví a saber de mi querido
amigo parece que la tierra
se lo tragó yo siempre
como hoy sigo recordando los momentos tan buenos que pasé en su
compañía, si ya no está en este mundo que Dios lo tenga a su lado
por haber sido un gran amigo. Adiós…
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“EL ELECTRICO MARTIN ALVAREZ”
VIII
medio día, es por eso que con los patas del barrio, en edad adulta,
nos reuníamos los domingos. La verdad que solamente éramos cinco
los que siempre nos juntábamos en las buenas y en las malas,
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siempre nos juntábamos los cinco y entre el grupo estaba Martin
Álvarez, amigo muy alegre y simpático por lo físico y su trata,
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cargando energía y después de ese movimiento decía: “van mil
voltios”, a lo que todos al unísono decían: “va muy baja la energía,
tomate otro trago para que suba la temperatura”, y Martin se llenaba
el vaso y lo secaba al instante y así nos divertíamos escuchando
música y bailando, de vez en cuando más de una dada la hora que
nos retirábamos no conseguíamos movilidad para los cinco porque
teníamos una consigna que ninguno se iba por separado, de no
conseguir movilidad teníamos que caminar. Esto sucedió más de una
vez, mientras atravesábamos el puente, al espectacular Martin, quien
iba cargado de energía, después de su espectacular movimiento de la
cabeza a los pies, decía: “tengo la energía de cinco mil voltios”, y de
arranque se trepaba al segundo pasamano del puente con la
intención de arrojarse al río, cuya altura del puente al río era de siete
metros, unos lo cogían de una pierna, otros se subían para tratar de
bajarlo; en fin, era una lucha tremenda para poder tranquilizar al
eléctrico de Martin, que siempre más de un susto nos daba.
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unas chicas muy buena mozas que atendían, así que nos pusimos de
acuerdo para el próximo domingo visitarlo, efectivamente las chicas
que atendían eran muy guapas, la chicha buena y el clavito espumoso
y muy agradable, lo mismo la comida, cuyos platos al comienzo los ya
mencionado eran muy agradables, todo estaba a pedir de boca, los
patos o calabozos de chicha y de clavito iban y venían a cada rato ya
que había un gran consumo y Martin se iba cargando de energía
llegando a los seis mil voltios y para impresionar a las chicas se paró
de frente a la pared, y haciendo su acostumbrado movimiento, y en
esta vez tomando fuerte impulso, le metió un puñetazo a la pared
que solamente se
escuchó un ¡crack!,
sonido de rotura de
huesos precedido de
un desgarrador grito
de dolor, cuya mano
del eléctrico Martin
sangraba
profundamente; el pobre estaba a un paso de desmayarse, la verdad
que no sabía qué hacer, la dueña de la casa lo curó echándole
timolina y Martin volvió a pegar otro grito de dolor, la verdad que
todos estábamos preocupados ya que Martin tenía el puño de la
mano derecha, cuyos dedos no los podía mover, cuyo movimiento
para poderlos enderezar era un grito de dolor, no quedaba otra que
llevarlo a la asistencia pública, la dueña del establecimiento le prestó
un mantel blanco grande que se lo pasamos por el cuello y le
suspendimos el brazo amarrándolo y poniendo su mano en el mantel
como si su mano estuviera en una bolsa, de inmediato pagamos lo
consumido y salimos a buscar un taxi, lo llevamos a la asistencia
pública, el médico que lo examinó nos recomendó que lo lleváramos
al hospital porque de acuerdo al examen parecía que tenía fractura
en las falanges y que solamente con una radiografía se podía evaluar
la lesión, así que volvimos a tomar un taxi al hospital, entramos por
emergencia, el médico que lo atendió, lo mandó a rayos X, le tomaron
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la radiografía y efectivamente Martin tenía fractura en la falanges de
los dedos de la mano derecha, así que el médico le dijo: “tengo que
anestesiarte la mano para ponerte los dedos en su lugar, salvo que
seas tan valiente y te los arregle sin anestesia”; Martin casi llorando
le dijo al médico que le aplique la anestesia. Comenzó el tratamiento
y una vez puesto los dedos en su sitio, procedió el médico a enyesarle
la mano, sin dejar el medico de preguntar qué había pasado, a lo que
yo, que estaba presente le dije que había tropezado y al haber
apoyado su mano derecha sobre el piso, a lo que el medico dijo: “¡qué
tal caída!”, pero seguro se dio cuenta por el olor a trago que
teníamos, es por eso que el doctor se rio y le dijo a Martin que tenga
más cuidado al caminar
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“MISTER BOBBY”
IX
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"buenos días compadrito hualtaco") y no le gusta que lo toquen o que
pasen junto a él de mal humor, pues si lo haces el árbol te impregnará
de granos, algo parecido a la sarna, del
cual uno no se cura si no se va, al día
siguiente, a bailarle desnudo y pedirle
perdón por la ofensa. Cuentan que un
amigo mío paso por la zona y toco el
árbol y se llenó de granos, para sanarse,
tuvo que ir al día siguiente tempranito a
disculparse con el hualtaco... por
supuesto con su respectivo baile como
Dios lo trajo al mundo. Hay que tener en
cuenta también que el hualtaco no
afecta a todos, sino a quienes no tienen
el espíritu "templado".
La explicación científica
Me enteré que, en efecto, si es cierto que una persona puede llenarse
de granos si lo toca. No salen a causa del estado de ánimo del
hualtaco y/o de la persona que pasó junto a él y lo tocó, sino a causa
de un gusano lanudo que vive en ese árbol. Este gusano, que llega a
medir unas tres pulgadas, al desplazarse sobre las ramas y tronco del
árbol, lo impregnan de una sustancia irritante que parece causa un
proceso alérgico a quienes son sensibles a ella. Al gusano lo puedes
hallar en la época de lluvias, en estiaje sólo están sus nidos lanudos.
Misterio resuelto. Si mi amigo hubiese sabido esto, quizá la próxima
vez no habría ido a bailar calato frente al árbol, sino derechito a la
farmacia a comprar un buen antialérgico. Bien volviendo a la
narración la taja de leña de hualtaco tenía 90 centímetros de largo y
un espesor de 30 centímetros, así que también pactamos el precio,
30 centavos por cada taja, en la mañana fuimos
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al río, que desde luego traía de todo, yo arriba del puente en el primer
pasamano y mis amigos, los panamitos, estaban en la orilla, a la vez
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y recorrer las picanterías ofreciendo sus servicios, en ese tiempo, la
hora costaba 5 soles y desde luego de piano u organillo, le grababan
las canciones de última moda. Tenía un cuartito al costado de la
parroquia por donde subía a tocar las campanas cuando había misa.
Bobby era una persona adulta no muy alta, delgada pero fornida,
tenía musculatura quien sabe de cargar el piano al hombro, se hizo
amigo de nosotros que siempre con mucho respeto lo saludábamos.
Un buen día que estábamos sentado en nuestra banca preferida se
acercó y su primera palabra fue: “míster, les propongo algo, si
ustedes sacan una cabeza de plátanos del río, yo les preparo un
majau para que lo disfruten cuando salgan del río, nadie nunca nos
había ofrecido algo parecido, de inmediato aceptamos tan buena
oferta, desde ese día Bobby sentado en la toma a unos 10 metros de
la orilla del río, mirando fijamente las aguas turbias del río, nosotros
mientras sacábamos nuestra madera que era nuestro negocio con
don panamito, de vez en cuando le dábamos una miradita a Bobby,
cuando de repente impulsado por un resorte se puso de pie y con su
mano derecha señalando nos gritó: ¡míster!, como estábamos arriba
del puente observamos con mucha atención los cuatro que
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estábamos de acecho y cual sería nuestra sorpresa que
efectivamente una cabeza de plátanos venía semi-hundida en el
agua, dos de los muchachos se aventaron y bogando a la orilla
sacaron la cabeza de plátanos que por lo menos tenía 50 60 plátanos,
ya en la orilla la levantaron, le sacudieron el agua y se la pusieron en
el hombro de Bobby; de inmediato, comenzó a subir la loma con su
carga, mientras tanto nosotros seguimos sacando madera, nos
dieron las doce y media en donde el sol quema más y nos retiramos
los cuatro pensando en el majau de plátano que Bobby nos había
ofrecido, llegamos al sitio, que era un cuartito al costado de la
parroquia de unos 4 metros de ancho por unos 6 o 7 metros de largo,
en ese espacio Bobby tenía una escalera con la que subía al
campanario, había una cocina a querosene , una mesa, una sartén,
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fríen y una vez fritas las rodajas se chancan en el mortero, con su
respectiva sal, pimienta, después de estar satisfechos nos retiramos
agradeciéndole a Bobby, a lo que nos dijo su clásica palabra: “cuando
gusten míster.
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“TESOROS OCULTOS”
X
60
con mucha delicadeza les explico que en las noches veía una luz en
aquel árbol, el cual señalo con mucha precisión y que fueran a
escarbar al lado del árbol, los peones con mucha atención tomaron
las indicaciones de la patrona, con sus palas al hombre, se fueron al
lugar indicado, más o menos después de 3 horas se aparecieron los
peones llevando una tinaja o cántaro de más o menos de unos 80
centímetros de circunferencia (boca)y unos 40 centímetros de alto,
de material muy fino; al ver la vasija, la señora Josefa les preguntó a
los peones qué había dentro, a lo que ellos contestaron que había
una tierra amarilla que cuando la botaron y el viento se la llevó hacía
muchos brillos, señora la tierra era brillante en el aire, ante esa
noticia, la señora Josefa casi se desmaya, les agradeció a los peones
por el trabajo y de inmediato se puso a raspar el interior de la tinaja
y pudo rescatar 30 gramos de oro en polvo, el cual guardo muy
celosamente sin que su hijo supiera; desde ese día la señora Josefa
nunca más volvió a ver la luz cada vez que esperaba a su hijo, cuanta
fortuna por la ignorancia fue desperdiciada.
61
“LA BAJADA DE REYES Y EL PELAMIENTO”
XI
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recién comenzaría la fiesta de la bajada de Reyes , en donde la
anfitriona comenzaba primero con la música bailable y después las
cervezas heladas, las butifarras de gallina, chancho y res; las jaranas
duraban hasta altas horas de la noche, porque en la madrugada la
cerveza se vendía, lo que era un negocio redondo para la
organizadora, igual negocio se efectuaba con el Pelamiento o Pichate
que consistía en una costumbre muy arraigada en nuestro pueblo
que no se si todavía se efectúa hasta el día de hoy, este Pelamiento o
Pichate se efectuaba con un niño, las niñas no se les consideraba, por
eso que los hombres se sentían orgullosos de tener un hijo hombre
era como sacarse la lotería, ya que desde los cuatro o cinco años ya
producía dinero, comenzando con el Pelamiento o Pichate al hijo
hombre desde que nacía se le dejaba crecer el cabello, el cual era
cuidado esmeradamente por la madre, quien se preocupaba de que
no tuviera piojo.
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grandes que desde luego eran para el padrino y la madrina, el resto
de trenzas eran de poco cabello para que salieran la mayor cantidad
posible.
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El 6 de enero, día de la Bajada de Reyes, mi amigo Luchito Mena me
invitó a su casa manifestándome que su mamá, el sábado, va a
realizar la Bajada de Reyes, ese día, me puse mi mejor camisa y un
pantalón nuevo que mi papa me mandó hacer, con el fin de poder
ayudar a mi amigo Luchito llegue temprano a su casa, al ingresar a la
sala en donde habían instalado el nacimiento me quedé asombrado,
nunca había visto un nacimiento tan grande de pared a pared, con
papel cometa azul, se había hecho el cielo, con papel blanco, las
nubes, había un pesebre con una estrella en lo alto, dentro del
pesebre estaba el niño Jesús, la virgen María, San José, delante del
niño Jesús , los tres Reyes Magos; Melchor, Gaspar y Baltazar, en la
parte izquierda del nacimiento había un espejo grande dentro de él
unos patos y otras aves que a simple vista parecía que estaban
nadando, más allá una montaña hecha con escalones con papel crac
hecho de tal forma que parecía un cerro en donde habían colocado
unas ovejas, también dentro del pesebre estaba la burrita y más allá
una vaca; habían tantas figuras que me es difícil enumerar una por
una, como manifesté anteriormente el nacimiento era espectacular,
en ese año la Sra. Juanita se había esmerado ya que la gente del
Barrio Sur y otras personas del centro visitaban el nacimiento
quedando muy impresionadas.
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como si nada hubiera pasado, ya eran las diez de la noche y algunos
invitados se habían marchado, Luchito Mesa se me acerco con una
fuente y me dijo que la pasara a ver si los que quedaban, que era una
mayoría, pudieran colaborar, así que preparé mi mejor discurso y les
manifesté que tomaran en cuenta que la Bajada de Reyes se había
realizado, acto seguido pase la fuente, primero, el que iba a bajar al
niño Dios puso un billete grande, los demás asistentes se me
acercaron y uno por uno iba poniendo un billete, hasta las mujeres
también colaboraron económicamente, desde luego, al final, puse
mis cinco soles, la Sra. Juanita no dejaba de llorar en la cocina, una
comisión de vecinas le fueron a comunicar lo que había sucedido,
recibiendo de antemano la fuente llena de billetes, desde luego,
guardando la plata, se secó las lágrimas y salió a la sala agradeciendo
a la concurrencia su generosidad y anunciando que la fiesta seguía,
esta vez las butifarras de pavo y el pollo al horno fueron gratis, pero
todos estuvimos de acuerdo que la cerveza se pagara, a pesar de
todo, la fiesta duró hasta altas horas de la madrugada, pero esta vez,
la Bajada de Reyes no fue un negocio para la Sra. Juanita en este año,
quizás, si el niño Jesús lo permite, será el próximo año.
66
“CANCHAQUE”
XII
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bajo y el agua era cristalina, a parte de los días sábados, que en el
cine Excélsior pasaban las seriales como los cinco llaneros, la invasión
del mango, y otras más, no habrá mayor diversión para los chicos de
14 años como yo, comenzando las vacaciones de medio año allá por
el año de 1946, mi hermano Félix que vivía en Piura, dicho hermano,
que era uno de los 20 hijos que tuvo mi padre en 4 camadas, increíble
pero cierto, yo en especial, tuve la suerte de llevarme bien con mis
hermanos de la primera camada, es por eso que mi hermano Félix,
que cariñosamente le decían “Chanito”, la verdad que nunca supe de
ese apelativo, un buen día se apareció en la casa de Sullana y para mi
suerte yo me encontraba en casa, entró, saludó a nuestro Padre, eso
sí, con mucho cariño; mi pregunta hacia mi hermano fue que milagro,
Chanito por acá, su respuesta me dejo perplejo, “he venido a invitarte
para viajar”, mi respuesta un poco incrédula y algo asombrado le dije:
“¿y en qué?”, así de golpe que me dejó sin aliento me dijo: “me
compré un camión”, le dije: “¿y dónde está?”, me contestó: “afuera
de la casa”, sin ninguna otra respuesta, salí embalado a la calle y
efectivamente había un camión Ford del año, mi papá también salió
y juntos vimos el camión de Chanito.
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Después del saludo protocolar y de la conversación de Chanito con
mi viejo, le pidió permiso para llevarme de viaje con la autorización
de mi padre y en menos de un santiamén, yo ya tenía mi maleta con
un par de mudas, mi mamá, desde luego, con las recomendaciones
de siempre, que tenga mucho cuidado y su bendición respectiva, una
vez en el camión, dicho de paso que mi hermano no sabía manejar y
para eso había contratado a un chofer, un tipo de un metro sesenta
de tez morena pero muy buena gente, al parecer creo que mi
hermano ya lo conocía de hace mucho tiempo lo deduje por el trato
que tenían, instalado en el camión mi primera pregunta a mi
hermano fue: “¿a dónde vamos?” y él me contestó, como quien se
dirige hacia la tierra prometida: “a CANCHAQUE”.
69
alguna mercadería para transportar, se encontró con un señor
hacendado de apellido Perla, después del amistoso saludo el señor lo
invito a su casa porque al día siguiente, que era sábado, era su
cumpleaños, mi hermano me comentó que el señor Perla era uno de
los gamonales del pueblo que sembraba café y caña dulce, y
efectivamente mi hermano me llevó para que conociera el trapiche
que tenía el señor Perla, cuando llegamos mi hermano, el chofer y yo
nos recibieron con mucha amabilidad, justo en ese momento estaban
procesando el exprimido de la caña dulce, el trapiche es un molino
para extraer el jugo de algunas frutas como aceituna o caña de
azúcar, el jugo exprimido de la caña se llama guarapo, el señor a cargo
del molino nos invitó, es desde luego muy agradable, pero si tú
tomas bastante te puedes marear, ese jugo se fermenta y se prepara
el cañazo, que es el aguardiente de caña, al fin llego el día sábado , el
cumpleaños del señor Perla, ese día nos pusimos nuestra mejor gala,
aunque mi hermano no quería que yo fuera, si no es por su cuñado
que le dijo a mi hermano: “déjalo, que vaya para que se haga
hombre”, mi hermano aceptó con una condición, que no le contara a
nuestro padre, así que arrancamos a la casa del cumplimentado era
un caserón enorme, nos recibió el dueño de casa con mucho agrado,
nuestra hora de llegada fue al medio día (12) al parecer todo el
pueblo estaba presente y la gente de otros pueblitos, la música
estaba cargo de la mejor banda de Huancabamba, que tocaban sin
descanso ya que eran como 15 los músicos, entre ellos se turnaban,
desde luego el licor principal era el aguardiente, la cerveza y la chicha,
después del saludo protocolar me di una vuelta por la cocina, quedé
asombrado, como siete mujeres y hombres también preparaban el
almuerzo, chanchos, cabritos, patos, gallinas era lo que habían
matado para hacer el mejor almuerzo para agasajar a los invitados,
como yo ya me había hecho amigo de las cocineras, porque en la
cocina es donde más paraba, así que le pregunté a una de ellas cuál
serían los potajes para el almuerzo, a lo que de inmediato me
contestó con la siguiente información: “vea joven, estamos
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preparando un arroz con pato en punto meloso”, “guácala” dije yo,
“después, un seco de cabrito con yucas, un estofado de gallina con
papas, y por último chicharrón de chancho con chifles”, “madre mía
que tal banquete, bueno la cantidad de invitados justifica todo ese
menú”, después del exquisito almuerzo seguía la fiesta y la banda no
dejaba de tocar, pasaron las horas y como siempre la banda tocaba,
la gente bailaba, también tomaba y así llegó las doce de la noche, yo
como más paraba en la cocina, ya había visto en un rincón, un sillón
grande que allí era donde iba a dormir, como así fue, ya que la cocina
era el sitio más calientito de la zona, por las enormes hornillas que
siempre estaban prendidas, aunque parezca increíble, había un señor
que se encargaba de mantener el fuego, poniendo leña de algarrobo,
que era la que más duraba prendida, y como siempre la banda seguía
tocando mérito aparte para esa gente, a las siete de la mañana, una
de las cocineras me paso la voz: “joven despierte para que tome
desayuno”, yo me había hecho amigo de las cocineras, la señora
Matilde, que así se llamaba, me alcanzó un pocillo de café puro y dos
panes con chicharrón que los saboree exquisitamente, después del
desayuno fui a hablar con mi hermano para saber a qué hora nos
íbamos, su respuesta fue en la tarde, efectivamente vino el almuerzo,
yo como siempre en la cocina y en esta vez, el menú era pepián de
choclo con chancho, escabeche de pato y un suculento caldo de
gallina para despertar a los dormidos, y en el otro salón la banda
seguía tocando; efectivamente a las cinco de la tarde, mi hermano
que estaba un poco ebrio y el chofer también me paso la voz para
irnos, desde luego, le agradeció al Sr. Pedro Perla su amable atención,
el Sr. Perla le manifestó a mi hermano que se quedara un poco más,
felizmente le dijo que mañana lunes tenía que transportar una carga
a Chiclayo, así que de un fuerte apretón de manos nos despedimos y
la banda seguía tocando, de frente nos fuimos a la casa a seguir
durmiendo, ya que el cuñado de mi hermano ya estaba en casa ese
domingo. Después de la cena, nos acostamos temprano porque
según mi hermano teníamos que madrugar para buscar carga, a lo
que yo le dije a mi hermano que cuando nos despedimos del Sr. Perla
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tú le dijiste que el lunes tenías que llevar carga, a lo que me contestó:
“¿por qué crees que yo no desperdicié mi tiempo en la fiesta?, ya
estaba buscando entre los amigos que conozco quién me podía dar
carga, así que mañana madrugamos”, y así fue, a las seis de la
mañana ya estábamos tomando desayuno, porque en esa zona el sol
sale a las cinco, la primera operación fue ir a una plantación de
sembrío de naranjas, el propietario era amigo de mi hermano, que
justo habían estado en la fiesta, nos recibió muy amable, yo como
siempre junto a mi hermano para saber en cuánto el señor nos vendía
las naranjas, a lo que escuché, en tanto, si tú la cortas y en tanto, si
yo te lleno el camión. La verdad que no recuerdo el precio, que si
nosotros cortábamos las naranjas era mucho menor; mi hermano me
dijo: “haber anda corta veinte naranjas” a lo que yo de inmediato
comencé a cortar, no había cortado ni diez y estaba como Cristo, todo
arañado de los brazos y las manos, mi hermano y el chofer se reían a
carcajadas de mi aventura; los peones de la chacra con una habilidad
asombrosa comenzaron a cortar las naranjas, mientras las mujeres
los iban encajonando, las que se cortaron eran casi verdes ya que el
mercado era Chiclayo, así que partimos a nuestro destino no sin antes
despedirnos del cuñado de mi hermano, desde luego que yo me
había cogido las naranjas más maduras, si bien es cierto que tenían
pepas, pero eran jugosas y dulces, una delicia, todo el camino fui
comiendo naranjas, después de una larga travesía de Canchaque
hasta Chiclayo, llegamos a las seis de la mañana y en cuanto el camión
entró al mercado, los compradores mayoristas ofrecían comprar toda
la mercadería, al fin, después de un tira y afloja mi hermano llegó a
un buen precio, desde luego que al terminar nos fuimos a tomar
desayuno en la parada de Chiclayo, yo me pedí un café con leche y
un lomito saltado que desde luego estaba bien taipá, después del
desayuno tan suculento le dije a mi hermano: “¿y cuál es el nuevo
destino? a lo que me contestó: “nos regresamos Canchaque, ya que
hay carga que nos está esperando”, mi respuesta fue a Canchaque de
nuevo, así que regresamos a la tierra de Chanito, que así le decían a
72
mi hermano, cuando llegamos, un ganadero de la localidad, que en la
fiesta del Sr. Perla ya mi
hermano había hecho un
trato con el ganadero para
transportar reses a
Chiclayo, desde luego
descansamos un día, ese
día yo nuevamente me fui
a pasear por el pueblo en
los lugares que no había
conocido, todos los
pueblitos cercanos eran
muy pintorescos y su
gente muy amable, en la
noche, estaba sentado en
el porche de la casa y en la
oscuridad se escuchaba
como que te llamaban la
palabra o sonido era oiga, oiga, oiga, oiga, oiga, mi curiosidad de
acuerdo con mis 14 años, salí del porche y me fui siguiendo el sonido
de la voz, que venía del suelo, con una linterna de mano descubrí que
eran unos sapitos diminutos que emitían ese sonido que parecía una
voz, también, en la noche, logré ver un enjambre de luciérnagas que
con su destello de luz casi alumbraban la zona, eso se lo conté a mi
hermano y me dijo que eso era muy común en la zona, también en
mi recorrido en la zona me encontré con plantas gigantes de ceibo
que según un chacarero me dijo que si yo quería engordar abrasara
una planta delgada de ceibo, y cuando ya no quería engordar más,
que volviera y la cortara, el ceibo produce un algodón que es muy
requerido por las señoras de la localidad para hacer sus tejidos,
también le conté a mi hermano lo del ceibo que me había contado;
el chacarero me contestó que me habían hecho cholito, que a los
turistas siempre les cuentan esa historia y muchos se la creen.
73
Al día siguiente, después de un buen desayuno con chicharrones y
leche pura, nos despedimos nuevamente del cuñado de mi hermano,
quien nos deseó mucha suerte, enrumbamos a un establo, en donde
mi hermano ya había acordado trasladar reses a Chiclayo, entramos
al establo, que era enorme, y salió a recibirnos un señor de unos
cincuenta años, de buen aspecto y daba la impresión de ser un
ganadero, después de los saludos protocolares mi hermano me lo
presentó y al pronunciar su apellido me dijo Del Águila, yo casi le digo
Del Cóndor, pero iba a resultar una malcriadez, acto seguido, el Sr.
Del Águila llamó a su personal, quienes trajeron una rampa que la
colocaron atrás del camión que ya estaba cuadrado en el sitio
señalado para subir a las reses, yo como siempre, mirando la faena,
la cual me llamó poderosamente la atención por primera vez, veía
cómo subían las reses, la primera, la pusieron al fondo del camión con
la cabeza izquierda, la segunda, con la cabeza a la derecha y así
sucesivamente una por una, había que destacar la destreza de la
gente en acomodar a las reses, una vez colocadas las reses que
teníamos que llevar, mi hermano se despidió del ganadero, a la vez
que a uno de sus ayudantes también viajaría con nosotros, el señor,
desde un comienzo del viaje todo el tiempo iba en la tolva, el trayecto
fue bastante accidentado ya que como el trayecto era largo tuvimos
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bastantes dificultades con las reses, lamentablemente, por el viaje
largo y el cansancio, una de las reses se caía y el señor, que para eso
iba en la tolva, nos pasaba la voz, levantar esa res sí que era trágico,
mi falta de conocimiento pensé que la res que se caía, la cogían de
los cachos y la paraban, la cosa no era así, había que bajar una por
una hasta llegar a la que estaba caída, la ponían de pie y nuevamente
se volvían a subir una por una, para esto, el señor que venía con
nosotros se encargaba de este trabajo, otras de las cosas que vi fue
que el señor, que lo llamaremos Juan, ya que no recuerdo su nombre,
tenía una especie de sogas trenzadas que le ponía a las reses en las
patas delanteras en cuanto bajaban del carro para que no caminaran,
en ese viaje fue para mí una tortura, ya que cuando estaba bien
acomodado, con mi hermano, el sueño me vencía, así que mi
hermano hacia parar el camión y con una frazada me mandaba a la
tolva con don Juan, allí hacía un frío de la gran flauta, yo tenía que
aguantar lo máximo que pudiera, entre bajar de la tolva y volver a
subir, ya que mi hermano no quería según él, que yo al dormir lo
contagiara al chofer, es por eso que me mandaba a la tolva, entre
parar y continuar el viaje, al fin llegamos a las seis de la mañana a
Chiclayo, la gente, como siempre, atrás del camión ofreciendo la
compra del ganado, don Juan le indicó al chofer en donde debía de
dejar el ganado, era un corral bastante grande, en donde dejamos las
reses que tanto malestar nos habían ocasionado en el trayecto, mi
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hermano, de inmediato mandó lavar el camión y desde luego nos
fuimos a tomar desayuno a la parada del mercado de Chiclayo, yo
esta vez me pedí un saltado de riñoncito que estuvo de lo más
delicioso. Mientras estábamos desayunando, un militar de la fuerza
aérea se le acercó a mi hermano y le preguntó si ese camión era de
él, mi hermano le dijo que sí y le manifestó si podía conversar con él
sobre un transporte a Piura, mi hermano se levantó con el militar,
caminó unos pasos y después de un buen rato regresó a terminar de
tomar desayuno y nos dijo: “apúrense que ya tenemos carga para
Piura”, yo dije: “Guácala”, era el 26 de julio de 1946, yo como siempre
curioso, le pregunté a mi hermano: “¿qué tipo de carga era?, no
vayan a ser de nuevo reses”, a lo que mi hermano soltó una carcajada
y me dijo: “¿con las reses te fue mal?” y yo le dije: “recontra mal, no
te preocupes que en esta vez no va a ser reses, ya verás la carga que
vamos a llevar”, nos dirigimos a un determinado sitio en Chiclayo, casi
a la salida del pueblo, cuando llegamos, estaba el militar que habló
con mi hermano, que resultó ser capitán de la Fuerza Aérea de Piura,
en cuanto llegamos de una casa salieron once avioneros, que yo me
quedé asombrado y todos, incluyéndome, pasamos atrás como
carga, ya que el capitán ocupó mi asiento adelante, en el trayecto
cerca de la pista habían rumas de sacos de carbón listos para ser
embarcados, paró el camión, bajó el capitán, dio una orden y los
avioneros en fila de uno comenzaron a subir los sacos de carbón,
unos kilómetros más fue el mismo operativo; en total fueron diez
sacos de carbón los que subieron, dentro de mi inocencia juvenil
pensé que por eso no habían viajado en ómnibus, llegamos a Piura
en buena hora y al capitán los avioneros y los sacos de carbón los
dejamos en Castilla, un distrito de Piura en una bodega, lo curioso fue
que en el camión dejaron un saco de carbón, mi hermano me dijo:
“pasa adelante que nos vamos a dejarte a Sullana en el camino de los
90 kilómetros entre Piura y Sullana”, veníamos conversando de los
avioneros, y yo le hice la pregunta a mi hermano Félix: “¿te regalaron
un saco de carbón?, a lo que me contestó: “por supuesto, el
transporte era avioneros y no carbón, tremendos ladrones”, yo me
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sorprendí a su respuesta, “¿qué?, ¿el carbón se lo han robado?”,
“claro, ¿por qué crees que contrató el camión y no un ómnibus?, el
capitán ya lo tenía planeado, pero me pagaron bien el transporte”,
después de esto me dijo: “hermano, vamos para dejarte en la casa y
cogimos la carretera a Sullana, saludo a nuestro padre y después de
un breve conversar se despidió, no sin antes darme un fuerte abrazo
y me metió la mano al bolsillo, en cuanto se fue de inmediato metí
mi mano al bolsillo, saque varios billetes que sumaban cien soles, en
ese momento, me sentí millonario, solamente atiné a decir: “que
Dios te bendiga hermano Chanito”, desde luego, esa plata no la
comenté con nadie, pero sí fui muy dadivoso con mis hermanos,
invitándolos al cine y a comer helados, nunca voy a olvidar ese paseo,
es por eso que lo relato.
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“CAZANDO PATOS”
XIII
No todo el tiempo, el curso del río Chira fue igual. Antes, su curso fue
llegando a la altura de la carretera que conduce al distrito de
Querecotillo, el río, en tiempo de creciente, venía serpenteando por
la margen de la carretera haciendo una curva a la altura de un cerro
denominado “la curva de la muerte”. Los agricultores de esa zona
sufrían mucho cada año cuando el río aumentaba su caudal, ya que
arrasaba con todas las cosechas, lo cual significaba muchas pérdidas
para todos los agricultores, pero a veces, la mano de Dios, cambia el
destino de los hombres, para eso los expertos allegados al gobierno
veían que tanta agua, millones de m³ se perdían en el mar. Mediante
grandes estudios, se decidió hacer una represa; el problema era que
el cauce del río no lo permitía, por lo tanto, había que cambiar el
curso del río. Manos a la obra, lo primero que se tenía que hacer era
desviar el curso y, efectivamente, se comenzaron los trabajos, y se
construyó la represa de Puechos, la parte de la desviación del río que
pasaba por “la curva de la muerte” en la carretera al pueblo de
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Querecotillo. Esto dio lugar a que se formara una hermosa laguna, la
cual se convirtió en un paraje para todas las aves migratorias, en
especial los patos de agua dulce, mi amigo Káiser (de ascendencia
japonesa) y yo siempre íbamos a esa laguna a pescar; había bastantes
lisas, mojarras y otros peces más. Nos metimos dentro de la laguna
con una atarraya, y siempre pescábamos bastante.
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que fabricó el cañón que lo acopló en la madera, y de un clavo fabricó
el cañón y el gatillo. La escopeta quedó maravillosa, yo me
entusiasmé mucho, ahora faltaba probarla, así que manos a la obra,
antes de hablar de la prueba, les voy a relatar la composición de la
escopeta; la armazón era de madera de algarrobo torneada, con una
culta normal que va pegada al hombro, el cañón era de un tubo
acerado que al comienzo tenía un hueco en donde se ponía el
fulminante, el gatillo era de un clavo grande doblado en “s” cuya
cabeza del clavo servía como el percutor o martillo, servía para hacer
detonar el arma de fuego, el procedimiento para cargar el arma era
el siguiente: primero le introducíamos la pólvora por el cañón, luego
un taco de papel con una baqueta (varilla de acero) que servía para
acuñar el taco de papel, después las municiones, que nosotros
fabricábamos con los soldaditos de plomo, a veces nos íbamos fuera
de la ciudad en donde estaba situado el club de tiro de la ciudad,
escarbando la arena encontrábamos plomo, el cual lo derretíamos
haciendo muchos perdigones, la pólvora se compraba en las
ferreterías . Todo estaba listo, solo faltaba la prueba, así que un fin
de semana, con el arma escondida, nos fuimos a un potrero
abandonado. A las orillas del río nos posicionamos bien, Káiser cargó
el arma, puso el fulminante, apuntó a un árbol en el que habíamos
colocado el bul hecho de madera con todos los círculos del 10 al 0. La
angustia de mi parte era tremenda, rogaba a Dios que el arma
funcionara, así que mi amigo tomó unos diez a doce pasos del bul,
apuntó y disparó. Fue una alegría tremenda ver que la escopeta
funcionó. Con respecto al tiro al blanco, faltó un poco de práctica ya
que algunos perdigones dieron en el blanco, la verdad que mi amigo
y yo no somos expertos en armas, pero al menos no estaba del todo
mal, efectuamos varios tiros más y con el mismo resultado de éxito;
ahora tocaba la caza de patos, esperamos al sábado para ir en la
mañana, ese día estuve bien temprano en la casa de Káiser, creo que
no dormí esa noche de emoción, nos alistamos, desarmó la escopeta
y la camuflé dentro de un saco de harina y desde luego también
llevamos la atarraya (por si las moscas). Después de un largo trajinar,
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llegamos a la laguna, antes de entrar, mi amigo armó la escopeta y la
cargó. La laguna estaba tranquila, aparte de unas cuantas gallaretas,
no se veía ningún pato, esperamos varias horas, ya casi al medio día
cuanto estábamos por marcharnos apareció un pato que salía del
gramalote, mi amigo se posicionó, tomó aire, apuntó y ¡zas!, salió el
disparo. Al sonar el disparo, salió volando una bandada de patos,
nuestra presa todavía aleteaba herida, más rápido que un rayo
comencé a nadar antes que el pato herido se metiera al gramalote,
lo cogí, estaba pesado, gordo; nos pusimos muy alegres, y ese día
almorzamos pato preparado por la señora Nieves, tía de mi amigo.
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de canaleta para llevar agua a ciertos fundos del alrededor, estaba
abandonada, dentro de ella te llegaba a la cintura y al frente el
gramalote, ese día, Káiser y yo pensábamos que ese día no íbamos a
comer pato; antes de navidad, estábamos en nuestro escondite
cuando escuchamos la bulla de la gente que hablaba el idioma de mi
amigo, así que salimos al descubierto siempre escondiendo la
escopeta, los visitantes eran japoneses, bajaron de los dos autos seis
personas, tres de ellos con escopetas, los que quedamos
contemplando al descubierto se posicionaron en la canaleta y nos
pasaron la voz de esta forma: “muchachos, métanse al gramalote y
espanten los patos que les vamos a regalar dos patos”. Mi amigo y yo
nos miramos y le dije, “oye, tus paisanos están locos, cómo van a
cazar los patos y entramos al gramalote haciendo bulla los patos van
a volar y como los van a cazar”. Ante nuestra demora, volvieron a
insistir: “muchachos, espanten los patos”. De inmediato, nadando y
haciendo una bulla infernal, los patos comenzaron a salir y
emprendieron vuelo. Los tres tiradores comenzaron a disparar
cuando el pato estaba en el aire. Las escopetas eran de repetición, no
conté de cuántos tiros eran, al parecer de cinco o seis, lo interesante
era que los patos caían algunos en picada al agua y otros al
gramalote; juntamos diez patos, subimos a donde estaban ellos con
la sarta de patos. Los japoneses estaban felices, pude ver (hasta me
dejaron tocar) la escopeta, había una gran cantidad de cartuchos
vacíos en la acequia que los recogimos, los japoneses le dieron a mi
amigo un pato y a mí también, trajeron una caja grande y metieron
los patos ahí, se despidieron con un ¡Ari katoo! “muchas gracias”.
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“PESCANDO EN EL RIO CHIRA”
XIV
En los meses de agosto y setiembre, el caudal del rio Chira baja sin
disminuir su corriente y profundidad, era una fecha propicia para
pescar.
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o a la derecha, moví las dos manos con rapidez y poco a poco saliendo
del agua una vez a fuera se pudo apreciar la hermosura del pez de
aproximadamente de ocho a diez kilos, esta hazaña merecía el
aplauso y la felicitación al maestro, quiero dejar claro que durante mi
corta vida de pescador en el río Chira jamás pude pescar un Robalo,
ya que su carne es muy estimada , al parecer es primo hermano de la
corvina, ya siendo más o menos la una de la tarde, nos preparamos
para regresar, que fue más fácil que la ida ya que todos los peces bien
amarrados con un grueso cordel en grupo de dos, mi amigo Káiser y
yo nos fuimos nadando con la sarta de peces mientras el maestro don
Néstor llevaba nuestra ropa, cuando llegamos a la casa, la Sra. Santos,
esposa de don Néstor, lo primero que preparo fue el Robalo frito
apanado seguido de un chilcano de cascafe, ese almuerzo fue una
delicia. Después de esa fabulosa pesca que tuvimos, mi amigo Káiser
no dejaba de sorprenderme inventando formas o sistemas para
pescar, ese día que fui a verlo me enseñó que había confeccionado
un mata lisas que consistía en un alambre de un metro de largo de
regular grosor y una empuñadura de madera, me manifestó que
como la atarraya era pesada y grande no lo dejaba correr rápido,
como fue sábado mi visita, yo le dije: ¿qué te parece si en la tarde
viajamos al rio a eso de las cuatro?, esperando las lisas que salen a
comer, llego la hora, fuimos al río y llevamos los alambre, había hecho
dos, uno para cada uno, encontramos un vaso de agua largo y poco
profundo a diez metros de distancia, mi amigo me manifestó que él
por la derecha y yo por la izquierda, chicoteáramos con el alambre el
agua en donde estaban las lisas, a la cuenta de tres salimos corriendo
hacia el brazuelo y vimos el cardumen de lisas que a toda velocidad
se dirigían a la profundidad del río, comenzamos la operación del
chicoteo hacia el cardumen y desde luego las lisas flotaban unas sin
cabeza, otras sin cola, otras partidas por la mitad, de inmediato
procedimos a comenzar a recogerlas a toda velocidad, ya que la
corriente se las estaba llevando, la operación fue un éxito,
regresamos a casa con una buena cantidad; como siempre la Sra.
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Santos nos preparó un ceviche que estuvo delicioso y desde luego
festejando el nuevo sistema de pescar lisas.
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Néstor también integraba el grupo, lo cual me alegró pensando que
esto sería algo grande.
Ya que el trayecto a la casa era largo y que servir la loma es por eso
como manifiesto líneas arriba a mucha gente que lamentablemente
no tenía dinero le regalábamos uno o dos pescados, yo me sentía feliz
ese día fue algo inolvidable para mí se venían las vacaciones de medio
año y el caudal del río Chira todavía se mantenía, el agua estaba clara
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y habían brazuelos que tenían gran caudal y mantenían su
profundidad.
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amigo Káiser, don Néstor, su hijo Jano, se llamaba Alejandro pero le
decían Jano, joven como yo, pero no muy entusiasta de esta
excursión más aún que a él lo comisionaron para que llevara una
antorcha, la otra yo y don Néstor la atarraya, llegamos al río y
comenzamos primero a empapar las antorchas de aceite, una vez que
estaba bien empapada, el guaipe se prendieron, me entusiasmo
mucho ya que había un resplandor de luz fantástico, era increíble en
el agua cristalina ver cómo los peces se movían, no sé si será cierto
que los peces no duermen, mi amigo Káiser enfocó con la antorcha
un pez y se quedó quieto, sin moverse, que se podía coger con la
mano, la pesca como siempre fue buena, la experiencia fenomenal,
creo que yo me siento feliz de haber tenido estos amigos que hicieron
que mi juventud fuera muy placentera, de muy buenas y sanas
aventuras doy gracias a Dios por haberlos puesto en mi camino y si
ya no están en esta bendita tierra que Dios los tenga en su Santa
Gloria.
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Héctor Vera Ruiz, nació un 19 de
febrero de 1932 en la provincia de
Sullana.
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