Вы находитесь на странице: 1из 4

TRABAJADORES, ANARQUISMO Y ESTADO REPRESOR.

JUAN SURIANO

El periodo que transcurre entre 1900-1901 y 1910 estuvo marcado por el


enfrentamiento entre los trabajadores y las clases dominantes.
El anarquismo y el socialismo intentaron articular la identidad de los trabajadores
a partir de sus propuestas, (que si bien eran diferentes) brindaban la alternativa
de una sociedad sin explotados ni explotadores opuesta a la del Estado.
El acelerado crecimiento de la población y la incapacidad de las ciudades para
resolver esta demanda, concentró a gran parte de los trabajadores en viviendas
colectivas que se agruparon en zonas de la capital. De esta forma se produjo un
acercamiento entre los trabajadores a través de experiencias cotidianas. La
vivienda contribuyó a definir una identidad común de los trabajadores. La
posibilidad de conformar un cuerpo obrero sólido y uniforme tenía dos
obstáculos: primero las diversas procedencias de los inmigrantes, ya que tenían
distintas tradiciones, experiencias, etc. Y por otro lado, una buena parte de ellos
venía temporalmente. El otro problema era el trabajo que se caracterizaba por la
gran movilidad de peones y jornaleros que alternaban su labor en la cosecha.
A pesar de esto, se produjo la necesidad de agruparse en organizaciones
defensivas frente a las condiciones deficientes de salud, trabajo y vivienda.
1850----- Aparecen las primeras sociedades mutuales, que perseguían la defensa
de sus asociados y de las profesiones a través de la instrucción, protección de la
salud o bolsas de trabajo.
Estas fueron los antecedentes de las Sociedades de Resistencia que aparecieron en
1878. Los planteos de estas Sociedades eran aumentos salariales, mejora de las
condiciones de trabajo o reglamentación laboral. La metodología de lucha era
hacer reclamos mediante petitorios o huelgas.
Hacia 1896, los anarquistas introdujeron la idea de huelga general.
En 1901 los socialistas y los anarquistas llegaron a acuerdos sobre temas como la
huelga general, las relaciones con el Estado o el papel de las cooperativas y
crearon la Federación Obrera Argentina (FOA)
En fábricas y talleres se impusieron desde mediados de los 80’ reglamentos
internos que pautaban la conducta de los trabajadores con el fin de obtener
disciplinamiento de la mano de obra.
Los empresarios conformaron la Unión Industrial Argentina a comienzos de
1887. Esta comunidad de intereses les permitía enfrentar de manera unificada los
reclamos obreros. La UIA mantuvo una resistencia a efectuar cualquier tipo de
mejoras a los trabajadores y cuando no podían controlarlos, contrataban
rompehuelgas.
Medios periodísticos como La voz de la Iglesia y La Nación insistían en la
necesidad de controlar y seleccionar la inmigración para evitar la entrada al país
de extranjeros indeseables. En 1899 se redactaron dos proyectos sobre admisión
y expulsión de extranjeros.
Para el Estado la cuestión social no existía. El problema se reducía a eliminar a
extranjeros anarquistas “enemigos del orden social” que llegaban debido a la
persecución impuesta por las policías europeas. Se asoció la idea libertaria a la
violencia, a los atentados y a los crímenes. Lo que querían era aislar y perseguir a
unos pocos “extranjeros indeseables convertidos en agitadores profesionales”.
El deterioro salarial y el empeoramiento de las condiciones de vida o la
desocupación creciente generaron una predisposición constante a la protesta.
Esto se cruzó con la intensificación de la actividad socialista y anarquista.
Un hecho destacable fue la unidad de los gremios orientados por socialistas y
anarquistas en la FOA. Su impulso fue vital para la unificación de gremios por
localidades en federaciones de nivel nacional. Si bien la Federación conservó los
gremios más importantes, la escisión socialista formando la UNIÓN GREMIAL
DE TRABAJADORES debilitó el movimiento sindical para la confrontación que se
avecinaba.
Hubo diferentes huelgas que sacudieron al país y comenzó en 1900 con el paro
de los estibadores del puerto.
La FOA declaró la huelga general en noviembre. La violenta represión, la
movilización de algunas entidades del ejército controlando barrios obreros, la
recién sancionada Ley de Residencia y el estado de sitio venció la resistencia de
los trabajadores. Luego la FOA levanta el paro.
La presión de las clases dominantes para adoptar drásticas medidas represivas era
unánime. El gobierno fue intensificando la represión y persecución, encarcelando
dirigentes y reprimiendo en las huelgas.
Se crea la Sección Especial de la Policía para controlar las actividades de los
grupos políticos e ideológicos contestatarios.
El gobierno toma conciencia de que las propuestas libertarias, directas y efectivas
eran asimiladas por la mayor parte de los trabajadores.
El interés demostrado por los trabajadores en el reconocimiento de sus
sociedades, la creación de centros culturales, escuelas alternativas y periódicos,
sumado a la magnitud de la huelga general eran datos que contribuyeron a
acelerar la sanción de la Ley de Residencia.
En 1902 el Senado aprueba un proyecto que permitía penar sin juicio previo y
otorgaba atribuciones judiciales al presidente de la Nación.
La ley 4144 (Ley de Residencia) fue sancionada en 1902. Cada momento de
tensión social era respondido con la deportación y detención de los dirigentes
más importantes, la aplicación del estado de sitio, el cierre de los locales obreros
y la clausura temporal de diarios opositores.
Como consecuencia de una huelga fueron deportados varios activistas. La
actividades sindical se reorganizó lentamente y el número de huelgas fue cada
vez mayor.
El acto federal dejó muchas víctimas. Por el amparo del estado de sitio se
deportaron varios militantes y se cerraron diarios y locales gremiales.
A pesar de los duros golpes,, el mes de agosto comenzó con una infinidad de
huelgas: fosforeros, bronceros, talabarteros, marmoleros, pintores, etc.
Se realiza una huelga de inquilinos y alcanzó una notable repercusión en la
población.
El 1° de Mayo de 1909 se conoce como la semana roja por los acontecimientos
represivos, en el que hubo muchos muertos y heridos a manos de la policía.
La FORA, la UGT y gremios autónomos hicieron una huelga general por tiempo
indeterminado pidiendo: la renuncia de Ramón Falcón (jefe de policía),
reapertura de los locales sindicales, libertad para los detenidos. El gobierno no
apeló y decretó estado de sitio.
El 14 de noviembre, un joven llamado Simón Radowitzky lanzó una bomba
contra el carruaje que conducía Ramón Falcón, quien fallece. El gobierno aplicó
el estado de sitio, cerró los diarios y locales obreros y deportó a muchos
extranjeros. Lanzó una represión indiscriminada.
Además se sumaron grupos civiles pertenecientes a la elite porteña que actuaron
por su cuenta y se dedicaron a hacer “justicia por mano propia” destruyendo
locales y diarios obreros.
En 1910, los sectores dominantes decidieron enfrentar al anarquismo, al
socialismo, al extranjero y a la cultura trabajadora.
Como ampliación de la Ley de Residencia, se sanciona la Ley de Defensa Social.
La nueva legislación apuntaba a evitar el ingreso de extranjeros aplicando duras
penas en prisión y multas a los empresarios que los transportaran. Se prohibían
terminantemente las asociaciones o reuniones anarquistas y banderas.
La ley de descanso dominical, la de reglamentación de trabajo femenino e
infantil y la creación del departamento nacional del trabajo significaron avances
relativos, ya que su aplicación práctica era deficiente y de alcances limitados.
La policía, estableció un efectivo sistema de control sobre las personas y
organizaciones libertarias complementada con una comunicación con Italia y
España que suministraban la identidad de los sospechosos. El gobierno decide
poner un servicio de vigilancia en los principales puertos europeos, con el fin de
evitar el embarque de anarquistas hacia la Argentina.
Los informantes policiales se infiltraban en los congresos obreros y elevaban
informes sobre los participantes y las propuestas discutidas. Por eso conocían de
antemano lugares y fechas de los futuros conflictos. Las indicaciones policiales
incentivaban al gobierno a reglamentar las reuniones públicas y a expulsar a
todos los sospechosos de tener ideas anarquistas.
La gran mayoría de los expulsados pertenecían a las comunidades italiana y
española. Casi todos los deportados eran anarquistas de participación activa en
sociedades de resistencia, centros culturales y periódicos.
Muchos de los deportados intentaban volver al país de manera clandestina. Esta
reinserción era sumamente precaria debido a la ilegalidad. Por lo general volvían
a ser detenidos y expulsados.
Se produjeron allanamientos y cierre de locales obreros, detención, expulsión de
los activistas, clausura reiterada de los diarios y la presión sobre los dirigentes
interrumpían la actividad sindical.
El anarquismo era la tendencia más dinámica y enraizada de las sociedades de
resistencia, beneficiada por la pérdida de influencia del socialismo.
La consigna de derogar la ley de residencia y de lograr la libertad de los presos
sociales parece haber sido un reclamo solo sentido por los activistas y no por el
grueso de los trabajadores.
La huelga general del Centenario se inscribió en esa suma de golpes al
capitalismo. Pero significó un fracaso rotundo ya que el gobierno eliminó la
circulación, antes del comienzo del conflicto, a los principales líderes que
organizaron la protesta.
La represión gubernamental, logró su objetivo de desarticular e impedir las
relaciones de los trabajadores y los libertarios.

Вам также может понравиться