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1. INTRODUCION
Tenencia de la tierra es la relación, definida en forma jurídica o consuetudinaria,
entre personas, en cuanto individuos o grupos, con respecto a la tierra (por razones
de comodidad, «tierra» se utiliza aquí para englobar otros recursos naturales, como
el agua y los árboles). La tenencia de la tierra es una institución, es decir, un
conjunto de normas inventadas por las sociedades para regular el comportamiento.
Las reglas sobre la tenencia definen de qué manera pueden asignarse dentro de las
sociedades los derechos de propiedad de la tierra. Definen cómo se otorga el acceso
a los derechos de utilizar, controlar y transferir la tierra, así como las pertinentes
responsabilidades y limitaciones. En otras palabras, los sistemas de tenencia de la
tierra determinan quién puede utilizar qué recursos, durante cuánto tiempo y bajo
qué circunstancias.
2. OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECIFICOS
3. MARCO TEORICO
En este sentido, a través del transcurso de toda la vida republicana, los diferentes
gobiernos a nombre del Estado traficaron y regalaron la tierra y el territorio a
terratenientes y empresas capitalistas nacionales e internacionales con todos sus
otros recursos naturales de acuerdo a sus mezquinos intereses de grupos y
familiares. El siglo XIX se caracteriza por la reversión de tierras comunales en el
occidente efectuada por el Estado a favor de terratenientes con el pretexto de que
éstos serían los únicos actores que podrían traer el “progreso” a la Nación.
A partir de 1953, el proceso agrario fue llevado acabo por gobiernos con inspiración
nacionalista y fuerte intervención estatal hasta 1985 y luego con los Programas de
Ajuste Estructural inspirados por el neoliberalismo orientado hacia el mercado, lo
que produjo en el país una gran concentración de tierras en pocas familias.
La norma principal de este Decreto Ley, es sujetar los derechos sobre la tierra al
trabajo; de este principio emerge el cumplimiento de la función económica social
(FES), exigida a las empresas y los propietarios medianos y grandes, y la función
social (FS) para indígenas y campesinos. En virtud a esta normativa, deberían
afectarse los latifundios improductivos y redistribuirse las tierras a favor de
quienes tengan la disposición de trabajarlas.
Sin embargo, pese a que el Decreto Ley de 1953 prevé la reconstitución de las
tierras comunitarias, esta determinación no se la pudo poner en práctica debido a la
clasificación de las tierras en zonas y sub zonas que establecen límites máximos
para la dotación y adjudicación, rompiendo de esta manera las prácticas culturales
de las comunidades, que utilizan diferentes pisos ecológicos en el manejo de la
tierra.
La promulgación del Decreto Ley 3464 de la Reforma Agraria en 1953, fue realizada
como una medida para transitar de una estructura agraria feudal dominante, a la
coexistencia de la empresa capitalista y las unidades campesino indígenas, pero la
aplicación de esta medida derivó en la creación de una estructura dual entre
occidente y oriente; en la región occidental del país, se formalizó la liberación
de la fuerza de trabajo rural indígena y el reparto de tierras apareciendo los
minifundios, aunque estuvo condicionado por los ecosistemas de altura. En el
oriente, sirvió para legalizar extensos latifundios. Asimismo, el Estado canalizó
créditos, caminos, infra estructura productiva, mercados, fuerza laboral, mediante
asentamientos humanos dirigidos, todo para potenciar el agronegocio.
También está dentro los objetivos del saneamiento el formalizar este mercado, ya
que mediante los Títulos Ejecutoriales otorgados, los propietarios podrán contar con
seguridad jurídica que les motive a formalizar todas las transacciones que precisen
ser registradas.
En cuanto a tierras que tengan propietarios, las condiciones del mercado y la ley de
oferta y demanda dictaminan los precios de la tierra, de acuerdo a región y
ubicación. Tampoco se puede hablar de precios promedio, porque inclusive en una
región pequeña el precio de las parcelas puede variar significativamente debido por
ejemplo, a la proximidad de una carretera o el acceso a servicios básicos.
Para tener una idea de los precios y las diferencias, podemos indicar que en Bolivia
existen tierras fiscales en el área rural cuyo precio por hectárea es de $us 0,30 y a
la vez existen lugares – como por ejemplo en el departamento de Cochabamba –
donde una hectárea puede venderse por $us 3.000.000. En áreas como ésta, el
tamaño de las parcelas no excede el de una hectárea, en cambio en lugares donde
la tierra es más barata existen propietarios de grandes extensiones.
Por otra parte, la Ley establece que los campesinos o pueblos indígenas sin
tierra o con poca tierra tienen acceso preferencial y gratuito a tierras fiscales,
siempre y cuando éstas sean tituladas de manera comunal. El resto de las
demandas de tierras, incluyendo campesinos individuales o colonizadores, deben
pagar por acceder a tierras fiscales, ya sea a través de un sistema de adjudicación
directa a precios de mercado o mediante concurso público calificado en
dotaciones de menos de 100 hectáreas.
Del total de tierras fiscales hay que distinguir aquellas que no son distribuibles, de
aquellas que sí se pueden distribuir. La superficie de tierra fiscal no distribuible,
según la legislación ambiental y forestal, es aquella que corresponde a reservas
forestales, áreas protegidas y concesiones forestales, aunque la nueva legislación
agraria, considera que algunas de estas tierras son compatibles con criterios de
manejo sostenible y por tanto serían susceptibles de distribución
Es importante reconocer que las tierras fiscales que pueden ser distribuidas apenas
alcanzan a un poco más de un millón quinientas mil hectáreas. En este sentido, esta
poca cantidad de tierras fiscales identificadas y que pueden ser distribuidas,
nos demuestra que aun actualmente, no existe una verdadera voluntad política para
administrar con justicia el reparto de tierras en el país. La existencia de miles de
familias indígenas y campesinas que no tienen tierra o la tienen de manera
insuficiente, amerita políticas gubernamentales que vayan a favor de esas miles de
familias, para compensar de alguna manera el despojo sufrido de su tierra territorio
durante cientos de años por poderes de elites terratenientes y latifundistas ligados
al manejo del Estado.
4. CONCLUSIONES
La tenencia de la tierra es una parte importante de las estructuras sociales, políticas
y económicas. Es de carácter multidimensional, ya que hace entrar en juego
aspectos sociales, técnicos, económicos, institucionales, jurídicos y políticos que
muchas veces son pasados por alto pero que deben tenerse en cuenta. El derecho
que tiene una persona sobre un objeto como la tierra puede considerarse como una
forma de propiedad.