Вы находитесь на странице: 1из 5

CUENTOS

Saulis.

Un día común, Saulis se despertó y salió corriendo.

– ¡Mami!, ¡mami!. – Dijo gritando Saulis.


– ¿Qué pasa nena?. – Contestó la mami de Saulis.
– Hay dos hombres vigilando la casa. – Dijo Saulis.
-¿Qué cosas dices Saulis?. – Respondió su mami.

La mamá salió a ver que pasaba fuera, mientras Saulis


estaba agitada e impresionada.

– ¡Oh no! ¡Saulis corre!!. – Gritó su mamá.

Saulis corriendo se escondió bajo su cama. La mamá pensó


que Saulis mentía pero en realidad Saulis había visto los
abogados de su padre, los cuales venían a buscar a la pequeña Saulis para que se
fueran con ellos.

Finalmente todo quedó en un susto y todos siguieron viviendo felices.

FIN

TRES RATONES ENVIDIOSOS

Había una vez tres ratones muy envidiosos, querían todo


para ellos solos. Pero cuando llegaba a visitarlo un vecino,
ellos escondían todo el queso que tenían guardado.

De pronto se acercó un gato muy peludo, asomó su nariz


en el agujero y los ratones envidiosos se arrinconaron muy
asustados. Cuando gritaron, el vecino los escuchó y se
acercó al gato lleno de valor y como pudo lo alejó de la
puerta. Quedó tan cansado el pobre ratón que los
envidiosos salieron a agradecerle el favor y por fin lo
invitaron a comer.

Todos felices disfrutaron de un estupendo platillo de queso y entre risas recordaban


al gato que corrió muy enojado.

FIN
EL GATO DORMILON

Había una vez un gato muy dormilón que se pasaba los


días y las tardes enteras echado en el sofá. Siempre se
preguntaban que es lo que hacía para quedar tan ex
hausto, pero nadie lo veía haciendo otra cosa que no
fuera descansar.

Una noche su dueño tuvo la idea de ir a buscarlo y ver si


también dormía toda la noche, pero mientras bajaba la
escalera pudo verlo… ahí estaba él, sentado frente al
acuario, viendo cómo dormía la tortuga. Sólo se quedó
allí mirando en silencio a su gato, despierto y sereno estaba cuidando el sueño de
su amiga tortuga.

Al día siguiente pudo verlo como de costumbre, durmiendo en el sofá y entonces


pudo comprender el porqué de su sueño durante el día, pero no notó que la tortuga
también lo cuidaba desde su sitio.

FIN

EL SEÑOR ZAFIRO

Había una vez un señor con un nombre muy bonito, se


llamaba Zafiro. A Zafiro le gustaba vender papaya,
zapotes, etc.

Él era un hombre honrado y trabajador, le gustaba ayudar


mucho a las personas que lo necesitaran. Era
investigador del núcleo de las células y los números de
matemáticas.

Realizaba estas labores porque quería ser alguien en la vida. Realmente, lo que
más le gustaba y tenía el gran sueño de ser escritor y lo consiguió gracias a su
tesón, a su continuo trabajo duro, su esfuerzo y su afán de superación.

FIN
UNA NIÑA QUE SE SENTIA SOLA

Había una vez una niña que se sentía sola, quería


un animalito para jugar y quererle.

Los padres de la niña le dieron una sorpresa y se


levantaron temprano para comprarle un perrito y
sorprenderla, querían que fuera muy feliz. Llegaron
con el perrito y le pusieron en la cama de la niña sin
que ella se diera cuenta, después de unos minutos la
niña se levantó.

La niña se puso a pensar:

– “¿Soñé con un perrito?”

Y nada más decir esto escuchó un ladrido y ahí estaba el perrito, bajo la sabana.
Ella se puso súper contenta y dijo que nunca más jugaría sola.

Y colorín colorado este cuento a terminado.

FIN

FABULAS
EL ADIVINO
Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le
acercó un vecino, anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que
habían robado todo lo que había en su interior.
El adivino levantose de un salto y salió
corriendo hacia su casa, desencajado y suspirando,
para ver lo que había sucedido.
Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr
le dijo:
-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que
ocurrirá a los otros, ¿por qué no has previsto lo que
te sucedería a ti?
El adivino no supo qué responder.
Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro
de los demás. Tan sólo pretenden estafarnos y quitarnos nuestro dinero.
LA BRUJA
Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y
fórmulas para calmar la cólera de los dioses.
Con esta promesa a la bruja no le faltaban
clientes y conseguía grandes cantidades de
dinero de este modo de vida.
Pero un día fue acusada de ir contra las leyes y la
llevaron ante los jueces supremos del país.
Así, tras un juicio muy corto, la culparon y la
hicieron condenar a muerte.
Viéndola salir de la sala del juicio, una de las personas presentes le dijo:
- Bruja, tú que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no has podido
persuadir a los hombres?
Moraleja: hay que ser precavido con quienes prometen solucionar todo problema
que tengas a cambio de dinero pero son incapaces de arreglar los suyos.
EL LOBO CON PIEL DE OVEJA
Pensó un día un lobo cambiar su apariencia
para así facilitar la obtención de su comida.
Se metió entonces en una piel de oveja y se
fue a pastar con el rebaño, despistando
totalmente al pastor.
Al atardecer, para su protección, fue llevado
junto con todo el rebaño a un encierro,
quedando la puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente,
tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instan te.
Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.
EL NIÑO Y LOS DULCES
El niño y los dulces
Un niño metió su mano en un recipiente lleno de
dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando
trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no
le permitió hacerlo.
Como tampoco quería perder aquellos dulces,
lloraba amargamente su desilusión.
Un amigo que estaba cerca le dijo: - Co nfórmate
solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces-.
Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.

LA LECHERA
La hija de un granjero llevaba un recipiente
lleno de leche a vender al pueblo, y empezó a
hacer planes futuros:
- Cuando venda esta leche, compraré
trescientos huevos. Los huevos, descartando
los que no nazcan, me darán al menos
doscientos pollos.
Los pollos estarán listos para mercadearlos
cuando los precios de ellos estén en lo más alto, de modo que para fin de año
tendré suficiente dinero para comprarme el mejor vestido para asistir a las fiestas.
Cuando esté en el baile todos los muchachos m e pretenderán, y yo los valoraré
uno a uno.
Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la vasija de
leche al suelo, regando su contenido.
Y así todos sus planes acabaron en un instante.
Moraleja:
No seas ambiciosa de mejor y más próspera fortuna,
que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro,
mira que ni el presente está seguro.

Вам также может понравиться