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Bajó brutalmente el empleo y nadie incendió el país

Mientras en Nación, las provincias y los municipios hay 61.300 empleados públicos más que en noviembre de
2015, el sector privado está atrapado entre una tasa de interés que frena la economía y una fenomenal carga
tributaria
Por Roberto Cachanosky
26 de marzo de 2019

Entre marzo y diciembre de 2018 el sector privado perdió 130.700 puestos de trabajo
Cuando uno propone como medida fiscal comenzar a reducir el empleo público a nivel nacional, provincial y
municipal, es inevitable que el interlocutor responda: ¿y qué hacemos con la gente que queda desocupada?
Los más tremendistas suelen argumentar: "No se puede, te incendian el país". De manera que es casi un
sacrilegio proponer semejante cosa.
Por ejemplo, si yo publicara en esta nota que habría que reducir en un año el 4% del empleo público
consolidado, esto es disminuir en 131.000 puestos de trabajo el empleo público a nivel nacional, provincial y
municipal, las acusaciones de neoliberal y cipayo que se leerían en los comentarios debajo de esta nota serían
algo liviano. Obviamente que los insultos alcanzarían niveles sustancialmente mayores al de neoliberal, si yo
osara poner en esta nota que hay que reducir en 131.000 empleados públicos en un año.
Si uno compara la evolución del empleo público y del empleo privado en relación de dependencia entre marzo
de 2018 y diciembre del mismo año, se encuentra con que el sector privado perdió 130.700 puestos de trabajo
Sin embargo, la realidad es que ese ajuste de empleo ocurrió en menos de un año, con la diferencia de que no
fue en el sector público sino que fue en el sector privado.
En efecto, la recesión comenzó en abril de 2018. Si uno compara la evolución del empleo público y del empleo
privado en relación de dependencia, se ve que entre marzo y diciembre de 2018 el sector privado perdió
130.700 puestos de trabajo de acuerdo a los datos que acaba de publicar la secretaría de Trabajo, en tanto que
el sector público consolidado perdió solo 6.300 puestos.
El cuadro de arriba muestra claramente que en este período de recesión iniciado en abril de 2018 el peso del
ajuste estuvo sobre el sector privado en tanto que el sector público lo vio pasar.
Es más, si uno observa la evolución del empleo desde noviembre 2015, último mes completo del kirchnerismo
y diciembre de 2018, puede ver que el empleo público creció en estos años y el empleo privado se redujo.
Los datos fríos muestran que entre la Nación, las provincias y los municipios hay 61.300 empleados públicos
más que en noviembre de 2015. El sector privado está atrapado entre una sideral tasa de interés que frena la
economía y un gigantesco Estado que se traduce en una fenomenal carga tributaria para aquellos que estamos
en blanco.
Pero la carga tributaria no es solo nacional, las provincias no se quedan atrás a la hora de castigar al
contribuyente. El conocido SIRCREB, es un nefasto invento por el cual las provincias y CABA suponen que
cualquier ingreso que alguien tiene en su cuenta bancaria es porque facturó una venta. Esto quiere decir que,
sin orden judicial, las provincias y CABA meten la mano en la propiedad privada y se quedan con el porcentaje
correspondiente a Ingresos Brutos sin importar si fue una venta o una simple transferencia de fondos entre
amigos y familiares. Si mi primo me regala plata y me la acredita en la cuenta corriente, el estado supone que
ese ingreso es fruto de una venta y me retiene ingresos brutos. Más delirante no puede ser el sistema.
Pero resulta que a este nefasto SIRCREB se le agrega ahora el SIRTAC, que es el Sistema de Recaudación
Sobre Tarjetas de Crédito y Compra. Es decir, si un comercio hace una venta y le pagan con tarjeta de
crédito, ahora los estados provinciales decidieron retenerle ingresos brutos, de manera que cuando el
comerciante cobre la venta por la tarjeta de crédito ya le habrán retenido el porcentaje correspondiente a
ingresos brutos. Paga por anticipado el impuesto.

Indepen
Asalariados Indepen Indepen
Asalariados Asalariados dientes
de casas dientes dientes TOTAL
Privados Públicos Monotributo
Puestos de particulares Autónomos Monotributo
Social
Trabajo
mar-18 6.283,40 3.163,40 481,8 402,8 1.593,40 422,9 12.346,70
dic-18 6.151,50 3.157,10 495,6 396,5 1.585,20 361 12.147

DIFERENCIA
ABSOLUTA -130,7 -6,3 13,8 -6,3 -8,2 -61,9 -199,7

VARIACIÓN
PORCENTUAL (%) -2,1 -0,2 2,9 -1,6 -0,5 -14,6 -1,6
Todo parece indicar que en Argentina, los políticos desconocen o creen que no funciona la curva de Laffer
y piensan que pueden aumentar la carga tributaria indefinidamente sin que la recaudación impositiva se
resienta. Es más, parece que no han leído historia y desconocen que en 1215 los barones le impusieron al rey
Juan Sin Tierra la Carta Magna por la cual limitaba la presión impositiva entre otros temas, como no encarcelar
gente a su antojo. Fue un primer intento por limitar el poder del monarca.

Independien
Puestos de Asalariados Independien Independien
Asalariados Asalariados tes
Trabajo – 2015- de casas tes tes TOTAL
Privados Públicos Monotributo
2018 Variación En particulares Autónomos Monotributo
Social
miles
nov-15 6.253,80 3.095,80 445,1 408,2 1.453,30 354,6 12.010,80
dic-18 6.151,50 3.157,10 495,6 396,5 1.585,20 361 12.147

DIFERENCIA
ABSOLUTA -102,1 61,3 50,4 -11,8 132 6,4 136,2

VARIACIÓN
PORCENTUAL (%) -1,6 2 11,3 -2,9 9,1 1,8 1,1

Los datos fríos muestran que entre la Nación, las provincias y los municipios hay 61.300 empleados públicos
más que en noviembre de 2015

También parecen desconocer el Motín del Té que tuvo lugar en Boston en 1773 cuando los colonos tiraron todo
un cargamento de té al mar por el nuevo impuesto que había establecido Inglaterra, dando lugar a la
independencia americana. En rigor este impuesto colmó la paciencia de los colonos porque tenía antecedentes
como la Stamp Act (1765) y las Townshend Act (1767).
El primero fue un impuesto directo sobre las colonias americanas por la cual Inglaterra requería que la mayoría
de los materiales impresos en las colonias se publicara en papel sellado y producido en Londres, era un
timbrado con sello fiscal en relieve. La segunda era una serie de actas que establecían algunas regulaciones
comerciales y el derecho de Inglaterra de cobrar impuestos a las colonias americanas. Así que cuando llegó el
impuesto al té para financiar la guerra de los 7 años se armó el lío.

Evidentemente que hoy en día ya no se recurre a la violencia para enfrentar la voracidad fiscal. Ahora existen
mecanismos menos violentos como la evasión, mudarse de país para pagar menos impuestos y otras maneras
pacíficas de quitarse de encima el peso del estado

Por su parte, la Revolución Francesa tuvo, entre otros motivos, la aplicación de altos impuestos que no
alcanzaban a ciertos sectores de la nobleza, del clero y otros sectores. La causa de la mayor carga tributaria
que derivó en la Revolución Francesa, fuero los mayores gastos que tuvo la corona de Francia cuando
ayudó bélicamente a las colonias americanas en la lucha por la independencia.
Los ejemplos podrían seguir, pero le sugeriría a la dirigencia política que si no entienden la curva de Laffer, al
menos lean el libro de Charles Adams, For Good and Evil, The Impact of Taxes on the Course of Civilization, en
el que analiza las rebeliones fiscales desde el Antiguo Egipto, pasando por la Edad Media, Rusia, Suiza,
España, Alemania y, obviamente, Estados Unidos e Inglaterra.

Evidentemente que hoy en día ya no se recurre a la violencia para enfrentar la voracidad fiscal. Ahora existen
mecanismos menos violentos como la evasión, mudarse de país para pagar menos impuestos y otras maneras
pacíficas de quitarse de encima el peso del estado. ¿O alguien duda que si todavía la gente sobrevive a
esta fenomenal carga impositiva es porque una parte importante de la economía opera en negro?
La gran diferencia entre aquellas sangrientas rebeliones fiscales y la actualidad es que, en primer lugar, ahora
no son sangrientas y, en segundo lugar, las fenomenales cargas impositivas se derivaban de los gastos
militares en que incurrían los monarcas para conquistar territorios. La conquista de nuevos territorios era la
forma de tener más poder. Hoy día la fenomenal carga tributaria no es causada, al menos en Argentina,
por los gastos militares, sino por otra forma de conquistar el poder: el llamado gasto social.La
democracia se ha transformado en una competencia populista repartiendo planes sociales y empleo público a
diestra y siniestra para conseguir votos. Esos votos tiene como contrapartida un costo que es el gasto público y
ese gasto público hay que financiarlo con impuestos, deuda pública o emisión monetaria.
La deuda sube la tasa de interés y paraliza la economía, la carga tributaria estimula el trabajo informal o
directamente el cierre de empresas y la inflación la conocida caída del ingreso real. En Argentina usamos todas
estas herramientas.

La causa de la mayor carga tributaria que derivó en la Revolución Francesa, fuero los mayores gastos que
tuvo la corona de Francia cuando ayudó bélicamente a las colonias americanas en la lucha por la
independencia

En síntesis, el "gasto social" y el empleo público, que es la llave para ganar la competencia populista
implica transferirle al contribuyente el costo de la campaña electoral. El problema es que cada vez hay
menos contribuyentes porque el estado los está matando con impuestos. Así que esta competencia populista
va a tener cada vez menos financiamiento en la medida que se vaya agotando el sector privado que es el que
genera riqueza y es el que mantiene el negocio de los políticos, el empleo público y los planes sociales.
Tal vez la carga impositiva no derive en una guerra de la independencia como en EEUU o en otra Carta
Magna, pero sí puede terminar de transformar a la Argentina en un estado fallido.

Eso sí, que no vengan con que no se puede despedir gente del Estado porque te incendian el país. Los datos
muestran que eso no ocurrió. Ya se ve que el sector privado perdió miles de puestos de trabajo en menos
de un año y, si bien hay malhumor, nadie incendió el país. La dirigencia política en su conjunto, en nombre
de la paz social, solo está terminando de destruir al escaso sector privado que es el que mantiene su negocio
político.

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