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ZONA ARQUEOLÓGICA DE HUAMANGO, ESTADO DE MÉXICO

Huamango es una zona arqueológica que se encuentra al norte del Estado de


México, rica en leyendas, historias y tradiciones ancestrales. Para llegar a ella hay
que tomar la carretera México – Querétaro y a la altura del kilómetro 68 desviarse
hacia Jilotepec, lugar conocido por sus casas de adobe con tejas rojas. De
Jilotepec hay que continuar por la carretera que conduce a Acambay (cerca del dios
de los peñascos) y pasando este último poblado, sobre la mesa de San Miguel, que
a su vez forma parte de las estribaciones del cerro Peña Picuda, se encuentra
Huamango a una altitud aproximada de 2 850 msnm.

Para llegar a la zona arqueológica hay que tomar un camino de terracería que sale
del pueblo y que conforme va subiendo nos va mostrando la forma de vida que la
gente del lugar ha conservado durante tanto tiempo.

El silencio del lugar es asombroso e invita a llegar a la cima, desde la cual se puede
observar todo el valle de Acambay (o valle de los espejos) que debe su nombre al
reflejo de los muchos aguajes de forma cuadrangular que proveen de agua para la
siembra de maíz. En el valle, mirando al sur, se aprecian los cerros de Atlacomulco
y Jojotitlán; al poniente el cerro Colmilludo, al oriente la peña Redonda y el Balcón
del diablo y al norte el cerro de Peña Ñado.

Al llegar a lo más alto de la Mesa de San Miguel, rodeadas de encinos y árboles


de Tepozán se encuentran las ruinas de la pequeña zona arqueológica de
Huamango. Algunos viejos robles, cuidan de ella y sus hojas, con el roce del viento,
producen un sonido que rompe el silencio de este lugar.

LEYENDAS SOBRE EL ORIGEN DEL HUAMANGO

Huamango es un hermoso y apacible sitio lleno de interesantes leyendas. La


creencia local es que fueron los otomíes quienes ocuparon este asentamiento
mucho antes de que las huestes mexicas lo conquistaran y lo hicieran tributario.

Una de las leyendas cuenta que los “apaches” (así los nombraron los habitantes del
lugar) vivieron en Huamango, pero tuvieron que dejarlo y se fueron a San Miguel,
desde donde regresaban cada año para bailar frente al templo del lugar. Sin
embargo, la leyenda más repetida dice: “Que en un principio el lugar fue construido
y habitado por los toltecas de Tula y posteriormente habitado por los otomíes
durante mucho tiempo. Después de un terremoto, los habitantes de Huamango
salieron del sitio y se mudaron a un lugar llamado Dongú, donde formaron un nuevo
centro. Más tarde se trasladaron a lo que hoy se conoce como Acambay”.

Por esta última leyenda muchos habitantes directos de la región dicen ser
descendientes de los constructores de Huamango y por lo mismo cuidan y atienden
tanto el lugar como sus costumbres otomíes.

HUAMANGO COMO CENTRO POLÍTICO Y DE INTERCAMBIO

El terreno sobre el cual fue erigido Huamango no es apto para la construcción, pero
los antiguos habitantes resolvieron magníficamente este problema mediante la
nivelación artificial y el acondicionamiento de amplias terrazas sobre las que
construyeron sus basamentos piramidales, con piedras unidas con lodo y revestidas
de lajas cuatrapeadas. Se cree que el sitio fue habitado durante el periodo
Epiclásico temprano (850-1300 d.C.), y fue un centro político que ejerció el control
de la región.

Este aspecto tal vez guarde relación con la muralla que rodea todo el lugar y que en
algunas partes alcanza hasta los 2m de altura. Se supone que los habitantes
mantenían relaciones de distinto tipo, principalmente de comercio, con sitios de la
jerarquía de Tula y de algunos asentamientos de la región de Michoacán.

Por la gran variedad de cerámica que se encontró, y por su ubicación estratégica,


se piensa que pudo haber sido un centro de intercambio, de la mesa Central con el
occidente.
PRESENCIA COLONIAL EN HUAMANGO

Dentro del sitio arqueológico se encuentra una capilla, justo frente a la estructura
principal. Fue construida durante el siglo XVII y se le conocía con el nombre de
Quahmanco, pero más tarde los frailes franciscanos de Aculco llevaron una imagen
de San Miguel al lugar y éste quedó como el santo patrón de la capilla.

Al fondo de la misma se ven muchas imágenes, tanto de santos como de la Virgen


de Guadalupe, y un crucifijo de tamaño mediano.

La gente de la región acostumbra llevar flores y veladoras, así como papel picado
de colores. En consecuencia, el ambiente dentro del pequeño recinto se siente
denso y a la vez místico.

Encima de la capilla de San Miguel de Huamango se encontraron restos de lo que


fue una cruz de madera, y la gente del lugar colocó una nueva. Los habitantes de
Acambay suben por esta cruz cada 3 de mayo y la reúnen con las cruces de los
poblados cercanos en la parroquia de su pueblo para celebrar el día de la Santa
Cruz.

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