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| | | En este texto se presentan las discusiones sostenidas en torno al concepto de Constitucién en Chile entre 1810 y 1833. El pri- mer momento, que denominamos como el momento soberano, comprende las discusiones relativas ala reasuncién de la soberania por los pueblos, hacia 1810, y el fkacaso revolucionario de 1814 a ‘manos de las tropas realistas, Dentro de este momento, se dieron diversos debates: el primero remite a la discusién sobre la vincu- lacién entre la soberania y la potestad legislativa que esta suponia. Un segundo debate, propiciado hacia 1811 con la inauguracién del Congreso, polemizé sobre la simpleza y/o complejidad de las eyes que debia dictar la novedosa instancia legislativa. Vinculado con esto, un tercer debate se centré en Ia adaptabilidad de las leyes a las costumbres nacionales. Finalmente, un cuarto debate contex- tualizado en este momento fue aquel que enfatiz6 la dimensién republicana de a tarea legislativa y su relacién con el sostenimien- to de la libertad politica en el tiempo. ‘Un segundo momento se abrié con la consecucién de la inde- pendencia hacia 1818 y la etapa de experimentacién politica que le siguié y que se extendié hasta la sancién de la Constitucién de 1828, lo que comprende lo que denominamos el momento de la ensayistica politica. Un primer debate discutié sobre la pertinen- cia de una constitucién para asf superar el gobierno unipersonal de O'Higgins en 1818. Un segundo debate polemizé sobre los limites del poder performativo atribuido a las leyes y su necesidad de contextualizacion cultural; un tercer debate radic6 en la con troversia sobre Ja vatiabilidad temporal y la necesidad de actuali- zacién de las leyes. Finalmente, el Gltimo momento aqui analizado se enmarca en la postguerra civil de 1829 y se extiende hasta la dictacién de la Constitucién de 1833 por el nuevo sector gobernante, de orientacién conservadora. En este momento, que denominamos el momento anti-ideol6gico, un primer debate se centré en la ne- cesidad de superar la excesiva teorizacién atribuida a los ensayos constitucionales de la década pipiola y optar por una legislacién mis pragmitica y realista que tuviese como objeto central res guardar el orden politico. Un segundo debate se dio a propésito de la polémica sobre la paradoja atribuida al sector gobiernista que, contradictoriamente, buscaba dar por finalizada la etapa de experimentaci6n constitucional dictando precisamente una nueva constitucién, cuyos principios politicos eran radicalmente distin- tos del cédigo que supuestamente solo debia ceitirse a reformar. La crisis originada en el conjunto de la Monarquia hispénica tras las abdicaciones reales de Bayona de mayo de 1808, implicé el surgimiento de un nuevo escenario politico, particularmente en lo referido al ejercicio de Ia soberania ante la ausencia del rey. En el caso chileno, un primer momento de debate en torno al concepto de constitucién esti comprendido entre septiembre de 1810, es decir, en el marco de la instauracién de la Junta de Go- bierno que posteriormente significé la inauguracién del primer Congreso Nacional, el fracaso del primer ciclo de la revolucion. independentista hacia 1814. En este contexto se enmarca el mo- mento soberano de debate en torno a la constitucién, durante el cual se entablé una discusién tedrica de los principios que habjan inspitado el absolutismo monirquico en un contexto de acefalia real. Esta reflexién cre6 la necesidad de encontrar alternativas de codificacién que respondieran al nuevo contexto. Ta primera discusién dentro de este momento se refiere a la | justificaci6n que tendrian los pueblos, tras la reasuncién de la so- berania, para dictar constituciones como una de sus facultades in " herentes. La polémica se abri6 en las visperas de la instalacién de la Janta de Gobierno, cuando el manuscrito Catecismo poltico-cistiano definié un nuevo escenario de deliberacién politica al margen de “Ia mediacién peninsular. Asi, ante la pregunta:"Silos reyes y todos “os gobiernos tienen su autoridad recibida del pueblo que los ha -instituido, los mismos pueblos podrén deponerlos, variar y alterar Ja constitucién comin, y no es esta la opinién corriente?”, el do- ‘cumento afirmaba que “El pueblo que ha conferido a los reyes el poder de mandar, puede, como todo poderdante, revocar sus joderes y nombrar otros guardianes que mejor correspondan a la felicidad comin”. Esto implicaba, necesariamente también, la ca~ pacidad de “alterar la forma de gobierno una vez establecida, por _jstas y graves causas, siempre que esto sea conveniente a la utilidad rovecho de los pueblos”. Establecidos estos puntos, el manuscri- 9, con un tono altamente programitico, proponia el itinerario que _ 10s criollos debian seguir tras reasumir la soberanfa: “Es necesario Convocar un Cabildo Abierto, formado por nosotros mismos en ‘e380 necesario, y alli hablaremos, acordaremos y decidiremos de huestra suerte futura con la energia y dignidad de hombres libres; Fagamos lo que han hecho en otras partes, formar desde luego ‘una Junta Provisional, que se encargue del mando superior, y de Convocar los diputados del reino para que hagan la constitucién y nuestra dicha”.! ‘José Amor del Pats, Caeono pli rsteno (Buenos Aires Eatarial Francisco ‘de Aguirre, 1969 (1810), pp. 19-20 y 35. Este principio fue confirmado por el procurador del Cabildo de Santiago, José Miguel Infante, cuando, en una representacién realizada con posterioridad al establecimiento de la Junta de Go- bierno, delineé el panorama politico que se abria ante los ojos de los criollos. “Es constante que devuelto a los pueblos el derecho de soberania por la muerte civil del Monarca” —sefialaba Infan- te-“deben estos, usando del arbitrio generalmente recibido, ele- gir sus representantes para que, unidos en un Congreso General, determinen la clase de Gobierno que haya de regir, mientras el soberano se restituya al trono y reanima por un derecho de post~ Jiminio su antoridad soberana”? Asi, la vinculacién entre soberanfa, zepresentaci6n y constitucién cestipulada por Infante se perfilaba como el horizonte de accién a seguir por los criollos. La convocatoria para el Congreso Nacional, en diciembre de 1810, siguié esta légica, afirmando que los repre- sentantes de los pueblos “deben discutir, examina y resolver tran- quila y pacificamente qué género de Gobierno es a propésito para el pais en las presentes circunstancias: deben dictar reglas a las dife- rentes autoridades, determinar su duraci6n y facultades”> Camilo Henriquez, en el marco de la eleccién de Jos representantes para el Congreso, profuundizé la reflexién en torno a la relacién entre con- ceptos tales como soberanfa y constitucién, vinculindolos a la idea de libertad politica. De forma entusiasta, afirmé en su Proclama de Quirino Lemachez:““Estaba, pues, escrito, joh pueblos!, en los libtos de los eternos destinos, que fueseis libres y venturosos por la in- fluencia de una Constitucién vigorosa y un cédigo de leyes sabias; que tuvieseis un tiempo, como Jo han tenido y tendran todas las 2 Melchor Martinez, Memoria histvica sobre l evolu de Chile, desde el cautiveri de Femando VU, hasta 1814 (Valparaiso: Imprenea Europea, 1848), pp. 291-292. 3 Oficio de Ia Junta Gubernaiva, 18 de diciembre de 1810, en Martner, Menoria histrienp. 294. | I naciones, de esplendor y de grandeza".* Por cierto, la vinculacién. defendida por los idedlogos de la revolucién entre la teasuncién de la soberania y la potestad constituyente no fue vista con buenos ojos por los sectores realistas. En un oficio que los ministros de la abolida Real Audiencia chilena ditigieron al rey, estos acusaban que el pais se encaminaba répidamente hacia la independencia; la evidencia mis clara de ello era que sus lideres procedian “formando estatutos y reglamentos con toda la majestad de una soberania” > La apertura del Congreso Nacional, en Ia simbélica fecha del 4 de julio de 1811, sefialé el punto més Algido en este debate, lo que se refleja, por ejemplo, en el discurso inaugural de Camilo Hentiquez. La principal obligacién del Congreso, sostuvo el fraile, era “dictar una Constitucién que rija el Estado en la ausencia del rey”, El religioso explicaba Ja naturaleza de este procedimiento politico: “Disuelto el vasto cuerpo de la Monarqu‘a, preso y des- tronado su Rey, subyngada la meteépoli, adoptando nuevas for mas de gobierno las mas fuertes de sus provincias, estando algunas en combusti6n, otras en incertidumbre de su suerte, el pueblo de Chile, conservando inalterable su amor al rey, concentra sus huces, calcula sus fuerzas; y reconociéndose bastante poderoso pata resis- tir a todos sus enemigos, y con suficiente prudencia para adoptar medidas oportunas, medita, delibera y resuelve, en fin, qué deba hacer, cémo haya de comportarse en época tan dificil. ¥ ved el origen de la reunién de este Congreso, y el objeto de sus traba~ jos y fanciones. La resolucién de lo que haya de hacerse en estas circunstancias; qué precaucién deba tomarse para que en ningéin €2s0 se renueven los males que han oprimido a estas provincias; 4 Camilo Henriquer,"Proclama de Quitino Lemachez", 1811, en Rati Silva Cas- ro, Estes polit de Camilo Henriques (Santiago: Ediciones dela Universidad de Chile, 1960, p47 5 “Officio de los Minisos dela ancigua y abolida Real Audencia de Chile al Rey” Lima,30 de oenabre de 1811,en Archiv dl Gono Mig! Cane, tomo U,p.200,

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