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Como su nombre lo indica, con ella se trata de hacer teoría, en el sentido que
al término le asigna la primera de las acepciones que registra el DRAE, a
saber: “Conocimiento especulativo considerado con independencia de toda
aplicación”.
1
Biscaretti, Paolo, “Derecho Constitucional”, Tecnos, Madrid, 1965, p. 72
2
6
Valencia Restrepo, Hernán, “Nomoárquica Principalistica Jurídica o Los Principios Generales del Derecho”,
Temis, Bogotá, 1993
4
Pero son ideas que, por así decirlo, flotan en el ambiente político de los
pueblos civilizados. No se trata, por consiguiente, de ideas ubicadas en el
plano lógico o el metafísico, sino de vigencias sociales, entendida esta
expresión en el sentido que le asigna Ortega y Gasset 8. También puede
denominárselas ideas- fuerzas, expresión que puso en boga Alfred Fouillée 9.
8
Ortega Y Gasset, José, “Ideas y Creencias”, en Obras Completas, Revista de Occidente, 1970, T.V., p. 379 y
s.s.; Marías, Julián, “La Estructura Social”, en obras completas, revista de Occidente, Madrid, 1969, T.. VI,
caps III y II, p. 230 y s.s..
9
Prélot, Marcel, “La Ciencia Política”, Eudeba, Bs. Aires, 1964, p. 71
6
Significa lo anterior que se trata entonces de enunciados que, más que reflejar
la realidad, aspiran a modelarla. De ahí que pueda decirse que son
construcciones del espíritu.
La vida de las ideas se pone de manifiesto en el modo como los sujetos las
asimilan, las combinan, las interpretan y las ponen en práctica, haciéndolas
10
Ripert, Georges, “Les Forces Créatrices du Droit”, LGDJ, Paris, 1955
11
Vanberg, Viktor, “Racionalidad y Reglas- Ensayo sobre la teoría económica de la Constitución”, Gedisa,
Barcelona, 1999, ps. 31-2
7
No es exagerado afirmar, además, que esas ideas son proteicas, por las
transformaciones que exhiben. Gozan, por otra parte, de fuerza expansiva
comparable, mutatis mutandis, a la de los gases.
12
Castoriadis, Cornelius, “Imaginario e Imaginación en la Encrucijada”, en “Figuras de lo Pensable”, FCE,
México, 2002, p. 93 y s.s.
13
Kelsen, Hans, op. cit., capítulo III
8
14
Dworkin. R.M., op.cit., p. 90 y s.s.
15
Dworkin, R.M., op.cit., p 118
9
En ello también aparece una diferencia notable con las reglas, que se
comprenden interpretando el alcance de sus supuestos fácticos y sus
consecuencias normativas, bajo la fórmula “dado A debe ser B”. Las ideas
constitucionales no pueden encapsularse de modo tan simple, pues ofrecen
múltiples facetas y desarrollos.
Hay muchas discusiones acerca del modo de abordar el universo jurídico y sus
diversos elementos, según se lo considere desde la perspectiva iusnaturalista,
la normativista o la sociológica. 16
tiene de ellas puede ser lúcida u opaca; pero su realidad depende de que la
gente crea en ellas y del grado de adhesión que se manifiesta en su
comportamiento.
Ello se hace patente en la realidad jurídica, que se integra por normas, valores
y hechos que no encajan armónicamente, sino que sufren tensiones en su
interior y entre ellos mismos. En efecto, puede haber contradicciones de unas
normas respecto de otras, como las hay evidentemente entre los valores (orden
vs. libertad, libertad vs. igualdad, etc.) y, por supuesto, entre los hechos
significativos para el Derecho (v.gr. conflictos de clases). Además, las normas,
tomadas en conjunto o individualmente, pueden discrepar de los valores (caso
del Derecho injusto) o no encontrar correspondencia con los hechos (caso de
normas ineficaces), los que, a su vez, suelen contraponerse a los valores
ideales (caso de situaciones sociales inequitativas).
17
Nawiasky, Hans, “Teoría General del Derecho”, Estudio General de Navarra, Rialp, Madrid, 1962, p. 16.
18
Gurvitch, G. “L`Experience Juridique et la Philosophie Pluraliste du Droit”, Ed. A,. Pedone, Paris, 1935, ps.
16-7
14
Ese método dialéctico, según observa Villey, no es otro que el del viejo arte de
los juristas, que se nutre de las enseñanzas de Aristóteles y la práctica del
Derecho romano. Señala el autor en cita que, en virtud de ese modo de encarar
la realidad jurídica, “el Derecho se descubre por la observación de la realidad
social, y la confrontación de puntos de vista diversos sobre esta realidad,
porque el Derecho, objeto de la justicia en el sentido particular de la
expresión, es precisamente este medio, la buena proporción de las cosas
repartidas entre los miembros del cuerpo político” 19.
Por ese motivo, según enseña el profesor Pactet, “el estudio de las
instituciones políticas y el Derecho Constitucional surge de una disciplina de
síntesis cuya clave es la cultura histórica y, por supuesto, jurídica”20.
19
Villey, Michel, “Le Droit et les Droits de l`Homme”, PUF, París, 1983, p. 54
20
Pactet, Pierre, “Institutions Politiques- Droit Constitutionnel”, Masson/ Armand Colin, París, 1995, p. 11
15
Como objeto cultural, contiene los elementos fundamentales de los demás del
mismo género: sustrato y sentido. El sustrato o soporte de lo jurídico es
complejo, como hemos visto, pues se integra por normas y conductas, y no
sólo por aquéllas, como cree Kelsen, o por éstas, según Cossio 21, dado que las
normas no son meros esquemas de interpretación de las conductas, sino que
pretenden encauzarlas; pero, a la vez sufren la resistencia de ellas. El sentido
del derecho radica en los valores que pretende realizar, los resultados sociales
que de él se esperan, las funciones colectivas que desempeña, dentro de las
cuales se debe destacar el control social y la integración comunitaria.
21
. COSSIO, CARLOS, “Teoría de la Verdad Jurídica”, Losada, Buenos Aires, 1954.
16
No hay que olvidar que el Derecho se formula en palabras, las cuales traducen
ideas; de donde se sigue que la gramática y la lógica, que son productos
sociales, hacen parte inexorable de su estructura y contenido, lo mismo que los
conceptos ideológicos que lo nutren.
22
. DAVID, RENÉ, “Los Grandes Sistemas Jurídicos Contemporáneos”, Aguilar, Madrid,
1968, p.11 y s.s.
17
23
Bidart Campos, Germán, “Filosofía del Derecho Constitucional”, Ediar, Buenos Aires, 1969.
18
si se dejan de lado las preferencias que alientan a quienes crean las normas, las
aplican, las reclaman, las invocan e, incluso, las resisten.
24
Carnelutti, Francesco, “Teoría General del Derecho”, Editorial de Derecho Privado, Madrid, 1955, p. 10
25
Sartori, Giovanni, “Ingeniería Constitucional Comparada”, FCE, México, 1994.
26
Kliksberg, Bernard (comp), “El Rediseño del Estado: Una perspectiva Internacional”, FCE, México, 1994.
19
Bien se ve que esta disciplina, bastante útil por cierto, ubica más bien dentro
del ámbito de las ciencias aplicadas y no de las especulativas o teóricas. De
ese modo, sus diferencias con la Teoría constitucional se hacen patentes, pues
esta última, como lo señalamos atrás, aspira a un conocimiento más general y,
por ende, abstracto de las instituciones políticas.
Por supuesto que el Estado, como cualquiera otra realidad, puede ser objeto de
una disciplina específicamente orientada a conocerlo en sus distintas
manifestaciones. Pero se trata de una realidad muy compleja y extensa
respecto de la cual se dificulta la síntesis. Son tantos los datos que hay que
considerar para entender el peso del Estado en la vida de relación, que una
teoría general acerca del mismo forzosamente tendría que adquirir
proporciones enciclopédicas.
27
Jellinek, G., “Teoría General del Estado”, CECSA, México, 1958; Carré de Malberg, R., “Teoría General del
Estado”, FCE, México, 1998
26. Kelsen, Hans, “Teoría General del Estado”, Editora Nacional,. México, 1959, Capítulo primero.
20
Cabe, sin embargo, señalar que la Teoría constitucional tiene un objeto más
limitado que la Politología, a la vez que adopta un enfoque más especulativo.
28
21
El primero, según lo dicho aquí con reiteración, se integra por los modelos, los
conceptos y los principios básicos de los ordenamientos constitucionales. En
cambio, la Politología estudia los fenómenos políticos, cuyo universo
desborda las realidades estatales. Los politólogos han llegado, incluso, a
considerar que el Estado es una categoría conceptual insuficiente para
identificar y encasillar dichos fenómenos, por lo que tienden a preferir la
noción de sistema político, que les parece más inclusiva 29.
29
Bottomore, Tom, “Sociología Política”, Aguilar, Madrid 1982, Cap. III; Cot, Jean Pierre y Mounier, Jean-
Pierre, “Sociología Política”, Ed. Blume, Barcelona, 1978, Cap. IV; Blondel, Jean, “Introducción al Estudio
Comparativo de los Gobiernos”, Revista de Occidente, Madrid, 1972.
30
De Jouvenel, Bertrand, “Teoría Pura de la Política”, Revista de Occidente, Madrid, 1965, p.
31Prélot,Marcel, op. cit., p. 62 y s.s.; Voegelin, Eric, “Nueva Ciencia de la Política”, Rialp, Madrid, 1968.
31
22
El Derecho público se ocupa, según este punto de vista, de las reglas jurídicas
atinentes a la estructura y el funcionamiento del Estado, a las relaciones entre
Estados y a las que aquél contrae con sus súbditos en ejercicio de sus
potestades soberanas.
Al Derecho privado le corresponderá todo lo demás, que involucra la
regulación de las relaciones entre sujetos privados y las de éstos con el Estado
en condiciones de igualdad jurídica.
Como sucede con muchas otras categorías ideadas por los juristas, las que nos
ocupan no sólo son controvertibles, sino que adolecen de cierta relatividad,
dado que implican una manera más o menos cómoda de ver las cosas. Pero
pueden tener ciertas ventajas didácticas, así, en últimas, como lo demostró
Hans Kelsen, no pueda considerárselas como surgidas de un dualismo
estructural del universo jurídico32.
32
. KELSEN, HANS, “Teoría Pura del Derecho”, ed. cit. p. 180 y s.s.
23
Las relaciones del Derecho constitucional con estas otras materias jurídicas
son complejas. Por una parte, todas ellas deben considerar cierta
normatividad constitucional, aunque sea mínima, la cual desarrollan; es así
como puede hablarse de un Derecho constitucional administrativo, tributario,
procesal, etc. Por otra, a menudo, la comprensión de los temas
constitucionales requiere extenderse a aspectos regulados por disposiciones
legales y reglamentarias. Por ejemplo, el estudio del parlamento, del
procedimiento legislativo, del sistema electoral, de la organización territorial o
de los derechos fundamentales, no puede hacerse exclusivamente a la luz de
los textos constitucionales, pues debe tomar nota de las reglas que los
complementan.
Con todo, es la experiencia constitucional inglesa la matriz que sirvió para que
germinaran el constitucionalismo de la independencia norteamericana y el de
la revolución francesa, que tanto influjo tuvieron a lo largo del siglo XIX en
Europa y América.36
Mencionamos atrás la Teoría general del Estado, que tuvo auge en Alemania a
fines del siglo XIX y principios del XX, muy vinculada con el apogeo del
Estado nacional 38 y que posteriormente entró en crisis, habiéndose visto en la
necesidad de ceder la vía a otras disciplinas menos ambiciosas y más
especializadas.
37
Biscaretti, Paolo, op.cit., ps.. 78 y s.s.
38
Prélot, Marcel, op. cit., ps. 38 y s.s.
27
40
Debbasch, Charles y Pontier, Jean- Marie, “Introduction a la Politique”, Dalloz, París, 1982, p. 53 y s.s.
41; Biscaretti, Paolo, “Derecho Constitucional”, ed. cit.; Duverger, Mauricie, “Instituciones Políticas y
Derecho Constitucional”, Ariel, Barcelona, varias ediciones; Burdeau, Georges, “Droit Constitutionnel et,.
Institutions Politiques”, Librairie Générale de Droit et Jurisprudencie, Paris, 1972; Hauriou, André, “Derecho
Constitutional e Instituciones Políticas”, ed.cit.; Prélot, Marcel y Boulouis, Jean, “Institutions Politiques et
Droit Constitutionnel”, Dalloz, Paris, 1980; Chantebout, Bernard, “Droit Constitutionnel et Science
Politique”, Armand, Colin, Paris, 1995; Leclercq, Claude, “Droit Constitutionnel et Institutions Politiques”,
Litec, Paris, 1984; Fabre, Michel-Henry, “Principes Républicains de Droit Constitutionnel”, L.G.D.J.,;1984
Pactet, Pierre, “Institutions Politiques; Droit Constitutionnel”, ed. cit.; Lowestein, Karl ”Teoría de la
Constitución”, Ariel, Barcelona, 1965; Stein, Ekkehart, “Derecho Político”, Aguilar, Madrid, 1973.
29
De ahí que esta última materia no figure en los libros franceses de Derecho
constitucional e instituciones políticas, sino en obras especiales que suelen
titularse bajo el nombre de libertades públicas.42
42
42 Robert, Jacques, “Libertés Publiques”, Ed. Montchrestien, París, 1982; Rivero, Jean, “Les Libertés
Publiques”, PUF, París, 1981; Burdeau, Georges, “Les Libertés Publiques et Droits de l ´Homme”, Armand
Colin, París, 1995.
4343
Rodríguez, César, “La Decisión Judicial: El debate Hart- Dworkin”, Siglo del Hombre Editores-
Universidad de los Andes, Bogotá, 1997; Ely, John., “Democracia y Desconfianza”, id. 1997; Rawls, John,
“Sobre las libertades”, Paidós, Barcelona, 1990; Ackerman; Bruce, “El Futuro de la Revolución Liberal”,
Ariel, Barcelona, 1995.
4444
Verdú, P. L. , Estudio Preliminar a “Reforma y mutación de la Constitución” de G. Jellinek, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1991, p. LXXVIII y s.s.
30
12. Plan
La primera toca con dos conceptos fundamentales sobre los que se levanta la
construcción teórica de la materia: el Estado y la Constitución. Por eso, en
sendos capítulos se debe exponer la teoría básica del Estado y la de la
Constitución, haciendo hincapié en la doctrina de la soberanía en el primero
de ellos y en el Estado de derecho, en el segundo.