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Fecha: Barranquilla, Domingo 24 de marzo de 2019

Tema: Sermón de Transición.


Título: Cristo Magnificado.
Texto: Filipenses 1:20-21
Por: Pr. Gerleys David Causil.

INTRODUCCIÓN

Leer: Filipenses 1:20-21 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré


avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será
magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. 21 porque para mí el vivir
es Cristo, y el morir es ganancia.ar

Dice el comentarista William Hendriksen en su introducción al comentario de la carta


del apóstol Pablo a los Filipenses: Que si alguien desea saber cómo se obtiene la
verdadera paz o tranquilidad del corazón y de la mente, debe acudir a la epístola en
la que está escrita esta misma expresión (Fil. 4:7). Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús.

Esta pequeña gema de cuatro brillantes capítulos nos habla de un hombre que ya
la ha encontrado esa paz. Este hombre ha descubierto el tesoro más apreciado de
la vida. Es “el hombre más feliz del mundo”.

Dice en el capítulo 4:12-13 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y


por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para
tener abundancia como para padecer necesidad. 13 todo lo puedo en Cristo que me
fortalece.

Este que habla aquí, estaba prisionero en Roma, esperando su probable ejecución!.
Pero el apóstol Pablo había comprendido que el secreto de la felicidad y del gozo
no se encuentra en absolutamente nada que haya sido creado.

Pablo comprendió el secreto que el verdadero gozo y la felicidad se encuentran en


Cristo, que fortalece al creyente y lo sustenta que la diestra de Su poder. Así que
es por la gracia inmensurable de Dios que los creyentes hemos encontrado el tesoro
de nuestras almas en Cristo.

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Él es quien satisface lo más profundo de nuestro corazón. Y por eso predicamos el
mensaje del evangelio, para que los demás puedan también ver y saborear la gloria
infinita de nuestro Señor, quien es nuestro más grande tesoro.

PROPOSICIÓN
Mi hermanos, la forma en que vivimos y la forma en que moriremos mostrará al
mundo el valor de nuestro Dios.

Frase de transición: Mi sermón lo he titulado: Cristo Magnificado. Y hay por lo


menos dos aspectos que debemos considerar de las Palabras de Pablo:

DIVISIONES

1. EL ANHELO Y LA ESPERANZA POR MAGNIFICAR A CRISTO (vv.20)


2. EL VIVIR Y EL MORIR MAGNIFICANDO A CRISTO (vv.21)

DESARROLLO
Veamos en primer lugar:

1. EL ANHELO Y LA ESPERANZA DE PABLO POR MAGNIFICAR A CRISTO


(vv.20)
Versículo 20. Dice Pablo: conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré
avergonzado, sino que, con toda confianza, aun ahora, como siempre, Cristo será
exaltado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte.

¿Que es Anhelar?: Un anhelo es en pocas palabras, un deseo. Pero la idea del


pasaje es más que un pequeño deseo. La palabra griega que se traduce como
“anhelo” tiene el prefijo, “apo”, el cual indica la forma intensificada del verbo.

Así que, no hablamos de un simple anhelo o deseo, es un anhelo intenso. Es por


esto que la NVI traduce así: “conforme ardiente anhelo”. Eso era lo que sentía Pablo:
un Anhelo intenso. ¿Y qué es la Esperanza? La palabra “esperanza” viene de
“esperar” y generalmente está relacionada con asuntos futuros o invisibles.

De manera que la esperanza no es más que una espera feliz de algo futuro e
invisible que se espera ver o recibir con ansias y que influye en nuestro estilo de
vida. Esta esperanza de la que el apóstol Pablo nos habla aquí está conectada con
el conocimiento que el mismo afirma tener en el verso anterior, el cual dice:
Versículo 19: “sé que, por vuestra oración y la suministración del Espíritu de
Jesucristo, esto resultará en mi liberación”.

Pablo estaba expectante de estas promesas, conocía a su Dios, a su Salvador, no


le importaba haberlo perdido todo, el tenerlo todo por basura por la excelencia de
conocer a Cristo y verle cara a cara, con Cristo ya lo había ganado todo.

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Por eso Pablo dice: “de mi ardiente (intenso) anhelo y esperanza” “de que en nada
seré avergonzado”. El deseo ardiente y la esperanza que él tenía era que no sería
avergonzado. ¿pero avergonzado de qué? El apóstol Pablo estaba cargando la
cruz de Cristo, él estaba encarcelado por causa del evangelio, sin embargo, esa no
era la vergüenza a la que el se refería.

¿Cuál era la vergüenza de Pablo?: el mismo responde “Antes bien con toda
confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o
por vida o por muerte”. En otras palabras; Pablo estaba describiendo lo que
significaban para él la vergüenza y la gloria.

Es como si Pablo dijese: “yo no quiero ser avergonzado, sino que quiero que
Cristo sea magnificado en mi cuerpo”. O, dicho de otra manera, el apóstol seria
avergonzado en la medida en que Cristo fuese menos magnificado en él.

Pero ¿Que significa magnificar a Cristo? La palabra “magnificar” viene del griego
“megaluno”, lo cual significa primariamente “exaltar” o “hacer que algo se vea
grande”. De hecho, la RV del 1865 y la RV de 1909 traducen la expresión como
“engrandecido”.

ILUSTRACIÓN: Pero a manera de ilustración sobre lo que significa “magnificar” o


“engrandecer” a Cristo es por ejemplo un telescopio. A diferencia de un
microscopio, el telescopio es un instrumento que facilita ver cosas
inimaginablemente grandes, como el sol, pero que se ven pequeñas y lejos.

El telescopio permite que esas cosas que se ven pequeñas, pero que en realidad
son grades, sean vistas como realmente son: grandes. Es a esto que el apóstol
Pablo se está refiriendo en este pasaje.

De la misma manera, Cristo está ahí brillando con toda su gloria, pero por la ceguera
del pecado el mundo no lo puede ver. Así que, magnificar a Cristo significa en pocas
palabras, como lo expresó John Piper: “mostrar la magnitud de su valor”.

Cristo era el tesoro y la satisfacción de Pablo, por lo que no había una vergüenza
mayor que el hecho de que el nombre de su más grande tesoro fuese blasfemado
entre los hombres por causa de un mal testimonio.

Pablo anhelaba ardientemente ser un telescopio; para que los otros pudiesen ver a
través de él, lo infinitamente grande, trascendente, poderoso, santo y amoroso que
es Cristo.

Y esto es necesario mis hermanos; no porque Dios necesite de nosotros, sino por
causa del pecado. El pecado, hace que el hombre vea a Dios diminuto e
intrascendente.

Pero por medio de su vida y de su mensaje, Pablo quería que todos pudiesen ver a
Dios como realmente es: Un Dios grande y trascendente que en realidad está más

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cerca de lo que pensamos o imaginamos. De manera que no usar su vida para que
Cristo fuese visto así, era para Pablo una vergüenza. Pablo deseaba traerle gloria
a Jesucristo con su vida, poner sus miembros, todo lo que él era en el altar del
Señor, como dice en Romanos 12 presentar su cuerpo como un sacrificio vivo y
santo a Dios.

APLICACIÓN: Mi hermano y este debe ser nuestro anhelo: Si tu tesoro es Cristo,


tu mayor vergüenza ha de ser que Él no sea visto como el tesoro más grande que
alguien puede tener, como esa perla de gran precio incomparable.

Cuando estamos en la aflicción y la gente nos ve con gozo, con esperanza, con
seguridad, con este anhelo ferviente, levantando nuestro rostro y nuestra mirada no
a este mundo, sino a lo que nos espera, Cristo es magnificado-

Mis hermanos de esta forma nosotros estamos sirviendo como ese telescopio donde
el mundo inconverso y en tinieblas puede asomarse y ver a Cristo con claridad. Y
este era el anhelo de Pablo, que Cristo fuese exaltado en todo.

Ahora bien, ya sabemos cuál era la vergüenza para Pablo, ¿y entonces cuál era
su gloria? Y este segundo argumento se desprende del primero. Si para el apóstol
Pablo era una vergüenza que Cristo no fuese magnificado (Exaltado, engrandecido)
en su vida, entonces su mayor gloria, su mayor satisfacción y deleite era que Cristo
fuese visto en sus obras y en sus palabras como el Rey supremo y Soberano.

Dice el mismo en Gálatas. 6:14: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de
nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo”.

No ser avergonzado para Pablo era que Cristo recibiese el honor a través de él.
nosotros sabemos que Pablo pudo haber tenido muchas cosas de que haberse
gloriado: su conocimiento, sus dotes de oratoria, su nacionalidad, su obra como el
más grande misionero del cristianismo.

Sin embargo, su propósito no era que los demás vieran sus dotes de oratoria o
conocimiento, sino que Cristo fuese visto en el cómo el supremo Rey de amor que
gobierna el universo.

Y aunque Pablo estaba encarcelado y era el objeto de burla de sus enemigos, no


había razón de sentir vergüenza, y esto por dos razones: Primero: porque fuese
cual fuese su condición, Cristo seguía siendo exaltado en él, y eso lo convertía ya
en más que vencedor.

Si estaba libre, el daría gloria a Dios; y si estaba preso también daría gloria a Dios.
Si Pablo vivía daría gloria a Dios; y si moría, también daría gloria a Dios y él estaba
convencido que nada ni nadie lo podría separar de Cristo.

No había manera de destruir el gozo indestructible de Pablo; no había razón para


estar avergonzado. Pero, en segundo lugar: aunque sus prisiones eran una

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limitación, las barreras eran superadas, porque Cristo seguía siendo predicado de
una u otra manera, aunque muchos lo hacían por razones no correctas.

El gozo de Pablo era que el evangelio de ese Dios grande estaba siendo predicado
y que seguiría siendo predicado aún más, y el hecho de que ese evangelio seguiría
siendo predicado y eso significaba que Cristo estaba siendo exaltado.

¿Y cual era el instrumento usado por Pablo para magnificar a Cristo? Su


cuerpo. Dice Pablo: “En mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte”. El cuerpo muchas
veces se utiliza en la Biblia como una figura para referirse a la totalidad del hombre.

Por ejemplo: Romanos 12:1 Por consiguiente, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo,
aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. (Todo nuestro ser)

Así que, lo que Pablo está diciendo es que su anhelo era usar todas sus facultades
(intelecto, afectos y voluntad), con la ayuda del Espíritu, para exaltar el nombre de
Jesucristo, ya sea por vida o por muerte.

¿Pastor, y como nosotros podemos exaltar el nombre de Cristo en la vida o


en la muerte? Esto nos lleva a considerar nuestro segundo punto…

2. EL VIVIR Y EL MORIR MAGNIFICANDO A CRISTO (vv.21)


Versículo 21: Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia.

Es decir, no tengo otro negocio en esta vida, mi vida se trata de Cristo, no tengo
una agenda oculta, si Pablo hubiera tenido familia igual hubiera dicho, como Josué,
yo y mi casa serviremos al Señor.

Si estoy en libertad, mi libertad sirvió y servirá para dar a conocer a Cristo, si estoy
en prisión, mi cautiverio sirve y servirá para dar a conocer a Cristo, si muero por
causa del Evangelio, mi muerte servirá igual como un testimonio.

Pablo dice dos cosas importantes aquí: La primera es que el Magnifica a Cristo,
exalta a Cristo, engrandece a Cristo por medio de su vida. La pregunta es:
¿Cómo puedo mostrar el valor de la gloria de Cristo por medio de mi vida?
¿Cómo puede Cristo ser visto como realmente es por medio de mi vida?

¿Cómo puede Cristo ser visto como el Dios de gracia, misericordia, paciencia,
bondad, justicia y santidad por medio de mi vida? ¿Cómo puede Cristo ser
visto como el gran tesoro de nuestras almas, el pan de vida que quita el
hambre espiritual, como puede ser visto como la fuente de agua viva que
apaga toda sed espiritual por medio de mi vida?

Pablo responde: “Para mí, el vivir es Cristo”. Es decir que nosotros magnificamos el
nombre de Cristo cuando nuestro vivir es Cristo. ¿Pero cómo puedo decir que
para mí el vivir es Cristo?

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Mi hermano experimentando a Cristo como tu mayor satisfacción y usando todo tu
corazón, tu alma, tu mente y fuerzas para que otros vean y saboreen el gozo de
nuestro más grande tesoro el cual es Cristo.

Nuestro vivir es Cristo cuando…

Experimentamos a Cristo como nuestra mayor satisfacción: El vivir para Pablo


no significa simplemente comer, beber, dormir, levantarse y trabajar. Esa visión de
lo que significa vivir es muy conformista y vacía.

Para mi el vivir es Cristo: significaba para Pablo que sin importar la condición en la
que él se encontrara, no existía otro objetivo en mente que fuera exaltar a Su Señor.

Pablo tenía intelecto: Cristo lo satisfizo; Pablo tenía afectos o sentimientos: Cristo
lo satisfizo; Pablo tenía voluntad: Cristo la satisfizo también. Pablo estaba completo
en Cristo y estaba tan satisfecho en El que su vergüenza era que Cristo no fuese
magnificado en su vida. Eso vivir en Cristo.

“Lejos este de mi gloriarme sino en la cruz de Cristo, por quien el mundo me ha sido
crucificado a mi”: En Cristo él estaba más que satisfecho y esa convicción permeó
todas las esferas de su vida. Por esta razón el apóstol estaba tranquilo y gozoso
aun en medio de la aflicción.

APLICACIÓN: Cuando experimentamos a Cristo como la mayor satisfacción de


nuestras vidas, aun en nuestras aflicciones, el mundo verá que nuestro Dios no es
una fuerza cósmica lejana, sino un Dios personal con el que podemos tener
comunión; verá que nuestro Dios no es una estatua muerta clavada impotente en
un crucifijo, sino un potente y vivo Rey lleno de amor y justicia.

Mis hermanos, vivamos en Cristo; meditemos en El; pidámosle al Espíritu Santo que
nos lo revele; dejemos que Él ocupe el lugar central de nuestra vida. Usamos todo
nuestro corazón, nuestra alma, mente y fuerzas para que otros encuentren el gozo
de ver y saborear al más grande tesoro que tenemos: a Cristo.

ILUSTRACIÓN: Se cuenta de un misionero que viajo a una tribu lejana para llevar
el evangelio. Después de un corto tiempo, el misionero fue víctima de una trágica
enfermedad, de la cual murió.

Un año después, otro misionero viajo a aquella tribu para llevar el evangelio, sin
saber, que un año atrás, otro misionero había entregado su vida para llevar las
buenas nuevas a aquel lugar.

El misionero, al llegar, comienza a hablar de un maravilloso hombre que vivió unos


2000 años atrás; un hombre que siendo el más rico del mundo, dejo su trono para
servir; un hombre que se identificó con los sufridos y los afligidos; un hombre que
amo tanto a sus amigos, que se entregó por ellos.

Los nativos del lugar, con mucho entusiasmo dijeron: “Conocemos a ese hombre”,
él vivía en esa casa”, refiriéndose al misionero que había muerto. Aquel misionero

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magnifico el nombre de nuestro Señor, no solo con sus enseñanzas, sino también
con sus hechos. De manera mis hermanos que el nombre de Cristo puede ser
magnificado por vida, pero… ¿Si es posible magnificar el nombre de Cristo en
la muerte? Por supuesto que Si, es posible.

El apóstol Pablo esperaba y anhelaba que Cristo fuese magnificado en el aun por
muerte. Si muero, dice Pablo va a ser de mayor provecho, una gran ganancia,
finalmente deshacerme de este cuerpo de muerte e ir a casa. Y recibir la corona de
la vida, y ver con mis ojos todas esas promesas cumplidas.

Promesas cumplidas Porque el Señor dijo: Mat 5:10-12 Bienaventurados los que
padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los
cielos. 11 bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y
digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12 gozaos y alegraos, porque
vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que
fueron antes de vosotros. Esten gozosos y alegraos.

Acompáñenme por favor a el evangelio de Juan. 21:18-19. Escuchemos esto de


una forma más explícita: dice el Señor Jesucristo Hablando de Pedro:

“De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías e ibas a donde
querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás tus manos y te ceñirá otro, y te
llevará a donde no quieras. Esto dijo dando a entender con qué muerte había de
glorificar a Dios”

35 años más tarde, cuenta la tradición, que esa misma persona que glorificaría a
Cristo con su muerte fue crucificada cabeza abajo en Roma por petición propia,
porque se consideraba indigno de ser crucificado de la misma forma y manera que
su Señor.

De manera que, si es posible magnificar el nombre de Cristo con nuestra muerte.


Esto sin lugar a duda es absurdo para los impíos. Ellos dicen ¿Cómo puede la
muerte ser ganancia?

Pero ¿Qué dice Pablo acerca del morir? Que para él es ganancia. Y esto es
sencillo mis hermanos porque el hombre natural tiene problemas serios a la hora de
pensar en la muerte.

Hay algunos que han llegado al extremo de no querer pensar en la realidad de la


muerte. ¿y por qué? Porque a la verdad hay un cierto temor a lo desconocido en
todo corazón humano, pero la realidad es que la muerte es una amenaza para ellos.

Su tesoro esta en este mundo y por ende también su corazón. La muerte amenaza
con quitarles lo que ellos más atesoran: los deseos de los ojos, los deseos de la
carne y la vanagloria de la vida.

Pero no es así en el caso del Apóstol Pablo. El tesoro de Pablo no estaba en este
mundo; su tesoro era Cristo mismo, por eso él no podía ver la muerte como la

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frustración de ese objetivo, sino como la ocasión para ese logro. Cuando
experimentamos la muerte como ganancia es porque eso significa estar con Cristo,
estamos exaltando a Cristo porque estamos diciendo al mundo que estar con Él es
“Muchísimo mejor”.

Noten el versículo 22-23: Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de


la obra, no sé entonces qué escoger. 23 porque de ambas cosas estoy puesto en
estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;

Mi amado hermano, si tu tesoro es Cristo, nada ni nadie te lo puede quitar, ni


siquiera la muerte. Es por eso que en Cristo somos más que vencedores. “Donde
esta oh muerte tu aguijón? ¿Dónde está sepulcro tu victoria?

Pastor eso suena muy bonito, en la teoría, pero… ¿Qué de la práctica? ¿Cómo
puede la muerte ser experimentada como ganancia? Escuchen este recuento
histórico y saquen sus conclusiones…

-Año 66 d.C., el apóstol Andrés fue crucificado transversalmente en Edesa por


causa de Cristo. Después de tres días colgado allí sin morir, los creyentes pidieron
al gobernador que bajase a Andrés y lo entregase a ellos. Ante tales palabras
Andrés exclamo: “Oh Señor Jesús, no permitas que tu siervo, el que cuelga en esta
cruz por causa de tu nombre, sea liberado para vivir entre los hombres. Por favor,
recíbeme, oh mi Señor. A Ti he conocido, a Ti he amado, a Ti me aferro, a Ti deseo
ver y es en Ti que soy lo que soy”.

- Año 168 d.C., el anciano Policarpo, discípulo de Juan el apóstol, fue llevado a la
hoguera por confesar públicamente a Cristo. Antes de morir, estas fueron sus
palabras: “Oh Padre, te doy gracias, por haberme llamado a estar aquí en este día,
y me has considerado digno de ocupar mi lugar entre los santos mártires”.

- Año 1997, la hermana Clara Linares fallecía en su cama a causa de una


enfermedad. Mientras los médicos trataban de salvarla en un momento crítico ella
dijo: “Por favor, no alarguen más mi espera, quiero irme con mi Señor”.

- Año 2006, el hermano Máximo Cid fallecía en un hospital de investigación en


Washington a causa de una enfermedad llamada anemia plástica. Días antes de
morir se le preguntó: “¿Estás listo para morir?”; el respondió: “Soy como un barco
que ha estado por mucho tiempo en construcción y ya está listo para zarpar y
encontrarse con su Señor”.

Locos- dirán muchos, -estas personas están locas-. Si, mi amigo, ellos están locos,
pero locos por Cristo, y te están diciendo con su vida y con su muerte que tienen un
tesoro que satisface sus almas más que cualquier otra cosa que el mundo pueda
ofrecerles y ni siquiera la muerte se los puede quitar.

Si, la muerte les arrebató sus familias y muchas de sus metas, pero aun así pueden
llamar a la muerte “ganancia”, porque la muerte significa para ellos estar con Cristo,
lo cual es muchísimo mejor.

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CONCLUSIÓN

Aplicaciones finales:

A los hermanos: La forma en que vivimos muestra al mundo el valor de la gloria


de Cristo. Cuando el deleite en Dios nos mueve a desprendemos de nuestras
posesiones para aliviar el sufrimiento de los demás, mostramos al mundo que
nuestro Dios es un Dios generoso, lleno de gracia y misericordia.

Cuando el deleite en Dios nos mueve a perdonar, mostramos al mundo que tenemos
a un Dios que se deleita en perdonar. Cuando el deleite en Dios nos mueve a
arriesgar nuestras vidas para llevar el evangelio a otros, mostramos al mundo que
nuestro Dios vale más que nuestra misma vida. Así que: “Haz del Señor tu delicia”.

Pero también la forma en que morimos muestra al mundo el valor de la gloria de


Cristo. Cristo murió para darte vida y la vida no es más que estar con Él, dice el
Señor en Juan 17:3: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Por lo tanto, el morir para ti ha de
ser ganancia, porque eso significa estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor.

Para los no creyentes: ¿Cuál es tu tesoro? Las cosas que el mundo te ofrece no
son más que basura delante de Cristo. Nada ni nadie en este mundo puede llenar
el vacío infinito de tu corazón y por eso siempre estás insatisfecho.

Eres como un vaso roto al que se le echa agua. No importa cuánta agua le eches,
siempre estarás vacío. Solo Cristo satisface. El gozo que Él te da es completo y
eterno; nada ni nadie te lo puede arrebatar, ni siquiera la misma muerte. Ves a Cristo
en arrepentimiento y fe recíbelo como el pan de vida y la fuente de agua viva. ¡¡¡No
desperdicies tu vida!!!

El Señor bendiga Su Palabra y nos ayude hermanos.


Vamos a orar.

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