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INSTITUTO POLITÉCNICO

NACIONAL
Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y
Eléctrica
Unidad Zacatenco

TRANSFORMADA DE
FUNCIONES

Tarea:
El irresistible encanto de las Matemáticas

Alumnos (as):
Profesor:
Rojas Bravo Juan Pablo
Zaldivar Sandoval
Adrián Cirilo

Grupo: 3CM9
El irresistible encanto de las matemáticas
En este texto podemos ver que las matemáticas no son incompresibles, más bien todo
repercute en la forma que se tiene para estudiarlas. Estudiar matemáticas puede lograr
ser igual de difícil de comprender como cualquier otra ciencia y todo repercutirá de la forma
de estudio, concluyendo que hasta el tema mas difícil de comprender puede resultar el
más difícil de comprender si se estudia con un mal método de estudio.
El matemático y escritor Ian Stewart dice que una inversión decidida en investigación
matemática empujaría el avance del conocimiento mucho más que un megaproyecto
genómico o el último superacelerador de partículas. Es la envidia del matemático frente a
los grandes presupuestos que exhiben la física y la biología. Pero, pese a ese retintín tan
inglés que molestará a más de un lector, es muy probable que los números den la razón
a Stewart. Un buen ejemplo es el último premio Abel, el ciudadano del mundo Yves Meyer.
El físico Stephen Hawking formuló lo que yo llamo Ley de Hawking en el prólogo de su
libro superventas Una breve historia del tiempo: cada ecuación que introduces en un libro
reduce las ventas a la mitad. Pese a que las matemáticas son el fundamento de nuestra
comprensión del mundo, y del mundo en sí mismo, todos nos esforzamos por ocultarlas,
no vayan a expulsar al lector hacia la sección de deportes. Pero hay una fórmula mucho
mejor que esconderlas: explicarlas.
Un tratado de metafísica, una encíclica papal o el discurso de un candidato pueden ser
incomprensibles. Las matemáticas no pueden serlo. Son la ciencia de la estructura, el
orden y la relación. Son la materia más trasparente que ha concebido la mente humana.
A cualquier estudiante de bachillerato le bastaría sentarse media hora con un lápiz y un
papel para demostrar por sí mismo el teorema de Pitágoras. El problema es que ninguno
de nosotros tiene media hora, estamos ocupados haciendo otras cosas.
Entender el último premio Abel, que trata de las ondículas (wavelets) no es fácil. Requiere
tiempo, ganas y concentración. Si se dan esos tres milagros, sin embargo, la experiencia
puede resultar muy recomendable. He aquí un par de pistas: 1 y 2. Un planazo para el
finde.

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