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El museo actuó con cautela, tomo la estatua en calidad de préstamo y comenzó una
investigación exhaustiva. ¿era la estatua consistente con otras kouros conocidas? La
respuesta parecía ser que sí. El estilo de la estatua parecía recordar a la anavyssos del
museo nacional de arqueología de Atenas, lo que significa que parecía encajar con
tiempo y espacio particular. ¿Dónde y cuándo había sido encontrada la estatua? Nadie
sabía precisamente esa información, pero Becchina le dio al departamento legal del
museo un fajo de documentos relacionados con su historia reciente. La estatua, decían
los registros, había estado en la colección privada de un físico suizo llamado
Lauffenberger desde los años 1930, y el en cambio la había adquirido de un bien
conocido comerciante de arte griego llamado Roussos.
El kouros, sin embargo, tenía un problema. No lucía bien. Lo primero para ilustrar
esto era un historiador italiano llamado Federico Zeri, Quien sirvió en el consejo de
administradores. Cuando Zeri fue llevado al estudio de restauraciones del museo para
ver el kouros en Diciembre de 1983, él se encontró mirando las uñas de la estatua. En
una manera que él no podía describir, parecían estar mal para él. Evelyn Harrison era
la siguiente. Ella era una de las principales expertas en esculturas griegas. Y estaba en
los ángeles visitando a el coleccionista justo antes que el museo finalizara el trato con
Becchina “Arthur Houghton, que era el curador en aquel entonces, nos llevó a verla”,
recuerda Harrison. Él retiro un cobertor de encima de la estatua y dijo: “Bueno, aun
no es nuestra, pero lo será en un par de semanas”. Harrison dijo: “Lamento escuchar
eso”. ¿Qué es lo que Harrison vio? Ella no sabía. En ese momento, cuando Houghton
retiro el cobertor de la estatua, todo lo que ella tuvo fue una corazonada, un
sentimiento instintivo de que algo andaba mal. Unos meses después, Houghton tomo
a Thomas Hoving, ex director del museo metropolitano de arte en nueva york al
estudio de conservación del coleccionista a ver la estatua también.
Blink: El poder de pensar sin pensar Malcolm Gladwell