COGNOSCITIVISMO O DECISIONISMO

El modelo garantista
La epistemología garantista: Podemos decir textualmente que “son los principios
sobre los que se funda su modelo garantista clásico -la estricta legalidad, la
materialidad y lesividad de los delitos, la: responsabilidad personal, el juicio oral y
contradictorio entre partes y la presunción de inocencia- en gran parte son, como
es sabido, el fruto de la tradición jurídica ilustrada y liberal”, pero como podemos
evidenciar en la lectura Ferrajoli nos lleva a alternativas dentro de este modelo
de estado de derecho garantista como la doctrina de derecho natural que nos
dice que es una filosofía racionalista y empirista, la doctrina política en la
separación de poderes y supremacía de la ley, y esta el positivismo jurídico y
concepciones utilitaristas del derecho y de la pena, estas dos fuentes son
distintas pero no se alejan una de la otra, dando a entender que este modelo da
garantía a los más débiles sobre los más poderosos llegando así a proteger sus
intereses y derechos, pero que a pesar de esta unitariedad del sistema donde
evidenciamos racionalidad, finalidad y formalización, debe estar encaminado a
ese estado de fiabilidad para así identificar la desviación penal, y establecer así
la limita ion de dicha potestad punitiva y tutela de la persona contra la
arbitrariedad. Pero aun así llevando este o entendiendo de forma filosófica estas
ideales pueden llegar a números aporías lógicas que creen hacer un modelo
ideal, pero al final resulta ser modelo con descalificación científica y política en
el ámbito jurídico llegando a ser anti-garantista, pero antes de emprender esa
crítica y revisión teórica es apropiado mencionar los dos elementos constitutivos
que nos menciona Ferrajoli: uno relativo a la definición legislativa y el otro a la
comprobación jurisdiccional de la desviación punible. Y corresponden a sendos
conjuntos de garantías -las garantías penales y las garantías procesales del sistema
punitivo al que dan fundamento.
Convencionalismo penal y estricta legalidad: primer elemento que encontramos
de este convencionalismo penal y como resulta es el de estricta legalidad en la
determinación abstracta de lo que es punible encontramos que se exigen dos
condiciones: la primera de carácter formal o legal de criterio de definición de la
desviación que nos indica que es reconocida en cada ocasión como la inmoral,
naturalmente la anormal y socialmente lesiva o similares, como la ley la identifica o
la presupone para la aplicación de una pena, es como la reserva de la ley en materia
penal y del sometimiento de los jueces ante la ley, la segunda en el carácter
empírico o fáctico de las hipótesis de la desviación legalmente definida, en esta
condición esa definición se debe producir bajo figuras de comportamiento empírico
y objetivo, en virtud de esto se comporta como carácter absoluto de la reserva penal
por lo cual el sometimiento de los jueces lo es solamente ante la ley. En este
principio de estricta legalidad presuponemos que es una técnica legislativa
especifica dirigida a excluir por arbitrarias y discriminatorias, que son referidas no a
hechos si no a personas, donde evidenciamos que no son normas que constituyen
situaciones sobre la desviación si no que son reglas de comportamientos que
establecen prohibiciones podemos decir una modalidad deóntica que no puede ser
más que una acción respecto de la que sea aléticamente posible tanto la omisión
como la comisión una que se exige y otra que no es forzosa, por lo que la hace
imputable a la culpa o responsabilidad el autor.
EPISTEMOLOGIA LA RAZON EN EL DERECHO PENAL “como penalmente
relevante cualquier hipótesis indeterminada de desviación, sino sólo
comportamientos empíricos determinados, exactamente identificables como tales y,
a la vez, adscribirle a la culpabilidad de un sujeto. Dos logros fundamentales de la
teoría clásica del derecho penal y de la civilización jurídica liberal se traban con esta
concepción. El primero es la garantía para los ciudadanos de una esfera intangible
de libertad, asegurada por el hecho de que al ser punible sólo lo que está prohibido
por la ley, nada de lo que la ley no prohíbe es punible, sino que es libre o está
permitido. El segundo es la igualdad jurídica de los ciudadanos ante la ley: las
acciones o los hechos, cualquiera que los cometa, pueden realmente ser descritos
por las normas como (tipos objetivos» de desviación y, en cuanto tales, ser previstos
y probados como presupuestos de iguales tratamientos penales; mientras que toda
prefiguración normativa de «tipos subjetivos, de desviados no puede dejar de
referirse a diferencias personales, antropológicas, políticas o sociales y, por tanto,
de concluir en discriminaciones apriorísticas”.
Cognoscitivismo procesal y estricta jurisdiccionalidad segundo elemento en la
epistemología garantista que se conecta con el primero en su condición de
efectividad pero descuidado, este es el cognitivismo procesal en la determinación
concreta de la desviación punible, afecta aquella parte de los pronunciamientos
jurisdiccionales que se constituyen por razones de hecho y de derecho acogidas
para su justificación, en esta lectura encontramos que Ferrajoli nos dice que exige
dos condiciones que son: “la verificabilidad o refutabilidad de las hipótesis
acusatorias en virtud de su carácter asertivo y su prueba empírica en virtud de
procedimientos que permitan tanto la verificación como la refutación. Para que la
desviación punible no sea constituida, sino reguladas por el sistema penal, no es
suficiente, en efecto, que esté prefigurada por reglas de comportamiento.
Comportamientos como el acto obsceno o el desacato” de esto podemos ver como
ejemplo lo que corresponde como figura delictiva esa identificación judicial debido
a la indeterminación de sus definiciones legales y estas nos llevan más a pruebas y
valoraciones del juez que son inevitablemente discrecionales que al final solo se
vuelven ese principio de legalidad y nos puede dar a entender una desviación en lo
punible, en consecuencia debemos tener en cuenta que la pena debe ser
consecuente con un hecho descrito y de notado como delito no solo en la ley si no
también en la hipótesis de la acusación, por lo que en esta parte del texto podemos
evidenciar que el derecho se debe desprender la parte moral para así efectuar
eficiencia, legalidad en lo judicial ya que se debe juzgar por convención jurídica y
no por inmoralidad o por anormalidad, es por esto que un determinado
comportamiento determina un delito y la condena de quien se ha probado es
responsable no se puede considerar como un juicio moral ni un diagnóstico de algo
anormal ya que con esto se puede y se considera excluida la ética de la pena y
concebida como aflicción taxativa y abstractamente preestablecida por la ley que no
está permitido alterar con tratamientos diferenciados de tipo terapéutico.
Garantismo y utopía liberal. Cuatro dimensiones del poder judicial en esta
parte del texto Ferrajoli nos indica que “Todo el esquema epistemológico hasta aquí
ilustrado y el modelo penal garantista que en él se informa tiene el fundamental y
descontado defecto de corresponder a un modelo límite, en amplia medida ideal,
porque de hecho nunca ha sido realizado ni nunca será realizable. El juez no es una
máquina automática en la que por arriba se insertan los hechos y por abajo se sacan
las sentencias, acaso con la ayuda de algún empujón cuando los hechos no se
adaptan perfectamente a ella.” También podemos evidenciar que aun que este
disciplinada por un conjunto de garantías procesales estas decisiones deben ser
argumentadas, basada en hechos penalmente relevantes y que no solo sea
cognoscitivo, sino que también nos lleve a una conclusión probable de un
procedimiento cuya aceptación sea un acto practico. Además de que se
comprueben los actos denotados por la ley de donde se presupone la pena se
deben diferenciar hechos concretos en distinto de los demás por mucho que
permanezcan al mismo género jurídico, por esto se puede decir que el modelo penal
garantista es delimitar el poder punitivo del estado mediante la exclusión de
castigos.