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Chile
Contexto
Según los datos preliminares del Censo Nacional de Población y Vivienda (2017)1 la
población chilena asciende a 17.373.831 personas, de las cuales aproximadamente un
50,5% son mujeres y un 49,5 % corresponde a hombres (Proyecciones INE, 2014)2. De
esta población, un 72% tiene entre 15 y 65 años de edad, tramo etario considerado como
población potencialmente laboral. La tasa anual de desempleo promedio (junio 2016-junio
2017), según el Boletín Nacional de Empleo (INE, 2017)3 alcanza a un 6,6% total, con un
7,1% correspondiente a hombres, y un 6,2% a mujeres. No obstante, la participación
laboral femenina sigue siendo inferior a la masculina, estando sólo un 47,4% de las mujeres
en el mercado laboral, frente a un 71% de los hombres (CASEN, 2015), lo cual, como
veremos, no sólo habla de una discriminación de género en el mundo laboral, sino
mayormente (y en parte, vinculado con lo anterior), que en nuestro país persisten las
dificultades para compatibilizar el trabajo con la vida familiar, y que en esta última, todavía
es la mujer quien realiza la mayor parte, por sobre lo realizado por el varón en estas labores.
1 Instituto Nacional de Estadísticas (2017) Resultados Preliminares Censo abreviado de Población y Vivienda 2017. Recuperado de:
http://www.censo2017.cl/wp-content/uploads/2017/08/Proceso-Censal-Resultados-preliminares-31-08-2017.pdf
2 Instituto Nacional de Estadísticas (2013) Proyecciones de Población 2013-2020. Recuperado de:
http://historico.ine.cl/canales/chile_estadistico/demografia_y_vitales/proyecciones2014/proyecciones-de-poblacion-2014.xlsx
3 Instituto Nacional de Estadísticas (2017) Boletín Nacional de Empleo, Agosto 2017. Recuperado de:
http://www.ine.cl/docs/default-source/boletines/Empleo/2017/bolet%C3%ADn-empleo-nacional-trimestre-m%C3%B3vil-jja-
2017.pdf?sfvrsn=4
4 Pontificia Universidad Católica de Chile, Instituto de Sociología (2015) Encuesta “Familia como Recurso de la Sociedad”. Recuperado
de: http://centrodelafamilia.uc.cl/familia-chilena/resultados-encuesta-qfamilia-como-recurso-de-la-sociedadq
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estamos ante una “feminización de la pobreza”, pues la cara más visible de este fenómeno
está en las mujeres jefas de hogar sin cónyuge5 (Siles y Svensson, 2014).
Por otro lado, aproximadamente un 25% de las mujeres encuestadas en la CASEN 2015
declararon haber tenido hijos en su edad adolescente, y dentro de ellas, un 6% declaró haber
sido madre adolescente recientemente —tramo de 12 a 19 años―. Ello genera serias
dificultades en su desarrollo personal, entre ellas la necesidad de dejar sus estudios para
dedicarse a la crianza de su hijo. Del total de jóvenes chilenos que no trabajan ni estudian
(NiNi)6, un 87% son mujeres, de las cuales un 68% han sido madres recientemente y un
57% pertenecen a los dos quintiles de menor ingreso económico (INJUV, 2012).
Respecto a las convivencias de hecho, desde 2015 tienen regulación legal mediante el
Acuerdo de Unión Civil (AUC), que genera un menor grado de responsabilidad efectiva
respecto al matrimonio, con facilidad de disolución. No obstante, siguen siendo pocas las
parejas las que optan por este acuerdo en comparación con las que se casan—desde 2015
a junio 2017, hubo 162.000 matrimonios frente a 12.660 uniones civiles (Registro Civil,
2017)―. Las convivencias de hecho en Chile tienen una duración promedio menor que la
de los matrimonios ―11,8 años versus 20,2 años del matrimonio― y de ellas nacen menos
hijos por familia, respecto a la familia matrimonial —1,9 hijos en los matrimonios, frente
a 1,7 en las convivencias de hecho (Inst. Sociología UC, 2015) ―. Hasta el primer semestre
de 2016, un 73% de los hijos en Chile nació en una familia no matrimonial (Registro Civil,
2016), y consiguientemente, se ve enfrentado a un mayor riesgo de inestabilidad en su
núcleo familiar. Por otro lado, se generan familias monoparentales funcionalmente
hablando, debido a los divorcios, cuya cantidad es relativamente cercana a la de los
matrimonios —en el mismo período señalado (2015 a 2017), hubo 112.906 divorcios,
apenas 50.000 menos que los matrimonios (Registro Civil, 2017)―.
El contexto laboral del país, en que mujeres y hombres trabajan en jornadas extensas y
altamente demandantes, lleva a que los padres de familia estén ausentes del hogar la mayor
parte del día ―unas 11 horas, considerando traslados—, quedando los niños solos o al
cuidado de otras personas. Esto repercute, por ejemplo, en el nivel académico de los hijos,
registrándose, por ejemplo, una diferencia de 23 puntos en la prueba SIMCE entre aquellos
niños que son apoyados en el estudio por sus padres y los que no7. Además, la falta de una
participación equitativa en horas no laborales entre hombres y mujeres ―en Chile, las
5Siles, C. y Svensson, M. (2014) Vivir Juntos. Reflexiones sobre la convivencia en Chile. Instituto de
Estudios de la Sociedad, Santiago, Chile. Recuperado de: http://
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Esto aparece más detalladamente en el informe de IdeaPaís (2016) Los NiNis, no estudian ni trabajan. Recuperado de:
http://www.ideapais.cl/docs/estudios/32/Informe-Nini.pdf
7
http://www.latercera.com/noticia/el-apoyo-educativo-de-los-padres-y-sus-beneficios-en-el-aprendizaje-de-los-ninos/
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mujeres dedican 6,6 horas diarias en promedio a labores del hogar, y los hombres, sólo
3,2―8, es un problema que también afecta a un adecuado desarrollo familiar, pues
sobrecarga a la mujer, quien además recibe una menor remuneración por su trabajo,
debiendo invertir más horas para lograr un salario similar al del hombre (Siles y Svensson,
2014).
Por otra parte, en los últimos 20 años, en términos generales, la familia no ha sido foco de
políticas públicas de manera integral por parte del Estado. Más bien, han estado dirigidas
a cubrir ―desde una perspectiva asistencial— ciertas necesidades concretas de la
población económicamente vulnerable, y la familia participa en ellas sólo de manera
secundaria. Así, por ejemplo, en lo que respecta a conciliación entre familia y trabajo, la
legislación sólo contempla permisos específicos para cuidar de niños menores enfermos, y
la posibilidad de un posnatal masculino, en el que la madre puede transferir hasta seis
semanas de su posnatal al padre. No obstante, hasta el año pasado, no eran más de 1000
padres los que habían tomado este beneficio, pues eventualmente le significa un perjuicio
a la mujer en plena lactancia, y además, disminuye el ingreso global de la familia,
considerando que los hombres ganan un sueldo 30% mayor al de las mujeres, en la misma
ocupación12.
Las políticas públicas dirigidas a la familia en Chile, os trabajadores jóvenes ven en la falta
de políticas públicas apuntadas a conciliar trabajuna dificultad para tener hijos, como lo
refleja un estudio del Centro Familia y Trabajo del ESE (2017), afirmado que un 85% de
los jóvenes chilenos quiere priorizar las responsabilidades familiares por sobre las
laborales, pero sin que ello implique necesariamente abandonar el trabajo -sólo un 36% lo
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http://www.comunidadmujer.cl/2017/04/estudio-de-comunidad-mujer-basado-en-datos-de-la-encuesta-enut-mujeres-que-trabajan-
laboran-un-total-de-116-horas-diarias-al-incluir-quehaceres-domesticos-mientras-los-hombres-97-horas/
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Un 86% de las mujeres entre 25 y 29 años quedan embarazadas, versus un 46% de las mujeres de 15 a 19 años (DEIS - MINSAL,
2014).
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Actualmente, la tasa de fecundidad ha bajado de 2,4 hijos por mujer en 1992 a 1,8 hijos por mujer (DEIS Ministerio de Salud, 2014).
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En promedio, las mujeres chilenas en edad fértil desearían tener 3 hijos o más (Encuesta Bicentenario UC-Adimark, 2011)..
12
Instituto Nacional de Estadísticas (2015) Mujeres y Mercado del Trabajo. Recuperado de: http://nuevoportal.ine.cl/docs/default-
source/laborales/ene/publicaciones/mujeres-en-chile-y-mercado-del-trabajo---participaci%C3%B3n-laboral-femenina-y-brechas-
salariales.pdf?sfvrsn=4.
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haría-, aunque las mujeres (39%) se inclinan en mayor proporción que los hombres (31%)
para flexibilizar su jornada laboral en función de las necesidades familiares, dado el
compromiso con su rol maternal (Bosch et al., 2017).