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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD MULTIDISCIPLINARIA DE OCCIDENTE


DEPTO. DE CC.SS. FILOSOFÍA Y LETRAS
SECCIÓN DE LETRAS

TEMA: EL CAMBIO GRMATICAL

ASIGNATURA:
GRAMÁTICA HISTÓRICA II

ESTUDIANTES:
CINDY FABIOLA MOLINA SANTOS

DOCENTE:
LICDO. FRANCIS OSVALDO MEJÍA LOARCA

SANTA ANA, 29 DE AGOSTO DE 2018


ÍNDICE

CONTENIDO PÁG

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………… III

I.EL CAMBIO GRAMATICAL ………………………………………………… 4

1.1. Cambio gramatical………….………………………………………………... 4

1.2. Generalidades del sustantivo………………………………………………… 4-5

1.3. El inicio de nombre o sustantivo…………………………………………….. 5-6

1.4. Reducción de las declinaciones latinas...…………………………………….. 6-7

II. DEL LATÍN AL ESPAÑOL………………………………………………….. . 7

2.1. Clasificación del sustantivo latino…..………………………………… …… 7-8

2.2. Cambios sintácticos y fonético-fonológicos…………………………………. 8-9-10

2.3. Evolución del genero………………………………………………………… 11

2.4. Evolución del número………………………………………………………… 12

2.5. El pronombre…………………………………………………………………... 13

2.6. El voseo………………………………………………………………………. 13-14

2.7. Frases y locuciones latinas……………………………………………………... 14

CONCLUSIONES…………………………………………………………………. 13

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………… 14
INTRODUCCIÓN

La investigación que se presenta a continuación corresponde a una de las temáticas estudiadas por

la asignatura de Gramática Histórica II, y aborda un estudio desde la perspectiva diacrónica de las

transformaciones que ha sufrido el cambio gramatical hasta llegar al español.

Con el desarrollo de esta investigación se quiere dar a conocer la historia del cambio del sistema

gramatical de la lengua latina a la española y también se aborda el proceso de transformación que

tuvieron los factores que lo constituyen.

Esta investigación está dividida en dos capítulos. En los cuales se desarrolla el cambio gramatical,

y los aspectos que son parte en el cambio o desarrollo de la lengua latina al español como se conoce

hoy en día.

Por último se espera que con el desarrollo de este tema, se conozcan los aspectos más importantes

en la evolución del sustantivo a través del tiempo.

III
I. EL CAMBIO GRAMATICAL

1.1. Cambio gramatical

El cambio gramatical según Meilllet (1958) “es la utilización de unos significantes en una
oposición gramatical de una forma lingüística que previamente despeñaba otra función, en este
caso, bien como significante en una estructura léxica o incluso como parte de otro morfema
gramatical” (p.135). Se entiende entonces que el cambio gramatical se da por medio de procesos
que las funciones y significados de las palabras cambian.

Los procesos que intervienen en el cambio gramatical son:

 Gramaticalización
 Regramaticalización
 Préstamo gramatical
 Reanálisis
 Analogía
 Desgramaticalización
 Lenición
 Metonimia gramatical
 Metáfora gramatical
 Principio de economía
 Metáfora gramatical

1.2. Generalidades del sustantivo

La morfología del español procede del latín y esta lengua pertenece al grupo de las lenguas

indoeuropeas que se les conoce por tener un sistema gramatical flexivo. Por lo tanto los sustantivos

al igual que muchas otras categorías gramaticales eran declinables, lo cual quiere decir que

dependiendo de la función sintáctica que desempeñase el sustantivo (sujeto, complemento directo,

etc.), la palabra se escribirá en un caso o en otro.

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Según Penny(1993) “el sustantivo contaba de un único morfema frontal radical seguido de un único

morfema trabado que indicaba caso y numero, la referencia al género se hacía también en parte a

través de este mismo morfema esencialmente de caso/numero…”(p.113).

Entonces se entiende que el sustantivo es una categoría de palabra independiente que forma parte

de la oración. Por lo que las palabras pertenecientes a esta categoría son variables, porque poseen

morfemas flexivos, es decir, morfemas gramaticales de género.

1.3. El inicio del nombre o sustantivo

El sustantivo nombra al sujeto de la oración y es el núcleo del sintagma, el nombre o sustantivo es

el sujeto por excelencia: “El sustantivo designa a un ser real o irreal, tangible o intangible, grande

o pequeño, concreto o abstracto” (Camarena, 2014, p.63).Se entiende por sustantivo o nombre

como el que será aquel elemento que designe al sujeto, en la oración. Siendo el único elemento

que de realiza una acción, de recibir o padecerla, de expresar un estado o de ser calificado.

Los sustantivos o nombre pueden ser integrados o arbitrarios.

 Integrado: están constituidos por un radical más un morfema trabado.

 Arbitrarios: Estos no tendrán relación de parentesco como las palabras que nombran las

partes del cuerpo.

Por lo que los sustantivos también pueden ser primarios cuando se forman directamente sobre un

radical y secundarios cuando se incluye un morfema al radical.

Entonces la derivación de los sustantivos es de la siguiente forma:

1. Nombres con sufijo cero: Son nombres que intervienen como segundo elemento de

compuestos. Ejemplos: parti-ceps, tibi-cen.

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2. Nombres con vocal temática O: Con ella se crean los sustantivos y adjetivos primarios

(fidus) y secundarios (decorus).

3. Nombres con sufijo A: Se encuentran en formaciones primarias, secundarias y compuestas.

4. Nombres con sufijo U: Lo encontramos en la palabra Portus

5. Nombres con sufijo I: Como por ejemplo en la palabra Hostis

6. Nombres con sufijo –os/ -es/ -s: Se encuentran en la palabra Fár farris

7. Nombres con sufijo –or/ -er/ -r: En latín forman los sustantivos neutros, como por ejemplo

femur, aequor, iecur.

8. Nombres con sufijo –on/ -en/ -n: Estos sufijos son en grado cero como en Caro car-n-is

9. Nombres con sufijo –et/-t: También representan el grado cero como Sacerdús

10. Nombres con sufijo –d: Como en la palabra Lapidis

11. Nombres con sufijo –c : Como en Calx

1.4. Reducción de las declinaciones latinas

En consecuencia de la simplificación de las desinencias casuales, está vinculada también la

reducción de las declinaciones latinas. El latín clásico constaba de cinco declinaciones, no obstante,

su número se redujo en el latín vulgar sólo a tres.

Sólo se mantuvo la primera, segunda y tercera declinación que era muy abundantes. La cuarta

declinación confluyó con la segunda, porque tenía un número reducido de sustantivos y además

los sustantivos a los que abarcaba, compartían muchas de sus terminaciones con los de la segunda.

Los sustantivos de la quinta declinación formalmente se asemejaban a los de la tercera. Por ende,

algunas palabras de la 5.ªdeclinación pasaron a la tercera, sin embargo, la mayoría confluyó con la

primera, dado en las demás declinaciones, es decir, en la tercera, cuarta y quinta declinación las

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formas plurales del nominativo y acusativo eran idénticas (-ēs para la 3.ª declinación, -ūs para la

cuarta, -ēs para la quinta) (Menéndez Pidal ,1999).

Los plurales neutros de la 2.ª, 3.ª, 4.ª declinaciones no presentaban excepción que eran de género

idéntico, es decir, del femenino. Además, algunos sustantivos de la quinta declinación tenían doble

flexión ya en el latín clásico, es decir, con su terminación se parecían a los de la primera (p. ej.

luxuriēs/luxuria, materiēs/materia).

II. DEL LATÍN AL ESPAÑOL

2.1. Clasificación de los sustantivos latinos

Como es bien sabido, las lenguas románicas evolucionaron del latín. El sistema nominal de la

lengua latina conocía seis casos:

1- Nominativo.

2- Genitivo.

3- Dativo.

4- Acusativo.

5- Vocativo.

6- Ablativo.

A diferencia del español que desde la época primitiva de la lengua dispone sólo de una forma para

cada palabra.

Los sustantivos latinos se dividían en cinco clases.

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La 1.ª declinación tenía sustantivos acabados en –a en nominativo singular y la mayoría era de

género femenino (p. ej. domina, amica), aunque algunos eran de género masculino (p. ej. scrita,

nauta).

A la 2.ª declinación pertenecían sustantivos masculinos acabados en nominativo singular en –us,

eventualmente en –er (p. ej. dominus, puer), si bien algunos eran femeninos (p. ej. humus, pirus) y

los neutros acabados en –um (p. ej. castellum).

La 3.ªdeclinación tenía sustantivos masculinos (p. ej. pater), femeninos (p. ej. mater) y neutros (p.

ej. corpus) con diversas terminaciones.

En la 4.ª declinación había sustantivos masculinos acabados en –us en nominativo singular (p. ej.

portus), no obstante, un pequeño grupo de sustantivos eran femeninos (p. ej. manus, nurus). Los

sustantivos de la cuarta declinación terminados en –ū eran neutros (p. ej. cornū). La 5.ª declinación

tenía sustantivos femeninos en –ēs (p. ej. materiēs), sólo un sustantivo era masculino. Se trata de

la palabra diēs, pero su género vacilaba en latín.

Se establece también que “los sustantivos procedían de un verbo tanto en latín y en las lenguas

romances los sustantivos primitivos provenían de otros verbos (Grandget, 1991, p. 35). Los

sustantivos en el latín eran encontrados en las declinaciones conformadas por morfemas trabados

que cumplían su función y eran compartidos por varias declinaciones y con distintos valores.

2.2. Cambios sintácticos y fonético-fonológicos.

Anteriormente se expuesto brevemente los casos y las declinaciones del latín clásico que

determinaban la forma del sustantivo. Ahora bien, en el latín vulgar se produjeron cambios

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fonético-fonológicos y sintácticos que contribuyeron a la pérdida de las desinencias casuales y a la

vez a la reducción del número de las declinaciones.

Entre los cambios fonéticos desempeñó un papel importante la caída de la –m final. Menéndez

Pidal (1987) indica que la –m desaparecía ya en la pronunciación de Plauto y en el latín vulgar se

dejó de pronunciar en general. Así, a partir de las palabras latinas caballum o novem, surgieron los

sustantivos españoles caballo y nueve. La pronunciación de la –m final sólo se conservó en los

monosílabos y en español se modificó en –n (p. ej. quem > quien, cum > con). En lo que se refiere

al sistema casual, la pérdida de la –m final causó la confusión del acusativo y del ablativo singular

de la tercera declinación (p. ej. montem acus./monte abl.).

No obstante, la caída de la –m final no fue el único cambio fundamental. La cantidad dejó de poseer

el rasgo distintivo en el sistema vocálico latino a favor del de la abertura. El resultado era la

confluencia de ă y ā. Por esta razón no había diferencia entre el nominativo mensa y el ablativo

mensā de la 1.ª declinación. Si recordamos la caída de la –m final, tampoco se distinguía entre el

nominativo mensa, ablativo mensā y acusativo mensăm de la primera declinación.

Otro cambio muy importante fue el cambio de naturaleza del acento latino. El latín clásico tenía el

acento llamado musical, es decir, el factor predominante era el tono. En el latín hablado empezó a

dominar el acento de intensidad, que consistía en la pronunciación de las sílabas tónicas con mayor

energía muscular que las átonas. Eso provocó la confusión o pérdida de las vocales átonas finales

que se articulaban con menor intensidad. La confusión de ŭ y ō en posición final era causada

precisamente por el cambio de naturaleza del acento latino y provocó la indistinción del acusativo

singular de la 2.ª declinación (p. ej. dominŭm) y del dativo/ablativo de la misma declinación (p.

ej. dominō). La convergencia de i y ē también causada por el cambio de naturaleza del acento latino

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originó que no se diferenciaran el nominativo o acusativo plural (p. ej. montēs) con el genitivo

singular (p. ej. montĭs) de la 3.ª declinación.

A causa de las modificaciones fonéticas se confundían entre sí muchas desinencias casuales. Sin

embargo, como ya hemos mencionado, también las razones sintácticas desempeñaron un papel

importante.

Según Mendéz Pidal (1987),” eran, sobretodo, las razones sintácticas las que en gran medida

influyeron en la pérdida del sistema casual” (p.74).

Las relaciones marcadas por las desinencias casuales se mostraban insuficientes (p. ej. pro patria

mori, cum amicis deliberavi). La propia desinencia casual no expresaba la idea (en compañía de),

sino que era la preposición la que tenía esta capacidad. Por tanto, en el latín vulgar se generalizó el

uso de las preposiciones que se construían con el acusativo. El ablativo se dejó de emplear, porque

en singular se confundía fonéticamente con el acusativo. En cuanto a los restantes casos, el genitivo

era sustituido por la preposición de, la preposición ad sustituyó al dativo y el vocativo no expresaba

relaciones sintácticas y además era igual al nominativo excepto en la 2.ª declinación, pues no

necesitaba ninguna preposición. Así en la declinación del latín vulgar quedaron sólo dos casos: el

nominativo y el acusativo. Los dos casos tenían formas diferentes en el plural de la primera y de la

segunda declinación (-ae, -as, -ī, - ōs), sin embargo, se confundían en los demás plurales16 y en el

singular de la primera declinación (-a, -am). Pero a la mimas ves, a veces se confundían en todos

los otros singulares, porque en el latín arcaico al lado del nominativo con –s existía el nominativo

sin –s (p. ej. filio, Cornelio) que provenía del latín rústico. Podemos decir entonces a manera de

resumen que con el paso del tiempo se perdió la distinción entre el nominativo y el acusativo y se

usaba sólo una forma, también se deduce que la mayor parte de los sustantivos ene el español

evolucionaron del acusativo latino.

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2.3. Evolución del género

El género “indica el sexo al que pertenece un ser u objeto” (Munguía 2004, p.12). El latín constaba

de tres géneros gramaticales al igual que en el español: masculino, femenino y neutro. No obstante,

es evidente que no había claras distinciones formales entre ellos, dado que podemos encontrar

sustantivos masculinos acabados en –a o sustantivos femeninos acabados en –us. El género del

sustantivo se reflejaba en la concordancia con el adjetivo, el participio y el pronombre (p. ej. aqua

bona, focus bonus).

El origen está en la oposición animado/inanimado. En lo que se refiere a esta tesis, el gramático ya

no es tan escéptico. Afirma que la distinción animado/inanimado se apoyaba en la concepción

animista del mundo. Sin embargo, Hernández Alonso propone hablar más bien de lo considerado

animado/lo considerado inanimado en determinadas lenguas.

Ahora bien tenemos que una diferencia principal entre el español y el latín es, que en las lenguas

románicas no existe el género neutro en la categoría nominal (una excepción la presenta el rumano,

que dispone de sustantivos neutros que tienen formas masculinas en el singular y femeninas en el

plural), mientras que en latín está presente. La desaparición de los neutros se realizó ya en el latín

vulgar, la distinción semántica animado/inanimado entre los sustantivos neutros y los dos restantes

no era firme y, a juicio de Penny (1993), la falta de esta distinción provocó la desaparición de los

neutros. Los sustantivos neutros se disolvieron en los masculinos y algunos también en los

sustantivos femeninos.

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2.4. Evolución del número

Se establece que “el número en la oración podía ser singular o plural (Munguía, 2004, p. 12). El

número es una categoría morfosemántica que gramaticaliza un contenido semántico mucho más

evidente: la diferencia entre la unidad o la multiplicidad de las entidades designadas por el nombre.

Al igual que el género, en latín se aplica a las clases de palabra nominales y, en la medida en que

es una categoría gramatical, tampoco el número es una categoría de semántica estrictamente

“natural”, a diferencia del género, el número se aplica también a las formas personales de la flexión

verbal.

En latín el morfema de número se haya fusionado con el de género y el de caso “las desinencias

nominales expresaban en un único morfema caso y número; en español, sin embargo, además de

perderse el caso, se crearán nuevos morfemas para la expresión de los valores de género y número”

(Sierra, 2009, p.34). De manera que en la mayoría de las formas no es posible determinar qué parte

de las desinencias nominales corresponde a cada una de las categorías: en la forma magistratus no

es posible individualizar las marcas de las tres categorías; es más, en un ejemplo como éste, si no

disponemos de un contexto apropiado, sólo conoceremos el género por razones formales

morfológicas (lo que indicaría, como se ha visto, su valor más léxico) pero no su número ni su

caso.

Según Yévenes (1993), los numerales se clasifican en:

 Distributivos

 Multiplicativos

 Fraccionarios

 Los cardinales

 Los ordinales

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2.5. Los pronombres.

El pronombre según Menéndez Pidal” tenía en latín, por lo general una flexión algo diferente que

el nombre; y en romance ambas flexiones se diferencian bastante” (p.249).El pronombre mantuvo

además del acusativo, el nominativo singular en los pronombres personal demostrativos y

relativo.

En los pronombres según Yévenes (1993) “podemos encontrar que ofrecen características

peculiares y de las cuales se puede mencionar como los restos de ausencia de flexión, esto como

consecuencia de que las lenguas europeas crearon las declinaciones pronominales incorporando

por lo común distintos alargamientos en época ya avanzada a una serie de partículas, muchas de

ellas adaptadas a una función realizadora”. Por lo que no se debe sorprender que el adverbio

actué como pronombre en el habla común, como en “aquí” “ahí”.

Según Yévenes (1993), los pronombres podemos clasificarlos de la siguiente manera:

 Pronombres personales

 Posesivos

 Demostrativos

 Indefinidos

 Interrogativos

2.6. El voseo

El voseo español inicio en el siglo IV de C. En ese entonces, el empleo del vos en lugar del tú

tiene un valor social de sumo respeto. Se ciñe su uso al trato con el emperador. Para su inicio, se

apuntan dos causas:

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1. La presencia de dos emperadores, ya que el Imperio romano se había dividido; esto pudo

inducir al uso del vos como una forma de incluir a ambos.

2. Otros señalan que el vos fue la respuesta al nos, fórmula por la cual el emperador romano se

mencionaba a sí mismo, como representante del poder y cabeza de todo el imperio.

El voceo según Cárdenas (2001), se usa como sujeto, complemento preposicional y en la

comparación. Su paradigma pronominal se completa en las demás funciones con las formas

paradigmáticas del tú. Ejemplo: vos decís.

2.7. Frases y locuciones latinas

Las frases y locuciones latinas son expresiones en latín que se utilizan en español con un

significado cercano al original latino. Como el latín fue la lengua de expresión cultural y científica

en Europa hasta el siglo XVIII, estas locuciones han pervivido en el lenguaje jurídico, técnico,

religioso, médico y científico.

Según Fernández López (2011) las locuciones son: “giros o frase hechas que se conservan del latín

y que se siguen usando en el registro culto en la lengua escrita. Algunas locuciones son como

sentencias o proverbios que expresan un consejo o una experiencia vital”. (p.1)

Ejemplos tomados del libro de Fernández López.

1. A Símil: por semejanza,(argumento que se funda en razones de semejanza entre el hecho

propuesto y el que de él se deduce).

2. Ad terrorem (para infundir terror).

3. Ad impossibilia nemo tenetur (nadie está obligado a realizar lo imposible).

4. Ad verbum (al pie de la letra)

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CONCLUSIONES

1. El latín es siendo una lengua flexiva, podemos ver al estudiarlo que desde sus inicios ha

afrontado muchos cambios o su evolución ha sido constante, dejando establecidos los

diferentes cambios es su estructura, así como lo pudimos ver en el desarrollo de la categoría

gramatical del sustantivo.

2. Los sustantivos en latín se encuentran en las declinaciones, que junto con las desinencias

realizan una función diferente en las expresiones gramaticales. Las declinaciones forman

parte del sistema de flexión casual del latín.

3. El cambio gramatical es complejo y está unido a causas fonéticas, semánticas y

pragmáticas. Como resultado de este cambio y la evolución durante muchos años el

sustantivo se ha establecido como lo conocemos en estos tiempos.

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BIBLIOGRAFÍA

Cárdenas, Hernán (2001). Esquema de morfosintaxis histórica del español. Universidad de Deusto.

Camarena, José (2014). Etimologías grecolatinas. Grupo Editorial Patria.

Fernández López, Justo (2011)”Locuciones Latina”, lengua y cultura hispanas.

Grandget, C.H (1991). Introducción al latín. Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Madrid.

Menéndez Pidal, R., (1987). Manual de Gramática Histórica Española.

Munguía Segura, Santiago (2004). Gramática Latina. Universidad de Deusto.

Meillet, A., (1958)” La evolución de la forma gramaticales”, Paris Cahmpion.

Penny, Ralph, (1993).Gramática Histórica del español. Impreso en España.

Sierra Azofra, María Elena (2009). Morfosintaxis histórica del español: de la teoría a la práctica.

Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid.

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