ciudad fue a visitar a su primo el Ratón del Campo. El ratón del campo tenía un hogar humilde. Comía comida sencilla como el maíz y los guisantes. El ratón de la ciudad no estaba impresionado. ¡No señor! "Primo, ven conmigo a la maravillosa ciudad", dijo el Ratón de la Ciudad. El Ratón del Campo estuvo de acuerdo, y partieron juntos. -¡Oh, mi! -dijo el Ratón del Campo cuando vio la gran casa de su primo-. -¡Una fiesta nos espera! -dijo el Ratón de la Ciudad con orgullo-. Los primos secretamente comenzaron a comer maravillosos y deliciosos alimentos como el jamón y el pastel de chocolate. El Ratón del Campo decidió que la ciudad no era para él. Hizo su camino de regreso a su sencilla casa donde estaba seguro y feliz. La moraleja de la historia es: No hay lugar como el hogar.