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Una Mirada a la Depresión a Través de los Lentes de la Escritura

Por Gary E. Gilley


El hombre sentado ante mí no respondí a mis preguntas. Se sentó, inmóvil, mirando fijamente al
piso. Era un hecho conocido por muchos que lo querían que él estaba bajo mucho estrés, pero que él
estaba cerca del “borde” nos sorprendió a todos nosotros. Pronto él se encontraba en la sala de
psiquiatría de un hospital local, medicado y experimentando consejería tanto individual como de
grupo. Desafortunadamente su vida nunca sería la misma. Él había venido a ese estado de depresión
profunda (lo que algunos llamarían “clínico”) por las decisiones no bíblicas y pecaminosas que él
había estado haciendo en su vida. Si bien él superaría su depresión, la consejería que él recibió
reforzó y validó estas decisiones. Él finalmente dejó a su esposa y a su hijo, dejó la iglesia y siguió su
estilo de vida impío.

Los problemas maritales son la razón de número uno por la que las personas buscan consejería en
los Estados Unidos. La depresión es la segunda. Las dificultades financieras son el principal motivo
que dan las personas como la fuente de su depresión. Podemos comprender el por qué esto es así,
con la cantidad de deuda que muchos tienen hoy, pero a menudo esto es sólo la punta del iceberg.
De hecho, nuestros problemas financieros pueden ser un buen indicador de que muchos otros
aspectos de nuestras vidas están descontrolados – los cuales todos nos pueden conducir a la
depresión.

Todos nosotros tenemos días cuando nos sentimos tristes, deprimidos, aburridos o derrumbados.
Le podemos llamar a este sentimiento una forma suave de depresión, pero el desánimo es quizá un
mejor término. Esperar vivir en este mundo sin desánimo y tristeza ocasional es completamente
poco realista. Virtualmente cada personaje principal de la Escritura estuvo bajo momentos
desafortunados o amargos, incluyendo a Jesucristo. Simplemente una lectura rápida de los Salmos,
Jeremías o Eclesiastés nos dice que mucho acerca de la vida, aun la vida del piadoso, ese deprimente
hasta al punto de las lágrimas, del pesar y la confusión. Pero, Dios nunca se disculpa por esto. Más
bien, él nos informa que El usa estas mismas cosas para hacernos madurar a la imagen de Su Hijo
(Santiago 1:2-4; Rom. 8:28,29 y Rom. 5:3-5). Una vida perfecta de felicidad y plenitud consistente –
libre de todos los efectos del pecado – nos espera en la eternidad. El vacío, la aflicción y las tristezas
de esta vida son resultados directos del principio del pecado en este mundo. Aun así, Dios usa estas
pruebas como una manera de prevenirnos de volvernos demasiado cómodos en nuestra condición
actual. El resultado es que, como Abraham, también esperamos con anticipación una ciudad “con
fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Heb. 11:10). Entonces, mientras tenemos una
gran paz en Cristo – y muchas cosas maravillosas y bellas en esta vida para disfrutar – es
ciertamente anti-bíblico esperar serlo (como la canción dice).

Sin embargo, mientras podemos esperar ser ocasionalmente desalentados, muchas personas luchan
contra una profunda depresión. Podemos definirla depresión como: “Ese estado de ánimo
debilitante, sentimiento o aire de desesperanza que da como resultado un cese del manejo de la
vida”. Tal persona al menos a medias se apagará; es decir, dejará de funcionar en muchas áreas.
Una persona deprimida puede querer dormir todo el tiempo (o al menos recaer todo el día en el
sofá); él puede llorar fácilmente; él puede dejar de acudir al trabajo o hacer tareas necesarias en su
casa; él puede dejar de comer o puede comer constantemente; él considerará que la vida no tiene
esperanza, etc. Es el propósito de este estudio ocuparse de las causas de la depresión, los resultados
de la depresión y finalmente, cómo tratar con de a la manera de Dios!

Las Causas de la Depresión

Es importante para reconocer que la depresión no es el problema por o en sí mismo; es


una respuesta o una reacción hacia otra cosa. Por esa razón, la Escritura casi no dice nada
acerca de la depresión de por sí. Sin embargo, tiene mucho que decir acerca de las causas de fondo
de la depresión.

La Biblia enseña que a la depresión no es causada por las circunstancias de nuestras


vidas, sino más bien por nuestras reacciones anti-bíblicas hacia esas circunstancias
(con excepción de ciertos problemas físicos y ciertos desórdenes del cerebro de los que nos
ocuparemos en un momento). Esto puede ser probado tanto bíblicamente como por observación.
Ejemplos, como la diferencia entre la forma en que Judas y Pedro manejaron sus pecados, abundan
en la Escritura. En la vida diaria vemos a personas volverse amargadas y constantemente
deprimidas sobre un accidente atroz; luego vemos que personas como Joni Erickson Tada que
finalmente pueden usar tal situación como un punto de apoyo para crecimiento – la diferencia está
en las reacciones.

Desafortunadamente, la persona deprimida normalmente no ha dado una sola respuesta


antibíblica a sus problemas, en lugar de eso él usualmente ha hecho toda una serie de ellas,
complicando de esta manera el proceso de recuperación. El pensamiento inadecuado da como
resultado un comportamiento inconsciente, lo cual aumenta la depresión, lo cual a su vez estimula
más pensamiento inadecuado. . . (“Prenderán al impío sus propias iniquidades, Y retenido será con
las cuerdas de su pecado.” Prov. 5:22).

En otras palabras, la depresión a menudo resulta de un ciclo descendente en el cual comenzamos


con un problema, reaccionamos a él en una forma pecaminosa, causando una complicación del
problema que se cumple por una respuesta pecaminosa adicional, etc. Como veremos más
adelante, este ciclo debe ser detenido y un ciclo ascendente de respuestas bíblicas debe comenzar.

Algunas de las Causas Generales de la Depresión

Problemas Físicos

Algunos pueden padecer de depresión como resultado de daño cerebral o de algún otro tipo de
enfermedad. Otros pudieron haber sido diagnosticados con un desequilibrio químico, y mientras
que debemos dar lugar a esta posibilidad, no creemos que sea tan común como muchas personas
piensan. La teoría del desequilibrio químico ha alcanzado proporciones de moda en la actualidad
con el resultado de que el método principal de tratamiento para personas deprimidas son drogas.
Cuando una persona es diagnosticada de que tiene un desequilibrio químico, él debería hacer esta
pregunta (propuesta por Dr. Bob Smith, un médico cristiano que está también muy involucrado en
la consejería bíblica): “¿Cuál químico y que tan fuera de balance está?” En la mayoría de los casos la
respuesta será: “no sabemos”. Tal respuesta de la comunidad médica ciertamente le debería dar al
creyente mucho a considerar.

En lugar de enseñarles a las personas cómo manejar sus problemas, demasiadas veces simplemente
tapamos estos problemas con drogas. Para un artículo interesante sobre la depresión desde un
punto de vista secular vea U.S. News and World Report, 5 de marzo, 1990, “Venciendo la
Depresión,” pp48-56. Este artículo se aplica a “una generación nueva de drogas (que) permite una
sofisticación y una flexibilidad en el tratamiento que no fue posible en el pasado”.

Mientras que el uso de drogas para tratar la depresión puede ser lo mejor que el mundo no-salvo le
puede proponer, afortunadamente el cristiano tiene otros recursos. Con esto en mente, ciertamente
sería sabio el consumir drogas como último recurso y no el primer recurso. Deberíamos comenzar a
examinar cuidadosamente los pensamientos y las acciones en nuestras vidas que podrían ser la raíz
de nuestro problema. E. Fuller Torrey (un psiquiatra de investigación, quien no estaría de acuerdo
con nuestra posición sobre la psicología) no obstante, admite que cerca del 5 % de aquellos que
vienen a un psiquiatra son personas con una enfermedad orgánica del cerebro o, cerca del 75 % son
personas con problemas con la vida, y otro 20 % requerirá un examen más detallado para emitir un
juicio conclusivo (How to Counsel from Scripture, p.4). Habiendo dicho todo esto, aun
recomendaríamos un reconocimiento médico a fondo para una persona que lucha contra una
depresión profunda.

El reconocimiento médico físico y/o emocional así como también los pobres hábitos alimenticios
también puede ser un factor. En 1 Reyes 19 la causa primaria de la depresión de Elías parece haber
estado por la fatiga, etc. La terapia inicial de Dios para Elías fue comida y sueño (versículos 5-8).
Mas tarde Dios ayudó a Elías a alejar su mirada de sí mismo y a ponerla en Dios (quien le reveló Su
soberanía, versículos 11 y 13). Luego, El hizo a Elías tomar una mirada realista sobra la vida
(versículo 18), y finalmente El obligó a Su profeta a otra vez involucrarse en el ministerio (versículo
15-19). El proceso entero tomó varias semanas.

El ejemplo de Elías es el que una persona deprimida debería estudiar, pues – al igual que este gran
hombre de Dios – las personas deprimidas a menudo enfocan la atención en ellos mismos en lugar
de Dios y en los demás. Este enfoque se distorsiona a menudo más por la fatiga y por una dieta
pobre. El remedio es a menudo un re-enfoque de nuestra atención, así como también el descanso y
los hábitos correctos de alimentación.

Culpabilidad
Los Salmos 32, 38 y 51 todos describen las depresiones de un hombre culpable. (Note Salmo 32:3-5:
“Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se
agravó sobre mí tu mano; sequedades de verano. Selah Mi pecado te declaré, y no encubrí mi
iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Selah”.) Algunos creen que la causa número uno de la depresión es la culpabilidad no resuelta. A
menudo esta culpabilidad puede ser resultado de pecados de años atrás en los cuales el perdón de
Dios nunca ha sido buscado o aceptado. Si la culpabilidad no se resuelve por la confesión de pecado
(1 Juan 1:9), la depresión es el resultado natural. Los cristianos no deberían esperar de propia
voluntad practicar el pecado sin afrontar las consecuencias, de las cuales puede ser depresión.

Un Perspectiva Antibíblica sobre la Vida

En el Salmo 73 Asaf estaba deprimido sobre la prosperidad del malvado. Él consideró que él había
vivido justificadamente en vano mientras los impíos tenían una vida de abundancia. (Sal. 73:12,13:
“He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano
he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia”.) No fue hasta que él vio el mundo
desde el punto de vista de Dios (la perspectiva bíblica) que él pudo salir de su depresión. (Sal.
73:16,17: “Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí, Hasta que entrando en el
santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos.”.) En un mundo de confusión una perspectiva no
bíblica sobre la vida tiene que ser una de las causas principales de la depresión.

Viviendo de acuerdo con las Prioridades Equivocadas

Pregunte casi a cualquier cristiano cuales son las prioridades de su vida y le dirá: Dios, la familia y el
trabajo (y en ese orden). Aún en muchos casos nuestras prioridades son controladas por la “tiranía
de lo urgente” – cualquier cosa que haga más ruido en nuestras vidas obtiene la mayor atención.

Como consecuencia, podemos encontrar nuestro tiempo dominado por el trabajo, los niños
corriendo por ahí, sosteniendo la casa, fomentando nuestra educación o desarrollando nuestros
pasatiempos, etc. Mientras éstas son todas cosas buenas y necesarias a menudo nos deja muy poco
tiempo para pasar con Dios o la familia. El día inevitablemente vendrá cuando nuestras cisternas
dejarán de fluir (Jer. 2:13, “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua
viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.”), y nos enfrentaremos a
“agotamiento”, “crisis de mediana edad”, “siete años de picazón”, o lo que sea. Por desgracia,
probablemente ni siquiera sabremos el verdadero núcleo del problema.

Sin embargo, el problema real es claro y simple: Una vida anti-bíblica. Es posible que no hayamos
cometido un pecado grave, pero hemos ignorado de la “primavera del agua viva” durante tanto
tiempo que estamos pagando el precio finalmente.

Estándares Antibíblicos
Puede ser legalismo, misticismo o perfeccionismo – cualquier cosa que sea – estamos examinando
nuestras vidas por el estándar equivocado. El estándar de Dios es que debemos ser un creyente en
crecimiento (Heb. 5:11; 2 Pedro 1:5-8 y 2 Pedro 3:18). No somos perfectos, y Dios sabe eso; debería
ser nuestra meta crecer en El.

El Egocentrismo

Somos llamados a ser a centrarnos en los demás (Fil. 2:3,4 y Hechos 20:35) y a ser centrado en Dios
(Mat. 6:33). Todo en nuestra sociedad contradice esto diciéndonos que necesitamos ser
egocéntricos. Se nos esta diciendo que debemos estar preocupados por nuestra imagen propia,
debemos amarnos a nosotros mismos, debemos ser seguros de sí mismo y acometedores, debemos
cuidar de nosotros mismos – y etc. etc.

Pero, Jesús nos dice que nos neguemos a nosotros mismos, es decir, a perder nuestras vidas por Su
causa (Lucas 9:23,24); recibimos instrucciones de no poner nuestra confianza en la carne (Fil. 3:3);
se nos dice que es una señal de nuestros malos tiempos que los hombres son amadores de sí mismos
(2 Tim 3:2). ¿No es de extrañar que las personas que están haciendo exactamente lo opuesto de lo
que dicen las Escrituras estén teniendo problemas para hacer frente a la vida?

Los Resultados de Depresión

Hay, sin duda, otras causas para la depresión, pero la mayor parte de ellos calzarían debajo de una
de las categorías generales previamente citadas. Ahora queremos mencionar algunos de los
resultados de depresión – las experiencias que usted es propenso a tener cuando usted está
deprimido.

Antes de que nos introduzcamos en esto, sería de ayuda señalar que si bien podemos estar
deprimidos, somos todavía responsabilizados por nuestras acciones. Por ejemplo, Pablo tuvo un
problema físico legítimo en 2 Corintios 12 que no era su culpa. Puesto que él se sintió enfermo y
quizá sufrió grandemente por su enfermedad, sin duda alguna él tenía derecho de estar un poco
irritable y deprimido – ¡pero eso no fue el caso en absoluto! (2 Cor. 12:9,10: “Y me ha dicho: Bástate
mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré
más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a
Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”) ¡Obviamente los problemas y el dolor no nos dan el
derecho para comportarnos pecaminosamente!

Entonces, aunque una persona no puede mantenerse propensa por el problema inicial, él es
responsable de manejar su vida a la manera de Dios. Cuando él falla en reaccionar bíblicamente,
sino que en lugar de eso se vuelve resentido, lleno de lástima de sí mismo, o enojado, la
consecuencia puede ser la depresión.

La Escritura da algunas descripciones vívidas de personas deprimidas:


· Tristeza y pesimismo (Sal. 32:3)

· Apatía y fatiga (Sal. 32:4)

· Desesperación (Sal. 38:2-4 y 10)

· Problemas físicos – Dolores de espalda, dolores de cabeza, etc. (Sal. 38:5-8)

· Retiro – a menudo culpando otros (Sal. 38:11; 55:6-8)

· Sentimientos y pensamientos de culpabilidad (Sal. 51:3).

· Desvelo – o sueño inquieto (Sal. 42:2, 3)

· Pérdida de productividad (1 Reyes 19:3-5)

· Pensamientos de muerte o suicidio (1 Reyes 19:4).

Cómo Ocuparse de la Depresión

Nosotros ahora miraremos a algunas acciones bíblicas y prácticas que podemos tomar para
ayudarnos a superar depresión, dependiendo de la causa.

Recibir a Cristo

Cristo no será manipulado; Él nunca debe ser buscado por alguna otra razón que por El mismo. Sin
embargo, uno de los beneficios preciosos de convertirse en un hijo de Dios es el perdón de pecados
(Rom. 5:1-11). Como vimos antes, a menudo la depresión es resultado de una culpabilidad no
resuelta; la salvación remueve esa culpabilidad.

Reprogramar nuestro pensamiento

En un grado grande, nuestros sentimientos siguen a nuestro pensamiento. Una persona deprimida
sería sabia en mantener un diario de sus pensamientos cuando él está deprimido. Esos
pensamientos que conducen a la depresión deberían ser afrontados honestamente y deberían
reemplazarse por una mentalidad bíblica de la vida (Fil. 4:8 y Rom. 12:2). Por ejemplo, una persona
deprimida como resultado de una autocompasión debe ser lo suficientemente sincero para
reconocer a esta actitud como pecaminosa. Los pensamientos de autocompasión deben ser
confesados y reemplazados con pensamientos que honren a Dios y deben estar de acuerdo con la
Escritura (e.g. Rom. 8:28 y Santiago 1:2-4).

Ocúpese del comportamiento pecaminoso

Deberíamos revisar todos los factores (los incidentes, etc.) Y/o los patrones de vida que han
conducido a nuestras reacciones a los problemas iniciales. Luego deberíamos encontrar la acción
bíblica y por la fortaleza de Dios comenzar a reemplazar esas reacciones pecaminosas con
reacciones bíblicas mediante la aplicación del principio de despojarse-vestirse de Efesios. 4:22-24.
Establezca contacto con otros

Las personas deprimidas tienden a encerrarse en sí mismas; a su vez, la depresión se intensifica. Por
consiguiente, uno de las mejores cosas que una persona deprimida puede hacer es preocuparse por
otros (Fil. 2:4).

No malinterprete; no enseñamos una técnica para superar la depresión tanto como estamos
alentando a individuos a regresar a una perspectiva bíblica sobre la vida. Cuando nos olvidamos de
nosotros mismos y enfocamos la atención en otros, complacemos a Dios. Como un beneficio
secundario una persona deprimida puede muy bien puede encontrar su espíritu levantado.

Enfoque la atención sobre el comportamiento y no en los sentimientos

Usted no hace lo que usted hace porque usted se siente de cierta forma; más bien, usted se siente en
esa forma por lo que usted hace y piensa (Fil. 4:6-9). Note el ejemplo de Caín (Gen. 4:5-8).

Enfoque la atención en un plan de acción específico

Desarrolle un plan de ataque en contra de las tendencias pecaminosas del corazón humano que se
rinde a los sentimientos en vez de seguir el camino de la responsabilidad cristiana. Haga una lista de
las opciones y los pasos que pueden ser tomados para resolver la situación.

Crezca en el compañerismo

Retirarse y estar solo es una de las peores cosas que los individuos deprimidos pueden hacer,
porque el retiro refuerza la depresión y la absorción de identidad. Deberíamos tratar de estar con
aquellos que nos pueden levantar y nos pueden alentar cuando tratemos de hacer lo mismo con ellos
(Gal. 6;1ff y Heb. 10:24,25). No estamos aconsejando que la manipulación de las personas para
satisfacer nuestras necesidades, sino que somos sabios por tener por entendido que Dios nos ha
dado a los demás creyentes para alentarnos, cuando le extendemos la mano.

Tenga cuidado con la introspección

Aunque el entendimiento profundo es esencial para superar la depresión, el entendimiento


profundo puede volverse poco saludable cuando va más allá de la evaluación y el entendimiento
profundo sano en la introspección morbosa (1 Cor. 4:3-5).

Deje de intentar desquitarse

La venganza y otras formas de ira pueden causar depresión (Rom. 12:14-21 y Efes. 4:26,27).

Acepte responsabilidad por la depresión

Intercambiar la culpa a otros nunca ayudará. Aún cuando hemos estado ofendidos por otros, la
depresión no será causada por la injusticia hecha, sino por nuestras reacciones pecaminosas.

Me doy cuenta de que hay esperanza


Cuando decimos que la mayoría de la depresión es un resultado de las reacciones anti-bíblicas y
pecaminosas hacia los problemas, suena desagradable y rudo. Realmente lo opuesto es cierto.
Cuando nos damos cuenta de que son nuestras reacciones las que causan la depresión, entonces
podemos ocuparnos de esas reacciones a la manera de Dios. Esta comprensión nos da esperanza de
que, con la ayuda de Dios, una solución es posible (Fil. 4:13).

Ocúpese de la culpabilidad

Aun en la vida del creyente puede haber culpabilidad no resuelta. Si es así, necesitamos buscar y
aceptar el perdón de Dios (1 Juan 1:9). Por cierto, en ninguna parte de la Escritura se nos dice que
tenemos que perdonarnos a nosotros mismos; no tenemos autoridad para hacer eso. Más bien, sólo
Dios puede perdonar pecados; por consiguiente, es nuestra responsabilidad llevarlo a Su Palabra y
reconocer Su perdón cuando hayamos confesado nuestros pecados.

Cuidemos de nuestros cuerpos humanos

No somos criaturas puramente espirituales no importa cuán cerca estemos de Dios. Por
consiguiente, debemos cuidar nuestros cuerpos. Dormir correctamente, la comida, el descanso, la
relajación y el ejercicio son todos útiles para combatir la depresión (De nuevo, note el ejemplo de
Elías en 1 Reyes 19.)

https://evangelio.wordpress.com/2009/01/08/una-mirada-a-la-depresin-a-travs-de-los-
lentes-de-la-escritura/

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