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ÍNDICE
CAPITULO I .............................................................................................................. 3
RETARDO MENTAL ............................................................................................... 3
1.1. GENERALIDADES .................................................................................... 3
1.1.1. Definición y Características. ............................................................... 3
1.1.2. Etiología. ............................................................................................... 3
1.2. PARADIGMAS E HISTORIA ................................................................... 6
1.2.1. Retraso mental según la DSM. ............................................................ 6
1.2.2. Cambios en la nominación y conceptualización en la CIE. .............. 7
CAPÍTULO II .......................................................................................................... 10
RETRASO MENTAL PROFUNDO ...................................................................... 10
2.1. CLASIFICACIÓN DEL RETRASO MENTAL PROFUNDO ................. 10
2.2. ETIOLOGÍA .................................................................................................. 10
2.3. IMPORTANCIA DE CONOCER LAS CAUSAS DEL RETRASO
MENTAL .............................................................................................................. 12
2.4. RETRASO MENTAL SEGÚN LA CIE-11 ................................................ 13
2.5. CUADRO CLÍNICO ..................................................................................... 14
2.5. DESARROLLO DE LA SEXUALIDAD EN EL RETRASO MENTAL . 15
2.6. MITOS ACERCA DE LA SEXUALIDAD DEL DEFICIENTE MENTAL
................................................................................................................................ 16
CAPÍTULO III ......................................................................................................... 19
DETECCIÓN ........................................................................................................... 19
3.1. DETECCIÓN. ................................................................................................ 19
3.2. DIAGNÓSTICO ............................................................................................ 20
3.3. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL. .............................................................. 21
CAPITULO IV ......................................................................................................... 23
DOMINIOS, TRATAMIENTO Y PRONOSTICO .............................................. 23
4.1 DOMINIOS ..................................................................................................... 23
4.1.1 Dominio conceptual: ................................................................................ 23
4.1.2 Dominio social .......................................................................................... 23
4.1.3 Dominio práctico ...................................................................................... 23
4.2 TRATAMIENTO ........................................................................................... 24
4.2.1 Tratamiento farmacológico ..................................................................... 24
4.2.2 Antipsicóticos ........................................................................................... 24
4.2.3 Estimulación precoz ................................................................................. 27
4.2.4 Tratamientos rehabilitadores ................................................................. 27
4.2.5 Terapias recreativas ................................................................................ 28
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CAPITULO I
RETARDO MENTAL
1.1. GENERALIDADES
1.1.1. Definición y Características.
El retardo mental o discapacidad intelectual trata de una condición bajo la
cual el desarrollo mental no se ha completado o ha sido detenido. Esta discapacidad
puede estar relacionada a otra enfermedad ya sea física o mental. Puede alterar las
áreas cognitivas (habilidades e inteligencia), las del lenguaje, sociales y motrices.
Los niños que padecen retardo mental se presentan 3 a 4 veces más riesgo que la
población mundial de padecer algún tipo de trastorno de tipo psiquiátrico,
explotación o abuso físico o sexual. (Marquez Craveo, y otros, s.f.).
Causas prenatales
Causas perinatales
Además del diagnóstico, el cual se tratará más adelante, la DSM nos ofrece
una escala de gravedad de la discapacidad mental (Trastorno del desarrollo
intelectual), dividido en tres áreas: dominio conceptual, social y práctico. (American
Psychiatric Association, 2014)
o detenido que produce el deterioro de las funciones concretas de cada época del
desarrollo, tales como las cognoscitivas, lenguaje, motrices y socialización” (OMS,
1994). Hoy en dia, para la CIE-11 existe una nueva redefinido como “Los trastornos
del desarrollo intelectual son un grupo de condiciones etiológicamente diversas que
se originan durante el período de desarrollo caracterizado por un funcionamiento
intelectual significativamente inferior al promedio y un comportamiento adaptativo
que son aproximadamente dos o más desviaciones estándar por debajo de la media”
(OMS, 2018)
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CAPÍTULO II
RETRASO MENTAL PROFUNDO
2.1. CLASIFICACIÓN
Benedet (2010) menciona que hay autores que establecen diferencias entre dos
tipos de retraso mental profundo:
Tipo Vegetativo. Sólo existen reflejos primitivos correspondientes a la fase
senso-motora. Tienen graves problemas y enfermedades somáticas. Siempre necesitará
asistencia y cuidados médicos. En general, la persona presenta movilidad restringida
o inexistente, Habitualmente, no controla esfínteres, requiere supervisión y ayuda
constantemente, ya que suele presentar patologías asociadas.
Tipo Adiestrable. Puede alcanzar algunas funciones elementales motrices y
viso-espaciales, no llegando a desarrollar el lenguaje pero pudiendo llegar a expresarse
con algún grito o sonido o a comprender ordenes muy simples (Otero, 1990).
Por otro lado, la Clasificación según la Asociación Americana de Retraso
Mental (2010) no clasifica a las personas según sus niveles de retraso mental, sino por
sus capacidades y limitaciones resumidas en 4 dimensiones:
- Funcionamiento intelectual
- Consideraciones psicológicas/emocionales
- Consideraciones físicas y de salud
- Consideraciones ambientales
2.2. ETIOLOGÍA
Es de sentido común pensar que las personas con retraso mental tienen fallas
en el aparato mental que alteran su capacidad de abstraer y simbolizar y que dificultan
la adquisición de aprendizajes. Por ello, poseen un tipo de pensamiento concreto que
dificulta la comprensión de muchos conceptos; entre ellos, los relacionados con la
diferencia de sexos y la reproducción.
Sin embargo, Jerusalinsky (1988) afirma que “si bien la deficiencia mental
puede generar un campo más restrictivo para el desplazamiento simbólico, sólo en los
casos de deficiencia mental profunda se llega a niveles que imposibilitan el proceso de
elaboración de los impulsos sexuales” (p. 60).
Katz & Cols (1993) sostienen que “en general, la sexualidad es menos aparente
en los deficientes profundos. Si la deficiencia es ligera, la sexualidad se acerca a lo
normal. La mayoría de este tipo de deficientes presenta las mismas variantes de
comportamiento sexual que personas no deficientes” (p. 270).
Existe, sin embargo, una diferencia fundamental: los deficientes mentales que
viven en una institución no tienen las mismas oportunidades que los demás de
desarrollar su vida sexual como ellos desean y con la discreción adecuada. En esta
situación, las más ligeras desviaciones se hacen más notorias.
Teniendo en cuenta que con el mismo nivel de discapacidad se puede tener una
vida sexual diferente, es por ello, que a continuación se expondrá las características
sexuales de deficientes ligeros, moderados y profundos apoyándome en los datos
ofrecidos por López (2002).
En general, los deficientes ligeros pueden llegar a tener una sexualidad
normalizada. Son capaces de aprender los contenidos básicos de la educación sexual y
de llegar a protegerse de las prácticas de riesgo. Por otro lado, tienen más limitaciones
en estos aprendizajes ya que les cuesta más generalizarlos, planificar el futuro, etc.
Los deficientes moderados tienen más dificultades para alcanzar una
sexualidad normalizada debiendo aprender, si quieren, conductas autoeróticas en
privado, y a controlar sus deseos y a respetar a los demás haciéndose respetar.
Además, son más vulnerables al hecho de sufrir acoso y de cometerlo. En todo
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caso es importante poner el énfasis en sus posibilidades y ofrecerles ayuda para que
aprendan aquello que no es seguro que aprendan.
Los deficientes profundos todavía dependen más de los demás. Por ello, se
puede decir que su sexualidad es la que los padres, educadores y sociedad se puedan
permitir que tengan. En todo caso, es fundamental que estén protegidos de los riesgos
y sean queridos, acariciados afectivamente y cuidados (Sarason, 1990).
Aunque cada persona sea diferente y haya mucha diversidad en los grados de
deficiencia mental, todas ellas comparten en alguna medida una serie de dificultades
para vivir la sexualidad de manera normalizada.
Según López (2002) las principales dificultades serían éstas:
Dificultades para acceder a contextos de interacción social normalizados.
Normalmente limitan su vida al contexto familiar y al de un centro especial e incluso
cuando están en otros contextos, están muy vigilados. Las familias, con la mejor de las
intenciones, suelen sobreproteger a los hijos con discapacidad intelectual,
especialmente en las conductas sexuales ya que las consideran peligrosas.
Negación de educación sexual. A muchas de estas personas se les niega
información sexual que pueden entender y se las supone incapaces de tener cualquier
tipo de relación de pareja. Por ello, sólo son informadas a través de mensajes negativos
y prohibiciones. Los modelos de observación (padres, otros adultos, televisión…)
junto con la falta de educación sexual, les lleva a tener expectativas no realistas,
especialmente en relación con la pareja.
Los efectos de los medicamentos sobre las emociones y la sexualidad. Por una
u otra razón, las personas mentalmente discapacitadas suelen tomar más medicamentos
que la población “normalizada”, sin que se tenga en cuenta su posible efecto sobre la
sexualidad. Probablemente, son estos medicamentos los responsables de algunas
conductas sexuales inadecuadas que se dan en las personas deficientes mentales, y no
su discapacidad intelectual.
En el año 1986, Freire comenta que cuando se habla del tema de la sexualidad
dentro del ámbito de la deficiencia mental, el comentario suele estar relacionado con
alguna desviación o aspecto problemático (tendencia a la masturbación en público,
existencia de agresiones sexuales…).
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Esta idea se ha traducido en una serie de prejuicios que podrían ser definidos
como un conjunto de creencias generalizadas, que se dan por ciertas sin necesidad de
una reflexión. Como señala Myers (1995) “el prejuicio surge de numerosos factores
interrelacionados, sociales, emocionales y cognitivos”.
Entre estos mitos, según Molina y Gómez (1992), se encuentran afirmaciones
como que “todos los deficientes mentales son iguales”, “la deficiencia mental es
hereditaria” u otros ya relacionados con la sexualidad como: “las personas con
deficiencia mental poseen una sexualidad exacerbada”.
Este tópico, que consiste en considerar que el deficiente mental manifiesta una
conducta de carácter hipersexual, está muy extendido. Se afirma que se mueve
primariamente por el instinto y no puede controlar la pulsión sexual, puesto que no
posee los mecanismos mentales adecuados de inhibición y sublimación. De este modo,
su sexualidad resulta ser descontrolada y, a veces, agresiva; por eso, debe ser acotada
restrictivamente (Verdugo, 1994).
Freire (1986) afirma que, “ante la imposibilidad de que el deficiente mental sea
responsable de sus actos, la obediencia y la autoridad es la única vía posible que queda
abierta” (p.24).
Su obra parte del presupuesto de que existe un incremento del instinto en la
excitación sexual del discapacitado psíquico.
Otro de los mitos establecidos es que “la persona con discapacidad intelectual
carece de deseos y necesidades en el terreno sexual; son santos e inocentes”. En el otro
extremo están aquellos que anulan hasta tal punto la humanidad de estas personas que
las convierten en seres asexuados.
CAPÍTULO III
DETECCIÓN
3.1. DETECCIÓN.
Para poder detectar el trastorno existen una serie de signos precoces, los cuales
pueden ser reveladores a la hora de hablar de un déficit intelectual, estos dependerán
de la etapa en que hagan aparición (Martínez, 1999). Al mismo tiempo estarán
relacionados con la gravedad del retraso, de lo que es claro deducir que a mayor
precocidad de aparición, mayor posibilidad habrá que la consecuencia sea un retraso
mental más severo.
Se menciona a continuación algunas manifestaciones que pueden inducir al
diagnóstico según sus edades:
De 1 a 3 meses de edad:
Pobreza o lentitud de adquisición en el terreno psicoafectivo.
Anomalías tónicas a nivel del eje corporal (tronco rígido, falta de sostén
cefálico, opistótonos, hipotonía).
De 3 a 6 meses de edad:
Persistencia de automatismos primarios que normalmente debería haber
perdido.
Falta de progresión de las funciones madurativas.
Falta de transformación del tono general.
De 6 a 8 meses de edad:
No aparición de la cualidad de pinza pulgar-índice, manifiesta torpeza y falta
de aptitud estática de las manos.
Rigidez de miembros inferiores.
Hipotonía del tronco.
De 8 a 12 meses de edad:
Puede que los signos patológicos observados en edades anteriores hayan sido
transitorios y tiendan a desaparecer en esta etapa; pero, también, pueden hacer
su primera aparición en esta edad, o bien, constituir una acentuación de los
signos neurológicos anteriores.
Aparición de movimientos anormales en boca, dedos y muñeca.
Empobrecimiento general del interés.
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CAPITULO IV
DOMINIOS, TRATAMIENTO Y PRONOSTICO
4.1 DOMINIOS
La American Psychiatric Association (2014) nos propone los siguientes
dominios conceptuales, sociales y prácticos del retraso mental profundo:
4.1.1 Dominio conceptual:
Las habilidades conceptuales se refieren generalmente al mundo físico más que
a procesos simbólicos. El individuo puede utilizar objetos específicos para el cuidado
de sí mismo, el trabajo y el ocio. Se pueden haber adquirido algunas habilidades
visoespaciales, como la concordancia y la clasificación basada en las características
físicas. Sin embargo, la existencia concurrente de alteraciones motoras y sensitivas
puede impedir el uso funcional de los objetos.
4.1.2 Dominio social
El individuo tiene una comprensión muy limitada de la comunicación
simbólica en el habla y la gestualidad. El individuo puede comprender algunas
instrucciones o gestos sencillos. El individuo expresa su propio deseo y sus emociones
principalmente mediante la comunicación no verbal y no simbólica. El individuo
disfruta de la relación con miembros bien conocidos de la familia, con los cuidadores
y con otros parientes, e inicia y responde a las interacciones sociales mediante señales
gestuales y emocionales. La existencia concurrente de alteraciones sensoriales y físicas
puede impedir muchas actividades sociales.
4.1.3 Dominio práctico
El individuo depende de otros para todos los aspectos del cuidado físico diario,
la salud y la seguridad, aunque también puede participar en algunas de estas
actividades. Los individuos sin alteraciones físicas graves pueden ayudar en algunas
de las tareas de la vida cotidiana en el hogar, como llevar los platos a la mesa. Las
acciones sencillas con objetos pueden ser la base de la participación en algunas
actividades vocacionales con un alto nivel de ayuda continua. Las actividades
recreativas pueden implicar, por ejemplo, disfrutar escuchando música, viendo
películas, saliendo a pasear o participando en actividades acuáticas, todo ello con la
ayuda de otros. La existencia concurrente de alteraciones físicas y sensoriales es un
impedimento frecuente para la participación (más allá de la mera observación) en las
actividades domésticas, recreativas y vocacionales. En una minoría importante existen
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comportamientos inadaptados.
4.2 TRATAMIENTO
El Retraso Mental requiere un abordaje multi profesional en todos sus aspectos:
concepto, diagnóstico, clínica, exploración, etc., también es necesario para establecer
las pautas terapéuticas en las que deben intervenir los diversos profesionales: pediatra,
neurólogo, psiquiatra, psicólogo, pedagogo y reeducador.
4.2.1 Tratamiento farmacológico
Es una de las áreas más complejas de la intervención psiquiátrica pues en
general la eficacia de los fármacos psicotrópicos no está validada para los trastornos
de los RM y suele utilizarse en función de la similitud de resultados con otros pacientes
psiquiátricos con sintomatología análoga. Estos fármacos suelen administrarse además
para minimizar el riesgo de daño físico, tanto para el paciente como para los demás,
interfiriendo con el desarrollo cognitivo y el resto de la conducta. Según un trabajo de
Hogg (93) de niños y adultos RM, el 60% recibían al menos un fármaco, ya fuera
tranquilizante mayor, sedante o anticonvulsivante, el 19% dos clases, sobre todo
anticonvulsivantes y sedantes y 1,5% los tres tipos de fármacos. Para un acercamiento
más racional a la farmacoterapia, se debe tener en cuenta las variables neuroquímicas
y de desarrollo implicadas (94).
Estrategias del tratamiento:
a) Deben utilizarse los fármacos en el contexto de un programa de tratamiento,
donde sean de 2ª elección, iniciando primero las técnicas de educación,
modificación de conducta, atención asistencial adecuada, etc.
b) Debemos tratar los trastornos psiquiátricos, no los síntomas.
c) Tener un control adecuado de la dosificación y vigilar la aparición de efectos
secundarios, para lo cual se debe conocer bien al paciente, ya que estos no van
a presentar en ocasiones los síntomas de una forma estándar al no tener a veces
lenguaje verbal o estar alterado. Es importante utilizar la medicación que
conozcamos bien.
4.2.2 Antipsicóticos
Aunque se utilizan ampliamente en los trastornos del comportamiento en los
RM, sólo hay un número limitado de estudios clínicos controlados que sugieren su
eficacia sobre determinados síntomas. Son de primera elección en los síntomas
psicóticos. Las altas dosis de fármacos de baja potencia como clorpromacina o
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tioridacina, deterioran más el desarrollo cognoscitivo que las dosis bajas de los de alta
potencia como el haloperidol.
Malt y cols (95), hablan de una mayor efectividad del zuclopentixol sobre el
haloperidol en el tratamiento de los trastornos de conducta. Shight y Ovino (96)
trataron con zuclopentixol los trastornos de conducta durante 6-12 semanas,
comprobando que mejoraban de forma estadísticamente significativa frente a placebo
y el resto de items de la escala clínica global (CGA), presentaban una tendencia a la
mejoría, los efectos secundarios por su parte no causaban problemas. Otros autores
como Tuinier y Verhoeven (97), señalan que los antipsicóticos atípicos producen
menos sintomatología extrapiramidal e inducen menos número de discinesias tardías,
dividiéndolos en dos grupos: sulpiride y remoxipride, antagonistas de los receptores
D2 y D3 y otro grupo, clozapina y risperidona, antagonistas de los receptores D2 y
5HT2.
A menudo surgen problemas al tener que utilizar neurolépticos y
antiepilépticos, ya que altas dosis de los primeros pueden provocar crisis y los
antiepilépticos pueden agravar problemas conductuales, la mayoría de los estudios
indican los beneficios de la carbamacepina frente a otros, disminuyendo a su vez la
dosis de neurolépticos necesaria al reducir posiblemente los efectos secundarios y
mejorar el control de las crisis.
Debemos en todo caso utilizarlos siempre de forma racional, vigilando los
efectos secundarios y para beneficio del paciente, nunca por exigencias sociales o
familiares, en ocasiones las dosis son más elevadas en los RM que viven con la familia
(99).
Antidepresivos
Los fármacos serotoninérgicos como los inhibidores de la recaptación de
serotonina (fluoxetina y sertralina) así como la clorimipramina, se ha visto que son
eficaces tras numerosos trabajos, para el tratamiento de las autoagresiones, mejorando
sobre todo la agitación, labilidad emocional y agresividad y disminuyendo las
estereotipias y autoagresiones con clorimipramina así como para el tratamiento de la
depresión mayor (48) y comportamiento compulsivo en el marco de un TOC,
utilizando todos ellos dosis similares: fluoxetina: 20-40 mg/día, hasta 80 mg,
sertralina: 50 mg/día y clorimipramina: 25-125 mg/día. Apoyando así la hipótesis de
anomalías en el funcionamiento de la serotonina en la patogénesis de los trastornos del
comportamiento en el RM. En otro estudio se observa una mejoría clínica global al
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embargo, una de las preguntas inmediatas que muchos padres realizarán ante la
confirmación diagnóstica será el pronóstico de su hijo.
CAPITULO 5
PREVALENCIA, APOYO Y PREVENCIÓN
5.1. PREVALENCIAS
En el mundo según la OMS (2013) dio a conocer que mas de 1000 nillones de
personas padece un tipo de discapacidad. Esta cifra representa alrededor del 15% de la
población mundial. Entre 110 y 190 millones de personas tienen grandes dificultades
para funcionar. Las tasas de personas con discapacidad están aumentando a causa del
envejecimiento de la población y del aumento de las enfermedades cronicas a escala
mundial.
En Perú, según el INEI (2013) dio a conocer que en nuestro país el 5,2% de la
población (1 millón 575 mil personas) presenta algún tipo de discapacidad. De este
total, el 52,1% son mujeres que equivale a 820 mil 731 personas y 47,9% son hombres
(754 mil 671), es decir, es mayor la proporción de mujeres que tienen alguna
discapacidad.
De los cuales, 506 mil personas con limitación de forma permanente para
entender o aprender, a nivel nacional, 506 mil personas tienen limitación de forma
permanente para entender o aprender, principalmente dificultad para entender y
cumplir órdenes o varias tareas al mismo tiempo, dificultad para resolver y afrontar
por sí solos problemas y nuevos retos, dificultad para aprender y aplicar conocimientos
de acuerdo a su edad.
Como origen de estas limitaciones está la edad avanzada (39,1%), problemas
de nacimiento (24,4%), enfermedad crónica (8,1%), enfermedad común (3,3%),
accidente común en el hogar (1,7%), accidente común fuera del hogar (1,4%),
negligencia médica (1,3%), entre otros.
5.2. APOYO DEL GOBIERNO PERUANO
5.2.1. Ley 29973
Según CONADIS (2017) los beneficios de esta ley son diversas, de acuerdo con
esto las personas con discapacidad gozan de distintos beneficios que buscan en cada
aspecto de la vida en sociedad. A continuación, se mencionaran algunos derechos y
beneficios que brinda esta ley:
1. Vivienda para personas con discapacidad – Art. 18
El Estado regula el acceso preferente de las personas con discapacidad a los
programas públicos a su cargo, otorgándole una donificación.
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Prevención primaria
Esta se refiere especialmente a enfermedades:
a) Estas son incompatibilidades en el grupo sanguíneo, cretinismo, sífilis,
infecciones prenatales cuyos efectos nocivos han sido bien identificados tales
como toxoplasmosis y rubeola, infecciones prenatales cuyos efectos todavía no
son bien conocidos, tales como el sarampión, la influenza, la poliomielitis e
infecciones no específicas por virus, higiene y nutrición prenatales; para dichos
procesos, ciertas medidas, tales como el aislamiento, la vacunación, el
tratamiento específico o la dieta son más o menos bien conocidas, pero todavía
se practican rara vez. En esto radica la mayor responsabilidad del funcionario
de salud pública, que debe hacer uso de educación, obligatoriedad y aplicación
general de las reglas de la salud pública. La responsabilidad es fácil de
reconocer; lo difícil es lograr que se aplique. (Weir, 1962)
CONCLUSIONES
Si bien el retraso mental era calificado con adjetivos peyorativo, hoy en día
se sabe que es una discapacidad caracterizada por limitaciones significativas en el
funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa. Se sabe que dicha
discapacidad empieza antes de los 18 años, y que los niños que padecen retardo
mental se presentan 3 a 4 veces más riesgo que la población mundial de padecer
algún tipo de trastorno de tipo psiquiátrico, explotación o abuso físico o sexual, es
por ello la importancia de tener constante cuidado y apoyo de personal capacitado
para poder brindar la mejor calidad de vida posible.
En la actualidad gracias al cambio de termino de retraso mental a
discapacidad intelectual se puede no solo cambiar la teoría, sino también en la
intervención práctica, apoyándose en una mejor concepción, dialogo y tratamiento
del individuo, además de la familia. Conociendo las limitaciones de este, se podrá
resguardar el bienestar psicológico y su calidad de vida. Por último, siempre será
necesario igualmente seguir con las investigaciones respectivas para un mejor
cuidado, mantenimiento y desarrollo potencial de la persona con discapacidad
intelectual.
Se sugiere que existen diversas causas orgánicas para el retraso mental
profundo, incluso se señalan hasta 500 causas de naturaleza genética y/o cromosómica,
que en conjunto, constituyen aproximadamente una tercera parte de las causas
desconocidas. El 50% de las personas con RM no tiene una causa claramente
identificable. A pesar de ello, en el nivel profundo se ha podido clasificar en dos tipos,
la vegetativa y la adiestrable.
Las personas con RM profundo son totalmente dependientes, debido a su muy
limitada capacidad de cuidar sus propias necesidades básicas, requieren ayuda y estar
en una constante supervisión. Se recomienda buscar problemas psiquiátricos y del
comportamiento, debido a que el estrés que es producido por el déficit intelectual y
adaptativo hace a la persona más propensa a tener dicho problema, ya que
aproximadamente el 25% de personas que tienen RM presentan los problemas
psiquiátricos.
Tal como se menciona a lo largo del trabajo, el retraso mental profundo logra
incapacitar a la persona a realizar actividades cotidianas, sin embargo estas pueden
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llegar a realizarse bajo la supervisión y guía de una persona, lo cual deja al descubierto
la necesidad constante de atención y apoyo, una vez detectado el trastorno, al mismo
tiempo, en la sociedad actual, la detección de dicho trastorno no solo requiere
intervención para con el afectado, sino que también se debe instruir de manera
adecuada a las personas responsables, ya que suelen sufrir un fuerte shock a la hora de
enterarse del problema que mantiene su familiar o hijo, dejándolos sin ninguna idea de
cómo actuar o proceder con el cuidado del mismo.
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