Вы находитесь на странице: 1из 6

TEOLOGÍA Y TEOLOGIAS

Informe

ALVARO LUIS MENDOZA SÁNCHEZ


Teología y Teologías

(Informe de lectura)

Introducción a la teología

Estudiante

Alvaro Luis Mendoza Sánchez

I de Teología

Seminario Mayor Nuestra Señora del Carmen

Restrepo-Meta

13/04/18
Teologías y teologías

En este capítulo segundo del libro introducción a la teología José M. Rovira


Belloso comienza aclara el punto de partida de la Teología, la cual según explica está
basada en la acción del Padre al tomar la iniciativa de auto revelarse el cual se hace
notar y habla a partir del Jesucristo verbo encarnado y que a través de su misterio
pascual, revela la acción y actuación del padre, las cuales se hacen visible por el
Espíritu Santo y la Iglesia depositaria de la plenitud de los medios de salvación.
Por otro lado hace énfasis en clarifica que la acción de Dios es el
acontecimiento de la fe objetiva, la cual despertara la fe subjetiva de los creyentes, en
ese orden de ideas dirá que esos acontecimientos de la fe mostrados en la doble
misión del Hijo y del Espíritu Santo son narrados y conceptualizados y por lo tanto ya
son teología, como así mismo dice que la teología hace el intento humilde, arriesgado
y siempre inacabado de conceptualizar el misterio revelado.
En el primer tema del capítulo dos, José trata de acercarse al concepto de
teología, por lo que se pregunta ¿Por qué hay teología en el Cristianismo? A lo que da
respuesta diciendo que hay teología en cristianismo porque este se desarrolla en la
historia como acontecimiento y doctrina situando el acontecimiento a partir Jn 3,16, la
entrega del hijo y la doctrina como un conocimiento que puede ser compartido.
En un primer momento aborda la cuestión de creer y saber dónde sitúa el papel
fundamental de la teología en explicar racionalmente los contenidos de la fe en Dios a
los creyentes de la comunidad, como a los no creyentes del mundo, por lo que el
saber supone un conocimiento conceptual y lógico, matemático o experimental de los
datos analíticos de un problema y creer el creer supone escucha y recepción de la
Palabra, adhesión y entrega al amor de Dios, docilidad al Espíritu.
En un segundo momento el autor se propone dar un concepto más estricto del
término valiéndose de las raíces platónico-aristotélico, pues desde una perspectiva
platónica se podría mirar como el campo de conocimiento racional de la divinidad: un
«logos» que intenta expresar a Dios tal como es, y desde Aristóteles La Teología se
distingue porque su objeto es Dios y porque ella es la ciencia que es propia de Dios: la
ciencia que Dios tiene.
Estos puntos de vistas dan paso al cristianismo para crear un discurso sobre
Dios que se revela en Jesucristo, dando lugar a la teología como oikonomía, es decir,
como divina dispensación. (La Teología es, según esta contraposición, el conocimiento
de Dios Uno y Trino en sí mismo, mientras la «economía o dispensación» es el
conocimiento de Dios que se manifiesta en su Imagen: Jesucristo.)
Por otro lado se refiere al término teología en los santos padres de la Iglesia y
los apologetas, asumen este término es así como San Justino supone que el Espíritu
Santo en las Escrituras Santas llama a Dios Padre del cielo. La normalización del
término teología llega con Eusebio de Cesárea en sus dos obras de Historia
Eclesiástica y de Teología Eclesiástica. Eusebio es uno de los primeros en distinguir
entre teología y oikonomía. Teología es el conocimiento de Dios y, por tanto, de la
divinidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
En el segundo tema presenta como es una sola fe, a pesar de las diferentes
teologías o maneras de abordar la revelación a partir de las fuentes del Pentateuco,
«Yahvista» («J»), «Elohísta» («E»), «Sacerdotal» («P») y «Deuteronomista» («D») y
Por lo que se refiere al Nuevo Testamento, una mirada a las diversas perspectivas con
que se enfoca el conocimiento de la persona de Jesús permite distinguir diversas
cristologías Ante lo complejo que resulta establecer clasificaciones cristológicas del
Nuevo Testamento según su contenido:
Aparece por lo tanto una cristología de la predicación (Corpuspaulinum); de
una cristología especulativa histórico-escatológica (IV Evangelio, ¿Lucas?); de
una cristología mesiánica, centrada en el Jesús histórico (Mateo, Marcos,
Lucas); o de una cristología que concentra su mirada en Cristo como Señor y
Eschaton inscrito ya en la eternidad de Dios (Apocalipsis). La gran ventaja que
ofrecen la diversidad de teologías del Nuevo Testamento consiste en que la
diferente letra que las diversifica queda compensada por el único Espíritu que
las hace inteligibles y que las reúne en un único acorde: Jesucristo. (Rovira
Belloso , 1996)
En ese orden de ideas presenta también una visión de la historia de la teología,
empieza entonces presentando la teología patrística (s.II-VIII) La Teología patrística
empieza con la «Didajé» y con los Padres Apostólicos: Clemente Romano, Ignacio de
Antioquía, Policarpo de Esmirna, Papías de Hierápolis, la «Epístola» de Bernabé y el
«Pastor » de Hermas . Sigue con los Padres Apologetas griegos, con Justino, Taciano,
Atenágoras y Teófilo de Antioquía, y —ya en el siglo III— con el grupo de los
escritores africanos formado por Tertuliano, Cipriano y Lactancio. La época de su
máximo esplendor se inaugura con Orígenes (f 254 circo) y culmina en los Padres
postnicenos: Basilio, Gregorio de Nacianzo y Gregorio de Nisa en Oriente e Hilario,
Jerónimo y Agustín —y más tarde León el Magno— en Occidente.
Suele decirse que, en Oriente, llega hasta san Juan Damasceno (f 749),
mientras que en Occidente la transición entre los últimos Padres latinos —los últimos
romanos— y la Edad Media la forman Casiodoro ( | 583) y Boecio (f 524), conocido por
su famosa definición de persona y por haber transmitido al medioevo el doble ciclo
escolástico del trivium (gramática, retórica y dialéctica) y del quadrivium (aritmética,
geometría, astronomía y música). A esta transición pertenecen también dos nombres
desiguales: Gregorio Magno (f 604), el pontífice jurista que instaura el canto coral
(gregoriano), que se abre al mundo germánico y que escribe una obra famosa de
espiritualidad: Moralia in Job, e Isidoro de Sevilla (f 636), quien hace en sus
Etimologías un acopio de erudición para la Edad Media..
Por otro lado está la teología Monástica la cual la divide en Precedentes:
marcados por la reforma carolingia con su sentido ascensional de la humanidad de
Cristo al Verbo divino, su mentalidad neoplatónica, cuyos representantes son Los dos
grandes nombres de Ratramno y Radberto; Las Escuelas bíblicas (s.XII). en las que se
estudiaba de una nueva manera la Biblia y, al mismo tiempo, se introducía la dialéctica
(el uso de la razón filosófica) en el estudio de la Teología, representada por el monje
Beda; Los dialécticos (s.XII).representada por Abelardo quien lleva el método
dialéctico a su culmen
También el autor aborda la historia de la teología escolástica:
La Escolástica penetra en el ámbito cultural de las tres grandes
religiones monoteístas: judaísmo (Maimónides), Islam (Avicena, Averroes) y
cristianismo (Alberto, Tomás, Buenaventura...). Supone los siguientes factores:
a) La recepción del aristotelismo (la primera se produjo con la helenización del
cristianismo). La recepción medieval, entre los pensadores cristianos, empieza
con los teólogos dialécticos, para culminar con Alberto el Magno y Tomás de
Aquino, seguramente a través de la Escolástica árabe (Averroes) b) El
mantenimiento de un cierto equilibrio entre Sacra Pagina y Sacra Doctrina. Este
equilibrio viene garantizado por los grandes comentarios a los libros del Antiguo
y del Nuevo Testamento de Buenaventura o Tomás de Aquino. (Rovira Belloso
, 1996)
Otra teología que presenta el autor es la Teología controversística del (s.XVI)
destinada a combatir la herejía luterana, muchos teólogos de esta corriente estuvieron
presentes en el concilio de Trento.
Menciona también la Teología postridentina. Considerada la «segunda»
escolástica la cual se da en el contexto de una vez pasada la agitación ocasional de la
teología controversística, las grandes órdenes (dominicos, franciscanos y jesuítas)
continúan, con sus Commentaria a la Summa Theologiae de santo Tomás, el período
de máximo esplendor de la «primera» escolástica, que exponen ahora en clave
renacentista-barroca.
En esa secuencia José M. aborda la historias de las teologías del S. XIX, la
cual estará enmarcadas en escuelas Teologícas. La primera que presenta es la
Escuela de Tübingen undada por Johann Sebastian Drey (1777-1853), que tiene que
ver con el movimiento romántico de la época, que valoriza la tradición mediante el
retorno a los santos Padres, que contempla la Iglesia como comunidad de fe centrada
en Cristo vivo y que supera el sabor a racionalismo tanto de la teología escolástica,
agotada ya, como de la Aufklarung.
La Escuela Romana, esta sin constituir una estricta restauración escolástica,
mostraba una fuerte inclinación hacia el intelectualismo, valoró la función de la razón
en el interior de la fe la que será la «ratio fide illustrata» del Vaticano I.
Cierra este ciclo con la teología o escuela de Newman con ella adquiere
vigencia y relieve el método inductivo aplicado a la Teología. y la neoescolastica que
con la encíclica Aeterni Patris de León XIII elevó el tomismo al rango de teología
perenne, lo que supuso el relanzamiento de la neoescolastica.
Del mismo modo que aborda las teologías del siglo XIX, aborda las teologías
del siglo XX
En un primer punto se presenta la crisis modernista que trae consigo los
presupuestos sociales y psicológicos del modernismo. Una crisis de fondo, másque de
valores de orientación fuertemente antropológica. Por otro lado estaba la renuncia al
dogma y la separación del Cristo de la Historia del Cristo de la Fe..
La nouvelle theologie después del modernismo adquiere por una parte una
acentuación apologética, centrada en los motivos de credibilidad y en la prueba
objetiva de Dios, y una cerrada sistematización escolar, retorna a la Biblia y a los
Santos Padres.
Aparece también la Teología de la «muerte de Dios» la situacones de la guerra
civil, el marxismo, la crueldad inimaginable entre el cientismo y el sadismo de los
campos de concentración que llevaron al holocausto antijudío, el existenciali smo de J.
P. Sartre, el proyecto de desmitologización de R. Bultmann, la perspectiva secularista
desde la que se recibía el mensaje de P. Tillich y la austeridad eticista y crítica de D.
Bonhoffer, entre otros marcan este momento de la muerte de Dios. Y la pregunta
teológico radica, en ¿Dónde está Dios ante estos sucesos?
Para cerrar el capítulo dos José M. dentro del tema una sola fe, varias
teologías abordad el tema de teologías diversas según su finalidad y habla de tres
teologías que son: la teología fundamental, la teología positiva y la teología sistemática
de la cual se desprenden la teología narrativa y la teología de la palabra.
La teología fundamental el autor a partir de salvador pié que sigue el accionar
del C.V II entiende la Teología Fundamental no tanto en la línea de la pura apologética
sino como obra de «la recta razón que demuestra los fundamentos de la fe» (DS
3019)79. Y surge como «respuesta a los nuevos planteamientos de la modernidad que
marcan decisivamente la teología y la Iglesia hoy». Se sitúa por tanto en la frontera
entre fe y razón, entre la revelación y el sujeto que la recibe, y tiene por cometido
garantizar la credibilidad y, por tanto, la razonabilidad de la fe, además asume dos
dimensiones: una que es a la vez intelectual y testimonial (martyria); otra que es una
interpretación solvente de la esperanza cristiana (dimensión hermenéutica).
Por otro lado el autor plantea la teología positiva, que busca fundamental en la
escritura la fe siendo esta la (teología positiva) y también busca la verdad que impide
dudar aun a los raciocinadores, (teología especulativa y reflexiva). Toda la teología
positiva responde a la pregunta ¿cuál es la fe de la Iglesia, qué es lo que creemos?
En esa línea dirá también que la teología sistemática la cual es un nivel de
pensamiento más sintético que analítico, ella se esfuerza por penetrar el sentido global
e inteligible de aquellos dogmas que la Iglesia cree, organizándolos alrededor de una
síntesis racional: . Busca en si el valor revelador del acontecimiento teológico. Esta se
basa sobre el dato positivo y no lo contradice nunca.
Los Acentos diversos de la teología sistemática según José M. son la narrativa,
la kerigmática, la hermenéutica y la reflexiva.
El acento de la teología narrativa, puede entenderse como un primer estadio o
esbozo de la teología sistemática, porque a ella conduce. La teología implícita en los
libros del Antiguo Testamento sobre todo el Jahvista y el Elohísta, como en el Nuevo
Testamento a partir del misterio pascual de Cristo.
Siguiendo el mismo planteamiento de los acentos va a decir que esta se situa
en el ambiente de rechazo a la teología liberal que diluía el cristianismo en una vaga
afirmación de la paternidad universal de Dios de ahí que la teología de la palabra no
descansa en ninguna filosofía previa, ni en ningún presupuesto humanista, sino que
está totalmente basada y pendiente del anuncio de la fe (kerigma), cuyos efectos
provocadores de la respuesta de la fe los continúa esta teología, porque su material de
estudio es la palabra de Dios centrada en la proclamación central de la fe: Cristo
Palabra de Dios se ha encarnado, ha muerto y ha resucitado.
Es así que con esta exponencia y clarificación de la teología, en su ser e
historia José M. ofrece una conceptualización y comprensión de la teología.

Bibliografía
Rovira Belloso , J. M. (1996). Introducción a la Teología. Madrid: Biblioteca de autores
cristianos.

Вам также может понравиться