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Ludollo Paramlo

La socialdemocracia

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ÍNDICE
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CAPITULO 1 . DEL MOVIMIENTO OBRERO


ALOSPíRTIDOSSQCIfiLDEMO'CfíATAS 17

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AL MODELO SQCIALDEMOCRAtA DÉ SOCIEDAD 5B

CAPITULO 3 ELCICLÜNEQCONSER'/ADORTSUCPISIS.
U HUEVA ACTUALIDAD DE LA SOCIALDÉMOCRACIA 55

CAPÍTULO ¿ LOS PROBLEMAS POLÍTICOS ACTUALES


GELASOCIALDEMOCRACIA 73
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PRÓLOGO

Durante la primera mitad del siglo XX "socialdemocra-


cia" fue el nombre del socialismo no revolucionario,
del socialismo reformista de Europa occidental frente
al bolchevismo que había tomado el poder en Rusia en
1917. Pero durante la segunda mitad de ese siglo, cuan-
do las ilusiones que había provocado la revolución rusa
dejaron paso al temor y el rechazo del totalitarismo
soviético, socialdemocracia se convirtió en sinónimo
de socialismo democrático, de búsqueda de la igualdad
social en condiciones de libertad.
El "experimento soviético" había llegado a tener
cierta credibilidad entre los economistas del desarrollo
por su éxito en la industrialización pesada y en el de-
sarrollo de tecnología como la que dio comienzo a la
exploración espacial con la puesta en órbita del Sputnik
en 1957. Pero en los años setenta se hizo evidente que la
economía soviética había entrado en una fase de estan-
camiento y deterioro, que no era capaz de satisfacer las
LUDOLFO PARAHIO LASOaALDEMOCRACIA

necesidades sociales —desde la vivienda y la alimenta- La nueva derecha tenía en los años ochenta el vien-
ción a la sanidad infantil—, que resultaba derrocha- to a favor. La crisis de la década anterior había puesto
dora de recursos y fuertemente destructora del medio fin a los años dorados de posguerra, en losque la social-
ambiente, y que la capacidad de innovación en la in- democracia había sido no sólo .una etiqueta política,
dustria militar no se traducía en innovación en la indus - sino la matriz de un mo'delo de sociedad en el que coin-
tria y los servicios civiles. cidían con matices izquierda y derecha, y en especial la
Es decir, que el modelo soviético no sólo era totali- socialdemocracia y la democracia cristiana. En Europa
tario y suprimía todas las libertades, sino que, pese a sus occidental, a excepción de los países del sur sometidos
espectaculares resultados iniciales, había terminado a dictaduras conservadoras, como España y Portugal, se
por ser un fracaso en lo económico y en lo social. Esto habían creado en la posguerra Estados de bienestar,
tenía una lógica: es imposible sustituir al mercado como para garantizar la cohesión social, a la vez que la gestión
un mecanismo flexible de asignación de recursos a las keynesiana del ciclo económico permitía un crecimien-
demandas sociales por una autoridad económica centra- to sostenido hasta alcanzar el pleno empleo.
lizada y burocrática. Pero además tenía fuertes implica- Ese modelo de sociedad entró en crisis a finales
ciones ideológicas: el socialismo no equivale a la propiedad de los años setenta, porque la inflación creada por la
pública de los medios de producción. Incluso en condiciones espectacular subida del precio del petróleo —desde
de libertad y democracia, la relación entre el poder eco- que, en 1978, los países árabes productores castigaron
nómico y los ciudadanos no va a ser armónica, tanto si se así el apoyo de los países occidentales a Israel en la
introducen mecanismos de mercado entre las empresas, guerra de Yom Kippur— no admitía respuestas keyne-
como si existe un control centralizado de la economía. sianas y los fundamentos económicos del modelo
En este sentido, la caída del Muro de Berlín en europeo se resquebrajaron. En los años que siguieron
1989 debería haber sido el momento del triunfo de la dejó de existir el consenso keynesiano o socialdemó-
socialdemocracia frente al "socialismo real", como se crata y comenzó el ascenso de la nueva derecha con una
autodenominaba el régimen soviético para rechazar las visión muy distinta de las prioridades sociales y un
críticas de quienes, socialdemócratas o radicales, aspi- modelo distinto de crecimiento económico.
raban a otro socialismo. Sin embargo, ese triunfo his- Comenzó así un ciclo de "fundamentalismo del
tórico de 1989 quedó completamente oculto por otra * mercado". La intervención pública y la regulación de
visión, la de los nuevos conservadores, con Margaret los mercados pasaron a ser vistos como manifestacio-
Thatcher y Ronald Reagan a la cabeza, para quienes se nes irracionales de una ideología condenada —el socia-
trataba en realidad de un triunfo del capitalismo sobre lismo— y las experiencias socialdemócratas como
el socialismo, sobre cualquier tipo de socialismo. meros episodios históricos que era preciso superar

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mediante reformas estructurales que liberaran al mer- crecimiento tras la crisis, que ha venido a poner punto
cado de sus ataduras, pues los mercados no sólo eran final a los treinta años del ciclo conservador. En este
eficientes, sino que eran capaces de autorregularse sin sentido, la socialdemocracia podría volver a estar de
ninguna intromisión política. actualidad, con su propuesta de creación de una sociedad
La histórica crisis que comenzó en 3007 y estalló cohesionada, de crecimiento compartido y de apuesta
en la segunda mitad de 2008 ha cambiado bastante las por un futuro sostenible para cada país y para la sociedad
cosas. En primer lugar, ha permitido comprobar que global.
los mercados no siempre se autorregulan y recordar El texto que sigue está organizado en cuatro partes.
que fue su tremendo fracaso en 1929 —no la ideología La primera describe el crecimiento de los partidos social-
socialista— lo que dio origen al capitalismo regulado y a demócratas —y laboristas— en Europa, a partir de la for-
la gestión keynesiana de la demanda. La socialdemo- mación del movimiento obrero en la segunda mitad del
cracia europea tuvo su mejor momento después de la siglo XIX y hasta la Segunda Guerra Mundial, tratando
segunda guerra, porque sus planteamientos eran los de explicar este proceso como fruto de unas condiciones
más adecuados para gestionar el mundo que había sur- sociales y políticas concretas y no como consecuencia
gido de las nuevas reglas del capitalismo. del papel de la clase trabajadora en el capitalismo. La
Pero, además, al quedar desacreditado el fundamen- hipótesis de partida es que no existe ningún "destino
talismo del mercado, se ha hecho posible ver con objeti- manifiesto" del proletariado que le conduzca al socialis-
vidad los aspectos socialmente negativos del modelo que mo político. Por otra parte, se trata de ver cómo los par-
durante los últimos veinte años se ha presentado como el tidos nacidos como partidos de clase debieron asumir
único posible. Detrás de la burbuja financiera que ha sido un papel como partidos de gobierno, pese a su voluntad
el detonante de la crisis estaba un modelo desigual de inicial de mantenerse fuera de la "sociedad burguesa".
crecimiento que concentraba la riqueza en una minoría, En la segunda parte se describe cómo tras la Segun-
mientras se estancaban o disminuían los ingresos de la da Guerra Mundial, lo que en principio había sido la
mayoría. El consumo sólo podía alimentarse del endeu- aspiración común que daba nombre a unos partidos
damiento y éste se basaba en sucesivas burbujas (la exu- (la democracia social), pasó a ser un modelo de sociedad
berancia irracional de las bolsas, el disparatado creci- que, sin duda con variantes significativas, se extendió
miento de los precios de la vivienda) alimentadas por una por Europa occidental y algunos países de colonización
prolongada expansión de la liquidez y el crédito. europea. En este sentido se argumentará que lo que defi-
Desde esta nueva perspectiva, es posible que los ne a la socialdemocracia como propuesta política, en la
"años dorados" de la posguerra contengan algunos ele- actualidad, no son los orígenes obreros de los partidos,
mentos necesarios para plantearse un nuevo modelo de sino la defensa de ese modelo de sociedad, aunque no se

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LASOCIALDEMOCRACIA
LUDOLFO PARAMIO

pueda ignorar la importancia del apoyo de las organiza- la alianza de los trabajadores con la clase media —que fue
ciones de trabajadores para el proyecto socialdemócrata, clave en la construcción del modelo socialdemócrata de
pese a algunas propuestas que sólo ven a esas organiza- posguerra— se requiere un nuevo discurso político dirigi-
ciones como un obstáculo para su peculiar visión de la do a una sociedad más individualizada y formada por
"modernización". individuos con intereses diversos, sin por ello olvidar a
En la tercera parte se analizan el ascenso y la cri- los colectivos que son, por decirlo así, las bases naturales
sis del ciclo conservador que comenzó a finales de los de la socialdemocracia.
años ochenta como consecuencia de la crisis económi-
ca provocada por el choque del petróleo de 1978 y del
creciente peso de la economía financiera frente a la
economía productiva. Se tratará de argumentar en pri-
mer lugar que la crisis que comenzó en 3007 revela las
debilidades del modelo neoliberal. Fue el retroceso del
ingreso medio frente a las rentas altas lo que condujo,
para evitar un estancamiento de la economía, a una
política de excesiva liquidez monetaria, que ha fo-
mentado el endeudamiento y ha provocado la burbuja
hipotecaria. Consiguientemente, se puede pensar que
el modelo socialdemócrata de sociedad, con una evolu-
ción más justa de los salarios, es superior y ofrece una
alternativa a la crisis del neoliberalismo.
En la cuarta parte se pretende analizar cómo, aunque
la crisis actual significa una nueva actualidad del proyec-
to socialdemócrata, existen notables obstáculos para el
protagonismo político de los partidos e ideas socialde-
mócratas. Por un lado, a consecuencia de los cambios
sociales y en los medios de comunicación, las identidades
políticas ya no tienen el mismo peso que en el periodo de
posguerra. Y por otro, es más reducido el peso de la gran
industria en la economía, cuando históricamente ha sido
la base sociológica de la solidaridad. Así, para reconstruir

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CAPÍTULO 1
DEL MOVIMIENTO OBRERO A LOS PARTIDOS
SOCIALDEMÓCRATAS

Se piensa a menudo en 1848 como fecha de nacimien-


to del movimiento obrero europeo, por ser éste el año
de la publicación por Marx y Engels de su Manifiesto del
Partido Comunista. Sin embargo, para esas fechas sólo
en Inglaterra se podía decir que existía un movimiento
obrero organizado, el cartismo, para el reconocimien-
to de derechos políticos a los trabajadores, como con-
secuencia del carácter pionero de la revolución indus-
trial británica.
En la Europa continental el movimiento obrero era
todavía una realidad marginal. La propia Liga de los
Justos, reconvertida en Liga de los Comunistas con la
llegada de Marx y Engels, da idea de lo que estaba suce-
diendo: no la componían obreros industriales, sino un
puñado de artesanos que se sentían amenazados por la
industria naciente. Los artesanos y trabajadores ma-
nuales de oficio no podían competir con los precios
inferiores de los bienes ofrecidos por los primeros
LUDOLFO PARAMIO LASOCIALDEMOCRACIA

talleres industriales, en los que trabajadores sin oficio voto estaba limitado en los regímenes democráticos del
(obreros) manejaban la maquinaria impulsada por má- siglo XIX, que a estos efectos eran sólo democracias res-
quinas de vapor. tringidas. Y, mientras que en Estados Unidos ya habían
Si se piensa en esas circunstancias de nacimiento desaparecido (para los hombres blancos) los obstáculos
del Manifiesto se entiende mucho mejor su radicalismo al voto en función de la propiedad en el primer tercio
utppico. Su propuesta de organización de la producción del siglo, la realidad era muy diferente en Europa. Fran-
remitía a un pasado al que la industria ponía en peligro cia fue el país pionero al introducir en 1848 el sufragio
mucho más que a un futuro que apenas se vislumbraba. universal masculino (que ya había existido en 1793,
En cambio, veinte años después, en 1869, cuando se durante la Revolución), pero en Alemania éste no llegó
fundó el Partido Socialdemócrata alemán (SPD), el mo- hasta 1871, y en la misma Gran Bretaña, cuna del primer
vimiento obrero ya era una realidad en la Europa con- movimiento obrero, hasta 1884, aunque todavía con
tinental porque la industria se había expandido —sobre algunas restricciones (el derecho al voto de las mujeres
todo en el noroeste de Europa—y existía una clase so- llegaría aún más tarde, ya en el siglo XX).
cial nueva, que no se reconocía en el pasado artesano ni Las limitaciones de la democracia existente en
campesino y que tampoco tenía espacio en la nueva so- Europa explican que la desconfianza de los socialistas
ciedad burguesa. revolucionarios (o de los anarquistas) encontrara eco
Así, el último tercio del siglo vio la contraposición en amplios sectores de esa clase trabajadora a la que se
entre las ideas de Marx, y del socialismo revoluciona- le negaba o condicionaba el voto. Pero, por el otro lado,
rio en general, y la realidad de un movimiento obrero los problemas de los trabajadores en su vida cotidiana
ligado a los conflictos con los patronos sobre los sala- y en la fábrica suscitaban demandas de cambios legis-
rios y las condiciones de trabajo. Ésta es la famosa lativos que podían impulsarse a través de la represen-
polémica entre revolución y reforma, uno de cuyos tación democrática. Por ello durante los años anterio-
ejes era la disputa sobre la democracia (política) como res a la Gran Guerra, a la Primera Guerra Mundial, se
terreno adecuado o no para el avance del movimiento mantuvo la polémica entre los sectores del movimien-
obrero. Mientras que los revolucionarios considera- to obrero que rechazaban la democracia "burguesa"
ban la democracia como una trampa de la burguesía, y los partidarios de utilizar sus cauces para representar
para los reformistas el crecimiento del proletariado» los intereses de los trabajadores y para ampliar sus
permitía pensar en la conquista de la mayoría a través derechos políticos.
del voto. Tras la muerte de Marx en i883, a Friedrich Engels
Para entender el sentido de la polémica hay que tener le correspondió el papel de fijar la ortodoxia marxista en
en cuenta el contexto en el que se producía. El derecho al el pensamiento del movimiento obrero y es significativo

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LUDOLFO PARAMIO LA SOCIALDEMOCRACIA

que, si bien defendió en todo momento el objetivo re- medio marcado por la experiencia obrera y compartían
volucionario, superar la democracia "burguesa" para los problemas resultantes de vivir al día, en condiciones
llegar al gobierno de la sociedad por el proletariado (la de precariedad determinadas por los salarios bajos y la
polémica "dictadura del proletariado"), simultáneamen- ausencia de medios alternativos para ganarse la vida.
te apoyó la apuesta de la socialdemocracia alemana por Tampoco los que procedían de familias de campesinos
la participación en las instituciones democráticas. De o jornaleros podían contar con su apoyo para sobrevivir
hecho, esta posición era coherente con las ideas que en el medio urbano.
Marx y él habían expresado en su época de periodismo Al crearse y consolidarse la nueva realidad obrera, ésta
radical hasta las revoluciones de i848!: el principio comenzó a desarrollarse como una verdadera "contraso-
democrático era incompatible con los privilegios del ciedad". Las familias obreras no sólo debían apañárselas
Antiguo Régimen y de la misma forma sería incompati- para vivir con unos salarios mínimos, sino también para
ble con la dominación de la burguesía. hacer frente a la enfermedad y a la muerte. Un entierro
Sería un error, sin embargo, pensar que la suerte decente era un gasto inabordable, la enfermedad del cabe-
del movimiento obrero se decidió en los debates de za de familia la ruina de quienes dependían de su salario.
ideas. La clave estuvo en la dinámica real del movimien- Así fueron formándose asociaciones de ayuda mutua, que
to a consecuencia del aumento numérico de la clase tra- con mínimas aportaciones individuales permitían ayudar
bajadora y de la autoorganización de ésta en la fábrica a las familias obreras en situaciones de necesidad.
y en la vida social. Entre el fin de las revoluciones Esta parte de la primera historia del movimiento
(democráticas) de 1848 y la crisis global de 1878 se ex- obrero es poco conocida, porque responde a unas con-
tendió un periodo de 25 años de crecimiento capitalista diciones ya inimaginables en los países industrializa-
impulsado por la industrialización y en él se produjeron dos. Mucho más actual parece la historia de la forma-
cambios sociales significativos. Se formó una clase tra- ción de las organizaciones sindicales para lograr
bajadora que ya tenía un pasado como tal, que no sólo mejoras en los salarios y en las condiciones de trabajo.
estaba formada por campesinos y trabajadores urbanos Pero conviene recordar que los sindicatos no sólo debían
reclutados para la nueva forma de producción, sino enfrentarse a un mercado de trabajo sin reglas, sino a
también por hijos de otros trabajadores industriales* leyes que prohibían las asociaciones sindicales y a la
Este proletariado se diferenciaba de la clase trabaja- carencia de derechos políticos de sus miembros. Y no
dora que habían conocido en su momento Marxy Engels. era infrecuente que las asociaciones patronales organi-
Vivían crecientemente en barrios obreros, en las proxi- zaran sus propios grupos armados durante los conflic-
midades de las fábricas en las que trabajaban; toda su tos obreros, especialmente —pero no sólo— cuando las
vida social, y no sólo el trabajo, se desarrollaba en un organizaciones anarquistas recurrían a la violencia.

20 2,1
LUDOLFO PARAMIO LASOCIALDEMOCRACIA

Sindicatos y asociaciones de ayuda mutua son así se puede argumentar que la excepción es la europea: el
las dos caras de la contrasociedad obrera, en el trabajo tardío acceso al derecho al voto de los trabajadores hizo
y en la vida social. Con el desarrollo del movimiento los que éstos llegaran a la política a través de las organiza-
primeros también fueron asumiendo las tareas de las ciones sociales independientes que habían desarro-
segundas, ofreciendo así incentivos selectivos para sus llado, de las que los partidos fueron inicialmente un
afiliados. Y también se incluyeron nuevas dimensio- instrumento para dar voz parlamentaria a sus propias
nes, como el deporte o la educación, posibilidades que reivindicaciones. En cambio, en Estados Unidos su tem-
las familias obreras no podían esperar que les ofrecie- prano derecho al voto hizo que los dos grandes partidos
ra el Estado o algún servicio público. De esta forma, la compitieran por lograr el apoyo de los obreros y de sus
vida de un trabajador podía desenvolverse en un conti- organizaciones sociales, sin dejar espacio a fuerzas obre-
nuo social, en un ámbito de experiencia lejano y sepa- ras independientes2.
rado de la existencia del resto de la sociedad. En 1889 se creó la Segunda Internacional, en rea-
Ésta es la base de la identidad de clase que constitu- lidad la primera organización internacional de partidos
ye la raíz de los partidos obreros. Los nombres de estos obreros, pese a la voluntad de Marx y Engels de presen-
partidos variarían según los países. Una denominación tar como tal a su Asociación Internacional de Trabaja-
obvia seríala de partido laborista (es decir, de los traba- dores (1864-1876), más marcada por las disputas entre
jadores), que adoptó el partido británico al constituirse Marx y los anarquistas de Bakunin que por su peso real
como tal abandonando la práctica de apoyar a los candi- dentro de clase trabajadora. Ahora no sólo los partidos
datos liberales. Pero es reveladora la etiqueta que a la obreros eran una realidad política y social importante,
larga sería la que denominaría genéricamente a los par- muy especialmente el SPD en Alemania, sino que la
tidos nacidos de esta matriz social: partidos socialde- crisis económica abierta en 1878 no había debilitado a
mócratas, es decir, partidos de la democracia socialy La la clase trabajadora, contra lo que habría cabido espe-
idea era reclamar una democracia no sólo política, sino rar desde los planteamientos de Marx (y desde nuestro
una democracia que incluyera igualdad social, igualdad actual sentido común).
de derechos sociales para todos. La crisis vino acompañada en Europa de una mejo-
La experiencia europea de formación de partido» ra del poder adquisitivo de los salarios obreros a con-
socialistas y democráticos ha llegado a considerarse secuencia de una serie de factores. Por una parte, gra-
una regla frente a la que sería necesario explicar excep- cias a las importaciones de alimentos de ultramar
ciones como la de Estados Unidos, donde no ha llegado posibilitada por la navegación a vapor y a una caída de
a existir nunca un partido de esta denominación capaz los precios de las manufacturas y el comercio, en un
de competir con los dos grandes partidos. Sin embargo, Comento en que el mercado no estaba aún regido por

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LUDOLFO PARAMIO LA SOCIALDEMOCRACIA

acuerdos oligopólicos y no existía una rigidez a la ba- apostaban por el reformismo y los cambios gradua-
ja de los precios. Por otra parte, porque la válvula de les dentro del sistema democrático. Por ello, indepen-
seguridad que suponía la emigración a América impe- dientemente de lo que pudieran pensar o escribir los
día a los empresarios imponer un descenso de los sala- ideólogos de la socialdemocracia alemana (en su papel
rios —frente a la caída de los beneficios— como el que de definidores de la ortodoxia del movimiento), el de-
Marx había previsto que conduciría a la "miserabiliza- bate entre reforma o revolución se decantó en estos
ción" del proletariado. años a favor de la primera.
No sólo la clase trabajadora europea había resistido Tampoco se cumplirían sin embargo las ilusiones de
la prueba de la crisis económica, sino que sus derechos los reformistas. Éstos apostaban por una fuerza numéri-
y su representación política habían avanzado conside- ca creciente de la clase trabajadora que iría acompañada
rablemente. En Alemania, el sufragio universal mas- por el ascenso de su peso político, coordinado a nivel
culino se había introducido en 1871 y, cuando Bismarck global por la Internacional, hasta llegar al poder por la
ilegalizó al SPD en 1878, la socialdemocracia alemana vía democrática. Pero la Gran Guerra quebró estos sue-
siguió presentando sus propios candidatos como in- ños de forma dramática, provocó la ruptura de la Inter-
dependientes. Al ser de nuevo legalizada en 1890, su nacional en 1916 y condujo a la triunfal reaparición de la
fuerza había crecido hasta obtener 85 diputados en el hipótesis revolucionaria, con la insurrección de octu-
Reichstag, y seguiría creciendo hasta ser la primera fuer- bre de 1917 en Rusia y la fundación de la Internacional
za en 1913, con más de la cuarta parte del número total Comunista en 1931.
de diputados. Frente al riesgo de guerra, los partidos de la Segun-
La hipótesis revolucionaria era que la explotación da Internacional habían amenazado con la huelga gene-
económica conduciría a la clase trabajadora a la insu- ral —que se consideraba el arma definitiva del movi-
rrección no sólo contra las autocracias del Antiguo miento obrero— en su Congreso de Basilea (191?). Pero
Régimen, sino también contra las democracias "bur- ante el estallido del conflicto bélico, en 1914, se encon-
guesas", cuando los obreros vieran que nada tenían traron obligados a elegir entre intentar cumplir su ame-
que perder, sino sus cadenas, en una célebre frase del naza o plegarse ante la ola de nacionalismo que se había
Manifiesto. Pero la clave del razonamiento era que al extendido por toda Europa. Y, pese a su ideología uni-
desarrollo del capitalismo debía llevar aparejado inde- versalista y pacifista, todos los partidos, de forma un
fectiblemente el empobrecimiento del proletariado. El tanto desoladora, se decantaron por el nacionalismo
hecho de que esto no se produjera durante la crisis de bélico. La primera razón de esta abdicación fue, proba-
1878-1890 reforzó lógicamente a los sectores que den- blemente, el temor a que su oposición a la guerra desen-
tro de la socialdemocracia y del movimiento obrero cadenase un sentimiento social de hostilidad y rechazo
LA SOCIALDEMOCRACIA
LUDOLFO PARAM10

hacia los partidos obreros y que ni siquiera fuera com- pensamiento de Marx, era que el socialismo al que as-
prendida por gran parte de la propia clase trabajadora. piraban no podía coexistir con la economía de mercado,
Este temor incluía además un cierto conserva- ya que ésta definía un modo de producción (el capita-
durismo institucional. El SPD, en particular, se sintió lismo) del que el socialismo sería radicalmente distin-
incapaz de aceptar la idea de volver a ser ilegalizado, to. Esta creencia era muy poco coherente con el hecho
perdiendo no sólo los cargos de representación políti- de que el capitalismo industrial había nacido dentro de
ca, sino también la red de asociaciones y publicaciones un modo de producción anterior (la economía agraria
que daban empleo a miles de militantes. Los partidos del Antiguo Régimen) y coexistía con él, pero condu-
obreros habían crecido demasiado y tenían mucho que cía a pensar que la llegada del socialismo se produciría
perder ante un enfrentamiento abierto con el resto de a través de una ruptura histórica total, prescindiendo
la sociedad. Pero el problema no era sólo éste, sino la de que ésta fuera violenta o pacífica: sería el comienzo de
distancia existente entre su discurso radical y el senti- un mundo nuevo.
do común de sus bases. Por decirlo así, los dirigentes Atrapada en ese peculiar milenarismo, que le im-
socialdemócratas habían mantenido un discurso que pedía jugar a fondo en el campo de la política secular, la
no guardaba relación con las dimensiones sociales socialdemocracia descubrió demasiado tarde que no
e institucionales que había alcanzado ya el movimiento tenía alternativa a la guerra sin suicidarse política
obrero. e institucionalmente. El resultado fue la disolución de
La cuestión de la guerra lo mostró de forma dramá- la Segunda Internacional en 1916. Y al año siguiente
tica: los partidos obreros no se planteaban un programa reapareció la bandera de la revolución con la insurrec-
de gobierno alternativo, ni por tanto una política exterior ción bolchevique en Rusia, un país semidesarrollado
propia. Se suponía que no asumirían tareas de gobierno en el que el proletariado tenía un peso reducido frente
hasta que llegaran al poder tras convertirse e"ñ mayorita- a una abrumadora mayoría campesina y la democracia
ria la clase trabajadora: hasta ese momento su única tarea era sólo una realidad muy reciente y frágil, traída por el
era defender los intereses del proletariado, sin definir fracaso del régimen zarista en la guerra mundial.
un programa nacional de gobierno, que no tenía sentido La Europa de la Primera Guerra Mundial no era, en
si se pensaba que la nación era sólo una expresión de los todo caso, una sociedad capitalista en sentido estricto3.
intereses de la burguesía. Guando el proletariado alcan- La industria sólo era el sector fundamental de la econo-
zara el poder, dejaría de existir el nacionalismo (bur- Jtáa en Gran Bretaña, y en menor medida en Alemania,
gués), a la vez que el poder de la burguesía. y sólo en la Francia de la Tercera República los miem-
La hipótesis central del primer movimiento obre- bros del aparato de Estado se reclutaban de las clases
ro, y especialmente de sus dirigentes más próximos al Cedías. En el resto de Europa la agricultura tenía un
LÜDOLFO PARAMIO LA SOCIALDEMOCRACIA

peso decisivo y la clase terrateniente y aristocrática ocu- míe se libró reflejaban ya la base industrial de los países
paba la Administración Pública y dominaba la política. contendientes. Pero, por importante que fuera el nuevo
La guerra pondría final a esta Europa del Antiguo Régi- armamento de los ejércitos enfrentados, probablemen-
men al provocar un imparable descrédito de las clases te lo decisivo fue la capacidad para movilizar a millones
dirigentes que provocaron aquella inmensa matanza. de personas y mantenerlas durante años en frentes de
Pero en esta coyuntura de crisis los partidos obreros batalla muy alejados de sus regiones de origen. El resul-
no tenían la fuerza política y social para ofrecerse como tado fue una brutal ruptura en la experiencia y la visión
alternativa de gobierno. Y lo que es más grave, no se habían del mundo de los soldados movilizados. Sacados de un
preparado para ello, por considerar que no les corres- mundo campesino bastante tradicional, y sin otros ho-
pondía esta tarea, que su reino no era de este mundo. Si rizontes que los de sus pueblos de origen, descubrieron
su impotencia ante la guerra fue la primera demostración la sociedad urbana y compartieron las trincheras con
de esta debilidad política, la crisis de las democracias personas de otros orígenes y experiencias.
liberales frente al ascenso del fascismo y la crisis econó- Al terminar la guerra, los soldados desmovilizados
mica de 1929 serían los golpes sucesivos que obligarían no encontraron en muchos casos un lugar en la socie-
a los partidos socialdemócratas a alcanzar la mayoría de dad. A veces habían sido sustituidos en las explotacio-
edad y a definir agendas de gobierno para el conjunto nes rurales, ya que la agricultura de la época ocultaba
de la sociedad y no sólo para la clase trabajadora. un fuerte subempleo, pero en muchos casos ellos mis-
El final de la guerra provocó el fraccionamiento del mos se sentían ajenos a un mundo que veían como de-
Imperio austrohúngaro, dando lugar al nacimiento de masiado estrecho. Habían desarrollado una nueva visión
un conjunto de naciones sin tradiciones democráticas del mundo, marcada por la jerarquía y la fraternidad de
propias. Por otro lado, se abrió una profunda crisis los soldados, y eran terreno abonado para las ideolo-
política en Alemania, con el nacimiento de la Repúbli- gías revanchistas que culpaban de los males nacionales
ca de Weimar, en medio de un clima revanchista de las al enemigo interior. Así, muchos de ellos se integrarían
fuerzas conservadoras, que sentían que los Apolíticos en las bases sociales del fascismo ascendente, hostil
y el movimiento obrero eran los responsables de la de- tanto a la clase dirigente tradicional como al socialismo
rrota por haber "apuñalado por la espalda" al país en su enemigo de la nación.
esfuerzo de guerra. Y, sobre todo, la guerra provocó un En la nueva situación de crisis social y política, los
amplio cambio social cuyo máximo exponente eran los dirigentes socialdemócratas apoyaron la represión con-
soldados desmovilizados. tra los comunistas y los socialistas radicales, incluyendo
Se ha dicho que la Gran Guerra fue la primera gue- el asesinato de Rosa Luxemburgo, pero no fueron capa-
rra industrial de la historia, porque los medios con los ces en general de formular alianzas políticas que dieran
LUDOLFO PARAMIO LASOCIALDEMOCRAC1A

estabilidad a las nuevas democracias. Su hostilidad a los de la economía "burguesa" propia de su época. Esta ausen-
partidos agrarios y a los intereses campesinos, supues- cia de alternativas propias sería una de sus principales
tamente condenados a una proletarización que no debilidades en este dramático momento de crisis de la
aceptaban (según Karl Kautsky), se lo impedía. La gran sociedad europea.
excepción se produjo en Suecia, donde frente a la crisis Se puede decir que la sociedad de entreguerras
de 1939 la socialdemocracia pactó con los partidos agra- reclamaba una mayor actuación del Estado y no acepta-
rios una política (keynesiana) de obras públicas a cam- ba la pasividad de éste. Los "locos años veinte" fueron
bio de precios garantizados para la producción agraria. de crecimiento, pero con unos desequilibrios que han
Esa excepcional visión del SAP se vería premiada por llevado a compararlos con la última década del siglo
cuarenta años de gobierno ininterrumpido, desde 198? y que, como ésta, abrieron la puerta a una especulación
hasta 197?. desenfrenada y a una crisis global. Lo más paradójico es
Los partidos obreros habían nacido en el contexto que la generalización del voto (masculino), tras la gue-
de una democracia liberal (excluyente) y de una econo- rra, permitió una mayor expresión del malestar social,
mía liberal, en la que el Estado no intervenía en la eco- sin que los partidos tradicionales, incluyendo ya a los
nomía, y habían contado con llegar al poder en medio socialdemócratas, contaran con los programas y la cre-
del colapso del capitalismo, no para administrarlo. dibilidad necesarios para ofrecer alternativas de go-
Pero la crisis política primero y luego el impacto en bierno y capitalizar ese malestar.
Europa de la crisis global de 1929 les llevaron a partici- Fascistas y comunistas, por el contrario, ofrecían
par en gobiernos de salvación nacional para los que su un principio claro: el Estado debía hacerse cargo de la
fuerza parlamentaria era imprescindible, pero para los economía y organizar toda la vida social, abandonando
que no podían aportar ideas alternativas. la idea fracasada de una sociedad libre y del mercado sin
Un ejemplo es el de Rudolf Hilferding, uno de los interferencia de los gobiernos. A posteriori sabemos
más conocidos economistas marxistas, que como que en k Unión Soviética de Stalin se produjo el mayor
ministro alemán de finanzas aplicó una política extre- genocidio de la historia y que desde los años setenta
madamente ortodoxa en contraste con la política "-bajo Brezhnev— el país entró en un estancamiento
expansiva que reclamaba Keynes. Curiosamente, un económico que acabó con el régimen; que el nacional-
economista marxista, el polaco Michal Kalecki, había socialismo de Hitler llevó a cabo el Holocausto y desen-
llegado a conclusiones similares a las de Keynes, pero, cadenó una nueva guerra mundial al invadir Polonia,
con la notable excepción del partido sueco, la social- y que el precio del éxito económico de todos los regíme-
democracia europea ignoraba estas nuevas ideas y a la nes totalitarios fue la desaparición de las libertades más
hora de gobernar se mantenía dentro de la ortodoxia elementales y una represión de escalofriante crueldad.

3o 3i
LUDOLFO PARAM10 LA SOCIALDEMOCRACIA

Pero en medio de la crisis sus propuestas y sus resultados Y sería demasiado simple imaginar que se trataba
tenían un atractivo que no siempre lograba contrarres- sólo de una retórica. El nazismo logró el apoyo de un
tar su brutalidad, sobre todo en quienes no la sufrían número considerable de trabajadores (sobre todo
directamente. protestantes) y los fascismos, en general, significaron
En los años treinta llegó un momento en el que se una importante movilización "plebeya" contra las élites
podía pensar que la democracia liberal no tenía futuro, liberales y las clases dominantes tradicionales. Cosa
atrapada en medio de dos amenazas, el comunismo so- muy distinta es que, en realidad, el gran capital y las
viético y el fascismo que ya gobernaba en Italia y en clases terratenientes se beneficiaran del fascismo y que
Alemania. La razón fundamental de la desconfianza las ramas más "revolucionarias" de éste fueran pronto
hacia la democracia era el decepcionante funciona- purgadas (como en el caso de las SA alemanas, desca-
miento de la economía sin intervención del Estado, de bezadas en la "noche de los cuchillos largos") o simple-
la economía liberal. Mientras la Unión Soviética em- mente domesticadas.
prendía un proceso acelerado de industrialización Uno de los puntos más débiles de la izquierda era
pesada y Alemania e Italia, bajo gobiernos fascistas, su visión ambigua o instrumental de la democracia. La
tenían un espectacular crecimiento económico, las de- idea de que la democracia "burguesa" estaba en todo
mocracias no encontraban el camino para mantener el caso condenada por la historia a desaparecer podía jus-
empleo y crecer. tificar alianzas contra natura. La posibilidad de obtener
Desde nuestra perspectiva actual es difícil com- avances sociales llevó en España a que Largo Caballero
prender hasta qué punto la desorientación política se apoyara la dictadura del general Primo de Rivera, pero
extendió en el conjunto de la sociedad, incluida la clase el mismo dirigente apoyó la insurrección contra la
trabajadora. La Gran Guerra había significado un auge de Segunda República en 1984 y asumió posiciones próxi-
los sentimientos nacionalistas y un aumento de los mas a las de los bolcheviques —se le llamaría el Lenin
nacionalismos con el estallido del Imperio austrohúnga- español—, frente a las posiciones reformistas dentro
ro. En ese contexto, el discurso internacipnalista de los del PSOE. El caso extremo de incoherencia correspon-
socialistas resultaba anacrónico, además de haber sido dió lógicamente a los comunistas, ya que la Unión
traicionado por los propios partidos al dejarse arrastrar Soviética cambió su política exterior —y por tanto la
a la lógica de la guerra. Así, las nuevas ideologías que estrategia de los partidos miembros de la Internacional
iban a competir con el socialismo se denominarían Comunista—, intentando primero frenar al fascismo
c
"nacionalsocialistas", como en el caso de Alemania, o se on la política de frentes populares, para después fir-
remitirían a una síntesis de nacionalismo y sindicalis- ^arun pacto de no agresión—y para el reparto de Polo -
ni
mo, como el fascismo italiano. a— con la Alemania de Hitler.

33
LUDOLFO PARAMIO

Inmersa la izquierda en la incoherencia respecto a CAPÍTULO 2


la democracia, vista a menudo como un régimen bur- DE LOS PARTIDOS SOCIALDEMÓCRATAS AL MODELO
gués al que no se daba sino un valor instrumental para SOCIALDEMÓCRATA DE SOCIEDAD
la defensa de los intereses de clase, y carente la social -
democracia de políticas alternativas de gobierno —que
en su concepción de la historia no tenían sentido—, el
ascenso de los totalitarismos resultó imparable y Euro-
pa siguió fatalmente el camino a la Segunda Guerra
Mundial (1939-1945).

NOTAS
i. Fernando Claudín (1974): Marx, Engelsy la revolución de 184,8, Siglo XXI,
Madrid. Tras la Segunda Guerra Mundial la más espectacular
3. Véase Juan Carlos Torre («009): "¿Por qué no existió un fuerte movimien- reaparición de la socialdemocracia en la escena políti-
to socialista en Argentina?", El político y el científico: ensayos en homenaje a
Juan Carlos Portantiero, Siglo XXI, Buenos Aires, 38-49. ca fue el triunfo del laborismo británico en 1945, nada
3. Arno Mayer (1984): La persistencia del Antiguo Régimen, Alianza, Madrid.
menos que frente a Winston Churchill, el líder conser-
vador que había encabezado la resistencia contra Hitler
durante la batalla de Inglaterra, los años de aislamien-.
to frente al acoso y los bombardeos de los ejércitos
nazis triunfantes en el continente. El ascenso del labo-
rismo puede explicarse sin duda por el deseo lógico
de quienesjiabían combatido y soportado el asedio, de
construir un país solidario en la paz, como lo había sido
en la guerra.
En 1949 el sociólogo T. H. Marshall pronunció en
Cambridge unas célebres conferencias sobre "Ciudada-
°k y clase social"1 que resumen el sentido de un cambio
<k época. El concepto de ciudadanía había tenido un
e
*arrollo histórico que comenzó por el reconocimien-
de los derechos civiles, para pasar después a incluir

34
LUDOLFO PARAMIO
r LA SOCIALDEMOCRACIA

los derechos políticos, muy especialmente el derecho al —conscientemente o no— una política keynesiana de
voto. Ahora había llegado la hora del reconocimiento de gasto público financiado a costa de déficit y, al hacerlo,
los derechos sociales de los ciudadanos, los derechos resolvieron la herencia recesiva de la crisis del 39.
que iban a definir lo que se dio en llamar el Estado de Mientras que las ideas de Keynes sólo habían encon-
bienestar: la educación y la sanidad universales y las trado eco antes de la gujerra en el gobierno socialdemó-
pensiones de jubilación. Para Marshall la meta era com- crata sueco, y en cierto sentido en los Estados Unidos
pensar las divisiones de clase creando unas condiciones del New Deal, la guerra hizo a todos los gobiernos key-
mínimas de igualdad entre todos los ciudadanos. nesianos.
El gobierno laborista de 194,5-1951 nacionalizó la De hecho, el éxito económico de Hitler antes del
industria pesada y estratégica, con el objetivo declarado conflicto había sido consecuencia de dos programas key-
de racionalizarla y modernizarla. Sería un error sin nesianos, el de construcción de autopistas y el de rear-
embargo pensar que, en aquel contexto, las nacionaliza- me. Evidentemente, el objetivo de estos programas no
ciones y la planificación eran un rasgo distintivo de los había sido restablecer el pleno empleo, sino sentar las
partidos socialistas, aunque se podría pensar así leyen- bases de la expansión militar de la Alemania nazi, pero,
do la diatriba de Friedrich von Hayek en 1944 contra el más allá de la intención de sus impulsores, sus efectos en
"camino de servidumbre" que abría el programa del la- términos económicos y de empleo fueron keynesianos.
borismo británico. En realidad, las nacionalizaciones Y con la guerra esta forma perversa de keynesianismo
fueron algo normal en la posguerra, y también para los se generalizó.
gobiernos conservadores que, en algunos casos, como Así, las ideas y las experiencias de quienes debían
Italia, se limitaron a asumir la herencia de las ya realiza- gobernar la Europa de posguerra eran muy distintas de
das por el fascismo, en otros (España) las imitaron y en las que habían sido comunes a los gobernantes de los
general las vieron como una forma de dar más peso a la años treinta. Nacionalizar la industria o crear empresas
intervención pública en la economía. públicas se consideraba una forma legítima de proce-
Porque la experiencia de la contienda había termi- der para los gobiernos que afrontaban la reconstruc-
nado con los tabúes liberales respecto a la intervención ción. Y, de la misma manera, estaba en la lógica de la
del Estado en la economía. El esfuerzo de guerra había nueva situación asumirlos derechos sociales universa-
exigido esa intervención a una escala sin precedentes, les. Se podría decir que los gobiernos democráticos se
fijando objetivos a la industria o interviniéndola direc- sentían tras la guerra en deuda con la sociedad y que, al
: tamente, estableciendo salarios y garantizando precios. Y igual que después de 1918 este sentimiento había condu-
lo que a la postre sería más significativo: con la econo- cido a la universalización del sufragio (masculino), ahora
86
mía de guerra todos los gobiernos estaban asumiendo tradujo en la introducción del Estado de bienestar,

36
USOCIALDEMOCRACIA
LUDOLFO PARAMIO

temor al avance de los partidos comunistas o a una hipo -


independientemente del signo político de los gobiernos
tética insurrección de éstos.
y de cpie la bandera de los derechos sociales hubiera
Lo que no estaba previsto es el círculo virtuoso que
estado originalmente en manos de los socialdemócratas.
se iba a establecer entre el modelo de sociedad de bienes-
Se suele argumentar que un factor decisivo en la
tar y la nueva forma de-producción masiva de bienes de
adopción de políticas sociales universales por los go-
consumo, lo que se ha llegado a conocer como "fordis-
biernos conservadores fue el clima de guerra fría y la
mo". El modelo de producción en cadena que había
necesidad de ganar la guerra ideológica al comunismo.
dado fama a las fábricas Ford no sólo implicaba un
Después de 1945, la Unión Soviética de Stalin, que ocu-
fuerte incremento de la productividad, sino también el
paba toda la Europa central y oriental y una buena parte
abaratamiento del producto. La intención declarada
de Alemania, había dejado de ser un país aliado de las
de Henry Ford había sido que entre los compradores de
democracias occidentales, para pasar a ser percibido
sus automóviles estuvieran en primer lugar los propios
como una seria amenaza, aún mayor cuando se supo que
trabajadores que los producían. Precios bajos y dispo-
había desarrollado su propia bomba atómica. En ese
nibilidad de crédito —con la introducción de las com-
nuevo contexto los partidos comunistas occidentales
pras a plazos— harían asequibles los nuevos productos
eran vistos como la quinta columna de la Unión Soviéti-
de consumo masivo.
ca y un claro peligro para el orden democrático.
La otra cara de la sociedad de bienestar iba a ser el
Es muy probable que esas consideraciones tuvieran
incremento del poder adquisitivo de los trabajadores al
peso en los gobernantes conservadores a la hora de deci-
asumir el Estado la educación y la atención sanitaria,
dir sus políticas sociales, pero conviene recordar que
que de otra manera eran partidas a cargo del presu-
sólo en Francia y en Italia existían partidos comunis-
puesto familiar (en Estados Unidos serían las grandes
tas fuertes, a consecuencia del papel que los comunistas
empresas las que ofrecerían seguros sanitarios a sus
habían tenido en la resistencia a la ocupación nazi (Ita-
trabajadores, algo que se consideraba más "americano"
lia había pasado de ser un aliado de Hitler a la condición de
que la medicina "socializada" que se había extendido
país ocupado tras el derrocamiento de Mussolini por el
por Europa y Canadá y que permitía alas empresas ofre-
mariscal Badoglio). La demanda de derechos sociales
cer alicientes para atraer a los trabajadores especializa-
universales iba probablemente mucho más allá del mar-
dos en un momento en el que la regulación del gobierno
gen de potencial crecimiento de los partidos comunistas,
uapedía ofrecerles salarios más altos). Los nuevos de-
aunque los gobernantes justificaran así la "audacia" de
rechos sociales, incluidas las pensiones, convertían a los
las nuevas políticas sociales ante la opinión pública con-
^abajadores en consumidores potenciales al reducir
servadora. El motor del salto hacia el Estado de bienestar
considerablemente sus necesidades de ahorro.
fue mucho más un déficit de legitimidad social que el

38
LUDOLFO PARAMIO LA SOCIALDEMOCRACIA

De esta forma el capitalismo de posguerra entró en aunque el número de los trabajadores de la industria
lo que se ha definido como un modo de regulación dis- creció fuertemente, la aparición de una nueva economía
tinto de lo c[ue había sido el capitalismo liberal hasta la de servicios supuso que dejara de crecer su proporción
segunda guerra. Desde finales del siglo XIX ya se había dentro del conjunto de los asalariados. El viejo sueño de
producido una importante transformación con la apari- la socialdemocracia, lalormación de una sociedad en la
ción de monopolios y oligopolios con capacidad para que el proletariado llegaría a ser la mayoría social, co-
fijar los precios en el mercado, lo que en cierta mane- menzó a alejarse.
ra supuso el final del capitalismo de libre competencia En ese contexto se produjo el giro programático
y obligó a los gobiernos a introducir regulaciones para simbolizado por el nuevo programa de la socialdemo-
proteger a los pequeños productores del poder de los cracia alemana. En su congreso de 1959 en Bad Godes-
monopolios. berg el SPD pasó a presentarse como un "partido de
El nuevo modo de regulación fordista2 suponía la todo el pueblo", abandonando la concepción de "parti-
creación de un mercado masivo para los bienes dura- do del proletariado" y en general la vieja retórica mar-
deros de consumo, incluyendo los electrodomésticos, xista. Este cambio tenía un aspecto ligado a la coyuntu-
la televisión y el automóvil. El acceso de las mayorías ra política alemana, en la que el rechazo de la OTAN y el
sociales a estos productos era posible, en primer lugar, discurso marxista dejaba fuera de juego al SPD y le im-
por su abaratamiento y, en segundo lugar, por la gene- pedía aspirar seriamente a gobernar. Pero en un senti-
ralización de las ventas a crédito. Pero el elemento do más profundo significaba asumir lo que ya había
más nuevo era el cambio que significaban el Estado de anunciado la socialdemocracia sueca en 1983: "La so-
bienestar y la gestión keynesiana de la economía. El cialdemocracia no puede apoyar a una clase trabaja-
empleo adquiría una nueva estabilidad, y al desapare- dora a expensas de las restantes". El campesinado y las
cer la necesidad de ahorro para educar a los hijos, para clases medias debían tener cabida en el programa y la
prevenir la enfermedad o para proveer para el retiro, acción de gobierno de los socialdemócratas.
los trabajadores podían gastar y comprometer su renta También la socialdemocracia sueca había abierto
futura para comprar bienes de consumo. el camino al dejar de ver el socialismo como un modo
El consiguiente bienestar material significó un de producción distinto, caracterizado por la propiedad
salto cualitativo en la condición de la clase trabajadora social de los medios de producción, y pensarlo como un
respecto a la sociedad anterior a la segunda guerra. proceso de creciente influencia de la democracia sobre
Independientemente de su posición estructural en la la economía. El objetivo era profundizar y desarrollar
producción, amplios sectores de esa clase comenzaron el principio democrático, en la política y en la econo-
a sentirse clase media por su nivel de vida. Por otro lado, . De hecho, el modelo sueco se caracterizaría por el

4.0
LASOCIALDEMOCRACIA
LUDOLFO PARAMIO

condiciones —por ejemplo en infraestructura— si exis-


desarrollo de un amplio sector público de servicios
(educación, sanidad, asistencia social, pensiones), sin te una oferta de mano de obra altamente cualificada
y salarios mucho más bajos: muchas empresas alema-
pretender en ningún caso nacionalizar la industria.
nas se desplazaron al este europeo tras la disolución del
Su apuesta, por el contrario, era crear las condiciones
bloque soviético en los años noventa.
sociales para que el país contara con una industria (pri-
La variedad de sociedades de bienestar en Europa
vada) internacionalmente competitiva, con la mejor
occidental hace muy difícil reducirlas a un solo mode-
y más avanzada tecnología y salarios altos para trabaja-
lo: la herencia cultural y social y la historia política de
dores bien formados y cualificados.
cada nación han tenido un papel determinante en la
Eso no significa que en ningún momento se plantea-
formación de los distintos modelos de sociedad. El
ra la socialdemocracia sueca cambiar las formas de pro -
ejemplo más evidente es el que separa a los países nór-
piedad. En los años setenta el Plan Meidner preveía
dicos de los países del sur de Europa. En éstos, la fami-
transferir parte de las ganancias extraordinarias de las
lia extensa —las mujeres y especialmente las abuelas—
empresas más rentables a unos "fondos de los trabaja-
ha asumido y asume aún en muchos casos el cuidado de
dores" que podrían eventualmente llegar a controlar la
los niños y la atención a las personas dependientes. En
propiedad de dichas empresas. Pero este plan y el siste-
cambio, en el norte de Europa, y sobre todo en los paí-
ma fiscal altamente redistributivo provocaron que las
ses nórdicos, existen servicios sociales que permiten
empresas suecas comenzaran a deslocalizarse a otros
alas mujeres llevar una existencia laboral independien-
países europeos en los años ochenta, buscando además
te asumiendo el apoyo a las familias en estos aspectos
la ventaja de la presencia en el mercado único de lo que
(también es cierto que estos servicios, y en general la
sería la Unión Europea.
fuerza de trabajo del sector público, están altamente
Así como el Plan Meidner puede haber sido un
"feminizados").
intento polémico, la cuestión de la fiscalidad revelaba
Desde otro punto de vista, más filosófico, los mo-
el punto débil de los regímenes socialdemócratas en
delos de bienestar pueden diferenciarse en su mayor
economías abiertas: aunque para las empresas de punta
o menor hincapié en la igualdad social real y no sólo en
es rentable asentarse en países con impuestos altos si
la igualdad de oportunidades. La socialdemocracia nór-
a cambio cuentan con un medio favorable (mano de obra
dica trató de maximizar la igualdad real: la imagen que
cualificada, buenas infraestructuras y calidad de vida),
la resumiría sería la del conductor de un importante
un "exceso" de presión fiscal puede inducirlas a mo-
empresario que vivía en el mismo barrio y en una casa
verse a países que cuenten con ventajas del mismo tipo
no muy distinta de la de éste. La idea era acortar las dis-
pero mantengan impuestos más bajos. Incluso pue-
tancias socialesy no sólo ofrecerlas mismas oportunidades
den encontrar atractiva una situación de inferiores

43
LUDOLFO PARAMIO LASOCIALDEMOCRAaA

a todos. Una cosa es que el hijo del conductor tenga posi- Londres en la imaginación de los jóvenes de los años
bilidades a través de la educación pública de convertirse sesenta sería en buena medida fruto del cambio cultural
en empresario y otra que las existencias de un conductor (la música y la moda), pero el nuevo clima de tolerancia
y de un empresario no estén separadas por un abismo y de respeto de las opcio'nes individuales que les convir-
salarial y social. tió en símbolo de libertad fue impulsado por las refor-
Si en Europa occidental se forjó tras la segunda mas legales de Wilson, que liberalizaron significativa-
guerra un acuerdo implícito sobre el modelo de bienes- mente las costumbres y ampliaron los derechos civiles:
tar, los años sesenta reflejaron además políticamente la desde el aborto, la homosexualidad y el divorcio, hasta
hegemonía ya establecida en términos de valores. Willy la inmigración y las relaciones raciales, pasando por la
Brandt, una de las figuras más fuertes de la socialdemo- abolición de la pena de muerte y de la censura.
craciade posguerra, se convirtió en 1966 en vicecanciller Curiosamente, este momento de apogeo de los par-
(viceprimer ministro) de la República Federal Alemana, tidos socialdemócratas fue el preámbulo de una confron-
en un gobierno de "gran coalición" con la democracia tación generacional que se puede considerar conse-
cristiana, que había gobernado el país desde su crea- cuencia de los cambios sociales traídos por los años de
ción. Y en 1969, en un nuevo gobierno de coalición con prosperidad y bienestar de la posguerra. El momento
los liberales, Brandt ocupó la cancillería. estelar de esta confrontación sería el Mayo francés de
Ese mismo año se convirtió en primer ministro 1968, la masiva movilización estudiantil que paralizó
sueco Olof Palme. La novedad no es que fuera un primer París y desconcertó profundamente al general De Gau-
ministro socialdemócrata —ésta venía siendo la norma lle, el héroe de la segunda guerra convertido en figura
desde 198?—, sino que se trataba también de una figura política y presidente de la V República. Y, pese a los
carismática y de ideas bastante radicales en el contexto intentos posteriores por racionalizar con argumentos
de la guerra fría, entre otras razones por oponerse fron- ideológicos aquella protesta, su motor inmediato fue el
talmente a la guerra de Vietnam. Palme y Brandt coinci- conflicto de los jóvenes estudiantes con el conservadu-
dían en una visión fuertemente intemacionalista de la rismo jerárquico y de costumbres imperantes en la uni-
socialdemocracia, y la llegada de Brandt en 1976 a la pre- versidad francesa. La Francia de De Gaulle no era la per-
sidencia de la Internacional Socialista (reconstituida en misiva Inglaterra de Wilson.
1951 en la estela de la Segunda Internacional) daría •' Veinte años después de la guerra, los jóvenes no
a ésta un fuerte impulso y una nueva proyección, más tenían experiencia directa de los horrores de ésta ni
allá de Europa, sobre todo en Asia y en América Latina. «e las indecibles penalidades de la reconstrucción3.
Desde 1964, el primer ministro del Reino Unido era "abían accedido masivamente a la educación y vivían
el laborista Harold Wilson. El papel de Inglaterra y de *n un mundo en el que resultaba fácil encontrar

44 45

k
LUDOLFO PARAMIO LASOCIALDEMOCRADA

empleo e independizarse. Esta libertad material y su buscaban introducir en la agenda las nuevas reivindica-
mejor nivel cultural les hacían extraordinariamente ciones. El fenómeno más notable en el plano de la polí-
reacios a la aceptación de las jerarquías tradicionales. tica organizada fue la aparición en Alemania de Los
Les resultaba incomprensible la deferencia de suspadres Verdes, un partido de nuevo cuño en cuyo programa se
hacia la autoridad y su respeto a los valores heredados. incluían tanto el ecologismo como el feminismo y al que
Eran los beneficiarios de un cambio radical en las con- se incorporó buena parte de la nueva izquierda radical de
diciones de existencia y entraron en colisión con una los años sesenta, abandonando progresivamente la retó-
sociedad que mantenía las costumbres y los valores rica revolucionaria inicial.
anteriores. Los principales motivos de enfrentamiento con la
La revuelta generacional de los estudiantes se tra- socialdemocracia en un primer momento eran dos. Por
dujo en un enfrentamiento con la vieja política. Los una parte, la contradicción entre ecología y empleo: las
jóvenes acudieron a la panoplia de las ideologías radica- exigencias de defensa del medio ambiente chocaban con
les disponibles, desde el maoísmo al trotskismo, pasan- el interés de los sindicatos por mantener el empleo en
do por la teoría crítica de la Escuela de Francfort en la las fábricas y sectores contaminantes y ello llevaba a los
versión freudiana de Herbert Marcuse, en busca de un socialdemócratas a verlas con cierta cautela. El reflejo
discurso de oposición al sistema, sistema dentro del automático era considerar que una clase media privile-
cual incluían a la socialdemocracia. Esta ruptura políti- giada ponía su calidad de vida por encima de los intere-
ca sería temporal: el reflujo conservador que siguió al ses colectivos, de los objetivos de crecimiento y empleo.
68 hizo que sus líderes iniciaran su propia travesía del Alo largo de los años siguientes cambiaría la percepción
desierto, que a algunos los llevó hasta la socialdemocra- de los problemas medioambientales y un factor impor-
cia y a otros al nuevo conservadurismo de los años tante para ello sería el Informe Bruntlandt, elaborado
setenta y ochenta, por cierto, con el furor que tradicio- por una comisión presidida por la ex primera ministra
nalmente se atribuye a los conversos. laborista noruega, por encargo de Naciones Unidas,
Pero los valores de los jóvenes se articularon tam- entre 1988 y 1987: en Nuestro futuro común se introduci-
bién en un nuevo discurso reivindicativo, en particular ría el concepto de desarrollo sostenible y éste y los pro-
de la conservación del medio ambiente y de la igualdad de blemas medioambientales pasarían a ser parte del senti-
mujeres y hombres. Se ha argumentado que el bienestar do común de la izquierda.
trajo la superación de los valores materialistas y la apari- El segundo motivo de enfrentamientos de Los Ver-
ción de nuevos valores posmaterialistas4. En la medida des con la socialdemocracia era el pacifismo antinu-
en que estos valores no eran asumidos por la política tra- ar de los primeros. Este pacifismo (unilateral) había
dicional, en torno a ellos surgieron organizaciones que alentado por la Unión Soviética desde los años

46 47
LUDOLFO PARAMIO

cincuenta a través de los partidos comunistas occiden- el seno del movimiento obrero5, pese a que sería uno
tales (y sobre todo el británico) en los países en los que de los elementos clave de la crisis económica de los
la OTAN mantenía armamento nuclear, pero tomó de años setenta. Los sindicatos que habían representado
nuevo gran fuerza a partir de 1977, cuando la OTAN res- a los trabajadores durante el periodo de reconstrucción
pondió al despliegue de misiles soviéticos de alcance y hasta los años sesenta se vieron de pronto desborda-
intermedio en Europa central y oriental pidiendo su dos por las reivindicaciones de una nueva generación
retirada y, si ésta no se producía, anunciando la insta- de jóvenes, en bastantes casos procedentes del campo
lación de misiles norteamericanos en Europa occidental y sin experiencia anterior de trabajo industrial.
a partir de 1988. Esta "doble decisión" abrió también En una situación de pleno empleo efectivo, la única
una crisis en el SPD y provocó su salida del gobierno en razón para frenar las demandas salariales era la visión
Alemania. sindical a largo plazo sobre la viabilidad de las empresas
El pacifismo antinuclear dejó de ser una cuestión y sobre las posibles tensiones inflacionarias que podían
central de la política europea con el acuerdo de 1987 desencadenar subidas salariales "excesivas". Pero los
para eliminar todos los "euromisiles", dentro del clima jóvenes trabajadores no tenían esa cultura sindical y, de
de distensión traído por Mijaíl Gorbachov, y la posterior forma muy similar a los jóvenes estudiantes, lo querían
disolución del bloque del Pacto de Varsoviay de la Unión todo y lo querían inmediatamente (curiosamente esto
Soviética. Así fue posible un acercamiento significativo es algo que había previsto a su manera Michal Kalecki, la
de posturas de Los Verdes y la socialdemocracia, hasta el versión polaca y marxista de Keynes, quien en su
extremo de gobernar Alemania en coalición entre 1998 momento había sostenido que los empresarios impedi-
y 3005. De la misma forma, gran parte de la nueva agen- rían que se llegara a una situación de pleno empleo para
da que en su momento representaban Los Verdes ha ido evitar que los trabajadores se hicieran ingobernables).
siendo asumida con matices por los partidos socialde- La puerta la abrió probablemente el partido comu-
mócratas y progresistas, con lo que se podría considerar nista francés cuando, en Mayo del 68, tras haber denun-
que éstos, cuarenta años después de la revuelta genera- ciado al movimiento estudiantil como una revuelta de los
cional de 1968, han podido resolver aquella ruptura privilegiados, buscó recuperar la iniciativa a través de
y representan ahora tanto los viejos valores "materialis- lina masiva movilización obrera para obtener una subida

, tas" como los "posmaterialistas".


La brecha cultural y de valores abierta entre la
generación de la guerra y los estudiantes del 68 ha lle-
general de salarios. En la dinámica subsiguiente los
**ndicatos europeos se vieron obligados a elevar sus
Amandas, pues era la única forma de evitar verse des-
gado a ser un lugar común. Se habla menos, en cambio, cordados por los líderes más radicales en la competencia
de la ruptura generacional que se produjo también en P°r el apoyo de las bases trabajadoras. Lo más probable

49
LUDOLFO PARAMIO LASOCIALDEMOCRACIA

es que en todo caso esto hubiera implicado tensiones general la concertación entre sindicatos, patronal y go-
inflacionarias significativas, pero el problema se haría biernos, que había llegado a ser el mecanismo más eficaz
mucho más complicado con la llegada del primer choque para el "gobierno de la economía", chocaría con las ex-
del petróleo en 1978, cuando los países árabes producto- pectativas muy altas de los trabajadores más jóvenes y con
res decidieron multiplicar por 40 el precio del barril la consiguiente elevación de las demandas sindicales.
como represalia por el apoyo de los países occidentales a Así fue como con la década de los setenta apareció
Israel en la guerra del Yom Kippur. un fenómeno nuevo, el estancamiento con inflación—la
Este hecho tendría consecuencias decisivas para el llamada "estanflación"—, en el que la razón del estanca-
curso del capitalismo global en las décadas sucesivas, miento no era ya la baja demanda —como en las tra-
pero su primer e inmediato efecto fue una brutal infla- dicionales crisis "keynesianas"—, sino la caída de los
ción de costes en los países desarrollados, cuya indus- beneficios, al verse atrapadas las empresas entre la
tria tenía un consumo unitario de energía muy superior inflación de costes (energéticos) y la presión al alza de
al actual. Esa inflación de costes no podía, evidente- los salarios, sin que éstos, por otra parte, lograran man-
mente, ser trasladada a los trabajadores mediante un tener su poder adquisitivo. Se juntaban así dos elemen-
recorte salarial brutal, y tampoco podía resolverse inme- tos antes considerados incompatibles y el resultado era
diatamente mediante un cambio hacia tecnología aho- el peor de todos los mundos económicos imaginables.
rradora de energía: éste sería un proceso largo y en el La crisis de los años setenta no sólo supuso el final
que algunos sectores industriales europeos perderían de un periodo de crecimiento marcado por la gestión
su cuota de mercado frente a nuevos países industriali- keynesiana de la economía, sino también la crisis del
zados con salarios más bajos. modo fordista de regulación del capitalismo. Y así se
Lo más grave es que la radicalización del movimien- abrió un periodo de crisis de la socialdemocracia, que
to sindical haría especialmente ardua la llegada a acuer- debió buscar políticas económicas alternativas a las
dos para absorber ordenada y gradualmente los costes que había mantenido durante este periodo dorado. Sin
de la energía. Estos "acuerdos de rentas", que implican embargo, conviene distinguir diversos elementos en
sacrificios salariales a la vez que un fuerte recorte del esa crisis. El primero se refiere a la imposibilidad de dar
beneficio neto de las empresas, sólo podían alcanzarse si una respuesta keynesiana a una crisis caracterizada a la
los sindicatos estaban en condiciones de lograr que fue- vez por el estancamiento y la inflación. Podemos decir
ran aceptados por los trabajadores. En algunos países, lúe ése fue el problema original, pero a éste se sumaron
como Inglaterra, la propia estructura de los sindicatos otros dos.
—herencia del primer sindicalismo de los trabajado- Uno de ellos es el impacto de la globalización, que
res de oficio— hacía imposibles tales acuerdos. Pero en ya se apuntaba anteriormente al señalar que la presión
LUDOLFO PARAMIO LASOCIALDEMOCRACIA

fiscal o los altos salarios pueden llevar a las empresas alejándose cada vez más del ingreso medio, y del acce-
a deslocalizarse hacia países con impuestos o salarios so a través del mercado a los servicios que en el mode-
más bajos si existen en ellos las condiciones necesarias lo socialdemócrata de sociedad constituyen servicios
para desarrollar su producción y los costes de trans- públicos universales. La desigualdad como principio
porte hacia los mercados globales no son demasiado de progreso social sustituye a la visión de una sociedad
altos. Este proceso comenzó también en los años se- cohesionada, con buena calidad de vida para todos
tenta, aunque originalmente afectó a los segmentos y capaz de competir económicamente por la inversión
de la producción que no exigían trabajo cualificado: lo en educación, sanidad e infraestructuras. Todo esto
que se ha llegado a identificar con la expresión mexica- podría haber comenzado a venirse abajo con la crisis
na de "maquila"6. Otra cara de la globalización es la financiera de 3007-3008.
pérdida de cuotas de mercado de las empresas nacio-
nales frente a las importaciones de países de nueva
industrialización con salarios más bajos (como China). NOTAS
Pero un último elemento, no económico pero pro-
1. T. H. Marshall (1997): "Ciudadanía y clase social". Revista Española de
bablemente el más decisivo, fue un cambio de valores Investigaciones Sociológicas, 79, 397-344.
entre las clases medias y las élites europeas. A partir de 2. MichelAglietta (1979): Regulación ycrisis del capitalismo, Siglo XXI, Madrid
y México.
la victoria electoral de Margaret Thatcher, en 1979, 3. Véase Tony Judt (•2,006): Postguerra, Taurus, Madrid.
4. Véase Ronald Inglehart (1977): The silent revolution: changing valúes and
comenzó el ascenso imparable de la visión neoconser- political stjrles among Western publics, Princeton University Press, Prince-
vadora de la sociedad y de la economía, que se sintió ton; y (1991): El cambio cultural en las sociedades industriales avanzadas,
Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid.
confirmada por la desaparición de la Unión Soviética 5. Véase C. CrouchyA. Pizzorno (1989): El resurgimiento del conflicto de clases
en Europa occidental a partir de 1968, svols., Ministerio de Trabajo, Madrid.
en 1991 y trató de reconstruir el mundo a la medida de 6. Véase F. FrObel; J. Heinrichsy O. Kreye (1980): La nueva división interna-
su ideología, de forma especialmente clara mientras la cional del trabajo, Siglo XXI, Madrid y México.

Gasa Blanca estuvo ocupada por un "neocon" militante,


como George W. Bush, con la ayuda o bajo la batuta del
vicepresidente Richard Cheney.
El modelo neoconservador se ha caracterizado
durante tres décadas por promover el recorte de los
impuestos, la reducción de los servicios públicos, el
acoso a los sindicatos, y a lo que representan, y por
impulsar la ilusión de que la prosperidad de todos
depende de que los más ricos aumenten sus ingresos,
CAPÍTULO 3
EL CICLO NEOCONSERVADOR Y SU CRISIS:
LA NUEVA ACTUALIDAD DE LA SOCIALDEMOCRACIA

Para entender el nacimiento y la trayectoria del ciclo


neoconservador hay que analizar dos cuestiones distin-
tas. La primera es la dinámica económica, social y polí-
tica que puso a la defensiva a las ideas socialdemócratas
y su modelo de sociedad. La segunda es el papel que
dentro de este ciclo ha tenido el fortalecimiento del sec-
tor financiero en la economía, frente al anterior prota-
gonismo de la industria.
Al dej ar de funcionar la gestión keynesiana de la eco -
Bernia, la socialdemocracia estaba en cierto sentido con-
denada a defraudar las expectativas creadas por el creci-
miento anterior. Pero además, en el intento de proteger
J trabajadores de la inflacióny ala vez crear condiciones
salir de la crisis, los gobiernos socialdemócratas
r
los gobiernos que se aferraban a la gestión keynesia-
**e la demanda, en general— se veían obligados a osci-
f entre medidas antiinflacionarias y políticas de expan-
• en ciclos sucesivos y cada vez más cortos.

55
LASOCIALDEMOCRACIA
LUDOLFO PARAMIO

El ejemplo más notable serían los ciclos de stop y favorecer el libre mercado y el espíritu emprendedor,
and go (pare y siga) de la economía británica a lo largo frente a una cultura de la dependencia fomentada por el
de los años setenta, independientemente de que los Estado de bienestar. Sin embargo, probablemente no
gobiernos fueran de signo laborista o conservador. ganó las elecciones por esta filosofía, sino por ofrecer
Para intentar frenar la inflación, el gobierno encarecía un mensaje de restablecimiento del orden y una lla-
el crédito, pero al hacerlo se reducía la actividad eco- mada a la esperanza frente al "sentimiento de desam-
nómica (stop). Cuando el gobierno creía tener los pre- paro de que la que había sido una gran nación se había
cios algo controlados, aflojaba las riendas de la oferta quedado atrás".
monetaria y la actividad crecía (go), pero con una rápi- Un sentimiento similar de crisis y de humillación
da reaparición de las tensiones inflacionarias, y el ciclo nacional explica también la victoria en 1980 en Estados
volvía a empezar. Unidos de Ronald Reagan y su llamada a un nuevo opti-
En 1978, el gobierno laborista de James Callagham mismo ("Amanece en América"). El país sufría una
intentó renovar los topes de subidas salariales que ya grave crisis económica y una profunda desmoralización
llevaban cuatro años en vigor. Los sindicatos no lo acep- política a causa de las divisiones sobre la guerra de
taron y el resultado fue una espectacular oleada de huel- Vietnam, la dimisión del presidente Nixon (1976) tras
gas —el llamado "invierno del descontento"— que creó su juicio político, la toma de rehenes en la embajada de
una fuerte demanda de orden. Callaghan no fue capaz de Teherán y el fracaso del intento de rescate organizado
percibir que, pese al resultado positivo de los topes poco antes de las elecciones por el presidente demó-
salariales para la economía, para la mayor parte de los crata Jimmy Cárter.
ciudadanos —incluidos los trabajadores sindicaliza- Aunque muchos ciudadanos apoyaran a Thatcher
dos— la vida cotidiana había llegado a ser insoportable y a Reagan por su mensaje de optimismo y de recupera-
a causa de las huelgas. El resultado fue que en 1979 ganó ción del orgullo nacional, pronto se descubriría que su
las elecciones el partido conservador, ahora encabezado filosofía económica y social contaba y mucho. Los dos
por Margaret Thatcher. fobiernos aplicaron una dura política recesiva para aca-
Thatcher había llegado al liderazgo del partido con- pT con la inflación, sin retroceder ante las consecuen-
servador en 1975, con el apoyo de Keith Josephy con un ÍP*s sociales —un brutal crecimiento del paro— ni ante
proyecto muy alejado de lo que había sido el consenso Asistencia sindical, que en el caso británico condujo
de posguerra, cuyo principal representante era el ante- enfrentamientos de larga duración entre el gobierno
rior líder (y ex primer ministro), Edward Heath. Para mineros del carbón. La minería (nacionalizada)
Thatcher era necesario reducir la presencia del Estado era rentable y el gobierno buscó (e impuso) la priva-
en la economía —privatizando las empresas públicas— ión y el cierre de las explotaciones menos viables>

57
LIJ00LFO PARAMIO
LASOCIALDEMOCRACIA

Sin embargo, Thatcher conseguiría ser reelegida en ¿e una nueva época tras décadas de decadencia econó-
1988 y 1987 y sólo una revuelta del propio partido con- mica. El caso británico dentro de Europa tenía rasgos
servador condujo a su sustitución (por John Major) en singulares, ya que el carácter pionero de su revolución
1990. Para entender por qué fue así hay que tomar industrial tenía la secuela negativa de un sector indus-
en cuenta varios elementos. El primero quizá fue la trial en buena medida obsoleto y de una escala insufi-
oportunidad que le dio la junta militar argentina de ciente para modernizarse por sus propios recursos. Las
resucitar el orgullo nacionalista británico, al invadir las empresas nacionalizadas, pese a las intenciones laboris-
islas Malvinas (Falkland) en 198?. Thatcher las recupe- tas en 1945 de convertirlas en motor de un nuevo despe-
ró por la fuerza y aplastó a las tropas argentinas. Inde- gue industrial, eran una fuente de ineficiencias y de pér-
pendientemente de los argumentos legales a favor de la didas para el sector público: ya Harold Wilson había
reclamación de este país, la breve y brutal guerra tuvo un intentado sin éxito en sus primeros gobiernos revertir el
gran respaldo popular en el Reino Unido (y hundió a la declive industrial británico.
dictadura argentina). En un clima de orgullo nacional recuperado, la
Un segundo elemento fue que, frente al mensaje de sensación de que Gran Bretaña volvía a ser una poten-
orden y autoridad de Thather, el partido laborista britá- cia económica dio a Thatcher un renovado apoyo popu-
nico se sumió en un proceso interno de radicalización lar. Su dureza frente a la Comunidad Europea —en
y conflicto que le privó de credibilidad, ya que repre- defensa del llamado "cheque británico"— y a la Unión
sentaba el mismo caos que muchos ciudadanos habían Soviética, y las dificultades y fracasos de otros gobier-
decidido en 1978 que resultaba intolerable. Las pro- 808 europeos —en un país insular más bien desdeñoso
puestas económicas laboristas, además, apostando por ilípecto al "continente"— dieron mayor credibilidad
el proteccionismo y la salida de la Comunidad Europea, i ideas.
y prometiendo el regreso de las nacionalizaciones, no En 1981, el partido socialista francés de FranQois
sólo provocaron rechazo y desconfianza en los agentes Eterrand había llegado por primera vez al gobierno
económicos, sino en el público en general. Hasta la apa- jUdemás de realizar algunas nacionalizaciones, había
rición del "nuevo laborismo", en un proceso quebrado ado los salarios e incrementado el gasto público,
por la inesperada muerte del dirigente renovador John eos meses se descubrió que esta política "keyne-
Smith en 1994, el partido no recuperaría la confianza de se traducía en un fuerte desequilibrio co-
la ciudadanía. cial: los trabajadores franceses —por decirlo así—
El tercer elemento sería, por supuesto, la recupera- eaban su mayor poder adquisitivo en comprar
ción económica tras la recesión, en un clima de estabili- , i importados antes que productos nacionales. El
dad de precios y con abundantes síntomas del comienzo Q
o socialista francés debió devaluar el franco

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LUDOLFO PARAMIO LA SOCIALDEMOCRACIA

para ganar competitividad y emprendió un giro hacia fiscales y burocráticas para su actuación. Y por supuesto
una "política de rigor" que le restó bastante populari- era necesario evitar que los sindicatos, a través de la
dad y que parecía confirmar la inviabilidad de las ideas negociación colectiva, impusieran rigideces disfuncio-
"socialistas". nales en el mercado de trabajo (hasta el día de hoy,
Lo que era más importante: en economía se había muchos años después, del regreso de los laboristas
producido un espectacular cambio en las ideas estable- al gobierno con Tony Blair en 1997, las posiciones del
cidas, desde el keynesianismo de posguerra al nuevo gobierno británico sobre legislación laboral siguen
"monetarismo" de Milton Friedmany al fundamentalis- siendo motivo de conflicto en la Unión Europea).
mo del mercado que encarnaba desde hacía décadas Frie- El cambio en las ideas económicas tuvo la rapidez
drich von Hayek. Así como el monetarismo salió pronto y la espectacularidad que Thomas Kuhn había atribuido
de la escena a consecuencia de sus discutibles resultados en 196? a los "cambios de paradigma" en la ciencia1.
como guía de la política económica, la ideología del mer- Tomó la forma de una conversión masiva y en pocos
cado definiría la visión del mundo de los economistas al años las ideas keynesianas perdieron respetabilidad,
menos durante las tres décadas siguientes. El punto de sobre todo como orientadoras de las políticas públicas
partida era que la planificación económicay la propiedad en el campo económico. El proceso se ajustó a las mis-
social habían fracasado y que sólo el mercado podía ofre- mas pautas: las ideas keynesianas habían acumulado
cer a la vez libertad, eficiencia y crecimiento. Eso sig- "anomalías" a lo largó de los años setenta, pues los re-
nificaba que el mercado debía ser liberado de las cade- sultados que se obtenían con su aplicación no eran los
nas que le había impuesto la intervención "política". Los esperados, o bien tenían consecuencias indeseadas
servicios públicos —sanidad, educación, transporte— (como el déficit comercial francés de 1981-1983). Por
podían gestionarse de forma más eficiente si se introdu- ello, los economistas —y quienes decidían las políticas
cían en ellos mecanismos de mercado o se gestionaban económicas— volvieron sus ojos hacia otras ideas que
privadamente, incluso si seguían estando financiados siempre habían estado ahí: la ortodoxia pro mercado.
públicamente. Ésta, sin embargo, es sólo una parte de la historia.
Los mercados se autorregulaban eficientemente, El monetarismo y las ideas pro mercado habían ido ganan-
sin necesidad de regulaciones estatales. Se debían re- do presencia pública durante esa misma década, a con-
ducir al mínimo los impuestos, para evitar que desin- secuencia del peso creciente del sector financiero dentro
centivaran el esfuerzo, el ahorro y la inversión. Los de la economía británica. Mientras que la industria
nuevos héroes eran los empresarios ("emprendedo- sufría las consecuencias inmediatas de la "estanflación"
res"), personas con ideas e iniciativas nuevas para la y» en particular, una fuerte caída en su tasa de beneficios,
fi
creación de riqueza, que debían ser liberados de trabas l sector financiero vio acrecentarse su importancia con

6o 61
LUDOLFO PARAMIO U SOCIALDEMOCRACIA

la entrada masiva de los "petrodólares", el excedente comenzado a difundirse tras la llegada a finales de esa
de las rentas de los países productores. Pese a haberse em- década de Harry Johnson desde Chicago a la London
barcado en una fuerte política de inversiones —no nece- School of Economics, y sus propuestas se ajustaban bien
sariamente racionales—y de gasto, la subida de los pre- a los intereses e interpretaciones de los intermediarios
cios del petróleo se tradujo en un saldo a favor de los financieros.
países productores de casi 40.000 millones de dólares La búsqueda de un nuevo paradigma frente al fra-
anuales en pro medio hasta 19772, cuya entrada en el sis- caso del keynesiano, la disponibilidad de las ideas mo-
tema financiero internacional no sólo provocó fuertes netaristas y el auge de los consultores independientes o
tensiones monetarias, sino una muy considerable dis- vinculados a los bancos e intermediarios financieros se
ponibilidad de crédito, a tasas de interés reales negati- tradujeron en un giro en las ideas dominantes a favor
vas frente a la inflación. del monetarismo y de lo que ahora llamamos neolibera-
Así comenzó una tremenda expansión en las opera- lismo, un giro visible a través de los artículos publicados
ciones financieras dentro del conjunto de la economía, en la prensa económica durante los últimos años de
c[ue sería determinante para la formación del nuevo gobierno laborista y antes del advenimiento de Mar-
modelo. Mientras que entre 1978y 1994 las exportacio- garet Thatcher, así como en la creciente aparición de
nes mundiales crecieron a un promedio del 4,5 por columnas de opinión —con la misma perspectiva—
ciento, es decir, a un ritmo similar al de la década ante- sobre temas económicos en la prensa general4. Es más,
rior, el tráfico diario en los mercado de divisas pasó de con el auge de las consultoras y las asesorías financieras,
15.000 millones de dólares en 1978 a más de 1.800.000 los objetivos del gobierno se vieron bajo una vigilancia
(i,3 billones) en 1995. El comercio de activos financie- creciente de los mercados, que se podía traducir en que
ros, que en 1980 era inferior al 10 por ciento del PIB en la deuda no encontrara compradores si su rentabilidad
Estados Unidos, en 1998 alcanzaba el 185 por ciento3. no era coherente con los objetivos económicos anun-
Ala vez que crecía su peso en la economía, los inte- ciados por el gobierno, como sucedió en 19785.
reses financieros de la City de Londres fueron desarro- Afínales de los años ochenta la victoria de las nue-
llando un papel más activo en la formación de la opi- vas ideas se vio rematada por el colapso de la Unión So-
nión pública, frente a lo que veían como un desorden viética y la adopción por Rusia, a comienzos de la déca-
económico motivado por el gobierno laborista, pero da siguiente, de un programa de privatizaciones y de
al que tampoco el gobierno conservador previo de una terapia de choque para la introducción del capita-
Edward Heath (1970-1974) había logrado dar solución. lismo. En 1990 fraguó el nuevo decálogo para las polí-
Las ideas monetaristas, consideradas en Gran Bretaña ticas económicas de América Latina, lo que se dio en
una extravagancia durante los años sesenta, habían llamar el Consenso de Washington. Era fácil ver que, si

63
LUDOLFO PARAMIO LASOCJALDEMOCRACIA

por una parte incluía ideas muy sensatas sobre la nece- encontrar financiación para la deuda pública y mante-
sidad de estabilidad monetaria y el mantenimiento de ner la estabilidad monetaria.
equilibrios macroeconómicos, por otra parte reflejaba En este nuevo contexto de globalización financiera,
los intereses del sector financiero —y en particular del los gobiernos socialdemócratas iban a encontrar proble-
norteamericano— a expensas de las economías (pro- mas específicos. El recurso al gasto para activar la econo-
ductivas) nacionales6. mía y crear empleo había dejado de funcionar en el con-
El aspecto en el que más claramente aparecían texto de economías abiertas y de competencia global. Pero
reflejados los intereses de los bancos y el sector finan- además la inversión pública estaba limitada por las res-
ciero fue la recomendación de la plena liberalización tricciones fiscales en un doble sentido. Elevarlos impues-
de los movimientos de capital, con la justificación teó- tos —o mantenerlos altos— no sólo podía desincentivar la
rica de optimizar la inversión del ahorro: se ofrecería inversión y disminuir el gasto privado, sino también pro-
así mayor rentabilidad a los ahorradores y mayor acce- vocar deslocalizaciones empresariales hacia países de
so al crédito a los emprendedores. La realidad se ajus- menores impuestos y salarios más bajos. Pero, por otro
taría mal a la teoría, ya que los bancos locales privile- lado, el crecimiento del déficit, aunque estuviera causado
giarían el crédito a empresas con las que mantenían por una mayor inversión y no por el incremento del gasto
vínculos preferenciales y esto conduciría más a burbu- corriente, les hacía vulnerables ante la vigilancia de los
jas de activos que a una mayor disponibilidad de crédi- mercados, pudiendo causar un alto encarecimiento de su
to. Éste sería el origen —en Tailandia— de la crisis asiá- financiación o maniobras especulativas contra la moneda.
tica de 1997. En esa disyuntiva se encontró el gobierno socialista
Pero el principal efecto de la liberalización de los que se formó en España en 1983. La opción seguida fue la
movimientos de capital sería la vigilancia global que de incrementar fuertemente la inversión en infraestruc-
pasarían a ejercer los mercados sobre la política econó- turas, educación y sanidad, así como crear un sistema
mica de los gobiernos. Lo que ya había comenzado a universal de pensiones y racionalizar los sistemas here-
suceder en el Reino Unido durante la crisis de los seten- dados. Este gasto público se financió mediante una subi-
ta, se convirtió ahora en un fenómeno global: objetivos da gradual de la presión fiscal, que partía de niveles muy
de inflación y déficit considerados como incoheren- «ajos para el promedio europeo. Esta clara opción por
tes podían ser penalizados, la cotización de la moneda *a oferta de bienes públicos distinguía claramente el
podía ser objeto de una especulación masiva, como su- ttodelo —pese a la paralela liberalización de la economía,
cedió a comienzos de los años noventa (contra la libra, para integrarse en la Unión Europea— de la
la peseta y la lira). La ortodoxia macroeconómica no neoliberal que se realizaba en otros países, por
sólo era una norma política, sino una condición para emplo el Reino Unido con Thatcher7.

64
LUDOLFO PARAMIO
U SOCIALDEMOCRACIA

Ahora bien, la crisis global de comienzos de los poner en práctica, pero sí que implican riesgos econó-
años noventa y la subida de las tasas de interés en Ale- micos —y también electorales, si las cosas se tuercen—
mania —motivada por el fuerte crecimiento de su déficit y que estos riesgos deben medirse. En la nueva econo-
a consecuencia de la reunificación— dejaron a muchas mía globalizada, y bajo la vigilancia de los mercados, la
economías, entre ellas a la española, en una situación voluntad política de los gobiernos no es lo único que
muy difícil. Ante la caída de los ingresos fiscales debían cuenta. Pero, como es lógico, los ciudadanos—los elec-
ofrecer rentabilidades más altas que la alemana para tores— exigen soluciones para sus problemas y para sus
financiar sus propios déficits, y sus monedas —a la vista demandas, no explicaciones sobre la dificultad de
de los desequilibrios macroeconómicos que padecían— diseñar y poner en práctica esas soluciones. Por tanto,
serían objeto de maniobras especulativas que obligaron durante los últimos treinta años la socialdemocracia ha
a devaluarlas. En particular, esto significó en el caso tenido un problema de identidad política: su imagen
español una especial dureza del impacto de la crisis por "ideológica" se ha desdibujado.
la necesidad de reducir el déficit. Paralelamente, han sido años de hegemonía de las
Lo que muestra el ejemplo español es que los go- ideas neoliberales y de una retórica que ha distorsionado
biernos socialdemócratas, después de la crisis de los seriamente la realidad social y económica. Por ejemplo,
años setenta, no sólo se enfrentaban a la necesidad de se ha sostenido que el nuevo modelo garantizaría un cre-
una nueva política económica ante la inviabilidad de la cimiento superior y estable, frente a las crisis del mode-
gestión keynesiana, sino que también se veían limita- lo "intervencionista". Pero, en realidad, el crecimiento
dos en su capacidad de invertir en bienes públicos por promedio de los países desarrollados en la segunda
el riesgo de sufrir la sanción de los mercados si incu- mitad del siglo pasado fue del 2,7 por ciento, mientras
rrían en un déficit que éstos consideraran excesivo. Ya que entre 1950 y 1970 —los años de apogeo del interven-
su vez, el crecimiento del déficit podía ser consecuen- cionismo— había sido del 8,5 por ciento8. Y el nuevo
cia de un choque externo o una crisis global, que nin- modelo no ha logrado evitar las crisis: si no consideramos
gún gobierno podía descartar ni prever (en la actuali- relevantes la crisis asiática de 1997 o el estancamiento
dad la moneda única hace que los países de la eurozona de los años 1998-2002, la crisis sistémica iniciada en
estén más protegidos ante presiones especulativas 3007 supone la mejor demostración de que las crisis
contra su moneda, pero en cambio no tienen capacidad siguen siendo parte del funcionamiento de la economía
de devaluar para ganar competitividad ni poseen polí- (capitalista) global.
tica monetaria propia). Es más, la actual crisis parece un ejemplo excepcio-
La pérdida de margen para realizar políticas so- nalmente claro de las debilidades del "modelo neolibe-
cialdemócratas no significa que éstas no se puedan ral". El exceso de liquidez mantenido por los bancos

66 67
LUDOLPO PARAMIO
LASOCIALDEMOCRAOA

centrales, al menos desde la recesión de 2001, y la sub- social. Ahora es preciso que el mundo financiero vuelva
siguiente burbuja especulativa en torno a los activos a ser aburrido y previsible, como lo era la banca tradi-
inmobiliarios son una muestra de la dificultad de man- cional10. En suma, es necesario recuperar el protagonis-
tener la demanda con unas reglas económicas que han mo del Estado regulador de los mercados para evitar que
dado prioridad a los beneficios empresariales y a las se repitan en un plazo previsible crisis como la que ha
rentas más altas a expensas de los salarios. Sólo el en- provocado la creencia (ideológica) en los mercados
deudamiento propiciado por las sucesivas burbujas autorregulados.
especulativas y su '"efecto riqueza" permitía a los asala- Por otro lado, las razones para el estancamiento del
riados mantener los niveles de consumo necesarios salario medio frente a las rentas más altas son varias, y
para que la economía no se estancara9. en primer lugar figuran las ligadas a las ideas neoli-
En efecto, una familia puede considerar racional berales. Ante todo está el recorte de los impuestos a las
pedir un crédito para el consumo respaldado por el rentas más altas, una constante de los partidos y go-
valor de su vivienda si ve que éste ha aumentado y sigue biernos conservadores que lo consideran necesario si la
creciendo en el mercado inmobiliario. Surge el senti- economía va mal para estimular el consumo y posible
miento de que ha aumentado la riqueza familiar y de —y por tanto deseable— cuando la economía va bien.
que se tiene acceso a un nivel de vida superior. El pro- Evidentemente, la disminución de los ingresos fiscales
blema surge si pincha la burbuja inmobiliaria y la fa- se traduce en retraso de las inversiones y el gasto en ser-
milia descubre que sus salarios son insuficientes para vicios públicos, lo que afecta al poder adquisitivo de los
pagar el crédito y la caída del valor de la vivienda hace salarios. Existe también otro factor directamente ligado
ahora imposible refinanciarlo: la consecuencia será el al enfoque neoliberal: la desregulación del mercado de
desahucio y, en su caso, la bancarrota familiar. trabajo y el desgaste o quebrantamiento del poder sin-
El estallido de la crisis ha hecho evidente la necesi- dical, para permitir-la aparición de trabajos mal remu-
dad de volver a regular los mercados financieros, en nerados y precarios.
especial para evitar la aparición de una "banca en la som- Pero hay que considerar por otra parte lo que
bra" basada en nuevos productos financieros que esca- «podemos llamar factores estructurales de la globaliza-
pan a la regulación de la banca tradicional. Esta banca ción. De un lado, tanto la emigración como la posibili-
paralela ha sido el motor de las sucesivas burbujas finan- **d de deslocalización de las empresas presionan a la
cieras, una fuente de enriquecimiento • escandaloso ija sobre los salarios de los trabajadores no cualifica-
para quienes la gestionaban, de incentivos perversos **• De otro, la necesidad de competir en el mercado
01
para el funcionamiento de la economía y del ilusorio impide 'pensar en subidas salariales que no
"efecto riqueza" que ha conducido al endeudamiento compensadas por una mayor productividad.

68 69
LUDOLFOPARAMIO
LASOCIALDEMOCRAC1A

Es cierto que a corto plazo las importaciones de bienes prescindir de la necesidad de financiar la educación de
baratos —de los países de bajos salarios— y la prolifera- los hijos, la sanidad familiar o de mantener gastos irra-
ción de servicios low cosí permiten enmascarar la pérdi- cionales de transporte o de vivienda. En suma, no basta
da de poder adquisitivo de los salarios, pero la otra cara con mejorar la cualificación de los trabajadores, sino
de estos fenómenos es la destrucción de empleo local que es necesario mejorar y ampliar lo que podríamos
y, de nuevo, la aparición de empleos mal remunerados, llamar el "salario indirecto", y esto es tarea del sector
sin carrera profesional posible y a menudo precarios. público.
Es necesario tener en cuenta estos factores estruc- Planteado así el problema, podría pensarse sin más
turales que trabajan contra los salarios para tener idea que, tras la nueva crisis sistémica del modelo neolibe-
de la dimensión real del problema. No basta con devol- ral, habría sonado de nuevo la hora de la socialdemocra-
ver poder a los sindicatos y evitar el deterioro de las cia. Aunque no se tratara de volver al modelo de posgue -
condiciones laborales y salariales. Para contrarrestar la rra, sería posible adaptarlo a las nuevas circunstancias
tendencia al estancamiento de los salarios es necesario creadas por la globalización y sus ventajas deberían ser
ante todo mejorar la cualificación de los propios traba- evidentes para una mayoría de los ciudadanos, sobre
jadores, adaptándola a las exigencias de la nueva eco- todo de los que se han visto defraudados y seriamente
nomía, lo que implica no sólo formación en las tec- perjudicados por la crisis del modelo neoliberal. Pero
nologías de la información, especialmente el uso, la las cosas no son así, poruña razón evidente: los cambios
gestión y el diseño informático. Implica también una de modelo no se realizan sin cambios de gobierno, lo
formación mucho más versátil que permita a los traba- que exige la formación de alternativas políticas que pro-
jadores cambiar de rama o de sector ante los cambios pongan con credibilidad el cambio de modelo.
empresariales y en el mercado de trabajo.
Ahora bien, esta nueva formación implica una
mejora y una renovación profundas de los sistemas NOTAS
educativos, que sólo puede realizar e impulsar el sector
público. Por otra parte, los cambios así logrados per- i. T. S. Kuhn (3006): La estructuro de las revoluciones científicas, Fondo de Cul-
tura Económica, México; P. A. Hall (1993): "Policy paradigma, social lear-
mitirán evitar el deterioro de los salarios, pero difícil- ning, and the state: the case of economic policymaking in Britain", Compa-
rativePolitics, 35, 875-296.
mente podrán compensar las presiones globales a la 3. D. Smith (1991): The rise andfall ofmonetarism: the theoijrandpolitics ofan
economic experiment, 3a ed., Penguin, Londres.
contención salarial. Es necesario, por tanto, aumentar 3. R. Thorp (1998): Progreso, pobreza y exclusión: una historia económica de Amé-
el poder adquisitivo de los salarios, garantizando una rica Latina en el siglo XX, Banco Interamerícano de Desarrollo, Washington.
4. Hall, ¡bídem.
serie de servicios públicos que, como en su momento 5. Smith, ibidem.
logró el Estado de bienestar, permitan a los trabajadores 6. D. Rodrik (1996): "Understanding economic policy reform", Journal of
Economic Literature, 84, 9-41.


71
r
LUDOLFO PARAMIO

7. C. Boix (1996): Partidos políticos, crecimiento e igualdad: estrategias económi- CAPÍTULO 4


cas conservadoras y socialdemócratas en la economía mundial. Alianza,
Madrid. LOS PROBLEMAS POLÍTICOS ACTUALES
8. P. Bairoch (3000): "The constituent economic principies of globalization
in histórica! perspective: myths and realities", /nternotionai Sociology, 15, DE LA SOCIALDEMOCRACIA
197-314.
9. B. Funnell (2009): "Debt is capitalism's little dirty secret", Financial
Times, 3o de junio.
10. P. Krugman (3009): "Hacer que la banca sea aburrida", El País, 19 de abril.

Aunque pueda ser evidente la actualidad del modelo so-


cialdemócrata de sociedad tras la quiebra del modelo
neoliberal, los partidos que pueden proponerlo y aspi-
rar a representarlo tienen su propia historia y sus cir-
cunstancias nacionales específicas. Y esto condiciona
no sólo su capacidad para desarrollar programas alter-
nativos, sino sobre todo su credibilidad ante los ciuda-
danos y para atraer el apoyo de una mayoría. Un ejemplo
del problema se tiene en las elecciones al Parlamento
Europeo de junio de 3009 y su contraste con las eleccio-
nes presidenciales de noviembre de 2008 en Estados
Unidos.
El triunfo de los demócratas en Estados Unidos no
fue sólo fruto de la excelente campaña y de la atractiva
personalidad de Barack Obama, sino también de la
coincidencia del momento de la elección con el del peor
impacto de la crisis iniciada el año anterior. Pero los
distintos ciclos políticos nacionales en Europa hicieron
LUDOLFO PARAMIO

LASOOALDEMOCRACIA

que la izquierda y las fuerzas progresistas retrocedieran


Se puede pensar que antes de la revuelta genera-
en el Parlamento Europeo, pese a una coincidencia si-
milar con los peores momentos de la crisis. En unos cional de 1968 y, sobre todo, de la crisis de los años
setenta, los vínculos de identificación de los electo-
casos porque los gobiernos conservadores habían
res con los partidos —y en particular con los partidos
adoptado sin mala conciencia, ante la crisis, políticas
socialdemócratas— eran más fuertes y estaban deter-
de corte socialdemócrata, y en otros porque la izquierda
minados en gran medida por el origen familiar y la
llegaba a las elecciones desacreditada como fuerza de
oposición. posición de clase. Pero los cambios sociales y cultura-
les que se produjeron en la posguerra, junto con el cre-
Incluso uno de los gobernantes que con más clari-
ciente papel de los medios audiovisuales en la comuni-
dad y audacia se había enfrentado a las consecuen-
cación política, han debilitado esos vínculos, a la vez
cias de la crisis —el laborista Cordón Brown— sufrió un
que han hecho más complejas las redes sociales. La
fuerte retroceso en la votación europea por la simple
igualdad de oportunidades puede no haber cumplido
razón de encabezar un gobierno que llevaba doce años de
todas sus promesas, pero ha creado una sociedad pluri-
continuidad —desde el triunfo de Tony Blair en 1997—
dimensional en la que las redes sociales de cada ciuda-
y que en este tiempo había favorecido una liberaliza-
dano tienen un carácter más mixto que en el pasado
ción financiera como la que provocó el estallido de la
crisis en Estados Unidos. y en las que a menudo se mezclan trabajadores indus-
triales y de los servicios con profesionales asalariados
En su intento de adaptar las economías nacionales
y clase media.
a las nuevas circunstancias creadas por la globaliza-
ción, algunos partidos socialdemócratas han sufrido un En este nuevo contexto es más fácil para un partido
perder parte de su base social tradicional que ganar una
desgaste electoral en su base tradicional sin ganar nue-
nueva base social que se identifique con él de forma
vos apoyos y han podido perder credibilidad como
clara y estable. Los más jóvenes, en una edad que se supo-
defensores del modelo socialdemócrata de sociedad.
Un caso obvio es el SPD en Alemania: sus reformas ne es el periodo decisivo para fijar las identidades políti-
cas, muestran mayoritariamente un bajo nivel de interés
laborales y del sistema de protección social —el Plan
por la política representativa, a la que a menudo viven con
Hartz de 2,002,— aumentaron la competitividad de la
distancia a causa de su trivialización por los medios de
economía, pero crearon un descontento capitalizado
comunicación. Si a esto sumamos los complejos procesos
por el partido heredero de los comunistas de la desapa-
de adaptación a las nuevas reglas globales, es fácil com-
recida RDA, la Alemania oriental anterior a la reunifi-
cación. Por decirlo así, han perdido capacidad de iden- prender que los partidos socialdemócratas "clásicos" tie-
tificación política. nen en general un problema para convencer a la mayoría
de que pueden ofrecer un modelo alternativo al neoliberal.
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LUDOLFO PARAMIO LASOCIALDEMOCRACIA

Un aspecto importante de este problema es lo que coalición comenzó a sentir que sus costes eran mayores
podemos describir como individualización creciente de que sus beneficios.
la sociedad, un fenómeno cuya primera manifestación Se podría decir simplemente que durante la crisis
fueron, paradójicamente, las grandes movilizaciones de los años setenta los impuestos subieron, la inflación
colectivas de finales de los años sesenta. Las identi- recortó el poder adquisitivo de los salarios y los ser-
dades colectivas del tiempo anterior no son ya sufi- vicios sociales se degradaron, sea a causa de su masifica-
cientes para definir a una persona. Un trabajador de la ción o de los conflictos colectivos que a menudo parali-
industria o un profesional asalariado no se definen hoy zaban el sector público. Esto habría llevado a parte de
solamente por su actividad laboral, sino que como indi- las clases medias —y de la clase trabajadora mejor re-
viduos combinan una serie de identidades (roles) que munerada— a ver como más conveniente para sus in-
van más allá de la producción y que incluyen aspectos tereses un modelo económico sin inflación y con
tan distintos como la religión, el género y las opciones impuestos bajos, que les permitiera obtener en el mer-
sexuales, los problema del medio ambiente y un largo cado unos servicios de mejor calidad: enseñanza priva-
etcétera. Se puede decir que esto no es completamente da y sanidad privada. Y de esta forma habrían acabado
nuevo —las diferencias étnicas y religiosas han sido optando por el modelo neoconservador.
siempre un motivo de preocupación y división para el Esta es, sin embargo, sólo una parte de la historia.
movimiento obrero—, pero hoy es además casi una regla: Aunque la crisis actuara como detonante, la opción por
no es posible pensar el mensaje socialdemócrata sólo en los servicios privados tiene probablemente otra expli-
términos de clase. cación. La sanidad pública o la educación pública supo-
Pero si se piensa en términos estructurales, de nen inicialmente grandes avances, pero una vez que se
clase, es posible que el primer problema actual de la cuenta con ellas es previsible que se adviertan sus limi-
socialdemocracia sea reconstruir la coalición que exis- taciones y se aspire a una "mayor calidad" si se cree que
tió después de la segunda guerra entre los trabajadores se puede acceder a ella en el mercado. Por decirlo así,
industriales y las clases medias, incluyendo en éstas cabía esperar que la segunda generación social del
a los trabajadores de los servicios. Esta "coalición key- Estado de bienestar viera con ojos más críticos los ser-
nesiana" se basaba en que el crecimiento y el pleno vicios públicos y, en la medida en que sus ingresos lo
empleo, así como los servicios públicos universales del permitieran, buscara soluciones individuales frente a
Estado de bienestar, no sólo mejoraban de una forma las colectivas.
clara las condiciones de vida de los trabajadores, sino Esto es algo que percibieron los "nuevos laboris-
también las de amplios sectores de las clases medias. tas" británicos con su propuesta de Tercera Vía frente
Pero en los años setenta un sector importante de esta a la socialdemocracia de posguerra. Más allá de su escaso

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LUDOLFO PARAMIO LA SOdALDEMOCRACIA

contenido teóricoy político, ese discurso buscaba atraer y su involución ideológica en los primeros años del
a votantes que desconfiaban de las soluciones colectivas gobierno de Thatcher.
y trataban de asegurar el ascenso social de sus familias. ¿Es posible ahora reconstruir la coalición social-
La idea era que el gobierno laborista les apoyaría, pero demócrata de trabajadores y clases medias? Hay facto-
no les impondría servicios o soluciones uniformes.- res que lo favorecen, pero también obstáculos sociales
habría libertad de elección y garantías de calidad en los y políticos. Entre los factores positivos hay que señalar
servicios, introduciendo en ellos mecanismos de com- dos: por una parte, el estancamiento de los salarios
petencia (de mercado). medios significa que para amplios sectores de las clases
El problema es que la Tercera Vía trató de encontrar medias es más racional recurrir a los servicios públicos
soluciones que le permitieran convencer a los electores que a unos servicios privados que pueden llegar a ser
de que no tenían nada que perder frente al anterior mo- inasequibles una vez que se ha disipado el ilusorio
delo neoconservador de Margaret Thatcher. Esto im- "efecto riqueza" creado por las burbujas de activos.
plicaba tratar de mejorar los servicios públicos —y Un segundo factor positivo es que los servicios pri-
de garantizar el beneficio de los proveedores priva- vados, especialmente en sanidad, no ofrecen —en los
dos— sin aumentar inicialmente la inversión y el gasto niveles de precio más asequibles— una mejor calidad
público. Aunque es fácil entender la lógica electoral de que los públicos, por razones de cualificación, dedica-
este planteamiento, las reformas a las que condujo pro- ción y dotación tecnológica. Lo que se cree obtener
dujeron malestar en los trabajadores de los servicios —más privacidad y mejor trato personal— se ve contra-
públicos y es bastante discutible que lograran los obje- pesado por la inferior calidad de la asistencia sanitaria
tivos buscados. propiamente dicha. Existen excepciones, desde lue-
Por otro lado, lo que la teoría de la Tercera Vía pre- go, pero normalmente son demasiado caras para la ma-
sentaba como ideas rompedoras frente a la "socialde- yor parte de las clases medias.
mocracia de posguerra" no eran ideas precisamente Sin embargo hay obstáculos no desdeñables. El pri-
nuevas. La defensa de la diversidad y de la individuali- mero es el cliché de que los gobiernos socialdemócra-
zación tiene una larga historia en el socialismo demo- tas despilfarran el dinero público, un cliché que tiene
crático, desde Bernstein a Brandt1. Lo que intentaban más fuerza entre las clases medias y les lleva a oponerse
los "nuevos laboristas" era sintonizar con un clima a priori al pago de impuestos para mantener o mejorar
social nuevo en Gran Bretaña y para ello proyectaron los servicios públicos. El segundo son las limitaciones
sobre el conjunto de la socialdemocracia europea los de éstos, tanto desde el punto de vista de la imagen
aspectos negativos que los electores identificaban con —anticuada sobre todo en las grandes instalaciones
el "viejo laborismo", sus problemas de los años setenta hospitalarias— como de la masificación, terreno en el

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LA SOCIALDEMOCRACIA

que el auge de la inmigración crea potenciales conflictos Existe una dificultad adicional. Una de las peores
y puede favorecer reflejos xenófobos. Esto conduce a un secuelas de la última década conservadora ha sido la con-
círculo vicioso, ya cpie una mejora sustancial de los ser- figuración de un discurso y un estilo de comunicación
vicios públicos puede exigir un mayor gasto e inversión, política que se ha descrito como la "derecha rabiosa".
frente al que las clases medias desconfiarán por sus re- Esto es bastante visible-en España y en Estados Unidos:
percusiones fiscales. frente a las propuestas progresistas no se enfrentan pro-
Existe un tercer obstáculo que se refiere a la auto- gramas alternativos ni se discute sobre políticas concre-
percepción social de los usuarios. Para una familia que tas, sino que se intenta deslegitimarlas con calumnias
lleva a sus hijos a colegios de pago y tiene un seguro descabelladas y ataques salvajes a quienes las encarnan2.
sanitario privado, optar por los sistemas públicos —por Con el respaldo de grandes medios de comunicación que
razones de ahorro o por convencimiento sobre la supe- renuncian a cualquier objetividad periodística con tal de
rioridad de los resultados— puede vivirse como una imponer sus preferencias y su agenda política, la derecha
pérdida de posición social, como la admisión de un fra- rabiosa bloquea cualquier discusión seria e imposibilita
caso. Aún es pronto para valorar el impacto de la actual llegar a un consenso sobre las mejores políticas frente
crisis económica y puede suceder que favorezca un a la crisis y sus secuelas.
clima colectivo de regreso a los sistemas públicos, pero Como se decía antes, la credibilidad del modelo
a ello ayudaría una simultánea mejora de la valoración socialdemócrata dependerá de la credibilidad de las
de éstos a consecuencia de su modernización y de un fuerzas políticas que lo presenten. Es probable que esa
mayor respaldo financiero. credibilidad exija renovaciones significativas en el lide-
En suma, si bien hay factores objetivos que debe- razgo de los partidos que se definen como socialdemó-
rían llevar a sectores amplios de las clases medias a cratas o progresistas. Pero el liderazgo no es algo que
considerar favorable a sus intereses la reconstrucción se improvisa: el agotamiento de un grupo dirigente no
de una coalición social de apoyo al modelo socialdemó- garantiza la aparición de un grupo alternativo, con ideas
crata, también hay factores de identidad social —el nuevas y mayor capacidad de convicción. Es evidente,
rechazo de lo público por su "estigma"—y de descon- sin embargo, que no basta con que se den circunstan-
fianza política que frenan esa posible convergencia. cias favorables para que los partidos se renueven, sino
Eso significa que una condición para el regreso a una que también es necesario cierto voluntarismo para
coalición socialdemócrata mayoritaria es un nuevo dis- cambiarlos, aun aceptando que toda renovación implica
curso que gane la confianza de las clases medias y reva- que los nuevos dirigentes cometan sus propios errores.
lorice el valor de lo público frente a su degradación El problema del liderazgo es más visible incluso si
—simbólica y a veces real— durante el ciclo conservador. pasamos del nivel nacional al escenario global. En un
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TfflT

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momento en que Estados Unidos tiene un presidente CONCLUSIÓN


dispuesto a avanzar hacia la creación de instancias de
coordinación de la economía global, se echa de menos
un liderazgo progresista en Europa, la región del
mundo que, pese a todo, mejor encarna el modelo
social de la socialdemocracia. Pero la debilidad actual
de la Unión Europea en el escenario internacional no
sólo es fruto de los reveses en la aprobación del Trata-
do de Lisboa, sino sobre todo de una crisis de lideraz-
go. Sólo si la socialdemocracia gana más peso en la
Unión y traduce ese peso en un liderazgo real, se apro-
vechará la excepcional oportunidad que supone la pre-
sidencia de Barack Obama. Pero ésta, evidentemente,
es otra historia. La alternativa socialdemócrata pasa por resaltar el
papel del Estado como regulador—para evitar el capita-
lismo de casino que ha conducido a la crisis actual—,
NOTAS por la protección social y la defensa de los ingresos de
los trabajadores y por la inversión pública para mejorar
1. Véase J. M. Maravall: "Epílogo: la socialdemocracia de Zapatero", en A. las infraestructuras, la sanidad, la educación y la I+D,
Bosco e I. Sánchez-Cuenca (comps.): La España de Zapatero, Pablo Iglesias,
Madrid, 261. como condiciones para el crecimiento de la prosperi-
2. P. Krugman (3009): "MissingNixon", New York Times, 3i de agosto.
dad a medio plazo. Por supuesto defendiendo también
la tradición de tolerancia y las libertades individuales
que la socialdemocracia ha heredado del liberalismo
—frente al clima de paranoia y xenofobia que ha culti-
vado la derecha neoconservadora— y apostando por la
solidaridad y la cooperación para solucionar los con-
flictos internacionales, lograr un desarrollo más soli-
dario y hacer frente a los problemas globales del medio
ambiente.
Cabe decir, parafraseando al Dickens de Historia de
dos ciudades, que la socialdemocracia vive en el mejor

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LA SOCIALDEMOCRACIA
LUDOLFO PARAMIO

y en el peor de los tiempos. El desconsolador balance tanto, la confianza de los ciudadanos en la política de-
del ciclo conservador da nueva credibilidad aun mode- mocrática. Los partidos conservadores siempre pueden
lo de crecimiento cpie ponga en primer plano la cohe- contar con el apoyo de los grandes intereses económi-
sión social, por encima del enriquecimiento rápido cos, pero para la socialdemocracia, en cambio, no hay
y desigual, que reconozca la necesidad de una regula- más apoyo que el que reciban en cada momento de los
ción pública para evitar una actuación disfuncional de ciudadanos.
los mercados, que garantice la educación y la sanidad Esto es algo que la "derecha rabiosa" ha compren-
e invierta en los bienes públicos necesarios para un dido muy bien. Frente al derrumbamiento del modelo
crecimiento sustentable. En este sentido, el modelo conservador no intenta ofrecer alternativas políticas,
socialdemócrata tiene una plena actualidad y por ello la sino calumniar y desacreditar a quienes las presentan,
socialdemocracia vive hoy en el mejor de los tiempos aunque sea al precio de deformar la realidad hasta
posibles. extremos grotescos. No pretende tanto ganar votos
Ala vez, sin embargo, las ideas socialdemócratas se como evitar que los ciudadanos confíen en la política
enfrentan al peor de los tiempos posibles. Durante el y en los políticos progresistas en particular. Frente
ciclo conservador, sobre la base del proceso de indivi- a esa estrategia sólo cabe denunciarla, apostar por la
dualización de la sociedad, se han extendido los valores renovación del discurso y de los liderazgos socialde-
"individualistas" en el sentido de insolidarios, se han mócratas y, finalmente, confiar en que se cumpla la
desacreditado lo público y la política, y se han debilita- vieja esperanza de Abraham Lincoln: "No es posible
do las identidades partidarias progresistas. La necesi- engañar a todo el mundo todo el tiempo".
dad de adaptarse a las reglas de juego globales de las
últimas décadas ha llevado en muchos casos a los líde-
res de los partidos socialdemócratas a distanciarse de
su base tradicional sin lograr asentar una base social
nueva y estable.
Tres décadas de hegemonía conservadora no sólo
han conducido a una histórica crisis del capitalismo
global, sino que han dejado profundas cicatrices so-
ciales y un alarmante escepticismo de los ciudadanos
frente a lo que pueden esperar de la política. Pero la
única fuerza posible de la socialdemocracia es precisa-
mente el apoyo de los ciudadanos a sus políticas y, por

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