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El efecto fotovoltaico fue reconocido por primera vez en 1839 por el físico francés Becquerel,
pero la primera célula solar no se construyó hasta 1883. Su autor fue Charles Fritts, quien
recubrió una muestra de selenio semiconductor con un pan de oro para formar el empalme.
Este primitivo dispositivo presentaba una eficiencia de sólo un 1%. En 1905 Albert Einstein dio
la explicación teórica del efecto fotoeléctrico. Russell Ohl patentó la célula solar moderna en el
año 1946, aunque Sven Ason Berglund había patentado, con anterioridad, un método que
trataba de incrementar la capacidad de las células fotosensibles.
La era moderna de la tecnología de potencia solar no llegó hasta el año 1954 cuando
los Laboratorios Bell, descubrieron, de manera accidental, que los semiconductores de silicio
dopado con ciertas impurezas, eran muy sensibles a la luz.
Estos avances contribuyeron a la fabricación de la primera célula solar comercial con una
conversión de la energía solar de, aproximadamente, el 6%. La URSS lanzó su primer satélite
espacial en el año 1957, y los EEUU un año después. En el diseño de éste se usaron células
solares creadas por Peter Iles en un esfuerzo encabezado por la compañía Hoffman
Electronics.
La primera nave espacial que usó paneles solares fue el satélite norteamericano Vanguard 1,
lanzado en marzo de 1958.4 Este hito generó un gran interés en la producción y lanzamiento
de satélitesgeoestacionarios para el desarrollo de las comunicaciones, en los que la energía
provendría de un dispositivo de captación de la luz solar. Fue un desarrollo crucial que
estimuló la investigación por parte de algunos gobiernos y que impulsó la mejora de los
paneles solares.
En 1970 la primera célula solar con heteroestructura de arseniuro de galio (GaAs) y altamente
eficiente se desarrolló en la extinta URSS por Zhorés Alfiórov y su equipo de investigación.
El dopaje accidental de germanio (Ge) con GaAs como capa amortiguadora creó circuitos de
voltaje abiertos, demostrando el potencial del uso de los sustratos de germanio como otros
celdas. Una celda de uniones simples de GaAs llegó al 19% de eficiencia AM0 en 1993. ASEC
desarrolló la primera celda de doble unión para las naves espaciales usadas en los EEUU, con
una eficiencia de un 20% aproximadamente.
Estas celdas no usan el germanio como segunda celda, pero usan una celda basada en GaAs
con diferentes tipos de dopaje. De manera excepcional, las células de doble unión de GaAs
pueden llegar a producir eficiencias AM0 del orden del 22%. Las uniones triples comienzan
con eficiencias del orden del 24% en el 2000, 26% en el 2002, 28% en el 2005, y han llegado,
de manera corriente al 30% en el 2007. En 2007, dos compañías norteamericanas Emcore
Photovoltaics y Spectrolab, producen el 95% de las células solares del 28% de eficiencia.
La historia de la energía solar fotovoltaica
Siempre en la vanguardia tecnológica, la historia de la energía solar
fotovoltaica está marcada por un desarrollo lento pero constante.
Descubierto el efecto fotovoltaico como fenómeno de difícil aplicación práctica, poco a poco
los avances técnicos fueron permitiendo aprovecharlo más eficientemente hasta lograr que se
convirtiera en una fuente de energía práctica y fiable. A inicios del S XXI la energía solar
fotovoltaica se presenta como una de las opciones con más futuro para liderar la revolución
energética que se aproxima.
El siguiente paso se dio en 1873 cuando el ingeniero eléctrico inglés Willoughby Smith
descubre el efecto fotovoltaico en sólidos. En este caso sobre el Selenio.
Pocos años más tarde, en 1877, El inglés William Grylls Adams profesor de Filosofía Natural
en la King College de Londres, junto con su alumno Richard Evans Day, crearon la primera
célula fotovoltaica de selenio.
Si bien en todos estos descubrimientos la cantidad de electricidad que se obtenía era muy
reducida y quedaba descartada cualquier aplicación práctica, se demostraba la posibilidad de
transformar la luz solar en electricidad por medio de elementos sólidos sin partes móviles.
La posibilidad de una aplicación práctica del fenómeno no llegó hasta 1953 cuando Gerald
Pearson de Bell Laboratories, mientras experimentaba con las aplicaciones en la electrónica
del silicio, fabricó casi accidentalmente una célula fotovoltaica basada en este material que
resultaba mucho más eficiente que cualquiera hecha de selenio. A partir de este
descubrimiento, otros dos científicos también de Bell, Daryl Chaplin y Calvin Fuller
perfeccionaron este invento y produjeron células solares de silicio capaces de proporcionar
suficiente energía eléctrica como para que pudiesen obtener aplicaciones prácticas de ellas.
De esta manera empezaba la carrera de las placas fotovoltaicas como proveedoras de
energía.
Mientras que en 1956 el coste del vatio de electricidad producido por centrales convencionales
rondaba los 50 céntimos de dólar, el producido por paneles fotovoltaicos llegaba los 300
dólares lo que descartaba el uso de esta tecnología como suministrador de grandes
cantidades de electricidad.
La demanda de paneles solares sólo venia de la industria juguetera, que los empleaba para
suministrar potencia a pequeños artefactos como maquetas de aviones y coches, o de la
industria electrónica, para aplicarlos en pequeños aparatos eléctricos sencillos como radios
para la playa. Esta situación limitaba mucho el desarrollo de esta tecnología ya que eran muy
reducidos los ingresos que se generaban haciéndose muy difícil destinar cantidades de dinero
importantes a su desarrollo.
Por fortuna se encontró una aplicación ideal para el estado del desarrollo de los paneles
solares fotovoltaicos en aquel momento; la alimentación del equipo de los satélites espaciales
en la incipiente carrera espacial. El costo no fue un factor limitante ya que los recursos
dedicados en la carrera del espacio eran enormes. Primaba la capacidad de proveer energía
eléctrica de manera fiable en áreas de muy difícil acceso. En eso la energía solar fotovoltaica
resultaba muy competitiva.
Pese a la desconfianza y a las reticencias iniciales de algunos dirigentes de la NASA, la
tecnología fotovoltaica acabó por ganarle el pulso a las otras dos tecnologías que se barajaron
para alimentar los satélites; las baterías químicas y la energía nuclear. Las baterías una vez
agotadas inutilizaban todo el equipo mientras que la energía nuclear ofrecía muchas
complejidades y apenas fue utilizado en unos pocos proyectos. Los paneles solares por el
contrario eran capaces de suministrar energía de manera fiable por muchos años sin grandes
complicaciones.
La fiabilidad que habían demostrado los paneles solares fotovoltaicos propició su empleo
sistemático en gran número de misiones espaciales y supuso un enorme impulso para la
industria fotovoltaica. Sin lugar a dudas la carrera espacial tal como la conocemos no hubiera
sido posible sin la existencia de los paneles solares fotovoltaicos. De igual manera se puede
afirmar que el actual desarrollo de los paneles solares fotovoltaicos y su importante proyección
de futuro hubieran sido muy difíciles sin el impulso que le dio la carrera espacial.
No sólo Estados Unidos utilizó esta tecnología, La Unión Soviética también empleó
sistemáticamente los paneles solares fotovoltaicos para alimentar sus satélites.
Del espacio a la tierra, aplicación de los paneles solares
fotovoltaicos en actividades terrestres.
Pese al gran éxito de la tecnología fotovoltaica en el espacio, el costo de los paneles solares
seguía siendo demasiado alto para hacerlo competitivo en aplicaciones terrestres.
Esta situación cambió cuando a principios de los años 70 el Dr. Elliot Berman con la ayuda
financiera de EXXON consiguió crear una célula solar mucho más barata que reducía el coste
por vatio de 100 $ a 20$. Para ello empleo un silicio con un grado de pureza menor y unos
materiales encapsulantes más baratos.
Esta importante rebaja de los costos cambio totalmente la situación e hizo posible que el
empleo de paneles fotovoltaicos empezara a ser económicamente viable en instalaciones
aisladas de la red eléctrica. Empezó a resultar más barato instalar células solares que trazar
toda una línea de cableado o que realizar un mantenimiento periódico que cambiase las
baterías gastadas por otras cargadas.
Tal fue el impulso que esta tecnología recibió que en el año 1975 las aplicaciones terrestres
habían ya superado a las espaciales.
Poco a poco, en las siguientes décadas, se fueron encontrando nuevas aplicaciones para la
energía solar fotovoltaica que siguieron desarrollando el uso de esta tecnología.
En los años 70 del S XX, surgió la idea de potenciar las bombas de extracción de agua con
paneles solares. De esta manera se hacia viable la obtención de agua de acuíferos en zonas
rurales sin acceso a la electricidad. Esta aplicación se ha extendido enormemente por todo el
mundo desde entonces, incluso en zonas electrificadas, y ha sido especialmente beneficioso
en las zonas empobrecidas del planeta.
En la década de los 80 surgieron con fuerza las iniciativas para electrificar las sociedades de
los países empobrecidos. En estas sociedades la electrificación no podía basarse en el
modelo energético usado de los países enriquecidos de grandes centrales y un sistema de
distribución. Resultaba excesivamente costoso instalar toda una red eléctrica en unas
sociedades en las que gran parte de la población estaba distribuida de manera muy dispersa
en asentamientos rurales. Por estas razones se optó por sistemas de generación eléctrica en
el mismo lugar de consumo y entre ellos por los paneles solares fotovoltaicos.
Los paneles solares ofrecían grandes ventajas frente a otras opciones empleadas como los
generadores de queroseno. Una vez comprado el panel ya no era necesario la adquisición
cada poco tiempo de combustible para hacerlo funcionar lo que suponía un menor grado
dependencia del exterior (las baterías seguía siendo necesario importarlas). Por otro lado
buena parte de las sociedades empobrecidas del planeta se encuentran en zonas tropicales y
subtropicales con abundante y potente sol lo que facilita y favorece el empleo de la energía
solar. Además los paneles se adaptan muy bien a unas demandas energéticas reducidas que
se tiene en estas sociedades. Numerosos han sido los proyectos que se han llevado a cabo (y
que se siguen llevando) en este sentido y muchas son las familias que disfrutan de electricidad
solar en varios países empobrecidos del mundo
También a partir de los años 80 aparecen las primeras casas con electrificación fotovoltaica en
los países desarrollados. Este concepto propone establecer un sistema de provisión de
energía descentralizado en el que cada hogar se genera su propia energía en vez de
establecer una gran central y un sistema de distribución de la misma.
En los últimos años, con la aparición de la tecnología de los paneles flexibles a precios
asequibles, han proliferado también los gadgets solares destinados a recargar las baterías de
numerosos artículos portátiles (teléfonos portátiles, cámaras de fotos, reproductores portátiles
de música etc.…). así como kits solares para electrificar las caravanas o barcos.
Ha sido tanta la expansión que ha tenido este sector que, en determinados momentos, incluso
los fabricantes se han visto imposibilitados de aumentar su producción acorde a la demanda
por escasear el silicio apto para los paneles solares.
La energía solar fotovoltaica es aún la forma de energía renovable más cara de cuantas se
encuentran en el mercado pero dada la dinámica en la que se encuentra empieza a ser una
certeza de que en pocos años podrá competir con el resto de recursos energéticos en general.
Los avances tecnológicos se basan en las alternativas a las células de silicio que ya empiezan
a ser viables. Se tratan de películas finas y flexibles que tienen un coste de fabricación
económico y unos rendimientos entre el 5% y el 20% (aunque los fabricantes estiman que hay
bastante margen para mejorar estos números).
Por un lado encontramos las tecnologías CIS (Cobre indio selenio) y CIGS (Cobre-indio-Galio-
diselenido). Dado su carácter flexible y su muy reducido peso, se hará posible su aplicación en
aviones, automóviles y cualquier otra superficie irregular. También su reducido costo permitirá
su aplicación masiva en grandes superficies como tejados de naves industriales o de casas.
Por otro lado están en desarrollo las llamadas células orgánicas, con un rendimiento del 5% y
las “dye-sensitized solar cells” (células solares del tipo sensibilizado por tinte) con un
rendimiento próximo al 10%. Las primeras tienen grandes aplicaciones en la industria plástica
mientras que las segundas permiten aplicarseles cualquier tipo de color e incluso hacerlas
translúcidas, pudiéndose emplear para diversos fines, como en los vidrios domésticos
funcionando bien con cualquier tipo de luz.
El apoyo institucional parece que puede ser decisivo. La UE aprobó en 2008 la llamada
normativa 20-20-20 que además de obligar a la reducción del 20% de las emisiones de CO2
para el 2020, obliga a que al menos el 20% de la energía de la Unión Europea provenga de
fuentes renovables.
Por su parte EEUU, tras la subida al poder de Barack Obama, ha anunciado su decisión de
apostar fuerte por las energías renovables en unos objetivos de implantación semejantes a los
de la Unión Europea para así reducir el impacto en el medio ambiente y la dependencia de
ese país al petróleo extranjero.
Por otro lado quizá no sea necesario implantar “artificialmente” la fotovoltaica. Se dice que la
electricidad solar no está ya generalizada debido a su alto coste de en torno 3-4 dólares por
W, mientras que para rivalizar con las energías fósiles se requeriría precios de en torno al 1
dólar/W. Algunos estiman que las nuevas tecnologías permitirán precios de 0.5 dólares el
kilovatio, con lo que se podría esperar una implantación “natural” en cuestión de pocos años.
Sólo el tiempo lo dirá.
Historia de la Energía Solar
El sol, como eje fundamental de la vida humana, fue venerado por casi
todas las civilizaciones antiguas. En la antigua Grecia, los dioses del sol
eran Helios y Apollo, a quienes se dedicaron incontables templos.
También fueron los griegos los primeros en usar diseños de casas para
aprovechar la luz del sol en forma pasiva, probablemente desde el año
400 A.C.
Los romanos fueron los primeros en usar vidrio en sus ventanas para
atrapar la luz solar en sus hogares. Incluso promulgaron leyes que
penaban el bloquear el acceso a la luz a los vecinos. También fueron los
romanos los primeros en construir casas de cristal o invernaderos para
crear condiciones adecuadas para el crecimiento de plantas exóticas o
semillas que traían a Roma desde los lejanos confines del imperio.
En 1867 el científico suizo Horace de Saussare desarrolló el primer colector solar. Edmond Becquerei, un
físico francés, observó el efecto fotoeléctrico en 1839. Más recientemente, hace un poco más de 100 años,
el científico francés Auguste Mouchout usó calor de un colector solar para producir vapor y mover un
motor. Desgraciadamente, los elevados costos impidieron que su invento tuviera un uso comercial.
Alrededor de 1880 se fabricaron las primeras celdas fotovoltacias de luz visible, hechas de selenio, con
una eficiencia de conversión de 1 a 2%.
El primer calentador de agua solar fue patentado en 1891 por Clarence Kemp.
Para principios de los 50's, se produjo un proceso de producción de cristales de silicio de alta pureza, lo
que aceleró el desarrollo de la energía solar. En 1954 los laboratorios Bell Telephone desarrollaron celdas
fotovoltaicas de silicón con una eficiencia del 4%, que después se elevó al 11%.
En 1958 un pequeño satélite fue alimentado con una celda solar de menos de un watt de potencia.
Un desarrollo importante fue un calentador solar sumamente eficiente inventado por Charles Greeley
Abbott en 1936. El calentador solar de agua se hizo popular por este tiempo en Florida, California y otros
lugares. El crecimiento de esta industria fue alto hasta mediados de los 50's, cuando el bajo costo del gas
natural hizo que este energético se usara como fuente principal para calentamiento.
El abandono, para fines prácticos, de la energía solar duró hasta los 70's. Pero en esos años el aumento en
el precio del petroleo y gas llevó a un resurgimiento en el uso de la energía solar para calentar hogares y
agua, así como en la generación de electricidad.
La Guerra del Golfo de 1990 aumentó aún más el interés en la energía solar como una alternativa viable
del petroleo.
En la actualidad, la energía solar se usa de dos formas principales. La primera es la potencia térmica
solar, en la que el sol se usa para calentar fluidos, los cuales impulsan turbinas y otras máquinas. La
segunda es la conversión fotovoltaica (paneles solares) en los que la electricidad es producida
directamente del sol.
Desde la construcción de casas en la antigüedad con la orientación adecuada para captar la luz solar,
hasta las modernas celdas fotovoltaicas delgadas, los humanos han aprovechado la luz solar para cubrir
sus necesidades de energía. Lo que resulta perfectamente lógico, ya que, después de todo, el sol
proporciona suficiente energía cada hora para cubrir las demandas mundiales por un año.