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Los nuevos

desarrollos de la
Economia Industrial y
las justificaciones de
la política industrial

JUAN MANUEL RAMÍREZ CENDRERO


Departamento de Economía Aplicada
Universidad Complutense de Madrid

El análisis de los aparatos industriales es un aspecto central para la compren- 157


sión de la lógica y la dinámica de funcionamiento de una economía. Es más, el
despliegue del capitalismo como sistema económico predominante es paralelo al
incremento y diversificación de la activi- A partir de esta consideración cobra rele- poniendo para unas nuevas pautas de la
dad productiva industrial que arranca de vancia el análisis de los mecanismos de política industrial. El epígrafe conclusivo
aquella lejana primera revolución indus- fomento de las actividades industriales y pondrá punto y final al escrito.
trial de las postrimerías del Siglo de las de las justificaciones que han venido apa-
Luces (1). Tradicionalmente, al desarrollo reciendo en los últimos años reclamando
industrial se le han asignado algunas fun- una cierta implicación del Estado, en sus Surgimiento y
ciones relevantes desde la perspectiva de diferentes niveles administrativos. Para
la dinámica de acumulación de capital: la ello se comenzará con un sintético repaso configuración del
absorción del progreso tecnológico, la del surgimiento de la Economía Industrial análisis industrial
generación de innovaciones y los efectos como disciplina delimitada y sus poste-
de arrastre sobre el conjunto de la estruc- riores desarrollo. A partir de ahí, tras con- El análisis de la realidad industrial, como
tura productiva. El sector industrial actua- trastar las diferentes conceptualizaciones objeto de estudio delimitado sujeto a es-
ría, por tanto, como eje de la acumula- sobre la política industrial se harán men- fuerzo de conceptualización, es relativa-
ción de capital y, por tanto, del ción a las principales justificaciones que mente reciente. En efecto, los años treinta
crecimiento (2). desde diferentes enfoques se vienen pro- marcan el origen de esta dimensión de

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análisis económico, tomando la paterni- Un aspecto histórico, como el estableci-


dad del profesor Mason, de Harvard. Las miento de la legislación antitrust en los
primeras aportaciones y resultados surgi- EEUU (6), va a favorecer el avance de
rían, pues, en Estados Unidos, origen de los análisis industriales. El seguimiento
la disciplina que se llamaría Organiza- del alcance de las medidas antitrust, la
ción Industrial y que en 1941 sería reco- aplicación de las sentencias de los pro-
nocida como integrante de la ciencia eco- cesos judiciales que afectaron a los gran-
nómica por la American Economic des trusts y las comisiones parlamenta-
Association. Es a partir de los años sesen- rias que recogían, sistematizaban y
ta cuando diversos investigadores euro- analizaban casos concretos de prácticas
peos se van sumando al análisis específi- contra la competencia de estos grandes
co y diferenciado de la realidad conglomerados fueron generando una
industrial, acogiendo primero y modifi- gran acumulación de material empírico
cando después el enfoque americano. de gran utilidad para el mundo académi-
Surge así lo que se denominará enfoque co (7).
de Economía Industrial.
Por otra parte, junto a una mayor dispo-
Es cierto, no obstante, que se reconoce nibilidad de información y un mayor co-
en Alfred Marshall una cierta ascendencia nocimiento de las pautas de comporta-
sobre lo que con el tiempo vendrá en lla- mientos de los grandes capitales
marse Organización o Economía Indus- monopólicos u oligopólicos que alejaban
trial (Chevalier, J.M., 1979, p. 10). En el funcionamiento de los mercados de la
efecto, el británico Marshall viajó a Esta- libre competencia, se producían aporta-
dos Unidos en 1875 para investigar el sis- mercados. Rudolf Hilferding (Hilferding, ciones teóricas de gran calado, como las
tema proteccionista basado en los arance- R., 1985) analizaría el origen y surgimien- de Joan Robinson y Edward Chamberlin
les, como resultado de lo cual publica a to de los grandes imperios económico-fi- (Robinson, J., 1946 y Chamberlin, E.,
su regreso al Viejo Continente la obra nancieros, línea que seguirían otros auto- 1946). Sus aportaciones se centran en el
Economics of Industry (Londres, 1879) res como Nicolai Bujarin o Lenin (Bujarin, funcionamiento de los mercados indus-
junto a su esposa Mary Paley. En esta N., 1969, y Lenin, V.I., 1974). En efecto, triales, los cuales se alejan tanto de la
obra por primera vez se introduce la ex- Hilferding, en su intento de profundizar competencia perfecta como del monopo-
presión Industrial Organization y se ana- en el análisis de Marx adecuándolo a las lio puro, ajustándose a una aparente
lizan los riesgos en los que pueden incu- circunstancias del capitalismo a principios competencia entre varias firmas que, no
rrir empresas que actúan en mercados del siglo XX, explica el proceso de agru- obstante, ofrecen productos diferencia-
imperfectos (3), además de proponerse pación de los capitales bajo la estela de dos, actuando cada una como monopolio
desarrollos teóricos de categorías de aná- las instituciones bancarias y el control, en su correspondiente segmento del mer-
lisis como los rendimientos crecientes y por consiguiente, que el capital bancario cado.
decrecientes o las economías externas. va a ejercer sobre un conjunto mucho
Una obra posterior de Marshall (4) avanza más amplio de actividades, especialmente Así, la libre competencia y el monopolio
en la elaboración de propuestas de políti- industriales. dejarían de ser categorías exclusivas en
158 cas que tendieran a neutralizar las prácti- favor de una amplia gama de situaciones
cas abusivas de las grandes empresas. En Surgiría así el capital financiero, como oligopólicas diversificadas intermedias. La
estos antecedentes ya van apareciendo los fusión del capital bancario y el capital orientación de estas aportaciones, con un
elementos que van a concentrar la aten- industrial, desplegándose en el seno de claro componente microecónomico de
ción de los análisis de los estudios más gigantescos grupos (cárteles, sindicatos, corte neoclásico, va a ir configurando un
convencionales de Economía Industrial, trusts) con creciente capacidad para paradigma de análisis de la realidad in-
los cuales coronarán al funcionamiento de controlar los mercados y las condiciones dustrial centrado en el estudio de la em-
los mercados en competencia imperfecta de establecimiento de los precios. Otros presa y la dinámica mercantil desde una
como el objeto central de la Economía u autores, desde diferentes enfoques teóri- perspectiva estática y atomizada.
Organización Industrial (5). cos, también centrarán sus aportaciones
en el análisis de la configuración de Otra aportación importante, que junto
Durante los últimos años decimonónicos unos mercados «imperfectos», alejados con las anteriores constituiría lo que po-
y los primeros decenios del siglo XX la de los presupuestos modélicos neoclási- demos llamar los elementos fundaciona-
dinámica capitalista experimenta fuertes cos y sus mercados de competencia les del enfoque predominante de la Eco-
procesos de concentración y centraliza- «perfecta», como veremos más adelante, nomía Industrial, es la de Adolf Berle y
ción del capital que se traducen en la for- pero aislando estos procesos de la diná- Gardiner Means. Su obra The Modern
mación de gigantescos complejos finan- mica general de acumulación y renun- Corporation and Private Proverty (Nueva
ciero-industriales con capacidad creciente ciando a una interpretación etiológica de York, 1932) es, para muchos, una obra
para controlar el funcionamiento de los los mismos. clave en la evolución de la Economía In-

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dustrial (8). La principal aportación de la


obra es el análisis de la paulatina separa-
ción entre la propiedad del capital y el
control de la actividad de la empresa co-
mo resultado de lo cual el poder y las
responsabilidades de los directivos o ge-
rentes crecerían sin cesar en detrimento
de los propietarios o accionistas (9).

Marshall, Hilferding, Robinson, Chamber-


lin, Berle y Means proporcionaron, hasta
los años treinta de la centuria, el material
a partir del cual se iba conformando un
enfoque de análisis de las realidades in-
dustriales que adoptaría, en los decenios
siguientes, un perfil más definido con au-
tores como Mason o Scherer. Edward Ma-
son sucede a William Ripley (véase nota
6) en Harvard y consagrará la Economía
Industrial como campo delimitado y es-
pecífico del análisis económico, estable-
ciendo las bases metodológicas de la mis-
ma. Mason considera que el modelo de
competencia perfecta no es útil como ins- los mercados al comportamiento de las J.M. 1979, p. 18). Bain, en definitiva, con-
trumento de análisis al reconocer que las empresas y finalizaba en los resultados cibe la propuesta ECR como una hipóte-
empresas tienen cierto margen para sus obtenidos por las mismas, sin efectos de sis de trabajo pendiente de contrastación
políticas de precios, margen que puede retroalimentación ni dobles sentidos en en cada caso más que como una cons-
ser aumentado con determinadas prácti- dichas relaciones causales, razón por la trucción axiomática. Bain, por último,
cas. Según Mason, «partiendo de un estu- cual el esquema interpretativo adolecía concede mayor relevancia interpretativa
dio de la estructura de los mercados, se de un fuerte carácter determinista, dado al estudio de la estructura del mercado de
trata de examinar las diferencias que exis- el papel determinante en última instancia la industria, entendida como un conjunto
ten en los comportamientos competitivos de la estructura del mercado. Así, entre de firmas con procesos y productos simi-
de las firmas: política de precios, de pro- los autores que más fielmente asumieron lares, frente a la estructura del mercado
ducción, estrategia de inversiones» (10). el carácter determinante de la estructura de la firma; desde entonces la distinción
Así, Mason propone iniciar el análisis en destacan J. S. Bain, J. M. Blair o G. C. Me- entre ambos planos, el de industria, o
el estudio de la estructura que presentan ans (Bain, J.S., 1959, Blair, J., 1972, y Me- sector, y el de la empresa, resulta asumi-
los mercados para, a partir de ella, deri- ans, G.C., 1939). do por los diversos enfoques. A partir de
var los comportamientos y estrategias de este carácter central de la industria intro-
las empresas, desde los cuales se com- Bain sería, quizá, el epígono que más duce el concepto de barrera de entrada, 159
prenderán los resultados obtenidos por fielmente asumiría y daría contenido el aspecto básico en el análisis de realida-
las mismas. Esta matriz metodológica (Es- esquema de Mason; en efecto, Bain defi- des industriales.
tructura-Comportamiento-Resultados, en niría con gran precisión el contenido de
los sucesivo ECR) resultará a partir de en- cada una de las dimensiones del esque- Means, por su parte, destaca sobre todo
tonces hegemónica en el campo del aná- ma ECR, sin bien matizaría las relaciones la importancia de unas condiciones de
lisis industrial (11). causales determinadas por Mason, al res- base, o entorno general, a partir de las
tar importancia a los comportamientos de cuales se genera una estructura de merca-
La aportación metodológica de Mason, las firmas y estableciendo relaciones cau- do sobre la que se pueden explicar los
continuada desde entonces, ha estado no sales casi directas entre la estructura y los comportamientos de las empresas; recu-
obstante sometida a modificaciones, mati- resultados, frente a la inferencia de Ma- pera por tanto la incidencia de la estruc-
zaciones y variantes en función de la in- son a través, precisamente, de los com- tura sobre los resultados a través de los
tensidad y el sentido que diferentes epí- portamientos de las empresas. Esta causa- comportamientos pero «retrasando» el ca-
gonos del profesor de Harvard dieron a lidad ha incidido en que, con frecuencia, rácter determinante en última instancia a
las relaciones causales entre la estructura se haya calificado la propuesta interpreta- unas condiciones de base previas que es-
de los mercados, el comportamiento de tiva de Bain como «estructuralista», aun- tablecerán los rasgos de la estructura de
las empresas y los resultados obtenidos. que, como bien señala Chevalier, «Bain los mercados.
En efecto, la primitiva formulación de insiste sobre el aspecto estructural de un
Mason determinaba una estructura causal método que, no lo olvidemos, es funda- Frente a este conjunto de visiones que
unidireccional que iba de la estructura de mentalmente funcionalista» (Chevalier, asignan un papel preponderante a la es-

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tructura de los mercados, otros epígonos ámbito galo han llamado «Microeconomía
de la propuesta metodológica de Mason industrial teórica» (Arena, R., 1999) y que,
van a incidir, sobre todo, en el alcance de de hecho, ha llegado prácticamente, co-
los comportamientos y estrategias diseña- mo enfoque, a identificarse con la disci-
das por las empresas como elemento es- plina.
pecialmente significativo para interpretar
las realidades industriales. En realidad, a Otras aportaciones que, en los últimos
partir de los años setenta el extremo de- años, podemos inscribir en esta corriente
terminismo de la estructura de los merca- son las que se engloban dentro de la
dos es prácticamente abandonado, al «Nueva Organización Industrial» (NOI);
constatarse la fuerte capacidad de las fue Schmalensee (14) el que acuñó la ex-
conductas de las empresas, sobre todo de presión para superar el rancio molde
los grandes grupos, para modificar las va- ECR. En su obra de 1989, Alexis Jacque-
riables estructurales de los mercados, a min recoge también la nueva expresión,
través de sus políticas de precios, de sus que da título a la obra, destacando los
acuerdos de cooperación interempresa- «aspectos metodológicos innovadores» ba-
riales o de su presión sobre las medidas sados en la utilización de modo creciente
gubernamentales (grupos de presión). F. de «herramientas de la teoría microeconó-
Scherer será el más significativo teórico mica, modelos de competencia imperfec-
que destaque el papel central de las con- ta y [especialmente] nociones de teoría de
ductas empresariales para comprender juegos», además de reavivar «el eterno de-
los resultados de las firmas. bate entre aquellos que ven en nuestras
economías industriales una adaptación
Scherer, además, será el sistematizador y de contrastación de hipótesis (13) (análi- eficiente a condiciones tecnológicas ex-
principal divulgador del esquema ECR. sis de regresión o análisis multivariante). ternas y los que ven en ellas complejos
De hecho, su obra Industrial Market juegos de poder y de dominación econó-
Structure and Economic Performance, de Esta corriente relega la discusión sobre el mica» (Jacquemin, A., 1989, p. 4). El ca-
1970 (12), está considerada como el pri- mayor o menor protagonismo, a priori, rácter ecléctico de la NOI se percibe en la
mer manual de Economía Industrial. En de cada una de las variables del paradig- renuncia que hace Jacquemin al logro de
dicho manual se recoge la propuesta me- ma ECR y se concentra en identificar indi- un esquema interpretativo general de la
todológica de Mason explicitando los di- cadores para cada una de dichas varia- dinámica industrial en favor de «una ga-
versos componentes de cada uno de los bles susceptibles de ser tratados en ma completa de modelos de la cual po-
elementos (condiciones de base, estructu- términos econométricos y establecer rela- damos seleccionar un modelo específico
ra, comportamiento y resultados) así co- ciones estadísticamente significativas en- para el mercado objeto de estudio» (Jac-
mo las relaciones causales entre estos tre los mismos, especialmente con res- quemin, A., 1989, p. 5).
elementos, incorporando, además, rela- pecto a los resultados. El objetivo de este
ciones de retroalimentación. tipo de estudios es, en términos genera- La segunda gran corriente de la Econo-
les, contrastar hipótesis simples, aplica- mía Industrial desde los años setenta se
bles a todos los mercados, como, por desarrolla a partir de asignar al comporta-
160 ejemplo, la existencia de una relación li- miento de las empresas un papel deter-
neal entre el grado de concentración y la minante tanto en la configuración de las
La ruptura de la unicidad tasa de beneficio de la industria; no exis- estructuras industriales como en el carác-
en el análisis industrial te un modelo teórico general sino simple- ter de los resultados. En efecto, la estrate-
mente paneles de datos, lo más sistemati- gia de las firmas modifica, de hecho, los
Llegamos, pues, a un punto de inflexión zados posible, referidos a diferentes rasgos estructurales del mercado: los pro-
en el desarrollo teórico de la Economía indicadores de estructura, comportamien- cesos de centralización de capital (fusio-
Industrial, donde, con una metodología to de las firmas o resultados a partir de nes, adquisiciones, alianzas...) afecta al
hegemónica, comienzan a producirse los cuales se busca como clave interpreta- grado de competencia, las estrategias di-
nuevos desarrollos que irán fragmentan- tiva determinante altos grados de correla- ferenciadoras de producto amplían y/o
do la genérica unicidad que, con sus va- ción. segmentan el mercado, las prácticas pu-
riantes, hasta entonces había existido. blicitarias afectan a la elasticidad de la
Desde los años setenta hasta ahora pode- Este enfoque, por tanto, rechaza el dile- demanda...
mos apreciar tres grandes líneas de des- ma estructura o comportamiento para ex-
arrollos teóricos con respecto al análisis plicar los resultados, al relegar la discu- Esta corriente es lo que Julio Segura de-
de realidades industriales. Una primera sión teórica, epistemológica y nomina posición ecléctica, al considerar
gran línea de avance de la Economía In- metodológica en favor de la operatividad «como objeto prioritario del análisis el
dustrial ha sido la marcada por la utiliza- y sistematización de la información dis- comportamiento de los agentes y las for-
ción intensiva de métodos cuantitativos ponible. Es lo que algunos autores del mas en que el mismo afecta a la configu-

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ración de la industria, haciendo especial


hincapié en la generación del comporta-
miento estratégico» (Segura, J., 1993, p.
47). Esta corriente caracterizada, por tan-
to, por el énfasis puesto en la conducta,
se corresponde con los que Jacquemin
llama el «enfoque europeo» (Jacquemin,
A., 1982, pp. 16 y ss.) del análisis indus-
trial (15), que pretendería superar las rigi-
deces de la versión tradicional del esque-
ma ECR, esquema del que, no obstante,
se conserva la diferenciación entre las
tres dimensiones básicas: estructura de
los mercados, comportamiento o estrate-
gias de la empresas y resultados, inten-
tando explicar el funcionamiento indus-
trial tanto a partir de la estructura del
mercado como, muy especialmente, del
carácter estratégico del comportamiento
de las empresas. Esta aproximación euro-
pea es lo que se llamará Economía Indus-
trial, frente a la expresión predominante
en el mundo anglosajón de Industrial Or-
ganization. miento habría que determinar, algo que gencias de valorización y acumulación
no se conseguiría con el mero estudio de capitalistas (17). Esta aproximación críti-
No obstante, más allá de la diferencia ter- las condiciones de mercado o el carácter ca, por tanto, reivindica una análisis de
minológica, hay también diferencia en el de la competencia (Arena, R. y otros las realidades industriales inserto en la ló-
enfoque, sobre todo con la primera co- (Eds.), 1988, p. 174). gica capitalista, rompiendo la percepción
rriente. En efecto, J. Houssiaux, paladín de la secuencia ERC como algo aislado
del desarrollo de la Economía Industrial La tercera corriente, más incipiente y me- de la dinámica general del sistema capita-
en Europa en los lejanos años cincuenta, nos articulada que las anteriores, preten- lista, es decir, de las condiciones y formas
consideraba que esta disciplina no debe- de combinar el rigor analítico de las reali- bajo las cuales se materializa la acumula-
ría centrarse únicamente en el análisis de dades industriales con un componente ción y la valorización del capital.
la firma, sino también y fundamentalmen- crítico con respecto a los enfoques pre-
te en las relaciones entre los capitales, dominantes y una percepción alternativa No obstante, este planteamiento que
dentro y fuera de los mercados (16). Las del funcionamiento de la realidad econó- apuntaba a una ruptura total con los es-
más elaboradas aportaciones europeas en mica. Esta corriente parte de las aporta- quemas dominantes de los análisis indus-
el campo de la Economía Industrial con- ciones de algunos estudiosos europeos, triales fue paulatinamente languidecien-
fluyen en la llamada «Escuela francesa de inicialmente vinculados con la Universi- do, sin explotar su fertilidad potencial, 161
Economía Industrial» (Arena, R., 1999). dad de Grenoble, en Francia. El rasgo de- para ir derivando hacia una cierta reivin-
Esta escuela pretende incorporar a la terminante de esta corriente es negar «la dicación del protagonismo de la empresa
Economía Industrial el análisis de la diná- especificidad de la economía industrial» como unidad de análisis fundamental en
mica industrial desde tres perspectivas: la por lo que pretende integrarla «en el aná- la dinámica industrial. En efecto, Chris-
perspectiva de la empresa (microeconó- lisis global del sistema capitalista» (Cheva- tian Palloix (Palloix, Ch., 1997) achaca a
mica), la perspectiva de la rama o la ca- lier, J.M., 1975, p. 23). «pecados de juventud» (p. 57, traducción
dena productiva (mesoeconómica) y la libre JMRC) su interpretación tradicional
perspectiva del conjunto de la estructura En efecto, el análisis de la estructura in- (18) según la cual no hacía falta una teo-
productiva (macroeconómica). dustrial y productiva no puede separarse ría de la firma en la medida en que ella
de la dinámica de acumulación capitalis- no era más que el reflejo de los procesos
Asimismo, la Escuela francesa destaca el ta, lo que lleva a una doble descomposi- que se dan en el interior de la rama, de la
carácter estructural de las realidades in- ción de la estructura industrial; en ramas cadena productiva o del sector. A partir
dustriales, compuestas por un conjunto (asociadas al concepto de mercancía y al de esa consideración plantea como limi-
de agentes de diferente naturaleza articu- proceso de valorización) y en secciones o tación de lo que denomina la Economía
lados por un conjunto de relaciones de sectores (asociados al concepto medios Industrial no standard (heterodoxa) no
todo tipo, tanto mercantiles como no de reproducción y al proceso de acumu- haberse aproximado a la firma o empresa
mercantiles; ese conjunto estaría, por tan- lación). Así, la estructura productiva se como forma propia con comportamien-
to, dotado de una dinámica propia cuya presentaría como la combinación de ra- tos, estrategias y fronteras definidas. Su
naturaleza y mecanismos de funciona- mas y secciones con relación a las exi- propuesta de recuperación y renovación

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de un enfoque no convencional de la del conjunto del sector servicios en el


Economía Industrial pasa por «intentar producto total.
reintroducir una teoría de la firma en su
dispositivo de análisis» (Palloix, Ch., 1997, Una revitalización del papel de las activi-
p. 73). dades industriales en la concepción del
proceso de desarrollo económico tiene
Jean-Marie Chevalier (Chevalier, J.M., que ir acompañada, por tanto, de la rei-
1995) por su parte plantea como objeto vindicación de una activa política indus-
central de análisis las estrategias de las trial, cuestión que debe arrancar de una
empresas precisamente a partir de los precisión de su contenido conceptual. En
instrumentos analíticos proporcionados efecto, como con una parte importante
por la Economía Industrial; teniendo en de los conceptos, nociones o meros tér-
cuenta que la firma es el centro de deci- minos que constituyen los elementos bá-
sión en aspectos como la inversión el em- sicos del análisis económico, la dispari-
pleo, la producción, la comercialización o dad o, incluso, confusión conceptual a la
la innovación, se convierte, por tanto, en hora de establecer los contenidos de los
punto de partida para el análisis de eco- mismos expresa tanto el dinamismo de
nomía industrial. En esa misma línea se las discusiones teóricas en unos casos co-
sitúan las reflexiones de Richard Arena mo la escasa profundidad de las reflexio-
(Arena, R., 1999) cuando propone una nes en otros (20). Analicemos algunas
ampliación del campo de análisis de la propuestas conceptuales existentes con
Revue d’Économie Industrielle hacia el es- respecto a la política industrial para preci-
tudio de las actividades empresariales. sar el contenido más adecuado a nuestro
rando un «nuevo consenso» suavizador de análisis de la misma. Desde una aproxi-
Resulta especialmente significativo este diferencias doctrinarias. mación estricta y convencional, la política
devenir hacia la firma como unidad básica industrial se identifica con un conjunto
de análisis de la dinámica industrial inclu- de medidas orientadas a superar fallos e
so por la vertiente de la economía indus- imperfecciones del mercado, especial-
trial más alejada de la ortodoxia de la In- mente a la identificación y aprovecha-
dustrial Organitation en un contexto La discusión conceptual miento de las economías externas (Krug-
determinado, en el ámbito de la reestruc- de la política industrial man, P., 1992). Ello se plasma en la
turación industrial, por la configuración, búsqueda de la competitividad o la mejo-
como más tarde se verá, de diferentes El esfuerzo comprensivo de la naturaleza ra de la eficiencia como objetivo central
aglomeraciones donde las firmas se di- de las realidades industriales no ha sido de las medidas de política industrial.
suelven en redes complejas y heterogéne- acompañado por una consolidación de la
as resultado, entro otros factores, de los política industrial como instrumento ne- Coincide con esta visión Chang, al definir
imperativos derivados de la emergencia cesario. Al contrario, ha sido frecuente su la política industrial como «una política
de un nuevo patrón tecnológico y pro- cuestionamiento y la asignación a la mis- orientada a que industrias concretas (y las
ductivo. Precisamente las nuevas justifica- ma de una presunción de irrelevancia empresas que las constituyen) consigan
162 ciones de la política industrial analizadas contraproducente. Gran parte de las re- los resultados que son percibidos por el
en la última parte de este escrito se apo- flexiones tendentes a reducir el protago- Estado eficientes para la economía como
yan en la trascendencia de esos conglo- nismo de la industria en la dinámica de un todo» (Chang, H., 1994, p. 60, traduc-
merados y su arraigo en las necesidades crecimiento se basan en la idea del surgi- ción libre JMRC), es decir, orientada a la
innovadoras como palanca básica de la miento de sociedades de la información, mejora de la eficiencia general de la eco-
acumulación capitalista en un nuevo mar- posindustriales, de servicios, y se apo- nomía. También el análisis del Banco
co productivo donde, siguiendo a Benja- yan, entre otros muchos elementos, en la Mundial delimita como ámbito de la polí-
mín Coriat (Coriat, B., 1993), la intensifica- paulatina pérdida de peso del producto tica industrial el conjunto de medidas e
ción de la utilización y aprovechamiento industrial en el conjunto del producto de instrumentos de los gobiernos para modi-
del capital físico y del conocimiento des- los diferentes países así como el despla- ficar la estructura industrial con el fin de
plaza a la aceleración del ritmo de las ta- zamiento de los flujos materiales deriva- lograr ganancias de productividad en los
reas (reducción de tiempos-padrón) como dos del protagonismo determinante de sectores seleccionados (Banco Mundial,
fuente principal de las ganancias de pro- los flujos inmateriales o de información 1991) (21). Esta concepción de la política
ductividad. Precisamente cuando la articu- (19). No obstante, la identificación, bur- industrial también se recoge en Johnson
lación de cada firma con unidades más da, entre economías desarrolladas y eco- al definir la política industrial como «las
amplias se generaliza, los derroteros teóri- nomías de servicios o posindustriales no actividades de los gobiernos con la inten-
cos de la Economía Industrial tienden a se sostiene ante la existencia, en la ma- ción de desarrollar o reducir diferentes
converger en la restauración de la firma yor parte de economías periféricas, de industrias en una economía nacional con
como ámbito clave de análisis, configu- porcentajes importantes de participación el objetivo de mantener la competitividad

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global» (Johnson, C. (Ed.), 1984, p. 7, tra-


ducción libre JMRC).

Esta primera aproximación a la política


industrial presenta algunas limitaciones
que es preciso destacar. En primer lugar,
es considerada como un subproducto de
una política general de competitividad,
incluso de la política económica en su
conjunto, justificada en la medida en que
se observen disfunciones en el funciona-
miento de los mercados suficientemente
significativas (22). Y es, en segundo lugar,
por tanto, un planteamiento timorato de la
política industrial, no estratégico, pendien-
te de complementar el funcionamiento de
los mercados, no de alterarlos ni, mucho
menos, de sustituirlos, entendiéndola la
política industrial, por tanto, como un mal
necesario y molesto en excepcionales y
muy justificadas circunstancias (23).

Otra visión de la política industrial, más


amplia en cuanto al alcance de sus objeti- es favorecer la selección de empresas y dustrial debe tener un ámbito territorial
vos e instrumentos, es la que recoge con- de productores, la creación de variedades de referencia, regional, nacional o su-
ceptualizaciones en las que se concibe de de productos, de procesos, de producto- pranacional (24) que modificará el al-
modo explícitamente activo, como la que res o de los tres. La «indiferenciación» o la cance de los diferentes instrumentos de
presenta Benjamín Coriat al hablar de un «neutralidad» eventual de las políticas in- la misma así como la jerarquía de los ob-
«Conjunto de acciones a iniciativa de los dustriales se ejerce siempre en el interior jetivos establecidos.
poderes públicos orientadas, en una si- de un conjunto de alternativas políticas
tuación dada de los mercados y de su or- que no son, por naturaleza, ni indiferen- En realidad, por tanto, no debe hablarse
ganización, a establecer transferencias de ciadas ni neutras». de política industrial si no existe una
recursos (...) con el fin de atender objeti- orientación de las medidas hacia algunos
vos determinados en términos de compe- De estas conceptualizaciones podemos segmentos (empresas o ramas, áreas re-
titividad de las empresas establecidas so- extraer, como elementos constituyentes gionales...) de la estructura productiva,
bre un territorio». de la política industrial, en primer lugar, lo que supone, implícitamente, la discri-
la existencia de instituciones públicas minación del resto de los segmentos no
En este mismo sentido, pero ampliando que ejercen como agentes de la misma y prioritarios y, por ende, la ausencia de
el alcance de los objetivos y el carácter puedan disponer de una amplia pano- neutralidad. Es decir, la política indus- 163
intencionado de las actuaciones, Bertrand plia de instrumentos; no hay política in- trial, si es, busca premeditadamente el
Belon y Jorge Niosi definen la política in- dustrial sin la existencia y el protagonis- desarrollo de algunos segmentos de la
dustrial como «el conjunto de acciones de mo de instituciones públicas orientadas estructura industrial, lo que supone in-
las organizaciones públicas con el objeti- a su aplicación. En segundo lugar, debe tervenir desde el Estado en aspectos fun-
vo de actuar directa o indirectamente so- haber un objetivo o conjunto de objeti- damentales de la dinámica económica.
bre la creación, el desarrollo y la difusión vos explícitamente asumido de gran al- Por ello, los términos de política indus-
de la producción industrial y de generar a cance, con vocación de intervenir en la trial activa, o positiva, o concepción in-
largo plazo ventajas competitivas en el dinámica económica para favorecer al- tervencionista de la política industrial,
marco de los mecanismos de mercado. Se guno de sus aspectos, tanto en el ámbito son denominaciones redundantes ya que
trata de medidas más o menos explícitas de la producción (productividad, inno- si no hay discriminación entre diferentes
y selectivas, con o sin acompañamiento vación, reestructuración sectorial, acu- actividades y no se pretende la reasigna-
financiero, pero están determinadas por mulación...) como en las actividades cir- ción de recursos entre ellas, no se puede
su capacidad para dictar las reglas de or- culatorias (competitividad, protección hablar de política industrial (Krugman,
ganización y de comportamientos que del mercado interno...) objetivos que im- P., 1992, y Myro, R., 1994) y, en definiti-
permitan formas de cooperación estraté- piden la neutralidad de la misma. En ter- va, la denominada concepción no inter-
gicas explícitas o implícitas. Además, es- cer lugar, el empleo de los instrumentos vencionista de la política industrial ven-
tas medidas deben aplicarse a procesos de política industrial debe suponer una dría a ser, en realidad, un esfuerzo por
precisos, con objetivos precisos. Bajo di- determinada capacidad de transferencia suprimirla a partir de la desaparición de
ferentes formas el objetivo de las políticas de recursos. Por último, la política in- su contenido.

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El análisis de la política industrial, en lo mercado (economías de escala). Una jus-


referente a sus objetivos e instrumen- tificación tradicional para la aplicación de
tos, nos remite inexorablemente al pa- intensas y agresivas políticas industriales
pel del Estado como agente de cierto que ha excedido el estrecho marco de la
protagonismo en el funcionamiento del visión económica convencional ha sido la
sistema económico. Así la actuación del necesidad de protección de la industria
Estado no puede comprenderse sin naciente, argumento entroncado en los
considerar, entre otras dimensiones análisis sobre industrialización y desarro-
(25), su mayor o menor capacidad para llo ya presentes en los propios pioneros
favorecer la dinámica de acumulación del desarrollo y en el análisis estructura-
capitalista. La política industrial sería, lista de la CEPAL.
por tanto, uno de los instrumentos del
Estado de mayor capacidad para incidir Pero nos interesan especialmente las nue-
en las condiciones de funcionamiento vas líneas del pensamiento económico
de la actividad económica en su con- que justifican la existencia de una política
junto por lo que, al margen del mayor o industrial que, en cierta medida, remiten
menor alcance de la misma, ningún Es- a una reivindicación de la industria y, por
tado renuncia plenamente a este instru- ende, de la industrialización. ¿Cuáles son,
mento. Los fines de la política industrial por tanto, las justificaciones que se pue-
son, pues, una expresión delimitada y den esgrimir en un marco general de re-
concretada de los objetivos del Estado estructuración capitalista de la mano de la
en el ámbito de la dinámica de acumu- difusión de un nuevo paradigma tecnoló-
lación. gico y económico vertebrado en torno de
las tecnologías de la información como
La política industrial puede, por tanto, Las justificaciones de la núcleo de la revolución científico-técnica
situarse en tres niveles de complejidad a en curso? Una primera línea teórica de
la hora de definir los objetivos de su ac- política industrial justificación de la necesidad de una im-
tuación: la mejora de la productividad plicación deliberada y activa del Estado
en las actividades industriales, el incre- La necesidad de una política industrial ha en la dinámica industrial está constituida
mento de la competitividad, o el des- encontrado tradicionalmente justificacio- por las aproximaciones neoschumpeteria-
arrollo industrial. El primer nivel muestra nes variadas que van dando paso a nue- nas a la actividad innovadora (27). El
la más instrumental concepción de la vas líneas teóricas de justificación de las concepto de sistema nacional de innova-
política industrial orientada al aspecto mismas en función de los cambios en la ción y el de trayectorias tecnológicas po-
central de la actividad productiva. El se- base técnica y organizativa del proceso nen de manifiesto las singularidades orga-
gundo nivel establece una concepción de trabajo y el surgimiento, por tanto, de nizativas de cada país así como la
de la política industrial como un subpro- nuevos patrones productivos y de com- evolución histórica específica, de lo que se
ducto de la política general de competi- petitividad. La teoría económica conven- deriva la necesidad de contextualizar el di-
tividad, esto es, orientada a la mejora de cional no admite la existencia de algunas seño de la política industrial, es decir, de
la capacidad competitiva del aparato prácticas de política industrial nada más proporcionar a la misma un carácter histó-
164 productivo y, en concreto, de las empre- que ante tres circunstancias, que pueden rico. La implicación, tanto en el plano teó-
sas locales, en los mercados. Ahora bien, presentarse conjuntamente o por separa- rico como práctico, más importante de
es el tercer nivel el que nos resulta más do, a saber: la existencia de mercados in- ello es el abandono del apriorismo en el
relevante a la hora de establecer los ob- completos con información imperfecta, la análisis de la política industrial y la necesi-
jetivos de la política industrial y, por tan- presencia de externalidades o la acción dad de articular su significado con las con-
to, a la hora de seleccionar los criterios de las economías de escala. diciones específicas de desenvolvimiento
más adecuados para elegir las medidas y de la dinámica de acumulación capitalista.
evaluar los resultados. El desarrollo in- La justificación que presenta la teoría eco-
dustrial implica no sólo ampliar la pro- nómica convencional remite al análisis de El análisis neoschumperiano identifica
ducción industrial sino también diversifi- los fallos de mercado, normalmente liga- dos elementos fundamentales que condi-
car la estructura sectorial incorporando dos a aspectos de la circulación, ámbito cionan la economía mundial en los años
ramas o segmentos de mayor compleji- privilegiado de todo el análisis económi- noventa: la producción de conocimientos
dad tecnológica (vertiente horizontal), co formal, como los desajustes en materia y el elevado nivel de competencia. Am-
incrementar el contenido local del pro- de información (acceso desigual de las bos factores exigen, tanto a las empresas
ducto final, controlando y dominando firmas competidoras a la información re- como al Estado, una gran capacidad or-
más fases del proceso de fabricación ferida a técnicas, preferencias...), en ma- ganizativa y una gran capacidad de anti-
(vertiente vertical) y, en tercer lugar, re- teria de costes de transacción (externali- cipación de las innovaciones, en la medi-
novar la base técnica y organizativa de dades tecnológicas y pecuniarias) (26) o da en que la pugna competitiva se basa
las actividades industriales. en materia de posición dominante en el cada vez más en la velocidad de detec-

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LOS NUEVOS DESARROLLOS DE LA ECONOMÍA INDUSTRIAL…

ción de nuevas líneas de demanda que


requieren innovaciones, tanto de proce-
sos como de productos, y de su rápida
materialización.

Esta aproximación, por tanto, sitúa la in-


novación y el cambio tecnológico en el
centro del crecimiento, lo que supone,
fundamentalmente, una aproximación di-
námica al análisis tecnológico e indus-
trial, en el que las instituciones aparecen
explícitamente señaladas como protago-
nistas en la medida en que puedan favo-
recer y organizar un marco general de es-
tímulo y aceleración de las innovaciones
y su difusión por el aparato productivo. A
partir de estas reflexiones, la política in-
dustrial se concibe, ante todo y sobre to-
do, como política tecnológica, centrada
en el fomento de las capacidades innova-
doras de los capitales y de la difusión de
las innovaciones.

Otra línea de desarrollo teórico que tam- trol oligopólico que se da en los merca- que ha venido justificando el núcleo prin-
bién incide en la dimensión tecnológica dos internacionales. En efecto, un gran cipal de la, por otra parte raquítica, políti-
como eje de la política industrial es la de- número de sectores actúan en un marco ca industrial europea (33).
nominada teoría de la incitación (28), en competitivo de permanente cambio tec-
referencia a los mecanismos por los que nológico donde la exigencia de interven- Las líneas mencionadas hasta ahora se han
el Estado puede promover la cooperación ción pública se remite a los elevados cos- centrado en lo tecnológico y en las formas
industrial entre firmas en general y en el tes iniciales y a la necesidad de un de competir en mercado internacionales
ámbito de la investigación y el desarrollo permanente esfuerzo innovador, ámbito oligopólicos. No obstante, las más fecun-
en particular. Así, esta aproximación se competitivo en el que, por tanto, se acep- das reflexiones teóricas sobre la dinámica
plantea cuáles son las modalidades más ta un cierto grado de proteccionismo, o industrial y sus implicaciones en la acumu-
adecuadas de gestión de la infraestructura «proteccionismo aceptable», especialmen- lación capitalista y en las formas de inter-
pública desde el punto de vista de «inci- te en las denominadas industrias estraté- vención estatal en la misma son las que
tar» a la cooperación, lo que implica ne- gicas (30). tienen que ver con los criterios de localiza-
cesariamente la puesta en común de re- ción y con la incorporación de la dimen-
cursos financieros, conocimientos, su Este análisis, por tanto, se ajusta especial- sión espacial que dan lugar a las concen-
savoir faire y otros medios, buscando ob- mente al caso de pugna oligopólica en traciones o aglomeraciones industriales de 165
jetivos comunes, ligados, sobre todo, al los mercados internacionales entre gran- diferente naturaleza como los distritos y
desarrollo de nuevas tecnologías, algo des grupos que pueden contar con el complejos industriales o el tipo de agrupa-
que el mercado, por sí mismo, no asegu- apoyo decidido de los respectivos Esta- ción conocido en el análisis económico a
ra. De este modo, lo prioritario resulta dos entendiendo el comercio internacio- través del anglicismo clusters (literalmente
poder establecer mecanismos de coope- nal más como competencia que como ga- racimo o agregado). En efecto, la constata-
ración entre los capitales, y entre éstos e nancia mutua (31). En este caso, los ción del desarrollo industrial en las últimas
instituciones como centros de investiga- Estados desarrollan diferentes instrumen- décadas muestra como tendencia en los
ción y universidades, para facilitar la cir- tos para colaborar con las «empresas líde- núcleos de mayor dinamismo una localiza-
culación de conocimientos por el tejido res» con capacidad para mantener posi- ción cada vez más agrupada y concentra-
productivo y propiciar la expansión in- ciones hegemónicas en los principales da de las firmas, especialmente en aque-
dustrial. mercados (32). Los instrumentos para ello llos segmentos industriales más vinculados
incluyen el fomento del incremento de la con las nuevas líneas de desarrollo tecno-
Una tercera línea de gran desarrollo e im- dimensión de las empresas, la creación lógico.
pacto teórico es la referida a la política de mercados privilegiados para las em-
comercial estratégica. Esta línea, cuyas presas líderes o, directamente, la utiliza- Los nuevos desarrollos teóricos buscan
primeras aportaciones se remontan a los ción discrecional de subvenciones. La ex- comprender las razones por las que las
años ochenta (29), se incrusta en el deba- periencia de Airbus es una muestra, quizá empresas de un mismo sector o articula-
te librecambio-proteccionismo y se apoya la más representativa según Paul Krug- das por vinculaciones productivas de ca-
en la constatación del alto grado de con- man, de política comercial estratégica rácter vertical, tienden a concentrarse en

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lugares geográficamente específicos. Una za de trabajo (formación y cualificación).


propuesta interpretativa, que podemos De este modo, a través de la capacidad
calificar de escéptica o resignada (34), es cooperativa derivada de la proximidad
la que considera que no es posible gene- espacial, se refuerza la capacidad de
ralizar los esfuerzos analíticos, sino que adaptación a los vertiginosos cambios
cada experiencia local es el resultado de técnicos y organizativos.
una única lógica que implica una dinámi-
ca singular, no trasladable a otras expe- En definitiva la cooperación, el aprendiza-
riencias. No obstante, existen esfuerzos je colectivo o las transferencias tecnológi-
teóricos que establecen diferentes facto- cas permanentes exigirían, en el marco
res explicativos para comprender la diná- derivado de la emergencia de un nuevo
mica de surgimiento y reproducción de patrón productivo, una elevada proximi-
las aglomeraciones industriales y de sus dad geográfica que «favorecería la crea-
modalidades. ción de una atmósfera industrial acelera-
dora de los intercambios de información,
Un primer esfuerzo de clarificación entre de efectos de aglomeración que engen-
el alud de reflexiones, más o menos arti- dran externalidades tecnológicas o pecu-
culadas, referidas a esta cuestión debe lle- niarias y factores generales orientados a
varnos a distinguir entre complejos indus- convertir los sistemas locales de produc-
triales, distritos industriales y agregados ción en sistemas abiertos al exterior» (Rag-
industriales o clusters. En los tres casos se ni, L., 1997, p. 26, traducción libre JMRC).
trata de concentraciones de firmas indus-
triales (o de actividades vinculadas) en Una segunda perspectiva explicativa de
determinados espacios regionales, pero divergentes en cuanto a sus recomenda- la naturaleza de las concentraciones in-
con diferencias en cuanto a su naturaleza. ciones de política industrial. Así, Krug- dustriales, el enfoque de la «eficiencia co-
Los complejos y los distritos industriales man (1998) establece que las aglomera- lectiva» (Schmitz, H. y Nadvi, K., 1999),
son redes de empresas concentradas terri- ciones están inducidas por la presencia busca completar la acción de las tenden-
torialmente, bien alrededor de una o va- de economías externas locales, tanto tec- cias espontáneas de los mercados a través
rias industrias con gran capacidad de nológicas como pecuniarias. La acción de de las economías externas (tecnológicas y
arrastre, como la industria pesada, y rela- las economías externas, por tanto, lleva al pecuniarias) que se dan en las concentra-
ciones de integración vertical (los comple- surgimiento más o menos espontáneo, a ciones con otros factores derivados de la
jos), bien con predominio de pequeñas y partir de una gran multitud de decisiones acción deliberada y explícitamente busca-
medianas empresas especializadas en fa- individuales de mercado, de concentra- da del Estado o de las propias firmas para
ses o segmentos diversos de un mismo ciones locales y regionales de firmas in- incidir en los resultados innovadores y di-
proceso productivo, con vinculaciones dustriales, por lo que el margen para las námicos del grupo. Así el papel de los
horizontales sin excesivas jerarquías y con políticas activas desde el Estado queda centros públicos de investigación, de las
una alta disponibilidad de fuerza de traba- muy reducido, limitado a medidas pun- Universidades, de las infraestructuras o
jo cualificada y muy versátil (los distritos). tuales para facilitar la actuación de las de las redes de comunicación contribuirí-
Los agregados industriales, o clusters, por tendencias espontáneas del mercado. an a generar esa atmósfera innovadora y
166 su parte, presentan mayores dificultades y de intercambio fluido de experiencias
confusiones en cuanto a su conceptualiza- Otra línea (36) de la denominada Nueva que multiplicaría los efectos de las eco-
ción, como veremos más adelante. Geografía Económica incide en la capaci- nomías externas espontáneas. El análisis
dad generadora de innovaciones que tie- que presentan Hubert Schmitz y Khalid
La cuestión central que debe ser clarifica- nen las concentraciones industriales, lo Nadvi pretende situarse en una «tercera
da es el conjunto de razones por las que que explicaría una alta correlación entre vía» entre las posiciones pasivas ante las
las firmas de un sector o integradas verti- desarrollo industrial y concentración geo- dinámicas generadas en las aglomeracio-
calmente tienden a localizarse de modo gráfica en algunas regiones en un perío- nes, achacándolas a la acción espontánea
concentrado en un área territorial delimi- do del desarrollo capitalista de elevada de los mercados y los análisis que, como
tada (35). Esta cuestión ha sido abordada incertidumbre derivada de las rápidas veremos, insisten sobre todo en la necesi-
desde muchas perspectivas, constituyen- transformaciones tecnológicas. Sobre los dad de buscar activa y deliberadamente
do uno de los más productivos, aunque factores que determinan que unas regio- la fecundidad tecnológica a partir del estí-
no necesariamente fecundos, campos de nes resulten más atractivas que otras, mulo explícito, de diferente naturaleza, a
desarrollo de los análisis industriales. Un Hayter, por su parte, señala el equilibrio la dinámica de las concentraciones indus-
primer grupo de aproximaciones puede entre las dinámicas competitivas entre las triales.
ser englobado bajo la denominación, firmas y sus tendencias cooperativas no
muy circunstancial, de la Nueva Geogra- sólo en el ámbito de la investigación, el La tercera aproximación al análisis espe-
fía Económica, enfoque bajo el cual, no aprendizaje o la comercialización, sino cífico de términos de agregados industria-
obstante, podemos incluir aportaciones incluso en la gestión conjunta de la fuer- les o cluster como un tipo nuevo de con-

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centración industrial, deriva del enfoque


de la Nueva Geografía Económica y el
estudio de los distritos y complejos indus-
triales pero va más allá al insertar la com-
prensión de las aglomeraciones industria-
les en la misma estructura del sistema
productivo, intentado deducir a qué nivel
del mismo deben situarse las intervencio-
nes públicas. Así, la aproximación a tra-
vés de clusters sitúa en el centro de su
análisis las relaciones de interdependen-
cia entre las instituciones de un subsiste-
ma productivo y el propio agregado in-
dustrial o clusters.

En este sentido, la eficacia de la política


industrial se mediría por su capacidad pa-
ra estimular la configuración de esque-
mas institucionales adecuados a cada
agregado evitando los programas genéri-
cos de corte horizontal que no consiguen
más que una limitada eficacia. Un cluster
podría definirse, por tanto, como «un
conjunto coherente en el cual el sistema ficiente consistencia del concepto: ¿dónde mo de aceleración de su difusión por el
productivo territorial, la cultura, la tecno- radica la diferencia esencial con los distri- aparato productivo, por lo que la política
logía, las firmas y las instituciones están tos industriales? industrial es entendida básicamente como
estrechamente relacionadas. En ese me- política tecnológica en un marco de aso-
dio, la confianza y la reciprocidad son Podemos apreciar que otras conceptuali- ciación creciente entre los capitales y las
dos conceptos fundamentales. El sistema zaciones hablan de los clusters como instituciones. Otras aproximaciones des-
se fundamente, por tanto, sobre un con- «concentraciones sectoriales y espaciales tacan también la vertiente tecnológica y,
junto de reglas implícitas y de normas de firmas» (Schmitz, H. y Nadvi, K., 1999, sobre todo, el papel del Estado como
culturales y sobre las instituciones que p. 1503, cursiva original, traducción libre promotor o «incitador» de la cooperación
soportan la innovación y que aseguran la JMRC) con lo que cualquier tipo de aglo- industrial entre firmas.
flexibilidad» (37). meración o conglomerado industrial, más
allá de su composición, puede ser acogi- Por otra parte, la política comercial estra-
Nelson (1995) dará al análisis en términos do bajo la denominación de «racimo» o tégica y la pugna oligopólica a escala
de clusters un impulso importante, inci- clusters. Lo que queda claro, en todo ca- mundial entre grandes grupos industria-
diendo en la organización técnico-indus- so, es la importancia de la dimensión te- les en sectores considerados estratégicos
trial como clave del éxito del desarrollo in- rritorial como una nueva legitimidad para tiende también a justificar la implicación
la política industrial. del Estado como soporte e impulsor de
167
dustrial. Para Nelson, y de aquí se pueden
extraer elementos para una política indus- las firmas nacionales. Asimismo, la di-
trial, el éxito de la industria está condicio- mensión territorial ha ido proporcionan-
nado por ciertos factores institucionales do los argumentos más fecundos para
que actúan, asimismo, como instrumentos Conclusiones una renovación de la legitimidad de la
de las políticas industriales, como son la política industrial; en efecto, la dinámica
capacidad investigadora, la disponibilidad La reflexión sobre la política industrial ha de desarrollo industrial en un marco de
y la especialización del capital-riesgo, el ido girando a lo largo de los últimos años reestructuración capitalista ha ido confi-
sistema universitario y la existencia de in- principalmente en torno de las nuevas gurando diferentes modalidades de con-
dustrias fuertes, aspectos entre los que de- justificaciones de la misma, más allá de glomerados en los que se articulan gran-
ben establecerse articulaciones vigorosas. los límites estrechos a que la ha venido des y pequeños capitales con un tejido
Para Nelson, son estos agregados, aislados sometiendo la teoría económica tradicio- institucional cada vez también más diver-
en su propia lógica industrial, las unidades nal (los, excepcionales, fallos de merca- so y heterogéneo, en un ámbito territorial
de análisis más pertinentes en el campo de dos) y las prácticas de política económica delimitado en el que la interacción entre
la política industrial. Lejos de ser horizon- orientadas a la desregulación y flexibiliza- todos ellos actúa como motor de la inno-
tales, las acciones de política industrial de- ción de los mercados. Vimos cómo las vación y difusión tecnológica y palanca
ben tener, por tanto, un fuerte carácter aproximaciones neoschumpeterianas re- de la dinámica de crecimiento, sin que
sectorial. Esta aproximación presenta aún claman una implicación del Estado como necesariamente responda a una estrategia
debilidades teóricas reflejadas en una insu- estímulo de las innovaciones y mecanis- articulada de desarrollo industrial.

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Es precisamente ahí donde se plantea un excesivamente altos atraen a competidores, Berle y Means sería, por tanto, más empírica
debate en torno a dos posiciones extre- dado un determinado nivel de las barreras de que teórica, y se concretaría en la profundidad
mas: confiar en la espontaneidad de la entrada. Marshall, A. y M.P. (1936). de su análisis de 200 grandes empresas norte-
interacción que, libremente, puedan esta- (4) Marshall, A. (1919): Industry and Trade, americanas, esto es, en la demostración cuan-
Londres. titativa de los que ya propusiera Hilferding.
blecer, en función de estrategias particu-
(5) En esta visión se inscribe, entre otros, (10) Mason, E.S. (1939): «Price and production
lares, cada una de las firmas o, por el Segura, J. (1993), cuando define la Economía Policies of Large Scale Entreprise», A.E.R. cit.
contrario, diseñar, desde el Estado, una Industrial como «una rama del análisis econó- en Chevalier, J.M., 1979, p. 15.
estrategia que sistematice y active instru- mico que se ocupa de la formación de precios, (11) El escepticismo de Mason con respecto al
mentos para estimular y promover la in- normalmente bajo condiciones de equilibrio alcance de la competencia perfecta como ins-
novación y el desarrollo tecnológico e in- parcial, en mercados caracterizados por pre- trumento de análisis le enfrentó a la Escuela
dustrial en esos ámbitos territoriales. sentar imperfecciones. (...) Para la economía de Chicago, tradicionalmente defensora de las
industrial, el análisis de la determinación de más rancias teorías convencionales. Así, según
Vemos por tanto que la asociación cre- precios es significativo como parte del com- la Escuela de Chicago solo las fuerzas compe-
ciente entre empresas y entre éstas y las portamiento de las empresas en mercados titivas pueden determinar el comportamiento
imperfectos, pero su objetivo final es discernir de la firma, no la estructura de mercado, como
instituciones, por una parte, y la creciente sobre el comportamiento de las empresas, proclama Mason; ello se justifica en su con-
importancia de la dimensión territorial y analizar el tipo de decisiones tomadas por las vicción de que ninguna empresa dispone de
los conglomerados industriales resultan- mismas en contextos de competencia imper- un poder económico lo suficientemente gran-
tes, por otra, diluyen el protagonismo de fecta (...).Todo ello con un objetivo claro: pro- de como para imponer un modelo de com-
la firma en la dinámica industrial en un poner medidas que puedan favorecer la efi- portamiento al mercado, con la excepción del
marco de reestructuración capitalista a ciencia.» p. 45. O el propio Tirole, J. (1990), caso en que intervengan los poderes públicos
partir de la difusión de nuevos patrones uno de los textos de referencia de la Organi- a favor de una empresa o con regulaciones
productivos. Los desarrollo teóricos de la zación Industrial, cuando dice que «estudiar la extremas del mercado. Más sobre Mason en
Economía Industrial, mientras tanto, osci- organización industrial es estudiar el funciona- Arena, R. y otros (Dirs.), 1988, pp. 60-65.
miento de los mercados», p. 15. Más categóri- Sobre la Escuela de Chicago, Schmidt, I.L. y
lan entre el virtuosismo formal donde el co si cabe se muestra Stigler, de la Universidad Rittaler, J.B. (1989): A Critical Evaluation of the
instrumento suplanta al objeto y los es- de Chicago, al afirmar que «no existe materia Chicago School of Antitrust Analysis, Kluwer
fuerzos por comprender el papel de la alguna que quepa calificar como organización Academic Publishers, Londres.
empresa y su comportamiento (estrate- industrial» ya que su objeto «es precisamente el (12) Scherer, F. (1970). Hay una edición pos-
gias empresariales) como factor clave de contenido de la teoría económica: la teoría de terior, con modificaciones, Scherer, F. y Ross,
la dinámica industrial. Ese desfase se con- los precios o de la asignación de recursos, es D. (1990).
vierte, en definitiva, en una poderosa li- decir, eso que se conoce con el desdichado (13) Véanse, como muestra, Tirole, J. (1990),
mitación en el intento de modernización nombre de microeconomía», Stigler, G. J. Segura, J. (1993) o Clarke, R. (1993): Econo-
de los fundamentos teóricos de lo que en (1968): The Organization of Industry, Home- mía industrial, Celeste, Madrid (1985).
wood, Richard D. Irvwin, cit. en Guerrero, D., (14) Schmalensee, R. (1982). Véase también,
Europa ha venido en llamarse Economía
1995b, p.177. de este autor, Schmalensee, R. (1988) y
Industrial tanto desde el punto de vista (6) La primera ley antitrust en EE.UU. fue el Schmalensee, R. y Willig, R. (Eds.)(1989).
de su fecundidad interpretativa como Acta Sherman, de 1890. Después vendrían el (15) Y. Morvan es otro pionero en el desarro-
desde la perspectiva de elaborar una Acta Clayton (1914), el Acta Robinson-Patma llo de la Economía Industrial en Europa en
aproximación a la comprensión de los fe- (1936) y el Acta Celler-Kefauver Antimerger obras como Morvan, Y. (1976): Economie
nómenos industriales que pueda escapar, (1950). industrielle, PUF, París y Morvan, Y. (1990).
definitivamente, de la asfixiante herencia (7) William Ripley, profesor en Harvard, También Chevalier, J.M. (1979) y, más recien-
168 de Alfred Marshall y Edward Mason. utilizaba estas fuentes jurídicas y políticas temente, Glais, M. (1992); así como Jacque-
para realizar estudios de casos en sus cla- min, J. (1975). Dos de los más significativos
ses. Ripley, W. (Ed) (1916): Trust, Pools and manuales europeos pioneros de Economía
Corporations, citado en Chevalier, J.M., Industrial son el texto de Morvan de 1976 y
Notas 1979, p. 13. Jacquemin, J. (1975).
(8) E. Mason y J. Bain, a la postre referentes (16) Houssiaux, J. (1958); es su Tesis de Doc-
(1) Incluso se habla de un capitalismo indus- ineludibles de la Economía Industrial en la torado. Contrástese con la concepción de la
trial, el que cubre estas dos últimas centurias, segunda mitad de la centuria, asignaban a la Economía Industrial, p. ej. de Julio Segura;
para diferenciarlo de un presunto capitalismo obra de Berle y Means la misma trascendencia véase nota 4.
comercial desde mediados del milenio. que a las obras de J. Robinson y E. Chamber- (17) Palloix, Ch. (1979). Otras aportaciones
(2) Estos elementos aparecían ya formulados lin. Arena, R. y otros (Dirs.), 1988, p. 57. originarias con esta orientación Borrely, R.
en las primeras elaboraciones de los denomi- (9) No obstante el carácter innovador que se (1975): Les disparités sectorielles des taux de
nados pioneros del desarrollo en los que achaca a estas aportaciones, éstas no son sino profits, PUG; Grenoble, y Gerbier, B. (1975):
implícitamente se identificaba crecimiento, la profundización de líneas ya propuestas por Essai sur la pensée économique d’Alfred Mars-
desarrollo económico e industrialización. Hilferding en su análisis de las diferencias hall, tesis en Ciencias Económicas, Grenoble.
Véanse Clark, C. (1967): Las condiciones del entre la sociedad por acciones y la empresa (18) Véase Palloix, Ch. (1977): Las firmas
progreso económico, Alianza, Madrid y Hirs- individual, entre las que destaca muy espe- multinacionales y el proceso de internaciona-
chmann, A. (1964): La estrategia del desarrollo cialmente «la separación entre la propiedad de lización, Siglo XXI, México (París, 1973).
económico, FCE, México. capital de su función productiva (...) [tendrá] (19) No es objeto de este escrito la discusión
(3) Por ejemplo, expresan el riesgo en que influencia en la dirección de la empresa» (Hil- sobre el carácter de las sociedades modernas.
puede incurrir un monopolio si los precios ferding, R., 1985, p. 129). La aportación de A este respecto puede consultarse Bell, D.

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LOS NUEVOS DESARROLLOS DE LA ECONOMÍA INDUSTRIAL…

(1975): El advenimiento de la sociedad posin- nológica de la dinámica de acumulación capi- (37) Cagmani, R. (1995): «The Concept of
dustrial, Alianza, Madrid (Nueva York, 1973), talista a partir de las aportaciones de autores Innovation Milieu and its Relevance for Public
Castells, M. (1997): La era de la información. como G. Dosi, Ch. Freeman, B. Lundvall, R. Policies in European Laggins Regions», en
Economía, sociedad y cultura, Alianza, Madrid Nelson, C. Pérez o N. Rosemberg. Papers in Regional Sciences, n.o 74, citado en
(3 vols.) y Touraine, A. (1972): La sociedad (28) Desarrollada por autores como J. Katz, Cohen, E. y Lorenzi, J.H. (Dir.) (2000).
post-industrial, Ariel, Barcelona (París, 1969). M. Spence o P. Geroski.
(20) Veamos, si no, la prolija serie de análisis, (29) Véanse Brander, J. Y Spencer, B. (1983):
de muy diversa naturaleza, sobre la «mundiali- «International R & D rivalry and industrial stra-
zación», «globalización»... tegy», en Review of Economic Studies, n.o 50, Bibliografía
(21) Concepción asumida también por Katz, J. Clevendon, pp. 707-722, y Krugman, P.
(1993) y Lall, S. (1994), entre otros. (Ed.)(1986): Strategic Trade Policy and the ARENA, R. (1999): «Un changement dans l'o-
(22) Dentro de esta concepción de la política New International Economics, MIT Press, rientation de la revue d'économie industrie-
industrial pueden distinguirse, aunque no con- Cambridge, Mass. lle», en Revue d'économie industrielle, n.o
sideremos relevante tal distinción, dos varian- (30) Esas industrias estratégicas, más que 87, 1.o trimestre, París, pp. 7-30.
tes de la misma. Una versión «defensiva» o ramas determinadas, varían según los países. ARENA, R. y otros (Dirs.)(1988): Traité d'éco-
«pasiva», centrada en los fallos de mercado y Así, las industrias estratégicas serían aquéllas nomie industrielle, Economica, París.
en su eliminación o compensación y otra ver- que generaran unos niveles de ganancia y BAIN, J. S. (1959): Industrial Organization,
sión «ofensiva» o «activa», centrada en la bús- proporcionaran unos niveles salariales por John Willey & Sons, Nueva York.
queda de la competitividad. Nuestro criterio encima de la media, con grandes capacidades BANCO MUNDIAL (1991): Informe sobre el
clasificador, por tanto, de las diversas concep- tecnológicas, por lo que su contribución a la desarrollo mundial, Washington.
ciones de la política industrial no tiene tanto dinámica económica general es muy alta. BELON, B. y NIOSI, J. (1995): «Les mutations
que ver con el carácter más pasivo (defensivo) (31) Por ello Krugman habla de» cierto neo- de l’action industrielle de l’État», en Revue
o activo (ofensivo) de la misma como con el mercantilismo» (Krugman, P., 1992, p. 25). d’Économie Industrielle, n.o 71, 1.o trimes-
alcance de los objetivos perseguidos. Como (32) En cierta medida, el análisis de Porter se tre, París, pp. 9-16.
veremos, la política industrial o es activa o no corresponde con esta visión al identificar los BLAIR, J. (1972): Economic Concentration,
es. Lo clarificador para clasificarla es la pro- países fuertes como aquéllos cuyas empresas Harcourt, New York.
fundidad de los objetivos perseguidos. son fuertes. Porter, M. (1991): Las ventajas BUENO, E. y MORCILLO, P. (1993): Funda-
(23) El propio Krugman, aunque se presenta competitivas de las naciones, Plaza y Janés, mentos de economía y organización indus-
como defensor de la política industrial, matiza Barcelona (Nueva York, 1990). trial, McGraw-Hill, Madrid.
enormemente esa defensa. Así, su argumento (33) No es extraño, por tanto, la actitud fre- BUJARIN, N. (1969): La economía mundial y el
para defenderla se centra en la actuación de néticamente combativa de las autoridades de capitalismo, Ruedo Ibérico, Vesoul (1915).
uno de los principales fallos de mercado, EE.UU. frente a esta experiencia europea aun- COHEN, E. y LORENZY, J. H. (Dir.) (2000):
como es la existencia y el alcance de las deno- que hay sido habitual por parte estadouniden- Politiques industrielles pour l’Europe, La do-
minadas economías externas, tanto tecnológi- se el uso de sus ciclópeos programas militares cumentation Française, París.
cas como pecuniarias, no obstante «este argu- como instrumento decisivo en el crecimiento CORIAT, B. (1993): El taller y el robot. Ensayos
mento (...) no es una afirmación que de las compañías aeronáuticas. sobre el fordismo y la producción en masa
proporcione una justificación a todas las polí- (34) Véase Barnes, T. (1987): «Homo Econo- en la era de la electrónica, Siglo XXI, Ma-
ticas industriales. Muchas, probablemente la micus, Physical Metaphors, and Universal drid (París, 1990).
mayoría, de las políticas industriales que se Models in Economic Geography», en The CORIAT, B. (2000): «Entre politique de la con-
aplican, continúan basándose en criterios eco- Canadian Geographer, n.o 13, citado en currence et politique commerciale: quelle
nómicamente irracionales» (Krugman, P., 1992, Cohen, E. y Lorenzy, J.H. (Dir.)(2000). politique industrielle pour l’Unio européen-
p. 23). (35) Véanse Castells, M. y Hall, P. (1994): Tec- ne?», en Cohen, E. y Lorenzi, J. H. (Dir.).
(24) Otros autores próximos a esta orienta- nópolis del mundo. La formación de los com- CRÉVOISIER, O. (1994): «Dynamique indus-
ción en la conceptualización de la política plejos industriales del siglo XXI, Alianza, Madrid trielle et dynamique régionale: articulation 169
industrial son Suzigan, W. (1996) y Peres, W. y Scott, A.J. (1988): New Industrial Spaces, Pion, par les milieux innovateurs», en Revue d’É-
(Coord.) (1997). Londres, como aproximaciones a la configura- conomie Industrielle, n.o 70, 4.o trimestre,
(25) Se trata, lógicamente, de evitar cualquier ción regional y local de los nuevos espacios París, pp. 33-48.
simplificación en la consideración de las fun- económicos. En concreto, Castells y Hall califi- CHAMBERLIN, E. (1946): Teoría de la compe-
ciones del Estado. La complejidad del Estado can a las ciudades y regiones como «nuevos tencia monopólica, FCE, México (Cambrid-
capitalista le lleva a alcanzar otros ámbitos de actores económicos» ya que «son más flexibles ge, Mass., 1933).
protagonismo y otras funciones. A este res- a la hora de adaptarse a las condiciones cam- CHANG, H. (1994): The Political Economy of In-
pecto véanse O’Connors, J. (1987): La crisis biantes de los mercados, de la tecnología y de dustrial Policy, St. Martin’s Press, Nueva York.
fiscal del Estado, Península, Barcelona y la cultura. En realidad tienen menos poder que CHEVALIER, J. M. (1979): La economía indus-
Gough, I. (1982): Economía política del Estado los gobiernos nacionales, pero poseen una trial en cuestión, Blume, Madrid (París,
del bienestar, H. Blume, Madrid. mayor capacidad de respuesta para generar 1977).
(26) Tradicionalmente han venido siendo las proyectos de desarrollo con objetivos concre- CHEVALIER, J. M. (1995): «L'apport de l'écono-
externalidades tecnológicas las aludidas como tos, para negociar con compañías multinacio- mie industrielle aux stratégies d'entrepri-
justificación convencional de la política indus- nales, para fomentar el crecimiento de empre- ses», en Chevalier, J. M. (Dir.): L'économie
trial. Krugman (1992) pone el acento y resalta sas endógenas pequeñas y medias y para crear industrielle des stratégies d'entreprises,
también el papel de las externalidades pecu- las condiciones que atraerán a las nuevas fuen- Montchrestien, París.
niarias como justificación de primer orden para tes de riqueza, de poder y de prestigio.» (p. 29). GLAIS, M. (1992): Economie industrielle, Litec,
la reivindicación de una política industrial. (36) Crévoisier, O. (1994) y Hayter, R. (1998): París.
(27) Esta línea teórica ha alcanzado un gran The Dynamics of Industrial Location, Wiley, GUERRERO, D. (1995a): «Los fundamentos de
desarrollo en el análisis de la dimensión tec- Nueva York. la política industrial. Cambio técnico y es-

ECONOMÍA INDUSTRIAL N.o 354 • 2003 / VI


J.M. RAMÍREZ CENDRERO

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