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Al recuperarse de sus heridas volvió a formar parte de otra compañía hasta que
logró que le firmaran unas cartas de recomendación y reconocimiento de sus
méritos decidió volver a España.
Pero el barco en el que iban él y su hermano fue tomado por los turcos y estuvo
cinco años en cautiverio en Argel con reiterados intentos de fuga.
Debido a esta experiencia empezó a valorar por encima de todo la libertad: “Por la
libertad dirá Don Quijote a Sancho- se puede y debe aventurar la vida”.
De esa época de cautiverio sólo quedan dos sonetos que dedicó a su amigo de
cautiverio Ruffino di Chiambery y unas octavas dedicadas a Antonio Veneziano,
Esta experiencia fue decisiva para sus creaciones literarias, como el aprecio por la
libertad, la paciencia en los infortunios y el heroísmo en la derrota.
Por ésa época empezará a escribir su primera novela que será publicada hasta
1585.
Tiene componentes biográficos en los que sus amigos salen representados bajo el
disfraz pastoril.
Por esta fecha se había iniciado en el teatro con una aceptable acogida del
público:
“Compuse en este tiempo hasta veinte comedias o treinta, que todas ellas se
recitaron sin que les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otras cosa arrojadiza;
corrieron su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas.”
Estas dos obras son anteriores al éxito de Lope de Vega y fueron escritas -
probablemente entre 1583 y 1585.
Pero así como la vida militar no había solucionado sus problemas económicos
tampoco la literatura le ayudó mucho.
Durante esos años dejó la escritura para dedicarse a labores administrativas que
tampoco ayudaron a mejorar sus condiciones económicas.
Este es otro Cervantes, que ya no está orgulloso del esfuerzo bélico de los
españoles y sino que guarda un desencanto frente a la decadencia española.
Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.
Sin embargo, la alta estima que tenía a la poesía aparece una y otra vez a lo largo
y ancho de su creación.
Por lo que no es de extrañar que ni él mismo o sus coetáneos los dispusieran para
la impresión.
La mayor parte de su obra de publicó por esos años. (ya rondando en los
setentas).
Tres o cuatro días antes de morir escribió la dedicatoria de su última obra al conde
de Lemos:
¿Molinos de viento?
Ya me parece su demanda
El célebre fabulista francés hablando de las buenas novelas que más le agradan
exclama:
¡Cervantes me encanta!
El teatro de Cervantes:
La valoración crítica del teatro de Cervantes sólo ha sido valorada a partir de este
siglo.
De poetas no digo; buen siglo es éste. Muchos están en cierne para el año
que viene; pero ninguno hay tan malo como Cervantes, ni tan necio que
alabe a Don Quijote.
Es revelador, que en una edición del s. XVIII de la Numancia y Los tratos del
Argel, se subraya que son del mismo autor que del Quijote.
Puesto que es mejor ser loado por los poco sabios que loado por muchos
necios, no quiero sujetarme al confuso juicio del desvanecido vulgo
(Quijote, I, 1253).
De los dineros no hago caso […] más preciaría la fama, que cuanto hay,
porque es cosa de grandísimo gusto y de menos importancia ver salir
mucha gente de la comedia, todos contentos y estar el poeta que la
compuso a la puerta del teatro recibiendo parabienes de todos (Adjunta al
Parnaso, 105).
Aun así, Cervantes se debe considerar como el experimentador literario del Siglo
de Oro por antonomasia.
Por esto, en sus comedias, el movimiento escénico se detiene a menudo para dar
lugar al ahondamiento de las motivaciones emocionales, morales o psicológicas
de sus personajes.
Por ellos, los personajes suelen hablar más que actuar.
Sin embargo, esa tendencia a la inquirir en los aspectos más íntimos de sus
personajes es lo que le daría más encanto a sus novelas, produciendo un
desbordamiento del pensamiento que para el público del teatro sería pura
cavilación innecesaria.
Bibliografía
Osterc, Ludovik, Breve antología crítica del cervantismo, UNAM, México, 1992.