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DEL ORIGEN DE NUESTRA LENGUA

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Educación

El español se originó como un dialecto del latín en las zonas limítrofes entre Cantabria,
Burgos y La Rioja, provincias del actual norte de España, convirtiéndose en el principal
idioma popular del Reino de Castilla (el idioma oficial era el latín). De allí su nombre original
de idioma castellano, en referencia a la zona geográfica donde se originó.

Con la conquista de América, que era una posesión personal del monarca de Castilla, el
idioma castellano se expandió a través de todo el continente, desde California hasta la Tierra
del Fuego. En esa época no existía España como entidad unificada, sino una unión dinástica
de varios reinos y territorios con grados diversos de autonomía: la Corona de Castilla, los
reinos y territorios de la Corona de Aragón y el reino de Navarra.

El original idioma castellano derivó luego en numerosas variantes que, si bien respetan
el tronco principal, tienen grandes diferencias de pronunciación y vocabulario (los nombres
de las comidas, por ejemplo, son muy diferentes en distintos países). A esto hay que agregar
la influencia de los idiomas de las poblaciones nativas de América, como el aymará, náhuatl,
guaraní, chibcha, mapuche, maya y quechua, que en sus respectivos países han hecho
importantes contribuciones al vocabulario.

Aproximadamente un 94% del vocabulario del español de uso diario es de origen latino.
Sin embargo, como en caso de cualquier lengua, también tiene préstamos de otros idiomas
con los cuales se haya encontrado durante su historia de más de mil años.

De las lenguas prerromanas de la península (íbero, euskera, celta o tartesio) existen


algunas palabras ("barro", "perro", "cama", "gordo", "nava"...). La invasión de los visigodos
insertó bastantes nombres de pila ("Enrique", "Gonzalo") y sus respectivos apellidos, el sufijo
"-engo" en palabras como "realengo" y vocabulario referente a la guerra como "yelmo" y
"espía". Además, la ocupación musulmana dio paso a la adopción de, por ejemplo, el sufijo
"-í" de gentilismos tales como "israelí".

En el siglo XVI se introdujeron numerosos italianismos referentes a las artes, pero


también gran número de palabras indígenas o americanismos, como "yuca", "cacique",
"hamaca", "huracán", "tabaco", "cacao", "chocolate". En el XVIII, galicismos o palabras
tomadas del francés: "puré", "tisú", "menú", "peluquín", "maniquí", "buró", "carné", "gala",
"collage", "bricollage".

En el XX se acentúa muchísimo la presión del inglés en los campos de la tecnología, la


informática, la ciencia y el deporte: "set", "penalti", "fútbol", "e-mail", "internet", "software".

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